La entrada en la vida IV

Palabras diarias de Dios  Fragmento 483

¿Por qué crees en Dios? La mayoría de las personas se confunden con esta pregunta. Siempre tienen dos puntos de vista completamente diferentes acerca del Dios práctico y del Dios que está en el cielo, lo que demuestra que creen en Dios, no con el fin de someterse a Él, sino para recibir ciertos beneficios o para escapar del sufrimiento que trae el desastre, solo entonces son algo sumisas. Su sumisión es condicional, es por el bien de sus propias perspectivas personales y se les impone. Así que, ¿por qué crees en Dios? Si solo es por el bien de tus perspectivas y de tu sino, entonces sería mejor que no creyeras en absoluto. Una creencia como esta es autoengaño, consuelo y admiración hacia uno mismo. Si tu fe no se construye sobre el fundamento de la sumisión a Dios, entonces al final serás castigado por oponerte a Él. Todos los que no buscan la sumisión a Dios en su fe se oponen a Él. Dios pide que las personas busquen la verdad, que tengan sed de las palabras de Dios, coman y beban Sus palabras y que las pongan en práctica para que puedan lograr la sumisión a Dios. Si estas son tus verdaderas intenciones, entonces con toda seguridad Dios te elevará y con toda seguridad te mostrará favor. Esto es indudable y no se puede cambiar. Si tu intención no es someterte a Dios, y si tienes otras metas, entonces todo lo que digas y hagas, tus oraciones ante Dios e incluso cada una de tus acciones, se opondrá a Él. Puedes ser de voz suave y de trato afable, cada una de tus acciones y expresiones puede parecer apropiada, y puedes parecer alguien que se somete, pero cuando se trata de tus intenciones y tus puntos de vista acerca de la fe en Dios, todo lo que haces se opone a Él, todo lo que haces es malvado. Las personas que parecen tan obedientes como corderos, pero cuyo corazón alberga malas intenciones, son lobos con piel de cordero. Ofenden directamente a Dios y Dios no perdonará a ni una sola de ellas. El Espíritu Santo revelará a todas y cada una de ellas y le mostrará a todo el mundo que todos los que son hipócritas serán, con certeza, desdeñados por el Espíritu Santo. No te preocupes: Dios se encargará y dispondrá de cada una de ellas, una por una.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes someterte a Dios al creer en Dios

Palabras diarias de Dios  Fragmento 484

Si no puedes aceptar la nueva luz de Dios, y no puedes entender todo lo que Dios hace hoy, y no lo buscas o bien dudas de ello, lo juzgas o lo estudias y lo analizas, entonces es que no tienes la menor intención de someterte a Dios. Si, cuando la luz actual y ahora aparezca, todavía atesoras la luz de ayer y te opones a la nueva obra de Dios, entonces no eres más que un absurdo, uno de los que se oponen a Dios de manera deliberada. El elemento clave para someterse a Dios es aceptar la nueva luz y ser capaz de aceptarla y ponerla en práctica. Solo esto es la verdadera sumisión. Los que carecen de la voluntad de anhelar a Dios son incapaces de someterse intencionadamente a Él, y solo se pueden oponer a Dios como resultado de su satisfacción con el estado actual de las cosas. Que el hombre no pueda someterse a Dios se debe a que lo posee lo que vino antes. Las cosas que vinieron antes han producido todo tipo de nociones y diversas imaginaciones acerca de Dios en las personas, y estas se han convertido en la imagen de Dios que tienen en su mente. Por lo tanto, en lo que creen es en sus propias nociones y en los estándares de su propia imaginación. Si mides al Dios que hace una obra práctica a día de hoy contra el Dios de tu propia imaginación, entonces tu fe proviene de Satanás y está manchada con tus propias preferencias; Dios no quiere esta clase de fe. Independientemente de lo elevadas que sean sus credenciales e independientemente de su entrega, incluso si han dedicado toda una vida de esfuerzos a Su obra y se han martirizado, Dios no aprueba a nadie que tenga una fe como esta. Él solo les concede un poco de gracia y les permite disfrutarla por un tiempo. Personas como estas no pueden poner en práctica la verdad. El Espíritu Santo no obra en su interior y Dios las descartará a cada una de ellas, una por una. Sean viejos o jóvenes, los que no se someten a Dios en su fe y tienen las intenciones equivocadas son los que se oponen y trastornan, y Dios descartará indiscutiblemente a esas personas. Los que no tienen la más mínima sumisión a Dios, que solo reconocen Su nombre y tienen cierta idea de Su bondad y hermosura, pero que no mantienen el ritmo de los pasos del Espíritu Santo, y no se someten a la obra y las palabras presentes del Espíritu Santo, esas personas viven en medio de la gracia de Dios y Dios ni las ganará ni las perfeccionará. Dios perfecciona a las personas por medio de su sumisión, por medio de su comer, beber y disfrutar las palabras de Dios y por medio del sufrimiento y refinamiento en sus vidas. Solo por medio de una fe como esta el carácter de las personas puede cambiar, y solo entonces pueden poseer el conocimiento verdadero de Dios. No estar satisfechos con vivir en medio de la gracia de Dios, anhelar activamente la verdad, buscar la verdad y ser ganados por Dios, esto es lo que quiere decir someterse conscientemente a Dios y esta es precisamente la clase de fe que Él quiere. Las personas que no hacen nada más que disfrutar la gracia de Dios no pueden ser perfeccionadas o cambiadas, y su sumisión, su piedad, su amor y su paciencia, todo es superficial. Las que solo disfrutan la gracia de Dios no pueden conocer a Dios realmente, e incluso cuando conocen a Dios, su conocimiento es superficial, y dicen cosas como que “Dios ama al hombre” o que “Dios es misericordioso con el hombre”. Esto no representa la vida del hombre y no demuestra que las personas conozcan verdaderamente a Dios. Si, cuando las palabras de Dios las refinan, o cuando Sus pruebas vienen sobre ellas, las personas no pueden someterse a Dios —si, en cambio, se vuelven indecisas y caen— entonces no son sumisas en lo más mínimo. Dentro de ellas hay muchas reglas y restricciones acerca de la fe en Dios; antiguas experiencias que son el resultado de muchos años de fe o varias reglas que se basan en la Biblia. ¿Podrían personas como estas someterse a Dios? Estas personas están llenas de cosas humanas, ¿cómo podrían someterse a Dios? Su “sumisión” va de acuerdo a sus preferencias personales, ¿querría Dios una sumisión como esa? Esto no es someterse a Dios, sino adhesión a las reglas, es satisfacerse y apaciguarse a uno mismo. Si dices que esto es someterse a Dios, ¿acaso no blasfemas contra Él? Eres un faraón egipcio. Haces maldad y te dedicas a propósito a la obra de oponerte a Dios, ¿es así como quiere Dios que sirvas? Sería mejor que te apresuraras a arrepentirte e intentaras ganar algo de conciencia de ti mismo. Si fracasas en eso, será mejor que te vayas a casa; eso te haría más bien que el servicio que le profesas a Dios. No trastornarías ni perturbarías, sabrías cuál es tu lugar y vivirías bien, ¿no sería eso mejor? ¡Y no se te castigaría por estar en contra de Dios!

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 485

La obra del Espíritu Santo cambia día a día. Se eleva más alto con cada paso; la revelación de mañana es superior a la de hoy y va escalando paso a paso, cada vez más alto. Tal es la obra mediante la cual Dios perfecciona al hombre. Si las personas no pueden seguir el ritmo, podrían ser descartadas en cualquier momento. Si no tienen un corazón sumiso, no podrán seguir hasta el final. La era anterior ya ha pasado; esta es una nueva era. Y en una nueva era, debe hacerse una nueva obra. Particularmente en la era final, en la cual las personas son perfeccionadas, Dios realizará una obra más nueva con mayor rapidez; por tanto, si las personas no se someten intencionadamente, les resultará difícil seguir las huellas de Dios. Dios no se rige por ningún precepto ni trata ninguna etapa de Su obra como eternamente inmutable. Por el contrario, constantemente lleva a cabo obra que siempre es más nueva y más elevada. Con cada etapa, Su obra se vuelve más y más práctica, y cada vez corresponde más a las necesidades reales del hombre. Solo al experimentar una obra semejante pueden las personas lograr la transformación final de su carácter. El conocimiento que tiene el hombre sobre la vida alcanza niveles cada vez más altos, y, de la misma manera, la obra de Dios también alcanza niveles cada vez más altos. Solo de esta manera el hombre puede ser perfeccionado y ser apto para que Dios lo use. Por un lado, Dios obra de esta manera para contrarrestar y revertir las nociones del hombre; y, por el otro, para guiarlo a un estado superior y más realista, al ámbito más elevado de la fe en Dios, para que, al final, la voluntad de Dios pueda cumplirse. Todos aquellos que tienen una naturaleza rebelde y que se oponen voluntariamente serán descartados por esta etapa de la obra de Dios, que es veloz y enérgica; solo aquellos que se sometan intencionadamente y con gusto se humillen pueden llegar hasta el final del camino. En esta clase de obra, todos vosotros deberíais aprender a someteros y a dejar de lado vuestros conceptos. Deberíais ser cautos en cada paso que deis. Si eres negligente, sin duda formarás parte de aquellos a quienes el Espíritu Santo rechazará y serás alguien que trastorna la obra de Dios. Antes de experimentar esta etapa de la obra, las antiguas reglas y leyes del hombre eran tan innumerables que este se dejó llevar por el entusiasmo y, como resultado, se volvió engreído y se olvidó de sí mismo. Todos estos son obstáculos que impiden que el hombre acepte la nueva obra de Dios; son enemigos de que el hombre tenga conocimiento de Dios. Es peligroso que las personas no tengan sumisión en el corazón ni anhelo por la verdad. Si solo te sometes a la obra y a palabras sencillas, y eres incapaz de aceptar algo que sea más profundo, entonces eres alguien que se aferra a las viejas formas de hacer las cosas y no puedes seguirle el paso a la obra del Espíritu Santo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que se someten a Dios con un corazón sincero, sin duda serán ganados por Él

Palabras diarias de Dios  Fragmento 486

La obra que Dios lleva a cabo difiere de una era a otra. Si te sometes bien a la obra de Dios en una fase, pero en la siguiente tu sumisión hacia Su obra es deficiente o eres incapaz de ser sumiso, entonces Dios te abandonará. Sigues a Dios cuando Él da este paso y debes seguir haciéndolo también cuando dé el siguiente. Solo entonces serás alguien sumiso al Espíritu Santo. Ya que crees en Dios, debes permanecer constante en tu sumisión. No puedes simplemente someterte cuando te agrada y no hacerlo cuando no. Dios no aprueba esta clase de sumisión. Si no puedes seguirle el paso a la nueva obra que comparto y sigues aferrándote a los viejos dichos, entonces ¿cómo puede haber progreso en tu vida? La obra de Dios consiste en proveerte a través de Sus palabras. Cuando te sometes a Sus palabras y las aceptas, el Espíritu Santo sin duda obra en ti. El Espíritu Santo obra exactamente como Yo digo. Haz lo que he dicho, y el Espíritu Santo obrará prontamente en ti. Emito una nueva luz para que la contempléis, con lo que os conduzco a la luz del presente, y cuando entres en esta luz el Espíritu Santo obrará de inmediato en ti. Algunos pueden mostrarse reacios y decir: “Sencillamente, no practicaré lo que dices”. En ese caso, te digo que has llegado al final del camino; estás seco y ya no tienes vida. Así pues, al experimentar la transformación de tu carácter, nada es más crucial que seguirle el paso a la luz del presente. El Espíritu Santo no solo obra en ciertas personas a las que Dios usa, sino que, además, lo hace en la iglesia. Podría estar obrando en cualquier persona. Él puede obrar en ti en el presente y tú experimentarás esta obra. Durante el siguiente periodo, puede obrar en otra persona, en cuyo caso, debes darte prisa en seguirlo; cuanto más de cerca sigas la luz del presente, más podrá crecer tu vida. No importa qué clase de persona sea alguien, si el Espíritu Santo obra en ella, debes seguirla. Asimila sus experiencias a través de las tuyas de una manera práctica, y recibirás cosas incluso más elevadas. Por medio de este tipo de práctica, progresarás con mayor rapidez. Esta es la senda de la perfección para el hombre y una manera mediante la cual la vida crece. La senda para ser perfeccionado se alcanza mediante tu sumisión a la obra del Espíritu Santo. No sabes a través de qué clase de persona Dios obrará para perfeccionarte, ni a través de qué persona, acontecimiento o cosa te permitirá ganar o ver las cosas. Si puedes transitar por este camino que es el correcto, eso muestra que hay gran esperanza de que seas perfeccionado por Dios. Si no puedes hacerlo, esto muestra que tu futuro es sombrío y carece de luz. Una vez que emprendas el camino correcto, te serán reveladas todas las cosas. No importa lo que el Espíritu Santo les revele a otros, si procedes según el conocimiento que ellos tienen para experimentar las cosas por tu cuenta, entonces se convertirá en una parte de tu vida y podrás proveer a otros a partir de ella. Los que proveen a otros repitiendo palabras como loros son personas que no han tenido ninguna experiencia; debes aprender a descubrir, a través del esclarecimiento y la iluminación de otros, una senda de práctica, antes de que puedas empezar a hablar de tu propia experiencia y conocimiento reales. Esto será más provechoso para tu propia vida. Debes experimentar de esta manera, sometiéndote a todo lo que viene de Dios. Debes buscar las intenciones de Dios en todas las cosas y aprender las lecciones en todas las cosas, para que tu vida pueda crecer. Esta clase de práctica permite el más rápido progreso.

El Espíritu Santo te ilumina mediante tus experiencias prácticas y te perfecciona a través de tu fe. ¿Estás verdaderamente dispuesto a ser perfeccionado? Si estás verdaderamente dispuesto a ser perfeccionado por Dios, tendrás el valor de dejar de lado tu carne, podrás poner en práctica las palabras de Dios y no serás ni negativo ni débil. Podrás someterte a todo lo que provenga de Dios y presentar ante Él todas tus acciones, ya sean delante de los demás o a sus espaldas. Si te comportas como una persona honesta y practicas la verdad en todas las cosas, entonces serás alguien que va a ser perfeccionado. Esas personas falsas que actúan de una manera frente a los demás y de otra a sus espaldas no están dispuestas a ser perfeccionadas. Son todos hijos de la perdición y la destrucción; no le pertenecen a Dios, sino a Satanás. ¡No son la clase de personas escogidas por Dios! Si tus acciones y tu conducta no pueden presentarse ante Dios o no son escrutados por el Espíritu de Dios, esto evidencia que algo está mal en ti. Solo si aceptas el juicio y el castigo de Dios y te centras en la transformación de tu carácter, podrás emprender la senda que conduce al perfeccionamiento. Si estás verdaderamente dispuesto a ser perfeccionado por Dios y a seguir Su voluntad, entonces debes someterte a toda Su obra, sin una sola queja, sin hacer juicios arbitrarios ni llegar a conclusiones tales sobre Su obra. Estos son los requisitos mínimos para ser perfeccionado por Dios. El requisito necesario para todo aquel que busca ser perfeccionado por Él es el siguiente: actuar con un corazón amante de Dios en todas las cosas. ¿Qué significa actuar con un corazón amante de Dios? Significa que todas tus acciones y tu conducta puedan presentarse ante Dios. Y, como tienes las intenciones correctas, ya sea que tus acciones estén bien o mal, no tienes temor de mostrárselas a Dios o a tus hermanos y hermanas, y te atreves a hacer un juramento ante Dios. Debes presentar todas tus intenciones, pensamientos e ideas ante Dios para Su observación: si practicas esto y entras de esta manera, entonces habrá un rápido progreso en tu vida.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 487

Como crees en Dios, debes poner tu fe en todas Sus palabras y en toda Su obra. Es decir, como crees en Dios, debes someterte a Él. Si no puedes hacerlo, entonces no importa si crees en Dios o no. Si has creído en Él muchos años, pero nunca te has sometido a Él y no aceptas todas Sus palabras y, en cambio, le pides que se someta a ti y actúe según tus propias nociones, entonces eres el más rebelde de todos; eres un incrédulo. ¿Cómo podría una persona así someterse a la obra y las palabras de Dios, que no se ajustan a las nociones del hombre? Los más rebeldes de todos son los que intencionalmente desafían a Dios y se le resisten. Ellos son Sus enemigos y los anticristos. Su actitud siempre es de hostilidad hacia la nueva obra de Dios; nunca tienen la mínima tendencia a someterse y jamás se han sometido o humillado de buen grado. Se creen muy superiores a los demás y nunca se someten a nadie. Delante de Dios, se consideran los mejores para predicar la palabra y los más hábiles para obrar en los demás. Nunca desechan los “tesoros” que poseen, sino que los tratan como herencias familiares a las que adorar y las usan para predicar a los demás y sermonear a los necios que los idolatran. De hecho, hay una cierta cantidad de personas de este tipo en la iglesia. Se podría decir que son “héroes indómitos”, que residen temporalmente en la casa de Dios generación tras generación. Consideran que predicar la palabra (doctrina) es su deber supremo. Año tras año y generación tras generación, se dedican a cumplir enérgicamente su deber “sagrado e inviolable”. Nadie se atreve a tocarlos; ni una sola persona se atreve a reprenderlos abiertamente. Se convierten en “reyes” en la casa de Dios y campan a sus anchas mientras tiranizan a los demás, era tras era. Este grupo de demonios busca unirse y derribar Mi obra; ¿cómo puedo permitir que estos demonios vivientes existan delante de Mis ojos? Ni siquiera quienes se someten a medias pueden seguir hasta el final, ¡cuánto menos estos tiranos que no tienen ni una pizca de sumisión en su corazón! El hombre no obtiene fácilmente la obra de Dios. Aun si usaran toda su fuerza, las personas solo podrán obtener una porción, lo que, al final, les permitirá ser hechos perfectos. ¿Qué sucede, entonces, con los hijos del arcángel que buscan destruir la obra de Dios? ¿No tienen acaso menos esperanza de ser ganados por Dios? Mi propósito al llevar a cabo la obra de conquista no es exclusivamente conquistar por el simple hecho de conquistar, sino conquistar para revelar la justicia y la injusticia, para obtener pruebas para el castigo del hombre, para condenar al malvado y, más aún, conquistar para perfeccionar a aquellos que se someten voluntariamente. Al final, todos serán separados según su clase, y aquellos que sean perfeccionados serán aquellos cuyos pensamientos e ideas estén llenos de sumisión. Esta es la obra que, al final, se llevará a cabo. Mientras tanto, aquellos en quienes cada acción es rebelde serán castigados, enviados a arder en el fuego y serán objeto de eterna maldición. Cuando llegue ese momento, esos “grandes héroes indómitos” de épocas pasadas se transformarán en “los cobardes débiles e impotentes” más ruines y los más rechazados. Solo esto puede ilustrar cada aspecto de la justicia de Dios y Su carácter que el hombre no puede ofender y solo esto puede aplacar el odio de Mi corazón. ¿Acaso no coincidís en que esto es completamente razonable?

No todos los que experimentan la obra del Espíritu Santo ni aquellos que están en esta corriente pueden obtener la vida. La vida no es una propiedad común que comparte toda la humanidad, y los cambios en el carácter no es algo que todas las personas puedan lograr. La sumisión a la obra de Dios debe ser real y concreta y debe vivirse. La sumisión superficial por sí sola no puede recibir la aprobación de Dios, y solamente someterse a los aspectos superficiales de Su palabra, sin buscar el cambio en el propio carácter, no es conforme a las intenciones de Dios. La sumisión a Dios y la sumisión a Su obra son la misma cosa. Los que solo se someten a Dios, pero no a Su obra, no pueden considerarse personas sumisas, mucho menos, aquellos que no se someten de verdad, sino que son aduladores por fuera. Todos aquellos que se someten verdaderamente a Dios pueden sacar provecho de la obra y alcanzar una comprensión del carácter y la obra de Dios. Solo esas personas se someten verdaderamente a Dios. Tales personas pueden obtener un nuevo conocimiento y experimentar nuevos cambios a partir de la nueva obra. Dios solo aprueba a estas personas; solo ellas son perfeccionadas y son aquellas cuyas actitudes han cambiado. Dios aprueba a los que se someten de buen grado a Él, así como a Su palabra y Su obra. Solo tales personas están en lo correcto; solo tales personas desean sinceramente a Dios y lo buscan sinceramente. En cuanto a los que solo hablan de su fe en Dios de la boca para afuera, pero, en esencia, lo maldicen, son personas que simulan, que portan el veneno de las víboras; son las más insidiosas de todas. Tarde o temprano, las máscaras viles de estos canallas serán arrancadas. ¿No es acaso la obra que se está llevando a cabo ahora? Los hombres malvados siempre serán malvados y nunca escaparán del día del castigo. Los hombres buenos siempre serán buenos y serán revelados cuando la obra de Dios culmine. Ni uno de los malvados será considerado justo, y ninguno de los justos será considerado malvado. ¿Acaso permitiría Yo que se acuse injustamente a algún hombre?

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 488

A medida que tu vida progrese, siempre debes tener una nueva entrada y un entendimiento nuevo y mayor, los cuales se van profundizando con cada paso. En esto debería entrar toda la humanidad. A través de la comunión, al escuchar los sermones, al leer la palabra de Dios o al manejar algún asunto, obtendrás un nuevo entendimiento y un nuevo esclarecimiento y no vivirás dentro de las antiguas reglas y los tiempos antiguos; siempre vivirás en la nueva luz y no te apartarás de la palabra de Dios. A esto me refiero cuando hablo de “entrar en el camino correcto”. Pagar un precio en un nivel superficial no funciona; día tras día, la palabra de Dios alcanza un ámbito superior, y todos los días aparecen cosas nuevas, y el hombre, también, debe hacer una nueva entrada cada día. A medida que Dios habla, también hace que todo lo que ha dicho dé fruto, y, si no puedes seguir el ritmo, te quedarás atrás. Debes profundizar más en tus oraciones; comer y beber la palabra de Dios no puede ser algo intermitente. Profundiza en el esclarecimiento e iluminación que recibas y tus nociones e imaginaciones deben disminuir gradualmente. También debes fortalecer tu juicio y, con lo que quiera que te encuentres, debes tener tus propias ideas al respecto y tus propios puntos de vista. Al comprender algunas cosas en el espíritu, debes obtener un mayor conocimiento de las cosas externas y captar la esencia de cualquier asunto. Si no estás equipado con estas cosas, ¿cómo podrás guiar a la iglesia? Si tan solo hablas de palabras y doctrinas sin conexión con la realidad y sin camino de ponerlas en práctica, solo podrás subsistir durante poco tiempo. Esto puede ser medianamente aceptable cuando se les habla a los nuevos creyentes, pero después de un tiempo, cuando los nuevos creyentes han tenido algo de experiencia práctica, ya no podrás proveerles nada. Entonces ¿cómo puedes ser apto para que Dios te use? Sin una nueva iluminación, no puedes obrar. Las personas que carecen de una nueva iluminación son aquellas que no saben cómo experimentar y esas personas nunca obtienen un conocimiento nuevo ni una experiencia nueva. Y, en cuanto a suministrar vida, nunca pueden cumplir con su función, ni pueden volverse aptos para que Dios los use. Esta clase de persona no es buena para nada; es un mero holgazán. En verdad, tales personas son absolutamente incapaces de cumplir con su función en la obra y son unos buenos para nada. No solo no pueden cumplir con su función, sino que, de hecho, ejercen mucha presión innecesaria sobre la iglesia. Exhorto a estos “ancianos venerables” a apresurarse y dejar la iglesia, para que los demás ya no tengan que mirarlos. Tales personas no entienden la nueva obra y están llenas de nociones interminables. No cumplen con ninguna función en la iglesia; más bien, siembran cizaña y esparcen negatividad por todas partes, incluso al punto de participar de toda clase de mal comportamiento y disturbios en la iglesia, arrojando así a la confusión y el desconcierto a aquellos que carecen de discernimiento. Estos demonios vivos, estos espíritus malignos, deberían irse de la iglesia lo antes posible, no sea que la iglesia termine arruinada por tu culpa. Tal vez no le temas a la obra del presente, pero ¿no le temes acaso al castigo justo del mañana? Hay una gran cantidad de personas en la iglesia que son parásitos y, también, un gran número de lobos que buscan perturbar la obra normal de Dios. Todos ellos son demonios enviados por el rey de los demonios, lobos feroces que buscan devorar a los corderos ignorantes. Si estas supuestas personas no son expulsadas, se convertirán en parásitos en la iglesia, en polillas que devoran las ofrendas. ¡Tarde o temprano, llegará el día en el que estos gusanos despreciables, ignorantes, ruines y repulsivos serán castigados!

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 489

Obtener conocimiento de la practicidad y un profundo entendimiento de la obra de Dios; ambas cosas se ven en Sus palabras y solo mediante estas declaraciones puedes adquirir esclarecimiento, por tanto deberías hacer más para equiparte con las palabras de Dios. Comunica tu entendimiento de las palabras de Dios en la enseñanza y de esta manera puedes esclarecer a otros y darles una salida; esto es una senda práctica. Antes de que Dios disponga un entorno para ti, cada uno debéis equiparos primero con Sus palabras. Esto es algo que todos deben hacer, es una prioridad urgente. Primero, llega a un punto donde sepas cómo comer y beber de las palabras de Dios. En cualquier cosa que seas incapaz de hacer, busca en Sus palabras una senda de práctica; para cualquier asunto que no entiendas o cualquier dificultad que puedas tener, acude a Sus palabras. Haz de las palabras de Dios tu provisión y permite que te asistan para resolver tus dificultades y problemas reales. Además, deja que Sus palabras se conviertan en tu ayuda en la vida. Estas cosas exigen que pongas esfuerzo de tu parte. Al comer y beber la palabra de Dios, debes lograr resultados, debes ser capaz de sosegar tu corazón ante Él y debes practicar de acuerdo con Sus declaraciones cuando encuentres cualquier problema. Cuando no encuentres problemas, solo debes preocuparte de comer y beber de Su palabra. En ocasiones puedes orar y contemplar el amor de Dios, compartir en la comunicación tu entendimiento de Sus palabras y compartir sobre el esclarecimiento y la iluminación que experimentas en tu interior y tus reacciones al leer estas declaraciones. Además, puedes proporcionarle una salida a la gente. Solo esto es práctico. El objetivo de actuar así es permitir que las palabras de Dios se conviertan en tu provisión práctica.

En el transcurso de un día, ¿cuántas horas pasas auténticamente ante Dios? ¿Cuánto de tu día se le da realmente a Dios? ¿Cuánto se le da a la carne? Tener el corazón orientado siempre hacia Dios es el primer paso para estar en la senda correcta de ser perfeccionado por Él. Si puedes dedicar tu corazón, tu cuerpo y todo tu amor verdadero a Dios, ponerlos delante de Dios, ser completamente sumiso a Él y ser absolutamente considerado con Sus intenciones, no por la carne, no por la familia y no por tus propios deseos personales, sino por los intereses de la casa de Dios, tomando la palabra de Dios como el principio y fundamento de todo, entonces, al hacer esto, todas tus intenciones y perspectivas estarán en el lugar correcto y serás una persona ante Dios que recibe Sus elogios. A Dios le gustan las personas que son absolutas con Él, las que le son devotas únicamente a Él. Aquellos a quienes Dios aborrece son los que son tibios con Él y se rebelan contra Él. Aborrece a quienes creen en Él, y siempre quieren disfrutarle, pero luego son incapaces de entregarse completamente por Él. Aborrece a quienes afirman amarlo, pero se rebelan contra Él en sus corazones; aborrece a quienes usan palabras pomposas y elocuentes para engañar. Los que no tienen una dedicación genuina a Dios o no se han sometido de verdad a Él son personas traicioneras, demasiado arrogantes por naturaleza. Los que no pueden ser auténticamente sumisos ante el Dios normal y práctico son incluso más arrogantes, y ellos en especial son la progenie obediente del arcángel. Las personas que se gastan de verdad por Dios dedican todo su ser a Él y se colocan ante Dios; se pueden someter a todas Sus palabras y obra, y son capaces de poner en práctica Sus palabras. Pueden aceptar las palabras de Dios y tomarlas como el fundamento de su existencia, y son capaces de buscar con sinceridad en las palabras de Dios para averiguar qué partes practicar. Así es la gente que vive realmente ante Dios. Si practicas de esta manera, será beneficioso para tu vida, si comiendo y bebiendo de Sus palabras puedes suplir tus necesidades interiores y tus deficiencias, de forma que tu carácter-vida se transforme, entonces esto satisfará las intenciones de Dios. Si actúas de acuerdo con las exigencias de Dios y si no satisfaces a la carne sino que en vez de eso satisfaces Sus intenciones, entonces en esto habrás entrado en la realidad de Sus palabras. Entrar en la realidad de las palabras de Dios significa que puedes cumplir con tu deber y satisfacer las exigencias de la obra de Dios. Solo estos tipos de acciones prácticas pueden denominarse entrar en la realidad de Sus palabras. Si eres capaz de entrar en esta realidad, entonces poseerás la verdad. Este es el principio de entrar en la realidad; primero debes someterte a este entrenamiento y solo después de esto podrás entrar en realidades aún más profundas. Considera cómo guardar los mandamientos y cómo ser leal ante Dios; no pienses constantemente en cuándo serás capaz de entrar en el reino. ¡Si tu carácter no cambia, entonces cualquier cosa que pienses será inútil! Para entrar en la realidad de las palabras de Dios, primero debes llegar al punto donde todas tus ideas y pensamientos sean para Él; esta es la necesidad básica.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Aquellos que de verdad aman a Dios son los que pueden someterse completamente a Su practicidad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 490

En la actualidad, muchas personas están experimentando pruebas y no entienden la obra de Dios, pero Yo te digo: si no la entiendes, entonces es mejor que no emitas juicios sobre ella. Quizás habrá un día en el que toda la verdad saldrá a la luz y, entonces, la entenderás. No emitir juicios sería beneficioso para ti; sin embargo, no puedes limitarte a esperar pasivamente. Debes buscar entrar activamente; solo entonces serás alguien que entra de verdad. Por su rebeldía, las personas siempre están desarrollando nociones sobre el Dios práctico. Esto hace necesario que todas las personas aprendan a ser sumisas, ya que el Dios práctico es una prueba enorme para la humanidad. Si no puedes mantenerte firme, todo se ha acabado; si no posees un entendimiento de la practicidad del Dios práctico, no podrás ser perfeccionado por Dios. Un paso crítico en cuanto a si las personas pueden ser perfeccionadas o no consiste en entender la practicidad de Dios. La practicidad del Dios encarnado venido a la tierra es una prueba para cada persona. Si eres capaz de mantenerte firme en este aspecto, entonces serás alguien que conoce a Dios y que lo ama de verdad. Si no puedes mantenerte firme en este aspecto y solo crees en el Espíritu y eres incapaz de creer en la practicidad de Dios, por grande que sea tu fe en Dios, será inútil. Si no puedes creer en el Dios visible, entonces ¿puedes creer en el Espíritu de Dios? ¿No estás intentando simplemente engañar a Dios? No eres sumiso ante el Dios visible y tangible; ¿eres, pues, capaz de someterte al Espíritu? El Espíritu es invisible e intangible, así que cuando dices que te sometes al Espíritu de Dios, ¿no estás diciendo un sinsentido? La clave para guardar los mandamientos es tener un entendimiento del Dios práctico. Una vez tengas dicho entendimiento, serás capaz de guardar los mandamientos. Existen dos componentes a la hora de guardarlos: uno es mantener la esencia de Su Espíritu y, ante este, ser capaz de aceptar el examen del Espíritu; el otro es ser capaz de tener un entendimiento genuino de la carne encarnada y lograr una auténtica sumisión. Tanto si es ante la carne como ante el Espíritu, uno debe siempre albergar un corazón que se somete a Dios y lo teme. Solo alguien así es apto para ser perfeccionado. Si tienes un entendimiento de la practicidad del Dios práctico, esto es, si te has mantenido firme en esta prueba, entonces nada será demasiado para ti.

Algunas personas afirman: “Los mandamientos son fáciles de guardar, solo necesitas hablar con franqueza y de manera devota cuando estés ante Dios, sin gesticular; en eso consiste guardar los mandamientos”. ¿Es esto correcto? Así que, si haces algunas cosas a espaldas de Dios que se resistan a Él, ¿cuenta eso como guardar los mandamientos? Debes tener una comprensión profunda sobre qué implica guardar los mandamientos. Está relacionado con que tengas un entendimiento real de la practicidad de Dios; si tienes un entendimiento de la practicidad y no tropiezas ni caes en esta prueba, entonces se te puede contar entre los que tienen un fuerte testimonio. Dar un testimonio contundente de Dios tiene relación principalmente con que tengas o no un entendimiento del Dios práctico y con que seas o no capaz de someterte ante esa persona que no solo es corriente, sino normal, e incluso someterte hasta la muerte. Si mediante esta sumisión das de verdad un testimonio de Dios, eso significa que Dios te ha ganado. Si puedes someterte hasta la muerte y estar libre de quejas ante Él, no emitir juicios, no difamar, no tener nociones ni propósitos ocultos, de esta forma Dios obtendrá gloria. La sumisión ante una persona corriente a la que el hombre mira con desprecio y ser capaz de someterte hasta la muerte sin noción alguna, esto es un testimonio verdadero. La realidad a la que Dios exige que entren las personas es ser capaces de someterse a Sus palabras, de ponerlas en práctica, de inclinarse ante el Dios práctico y conocer la propia corrupción; ser capaces de abrir el corazón ante Él y, al final, ser ganados por Él a través de estas palabras suyas. Dios obtiene gloria cuando estas declaraciones te conquistan y te hacen totalmente sumiso a Él; a través de esto, Él avergüenza a Satanás y completa Su obra. Cuando tú no tienes nociones sobre la practicidad del Dios encarnado, es decir, cuando te has mantenido firme en esta prueba, entonces has dado un buen testimonio. Si llega un día en el que tienes un entendimiento pleno del Dios práctico y puedes someterte hasta la muerte como hizo Pedro, entonces Dios te ganará y te perfeccionará. Cualquier cosa que Dios hace que no concuerda con tus nociones es una prueba para ti. Si la obra de Dios concordara con tus nociones, no te exigiría que sufrieras ni que fueras refinado. Su obra exige que abandones tales nociones porque es muy práctica y no concuerda con tus nociones. Por esta razón es una prueba para ti. Todas las personas se hallan en medio de pruebas por la practicidad de Dios; Su obra es práctica, no sobrenatural. Al entender plenamente Sus palabras y Sus declaraciones prácticas sin noción alguna y al ser capaz de amarlo sinceramente a medida que Su obra se hace más práctica, Él te ganará. El grupo de personas a las que Dios ganará son aquellas que conocen a Dios, es decir, las que conocen Su practicidad. Es más, son aquellas capaces de someterse a la obra práctica de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Aquellos que de verdad aman a Dios son los que pueden someterse completamente a Su practicidad

Palabras diarias de Dios  Fragmento 491

Durante el tiempo de Dios en la carne, la sumisión que Él exige de las personas no implica abstenerse de emitir juicios ni resistirse, como ellas imaginan, sino que Él exige que las personas usen Sus palabras como principio según el que vivir y el fundamento de su supervivencia, que pongan absolutamente en práctica la esencia de Sus palabras, y que satisfagan por completo Sus intenciones. Un aspecto de exigir que las personas se sometan al Dios encarnado se refiere a poner en práctica Sus palabras, mientras que el otro se refiere a ser capaz de someterse a Su normalidad y Su practicidad. Ambos deben ser absolutos. Los que pueden lograr ambos aspectos son todos aquellos que albergan un auténtico corazón amante de Dios. Todas ellas son personas que Dios ha ganado y que lo aman como a su propia vida. El Dios encarnado lleva una humanidad normal y práctica en Su obra. De esta forma, Su revestimiento exterior de humanidad normal y práctica se convierte en una prueba enorme para las personas, en su mayor dificultad. Sin embargo, la normalidad y la practicidad de Dios no pueden evitarse. Él lo intentó todo para encontrar una solución, pero al final no se pudo librar del revestimiento exterior de Su humanidad normal. Esto era porque, después de todo, Él es Dios hecho carne, no el Dios del Espíritu en el cielo. Él no es el Dios que las personas no pueden ver, sino el Dios que lleva el revestimiento de un ser creado. Así, librarse del revestimiento de Su humanidad normal no sería fácil en modo alguno. Por tanto, pase lo que pase, Él sigue haciendo la obra que quiere hacer desde la perspectiva de la carne. Esta obra es la expresión del Dios normal y práctico; ¿cómo podría estar bien, pues, que las personas no se sometieran? ¿Qué pueden hacer acaso las personas respecto a las acciones de Dios? Él hace lo que quiere hacer; aquello con lo que Él esté contento es como tiene que ser. Si las personas no se someten, ¿qué otro plan sensato pueden tener? Hasta ahora, solo la sumisión ha podido salvar a las personas; nadie ha tenido otras ideas brillantes. Si Dios quiere poner a prueba a las personas, ¿qué pueden hacer ellas al respecto? Sin embargo, todo esto no lo ideó Dios en el cielo, sino que fue idea del Dios encarnado. Él quiere hacer esto, por lo que ninguna persona puede cambiarlo. El Dios en el cielo no interfiere con lo que hace Dios encarnado; ¿no es esta una razón aun mayor para que la gente se someta a Él? Aunque Él es tanto práctico como normal, es completamente el Dios hecho carne. Acorde a Sus propias ideas, Él hace lo que quiere. El Dios en el cielo le ha asignado todas las tareas a Él; debes someterte a cualquier cosa que Él haga. Aunque Él tiene humanidad y es muy normal, Él ha dispuesto todo esto deliberadamente. Entonces, ¿cómo pueden mirarlo las personas con ojos llenos de desaprobación? Él quiere ser normal, así que es normal. Él quiere vivir en la humanidad, así que vive en la humanidad. Él quiere vivir en la divinidad, así que vive en la divinidad. Las personas pueden verlo como ellas quieran, pero Dios siempre será Dios, y los seres humanos siempre serán seres humanos. Su esencia no puede negarse por algún detalle menor ni se le puede empujar fuera de la “persona” de Dios por una pequeñez. Las personas tienen la libertad de los seres humanos, y Dios posee la dignidad de Dios; estos no interfieren mutuamente. ¿No pueden darle un poco de libertad a Dios las personas? ¿No pueden tolerar que Dios sea un poco más distendido? ¡No seas tan estricto con Dios! Todos deberían ser tolerantes los unos con los otros; ¿no estaría todo solucionado? ¿Seguiría habiendo algún distanciamiento? Si no se puede tolerar una cosa tan trivial, entonces ¿cómo pueden decir algo como: “El corazón de un primer ministro es tan grande que un barco puede navegar en él”? ¿Puede ser un hombre verdadero? No es Dios el que causa dificultades a la humanidad, sino que es ella quien se las causa a Dios. Las personas siempre están manejando las cosas. Hacen una tormenta de un vaso de agua, de nada crean un verdadero problema, ¡y es tan innecesario! Cuando Dios obra en la humanidad normal y práctica, lo que hace no es la obra de la humanidad, sino la obra de Dios. Sin embargo, los seres humanos no ven la esencia de Su obra; siempre ven únicamente el revestimiento exterior de Su humanidad. No han visto una obra tan grande, pero insisten en ver la humanidad normal y corriente de Dios y se aferran a ella sin descanso. ¿Cómo puede denominarse esto someterse ante Dios? El Dios en el cielo se ha “convertido” ahora en el Dios en la tierra, y el Dios en la tierra es ahora el Dios en el cielo. No importa si Sus apariencias externas son iguales ni importa cómo sea Su obra exactamente. Al fin y al cabo, quien hace la propia obra de Dios es Dios mismo. Debes someterte quieras o no; ¡esto no es un asunto en el que puedas elegir! Los seres humanos deben someterse a Dios y deben hacerlo absolutamente, sin la más mínima pizca de fingimiento.

El grupo de personas a las que el Dios encarnado quiere ganar hoy es el de aquellas que se conforman a Sus intenciones. Solo tienen que someterse a Su obra y dejar de preocuparse constantemente con los deseos del Dios en el cielo, vivir en la imprecisión y dificultarle las cosas al Dios en la carne. Los que son capaces de someterse son quienes escuchan absolutamente Sus palabras y obedecen Sus disposiciones. Tales personas no prestan atención en absoluto a cómo pueda ser realmente el Dios en el cielo ni a qué clase de obra pueda estar haciendo Él en la actualidad en el hombre. Entregan por completo su corazón al Dios en la tierra y ponen todo su ser ante Él. Nunca tienen ninguna consideración hacia su propia seguridad ni arman un escándalo por la normalidad y la practicidad del Dios en la carne. Los que se someten a Dios en la carne pueden ser perfeccionados por Él. Los que creen en el Dios en el cielo no ganarán nada. Esto se debe a que no es el Dios en el cielo quien concede las promesas y las bendiciones a las personas, sino el Dios en la tierra. Las personas no deberían honrar siempre la grandeza del Dios en el cielo mientras consideran al Dios en la tierra como una mera persona corriente. Es injusto. El Dios en el cielo es grande y estupendo, de maravillosa sabiduría, pero ese Dios en el cielo no existe en absoluto. El Dios en la tierra es muy corriente e insignificante y también es muy normal. No tiene una mente extraordinaria ni realiza actos que estremezcan la tierra. Él simplemente obra y habla de una manera muy normal y práctica. Aunque no hable por medio del trueno ni convoque al viento y la lluvia, Él es realmente la encarnación del Dios en el cielo y es realmente el Dios que vive entre los humanos. Las personas no deben considerar como Dios a aquel a quien son capaces de entender y que se corresponde con sus propias imaginaciones ni honrar Su grandeza, mientras consideran inferior a aquel a quien no pueden aceptar ni imaginar en absoluto. Todo esto viene de la rebeldía de las personas; todo es la fuente de la resistencia de la humanidad a Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 492

Las personas no serán capaces de sentir el encanto de Dios si solo escuchan los sentimientos de su conciencia. Si solo se apoyan en su conciencia, su amor por Dios será débil. Si sólo hablas de recompensar la gracia y el amor de Dios, no tendrás energía alguna en tu amor por Él; amarlo en base a los sentimientos de tu conciencia es un enfoque pasivo. ¿Por qué digo que es un enfoque pasivo? Es un asunto práctico. ¿Qué clase de amor es vuestro amor hacia Dios? ¿Acaso no es limitarse a intentar engañar a Dios y dejarse llevar por la inercia? La mayoría de las personas creen que, ya que no hay recompensa por amar a Dios y uno será castigado igualmente por no amarlo, entonces, en general, no pecar basta. Así que amar a Dios y devolver Su amor, en base a los sentimientos de la conciencia de uno, es un enfoque pasivo, y no es amor por Dios que venga de forma espontánea del corazón de uno. El amor por Dios debería ser un sentimiento genuino desde lo profundo del corazón de la persona. Algunas personas dicen: “Yo mismo estoy dispuesto a buscar a Dios y a seguirlo. Ahora, aunque Dios quiera abandonarme, yo no dejaré de seguirlo. Tanto si Él me quiere como si no, yo seguiré amándolo, y al final debo ganarlo. Yo le ofrezco mi corazón a Dios, e independientemente de lo que Él haga, lo seguiré durante toda mi vida. Pase lo que pase, debo amar a Dios y ganarlo; no descansaré hasta que lo haya ganado”. ¿Tienes esta clase de determinación?

La senda de creer en Dios es la misma que la senda de amarlo. Si crees en Él, debes amarlo; sin embargo, amarlo no solo hace referencia a retribuir Su amor o amarlo en base a los sentimientos de tu conciencia: es un amor puro por Dios. A veces la gente es incapaz de sentir el amor de Dios basándose solo en sus conciencias. ¿Por qué dije siempre: “Que el Espíritu de Dios conmueva nuestros espíritus”? ¿Por qué no hablé de conmover las conciencias de las personas para amar a Dios? Es porque las conciencias de las personas no pueden sentir Su encanto. Si estas palabras no te convencen, trata de usar tu conciencia para sentir Su amor. Puedes tener algún impulso en el momento, pero desaparecerá pronto. Si solo sientes el encanto de Dios con tu conciencia, tendrás el impulso cuando ores, pero poco después el impulso se desvanecerá y desaparecerá. ¿Por qué es esto? Si sólo usas tu conciencia, serás incapaz de despertar tu amor por Dios; cuando realmente sientas la belleza de Dios en tu corazón, tu espíritu será conmovido por Él, y es solo en ese momento cuando tu conciencia será capaz de desempeñar su función original. Esto significa que cuando Dios conmueve el espíritu del hombre y cuando el hombre tiene conocimiento y es alentado en su corazón, es decir, cuando ha obtenido experiencia, solo entonces será capaz de amar a Dios de forma efectiva con su conciencia. Amar a Dios con la conciencia no es incorrecto; es el nivel más bajo de amor por Dios. Amar mediante “apenas hacer justicia a la gracia de Dios” simplemente no impulsará al hombre a entrar proactivamente. Cuando las personas obtienen algo de la obra del Espíritu Santo, a saber, cuando ven y sienten el amor de Dios en su experiencia práctica, cuando tienen algún conocimiento de Dios y ven verdaderamente que Dios es tan digno del amor de la humanidad y lo amoroso que es, solo entonces son capaces de amarlo de forma genuina.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El amor genuino por Dios es espontáneo

Palabras diarias de Dios  Fragmento 493

Cuando las personas se ponen en contacto con Dios con el corazón, cuando su corazón es capaz de volverse a Él por entero, este es el primer paso en el amor del hombre hacia Dios. Si quieres amarlo, primero debes ser capaz de volver tu corazón a Él. ¿Qué es volver tu corazón a Dios? Es cuando todo lo que buscas en tu corazón es en aras de amar y ganar a Dios. Esto muestra que has vuelto por completo tu corazón a Dios. Aparte de Él y de Sus palabras, no hay casi nada más en tu corazón (familia, riqueza, esposo, esposa, hijos, etcétera). Aunque las haya, estas cosas no pueden ocupar tu corazón, y no piensas en tus planes futuros, sino que solo buscas amar a Dios. En ese momento habrás vuelto por completo tu corazón a Dios. Supongamos que sigues haciendo planes para ti mismo en tu corazón y siempre estás buscando el beneficio personal, pensando siempre: “¿Cuándo puedo hacer una pequeña petición a Dios? ¿Cuándo será rica mi familia? ¿Cómo puedo conseguir buena ropa?…”. Si estás viviendo en ese estado, esto demuestra que tu corazón no se ha vuelto del todo a Dios. Si solo tienes Sus palabras en tu corazón y eres capaz de orar a Dios y de acercarte a Él en todo momento —como si Él estuviera muy cerca de ti, como si estuviera en ti y tú en Él— si estás en esa clase de estado, significa que tu corazón está en presencia de Dios. Si oras a Dios, y comes y bebes Sus palabras cada día, siempre estás pensando en la obra de la iglesia y si muestras consideración por las intenciones de Dios, usas tu corazón para amarlo genuinamente y satisfacer Su corazón, entonces tu corazón pertenecerá a Dios. Si tu corazón está ocupado por muchas otras cosas, entonces sigue ocupado por Satanás y no se ha vuelto sinceramente a Dios. Cuando el corazón de las personas se ha vuelto hacia Dios con sinceridad, ellas tendrán un amor genuino, espontáneo por Él, y serán capaces de considerar la obra de Dios. Aunque puedan tener todavía momentos necios e irracionales, muestran preocupación por los intereses de la casa de Dios, por Su obra, y su propio cambio de carácter y las intenciones de su corazón son buenas. Algunas personas siempre afirman que todo lo que hacen es para la iglesia cuando, en realidad, están obrando para beneficiarse a sí mismas. La gente así tiene el tipo de intención equivocada. Son deshonestos y engañosos y la mayoría de las cosas que hacen son para su beneficio personal. Este tipo de persona no busca amar a Dios; sus corazones todavía pertenecen a Satanás y no pueden volverse hacia Dios. Por lo tanto, Dios no tiene forma de obtener a este tipo de persona.

Si deseas amar sinceramente a Dios y ser ganado por Él, el primer paso es volver tu corazón por completo hacia Dios. En cada cosa que haces, examínate a ti mismo y pregunta: “¿Estoy haciendo esto con base en un corazón amante de Dios? ¿Hay intenciones personales tras esto? ¿Cuál es mi meta real al hacer esto?”. Si quieres entregar tu corazón a Dios, debes someter primero tu propio corazón, abandonar todas tus intenciones propias y alcanzar un estado de estar totalmente para Dios. Esta es la senda para practicar la entrega de tu corazón a Dios. ¿A qué se refiere someter tu corazón? Es abandonar los deseos extravagantes de la propia carne, no codiciar el consuelo o los beneficios del estatus. Es hacerlo todo para satisfacer a Dios y hacer que el corazón de uno pueda ser totalmente para Él y no para el interés propio. Esto es suficiente.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El amor genuino por Dios es espontáneo

Palabras diarias de Dios  Fragmento 494

El amor genuino por Dios procede de lo profundo del corazón; es un amor que solo existe sobre la base del conocimiento de Dios por parte del hombre. Cuando el corazón de alguien se vuelve completamente hacia Dios, tiene amor por Él, pero ese amor no es necesariamente puro ni completo. Esto se debe a que existe algo de distancia entre el corazón de una persona que se vuelve por completo hacia Dios, y que esa persona tenga un entendimiento y una adoración genuinos de Dios. La forma en la que el hombre consigue el amor verdadero hacia Dios, y llega a conocer Su carácter, es volver su corazón hacia Dios. Cuando el hombre le entrega su corazón verdadero a Dios, entonces empieza a entrar en la experiencia de la vida. De esta manera, su carácter empieza a cambiar, su amor por Dios crece gradualmente, y su conocimiento de Dios también se incrementa poco a poco. Por tanto, volver el corazón de uno a Dios es solo la condición previa para llegar a la senda correcta de la experiencia vital. Cuando las personas ponen sus corazones ante Dios, solo tienen un corazón de anhelo por Él, pero no de amor, porque no tienen entendimiento de Él. Aunque en esta circunstancia tienen algún amor por Él, este no es espontáneo ni genuino. Esto se debe a que cualquier cosa que deriva de la carne del hombre es producto de la emoción y no viene del entendimiento genuino. Es solo un impulso momentáneo, y no puede resultar en una adoración duradera. Cuando las personas no tienen entendimiento de Dios, solo pueden amarlo en base a sus propias preferencias y nociones individuales; ese tipo de amor no puede llamarse amor espontáneo ni amor genuino. El corazón de un hombre puede volverse genuinamente hacia Dios, y ser capaz de pensar en los intereses de Dios en todo, pero si no tiene entendimiento de Dios, no será capaz de tener un amor genuinamente espontáneo. Lo único que será capaz de hacer es cumplir algunas funciones para la iglesia, o llevar a cabo un poco de su deber, pero lo hará sin base. El carácter de esta clase de persona es difícil de cambiar; tales personas o bien no buscan la verdad o no la entienden. Aunque una persona vuelva su corazón enteramente hacia Dios, no significa que su corazón de amor por Dios sea completamente puro, porque quienes tienen a Dios en sus corazones no tienen necesariamente amor en sus corazones por Él. Esto concierne a la distinción entre alguien que busca o no el entendimiento de Dios. Una vez que la persona tiene un entendimiento de Él, eso muestra que su corazón se ha vuelto totalmente hacia Dios, que su amor genuino por Él en su corazón es espontáneo. Solo las personas de esta clase tienen a Dios en sus corazones. Volver el corazón de uno hacia Dios es una condición previa para llegar a la senda correcta, para entender a Dios, y para lograr amar a Dios. No es un indicador de completar el propio deber de amar a Dios ni de poseer un amor genuino hacia Él. La única forma de que alguien consiga el amor genuino por Dios es que vuelva su corazón hacia Él, y también es lo primero que debería hacer como uno de Sus seres creados. Todos los que aman a Dios son personas que buscan la vida, es decir, personas que buscan la verdad y que quieren verdaderamente a Dios; todos tienen el esclarecimiento del Espíritu Santo y Él los ha conmovido. Todos pueden obtener la guía de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El amor genuino por Dios es espontáneo

Palabras diarias de Dios  Fragmento 495

Hoy, cuando buscáis amar y conocer a Dios, en un aspecto debéis soportar dificultad y refinamiento, y en otro, debéis pagar un precio. Ninguna lección es más profunda que la de amar a Dios, y puede decirse que la lección que las personas aprenden de una vida de creencia es cómo amarlo. Es decir, si crees en Dios debes amarlo. Si solo crees en Él pero no lo amas, no has alcanzado el conocimiento de Él y nunca lo has amado con un amor verdadero que proviene de tu corazón, entonces tu creencia en Él es fútil; si, en tu creencia en Dios, no lo amas, vives en vano, y tu vida entera es la más inferior de todas. Si, a lo largo de toda tu vida, nunca has amado o satisfecho a Dios, ¿cuál es, pues, el sentido de que vivas? ¿Y cuál es el sentido de tu creencia en Dios? ¿No es esto un esfuerzo desperdiciado? Es decir, si las personas van a creer en Dios y amarlo, deben pagar un precio. En lugar de tratar de actuar de determinada manera por fuera, deberían buscar el entendimiento genuino en lo profundo de su corazón. Si te entusiasma cantar y bailar, pero eres incapaz de poner en práctica la verdad, ¿podría decirse de ti que amas a Dios? Amar a Dios requiere buscar Sus intenciones en todas las cosas y que explores en lo profundo de tu ser cuando te ocurra algo, para tratar de captar las intenciones de Dios y de ver qué intenciones Suyas están presentes en tales asuntos, qué te pide que consigas y cómo debes ser considerado con Sus intenciones. Por ejemplo: ocurre algo que requiere que soportes dificultades, momento en el cual debes entender cuáles son las intenciones de Dios y cómo debes ser considerado con ellas. No debes satisfacerte a ti mismo: niégate primero a ti mismo. Nada es más abyecto que la carne. Debes buscar satisfacer a Dios y cumplir bien con tu deber. Con tales pensamientos, Dios te traerá un esclarecimiento especial con relación al asunto, y tu corazón también encontrará consuelo. Sea pequeño o grande, cuando te ocurra algo, primero debes negarte a ti mismo y considerar la carne como la más inferior de todas las cosas. Mientras más la satisfaces, más libertades se toma; si la satisfaces esta vez, la próxima pedirá más. A medida que esto continúa, las personas llegan a amarla aún más. La carne siempre tiene deseos extravagantes, siempre pide que la satisfagas, y que la gratifiques en su interior, ya sea con lo que comes, con lo que vistes, perdiendo los estribos o complaciendo tu propia debilidad y pereza… Mientras más satisfaces la carne, mayores se vuelven sus deseos y más indulgente se vuelve, hasta llegar al punto de albergar incluso las nociones más profundas, rebelarse contra Dios, exaltarse a sí misma y dudar de Su obra. Mientras más satisfaces la carne, mayores son sus debilidades; sentirás continuamente que nadie muestra consideración por tus debilidades, creerás que Dios ha ido demasiado lejos y dirás: “¿Cómo podría Dios ser tan duro? ¿Por qué no les da un respiro a las personas?”. Cuando los seres humanos satisfacen la carne y la valoran demasiado, acaban por arruinarse. Si amas realmente a Dios y no satisfaces la carne, verás que todo lo que Él hace es muy correcto y muy bueno, y que Su maldición de tu rebeldía y Su juicio de tu iniquidad están justificados. Habrá momentos en los que Dios te reprenda y te discipline y cree un entorno para templarte, con lo que te obligue a acudir ante Él, y tú siempre sentirás que lo que Dios hace es maravilloso. Por tanto, te parecerá que no hay mucho dolor y que Dios es muy amoroso. Si complaces las debilidades de la carne y dices que Dios va demasiado lejos, sentirás que siempre sufres y estás afligido, no tendrás clara toda la obra de Dios y parecerá que Él no se compadece en absoluto de las debilidades del hombre ni es consciente de sus dificultades. Por tanto, te sentirás siempre miserable y solo, como si hubieras sufrido una gran injusticia, y en ese momento comenzarás a quejarte. Cuanto más complazcas las debilidades de la carne de esta forma, más sentirás que Dios va demasiado lejos, hasta que las cosas empeoren tanto que niegues Su obra, comiences a oponerte a Él y te llenes de rebeldía. Así pues, debes rebelarte contra la carne y no complacerla: “Mi esposo (esposa), mis hijos, mis perspectivas, mi matrimonio, mi familia, ¡nada de eso importa! En mi corazón solo existe Dios y debo esforzarme lo más posible por satisfacer a Dios y no satisfacer la carne”. Debes tener esta determinación. Si siempre posees tal determinación, cuando pongas en práctica la verdad y te desprendas, serás capaz de hacerlo con muy poco esfuerzo. Se dice que una vez hubo un campesino que vio una serpiente congelada en la carretera. La recogió y la sostuvo contra su pecho, y después de revivir esta lo mordió mortalmente. La carne del hombre es como la serpiente: su sustancia es hacer daño a su vida y cuando consigue completamente lo que quiere, tu vida se va al traste. La carne es propia de Satanás. Siempre hay deseos extravagantes dentro de ella; la carne siempre piensa en sí misma y siempre desea facilidad y quiere disfrutar de la comodidad, carece de preocupación y sentido de la urgencia, se regodea en la holgazanería y, si la satisfaces hasta un determinado punto, acabará por devorarte. Es decir, si la satisfaces una vez, te pedirá que la vuelvas a satisfacer la próxima vez. La carne siempre tiene deseos extravagantes y nuevas exigencias y se aprovecha de que la complazcas para hacer que la valores aún más y vivas entre sus comodidades y, si nunca puedes vencerla, al final acabas por arruinarte. Que puedas o no lograr la vida ante Dios y cuál sea tu final definitivo, depende de cómo practiques tu rebelión contra la carne. Dios te ha salvado, escogido y predestinado, pero si hoy no estás dispuesto a satisfacerle, a poner en práctica la verdad, a rebelarte contra tu propia carne con un auténtico corazón amante de Dios, te terminarás destruyendo, y sufrirás un dolor extremo. Si siempre complaces la carne, Satanás te devorará gradualmente y te dejará sin vida y sin el toque del Espíritu, hasta que llegue el día en que te encuentres totalmente en tinieblas en tu interior. Cuando vivas en la oscuridad, Satanás te habrá llevado cautivo; ya no tendrás más a Dios en tu corazón y en ese momento negarás Su existencia y lo abandonarás. Por tanto, si las personas desean amar a Dios, deben pagar el precio del dolor y soportar las dificultades. No hay necesidad de fervor y dificultades externos, ni de leer y correr más; más bien deberían desprenderse de las cosas que hay dentro de ellas: los pensamientos extravagantes, los intereses personales y sus propios planes, nociones y propósitos. Esa es la intención de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él

Palabras diarias de Dios  Fragmento 496

La poda del carácter externo de las personas por parte de Dios es también una parte de Su obra; podar la humanidad externa, anormal, por ejemplo, o sus estilos de vida y hábitos, sus maneras y costumbres, así como sus prácticas externas y su fervor. Pero cuando Él pide que las personas pongan en práctica la verdad y cambien su carácter, lo que se poda, primordialmente, son las intenciones y las nociones en su interior. Podar solamente tu carácter externo no es difícil; es como pedirte que no comas las cosas que te gustan, lo cual es fácil. Sin embargo, no es fácil dejar lo que concierne a los conceptos en tu interior. Requiere que las personas se rebelen contra la carne, que paguen un precio y que sufran ante Dios. Esto es particularmente así en relación a las intenciones de las personas. Desde que las personas empezaron a creer en Dios, han albergado muchas intenciones incorrectas. Cuando no estás poniendo en práctica la verdad, sientes que todas tus intenciones son correctas, pero, cuando te ocurre algo, verás que hay muchas incorrectas dentro de ti. Así pues, cuando Dios hace perfectas a las personas, hace que se den cuenta de que muchos conceptos que hay en ellas que están obstruyendo su conocimiento de Dios. Cuando reconoces que tus intenciones son erróneas, si eres capaz de dejar de practicar de acuerdo a tus conceptos e intenciones, de dar testimonio de Dios y de mantenerte firme en tu posición en todo lo que te acontece, esto demuestra que te has rebelado contra la carne. Cuando lo has hecho, se produce inevitablemente una batalla en tu interior. Satanás intentará y hará que las personas lo sigan, que sigan las nociones de la carne y defiendan los intereses de la carne, pero las palabras de Dios esclarecerán e iluminarán a las personas en su interior, y en ese momento depende de ti seguir a Dios o a Satanás. Dios pide a las personas que pongan en práctica la verdad principalmente para podar las cosas de su interior, sus pensamientos y sus nociones que no concuerdan con Sus intenciones. El Espíritu Santo toca a las personas en su corazón y las esclarece e ilumina. Por tanto, existe una batalla detrás de todo lo que acontece: cada vez que las personas ponen en práctica la verdad o el amor a Dios, se desencadena una gran batalla, y aunque todo pueda parecer estar bien con su carne, en lo profundo de sus corazones se estará desarrollando de hecho una batalla a vida o muerte. Solo después de esta intensa lucha, después de una gran cantidad de reflexión, puede decidirse la victoria o la derrota. Uno no sabe si reír o llorar. Como muchas de las intenciones internas de las personas son erróneas o como gran parte de la obra de Dios entra en conflicto con sus nociones, cuando las personas ponen en práctica la verdad, se libra una gran batalla entre bambalinas. Una vez puesta en práctica esta verdad, las personas derramarán detrás del escenario innumerables lágrimas de tristeza antes de decidirse por fin a satisfacer a Dios. Es gracias a esta batalla que las personas soportan el sufrimiento y el refinamiento; esto es sufrimiento real. Cuando la batalla llegue a ti, si eres capaz de ponerte verdaderamente en el lado de Dios, podrás satisfacerle. Mientras se practica la verdad, es inevitable sufrir por dentro; si, cuando pusieran en práctica la verdad, todo estuviese bien en su interior, no necesitarían que Dios los perfeccionase ni habría batalla alguna y no sufrirían. Es debido a que, en las personas, hay una gran cantidad de cosas no adecuadas para el uso de Dios y hay mucho del carácter rebelde de la carne que los seres humanos deben aprender de un modo más profundo la lección de rebelarse contra la carne. Esto es lo que Dios llama el sufrimiento que le pidió al hombre que pasara junto con Él. Cuando encuentres dificultades, date prisa y ora a Dios: “¡Oh, Dios! Deseo satisfacerte, deseo soportar la dificultad final para satisfacer Tu corazón e independientemente de lo grandes que sean los reveses que sufra, seguiré satisfaciéndote. Aunque tenga que entregar toda mi vida, ¡seguiré satisfaciéndote!”. Con esta determinación, cuando ores así, serás capaz de mantenerte firme en tu testimonio. Cada vez que ponen en práctica la verdad, cada vez que pasan por refinamientos, cada vez que son probadas y cada vez que la obra de Dios viene sobre ellas, las personas tienen que soportar un dolor extremo. Todo esto es una prueba para las personas y, por tanto, dentro de todas ellas hay una batalla. Este es el precio real que pagan. Leer más de las palabras de Dios y correr más de un lado a otro es una parte del precio. Es lo que las personas deberían hacer, es su deber y la responsabilidad que deberían cumplir, pero tienen que dejar de lado lo que es necesario dejar de lado dentro de ellas. Si no lo haces, por muy grande que sea tu sufrimiento externo y por mucho que corretees, ¡todo será en vano! Es decir, solo los cambios en tu interior pueden determinar si tus dificultades externas tienen valor. Cuando tu carácter interno ha cambiado y has puesto en práctica la verdad, todo tu sufrimiento externo obtendrá la aprobación de Dios; si no ha habido un cambio en tu carácter interno, no importa cuánto sufrimiento soportes o cuánto corretees en el exterior, no habrá aprobación de Dios y las dificultades no confirmadas por Dios son en vano. Por consiguiente, si el precio que pagaste es aprobado por Dios, depende de si se ha producido un cambio en ti o no, y si pones o no la verdad en práctica y te rebelas contra tus propias intenciones y nociones para alcanzar la satisfacción de las intenciones de Dios, el conocimiento de Dios y la lealtad a Dios. No importa cuánto corras de un lado a otro, si nunca has sabido rebelarte contra tus propias intenciones, si solo buscas acciones y fervor externos y nunca prestas atención a tu vida, tus dificultades habrán sido en vano. Si, en un entorno determinado, tienes algo que quieres decir, pero por dentro sientes que decirlo no es correcto, que decirlo no beneficia a tus hermanos y hermanas, sino que puede herirlos, entonces no lo dirás y preferirás quedarte internamente adolorido, porque estas palabras son incapaces de satisfacer las intenciones de Dios. En ese momento, habrá una batalla en tu interior, pero estarás dispuesto a padecer dolor y entregar lo que amas y soportar esta dificultad para satisfacer a Dios; y aunque tendrás dolor por dentro, no complacerás a la carne, y el corazón de Dios habrá sido satisfecho; por tanto, tú también te sentirás consolado por dentro. Esto es realmente pagar un precio, y es el que Dios desea. Si practicas de esta manera, Él sin duda te bendecirá; si no puedes lograrlo, no importa cuánto entiendas ni lo bien que puedas hablar, ¡no servirá para nada! Si, en el camino hacia el amor a Dios, eres capaz de ponerte de Su lado cuando lucha con Satanás y no vuelves a este, habrás conseguido el amor a Dios y te habrás mantenido firme en tu testimonio.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 497

Cada paso de la obra que Dios hace en las personas externamente parecen ser interacciones que se producen entre ellas, como si hubieran nacido de disposiciones humanas o de la perturbación humana. Sin embargo, detrás de cada etapa de la obra y todo lo que acontece es una apuesta hecha por Satanás ante Dios y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres y la perturbación de estos. Detrás de cada paso de la obra que Dios hace en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de ello hay una batalla. Por ejemplo, si tienes prejuicios hacia los hermanos y hermanas, tendrás palabras que querrás decir —palabras que sientes que pueden ser desagradables para Dios—, pero que, si no las dices, te producirán una incomodidad interna y, en ese momento, una batalla comenzará dentro de ti: “¿Hablo o no hablo?”. Esa es la batalla. Por tanto, en todo aquello con lo que te encuentres hay una batalla, y cuando se produce una en tu interior, gracias a tu cooperación y sufrimiento reales, Dios obra en ti. En última instancia, eres capaz de poner el asunto a un lado dentro de ti y el enojo se extingue de forma natural. Ese es el efecto de tu cooperación con Dios. Todo lo que las personas hacen exige una determinada cantidad de la sangre de su corazón. Sin adversidades reales no pueden satisfacer a Dios; ni siquiera se acercan a ello, ¡y solo están repitiendo eslóganes vacíos! ¿Pueden estos eslóganes vacíos satisfacer a Dios? Cuando Él y Satanás luchan en el reino espiritual, ¿cómo deberías satisfacer a Dios? Y ¿cómo deberías mantenerte firme en el testimonio de Él? Deberías saber que todo lo que te ocurre es una gran prueba y es el momento en que Dios necesita que des testimonio. Aunque parezcan no ser importantes desde fuera, cuando estas cosas ocurren muestran si amas o no a Dios. Si lo haces, serás capaz de mantenerte firme en tu testimonio de Él y, si no has puesto en práctica el amor a Dios, esto muestra que no eres alguien que pone en práctica la verdad, que no tienes la verdad ni tienes la vida, ¡que eres cascarilla! En todo lo que acontece a las personas, Dios necesita que se mantengan firmes en el testimonio que dan de Él. Aunque, de momento, no te está ocurriendo nada importante y no estás dando un gran testimonio, todos los detalles de tu vida diaria tienen relación con el testimonio de Dios. Si puedes obtener la admiración de los hermanos y hermanas, tus familiares y todos a tu alrededor; si un día llegan los no creyentes y admiran todo lo que haces y ven que todo lo que Dios hace es maravilloso, habrás dado testimonio. Aunque no tienes percepción y tu calibre es pobre, por medio del perfeccionamiento que Dios hace de ti puedes satisfacerlo y ser considerado con Sus intenciones, lo cual muestra a otros la gran obra que Él ha hecho en personas del calibre más pobre. Cuando las personas llegan a conocer a Dios y se vuelven vencedores delante de Satanás y leales a Dios en gran medida, nadie tiene más temple que este grupo de personas, y este es el más grande testimonio. Aunque eres incapaz de hacer una gran obra, puedes satisfacer a Dios. Otros no pueden desprenderse de sus nociones, pero tú sí; otros no pueden dar testimonio de Dios durante sus experiencias reales, pero tú puedes usar tu estatura y tus acciones reales para retribuirle por Su amor y dar un testimonio rotundo de Él. Solo esto puede considerarse amar realmente a Dios. Si eres incapaz de esto, no darás testimonio entre tus familiares, entre los hermanos y hermanas ni ante las personas del mundo. Si no puedes dar testimonio ante Satanás, este se reirá de ti, se burlará de ti, te tratará como un juguete, te pondrá frecuentemente en ridículo, y te volverá loco. En el futuro, pueden sobrevenirte grandes pruebas; pero hoy, si amas a Dios con un corazón sincero e independientemente de cuán grandes sean las pruebas por delante, de lo que te acontezca, puedes mantenerte firme en tu testimonio, puedes satisfacer a Dios y después tu corazón será consolado y no tendrás miedo por muy grandes que sean las pruebas que te encuentres en el futuro. No podéis ver qué pasará en el futuro; solo podéis satisfacer a Dios durante las circunstancias presentes. Sois incapaces de hacer cualquier gran obra; deberíais centraros en satisfacer a Dios experimentando Sus palabras en la vida real, y deberíais dar un testimonio sólido y rotundo y así causar vergüenza a Satanás. Aunque tu carne permanecerá insatisfecha y habrá sufrido, habrás satisfecho a Dios y avergonzado a Satanás. Si siempre practicas de esta forma, Dios abrirá una senda delante de ti. Cuando, un día, venga una gran prueba, otros caerán, pero seguirás siendo capaz de mantenerte firme: debido al precio que has pagado, Dios te protegerá de forma que puedas mantenerte firme y no caer. Si, por lo general, eres capaz de poner en práctica la verdad y satisfacer a Dios con un auténtico corazón amante de Él, Dios te protegerá sin duda durante las pruebas futuras. Aunque eres necio, tienes escasa estatura y un pobre calibre, Dios no tendrá prejuicios en tu contra. Dependerá de que tus propósitos sean correctos. Supón que hoy eres capaz de satisfacer a Dios —prestas atención a los menores detalles y satisfaces a Dios en todas las cosas—, tienes un auténtico corazón amante de Dios, le entregas tu corazón sincero y, aunque existen algunas cosas que no puedes ver claramente, puedes venir ante Él para rectificar tus propósitos y buscar Sus intenciones; haces todo para satisfacerle. Y aunque tus hermanos y hermanas podrían rechazarte, tu corazón satisface a Dios y no codicias los placeres de la carne. Si siempre practicas de esta forma, estarás protegido cuando vengan sobre ti las grandes pruebas.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 498

¿A qué estado interno de las personas van dirigidas las pruebas? Apuntan al carácter rebelde del ser humano que es incapaz de satisfacer a Dios. Hay mucha impureza y mucha hipocresía dentro de las personas; por tanto, Dios las somete a pruebas con el fin de purificarlas. Pero si hoy eres capaz de satisfacer a Dios, las pruebas del futuro serán un perfeccionamiento para ti. Si hoy eres incapaz de satisfacer a Dios, las pruebas del futuro te tentarán y caerás inconscientemente; en ese momento serás incapaz de ayudarte, porque no puedes seguirle el ritmo a la obra de Dios ni posees una estatura auténtica. Así pues, si deseas ser capaz de mantenerte firme en el futuro, satisfacer mejor a Dios y seguirle hasta el final, hoy debes edificar un fundamento sólido. Debes satisfacer a Dios poniendo en práctica la verdad en todas las cosas y debes ser considerado con Sus intenciones. Si practicas siempre de esta forma, habrá un fundamento en ti, y Dios inspirará en ti un corazón que le ame y te dará fe. Un día, cuando una prueba te sobrevenga realmente, quizá sufras un poco, hasta cierto punto te sientas dolido y experimentes una pena devastadora, como si te hubieras muerto; sin embargo, tu amor por Dios no cambiará y pasará a ser incluso más profundo. Esas son las bendiciones de Dios. Si hoy eres capaz de aceptar todo lo que Él dice y hace, con un corazón sumiso, Él te bendecirá sin duda, y por tanto serás alguien bendecido por Dios, que recibe Su promesa. Si hoy no practicas, cuando un día te sobrevengan las pruebas, no tendrás fe ni un corazón amoroso y, en ese momento, la prueba se convertirá en tentación; te sumergirás en la tentación de Satanás y no tendrás forma de escapar. Hoy puedes ser capaz de mantenerte firme de frente a una pequeña prueba, pero no podrás hacerlo necesariamente cuando, algún día, estés frente a una prueba mayor. Algunas personas son engreídas y se creen ya casi perfectas. Si no profundizas más en esos momentos y permaneces complaciente, estarás en peligro. Hoy, Dios no hace la obra de las pruebas mayores; y se diría que todo parece ir bien, pero cuando Él te pruebe, descubrirás que eres demasiado deficiente, porque tu estatura es demasiado pequeña y eres incapaz de soportar grandes pruebas. Si sigues siendo como eres y te encuentras en un estado de inercia, entonces, cuando lleguen las pruebas, caerás. Deberíais considerar a menudo cuán pequeña es vuestra estatura; solo así progresaréis. Si solo ves que tu estatura es demasiado pequeña durante las pruebas, que tu fuerza de voluntad es muy débil, que hay muy poca realidad dentro de ti y que no eres adecuado para las intenciones de Dios; si solo eres consciente de estas cosas en ese momento, será demasiado tarde.

Si no conoces el carácter de Dios, caerás inevitablemente durante las pruebas, porque no sabes cómo perfecciona Él a las personas ni por qué medios lo hace; y cuando Sus pruebas te sobrevengan y no concuerden con tus nociones, serás incapaz de mantenerte firme. El amor verdadero de Dios es todo Su carácter, y cuando todo Su carácter se revela a las personas, ¿qué le proporciona esto a tu carne? Cuando el carácter justo de Dios se revela a las personas, su carne sufrirá inevitablemente mucho dolor. Si no lo padeces, Dios no puede perfeccionarte ni serás capaz de dedicarle amor sincero. Si Dios te perfecciona, te revelará sin duda todo Su carácter. Desde el momento de la creación hasta hoy, Él nunca ha revelado todo Su carácter al hombre; sin embargo, durante los últimos días se lo revela a este grupo de personas a las que ha predestinado y seleccionado. Perfeccionando a las personas revela Su carácter, por medio de esto hace completo a un grupo de personas. Ese es el amor verdadero de Dios por las personas. Experimentar el verdadero amor de Dios requiere que los seres humanos soporten un dolor extremo y paguen un alto precio. Solo entonces puede Dios acabar por ganar a las personas y, al final, estas serán capaces de devolverle su amor sincero; solo entonces quedará satisfecho el corazón de Dios. Si las personas desean que Dios las perfeccione, desean seguir Su voluntad y darle todo su amor sincero, deben experimentar mucho dolor y muchos tormentos a partir de sus circunstancias, con lo que sufren una agonía peor que la muerte y, en última instancia, se verán obligados a devolverle a Dios su corazón sincero. Durante el sufrimiento y el refinamiento, se revela si alguien ama a Dios con sinceridad o no. La purificación de Dios del amor de las personas también se logra solo por medio del sufrimiento y el refinamiento.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 499

Para la mayoría de las personas, la convicción religiosa es la esencia de su fe en Dios: son incapaces de amar a Dios y solo saben seguirlo como robots, incapaces de anhelarlo ni adorarlo verdaderamente. Se limitan a seguirlo en silencio. Muchos creen en Dios, pero muy pocos son los que lo aman; simplemente “temen” a Dios porque tienen miedo a la catástrofe o lo “admiran” porque es grande y poderoso, pero en su temor y admiración no hay amor ni verdadero anhelo. En sus experiencias buscan las nimiedades de la verdad o algunos misterios insignificantes. La mayoría solamente lo sigue para pescar bendiciones en río revuelto; no buscan la verdad ni se someten sinceramente a Dios para recibir Sus bendiciones. La vida de fe en Dios de todas las personas carece de sentido y valor, y en ella se encuentran sus consideraciones y pretensiones particulares; no creen en Dios para amarlo, sino para que las bendiga. Muchos se comportan como les place; hacen lo que quieren y nunca tienen en cuenta los intereses de Dios ni si lo que hacen concuerda con las intenciones de Dios. Dichas personas no pueden alcanzar la fe verdadera, por no hablar del amor hacia Dios. La esencia de Dios no existe únicamente para que el hombre crea en ella, sino para que, asimismo, la ame. Sin embargo, muchos de aquellos que creen en Dios son incapaces de descubrir este “secreto”. La gente no se atreve a amar a Dios ni procura amarlo. Nunca ha descubierto que Dios tiene muchísimas cosas dignas de amor; nunca ha descubierto que Dios es el Dios que ama al hombre, que es el Dios que el hombre tiene que amar. La hermosura de Dios se manifiesta en Su obra: solo cuando experimente Su obra podrá descubrir la gente Su hermosura; solo en la realidad podrá apreciar la hermosura de Dios, y nadie puede descubrirla sin experimentarla y observarla en la vida real. Hay tanto para amar en Dios, pero la gente no puede descubrirlo si no llega a relacionarse con Él. En otras palabras, si Dios no se hiciera carne, la gente no podría relacionarse realmente con Él y, en tal caso, tampoco podría experimentar Su obra, por lo que su amor por Él se contaminaría con muchas mentiras y fantasías. Su amor por el Dios del cielo no es tan real como el que siente por el Dios de la tierra, pues su conocimiento del Dios del cielo se basa en sus fantasías, más que en lo que haya visto con sus propios ojos y en lo que haya experimentado personalmente. Cuando Dios viene a la tierra, la gente puede contemplar Sus actos prácticos y Su hermosura, así como todo lo que hay en Su carácter práctico y normal, lo cual es miles de veces más real que el conocimiento del Dios del cielo. Pese a lo mucho que la gente ame al Dios del cielo, este amor no tiene nada de real y está lleno de ideas humanas. Por poco que ame al Dios de la tierra, este amor es real y sigue siéndolo aunque solamente lo ame un poco. Dios hace que la gente lo conozca por medio de Su obra práctica y se gana su amor mediante este conocimiento; igual que Pedro, que, si no hubiera vivido con Jesús, no habría podido adorarlo. Así pues, su lealtad a Jesús se basó en su relación con Él. Para que el hombre lo ame, Dios ha venido entre los hombres, vive junto a ellos y la practicidad de Dios es todo cuanto Él hace que el hombre vea y experimente.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 500

Dios perfecciona a las personas con la practicidad y el advenimiento de los hechos; Sus palabras cumplen con parte de Su perfeccionamiento de las personas y esta es Su obra de guía y apertura del camino. Es decir, en las palabras de Dios debes hallar la senda de la práctica y el conocimiento de las visiones. Al entender estas cosas, el hombre tendrá una senda y visiones en su práctica real y podrá recibir esclarecimiento gracias a las palabras de Dios; comprenderá que estas cosas provienen de Dios y sabrá discernir mucho. Cuando las haya entendido, el hombre deberá entrar inmediatamente en esta realidad y emplear las palabras de Dios para satisfacerlo en su vida actual. Dios te guiará en todo, te dará una senda de práctica y hará que percibas que es especialmente hermoso y que compruebes que cada etapa de Su obra en ti tiene por objeto perfeccionarte. Si deseas contemplar el amor de Dios, si deseas experimentar de verdad Su amor, debes ahondar en la realidad, en la vida real y descubrir que todo cuanto Él hace es amor y salvación, que todo ello lo hace para que la gente deje atrás lo que es impuro y para refinar en el hombre aquellas cosas que no satisfacen las intenciones de Dios. Dios provee al hombre por medio de las palabras; dispone las circunstancias de la vida real para que la gente pase por ellas y, si la gente come y bebe abundantemente de las palabras de Dios, cuando realmente las ponga en práctica podrá resolver todas las dificultades de su vida empleando muchas de ellas. Es decir, debes tener las palabras de Dios para ahondar en la realidad; si no comes y bebes de las palabras de Dios y no tienes Su obra, no tendrás una senda en la vida real. Si nunca comes ni bebes de las palabras de Dios, estarás desconcertado cuando te pase algo. Solo sabes que deberías amar a Dios, pero eres incapaz de distinguir y no tienes una senda de práctica; estás despistado y confundido y a veces llegas a creer que satisfaciendo la carne satisfaces a Dios, todo lo cual es consecuencia de que no comes ni bebes de las palabras de Dios. Es decir, si no tienes la ayuda de las palabras de Dios y simplemente andas a tientas en la realidad, en el fondo eres incapaz de encontrar la senda de la práctica. Las personas que son así, sencillamente, no entienden lo que implica creer en Dios, y menos aún amarlo. Si con el esclarecimiento y guía de las palabras de Dios sueles orar, tantear y buscar, y de ese modo descubres aquello que debes poner en práctica, encuentras oportunidades para la obra del Espíritu Santo, cooperas sinceramente con Dios y no estás despistado y confundido, entonces tendrás una senda en la vida real y satisfarás realmente a Dios. Cuando hayas satisfecho a Dios, en tu interior tendrás Su guía y serás especialmente bendecido por Él, lo que te aportará una sensación de gozo: te sentirás particularmente honrado por haber satisfecho a Dios, particularmente luminoso por dentro, y tendrás claridad y paz en el corazón. Tu conciencia estará reconfortada y libre de acusaciones y para tus adentros te complacerás de ver a tus hermanos y hermanas. Esto es lo que implica gozar del amor de Dios, la única manera de gozar verdaderamente de Él. La experiencia es lo que consigue que la gente goce del amor de Dios: recibe Sus bendiciones al experimentar las penurias y poner en práctica la verdad. Si te limitas a decir que realmente Dios te ama, que en verdad ha pagado un alto precio por las personas, que ha pronunciado muchísimas palabras con paciencia y amabilidad y siempre salva a la gente, estas palabras que profieres son solamente una parte del gozo de Dios. Sin embargo, se produce un gozo mayor, el auténtico gozo, cuando las personas ponen en práctica la verdad en su vida real, tras lo cual tienen paz y claridad en el corazón. Se emocionan enormemente por dentro y perciben que Dios es muy digno del amor del hombre. Sentirás que el precio que has pagado es más que justo. Después de haber pagado un alto precio con tus esfuerzos, estarás especialmente luminoso por dentro: notarás que en verdad gozas del amor de Dios y entenderás que Él ha llevado a cabo la obra de salvación en la gente, que Su refinación de las personas pretende purificarlas y que las pone a prueba para comprobar si de verdad lo aman. Si siempre pones en práctica la verdad de este modo, poco a poco adquirirás un conocimiento claro de gran parte de la obra de Dios y entonces percibirás Sus palabras ante ti con meridiana claridad. Si te resultan evidentes muchas verdades, tendrás la sensación de que es fácil poner en práctica todas las cuestiones, de que puedes superar cualquier problema y vencer cualquier tentación, y verás que nada te supone un problema, lo cual te liberará enormemente y te hará libre. En ese momento estarás gozando del amor de Dios y Su amor verdadero habrá llegado a ti. Dios bendice a quienes tienen visiones, tienen la verdad, tienen conocimiento y lo aman sinceramente. Si la gente desea contemplar el amor de Dios, debe poner en práctica la verdad en la vida real, estar dispuesta a soportar el dolor y a abandonar lo que ama para satisfacer a Dios y, pese a las lágrimas de sus ojos, debe ser capaz de satisfacer el corazón de Dios. Así, seguro que Dios te bendice y, si soportas penurias como estas, a continuación recibirás la obra del Espíritu Santo. En el transcurso de su vida real y de su vivencia de las palabras de Dios, la gente puede ver la hermosura de Dios y solo si ha probado Su amor puede amarlo sinceramente.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 501

Aquellos que aman a Dios son los que aman la verdad, y cuanto más ponen en práctica la verdad los que la aman, más verdad tienen; cuanto más la ponen en práctica, más amor de Dios tienen; y cuanto más la ponen en práctica, más los bendice Él. Si siempre practicas de esta manera, el amor de Dios por ti te irá permitiendo poco a poco ver, tal como Pedro llegó a conocer a Dios: Pedro dijo que Dios no solo tiene sabiduría para crear los cielos, la tierra y todas las cosas, sino que, además, tiene sabiduría para llevar a cabo una obra práctica en las personas. Pedro dijo que Dios no solo es digno del amor de la gente por haber creado los cielos, la tierra y todas las cosas, sino, asimismo, por Su capacidad de crear al hombre, salvarlo, perfeccionarlo y legarle Su amor. Pedro también afirmó que Dios tiene muchas cosas que lo hacen digno del amor del hombre. Le dijo a Jesús: “¿Es la creación de los cielos, la tierra y todas las cosas el único motivo por el que mereces el amor de la gente? Tienes más cosas dignas del amor del hombre. Actúas y te mueves en la vida real, Tu Espíritu me conmueve por dentro, me disciplinas, me reprendes, estas cosas son incluso más dignas del amor de la gente”. Si deseas ver y experimentar el amor de Dios, debes tantear y buscar en la vida real y estar dispuesto a dejar de lado tu propia carne. Debes tomar esta determinación. Debes ser una persona decidida y capaz de satisfacer en todo a Dios, sin pereza y sin codiciar el goce carnal ni vivir para la carne, sino para Dios. Tal vez no satisfagas a Dios esta vez. Eso te pasa por no entender las intenciones de Dios; la próxima vez, aunque te suponga un mayor esfuerzo, deberás satisfacerlo a Él, no a la carne. Con esta experiencia habrás llegado a conocer a Dios. Comprobarás que Dios puede crear los cielos, la tierra y todas las cosas y que se ha hecho carne para que la gente realmente pueda contemplarlo y relacionarse con Él; comprobarás que puede caminar en medio de los hombres y que Su Espíritu puede perfeccionar a las personas en la vida real para que contemplen Su hermosura y experimenten Su disciplina, Su reprensión y Sus bendiciones. Si esa es siempre tu experiencia, en la vida real serás inseparable de Dios, y si un día tu relación con Él deja de ser la adecuada, podrás ser reprendido y tener remordimientos. Cuando tengas una relación adecuada con Dios, jamás desearás abandonarlo, y si un día Él dice que te va a abandonar, tendrás miedo y dirás que preferirás morir a que te abandone. En cuanto percibas esto, te sentirás incapaz de abandonar a Dios y, de este modo, tendrás una base y gozarás verdaderamente del amor de Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 502

La gente suele decir que permite que Dios se convierta en su vida, pero su experiencia aún no ha llegado a ese punto. Tú te limitas a afirmar que Dios es tu vida, que cada día te guía, comes y bebes de Sus palabras cada día y le oras a diario, por lo que se ha convertido en tu vida. Quienes afirman esto tienen un conocimiento bastante superficial. Muchas personas no tienen una base; las palabras de Dios han sido plantadas en ellas, pero aún tienen que germinar, y ni mucho menos han dado fruto. ¿Hasta dónde ha llegado tu experiencia hoy? Ahora que Dios te ha obligado a llegar hasta aquí es cuando te sientes incapaz de abandonarlo. Algún día, cuando tu experiencia haya alcanzado cierto punto, si Dios te obligara a abandonarlo, no podrías. Siempre sentirás que no puedes estar sin Dios dentro de ti; puedes estar sin marido, sin mujer, sin hijos, sin familia, sin madre o padre o sin goce carnal, pero no sin Dios. Estar sin Dios sería como perder la vida; no podrías vivir sin Él. Cuando tu experiencia haya llegado hasta aquí, tu fe en Dios habrá sido un éxito y, así, Él se habrá convertido en tu vida, en la base de tu existencia. Nunca más podrás abandonar a Dios. A estas alturas de tu experiencia habrás disfrutado de verdad del amor de Dios y, cuando tu relación con Él sea lo bastante estrecha, Él será tu vida, tu amor, momento en que le orarás para decirle: “¡Oh, Dios mío! No puedo abandonarte. Eres mi vida. Puedo prescindir de todo lo demás, pero no puedo continuar viviendo sin Ti”. Esta es la auténtica estatura de las personas, la vida real. Algunas se han visto obligadas a llegar hasta aquí hoy: tienen que seguir quieran o no y siempre se sienten atrapadas entre la espada y la pared. Tienes que experimentar de tal manera que Dios sea tu vida; de tal manera que, si te lo arrebataran del corazón, sería como si perdieras la vida; Dios debe ser tu vida y tú has de ser incapaz de abandonarlo. Así habrás experimentado realmente a Dios y, ahora que lo amas, lo amarás sinceramente con un amor único y puro. Un día, cuando tu experiencia sea tal que te haya conducido hasta cierto punto en la vida, cuando ores a Dios y comas y bebas de Sus palabras, no podrás dejártelo dentro ni olvidarte de Él aunque quieras. Dios se habrá convertido en tu vida; puedes olvidarte del mundo, de tu esposa, tu esposo o tus hijos, pero te costará olvidarte de Dios. Sería imposible, esta es tu verdadera vida y tu verdadero amor por Dios. Cuando el amor de las personas por Dios alcanza determinado punto, ningún otro amor lo iguala; primero está su amor por Dios. De este modo eres capaz de renunciar a todo lo demás y estás dispuesto a aceptar toda la poda de Dios. Cuando tu amor por Dios haya llegado a prevalecer sobre cualquier otra cosa, vivirás en la realidad y en el amor de Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 503

En cuanto Dios se convierte en la vida de las personas, estas se vuelven incapaces de abandonarlo. ¿Acaso no es este un acto de Dios? ¡No hay testimonio más grande! Dios ha obrado hasta cierto punto; ha dicho que la gente debe prestar servicio, ser castigada o morir, y la gente no se ha apartado, lo que demuestra que Dios la ha conquistado. Los que tienen la verdad son aquellos que, en su experiencia real, saben mantenerse firmes en su testimonio, mantenerse firmes en su posición, permanecer del lado de Dios sin retroceder jamás y tener una relación normal con las personas que aman a Dios, aquellos, ante lo que les sucede, son capaces de someterse totalmente a Dios y someterse hasta la muerte. Tu práctica y tus revelaciones en la vida real son testimonio de Dios, lo que vive el hombre y testimonio de Dios, y esto es el auténtico goce del amor de Dios; a estas alturas de tu experiencia habrás obtenido los resultados correspondientes. El vivir que posees es real y los demás admiran cada uno de tus actos. Tu vestimenta y apariencia externa son corrientes, pero vives con suma devoción y, cuando compartes las palabras de Dios, Él te guía y da esclarecimiento. Sabes expresar las intenciones de Dios con tus palabras y compartir realidades, así como entiendes mucho de servir en espíritu. Hablas con desenvoltura, digno y recto, nada conflictivo, decoroso, capaz de someterte a los arreglos de Dios y de mantenerte firme en el testimonio ante lo que te suceda, y estás sereno frente a lo que sea. Este tipo de persona ha comprobado de verdad el amor de Dios. Algunas personas son todavía jóvenes, pero se comportan como las de mediana edad; son maduras, poseen la verdad y son admiradas por los demás: son las personas que tienen el testimonio y son manifestación de Dios. Es decir, cuando hayan llegado a un determinado punto de su experiencia, en su interior tendrán una percepción de Dios y su carácter externo también se estabilizará. Muchas no ponen en práctica la verdad ni se mantienen firmes en el testimonio. En esas personas no hay amor ni testimonio de Dios y son las que Él más aborrece. Leen las palabras de Dios en las reuniones, pero lo que viven es Satanás, y eso es deshonrar, vilipendiar y blasfemar a Dios. En tales personas no hay señal alguna del amor de Dios, y no tienen en absoluto la obra del Espíritu Santo. Así que las palabras y acciones de las personas representan a Satanás. Si tu corazón siempre está en paz ante Dios, si te fijas siempre en la gente, las cosas y los sucesos que te rodean y si eres consciente de la carga de Dios y siempre tienes un corazón temeroso de Dios, a menudo Él te dará esclarecimiento interior. En la iglesia hay “supervisores”: se dedican a observar los defectos de los demás para luego copiarlos y emularlos. No saben diferenciar, no odian el pecado y no aborrecen ni les dan asco las cosas de Satanás. Estas personas están llenas de cosas de Satanás y Dios las acabará rechazando completamente. Tu corazón debe permanecer siempre temeroso ante Dios, debes ser moderado de palabra y obra y no querer nunca oponerte o molestar a Dios. Nunca debes desear que la obra de Dios en ti haya sido en vano ni permitir que queden en nada todas las penurias que has soportado y todo lo que has puesto en práctica. Debes estar dispuesto a trabajar más y a amar más a Dios en la senda que tienes por delante. Estas son las personas que se basan en una visión, las personas que aspiran a progresar.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 504

Si las personas creen en Dios y experimentan Sus palabras con un corazón temeroso de Dios, es posible contemplar la salvación y el amor de Dios en estas personas. Saben dar testimonio de Dios; viven la verdad y aquello de lo que dan testimonio también es la verdad, lo que Dios es y el carácter de Dios. Viven rodeadas del amor de Dios y lo han visto. Si las personas desean amar a Dios, deben probar y contemplar Su hermosura; solo entonces puede despertarse en ellas un corazón amante de Dios y un corazón de entregarse lealmente a Dios. Él no hace que las personas lo amen por medio de palabras o de su imaginación ni las obliga a amarlo. Por el contrario, deja que lo amen por propia voluntad y que contemplen Su hermosura en Su obra y Sus declaraciones, tras lo cual nace en ellas el amor por Él. Esta es la única manera de que den verdadero testimonio de Dios. Las personas no aman a Dios porque les hayan incitado a ello ni por un impulso emocional pasajero. Aman a Dios porque han visto Su hermosura, porque han comprobado que tiene muchas cosas dignas de amor, porque han visto Su salvación, Su sabiduría y Sus maravillosos actos; por consiguiente, alaban y anhelan sinceramente a Dios y en ellas se ha despertado tal pasión que no podrían sobrevivir sin ganarlo. La razón por la cual aquellos que dan verdadero testimonio de Dios saben dar rotundo testimonio de Él es que este se basa en el conocimiento y anhelo sinceros de Dios. No dan un testimonio así por un impulso emocional, sino en función de su conocimiento de Dios y Su carácter. Puesto que han logrado conocer a Dios, creen que, ciertamente, deben dar testimonio de Él y hacer que todos aquellos que lo anhelan lo conozcan y sean conscientes de Su hermosura y practicidad. Al igual que el amor de la gente hacia Dios, su testimonio es espontáneo; es real y tiene un significado y un valor reales. No es pasivo ni vacío y sin sentido. Los que sinceramente aman a Dios son los únicos cuya vida tiene un valor y una importancia máximas, los únicos que sinceramente creen en Dios, porque son capaces de vivir en la luz de Dios y de vivir por Su obra y Su gestión, porque no viven en tinieblas, sino en la luz; no tienen una vida sin sentido, sino una vida bendecida por Dios. Aquellos que aman a Dios son los únicos capaces de dar testimonio de Él, Sus únicos testigos, los únicos bendecidos por Él y capacitados para recibir Sus promesas. Los que aman a Dios son Sus íntimos, las personas que Él ama, y pueden gozar de las bendiciones junto a Él. Estas personas son las únicas que vivirán hasta la eternidad y para siempre bajo el cuidado y la protección de Dios. Dios está para que las personas lo amen y es digno del amor de todas ellas, pero no todas son capaces de amarlo ni de dar testimonio de Él y tener el poder con Él. Dado que son capaces de dar testimonio de Dios y de dedicar todos sus esfuerzos a Su obra, aquellos que verdaderamente aman a Dios pueden caminar en cualquier lugar bajo los cielos sin que nadie se atreva a oponerse a ellos y ejercer el poder en la tierra, así como gobernar a todo el pueblo de Dios. Estas personas se han congregado procedentes de todo el mundo. Son personas de todas partes del mundo que hablan diferentes idiomas y tienen distintos colores de piel, pero el significado de su existencia es el mismo; todas ellas tienen un corazón amante de Dios, dan el mismo testimonio y tienen la misma determinación y el mismo deseo. Quienes aman a Dios pueden caminar libremente por todo el mundo, y quienes dan testimonio de Dios pueden viajar por el universo. Dios los ama y bendice y vivirán por siempre en Su luz.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Quienes aman a Dios vivirán por siempre en Su luz

Palabras diarias de Dios  Fragmento 505

¿Cuánto amas realmente a Dios hoy? ¿Y cuánto sabes exactamente de todo lo que Él ha hecho en ti? Estas son las lecciones que deberías aprender. Cuando Dios llega a la tierra, todo lo que Él ha realizado en el hombre y le ha permitido ver es para que el hombre lo ame y lo conozca verdaderamente. Que el hombre pueda sufrir por Dios y que haya podido llegar hasta aquí se debe, en un sentido, al amor de Dios y, en otro, a la salvación de Dios; más incluso se debe al juicio y a la obra de castigo que Dios ha llevado a cabo en el hombre. Si no tenéis el juicio, el castigo y las pruebas de Dios, y si Dios no os ha hecho sufrir, entonces, con toda franqueza, vosotros no amaréis sinceramente a Dios. Cuanto mayor sea la obra que Dios lleva a cabo en el hombre y cuanto mayor sea el sufrimiento del hombre, más demuestra esto cuán significativa es la obra de Dios y más puede el corazón del hombre amar a Dios sinceramente. ¿Cómo se alcanza la lección de amar a Dios? Sin el sufrimiento y el refinamiento, sin las pruebas dolorosas —y si, además, todo lo que Dios le diera al hombre fuera gracia, cariño y misericordia— ¿serías capaz de alcanzar el punto de amar a Dios sinceramente? Por un lado, durante las pruebas de Dios, el hombre llega a conocer sus deficiencias y a ver que es insignificante, despreciable y vil; que no tiene nada y que no es nada; por el otro, durante las pruebas Dios dispone para el hombre algunos entornos, de modo que, en ellos el hombre sea más capaz de experimentar la hermosura de Dios. Aunque el dolor es grande y, a veces, insuperable —e incluso llega al nivel de un dolor abrumador—, después de haberlo experimentado, el hombre ve cuán hermosa es la obra de Dios en él y solo con base en esto nace en el hombre el amor verdadero por Dios. Hoy el hombre ve que no es capaz de conocerse a sí mismo verdaderamente solo con la gracia, el amor y la misericordia de Dios y, mucho menos, puede conocer la sustancia del hombre. Solo por medio del refinamiento y el juicio de Dios y durante el proceso de refinamiento mismo puede el hombre conocer sus deficiencias y saber que no tiene nada. De esta manera, el amor del hombre por Dios se construye sobre la base del refinamiento y el juicio de Dios. Si solo disfrutas la gracia de Dios y tienes una vida familiar tranquila o bendiciones materiales, entonces no has ganado a Dios y tu creencia en Él no se puede considerar exitosa. Dios ya ha llevado a cabo una etapa de la obra de la gracia en la carne y le ha otorgado al hombre bendiciones materiales, pero el hombre no puede ser hecho perfecto solo con la gracia, el amor y la misericordia. En las experiencias del hombre, este experimenta algo del amor de Dios y ve el amor y la misericordia de Dios, pero después de experimentar por un tiempo, ve que la gracia de Dios y Su amor y misericordia no pueden hacer perfectos al hombre, no pueden revelar lo que está corrupto dentro del hombre y no pueden librar al hombre de su carácter corrupto o hacer perfectos su amor y su fe. La obra de la gracia de Dios fue la obra de un periodo y el hombre no puede depender del disfrute de la gracia de Dios para conocer a Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer la hermosura de Dios

Palabras diarias de Dios  Fragmento 506

En la actualidad la mayoría de las personas no tienen ese conocimiento. Creen que sufrir no tiene valor, que el mundo reniega de ellas, que su vida familiar es problemática, que Dios no las considera agradables y que sus perspectivas son sombrías. Algunas personas sufren hasta tal punto que incluso desean morir. Este no es el verdadero amor hacia Dios; ¡esas personas son cobardes, no perseveran, son débiles e incompetentes! Dios está ansioso de que el hombre lo ame, pero cuanto más ame el hombre a Dios, mayor es su sufrimiento, y cuanto más el hombre lo ame, mayores son sus pruebas. Si tú lo amas, entonces todo tipo de sufrimiento te sobrevendrá, y, si no, entonces tal vez todo marchará sin problemas para ti y a tu alrededor todo estará tranquilo. Cuando amas a Dios, siempre sentirás que mucho de lo que hay a tu alrededor es insuperable, y como tu estatura es muy pequeña, serás refinado; además, serás incapaz de satisfacer a Dios y siempre sentirás que las intenciones de Dios son demasiado elevadas, que están más allá del alcance del hombre. Por todo esto serás refinado: como hay mucha debilidad dentro de ti y mucho que es incapaz de satisfacer las intenciones de Dios, serás refinado internamente. Sin embargo vosotros debéis ver con claridad que la purificación sólo se logra a través del refinamiento. Por lo tanto, durante estos últimos días debéis dar testimonio de Dios. No importa qué tan grande sea vuestro sufrimiento, debéis caminar hasta el final e, incluso hasta vuestro último suspiro, debéis seguir siendo leales a Dios y estar a merced de Su instrumentación; solo esto es amar verdaderamente a Dios y solo esto es el testimonio firme y rotundo. Cuando seas tentado por Satanás, debes decir: “Mi corazón le pertenece a Dios y Dios ya me ganó. No te puedo complacer; debo consagrar todo lo que soy para complacer a Dios”. Cuanto más complaces a Dios, más te bendice y mayor es la fuerza de tu amor por Él; así que, también, tendrás fe y determinación y sentirás que nada es más valioso o significativo que una vida dedicada a amar a Dios. Se puede decir que el hombre no tendrá dolor siempre que ame a Dios. Aunque hay veces que tu carne es débil y te aquejan muchos problemas reales, si durante estos momentos realmente dependes de Dios, dentro de tu espíritu serás consolado, te sentirás centrado y sentirás que tienes algo de lo cual depender. De esta manera podrás vencer muchos entornos y, por lo tanto, no te quejarás de Dios por la angustia que sufres. Por el contrario, querrás cantar, bailar y orar, congregarte y tener comunión, tener presente a Dios, y sentirás que todas las personas, acontecimientos y cosas a tu alrededor que Dios organiza, son adecuados. Si no amas a Dios, todo lo que contemples te será fastidioso y nada será agradable a tus ojos; en tu espíritu no serás libre sino oprimido, tu corazón siempre se quejará de Dios, y siempre sentirás que sufres demasiado tormento y que eso es muy injusto. Si no buscas en aras de la felicidad sino con el fin de satisfacer a Dios y de que Satanás no te acuse, entonces esa búsqueda te dará una gran fuerza para amar a Dios. El hombre es capaz de llevar a cabo todo lo que Dios dice, y todo lo que hace puede complacer a Dios; esto es lo que significa que posee realidad. Buscar satisfacer a Dios es usar tu corazón amante de Dios para poner en práctica Sus palabras; independientemente del tiempo —incluso cuando los demás no tengan fuerza— dentro de ti todavía hay un corazón amante de Dios, a quien anhelas y extrañas profundamente. Esto es estatura real. Lo grande que sea tu estatura depende de cuánto corazón amante de Dios posees, de si eres capaz de permanecer firme cuando te ponen a prueba, de si eres débil cuando te encuentras en determinado entorno y de si puedes mantenerte firme cuando tus hermanos y hermanas te rechazan; cuando se produzcan los hechos se mostrará cómo es tu corazón amante de Dios. A partir de la mucha obra de Dios se puede ver que Dios realmente ama al hombre, aunque los ojos del espíritu del hombre todavía tienen que ser completamente abiertos y él no es capaz de ver claramente mucho de la obra de Dios ni Sus intenciones ni las muchas cosas que son preciosas acerca de Dios; el hombre tiene muy poco amor sincero por Dios. Tú has creído en Dios a lo largo de todo este tiempo y hoy Dios ha cerrado todos los medios de escape. Hablando con sinceridad, no tienes opción sino tomar la senda correcta, y son el juicio severo y la salvación suprema de Dios lo que te dirige hacia esa senda correcta. Solo después de experimentar dificultades y refinamiento, el hombre sabe que Dios es hermoso. Después de haber experimentado hasta el día de hoy, se puede decir que el hombre ha llegado a conocer parte de la hermosura de Dios, pero esto sigue sin ser suficiente porque el hombre es demasiado deficiente. El hombre debe experimentar más de la maravillosa obra de Dios y más de todo el refinamiento del sufrimiento que Dios ha dispuesto. Solo entonces puede cambiar el carácter-vida del hombre.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 507

Todos estáis en medio de las pruebas y el refinamiento. ¿Cómo deberíais amar a Dios durante el refinamiento? Después de haber experimentado el refinamiento, las personas pueden ofrecer una verdadera alabanza a Dios, y en medio del refinamiento pueden ver lo mucho de lo que carecen. Mientras mayor sea tu refinamiento, más podrás rebelarte contra la carne; mientras mayor sea el refinamiento de las personas, mayor será su amor por Dios. Esto es lo que debéis entender. ¿Por qué las personas deben ser refinadas? ¿Qué efecto se aspira lograr? ¿Cuál es la importancia de la obra de refinamiento que Dios realiza en el hombre? Si buscas realmente a Dios, después de haber experimentado Su refinamiento hasta cierto punto, vas a sentir que es extremadamente bueno y sumamente necesario. ¿Cómo debe el hombre amar a Dios durante el refinamiento? Usando la determinación de amar a Dios para aceptar Su refinamiento: durante este, en tu interior estás atormentado, como si te estuvieran retorciendo un cuchillo en el corazón, sin embargo, estás dispuesto a satisfacer a Dios usando tu corazón amante de Dios, y no estás dispuesto a preocuparte por la carne. Esto es lo que significa practicar el amor por Dios. Te duele por dentro y tu sufrimiento ha alcanzado cierto punto, sin embargo sigues dispuesto a presentarte ante Dios y orar, diciendo: “¡Oh, Dios! No te puedo dejar. Aunque en mi interior hay oscuridad, quiero satisfacerte; Tú conoces mi corazón y que obres más de Tu amor en mí”. Esta es la práctica durante el refinamiento. Si usas tu corazón amante de Dios como fundamento, el refinamiento te puede llevar más cerca de Dios y puede hacer que tengas más intimidad con Él. Como crees en Dios, debes entregar tu corazón ante Dios. Si ofreces y pones tu corazón ante Dios, entonces durante el refinamiento va a ser imposible que niegues o dejes a Dios. De esta manera, tu relación con Él se volverá todavía más cercana y normal y tu charla con Dios se hará aún más frecuente. Si siempre practicas de esta manera, entonces vas a pasar más tiempo a la luz de Dios y bajo la guía de Sus palabras. También habrá cada vez más cambios en tu carácter y tu conocimiento aumentará día tras día. Cuando llegue el día en que las pruebas de Dios de repente caigan sobre ti, no solo podrás permanecer al lado de Dios sino que también podrás dar testimonio de Él. En ese momento vas a ser como Job y como Pedro. Después de haber dado testimonio de Dios, en verdad lo vas a amar y con gusto vas a dar tu vida por Él; vas a ser testigo de Dios y alguien a quien Él ama. El amor que ha experimentado el refinamiento es fuerte, no frágil. Independientemente de cuándo o cómo Dios te exponga a Sus pruebas, puedes dejar de lado tu preocupación por si vives o mueres, con gusto desechar todo por Dios y aguantarlo todo felizmente por Él; así, tu amor será puro y tu fe tendrá realidad. Solo entonces serás alguien a quien Dios ama realmente y a quien de verdad Él ha hecho perfecto.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 508

Si las personas caen bajo la influencia de Satanás, entonces en su interior no tienen amor por Dios y sus visiones, amor y determinación anteriores han desaparecido. Las personas solían sentir que debían sufrir por Dios, pero ahora piensan que hacerlo es vergonzoso y no andan faltos de quejas. Esta es la obra de Satanás, una señal de que el hombre ha caído bajo su poder. Si te encuentras en este estado debes orar y darte la vuelta tan pronto como puedas, eso te protegerá contra los ataques de Satanás. Durante el amargo refinamiento, el hombre puede caer más fácilmente bajo la influencia de Satanás, así que, ¿cómo debes amar a Dios durante tal refinamiento? Debes armarte de determinación, poner tu corazón delante de Dios y consagrarle el tiempo que te queda. No importa cómo te refine Dios, debes ser capaz de poner la verdad en práctica para satisfacer las intenciones de Dios y tomar la iniciativa de buscarlo a Él y de buscar la enseñanza. En momentos como estos, mientras más pasivo seas, más negativo te volverás y más fácil te será retroceder. Cuando sea necesario que cumplas tu función, aunque no la cumplas bien, haces todo lo que puedes y lo haces usando nada más que tu corazón amante de Dios; independientemente de lo que digan los demás —ya sea que has hecho bien o que has hecho mal— en general, tus intenciones son correctas y no eres sentencioso, ya que estás actuando en pro de Dios. Cuando los demás te malinterpreten puedes orar a Dios y decirle: “¡Oh, Dios! No pido que los demás me toleren, me traten bien, me entiendan o me aprueben. Solo pido poder amarte en mi corazón, tenerlo en paz y que mi conciencia esté tranquila. No pido que los demás me elogien o me tengan en alta estima; solo busco satisfacerte de corazón; cumplo mi función haciendo todo lo que puedo y aunque soy tonto, estúpido, de pobre calibre y ciego, sé que Tú eres hermoso y estoy dispuesto a consagrarte todo lo que tengo”. En cuanto oras de esta manera, surge tu corazón amante de Dios y sientes mucho más alivio en tu corazón. Esto es lo que significa practicar el amor a Dios. A medida que experimentes, fracasarás dos veces y tendrás éxito una o fracasarás cinco veces y tendrás éxito otras dos, y a medida que experimentes de esta manera, solo en medio del fracaso podrás ver la hermosura de Dios y descubrir lo que te falta. Cuando te vuelvas a encontrar en esas situaciones, debes tener cuidado, refrenar tus pasos y orar con mayor frecuencia. Poco a poco desarrollarás la habilidad para triunfar en esas situaciones. Cuando eso suceda, tus oraciones habrán sido efectivas. Cuando veas que has tenido éxito esta vez, por dentro estarás complacido y cuando ores podrás sentir a Dios y que la presencia del Espíritu Santo no te ha dejado, solo entonces sabrás cómo obra Dios en tu interior. Si practicas de esta manera, tendrás una senda en tu experiencia. Si no pones la verdad en práctica, entonces no tendrás la presencia del Espíritu Santo en tu interior. Pero si pones en práctica la verdad cuando te topas con las cosas tal y como son, entonces, aunque sientas dolor dentro, el Espíritu Santo estará contigo después, podrás sentir la presencia de Dios cuando ores, tendrás la fuerza para poner en práctica las palabras de Dios y en la enseñanza con tus hermanos y hermanas no habrá nada que pese en tu conciencia y te sentirás en paz y, de esta manera, podrás traer a la luz lo que has hecho. Independientemente de lo que digan los demás, podrás tener una relación normal con Dios, nadie te limitará, te levantarás por encima de todo, y en esto demostrarás que tu práctica de las palabras de Dios ha sido efectiva.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 509

Cuanto más las refine Dios, más pueden los corazones de las personas amar a Dios. El tormento en sus corazones es beneficioso para sus vidas, son más capaces de estar en paz delante de Dios, su relación con Él es más cercana y están más capacitados para ver el amor supremo de Dios y Su suprema salvación. Pedro experimentó el refinamiento cientos de veces y Job pasó por varias pruebas. Si queréis que Dios os haga perfectos, también debéis pasar por el refinamiento cientos de veces; debéis pasar por este proceso y recurrir a este paso; solo entonces seréis capaces de satisfacer las intenciones de Dios y de que Él os haga perfectos. El refinamiento es el mejor medio por el cual Dios hace perfectas a las personas; solo el refinamiento y las pruebas amargas pueden suscitar el verdadero amor por Dios en el corazón de las personas. Sin sufrimiento, las personas carecen de verdadero amor por Dios; si no son probadas en su interior ni son sometidas al auténtico refinamiento, entonces su corazón siempre estará fuera, a la deriva. Después de haber sido refinado hasta cierto punto, verás tus propias debilidades y dificultades, verás de cuánto careces y que eres incapaz de vencer los muchos problemas con los que te enfrentas, y verás lo mucho que te has rebelado. Las personas solo pueden conocer realmente su verdadero estado durante las pruebas, estas perfeccionan aún más a las personas.

Durante su vida, Pedro experimentó el refinamiento cientos de veces y pasó por mucho templado doloroso. Este refinamiento se convirtió en el fundamento de su amor supremo por Dios y en la experiencia más significativa de toda su vida. Que pudiera tener un amor supremo por Dios se debió, en cierto sentido, a su determinación de amarlo; más importante aún, sin embargo, se debió al refinamiento y al sufrimiento que experimentó. Este sufrimiento se convirtió en su guía en el camino de amar a Dios y en la cosa más memorable para él. Si las personas no experimentan el dolor del refinamiento cuando aman a Dios, entonces su amor está lleno de impurezas y de sus propias preferencias; un amor como este está lleno de las ideas de Satanás y es fundamentalmente incapaz de satisfacer las intenciones de Dios. Tener la determinación de amar a Dios no es lo mismo que amarlo de verdad. Aunque todo lo que piensen en sus corazones sea por el bien de amar y satisfacer a Dios, y parezca en beneficio de Dios y carente de toda idea humana, cuando tal práctica de amar a Dios se lleva delante de Él, Él no la aprueba ni la bendice. Aunque las personas comprendieran plenamente y llegaran a saber todas las verdades, no se podría decir que esto es una señal de que aman a Dios ni que estas personas tienen la realidad de amarlo. A pesar de haber entendido muchas verdades sin experimentar el refinamiento, las personas son incapaces de ponerlas en práctica; solo durante el refinamiento pueden entender el verdadero significado de estas verdades, solo entonces pueden apreciar realmente su significado interno. En ese momento, cuando vuelven a practicar estas verdades, son capaces de hacerlo con precisión y de acuerdo con las intenciones de Dios; en su práctica en ese momento, sus propias ideas menguan, su corrupción humana se reduce y sus sentimientos humanos disminuyen; solo en ese momento su práctica es una verdadera manifestación del amor a Dios. El efecto de la verdad del amor a Dios no se logra a través del conocimiento hablado o de la voluntad mental, ni tampoco se puede lograr solo al entender esa verdad. Se requiere que las personas paguen un precio, que experimenten mucho dolor durante el refinamiento, y solo entonces su amor se volverá puro y conforme a las intenciones de Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 510

Frente al estado del hombre y la actitud de este hacia Dios, Él ha hecho una nueva obra permitiéndole al hombre poseer tanto el conocimiento de Dios como la sumisión hacia Él, y tanto el amor como el testimonio. Por tanto, el hombre debe experimentar el refinamiento que Dios realiza en él, así como Su juicio y poda, sin los cuales el hombre nunca conocería a Dios y no podría amarlo ni dar testimonio de Él de verdad. El refinamiento que Dios realiza en el hombre no es solo en aras de un efecto unilateral sino de un efecto multifacético. Así pues, Dios hace la obra de refinamiento en los que están dispuestos a buscar la verdad, con el fin de hacer perfectos su determinación y su amor. A los que están dispuestos a buscar la verdad, que anhelan a Dios, nada les es más significativo o de mayor ayuda que un refinamiento como este. El hombre no entiende ni comprende fácilmente el carácter de Dios, porque Dios, a fin de cuentas, es Dios. En última instancia, es imposible que Dios tenga el mismo carácter que el hombre y por eso al hombre no le es fácil entender Su carácter. El hombre no posee por naturaleza la verdad y aquellos a los que Satanás ha corrompido no la pueden comprender con facilidad; el hombre carece de la verdad y de la determinación de ponerla en práctica y, si no sufre y no es refinado ni juzgado, entonces su determinación nunca será hecha perfecta. Para todas las personas, el refinamiento es penosísimo y muy difícil de aceptar, sin embargo, es durante el refinamiento cuando Dios revela el carácter justo que tiene hacia el hombre y hace público lo que le exige y le provee mayor esclarecimiento, además de una poda más práctica. Por medio de la comparación entre los hechos y la verdad, el hombre adquiere un mayor conocimiento de sí mismo y de la verdad y una mayor comprensión de las intenciones de Dios, permitiéndole así tener un amor más sincero y puro por Dios. Esas son las metas que tiene Dios cuando lleva a cabo la obra de refinamiento. Toda la obra que Dios realiza en el hombre tiene sus propias metas y significado; Él no obra sin sentido ni tampoco hace una obra que no sea beneficiosa para el hombre. El refinamiento no implica quitar a las personas de delante de Dios ni tampoco destruirlas en el infierno. En cambio, consiste en cambiar el carácter del hombre durante el refinamiento, cambiar sus intenciones y sus antiguos puntos de vista, cambiar su amor por Dios y toda su vida. El refinamiento es una prueba práctica del hombre y un tipo de formación práctica; solo durante el refinamiento puede el amor del hombre cumplir su función inherente.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 511

Si crees en Dios, debes someterte a Él, poner la verdad en práctica y cumplir bien todos tus deberes. Adicionalmente, debes entender las cosas que deberías experimentar. Si solo experimentas la poda, la disciplina y el juicio, si solo disfrutas a Dios, pero eres incapaz de sentir cuándo te está disciplinando o podando, esto es inaceptable. Quizás en este caso de refinamiento, te mantengas firme en tu postura. Esto es aún insuficiente; debes seguir adelante. La lección de amar a Dios es infinita, y nunca tiene final. Las personas consideran que creer en Dios es demasiado simple, pero una vez que ganan alguna experiencia práctica, son conscientes de que la creencia en Dios no es tan simple como las personas imaginan. Cuando Dios obra para refinar al hombre, este sufre. Mientras mayor sea el refinamiento de una persona, mayor será el corazón amante de Dios que posea, y más del poder de Dios se revelará en ella. En cambio, cuanto menos refinamiento recibe una persona, menor será el corazón amante de Dios que posea y menos poder de Dios se revelará en ella. Cuanto mayor sea el refinamiento y el dolor de una persona así, y más grande el tormento que experimente, en más profundo se convertirá su amor por Dios, más auténtica se hará su fe hacia Él y más profundo será su conocimiento de Él. En tus experiencias, verás que esa gente que experimenta gran refinamiento y sufrimiento, a la que se poda y disciplina mucho, tiene un profundo amor por Dios y un conocimiento más hondo y detallado de Él, y que los que no han experimentado ninguna poda solo tienen un conocimiento superficial. Solo pueden decir: “Dios es tan bueno, les da a las personas gracia para que lo puedan gozar a Él”. Si las personas han experimentado la poda y la disciplina, entonces podrán hablar del verdadero conocimiento de Dios. Por tanto, cuanto más maravillosa es la obra de Dios en el hombre, más valiosa y significativa es; cuanto más impenetrable te sea y cuanto más incompatible sea con tus conceptos, más puede la obra de Dios conquistarte, ganarte y hacerte perfecto. ¡Qué inmenso es el significado de la obra de Dios! Si Dios no refinara al hombre de esta manera, si Él no obrara por este medio, entonces Su obra sería ineficaz y no tendría significado. En el pasado se dijo que Dios escogería y ganaría a este grupo, y los haría completos en los últimos días; en esto hay un extraordinario significado. Cuanto mayor es la obra que Él lleva a cabo dentro de vosotros, más profundo y puro es vuestro amor por Dios, y cuanto mayor es la obra de Dios, más puede el hombre entender algo de Su sabiduría y más profundo es el conocimiento que el hombre tiene de Él. Durante los últimos días, seis mil años del plan de gestión de Dios llegarán a su fin. ¿En serio puede acabar tan fácilmente? Una vez que Él conquiste a la humanidad, ¿habrá terminado Su obra? ¿Puede ser tan simple? De hecho, la gente imagina que es así de sencillo, pero lo que hace Dios no es tan simple. Cada una de las partes de la obra que hace Dios es insondable para el hombre. Si las pudieras comprender, entonces la obra de Dios no tendría significado ni valor. La obra hecha por Dios es insondable; es totalmente contraria a tus nociones, y, mientras más incompatibles con ellas es, más significativa se demuestra; si la obra de Dios fuera compatible con tus nociones, entonces no tendría sentido. Ahora, te parece que la obra de Dios es tan maravillosa, y cuanto más la sientes así, más crees que Dios es insondable y ves qué grandes son las obras de Dios. Si Él solo hiciera un poco de obra superficial e insustancial para conquistar al hombre y después no hiciera nada más, entonces el hombre no podría contemplar la importancia de la obra de Dios. Aunque estás recibiendo un poco de refinamiento hoy, es muy beneficioso para tu crecimiento en la vida; entonces, es de suma necesidad para ti pasar por esa aflicción. Hoy has recibido un poco de refinamiento, pero después podrás verdaderamente contemplar las obras de Dios y finalmente dirás: “¡Las obras de Dios son tan maravillosas!”. Esas serán las palabras en tu corazón. Después de haber experimentado el refinamiento de Dios por un tiempo (la prueba de los servidores y el tiempo de castigo), algunas personas finalmente dijeron: “¡Creer en Dios es realmente difícil!”. El hecho de que usaran las palabras “realmente difícil”, muestra que las obras de Dios son insondables, que la obra de Dios posee un gran significado y valor y que Su obra es altamente digna de ser atesorada por el hombre. Si, después de que he hecho mucha obra, no tienes el más mínimo conocimiento, entonces, ¿podría Mi obra todavía tener valor? Hará que digas: “¡El servicio para Dios es realmente difícil, las obras de Dios son tan maravillosas, y Dios es verdaderamente sabio! ¡Dios es tan hermoso!”. Si, después de experimentar por un tiempo, puedes decir esas palabras, entonces eso prueba que has ganado la obra de Dios en ti. Un día, cuando estés en el extranjero para difundir el evangelio y alguien te pregunte: “¿Cómo es tu fe en Dios?”, podrás responder: “¡Las acciones de Dios son tan maravillosas!”. Sentirán que tus palabras hablan de experiencias reales. Esto es dar testimonio de verdad. Dirás que la obra de Dios está llena de sabiduría, Su obra en ti te ha convencido realmente y ha conquistado tu corazón. ¡Tú siempre lo amarás, porque Él es más que digno del amor de la humanidad! Si puedes decir estas cosas, puedes conmover los corazones de las personas. Todo esto es dar testimonio. Si eres capaz de ser un testimonio rotundo, de conmover a las personas hasta las lágrimas, eso muestra que eres verdaderamente alguien que ama a Dios, ya que eres capaz de dar un testimonio de amor hacia Dios y, a través de ti, Sus acciones pueden corroborarse en el testimonio. Por medio de tu testimonio, otras personas pueden buscar la obra de Dios y experimentarla, y serán capaces de estar firmes en cualquier entorno que experimenten. Solo esta clase de testimonio es un auténtico testimonio y esto es exactamente lo que se te exige ahora. Deberías ver que la obra de Dios es extremadamente valiosa y digna de ser valorada por las personas, que Dios es muy valioso y abundante, que Él no solo puede hablar, sino que, además, puede juzgar a las personas, refinar su corazón, proporcionarles disfrute, y puede ganarlas, conquistarlas y perfeccionarlas. A partir de tu experiencia verás que Dios es hermoso. Entonces, ¿cuánto amas a Dios ahora? ¿De verdad puedes decir estas cosas desde tu corazón? Cuando seas capaz de expresar estas palabras desde el fondo de tu corazón serás capaz de dar testimonio. Una vez que tu experiencia haya alcanzado este nivel serás capaz de dar testimonio de Dios, y estarás cualificado para ello. Si no alcanzas este nivel en tu experiencia, seguirás estando demasiado alejado. Es normal que tengan debilidades las personas en el refinamiento, pero después de este deberías ser capaz de decir: “¡Dios es tan sabio en Su obra!”. Si eres verdaderamente capaz de lograr un reconocimiento práctico de estas palabras, entonces será algo que aprecies y tu experiencia será valiosa.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 512

¿Qué deberías buscar ahora? Que seas capaz o no de dar testimonio de la obra de Dios, que puedas o no convertirte en un testimonio y en una manifestación de Dios, y que seas adecuado o no para que Él te use, estas son las cosas que debes buscar. ¿Cuánta obra ha hecho Dios realmente en ti? ¿Cuánto has visto, cuánto has captado? ¿Cuánto has experimentado y probado? Con independencia de que Dios te haya probado, podado o disciplinado, Sus acciones y Su obra se han llevado a cabo en ti. Sin embargo, como creyente en Dios, como persona que está dispuesta a buscar el ser perfeccionada por Él, ¿eres capaz de dar testimonio de la obra de Dios en base a tu experiencia práctica? ¿Puedes vivir las palabras de Dios a través de ella? ¿Eres capaz de proveer para los demás a través de tu propia experiencia práctica y esforzarte toda tu vida para dar testimonio de la obra de Dios? Para dar testimonio de la obra de Dios debes basarte en tu experiencia, en tu conocimiento y en el precio que has pagado. Solo así puedes satisfacer Sus intenciones. ¿Eres alguien que da testimonio de la obra de Dios? ¿Tienes esta determinación? Si eres capaz de dar testimonio de Su nombre, e incluso de Su obra, y si puedes vivir la imagen de Su pueblo que Él exige, entonces, eres un testigo de Dios. ¿Y cómo das precisamente testimonio de Dios? Si buscas y anhelas vivir la palabra de Dios y dar testimonio de tu propia boca, de modo que las personas puedan llegar a conocer Su obra y a ver Sus acciones; si de veras buscas esto, entonces Dios te perfeccionará. Si todo lo que buscas es que Dios te perfeccione y que al final se te bendiga, entonces la perspectiva de tu fe en Dios no es pura. Debes estar buscando cómo ver las obras de Dios en la vida real, cómo complacerlo cuando Él te revele Sus intenciones y debes buscar cómo debes dar testimonio de lo maravilloso que Él es y de Su sabiduría, y cómo dar testimonio de cómo Él te disciplina y te poda. Todas estas son cosas sobre las que deberías reflexionar ahora. Si tu corazón amante de Dios es solo para que puedas obtener gloria con Dios después de que Él te perfeccione, entonces aún es insuficiente y no puede alcanzar los requerimientos de Dios. De una manera práctica, necesitas poder dar testimonio de la obra de Dios, satisfacer Sus requerimientos y experimentar la obra que Él ha hecho en las personas. Trátese de dolor, lágrimas o tristeza, debes experimentar todas estas cosas prácticamente. Tienen como objetivo perfeccionarte como un testigo de Dios. ¿Qué es exactamente lo que ahora te impulsa a sufrir y buscar la perfección? ¿Tiene realmente tu sufrimiento actual el fin de amar a Dios y dar testimonio de Él? ¿O su fin son las bendiciones de la carne o tus perspectivas futuras y tu sino? Todas tus intenciones, motivos y las metas que persigues deben ser rectificados y no los puede guiar tu propia voluntad. Si una persona busca la perfección para recibir bendiciones y para reinar con poder, mientras otra persona busca la perfección para complacer a Dios, para dar testimonio práctico de la obra de Dios, ¿cuál de los dos medios de búsqueda escogerías? Si escogieses el primero, entonces seguirías estando demasiado lejos de los estándares de Dios. Ya lo dije antes para que Mis acciones se conocieran abiertamente en todo el universo y que Yo reinaría supremo en el universo. Por otro lado, lo que se os ha encomendado es que salgáis a dar testimonio de la obra de Dios, no que os convirtáis en reyes y aparentéis ante todo el universo. Deja que los actos de Dios llenen el cosmos y el firmamento. Deja que todos las vean y las reconozcan. De esto se habla con relación a Dios mismo y lo que los seres humanos deben hacer es dar testimonio de Dios. ¿Qué tanto de Dios sabes ahora? ¿De cuánto de Dios puedes dar testimonio? ¿Cuál es el propósito de que Dios perfeccione al hombre? Una vez que entiendes las intenciones de Dios, ¿cómo debes mostrar consideración con Sus intenciones? Si estás dispuesto a ser perfeccionado y a dar testimonio de la obra de Dios mediante tu vivir, si tienes esta fuerza impulsora, entonces nada es demasiado difícil. Lo que la gente necesita hoy es fe. Si tú tienes esta fuerza impulsora, entonces es fácil soltar cualquier negatividad, pasividad, flojera y concepciones de la carne, filosofías para los asuntos mundanos, carácter rebelde, sentimientos, etc.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que serán hechos perfectos deben pasar por el refinamiento

Palabras diarias de Dios  Fragmento 513

Cuando las personas experimentan pruebas, es normal que sean débiles, internamente negativas o que carezcan de claridad sobre las intenciones de Dios o sobre la senda de práctica. Pero en general, debes tener fe en la obra de Dios e, igual que Job, no negarlo. Aunque Job era débil y maldijo el día de su propio nacimiento, no negó que es Jehová quien concede todas las cosas que poseen las personas después de que nacen, y que también es Él quien las quita. Independientemente de las pruebas que tuvo que soportar, él mantuvo esta creencia. En el marco de las experiencias de las personas, da igual cuál sea el tipo de refinamiento al que se sometan a partir de las palabras de Dios, lo que Él quiere, en definitiva, es su fe y su corazón amante de Dios. Lo que Dios perfecciona al obrar de esa manera es la fe, el amor y la determinación de las personas. Dios realiza la obra de perfección en la gente y ellos no pueden verla ni tocarla; es en tales circunstancias en las que se requiere fe. Cuando algo no puede verse a simple vista, se requiere fe. Cuando no puedes desprenderte de tus propias nociones, se requiere fe. Cuando no tienes clara la obra de Dios, lo que se requiere es que tengas fe y que adoptes una posición sólida y te mantengas firme en tu testimonio. Cuando Job alcanzó este punto, Dios se le apareció y le habló. Es decir, solo podrás ver a Dios cuando tengas fe. Cuando tengas fe, Dios te perfeccionará y, si no tienes fe, Él no puede hacerlo. Dios te concederá cualquier cosa que esperes obtener. Si no tienes fe, Dios no puede perfeccionarte y serás incapaz de ver Sus acciones, menos aún Su omnipotencia. Cuando, en tus experiencias reales, tengas la fe para ver Sus obras, Dios aparecerá ante ti, y te esclarecerá y te guiará desde dentro. Sin esa fe, Dios no podrá hacer esto. Si has perdido la esperanza en Dios, ¿cómo podrás experimentar Su obra? Por tanto, solo cuando tengas fe y no albergues dudas hacia Dios, cuando tengas verdadera fe en Él, haga lo que haga, Él te esclarecerá e iluminará en tus experiencias, y solo entonces podrás ver Sus acciones. Todas estas cosas se consiguen por medio de la fe. La fe solo llega mediante el refinamiento, y en ausencia de refinamiento, la fe no puede desarrollarse. ¿A qué se refiere la fe? La fe es la creencia genuina y el corazón sincero que los humanos deberían poseer cuando no pueden ver ni tocar algo, cuando la obra de Dios no está en línea con las nociones humanas, cuando está más allá del alcance humano. Esta es la fe de la que hablo. Las personas necesitan fe durante los momentos de sufrimiento y durante los momentos de refinamiento y, cuando tienen fe, enfrentan el refinamiento. El refinamiento y la fe no pueden separarse. Si, obre como obre Dios y sea cual sea tu entorno, eres capaz de buscar la vida y la verdad, de buscar el conocimiento de la obra de Dios, de buscar conocer Sus acciones y eres capaz de actuar según la verdad, esto es tener auténtica fe y demuestra que no has perdido la fe en Dios. Si, durante el refinamiento, eres capaz de insistir en perseguir la verdad, amar verdaderamente a Dios y no desarrollar dudas sobre Él y, si independientemente de lo que Él haga, sigues practicando la verdad para satisfacerlo y eres capaz de buscar Sus intenciones en lo profundo y de ser considerado con ellas, esto es lo que significa tener auténtica fe en Dios. En el pasado, cuando Dios dijo que reinarías como un rey, lo amabas, y cuando Él se mostró abiertamente a ti, lo buscaste. Pero, ahora, Dios está oculto; no puedes verlo y las adversidades te han sobrevenido. En este momento, ¿pierdes la esperanza en Dios? Así pues, en todo momento debes buscar la vida y esforzarte por satisfacer las intenciones de Dios. Esto se llama fe genuina, y es el tipo de amor más verdadero y hermoso.

Solía ocurrir que las personas tomaban todas sus determinaciones delante de Dios y decían: “No importa quién no ama a Dios; yo debo amarlo”. Pero ahora, te enfrentas al refinamiento. No está en línea con tus nociones, por lo que pierdes la fe en Dios. ¿Es esto amor genuino? Has leído muchas veces sobre los hechos de Job; ¿te has olvidado de ellos? El amor verdadero sólo puede tomar forma desde el interior de la fe. Desarrollas un amor real por Dios a través de tus refinamientos; en tus experiencias prácticas, mediante tu fe, puedes ser considerado con las intenciones de Dios y rebelarte contra tu propia carne y buscar la vida; esto es lo que deberían hacer las personas. Si haces esto serás capaz de ver las acciones de Dios, pero si careces de fe no serás capaz de hacerlo ni de experimentar Su obra. Si quieres que Dios te use y te perfeccione, debes poseer todo aspecto de la verdad: la determinación de sufrir, la fe, la paciencia, la sumisión, así como la capacidad de buscar la verdad y entender las intenciones de Dios, la capacidad de ser considerado con Su pesar y Sus intenciones meticulosas, y más. Perfeccionar a una persona no es fácil, y cada refinamiento que experimentas requiere de tu fe y de tu amor. Si quieres ser perfeccionado por Dios, no basta con simplemente ir de acá para allá y tampoco basta con solamente esforzarse por Dios. Debes poseer muchas cosas para ser capaz de convertirte en alguien perfeccionado por Dios. Cuando te enfrentas a sufrimientos debes ser capaz de no considerar la carne ni quejarte contra Dios. Cuando Él se esconda de ti, debes ser capaz de tener la fe para seguirlo, de mantener tu amor anterior sin permitir que flaquee o desaparezca. Independientemente de lo que Dios haga, debes dejar que instrumente como Él desee y maldecir tu propia carne en lugar de quejarte de Él. Cuando te enfrentas a las pruebas, debes estar dispuesto a soportar el dolor de renunciar a lo que amas y a llorar amargamente para satisfacer a Dios. Solo esto es amor y fe verdaderos. Independientemente de cuál sea tu estatura real, debes poseer primero esta determinación de sufrir, esta fe verdadera y tener la determinación de rebelarte contra la carne. Deberías estar dispuesto a sufrir personalmente y a experimentar pérdidas en tus intereses personales con el fin de satisfacer las intenciones de Dios. Debes ser capaz de sentir arrepentimiento en tu corazón. En el pasado no fuiste capaz de satisfacer a Dios, y ahora, puedes arrepentirte. Ni una sola de estas cosas puede faltar y Dios te perfeccionará a través de ellas. Si careces de estas condiciones, no puedes ser perfeccionado.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 514

Alguien que sirve a Dios no debería saber meramente sufrir por Él; más aún, debe entender que el propósito de creer en Dios es buscar amor por Él. Dios se sirve de ti no solo para refinarte y hacerte sufrir, sino para que conozcas Sus acciones, para que conozcas el verdadero significado de la vida humana, e incluso más, sepas que servir a Dios no es una tarea fácil. Experimentar la obra de Dios no consiste en disfrutar de la gracia, sino que, en cambio, consiste más en sufrir a causa de tu amor hacia Él. Ya que disfrutas de la gracia de Dios, también debes disfrutar de Su castigo; debes experimentar todo esto. Puedes experimentar el esclarecimiento de Dios en ti, y también puedes experimentar cómo Él te poda y te juzga. De esta manera, tu experiencia será completa. Dios ha llevado a cabo Su obra de juicio en ti y también Su obra de castigo. La palabra de Dios te ha podado, pero no solo eso, también te ha esclarecido e iluminado. Cuando estás negativo y débil, Dios se preocupa por ti. La totalidad de esta obra es para hacerte saber que todo lo que concierne al hombre está dentro de las orquestaciones de Dios. Puedes pensar que creer en Dios consiste solo en sufrir o en hacer muchas cosas por Él o que tu carne esté en paz o que todo te funcione sin problemas y estés cómodo y a gusto con todo. Sin embargo, ninguno de estos son propósitos que la gente debería vincular a su creencia en Dios. Si crees por estos propósitos, entonces tu perspectiva es incorrecta y resulta simplemente imposible que seas perfeccionado. Las acciones de Dios, el carácter justo de Dios, Su sabiduría, Su palabra, y lo maravilloso e insondable que Él es, todas son cosas que las personas deben entender. Mediante este entendimiento, deberías llegar a librar tu corazón de tus demandas, esperanzas y nociones personales. Solo eliminando estas cosas puedes cumplir con las condiciones exigidas por Dios, y solo haciendo esto puedes tener vida y satisfacer a Dios. El propósito de creer en Dios es satisfacerlo y vivir el carácter que Él requiere, para que Sus acciones y Su gloria se manifiesten a través de este grupo de personas indignas. Esta es la perspectiva correcta de creer en Dios, y este es también el objetivo que debes buscar. Has de tener el punto de vista correcto sobre creer en Dios y debes buscar obtener Sus palabras. Necesitas comer y beber las palabras de Dios y debes ser capaz de vivir la verdad, y, en particular, debes ser capaz de ver Sus hechos prácticos, Sus maravillosos hechos en todo el universo, así como la obra práctica que hace en la carne. La gente puede, a través de sus experiencias prácticas, entender cómo Dios hace Su obra en ellos y cuáles son Sus intenciones respecto a ellos. El propósito de todo esto es desechar el carácter satánico corrupto de las personas. Al haberte deshecho de toda la inmundicia e injusticia en tu interior; y al haberte despojado de tus equivocadas intenciones, y haber desarrollado fe verdadera en Dios; solo con fe verdadera puedes realmente amar a Dios. Puedes amar genuinamente a Dios sobre los cimientos de tu creencia en Él. ¿Puedes conseguir amar a Dios sin creer en Él? Ya que crees en Dios, no puedes ser atolondrado al respecto. Algunas personas se llenan de vigor tan pronto como ven que la fe en Dios les traerá bendiciones, pero luego se quedan sin energía en cuanto ven que tienen que enfrentarse a los refinamientos. ¿Eso es creer en Dios? Al final, debes lograr una sumisión completa y total delante de Dios en tu fe. Crees en Dios, pero todavía le exiges; tienes muchas nociones religiosas que no puedes abandonar, intereses personales que no puedes soltar e, incluso, buscas las bendiciones de la carne y quieres que Dios rescate tu carne, que salve tu alma; estos son todos comportamientos de personas que tienen la perspectiva equivocada. Aunque las personas con creencias religiosas tienen fe en Dios, no buscan cambiar su carácter ni buscan el conocimiento de Dios; en cambio, solo buscan los intereses de la carne. Muchos entre vosotros tenéis creencias que pertenecen a la categoría de convicciones religiosas; esa no es la verdadera fe en Dios. Para creer en Dios, las personas deben poseer un corazón preparado para sufrir por Él y la voluntad de entregarse. A menos que cumplan estas dos condiciones, su fe en Dios no es válida, y no podrán lograr un cambio en su carácter. Solo las personas que genuinamente persiguen la verdad, que tratan de conocer a Dios y buscan la vida son las que verdaderamente creen en Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 515

La obra de refinamiento tiene lugar, principalmente, para perfeccionar la fe de las personas. Al final, los resultados que se consiguen con esto son los siguientes: quieres marcharte, pero, al mismo tiempo, no puedes; algunas personas todavía pueden ser capaces de tener fe cuando carecen de una pizca de esperanza; y la gente ya no tiene nada de esperanza en el propio futuro. Solo en este momento se habrá concluido el refinamiento de Dios. Si las personas siguen sin haber alcanzado la etapa de rondar entre la vida y la muerte y no han probado la muerte, su refinamiento no habrá terminado. Incluso aquellos que se encontraban en la etapa de los servidores no fueron refinados al máximo. Job se sometió a un refinamiento al máximo y no tenía nada en lo que apoyarse. Las personas deben ser refinadas hasta ese mismo punto, en el cual no tienen ni una pizca de esperanza ni nada en absoluto en lo que apoyarse. Solo este es el verdadero refinamiento. Durante el tiempo de los servidores, si tu corazón siempre estuvo tranquilo delante de Dios y si independientemente de lo que Él hiciera y de cuáles fueran Sus intenciones para ti siempre te sometiste a Sus disposiciones, entonces, al final del camino entenderías todo lo que Dios hizo. Cuando pasas por las pruebas de Job, pasas también, al mismo tiempo, por las pruebas de Pedro. Cuando Job fue probado, se mantuvo firme en el testimonio, y al final Jehová apareció ante él. Solo después de mantenerse firme en el testimonio fue digno de ver el rostro de Dios. ¿Por qué se dice: “Me oculto de la tierra de inmundicia, pero aparezco ante el reino santo”? Esto significa que solo cuando eres santificado y te mantienes firme en el testimonio puedes ser digno de ver el rostro de Dios. Si no puedes mantenerte firme en tu testimonio, no eres digno de ver Su rostro. Si te retiras o te quejas de Dios frente a los refinamientos, con lo que no te mantienes firme en el testimonio y te conviertes en el hazmerreír de Satanás, no obtendrás la aparición de Dios. Si eres como Job, quien en medio de las pruebas maldijo su propia carne, pero no se quejó de Dios y fue capaz de odiar su propia carne sin quejarse ni pecar por medio de sus palabras, eso es mantenerte firme en el testimonio. Cuando pasas por refinamientos hasta un cierto grado y puedes ser como Job, totalmente sumiso delante de Dios y sin otras exigencias de Él y sin tus propias nociones, Dios se te aparecerá. Ahora Él no se te aparece porque tienes muchas nociones propias, prejuicios personales, pensamientos egoístas, exigencias individuales e intereses carnales, y no eres digno de ver Su rostro. Si vieses a Dios, lo medirías mediante tus propias nociones y, al hacerlo, lo estarías clavando en la cruz. Si te sobrevienen muchas cosas no alineadas con tus nociones, pero eres capaz de dejarlas a un lado y de conocer las acciones de Dios a partir de ellas, y si en medio de los refinamientos revelas tu corazón amante de Dios, eso es mantenerte firme en tu testimonio. Si tu hogar es apacible, si disfrutas de las comodidades de la carne, si nadie te persigue, y tus hermanos y hermanas en la iglesia te obedecen, ¿puedes exhibir tu corazón amante de Dios? ¿Puede esto refinarte? Tu corazón amante de Dios solo puede mostrarse mediante el refinamiento, y solo puedes ser perfeccionado por medio de las cosas que ocurren y que no están en línea con tus nociones. Con el servicio de muchas cosas adversas y negativas, y empleando todo tipo de manifestaciones de Satanás, como sus acciones, sus acusaciones, sus perturbaciones y sus desorientaciones, Dios te permite ver claramente el detestable rostro de Satanás, y de este modo perfecciona tu capacidad de reconocerlo, para que puedas odiarlo y rebelarte contra él.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 516

Se podría decir que tus muchas experiencias de fracaso, de debilidad, y tus muchos periodos de negatividad son pruebas de Dios para ti. Esto se debe a que todo procede de Dios, todas las cosas y acontecimientos están en Sus manos. Tanto si fracasas como si eres débil y tropiezas, todo depende de Dios y está dentro de Su alcance. Desde la perspectiva de Dios, esto es una prueba para ti, y si no lo puedes reconocer, esto se convertirá en tentación. Existen dos clases de estados que las personas deberían reconocer: uno procede del Espíritu Santo, y el otro probablemente de Satanás. En un estado, el Espíritu Santo te ilumina y te permite conocerte, odiarte y sentir remordimiento por ti mismo, así como ser capaz de tener amor genuino por Dios, y de disponer tu corazón para satisfacerlo. El otro estado es que te conoces, pero eres negativo y débil. Podría decirse que esto es el refinamiento de Dios. Podría decirse también que es la tentación de Satanás. Si reconoces que esto es la salvación de Dios hacia ti y sientes que ahora estás increíblemente en deuda con Él —y que de ahora en adelante intentarás reparar el daño, dejar de vivir en tal depravación y comer y beber Sus palabras como es debido— y, si siempre consideras que no sirves y que tienes un corazón que anhela, esta es la prueba de Dios. Después de que el sufrimiento haya terminado y una vez que avances de nuevo, Dios seguirá dirigiéndote, iluminándote, esclareciéndote y nutriéndote. Pero, si no lo reconoces y eres negativo, si te limitas a abandonarte hasta la desesperación, si piensas de esta forma, entonces esto significa que la tentación de Satanás ha caído sobre ti. Cuando Job pasó por pruebas, Dios y Satanás estaban apostando entre sí y Dios permitió que Satanás afligiera a Job. Aunque era Dios quien probaba a Job, fue realmente Satanás quien cayó sobre él. Para Satanás, él estaba tentando a Job, pero este estaba del lado de Dios; de no haber sido este el caso, Job habría caído en tentación. Tan pronto como las personas caen en la tentación, caen en el peligro. Se puede decir que pasar por el refinamiento es una prueba de Dios, pero si no estás en buen estado, puede decirse que es una tentación de Satanás. Si no tienes clara la visión, Satanás te acusará y te nublará en el aspecto de la visión. Antes de que te des cuenta, caerás en la tentación.

Si no experimentas la obra de Dios nunca podrás ser perfeccionado. En lo que se refiere a tu experiencia, también debes entrar en los detalles. Por ejemplo, ¿qué cosas te llevan a desarrollar conceptos y tantos motivos? Y, ¿qué clase de prácticas adecuadas tienes para abordarlos? Si puedes experimentar la obra de Dios, significa que tienes estatura. Si solo aparentas tener vigor, esto no es verdadera estatura y no serás en absoluto capaz de mantenerte firme. Solo cuando seas capaz de experimentar la obra de Dios y puedas experimentarla y meditar sobre ella en cualquier momento y en cualquier lugar, cuando seas capaz de abandonar a los pastores y vivir de forma independiente confiando en Dios, y seas capaz de ver Sus acciones prácticas, solo entonces se cumplirán las intenciones de Dios. Ahora la mayoría de las personas no sabe cómo experimentarla. Cuando se encuentran un problema, no saben cómo ocuparse del mismo, no pueden experimentar la obra de Dios ni pueden llevar una vida espiritual. Debes adoptar las palabras y la obra de Dios en tu vida práctica.

A veces, Dios te da un determinado tipo de sentimiento; uno que causa que pierdas el disfrute interior y la presencia de Dios, de tal modo que caes en las tinieblas. Es un tipo de refinamiento. Siempre que haces algo, sale mal o te topas con una pared. Esa es la disciplina de Dios. A veces, cuando haces algo que se rebela o se opone a Dios, puede que nadie más lo sepa, pero Dios sí. Él no te perdonará y te disciplinará. La obra del Espíritu Santo es muy detallada. Él escruta con gran claridad cada palabra y cada acción de las personas, cada uno de sus actos y de sus movimientos, cada uno de sus pensamientos y de sus ideas, de forma que las personas puedan ganar una conciencia interna de estas cosas. Haces algo una vez y sale mal, lo haces de nuevo y sigue saliendo mal, y gradualmente llegarás a entender la obra del Espíritu Santo. Después de haber sido disciplinado muchas veces, sabrás qué hacer para estar en línea con las intenciones de Dios y qué no concuerda con Sus intenciones. Al final, tendrás respuestas precisas a la dirección del Espíritu Santo desde tu interior. En ocasiones serás rebelde y Dios te reprenderá desde dentro. Todo esto procede de la disciplina de Dios. Si no valoras las palabras de Dios, si menosprecias Su obra, entonces Él no te prestará atención. Cuanto más en serio te tomes las palabras de Dios, más te esclarecerá Él. Justo ahora, algunas personas en la iglesia tienen una fe atolondrada y confusa, y hacen muchas cosas inapropiadas sin disciplina; por tanto, la obra del Espíritu Santo no puede verse claramente en ellas. Algunas personas dejan sus deberes atrás en aras de ganar dinero, yendo a dirigir un negocio sin ser disciplinadas; esa clase de persona está en un peligro aún mayor. No sólo no tienen en la actualidad la obra del Espíritu Santo, sino que en el futuro, serán difíciles de perfeccionar. Existen muchas personas en las que no puede verse la obra del Espíritu Santo y en quienes no puede verse la disciplina de Dios. Están aquellas que no tienen claras las intenciones de Dios y que no conocen Su obra. Los que se mantienen firmes en medio de los refinamientos, que siguen a Dios haga lo que haga y, como mínimo, son capaces de no abandonar y de lograr el 0,1 % de lo que Pedro logró, lo están haciendo bien, pero no sirven para ser usadas. Muchas personas entienden las cosas con rapidez, sienten un amor verdadero por Dios y pueden superar el nivel de Pedro, y Dios realiza en ellos la obra de la perfección. La disciplina y el esclarecimiento le llega a tales personas, y si hay algo en ellas que no concuerde con las intenciones de Dios, lo pueden desechar de inmediato. Esta clase de personas son como el oro, la plata y las piedras preciosas: ¡tienen un enorme valor! Si Dios ha hecho muchas clases de obra, pero tú sigues siendo como la arena, como una piedra, ¡entonces no vales nada!

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 517

La obra de Dios en el país del gran dragón rojo es maravillosa e insondable. Él perfeccionará a un grupo de personas y descartará a otras, porque hay todo tipo de personas en la iglesia: están las que aman la verdad y las que no lo hacen; hay quienes experimentan la obra de Dios, y los que no; hay quienes cumplen con su deber, y los que no lo hacen; hay quienes dan testimonio a favor de Dios, y los que no, y una parte de ellos son incrédulos y hombres malvados y, sin duda, serán descartados. Si no conoces claramente la obra de Dios serás negativo; esto se debe a que la obra de Dios sólo puede verse en una minoría de personas. En ese momento quedará claro quién ama de verdad a Dios y quién no. Aquellas personas que aman verdaderamente a Dios tienen la obra del Espíritu Santo y las que no lo aman de verdad serán reveladas a través de cada etapa de Su obra; se convertirán en los que serán descartados. Estas personas serán reveladas en el transcurso de la obra de conquista, no tienen valor para ser perfeccionadas. Y aquellas que han sido perfeccionadas han sido ganadas por Dios en su totalidad, y son capaces de amar a Dios como Pedro. Las conquistadas no tienen un amor espontáneo, sino sólo pasivo y se sienten obligadas a amar a Dios. El amor espontáneo se desarrolla por medio del entendimiento obtenido a través de la experiencia práctica. Este amor ocupa el corazón de una persona y hace que le sea fiel voluntariamente a Dios; Sus palabras se convierten en su fundamento y es capaz de sufrir por Él. Por supuesto, estas son cosas que alguien posee porque ha sido perfeccionada por Dios. Si sólo buscas ser conquistado, no puedes dar testimonio de Dios; si Él sólo logra Su meta de salvación por medio de la conquista de las personas, entonces el paso de los servidores terminaría el trabajo. Sin embargo, conquistar personas no es la meta final de Dios, Su meta final es perfeccionar a las personas. Por tanto, en lugar de decir que esta etapa es la obra de conquista, di que es la obra del perfeccionamiento y el descarte. Algunas personas no han sido conquistadas del todo y, en el transcurso de su conquista, un grupo de personas será perfeccionado. Estas dos partes de la obra se llevan a cabo al unísono. Las personas no se han marchado durante un largo período de obra; esto demuestra que la meta de conquistar se ha logrado, es la realidad de ser conquistado. Los refinamientos no se producen en aras de ser conquistados, sino de ser perfeccionados. Sin refinamientos, las personas no podían ser perfeccionadas. Así pues, ¡los refinamientos son demasiado valiosos! Hoy un grupo de personas está siendo perfeccionado, un grupo de personas está siendo ganado. Las diez bendiciones mencionadas anteriormente iban todas dirigidas a aquellos que han sido perfeccionados. Todo lo relativo a cambiar su imagen en la tierra va dirigido a los que han sido perfeccionados. Los que no lo han sido no están cualificados para recibir las promesas de Dios.

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Palabras diarias de Dios  Fragmento 518

Creer en Dios y conocerlo es perfectamente natural y justificado y, hoy, durante una era en la que el Dios encarnado está haciendo Su obra en persona, es un momento especialmente oportuno para conocer a Dios. Satisfacerle es algo que se consigue sobre el fundamento de entender Sus intenciones y, para ello, es necesario tener cierto conocimiento de Dios. Este conocimiento de Dios es la visión que quien cree en Dios debe tener; es la base de la creencia del hombre en Dios. Si faltara este conocimiento, la fe del hombre en Dios sería vaga, en medio de una doctrina vacía. Aunque este tipo de persona tenga la determinación de seguir a Dios, no conseguirá nada. Todos aquellos que no logran nada en esta corriente son los que serán descartados; son aprovechadores. Cualquiera que sea el paso de la obra de Dios que experimentes, debería acompañarte una poderosa visión. De otro modo, te resultaría difícil aceptar cada paso de la nueva obra, porque la nueva obra de Dios excede la capacidad del hombre para imaginarla, y está fuera de los límites de su concepción. Por tanto, sin un pastor que cuide al hombre, sin un pastor que comparta sobre las visiones, el ser humano es incapaz de aceptar esta nueva obra. Si el hombre no puede comprender las visiones, no podrá comprender la nueva obra de Dios, y si no puede someterse a ella, entonces será incapaz de entender Sus intenciones y por tanto su conocimiento de Dios quedará en nada. Antes de que el hombre practique las palabras de Dios, debe conocerlas, es decir, comprender Sus intenciones; solo así podrá llevarse a cabo la palabra de Dios con precisión y según Sus intenciones. Todo aquel que busca la verdad debe poseer esto, y también es el proceso que todo el que procura conocer a Dios debe experimentar. El proceso de conocer las palabras de Dios es el de conocerle a Él, y también el de conocer Su obra. Por tanto, conocer las visiones no solo alude a conocer la humanidad del Dios encarnado, sino que también incluye conocer las palabras y la obra de Dios. De Sus palabras, las personas llegan a entender Sus intenciones y, a partir de la obra de Dios, a conocer Su carácter y lo que Él es. Creer en Dios es el primer paso para conocerle. El proceso de avanzar desde la creencia inicial en Dios hasta llegar a una más profunda es el proceso de conocerle y de experimentar Su obra. Si te limitas a creer en Él por creer y no lo haces para conocerle, no habrá realidad en tu creencia y no podrá llegar a ser pura; de esto no cabe la menor duda. Si, durante el proceso por el cual experimenta la obra de Dios, el hombre llega progresivamente a conocerle, su carácter irá cambiando de igual modo y su creencia será cada vez más verdadera. De este modo, cuando el hombre logra el éxito en su creencia en Dios, le habrá ganado por completo. Dios llegó a tales extremos como hacerse carne por segunda vez y llevar a cabo Su obra de forma personal para que el hombre fuera capaz de conocerle y de verle. Conocer a Dios[a] es el efecto final que debe lograrse al final de Su obra; es el requisito final de Dios para la humanidad. La razón por la que hace esto es por el bien de Su testimonio final y para que el hombre pueda finalmente volverse a Él por completo. El ser humano solo puede llegar a amar a Dios conociéndolo, y para amarle debe conocerle. Sin importar cómo busque o qué espera ganar a través de su búsqueda,debe ser capaz de obtener el conocimiento de Dios. Solo así puede satisfacer Su corazón. Solo conociendo a Dios puede el hombre tener verdadera fe en Él, temerlo y someterse a Él de verdad. Los que no conocen a Dios nunca alcanzarán la verdadera sumisión y temor a Dios Conocer a Dios incluye conocer Su carácter, entender Sus intenciones y saber lo que Él es. A pesar de ello, sea cual sea el aspecto de Dios que uno llegue a conocer, cada uno de ellos requiere que el hombre pague un precio y exige la determinación de someterse, sin la cual nadie sería capaz de seguir hasta el final. La obra de Dios es demasiado incompatible con los conceptos humanos. El carácter de Dios y lo que Él es son cosas demasiado difíciles de conocer para el hombre, y todo lo que Dios dice y hace le resulta incomprensible por demás al ser humano. Si el hombre desea seguir a Dios, pero no está dispuesto a someterse a Él, no conseguirá nada. Desde la creación del mundo hasta hoy, Dios ha realizado mucha obra que es incomprensible para el hombre y que le ha resultado difícil aceptar, y Dios ha dicho muchas cosas que hacen que los conceptos del hombre sean complicados de sanar, pero jamás ha detenido Su obra debido a las muchas dificultades que tiene el hombre. Por el contrario, ha seguido obrando y hablando; y aunque un gran número de “guerreros” han ido cayendo a los lados del camino, Él sigue realizando Su obra y escoge sin pausa a un grupo tras otro de personas que esté dispuesto a someterse a Su nueva obra. No se compadece de esos “héroes” caídos, sino que atesora a aquellos que aceptan Su nueva obra y Sus nuevas palabras. ¿Pero con qué fin obra de esta forma, paso a paso? ¿Por qué está siempre descartando a algunas personas y escogiendo a otras? ¿Por qué emplea siempre un método así? El objetivo de Su obra es que el hombre le conozca y poder así ser ganado por Él. El principio de Su obra es obrar en aquellos que son capaces de someterse a la obra que Él hace hoy y no en los que se someten a Su obra pasada y se oponen a la actual. Esta es exactamente la razón por la que ha descartado a tantas personas.

Los efectos de la lección de conocer a Dios no pueden obtenerse en uno o dos días: el hombre tiene que acumular experiencias, soportar sufrimiento y lograr una sumisión verdadera. Lo primero es empezar desde la obra y las palabras de Dios. Debes entender lo que incluye conocer a Dios, cómo lograr el conocimiento de Él y cómo verle durante tus experiencias. Esto es lo que todos deben hacer cuando todavía tienen que conocer a Dios. Nadie puede comprender la obra y las palabras de Dios en un momento, y nadie logra el conocimiento de la totalidad de Dios en un tiempo breve. Lo que se requiere es el proceso necesario de la experiencia, sin el cual nadie sería capaz de conocer a Dios y seguirle con sinceridad. Cuanta más obra realiza Dios, más conoce el hombre de Él. Cuanto más en desacuerdo esté la obra de Dios con los conceptos humanos, más renovado y profundo será el conocimiento que el hombre tenga de Él. Si la obra de Dios tuviera que permanecer inmutable para siempre, el hombre no podría tener mucho conocimiento de Él. Desde la época de la creación hasta nuestros días, debéis conocer con claridad las visiones de lo que Dios hizo durante la Era de la Ley, durante la Era de la Gracia y lo que ahora está haciendo durante la Era del Reino. Debéis conocer la obra de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él

Nota al pie:

a. El texto original dice “La obra de conocer a Dios”.


Palabras diarias de Dios  Fragmento 519

El hombre experimenta la obra de Dios, se conoce a sí mismo, se despoja de su carácter corrupto y busca el crecimiento en la vida, todo por conocer a Dios. Si solo buscas conocerte a ti mismo y podar tu propio carácter corrupto, sin tener conocimiento de la obra que Dios hace en el hombre, de lo grande que es Su salvación ni de cómo experimentas la obra de Dios y presencias Sus hechos, entonces tu experiencia es necia. Si crees que uno alcanza la madurez en la vida solamente porque es capaz de poner la verdad en práctica y soportar, significa que sigues sin comprender el verdadero sentido de la vida ni el propósito de Dios al perfeccionar al hombre. Un día, cuando estés en las iglesias religiosas, entre miembros de la Iglesia del Arrepentimiento o la Iglesia de la Vida, encontrarás a muchos devotos cuyas oraciones contienen “visiones” y que se sienten tocados y tienen palabras que los guían en su búsqueda de vida. Y, lo que es más, en muchos asuntos son capaces de soportar y renunciar a sí mismos, y no ser guiados por la carne. En ese momento no serás capaz de ver la diferencia: creerás que todo lo que hacen es correcto, que es la expresión natural de la vida, y que es una pena que crean en el nombre equivocado. ¿No son necios tales puntos de vista? ¿Por qué se dice que muchas personas no tienen vida? Porque no conocen a Dios, y por ello se dice que no tienen a Dios en su corazón y que no tienen vida. Si tu creencia en Dios ha alcanzado un punto en el que eres capaz de conocer completamente los hechos de Dios, Su practicidad y cada fase de Su obra, entonces posees la verdad. Si desconoces la obra y el carácter de Dios, tu experiencia sigue siendo carente. La forma en que Jesús llevó a cabo aquella etapa de Su obra, cómo se está realizando esta fase, cómo hizo Dios Su obra en la Era de la Gracia, qué obra se hizo, cuál se está haciendo en esta fase, si no posees un conocimiento profundo de estas cosas, jamás te sentirás firme ni seguro. Si tras un periodo de experiencia eres capaz de conocer la obra hecha por Dios y cada etapa de Su obra, y posees un conocimiento concienzudo de los objetivos de Dios al expresar Su palabra, y de por qué tantas palabras que Él pronunció no se han cumplido, entonces puedes perseguir con valentía el camino que tienes por delante, sin guardarte nada, libre de preocupación y refinamiento. Deberíais ver lo que Dios usa para realizar gran parte de Su obra. Usa las palabras que pronuncia, refina al hombre y transforma sus nociones por medio de muchas clases de palabras. Todo el sufrimiento que habéis soportado, todo el refinamiento que habéis experimentado, la poda que habéis aceptado en vuestro interior, el esclarecimiento que habéis vivido, todo ello se ha logrado mediante el uso de las palabras pronunciadas por Dios. ¿Por qué sigue el hombre a Dios? ¡Lo sigue por Sus palabras! Las palabras de Dios son profundamente misteriosas, y además, pueden tocar el corazón del hombre, revelar cosas que existen en lo profundo de su corazón, hacerle saber cosas que ocurrieron en el pasado y permitirle desentrañar el futuro. Así, el hombre soporta el sufrimiento por las palabras de Dios, y estas lo perfeccionan; solo entonces sigue el hombre a Dios. Lo que el hombre debería hacer en esta etapa es aceptar las palabras de Dios, e independientemente de que sea perfeccionado o refinado, la clave son las palabras de Dios. Esta es la obra de Dios, y también es la visión que el hombre debería conocer hoy.

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