176 Dios se hizo carne para obrar a causa de las necesidades del hombre

La única razón por la que el Dios encarnado ha venido a la carne

es por causa de las necesidades del hombre corrupto.

Es por causa de las necesidades del hombre, no por las de Dios,

y todos Sus sacrificios y sufrimientos son por el bien de la humanidad

y no por el bien de Dios mismo, no por el bien de Dios mismo.

No hay pros y contras o recompensas para Dios;

Él no va a segar una cosecha futura

sino solo lo que desde el principio se le debía.

Todo lo que hace y sacrifica por la humanidad

no es para que pueda ganar grandes recompensas

sino solo por el bien de la humanidad, solo por el bien de la humanidad.

Aunque la obra de Dios en la carne implica muchas dificultades inimaginables,

los resultados que esta logra al final exceden por mucho

los de la obra hecha directamente por el Espíritu.


La obra de la carne conlleva muchas dificultades

y la carne no puede poseer la misma identidad grandiosa que el Espíritu,

no puede llevar a cabo los mismos hechos sobrenaturales que el Espíritu,

mucho menos puede poseer la misma autoridad que este.

Aun así, la esencia de la obra hecha por esta carne común y corriente

es muy superior a la de la obra hecha directamente por el Espíritu,

y esta misma carne es la respuesta a las necesidades de toda la humanidad.

Para cualquiera que busca la verdad y anhela la aparición de Dios,

la obra del Espíritu puede solo proporcionar una emoción o una inspiración,

y una sensación de asombro por ser ella inexplicable e inimaginable,

una sensación de que es grandiosa, trascendente y admirable

aunque también inasequible e inalcanzable para todos.


La obra de la carne le ofrece al hombre objetivos prácticos que buscar,

palabras claras y una sensación de que Él es práctico y normal, humilde y corriente.

Aunque el hombre pueda tenerle miedo,

a la mayoría de la gente le es fácil relacionarse con Él:

el hombre puede contemplar Su rostro y oír Su voz

y no tiene que contemplarlo desde lejos.

Esta carne se siente accesible para el hombre,

no resulta distante o insondable, sino visible y palpable,

porque esta carne está en el mismo mundo que el hombre.

Aunque la obra de Dios en la carne

implica muchas dificultades inimaginables,

los resultados que esta logra al final exceden por mucho

los de la obra hecha directamente por el Espíritu.


de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios encarnado

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