La esencia de Cristo es el amor

Conocer la esencia de Cristo te permite, por una parte, separar a Cristo encarnado de la humanidad corrupta, tratar y someterse a Dios en la carne como al Dios práctico y, por otra, te insta a percibir la obra práctica de Dios en la carne, Su expresión práctica de verdad y Su vida práctica entre la humanidad. Debes comprender la manera en la que Él purifica y salva a la humanidad, que no es un profeta, apóstol, un dispensador de profecías o una persona insignificante que envió Dios, sino Dios en la carne, Cristo y Dios mismo. Aunque esta carne forma parte de la humanidad, Él es una persona corriente con esencia divina. Es fundamental conocer esta esencia divina de la carne, cuanto menos, debes ser capaz de utilizar aquello que observas a fin de demostrar la esencia divina de Cristo. Para conocer la esencia divina de Cristo, debes comer y beber las palabras de Dios, experimentar Su obra y conocer Su carácter. Conocer la esencia de Dios en la carne les permite a las personas tener la certeza de que Dios sin duda se ha hecho carne y que su carne no es más que Dios. Esta es la única manera en la que las personas pueden lograr creer en Dios de manera genuina y alcanzar la auténtica sumisión y el verdadero amor, y solo cuando lo logres podrás asegurar que comprendes la esencia de Dios.

Hoy en día, la gente no conoce realmente a Cristo. Leen las palabras de Dios y reconocen que es la verdad y la expresión del Espíritu Santo, pero desprecian la carne por completo. No saben cuál es el origen de la carne ni la relación que existe entre la carne y el Espíritu. Muchas personas creen que la carne existe para expresar palabras, que se lo utiliza para hablar y obrar y que este es Su ministerio. Creen que la carne expresa palabras cada vez que Él se siente conmovido y que Su obra concluye en cuanto termina, como si fuera un mensajero. Si alguien cree esto, eso que reconocen y en lo que creen no es Dios en la carne ni Cristo, sino simplemente alguien similar a un profeta. Algunas personas también creen: “Cristo es una persona, y con independencia de la esencia de Su encarnación o el carácter de Dios que exprese, no puede representar plenamente a Dios en el cielo ni al Creador que gobierna el universo y todas las cosas. Puesto que Él es Dios en la carne y Dios en el cielo, que ha venido a la tierra, ¿por qué no hace milagros sobrenaturales? Si ejerce la autoridad, ¿por qué no destruye al gran dragón rojo?”. Aquellos que lo dicen no tienen entendimiento espiritual. No entienden el significado de que Dios se haga carne y mucho menos el alcance de la obra de gestión de Dios en la carne, quiénes son los objetos de Su salvación, lo que Él expresa ni lo que la gente debe saber. La esencia de Dios en la carne es la esencia de Dios, y Él puede hacer cualquier cosa en nombre de Dios. Él es Dios mismo y puede hacer todo lo que desee. Sin embargo, que Dios se haga carne esta vez para llevar a cabo la última etapa de la obra en el ámbito de Su gestión no tiene nada que ver con gobernar sobre todas las cosas o sobre las naciones, ni lo supone en absoluto. Por tanto, lo que debes saber es lo que la gente deberá enfrentar y puede entender durante esta etapa de obra, la esencia de esta, lo que Cristo tiene y es y la expresión de Su carácter. ¿Es aquello que Cristo expresa la esencia de Dios? ¿Es el carácter de Dios? Por supuesto que lo es. Pero ¿lo es todo? Ciertamente, no lo es todo. Es solo una parte pequeña y limitada, apenas lo que la gente puede ver a simple vista, con lo que puede entablar contacto y lo que su mente puede captar durante el período en que Dios se ha hecho carne. Esto no es todo, es solo la obra que se ha de realizar dentro del plan de Dios.

¿Cómo se puede explicar a Dios en la carne con mayor claridad? En pocas palabras, significa que Dios toma forma en la tierra, es el Espíritu de Dios vestido de carne como una persona normal. Si el Espíritu de Dios se presenta en carne, ¿sigue existiendo en otros lugares? Sí. Dios gobierna el universo y todas las cosas, y en todo el universo solo hay un Dios al mando. Él es todopoderoso, y ahora se ha hecho carne y ha venido a la tierra. Él no es como la gente lo imagina, que se hace carne y solo realiza su obra en la tierra y no se preocupa por hacerlo en ningún otro lugar. Una vez le pregunté a una hermana: “Ahora que Dios está en la tierra en la carne, ¿sigue habiendo algún Dios en el cielo?”. Lo pensó un momento y dijo: “Solo hay un Dios y en este momento está en la tierra, así que ahora no hay ningún Dios en el cielo”. De nuevo, se equivocaba. Dios gobierna sobre el universo y todas las cosas y Dios es espíritu, Él está aquí en la tierra, pero al mismo tiempo gobierna sobre todas las cosas en el cielo y realiza Su obra en la tierra. Volví a preguntar: “¿Significa eso que el Espíritu de Dios a veces también se marcha?”. Reflexionó un instante y dijo: “Tal vez deba irse y a veces la carne no se da cuenta. El Espíritu se va cuando la carne vive normalmente, y Él vuelve cuando es necesario que la carne hable. Tal vez el Espíritu se ocupa de otras cosas mientras la carne duerme, pero vuelve cuando esta se despierta, y habla y obran en conjunto. Si no hay obra que hacer, puede que la carne solo se dedique a realizar acciones humanas corrientes y se manifieste como un humano normal”. Esto es lo que piensa mucha gente. Hay otros que se preocupan y dicen: “No sé cómo se reparte el dinero de Dios, ¿es posible que se lo hayan dado en secreto a otra persona?”. Las mentes humanas son realmente complejas. ¿Cómo pueden aquellos con mentes malintencionadas esperar perseguir la verdad? En resumen, tanto conocer la esencia de Dios hecho carne como Su carácter no son tareas fáciles a la hora de conocer a Dios. Durante la obra de Dios en la carne, lo que sea que puedas experimentar y encontrar es lo que debes saber y no debes hacer suposiciones descabelladas sobre las cosas con las que no puedes llegar a entablar contacto. Por ejemplo: “Cuando la carne de Dios se marche, ¿en qué forma aparecerá y volverá a realizar Su obra? ¿Seguirá Él viniendo a nuestro encuentro en la tierra?”. Hoy en día, la mayoría de la gente presta atención a estas cosas externas que no tienen nada que ver con la esencia de Cristo; en realidad, es inútil comprenderlas. Hay algunas cosas que no necesitas conocer, lo harás cuando llegue el momento en que lo necesites. Resulta irrelevante que entiendas tales cosas y no causan el menor impacto en la fe en el Dios encarnado de las personas ni en la fe en Cristo o su compromiso con Cristo. Tampoco afectan en absoluto la búsqueda de la verdad por parte de las personas ni el adecuado cumplimiento del deber. Además, saberlo no serviría para incrementar tu fe. Los profetas mostraban señales y prodigios en el pasado, ¿y qué ganaba la gente? Lo único que se consiguió con eso fue que la gente reconociera la existencia de Dios. Por muchos milagros que hicieran, los profetas no son Dios, debido a que no tenían Su esencia. Dios en la carne, aunque no haga milagros, sigue siendo Dios porque tiene Su esencia. El hecho de que no muestre señales y prodigios no indica que no pueda hacerlo. Que sus palabras puedan lograr cualquier cosa es más poderoso que mostrar señales y prodigios; resulta incluso un milagro más significativo. Perseguir el conocimiento de la esencia y el carácter de Dios es muy importante, es muy beneficioso para vuestra entrada en la vida y es la senda correcta de la fe en Dios.

Debéis ser conscientes de que, mientras Dios obra en la carne, es cuando la gente puede apreciar y ver la mayor parte de lo que Dios tiene y es, Su esencia y Su carácter. Es la mejor oportunidad para conocer a Dios. En el pasado la gente hablaba acerca de conocer los actos y el carácter de Dios, pero le resultaba complicado porque no tenía acceso a Él. Cuando Moisés vio a Jehová aparecer ante él por aquel entonces, vio solo algunas de las cosas que Jehová hizo. ¿Cuánto conocimiento práctico tenía de Dios? ¿Era superior a lo que la gente sabe hoy? ¿Era más práctico que lo que la gente conoce ahora? Por supuesto que no. Dios reveló muchas de Sus obras durante Su obra en Israel. Mucha gente vio a Jehová realizar señales y milagros, y algunos incluso llegaron a ver la espalda de Jehová. Muchos vieron también ángeles. Sin embargo, ¿cuántas personas llegaron finalmente a conocer a Dios? ¡Muy pocas! Casi nadie conoció realmente a Dios. Solo la gente de los últimos días puede tener mucho conocimiento de Dios cuando experimenta Su obra mientras Él está en la carne, porque Dios le cuenta cara a cara qué obra realiza, cuál es el propósito de esta, cuáles son sus intenciones, cuál es Su actitud hacia la humanidad, cuáles son los estados y las esencias de la humanidad corrompida por Satanás, etcétera. Solo mediante estas palabras reveladoras puede la gente darse cuenta de que Dios es realmente así de práctico y real, que sin duda Él tiene tales intenciones hacia la humanidad y que ciertamente posee este carácter. Efectivamente, Sus obras son maravillosas, Su sabiduría es profunda y Su misericordia para con la humanidad es real. Todas estas palabras que Dios ha pronunciado dan testimonio de Su obra, de Su amor y Su carácter, y de Sus actos. Experimentamos estas cosas de primera mano al experimentar la obra de Dios. Las palabras de Dios son muy prácticas y reales. La gente experimenta que el amor y la tolerancia de Dios por la humanidad son realmente infinitos. Su intención de salvar a la gente se manifiesta en Su obra y en las palabras que pronuncia para que la gente lo sienta en una experiencia real. Por tanto, solo se puede llegar al conocimiento de la esencia del Dios hecho carne durante el periodo en el que Dios obra en la carne, y cualquier cosa que entiendas en otro momento no es práctica. Después de que Dios complete Su obra en la carne y se marche, Su obra no será tan práctica para ti como lo es ahora, cuando tratas de experimentarla. Esto se debe a que en la actualidad puedes ver y tocar la obra de Dios en la carne. Él también está constantemente realizando Su obra en presencia de las personas y estas han experimentado cómo Dios habla y obra. La experiencia de Pedro en aquel tiempo no fue tan real como es hoy la vuestra. Pedro siguió a Jesús y experimentó todo lo práctico y precioso de Dios durante Su obra en Judea, pero como no tenía demasiada estatura, lo que experimentó fue superficial. Cuando Jesús se marchó, Pedro reflexionó con detenimiento y saboreó Sus palabras, profundizó su comprensión y recibió más. Durante Su obra, Jesús también expresó algo de lo que Dios tiene y es, Su amorosa bondad, Su misericordia, Su salvación para la humanidad y Su infinita tolerancia y gracia para con ellos. Las personas que lo siguieron pudieron entonces experimentar algunas de estas cosas, y las que vinieron después nunca pudieron hacerlo tan profundamente como las de aquel entonces. Además, cuando en esos días el Espíritu Santo conmovía a las personas y estas oraban a Dios y captaban Sus intenciones, experimentaban algo vago y borroso. A veces era difícil de captarlo con precisión, y nadie podía estar seguro de que lo comprendieran con exactitud. Por eso, cuando Pedro fue finalmente arrestado y encarcelado, algunos incluso buscaron la manera de sacarlo de allí. De hecho, la intención de Jesús en aquel momento era que Pedro fuera crucificado como testimonio final. Su viaje había llegado a su fin y Dios dispuso que ofreciera testimonio de esta manera para que tuviera un buen destino. Esa fue la senda que tomó Pedro. Cuando Pedro llegó al final de su senda, todavía no entendía la verdadera intención de Jesús. Solo entendió lo que Jesús quiso decir cuando Él se lo dijo. Entonces, si quieres entender la esencia de Dios, lo más beneficioso es hacerlo mientras Dios está en la carne. Puedes ver, tocar, oír y sentir profundamente. Si tratas de percibir y recordar cómo obra el Espíritu Santo después de que la obra de Dios encarnado haya terminado, tu experiencia no será tan profunda y todo lo que comprendas será superficial. En ese momento, Él solo podrá refinar las actitudes corruptas de las personas. Una vez refinadas, las personas son capaces de entender la verdad con un poco más de profundidad y de usar la que han obtenido como base para sus vidas para así transformar el carácter corrupto que hay en ellas. Pero no importa cuánto busques amar y conocer a Dios, no harás tanto progreso. Existe un límite para el progreso humano y dista mucho de alcanzar los beneficios de conocer a Dios mediante la experiencia de la obra de Dios en la carne. Dios ha expresado mucha verdad mientras está en la carne, y muchas personas ven, pero no entienden, y oyen, pero no saben. Son personas desconsideradas y sin entendimiento espiritual. Las personas carecen de conciencia y razón y no son capaces de percibir cuánto Dios las ama y las tolera. Son tan insensibles que solo ganan algo de entendimiento y empiezan a caminar por la senda correcta cuando la obra de Dios ha terminado.

¿Cuál es la esencia de Cristo? Para los humanos, la esencia de Cristo es el amor. Para los que lo siguen, es un amor ilimitado. Si Él no tuviera amor o misericordia, entonces la gente no sería capaz de seguirlo hasta ahora. Algunas personas dicen: “Pero Dios también es justo”. Es verdad que Dios es justo, pero en lo referente a Su carácter, Su justicia se expresa principalmente a través de Su odio hacia el carácter corrupto de la humanidad, Su maldición a los diablos y Satanás, y el hecho de que no permita que nadie ofenda Su carácter. Entonces, ¿alberga amor Su justicia? Bueno, ¿acaso no es amor Su juicio y la purificación de la corrupción de las personas? Para salvar a la humanidad, Dios ha soportado con gran paciencia una inmensa humillación. ¿Acaso no es eso amor? Por tanto, seré franco con vosotros, en la obra que Dios hace por la humanidad mientras está en la carne, lo más obvio y notorio en Su esencia es el amor; es una tolerancia infinita. Si no se tratara de amor, y fuera como os imagináis, que Dios fulmina a la gente cuando lo desea, o que sanciona, maldice, juzga y castiga al que odia, ¡mostraría extrema dureza! Si Él se enfadara con alguien, la gente temblaría de miedo y no podría ponerse delante de Él… Esta es solo una de las maneras en que se expresa el carácter de Dios. Al final, Su objetivo sigue siendo la salvación, y Su amor fluye a través de todas las actitudes que Él revela. Ahora pensad un poco, ¿qué es lo que más revela Dios durante Su obra en la carne? Amor, paciencia. ¿Qué es la paciencia? La paciencia es tener misericordia, porque en su interior hay amor. Dios puede sentir misericordia hacia las personas porque tiene amor, y todo ello es para salvar a las personas. Es como cuando una pareja casada que se ama de verdad pasa por alto los defectos y las faltas del otro. Cuando tu cónyuge te hace enfadar, lo sobrellevas, y todo eso se construye sobre la base del amor. Si fuera odio, entonces no tendrían esta actitud ni revelarían tales cosas, y no se producirían esta clase de resultados. Si Dios solo tuviera odio e ira, o solo juzgara y castigara sin amor, no estaríamos en la situación que veis ahora, y todos os encontraríais en problemas. ¿Sería Dios todavía capaz de ofreceros la verdad? En cuanto la obra de juicio y castigo estuviera terminada, las personas que no aceptaran la verdad en lo más mínimo serían maldecidas. Aunque no murieran inmediatamente, se pondrían enfermos, acabarían impedidos, dementes o ciegos, y se prestarían a ser pisoteados por espíritus malvados y demonios inmundos. No serían como son ahora. Así pues, habéis disfrutado mucho del amor de Dios y de Su tolerancia, misericordia y amorosa bondad. Sin embargo, la gente no piensa nada de esto y cree que: “Así es como Dios debe ser con la gente. Dios también tiene justicia e ira, y hemos experimentado ambas”. ¿Las has experimentado en realidad? Si así hubiere sido, ya habrías muerto. ¿Dónde estaría la humanidad hoy? El odio, la ira y la justicia de Dios se expresan a partir del deseo de brindarle la salvación a este grupo de personas. Este carácter también incluye el amor y la misericordia de Dios, así como Su gran paciencia. Este odio implica la sensación de no tener otra opción, e incluye una preocupación y esperanza ilimitadas por la humanidad. El odio de Dios se dirige hacia la corrupción de la humanidad, y la rebeldía y el pecado de las personas. Es unilateral y se basa en el amor. Solo hay odio porque existe el amor. El odio de Dios por la humanidad es diferente de Su odio por Satanás, puesto que Dios salva a las personas, pero no a Satanás. El carácter justo de Dios siempre ha estado ahí. La ira, la justicia y el juicio siempre han estado presentes; no solo estaban allí cuando Él los ejerció sobre la humanidad. Este era el carácter de Dios antes de que los seres humanos siquiera lo percibieran, y solo supieron que la justicia de Dios era así después de conocerla. En realidad, ya sea que Dios se muestre justo, majestuoso o iracundo, o que realice todo tipo de obras para la salvación de la humanidad, todo se debe al amor. Algunas personas dicen: “Entonces, ¿cuánto amor nos brinda?”. No se trata de cuánto; en realidad, el cien por cien es amor. Si fuera menos, la humanidad no se salvaría. Dios ha dedicado todo Su amor a la humanidad. ¿Por qué Dios se hizo carne? Ya se ha dicho antes que Dios no ahorra esfuerzos para salvar a la humanidad, y Su encarnación incluye todo Su amor. Esto os muestra que la rebeldía de la humanidad hacia Dios es extrema y dado que esta no tiene esperanza de salvación, Él no tuvo más remedio que encarnarse para ofrecerse a la humanidad. Dios ha ofrecido todo su amor. Si no amara a la humanidad, no se habría hecho carne. Dios podría haber lanzado truenos desde los cielos, podría haber desatado Su majestad e ira directamente, y los humanos hubieran caído fulminados. No habría habido necesidad de que Dios se tomara la molestia, pagara tal precio o sufriera tal humillación en la carne. Este es un ejemplo obvio. Prefirió sufrir dolor, humillación, abandono y persecución para salvar a la humanidad. Incluso en un entorno tan hostil, Él ha venido a salvar a la humanidad. ¿No es este el amor más grande? Si Dios solo fuera justo y estuviera lleno de un odio sin límites hacia la humanidad, entonces no se habría hecho carne para realizar Su obra. Podría haber aguardado a que la humanidad se hubiera corrompido al máximo para aniquilarla y acabar con esto de una vez por todas. Dios se hizo carne para salvar a estos humanos tan extremadamente corruptos, porque ama a la humanidad y porque siente un gran amor por ella. Después de pasar por el juicio y el castigo de Dios y conocer sus naturalezas, muchas personas dicen: “Todo ha terminado para mí. Nunca podré ser salvado”. Solo te das cuenta de que Dios realmente tiene la máxima paciencia y amor por las personas cuando crees que no puedes ser salvado. ¿Qué sería de la gente sin el amor de Dios? Dios todavía habla con vosotros a pesar de que la naturaleza humana se ha vuelto tan corrupta. Cada vez que haces una pregunta, Él se apresura a responder porque teme que la gente no entienda, se descarríe o se vaya a los extremos. Con todo esto, ¿aún no comprendéis lo grande que es el amor de Dios por la humanidad?

En la actualidad, muchas personas comentan: “¿Por qué Dios en la carne permanece en la Tierra ahora que Su obra ha concluido? ¿Es posible que exista otra etapa en la obra? ¿Por qué no se apresura y realiza la siguiente etapa de la obra?”. Por supuesto, esto tiene sentido. ¿Qué efecto produjeron en la gente el sinnúmero de palabras que ha pronunciado Dios en la carne? La gente solo ha oído y recuerda Sus palabras, pero no ha logrado la entrada en muchas de ellas, y no hay en ellos un cambio evidente. En el estado en que os encontráis ahora, seguís sin conocer gran parte de la verdad y entrar en la realidad resulta sencillamente imposible. Dado que Dios se ha hecho carne para hacer obra y decir muchas palabras, ¿cuál creéis que es Su propósito? ¿Cuál es el resultado final? Si Él comenzara ahora la siguiente etapa de la obra y dejara a estas personas a su suerte, la obra quedaría a mitad de camino. La obra de Dios en la carne debe realizarse en dos etapas completas para salvar totalmente a las personas. Al igual que en la Era de la Gracia, llegó Jesús y pasaron treinta y tres años y medio desde Su nacimiento hasta que fue clavado en la cruz y ascendió al cielo. Esto no es mucho tiempo respecto al lapso de vida normal de un ser humano, pero no es poco respecto al de Dios en la tierra. Treinta y tres años y medio es absolutamente insoportable. Dios en la carne tenía la esencia y el carácter de Dios, y vivió con la humanidad corrupta durante treinta y tres años y medio, y fue doloroso. Ya lo tratara bien la gente o no, ya tuviera o no un lugar donde apoyar Su cabeza, dejando todo esto de lado, aunque Su cuerpo no hubiera sufrido demasiado sufrimiento físico, a Dios le resultó doloroso vivir junto con los humanos porque no son de la misma clase. Por ejemplo, si la gente viviera todo el día con cerdos, al cabo de un tiempo se volvería terriblemente molesto porque no son de la misma especie. ¿Qué lenguaje podrían compartir los humanos y los cerdos? ¿Cómo podrían convivir entre los cerdos sin sufrir? Incluso a un marido y a una mujer les resulta aborrecible vivir juntos si no están en completa armonía el uno con el otro. Los treinta y tres años y medio que Dios pasó en la tierra en la carne fueron algo extremadamente doloroso en sí mismo, y nadie podía entenderlo. La gente incluso piensa: “Dios en la carne puede hacer y decir lo que quiera, y mucha gente lo sigue. ¿Qué lo aflige? Simplemente, no tiene un lugar donde apoyar Su cabeza, y Su carne soporta un poco de dolor y sufrimiento. No me parece que sea tan doloroso”. Es cierto, los humanos pueden soportar y aguantar estos sufrimientos, y Dios en la carne no es una excepción. Él también puede soportarlo, y no le supone un gran sufrimiento. La mayor parte del sufrimiento que soporta resulta de convivir con una humanidad corrompida hasta el extremo, soporta el ridículo, el insulto, el juicio y la condena de todo tipo de personas, así como la persecución de los demonios, y el rechazo y la hostilidad del mundo religioso, que crean heridas en el alma que nadie podría compensar. Es doloroso. Salva a la humanidad corrupta con inmensa paciencia, ama a la gente a pesar de Sus heridas, y esta es una labor tremendamente dolorosa. La resistencia despiadada por parte de la humanidad, la condena y la calumnia, las falsas acusaciones, el acoso y la persecución, y sus hostigamientos y asesinatos, hacen que la carne de Dios realice esta obra a costa de grandes riesgos para Sí. ¿Quién podría comprenderlo mientras sufre estos dolores? ¿Quién podría consolarlo? Los seres humanos apenas se interesan y probablemente se quejen o lo traten con apatía e indiferencia. ¿Cómo no va a sufrir por ello? Siente un gran dolor en Su corazón. ¿Podrían unas pocas comodidades materiales compensar el daño que la humanidad le causó a Dios? ¿Crees que comer y vestir bien es la felicidad? Es un punto de vista ridículo. El Señor Jesús hizo Su obra en la tierra y vivió durante treinta y tres años y medio, y solo fue liberado después de ser crucificado y resucitado de entre los muertos, y aparecer entre los humanos durante cuarenta días, poniendo fin a Sus dolorosos años de vida entre la humanidad. No obstante, el corazón de Dios seguía sintiendo el mismo dolor debido a su preocupación por el destino de las personas. Nadie podría entender ni soportar este dolor. El Señor Jesús fue crucificado para cargar con los pecados de todas las personas, de modo que la humanidad adquiriera una base para la salvación. Él redimió a la humanidad de las manos de Satanás mediante Su crucifixión, y solo terminó Su dolorosa existencia en este mundo después de haber completado toda Su obra de redención. Una vez que completó toda Su obra, no se demoró ni siquiera un día. Solo se apareció ante la gente para que todos supieran que Dios realmente había cumplido la obra de redención para la humanidad y completado Su plan en la carne. No se habría ido si alguna parte de la obra estuviera incompleta. En la Era de la Gracia, Jesús decía a menudo: “Todavía no ha llegado mi hora”. Esto significaba que su obra no había llegado a su término. Es decir, la obra de Dios en la carne no es simplemente ir y caminar de un lugar a otro, hablar, indagar acerca de la vida de la iglesia y decir todo lo que hay que decir, como la gente se imagina. Después de que Dios en la carne haya terminado Su obra y dicho todas estas cosas, Él debe todavía aguardar los resultados finales, los resultados que se lograrán en virtud de lo que dijo y observar cómo será la humanidad después de obtener la salvación. ¿No es lógico? ¿Abandonaría simplemente esta obra después de haber pagado tan arduo precio? Debe perseverar hasta el final, y solo una vez que obtuviere resultados se quedaría tranquilo para continuar con el siguiente paso de la obra. La obra de Dios y Su plan de gestión son cosas que únicamente Él puede realizar. En qué se convierte finalmente la humanidad, los que lo siguen y los que se salvan y cuántas personas están de acuerdo con Sus intenciones, cuántas lo aman, lo conocen y lo adoran de verdad y cuántas se dedican a Él son cuestiones que deben arrojar un resultado. No es en absoluto como se lo imagina la gente cuando dice: “Una vez que la obra de Dios en la tierra se complete, Él debería divertirse. ¡Podría tener una vida libre y fácil!”. Entérate de esto: no es una vida libre y fácil, ¡es insoportable! Algunas personas no entienden y piensan: “Si Dios ha hecho Su obra en la carne y ya no habla, ¿significa eso que Su Espíritu se ha marchado?”. Así, empiezan a dudar de Dios. También hay algunos que dicen: “Después de que Dios finaliza Su obra en la carne y termina de hablar, ¿es absolutamente necesario que espere?”. Así es. La obra de Dios en la carne tiene un alcance específico. No es como imagina la gente, que todo termina cuando finaliza la obra y el Espíritu Santo es simplemente capaz de realizarla. No es así. Es necesario que la carne guíe y se ocupe de ciertas cosas personalmente. Nadie puede hacerse cargo de ellas, y ese es el sentido de la obra de Dios en la carne. ¿Lo entendéis? En el pasado le dije a cierta gente, con enfado: “Llevarse bien con vosotros es un suplicio”. Algunos respondieron: “Si no quieres estar aquí con nosotros, ¿por qué sigues aguardando?”. Este es el amor de Dios por la humanidad. ¿Podría Dios haberlo soportado hasta ahora sin amor? A veces se enfada y habla con dureza, pero no por ello hace menos en Su obra. No deja ningún paso sin cumplir. No se abstendrá de hacer la obra que hay que hacer ni de decir lo que hay que decir. Él hace y dice todo lo que debe hacerse y decirse. Algunas personas se preguntan: “¿Por qué Dios no habla tanto como antes?”. Porque esos pasos de la obra han concluido, y el paso final es aguardar. Yo solo estoy haciendo la obra de guía, y tengo que preocuparme de todo lo que pueda. ¿Por qué siempre he estado mal de salud en esta última fase? Esto también es significativo. Para cargar con parte de la enfermedad y del dolor de la humanidad. Dios en la carne puede experimentar una enfermedad o un dolor, pero todo esto llega por etapas. La obra que no es necesario hacer se ve limitada por los padecimientos de la carne y no se puede realizar, y entonces la carne debe soportar cierto sufrimiento cuando llega el momento. Sin tantas limitaciones, Él siempre querría hablar más con la humanidad y ofrecerle más ayuda, porque está haciendo la obra de la salvación. Lo que ha revelado la obra de Dios en la carne de principio a fin es todo el amor de Dios. La esencia de Su obra es el amor, y Él ofrece absolutamente todo lo que tiene por la humanidad.

Invierno de 1999

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