La entrada en la vida VI
Palabras diarias de Dios Fragmento 556
Solo se puede obtener una transformación en el carácter buscando la verdad: esto es algo que la gente debe entender y comprender totalmente. Si no entiendes bastante la verdad, te equivocarás y te descarriarás fácilmente. Para buscar el crecimiento en la vida debes buscar la verdad en todo. Hagas lo que hagas, debes buscar la forma de comportarte en consonancia con la verdad y descubrir qué impurezas hay en tu interior que la vulneran; debes tener claras estas cosas. Hagas lo que hagas, debes considerar si se ajusta a la verdad, y si tiene valor y significado. Puedes hacer cosas que se ajusten a la verdad, pero no puedes hacer cosas que no. Con respecto a las cosas que podrías hacer o no, si puedes abandonarlas, debes hacerlo. Si no, si las haces durante un tiempo y luego descubres que deberías abandonarlas, toma entonces una decisión rápida y abandónalas enseguida. Este es el principio que has de seguir en todo lo que hagas. Algunas personas plantean esta pregunta: ¿por qué es tan difícil buscar la verdad y ponerla en práctica, como si estuvieras remando en un barco a contracorriente y la corriente te empujara hacia atrás si dejaras de remar hacia adelante? Y sin embargo, ¿por qué es en realidad mucho más sencillo hacer cosas malvadas o sin sentido, tan sencillo como navegar en un barco aguas abajo? ¿Por qué es así? Porque está en la naturaleza de la humanidad traicionar a Dios. La naturaleza de Satanás ha adoptado un papel dominante dentro de los seres humanos, lo cual es una fuerza antagonista. Aquellos seres humanos con una naturaleza traidora a Dios son, claro está, muy propensos a hacer cosas que lo traicionen y, por supuesto, es difícil para ellos llevar a cabo acciones positivas. Esto lo deciden en su totalidad la naturaleza y la esencia de la humanidad. Una vez que entiendas realmente la verdad y empieces a amarla desde tu interior, te resultará fácil hacer cosas conformes a ella. Desempeñarás tu deber y practicarás la verdad con normalidad, incluso sin esfuerzo y con alegría, y sentirás que supondría un grandísimo esfuerzo hacer algo negativo. Esto se debe a que la verdad ha adoptado un papel dominante en tu corazón. Si realmente entiendes las verdades sobre la vida humana, entonces tienes la senda a seguir respecto a la clase de persona que hay que ser, cómo ser una persona franca y directa, una persona honesta, y alguien que dé testimonio de Dios y lo sirva. Y una vez entiendas estas verdades, nunca más podrás cometer actos malvados que desafíen a Dios ni tampoco jugarás un papel de falso líder, falso colaborador o anticristo. Aunque Satanás te engañe o alguien malvado te incite, no lo harás; sin importar quién trate de coaccionarte, de todas formas no actuarás así. Si la gente recibe la verdad y esta se convierte en su vida, llega a detestar el mal y a sentir aversión dentro de sí por las cosas negativas. Le resultaría difícil cometer el mal, ya que se ha transformado su carácter de vida y Dios la ha perfeccionado.
Si, en el fondo, realmente comprendes la verdad, sabrás cómo practicarla y obedecer a Dios y, naturalmente, te embarcarás en la senda de búsqueda de la verdad. Si la senda por la que vas es la correcta y conforme a la voluntad de Dios, la obra del Espíritu Santo no te abandonará, en cuyo caso serán cada vez menores las posibilidades de que traiciones a Dios. Sin la verdad es fácil hacer el mal, y no podrás evitar hacerlo. Por ejemplo, si tienes un carácter arrogante y engreído, que se te diga que no te opongas a Dios no sirve de nada, no puedes evitarlo, escapa a tu control. No lo haces intencionalmente, sino que esto lo dirige tu naturaleza arrogante y engreída. Tu arrogancia y engreimiento te harían despreciar a Dios y verlo como algo insignificante; harían que te ensalzaras a ti mismo, que te exhibieras constantemente; te harían despreciar a los demás, no dejarían a nadie en tu corazón más que a ti mismo; te quitarían el lugar que ocupa Dios en tu corazón, y finalmente harían que te sentaras en el lugar de Dios y exigieras que la gente se sometiera a ti y harían que veneraras tus propios pensamientos, ideas y nociones como la verdad. ¡Cuántas cosas malas hacen las personas bajo el dominio de esta naturaleza arrogante y engreída! Para resolver el problema de hacer el mal, primero deben resolver su naturaleza. Sin un cambio de carácter, no sería posible obtener una resolución fundamental a este problema. Cuando tienes algún entendimiento de Dios, cuando puedes ver tu propia corrupción y reconocer lo despreciable y desagradable que es la arrogancia y el engreimiento, te sientes indignado, asqueado y angustiado. Serás capaz de hacer conscientemente algunas cosas para satisfacer a Dios y, al hacerlo, te sentirás en paz. Podrás leer la palabra de Dios, exaltarlo, dar testimonio de Dios de forma consciente, y en tu corazón sentirás satisfacción. Te quitarás la máscara conscientemente, con lo que quedará al descubierto tu perversidad y, al hacerlo, te sentirás bien por dentro y de mejor ánimo. El primer paso para buscar un cambio en tu carácter es procurar entender la palabra de Dios y entrar en la verdad. Solo puedes tener discernimiento cuando entiendes la verdad; solo puedes entender por completo las cosas si tienes discernimiento; solo puedes conocerte de verdad a ti mismo si entiendes las cosas; solo puedes abandonar la carne si te conoces a ti mismo y así pones en práctica la verdad, guiándote así poco a poco hacia la obediencia a Dios, y paso a paso, caminarás por el camino correcto de la creencia en Dios. Esto guarda relación con el grado de determinación de la gente al buscar la verdad. Si alguien tiene verdadera determinación, al cabo de seis meses o un año empezará a ir por el buen camino. En un plazo de tres a cinco años, verá resultados y notará que progresa en la vida. Si las personas creen en Dios, pero no buscan la verdad, y nunca se centran en practicar la verdad, entonces podrán creer diez o veinte años sin experimentar ninguna transformación. Y acabarán pensando que esto es lo que es la fe en Dios; pensarán que es más o menos igual a como vivían antes en el mundo secular y que no tiene sentido estar vivo. Esto muestra realmente que, sin la verdad, la vida está vacía. Tal vez sean capaz de pronunciar algunas palabras de doctrina, pero seguirán sintiéndose desconsolados e incómodos. Si la gente conoce un poco a Dios, sabe vivir con sentido y es capaz de hacer cosas para satisfacer a Dios, le parecerá que esta es la vida real, la única manera de vivir con sentido, y que ha de vivir así para satisfacer a Dios, retribuirle y sentirse aliviado. Si es capaz de satisfacer conscientemente a Dios, de poner en práctica la verdad, renunciar a sí misma, abandonar sus propias ideas y ser obediente y considerada hacia la voluntad de Dios —si es capaz de hacer todas estas cosas conscientemente—, esto es lo que significa poner en práctica la verdad de forma correcta y sincera. No es como antes, que simplemente se basaba en imaginaciones y en seguir reglas, y pensar que eso es practicar la verdad. De hecho, confiar en las imaginaciones y seguir las reglas es muy agotador, no entender la verdad y hacer las cosas sin principios también lo es, y hacer las cosas a ciegas sin objetivos es aún más agotador. Cuando entiendas la verdad, no estarás limitado por nadie ni por nada, y tendrás realmente libertad y liberación. Actuarás según los principios, y estarás relajado y feliz, y no sentirás que esto requiere demasiado esfuerzo o provoca demasiado sufrimiento. Si tienes este tipo de estado, tienes la verdad y la humanidad, y eres alguien cuyo carácter ha cambiado.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo buscando la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter
Palabras diarias de Dios Fragmento 557
En el proceso de la experiencia de la vida, no importa lo que suceda, debes aprender a buscar la verdad, y reflexionar a fondo sobre el asunto de acuerdo con las palabras de Dios y la verdad. Cuando sepas cómo hacer las cosas que están completamente acordes con la voluntad de Dios, serás capaz de dejar de lado las que provienen de tu propia voluntad. Una vez que sepas cómo actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, simplemente debes hacer estas cosas, como si fueras con la corriente. Hacer las cosas de esta manera parece muy relajado y fácil, y así es como la gente que entiende la verdad hace las cosas. Si puedes mostrar a la gente que eres realmente eficaz cuando cumples con tu deber, y que hay principios en tu forma de hacer las cosas, que tu carácter de vida ha cambiado realmente, que has hecho muchas cosas buenas por los escogidos de Dios, entonces eres alguien que entiende la verdad, y ciertamente tienes la imagen del hombre; y por supuesto, se produce un efecto cuando comes y bebes las palabras de Dios. Una vez que alguien entiende realmente la verdad, será capaz de discernir sus diversos estados, será capaz de ver claramente los asuntos complejos, y así sabrá cómo practicar de manera apropiada. Si una persona no entiende la verdad y no puede discernir su propio estado, entonces, si desea abandonarse a sí misma, no sabrá qué o cómo abandonar. Si quiere abandonar su propia voluntad, no sabrá qué hay de malo en su propia voluntad, pensará que esta se ajusta a la verdad, e incluso puede considerar su propia voluntad como el esclarecimiento del Espíritu Santo. ¿Cómo abandonará tal persona su propia voluntad? No podrá, y mucho menos abandonará la carne. Por tanto, cuando no entiendes la verdad, puedes confundir fácilmente las cosas que provienen de tu propia voluntad, las cosas que están alineadas con las nociones humanas, la bondad, el amor, el sufrimiento y el pago de un precio como algo correcto y acorde con la verdad. ¿Cómo, entonces, podrías renunciar a estas cosas humanas? No entiendes la verdad y no sabes lo que significa practicarla. Estás completamente en la oscuridad y no puedes saber qué hacer, así que solo puedes hacer lo que crees que es bueno, y en consecuencia, te desvías en algunas cosas. Algunas de ellas son por seguir las reglas, otras por el entusiasmo y otras por la perturbación de Satanás. Así son las personas que no entienden la verdad. Son muy erráticas cuando hacen las cosas, y se desvían inevitablemente, sin ninguna precisión. Las personas que no entienden la verdad ven las cosas de una manera absurda, al igual que los incrédulos. ¿Cómo podrían practicar la verdad? ¿Cómo podrían resolver los problemas? Comprender la verdad no es una cuestión sencilla. Por muy alto o bajo que sea el calibre de uno, incluso después de una vida de experiencia, la cantidad de verdad que puede entender es limitada, y la cantidad de la palabra de Dios que puede entender también lo es. Las personas que son relativamente más experimentadas son personas que entienden algunas verdades, y como mucho pueden dejar de hacer cosas que se oponen a Dios, y dejar de hacer cosas obviamente malvadas. Es imposible que actúen sin la adulteración de sus propias intenciones. Como los seres humanos tienen un pensamiento normal y sus pensamientos no siempre se ajustan a la palabra de Dios, la adulteración de su propia voluntad es inevitable. Lo importante es tener discernimiento de todas las cosas que provienen de la propia voluntad y van en contra de la palabra de Dios, de la verdad y del esclarecimiento del Espíritu Santo. Esto requiere que te esfuerces en entender la palabra de Dios; solo cuando entiendas la verdad tendrás discernimiento, y solo entonces podrás asegurarte de no hacer el mal.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo buscando la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter
Palabras diarias de Dios Fragmento 558
Para conocerte a ti mismo, debes conocer tus expresiones de corrupción, tu carácter corrupto, tus propias debilidades vitales, y tu naturaleza y esencia. También debes saber, hasta el último detalle, aquellas cosas que se revelan en tu vida diaria: tus motivos, tus perspectivas y tu actitud sobre cada cosa —ya sea que estés en casa o fuera—, cuando estés en reuniones, cuando estés comiendo y bebiendo las palabras de Dios o en cada problema que encuentres. A través de estos aspectos debes llegar a conocerte. Por supuesto, para conocerte en un nivel más profundo, debes integrar las palabras de Dios; solo puedes lograr resultados conociéndote con base en Sus palabras. Cuando aceptéis el juicio de las palabras de Dios, no tengáis miedo al sufrimiento o al dolor, y más aún, no tengáis miedo de que las palabras de Dios penetren en vuestro corazón y expongan vuestro feo estado. Es beneficioso sufrir estas cosas. Si creéis en Dios, deberíais leer más Sus palabras que juzgan y castigan a la gente, especialmente las que revelan la esencia de la corrupción de la humanidad, deberíais compararlas más con vuestro estado práctico, y aplicarlas a vosotros mismos en mayor medida y a los demás en menor medida. Los tipos de estados que Dios revela existen en cada persona, y todos ellos pueden aplicarse a vosotros. Si no te lo crees, intenta experimentarlo. Cuanto más experimentes, más te conocerás a ti mismo, y más te parecerá que las palabras de Dios son muy exactas. Tras leer las palabras de Dios, algunas personas no saben aplicárselas a sí mismas; piensan que parte de estas palabras no tratan de ellas, sino de otras personas. Por ejemplo, cuando Dios desenmascara a las personas como mujerzuelas y rameras, algunas hermanas creen que, al haber sido inequívocamente fieles a sus maridos, esas palabras no deben de referirse a ellas; otras creen que, como no están casadas y nunca han mantenido relaciones sexuales, esas palabras tampoco deben de referirse a ellas. Algunos hermanos piensan que estas palabras solo se dirigen a las mujeres y no tienen nada que ver con ellos; otra gente piensa que las palabras de revelación de Dios son demasiado severas, que no se conforman con la realidad, así que se niegan a aceptarlas. Incluso hay quienes dicen que, en algunos casos, las palabras de Dios están equivocadas. ¿Es esta la actitud correcta hacia las palabras de Dios? Obviamente es la errónea. Las personas se ven a sí mismas según sus comportamientos externos. Son incapaces de hacer introspección y llegar a conocer su esencia corrupta, entre las palabras de Dios. Aquí, “mujerzuelas” y “rameras” aluden a la esencia de la corrupción, la suciedad y la promiscuidad de la humanidad. Hombre o mujer, casado o no, todo el mundo tiene pensamientos corruptos de promiscuidad; por tanto, ¿es posible que no tenga nada que ver contigo? Las palabras de Dios exponen el carácter corrupto de la gente; trátese de un hombre o de una mujer, el nivel de corrupción es el mismo, ¿no es así? Antes de hacer cualquier otra cosa, debemos comprender que todo lo que Dios dice es la verdad, que concuerda con la realidad, y que por muy severas que sean Sus palabras que juzgan y ponen en evidencia a la gente, o por muy amables que sean las palabras de enseñanza de la verdad o de exhortación, sean tales palabras de juicio o bendiciones, si son condenas o maldiciones, sea amarga o dulce la sensación que nos den, todas ellas deben aceptarse. Esa es la actitud que la gente debe tener hacia las palabras de Dios. ¿Qué clase de actitud es esta? ¿Una actitud devota, una actitud piadosa, paciente, o una actitud de aceptar el sufrimiento? Estás en cierto modo confundido. Os digo que no es ninguna de estas. En su fe, la gente debe sostener firmemente que las palabras de Dios son la verdad. Ya que son la verdad, las personas debemos aceptarlas de una forma racional. Sean o no capaces de reconocerlo o admitirlo, su primera actitud debe ser una de aceptación absoluta de las palabras de Dios. Si la palabra de Dios no te expone, ¿a quién expone? Y si no es para exponerte, ¿por qué se te pide que la aceptes? ¿Acaso no es esto una contradicción? Dios habla a toda la humanidad, cada frase pronunciada por Dios expone a la humanidad corrupta, y nadie queda exento, lo cual naturalmente te incluye a ti también. Ni una sola de las líneas de las declaraciones de Dios trata sobre las apariencias externas, o una especie de estado, mucho menos sobre reglas externas o sobre una forma sencilla de comportamiento en las personas. No es así. Si crees que cada línea pronunciada por Dios meramente revela una clase sencilla de comportamiento humano o apariencia externa, entonces no tienes entendimiento espiritual y no entiendes lo que es la verdad. Las palabras de Dios son la verdad. La gente puede sentir la profundidad de las palabras de Dios. ¿Cómo son profundas? Todas las palabras de Dios exponen el carácter corrupto de las personas y las cosas esenciales y profundamente arraigadas dentro de sus vidas. Son cosas esenciales, no apariencias externas y, sobre todo, no son comportamientos externos. Al ver a las personas desde apariencias externas, todas pueden parecer buena gente. ¿Pero por qué, entonces, Dios dice que algunas personas son espíritus malvados y otras son espíritus inmundos? Este es un asunto que no es visible para ti. Así pues, las palabras de Dios no deben tratarse a la luz de las nociones y fantasías humanas ni de las habladurías humanas, y ciertamente tampoco a la luz de las declaraciones del partido gobernante. Solo las palabras de Dios son la verdad; las palabras del hombre son todas falacias. Tras estas enseñanzas, ¿habéis cambiado de actitud hacia las palabras de Dios? Por muy grande o pequeño que sea el cambio, la próxima vez que leáis las palabras de Dios que juzgan y revelan a la gente, al menos no deberíais intentar razonar con Dios. Deberíais dejar de quejaros de Dios diciendo: “Las palabras de revelación y juicio de Dios son muy severas; no voy a leer esta página. ¡Me la salto! Déjame que busque algo que leer sobre las bendiciones y las promesas para hallar un poco de consuelo”. Hay que dejar de leer la palabra de Dios seleccionando y eligiendo según tus propias inclinaciones. Debes aceptar la verdad y el juicio y el castigo de las palabras de Dios; solo entonces podrás purificar tu carácter corrupto, solo entonces podrás alcanzar la salvación.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La importancia de buscar la verdad y la senda de su búsqueda
Palabras diarias de Dios Fragmento 559
¿Cómo entiendes tu naturaleza humana? En realidad, entender tu naturaleza significa realmente analizar las cosas dentro de tu alma; las cosas dentro de tu vida, y toda la lógica y las filosofías de Satanás según las que has estado viviendo, que es a su vez la vida de Satanás que has vivido. Solo puedes entender tu naturaleza si desentierras las cosas más profundas dentro de tu alma. ¿Cómo pueden desenterrarse estas cosas? No pueden desenterrarse o diseccionarse mediante apenas uno o dos sucesos; muchas veces, después de que has terminado de hacer algo, sigues sin haber llegado a un entendimiento. Se podrían requerir tres o cinco años antes de que seas capaz de obtener aunque sea una ínfima comprensión y entendimiento de ellas. Así pues, en muchas situaciones, debes reflexionar y llegar a conocerte a ti mismo. Debes profundizar y analizarte a ti mismo a fondo, sobre la base de las palabras de Dios, a fin de ver algunos resultados. A medida que tu comprensión de la verdad se hace más y más profunda, poco a poco llegarás a conocer tu propia esencia y naturaleza a través de la autorreflexión y el autoconocimiento.
Para conocer tu naturaleza, debes lograr algunas cosas. Primero, debes tener un entendimiento claro de lo que te gusta. Esto no se refiere a lo que te gusta comer o vestir; más bien, se refiere al tipo de cosas que disfrutas, las cosas que envidias, que adoras, que buscas y a las que prestas atención en tu corazón, el tipo de personas con las que te gusta entrar en contacto, y el tipo de personas que admiras e idolatras en tu corazón. Por ejemplo: a la mayoría de la gente le gustan las personas de gran prestigio, personas que son elegantes en su discurso y comportamiento o las que hablan con elocuente adulación o las que aparentan lo que no son. Lo arriba mencionado tiene que ver con aquello con lo cual a las personas les gusta interactuar. En cuanto a las cosas que disfrutan las personas, incluyen el estar dispuestas a hacer ciertas cosas fáciles de hacer, disfrutar hacer cosas que a los demás les parecen buenas y que harían que las personas cantaran alabanzas e hicieran cumplidos. En la naturaleza de las personas, existe una característica común en las cosas que les gustan. Es decir, les gustan las personas, sucesos y cosas que otros envidian debido a su apariencia externa; les gustan las personas, cosas y sucesos que se ven muy hermosas y lujosas y les gustan las personas, sucesos y cosas que hacen que otras las adoren. Estas cosas a las que la gente les tiene cariño son geniales, deslumbrantes, magníficas e imponentes. Todas las personas adoran estas cosas. Puede verse que las personas no tienen nada de la verdad y tampoco tienen la semejanza de seres humanos auténticos. No tiene el más mínimo sentido adorar estas cosas, pero a las personas les siguen gustando. Estas cosas que le gustan a la gente les parecen especialmente buenas a los que no creen en Dios, y son todas cosas que la gente está particularmente dispuesta a perseguir. […] Las cosas que la gente persigue y anhela pertenecen a las tendencias mundanas, son cosas de Satanás y los diablos, Dios las detesta y carecen de verdad alguna. La naturaleza y la esencia de la gente se revela de las cosas que tiende a anhelar. Se pueden observar las preferencias de la gente en su forma de vestir: algunas personas están deseando llevar ropa llamativa y colorida, o conjuntos estrafalarios. Llevan accesorios que nunca se han llevado y les encantan las cosas que puedan atraer al sexo opuesto. Que lleven esta ropa y estos accesorios demuestra su preferencia por estas cosas en su vida y en lo más profundo de su corazón. Las cosas que les gustan no son dignas ni decentes. No son cosas que perseguiría una persona normal. Es inicuo que les gusten. Su talante es precisamente el mismo que el de la gente mundana. No es posible apreciar que ninguna parte de esto se corresponda con la verdad. Por tanto, lo que te gusta, aquello en lo que te centras, lo que adoras, lo que envidias y aquello en lo que piensas en tu corazón cada día, todo ello es representativo de tu naturaleza. Tu predilección por las cosas mundanas es suficiente para demostrar que a tu naturaleza le gusta la iniquidad y que, en situaciones graves, es malvada e incurable. Debes analizar tu naturaleza de este modo. Examinar aquello que te gusta mucho y aquello a lo que renuncias en tu vida. Puede que seas bueno con alguien durante un tiempo, pero esto no demuestra que le tengas cariño. Lo que te gusta de verdad es, precisamente, lo que está en tu naturaleza; aunque tuvieras los huesos rotos, lo seguirías disfrutando y no podrías renunciar a ello jamás. Esto no resulta fácil de cambiar. Tomemos como ejemplo el encontrar una pareja; la gente busca a otros del mismo tipo que ellos. Si una mujer en verdad se enamorase de alguien, entonces nadie podría detenerla. Aunque le rompieran las piernas, ella querría estar con él; querría casarse con él aunque para ella eso significara la muerte. ¿Cómo puede ser esto? Esto se debe a que nadie puede cambiar lo que está metido muy dentro en los huesos de una persona, en lo más profundo de su corazón. Aunque una persona muriera, a su alma le seguirían gustando las mismas cosas; estas son las cosas de la naturaleza humana, y representan la esencia de la persona. Las cosas que les gustan a las personas contienen cierta iniquidad. Algunas son obvias en su cariño por esas cosas, mientras que otras no; algunas personas les tienen gran cariño, mientras que otras no; algunas personas pueden controlarse y otras no. Algunas personas tienden a hundirse en las cosas oscuras y malvadas, lo que demuestra que no poseen vida. Algunas personas son capaces de superar las tentaciones de la carne y no andar ocupadas y limitadas por esas cosas, lo que demuestra que tiene un poco de estatura y que su carácter se ha transformado un poco. Ciertas personas entienden algunas verdades y sienten que tienen vida y que aman a Dios. En realidad, sigue siendo demasiado pronto y sufrir la transformación del carácter propio no es un asunto fácil. ¿Acaso son la naturaleza y la esencia de una persona fáciles de entender? Aunque alguien comprenda un poco, debe pasar por muchos avatares para lograr esa comprensión, e incluso con un poco de comprensión, el cambio no es fácil. Estas son todas las dificultades a las que se enfrenta la gente, y las personas no pueden conocerse a sí mismas sin la voluntad de buscar la verdad. Independientemente de cómo puedan cambiar las personas, los asuntos o las cosas que te rodean, e independientemente de cómo pueda ponerse el mundo boca abajo, si la verdad te guía desde dentro, si ha echado raíces dentro de ti, y si las palabras de Dios guían tu vida, tus preferencias, tus experiencias y tu existencia, te habrás transformado de verdad. Ahora bien, la supuesta transformación de las personas consiste sencillamente en que las personas colaboren un poco, en que sean capaces de aceptar con reticencia la poda y el trato, cumpliendo sus deberes de una manera proactiva, y tengan un poco de entusiasmo y fe, pero esto no puede considerarse una transformación de carácter ni demuestra que las personas tengan vida; tan solo son las preferencias e inclinaciones de las personas y nada más.
Para llegar a la comprensión de las naturalezas, además de desenterrar las cosas que le gustan a la gente en ellas, también hay que desenterrar varios de los aspectos más importantes que pertenecen a dichas naturalezas. Por ejemplo, los puntos de vista de las personas sobre las cosas; sus métodos y sus metas en la vida; sus valores vitales y sus opiniones sobre la vida y sobre todas las cosas relacionadas con la verdad. Estas cosas están, todas, en lo profundo del alma de la gente y guardan una relación directa con la transformación del carácter. ¿Cuál es, entonces, la perspectiva vital de la humanidad corrupta? Se puede decir que es la siguiente: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”. La gente vive para sí misma; por decirlo con mayor franqueza, vive para la carne. Solamente vive para llevarse comida a la boca. ¿En qué se diferencia esta existencia de la de los animales? No tiene ningún valor vivir así, y menos aún sentido. La perspectiva vital se basa en aquello de lo que dependes para vivir en el mundo, aquello para lo que vives y cómo vives, y todo esto tiene que ver con la esencia de la naturaleza humana. Al analizar la naturaleza de las personas, verás que todas se oponen a Dios. Todas ellas son diablos y no hay ninguna genuinamente buena. Solo si analizas la naturaleza de la gente puedes conocer de verdad la corrupción y la esencia del hombre y entender de qué forma parte realmente la gente, de qué carece en realidad, con qué debería equiparse y cómo debería vivir con semejanza humana. No es fácil analizar verdaderamente la naturaleza de una persona ni puede hacerse sin experimentar las palabras de Dios o tener experiencias reales.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter
Palabras diarias de Dios Fragmento 560
¿Cómo conocer tu naturaleza? ¿Qué cosas componen la naturaleza de una persona? Solo eres consciente de las deficiencias, los defectos, las intenciones, las nociones, la negatividad y la desobediencia del hombre, y eres incapaz de descubrir las cosas dentro de la naturaleza del hombre. Sólo conoces la capa exterior, no eres capaz de descubrir su origen. Esto no implica el conocimiento de la naturaleza del hombre. Algunas personas admiten sus deficiencias y su negatividad, y dicen: “Entiendo mi naturaleza, ves que reconozco mi arrogancia. ¿Acaso no es eso conocer mi naturaleza?”. La arrogancia es una parte de la naturaleza del hombre, eso es verdad. Sin embargo, no basta con admitirlo únicamente en el sentido doctrinal. ¿Qué significa conocer la propia naturaleza? ¿Cómo puede conocerse? ¿A partir de qué aspectos se la conoce? ¿Cómo en concreto debería percibirse la propia naturaleza a través de las cosas que uno revela? Primero que nada, puedes ver la naturaleza del hombre a través de sus intereses. Por ejemplo, a algunas personas en particular les gusta adorar a gente famosa y eminente, a otras les gustan especialmente los cantantes o las estrellas de cine y a otras les gusta en concreto jugar a juegos. A partir de estos intereses, podemos ver cuál es la naturaleza de estas personas. Un simple ejemplo: algunos podrían tener una gran idolatría por cierto cantante. ¿Hasta qué punto los idolatran? Hasta obsesionarse con cada uno de sus movimientos, con cada sonrisa y cada palabra de este cantante. Se obsesionan con el cantante e incluso fotografían todo lo que este viste y lo imitan. ¿Qué problema demuestra este nivel de idolatría respecto a una persona? Muestra que esa persona solo tiene esas cosas de incrédulo en su corazón, y que no tienen la verdad, no tienen cosas positivas, y mucho menos tienen a Dios en su corazón. Todo lo que esta persona piensa, ama y busca es de Satanás; tales cosas ocupan el corazón de esta persona, que se dedica por entero a ellas. ¿Podéis decir cuál es su esencia y naturaleza? Si se ama algo hasta un extremo, eso puede convertirse en la propia vida y ocupar su corazón, demostrando plenamente que la persona es una idólatra que no quiere a Dios y en su lugar ama al diablo. Por lo tanto, podemos concluir que es la naturaleza de una persona que ama y adora al diablo, que no ama la verdad y no quiere a Dios. ¿Es esta una forma correcta de ver la naturaleza de alguien? Es completamente correcta. Así es cómo se disecciona la naturaleza del hombre. Por ejemplo, algunas personas idolatran de manera particular a Pablo: les gusta salir a pronunciar discursos y hacer obra, les gusta reunirse y predicar; les gusta que los demás las escuchen, que las adoren y las rodeen. Les gusta tener estatus en el corazón de los demás y aprecian que otros valoren la imagen que muestran. Analicemos su naturaleza a partir de estos comportamientos: ¿Cuál es su naturaleza? Si de verdad se comportan así, entonces basta para mostrar que son arrogantes y engreídos. No adoran a Dios en absoluto; buscan un estatus elevado y desean tener autoridad sobre otros, poseerlos, y tener estatus en sus mentes. Esta es la imagen clásica de Satanás. Los aspectos de su naturaleza que más destacan son la arrogancia y el engreimiento, la negativa a adorar a Dios, y un deseo de ser adorados por los demás. Tales comportamientos pueden darte una visión muy clara de su naturaleza. Por ejemplo, a algunas personas les encanta, en especial, aprovecharse a expensas de otros de manera injusta y estas personas buscan satisfacer sus propios intereses en todo. Todo lo que hacen tiene que reportarles beneficio o, de lo contrario, no lo harán. No se preocupan por nada a menos que les proporcione alguna ventaja, y hay motivos ulteriores detrás de todas sus acciones. Hablan bien de cualquiera que les beneficie y exaltan a quien las adula. Incluso cuando sus favoritos tengan problemas, dirán que esas personas tienen razón e intentarán con esmero encubrirlos y defenderlos. ¿Qué naturaleza tiene esta gente? Puedes ver completamente su naturaleza a partir de estas conductas. Se esfuerzan por aprovecharse injustamente a través de sus acciones y se involucran constantemente en un comportamiento transaccional en toda situación, por lo que puedes estar seguro de que su naturaleza codicia con todo su corazón recibir beneficios. Lo hacen todo para sí mismos. No se levantarán temprano a no ser que les convenga; son las personas más egoístas, completamente insaciables. Su naturaleza se demuestra por su amor por el beneficio y la completa falta de amor por la verdad. Algunos hombres están cautivados por las mujeres, siempre tonteando con ellas por dondequiera que van. Las mujeres hermosas son el objeto de su afecto y tienen la más alta estima en su corazón. Están dispuestos a dar su vida y sacrificarlo todo por las mujeres hermosas; las mujeres son lo que llenan sus corazones. ¿Cuál es la naturaleza de estos hombres? Su naturaleza es amar a las mujeres hermosas y adorarlas, y amar el mal; son lascivos, con una naturaleza malvada y avariciosa. ¿Por qué decimos que esta es su naturaleza? Sus acciones revelan una naturaleza avariciosa, estos comportamientos no solo son transgresiones ocasionales, y estas personas no son solo un poco peores que la gente corriente; en vez de eso, han llegado a estar completamente ocupadas por estas cosas que se han convertido en su naturaleza y en su esencia. Así, estas cosas se han convertido en manifestaciones de su naturaleza. Los ingredientes de la naturaleza de una persona se están revelando constantemente. Cualquier cosa que haga una persona, sea lo que sea, puede revelar la naturaleza de esa persona. Las personas tienen sus propios propósitos para todo lo que hacen, ya sea proveer hospitalidad, predicar el evangelio o cualquier otra clase de obra, pueden revelar las partes de su naturaleza sin ninguna conciencia de ello, porque la propia naturaleza de las personas es su vida, y estas se ven impulsadas por sus naturalezas mientras viven. La naturaleza de una persona no se revela sólo en ocasiones ni por casualidad; más bien, puede representar completamente la esencia de la persona. Todo lo que fluye desde el interior de los huesos y de la sangre de las personas representa su naturaleza y su vida. Unos aman a las mujeres hermosas. Otros el dinero. Algunos aman particularmente el estatus. Algunos valoran sobre todo la reputación y su imagen personal. Algunos aman o adoran en particular a ídolos. Y algunas personas son especialmente arrogantes y engreídas, no ceden ante nadie en sus corazones y se esfuerzan por obtener estatus, les gusta destacar por encima de los demás y tener autoridad sobre ellos. Existe una diversidad de naturalezas distintas, y pueden diferir entre las personas, pero sus elementos comunes son la resistencia y la traición a Dios. En esto son todas idénticas.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre
Palabras diarias de Dios Fragmento 561
Satanás ha corrompido a toda la humanidad y está en la naturaleza del hombre traicionar a Dios. Sin embargo, entre todos los seres humanos corrompidos por Satanás, algunos son capaces de someterse a la obra de Dios y aceptar la verdad; son aquellos que pueden recibir la verdad y alcanzar la transformación de su carácter. Algunas personas no buscan la verdad y, en cambio, se dejan llevar por la corriente. Obedecen y hacen todo lo que se les dice, pueden renunciar y esforzarse, y pueden soportar cualquier sufrimiento. Tales personas tienen un poco de conciencia y razón, y tienen la esperanza de ser salvados y sobrevivir, pero su carácter no puede cambiar, ya que no buscan la verdad, y solo se conforman con entender la doctrina. No dicen ni hacen cosas que vulneren la conciencia, pueden cumplir sinceramente con sus deberes, y pueden aceptar la comunicación sobre la verdad respecto a cualquier problema. Sin embargo, no hacen un esfuerzo serio para buscar la verdad, tienen la mente confundida y nunca pueden entender la esencia de la verdad. Es imposible que cambien su carácter. Si deseas purificarte de la corrupción y someterte a una transformación de tu carácter vital, debes tener amor por la verdad y la capacidad de aceptarla. ¿Qué significa aceptar la verdad? Aceptar la verdad significa que sea cual sea el tipo de carácter corrupto que tengas o los venenos del gran dragón rojo, los venenos de Satanás, que estén presentes en tu naturaleza, cuando las palabras de Dios revelen estas cosas deberías admitir y obedecer, no puedes hacer una elección diferente, y deberías conocerte a ti mismo en concordancia con las palabras de Dios. Esto significa ser capaz de aceptar las palabras de Dios y aceptar la verdad. Diga lo que diga, por muy severas que sean Sus declaraciones y sean cuales sean las palabras que emplee, puedes aceptarlas siempre que lo que Él diga sea la verdad y reconocerlas siempre que se ajusten a la realidad. Puedes someterte a las palabras de Dios sin importar la profundidad con la que las entiendas, y aceptas y te sometes a la luz revelada por el Espíritu Santo y compartida por tus hermanos y hermanas. Cuando una persona así ha buscado la verdad hasta cierto punto, puede recibirla y alcanzar la transformación de su carácter. Aunque las personas que no aman la verdad tengan un poco de humanidad, puedan hacer algunas buenas acciones, renunciar y esforzarse por Dios, están confusas respecto a la verdad y no la buscan en serio, así que su carácter de vida nunca cambia. Puedes ver que Pedro tenía una humanidad similar a la de los otros discípulos, pero destacaba en su ferviente búsqueda de la verdad; dijera lo que dijera Jesús, él reflexionaba sobre ello a conciencia. Jesús le preguntó: “Simón Barjona, ¿me amas?”. Pedro respondió con sinceridad: “Solamente amo al Padre que está en el cielo, pero no he amado al Señor en la tierra”. Luego lo comprendió, y pensó: “Esto no es correcto; el Dios de la tierra es el Dios del cielo. ¿No es el mismo Dios así en el cielo como en la tierra? Si únicamente amo al Dios del cielo, mi amor no es verdadero; debo amar al Dios de la tierra, pues solo entonces será verdadero mi amor”. De este modo, Pedro llegó a entender el verdadero significado de la palabra de Dios a partir de lo que Jesús le había preguntado. Para amar a Dios y que este amor sea verdadero, hay que amar al Dios encarnado en la tierra. Amar a un Dios vago e invisible no es realista ni práctico, mientras que amar al Dios práctico y visible es la verdad. A partir de las palabras de Jesús, Pedro recibió la verdad y entendió la voluntad de Dios. Evidentemente, la fe de Pedro en Dios se había centrado exclusivamente en la búsqueda de la verdad; en última instancia, consiguió amar al Dios práctico, al Dios de la tierra. Pedro era especialmente concienzudo al buscar la verdad. Cada vez que Jesús le aconsejaba, reflexionaba concienzudamente acerca de Sus palabras. Puede que reflexionara sobre ellas durante meses, un año y hasta años antes de que el Espíritu Santo le diera esclarecimiento y entendiera la esencia de las palabras de Dios; así, Pedro entró en la verdad y, posteriormente, su carácter de vida se transformó y renovó. Si una persona no busca la verdad, nunca la entenderá. Puedes enunciar las letras y doctrinas diez mil veces, pero no seguirán siendo nada más que letras y doctrinas. Dicen algunos: “Cristo es la verdad, el camino y la vida”. Aunque repitas estas palabras diez mil veces, seguirá siendo inútil; no entiendes su significado. ¿Por qué se dice que Cristo es la verdad, el camino y la vida? ¿Puedes expresar el conocimiento que has adquirido acerca de esto por experiencia? ¿Has entrado en la realidad de la verdad, del camino y de la vida? Dios ha declarado Sus palabras para que puedas experimentarlas y adquirir conocimiento; la mera manifestación de letras y doctrinas no sirve de nada. Solo podrás conocerte a ti mismo una vez que hayas entendido y entrado en las palabras de Dios. Si no las entiendes, no puedes conocerte. Solo eres capaz de discernir cuando entiendes la verdad; sin entenderla, no sabes discernir. Solo puedes ver las cosas claramente cuando entiendes la verdad, sin entenderla no puedes verlas con claridad. Solo puedes conocerte a ti mismo cuando entiendes la verdad; sin entenderla no puedes conocerte. Tu carácter solo puede transformarse cuando has ganado la verdad; sin ella, no puede transformarse. Solo tras haber obtenido la verdad puedes servir de acuerdo con la voluntad de Dios; sin ganar la verdad no puedes servir de acuerdo con la voluntad de Dios. Solo cuando has obtenido la verdad puedes adorar a Dios; sin entenderla, aunque le adores no será más que una representación de ritos religiosos. Sin la verdad, nada de lo que haces es real; al ganar la verdad, todo lo que haces es real. Todas estas cosas dependen de que recibas la verdad de las palabras de Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre
Palabras diarias de Dios Fragmento 562
Llegar a un verdadero entendimiento de las palabras de Dios no es tarea fácil. No pienses de esta manera: “yo puedo interpretar el significado literal de las palabras de Dios y todos dicen que mi interpretación es buena y me dan el visto bueno, así que implica que entiendo las palabras de Dios”. Eso no es lo mismo que entender las palabras de Dios. Si has obtenido algo de luz a partir de las declaraciones de Dios y has obtenido una cierta percepción del verdadero significado de Sus palabras, y si puedes decir la intención tras ellas y qué efecto lograrán finalmente, si tienes un claro entendimiento de todas estas cosas, se puede considerar que tienes un cierto nivel de entendimiento de las palabras de Dios. Así pues, entender las palabras de Dios no es tan sencillo. Sólo porque puedas dar una bella explicación de su significado literal no significa que las entiendas. Independientemente de qué tanto puedas explicar su significado literal, tu explicación se sigue basando en la imaginación y la forma de pensar humana: ¡es inútil! ¿Cómo puedes entender las palabras de Dios? La clave es buscar la verdad en ellas; sólo de esa manera puedes entender de verdad lo que Él dice. Dios nunca dice palabras vacías. Cada frase que declara contiene detalles que con seguridad se revelarán posteriormente en las palabras de Dios, y que pueden expresarse de una forma diferente. El hombre no puede comprender las formas en que Dios expresa la verdad. Las declaraciones de Dios son muy profundas y no se pueden desentrañar fácilmente con la forma de pensar del hombre. Las personas pueden descubrir el significado completo de cada aspecto de las verdades siempre que hagan el esfuerzo; si haces esto, entonces, a medida que las experimentes, los detalles se rellenarán cuando el Espíritu Santo te esclarezca. Una parte consiste en reflexionar y entender la palabra de Dios y buscar su contenido específico al leerlas. Otra parte es entender el significado de las palabras de Dios a través de la experiencia de estas y la obtención del esclarecimiento del Espíritu Santo. Mediante un progreso constante en estos dos aspectos, puedes llegar a entender la palabra de Dios. Si la interpretas a un nivel literal, textual o desde tu propio pensamiento e imaginaciones, entonces, aunque la expliques de forma florida y elocuente, sigues sin entender realmente la verdad, y todo sigue basándose en el pensamiento y las imaginaciones humanas. No se obtiene por medio del esclarecimiento del Espíritu Santo. Las personas son propensas a interpretar las palabras de Dios basándose en sus nociones e imaginaciones, e incluso pueden malinterpretar las palabras de Dios fuera de contexto, lo que les lleva fácilmente a malinterpretar y juzgar a Dios, y esto es un problema. Por tanto, la verdad se obtiene principalmente mediante la comprensión de las palabras de Dios y el esclarecimiento por el Espíritu Santo. Ser capaz de entender y explicar el significado literal, textual, no significa que se haya obtenido la verdad. Si entender el significado literal y textual de la palabra de Dios significara que has entendido la verdad, entonces bastaría con tener un poco de educación y conocimiento, entonces ¿para qué ibas a necesitar el esclarecimiento del Espíritu Santo? ¿Es la obra de Dios algo que la mente humana puede comprender? Por tanto, la comprensión de la verdad no se basa en nociones o imaginaciones humanas. Se necesita la iluminación, el esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo para tener una verdadera experiencia y conocimiento. Este es el proceso para comprender y obtener la verdad, y también es una condición necesaria.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre
Palabras diarias de Dios Fragmento 563
¿Cómo comprendes la naturaleza del hombre? Lo más importante es discernirla desde la perspectiva de la visión del mundo del hombre, de la vida y de los valores. Todos los que son del diablo viven para sí mismos. Su visión de la vida y sus máximas proceden principalmente de los dichos de Satanás, como “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”, “El hombre muere por la riqueza como las aves por el alimento” y otras falacias similares. Todas estas palabras pronunciadas por esos reyes demonios, por personas importantes y filósofos, se han convertido en la vida del hombre. En particular, la mayor parte de las palabras de Confucio, publicitado por el pueblo chino como un “sabio”, se han convertido en la vida del hombre. También están los proverbios famosos del budismo y el taoísmo, y los dichos clásicos de diversas figuras famosas citados con frecuencia; todos estos son resúmenes de las filosofías de Satanás y de su naturaleza. También son las mejores ilustraciones y explicaciones de la naturaleza de Satanás. Estos venenos que se han inoculado en el corazón del hombre proceden todos de Satanás; ni la más mínima pizca de ellos procede de Dios. Tales palabras demoníacas también están en directa oposición a la palabra de Dios. Queda absolutamente claro que las realidades de todas las cosas positivas vienen de Dios, y todas esas cosas negativas que envenenan al hombre proceden de Satanás. Por tanto, puedes discernir la naturaleza de una persona y a quién pertenece esta a partir de su visión de la vida y de los valores. Satanás corrompe a las personas mediante la educación y la influencia de gobiernos nacionales, de los famosos y los grandes. Sus palabras demoníacas se han convertido en la vida y naturaleza del hombre. “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda” es un conocido dicho satánico que ha sido infundido en todos y que se ha convertido en la vida del hombre. Hay otras palabras de la filosofía de vida que también son así. Satanás utiliza la cultura tradicional de cada nación para educar, engañar y corromper a las personas, provocando que la humanidad caiga y sea envuelta en un abismo infinito de destrucción, y al final Dios destruye a las personas porque sirven a Satanás y se resisten a Dios. Algunas personas han trabajado como funcionarios públicos en la sociedad durante décadas. Imagina que le haces la siguiente pregunta: “Te ha ido tan bien en esa función, ¿cuáles son los principales dichos famosos por los que te riges?”. Podría decir, “Si hay algo que entiendo, es esto: ‘Los funcionarios facilitan las cosas a quienes traen obsequios, los que no adulan ni halagan no consiguen nada’”. Esta es la filosofía satánica en la que se basa su carrera. ¿Acaso estas palabras no son representativas de la naturaleza de estas personas? No escatimar ningún medio para obtener posición se ha convertido en su naturaleza; el funcionariado y el éxito profesional son su meta. Sigue habiendo muchos venenos satánicos en la vida de las personas, en su conducta y comportamiento. Por ejemplo, sus filosofías de vida, sus formas de hacer las cosas y sus máximas están todas llenas de los venenos del gran dragón rojo, y proceden de Satanás. Así pues, todas las cosas que fluyen a través de los huesos y la sangre de las personas son cosas de Satanás. Todos esos funcionarios, aquellos que están en el poder y quienes logran el éxito tienen sus propias sendas y sus propios secretos para llegar a él. ¿No son tales secretos perfectamente representativos de su naturaleza? Han hecho cosas muy grandes en el mundo, y nadie puede darse cuenta de los planes e intrigas que se esconden tras ellos. Esto muestra cuán insidiosa y venenosa es su naturaleza. Satanás ha corrompido profundamente a la humanidad. El veneno de Satanás fluye por la sangre de todas las personas, y se puede decir que la naturaleza del hombre es corrupta, malvada, antagonista y opuesta a Dios, llena e inundada de las filosofías y los venenos de Satanás; se ha convertido por entero en la naturaleza y esencia de Satanás. Por este motivo la gente se resiste y se opone a Dios. El hombre puede llegar fácilmente a conocerse a sí mismo si su naturaleza puede ser diseccionada así.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre
Palabras diarias de Dios Fragmento 564
La clave para la autorreflexión y el conocimiento de ti mismo es esta: cuanto más sientas que en ciertas áreas has hecho bien o has hecho lo correcto, y más creas que puedes satisfacer la voluntad de Dios o que eres digno de jactarte en ciertas áreas, entonces más vale la pena que te conozcas en esas áreas y que profundices en ellas para ver qué impurezas existen en ti, así como qué cosas en ti no pueden satisfacer la voluntad de Dios. Tomemos a Pablo como ejemplo. Pablo estaba especialmente informado y sufrió mucho en su obra de predicación. Muchos lo adoraban de manera especial. Como resultado, después de terminar mucho trabajo, supuso que habría una corona reservada para él. Esto lo llevó a ir cada vez más lejos por la senda equivocada, hasta que finalmente Dios lo castigó. Si, en ese momento, hubiera reflexionado sobre sí mismo y se hubiera analizado minuciosamente, entonces no habría pensado eso. En otras palabras, Pablo no se había enfocado en buscar la verdad en las palabras del Señor Jesús; solo había creído en sus propias nociones e imaginaciones. Había pensado que mientras hiciera algunas cosas buenas y exhibiera algunos buenos comportamientos, sería alabado y recompensado por Dios. Al final, sus propias nociones e imaginaciones cegaron su espíritu y cubrieron la verdad de su corrupción. Sin embargo, las personas no eran capaces de discernir esto, no tenían conocimiento de estos asuntos, y entonces, antes de que Dios sacara esto a la luz, siempre habían considerado a Pablo como un estándar que alcanzar, un ejemplo para vivir y lo consideraron como al que anhelaban parecerse y como el ídolo de su búsqueda. El caso de Pablo es una advertencia para cada uno de los escogidos de Dios. En especial, cuando los que seguimos a Dios podemos sufrir y pagar el precio en nuestros deberes y mientras servimos a Dios, sentimos que somos fieles y amamos a Dios, por lo que en momentos como este, debemos reflexionar y entendernos a nosotros mismos aún más con respecto a la senda que estamos tomando, lo cual es muy necesario. Esto se debe a que lo que crees que es bueno es lo que decidirás que es correcto, y no dudarás de ello, ni reflexionarás sobre ello, ni analizarás si hay algo en ello que se opone a Dios. Por ejemplo, hay personas que se creen sumamente bondadosas. Nunca odian ni hieren a los demás y siempre echan una mano a un hermano o hermana cuya familia está en apuros para que su problema no se quede sin resolver; tienen gran benevolencia y hacen todo lo que está en su mano para ayudar a todo el que puedan. No obstante, jamás se centran en practicar la verdad, y no tienen ninguna entrada en la vida. ¿Cuál es la consecuencia de esa ayuda? Ponen su vida en suspenso, pero están muy contentas consigo mismas y sumamente satisfechas con todo lo que han hecho. Es más, se enorgullecen de ello, pues creen que en todo lo que han hecho no hay nada que fuera contra la verdad, y que todo lo que han hecho es, sin duda, suficiente para satisfacer la voluntad de Dios y que son auténticos creyentes en Él. Ven su bondad natural como algo que deben explotar y, en el momento en que lo hacen, es inevitable que lleguen a considerarla la verdad. En realidad, lo único que ejercen es la bondad humana. No han practicado la verdad en absoluto, ya que hacen esto ante los hombres, no ante Dios, y ni mucho menos practican de acuerdo con las exigencias de Dios y la verdad. Por tanto, todos sus actos son en vano. Nada de lo que hacen constituye la práctica de la verdad ni de las palabras de Dios, y ni mucho menos siguen Su voluntad; más bien utilizan la bondad humana y la buena conducta para ayudar al prójimo. En resumen, no buscan la voluntad de Dios en lo que hacen ni actúan según Sus exigencias. Dios no alaba esta clase de buena conducta del hombre; para Dios es ser condenado, y no merece que Dios la recuerde.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo reconociendo las propias opiniones equivocadas puede uno transformarse realmente
Palabras diarias de Dios Fragmento 565
La clave para lograr un cambio de carácter es conocer la propia naturaleza, y esto debe suceder de acuerdo con las revelaciones de Dios. Sólo en la palabra de Dios se puede conocer la propia naturaleza espantosa, reconocer en esta los diferentes venenos de Satanás, darse cuenta de que uno es necio e ignorante, y reconocer los elementos débiles y negativos de la misma. Después de que estos se conozcan completamente, y puedas verdaderamente odiarte y renunciar a la carne, cumplir con la palabra de Dios de forma constante, buscar la verdad constantemente mientras cumples con tus deberes, conseguir una transformación en tu carácter, y convertirte en una persona que ama a Dios de verdad, entonces te habrás embarcado en la senda de Pedro. Sin la gracia de Dios, si no hay esclarecimiento y dirección del Espíritu Santo, sería muy difícil transitar por esta senda, porque las personas no tienen la verdad y son incapaces de traicionarse a sí mismas. Andar por la senda de perfección de Pedro reside ante todo en la determinación, en tener fe y depender de Dios. Además, uno debe someterse a la obra del Espíritu Santo; en todas las cosas, uno no puede estar sin las palabras de Dios. Estos son los aspectos clave, de los cuales ninguno puede ser violado. Llegar a conocerse a uno mismo mediante la experiencia es muy difícil; sin la obra del Espíritu Santo es en vano. Para caminar por la senda de Pedro uno debe concentrarse en conocerse a sí mismo y en transformar el propio carácter. El camino de Pablo no era de búsqueda de la vida o de concentrarse en conocerse a sí mismo, se centró especialmente en hacer la obra y en su influencia e inercia. Su motivación era obtener las bendiciones de Dios a cambio de su obra y su sufrimiento, además de recibir recompensas de Dios. Su motivación era incorrecta, Pablo no se centró en la vida ni le dio ninguna importancia a conseguir un cambio de carácter; sólo se centró en las recompensas. Como tenía las metas incorrectas, el camino por el que anduvo fue también erróneo, claro está. Esto salió a relucir por medio de su naturaleza arrogante y engreída. Es evidente que Pablo no posee ninguna verdad ni tampoco conciencia o razón. Al salvar y cambiar a las personas, Dios altera principalmente su carácter. El propósito de Sus palabras consiste en lograr en las personas el resultado de poseer un carácter transformado y la habilidad de conocer a Dios, de someterse a Él y de adorarlo de una forma normal. Este es el objetivo de las palabras de Dios y de Su obra. El modo de búsqueda de Pablo viola directamente la intención de Dios y está en conflicto con ella; se produce en oposición total a ella. La manera de buscar de Pedro estaba, sin embargo, totalmente de acuerdo con la voluntad de Dios: se centró en la vida y en la transformación de carácter, que es precisamente el resultado que Dios desea alcanzar en los seres humanos con Su obra. La senda de Pedro está, por tanto, bendecida y recibe la alabanza de Dios. Al violar la senda de Pablo la voluntad de Dios, Él la detesta y la maldice. Para caminar por la senda de Pedro uno debe conocer la voluntad de Dios. Si se es realmente capaz de comprender por completo Su voluntad mediante Sus palabras —lo que significa comprender qué quiere hacer Dios con el hombre y, en última instancia, qué resultado desea alcanzar—, sólo entonces podrá tener uno un entendimiento preciso de qué camino seguir. Si no comprendes del todo la senda de Pedro y sólo tienes el deseo de seguirla, entonces no serás capaz de emprenderla. En otras palabras, podrías conocer muchas doctrinas, pero en el fondo eres incapaz de entrar en la realidad. Aunque puedas hacer una entrada superficial, eres incapaz de lograr un resultado verdadero.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 566
Hoy día, la mayoría de las personas tiene un entendimiento muy superficial de sí mismas. No han llegado a distinguir en absoluto las cosas que forman parte de su naturaleza. Solo tienen conocimiento de algunos de los estados corruptos que exponen, de las cosas que probablemente van a hacer o de unos de sus defectos, y eso les hace creer que se conocen a sí mismos. Si, además, viven rigiéndose por unas cuantas normas, si se aseguran de no cometer equivocaciones en ciertos ámbitos y se las apañan para evitar cometer ciertas transgresiones, entonces consideran que poseen realidad en su creencia en Dios y asumen que serán salvadas. Esto es una imaginación completamente humana. Si te atienes a estas cosas, ¿de verdad llegarás a ser capaz de evitar cometer transgresión alguna? ¿Habrás logrado un verdadero cambio de carácter? ¿Estarás viviendo realmente a semejanza de un ser humano? ¿Puedes satisfacer auténticamente a Dios? ¡Desde luego que no, eso está claro! La creencia en Dios sólo funciona cuando uno tiene altos estándares y ha alcanzado la verdad y alguna transformación en el carácter de vida. Esto requiere, en primer lugar, conocerse a uno mismo. Si el conocimiento que las personas tienen de sí mismas es demasiado superficial, les resultará imposible resolver los problemas y su carácter de vida simplemente no cambiará. Es necesario que alguien se conozca en un nivel profundo, lo que significa conocer la propia naturaleza: qué elementos se incluyen en esa naturaleza, cómo se originaron estas cosas y de dónde provinieron. Además, ¿eres realmente capaz de odiar estas cosas? ¿Has visto tu propia alma fea y tu naturaleza malvada? Si eres realmente capaz de ver la verdad sobre ti mismo, entonces te aborrecerás. Cuando te aborreces, y luego practicas la palabra de Dios, podrás abandonar la carne y tener la fuerza para cumplir con la verdad sin considerarlo arduo. ¿Por qué muchas personas siguen sus preferencias carnales? Porque se consideran bastante buenas, sienten que sus acciones son correctas y justificadas, que no tienen fallas e incluso que están completamente en lo correcto. Por lo tanto, son capaces de actuar con la suposición de que la justicia está de su lado. Cuando alguien reconoce cuál es su verdadera naturaleza, cuán fea, despreciable y detestable es, entonces no está demasiado orgulloso de sí mismo ni es tan salvajemente arrogante ni está tan complacido consigo mismo como antes. Tal persona siente: “Debo ser serio y centrado y tener los pies en la tierra al practicar algunas de las palabras de Dios. Si no, entonces no estaré a la altura del estándar de ser humano, y me avergonzaré de vivir en la presencia de Dios”. Entonces alguien realmente se ve a sí mismo como miserable, como verdaderamente insignificante. En este momento, a alguien se le hará fácil cumplir con la verdad y parecerá ser un poco como debería ser un humano. Sólo cuando las personas realmente se aborrecen pueden abandonar la carne. Si no se desprecian a sí mismas, serán incapaces de abandonar la carne. Odiarse a uno mismo verdaderamente no es algo simple. Debe haber ciertas cosas en ellos: primero, conocer la propia naturaleza; y segundo, verse a uno mismo como una persona dependiente y mísera, verse extremadamente pequeño e insignificante y ver la propia alma deplorable y sucia. Cuando alguien ve completamente lo que realmente es, y se logra este resultado, entonces realmente adquiere conocimiento de sí mismo y se puede decir que se ha llegado a conocer completamente. Sólo entonces puede alguien mismo odiarse, hasta el punto de maldecirse y sentir verdaderamente que Satanás lo ha corrompido profundamente; tanto que ni siquiera se parece a un ser humano. Entonces un día, cuando aparezca la amenaza de la muerte, esa persona pensará: “Este es el justo castigo de Dios. Dios es, ciertamente, justo; ¡en verdad yo debería morir!”. En este punto, él no albergará quejas y, mucho menos, culpará a Dios, simplemente, sentirá que es tan dependiente y despreciable, tan inmundo y tan corrupto, que debería ser eliminado y destruido por Dios, y que un alma así no es apta para vivir en la tierra. Por tanto, esta persona no se quejará de Dios ni se opondrá a Él y, mucho menos, lo traicionará. Si alguien no se conoce, y todavía se considera bastante bueno, entonces cuando la muerte llame, esta persona pensará: “Lo he hecho muy bien en mi fe. ¡Qué duro he buscado! He dado tanto, he sufrido tanto, pero finalmente Dios ahora me está pidiendo que muera. No sé dónde está la justicia de Dios. ¿Por qué me está pidiendo que muera? Si tengo que morir, entonces ¿quién se salvará? ¿No llegará a su fin la raza humana?”. En primer lugar, esta persona tiene nociones acerca de Dios. En segundo lugar, esta persona se queja y no muestra ninguna sumisión en absoluto. Esto es igual que Pablo: cuando estaba a punto de morir, no se conocía, y para cuando el castigo de Dios estaba cerca, era demasiado tarde.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 567
Para ser precisos, tomar la senda de Pedro en la propia fe significa recorrer la senda de la búsqueda de la verdad, que es también la de conocerse verdaderamente a uno mismo y cambiar el carácter propio. Solo al transitar por la senda de Pedro una persona estará en la senda de ser perfeccionada por Dios. Debe tener claro exactamente cómo caminar por la senda de Pedro y cómo ponerla en práctica. En primer lugar, uno debe poner a un lado sus propias intenciones, sus búsquedas inadecuadas y hasta su familia y todas las cosas de su propia carne. Tiene que dedicarse de todo corazón, es decir, entregarse por completo a la palabra de Dios, centrarse en comer y beber las palabras de Dios, concentrarse en la búsqueda de la verdad, en la búsqueda de la intención de Dios en Sus palabras e intentar comprender la voluntad de Dios en todo. Este es el método de práctica más fundamental y vital. Es lo que Pedro hizo después de ver a Jesús y sólo practicando de esta manera se logran los mejores resultados. La devoción sincera a las palabras de Dios implica, principalmente, buscar la verdad, buscar las intenciones de Dios en Sus palabras, centrarse en comprender la voluntad de Dios y entender y obtener más verdad a partir de Sus palabras. Cuando leía las palabras de Dios, Pedro no estaba centrado en entender las doctrinas y, menos aún, en obtener conocimiento teológico; más bien, se concentró en comprender la verdad y captar la voluntad de Dios y lograr un entendimiento de Su carácter y Su encanto. Pedro también intentó comprender los diversos estados corruptos del hombre a partir de las palabras de Dios, así como su naturaleza, esencia y deficiencias reales, cumpliendo así fácilmente con las exigencias de Dios para satisfacerlo. Pedro tuvo muchas prácticas correctas que se ciñeron a las palabras de Dios. Esto estuvo totalmente alineado con la voluntad de Dios y fue la mejor forma en la que una persona podía cooperar al tiempo que experimentaba la obra de Dios. Cuando experimentó los centenares de pruebas provenientes de Dios, Pedro se autoexaminó de un modo estricto contra cada palabra del juicio y revelación de Dios hacia el hombre, y contra cada palabra de Sus exigencias al hombre e intentó desentrañar con precisión el significado de esas palabras. Intentó reflexionar sinceramente en cada palabra que Jesús le dijo y memorizarla y tuvo muy buenos resultados. Mediante esta forma de práctica fue capaz de alcanzar un entendimiento de sí mismo a partir de las palabras de Dios, y no sólo llegó a entender los diversos estados corruptos y defectos del hombre, sino que también comprendió la esencia y la naturaleza del hombre. Esto es lo que significa verdaderamente entenderse a uno mismo. A partir de las palabras de Dios, Pedro no sólo consiguió comprenderse verdaderamente a sí mismo, sino que vio el carácter justo de Dios, lo que Él tiene y es, Su voluntad para Su obra y Sus exigencias hacia la humanidad. A partir de Sus palabras llegó de verdad a conocer a Dios completamente. Llegó a conocer Su carácter y Su esencia; llegó a conocer y entender lo que Dios tiene y es, así como Su encanto y Sus exigencias para el hombre. Aunque en ese tiempo Dios no habló tanto como lo hace hoy, en Pedro se produjeron resultados en estos aspectos. Fue algo raro y precioso. Pedro experimentó centenares de pruebas, pero no sufrió en vano. No solo llegó a entenderse a sí mismo a partir de las palabras y la obra de Dios, sino que también llegó a conocerlo. Además, se enfocó particularmente en los requisitos de Dios para la humanidad contenidos en Sus palabras. En los aspectos en los que el hombre debe satisfacer a Dios para alinearse con Su voluntad, en esos aspectos Pedro hizo un gran esfuerzo y alcanzó la claridad completa; esto fue extremadamente beneficioso en relación con su entrada en la vida. Independientemente de aquello de lo que Dios habló, siempre que esas palabras pudieron convertirse en la vida y son la verdad, Pedro fue capaz de grabarlas en su corazón para meditar en ellas con frecuencia y apreciarlas. Después de escuchar las palabras de Jesús, fue capaz de tomárselas en serio, y esto demuestra que estaba especialmente centrado en las palabras de Dios y, al final, alcanzó verdaderamente resultados. Es decir, que fue capaz de poner libremente las palabras de Dios en práctica, de practicar la verdad con fidelidad y de estar en sintonía con la voluntad de Dios, de actuar por completo conforme a la intención de Dios y de renunciar a sus propias opiniones e imaginaciones personales. De esta forma Pedro entró en la realidad de las palabras de Dios. El servicio de Pedro estuvo en armonía con la voluntad de Dios, principalmente porque hizo esto.
Si una persona puede satisfacer a Dios al tiempo que lleva a cabo su deber, si basa sus palabras y sus acciones en principios y puede entrar en la realidad de todos los aspectos de la verdad, entonces es una persona perfeccionada por Dios. Puede decirse que la obra y las palabras de Dios han sido completamente eficaces para esta persona, que las palabras de Dios se convirtieron en su vida, que obtuvo la verdad y que pudo vivir según las palabras de Dios. Después de esto, la naturaleza de su carne —es decir, el fundamento mismo de su existencia original— se sacudirá y se derrumbará. Después de que uno tiene las palabras de Dios como su vida, se convierte en una nueva persona. Si las palabras de Dios se convierten en la vida de las personas, si la visión de la obra de Dios, Sus revelaciones y requisitos hacia la humanidad, y los estándares para una vida humana que Dios le exige a las personas cumplir se convierten en su vida, si las personas viven conforme a estas palabras y a estas verdades, entonces esta persona es perfeccionada por las palabras de Dios. Tal persona ha renacido y se ha convertido en alguien nuevo a través de Sus palabras. Esta es la senda por la cual Pedro buscó la verdad; fue la senda de ser perfeccionado. Fue perfeccionado por las palabras de Dios y ganó la vida a partir de ellas. La verdad expresada por Dios se convirtió en su vida, y solo entonces pasó Pedro a ser una persona que obtuvo la verdad.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro
Palabras diarias de Dios Fragmento 568
Mientras las personas no hayan experimentado la obra de Dios y no hayan comprendido la verdad, la naturaleza de Satanás es la que toma las riendas y las domina desde el interior. ¿Qué cosas específicas conlleva esa naturaleza? Por ejemplo, ¿por qué eres egoísta? ¿Por qué proteges tu propia posición? ¿Por qué tienes emociones tan fuertes? ¿Por qué te gustan esas cosas injustas? ¿Por qué te gustan esas maldades? ¿Cuál es la base para que te gusten estas cosas? ¿De dónde proceden? ¿Por qué las aceptas de tan buen grado? Para este momento, todos habéis llegado a comprender que esto se debe, principalmente, al veneno de Satanás que hay dentro del hombre. Entonces, ¿qué es el veneno de Satanás? ¿Cómo se puede expresar? Por ejemplo, si preguntas “¿Cómo debería vivir la gente? ¿Para qué debería vivir?”, te responderán: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”. Esta sola frase expresa la raíz del problema. La filosofía y la lógica de Satanás se han convertido en la vida de las personas. Sea lo que sea lo que persigue la gente, lo hacen para sí mismos, por tanto solo viven para sí mismos. “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”: esta es la filosofía de vida del hombre y también representa la naturaleza humana. Estas palabras se han convertido ya en la naturaleza de la humanidad corrupta, en el auténtico retrato de su naturaleza satánica, la cual se ha convertido ya en la base de la existencia de esta humanidad corrupta. La humanidad corrupta ha vivido según este veneno de Satanás durante varios miles de años y hasta nuestros días. Todo lo que hace Satanás es en aras de su propio apetito, ambiciones y objetivos. Desea superar a Dios, liberarse de Él y apoderarse de todas las cosas que Dios ha creado. En la actualidad, las personas han sido corrompidas hasta tal punto por Satanás que todas tienen una naturaleza satánica, todas tratan de negar y oponerse a Dios, desean controlar sus propios destinos y tratan de oponerse a las orquestaciones y arreglos de Dios. Sus ambiciones y apetitos son exactamente los mismos que los de Satanás. Por lo tanto, la naturaleza del hombre es la de Satanás. De hecho, los lemas y los dichos ingeniosos de muchas personas representan la naturaleza humana y reflejan la esencia de su corrupción. La gente elige según sus propias preferencias, y todas estas cosas representan el carácter y la búsqueda de las personas. En cada palabra que una persona dice, y en todo lo que hace, por mucho que se disfrace, no puede ocultar su naturaleza. Por ejemplo, los fariseos solían predicar muy bien, pero cuando escuchaban los sermones y las verdades expresadas por Jesús, en lugar de aceptarlos, los condenaban. Eso expone la naturaleza y la esencia de los fariseos de estar hartos de la verdad y odiarla. Algunas personas hablan muy bien y son buenas disfrazándose, pero después de que otros se asocien con ellas durante un tiempo, estos descubren que su naturaleza es profundamente astuta y deshonesta. Al cabo de cierto tiempo de asociarse con ellos, todo el mundo descubre su esencia y su naturaleza. Al final, los demás llegan a la siguiente conclusión: estas personas nunca dicen una palabra de verdad y son astutas. Esta declaración representa la naturaleza de esa gente; es la mejor muestra y prueba de su esencia y naturaleza. Su filosofía de vida consiste en no decirle la verdad a nadie y, también, en no confiar en nadie. La naturaleza satánica del hombre contiene gran cantidad de filosofías y venenos satánicos. En ocasiones, tú mismo no eres consciente de ellas y no las entiendes, pero vives basándote en estas cosas cada momento de tu vida. Además, piensas que estas filosofías son muy correctas y razonables y que no están en absoluto equivocadas. Esto es suficiente para ilustrar que las filosofías de Satanás se han convertido en la naturaleza de las personas, y que estas viven completamente de acuerdo con esas filosofías, pensando que esa manera de vivir es buena y sin ningún sentido de arrepentimiento en absoluto. Por tanto, el hombre constantemente está revelando su naturaleza satánica y, en todos los aspectos, sigue rigiéndose por las filosofías de Satanás. La naturaleza de Satanás es la vida de la humanidad, y es la naturaleza y la esencia de esta.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro
Palabras diarias de Dios Fragmento 569
Ahora estáis más o menos capacitados para reconocer el carácter corrupto que reveláis. Una vez que las cosas corruptas que todavía sois susceptibles de revelar y las cosas que aún sois susceptibles de hacer que no concuerdan con la verdad se tornen claras para vosotros, purificar vuestro carácter corrupto será fácil. ¿Por qué, en muchos asuntos, la gente no puede llegar a controlarse a sí misma? Porque en todo momento, y en todos los aspectos, están siendo controlados por sus actitudes corruptas, que los restringen e interfieren con ellos en todo. Cuando no están metidos en problemas, y no han sucumbido o se han vuelto negativos, algunas personas sienten inevitablemente que poseen estatura, y no le dan importancia a que, cuando alguien es malvado, un falso líder, o un anticristo, sea expuesto y expulsado. Incluso tienden a jactarse ante todos de que: “Cualquier otro podría sucumbir, pero yo no. Cualquier otro podría no amar a Dios, pero yo lo amo”. Piensan que pueden mantenerse firmes en su testimonio en cualquier situación o contexto. ¿Y el resultado? Llega un día en que son probados y se quejan de Dios. ¿No es esto fallar, no es sucumbir? Nada expone más a las personas que el hecho de ser probadas. Dios escudriña el corazón más íntimo del hombre, y la gente no debe jactarse en ningún momento. Sea lo que sea de lo que se jacten, ahí es donde tarde o temprano caerán. Al ver que otros sucumben y fracasan en un determinado contexto, no le dan importancia, e incluso piensan que ellos mismos no pueden hacer nada malo, que podrán mantenerse firmes; pero ellos también acaban cayendo y fracasando en ese mismo contexto. ¿Por qué? Porque no comprenden a fondo su naturaleza y esencia; su conocimiento de los problemas que hay en estas no es lo suficientemente profundo, por lo que les resulta muy agotador poner en práctica la verdad. Por ejemplo, hay quienes son bastante astutos, deshonestos de palabra y obra, pero si les preguntas en qué sentido es más grave su carácter corrupto, responderán: “Soy un poco astuto”. Se limitarán a decir que son un poco astutos, pero no que su naturaleza es la astucia ni que son personas astutas. Su conocimiento de su propio estado corrupto no es tan profundo, y no lo consideran como algo tan serio, ni tan a conciencia, como otras personas. Otros ven que estas personas son tremendamente mentirosas y torcidas, que cada una de sus palabras es un fraude, que sus palabras y actos nunca son honestos, pero que no se examinan muy a fondo por dentro. Cualquier conocimiento que tengan es meramente superficial. Cada vez que hablan y actúan, revelan algo de su naturaleza, pero no son conscientes de ello. Creen que actuar de esta manera no revela la corrupción; piensan que ya han puesto la verdad en práctica, pero, para los que las observan, estas personas son bastante traicioneras y astutas, sus palabras y acciones son muy deshonestas. Es decir, las personas tienen un conocimiento superficial de su propia naturaleza, y hay una enorme discrepancia entre esto y las palabras de Dios que los juzgan y exponen. Esto no es un error en lo que Dios revela, sino más bien que la humanidad carece de un entendimiento profundo de su naturaleza. Las personas no poseen una comprensión fundamental o esencial de sí mismas, en cambio, se concentran y dedican su energía a sus actos y a las expresiones externas. Aunque alguien dijera algo de manera ocasional respecto a entenderse a sí mismo, no sería muy profundo. Nadie ha pensado jamás que pertenece a cierto tipo de persona ni que tenga una cierta naturaleza por haber realizado determinada cosa o por haber revelado algo concreto. Dios ha revelado la naturaleza y la esencia de la humanidad, pero los humanos entienden que su forma de hacer las cosas y de hablar es errónea y defectuosa; por tanto, poner la verdad en práctica es una tarea extenuante para las personas. Ellas piensan que sus equivocaciones son meras manifestaciones momentáneas que se revelan descuidadamente en lugar de ser revelaciones de su naturaleza. Cuando las personas piensan de este modo, les resulta muy difícil conocerse de verdad a sí mismas, así como entender y practicar la verdad. Como no conocen la verdad ni tienen sed de esta, cuando ponen la verdad en práctica, solo siguen las normas de manera superficial. Las personas no consideran que su propia naturaleza sea demasiado corrupta, y creen que no son tan malas como para que deban ser destruidas o castigadas. Sin embargo, según los estándares de Dios, la corrupción de la gente es demasiado profunda, todavía están lejos del estándar de salvación, pues solo realizan algunas acciones que no violan la verdad de manera superficial, mientras que de hecho no practican la verdad y no son obedientes a Dios.
Los cambios en el comportamiento o la conducta de una persona no implican una transformación de su naturaleza. Esto se debe a que los cambios en la conducta de una persona no pueden alterar sustancialmente su apariencia original y mucho menos su naturaleza. Solamente cuando la gente entiende la verdad, y tiene conocimiento de su propia naturaleza y esencia y es capaz de poner la verdad en práctica, puede volverse profunda dicha práctica, más allá de la observancia de un conjunto de normas. La manera en la que la gente práctica la verdad hoy en día todavía no está a la altura de la norma y no puede alcanzar plenamente todo lo que la verdad requiere. La gente solo practica parte de la verdad, y únicamente cuando se halla en determinados estados y circunstancias pueden poner un poco de la verdad en práctica; no se da el caso de que puedan poner la verdad en práctica en toda circunstancia y situación. Cuando, ocasionalmente, una persona es feliz y su estado es bueno o cuando está hablando con otros y tienen una senda que practicar en su corazón, por ahora son capaces de hacer algunas cosas que se ajustan a la verdad. Pero, cuando viven con personas que son negativas y no buscan la verdad, son influenciados por estas personas, y en su corazón pierden la senda, y son incapaces de practicar la verdad. Esto demuestra que su estatura es demasiado pequeña, que todavía no comprenden realmente la verdad. Hay algunos individuos que, si son guiados y conducidos por las personas adecuadas, son capaces de poner en práctica la verdad; pero si son engañados y perturbados por un falso líder o un anticristo, no solo son incapaces de practicar la verdad, sino que también son susceptibles de ser engañados para seguir a otros. Tales personas aún están en peligro, ¿no es así? Gente como esta, con esta clase de estatura, no podría ser capaz de practicar la verdad en todos los asuntos y contextos. Incluso si practican la verdad, solo es cuando están en un buen estado de ánimo, o están guiados por otros; sin alguien bueno que los guíe, habría momentos en los que seguirían siendo propensos a hacer cosas que violan la verdad, en los que seguirían desviándose de las palabras de Dios. ¿Y a qué se debe esto? A que solo conoces algunos de tus estados, y no tienes conocimiento de tu propia naturaleza y esencia, y aún no has alcanzado la estatura de renunciar a la carne y practicar la verdad; por tanto, no tienes control sobre lo que harás en el futuro, y no puedes garantizar que serás capaz de mantenerte firme en cualquier situación o prueba. En ocasiones te encuentras en un estado en el que puedes poner en práctica la verdad y pareces evidenciar alguna transformación, pero, en otro ambiente, no puedes ponerla en práctica. Esto escapa a tu control. A veces puedes practicar la verdad, y, a veces, no. En determinado momento lo entiendes, y, al siguiente, estás confundido. Ahora no estás haciendo nada malo, pero quizás lo hagas dentro de poco. Esto demuestra que aún hay cosas corruptas dentro de ti, y si eres incapaz de tener verdadero autoconocimiento, no será fácil corregirlas. Si no puedes entender en profundidad tu carácter corrupto y eres, en definitiva, capaz de hacer cosas que se oponen a Dios, estás en peligro. Si eres capaz de conocer en profundidad tu naturaleza y detestarla, podrás controlarte, abandonarte a ti mismo y poner en práctica la verdad.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 570
El objetivo de comunicar la verdad con claridad es facilitar que las personas comprendan y practiquen la verdad y logren cambios en su carácter. No se trata simplemente de traer luz y un poco de felicidad a su corazón una vez que entienden la verdad. Si comprendes la verdad pero no la pones en práctica, entonces no tiene sentido la comunicación y comprensión de la verdad. ¿Qué problema hay cuando la gente entiende la verdad pero no la pone en práctica? Esto prueba que no aman la verdad, que en su corazón no la aceptan, en cuyo caso se perderán las bendiciones de Dios y la oportunidad de salvación. En cuanto a si las personas son capaces o no de alcanzar la salvación, lo fundamental es si son capaces de aceptar y practicar la verdad. Si has puesto en práctica todas las verdades que entiendes, recibirás la iluminación, el esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo, y podrás entrar en la realidad de la verdad, lograrás una comprensión más profunda de esta y obtendrás la verdad y la salvación de Dios. Algunas personas son incapaces de practicar la verdad, siempre se quejan de que el Espíritu Santo no los ilumina ni los esclarece, de que Dios no les da fuerza. Ese es un error, es malinterpretar a Dios. La iluminación y el esclarecimiento del Espíritu Santo se construyen sobre la base de la cooperación de las personas. Estas deben ser sinceras y estar dispuestas a practicar la verdad, y tanto si su comprensión es profunda como superficial, deben ser capaces de poner en práctica la verdad. Solo entonces serán iluminados y esclarecidos por el Espíritu Santo. Si las personas comprenden la verdad pero no la ponen en práctica —si solo esperan que el Espíritu Santo actúe y las obligue a ponerla en práctica—, ¿acaso no están siendo extremadamente pasivas? Dios nunca obliga a la gente a hacer nada. Si las personas entienden la verdad, pero no están dispuestas a ponerla en práctica, esto demuestra que no aman la verdad, o que su estado es anormal y existe algún tipo de bloqueo. Pero si las personas son capaces de orar a Dios, Él también actuará; solo si no están dispuestas a poner en práctica la verdad y tampoco le oran a Dios, el Espíritu Santo no dispondrá de medios para obrar en ellas. De hecho, no importa qué tipo de dificultad tenga la gente, siempre puede ser resuelta; lo que es clave es si son capaces o no de practicar según la verdad. Hoy, los problemas de corrupción presentes en vosotros no son un cáncer, no son una enfermedad incurable. Si podéis decidiros a practicar la verdad, recibiréis la obra del Espíritu Santo, y será posible que cambien estas actitudes corruptas. Todo depende de si puedes decidirte a practicar la verdad, eso es lo fundamental. Si practicas la verdad, si caminas por la senda de buscarla, entonces podrás recibir la obra del Espíritu Santo y sin duda serás salvado. Si la senda que recorres es equivocada, entonces perderás la obra del Espíritu Santo, un paso incorrecto engendrará otro y todo terminará para ti; por muchos años que sigas creyendo, no podrás alcanzar la salvación. Por ejemplo, cuando estás trabajando, algunas personas nunca piensan en cómo hacer el trabajo de manera que beneficie a la casa de Dios y se ajuste a Su voluntad, con la consecuencia de que hacen muchas cosas egoístas y viles, algo que a Dios le resulta despreciable y odioso. Al hacerlo, han sido revelados y expulsados. Si, en todas las cosas, las personas son capaces de buscar la verdad y practicar según ella, entonces ya han entrado en el camino correcto de la fe en Dios, y cuentan así con la esperanza de llegar a ser alguien que se ajusta a la voluntad de Dios. Algunas personas comprenden la verdad, pero no la ponen en práctica. En cambio, creen que la verdad no es más que eso, y son incapaces de resolver sus propias inclinaciones y actitudes corruptas. ¿No dan risa estas personas? ¿Acaso no son ridículas? ¿No son unos sabelotodo? Si la gente es capaz de actuar de acuerdo con la verdad, entonces sus actitudes corruptas pueden cambiar. Si su creencia y servicio a Dios va acorde a su propia personalidad natural, entonces ni uno solo de ellos podrá lograr una transformación en su carácter. Hay algunas personas que se pasan todo el día revolcándose en el dolor de sus propias decisiones equivocadas. Ante una verdad predefinida, no le dan importancia ni tratan de ponerla en práctica, sino que insisten en elegir su propia senda. Qué manera tan absurda de comportarse es esta; en realidad no reconocen algo bueno cuando lo ven, y su destino es pasarlo mal en la vida. Practicar la verdad es así de sencillo; lo único que importa es que la practiques o no. Si eres alguien que ha decidido practicar la verdad, entonces tu negatividad, debilidad y carácter corrupto se resolverán y cambiarán poco a poco; esto depende de si tu corazón ama la verdad, de si eres capaz de aceptarla, de si puedes sufrir y pagar un precio para obtenerla. Si de verdad amas la verdad, serás capaz de sufrir todo tipo de pesares con el fin de obtenerla, ya sea siendo vilipendiado, juzgado o abandonado por la gente. Debes soportar con paciencia y tolerancia todo esto, y Dios te bendecirá y protegerá, no te abandonará ni descuidará, de esto no cabe duda. Si le oras a Dios con un corazón que le teme, que depende y acude a Dios, no habrá nada que no puedas superar. Puede que poseas un carácter corrupto, que seas un transgresor, pero si cuentas con un corazón que teme a Dios, y si caminas escrupulosamente por la senda de búsqueda de la verdad, entonces no cabe duda alguna de que podrás mantenerte firme y serás guiado y protegido por Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 571
Si quieres lograr la comprensión de la verdad, es fundamental que sepas comer y beber las palabras de Dios. Si lees muy poco las palabras de Dios, si no las lees con seriedad y no las contemplas en tu corazón, entonces no podrás entender la verdad. Lo único que podrás entender es un poco de doctrina, y así te resultará muy difícil entender la voluntad de Dios y el propósito de Dios en Sus palabras. Si no entiendes los objetivos y resultados que las palabras de Dios pretenden conseguir, si no entiendes qué buscan lograr y perfeccionar en el hombre Sus palabras, si no entiendes estas cosas, eso demuestra que todavía no comprendes la verdad. ¿Por qué dice Dios lo que dice? ¿Por qué habla en ese tono? ¿Por qué es tan formal y sincero en cada palabra que pronuncia? ¿Por qué decide usar ciertas palabras? ¿Lo sabes? Si no lo puedes decir con certeza, es que no entiendes la voluntad de Dios ni Sus propósitos. Si no entiendes el contexto subyacente a Sus palabras, entonces, ¿cómo puedes entender o practicar la verdad? Para obtener la verdad, primero debes comprender lo que Dios quiere decir en cada palabra que Él pronuncia, y luego poner en práctica lo que has captado, causando que las palabras de Dios vivan en ti, y se conviertan en tu realidad. Al hacerlo, entrarás en la realidad de la verdad. Solo cuando tienes un entendimiento exhaustivo de la palabra de Dios puedes comprender realmente la verdad. Al entender únicamente algunas letras y doctrinas, crees comprender la verdad y estar en posesión de la realidad. Esto es autoengaño. Ni siquiera entiendes por qué Dios requiere que la gente practique la verdad. Esto demuestra que no entiendes la voluntad de Dios y que todavía no entiendes la verdad. De hecho, Dios exige esto a las personas para purificarlas y salvarlas, para que puedan despojarse de su carácter corrupto y se conviertan en personas que obedezcan y conozcan a Dios. Este es el objetivo que Dios quiere alcanzar al exigir a las personas que practiquen la verdad.
Dios expresa la verdad para la gente que la ama, que tiene sed de la verdad y la busca. En cuanto a aquellos que se preocupan por letras y doctrinas, y gustan de dar extensos y pomposos discursos, nunca obtendrán la verdad, se están engañando a sí mismos. Su perspectiva de la verdad y de las palabras de Dios es equivocada; retuercen el cuello para leer lo que es recto, su perspectiva es equivocada. Algunas personas prefieren estudiar las palabras de Dios. Siempre estudian cómo las palabras de Dios hablan del destino o de cómo ser bendecidos. Lo que más les interesa es este tipo de palabras. Si las palabras de Dios no se corresponden con sus nociones y no satisfacen su deseo de bendiciones, se volverán negativos, dejarán de buscar la verdad y no querrán esforzarse por Dios. Esto muestra que no están interesadas en la verdad. En consecuencia, no se toman la verdad en serio; solo pueden aceptar la verdad que se amolda a sus nociones e imaginaciones. Aunque esas personas son fervorosas en su fe en Dios y tratan por todos los medios de hacer algunas buenas obras y presentarse correctamente ante los demás, lo hacen exclusivamente para tener un buen destino en el futuro. Pese a que también participan en la vida de iglesia, comen y beben de las palabras de Dios, no practican la verdad ni la obtienen. Hay algunas personas que comen y beben de las palabras de Dios, pero se limitan a hacerlo mecánicamente; creen haber alcanzado la verdad simplemente por haber logrado entender algunas letras y doctrinas. ¡Vaya necios! La palabra de Dios es la verdad. Ahora bien, uno no necesariamente entiende y alcanza la verdad por leer las palabras de Dios. Si no la alcanzas comiendo y bebiendo de Sus palabras, lo que tendrás serán letras y doctrinas. Si no sabes cómo practicar la verdad ni cómo actuar de acuerdo con los principios, sigues sin tener la realidad de la verdad. Puede que a menudo leas las palabras de Dios, pero posteriormente sigues siendo incapaz de entender Su voluntad, y solo adquieres algunas letras y doctrinas. ¿Cómo hay que comer y beber las palabras de Dios para entender la verdad? Ante todo, deberías ser consciente de que la palabra de Dios no es tan sencilla; la palabra de Dios es totalmente profunda. Incluso una frase de las palabras de Dios lleva una vida entera para experimentarla. Sin varios años de experiencia, ¿cómo podrías entender la palabra de Dios? Si cuando lees las palabras de Dios no entiendes Su voluntad, y no entiendes los propósitos de Sus palabras, su origen, el efecto que buscan lograr, o qué buscan conseguir, entonces ¿significa esto que entiendes la verdad? Es posible que hayas leído las palabras de Dios muchas veces, y quizás puedas recitar muchos pasajes de memoria, pero no puedes practicar la verdad ni has cambiado en absoluto, y tu relación con Dios es tan distante y alienada como siempre. Cuando te topas con algo que contradice tus nociones, sigues teniendo dudas respecto a Él y no lo entiendes, sino que razones con Él y albergas nociones y malentendidos sobre Él, con lo que te resistes e incluso blasfemas contra Él. ¿Qué tipo de carácter es este? Este es un carácter de arrogancia, de estar harto de la verdad. ¿Cómo pueden aceptar o practicar la verdad personas que son tan arrogantes y están tan hartas de ella? Tales personas nunca serán capaces de obtener la verdad o a Dios en absoluto.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 572
Se ha dicho que “El que siga hasta el final, ése será salvo”, ¿pero es esto fácil de poner en práctica? No lo es, y muchos que son cazados y perseguidos por el gran dragón rojo se vuelven demasiado tímidos o temerosos para seguir a Dios. ¿Por qué sucumbieron? Porque carecen de auténtica fe. Algunas personas pueden aceptar la verdad, orar a Dios, confiar en Él, y se mantienen firmes en las pruebas y tribulaciones, mientras que otras no pueden seguir hasta el final. En cierto punto, durante estas pruebas y tribulaciones, sucumbirán, perderán su testimonio y serán incapaces de recomponerse y continuar. Todas las cosas que surgen cada día, sean grandes o pequeñas, que pueden sacudir tu determinación, ocupar tu corazón o restringir tu capacidad de cumplir con tu deber y tu progreso hacia delante requieren un tratamiento diligente; debes examinarlas cuidadosamente y buscar la verdad. Todos estos problemas deben resolverse a medida que experimentas. Algunas personas se vuelven negativas, se quejan y abandonan sus deberes cuando se encuentran con dificultades, y son incapaces de volverse a poner de pie después de cada revés. Todas estas personas son necios que no aman la verdad y no la obtendrán aunque vivan toda una vida de fe. ¿Cómo podrían seguir hasta el final tales necios? Si te pasa lo mismo diez veces pero no ganas nada con ello, entonces eres una persona mediocre e inútil. Las personas astutas y las que tienen verdadero calibre y entienden los asuntos espirituales son buscadoras de la verdad; aunque le pase algo diez veces, en tal vez ocho de esos casos serán capaces de lograr algún esclarecimiento, aprender alguna lección, entender algo de verdad y hacer algún progreso. Cuando le acaecen las cosas a un necio diez veces, a uno que no entiende los asuntos espirituales, ni una sola va a beneficiar a su vida, lo va a cambiar ni le hará conocer su feo rostro; en cuyo caso será su fin. Caen cada vez que les ocurre algo, y cada vez que caen necesitan de alguien que los apoye y los persuada. Si no los apoyan o persuaden, no pueden levantarse. Si cada vez que ocurre, hay peligro de que caiga, y cada vez están en peligro de degenerarse, ¿no es este el final para ellos? ¿Existen otras razones para que estas personas inútiles sean salvadas? La salvación de Dios para la humanidad es una salvación de aquellos que aman la verdad, de la parte de ellos con voluntad y determinación, y de la parte de ellos que es su anhelo por la verdad y justicia en sus corazones. La determinación de una persona se refiere a la parte de ellos dentro de su corazón que anhela la justicia, la bondad y la verdad, y que posee conciencia. Dios salva esta parte de la gente, y a través de ella Él cambia su carácter corrupto para que puedan comprender y obtener la verdad, para que su corrupción pueda ser purificada y su carácter de vida pueda transformarse. Si no posees estas cosas en ti, no puedes ser salvado. Si dentro de ti no existe amor por la verdad y si no aspiras a la justicia y a la luz, si cuandoquiera que te encuentres con el mal no tienes la voluntad para desechar las cosas malignas ni la determinación para padecer dificultades; si, además, tu conciencia está adormecida, si tu capacidad de recibir la verdad también lo está, si no tienes sincronía con la verdad y los acontecimientos que surjan, y si no tienes discernimiento en todas las cosas y ante cualquier cosa que pueda acaecerte, eres incapaz de buscar la verdad para resolver problemas y eres siempre negativo, entonces no existe forma alguna de que te salves. Tal persona no tiene nada por lo que se la pueda recomendar, nada en lo que a Dios le merezca la pena obrar. Su conciencia está adormecida, su mente confusa, no ama la verdad ni anhela la justicia en el fondo de su corazón, y no responde por muy clara o transparentemente que hable Dios acerca de la verdad, no muestran la menor reacción, es como si su corazón ya estuviera muerto. ¿Acaso no han acabado las cosas para ellos? Una persona a la que le quede aliento puede salvarse mediante la respiración artificial, pero si la persona ya ha muerto y su alma ha partido, la respiración artificial será inútil. Si, ante los problemas y las dificultades, una persona se encoge y los evita, no busca la verdad en absoluto, y opta por ser negativa y negligente en su trabajo, entonces se revela como lo que realmente es. Esas personas no tienen ninguna experiencia ni testimonio. Son solo gorrones, peso muerto, son inútiles en la casa de Dios, y están totalmente condenados. Solo aquellos que pueden buscar la verdad para resolver los problemas son personas con estatura, y solo ellos pueden mantenerse firmes en el testimonio. Cuando te encuentres con problemas y dificultades, debes enfrentarte a ellos con la cabeza fría, reaccionar frente a ellos de la manera correcta, y tomar una decisión. Debes aprender a utilizar la verdad para resolver los problemas. Ya sea que las verdades que comprendas habitualmente sean profundas o superficiales, debes hacer uso de ellas. Las verdades no son meras palabras que salen de tu boca cuando te sucede algo, ni se utilizan expresamente para resolver los problemas de los demás; en cambio, deben utilizarse para resolver los problemas y las dificultades que tienes. Eso es lo más importante. Y solo cuando resuelvas tus propios problemas podrás resolver los de los demás. ¿Por qué se dice que Pedro es un fruto? Porque hay cosas de valor en él, cosas que merece la pena perfeccionar. Buscaba la verdad en todas las cosas, tenía determinación y era de una voluntad firme; tenía razón, estaba dispuesto a sufrir dificultades, amaba la verdad en su corazón, no se dejó ir pasara lo que pasara, y fue capaz de aprender lecciones de todas las cosas. Todos estos son puntos fuertes. Si no tienes ninguno de estos puntos fuertes, eso implica problemas. No te resultará fácil obtener la verdad ni ser salvado. Si no sabes experimentar o no tienes experiencia, no podrás resolver las dificultades de los demás. Como eres incapaz de practicar y experimentar las palabras de Dios, y no tienes idea de qué hacer cuando te sucede algo, y te alteras —rompes a llorar— cuando te encuentras con problemas, y te vuelves negativo y huyes cuando sufres algún pequeño contratiempo, y eres siempre incapaz de reaccionar de la manera correcta, por todo esto, no es posible que entres en la vida. ¿Cómo puedes proveer a los demás sin entrar en la vida? Para proveer a la vida de las personas, debes tener una clara comunicación de la verdad y ser capaz de tener una clara comunicación de los principios de la práctica para resolver los problemas. Para alguien que tiene corazón y espíritu, basta con decir un poco y lo entenderá. Pero no es suficiente con entender un poco de la verdad. Debe tener también la senda y los principios de práctica. Solo esto le ayudará a practicar la verdad. Incluso cuando las personas entienden las cosas espirituales, y solo se necesitan unas pocas palabras para que las entiendan, si no ponen en práctica la verdad no habrá entrada en la vida. Si no pueden aceptar la verdad, entonces todo habrá terminado para ellos, y nunca podrán entrar en las realidades de la verdad. Puedes sostener la mano de algunas personas mientras les enseñas, y parecerán entender en ese momento, pero en cuanto las sueltas, se confunden de nuevo. No se trata de alguien que entienda los asuntos espirituales. Si, independientemente de los problemas que encuentres, eres negativo y débil, no tienes ningún testimonio en absoluto, y no cooperas con lo que debes hacer y con lo que debes cooperar, eso demuestra que no tienes a Dios en el corazón, y que no eres una persona que ama la verdad. Poco importa cómo la obra del Espíritu Santo conmueva a las personas, simplemente al experimentar la obra de Dios durante muchos años, al escuchar tantas verdades, al tener un poco de conciencia y al confiar en el autocontrol, las personas deberían al menos ser capaces de cumplir con las normas mínimas y no ser reprendidas por sus conciencias. La gente no debería estar tan adormecida y débil como lo está ahora, y es simplemente impensable que se encuentre en este estado. Tal vez hayáis pasado los últimos años aturdidos, sin buscar la verdad en absoluto ni hacer ningún progreso. Si no es el caso, ¿cómo podéis seguir estando tan adormecidos y aburridos? Cuando estás así, se debe enteramente a tu propia necedad e ignorancia, y no puedes culpar a nadie más. La verdad no es parcial respecto a ciertas personas sobre otras. Si no aceptas la verdad ni la buscas para resolver los problemas, ¿cómo vas a cambiar? Algunas personas sienten que su calibre es demasiado bajo y que carecen de la capacidad de recibir, por lo que se autolimitan, y sienten que, por mucho que busquen, no serán capaces de cumplir con los requisitos de Dios. Piensan que, por mucho que se esfuercen, es inútil, y eso es todo, por lo que siempre son negativos, y el resultado es que, incluso después de años de creer en Dios, no han obtenido ninguna verdad. Si, sin hacer un trabajo duro para buscar la verdad, dices que tu calibre es demasiado pobre, renuncias a ti mismo, y siempre vives en un estado negativo y, por consiguiente, no comprendes la verdad que debes entender ni practicas la verdad dentro de tu capacidad, ¿entonces no eres tú el que se obstaculiza a sí mismo? Si siempre dices que tu calibre no es lo suficientemente bueno, ¿no es esto evadir y eludir la responsabilidad? Si puedes sufrir, pagar un precio y obtener la obra del Espíritu Santo, entonces podrás inevitablemente comprender algunas verdades y entrar en algunas realidades. Si no acudes a Dios ni confías en Él, y te rindes sin esforzarte ni pagar un precio, o simplemente te rindes, entonces eres inútil, y careces de la más mínima conciencia y razón. No importa si tu calibre es pobre o excepcional, si tienes un poco de conciencia y razón deberías completar adecuadamente lo que debes hacer y tu misión; ser un desertor es algo terrible y es traicionar a Dios. Es irredimible. Buscar la verdad requiere una voluntad firme, y las personas que son demasiado negativas o débiles no conseguirán nada. No serán capaces de creer en Dios hasta el final y, si desean obtener la verdad y conseguir un cambio de carácter, aún tendrán menos esperanza. Solo aquellos que están decididos a buscar la verdad la pueden obtener y serán perfeccionados por Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 573
Hay muchas personas que, en cuanto su deber los mantiene ocupados, se vuelven incapaces de experimentar y de mantener un estado normal, y en consecuencia, piden constantemente una reunión y que se les comunique la verdad. ¿Qué sucede aquí? No comprenden la verdad, carecen de un fundamento en el camino verdadero, tales personas se dejan llevar por el fervor cuando cumplen con su deber, y son incapaces de aguantar durante mucho tiempo. Cuando la gente no entiende la verdad, no existe un principio en nada de lo que hacen. Si se dispone que hagan algo, lo estropean, no tienen ningún cuidado con lo que hacen, ni buscan un principio, no hay obediencia en sus corazones, lo que demuestra que no aman la verdad y son incapaces de experimentar la obra de Dios. Sin importar lo que hagas, primero debes entender por qué lo estás haciendo, qué intención es la que te dirige a hacer esto, cuál es el significado de que lo hagas, cuál es la naturaleza del asunto, y si lo que estás haciendo es algo positivo o negativo. Debes tener un entendimiento claro de todos estos asuntos; esto es muy necesario para poder actuar con principios. Si estás haciendo algo para cumplir con tu deber, entonces debes ponderar: ¿cómo debo cumplir bien con mi deber para no hacerlo solo de manera superficial? Debes orar y acercarte a Dios en esta cuestión. Orar a Dios tiene por fin buscar la verdad, el camino para practicar, Su intención y cómo satisfacerle. La oración está orientada a lograr estos efectos. Orarle a Dios, acercarte a Él y leer Sus palabras no son una ceremonia religiosa o una acción externa. Se hace con el propósito de practicar de acuerdo con la verdad después de buscar la voluntad de Dios. Si siempre dices “gracias a Dios” cuando no has hecho nada, y quizás parezcas muy espiritual y perspicaz, pero si, cuando llega el momento de actuar haces lo que quieres, sin buscar la verdad en absoluto, entonces este “gracias a Dios” no es más que un mantra, una falsa espiritualidad. Al cumplir con tu deber, siempre debes pensar: “¿cómo debo cumplir con este deber? ¿Cuál es la voluntad de Dios?”. Orarle a Dios y acercarte a Él a fin de buscar los principios y las verdades para tus acciones, buscando la voluntad de Dios en tu interior, y no alejándote de Sus palabras ni de los principios de la verdad en nada de lo que hagas; solo alguien así cree realmente en Dios, todo esto es inalcanzable para las personas que no aman la verdad. Hay muchas personas que siguen sus propias ideas, hagan lo que hagan, y que consideran las cosas en términos altamente simplistas, y no buscan la verdad. Hay una ausencia total de principios y en su interior no piensan en cómo actuar conforme a lo que Dios les pide, o de un modo que lo satisfaga, y lo único que saben hacer es seguir su propia voluntad con terquedad. Dios no tiene lugar en el corazón de esta gente. Algunos dicen: “Solo oro a Dios cuando enfrento dificultades, pero no parece que esto tenga ningún efecto; así que, en general, cuando ahora me pasan cosas, ya no oro a Dios, porque no sirve de nada”. Dios está totalmente ausente del corazón de tales personas. No buscan la verdad sin importar lo que hagan; solo siguen sus propias ideas. Pues bien, ¿existen principios en sus acciones? Sin duda que no. Lo ven todo en términos simples. Incluso cuando la gente comparte con ellos los principios de la verdad, no son capaces de aceptarlos, porque jamás ha habido principios en sus acciones, Dios no tiene lugar en su corazón y solo están ellos mismos en él. Creen que sus intenciones son buenas, que no están haciendo el mal, que no puede considerarse que aquellas vulneren la verdad; creen que actuar conforme a sus propias intenciones debería ser practicar la verdad, que actuar así es obedecer a Dios. De hecho, no buscan a Dios ni le oran sinceramente en este asunto, sino que, actuando por impulso, según sus propias intenciones fervientes, no están cumpliendo con su deber como Dios se lo pide, carecen de un corazón de obediencia a Dios y este deseo está ausente. Este es el mayor error en la práctica de la gente. Si crees en Dios pero Él no está en tu corazón, ¿no intentas engañarlo? ¿Y qué efecto puede tener semejante fe en Dios? ¿Qué es lo que puedes ganar? ¿Y qué sentido tiene tal fe en Dios?
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 574
¿Cómo debes reflexionar sobre ti mismo e intentar conocerte, cuando has hecho algo que vulnera los principios de la verdad y es desagradable para Dios? Cuando estabas a punto de hacer eso, ¿le oraste? ¿Consideraste alguna vez: “¿Hacer las cosas de este modo concuerda con la verdad? ¿Cómo vería Dios este asunto si fuera llevado ante Él? ¿Se alegraría o se irritaría si se enterara? ¿Abominaría de ello o le repugnaría?”? No lo buscaste, ¿verdad? Incluso si te lo recordaran, seguirías pensando que el asunto no tenía importancia, no iba en contra de ningún principio ni era pecado. Como resultado, ofendiste el carácter de Dios y lo enfureciste, hasta el punto de despreciarte. Esto lo causa la rebeldía de la gente. Por lo tanto, deberías buscar la verdad en todas las cosas. Eso es lo que debes seguir. Si puedes presentarte con seriedad ante Dios para orar de antemano, y luego buscar la verdad según Sus palabras, no te equivocarás. Tal vez haya algunas anomalías en tu práctica de la verdad, pero eso es difícil de evitar, y serás capaz de practicar correctamente tras adquirir cierta experiencia. Sin embargo, si sabes actuar de acuerdo con la verdad pero no la practicas, el problema es que esta te desagrada. Quienes no aman la verdad jamás la buscan, sin importar lo que les suceda. Los que aman la verdad son los únicos que tienen un corazón temeroso de Dios, y cuando suceden cosas que no comprenden, son capaces de buscar la verdad. Si no puedes captar la voluntad de Dios y no sabes practicar, deberías hablar con algunas personas que la entiendan. Si no encuentras a quienes comprenden la verdad, deberías buscar a algunas personas que tengan un entendimiento puro para orar juntos a Dios en unión de mente y espíritu, buscar a partir de Dios, aguardar Su momento, y esperar a que Él os abra un camino. Siempre y cuando todos anhelen la verdad, la busquen y compartan sobre ella juntos, quizá llegue el momento en que a alguno de vosotros se le ocurra una buena solución. Si a todos os parece que la solución es adecuada y es un buen camino, entonces eso tal vez haya sido gracias al esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo. Si, entonces, seguís compartiendo juntos a fin de descubrir una senda de práctica más correcta, sin duda concordará con los principios de la verdad. En tu práctica, si descubres que tu camino de práctica sigue siendo algo inadecuado, debes corregirlo de inmediato. Si erras levemente, Dios no te condenará, porque tus intenciones en lo que haces son correctas, y estás practicando de acuerdo con la verdad. Solo estás un poco confundido acerca de los principios y has cometido un error en tu práctica, lo cual es excusable. Pero cuando la mayoría de la gente hace cosas, las hace en función de cómo imagina que han de hacerse. No utilizan las palabras de Dios como base para contemplar cómo practicar conforme a la verdad o cómo recibir el visto bueno de Dios. En cambio, lo único en lo que piensan es en cómo beneficiarse, y cómo hacer que los demás los respeten y los admiren. Hacen las cosas enteramente según sus propias ideas y exclusivamente para satisfacerse a sí mismos, lo que es un problema. Tales personas jamás harán las cosas de acuerdo con la verdad, y Dios siempre las detestará. Si de veras eres alguien con conciencia y razón, pase lo que pase, deberías ser capaz de presentarte ante Dios a orar y buscar, de analizar seriamente las motivaciones e impurezas de tus actos, de determinar qué corresponde hacer según las palabras y los requisitos de Dios, y de ponderar y contemplar reiteradamente qué acciones complacen a Dios, cuáles le disgustan y cuáles reciben Su visto bueno. Debes repasar mentalmente estas cuestiones una y otra vez hasta que las comprendas claramente. Si sabes que tienes tus propias motivaciones al hacer algo, debes reflexionar sobre cuáles son, si se trata de satisfacerte a ti mismo o de satisfacer a Dios, si te beneficia a ti o al pueblo escogido de Dios, y qué consecuencias acarrearán… Si buscas y contemplas más de esta manera en tus oraciones, y te haces más preguntas para buscar la verdad, entonces las anomalías de tus actos serán cada vez menores. Quienes pueden buscar la verdad de esta manera son los únicos que son considerados con la voluntad de Dios y le temen, porque buscan de acuerdo con los requisitos de las palabras de Dios y con un corazón obediente, y las conclusiones a las que llegues a partir de buscar así coincidirán con los principios de la verdad.
Si los actos de un creyente están desconectados de la verdad, entonces es igual que un incrédulo. Este es el tipo de persona que no lleva a Dios en el corazón y se desvía de Él, y esa persona es como un jornalero en la casa de Dios que hace chapuzas para su amo, recibe una pequeña remuneración y luego se va. Sencillamente, no es una persona que crea en Dios. Cuando haces las cosas, lo primero en lo que has de pensar y en lo que has de trabajar es en qué hacer para ganarte la aprobación de Dios; debe ser el principio y el alcance de tu práctica. Debes determinar si lo que haces está en consonancia con la verdad porque, si lo está, seguro que se ajusta a la voluntad de Dios. No es que debas calibrar si el asunto está bien o mal, si concuerda con los gustos de los demás ni si está en consonancia con tus deseos, sino determinar si está de acuerdo con la verdad y si beneficia o no al trabajo y los intereses de la iglesia. Si consideras estos aspectos, cada vez estarás más en consonancia con la voluntad de Dios al hacer las cosas. Si no consideras estos aspectos y simplemente te atienes a tu propia voluntad al hacer las cosas, está garantizado que las harás de forma incorrecta, ya que la voluntad del hombre no es la verdad y, por supuesto, es incompatible con Dios. Si deseas la aprobación de Dios, debes practicar de acuerdo con la verdad, no según tu voluntad. Algunos se dedican a ciertos asuntos particulares con el pretexto de cumplir con el deber. Sus hermanos y hermanas lo consideran inadecuado y se lo reprochan, pero estas personas no admiten su culpa. Piensan que se trataba de un asunto personal sin relación con el trabajo, las finanzas o la gente de la iglesia, y no era una mala acción, por lo que la gente no debería inmiscuirse en ello. Puede que algunas cosas te parezcan asuntos particulares no relacionados con ningún principio ni ninguna verdad. Sin embargo, si se mira lo que hiciste, fuiste muy egoísta. No consideraste el trabajo de la iglesia o los intereses de la casa de Dios ni si esto resultaría satisfactorio para Dios; solo consideraste tu propio beneficio. Esto ya guarda relación con el decoro de los santos, así como con la humanidad de una persona. Aunque lo que estuvieras haciendo no tuviera relación con los intereses de la iglesia ni con la verdad, dedicarte a un asunto particular mientras afirmas estar cumpliendo con el deber no está en consonancia con la verdad. Independientemente de lo que estés haciendo, de lo grande o pequeño que sea el asunto y de si es tu deber en la casa de Dios o tu propia motivación privada, debes considerar si lo que estás haciendo es conforme a la voluntad de Dios, así como si es algo que una persona con humanidad debería hacer. Si buscas la verdad de esta manera en todo lo que haces, entonces eres una persona que verdaderamente cree en Dios. Si tratas cada asunto con dedicación y cada verdad de este modo, serás capaz de lograr cambios en tu carácter. Hay quienes piensan: “Hacer que practique la verdad cuando cumplo con mi deber es lo justo, pero cuando me ocupo de mis asuntos privados, no me importa lo que tenga que decir la verdad; haré lo que me plazca, lo que sea necesario para mi beneficio”. En estas palabras se puede apreciar que no son amantes de la verdad. No hay principios en lo que hacen. Harán cualquier cosa que les beneficie, sin considerar siquiera el efecto que tendrá en la casa de Dios. En consecuencia, cuando han hecho algo, Dios no está presente en ellos, y se sienten oscuros y tristes, y no saben lo que está pasando. ¿No es este su merecido desierto? Si no practicas la verdad en tus acciones y deshonras a Dios, entonces estás pecando contra Él. Si alguien no ama la verdad y, con frecuencia, actúa según su propia voluntad, entonces ofenderá a Dios a menudo. Él detestará a esa persona, la rechazará y dejará de lado. Lo que tal persona hace a menudo no recibe la aprobación de Dios y, si no se arrepiente, entonces su castigo no está lejano.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 575
Cualquier deber que cumplas implica entrar en la vida. Ya sea que tu deber sea bastante habitual o impredecible, aburrido o animado, siempre debes lograr la entrada en la vida. Los deberes de algunas personas son bastante monótonos; hacen lo mismo todos los días. Sin embargo, al llevarlos a cabo, los estados que revelan estas personas no son tan homogéneos. En ocasiones, cuando están de buen humor, son un poco más diligentes y trabajan mejor. Otras veces, por alguna influencia desconocida, su corrupto carácter satánico les provoca una malicia que les acarrea opiniones incorrectas, un mal estado y mal humor, lo que hace que cumplan con el deber de manera superficial. El estado interno de las personas cambia constantemente; puede hacerlo en cualquier lugar y momento. Independientemente de cómo cambie tu estado, siempre es un error actuar en función del estado de ánimo. Imagina que lo haces un poco mejor cuando estás de buen humor, y un poco peor cuando estás de mal humor; ¿es esta una manera de hacer las cosas con principios? ¿Te permitirá esto cumplir con el deber de manera aceptable? Sea cual sea su estado de ánimo, la gente debe saber orar a Dios y buscar la verdad; solo de esta manera podrá evitar el control y los vaivenes a que la somete su estado de ánimo. Al cumplir con el deber, debes analizarte siempre para ver si haces las cosas según los principios, si das la talla en su cumplimiento, si simplemente lo haces de manera superficial, si has tratado de eludir tus responsabilidades y si tienes algún problema en cuanto a tu actitud y forma de pensar. Una vez que hayas hecho introspección y te hayan quedado claras estas cosas, te será más fácil cumplir con el deber. Con independencia de lo que te encuentres al cumplir con el deber —negatividad y debilidad, o mal humor tras haber sido tratado—, debes tratarlo de forma adecuada, buscar la verdad y entender la voluntad de Dios. Al hacer estas cosas tendrás una senda de práctica. Si deseas cumplir bien con el deber, no debe afectarte tu estado de ánimo. Por más negativo o débil que estés, debes practicar la verdad en todo lo que hagas, con absoluto rigor y ateniéndote a los principios. Si lo haces, no solo otras personas te darán su aprobación, sino que también agradarás a Dios. Así serás una persona responsable que asume una carga; una persona buena de verdad, que realmente da la talla en el cumplimiento del deber y vive íntegramente a semejanza de una persona auténtica. Esas personas se purifican y logran la verdadera transformación cuando cumplen con el deber y se puede decir que son honestas a los ojos de Dios. Solamente los honestos son capaces de perseverar en la práctica de la verdad, de actuar con principios y dar la talla en el cumplimiento del deber. Los que actúan con principios cumplen meticulosamente con el deber cuando están de buen humor; no se limitan a trabajar de manera superficial ni se lucen con tanta arrogancia para que los tengan en gran estima. Sin embargo, cuando están de mal humor, realizan sus tareas cotidianas con la misma seriedad y responsabilidad y, aunque se encuentren con algo perjudicial para el cumplimiento de su deber, que los atosigue un poco o los interrumpa mientras lo ejecutan, siguen siendo capaces de sosegar el corazón ante Dios para orar, diciendo: “Por muy grande que sea el problema al que me enfrente, aunque se hunda el cielo, mientras esté vivo, estoy decidido a hacer todo lo posible por cumplir mi deber. Cada día que vivo es un día en que debo cumplir bien con el deber para ser digno de esta obligación que Dios me ha otorgado, así como de este aliento que ha soplado en mi cuerpo. Por muchas dificultades que tenga, lo dejaré todo de lado, ¡pues el cumplimiento del deber es de suma importancia!”. Aquellos a quienes no afecta ninguna persona, incidencia, cosa ni circunstancia, a quienes no controla ningún estado de ánimo ni situación externa y que priorizan los deberes y las comisiones que Dios les ha encomendado son las personas leales a Dios, que se someten sinceramente a Él. Esta clase de personas han logrado entrar en la vida y en la realidad de la verdad. Esta es una de las manifestaciones más auténticas y prácticas de vivir la verdad.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber
Palabras diarias de Dios Fragmento 576
Algunas personas, sin importar el problema al que se puedan enfrentar cuando llevan a cabo sus deberes, no buscan la verdad y siempre actúan de acuerdo con sus propios pensamientos, nociones, imaginaciones y deseos. Están satisfaciendo constantemente sus propios deseos egoístas y su carácter corrupto siempre controla sus acciones. Puede parecer que siempre han cumplido con sus deberes, pero como nunca han aceptado la verdad, y son incapaces de hacer cosas según los principios de la verdad, al final no conseguirán la verdad y la vida, y se convertirán en hacedores de servicio dignos de ese nombre. Así pues, ¿en qué confían estas personas en el cumplimiento de sus deberes? No confían ni en la verdad ni en Dios. El trozo de verdad que entienden no ha tomado la soberanía en su corazón: confían en sus propios dones y talentos, en el conocimiento que han adquirido, así como en su propia fuerza de voluntad o en sus buenas intenciones, para cumplir estos deberes. Y siendo este el caso, ¿serán capaces de cumplir con su deber según un estándar aceptable? Cuando las personas se basan en su estado natural, sus nociones, sus imaginaciones, su experiencia y su aprendizaje para cumplir con el deber, aunque pueda parecer que están cumpliendo con el deber y que no cometen maldades, no están practicando la verdad, y no han hecho nada que sea satisfactorio para Dios. También hay otro problema que no se puede ignorar. A lo largo del proceso de realizar tu deber, si tus nociones, imaginaciones y deseos personales nunca cambian y nunca son reemplazados con la verdad; y si tus acciones y tus actos nunca se realizan con los principios de la verdad, entonces ¿cuál será el resultado final? No tendrás entrada en la vida, te convertirás en un hacedor de servicio, cumpliendo así las palabras del Señor Jesús: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’” (Mateo 7:22-23). ¿Por qué llama Dios malhechores a estas personas que realizan esfuerzo y rinden servicio? Hay un aspecto del que podemos estar seguros, y es que, independientemente de los deberes o la obra que hagan estas personas, sus motivaciones, ímpetus, intenciones y pensamientos surgen enteramente de sus deseos egoístas, y están completamente para proteger sus propios intereses y perspectivas, y para satisfacer su propio orgullo, vanidad y estatus. Todo está centrado en estas consideraciones y cálculos, no existe la verdad en sus corazones, no tienen un corazón que tema y obedezca a Dios, esta es la raíz del problema. En la actualidad, ¿qué es fundamental que busquéis? En todas las cosas, debes buscar la verdad, y debes cumplir con tu deber correctamente según la voluntad de Dios y lo que Él pide. Si lo haces, recibirás el elogio de Dios. Entonces, ¿qué es lo que se necesita específicamente para cumplir con el deber de acuerdo con lo que Dios pide? En todo lo que hagas, debes aprender a orar a Dios, debes reflexionar sobre qué motivaciones tienes, qué pensamientos, y si estas motivaciones y pensamientos concuerdan con la verdad; si no lo hacen, deben dejarse de lado, tras lo cual debes actuar según los principios de la verdad y aceptar el escrutinio de Dios. Así te asegurarás de poner en práctica la verdad. Si tienes tus propias motivaciones y objetivos, y eres muy consciente de que violan la verdad y están en desacuerdo con la voluntad de Dios y aun así no le oras a Dios ni buscas la verdad para encontrar una solución, entonces esto es peligroso, es fácil que cometas maldades y hagas cosas que se opongan a Dios. Si cometes maldades una o dos veces y te arrepientes, entonces sigues teniendo esperanza de salvación. Si sigues cometiendo maldades, si cometes toda clase de actos malvados y continúas sin arrepentirte, entonces estás en problemas: Dios te descartará o te abandonará, lo que significa que corres el riesgo de ser expulsado; la gente que comete toda clase de actos malvados será seguramente castigada y expulsada.
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Palabras diarias de Dios Fragmento 577
La gente debe entender que hay un principio fundamental en la forma del tratamiento de los seres humanos por parte del Señor de la creación, que también es el principio más alto. La forma como el Señor de la creación trata a los seres creados se basa completamente en Su plan de gestión y en las exigencias de Su obra; Él no necesita consultar a ninguna persona y tampoco necesita hacer que nadie esté de acuerdo con Él. Él hace lo que tiene que hacer y trata a las personas como tiene que tratarlas y, haga lo que haga o trate como trate a las personas, todo está alineado con los principios de la verdad, y los principios por los cuales obra el Señor de la creación. Como un ser creado, lo único que se debe hacer es someterse al Creador; uno no debería elegir nada por sí mismo. Esta es la razón que los seres creados deberían tener, y si una persona no la tiene, entonces no es digna de ser llamada persona. La gente debe entender que el Señor de la creación siempre será el Señor de la creación; Él tiene el poder y las aptitudes para orquestar y gobernar a cualquier ser creado como le plazca y no necesita ninguna razón para hacerlo. Esta es Su autoridad. No hay nadie entre los seres de la creación que tenga el derecho o esté calificado para emitir juicio sobre si lo que el Señor de la creación hace está bien o mal, ni sobre cómo debe actuar. Ninguna criatura tiene el derecho de elegir aceptar el dominio y los arreglos del Creador; y ninguna criatura tiene el derecho a exigir cómo el Creador gobierna y dispone su destino. Esta es la verdad suprema. Sin importar lo que el Señor de la creación haya hecho a Sus seres creados, y sin importar tampoco cómo lo haya hecho, los humanos que Él creó solo deben hacer una cosa: buscar, someterse a, conocer y aceptar todo lo colocado ahí por el Señor de la creación. El resultado final será que el Señor de la creación habrá llevado a cabo Su plan de gestión y habrá completado Su obra, haciendo que Su plan de gestión avance sin obstrucciones; entretanto, puesto que los seres creados han aceptado el gobierno y los arreglos del Creador, y como se han sometido a Su gobierno y a Sus arreglos, ellos habrán obtenido la verdad, habrán entendido la voluntad del Creador y habrán llegado a conocer Su carácter. Además, hay otro principio que debo contaros: haga lo que haga el Creador, se manifieste como se manifieste y sea grande o pequeña la obra que lleve a cabo, continúa siendo el Creador, mientras que toda la humanidad, creada por Él, sigue estando integrada por seres creados, independientemente de lo que hayan hecho y de cuántos talentos o dones hayan recibido. En lo que respecta a la humanidad creada, por más gracia, bendiciones, misericordia, bondad o benevolencia que haya recibido del Creador, no debería creerse distinta de las masas, que puede estar en pie de igualdad con Dios y que ocupa un rango superior entre los seres creados. Con independencia de cuántos dones te haya otorgado Dios, de cuánta gracia te haya concedido, con cuánta amabilidad te haya tratado o de si te ha dado unos talentos especiales, ninguna de estas cosas son tus activos. Eres un ser creado y, por tanto, siempre lo serás. Nunca debes pensar: “Soy un pequeño tesoro en las manos de Dios. Él no me descartará nunca. La actitud de Dios hacia mí siempre será de amor, cuidado y suaves caricias con cálidos susurros de consuelo y aliento”. Por el contrario, a ojos del Creador, eres igual a todos los demás seres creados; Dios puede utilizarte como desee y orquestarte como lo desee, así como disponer a voluntad que desempeñes cualquier función entre toda clase de personas, acontecimientos y cosas. Esto es lo que ha de saber la gente y la sensatez que debe tener. Si uno entiende y acepta estas palabras, su relación con Dios se volverá más normal y entablará una relación más legítima con Él; si uno entiende y acepta estas palabras, orientará su posición adecuadamente, asumirá su lugar en ella y cumplirá con su deber.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo al entender la verdad se pueden conocer las obras de Dios
Palabras diarias de Dios Fragmento 578
Conocer a Dios debe lograrse a través de la lectura de Sus palabras, y la práctica y experimentación de las palabras de Dios, además de experimentando muchas pruebas, refinamientos, trata y poda; solo así es posible tener un verdadero conocimiento de la obra y el carácter de Dios. Algunas personas dicen: “Yo no he visto a Dios encarnado; así pues, ¿cómo debería conocer a Dios?”. De hecho, las palabras de Dios son una expresión de Su carácter. A partir de la palabra de Dios puedes ver Su amor y salvación hacia los seres humanos, además de Su método para salvarlos… Esto se debe a que Sus palabras las expresa Dios mismo, no las escriben los seres humanos. Han sido expresadas personalmente por Dios; Él mismo está expresando Sus propias palabras y la voz de Su corazón, que también pueden llamarse las palabras de Su corazón. ¿Por qué se les llama las palabras de Su corazón? Porque se emiten desde lo más profundo y expresan Su carácter, Su voluntad, Sus ideas y pensamientos, Su amor por la humanidad, Su salvación de la humanidad y las expectativas que tiene de esta… Las declaraciones de Dios incluyen palabras severas y palabras amables y consideradas, además de algunas palabras reveladoras que no están alineadas con los deseos humanos. Si solo te fijas en las palabras reveladoras, te podría parecer que Dios es bastante estricto. Si solo te fijas en las palabras amables, te parecería que Dios no es muy autoritario. Por lo tanto, no debes sacarlas de contexto, sino verlo desde todos los ángulos. Algunas veces Dios habla desde una perspectiva compasiva y entonces las personas ven Su amor por la humanidad; otras, Él habla desde una perspectiva muy estricta y entonces las personas ven que Su carácter no tolera ninguna ofensa, que el hombre es deplorable e inmundo y no es digno de ver el rostro de Dios o de acudir ante Él, y que tengan ahora permitido acudir ante Dios se debe meramente a Su gracia. La sabiduría de Dios puede verse a partir de la forma en la que Él obra y a partir del significado de Su obra. Las personas todavía pueden ver estas cosas en las palabras de Dios, incluso sin tener contacto directo con Él. Cuando alguien que tiene un auténtico entendimiento de Dios entra en contacto con Cristo, su encuentro con este se puede corresponder con su conocimiento existente de Dios, pero cuando alguien que únicamente tiene un entendimiento teórico se encuentra con Cristo, no puede ver la correlación. La verdad de la encarnación de Dios es el misterio más profundo; es difícil de desentrañar para el hombre. Reúne las palabras de Dios sobre el misterio de la encarnación, obsérvalas desde todos los ángulos y luego ora junto a otros, reflexiona y comunica más acerca de este aspecto de la verdad. Al hacerlo, podrás obtener el esclarecimiento del Espíritu Santo y llegar a entender. Porque los seres humanos no tienen oportunidad alguna de tener contacto directo con Dios, deben basarse en este tipo de experiencia para ir buscando su camino y entrar un poco cada vez, si quieren lograr en última instancia tener un verdadero conocimiento de Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Palabras diarias de Dios Fragmento 579
¿Qué significa conocer a Dios? Significa ser capaz de comprender Su alegría, rabia, tristeza y felicidad, y así conocer Su carácter, esto es conocer verdaderamente a Dios. Aseguras que lo has visto, pero no entiendes la alegría, la rabia, la tristeza y la felicidad de Dios y no entiendes Su carácter. Tampoco entiendes Su justicia ni Su misericordia y tampoco sabes lo que le gusta o lo que detesta. Esto no es tener conocimiento de Dios. Algunas personas son capaces de seguir a Dios, pero no creen necesariamente en Él. Creer de verdad en Dios implica obedecerle. Aquellos que no obedecen verdaderamente a Dios no creen realmente en Él, ahí radica la diferencia. Cuando llevas varios años siguiendo a Dios, y tienes conocimiento y comprensión de Él, cuando tienes algún entendimiento y comprensión de Su voluntad, cuando eres consciente de la concienzuda intención de Dios de salvar al hombre: entonces es cuando crees de verdad en Dios, le obedeces de verdad, lo amas y lo adoras de verdad. Si crees en Él, pero no buscas el conocimiento de Dios, y no tienes comprensión de Su voluntad, de Su carácter y de Su obra, entonces no eres más que un seguidor que anda detrás de Dios y acata lo que hace la mayoría. No puede decirse que eso sea auténtica sumisión, y mucho menos adoración verdadera. ¿Cómo surge la verdadera adoración? Sin excepción, todo el que ve a Dios y lo conoce auténticamente lo adora y venera; se ven obligados a postrarse y adorarle. Actualmente, mientras Dios encarnado está obrando, cuanto más entendimiento tengan las personas de Su carácter y de lo que Él tiene y es, más atesorarán estas cosas y más lo venerarán. Generalmente, mientras menos entendimiento tengan las personas de Dios, más descuidados son y, por tanto, tratan a Dios como humano. Si las personas realmente conocieran a Dios y lo vieran, temblarían de miedo y se postrarían en el suelo. “El que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias” (Mateo 3:11), ¿por qué dijo esto Juan? Aunque en el fondo no tenía un conocimiento muy profundo de Él, sabía que Dios es asombroso. ¿Cuántas personas son capaces hoy en día de venerar a Dios? Si no conocen Su carácter, entonces ¿cómo pueden venerar a Dios? Si las personas no conocen la esencia de Cristo ni el carácter de Dios, serán todavía menos capaces de adorar verdaderamente al auténtico Dios. Si ven únicamente la apariencia externa común y normal de Cristo y sin embargo no conocen Su esencia, entonces es fácil que traten a Cristo como si fuera un mero hombre común. Pueden adoptar una actitud irreverente hacia Él y engañarle, oponerse a Él, desobedecerle y pronunciar un juicio sobre Él. Pueden ser santurrones y no tomarse en serio Sus palabras, pueden incluso hacer que surjan nociones, condenas y blasfemias contra Dios. Para resolver estos asuntos, uno debe conocer la esencia y la divinidad de Cristo. Este es el principal aspecto de conocer a Dios; es en lo que todos los que creen en el Dios práctico deben entrar y deben lograr.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte