5. La diferencia entre seguir a Dios y seguir a las personas
Las palabras relevantes de Dios:
Al seguir a Dios, todo debería ser según Sus palabras actuales, y esto es de vital importancia: ya sea que estéis buscando la entrada en la vida o satisfacer las intenciones de Dios, todo se debería centrar alrededor de las palabras actuales de Dios. Si aquello de lo que hablas y en lo que buscas entrar no gira en torno a las palabras actuales de Dios, entonces eres un extraño a Sus palabras y careces por completo de la obra del Espíritu Santo. Lo que Dios quiere son personas que sigan Sus pasos. No importa qué asombroso y puro sea lo que hayas entendido antes, Dios no lo quiere y si no puedes hacer a un lado esas cosas, entonces, en el futuro, serán un enorme obstáculo para tu entrada. Todos los que pueden seguir la luz actual del Espíritu Santo son benditos. Las personas de eras pasadas también siguieron los pasos de Dios, pero no pudieron continuar hasta hoy; esta es la bendición de las personas de los últimos días. Los que pueden seguir la obra actual del Espíritu Santo y que pueden seguir los pasos de Dios, de tal manera que lo sigan dondequiera que Él los guíe, estas son las personas a las que Dios bendice. Los que no siguen la obra actual del Espíritu Santo no han entrado en la obra de las palabras de Dios y, no importa cuánto trabajen o cuán grande sea su sufrimiento o cuánto vayan de aquí para allá, esto no significa nada para Dios y Él no los aprobará.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra más reciente de Dios y seguir Sus huellas
Algunas personas no aman la verdad y, mucho menos, el juicio. En cambio, aman el poder y las riquezas; a tales personas se les llama buscadores de poder. Buscan exclusivamente las denominaciones que tienen poder en el mundo y solo buscan a pastores y maestros que provienen de seminarios. A pesar de haber aceptado el camino de la verdad, son, en parte, escépticos e incapaces de entregar todo su corazón y toda su mente; y de su boca salen palabras de gastarse para Dios, pero sus ojos se enfocan en los grandes pastores y maestros, y ni siquiera miran dos veces a Cristo. Su mente está llena de pensamientos de fama, provecho y gloria. Piensan que no es posible que una persona tan pequeña pueda ser capaz de conquistar a tantos, que alguien tan común y corriente sea capaz de perfeccionar al hombre. Ellos no creen en absoluto que estos “don nadie” que están entre el polvo y el estiércol sean el pueblo escogido por Dios. Ellos creen que si tales personas fueran los objetos de la salvación de Dios, el cielo y la tierra estarían de cabeza y todos los hombres se reirían a mandíbula batiente. Ellos creen que si Dios eligió a tales personas para ser perfeccionadas, entonces esos grandes hombres se convertirían en Dios mismo. Sus perspectivas están manchadas de incredulidad; más que no creer, son simplemente bestias irracionales. Y es que solo valoran el estatus, el prestigio y el poder, y solo tienen en alta estima a los grandes grupos y denominaciones y no tienen la menor consideración hacia quienes son dirigidos por Cristo. Simplemente son traidores que le han dado la espalda a Cristo, a la verdad y a la vida.
No admiras la humildad de Cristo, sino que veneras a esos falsos pastores de destacada posición. No adoras la belleza ni la sabiduría de Cristo, sino que te agradan esos licenciosos que transigen con la inmundicia del mundo. Solo te burlas del dolor de Cristo por no tener ningún lugar para reclinar Su cabeza, pero admiras a esos cadáveres que cazan ofrendas y viven en el libertinaje. No estás dispuesto a sufrir junto a Cristo, pero te lanzas con gusto a los brazos de esos anticristos temerarios y obstinados a pesar de que solo te suministran carne, palabras y control. Incluso ahora, tu corazón sigue volviéndose a ellos, a su reputación, su estatus, sus fuerzas. Y, sin embargo, continúas adoptando una actitud de encontrar la obra de Cristo difícil de aceptar y no estar dispuesto a aceptarla. Es solo por esto que digo que careces de la fe de reconocer a Cristo. La razón por la que lo has seguido hasta el día de hoy es solo porque no tenías otra opción. En tu corazón siempre se erigen muchas imágenes nobles; no puedes olvidar cada una de sus palabras y obras, así como tampoco sus influyentes palabras y manos. En vuestro corazón, ellos son supremos por siempre y eternamente héroes. Pero esto no es así para el Cristo de hoy. En tu corazón, Él siempre es insignificante e indigno de temor. Porque Él es demasiado común, tiene muy poca influencia y está lejos de ser elevado.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres un verdadero creyente en Dios?
Fragmentos de sermones y comunicaciones para referencia:
Seguir a Dios quiere decir escuchar a Dios en todo, obedecer todos los arreglos de Dios, actuar conforme a las palabras de Dios y aceptar todo lo que venga de Dios. Si crees en Dios, entonces debes seguir a Dios; sin embargo, sin darse cuenta de esto, la mayoría de las personas cuando creen en Dios siguen a las personas, que es tanto ridículo como trágico. Estrictamente hablando, a quien sea que las personas sigan es en quien creen. Aunque algunas personas creen en Dios solo de nombre, en sus corazones no hay Dios; en sus corazones adoran a sus líderes. Escuchar a los líderes, e incluso ir tan lejos como negar los arreglos de Dios, es la manifestación de creer en Dios pero seguir a las personas. Antes de que hayan obtenido la verdad, la creencia de todos es tan enredada y confusa como esto. Incluso son completamente ignorantes de lo que significa seguir a Dios y no pueden distinguir la diferencia entre seguir a Dios y seguir a las personas. Solo creen que quien sea que les hable doctrinas que sean buenas y altas es su padre o su madre; para ellos, quien quiera que tenga leche es su madre y quien quiera que tenga poder es su padre. Así de patéticos son. Se puede decir que, en varios grados, este es el estado espiritual de la mayoría de las personas.
¿Qué significa seguir a Dios? ¿Y cómo lo pones en práctica? Seguir a Dios no sólo implica orar y alabar a Dios; lo más importante es comer y beber Sus palabras y vivir de acuerdo con ellas, actuar de acuerdo con la verdad, encontrar una senda de experiencia de vida en Sus palabras, aceptar Su comisión, llevar a cabo cada uno de tus deberes adecuadamente y caminar la senda delante de ti como según la guía del Espíritu Santo. En particular, en las coyunturas críticas, cuando te ocurren problemas importantes, existe una necesidad aún mayor de buscar las intenciones de Dios, de ser cauteloso para no ser engañado por las doctrinas del hombre y de no caer bajo el control de nadie. “Aquello que proviene de Dios obedezco y sigo, pero si proviene de la voluntad del hombre, lo rechazo firmemente; cuando lo que predican los líderes o colaboradores está en conflicto con los arreglos de Dios, entonces sigo absolutamente a Dios y rechazo a las personas. Si está completamente de acuerdo con los arreglos y la voluntad de Dios, entonces puedo escucharlo”. Las personas que practican de esta manera son las que siguen a Dios.
¿Y qué quiere decir seguir a las personas? Quiere decir que una persona sigue al uno a quien adora. En su corazón, Dios no tiene mucho lugar; simplemente se pone la señal de ser un creyente en Dios. Todo lo que hace es imitar a las personas y seguir su ejemplo. Sobre todo en los asuntos importantes, deja que las personas tomen las decisiones y deja que las personas dicten su destino. Él mismo no busca los deseos de Dios y no aplica el discernimiento a lo que dicen las personas. Siempre y cuando lo que digan parezca razonable, independientemente de si lo que dicen se conforma a la verdad, lo acepta todo y lo obedece. Este es el comportamiento de un seguidor de los hombres. Su fe en Dios no tiene principios y no hay verdad en su manejo de los asuntos. Obedece a cualquiera que hable razonablemente. Si su ídolo toma una senda equivocada, lo seguirá hasta el final. Si Dios condena a su ídolo, tendrá una opinión acerca de Dios, aferrándose con fuerza a su ídolo. Su razón es que debe obedecer a quienquiera que esté a cargo de él. El poder más cercano es mejor que el poder más alto. Esta es simplemente la lógica de un necio. Aquellos que siguen al hombre realmente son así de desconcertados.
Extracto de La comunicación desde lo alto
Muchas personas creen en Dios pero no saben lo que quiere decir obedecer a Dios y piensan que escuchar a sus líderes en todas las cosas es lo mismo que obedecer a Dios. Tales puntos de vista son totalmente absurdos, porque el origen de su obediencia está equivocado. Consideran que escuchar a sus líderes es obedecer a Dios. Creer en Dios de acuerdo a estos puntos de vista es creer en Dios solo de nombre; en realidad, estas personas creen en las personas. […]
Cuando creemos en Dios, Dios debe tener una posición de liderazgo en nuestros corazones, debemos entregarle a Dios el control en todos los asuntos, debemos buscar la voluntad de Dios en todo, nuestras acciones deben estar de acuerdo con las palabras de Dios y de acuerdo con la guía del Espíritu Santo, y debemos obedecer todo lo que venga de Dios. Si escuchas a las personas, entonces esto prueba que Dios no tiene lugar en tu corazón, que solo las personas tienen un lugar en tu corazón. Nada es más importante para las personas que buscar la verdad y entender la voluntad de Dios. Si no te enfocas en buscar los designios de Dios y comprender la voluntad de Dios, entonces la tuya no es una verdadera obediencia. No importa qué tan bien suene, si siempre escuchas a las personas, entonces en sustancia estás obedeciendo a las personas, que para nada es lo mismo que obedecer a Dios. De hecho, si los que creen en Dios pueden entender el significado de Dios directamente de Sus palabras, si pueden encontrar su propio camino para practicar en Sus palabras, y comunican la verdad y entienden la verdad en Sus palabras, después de lo cual lo ponen en práctica, y si en el momento clave pueden orar más y buscar la guía del Espíritu Santo y obedecer los designios del Espíritu Santo, esto es verdaderamente obedecer a Dios. Los que obedecen a Dios buscan la senda en las palabras de Dios, sus problemas se resuelven en las palabras de Dios y actúan en medio de la guía del Espíritu Santo; esto es verdaderamente obedecer a Dios. Los que escuchan a sus líderes en todo seguro se han alejado de Dios en sus corazones. Lo que es más, no están en paz delante de Dios, no son los que viven delante de Dios y buscan la verdad, no tienen ninguna relación con Dios y el principio detrás de sus acciones es escuchar a quien quiera que diga las cosas correctas, en tanto que sea un líder, obedecerán. Esa práctica es ridícula. No tienen ni la verdad ni la habilidad para diferenciar y solo pueden establecer lo que está bien o mal de acuerdo a sus concepciones o cerebros, así que, ¿cómo pueden saber si se conforma a la verdad? Si creen en Dios de acuerdo a esos puntos de vista, entonces jamás en su vida van a entender la verdad ni van a llegar a conocer a Dios. Tales formas de creencia se puede decir que son creer en su propio cerebro y caminar su propia senda y no tienen ninguna relación con el Dios práctico.
Extracto de La comunicación desde lo alto