423 Valora la oportunidad de cumplir con tu deber
I
En esta vida, la gente cuenta con un tiempo limitado
para pasar de entender las cosas a tener esta oportunidad,
poseer este calibre y satisfacer las condiciones
para entablar diálogo con el Creador,
a fin de alcanzar un auténtico entendimiento, conocimiento y temor del Creador,
y tomar el camino de temer a Dios y evitar el mal,
y tomar el camino de temer a Dios y evitar el mal.
Para ser responsable, debes trabajar más duro para dotarte de la verdad,
reflexionar más sobre ti mismo cuando te ocurren cosas
y compensar rápidamente tus propios defectos,
compensar rápidamente tus propios defectos.
Debes llegar a practicar la verdad, actuar según los principios,
entrar en la realidad-verdad, saber más de Dios,
ser capaz de conocer y entender Sus intenciones y no vivir tu vida en vano.
Debes llegar a saber dónde está el Creador, cuáles son Sus intenciones
y cómo expresa alegría, rabia, pena y felicidad;
aunque no puedas alcanzar una conciencia más profunda
o un conocimiento completo,
debes al menos poseer un entendimiento básico de Dios,
nunca traicionarle,
ser compatible con Él en lo fundamental,
mostrarle consideración, ofrecerle un consuelo básico
y hacer lo que para un ser creado es adecuado y alcanzable de una manera básica.
No son cosas fáciles.
II
En el proceso de llevar a cabo sus deberes,
la gente puede llegar a conocerse a sí misma poco a poco,
y a partir de ahí conocer a Dios.
Este proceso es una interacción entre el Creador y los seres creados,
y debe ser un proceso
que merezca la pena recordar a lo largo de la propia vida.
Se trata de un proceso que la gente debería ser capaz de disfrutar,
en lugar de resultarle doloroso y difícil.
Por consiguiente, deberían valorar los días y las noches,
los años y los meses que pasan cumpliendo con sus deberes.
Deben valorar esta fase de la vida
y no considerarla un impedimento o una carga.
Han de saborear y obtener conocimiento experiencial de esta etapa de su vida.
Entonces, lograrán un entendimiento de la verdad
y vivirán la apariencia de un ser humano,
poseerán un corazón temeroso de Dios y harán el mal cada vez menos.
Entiendes mucha verdad, no haces cosas que apenen a Dios
o por las cuales Él sienta aversión.
Cuando acudes ante Él, sientes que ya no te aborrece.
¡Qué maravilla!
de La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Difundir el evangelio es el deber al que están obligados por honor todos los creyentes