¿Cuál es tu entendimiento de Dios?
La gente ha creído en Dios desde hace mucho, pero la mayoría no tiene entendimiento de lo que significa la palabra “Dios” y simplemente siguen en el desconcierto. No tienen la menor idea acerca de por qué exactamente el hombre debe creer en Dios o qué es Dios. Si las personas sólo saben creer en Dios y seguirlo pero no saben qué es, y si además no conocen a Dios, entonces ¿acaso no es esto una enorme broma? Aunque, habiendo llegado tan lejos, las personas han presenciado muchos misterios celestiales, y han oído mucho conocimiento profundo nunca comprendido por el hombre, ignoran muchas de las verdades más elementales y nunca contempladas por el hombre. Algunas personas podrían decir: “Hemos creído en Dios durante muchos años. ¿Cómo no íbamos a saber lo que Dios es? ¿Acaso no nos denigra esta cuestión?”. Pero en la realidad, aunque las personas me siguen hoy, no saben nada de ninguna de las obras de hoy y fallan en comprender incluso las preguntas más obvias y fáciles, por no hablar de las más complejas como las de Dios. Has de saber que esas preguntas que no te importan, que no has identificado, son las más importantes para que entiendas, pues sólo sabes seguir a la multitud, sin prestar ninguna atención ni preocuparte por aquello con lo que debes estar equipado. ¿Sabes realmente por qué debes tener fe en Dios? ¿Sabes realmente qué es Dios? ¿Sabes realmente qué es el hombre? Como una persona que tiene fe en Dios, si eres incapaz de entender estas cosas, ¿acaso no pierdes la dignidad como creyente en Dios? Mi obra hoy es esta: hacer que las personas entiendan su esencia, que entiendan todo lo que Yo hago y que conozcan el verdadero rostro de Dios. Este es el acto final de Mi plan de gestión, la última etapa de Mi obra. Esa es la razón por la que os estoy comunicando todos los misterios de la vida de antemano, de forma que todos vosotros podáis aceptarlos de Mí. Como esta es la obra de la era final, debo deciros todas las verdades-vida que nunca antes habéis aceptado, aunque seáis incapaces de comprenderlas o soportarlas debido a que simplemente sois demasiado deficientes y estáis demasiado mal equipados. Yo concluiré Mi obra, terminaré la obra que se supone debo hacer, y os diré todo lo que os he comisionado a vosotros, para que no os desviéis de nuevo y caigáis en los planes del maligno cuando descienda la oscuridad. Hay muchos caminos que no entendéis, muchos asuntos sobre los que no tienes conocimiento. Sois muy ignorantes; conozco totalmente vuestra estatura y vuestras deficiencias. Por tanto, aunque hay muchas palabras que sois incapaces de comprender, Yo aún estoy dispuesto a deciros todas estas verdades que antes nunca habéis aceptado; porque me sigue preocupando si vosotros, en vuestra estatura actual, sois capaces de dar un firme testimonio de Mí. No es que os ningunee, sois todos bestias que todavía tienen que pasar por Mi entrenamiento formal y no puedo ver en absoluto cuánta gloria hay en vosotros. Aunque he gastado mucha energía obrando en vosotros, prácticamente carecéis de elementos positivos, y los negativos pueden contarse con los dedos y sirven solamente como testimonios para causar vergüenza a Satanás. Casi todo lo demás en vosotros es veneno de Satanás. Os miro como si estuvieseis más allá de la salvación. Estando las cosas donde están ahora, miro vuestros diversos comportamientos y expresiones, y finalmente conozco vuestra verdadera estatura. Esa es la razón por la que sigo preocupándome por vosotros: abandonados a vivir por su cuenta, ¿realmente acabarán los seres humanos mejor de cómo están ahora o de una manera similar? ¿No os inquieta vuestra estatura infantil? ¿De verdad podéis ser como el pueblo escogido de Israel, leal a Mí y sólo a Mí todo el tiempo? Lo que se revela en vosotros no son las travesuras de los niños que se han alejado de sus padres, sino la bestialidad que estalla de los animales que están fuera del alcance del látigo de sus amos. Deberíais conocer vuestra naturaleza, que es también la debilidad que todos compartís, es una enfermedad común a todos vosotros. Así pues, Mi única exhortación para vosotros hoy es que os mantengáis firmes en vuestro testimonio de Mí. No permitáis, bajo ninguna circunstancia, que la vieja enfermedad brote de nuevo. Lo más importante es dar testimonio, ese es el núcleo de Mi obra. Deberíais aceptar Mis palabras del mismo modo que María aceptó la revelación de Jehová que vino a ella en un sueño: creyendo y después sometiéndose. Sólo esto cumple los requisitos de ser casto. Porque vosotros sois los que más oís Mis palabras, los que Yo más bendigo. Os he dado todas Mis posesiones valiosas, os lo he concedido todo, sin embargo sois de un estatus tan enormemente diferente al del pueblo de Israel; sois como de mundos distintos. Pero en comparación con ellos habéis recibido mucho más; mientras ellos aguardan desesperadamente Mi aparición, vosotros pasáis días agradables conmigo, compartiendo Mi recompensa. Con esta diferencia, ¿qué os da el derecho de graznar y reñir conmigo y exigir una parte de Mis posesiones? ¿Acaso no habéis ganado mucho? Os doy tanto, pero lo que me dais vosotros a cambio es sólo tristeza desgarradora y ansiedad, resentimiento incontenible y descontento. Sois tan repugnantes, pero también sois dignos de compasión, así que no tengo otra opción que tragarme todo Mi resentimiento y expresar Mis objeciones una y otra vez. A lo largo de varios miles de años de obra, nunca le he reprochado a la humanidad, porque he descubierto que a lo largo de su desarrollo, sólo los “engaños” entre vosotros se han convertido en lo más renombrado, como herencias valiosas que los famosos antepasados de la antigüedad os dejaron. Cómo aborrezco a esos cerdos y perros inhumanos. ¡Os falta mucha conciencia! ¡Vuestra personalidad es demasiado inferior! ¡Vuestros corazones están demasiado endurecidos! Si hubiera llevado estas palabras y esta obra mías a los israelitas, hace mucho que ya habría obtenido la gloria. Pero entre vosotros es inalcanzable, entre vosotros sólo hay descuido cruel, trato frío y excusas. ¡Sois demasiado insensibles y completamente inútiles!
Debéis dedicaros por completo a Mi obra. Debéis hacer obra que me beneficie. Estoy dispuesto a explicaros todo lo que no entendéis de forma que podáis obtener de Mí todo aquello de lo que carecéis. Aunque vuestros defectos son demasiado numerosos para contarlos, estoy dispuesto a seguir realizando la obra que debería estar realizando en vosotros, concediéndoos Mi última misericordia, de forma que podáis beneficiaros de Mí y obtener la gloria ausente en vosotros y que el mundo nunca ha visto. He obrado durante muchos años, pero nunca nadie entre la humanidad me ha conocido. Deseo contaros secretos que nunca he contado a nadie.
Entre los humanos, fui el Espíritu que no podían ver, el Espíritu con el que nunca podrían contactar. Debido a Mis tres etapas de obra en la tierra (creación del mundo, redención y destrucción), aparezco entre ellos para realizar Mi obra en diferentes momentos (nunca públicamente). La primera vez que vine entre los humanos fue durante la Era de la Redención. Por supuesto, vine a la familia judía; así, los primeros en ver a Dios en la tierra fueron los judíos. La razón por la que llevé a cabo esta obra en persona fue porque quise usar Mi carne encarnada como una ofrenda por el pecado en Mi obra redentora. Así que los primeros en verme fueron los judíos de la Era de la Gracia. Esa fue la primera vez que obré en la carne. En la Era del Reino, Mi obra es conquistar y perfeccionar, por lo que realizo de nuevo Mi obra de pastoreo en la carne. Esta es Mi segunda vez obrando en la carne. En las dos etapas finales de la obra, aquello con lo que las personas contactan ya no es el Espíritu invisible e intocable, sino una persona que es el Espíritu materializado como carne. Así pues, a los ojos del hombre, vuelvo a ser un humano sin el aspecto y el sentimiento de Dios. Además, el Dios que las personas ven no es sólo un varón, sino también mujer, lo que es aún más asombroso y desconcertante para ellas. Una y otra vez, Mi obra extraordinaria ha destrozado viejas creencias sostenidas durante muchos, muchos años. ¡Las personas están atónitas! Dios no es sólo el Espíritu Santo, el Espíritu, el Espíritu siete veces intensificado, o el Espíritu que todo lo engloba, sino también es un ser humano, un humano normal, un humano excepcionalmente común. No es sólo varón, sino también mujer. Son parecidos en que ambos nacieron de humanos, y distintos en que uno fue concebido por el Espíritu Santo y el otro nació de un humano, aunque derivado directamente del Espíritu. Son parecidos en que ambas carnes encarnadas de Dios llevan a cabo la obra de Dios Padre, y distintos en que uno hizo la obra de redención mientras el otro hizo la de conquista. Ambos representan a Dios Padre, pero uno es el Redentor lleno de gracia y misericordia, y el otro es el Dios de la justicia lleno de ira y juicio. Uno es el Comandante Supremo que lanzó la obra de redención, mientras el otro es el Dios justo que cumple la obra de conquista. Uno es el Principio, el otro el Final. Uno es carne sin pecado, mientras el otro es carne que completa la redención, que continúa la obra y que nunca es pecaminoso. Ambos son el mismo Espíritu, pero moran en carnes diferentes y nacieron en lugares diferentes, y están separados por varios miles de años. Sin embargo, toda Su obra es mutuamente complementaria, nunca conflictiva, y se puede hablar de ellas en el mismo contexto. Ambos son personas, pero uno fue un bebé varón y el otro una niña recién nacida. Durante estos muchos años, lo que las personas han visto no es sólo el Espíritu y no sólo un ser humano, un varón, sino también muchas cosas que no están de acuerdo con las nociones humanas; así, los humanos no pueden desentrañarme totalmente. Siguen creyendo y dudando de Mí a medias, como si Yo existiera, pero como si fuera también un sueño ilusorio, razón por la cual hasta hoy, las personas siguen sin saber qué es Dios. ¿Puedes resumirme realmente en una simple frase? ¿Te atreves a decir realmente: “Jesús no es otro que Dios y Dios no es otro que Jesús”? ¿Eres realmente tan atrevido como para decir: “Dios no es otro que el Espíritu y el Espíritu no es otro que Dios”? ¿Dices tan a gusto: “Dios es solamente un ser humano vestido de carne”? ¿Tienes verdaderamente la valentía de afirmar: “La imagen de Jesús es la gran imagen de Dios”? ¿Eres capaz de usar tu elocuencia para explicar exhaustivamente el carácter y la imagen de Dios? ¿De verdad te atreves a decir: “Dios sólo creó a los hombres, no a las mujeres, a Su imagen”? Si dices esto, entonces ninguna mujer estaría entre Mis escogidos, ni mucho menos sería una clase de humanidad. ¿Sabes ahora realmente lo qué es Dios? ¿Es Dios un humano? ¿Es Dios un Espíritu? ¿Es Dios realmente un varón? ¿Sólo Jesús puede completar la obra que yo voy a hacer? Si sólo eliges una de las anteriores para resumir Mi esencia, entonces eres un fiel creyente extremadamente ignorante. Si obrara como carne encarnada una vez y sólo una, ¿me delimitaríais? ¿De verdad puedes entenderme por completo con sólo un vistazo? ¿De verdad puedes resumirme completamente basándote en aquello a lo que has estado expuesto toda tu vida? Si hiciera obra similar en Mis dos encarnaciones, ¿cómo me percibiríais? ¿Me dejaríais clavado en la cruz para siempre? ¿Podría ser Dios tan simple como aseguras?
Aunque vuestra fe es muy sincera, ninguno de vosotros es capaz de hacer un relato completo sobre Mí, ninguno puede dar un testimonio completo de todos los hechos que veis. Pensad en ello; hoy, la mayoría de vosotros sois negligentes en vuestras obligaciones, en su lugar buscáis la carne, la saciáis y disfrutáis de ella con avidez. Poseéis poca verdad. ¿Cómo podéis entonces dar testimonio de todo lo que habéis visto? ¿Confiáis realmente en que podéis ser Mis testigos? Si llega un día en el que eres incapaz de dar testimonio a todos de lo que has visto hoy, entonces habrás perdido la función de los seres creados, y no habrá ningún sentido en absoluto en tu existencia. Serás indigno de ser un humano. ¡Se podría decir incluso que no serás humano! He hecho incalculable obra en vosotros, pero debido a que actualmente no estas aprendiendo nada, no eres consciente de nada y no eres efectivo en tus labores, cuando sea el momento de que Yo expanda Mi obra, te limitarás a quedarte mirando inexpresivo, con la lengua trabada y totalmente inútil. ¿Acaso no pasarás así a la historia como un pecador? Cuando llegue ese momento, ¿no sentirás el arrepentimiento más profundo? ¿No te hundirás en el abatimiento? No estoy haciendo toda esta obra ahora por ociosidad y aburrimiento, sino para sentar las bases para Mi obra futura. No se trata de que Yo esté en un punto muerto y necesite inventarme algo nuevo. Debes entender la obra que llevo a cabo; esto no es un juego de niños, sino una obra hecha en representación de Mi Padre. Debéis saber que no soy Yo quien hace todo esto por Mí mismo, en su lugar represento a Mi Padre. Entretanto, vuestro papel es estrictamente seguir, someteros, cambiar y testificar. Lo que debéis entender es por qué debéis creer en Mí; esta es la pregunta más importante que cada uno de vosotros debe entender. Mi Padre, por el bien de Su gloria, os predestinó a todos vosotros para Mí desde el momento en que creó el mundo. No fue para otra cosa que por el bien de Mi obra y por el bien de Su gloria que Él os predestinó. Es por causa de Mi Padre que creéis en Mí; es por causa de la predestinación de Mi Padre que me seguís. Nada de esto es decisión vuestra. Es más importante aún que entendáis que sois aquellos que Mi Padre me ha concedido con el propósito de que deis testimonio de Mí. Como Él os entregó a Mí, debéis respetar permanecer en los caminos que os concedo, así como los caminos y las palabras que os enseño, porque es vuestra obligación respetar Mi camino. Este es el propósito original de vuestra fe en Mí. Por tanto, os digo esto: sois simplemente personas que Mi Padre me concedió para que respetasen Mis caminos. Sin embargo, sólo creéis en Mí; no sois de Mí porque no sois de la familia israelita, y más bien sois de la calaña de la serpiente antigua. Todo lo que os estoy pidiendo es que deis testimonio de Mí, pero hoy debéis seguir Mi camino. Todo esto es en aras del testimonio futuro. Si sólo funcionáis como personas que escuchan Mis caminos, entonces no tendréis ningún valor y el sentido de que Mi Padre os entregara a Mí se perderá. Lo que insisto en deciros es esto: debéis seguir Mi camino.