La entrada en la vida I
Palabras diarias de Dios Fragmento 374
Dios Todopoderoso, la Cabeza de todas las cosas, ejerce Su poder real desde Su trono. Él gobierna sobre el universo y sobre todas las cosas y nos está guiando en toda la tierra. Estaremos cerca de Él en todo momento, y vendremos delante de Él en quietud; sin perder nunca ni un solo momento, y con lecciones que aprender en cada instante. El ambiente circundante, así como las personas, los acontecimientos y las cosas, existen con el permiso de Su trono. No dejes, bajo ninguna circunstancia, que surjan quejas en tu corazón, o Dios no te concederá Su gracia. Cuando la enfermedad llega, esto es el amor de Dios, y Sus buenas intenciones sin duda están presentes en ello. Aunque tu carne padezca un poco de sufrimiento, no aceptes ideas de Satanás. Alaba a Dios en medio de la enfermedad y disfruta a Dios en medio de tu alabanza. No flaquees ante la enfermedad, sigue buscando una y otra vez y nunca te rindas, y Dios te iluminará y te esclarecerá. ¿Cómo era la fe de Job? ¡Dios Todopoderoso es un médico omnipotente! Vivir en la enfermedad es estar enfermo, pero vivir en el espíritu es estar sano. Mientras tengas aliento, Dios no te dejará morir.
Dentro de nosotros tenemos la vida resucitada de Cristo. Ciertamente, nos falta fe en la presencia de Dios: ojalá que Dios ponga la verdadera fe dentro de nosotros. ¡La palabra de Dios es verdaderamente dulce! ¡La palabra de Dios es medicina potente! ¡Avergüenza a los diablos y a Satanás! Captar la palabra de Dios nos da apoyo. ¡Su palabra actúa rápidamente para salvar nuestros corazones! Disipa todas las cosas y pone todo en paz. La fe es como un puente de un solo tronco: aquellos que se aferran a la vida y temen a la muerte tendrán dificultades para cruzarlo, pero aquellos que están dispuestos a dar sus vidas pueden pasar con paso seguro y sin preocupación. Si la gente alberga pensamientos asustadizos y de temor es porque Satanás la ha embaucado; este teme que crucemos el puente de la fe para entrar en Dios. Satanás está intentando por todos los medios posibles enviarnos sus pensamientos. Debemos orar en todo momento para que Dios nos ilumine y nos esclarezca, y siempre debemos confiar en Dios para limpiar el veneno de Satanás que hay dentro de nosotros, practicar en nuestro espíritu en todo instante cómo acercarnos a Dios y dejar que Dios domine todo nuestro ser.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo al principio, Capítulo 6
Palabras diarias de Dios Fragmento 375
Cuando las personas carecen de perspectiva respecto a las cosas que les suceden y no saben qué corresponde hacer, ¿por dónde deberían empezar? Primero deben orar; la oración es lo primero. ¿Qué demuestra la oración? Que eres devoto, que en cierta medida posees un corazón temeroso de Dios, y que sabes que debes buscar a Dios, lo que demuestra que lo pones en primer lugar. Cuando Dios está en tu corazón y ocupa un lugar en él y cuando eres capaz de someterte a Él, eres un cristiano devoto. Hay muchos creyentes ancianos que se arrodillan a diario para orar a la misma hora. Lo hacen durante una o dos horas en cada ocasión, pero aunque se hayan arrodillado así muchos años, eso no ha resuelto muchos de sus problemas de pecado. Olvidemos primero si esa oración religiosa es útil. Al menos estos hermanos y hermanas mayores son algo devotos. Son mucho mejores que los jóvenes en esto. Si quieres vivir ante Dios y experimentar Su obra, lo primero que debes hacer cuando te ocurre algo es orar. Orar no se trata solo de cantar mecánicamente frases memorizadas y ya está; así no llegarás a ningún lado. Tienes que practicar para orar con el corazón. Puede que ores de este modo ocho o diez veces sin conseguir mucho, pero no te desanimes: debes seguir practicando. Ora primero cuando te ocurra algo. Díselo primero a Dios y deja que Él se encargue. Deja que Él te ayude, deja que te guíe y te muestre el camino. Esto demostrará que tienes un corazón temeroso de Dios y que lo pones a Él en primer lugar. Cuando te ocurre algo o te topas con alguna dificultad y eres negativo y te enfadas, esa es una manifestación de que Dios está ausente en tu corazón y de que careces de temor a Dios. Sean cuales sean las dificultades que afrontes en la vida real, debes acudir a Dios. Lo primero que hay que hacer es arrodillarse para orar. Eso es lo más fundamental. La oración demuestra que Dios tiene un lugar en tu corazón. Cuando tienes problemas, acudir y orar a Dios y buscar en Él demuestra que en cierta medida tienes un corazón temeroso de Dios; no harías eso si Dios no estuviera en tu corazón. Algunas personas dicen: “¡He orado, pero Dios aún no me ha esclarecido!”. No se puede afirmar eso. Debes fijarte primero en si la intención que subyace a tu oración es la correcta. Si buscas la verdad sinceramente y le oras a menudo a Dios, entonces puede que haya cierto asunto en el que Él te esclarezca y te permita entender. De cualquier modo, Dios te hará entender. Si Dios no te esclarece, no serás capaz de entenderlo solo. Hay cosas que el pensamiento humano no puede lograr, ya sea que tengas o no la capacidad de comprender y sin importar tu calibre. Cuando lo entiendes, ¿es fruto de tu pensamiento? Cuando se trata de las intenciones de Dios y de la obra del Espíritu, si el Espíritu Santo no te esclarece, no encontrarás a nadie que lo sepa. Solo lo sabrás cuando Dios mismo te diga lo que quiere decir. Por eso, lo primero que hay que hacer cuando te ocurre algo es orar. Cuando lo hagas, debes expresar a Dios tus pensamientos, tus puntos de vista y tu actitud, y buscar la verdad en Él con una mentalidad de sumisión; esto es lo que la gente debe practicar. No lograrás resultados si te limitas a actuar por inercia, y entonces no deberías quejarte de que el Espíritu Santo no te ha esclarecido. Me he dado cuenta de que algunas personas solo observan las ceremonias religiosas y realizan actos religiosos en su fe en Dios. Él no tiene ninguna cabida en absoluto en su corazón; incluso niegan la obra del Espíritu Santo. No oran ni leen las palabras de Dios. Se limitan a seguir reuniéndose y ya está. ¿Es eso fe en Dios? Continúan creyendo de esa manera, pero Dios no está presente en su fe. Dios no está en su corazón, ya no quieren orarle, y ya no están dispuestos a leer las palabras de Dios. Así, ¿acaso no se han convertido en no creyentes? Hay algunos líderes y obreros, en particular, que suelen ocuparse de los asuntos generales. Nunca se centran en la entrada en la vida, sino que consideran esas labores como su trabajo principal. Se han convertido en unos meros gerentes de tareas, y no hacen nada del trabajo esencial de los líderes y obreros. En consecuencia, tras creer en Dios durante veinte o treinta años, no tienen nada que compartir acerca de su experiencia de vida y están desprovistos de todo conocimiento verdadero de Dios. Solo son capaces de decir algunas palabras y doctrinas. Por tanto, ¿acaso no se han convertido en falsos líderes? Esto se debe a que, en su fe en Dios, no atienden los deberes que les corresponden ni buscan la verdad. No resuelve nada limitarse a confiar en la propia comprensión de algunas palabras y doctrinas. Se quejan de Dios en cuanto se los pone a prueba, sufren calamidades o se enferman. No tienen ningún conocimiento verdadero de sí mismos y carecen por completo de cualquier testimonio vivencial. Esto muestra que no han buscado la verdad en los años que llevan creyendo en Dios, que solo se han mantenido ocupados con cuestiones externas, con lo cual se han hundido a sí mismos. No importa cuántos años crean en Dios, las personas deben cuanto menos llegar a comprender algunas verdades si quieren asegurarse de que no caerán, no cometerán el mal ni serán descartados. Esto es lo mínimo de lo que deben dotarse. Algunas personas son poco entusiastas cuando escuchan los sermones, y no contemplan las palabras de Dios. No buscan la verdad pase lo que pase. Se contentan simplemente con entender las palabras y doctrinas, pues suponen que han alcanzado la verdad. Luego, cuando les sobreviene una prueba, no tienen ningún conocimiento y su corazón se llena de agravios y quejas que no se atreven a expresar en voz alta, aunque les gustaría hacerlo. ¿Acaso no son muy patéticas las personas así? Muchas son siempre superficiales cuando hacen su deber. No reflexionan ni tratan de entenderse a sí mismas cuando se les poda. Siempre están racionalizando, y así surge su fealdad de muchas formas diferentes, y son puestas en evidencia y descartadas, incapaces de conocerse a sí mismas hasta el final. Así pues, ¿qué utilidad tiene que entiendan esas doctrinas? Ninguna en absoluto. No importa cuántos años crean en Dios, el mero hecho de entender y ser capaz de hablar de la doctrina no sirve para nada. No han obtenido la verdad, sino que se han extraviado. Por eso, cuando te sucede algo y le oras a Dios, buscando Sus intenciones, la clave es lograr la comprensión de la verdad para poder resolver el problema. Esta es la senda correcta, y debes persistir constantemente en dicha práctica.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Al creer en Dios, lo más crucial es recibir la verdad
Palabras diarias de Dios Fragmento 376
La mayor sabiduría es recurrir a Dios y ampararse en Él para todas las cosas. La gente común no reconoce esto. Todos piensan que asistiendo a más reuniones, escuchando más sermones, compartiendo más con los hermanos y hermanas, renunciando a más, sufriendo más y pagando un mayor precio se ganarán la aprobación y la salvación de Dios. Creen que practicar de esta manera es la mayor sabiduría, pero descuidan el asunto más importante: recurrir a Dios y ampararse en Él. Consideran que la insignificante astucia humana es sabiduría, e ignoran el efecto final que se supone deben lograr sus acciones. Eso es un error. Por mucha que sea la verdad que entienda una persona, por más deberes que haya hecho, por más cosas que haya experimentado en su ejecución y sean cuales sean su estatura o su entorno, lo que no puede faltarle es que, en todo cuanto haga, debe recurrir a Dios y ampararse en Él. Esta es la mayor sabiduría. ¿Por qué lo digo? Aunque uno haya llegado a comprender algunas verdades, ¿servirá eso de algo si no se ampara en Dios? Algunas personas han creído en Dios durante muchos años, y han experimentado diversas pruebas, tienen alguna experiencia práctica, entienden alguna verdad, y tienen cierto conocimiento práctico de la verdad, pero no saben ampararse en Dios, no entienden cómo hacerlo ni cómo recurrir a Él. ¿Son poseedoras de sabiduría esas personas? Son las más necias, las que se creen más listas; no temen a Dios ni se apartan del mal. Algunas personas dicen: “Entiendo muchas verdades y poseo las realidades-verdad. Está bien solo hacer las cosas de una manera con principios. Soy leal a Dios, y sé cómo acercarme a Él. ¿No es suficiente con que practique la verdad cuando me sucedan las cosas? No hay necesidad de orar a Dios ni de recurrir a Él”. Practicar la verdad es correcto, pero hay muchas veces y muchas situaciones en las que las personas no saben qué es la verdad ni qué principios-verdad se abordan. Todas aquellas con experiencia práctica aprecian esto. Por ejemplo, cuando te encuentres con algún problema, tal vez no sepas qué verdad se aborda con este tema, o de qué manera hay que practicar o aplicar la verdad relevante a él. ¿Qué debes hacer en momentos como estos? No importa cuánta experiencia práctica tengas, no puedes entender los principios-verdad en todas las situaciones. No importa cuánto tiempo hayas creído en Dios, cuántas cosas hayas experimentado, y cuánta poda o disciplina hayas experimentado, aunque entiendas la verdad, ¿te atreves a decir que eres la verdad? ¿Te atreves a decir que eres el origen de la verdad? Algunas personas dicen: “Me sé de memoria todas esas declaraciones y pasajes bien conocidos en el libro ‘La Palabra manifestada en carne’. No necesito ampararme en Dios ni recurrir a Él. Cuando llegue el momento, me irá bien si me amparo en esas palabras de Dios”. Las palabras que has memorizado son estáticas; sin embargo, los ambientes que encuentras y tus estados son dinámicos. Puedes soltar de carrerilla palabras y doctrinas, pero no puedes hacer nada con ellas cuando te ocurre algo, lo que demuestra que no entiendes la verdad. No importa lo bueno que seas recitando palabras y doctrinas, eso no significa que entiendas la verdad, mucho menos que seas capaz de practicarla. Así pues, aquí hay una lección muy importante para aprender. ¿Y cuál es la lección? Es que las personas necesitan recurrir a Dios para todo y que, al hacerlo, pueden lograr una dependencia de Dios. Solo si se amparan en Dios tendrán una senda que seguir y la obra del Espíritu Santo. De otra manera, puedes hacer algo correctamente sin violar la verdad, pero si no te amparas en Dios, entonces tus actos no son más que las buenas conductas del hombre y no pueden satisfacer a Dios. Debido a que las personas tienen una comprensión tan superficial de la verdad, es probable que apliquen preceptos y obstinadamente se aferren a palabras y doctrinas usando esa misma verdad al enfrentar varias situaciones. Es posible que completen muchos asuntos que estén en conformidad con los principios-verdad en general, pero la guía de Dios no se puede ver en esto y tampoco la obra del Espíritu Santo. Aquí hay un serio problema, que es que las personas hacen muchas cosas en dependencia de su experiencia y los preceptos que han entendido y en ciertas imaginaciones humanas. Es difícil conseguir una verdadera oración a Dios y recurrir de verdad a Él y ampararse en Él en todo lo que hacen. Incluso si uno entiende las intenciones de Dios, es difícil lograr el efecto de actuar como si fuera guiado por Dios, y de acuerdo con los principios-verdad. Por esta razón digo que la mayor sabiduría es recurrir a Dios y ampararse en Él para todo.
¿Cómo puede practicar la gente el recurrir a Dios y ampararse en Él en todas las cosas? Algunas personas dicen: “Soy joven, mi estatura es pequeña y llevo poco tiempo creyendo en Dios. No sé cómo practicar el recurrir a Dios y ampararse en Él cuando algo sucede”. ¿Supone esto un problema? Existen muchas dificultades para creer en Dios, y hay que pasar por muchas tribulaciones, pruebas y pesares. Todas estas cosas requieren recurrir a Dios y ampararse en Él para superar los tiempos difíciles. Si no puedes practicar el recurrir a Dios y ampararte en Él, no podrás superar las dificultades ni podrás seguir a Dios. Recurrir a Dios y ampararse en Él no es una doctrina vacía, ni un mantra para creer en Dios. Es más bien una verdad clave, una verdad que debes poseer para creer y seguir a Dios. Algunas personas dicen: “Recurrir a Dios y ampararse en Él solo procede cuando ocurre un acontecimiento importante. Por ejemplo, solo es necesario recurrir a Dios y ampararse en Él cuando te enfrentas a tribulaciones, pruebas, detenciones y persecuciones, o cuando te encuentras con dificultades en tus deberes, o cuando eres podado. No hay necesidad de recurrir a Dios y ampararse en Él para los asuntos triviales de la vida personal, porque a Dios no le importan”. ¿Es correcta esta afirmación? Desde luego que no. Aquí existe una desviación. Es necesario recurrir a Dios en los asuntos importantes, pero ¿puedes gestionar las cosas triviales y los pequeños asuntos de la vida sin principios? En asuntos como vestirse y comer, ¿se puede actuar sin principios? Por supuesto que no. ¿Y en las relaciones con las personas y los asuntos? Desde luego que no. Incluso en la vida cotidiana y en los asuntos triviales, al menos debes tener principios para poder vivir una semejanza humana. Los problemas que implican principios son problemas que implican la verdad. ¿Puede la gente resolverlos por sí misma? Por supuesto que no. Por lo tanto, hay que recurrir a Dios y ampararse en Él. Solo se pueden resolver estos problemas triviales si obtienes el esclarecimiento de Dios y comprendes la verdad. Si no se recurre a Dios y se ampara en Él, ¿creéis que estos problemas relacionados con los principios se pueden resolver? Desde luego, no es fácil. Se puede decir que, en todas las cosas que la gente no puede ver con claridad y que requieren que se busque la verdad, deben recurrir a Dios y ampararse en Él. No importa lo grande o pequeño que sea, cualquier problema que deba resolverse con la verdad requiere hacer esto. Esto es una necesidad. Aunque la gente entienda la verdad y pueda resolver los problemas por sí misma, esta comprensión y soluciones son limitadas y superficiales. Si la gente no recurre a Dios y se ampara en Él, su entrada nunca podrá ser muy profunda. Por ejemplo, si hoy estás enfermo y eso afecta el desempeño de tu deber, necesitas orar sobre este asunto y decir: “Dios, hoy no me siento bien, no puedo comer y eso está afectando el desempeño de mi deber. Tengo que autoexaminarme. ¿Cuál es la verdadera razón por la que estoy enfermo? ¿Me está disciplinando Dios por no ser devoto en mi deber? Dios, te pido que me esclarezcas y me guíes”. Debes lanzar ese clamor. Eso es recurrir a Dios. Sin embargo, cuando recurres a Dios, no puedes simplemente seguir las formalidades y acatar los preceptos. Si no buscas la verdad para resolver los problemas, retrasarás las cosas. Después de orar y recurrir a Dios, debes seguir viviendo tu vida como corresponde, sin demorar el deber que te corresponde hacer. Si estás enfermo, debes ir al médico, y eso es lo apropiado. Al mismo tiempo, debes orar, reflexionar sobre ti mismo y buscar la verdad para resolver el problema. Solo esa práctica es completamente apropiada. Respecto a ciertas cosas, si la gente sabe cómo hacerlas correctamente, entonces ha de hacerlas. Así es como la gente debe cooperar. Sin embargo, si el efecto y la meta deseados pueden ser alcanzados completamente en estos asuntos, eso depende de recurrir a Dios y ampararse en Él. Respecto a los problemas que las personas no pueden ver claramente y no pueden manejar bien por su cuenta, deben recurrir más a Dios y buscar más la verdad para resolverlos. Las personas con una humanidad normal deben poseer la capacidad de hacer esto. Hay muchas lecciones que aprender al recurrir a Dios. En el proceso de recurrir a Él, puedes recibir el esclarecimiento del Espíritu Santo, y tendrás un camino, o si la palabra de Dios viene a ti, sabrás cómo cooperar, o tal vez Dios dispondrá algunas situaciones para que aprendas lecciones en las que residen las buenas intenciones de Dios. En el proceso de recurrir a Dios, verás la guía y el liderazgo de Dios, que te ayudarán a aprender muchas lecciones y a obtener una mejor comprensión de Él. Este es el efecto que se consigue al recurrir a Dios. Por lo tanto, hacerlo es una lección que los que siguen a Dios deben aprender a menudo, y es algo que nunca terminarán de experimentar en toda su vida. Hay muchas personas cuya experiencia es demasiado superficial y no pueden ver las acciones de Dios, por lo que piensan: “Hay muchas cosas pequeñas que puedo hacer yo mismo y en las que no necesito recurrir a Dios”. Esto es un error. Algunas cosas pequeñas conducen a otras grandes, y las intenciones de Dios se esconden en algunas cosas pequeñas. Muchas personas ignoran las cosas pequeñas, y en consecuencia, se encuentran con grandes contratiempos debido a asuntos pequeños. Aquellos que verdaderamente tienen un corazón temeroso de Dios, tanto en los asuntos grandes como en los pequeños, recurrirán a Dios, le orarán, le confiarán todo a Él, y luego verán cómo Él los conduce y guía. Una vez que tengas esa experiencia, serás capaz de recurrir a Dios en todas las cosas, y cuanto más experimentes esto, más sentirás que hacerlo es muy práctico. Cuando recurres a Dios en un asunto, es posible que Dios no te otorgue un sentimiento, un significado claro, o mucho menos, instrucciones claras, pero Él te hará entender una idea con relevancia precisa en el asunto, y se trata de Dios guiándote con un método diferente y dándote un camino. Si puedes sentir y entender esto, te beneficiarás. Puede que no entiendas nada en el momento, pero debes seguir orando y recurriendo a Dios. No hay nada malo en ello, y tarde o temprano serás esclarecido. Practicar de este modo no significa atenerse a los preceptos. Por el contrario, significa satisfacer las necesidades del espíritu, y es la forma en que la gente debe practicar. Puede que no recibas el esclarecimiento y guía cada vez que ores y recurras a Dios, pero las personas deben practicar de esta manera, y si quieren entender la verdad, necesitan practicar así. Este es el estado normal de la vida y el espíritu, y solo de esta manera las personas pueden mantener una relación normal con Dios, de modo que su corazón no se distancie de Él. Por tanto, se puede decir que recurrir a Dios es la interacción normal con Dios en el corazón de las personas. Independientemente de que puedas recibir el esclarecimiento y la guía de Dios, debes orar a Dios y recurrir a Él en todas las cosas. Esta es también la senda necesaria para vivir ante Dios. Cuando las personas creen en Dios y lo siguen, deben tener el estado mental de recurrir siempre a Dios. Este es el estado mental que deben poseer las personas con una humanidad normal. Algunas veces, recurrir a Dios no significa usar palabras específicas para pedirle que haga algo o que proporcione una guía o Su protección. Más bien, es cuando las personas se encuentran con algún problema que pueden clamar a Él de una manera sincera. Así pues, ¿qué hace Dios cuando las personas claman a Él? Cuando el corazón de alguien se conmueve y esa persona piensa “Oh, Dios. Yo no puedo hacer esto por mí mismo; no sé cómo hacerlo y me siento débil y negativo…”, cuando surge este pensamiento en ella, ¿acaso Dios no lo sabe? Al surgir en las personas este pensamiento, ¿son sinceros sus corazones? Cuando claman a Dios de esta manera, con sinceridad, ¿Dios accede a ayudarles? A pesar del hecho de que tal vez no hayan pronunciado una sola palabra, muestran sinceridad y, así, Dios accede a ayudarles. Cuando alguien se encuentra con una dificultad especialmente espinosa, cuando no tiene a nadie a quien acudir y cuando se siente particularmente indefenso, pone toda su esperanza en Dios. ¿Cómo son sus oraciones? ¿Cuál es su estado mental? ¿Son sinceros? ¿Existe alguna adulteración en ese momento? Es solo cuando confías en Dios como si Él fuera lo último a lo que puedes aferrarte, esperando que Él te ayude, que tu corazón es sincero. Aunque tal vez no hayas dicho mucho, tu corazón ya se ha conmovido. Esto es, que le das tu corazón sincero a Dios y Dios escucha. Cuando Dios escucha, ve tus dificultades, te esclarecerá, te guiará y te ayudará. ¿Cuándo es el corazón del hombre más sincero? Es de lo más sincero cuando el hombre mira a Dios y no hay salida. Lo más importante que hay que poseer al recurrir a Dios es un corazón sincero. Has de estar en un estado de verdadera necesidad de Dios. Es decir, el corazón de las personas debe ser al menos sincero, no superficial; no debe mover solo la boca y no el corazón. Si sales del paso a la hora de hablar con Dios, pero tu corazón no se conmueve, y lo que quieres decir es: “Ya he hecho mis propios planes, y Dios, simplemente te lo estoy notificando. Voy a seguir adelante con ellos sin importar que estés o no de acuerdo. Solo estoy actuando por inercia”, entonces eso significa que hay problemas. Estás engañando y jugando con Dios, lo cual es también una expresión de irreverencia hacia Él. ¿Cómo te tratará Dios después de esto? Dios te ignorará y te hará a un lado, y serás completamente humillado. Si no buscas activamente a Dios y no te esfuerzas en la verdad, serás descartado.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La fe en Dios debe empezar por desentrañar las tendencias malvadas del mundo
Palabras diarias de Dios Fragmento 377
La verdad es la vida de Dios mismo. Representa Su carácter, Su esencia y todo lo que Él tiene y es. Si dices que, por tener algo de conocimiento vivencial, con ello tienes la verdad, entonces ¿has logrado la santidad? ¿Por qué sigues revelando corrupción? ¿Por qué no puedes discernir entre los diferentes tipos de personas? ¿Por qué no puedes dar testimonio de Dios? Aunque entiendas algunas verdades, ¿puedes representar a Dios? ¿Puedes vivir el carácter de Dios? Puede que tengas algo de conocimiento vivencial en cuanto a cierto aspecto de una verdad, y tal vez seas capaz de arrojar un poco de luz en tu discurso, pero lo que puedes proporcionar a la gente es extremadamente limitado y no puede durar mucho. Esto se debe a que tu conocimiento y la luz que has obtenido no representan la esencia de la verdad, y no representan la totalidad de ella. Solo representa un lado o un pequeño aspecto de la verdad, es apenas un nivel que el ser humano puede alcanzar, y aún está lejos de la esencia de la verdad. Este poco de luz, de esclarecimiento, de conocimiento vivencial, nunca podrá ocupar el lugar de la verdad. Incluso si todas las personas han logrado algunos resultados experimentando una verdad, y se juntara todo su conocimiento vivencial, no se alcanzaría la totalidad y la esencia de una simple línea de esta verdad. Se ha dicho antes: “Yo resumo esto con un aforismo para el mundo humano: entre los hombres, no hay ninguno que me ame”. Esta frase es la verdad, la auténtica esencia de la vida, algo sumamente profundo, y una expresión de Dios mismo. Pasas por experiencias y, después de tres años de experiencia, puedes tener un poco de comprensión superficial, y después de siete u ocho puedes tener un poco más de comprensión, pero esta comprensión nunca puede ocupar el lugar de esta línea de verdad. Después de dos años, otra persona puede tener un poco de comprensión, o un poco más después de diez años, o una comprensión relativamente elevada después de una vida, pero la comprensión conjunta de ambos no puede ocupar el lugar de esta línea de verdad. No importa cuánta comprensión, luz, experiencia o conocimiento podáis tener conjuntamente, nunca llegará a ocupar el lugar de esta línea de la verdad. Es decir, la vida humana es siempre una vida humana, y por mucho que tus conocimientos se ajusten a la verdad, a las intenciones de Dios o a Sus exigencias, nunca podrán ocupar el lugar de la verdad. Afirmar que las personas tienen la verdad significa que comprenden genuinamente la verdad, viven algunas de las realidades de la palabra de Dios, tienen algún conocimiento real de Dios, y pueden exaltarlo y dar testimonio de Él. Sin embargo, no se puede decir que la gente ya posea la verdad, porque esta es demasiado profunda. Una sola línea de la palabra de Dios puede llevarle a la gente toda una vida de experiencia, e incluso después de varias vidas de experiencia, o miles de años, una sola línea de la palabra de Dios no puede ser experimentada por completo. Está claro que el proceso de entender la verdad y conocer a Dios es realmente interminable, y que hay un límite a la cantidad de verdad que la gente puede entender en una vida de experiencia. Algunas personas dicen que poseen la verdad en cuanto comprenden el significado textual de la palabra de Dios. ¿No es un sinsentido? Tanto en términos de luz como de conocimiento, existe una cuestión de profundidad. Las realidades-verdad en las que una persona puede entrar a lo largo de su vida de fe son limitadas. Por tanto, el hecho de poseer algo de conocimiento y luz no implica que poseas las realidades-verdad. Lo principal que debes mirar es si esta luz y conocimiento atañen a la esencia de la verdad. Esto es lo más importante. Algunas personas sienten que poseen la verdad cuando pueden arrojar luz u ofrecer un poco de comprensión superficial. Esto les hace felices, por lo que se vuelven presumidos y engreídos. De hecho, aún están lejos de entrar en la realidad-verdad. ¿Qué verdad posee la gente? ¿Pueden caer en cualquier momento y lugar quienes poseen la verdad? Cuando las personas poseen la verdad, ¿cómo pueden seguir desafiando a Dios y traicionarlo? Si declaras que posees la verdad, eso demuestra que dentro de ti está la vida de Cristo, ¡eso es indignante! ¿Te has convertido en el Señor, te has convertido en Cristo? Esta declaración es absurda, y son las personas las que enteramente la deducen; pertenece a las nociones y figuraciones humanas, y no es una posición sostenible ante Dios.
Cuando se habla de que la gente entiende la verdad y vive con ella como su vida, ¿qué significa aquí la “vida”? Se refiere a que la verdad reina soberana en sus corazones, que pueden vivir según las palabras de Dios, y significa que tienen un conocimiento real de las palabras de Dios y auténtico entendimiento de la verdad. Cuando la gente tiene esta nueva vida en su interior, se logra por completo practicando y experimentando las palabras de Dios. Se construye sobre la base de la verdad de las palabras de Dios, y se alcanza al vivir en el ámbito de la verdad; lo único que contiene la vida de las personas es su conocimiento y experiencia de la verdad. Ese es su fundamento, y no sobrepasa ese ámbito; esta es la vida a la que se alude cuando se habla de recibir la verdad y vida. Ser capaz de vivir según la verdad de las palabras de Dios no quiere decir que la vida de la verdad esté dentro de las personas, ni que si poseen la verdad como vida, estas se conviertan en la verdad y su vida interior se vuelva la vida de verdad; menos aún que ellos sean la verdad y vida. A fin de cuentas, su vida sigue siendo la de un ser humano. Si puedes vivir según las palabras de Dios y tener conocimiento de la verdad, si ese conocimiento se arraiga en ti y se convierte en tu vida y la verdad que has obtenido por medio de la experiencia se convierte en la base de tu existencia, si vives según las palabras de Dios, nadie puede cambiarlo, y Satanás no puede desorientarte ni corromperte, entonces habrás obtenido la verdad y vida. Es decir, tu vida contiene meramente la verdad, lo cual se refiere a tu comprensión, experiencia y perspectiva de la verdad; y hagas lo que hagas, vivirás según tales cosas y no sobrepasarás ese ámbito. Eso es lo que significa poseer la realidad-verdad, y tales personas son las que Dios quiere ganar en última instancia con Su obra. Sin embargo, por muy bien que comprenda la gente la verdad, su esencia sigue siendo la de la humanidad, en absoluto comparable a la esencia de Dios. Esto se debe a que nunca pueden experimentar toda la verdad, y es imposible que vivan la verdad completamente; solo pueden vivir la limitadísima parte de la verdad que los seres humanos pueden alcanzar. ¿Cómo podrían, entonces, convertirse en Dios? […] Si tienes un poco de experiencia con las palabras de Dios, y vives según tu conocimiento vivencial genuino de la verdad, entonces las palabras de Dios se convertirán poco a poco en tu vida. Sin embargo, sigues sin poder decir que la verdad es tu vida o que lo que estás expresando es la verdad; si esa es tu opinión, estás equivocado. Si solo tienes alguna experiencia con un aspecto concreto de la verdad, ¿puede esto en sí mismo representar que posees la verdad? ¿Puede esto considerarse como obtener la verdad? ¿Puedes explicar la verdad a fondo? ¿Puedes descubrir el carácter de Dios y lo que Dios tiene y es a partir de la verdad? Si no se logran estos efectos, esto demuestra que haber experimentado solo cierto aspecto de la verdad no se puede considerar como entender realmente la verdad o conocer a Dios, y mucho menos se puede decir que se ha obtenido la verdad. Todo el mundo experimenta con un solo aspecto y ámbito de la verdad. Lo experimentan dentro de su ámbito limitado y no pueden abarcar todos los innumerables aspectos de la verdad. ¿Puede vivir la gente el significado original de la verdad? ¿A cuánto equivale tu poca experiencia? Un único grano de arena en una playa, una sola gota de agua en el océano. Por tanto, sin importar cuán valiosos puedan ser el entendimiento y esos sentimientos que has obtenido de tus experiencias, siguen sin poder considerarse como la verdad. Tan solo puede decirse que concuerdan con la verdad. La verdad viene de Dios, y el significado interior y las realidades de la verdad abarcan una gama muy amplia, y nadie puede desentrañarla ni refutarla. Mientras tengas una comprensión real de la verdad y de Dios, entenderás algunas verdades; nadie podrá refutar estos entendimientos reales, y los testimonios que contienen las realidades-verdad son siempre defendibles. Dios aprueba a los que poseen las realidades-verdad. Mientras persigas la verdad, y puedas confiar en Dios para experimentar Sus palabras y puedas aceptar la verdad como tu vida sin importar el ambiente en el que te encuentres, entonces tendrás una senda, serás capaz de sobrevivir, y obtendrás la aprobación de Dios. Aunque lo poco que la gente obtenga concuerde con la verdad, no se puede decir que eso sea la verdad, y mucho menos que hayan obtenido la verdad. El poco de luz que las personas han obtenido solo es adecuado para ellas mismas o para otros dentro de un determinado ámbito, pero no lo sería en uno diferente. Por muy profunda que sea la experiencia de una persona, sigue siendo muy limitada, y nunca alcanzará la profundidad de la verdad. La luz de una persona y su entendimiento nunca pueden compararse con la verdad.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 378
Si deseas practicar y comprender la verdad, entonces, primero debes buscarla cuando te suceden cosas en tu vida cotidiana. Es decir, debes ver las cosas basándote en las palabras de Dios y en la verdad; cuando la esencia del problema esté clara para ti, entonces sabrás cómo practicar de acuerdo con los principios-verdad. Y si ves siempre las cosas según las palabras de Dios, podrás ver la mano de Dios —los hechos de Dios— en todo lo que sucede a tu alrededor. No importa lo que ocurra a su alrededor, algunas personas piensan que no tiene nada que ver con su fe en Dios o con la verdad; simplemente siguen sus propias inclinaciones y reaccionan según las filosofías de Satanás. ¿Pueden aprender así alguna lección? Desde luego que no. Por esta razón, muchas personas llevan creyendo en Dios diez o veinte años y siguen sin comprender la verdad o la entrada en la vida. Son incapaces de incorporar a Dios en su vida cotidiana, o de abordar todo lo que ocurre a su alrededor según las palabras de Dios y, por eso, cada vez que les ocurre algo, no pueden verlo por lo que es en realidad ni son capaces de ocuparse de ello según los principios-verdad. Tales personas no tienen entrada en la vida. Algunas personas solo ocupan su mente cuando están leyendo las palabras de Dios en la congregación; en esos momentos, son capaces de hablar sobre una pequeña parte de conocimiento, pero no pueden implementar las palabras de Dios en nada que les suceda en la vida real ni saben cómo practicar la verdad, y por eso piensan que todo lo que ocurre en su vida diaria no tiene ninguna conexión con la verdad, ninguna relación con las palabras de Dios. En su fe en Dios, es como si trataran Sus palabras y la verdad como un área de conocimiento, como algo completamente separado de su vida cotidiana y totalmente alejado de su visión de las cosas y de sus objetivos y búsquedas de vida. ¿Y qué hay de esa forma de creer en Dios? ¿Serán capaces de entender la verdad y entrar en la realidad? Cuando creen en Dios de esta manera, ¿son seguidores de Dios? No se trata de personas que crean de verdad en Dios, y mucho menos son seguidores Suyos. Ven todos los problemas de su vida cotidiana —incluyendo todos los que tienen que ver con la familia, el matrimonio, el trabajo o sus perspectivas— como si no tuvieran conexión con la verdad, y por eso tratan de resolverlos con métodos humanos. Experimentando así, nunca obtendrán la verdad, nunca podrán comprender qué es lo que Dios quiere conseguir en las personas ni el efecto que desea lograr en ellas. Dios expresa la verdad para salvar a las personas, para purificar y transformar su carácter corrupto, pero estas no son conscientes de que solo si aceptan y persiguen la verdad podrán resolver su propio carácter corrupto; no son conscientes de que solo cuando experimentan y practican las palabras de Dios en su vida cotidiana pueden obtener la verdad. ¿Acaso no son tales personas tontas e ignorantes? ¿No son las más insensatas y ridículas? Algunas personas nunca han perseguido la verdad en su fe en Dios. Piensan que la fe en Dios significa ir a la congregación, orar, cantar himnos, leer las palabras de Dios; hacen hincapié en las ceremonias religiosas y jamás practican ni experimentan las palabras de Dios. Así es como la gente de la religión cree en Dios. Y cuando la gente trata algo tan importante como la fe en Dios como una convicción religiosa, ¿acaso no son incrédulos? ¿Acaso no son no creyentes? Perseguir la verdad requiere experimentar muchos procesos. Tiene un lado simple y, asimismo, un lado complejo. Sencillamente, debemos buscar la verdad y practicar y experimentar las palabras de Dios en todo lo que sucede a nuestro alrededor. Una vez que comiences a hacerlo, te resultará cada vez más evidente cuánta verdad necesitas recibir y perseguir en tu fe en Dios y que la verdad es muy práctica y es vida. Dios salva a la humanidad para que esta pueda obtener la verdad como vida. Toda la humanidad creada debe aceptar la verdad como vida, no solo aquellos que realizan sus deberes, que son líderes y obreros o que sirven a Dios. Las palabras de Dios van dirigidas a toda la humanidad, y Él le habla a toda esta. Por tanto, todos los seres creados y toda la humanidad deben aceptar las palabras de Dios y la verdad, buscar la verdad en todas las cosas y luego practicar según los principios-verdad para que puedan llegar a ser capaces de practicar la verdad y someterse a ella. Si solo los líderes y los obreros tuvieran la obligación de practicar la verdad, esto sería completamente contrario a la intención de Dios, porque la verdad expresada por Dios es para toda la humanidad, y está expresada con el propósito de salvarla, no solo para salvar a unas pocas personas. Si así fuera, las palabras expresadas por Dios tendrían poco sentido. ¿Ya tenéis una senda de búsqueda de la verdad? ¿Qué es lo primero que hay que practicar al perseguir la verdad? Ante todo, debéis dedicar más tiempo a comer y beber las palabras de Dios y a escuchar sermones y enseñanzas. Cuando afrontéis un problema, orad y buscad más. Cuando os hayáis dotado de más verdades, cuando crezcáis rápidamente y tengáis estatura, podréis realizar un deber, acometer algo de trabajo y superar algunas pruebas y tentaciones. En ese momento notaréis que realmente habéis comprendido y recibido algunas verdades, y percibiréis que las palabras de Dios son toda la verdad, que son las verdades más necesarias para la salvación de la humanidad corrupta, y que son la verdad de la vida otorgada por el único Creador.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La importancia de perseguir la verdad y la senda de su búsqueda
Palabras diarias de Dios Fragmento 379
Si las personas desean ser salvadas cuando creen en Dios, lo fundamental es si tienen o no corazones temerosos de Dios, si Él ocupa o no un lugar en su corazón, si son capaces o no de vivir ante Dios y mantener una relación normal con Él. Lo esencial es si las personas son capaces o no de practicar la verdad, y alcanzar la sumisión a Dios. Tales son la senda y las condiciones para ser salvadas. Si tu corazón no es capaz de vivir ante Dios, si no oras a menudo a Dios y no tienes comunicación con Él y pierdes la relación normal con Dios, nunca serás salvado, pues has bloqueado la senda de la salvación. Si no tienes ninguna relación con Dios, has llegado al final. Si Dios no está en tu corazón, entonces es inútil afirmar que tienes fe, creer solo nominalmente en Dios. No importa cuántas palabras y doctrinas seas capaz de decir, cuánto hayas sufrido por tu fe en Dios, o los dones que poseas; si Dios está ausente de tu corazón y no temes a Dios, entonces no importa cómo creas en Él. Dios dirá: “Apártate de mí, malhechor”. Serás clasificado como un malhechor. Estarás desvinculado de Dios. Él no será tu Señor ni tu Dios. Aunque reconozcas que Dios tiene soberanía sobre todo, y que es el Creador, no adoras a Dios y no te sometes a Su soberanía. Sigues a Satanás y los diablos; solo Satanás y los diablos son tus señores. Si, en todas las cosas, confías en ti mismo, y sigues tu propia voluntad, si confías en que tu porvenir está en tus propias manos, entonces en lo que crees es en ti mismo. Aunque pretendas creer y reconocer a Dios, Él no te reconoce. No tienes relación con Él, y por eso estás destinado a ser finalmente desdeñado por Dios, a ser castigado y descartado por Él; Dios no salva a gente como tú. Las personas que verdaderamente creen en Dios son aquellas que aceptan a Dios como el Salvador, que aceptan que Él es la verdad, el camino y la vida. Son capaces de esforzarse sinceramente por Dios y realizar el deber de un ser creado, experimentan Su obra, practican Sus palabras y la verdad, y caminan por la senda de la búsqueda de la verdad. Son personas que se someten a la soberanía y los arreglos de Dios, y que siguen Su voluntad. Solo cuando las personas tienen esta fe en Dios pueden salvarse; si no, serán condenadas. ¿Es aceptable que la gente tenga ilusiones cuando cree en Dios? En su fe en Dios, ¿puede la gente obtener la verdad cuando se aferra siempre a sus propias nociones y a sus figuraciones vagas y abstractas? En absoluto. Cuando la gente cree en Dios, debe aceptar la verdad, creer en Dios como Él lo pide, y someterse a Sus orquestaciones y arreglos; solo entonces puede alcanzar la salvación. No hay otro camino aparte de ese; hagas lo que hagas, no debes incurrir en ninguna ilusión. El hecho de comunicar sobre este tema es muy importante para la gente, ¿verdad? Es una llamada de atención para vosotros.
Ahora que habéis oído estas palabras, ya deberíais entender la verdad y tener claro lo que conlleva la salvación. Da igual lo que le gusta a la gente, lo que busca o lo que le apasiona, nada de esto es importante. Lo más importante es aceptar la verdad. En el análisis final, ser capaz de obtener la verdad es lo más importante, y lo que puede permitirte alcanzar el temor de Dios y evitar el mal es la senda correcta. Si has creído en Dios durante varios años y siempre te has centrado en la búsqueda de cosas que no tienen relación con la verdad, entonces tu fe no tiene nada que ver con ella, y nada que ver con Dios. Puedes decir que crees y reconoces verbalmente a Dios, pero Él no es tu Señor, no es tu Dios; no aceptas la soberanía de Dios sobre tu porvenir, no te sometes a todo lo que Dios instrumenta para ti y no reconoces el hecho de que Él es la verdad. En este caso, tus esperanzas de salvación se han desvanecido. Si no te embarcas en la senda de la búsqueda de la verdad, caminas por la senda de la destrucción. Si todo lo que persigues, en lo que te concentras, por lo que oras y lo que pides, se basa en las palabras de Dios y en lo que Dios pide, y si tienes cada vez más la sensación de que te estás sometiendo y adorando al Creador, y sientes que Dios es tu Señor, tu Dios, si estás cada vez más contento de someterte a todo lo que Dios orquesta y dispone para ti, y si tu relación con Él es cada vez más estrecha, y cada vez más normal, y si tu amor a Dios es cada vez más puro y verdadero, entonces tus quejas y malentendidos sobre Dios, y tus deseos extravagantes hacia Él serán cada vez menos, y habrás alcanzado por completo el temor a Dios y el evitar el mal, lo que significa que ya habrás puesto el pie en la senda de la salvación. Aunque caminar por la senda de la salvación viene acompañado de la disciplina, la poda, el juicio y el castigo de Dios, y estos te hacen sufrir mucho dolor, este es el amor de Dios que te llega. Si en tu creencia en Dios, solo buscas bendiciones y el estatus, la fama y el provecho, y nunca eres disciplinado y podado, o juzgado y castigado, entonces, aunque tengas una vida fácil, tu corazón se alejará cada vez más de Dios, perderás la relación normal con Él, y tampoco estarás dispuesto a aceptar el escrutinio de Dios; querrás ser tu propio amo, lo que demuestra que la senda que recorres no es la correcta. Si experimentas la obra de Dios por un tiempo y tienes un sentido creciente de cómo la humanidad está tan profundamente corrompida, y es tan propensa a oponerse a Dios, y si te da miedo que llegue un día en que hagas algo que se oponga a Dios y lo ofendas y seas abandonado por Él, y por lo tanto sientes que nada es más espantoso que resistirse a Dios, entonces tendrás un corazón temeroso de Dios. Sentirás que, cuando la gente cree en Dios, no debe alejarse de Él; si se aleja de Dios, si se aleja de la disciplina de Dios y de Su juicio y castigo, entonces esto equivale a perder la protección y el cuidado de Dios, a perder Sus bendiciones, y todo habrá terminado para la gente; solo podrán volverse cada vez más depravados, serán como la gente del mundo religioso, y seguirán siendo propensos a oponerse a Dios mientras crean en Él, y así se habrán convertido en anticristos. Si puedes darte cuenta de esto, entonces orarás a Dios: “¡Oh, Dios! Por favor, júzgame y castígame. En todo lo que hago, te ruego que me escrutes. Si hago algo que vulnera la verdad y va en contra de Tus intenciones, júzgame y castígame severamente, no puedo estar sin Tu juicio y castigo”. Esta es la senda correcta por la que deben caminar las personas en su fe en Dios. Así que mide según este estándar: ¿Os atrevéis a decir que habéis puesto un pie en la senda de la salvación? No os atrevéis porque todavía no os habéis convertido en uno de aquellos que persiguen la verdad, en muchas cosas, no buscáis la verdad y no sois capaces de aceptar y someteros a ser podados, lo que demuestra que estáis muy lejos de caminar por la senda de la salvación. ¿Es fácil poner un pie en la senda de la salvación si no eres alguien que persigue la verdad? En realidad, no lo es. Si las personas no han experimentado el juicio y el castigo de Dios, si no han experimentado la disciplina, la reprensión, y la poda de Dios, entonces no es fácil que se conviertan en alguien que persigue la verdad, y por consiguiente, es muy difícil que pongan un pie en la senda de la salvación. Si, después de escuchar estas palabras, sabes que son la verdad, pero aún no has puesto un pie en la senda de perseguir la verdad y alcanzar la salvación, y no consideras esto como algo grave, pues te parece que, tarde o temprano, llegará el día en que lo hagas —no hay apuro—, entonces ¿qué clase de perspectiva es esta? Cuando tienes tal punto de vista, estás en problemas, y te será difícil poner un pie en la senda de la salvación. Así que, ¿qué tipo de determinación debes tener para ser capaz de poner un pie en esta senda? Debes decir: “¡Ah! En este momento todavía no he puesto un pie en la senda de la salvación; esto es bastante peligroso. Dios dice que las personas deben vivir ante Él en todo momento, y que deben orar más, y que sus corazones deben estar en paz y no ser impulsivos; así que debería empezar a poner todo esto en práctica ahora mismo”. Practicar de esta manera es entrar en el camino correcto de la fe en Dios; así de sencillo. ¿Qué clase de personas son las que escuchan las palabras de Dios y luego van y las ponen en práctica? ¿Son personas buenas? Lo son, son personas que aman la verdad. ¿Qué clase de personas son si, después de escuchar las palabras de Dios, permanecen insensibles, indiferentes, inflexibles, si tratan las palabras de Dios con ligereza y hacen oídos sordos y miran para otro lado? ¿Acaso no son personas atolondradas? La gente siempre pregunta si hay algún atajo para salvarse cuando se cree en Dios. Yo os digo que no y luego os hablo de esta sencilla senda, pero después de oírla no la ponéis en práctica, lo cual es una muestra de que no reconocéis una cosa buena cuando la oís. ¿Pueden salvarse tales personas? Aunque queda alguna esperanza para ellos, no es mucha; la salvación será muy difícil. Puede haber un día en que se despierten del sueño, en que piensen para sus adentros: “Ya no soy joven, y no he atendido a mis deberes correspondientes mientras creía en Dios durante todos estos años. Dios requiere que la gente viva ante Él en todo momento, y yo no he vivido ante Él. Debo darme prisa y orar”. Si entran en razón en su corazón y comienzan a atender sus correspondientes deberes, entonces no es demasiado tarde. Pero no lo dejéis para demasiado tarde; si esperáis hasta tener setenta u ochenta años, y vuestro cuerpo os está fallando y ya no os queda energía, ¿acaso no será demasiado tarde para perseguir la verdad? Si invertís los mejores años de vuestra vida en cosas sin sentido, y acabáis posponiendo o perdiendo la búsqueda de la verdad, que es lo más importante de todo, ¿acaso no es eso extremadamente estúpido? ¿Hay algo más insensato? Muchas personas conocen bien el camino verdadero y, sin embargo, esperan hasta el futuro para aceptarlo y perseguirlo: son todos unos necios. No saben que perseguir la verdad requiere décadas de esfuerzo antes de poder obtener la vida. Será demasiado tarde para arrepentirse si desperdician el mejor momento para ser salvados.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación
Palabras diarias de Dios Fragmento 380
Como líder de la iglesia, no solo has de aprender a usar la verdad para resolver los problemas, también tienes que aprender a descubrir y cultivar a la gente de talento, a quienes de ninguna manera debes envidiar ni reprimir. Practicar de esta manera es beneficioso para la obra de la iglesia. Si puedes formar a algunos que persigan la verdad para que cooperen contigo y realicen bien todo el trabajo y, al final, todos vosotros tenéis testimonios vivenciales, entonces eres un líder u obrero acorde al estándar. Si eres capaz de manejar todas las cosas según los principios, entonces estás ofreciendo tu lealtad. Algunas personas siempre temen que otros sean mejores que ellas o estén por encima de ellas, que otros obtengan reconocimiento mientras a ellas se les pasa por alto, y esto lleva a que ataquen y excluyan a los demás. ¿Acaso no es eso envidiar a las personas con talento? ¿No es egoísta y despreciable? ¿Qué tipo de carácter es este? Es malevolencia. Aquellos que solo piensan en los intereses propios, que solo satisfacen sus deseos egoístas sin pensar en nadie más ni considerar los intereses de la casa de Dios tienen un carácter malo y Dios no los ama. Si realmente puedes mostrar consideración por las intenciones de Dios, podrás tratar a otras personas de manera equitativa. Si recomiendas a una buena persona y permites que se forme y haga un deber, con lo que la casa de Dios gana así a alguien talentoso, ¿no facilitará eso tu trabajo? ¿No estarás mostrando lealtad en tu deber? Se trata de una buena obra ante Dios, es el mínimo de conciencia y razón que debe poseer alguien que sirve como líder. Aquellos capaces de poner en práctica la verdad pueden aceptar el escrutinio de Dios en las cosas que hacen. Cuando aceptes el escrutinio de Dios, tu corazón se enderezará. Si solo haces las cosas para que otros las vean, siempre quieres ganarte los elogios y la admiración de los demás y no aceptas el escrutinio de Dios, ¿sigue estando Dios en tu corazón? Estas personas no tienen un corazón temeroso de Dios. No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu orgullo, reputación y estatus. Primero debes considerar los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu prioridad. Debes ser considerado con las intenciones de Dios y empezar por contemplar si ha habido impurezas en la ejecución de tu deber, si has sido devoto, has realizado tus responsabilidades y lo has dado todo, y si has estado pensando de todo corazón en tu deber y en la obra de la iglesia. Debes meditar sobre estas cosas. Si piensas en ellas con frecuencia y logras comprenderlas, te será más fácil cumplir bien con el deber. Si tu calibre es bajo, si tu experiencia es superficial, o si no eres experto en tu ocupación profesional, puede haber algunos errores o deficiencias en tu labor y puede que no consigas buenos resultados, pero habrás hecho todo lo posible. No satisfaces tus propios deseos egoístas ni preferencias. Por el contrario, consideras de forma constante la obra de la iglesia y los intereses de la casa de Dios. Aunque puede que no logres buenos resultados con tu deber, se habrá enderezado tu corazón; si además puedes buscar la verdad para resolver los problemas en tu deber, entonces cumplirás con el estándar al hacerlo y, al mismo tiempo, podrás entrar en la realidad-verdad. Eso es lo que significa poseer testimonio.
Algunas personas creen en Dios pero no persiguen la verdad. Siempre viven por la carne, codiciando los placeres carnales y saciando siempre sus propios deseos egoístas. Independientemente de cuántos años lleven creyendo en Dios, jamás entrarán en la realidad-verdad. Esta es la marca de haber causado vergüenza a Dios. Dices: “No he hecho nada para resistirme a Dios. ¿Cómo le he causado vergüenza?”. Todas tus ideas y todos tus pensamientos son perversos. Las intenciones, objetivos y motivos que están detrás de lo que haces y las consecuencias de tus acciones siempre satisfacen a Satanás, te convierten en su hazmerreír y permiten que obtenga algo de ti. No has dado en absoluto el testimonio que deberías dar como cristiano. Perteneces a Satanás. Causas vergüenza al nombre de Dios en todas las cosas y no posees un testimonio auténtico. ¿Recordará Dios las cosas que has hecho? Al final, ¿qué conclusión sacará Dios acerca de todas tus acciones, tus comportamientos y los deberes que has llevado a cabo? ¿Acaso no debe salir algo de eso, algún tipo de declaración? En la Biblia, el Señor Jesús dice: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’” (Mateo 7:22-23). ¿Por qué dijo esto el Señor Jesús? ¿Por qué muchos de los que predicaban, expulsaban demonios y hacían tantos milagros en el nombre del Señor se convirtieron en malhechores? Porque no aceptaron las verdades expresadas por el Señor Jesús, no cumplieron Sus mandamientos y no albergaban amor por la verdad en su corazón. Solo querían canjear el trabajo que habían hecho, las penurias que habían padecido y los sacrificios que habían hecho por el Señor para obtener las bendiciones del reino de los cielos. Con esto, estaban tratando de hacer un trato con Dios, y de usarlo y engañarlo, por lo que le dieron asco al Señor Jesús, que los odiaba y los condenaba como malhechores. Hoy en día, la gente está aceptando el juicio y el castigo de las palabras de Dios, pero algunos todavía buscan reputación y estatus, y siempre desean distinguirse del resto, siempre quieren ser líderes y obreros y ganar reputación y estatus. Aunque todos dicen que creen en Dios y lo siguen, y que renuncian a cosas y se esfuerzan por Dios, hacen sus deberes para obtener fama, provecho y estatus, y siempre tienen sus propios planes. No son sumisos ni leales a Dios, van por ahí desbocados haciendo cosas malas sin reflexionar en absoluto sobre sí mismos, y así se convierten en malhechores. Dios detesta a esta gente malvada y no la salva. ¿Cuál es el estándar a través del cual las acciones y el comportamiento de una persona se juzgan como buenos o malvados? Que en sus pensamientos, revelaciones y acciones posean o no el testimonio de poner la verdad en práctica y de vivir la realidad-verdad. Si no tienes esta realidad ni vives esto, sin duda, eres un malhechor. ¿Cómo considera Dios a los malhechores? Para Dios, tus pensamientos y tus acciones externas no dan testimonio para Él, no humillan a Satanás ni lo derrotan; en cambio, causan vergüenza a Dios, están llenos de las marcas del deshonor que le has causado. No estás dando testimonio para Dios, no te estás gastando por Él y no estás cumpliendo tus responsabilidades y obligaciones hacia Dios, sino que más bien estás actuando para ti mismo. ¿Qué significa “para ti mismo”? Siendo precisos, significa “para Satanás”. Así que, al final, Dios dirá: “Apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”. A ojos de Dios tus acciones no se verán como buenas obras, se considerarán hechos malvados. No solo no obtendrán la aprobación de Dios, además serán condenadas. ¿Qué espera obtener alguien con una fe así en Dios? ¿Acaso esta fe no se quedaría en nada al final?
Para todos los que hacen un deber, da igual lo profundo o superficial que sea su entendimiento de la verdad, la manera más sencilla de practicar la entrada en la realidad-verdad es pensar en los intereses de la casa de Dios en todo, y desprenderse de los propios deseos egoístas, de las intenciones, motivos, orgullo y estatus personales. Poner los intereses de la casa de Dios en primer lugar; esto es lo mínimo que se debe hacer. Si una persona que lleva a cabo un deber ni siquiera puede hacer esto, entonces ¿cómo se puede decir que está llevando a cabo su deber? Esto no es llevar a cabo el propio deber. Primero debes pensar en los intereses de la casa de Dios, ser considerado con las intenciones de Dios y considerar la obra de la iglesia. Antepón estas cosas a todo; solo después de eso puedes pensar en la estabilidad de tu estatus o en cómo te consideran los demás. ¿No os parece que esto se vuelve un poco más fácil cuando lo dividís en dos pasos y hacéis algunas concesiones? Si practicas de esta manera durante un tiempo, llegarás a sentir que satisfacer a Dios no es algo tan difícil. Además, deberías ser capaz de cumplir con tus responsabilidades, llevar a cabo tus obligaciones y tu deber, dejar de lado tus deseos egoístas, tus intenciones y motivos. Debes mostrar consideración hacia las intenciones de Dios y anteponer los intereses de la casa de Dios, la obra de la iglesia y el deber que se supone que has de hacer. Después de experimentar esto durante un tiempo, considerarás que esta es una buena forma de comportarte. Es vivir sin rodeos y honestamente, y no ser una persona vulgar y vil; es vivir de forma recta y honorable, en vez de ser pusilánime, despreciable y vulgar. Considerarás que así es como una persona debe actuar y la imagen que debe vivir. Poco a poco, disminuirá tu deseo de satisfacer tus propios intereses. Ahora mismo, independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, vuestra entrada y experiencia de las lecciones que atañen a perseguir la verdad, practicarla y entrar en la realidad-verdad carecen de profundidad, y no tenéis auténtica experiencia en ellas, así que no podéis producir un testimonio verdadero. Ahora os he contado este sencillo enfoque: comenzad practicando de esta manera, y cuando llevéis un tiempo haciéndolo, vuestro estado interno comenzará a transformarse sin que os deis cuenta. Pasará de ese estado ambivalente, en el que ni tienes mucho interés por creer en Dios ni sientes gran aversión por ello, a un estado en que te parecerá bueno creer en Dios y ser honesto y en el que te interesa ser honesto y crees que vivir de esta manera tiene sentido y provee sustento. Te sentirás arraigado, en paz y con gozo en tu corazón. En eso se convertirá tu estado. Es el estado resultante de haberos desprendido de vuestras intenciones, intereses y deseos egoístas. Ese es el resultado. Este se produce, en parte, a consecuencia de la cooperación humana y, en parte, de la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no obra sin la cooperación de la gente.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando el carácter corrupto
Palabras diarias de Dios Fragmento 381
¿Qué sabéis sobre los cambios en el carácter? Los cambios en el carácter y en la conducta son diferentes en esencia, y los cambios en la práctica también lo son; todos ellos son distintos en esencia. En su creencia en Dios, la mayoría de las personas hacen especial hincapié en la conducta, como resultado de lo cual se producen ciertos cambios en esta. Después de haber empezado a creer en Dios, dejan de fumar y de beber, y ya no discuten con los demás, prefiriendo ejercer la paciencia cuando sufren una pérdida. Experimentan algunos cambios de comportamiento. Algunas personas sienten que, cuando creen en Dios, comprenden la verdad al leer la palabra de Dios; han experimentado la obra del Espíritu Santo y tienen un verdadero gozo en su corazón, lo que les vuelve particularmente fervorosos, y no hay nada que no puedan abandonar o sufrir. No obstante, después de haber creído durante ocho, diez o incluso veinte o treinta años, al no haberse producido cambio alguno en su carácter-vida, al final retroceden a las antiguas costumbres, crece su arrogancia y su vanidad y empiezan a competir por el poder y el provecho, codician el dinero de la iglesia y envidian a aquellos que se han aprovechado de la casa de Dios. Se vuelven parásitos y alimañas de la casa de Dios e incluso a algunos se los revela y descarta por ser falsos líderes y anticristos. ¿Y qué demuestran estos hechos? Los cambios que son meramente de comportamiento son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter-vida de las personas, tarde o temprano muestran su verdadera cara. Esto se debe a que los cambios de conducta proceden de su fervor y, unido a algo de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, se vuelve extremadamente fácil para ellas ser fervientes o mostrar buenas intenciones por poco tiempo. Como afirman los no creyentes: “Hacer algo bueno es fácil; lo difícil es llevar toda una vida de hacer cosas buenas”. ¿Por qué son las personas incapaces de hacer cosas buenas a lo largo de su vida? Porque son por naturaleza malvadas, egoístas y corruptas. Su naturaleza dirige su conducta; sea cual sea su naturaleza, así es la conducta que revelan, y solo aquello que se revela de forma natural representa la propia naturaleza. Las cosas falsas no pueden perdurar. Cuando Dios obra para salvar al hombre no lo hace para adornarlo con una buena conducta; la finalidad de la obra de Dios consiste en transformar el carácter de las personas, en hacerlas nacer de nuevo como nuevas personas. El juicio, el castigo, las pruebas de Dios y Su refinamiento para el hombre sirven para cambiar su carácter, de forma que pueda lograr una sumisión y una lealtad absolutas respecto a Él, así como llegar a la adoración normal hacia Él. Este es el objetivo de la obra de Dios. Comportarse bien no es lo mismo que someterse a Él, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la guía del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo esclarece o guía algo de lo que las personas hacen, esto no es una revelación de su vida. No han entrado todavía en las realidades-verdad y su carácter-vida no ha cambiado en absoluto. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que se someta a Dios ni que ponga en práctica la verdad. Los cambios en la conducta no representan un cambio en el carácter-vida y no pueden considerarse revelaciones de ella.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 382
Si una persona tiene muchos comportamientos buenos, no significa que posea las realidades-verdad. Solo practicando la verdad y actuando según los principios se pueden poseer las realidades-verdad. Solo temiendo a Dios y evitando el mal se pueden poseer las realidades-verdad. Algunas personas tienen entusiasmo, pueden hablar sobre doctrina, seguir los preceptos y hacer muchas cosas buenas, pero lo único que se puede decir de ellas es que poseen un poco de humanidad. Aquellos que pueden hablar sobre doctrina y siempre observan los preceptos no necesariamente pueden practicar la verdad. Aunque lo que dicen es correcto y parece que no tiene problemas, no tienen nada que decir en lo que respecta a la esencia de la verdad. Por tanto, por mucha doctrina que alguien pueda decir, no significa que comprenda la verdad, y por mucha doctrina que entienda, no puede resolver ningún problema. Todos los teóricos religiosos pueden explicar la Biblia, pero al final, todos fracasan porque no aceptan toda la verdad que Dios ha expresado. Las personas que han experimentado un cambio en su carácter son diferentes; han comprendido la verdad, poseen discernimiento en todos los asuntos, saben cómo actuar de acuerdo con las intenciones de Dios, con los principios-verdad, cómo hacer para satisfacer a Dios, y entienden la naturaleza de la corrupción que revelan. Cuando sus propias ideas y nociones se manifiestan, son capaces de discernir y rebelarse contra la carne. Así es como se manifiesta un cambio en el carácter. La principal manifestación de la gente que ha experimentado un cambio en el carácter es que las personas han llegado a comprender claramente la verdad, y cuando llevan a cabo las cosas, ponen en práctica la verdad con relativa precisión y su corrupción no se revela tan a menudo. Generalmente, aquellos cuyo carácter ha cambiado parecen ser particularmente razonables y tener discernimiento y, debido a su entendimiento de la verdad, no revelan tanta sentenciosidad ni arrogancia. Pueden desentrañar y discernir gran parte de la corrupción que se ha revelado en ellos, así que no dan pie a la arrogancia. Son capaces de tener una comprensión exacta de cuál es su lugar y qué cosas razonables hacer, de cómo ser diligentes, de qué decir y qué no decir, y de qué decir y qué hacer a qué personas. Así pues, las personas cuyo carácter ha cambiado son relativamente razonables y solo tales personas viven verdaderamente una semejanza humana. Al entender la verdad, pueden hablar y ver las cosas de acuerdo con la verdad, y se guían por principios en todo lo que hacen; no están sujetas a la influencia de ninguna persona, acontecimiento o cosa, y todas tienen su propio punto de vista y pueden mantener los principios-verdad. Su carácter es relativamente estable, no nadan entre dos aguas, e independientemente de las circunstancias en las que se encuentren, entienden cómo llevar a cabo su deber de manera adecuada y cómo comportarse para satisfacer a Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado no están centrados en qué hacer externamente para que los demás piensen bien de ellos; han obtenido claridad interna respecto a qué hacer para satisfacer a Dios. Por tanto, desde fuera puede parecer que no son entusiastas o que no han hecho nada importante, pero todo lo que hacen tiene sentido, es valioso y da resultados prácticos. Aquellos cuyo carácter ha cambiado poseen sin duda muchas realidades-verdad y esto puede confirmarse por sus perspectivas sobre las cosas y sus principios de acción. Los que no han obtenido la verdad no han sufrido absolutamente ningún cambio en su carácter-vida. ¿Cómo se logra exactamente una transformación de carácter? Satanás ha corrompido profundamente a los seres humanos, todos se oponen a Dios, y todos tienen esa naturaleza de resistencia a Dios. Él salva a las personas convirtiendo a aquellos que tienen la naturaleza de resistencia a Dios y que pueden oponerse a Él en los que pueden someterse a Dios y temerle. Esto es lo que significa ser alguien cuyo carácter se ha transformado. No importa lo corrupta que sea una persona o cuántas actitudes corruptas posea, mientras pueda aceptar la verdad, aceptar el juicio y el castigo de Dios y aceptar varias pruebas y refinamientos, tendrá una verdadera comprensión de Dios, y al mismo tiempo será capaz de ver claramente su propia esencia-naturaleza. Cuando se conozcan verdaderamente a sí mismos, serán capaces de odiarse a ellos mismos y a Satanás, y estarán dispuestos a rebelarse contra Satanás y a someterse completamente a Dios. Una vez que una persona tenga esta determinación, podrá perseguir la verdad. Si las personas tienen un verdadero conocimiento de Dios, si su carácter satánico está purificado y las palabras de Dios se arraigan en ellas y se han convertido en su vida y en la base de su existencia, si viven según las palabras de Dios y han cambiado completamente y se han convertido en personas nuevas, entonces esto constituye una transformación en su carácter-vida. Un cambio en el carácter no significa tener una humanidad madura y experimentada, ni que las actitudes externas de las personas sean más dóciles que antes, que antes solían ser arrogantes, pero ahora se comunican razonablemente, o que no solían escuchar a nadie, pero ahora pueden escuchar a los demás un poco. No se puede decir que esos cambios externos sean transformaciones en el carácter. Por supuesto, las transformaciones en el carácter incluyen tales manifestaciones, pero el ingrediente clave es que su vida ha cambiado por dentro. Esto se debe enteramente a que las palabras de Dios y la verdad se han arraigado dentro de ellos, gobiernan en su interior y se han convertido en su vida. Su visión de las cosas también ha cambiado. Pueden calar directamente lo que sucede en el mundo y con la humanidad, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cuál es la esencia del gran dragón rojo y cómo este se opone a Dios. Pueden odiar en su corazón al gran dragón rojo, a Satanás, y pueden volverse completamente hacia Dios y seguirlo. Esto significa que su carácter-vida ha cambiado, y Dios los ha ganado. Los cambios en el carácter-vida son fundamentales, mientras que los cambios en el comportamiento son superficiales. Solo aquellos que han logrado cambios en el carácter-vida son los que han obtenido la verdad, y solo ellos han sido ganados por Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 383
La transformación del carácter propio no es un cambio en la conducta, ni un cambio externo fingido, ni una transformación temporal producto del entusiasmo. Por muy buenos que sean estos cambios, no pueden sustituir a la transformación en el carácter-vida, ya que estos cambios externos pueden lograrse mediante el esfuerzo humano, pero la transformación en el carácter-vida no puede lograrse únicamente mediante el esfuerzo propio. Para lograrlo se requiere experimentar el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, así como la perfección del Espíritu Santo. Aunque las personas que creen en Dios muestran algún comportamiento bueno, ni una sola de ellas se somete y ama de verdad a Dios ni puede seguir Su voluntad. ¿A qué se debe esto? La razón es que esto requiere una transformación en el carácter-vida, y un mero cambio en el comportamiento dista mucho de ser suficiente. Un cambio de carácter significa que tienes conocimiento y experiencia de la verdad, y que esta se ha convertido en tu vida, que puede dirigir y dominar tu vida y todo lo que tiene que ver contigo. Esto es una transformación en tu carácter-vida. Solo las personas que poseen la verdad como vida son aquellas cuyo carácter ha cambiado. En el pasado, puede que hubiera algunas verdades que no pudieras poner en práctica cuando las comprendiste, pero ahora puedes practicar cualquier aspecto de la verdad que comprendas sin obstáculos ni dificultad. Cuando practicas la verdad, te sientes lleno de paz y felicidad, pero si no puedes practicar la verdad, sientes dolor y tu conciencia se ve perturbada. Puedes practicar la verdad en todo, vivir según las palabras de Dios y tener una base para vivir. Esto significa que has cambiado tu carácter. Ahora puedes desprenderte fácilmente de tus nociones e imaginaciones, tus preferencias y búsquedas carnales, y aquellas cosas que antes no podías dejar atrás. Sientes que las palabras de Dios son realmente buenas y que practicar la verdad es lo mejor que puedes hacer. Esto significa que tu carácter ha cambiado. Un cambio de carácter parece muy sencillo, pero en realidad es un proceso que implica mucha experiencia. Durante este periodo, las personas necesitan soportar muchas dificultades, tienen que someter el propio cuerpo y rebelarse contra su carne, también necesitan sufrir el juicio, el castigo, la poda, las pruebas y el refinamiento, y además necesitan experimentar muchos fracasos, caídas, luchas internas y tormentos dentro de su corazón. Solo después de estas experiencias, las personas pueden tener cierta comprensión de su propia naturaleza, pero una cierta comprensión no produce de inmediato un cambio completo; tienen que pasar por un largo período de experiencia antes de al fin poder despojarse poco a poco de sus actitudes corruptas. Por eso se necesita toda una vida para cambiar el carácter propio. Por ejemplo, si revelas corrupción en un asunto, ¿puedes practicar inmediatamente la verdad cuando te das cuenta de ello? No, no puedes. En esta etapa de entendimiento, otros te podan, y luego tu entorno te obliga y te fuerza a actuar de acuerdo con los principios-verdad. A veces, sigues sin resignarte a hacerlo y te dices a ti mismo: “¿Tengo que hacerlo así? ¿Por qué no puedo hacerlo como quiero? ¿Por qué siempre se me pide que practique la verdad? No quiero hacer esto, ¡estoy cansado!”. Experimentar la obra de Dios requiere pasar por el siguiente proceso: de ser reacio a practicar la verdad, a practicarla de buena gana; de la negatividad y la debilidad, a la fortaleza y a la capacidad de rebelarse contra la carne. Cuando las personas llegan a un determinado punto de experiencia y luego pasan por algunas pruebas, refinamiento y al final llegan a comprender las intenciones de Dios y algunas verdades, en ese momento estarán en cierto modo felices y dispuestas a actuar de acuerdo con los principios-verdad. Al inicio, las personas son reacias a practicar la verdad. Tomemos como ejemplo hacer con devoción los deberes propios: tienes cierto entendimiento acerca de realizar tus deberes y ser devoto a Dios, y también tienes algo de entendimiento de la verdad, pero ¿cuándo podrás ser devoto por completo? ¿Cuándo podrás hacer tus deberes tanto de palabra como de obra? Esto requerirá un proceso. Durante este proceso podrías padecer muchas dificultades. Tal vez algunas personas te poden y otras te critiquen. Todo el mundo tendrá sus ojos puestos en ti, te escrutará, y será entonces cuando empieces a comprender que te equivocas, que eres tú quien lo ha hecho mal, que es inaceptable la ausencia de devoción en la ejecución de tu deber y que no has de ser superficial. El Espíritu Santo te esclarecerá desde dentro y te reprochará cuando cometas un error. Durante este proceso, llegarás a comprender algunas cosas sobre ti mismo y sabrás que tienes demasiadas impurezas, que albergas demasiados motivos personales y que tienes demasiados deseos inmoderados cuando haces tus deberes. Una vez que hayas entendido la esencia de estas cosas, si puedes ir delante de Dios en oración y tener un arrepentimiento verdadero, podrás purificarte de esas cosas corruptas. Si frecuentemente buscas la verdad de esta manera para resolver tus propios problemas prácticos, poco a poco pondrás los pies en la senda correcta de la fe; empezarás a tener verdaderas experiencias de vida y tu carácter corrupto empezará a purificarse poco a poco. Cuanto más se purifique tu carácter corrupto, más se transformará tu carácter-vida.
Aunque ahora muchas personas están realizando sus deberes, en esencia, ¿cuántas los hacen saliendo del paso? ¿Cuántas personas pueden aceptar la verdad y hacer sus deberes según los principios-verdad? ¿Cuántas personas realizan sus deberes de acuerdo con los requisitos de Dios después de que su carácter haya cambiado? Al examinar más estas cosas, podrás saber si realmente cumples con el estándar al ejecutar tu deber, y también podrás notar claramente si ha cambiado tu carácter. No es sencillo lograr la transformación del propio carácter; no supone simplemente algunos cambios de conducta, adquirir algo de conocimiento de la verdad, saber hablar algo sobre la experiencia propia con cada aspecto de la verdad ni hacer algunos cambios o volverse un poco sumisos después de haber sido disciplinados. Estas cosas no constituyen una transformación del carácter-vida. ¿Por qué digo esto? Aunque hayas cambiado un poco, sigues sin poner en práctica la verdad de forma genuina. Tal vez te comportas así porque te hallas temporalmente en un entorno adecuado y la situación lo permite, o porque tus circunstancias actuales te han apremiado. Además, cuando estás de buen humor, cuando tu estado es normal y tienes la obra del Espíritu Santo, puedes practicar la verdad. Pero supongamos que estás en medio de una prueba, cuando estás sufriendo como Job en medio de tus pruebas, o bien te enfrentas a la prueba de la muerte. Cuando esto llegue, ¿seguirás siendo capaz de practicar la verdad y de mantenerte firme en el testimonio? ¿Podrás decir algo como lo que dijo Pedro: “Incluso si muriese después de conocerte, ¿cómo podría no hacerlo gustoso y feliz?”? ¿Qué valoraba Pedro? Lo que Pedro valoraba era la sumisión, y consideraba que el conocimiento de Dios era lo más importante, por lo que fue capaz de someterse hasta la muerte. La transformación en el carácter no se produce de la noche a la mañana; se necesita toda una vida de experiencia para lograrlo. Comprender la verdad es un poco más fácil, pero ser capaz de practicarla en diversos contextos es difícil. ¿Por qué la gente siempre tiene problemas para poner en práctica la verdad? De hecho, todas estas dificultades están directamente relacionadas con las actitudes corruptas de las personas, y todas ellas son obstáculos que provienen de las actitudes corruptas. Por lo tanto, tienes que sufrir mucho y pagar un precio para poder poner en práctica la verdad. Si no tuvieras actitudes corruptas, no tendrías que sufrir y pagar un precio para practicar la verdad. ¿Acaso no es un hecho evidente? A veces puede parecer que pones en práctica la verdad, pero, en realidad, la naturaleza de tus actos no lo demuestra. Al seguir a Dios, mucha gente es capaz de dejar de lado su familia y profesión y realizar el deber y, por tanto, cree estar practicando la verdad. Sin embargo, jamás son capaces de ofrecer un testimonio vivencial genuino. ¿Qué sucede aquí exactamente? Para evaluarlos según las nociones humanas, parecen estar practicando la verdad, pero Dios no reconoce que lo que están haciendo sea practicarla. Si las cosas que haces tienen detrás motivaciones personales y están adulteradas, entonces es probable que te desvíes de los principios, y no se puede decir que estás practicando la verdad; se trata solo de un tipo de conducta. En sentido estricto, es probable que Dios condene este tipo de conducta tuya; no la aprobará ni la recordará. Para continuar diseccionando esto en su esencia y origen, eres alguien que hace el mal, y estas conductas externas tuyas constituyen una oposición a Dios. A simple vista, no estás trastornando ni perturbando nada y no has hecho ningún daño real. Parece ser lógico y razonable, pero, por dentro, existen intenciones y contaminantes humanos, y su esencia es la de hacer el mal y resistirse a Dios. Por lo tanto, deberías determinar si ha habido un cambio en tu carácter y si estás poniendo en práctica la verdad usando las palabras de Dios y viendo los motivos que están detrás de tus acciones. No depende de si tus actos se adecúan a las imaginaciones y pensamientos humanos o se adaptan a tus gustos; esas cosas no son importantes. Más bien, depende de que Dios diga si te conformas o no a Sus intenciones, si tus acciones poseen o no la realidad-verdad y si cumplen o no con Sus estándares requeridos. Evaluarte en función de los requisitos de Dios es lo único exacto. La transformación del carácter y la práctica de la verdad no son tan fáciles y sencillas como las personas imaginan. ¿Entendéis esto ahora? ¿Tenéis alguna experiencia con esto? Cuando se trata de la esencia de un problema, puede que no la entendáis; vuestra entrada ha sido excesivamente superficial. Corréis de acá para allá todo el día del amanecer al ocaso, os levantáis temprano y os acostáis tarde, pero no habéis logrado la transformación de vuestro carácter-vida ni podéis captar lo que es dicha transformación de carácter. Esto significa que vuestra entrada es demasiado superficial, ¿no es cierto? Independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, puede que no percibáis la esencia y las cosas profundas que tengan que ver con la transformación del carácter. ¿Puede decirse que tu carácter ha cambiado? ¿Cómo sabes si Dios te aprueba o no? Como mínimo, te sentirás excepcionalmente firme en tu corazón con respecto a todo lo que haces, sentirás que el Espíritu Santo te guía, te esclarece y obra en ti cuando realizas tus deberes, cuando llevas a cabo cualquier obra en la casa de Dios, o en general; tus acciones irán de la mano de las palabras de Dios y, cuando poseas cierto grado de experiencia, sentirás que lo que hiciste en el pasado era relativamente adecuado. No obstante, si después de ganar experiencia durante un tiempo sientes que algunas de las cosas que hiciste en el pasado no fueron adecuadas, si estás insatisfecho con ellas y sientes que no concordaban con la verdad, esto demuestra que todo lo que hiciste fue en resistencia a Dios. Demuestra que tu servicio estuvo lleno de rebeldía, de resistencia y de conductas humanas, y que has fracasado por completo a la hora de lograr cambios en el carácter.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter
Palabras diarias de Dios Fragmento 384
A la hora de determinar si las personas pueden someterse a Dios o no, el aspecto clave es si tienen deseos extravagantes o motivaciones ocultas hacia Él. Si las personas siempre están haciéndole peticiones a Dios, eso demuestra que no le son sumisas. Sin importar lo que te suceda, si no lo aceptas de Dios y no buscas la verdad, y si siempre razonas a tu favor y sientes que solo tú tienes la razón, y si incluso eres capaz de dudar de que Dios es la verdad y la justicia, entonces tendrás problemas. Esas personas son las más arrogantes y rebeldes hacia Dios. La gente que siempre le exige a Dios no puede someterse de veras a Él. Si le haces peticiones a Dios, esto prueba que estás intentando hacer un trato con Él, que estás eligiendo tu propia voluntad y actuando conforme a ella. En este sentido, estás traicionando a Dios y careces de sumisión. Ponerle exigencias a Dios es, en sí mismo, carecer de razón; si creyeras de verdad que Él es Dios, no te atreverías a ponerle exigencias ni te creerías cualificado para hacerlo, ya sea que las creyeras razonables o no. Si de verdad crees en Dios y crees que Él es Dios, únicamente lo adorarás y te someterás a Él, no hay otra opción. La gente de hoy no se limita a tomar sus propias decisiones, sino que incluso le pide a Dios que actúe según su propia voluntad. No solo eligen no someterse a Dios, sino que incluso le piden a Dios que se someta a ellos. ¿No es esto totalmente carente de razón? Por lo tanto, si no hay verdadera fe dentro de una persona ni convicción sustancial, nunca podrá obtener la aprobación de Dios. Cuando la gente es capaz de ponerle menos exigencias a Dios, tiene más fe verdadera y sumisión, y su razón es comparativamente normal. Ocurre a menudo que, cuanto más inclinadas están las personas a razonar y más justificación tienen, más difícil es lidiar con ellas. No solo ponen muchas exigencias, sino que cuando se les da un dedo, se toman el brazo. Cuando están satisfechas en un aspecto, presentan exigencias en otro. Tienen que estar satisfechas en todos los aspectos y, de no ser así, empiezan a quejarse, dan las cosas por perdidas y actúan de forma temeraria. Después, se sienten en deuda y tienen remordimiento, lloran lágrimas amargas y quieren morir. ¿De qué sirve esto? ¿Acaso no son poco razonables y constantemente molestas? Esta serie de problemas tiene que resolverse de raíz. Si tienes un carácter corrupto y no lo resuelves, si esperas a tener problemas o causar un desastre para resolverlo, ¿cómo puedes compensar este perjuicio? ¿No sería como a buenas horas, mangas verdes? Por lo tanto, para resolver completamente el problema de tu carácter corrupto, debes buscar la verdad para resolverlo cuando surge por primera vez. Debes resolver el carácter corrupto en su estado incipiente, con lo que te asegurarás así de no hacer nada malo y evitarás futuros problemas. Si un carácter corrupto se arraiga y se convierte en el pensamiento o el punto de vista de una persona, podrá conducirla a hacer el mal. Por tanto, la autorreflexión y el autoconocimiento consisten principalmente en descubrir las propias actitudes corruptas y buscar rápidamente la verdad para resolverlas. Debes saber qué cosas hay en tu naturaleza, qué te gusta, qué buscas y qué quieres obtener. Debes diseccionar estas cosas de acuerdo con las palabras de Dios para ver si se ajustan a Sus intenciones y de qué manera son falaces. Una vez que entiendas estas cosas, debes resolver el problema de tu razonamiento anormal, es decir, el problema de que seas irrazonable y constantemente molesto. Este no es solo el problema de tu carácter corrupto, sino que también atañe a tu falta de razón. Especialmente en lo que se refiere a sus intereses, las personas que se dejan llevar por los intereses personales no poseen un razonamiento normal. Este es un problema psicológico, y también es el punto fatal de la gente. Algunas personas sienten que tienen cierto calibre y algunos dones, y siempre quieren ser líderes y sobresalir, así que le piden a Dios que las use. Si Dios no las usa, dicen: “¿Cómo puede Dios no verme con buenos ojos? Dios, si me usas para hacer algo importante, ¡te prometo que me esforzaré por Ti!”. ¿Es correcta esta clase de intención? Es bueno esforzarse por Dios, pero hay motivaciones detrás de su voluntad de hacerlo. Lo que aman es el estatus, y esto es en lo que se centran. Solo cuando las personas son capaces de ser de veras sumisas, de seguir a Dios de todo corazón sin que les importe que Él les utilice o no, y de esforzarse por Dios sin que les importe si tienen estatus o no, se puede considerar que poseen razón y son sumisas a Dios. Está bien que la gente esté dispuesta a esforzarse por Dios, y Dios está dispuesto a utilizarlas, pero si no están dotadas de la verdad, Dios no tiene forma de utilizarlas. Si la gente está dispuesta a esforzarse por la verdad y a cooperar, debe haber una etapa preparatoria. Solo después de que las personas comprendan la verdad y puedan someterse realmente a Dios, Él podrá utilizarlas formalmente. Esta etapa de formación es esencial. Todos los líderes y obreros de hoy en día se encuentran en esta etapa de formación. Cuando tengan experiencia de vida y puedan abordar los asuntos con principios, serán aptos para que Dios los utilice.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las personas le ponen demasiadas exigencias a Dios
Palabras diarias de Dios Fragmento 385
La única actitud que un ser creado debe tener hacia el Creador es la sumisión, una sumisión incondicional. Esto es algo que algunas personas de hoy en día tal vez no puedan aceptar. Esto se debe a que la estatura de la gente es demasiado escasa y no posee la realidad-verdad. Si, cuando Dios hace cosas que están en desacuerdo con tus nociones, eres propenso a malinterpretar a Dios, incluso a rebelarte contra Él y traicionarlo, entonces estás lejos de poder someterte a Dios. Las personas, mientras las provee y riega la palabra de Dios, están de hecho luchando por un solo objetivo, que es en última instancia la capacidad de alcanzar la sumisión incondicional y absoluta a Dios. Cuando llegues a este punto, tú, este ser creado, serás acorde al estándar. Hay veces en que Dios hace deliberadamente cosas que están en desacuerdo con tus nociones y van en contra de tus deseos, y que hasta pueden estar en desacuerdo con la verdad, no tener consideración hacia ti y no concordar con tus propias preferencias. Tales cosas pueden resultarte difíciles de aceptar, puede que no seas capaz de entenderlas, y da igual cómo las analices, puede que te parezcan incorrectas y no seas capaz de aceptarlas, puede que sientas que Dios no fue razonable al hacerlas pero, de hecho, Dios lo hizo a propósito. Entonces, ¿cuál es el objetivo de Dios al hacer estas cosas? Probarte y revelarte para ver si eres o no capaz de buscar la verdad, si tienes o no verdadera sumisión a Dios. No busques una base para todo lo que Dios hace y pide, y no preguntes por qué. Tratar de presentar tus argumentos a Dios no sirve de nada. Solo tienes que reconocer que Dios es la verdad y ser capaz de una sumisión absoluta. Solo tienes que reconocer que Dios es tu Creador y tu Dios. Esto es más elevado que cualquier razonamiento, más elevado que cualquier sabiduría mundana, más alto que cualquier moral, ética, conocimiento, filosofía o cultura tradicional humanos; más elevado, incluso, que los sentimientos, la justicia y el llamado amor humanos. Es más elevado que todo. Si esto no te queda claro, tarde o temprano llegará un día en el que te ocurra algo y caigas. Cuando menos, te rebelarás contra Dios y caminarás por una senda desviada; si al final eres capaz de arrepentirte y reconocer la belleza de Dios y la importancia en ti de Su obra, entonces todavía tendrás esperanza de salvación, pero si caes por culpa de esto y no eres capaz de volver a levantarte, no te queda esperanza. Ya sea que Dios juzgue, castigue o maldiga a las personas, todo ello es para salvarlas, y no han de tener miedo. ¿Qué deberías temer? Deberías temer que Dios diga: “Te desdeño”. Si Dios dice esto, estás en problemas. Eso significa que Dios no te salvará, que no tienes esperanza de salvación. Por eso, al aceptar la obra de Dios, la gente debe entender las intenciones de Dios. Hagas lo que hagas, no le encuentres tres pies al gato cuando se trata de las palabras de Dios, diciendo: “El juicio y el castigo están bien, pero la condena, la maldición y la destrucción, ¿acaso no significan que todo ha terminado para mí? ¿Qué sentido tiene ser un ser creado? Así que no lo voy a ser, y Tú ya no serás mi Dios”. Si rechazas a Dios y no te mantienes firme en tu testimonio, entonces Dios puede en verdad rechazarte. ¿Sabéis eso? No importa cuánto tiempo la gente haya creído en Dios, no importa cuántos caminos hayan recorrido, cuánto trabajo hayan hecho o cuántos deberes hayan realizado, todo lo que han hecho durante este tiempo ha sido la preparación para una sola cosa. ¿Qué cosa es esa? Se han estado preparando para al final tener una sumisión absoluta a Dios, una sumisión incondicional. ¿Qué significa “incondicional”? Significa que no te justificas, y no hablas de tus propias razones objetivas, significa que no hilas fino; no eres digno de esto porque eres un ser creado. Cuando hilas fino con Dios, es que te has equivocado de lugar, y cuando intentas presentarle tus argumentos, también confundes tu lugar. No discutas con Dios, no intentes siempre averiguar la razón, no insistas en entender antes de someterte, y en no someterte cuando no entiendes. Cuando haces esto, te equivocas de lugar, en cuyo caso tu sumisión a Dios no es absoluta; es una sumisión relativa y condicionada. Los que condicionan su sumisión a Dios, ¿acaso son personas que se someten realmente a Dios? ¿Tratas a Dios como Dios? ¿Adoras a Dios como el Creador? Si no lo haces, entonces Dios no te reconoce. ¿Qué debes experimentar para alcanzar la sumisión absoluta e incondicional a Dios? ¿Y cómo debes experimentarlo? Por un lado, las personas deben aceptar el juicio y el castigo de Dios, y deben aceptar ser podadas. Además, han de aceptar la comisión de Dios, deben perseguir la verdad mientras hacen su deber, deben comprender los diversos aspectos de la verdad relacionados con la entrada en la vida y alcanzar la comprensión de las intenciones de Dios. A veces, esto queda por encima del calibre de las personas, y carecen de la facultad de perspicacia para alcanzar el entendimiento de la verdad, y solo pueden entender un poco cuando otros tienen charla con ellos o cuando aprenden lecciones de las diversas situaciones dispuestas por Dios. Pero debes ser consciente de que has de tener un corazón sumiso a Dios, no debes tratar de presentarle tus argumentos o ponerle condiciones; todo cuanto Dios hace es lo que debe hacerse, pues Él es el Creador y tú eres un ser creado. Debes tener una actitud de sumisión, y no debes preguntar siempre la razón o hablar de condiciones. Si careces incluso de la más básica actitud de sumisión, y eres incluso propenso a dudar y desconfiar de Dios, o a pensar, en tu corazón: “Tengo que ver si Él realmente me va a salvar y si Dios es realmente justo. Todo el mundo dice que Dios es amor; pues bien, debo comprobar si de verdad hay amor en lo que Dios hace en mí, si realmente se trata de amor”, si examinas constantemente si lo que Dios hace está en consonancia con tus nociones y gustos, o incluso con lo que tú crees que es la verdad, entonces te has equivocado de lugar, y te encuentras en problemas. Es probable que ofendas el carácter de Dios. Las verdades relacionadas con la sumisión son fundamentales, y ninguna verdad se puede explicar completa y claramente en solo un par de frases; todas ellas se relacionan con los diversos estados y la diferente corrupción de las personas. La entrada en la realidad-verdad no puede alcanzarse en uno o dos, o tres o cinco años. Requiere experimentar muchas cosas, experimentar gran parte del juicio y el castigo de las palabras de Dios, además de mucha poda. Tan solo cuando finalmente alcances la capacidad de practicar la verdad, tu búsqueda de la verdad resultará efectiva, y solo entonces poseerás la realidad-verdad. Solo los que la poseen cuentan con verdadera experiencia.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 386
Mientras experimentas la obra de Dios, por más veces que hayas fallado, caído, sido podado o puesto en evidencia, estas cosas no son malas. Independientemente de cómo hayas sido podado, o si ha sido por parte de los líderes, obreros o hermanos o hermanas, todo esto es bueno. Debes recordar que, por mucho que sufras, en realidad te estás beneficiando. Cualquier persona con experiencia puede dar fe de ello. Sí o sí, la poda o la revelación son siempre cosas buenas. No son una condena. Son la salvación de Dios y la mejor oportunidad para que llegues a conocerte. Puede traer un cambio de aires a tu experiencia de vida. Sin ello, no tendrás ni la oportunidad, ni la condición ni el contexto para poder alcanzar un entendimiento de la verdad de tu corrupción. Si entiendes realmente la verdad, y eres capaz de desenterrar las cosas corruptas ocultas en las profundidades de tu corazón, si puedes distinguirlas con claridad, entonces eso es bueno, esto ha resuelto un problema importante de entrada en la vida, y supone un gran beneficio para la transformación de carácter. Poder conocerte realmente es la mejor oportunidad para que enmiendes tus caminos y te conviertas en una nueva persona; es la mejor oportunidad de que obtengas nueva vida. Cuando realmente te conozcas, podrás ver que, cuando la verdad se convierte en la vida de alguien, es algo realmente precioso, y tendrás sed de la verdad, la practicarás y entrarás en la realidad. ¡Esto es algo verdaderamente grandioso! Si puedes aprovechar esta oportunidad y reflexionar sinceramente sobre ti mismo y obtener un conocimiento genuino de ti mismo cada vez que falles o caigas, entonces en medio de la negatividad y la debilidad, podrás volver a levantarte. Cuando hayas cruzado este umbral, entonces podrás dar un gran paso adelante y entrar en la realidad-verdad.
Si crees en la soberanía de Dios, entonces tienes que creer que los sucesos cotidianos, sean buenos o malos, no suceden al azar. No es que alguien esté siendo deliberadamente duro contigo o teniéndote en la mira; todo esto fue dispuesto y orquestado por Dios. ¿Por qué orquesta Dios estas cosas? No es para desenmascarar tal y como eres o para ponerte en evidencia y descartarte; ponerte en evidencia no es la meta final. La meta consiste en perfeccionarte y salvarte. ¿Cómo te perfecciona Dios? ¿Y cómo te salva? Comienza por hacerte consciente de tu propio carácter corrupto, y hacerte conocer tu esencia-naturaleza, tus defectos y tus carencias. Solo si conoces estas cosas y tienes un entendimiento de ellas puedes perseguir la verdad y, gradualmente, despojarte de tu carácter corrupto. Esto es Dios que te está brindando una oportunidad. Esta es la misericordia de Dios. Tienes que saber aprovechar esta oportunidad. No debes sentir resistencia hacia Dios, confrontarte con Él ni malinterpretarlo. En particular, cuando te enfrentas con las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios dispone a tu alrededor, no sientas constantemente que las cosas no son como desearías que fueran, no desees escapar constantemente de ellas ni te quejes siempre de Dios y tampoco lo malinterpretes. Si estás haciendo esas cosas constantemente, entonces no estás experimentando la obra de Dios y eso hará que te resulte muy difícil entrar en la realidad-verdad. Sin importar lo que te encuentres que no puedas entender plenamente o que te haga experimentar dificultades, debes aprender a someterte. Debes empezar por acudir delante de Dios y orar más. De esa manera, antes de que te des cuenta, ocurrirá un cambio en tu estado interno y podrás buscar la verdad para resolver tu problema. Así, podrás experimentar la obra de Dios. Mientras esto ocurre, la realidad-verdad será forjada dentro de ti y así es como avanzarás y pasarás por una transformación en el estado de tu vida. Una vez que hayas pasado por este cambio y poseas esta realidad-verdad, poseerás además estatura, y con la estatura viene la vida. Si alguien vive siempre basándose en un carácter satánico corrupto, entonces no importa cuánto entusiasmo o energía tenga, no podrá considerarse que posea estatura o vida. Dios obra en cada persona y, sin importar cuál sea Su método, qué clase de personas, acontecimientos y cosas usa a Su servicio o el tipo de tono que tengan Sus palabras, Él solo tiene una meta final: salvarte. ¿Y cómo te salva Dios? Él te cambia. Entonces, ¿cómo podrías no sufrir un poco? Tendrás que sufrir. Este sufrimiento puede implicar muchas cosas. En primer lugar, la gente debe sufrir cuando acepta el juicio y el castigo de las palabras de Dios. Cuando las palabras de Dios son demasiado severas y explícitas y la gente malinterpreta a Dios —e incluso tiene nociones—, eso también puede ser doloroso. A veces, Dios crea un entorno alrededor de las personas para revelar su corrupción, para hacerlas reflexionar y conocerse a sí mismas, y entonces también sufrirán un poco. A veces, cuando se las poda directamente y se las desenmascara, las personas tienen que sufrir. Es como si se estuvieran sometiendo a una operación. Si no hay sufrimiento, no se produce ningún efecto. Si cada vez que eres podado y cada vez que un entorno te pone en evidencia, eso remueve tu corazón y te alienta, entonces, mediante esta clase de experiencias entrarás en la realidad-verdad y tendrás estatura. Si cada vez que eres sujeto a ser podado y a ser puesto en evidencia en un entorno, no sientes ningún tipo de dolor o incomodidad y no sientes nada, y no te presentas ante Dios para buscar Sus intenciones y tampoco oras o buscas la verdad, ¡entonces eres muy insensible! Dios no obra en ti cuando tu espíritu no siente nada, cuando no reacciona. Dios dirá: “Esta persona es demasiado insensible y ha sido profundamente corrompida. Da igual cómo lo discipline, pode o intente tenerlo controlado, sigo sin conmover su corazón ni despertar su espíritu. Esta persona estará en problemas, no es fácil de salvar”. Supón que Dios dispone ciertos entornos, personas, acontecimientos y cosas para ti; o Él te poda y aprendes lecciones de esto; aprendes a venir ante Dios, a buscar la verdad y, sin que te des cuenta, eres esclarecido e iluminado y obtienes la verdad; experimentas cambios en estos entornos, obtienes algo y haces progresos, y comienzas a tener un poco de entendimiento de la intención de Dios y dejas de quejarte. Esto significa que has permanecido firme en medio de las pruebas de estos entornos y soportado la prueba. En ese caso, habrás superado este obstáculo. ¿Cómo considerará Dios a aquellos que resisten la prueba? Él dirá que tienen un corazón sincero, y que pueden soportar este tipo de sufrimiento, y que, en el fondo, aman la verdad y desean obtenerla. Si Dios te evalúa de esta manera, ¿acaso no eres alguien con estatura? ¿No tienes entonces vida? Y ¿cómo se logra esta vida? ¿Te la concede Dios? Dios provee para ti de varias maneras y utiliza a varias personas, acontecimientos y cosas para formarte. Es como si Dios te estuviera dando personalmente comida y bebida, entregándote en persona varios tipos de alimentos para que comas hasta hartarte y los disfrutes; solo entonces puedes crecer y permanecer fuerte. Así es como debes experimentar y comprender estas cosas; así te sometes a todo lo que viene de Dios. Esta es la clase de estado mental y actitud que debes poseer, y debes aprender a buscar la verdad. No debes estar buscando constantemente causas externas o culpando a otros por tus problemas o buscando faltas en las personas; debes tener un claro entendimiento de las intenciones de Dios. Visto desde fuera, podría parecer que algunas personas tienen opiniones acerca de ti o prejuicios contra ti, pero no debes ver estas cosas de esa manera. Si ves las cosas desde esta clase de punto de vista, lo único que harás es discutir y no podrás lograr nada. Debes ver las cosas de una forma objetiva y lo aceptarás todo de parte de Dios. Cuando veas las cosas de esta manera, te resultará fácil someterte a la obra de Dios, y serás capaz de buscar la verdad y captar las intenciones de Dios. Una vez que tu punto de vista y tu estado mental sean rectificados, podrás alcanzar la verdad. Entonces, ¿por qué no lo haces? ¿Por qué te resistes? Si dejaras de resistirte, recibirías la verdad. Si te resistes, no recibirás nada y, además, herirás los sentimientos de Dios y lo decepcionarás. ¿Por qué decepcionarás a Dios? Porque no aceptas la verdad, no tienes esperanza de salvación, y Dios no es capaz de ganarte, así que ¿cómo no va a estar Él decepcionado? Cuando no aceptas la verdad, esto es igual a rechazar la comida que Dios te ha ofrecido personalmente. Dices que no tienes hambre y no lo necesitas; una y otra vez, Dios trata de animarte a comer, pero aun así no lo quieres. Prefieres pasar hambre. Crees estar saciado cuando, en realidad, no tienes absolutamente nada. Las personas así carecen de razón y son muy sentenciosas, en verdad no reconocen una cosa buena cuando la ven, son las más pobres y penosas de todas.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los acontecimientos y las cosas cercanos
Palabras diarias de Dios Fragmento 387
En su trabajo, los líderes y obreros de la iglesia deben prestar atención a dos principios: uno es realizar su trabajo exactamente según los principios estipulados en los arreglos del trabajo, nunca violar esos principios ni basar su trabajo en nada que pudieran imaginar o en sus propias ideas. En todo lo que hagan deben mostrar interés por la obra de la iglesia y siempre poner los intereses de la casa de Dios primero. Otra cosa, que es la más crucial, es que en todas las cosas se deben enfocar en seguir la guía del Espíritu Santo y hacer todo estrictamente siguiendo las palabras de Dios. Si siguen pudiendo ir en contra de la guía del Espíritu Santo, o si siguen tercamente sus propias ideas y hacen las cosas de acuerdo con su propia imaginación, entonces sus acciones constituirán una resistencia muy seria contra Dios. Con frecuencia, darle la espalda al esclarecimiento y a la guía del Espíritu Santo sólo conducirá a un callejón sin salida. Si pierden la obra del Espíritu Santo, entonces no podrán trabajar, y si se las arreglan para trabajar de alguna manera, no lograrán nada. Estos son los dos principios fundamentales que deben acatar los líderes y obreros mientras trabajan: uno es llevar a cabo su trabajo exactamente de acuerdo con los arreglos del trabajo de lo Alto, así como actuar de acuerdo con los principios que han sido presentados por lo Alto; el otro es seguir la guía del Espíritu Santo que está dentro de ellos. Una vez captados estos dos principios, no tenderán tanto a cometer errores en su trabajo. Vuestra experiencia en la realización del trabajo de la iglesia sigue siendo limitada, y vuestro trabajo está muy adulterado por vuestras propias ideas. En ocasiones, tal vez no entendáis el esclarecimiento o la dirección del Espíritu Santo de vuestro interior; en otras ocasiones, parecéis entenderlo, pero es probable que lo ignoréis. Siempre imagináis o deducís de un modo humano, haciendo lo que os parece adecuado sin preocuparos en absoluto por las intenciones del Espíritu Santo. Abordáis vuestro trabajo únicamente según vuestras propias ideas, dejáis de lado el esclarecimiento del Espíritu Santo. Este tipo de situaciones ocurren con frecuencia. La dirección interna del Espíritu Santo no es trascendental. En realidad, es muy normal. Es decir, en lo profundo de tu corazón te parece que esta es una forma correcta de actuar, y que es la mejor. Esta idea está bastante clara; no surge de la reflexión, y a veces no entiendes por completo por qué deberías actuar de esta manera. A menudo, esto no es más que el esclarecimiento del Espíritu Santo. Esto les ocurre con mayor frecuencia a las personas con experiencia. El Espíritu Santo te guía a hacer lo que es más apropiado. No es algo en lo que pienses, más bien es una sensación en tu corazón que te hace darte cuenta de que esa es la mejor manera de hacerlo, y te gusta hacerlo así sin saber por qué. Puede que esto provenga del Espíritu Santo. Las propias ideas suelen surgir del pensamiento y la consideración y están todas adulteradas por la propia voluntad. Siempre piensan en qué beneficio y ventaja les supone; cada uno de los actos que deciden hacer los humanos contiene estos aspectos. Sin embargo, la dirección del Espíritu Santo no contiene, en modo alguno, tales adulteraciones. Es necesario prestar cuidadosa atención a la dirección o al esclarecimiento del Espíritu Santo; en las cuestiones clave, en particular, debes tener cuidado con el fin de captarlos. Lo más probable es que las personas a las que les gusta usar el cerebro, a las que les gusta actuar siguiendo sus propias ideas, se pierdan esta guía o esclarecimiento. Los líderes y obreros que son acordes al estándar son personas que poseen la obra del Espíritu Santo, que están atentos a ella en todo momento, que se someten al Espíritu Santo, tienen un corazón temeroso de Dios, son considerados con Sus intenciones y persiguen incansablemente la verdad. Para satisfacer a Dios y dar testimonio de Él correctamente, debes reflexionar a menudo sobre tus propias motivaciones y adulteraciones en la ejecución de tu deber, y después intentar observar cuánto de la obra está motivado por las ideas humanas, cuánto ha nacido del esclarecimiento del Espíritu Santo y cuánto está en armonía con las palabras de Dios. Debes reflexionar de forma constante, y en todas las circunstancias, sobre si tus palabras y tus actos se ajustan a la verdad. Practicar con frecuencia de esta manera te pondrá en la senda correcta de servir a Dios. Es necesario poseer las realidades-verdad para llevar a cabo un servicio a Dios de manera que esté de acuerdo con Sus intenciones. Solo después de haber entendido la verdad pueden las personas tener la capacidad de discernir y reconocer lo que emerge de sus propias ideas y lo que emerge de las motivaciones humanas. Son capaces de reconocer las impurezas humanas y lo que significa actuar según la verdad. Solo después de que sean capaces de discernir, es posible garantizar que puedan poner la verdad en práctica y estar en total concordancia con las intenciones de Dios. Sin entender la verdad es imposible que las personas practiquen el discernimiento. Una persona atolondrada podría creer en Dios durante toda su vida sin saber lo que significa que se revele su propia corrupción o resistirse a Dios, ya que no entiende la verdad; ese pensamiento ni siquiera existe en su mente. La verdad está fuera del alcance de las personas de un calibre demasiado bajo; por mucho que se les hable de ella, todavía no la entienden. Estas personas están atolondradas. En su fe, la gente atolondrada no puede dar testimonio de Dios; simplemente puede contribuir un poco de mano de obra. Si los líderes y obreros pretenden cumplir bien con sus deberes, entonces su calibre no puede ser demasiado malo. Cuando menos, deben tener entendimiento espiritual y comprender las cosas con pureza, de modo que puedan comprender fácilmente la verdad y practicarla. La experiencia de algunas personas es demasiado superficial, por lo que a veces existen distorsiones en su comprensión de la verdad, y entonces son propensos a cometer errores. Cuando hay distorsiones en su comprensión, no están a la altura de la tarea de practicar la verdad. Cuando se producen distorsiones en el entendimiento de las personas, son propensas a seguir preceptos, y cuando los siguen, es fácil que cometan errores y no estén a la altura de la tarea de practicar la verdad. Cuando existen distorsiones en la comprensión, también es fácil que los anticristos los desorienten y los utilicen. Por lo tanto, las distorsiones en el entendimiento pueden llevar a muchos errores. En consecuencia, no solo no cumplirán bien con sus deberes, sino que también pueden extraviarse fácilmente, lo que perjudica la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. ¿Qué valor tiene que alguien haga su deber de esta manera? Se han convertido simplemente en alguien que trastorna y perturba el trabajo de la iglesia. Además, es preciso aprender las lecciones de estos fracasos. Con el fin de realizar la obra que Dios encomienda, es necesario que los líderes y obreros capten estos dos principios: debes atenerte estrictamente a los arreglos del trabajo de lo Alto al hacer el deber, así como debes prestar atención y someterte a toda guía del Espíritu Santo, en concordancia con la palabra de Dios. Solo cuando se han captado estos dos principios puede ser el trabajo eficaz y satisfacerse las intenciones de Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 388
Pedro buscó conocerse a sí mismo y examinar lo que se había revelado en él a través del refinamiento de las palabras de Dios y dentro de las diversas pruebas que Dios le había suministrado. Cuando de verdad llegó a entenderse a sí mismo, Pedro se dio cuenta de lo corruptos, lo inútiles y lo indignos de servir a Dios que son los humanos, y de que no merecen vivir delante de Él. Pedro se postró entonces ante Dios. Al haber experimentado tanto, al final Pedro llegó a sentir que: “¡Conocer a Dios es lo más preciado! Sería una lástima que muriese sin conocerlo. Conocer a Dios es lo más importante y lo más valioso que hay. Si el hombre no conoce a Dios, entonces no merece vivir, es igual que un animal y no tiene vida”. Para cuando la experiencia de Pedro había alcanzado este punto, él ya había logrado conocer su propia naturaleza y había obtenido un entendimiento relativamente bueno de ella. Aunque quizá no habría sido capaz de explicarlo tan claramente como las personas de hoy, Pedro había llegado a este estado. Por consiguiente, caminar por la senda de perseguir la verdad y alcanzar la perfección por Dios requiere conocer la propia naturaleza a partir de las declaraciones de Dios, así como comprender los diversos aspectos de la propia naturaleza y describirla en palabras, hablar clara y llanamente. Solo esto es conocerte verdaderamente a ti mismo, y solo así habrás alcanzado el resultado que Dios exige. Si tu conocimiento no ha llegado a este punto todavía, pero afirmas conocerte a ti mismo y haber ganado vida, ¿no es esto entonces una simple fanfarronada? No te conoces a ti mismo ni sabes lo que eres delante de Dios, si has cumplido de verdad con los estándares de un ser humano o cuántos elementos satánicos sigues teniendo en ti. Sigues sin tener claro a quién perteneces y ni siquiera tienes autoconciencia; entonces, ¿cómo puedes tener racionalidad delante de Dios? Cuando Pedro buscaba la vida, se centraba en conocerse a sí mismo y en transformar su carácter a lo largo de sus pruebas, y se esforzó por conocer a Dios. Al final, pensó: “Las personas deben buscar entender a Dios en vida; conocerlo es lo más crítico. Si no conozco a Dios, no podré descansar en paz cuando muera. Una vez que lo conozca, si Dios determina que yo muera, entonces me sentiré sumamente gratificado. No me quejaré en lo más mínimo y mi vida entera se habrá colmado”. Pedro no fue capaz de obtener este nivel de entendimiento ni alcanzar este punto inmediatamente después de empezar a creer en Dios; en su lugar pasó por multitud de pruebas. Su experiencia tuvo que llegar a un cierto hito y tuvo que entenderse a sí mismo por completo antes de poder sentir el valor de conocer a Dios. Por tanto, la senda que Pedro tomó fue la de perseguir la verdad y la de obtener la vida y ser perfeccionado. Este era el aspecto en el que se centró su práctica específica principalmente.
En vuestra fe en Dios, ¿qué senda estáis tomando ahora? Si no haces como Pedro, que buscó la vida, la comprensión de sí mismo y el conocimiento de Dios, entonces no estás caminando por la senda de Pedro. Estos días, la mayoría de las personas se encuentran en este tipo de estado: “Con el fin de ganar bendiciones, debo entregarme por Dios y pagar un precio por Él. Para conseguir bendiciones, debo renunciar a todo por Dios; debo completar aquello que Él me ha confiado, y hacer bien mi deber”. Este estado está dominado por la intención de obtener bendiciones, lo que es un ejemplo de entregarse por completo por Dios con el propósito de obtener Sus recompensas y ganar una corona. Tales personas no tienen la verdad en su corazón y, sin duda, su entendimiento solo consiste en unas pocas palabras y doctrinas de las que presumen por todas partes. La suya es la senda de Pablo. La fe de tales personas es un acto de labor constante y, en lo más profundo, sienten que cuanto más hagan, más quedará probada su lealtad a Dios; que cuanto más hagan, con toda certeza Dios estará más satisfecho, y que cuanto más hagan, más merecerán que se les otorgue una corona ante Dios y mayores serán las bendiciones que obtengan. Piensan que si pueden soportar el sufrimiento, predicar y morir por Cristo, si pueden sacrificar su propia vida, y si pueden acabar todos los deberes que Dios les ha encomendado, entonces serán aquellos que obtienen las mayores bendiciones, y sin duda se les concederán coronas. Es exactamente lo que Pablo imaginó y buscó. Es la senda exacta por la que transitó, y fue bajo la guía de tales pensamientos que trabajó para servir a Dios. ¿Acaso esos pensamientos e intenciones no surgen de una naturaleza satánica? Igual que los seres humanos mundanos, que creen que mientras estén en la tierra deben buscar el conocimiento y, después de obtenerlo, pueden destacar entre la multitud, convertirse en funcionarios y tener estatus. Piensan que, una vez que tienen estatus, pueden concretar sus ambiciones y llevar sus negocios y prácticas familiares a cierto nivel de prosperidad. ¿Acaso no siguen todos los no creyentes esta senda? Los que son dominados por esta naturaleza satánica solo pueden ser como Pablo en su fe. Ellos piensan: “Debo renunciar a todo para entregarme por dios. Debo ser devoto a dios y, al final, recibiré grandes recompensas y coronas”. Esta es la misma actitud que la de las personas mundanas que buscan cosas mundanas. No difieren en absoluto y están sujetas a la misma naturaleza. Cuando las personas tienen ese tipo de naturaleza satánica, en el mundo buscarán obtener conocimiento, aprendizaje, estatus y destacar entre la multitud. Si creen en Dios, buscarán obtener grandes coronas y grandes bendiciones. Si las personas no persiguen la verdad cuando creen en Dios, con toda seguridad tomarán esta senda. Este es un hecho inmutable, es una ley natural. La senda que toman los que no persiguen la verdad es diametralmente opuesta a la de Pedro. ¿Qué senda estáis tomando todos ahora? Aunque quizás no hayas planeado tomar la senda de Pablo, tu naturaleza ha resuelto que camines por este camino, y vas en esa dirección a tu pesar. Aunque quieras pisar la senda de Pedro, si no tienes claro cómo hacerlo, entonces tomarás la senda de Pablo de manera involuntaria. Esta es la realidad de la situación. ¿Cómo exactamente hay que caminar por la senda de Pedro hoy en día? Si eres incapaz de distinguir entre las sendas de Pedro y Pablo o no las conoces en absoluto, por mucho que afirmes recorrer la senda de Pedro, no serán más que palabras vacías. En primer lugar, es necesario que tengas una idea clara de cuál es la senda de Pedro y cuál la de Pablo. Solo cuando entiendas realmente que la senda de Pedro es la senda de buscar la vida, y la única hacia la perfección, serás capaz de caminar por la senda de Pedro, buscar como él buscó, y practicar los principios que él practicó. Si no entiendes la senda de Pedro, la que transites de seguro será la de Pablo, porque no habrá otra senda para ti: no tendrás elección al respecto. A la gente que no entiende la verdad y no es capaz de perseguirla, le resultará difícil recorrer la senda de Pedro aunque tenga determinación. Se puede decir que la senda de la salvación y perfección es la gracia y el enaltecimiento que Dios os ha revelado ahora. Es Él quien os guía hacia la senda de Pedro. Sin la dirección y el esclarecimiento de Dios, nadie sería capaz de tomar el camino de Pedro, y la única opción sería descender por la senda de Pablo, siguiendo sus pisadas a la perdición. En aquel tiempo, Pablo no sintió que fuera erróneo caminar por ese camino. Creyó por completo que era correcto. No ganó la verdad y especialmente no pasó por una transformación de carácter. Creyó demasiado en sí mismo y sintió que no había el menor problema con creer de esa manera. Siguió hacia adelante lleno de confianza y con una total seguridad en sí mismo. Al final, nunca entró en razón. Siguió pensando que para él el vivir era cristo. Así, Pablo siguió por esa senda hasta el final y, cuando fue castigado en última instancia, todo acabó para él. La senda de Pablo no implicaba llegar a conocerse a sí mismo ni mucho menos la búsqueda de un cambio de carácter. Él nunca diseccionó su propia naturaleza, y no ganó conocimiento de lo que él era. Simplemente sabía que él era el máximo culpable de la persecución de Jesús. Pero no había tenido el más leve entendimiento de su propia naturaleza y, después de acabar su obra, Pablo pensó que estaba viviendo como Cristo y que debería ser recompensado. La obra que Pablo realizó fue simplemente un servicio prestado a Dios. Para Pablo personalmente, aunque recibió algunas revelaciones del Espíritu Santo, no había obtenido verdad ni vida alguna. Por tanto, Dios no lo salvó, sino que, en cambio, lo castigó. ¿Por qué se dice que la senda de Pedro es la senda a la perfección? Porque, en la práctica de Pedro, particularmente se enfocó en la vida, en buscar conocer a Dios y a sí mismo. A través de su experiencia de la obra de Dios, llegó a conocerse, obtuvo un entendimiento de los estados corruptos del hombre, aprendió de sus propios defectos y descubrió lo más valioso que las personas deben buscar. Fue capaz de amar a Dios con sinceridad, aprendió a corresponder a Dios, obtuvo alguna verdad y poseyó la realidad que Dios exige. De todas las cosas que Pedro dijo durante sus pruebas, se puede ver que era, en efecto, aquel con más entendimiento de Dios. Por haber llegado a entender tanta verdad de las palabras de Dios, su senda fue cada vez más resplandeciente y más conforme a las intenciones de Dios. De no haber tenido esta verdad, Pedro no habría sido capaz de seguir una senda tan correcta.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro
Palabras diarias de Dios Fragmento 389
Pedro me fue leal por muchos años, sin nunca refunfuñar ni tener ningún tipo de queja; ni siquiera Job fue su igual y, a lo largo de los siglos, todos los santos han quedado muy por debajo de Pedro. Él no solo buscó conocerme, sino que también llegó a conocerme durante el tiempo en que Satanás llevaba a cabo sus esquemas engañosos. Esto llevó a que Pedro me sirviera durante muchos años, siempre de acuerdo con Mis intenciones, y por esta razón nunca fue explotado por Satanás. Pedro aprendió una lección a partir de la fe de Job; sin embargo, también percibió claramente las deficiencias de Job. Aunque Job había sido un hombre de inmensa fe, carecía de conocimientos relacionados con el reino espiritual, y, por tanto, pronunció muchas palabras que no correspondían a la realidad; esto demuestra que el conocimiento de Job era superficial, e incapaz de ser perfecto. Por lo tanto, Pedro siempre se concentró en obtener un sentido del espíritu, y siempre prestó atención a observar la dinámica del reino espiritual. Como resultado, no solo fue capaz de averiguar una parte de Mis intenciones, sino que también logró un atisbo de los esquemas engañosos de Satanás. A causa de esto, el conocimiento que tenía de Mí fue mayor que cualquier otro a lo largo de los siglos.
De la experiencia de Pedro no es difícil deducir que, si los seres humanos desean conocerme, tienen que enfocarse en realizar una consideración cuidadosa dentro de su espíritu. No te pido que te “dediques” en cierta medida a Mí externamente; esto es una preocupación secundaria. Si tú no me conoces, entonces toda la fe, el amor y la lealtad de los que hablas no son más que ilusiones; son pura espuma, y con seguridad te convertirás en alguien que hace grandes alardes en Mi presencia, pero que no se conoce a sí mismo. Por lo tanto, una vez más serás atrapado por Satanás y te volverás incapaz de liberarte; te convertirás en el hijo de la perdición y en objeto de destrucción. Sin embargo, si tú eres frío e indiferente hacia Mis palabras, entonces, sin duda, te opones a Mí. Esto es un hecho, y harías bien en mirar a través de la puerta al reino espiritual, a los muchos y variados espíritus que Yo he castigado. ¿Cuál de ellos, frente a Mis palabras, no fue negativo e indiferente y se negó a aceptarlas? ¿Cuál de ellos no fue sarcástico respecto de Mis palabras? ¿Quién de ellos no intentó encontrar defectos en Mis palabras? ¿Quién entre ellos no usó Mis palabras como “arma defensiva” para “protegerse”? Ellos no usaron el contenido de Mis palabras como medio para conocerme, sino simplemente como juguetes para entretenerse. Al hacer esto, ¿acaso no se estaban oponiendo a Mí directamente? ¿Quién es Mi palabra? ¿Quién es Mi Espíritu? Tantas veces os he formulado estas preguntas; sin embargo, ¿habéis alcanzado alguna vez una percepción más alta y clara sobre ellas? ¿Alguna vez las habéis experimentado de verdad? Os recuerdo una vez más: ¡Si no conocéis Mis palabras ni las aceptáis ni las ponéis en práctica, entonces, inevitablemente, os convertiréis en objetos de Mi castigo! ¡Con seguridad os convertiréis en víctimas de Satanás!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 8
Palabras diarias de Dios Fragmento 390
Aunque muchas personas creen en Dios, pocas entienden qué significa creer en Él y cómo deben actuar exactamente para conformarse a Sus intenciones. Esto se debe a que, aunque las personas conocen la palabra “Dios” y expresiones como “la obra de Dios”, no conocen a Dios y, menos aún, Su obra. No es de extrañar, por tanto, que todos los que no conocen a Dios estén confundidos al creer en Él. Las personas no se toman en serio el creer en Dios, y esto se debe, totalmente, a que creer en Dios les es muy poco familiar; es demasiado extraño para ellas. De esta forma, no están para nada a la altura de los requisitos de Dios. Es decir, si las personas no conocen a Dios ni Su obra, no son aptas para que Él las use, y, menos aún, pueden satisfacer Sus intenciones. “Creer en Dios” significa creer que hay un Dios; este es el concepto más simple respecto a creer en Dios. Si vamos un paso más allá, creer que hay un Dios no es lo mismo que creer verdaderamente en Dios; más bien es una especie de fe simple con fuertes matices religiosos. Creer de verdad en Dios significa lo siguiente: sobre la base de creer que Dios tiene soberanía sobre todas las cosas, uno experimenta Sus palabras y Su obra y, de este modo, se despoja de sus actitudes corruptas, satisface las intenciones de Dios y llega a conocerlo. Solo un proceso de esta clase puede llamarse “creer en Dios”. Sin embargo, las personas consideran a menudo que creer en Dios es un asunto muy simple y frívolo. Cuando creen en Dios de esta manera, el creer pierde su significado y, aunque pueden seguir creyendo hasta el final, jamás obtendrán Su aprobación, porque marchan por la senda equivocada. Aquellos que, a día de hoy, creen en Dios según palabras y doctrinas huecas, siguen sin saber que carecen de la esencia de creer en Dios y que no pueden obtener Su aprobación. Aun así, oran para que Dios los bendiga con paz y suficiente gracia. Calmemos nuestro corazón y pensémoslo a conciencia: ¿puede ser que creer en Dios sea la cosa más fácil en la tierra? ¿Puede ser que creer en Dios no signifique nada más que recibir mucha gracia de Él? Las personas que creen en Dios sin conocerlo o que creen en Dios y, sin embargo, se oponen a Él, ¿son realmente capaces de satisfacer las intenciones de Dios?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio
Palabras diarias de Dios Fragmento 391
¿Qué es lo que el hombre ha logrado desde que empezó a creer en Dios? ¿Qué has llegado a conocer acerca de Él? ¿Cuánto has cambiado debido a tu creencia en Él? Actualmente, todos sabéis que la creencia del hombre en Dios no es solo para la salvación del alma y el bienestar de la carne ni para enriquecer su vida a través del amor de Dios, etc. Hoy por hoy, si amas a Dios por el bienestar de la carne o el placer momentáneo, aunque al final tu amor por Él alcance su plenitud y no pidas nada más, este amor que buscas sigue estando adulterado y no le resulta agradable a Dios. Aquellos que usan su amor por Dios para enriquecer su existencia apagada y llenar un vacío en su corazón son los que codician una vida cómoda, no quienes buscan sinceramente amar a Dios. Este tipo de amor es forzado, persigue la gratificación mental, y Dios no lo necesita. ¿Qué clase de amor es entonces el tuyo? ¿Por qué amas a Dios? ¿Cuánto amor verdadero existe dentro de ti por Él ahora? El amor de la mayoría de vosotros es como el mencionado anteriormente. Esta clase de amor solo puede mantener su situación actual; no puede alcanzar la inmutabilidad, ni arraigarse en el hombre. Este tipo de amor es solo como una flor que florece y se seca sin dar frutos. En otras palabras, después de que hayas amado a Dios una vez de esa forma, si no hay nadie que te guíe en la senda que tienes por delante, caerás. Si solo puedes amar a Dios en la época de amar a Dios pero posteriormente tu carácter-vida permanece sin cambios, entonces seguirás siendo incapaz de escapar del velo de la influencia de las tinieblas y seguirás sin poder librarte de las ataduras y los engaños de Satanás. Ningún hombre así puede ser ganado plenamente por Dios; al final, su espíritu, alma y cuerpo seguirán perteneciendo a Satanás. No puede haber dudas acerca de esto. Todos aquellos a los que Dios no puede ganar de un modo total volverán a su lugar original, esto es, de regreso a Satanás, y descenderán al lago de fuego y azufre para aceptar el siguiente paso del castigo de Dios. Los ganados por Él son los que se rebelan contra Satanás y escapan de su poder. Ellos serán contados oficialmente entre el pueblo del reino. Así es como llegan a ser el pueblo del reino. ¿Estás dispuesto a convertirte en esta clase de persona? ¿Estás dispuesto a ser ganado por Dios? ¿Estás dispuesto a escapar del poder de Satanás y volver a Dios? ¿Perteneces ahora a Satanás o formas parte del pueblo del reino? Tales cosas deberían estar claras ya y no requerir más explicación.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Qué punto de vista deberían tener los creyentes
Palabras diarias de Dios Fragmento 392
En tiempos pasados, muchos buscaron con ambición desenfrenada y nociones, buscaron como resultado de sus propias esperanzas. Dejemos estas cuestiones de lado por un momento; lo que es de importancia clave ahora es encontrar una forma de práctica que permita a cada uno de vosotros mantener una condición normal delante de Dios y liberaros gradualmente de los grilletes de la influencia de Satanás, de forma que podáis ser ganados por Dios, y vivir en la tierra lo que Él pide de vosotros. Solo de este modo podéis satisfacer las intenciones de Dios. Muchos creen en Él, pero no saben qué es lo que Él quiere ni lo que Satanás quiere. Creen de forma atolondrada y simplemente siguen la corriente, y por tanto nunca han tenido una vida cristiana normal; es más, jamás han tenido relaciones personales normales, mucho menos una relación normal con Dios. De esto se desprende que son muchas las dificultades y deficiencias del hombre, así como otros factores que pueden frustrar la voluntad de Dios. Esto es suficiente para demostrar que el hombre aún no se ha colocado en la senda correcta de creencia en Dios ni ha entrado en la experiencia real de la vida humana. ¿Y qué es entonces ir por la senda correcta de creencia en Dios? Ir por la senda correcta significa que puedes calmar tu corazón delante de Dios en todo momento y gozar de una comunión normal con Él, llegando gradualmente a conocer lo que falta en el hombre y obteniendo lentamente un conocimiento más profundo de Dios. A través de esto, tu espíritu adquiere una nueva perspectiva y nuevo esclarecimiento cada día; crece tu anhelo, buscas entrar en la verdad, y cada día hay nueva luz y nuevo entendimiento. A través de esta senda, te liberas poco a poco de la influencia de Satanás y creces en tu vida. Tales personas han entrado en la senda correcta. Evalúa tus propias experiencias reales y examina la senda que has perseguido en tu fe. Cuando comparas esto con lo descrito anteriormente, ¿piensas que estás en el camino correcto? ¿En qué asuntos te has liberado de los grilletes de Satanás y de su influencia? Si aún tienes que colocarte en la senda correcta, tus ataduras con Satanás todavía no se han cortado. Siendo así, ¿puede esta búsqueda del amor por Dios conducirte hacia un amor auténtico, enfocado y puro? Dices que tu amor por Dios es inquebrantable y sincero, pero aún no te has liberado de los grilletes de Satanás. ¿No estás intentando engañar a Dios? Si deseas alcanzar un estado en el cual tu amor por Él no esté adulterado y deseas que Él te gane totalmente y que te cuente entre el pueblo del reino, entonces debes colocarte primero en la senda correcta de creencia en Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Qué punto de vista deberían tener los creyentes
Palabras diarias de Dios Fragmento 393
El problema común que existe en todas las personas es que entienden la verdad pero no la ponen en práctica. Esto es porque, por una parte, no están dispuestos a pagar el precio y, por otra, su discernimiento es deficiente. Son incapaces de ver más allá de muchas de las dificultades de la vida cotidiana tal y como son, y no saben practicar adecuadamente. Ya que las experiencias de las personas son demasiado superficiales, su calibre muy pobre y el grado en el que entienden la verdad muy limitado, no tienen manera de resolver las dificultades con las que se encuentran en la vida cotidiana. Creen en Dios sólo de palabra y son incapaces de traer a Dios a su vida cotidiana. Es decir, Dios es Dios, la vida es la vida, y es como si las personas no tuvieran relación con Dios en su vida. Esto es lo que piensa todo el mundo. Creyendo así en Dios, en realidad las personas no serán ganadas y perfeccionadas por Él. De hecho, no es que la palabra de Dios haya encontrado una expresión completa, sino que la capacidad de comprensión de las personas simplemente es demasiado inadecuada. Podría decirse que casi nadie actúa según los deseos originales de Dios. Más bien, su fe en Dios va según sus propios deseos, las nociones religiosas que tuvieron en el pasado y su propia manera de hacer las cosas. Pocos son aquellos que sufren una transformación después de aceptar la palabra de Dios y comienzan a actuar de acuerdo con Sus intenciones. En lugar de eso, persisten en sus creencias equivocadas. Cuando las personas comienzan a creer en Dios, lo hacen basándose en las reglas convencionales de la religión y viven e interactúan con los demás completamente sobre la base de su propia filosofía para los asuntos mundanos. Podría decirse que este es el caso de nueve de cada diez personas. Hay muy pocos que formulan otro plan y pasan página después de comenzar a creer en Dios. La humanidad ha fracasado al tratar la palabra de Dios como verdad o al practicarla como tal.
Tomemos la fe en Jesús, por ejemplo. Tanto si alguien acabara de empezar a creer como si lo hiciera desde hacía mucho tiempo, todos utilizaban simplemente los talentos que tenían y demostraban las habilidades que poseían. Las personas simplemente agregaron “fe en Dios”, estas tres palabras, a su vida habitual, pero no hicieron ningún cambio en su carácter y su fe en Dios no creció en lo más mínimo. Su búsqueda no era ni caliente ni fría. No decían que fueran a renunciar a su fe, pero tampoco se consagraban por completo a Dios. Nunca habían amado verdaderamente a Dios ni se habían sometido a Él. Su fe en Dios era una mezcla de lo genuino y lo falso, se aproximaban a ella con un ojo abierto y otro cerrado, y no eran sinceros en la práctica de su fe. Continuaban en tal estado de desconcierto hasta acabar muriendo confundidos. ¿Qué sentido tiene esto? Ahora, para creer en el Dios práctico, debes tomar el camino correcto. Si crees en Dios, no debes buscar solo bendiciones, sino amar y conocer a Dios. Por medio de Su esclarecimiento, mediante tu búsqueda individual, puedes comer y beber Su palabra, desarrollar un entendimiento real de Dios y tener un amor real por Dios procedente del fondo de tu corazón. En otras palabras, cuando tu amor por Dios es el más genuino y nadie puede destruirlo o interponerse en el camino de tu amor por Él, entonces estás en el camino correcto de la fe en Dios. Esto prueba que perteneces a Dios, porque Dios ya ha tomado posesión de tu corazón y nada más puede poseerte. Mediante tu experiencia, el precio que has pagado y la obra de Dios, eres capaz de desarrollar un amor espontáneo por Dios y, cuando lo hagas, te liberarás de la influencia de Satanás y llegarás a vivir en la luz de la palabra de Dios. Solo cuando te has librado de la influencia de las tinieblas puedes decir que has ganado a Dios. En tu creencia en Dios, debes intentar buscar esta meta. Esta es la responsabilidad de cada uno de vosotros. Ninguno de vosotros debería estar satisfecho con el estado actual de las cosas. No podéis estar indecisos respecto a la obra de Dios ni tomarla a la ligera. Debéis pensar en Dios en todos los aspectos y en todo momento, y hacer todas las cosas por Su causa. Y cuando habléis o actuéis, debéis poner primero los intereses de la casa de Dios. Solo así podéis ser conforme a las intenciones de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Ya que crees en Dios, deberías vivir para la verdad
Palabras diarias de Dios Fragmento 394
El mayor defecto de la gente en su fe en Dios es que solo creen de palabra y Dios está totalmente ausente de sus vidas cotidianas. Todas las personas, de hecho, creen en la existencia de Dios; sin embargo, Dios no es parte de su vida diaria. De la boca de la gente salen muchas oraciones a Dios, pero Él tiene poco lugar en sus corazones, y por eso Dios la pone a prueba una y otra vez. Ya que las personas son impuras, Dios no tiene otra alternativa que probarlas para que se sientan avergonzadas y lleguen a conocerse a sí mismas en medio de las pruebas. De otro modo, la humanidad se convertiría en los descendientes del arcángel y se volvería cada vez más corrupta. En el proceso de su fe en Dios, cada persona desecha muchos de sus motivos y objetivos personales bajo la incesante purificación de Dios. De lo contrario, Dios no tendría manera de usar a nadie ni de hacer en la gente la obra que debe hacer. Dios primero purifica a la gente y, mediante este proceso, las personas llegan a conocerse a sí mismas y Dios puede cambiarlas. Solo entonces puede Dios obrar Su vida en ellas y solo así puede el corazón del hombre volverse por completo a Dios. Y por eso digo que creer en Dios no es tan sencillo como dice la gente. Tal como lo ve Dios, si solo tienes conocimiento, pero no tienes Su palabra como vida, y si estás limitado únicamente a tu propio conocimiento, pero no puedes practicar la verdad o vivir la palabra de Dios, esto es prueba de que todavía no tienes un corazón amante de Dios y muestra que tu corazón no le pertenece. Se puede llegar a conocer a Dios creyendo en Él: esta es la meta final y el objetivo de la búsqueda del hombre. Debes dedicar esfuerzo a vivir las palabras de Dios, para que puedan hacerse realidad en tu práctica. Si solo tienes conocimiento doctrinal, entonces tu fe en Dios se quedará en nada. Solo si luego también practicas y vives Su palabra tu fe puede considerarse completa y de acuerdo con las intenciones de Dios. En este camino, muchas personas pueden hablar de mucho conocimiento, pero en el momento de su muerte, sus ojos se llenan de lágrimas y se odian a sí mismas por haber desperdiciado toda una vida y haber vivido en vano hasta la vejez. Solo entienden doctrinas, pero no pueden poner en práctica la verdad ni dar testimonio de Dios; simplemente corren de acá para allá para encargarse de asuntos externos, están sumamente ocupados; y solo al borde de la muerte ven finalmente que carecen de un verdadero testimonio, que no conocen a Dios en absoluto. ¿Y no es ya demasiado tarde? ¿Por qué no aprovechas el día y persigues la verdad que amas? ¿Por qué esperar hasta mañana? Si en vida no sufres por la verdad o buscas obtenerla, ¿es posible que desees sentir arrepentimiento en la hora de tu muerte? Si es así, entonces, ¿por qué creer en Dios? En realidad, hay muchos asuntos en los que las personas pueden poner la verdad en práctica y satisfacer a Dios, si dedican el más mínimo esfuerzo. Por el mero hecho de que la mente de las personas está siempre confusa, no pueden actuar por el bien de Dios y se precipitan constantemente en beneficio de su carne, sin obtener nada al final. Por esta razón, las personas están afligidas de continuo por problemas y dificultades. ¿No son estos los tormentos de Satanás? ¿No es esta la corrupción de la carne? No debes tratar de engañar a Dios hablando de la boca para afuera. Más bien, debes actuar de manera tangible. No te engañes a ti mismo; ¿qué sentido tendría eso? ¿Qué puedes ganar por vivir por el bien de tu carne y afanarte por el provecho y la fama?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Ya que crees en Dios, deberías vivir para la verdad
Palabras diarias de Dios Fragmento 395
Ahora bien, vosotros debéis buscar convertiros en el pueblo de Dios y así comenzaréis la entrada completa en el camino correcto. Ser el pueblo de Dios implica entrar en la Era del Reino. En la actualidad comenzaréis a entrar de manera oficial en el entrenamiento del reino y vuestras vidas futuras dejarán de ser tan descuidadas y holgazanas como lo eran antes; viviendo de esta manera es imposible alcanzar los estándares que Dios exige. Si no sientes ninguna urgencia, entonces esto muestra que no tienes ningún deseo de mejorar, que tu búsqueda es atolondrada y confusa y que no eres capaz de satisfacer las intenciones de Dios. Entrar al entrenamiento del reino implica comenzar la vida del pueblo de Dios, ¿estás dispuesto a aceptar tal entrenamiento? ¿Estás dispuesto a sentir una sensación de urgencia? ¿Estás dispuesto a vivir bajo la disciplina de Dios? ¿Estás dispuesto a vivir bajo el castigo de Dios? Cuando las palabras de Dios vengan a ti y te prueben, ¿cómo actuarás? Y ¿qué harás cuando te enfrentes con toda clase de hechos? En el pasado, tu enfoque no era en la vida; hoy, debes enfocarte en entrar en la realidad-vida y buscar los cambios en tu carácter-vida. Esto es lo que debe lograr el pueblo del reino. Todos los que son del pueblo de Dios deben poseer vida, deben aceptar el entrenamiento del reino y deben buscar los cambios en su carácter-vida. Esto es lo que Dios exige del pueblo del reino.
Las exigencias que Dios le hace al pueblo del reino son las siguientes:
1. Deben aceptar las comisiones de Dios. Es decir, deben aceptar todas las palabras que se hablan en la obra de Dios de los últimos días.
2. Deben entrar en el entrenamiento del reino.
3. Deben buscar que Dios haya tocado su corazón. Cuando tu corazón se haya vuelto por completo a Dios, y tengas una vida espiritual normal, vivirás en el reino de la libertad, lo que quiere decir que vivirás bajo el cuidado y la protección del amor de Dios. Solo cuando vivas bajo el cuidado y la protección de Dios le pertenecerás a Él.
4. Deben ser ganados por Dios.
5. Se deben convertir en una manifestación de la gloria de Dios en la tierra.
Estos cinco puntos son Mis comisiones para vosotros. Mis palabras son dichas al pueblo de Dios, y si no estás dispuesto a aceptar estas comisiones, Yo no te obligaré, pero si verdaderamente las aceptas, entonces serás capaz de seguir la voluntad de Dios. En la actualidad, comenzáis a aceptar las comisiones de Dios y a buscar convertiros en el pueblo del reino y a alcanzar los estándares que se exigen para ser el pueblo del reino. Este es el primer paso para la entrada. Si quieres seguir la voluntad de Dios por completo, entonces debes aceptar estas cinco comisiones y, si las puedes lograr, estarás en consonancia con las intenciones de Dios y con toda seguridad Dios hará un gran uso de ti. Lo que es crucial hoy es entrar al entrenamiento del reino. La entrada al entrenamiento del reino supone la vida espiritual. Antes, no se hablaba de la vida espiritual, pero ahora, al emprender la entrada al entrenamiento del reino, entras oficialmente a la vida espiritual.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra más reciente de Dios y seguir Sus huellas
Palabras diarias de Dios Fragmento 396
¿Qué clase de vida es la vida espiritual? La vida espiritual es una en la que tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y puede ser consciente del amor de Dios. Es una en la que vives en las palabras de Dios y nada más ocupa tu corazón, y puedes comprender las intenciones actuales de Dios y la luz actual del Espíritu Santo te guía con el fin de que desempeñes tu deber. Tal vida entre el hombre y Dios es la vida espiritual. Si no puedes seguir la luz de la actualidad, entonces se ha creado un distanciamiento en tu relación con Dios, incluso la relación se pudo haber roto, y no tienes una vida espiritual normal. Una relación normal con Dios se construye sobre la base de aceptar Sus palabras actuales. ¿Tienes una vida espiritual normal? ¿Tienes una relación normal con Dios? ¿Eres alguien que sigue la obra del Espíritu Santo? Si puedes seguir la luz del Espíritu Santo hoy y puedes comprender las intenciones de Dios dentro de Sus palabras y puedes entrar en ellas, entonces eres alguien que sigue la corriente del Espíritu Santo. Si no sigues la corriente del Espíritu Santo, entonces, sin duda, eres alguien que no persigue la verdad. El Espíritu Santo no tiene oportunidad de obrar en aquellos que no tienen el deseo de ser mejores y, como resultado, tales personas nunca son capaces de hacer acopio de su fuerza y son siempre negativas. En la actualidad, ¿sigues la corriente del Espíritu Santo? ¿Estás en la corriente del Espíritu Santo? ¿Has salido de un estado negativo? Todos los que creen en las palabras de Dios, que toman la obra de Dios como base y siguen la luz del Espíritu Santo hoy, todos están en la corriente del Espíritu Santo. Si tú crees que las palabras de Dios son verdaderas y correctas de manera inequívoca y crees en las palabras de Dios sin importar lo que Él diga, entonces eres alguien que busca la entrada a la obra de Dios y, de esta manera, satisfaces Sus intenciones.
Para entrar en la corriente del Espíritu Santo, debes tener una relación normal con Dios y primero debes desechar tu estado negativo. Algunas personas siempre siguen a la mayoría y su corazón se desvía muy lejos de Dios; tales personas no tienen ningún deseo de mejorar y los estándares que buscan son demasiado bajos. La intención de Dios es solamente buscar amarlo y ser ganados por Él. Hay personas que solo usan su conciencia para retribuir el amor de Dios, pero esto no puede cumplir Sus intenciones; cuanto más altos sean los estándares que busques, más estarás de acuerdo con las intenciones de Dios. Como persona normal y como alguien que busca amar a Dios, entrar en el reino y convertirse en uno del pueblo de Dios es tu auténtico futuro y es una vida que tiene el mayor valor y significado; nadie está más bendecido que vosotros. ¿Por qué digo esto? Porque los que no creen en Dios viven para la carne y viven para Satanás, pero hoy vivís para Dios y vivís para seguir la voluntad de Dios. Es por esto que digo que vuestras vidas tienen el mayor significado. Solo este grupo de personas, que Dios ha seleccionado, puede vivir una vida con el mayor significado: nadie más en la tierra puede vivir una vida de tal valor y significado como la vuestra. Como Dios os ha seleccionado y os ha elevado y, además, debido a Su amor, habéis comprendido la verdadera vida y sabéis cómo vivir de un modo que tenga el máximo valor. Esto no se debe a que persigáis de manera adecuada, sino a la gracia de Dios; fue Dios el que abrió vuestros ojos espirituales y fue el Espíritu de Dios el que tocó vuestro corazón dándoos la buena fortuna de presentaros ante Él. Si el Espíritu de Dios no os hubiera esclarecido, entonces no podríais ver lo que es hermoso de Dios ni tampoco os sería posible amar a Dios. Es enteramente porque el Espíritu de Dios ha tocado el corazón de las personas que este se ha vuelto a Dios por completo. A veces, cuando estás disfrutando las palabras de Dios, tu espíritu es tocado y sientes que no puedes evitar amar a Dios, sientes que hay una gran fuerza dentro de ti y que no hay nada que no puedas dejar a un lado. Si te sientes así, entonces el Espíritu de Dios te ha tocado y tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y orarás a Dios y le dirás: “¡Oh, Dios! Tú realmente nos has predestinado y escogido. Tu gloria me llena de orgullo y para mí es glorioso ser uno de Tu pueblo. Entregaré todo y daré todo para seguir Tu voluntad y te dedicaré todos mis años y toda una vida de esfuerzos”. Cuando oras de esta manera, tu corazón albergará un amor sin fin y una sumisión verdadera hacia Dios. ¿Alguna vez has tenido una experiencia como esta? Si las personas son tocadas con frecuencia por el Espíritu de Dios, entonces están especialmente dispuestas a consagrarse a Dios en sus oraciones: “¡Oh, Dios! Quiero contemplar Tu día de gloria y quiero vivir para Ti, nada es más valioso o importante que vivir para Ti y no tengo el más mínimo deseo de vivir para Satanás y la carne. Al permitirme vivir por Ti hoy, me elevaste”. Cuando hayas orado de esta manera, sentirás que no puedes dejar de darle tu corazón a Dios, sentirás que debes ganar a Dios y que odiarías morirte sin haber ganado a Dios mientras estás vivo. Después de haber elevado tal oración, habrá dentro de ti una fuerza inagotable que no sabrás de dónde proviene; en tu corazón habrá un poder sin límite y tendrás la sensación de que Dios es muy encantador y que es digno de que lo ames. Así será cuando Dios te haya tocado. Todos los que han tenido esa experiencia es porque Dios los ha tocado. Aquellos que con frecuencia son tocados por Dios, experimentan cambios en sus vidas, son capaces de establecer su determinación, están dispuestos a ganar por completo a Dios, su corazón amante de Dios es relativamente fuerte y se ha vuelto por completo a Él, no tienen en cuenta ni la familia, ni el mundo, ni las complicaciones, ni el futuro y están dispuestos a dedicarle a Dios una vida de esfuerzos. Todos aquellos a quienes el Espíritu de Dios ha tocado son los que están en busca de la verdad y que tienen la esperanza de que Dios los perfeccione.
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Palabras diarias de Dios Fragmento 397
Al seguir a Dios, todo debería ser según Sus palabras actuales, y esto es de vital importancia: ya sea que estéis buscando la entrada en la vida o satisfacer las intenciones de Dios, todo se debería centrar alrededor de las palabras actuales de Dios. Si aquello de lo que hablas y en lo que buscas entrar no gira en torno a las palabras actuales de Dios, entonces eres un extraño a Sus palabras y careces por completo de la obra del Espíritu Santo. Lo que Dios quiere son personas que sigan Sus pasos. No importa qué asombroso y puro sea lo que hayas entendido antes, Dios no lo quiere y si no puedes hacer a un lado esas cosas, entonces, en el futuro, serán un enorme obstáculo para tu entrada. Todos los que pueden seguir la luz actual del Espíritu Santo son benditos. Las personas de eras pasadas también siguieron los pasos de Dios, pero no pudieron continuar hasta hoy; esta es la bendición de las personas de los últimos días. Los que pueden seguir la obra actual del Espíritu Santo y que pueden seguir los pasos de Dios, de tal manera que lo sigan dondequiera que Él los guíe, estas son las personas a las que Dios bendice. Los que no siguen la obra actual del Espíritu Santo no han entrado en la obra de las palabras de Dios y, no importa cuánto trabajen o cuán grande sea su sufrimiento o cuánto vayan de aquí para allá, esto no significa nada para Dios y Él no los aprobará. En la actualidad, todos los que siguen las palabras actuales de Dios están en la corriente del Espíritu Santo; los que son ajenos a las palabras actuales de Dios están fuera de la corriente del Espíritu Santo y a tales personas Dios no las aprueba. El servicio que está divorciado de las declaraciones actuales del Espíritu Santo es un servicio que es de la carne y de las nociones y es imposible que sea acorde a las intenciones de Dios. Si las personas viven rodeadas de nociones religiosas, entonces no pueden hacer nada que sea conforme a las intenciones de Dios y aunque sirvan a Dios, sirven en medio de su imaginación y de sus nociones y son totalmente incapaces de servir según las intenciones de Dios. Los que no pueden seguir la obra del Espíritu Santo no entienden las intenciones de Dios y los que no entienden las intenciones de Dios no pueden servirlo. Dios quiere un servicio que sea conforme a Sus intenciones; no quiere un servicio que sea de las nociones y de la carne. Si las personas no pueden seguir los pasos de la obra del Espíritu Santo, entonces viven en medio de nociones. El servicio de tales personas trastorna y perturba y tal servicio va en contra de Dios. Así, los que no son capaces de seguir los pasos de Dios no pueden servirlo; los que no pueden seguir los pasos de Dios muy probablemente se oponen a Él y no son compatibles con Él. “Seguir la obra del Espíritu Santo” quiere decir entender las intenciones de Dios hoy, poder actuar de acuerdo con los requisitos actuales de Dios, poder someterse y seguir al Dios de hoy, y entrar en consonancia con Sus más nuevas declaraciones. Solo alguien así sigue la obra del Espíritu Santo y está en la corriente del Espíritu Santo. Tales personas no solo pueden recibir la alabanza de Dios y pueden verlo, sino que también pueden conocer Su carácter en Su última obra y pueden conocer las nociones del hombre, su rebelión y su naturaleza y esencia, a partir de Su última obra; además, durante su servicio, pueden poco a poco lograr cambios en el carácter. Solo las personas como estas son las que pueden ganar a Dios y las que genuinamente han encontrado el camino verdadero. La obra del Espíritu Santo descarta a aquellas personas que no son capaces de seguir la última obra de Dios y que se rebelan contra Su última obra. Que esas personas se opongan abiertamente a Dios se debe a que Él ha hecho una nueva obra y la imagen de Dios no es la misma que estas personas tienen en sus nociones; como resultado de esto, se oponen abiertamente a Dios y lo juzgan, lo que hace que Dios las desdeñe. Tener el conocimiento de la última obra de Dios no es una tarea fácil, pero si las personas deciden someterse a la obra de Dios y buscan Su obra, entonces tendrán la oportunidad de verlo y tendrán la oportunidad de obtener la nueva guía del Espíritu Santo. Los que de manera intencional se oponen a la obra de Dios no pueden recibir el esclarecimiento del Espíritu Santo ni la guía de Dios. Por lo tanto, que las personas puedan recibir o no la última obra de Dios depende de la gracia de Dios, depende de su búsqueda y depende de sus intenciones.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra más reciente de Dios y seguir Sus huellas
Palabras diarias de Dios Fragmento 398
Todos los que pueden someterse a las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra de Dios son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son descartados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas nociones y someterse a la obra actual de Dios. Este grupo de personas, que aceptan la obra más nueva actual, fue predestinado por Dios desde antes de los tiempos, y son las personas más benditas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis Su aparición y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que este grupo de personas, vosotros. Todo esto es gracias a la obra de Dios, gracias a la predestinación y elección de Dios y gracias a Su gracia; si Dios no hablara y pronunciara Sus palabras, ¿vuestras condiciones podrían ser como son hoy? Así, que toda la gloria y la alabanza sean para Dios, porque todo esto se debe a que Él os alza. Con estas cosas en mente, ¿aun así seguirías siendo negativo? ¿Podría aun así tu fuerza ser incapaz de alzarse?
Dios predestinó desde tiempos inmemoriales que hoy pudieras aceptar el juicio, el castigo, los golpes y el refinamiento de Sus palabras y, más si cabe, que pudieras aceptar Sus comisiones y por eso no te deberías afligir demasiado cuando eres castigado. Nadie os puede quitar la obra que se ha hecho en vosotros y las bendiciones que se os han otorgado y nadie os puede quitar todo lo que se os ha dado. Los religiosos no admiten comparación con vosotros. No tenéis mucho conocimiento de la Biblia, ni contáis con doctrinas religiosas, pero como Dios ha obrado dentro de vosotros, habéis ganado más que cualquiera a lo largo de las eras y, por lo tanto, esta es vuestra mayor bendición. Por esto, os debéis dedicar aún más a Dios y ser todavía más leales a Él. En aras de la exaltación de Dios, debes redoblar tus esfuerzos y debes preparar tu estatura para aceptar las comisiones de Dios. Debes permanecer firme en el lugar que Él te ha dado, buscar convertirte en parte del pueblo de Dios, aceptar la formación del reino, ser ganado por Él y, en última instancia, volverte testimonio glorioso de Dios. ¿Posees esta determinación? Si es así, entonces al final puedes estar seguro de que serás ganado por Dios y te convertirás en testimonio glorioso de Él. Debes entender que la comisión principal es que Dios te gane y que te conviertas en glorioso testimonio de Dios. Esta es Su intención.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra más reciente de Dios y seguir Sus huellas
Palabras diarias de Dios Fragmento 399
Hoy, las palabras del Espíritu Santo son la dinámica de la obra del Espíritu Santo y, durante este periodo, el esclarecimiento continuo del hombre por parte del Espíritu Santo es la tendencia de la obra del Espíritu Santo. ¿Y cuál es la tendencia de la obra del Espíritu Santo hoy? Es el liderazgo del pueblo hacia la actual obra de Dios y hacia una vida espiritual normal. Hay varios pasos para entrar en una vida espiritual normal:
1. Primero, debes derramar tu corazón en las palabras de Dios. No debes buscar Sus palabras en el pasado y no las debes estudiar ni comparar con las palabras de hoy. En cambio, debes derramar por completo tu corazón en las palabras actuales de Dios. Si hay personas que todavía quieren leer Sus palabras, libros espirituales u otros relatos de la prédica pertenecientes al pasado, y no siguen las palabras actuales del Espíritu Santo, entonces son las personas más necias que existen; Dios aborrece a tales personas. Si estás dispuesto a aceptar la luz del Espíritu Santo hoy, entonces derrama por completo tu corazón a las declaraciones actuales de Dios. Esto es lo primero que debes lograr.
2. Debes orar sobre la base de las palabras actuales que Dios pronunció, debes entrar en Sus palabras, tener comunión con Él y establecer tus propósitos ante Dios, definiendo qué estándares deseas para buscar alcanzarlas.
3. Debes buscar entrar profundamente en la verdad sobre la base de la obra actual del Espíritu Santo. No te aferres a declaraciones y teorías obsoletas del pasado.
4. Debes buscar ser tocado por el Espíritu Santo y entrar en las palabras de Dios.
5. Debes buscar entrar en el camino que el Espíritu Santo recorre hoy.
¿Y cómo buscas ser tocado por el Espíritu Santo? Lo crucial es vivir en las palabras actuales de Dios y orar sobre la base de Sus exigencias. Después de haber orado de esta manera, es seguro que el Espíritu Santo te tocará. Si no buscas de acuerdo con la base de las palabras que Dios pronuncia hoy, entonces es infructuoso. Deberías orar y decir: “¡Oh, Dios! Me opongo a Ti y te debo tanto; soy muy rebelde y nunca puedo satisfacerte. Oh, Dios, quiero que me salves, quiero ser Tu mano de obra hasta el final, quiero morir por Ti. Tú me juzgas y me castigas y no tengo quejas; me opongo a Ti y merezco morir para que todas las personas puedan contemplar Tu justo carácter en mi muerte”. Si oras desde dentro de tu corazón de esta manera, Dios te escuchará y te guiará; si no oras sobre la base de las palabras actuales del Espíritu Santo, entonces no hay posibilidad de que el Espíritu Santo te toque. Si oras de acuerdo a las intenciones de Dios, y de acuerdo a eso que Él quiere hacer hoy, dirás: “¡Oh, Dios! Quiero aceptar Tus comisiones y ser fiel a ellas y estoy dispuesto a consagrar toda mi vida a Tu gloria para que todo lo que haga pueda alcanzar los estándares del pueblo de Dios. Que mi corazón sea tocado por Ti. Anhelo que Tu Espíritu siempre me esclarezca, que todo lo que yo haga avergüence a Satanás, para, al final, ser ganado por Ti”. Si oras de esta manera, centrándote alrededor de las intenciones de Dios, entonces, el Espíritu Santo inevitablemente obrará en ti. No importa cuántas sean las palabras de tus oraciones, lo que es clave es si comprendes las intenciones de Dios o no. Todos vosotros pudisteis haber tenido la siguiente experiencia: a veces, mientras oras en una reunión, la dinámica de la obra del Espíritu Santo alcanza su punto máximo, haciendo que la fuerza de todos se eleve. Algunas personas lloran amargamente y derraman lágrimas mientras oran, vencidas por el remordimiento ante Dios, y algunas personas muestran su determinación y hacen votos. Ese es el efecto que debe lograr la obra del Espíritu Santo. En la actualidad es crucial que todas las personas derramen por completo su corazón sobre las palabras de Dios. No te enfoques en las palabras que se pronunciaron antes; si todavía te aferras a lo que antes fue, entonces el Espíritu Santo no obrará dentro de ti. ¿Ves qué importante es esto?
¿Conocéis el camino que recorre el Espíritu Santo en la actualidad? Los diferentes puntos que se mencionaron antes son los que el Espíritu Santo debe lograr hoy y en el futuro; son el camino que emprende el Espíritu Santo y la entrada que los hombres deben buscar. En tu entrada en la vida, como mínimo debes derramar tu corazón en las palabras de Dios y debes ser capaz de aceptar el juicio y el castigo de las palabras de Dios; tu corazón debe anhelar a Dios, debes buscar la entrada profunda a la verdad y a los objetivos que Dios exige. Cuando posees esta fuerza, entonces esto demuestra que has sido tocado por Dios y tu corazón ha comenzado a volverse hacia Dios.
El primer paso de la entrada en la vida es derramar por completo el corazón en las palabras de Dios y el segundo paso es aceptar ser tocado por el Espíritu Santo. ¿Cuál es el efecto que se debe lograr al aceptar ser tocado por el Espíritu Santo? Es poder anhelar, buscar y explorar una verdad más profunda y poder cooperar con Dios de una manera positiva. Hoy cooperas con Dios, es decir, hay un objetivo para la búsqueda, para las oraciones y para la comunión con Sus palabras y llevas a cabo tu deber según las exigencias de Dios; solo esto es cooperar con Dios. Si solo hablas de dejar que Dios actúe, pero no tomas ninguna acción, ni orando ni buscando, entonces, ¿podría esto llamarse cooperación? Si no hay ni rastro de cooperación en ti, y careces del entrenamiento para la entrada que tiene un objetivo, entonces no estás cooperando. Algunas personas dicen: “Todo depende de la predestinación de Dios, Él mismo hace todo; si Dios no lo hiciera, entonces, ¿cómo podría hacerlo el hombre?”. La obra de Dios es normal y no es en lo más mínimo sobrenatural y es solo por medio de tu búsqueda activa que el Espíritu Santo obra, porque Dios no obliga al hombre; le debes dar a Él la oportunidad de obrar y si no buscas o entras, y si no hay el más mínimo anhelo en tu corazón, entonces Dios no tiene oportunidad de obrar. ¿Por qué camino puedes buscar ser tocado por Dios? Por medio de la oración y de acercarte más a Él. Pero, lo más importante, recuerda, es que debe ser sobre la base de las palabras que Dios pronunció. Cuando eres tocado por Dios con frecuencia, la carne no te constriñe: esposo, esposa, hijos y dinero, todo eso es incapaz de limitarte y tú solo quieres perseguir la verdad y vivir ante Dios. En este momento, serás alguien que vive en el reino de la libertad.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra más reciente de Dios y seguir Sus huellas
Palabras diarias de Dios Fragmento 400
Dios ha decidido hacer completo al hombre, e, independientemente de la perspectiva desde la cual hable, todo es en aras de perfeccionar a las personas. Las palabras pronunciadas desde la perspectiva del Espíritu son difíciles de entender para las personas; no tienen forma de encontrar la senda de práctica, pues su capacidad de comprensión es limitada. La obra de Dios logra efectos diferentes, y Él tiene un propósito en cada paso de ella. Además, resulta imperativo que Él hable desde diferentes perspectivas, pues solo haciéndolo puede perfeccionar al hombre. Si solo emitiera Su voz desde la perspectiva del Espíritu, no habría forma completar esta etapa de la obra de Dios. A partir del tono que utiliza al hablar, puedes ver que Él está decidido a hacer completo a este grupo de personas. Así pues, ¿cuál debe ser el primer paso para cada uno que desee ser perfeccionados? Por encima de todo, debes conocer la obra de Dios. Actualmente ha comenzado un nuevo método en la obra de Dios; se ha pasado de una era a la otra, la forma como Dios obra también ha cambiado y el método por el que Dios habla es distinto. En la actualidad, no solo ha cambiado el método de Su obra, sino que también lo ha hecho la era. Ahora estamos en la Era del Reino. También es la era de amar a Dios. Es un anticipo de la Era del Reino Milenario —que es también la Era de la Palabra—, y en la cual Dios usa muchas formas de hablar para perfeccionar al hombre y habla desde diversas perspectivas para proveerlo. Al entrar en la Era del Reino Milenario, Dios comenzará a usar palabras para perfeccionar al hombre, permitiéndole a este entrar en la realidad-vida y guiándolo hacia el camino correcto. Habiendo experimentado tantos pasos de la obra de Dios, el hombre ha visto que la obra de Dios no permanece inmutable, sino que está evolucionando y se profundiza sin cesar. Después de que las personas la hayan experimentado durante mucho tiempo, la obra ha dado repetidos giros, cambiando una y otra vez. Sin embargo, por mucho que cambie, nunca se desvía del propósito de Dios de traerle la salvación al hombre. Incluso tras pasar por diez mil cambios, nunca se aparta de su propósito original. No importa cómo cambie el método de la obra de Dios, esta nunca se desvía de la verdad o de la vida. Los cambios en el método a través del cual se realiza la obra simplemente implican un cambio en el formato de la obra y en la perspectiva desde la cual Dios habla; no hay un cambio en el objetivo central de Su obra. Los cambios en el tono de voz de Dios y en el método de Su obra se llevan a cabo para lograr un resultado. Un cambio en el tono de voz no significa un cambio en el propósito o el principio que está detrás de la obra. Las personas creen en Dios principalmente para buscar la vida. Si crees en Dios, pero no buscas la vida ni vas tras la verdad o el conocimiento de Dios, ¡entonces esto no es creer en Dios! ¿Es realista que sigas buscando entrar en el reino para ser rey? Lograr el verdadero amor por Dios a través de la búsqueda de la vida, solo esto es la realidad; la búsqueda y la práctica de la verdad son, todas, realidad. Leyendo las palabras de Dios y experimentándolas llegarás a comprender el conocimiento de Dios en medio de la experiencia real. Esto es una búsqueda verdadera.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra
Palabras diarias de Dios Fragmento 401
Esta es la Era del Reino. Si has entrado en esta nueva era depende de si has entrado en la realidad de las palabras de Dios y de si Sus palabras se han convertido tu realidad-vida. Las palabras de Dios se dan a conocer a cada persona para que, al final, todos vivan en el mundo de las palabras de Dios, y Sus palabras esclarecerán e iluminarán a cada persona desde dentro. Si, durante este período, eres descuidado en la lectura de las palabras de Dios y no tienes interés en ellas, eso demuestra que tu condición es equivocada. Si eres incapaz de entrar en la Era de la Palabra, entonces el Espíritu Santo no obra en ti; si has entrado en esta era, Él llevará a cabo Su obra. ¿Qué puedes hacer al inicio de la Era de la Palabra para ganar la obra del Espíritu Santo? En esta era, y entre vosotros, Dios logrará lo siguiente: que cada persona vivirá las palabras de Dios, será capaz de poner en práctica la verdad y amará a Dios fervientemente; que todas las personas usarán las palabras de Dios como una base y como su realidad y tendrán un corazón temeroso de Dios, y que, a través de la práctica de las palabras de Dios, el hombre ejercerá el poder monárquico junto con Dios. Esta es la obra que Dios ha de llevar a cabo. ¿Puedes continuar sin leer las palabras de Dios? Hoy, hay muchos que sienten que no pueden pasar ni un día o dos sin leer Sus palabras. Ellos deben leer Sus palabras todos los días, y, si el tiempo no se lo permite, les basta con escucharlas. Este es el sentimiento que el Espíritu Santo otorga a las personas y es la manera en la que Él comienza a moverlas. Es decir, Él gobierna al hombre a través de las palabras para que este pueda entrar en la realidad de las palabras de Dios. Si, después de tan solo un día de no comer y beber las palabras de Dios, sientes oscuridad y sed, y no puedes soportarlo, esto muestra que has sido movido por el Espíritu Santo y que Él no se ha apartado de ti. Entonces, eres alguien que está dentro de esta corriente. Sin embargo, si después de uno o dos días sin comer y beber las palabras de Dios no sientes nada; si no tienes sed y no te sientes movido en absoluto, esto es muestra de que el Espíritu Santo se ha alejado de ti. Entonces, esto significa que hay algo equivocado en tu estado interior; no has entrado en la Era de la Palabra y eres alguien que se ha quedado atrás. Dios usa las palabras para gobernar a las personas; te sientes bien si comes y bebes las palabras de Dios y, si no lo haces, no tienes una senda a seguir. Las palabras de Dios se convierten en el alimento de las personas y en la fuerza que las impulsa. La Biblia dice que “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Hoy, Dios completará esta obra y cumplirá este hecho en vosotros. ¿Cómo es que, en el pasado, las personas podían estar muchos días sin leer las palabras de Dios y, sin embargo, podían seguir comiendo y trabajando como siempre, pero eso no ocurre en el presente? En esta era, Dios usa, primordialmente, las palabras para gobernar a todos. A través de las palabras de Dios, el hombre es juzgado y perfeccionado, y, luego, finalmente, es llevado al reino. Solo las palabras de Dios pueden proveer la vida del hombre, y solo las palabras de Dios pueden dar luz al hombre y una senda de práctica, especialmente en la Era del Reino. Siempre que no te apartes de la realidad de las palabras de Dios, y comas y bebas a diario Sus palabras, Dios podrá perfeccionarte.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra
Palabras diarias de Dios Fragmento 402
No se puede apresurar la búsqueda de la vida; el crecimiento de la vida no ocurre solo en uno o dos días. La obra de Dios es normal y práctica, y necesariamente pasa por un proceso. Al Jesús encarnado le tomó treinta y tres años y medio completar Su obra de crucifixión; entonces, ¿qué hay de la purificación del hombre y de la transformación de su vida, una obra de la mayor dificultad? No es tarea fácil hacer a un hombre normal que manifieste a Dios. Esto es particularmente cierto para las personas que nacen en la nación del gran dragón rojo, que son de bajo calibre y necesitan un largo período con las palabras y la obra de Dios. Así pues, no os impacientéis por ver resultados. Debes ser proactivo al comer y beber las palabras de Dios e invertir mayor esfuerzo en ellas. Al terminar de leer Sus palabras, debes ser capaz de ponerlas en práctica real, creciendo en conocimiento, perspicacia, discernimiento y sabiduría en las palabras de Dios. Al hacerlo, cambiarás sin darte cuenta. Si eres capaz de tomar como tu principio el comer y beber las palabras de Dios, leerlas, llegar a conocerlas, experimentarlas y practicarlas, madurarás sin darte cuenta. Hay quienes dicen que no son capaces de poner en práctica las palabras de Dios, incluso después de leerlas. ¿Qué prisa tienes? Cuando alcances cierta estatura, serás capaz de poner en práctica Sus palabras. ¿Acaso un niño de cuatro o cinco años diría que no es capaz de apoyar u honrar a sus padres? Deberías saber qué tan grande es tu estatura actual. Pon en práctica lo que puedas poner en práctica, y evita ser alguien que trastorna la gestión de Dios. Simplemente come y bebe las palabras de Dios, y, de ahora en adelante, asume esto como tu principio. No te preocupes, por ahora, acerca de si Dios puede hacerte completo. No profundices todavía en eso. Simplemente come y bebe las palabras de Dios a medida que vienen a ti, y, seguramente, Dios te hará completo. Sin embargo, hay un principio por el cual debes comer y beber Sus palabras. No lo hagáis a ciegas. Por un lado, al comer y beber las palabras de Dios, busca las palabras que debes llegar a conocer; es decir, aquellas relacionadas con las visiones. Por otro, busca aquello que debes poner en práctica real; es decir, aquello en lo que debes entrar. Un aspecto se refiere al conocimiento y el otro se refiere a la entrada. Una vez que hayas comprendido ambos —cuando hayas comprendido lo que debes conocer y lo que debes practicar— sabrás cómo comer y beber las palabras de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra
Palabras diarias de Dios Fragmento 403
De cara al futuro, hablar de las palabras de Dios debe ser el principio por el cual hablas. Habitualmente, cuando os reunís, debéis conversar sobre las palabras de Dios y tomar Sus palabras como el contenido de vuestras interacciones, y hablar sobre lo que sabes acerca de estas palabras, cómo las pones en práctica y cómo obra el Espíritu Santo. Siempre que comuniques las palabras de Dios, el Espíritu Santo te iluminará. Alcanzar el mundo de las palabras de Dios requiere la cooperación del hombre. Si no entras en esto, Dios no tendrá forma de obrar; si mantienes la boca cerrada y no hablas sobre Sus palabras, Él no tendrá forma de iluminarte. Cuandoquiera que no te encuentres ocupado, habla sobre las palabras de Dios ¡y no simplemente participes en conversaciones inútiles! Deja que tu vida se llene con las palabras de Dios: solo entonces serás un creyente devoto. No importa si tu conversación es superficial. Sin lo superficial no puede haber profundidad. Debe haber un proceso. Por medio de tu entrenamiento, comprenderás la iluminación del Espíritu Santo sobre ti y cómo comer y beber las palabras de Dios eficazmente. Después de un intervalo de investigación, entrarás en la realidad de las palabras de Dios. Solo si tienes la determinación de cooperar podrás recibir la obra del Espíritu Santo.
De los principios de comer y beber las palabras de Dios, uno se relaciona con el conocimiento y, el otro, con la entrada. ¿Qué palabras deberías llegar a conocer? Deberías llegar a conocer las palabras que se relacionan con las visiones (por ejemplo, las relacionadas con en qué era ha entrado ahora la obra de Dios, qué es lo que Dios desea lograr ahora, qué es la encarnación, etcétera; todas ellas están relacionadas con las visiones). ¿A qué se refiere senda en la que el hombre debe entrar? Se refiere a las palabras de Dios que el hombre debe practicar y en las cuales debe entrar. Esos son los dos aspectos relacionados con comer y beber las palabras de Dios. A partir de ahora, come y bebe las palabras de Dios de esta manera. Si tienes una comprensión clara de Sus palabras relacionadas con las visiones, entonces no hay necesidad de que sigas leyendo todo el tiempo. De importancia primordial es comer y beber más las palabras relacionadas con la entrada; por ejemplo, cómo volcar tu corazón a Dios, cómo aquietar tu corazón en presencia de Dios y cómo rebelarte contra la carne. Eso es lo que deberías poner en práctica. Sin saber cómo comer y beber las palabras de Dios la verdadera comunicación resulta imposible. Una vez que sabes cómo comer y beber Sus palabras, cuando has comprendido lo que es esencial, la comunicación será libre, y sea cual sea el asunto que surja, podrás comunicar y comprender la realidad. Si, cuando comunicas las palabras de Dios, no posees realidad, entonces no has comprendido lo que es esencial, lo cual muestra que no sabes cómo comer y beber Sus palabras. A algunas personas puede resultarles cansado leer las palabras de Dios, lo cual no es un estado normal. Lo que es normal es que nunca te canses de leer las palabras de Dios, que siempre tengas sed de ellas y siempre pienses que las palabras de Dios son buenas. Así es como alguien que en verdad ha entrado come y bebe las palabras de Dios. Cuando sientes que las palabras de Dios son extremadamente prácticas y que son justamente aquello en lo que el hombre debe entrar; cuando sientes que Sus palabras son enormemente útiles y beneficiosas para el hombre, y que son la provisión de la vida del hombre, es el Espíritu Santo el que te brinda este sentimiento y es el Espíritu Santo el que te mueve. Esto demuestra que el Espíritu Santo está obrando en ti y que Dios no se ha apartado de ti. Al ver que Dios siempre está hablando, algunas personas se cansan de Sus palabras y piensan que no tiene ninguna consecuencia leerlas o no. Ese no es un estado normal. No poseen un corazón sediento de entrar en la realidad y esas personas no tienen sed ni le dan importancia a ser perfeccionadas. Cada vez que te des cuenta de que no tienes sed de las palabras de Dios, eso muestra que no te encuentras en un estado normal. En el pasado, podía determinarse si Dios se había apartado de ti si sentías paz interior y experimentabas gozo. Ahora la clave es si tienes sed de las palabras de Dios, si Sus palabras son tu realidad, si eres fiel y si eres capaz de hacer todo lo que puedas por Dios. En otras palabras, el hombre es juzgado por la realidad de las palabras de Dios. Dios dirige Sus palabras a toda la humanidad. Si estás dispuesto a leerlas, Él te esclarecerá, pero si no es así, no lo hará. Dios esclarece a los que tienen hambre y sed de justicia, y a los que lo buscan. Algunos dicen que Dios no los esclareció incluso después de haber leído Sus palabras. Pero ¿cómo leíste estas palabras? Si lees Sus palabras como un hombre a caballo que mira las flores y no le da importancia a la realidad, ¿cómo podría Dios esclarecerte? ¿Cómo puede alguien que no atesora las palabras de Dios ser perfeccionado por Él? Si no atesoras las palabras de Dios, entonces no poseerás ni la verdad ni la realidad. Si atesoras Sus palabras, entonces serás capaz de practicar la verdad, y solo entonces poseerás la realidad. Por esta razón tienes que comer y beber las palabras de Dios en todo momento, ya sea que estés ocupado o no, ya sea que las circunstancias sean adversas o no, y ya sea que estés siendo probado o no. En resumidas cuentas, las palabras de Dios son el fundamento de la existencia del hombre. Nadie puede alejarse de Sus palabras, pero sí debe comer de Sus palabras como si fueran las tres comidas del día. ¿Podría ser tan fácil ser perfeccionado y ganado por Dios? Bien sea que comprendas o no en el presente y que tengas o no un entendimiento claro de la obra de Dios, debes comer y beber las palabras de Dios tanto como te sea posible. Esto es entrar de una manera proactiva. Después de leer las palabras de Dios, apresúrate a poner en práctica aquello en lo que puedes entrar, y haz a un lado momentáneamente aquello en lo que no. Tal vez no puedas entender muchas de las palabras de Dios al principio, pero después de dos o tres meses, e, incluso, quizá después de un año, lo harás. ¿Cómo puede ser esto? Se debe a que Dios no puede perfeccionar al hombre en un día o dos. La mayoría de las veces, cuando lees Sus palabras, puede que no las entiendas de inmediato. En ese momento, puede parecerte que no son más que un simple texto; debes experimentarlas por un tiempo antes de poder entenderlas. Como Dios ha hablado mucho, debes hacer tu máximo esfuerzo por comer y beber Sus palabras y, luego, sin que te des cuenta, llegarás a entender, y, sin que lo notes, el Espíritu Santo te esclarecerá. Cuando el Espíritu Santo esclarece al hombre, a menudo sucede sin que el hombre se dé cuenta de ello. Él te esclarece y te guía cuando tienes sed y buscas. El principio por el cual obra el Espíritu Santo se centra en las palabras de Dios que comes y bebes. Todos aquellos que no dan ninguna importancia a las palabras de Dios y siempre tienen una actitud diferente hacia ellas —pensando, en su aturdimiento, que es cuestión de indiferencia si leen o no Sus palabras— son los que no poseen la realidad. Ni la obra del Espíritu Santo ni Su esclarecimiento pueden ser percibidos en ellos. Tales personas simplemente van por la vida sin hacer esfuerzo, y son impostores sin verdaderas aptitudes, como el señor Nanguo, de la parábola[a].
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra
Nota al pie:
a. El texto original no contiene la frase “de la parábola”.
Palabras diarias de Dios Fragmento 404
Cuando las palabras de Dios se pronuncian, de inmediato debes recibirlas y comer y beber de ella. No importa cuánto entiendas, el punto de vista al que debes aferrarte es a comer y beber, conocer y practicar Sus palabras. Esto es algo que debes poder hacer. No te preocupes sobre cuán grande puede llegar a ser tu estatura; simplemente céntrate en comer y beber Sus palabras. Esto es aquello con lo que el hombre debe cooperar. Tu vida espiritual consiste, principalmente, en entrar en la realidad de comer y beber las palabras de Dios y ponerlas en práctica. Lo demás no es tu asunto. Los líderes de la iglesia deben ser capaces de guiar a todos los hermanos y hermanas para que sepan cómo comer y beber las palabras de Dios. Esta es la responsabilidad de cada líder de la iglesia. Ya sean jóvenes o viejos, todos deben considerar que comer y beber las palabras de Dios es de gran importancia y deben tener Sus palabras en su corazón. Entrar en esta realidad significa entrar en la Era del Reino. Hoy, la mayoría de las personas sienten que no pueden vivir sin comer y beber las palabras de Dios, y sienten que Sus palabras son nuevas, independientemente del momento. Esto significa que están comenzando a entrar en el camino correcto. Dios usa las palabras para llevar a cabo Su obra y proveer al hombre. Cuando todos anhelen las palabras de Dios y tengan sed de ellas, la humanidad entrará en el mundo de Sus palabras.
Dios ha hablado mucho. ¿Cuánto has llegado a conocer? ¿Cuánto has entrado en ello? Si un líder de la iglesia no ha guiado a sus hermanos y hermanas a la realidad de las palabras de Dios, ¡entonces habrá sido negligente en su deber y habrá fracasado en cumplir sus responsabilidades! Ya sea que tu entendimiento sea profundo o superficial, e independientemente de lo grande sea tu comprensión, debes saber cómo comer y beber Sus palabras; debes prestar gran atención a Sus palabras y comprender la importancia y la necesidad de comerlas y beberlas. Ya que Dios ha hablado tanto, si no comes y bebes Sus palabras ni tratas de buscar o de poner en práctica Sus palabras, no se puede considerar que crees en Dios. Puesto que tú crees en Dios, debes comer y beber Sus palabras, experimentar Sus palabras y vivir Sus palabras. ¡Solo esto puede llamarse creer en Dios! Si dices con la boca que crees en Dios, mas no eres capaz de poner en práctica ninguna de Sus palabras o producir algún tipo de realidad, a esto no se le llama creer en Dios. Esto es “buscar comerse el pan y saciarse”. Hablar únicamente de testimonios triviales, cosas inútiles y cuestiones superficiales, sin tener ni siquiera un mínimo de realidad, esto no es creer en Dios, y tú simplemente no has captado el camino correcto de creer en Dios. ¿Por qué debes comer y beber tantas palabras de Dios como te sea posible? Si no comes ni bebes Sus palabras y solo buscas ascender al cielo, ¿es eso creer en Dios? ¿Cuál es el primer paso que debe dar el que cree en Dios? ¿A través de qué senda Dios perfecciona al hombre? ¿Puedes ser perfeccionado sin comer ni beber las palabras de Dios? ¿Puedes ser considerado una persona del reino sin que las palabras de Dios sirvan como tu realidad? ¿Qué significa exactamente creer en Dios? Quienes creen en Dios deberían, al menos, tener un buen comportamiento en lo externo; lo más importante de todo es poseer las palabras de Dios. Pase lo que pase, nunca puedes darle la espalda a Sus palabras. Conocer a Dios y satisfacer Sus intenciones se logra a través de Sus palabras. En el futuro, cada nación, denominación, religión y sector será conquistado a través de las palabras de Dios. Dios hablará directamente, y cada persona sostendrá las palabras de Dios en sus manos, y por medio de esto la humanidad será perfeccionada. Por dentro y por fuera, las palabras de Dios lo impregnan todo: la humanidad pronunciará las palabras de Dios con la boca, practicará de acuerdo con las palabras de Dios, mantendrá las palabras de Dios en su interior, y quedará impregnada de las palabras de Dios tanto por dentro como por fuera. Así será perfeccionada la humanidad. Aquellos que satisfacen las intenciones de Dios y son capaces de dar testimonio de Él, ellos son quienes tienen las palabras de Dios como su realidad.
Entrar en la Era de la Palabra —la Era del Reino Milenario— es la obra que se está llevando a cabo actualmente. A partir de ahora, practicad compartir las palabras de Dios. Solo a través de comer y beber Sus palabras, y de experimentarlas, podrás vivir las palabras de Dios. Debes producir cierta experiencia práctica para poder convencer a otros. Si no puedes vivir la realidad de las palabras de Dios, ¡nadie será persuadido! Todos los que son usados por Dios pueden vivir la realidad de las palabras de Dios. Si no puedes producir esta realidad y dar testimonio de Dios, esto muestra que el Espíritu Santo no ha obrado en ti y que no has sido perfeccionado. Esta es la importancia de las palabras de Dios. ¿Tienes un corazón sediento de las palabras de Dios? Los que tienen sed de las palabras de Dios están sedientos de la verdad, y solo las personas así son bendecidas por Dios. En el futuro, hay muchas más palabras que Dios dirá a todas las religiones y todas las denominaciones. Él primero habla y emite Su voz entre vosotros para haceros completos antes de seguir adelante para hablar y expresar Su voz entre los gentiles para conquistarlos. A través de Sus palabras, todos serán sincera y totalmente convencidos. A través de las palabras de Dios y Sus revelaciones, el carácter corrupto del hombre disminuye, él adquiere la apariencia de un hombre y su carácter rebelde se reduce. Las palabras obran con autoridad sobre el hombre y conquistan al hombre dentro de la luz de Dios. La obra que Dios lleva a cabo en la era actual, así como los momentos decisivos de Su obra, todo ello puede encontrarse dentro de Sus palabras. Si no lees Sus palabras, no entenderás nada. A través de comer y beber Sus palabras, y a través de participar en conversación con tus hermanos y hermanas, y por medio de tus experiencias reales, obtendrás el conocimiento pleno de las palabras de Dios. Solo entonces podrás vivir verdaderamente su realidad.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra
Palabras diarias de Dios Fragmento 405
Con anterioridad dije que “Todos los que se enfocan en contemplar señales y prodigios serán abandonados; no son ellos los que serán perfeccionados”. He pronunciado muchas palabras; sin embargo, el hombre no tiene el menor conocimiento de esta obra, y, llegado este punto, la gente sigue pidiendo señales y prodigios. ¿Acaso tu fe en Dios consiste solo en la búsqueda de señales y prodigios, o es para obtener vida? Jesús también pronunció muchas palabras y algunas de ellas todavía tienen que cumplirse. ¿Puedes afirmar que Jesús no es Dios? Dios dio testimonio de que Él era el Cristo y el amado Hijo de Dios. ¿Puedes negar esto? Hoy, Dios solo pronuncia palabras, y si no tienes conocimiento pleno de esto, no puedes permanecer firme. ¿Crees en Él porque es Dios, o lo haces basándote en si Sus palabras se han cumplido o no? ¿Crees en señales y prodigios, o en Dios? Hoy Él no muestra señales y prodigios. ¿Es, realmente, Dios? Si las palabras que pronuncia no se cumplen, ¿es, realmente, Dios? ¿Queda Su esencia determinada por el hecho de que las palabras que pronuncia se cumplan o no? ¿Por qué algunos están siempre esperando el cumplimiento de las palabras de Dios antes de creer en Él? ¿No significa esto que no lo conocen? Todos los que poseen este tipo de nociones son los que niegan a Dios. Usan nociones para medir a Dios; si Sus palabras se cumplen, creen en Él, y, si no, no creen en Él, y siempre buscan señales y prodigios. ¿Acaso no son estas personas los fariseos de los tiempos modernos? Que seas capaz de permanecer firme depende de que conozcas al Dios práctico. ¡Esto es crucial! Cuanto mayor sea la realidad de la palabra de Dios en ti, mayor será tu conocimiento de la practicidad de Dios, y más capaz serás de permanecer firme durante las pruebas. Cuanto más te enfoques en ver señales y prodigios, menos capaz serás de permanecer firme y caerás en medio de las pruebas. Las señales y los prodigios no son el fundamento; solo la practicidad de Dios es la vida. Algunos no conocen los efectos que la obra de Dios tendrá. Pasan los días desconcertados, sin buscar el conocimiento de la obra de Dios. El objetivo de su búsqueda consiste solo en hacer que Dios cumpla sus deseos, y solo entonces serán serios en su creencia. Dicen que buscarán la vida si las palabras de Dios se cumplen, pero que, si no lo hacen, no hay posibilidad de que busquen la vida. El hombre piensa que la fe en Dios consiste en buscar contemplar señales y prodigios, y buscar ascender al cielo y al tercer cielo. Ninguno de ellos afirma que su fe en Dios consista en la búsqueda de la entrada en la realidad, la búsqueda de la vida y la búsqueda de ser ganado por Dios. ¿Qué valor tiene una búsqueda así? Los que no buscan el conocimiento y la satisfacción de Dios son los que no creen en Él; ¡los que blasfeman contra Él!
¿Entendéis ahora lo que es creer en Dios? ¿Acaso significa contemplar señales y prodigios? ¿Significa ascender al cielo? Creer en Dios no es, para nada, fácil. Esas prácticas religiosas deben ser eliminadas; buscar la sanación de los enfermos y la expulsión de demonios, enfocarse en señales y prodigios, codiciar más de la gracia, la paz y el gozo de Dios, buscar las perspectivas y comodidades de la carne, estas son prácticas religiosas, y esas prácticas religiosas son una forma vaga de creencia. ¿Qué es, hoy, creer realmente en Dios? Es aceptar Su palabra como tu realidad-vida y conocer a Dios a partir de Su palabra para lograr un amor verdadero hacia Él. Para decirlo con claridad: creer en Dios tiene como propósito que puedas someterte a Él, amarle y cumplir el deber que debe cumplir un ser creado. Este es el objetivo de creer en Dios. Debes obtener el conocimiento de la hermosura de Dios, de cuán digno de veneración Él es, de cómo Él lleva a cabo la obra de salvación y perfeccionamiento en Sus seres creados; esto es lo esencial de tu fe en Dios. Creer en Dios es, principalmente, el cambio de una vida de la carne a una vida de amar a Dios; de vivir dentro de la corrupción a vivir dentro de la vida de las palabras de Dios. Es dejar de estar bajo el poder de Satanás y vivir bajo el cuidado y la protección de Dios; es ser capaz de lograr someterse a Dios y no a la carne; es permitir que Él gane la totalidad de tu corazón, permitirle que te perfeccione y liberarte del carácter satánico corrupto. Creer en Dios tiene como objetivo, principalmente, que Su gran poder y Su gloria puedan manifestarse en ti, que puedas seguir Su voluntad, que cumplas Su plan y seas capaz de dar testimonio de Él delante de Satanás. La fe en Dios no debería girar alrededor del deseo de contemplar señales y prodigios ni tener como propósito el beneficio de tu carne personal. Debe consistir en buscar conocer a Dios y ser capaz de someterse a Él, y, como Pedro, someterse a Él hasta la muerte. Estas son las metas principales de la fe en Dios. Se come y bebe la palabra de Dios para conocerle y satisfacerle. Comer y beber la palabra de Dios te proporciona un mayor conocimiento de Él y solo después de esto puedes someterte a Él. Solo teniendo conocimiento de Dios puedes amarle, y esta es la meta que el hombre debería tener en su fe en Dios. Si, en tu fe en Dios, siempre estás intentando contemplar señales y prodigios, el punto de vista de esta fe en Dios es erróneo. Creer en Dios es, sobre todo, la aceptación de Su palabra como la realidad-vida. La meta de Dios solo se logra poniendo en práctica las palabras provenientes de Su boca y llevándolas a cabo en ti. En su fe en Dios, el hombre debería esforzarse por que Dios lo perfeccione, por ser capaz de someterse a Él y por someterse plenamente. Si puedes someterte a Dios sin quejarte, ser considerado con Sus intenciones, alcanzar la estatura de Pedro y poseer el estilo de Pedro del que Dios habla, ese será el momento en el que habrás tenido éxito en tu fe en Dios, y esto significará que Dios te ha ganado.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todo se logra por la palabra de Dios