1. Qué es la transformación del carácter y cuáles son las diferencias entre el cambio de carácter y el buen comportamiento
Las palabras relevantes de Dios:
El cambio en el carácter del hombre se logra a través de distintos tipos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Su corazón. El cambio en el carácter del hombre significa que se ha liberado de la atadura de Satanás y de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y una muestra de la obra de Dios, que ha llegado a ser un testigo suyo y alguien que es conforme a Su corazón. Hoy, el Dios encarnado ha venido a hacer Su obra en la tierra, y exige que el hombre logre conocerle, obedecerle, y dé testimonio de Él; que conozca Su obra práctica y normal, que obedezca todas Sus palabras y Su obra que no concuerdan con los conceptos del hombre, y dé testimonio de toda Su obra de salvación del hombre, y todos los hechos que Él hace para conquistar al hombre. Los que dan testimonio de Dios tienen que poseer un conocimiento de Él; solo este tipo de testimonio es preciso, práctico y el único que puede avergonzar a Satanás. Dios usa a aquellos que han llegado a conocerle pasando por Su juicio y Su castigo, por Su trato y Su poda, para que den testimonio de Él; Él usa a los que han sido corrompidos por Satanás para que den testimonio de Él; así también usa a aquellos cuyo carácter ha cambiado y que se han ganado, así, Sus bendiciones, para que den testimonio de Él. No necesita que el hombre lo alabe de palabra, ni necesita la alabanza y el testimonio de quienes son de la clase de Satanás, que no han sido salvados por Él. Solo aquellos que conocen a Dios son aptos para dar testimonio de Él y aquellos cuyo carácter ha sido transformado también lo son. Dios no permitirá que el hombre acarree vergüenza sobre Su nombre deliberadamente.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él
El carácter del hombre cambia con las palabras actuales del Espíritu Santo; si siempre te aferras a tus antiguas experiencias y reglas del pasado, tu carácter no puede cambiar. Si las palabras del Espíritu Santo de hoy le piden a la gente que entre a la vida de la humanidad normal, pero tú sigues obsesionado con las cosas externas y estás confundido en cuanto a la realidad y no lo tomas en serio, entonces eres alguien que no está siguiendo el ritmo de la obra del Espíritu Santo, alguien que no ha entrado a la senda de la guía del Espíritu Santo. Si tu carácter puede o no cambiar depende de si puedes mantener el ritmo o no de las palabras actuales del Espíritu Santo y de si tienes verdadero conocimiento. Esto es diferente a lo que entendíais antes. El cambio en tu carácter que entendiste antes era que tú, que juzgas rápidamente, has dejado de hablar sin pensar a través de la disciplina de Dios; pero ese es solo un aspecto del cambio. Justo ahora, el punto más crítico es seguir la guía del Espíritu Santo: seguir lo que sea que Dios diga y obedecer lo que sea que Él diga. Las personas no pueden cambiar su propio carácter; deben someterse al juicio y castigo, y al sufrimiento y refinamiento de las palabras de Dios, o ser tratadas, disciplinadas y podadas por Sus palabras. Solo entonces pueden lograr la obediencia y lealtad a Dios y dejar de ser indiferentes hacia Él. Es bajo el refinamiento de las palabras de Dios que el carácter de las personas cambia. Solo a través de la revelación, el juicio, la disciplina y el trato de Sus palabras ya no se atreverán a actuar precipitadamente, sino que se volverán calmadas y compuestas. El punto más importante es que puedan someterse a las palabras actuales de Dios, obedecer Su obra, e incluso si esta no coincide con las nociones humanas, que puedan hacer a un lado estas nociones y someterse por su propia voluntad. En el pasado, el discurso sobre el cambio de carácter se refería principalmente a ser capaz de renunciar a uno mismo, permitir que la carne sufra, disciplinar el cuerpo y deshacerse de las preferencias carnales, que es un tipo de cambio de carácter. Hoy, todo el mundo sabe que la verdadera expresión de un cambio de carácter es obedecer las palabras actuales de Dios y conocer de verdad Su nueva obra. De esta manera, el conocimiento anterior de Dios por parte de las personas, influenciado por sus propias nociones, puede ser eliminado y pueden conseguir un verdadero entendimiento de Dios y obediencia a Él. Solo esta es una expresión genuina de un cambio de carácter.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado son los que han entrado a la realidad de las palabras de Dios
¿Qué significa una transformación del carácter? Ocurre cuando, al experimentar la obra de Dios, un amante de la verdad acepta el juicio y castigo de Sus palabras y experimenta toda clase de sufrimiento y refinamiento. Tal persona es purificada de los venenos satánicos que tiene en su interior y se libera por completo de su carácter corrupto de modo que pueda someterse a las palabras de Dios y todas Sus orquestaciones y arreglos para nunca volver a rebelarse contra Él o resistirse a Él. Esto es una transformación del carácter. […] Una transformación de carácter significa que, debido a que ama y puede aceptar la verdad, una persona llega a conocer finalmente su naturaleza desobediente que se opone a Dios; comprende que el hombre está muy profundamente corrupto, reconoce la absurdez y la astucia del hombre, reconoce lo pobre y lamentable que es el hombre y finalmente llega a entender la esencia-naturaleza del hombre. Sabiendo todo esto, se vuelve capaz de negarse a sí mismo y abandonarse por completo, vivir de acuerdo con la palabra de Dios, y practicar la verdad en todas las cosas. Se trata de alguien que conoce a Dios; es alguien cuyo carácter se ha transformado.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre
Una transformación en el carácter se refiere, principalmente, a la transformación en la naturaleza de una persona. Las cosas que una persona tiene en su naturaleza no pueden verse mediante las conductas externas; están directamente relacionadas con el valor y el significado de su existencia. Es decir, involucran directamente la actitud que tiene una persona sobre la vida y sus valores, las cosas que se encuentran en lo profundo de su alma y su esencia. Si una persona es incapaz de aceptar la verdad, no pasará por una transformación en estos aspectos. Sólo al experimentar la obra de Dios, al entrar plenamente en la verdad, al cambiar sus valores y su perspectiva sobre la existencia y la vida, al alinear su punto de vista con los de Dios y al volverse capaz de someterse por completo a Él y serle leal, puede decirse que el carácter de alguien ha transformado. Puede parecer que haces cierto esfuerzo, puedes ser resiliente ante las dificultades, puedes ser capaz de llevar a cabo los arreglos de la obra desde lo Alto o puedes ir dondequiera que se te pida que vayas, pero estos son únicamente cambios menores de conducta y no son suficientes para contar como la transformación de tu carácter. Tal vez puedes recorrer muchos caminos, sufrir muchas dificultades y soportar grandes humillaciones; tal vez te sientes muy cerca de Dios y tal vez el Espíritu Santo lleve a cabo cierta obra en ti. Sin embargo, cuando Dios te pide que hagas algo que no se ajusta a tus nociones, tal vez no te sometas; en su lugar, podrías buscar excusas y así rebelarte contra Dios y resistirte a Él, incluso hasta el punto de criticar y protestar en Su contra. ¡Esto sería un problema grave! Mostraría que todavía tienes una naturaleza que se resiste a Dios y que no has pasado por ningún tipo de transformación.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter
La transformación del carácter propio no es un cambio en la conducta, ni un cambio externo fingido, ni una entusiasta transformación temporal, sino una transformación verdadera del carácter que provoca un cambio en la conducta. Tal cambio de conducta es diferente de los cambios manifestados en la conducta y las acciones externas de una persona. Una transformación de carácter indica que has entendido y experimentado la verdad, y que esa verdad se ha convertido en tu vida. En el pasado, entendías la verdad relativa a este asunto, pero eras incapaz de ponerla en práctica; la verdad solo era para ti una doctrina que no permanece. Ahora, tu carácter se ha transformado, y no solo entiendes la verdad, sino que también practicas en conformidad con ella. Ahora eres capaz de librarte de las cosas a las que tenías cariño en el pasado, las cosas que estabas dispuesto a hacer, tus imaginaciones y tus nociones personales. Ahora eres capaz de abandonar las cosas a las que no eras capaz de renunciar en el pasado. Esto es una transformación del carácter y es el proceso de transformarlo.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter
Al procurar cambiar tu carácter, debes alcanzar una determinada etapa en tu entendimiento de ti mismo, por medio de la cual puedes descubrir los venenos satánicos que se encuentran en tu naturaleza. Debes saber lo que significa desafiar a Dios, así como rebelarse contra Él, y debes aprender cómo hacer las cosas conforme a la verdad en todos los asuntos. Debes obtener también algo de entendimiento de la voluntad de Dios y de Sus exigencias para con la humanidad. Debes poseer conciencia y razón delante de Dios, no debes alardear ni engañar a Dios y no debes hacer nada que se resista a Dios. Así, habrás cambiado tu carácter. Aquellos cuyo carácter se ha transformado sienten reverencia por Dios en lo profundo de sus corazones y su rebeldía contra Él poco a poco disminuye. Además, en el cumplimiento de sus deberes ya no necesitan que otros se preocupen por ellos ni el Espíritu Santo tampoco tiene que hacer siempre la obra de disciplina en ellos. Pueden básicamente someterse a Dios y la verdad está presente en sus opiniones sobre las cosas. Todo esto equivale a haberse vuelto compatible con Dios.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo buscando la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter
Los cambios de carácter tienen una particularidad, que es ser capaz de someterse a lo que es correcto y se corresponde con la verdad. No importa quién te haga sugerencias, si son jóvenes o viejos, si te llevas bien y si la relación que tenéis es buena o mala, siempre y cuando digan algo que sea correcto y acorde con la verdad, y también es beneficioso para la obra de la casa de Dios, entonces puedes escuchar, adoptarlo y aceptarlo, y no ser afectado por ningún otro factor. Este es el primer aspecto de esa característica. Primero puedes aceptar la verdad, así como las cosas que son correctas y se corresponden con la verdad. Otro aspecto es ser capaz de buscar la verdad siempre que te encuentres con un problema. No solo debes ser capaz de aceptar la verdad, sino que también debes ser capaz de buscarla. Por ejemplo, si te encuentras con un nuevo problema que nadie comprende, entonces puedes buscar la verdad y ver lo que debes hacer o practicar para que el asunto se corresponda con los principios-verdad y cumpla con los requisitos de Dios. Otro aspecto es obtener la habilidad de ser considerado con la voluntad de Dios. ¿Cómo debes ser considerado con Su voluntad? Esto depende del deber que estés cumpliendo y de los requisitos que Él tiene del deber. Debes entender este principio: cumplir con tu deber de acuerdo con las exigencias de Dios, y llevarlo a cabo para satisfacerlo. También debéis entender la voluntad de Dios, y cuál es el resultado deseado de vuestro deber, y debéis ser capaces de actuar con responsabilidad y fidelidad. Todas estas son formas de ser considerado con la voluntad de Dios. Si no sabes cómo ser considerado con la voluntad de Dios en lo que estás haciendo actualmente, debes emprender algo de búsqueda para lograrlo y satisfacerlo. Si puedes poner en práctica estos tres principios, medir lo bien que realmente estás viviendo de acuerdo con ellos y encontrar una senda de práctica, entonces estarás manejando los asuntos de una manera basada en principios. No importa con qué te puedas encontrar ni con qué problemas tengas que lidiar, siempre debes buscar cuáles son los principios correctos con los que practicar, qué detalles incluye cada uno y cómo deben practicarse para que no violes los principios. Una vez que tengas un entendimiento claro de estas cosas, podrás practicar de manera natural la verdad.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo poniendo en práctica la verdad es posible deshacerse de las cadenas de un carácter corrupto
Al buscar un cambio en tu carácter, debes entender lo que no tiene nada que ver con dicho cambio y no se halla dentro de ese ámbito, sino que es un buen comportamiento externo; a qué se refiere Dios cuando habla de cambios en el carácter, y lo que Él quiere cambiar en las personas. La gente debe entender tales cosas. Lo que tú crees que es un cambio de carácter y lo que Dios dice que lo es son dos cosas diferentes, dos sendas. Al final, la que tienes en mente no cumple la voluntad de Dios. Lo que Dios considera un cambio de carácter es que una persona, mediante la práctica de la verdad y el ser juzgado y castigado, tratado y podado, y probado y refinado por Dios, logra una comprensión de la voluntad de Dios y de los principios-verdad, y vive de acuerdo con los principios-verdad, hasta que alcanza la sumisión y tiene un corazón de reverencia hacia Dios, no tiene malentendidos con Él y posee un verdadero conocimiento de Dios y realmente lo adora. Dios se refiere a lo que está relacionado con el carácter de una persona; entonces, ¿a qué se refiere la gente cuando habla de cambios en el carácter? Quieren decir que el comportamiento de alguien ha mejorado, que parece inofensivo y bien ajustado, que su discurso es civilizado, y que presta atención a su conciencia en las relaciones con los demás y sigue normas morales. ¿Hay alguna diferencia entre esto y lo que dice Dios? Ya sea en la relación con las personas o con las cosas, todo tu ímpetu, los principios que sustentan tus acciones y tus normas de evaluación deben estar de acuerdo con la verdad y tienes que buscar los principios-verdad. Solo así se puede lograr un cambio de carácter. Si siempre usas los estándares de comportamiento como medida y siempre te enfocas en los cambios externos de comportamiento, pero no buscas la verdad para resolver tu propio carácter corrupto, entonces no puedes lograr el conocimiento de la justicia y santidad de Dios, en cuyo caso, ¿cómo desarrollarás un verdadero corazón de reverencia hacia Dios? Si una persona no es capaz de temer a Dios y rechazar la maldad, por muy buenos que sean sus comportamientos, eso no implica que pueda someterse realmente a Dios. Por lo tanto, por muy buenos que sean los comportamientos de uno, eso no implica que se haya producido un cambio en su carácter.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo al practicar la verdad se puede poseer una humanidad normal
Las esencias de los cambios en el carácter y en la conducta son diferentes, y los cambios en la práctica también lo son; todos ellos son distintos en esencia. En su creencia en Dios, la mayoría de las personas hacen especial hincapié en la conducta, como resultado de lo cual se producen ciertos cambios en esta. Después de haber empezado a creer en Dios, dejan de enfrentarse a los demás, de insultar y luchar con las personas, dejan de fumar, beber y robar propiedad pública —ya sea un clavo o una tabla de madera—, y hasta llegan tan lejos como a no acudir a los tribunales cuando sufren pérdidas o son ofendidas. Sin duda, se producen ciertamente algunos cambios en su conducta. Como, después de creer en Dios, aceptar el camino verdadero las hace sentirse especialmente bien, y como ahora también han probado la gracia de la obra del Espíritu Santo, son particularmente fervientes y no hay nada que no puedan abandonar o sufrir. No obstante, después de haber creído durante tres, cinco, diez o treinta años, al no haberse producido cambio alguno en su carácter vital, al final retroceden a las antiguas costumbres, crece su arrogancia y su soberbia y empiezan a competir por el poder y los beneficios, codician el dinero de la iglesia, hacen cualquier cosa que sirva a sus propios intereses, ansían estatus y placeres, y se han vuelto parásitos de la casa de Dios. En particular, la mayoría de los que sirven como líderes son abandonados por la gente. ¿Y qué demuestran estos hechos? Los cambios que son meramente de comportamiento son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter de la vida de las personas, tarde o temprano su lado agresivo se pondrá de manifiesto. Como la fuente de los cambios en su conducta es el fervor, acompañado de un poco de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, resulta extremadamente fácil para ellas el volverse fervientes o mostrar bondad temporalmente. Como afirman los incrédulos: “Hacer una buena obra es fácil; lo difícil es llevar toda una vida de buenas obras”. Las personas son incapaces de hacer buenas obras durante toda su vida. La vida dirige su conducta; tal como es su vida, así es su conducta, y solo aquello que se revela de forma natural representa la vida y la naturaleza de una persona. Las cosas falsas no pueden perdurar. Cuando Dios obra para salvar al hombre no lo hace para adornarlo con una buena conducta; la finalidad de la obra de Dios consiste en transformar el carácter de las personas, en hacerlas nacer de nuevo como nuevas personas. Así pues, el juicio, el castigo, las pruebas de Dios y Su refinamiento para el hombre sirven todos para cambiar su carácter, de forma que pueda lograr una sumisión y una devoción absolutas respecto a Él, así como a llegar a la adoración normal hacia Él. Este es el objetivo de la obra de Dios. Comportarse bien no es lo mismo que someterse a Él, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la guía del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo dirige algo de lo que las personas hacen, esto no es una expresión de la vida; mucho menos es lo mismo que conocer a Dios. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que esta se haya sometido a Dios ni que ponga en práctica la verdad. Los cambios en la conducta son una mera ilusión momentánea, nada más que la manifestación del celo. No pueden considerarse expresiones de la vida.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La diferencia entre los cambios externos y los cambios en el carácter
Las personas pueden comportarse bien, pero eso no significa necesariamente que posean la verdad. Tener fervor solo puede hacer que se ciñan a la doctrina y sigan las normas; aquellos que carecen de la verdad no tienen forma de resolver los problemas esenciales ni la doctrina puede sustituir a la verdad. Las personas que han experimentado un cambio en su carácter son diferentes; han comprendido la verdad, poseen discernimiento en todos los asuntos, saben cómo actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, con los principios-verdad, cómo hacer para satisfacer a Dios, y entienden la naturaleza de la corrupción que demuestran. Cuando sus propias ideas y nociones se manifiestan, son capaces de discernir y abandonar la carne. Así es como se expresa un cambio en el carácter. Lo principal respecto a la gente que ha experimentado un cambio en el carácter es que las personas han llegado a comprender claramente la verdad, y cuando llevan a cabo las cosas, ponen en práctica la verdad con relativa precisión y su corrupción no se demuestra tan a menudo. Generalmente, aquellos cuyo carácter ha cambiado parecen ser particularmente razonables y tener discernimiento y, debido a su entendimiento de la verdad, no manifiestan tanta santurronería ni arrogancia. Se dan cuenta y tienen discernimiento de gran parte de la corrupción que se ha revelado en ellos, así que no dan pie a la arrogancia. Son capaces de tener una comprensión exacta de cuál es el lugar del hombre, de cómo comportarse de forma razonable, de cómo ser diligente, de qué decir y qué no decir, y de qué decir y qué hacer a qué personas. Por eso se dice que este tipo de personas son relativamente razonables. Los que han experimentado un cambio en su carácter manifiestan verdaderamente una semejanza humana y poseen la verdad. Siempre pueden hablar y ver las cosas de acuerdo con la verdad, y se guían por principios en todo lo que hacen; no están sujetas a la influencia de ninguna persona, asunto o cosa, y todas tienen su propio punto de vista y pueden mantener los principios-verdad. Su carácter es relativamente estable, no nadan entre dos aguas, e independientemente de las circunstancias en las que se encuentren, entienden cómo llevar a cabo su deber de manera adecuada y cómo comportarse para satisfacer a Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado en realidad no están centrados en qué hacer para parecer buenos en un nivel superficial; han obtenido claridad interna respecto a qué hacer para satisfacer a Dios. Por tanto, desde fuera puede parecer que no son entusiastas o que no han hecho nada importante, pero todo lo que hacen tiene sentido, es valioso y da resultados prácticos. Aquellos cuyo carácter ha cambiado poseen sin duda mucha verdad y esto puede confirmarse por sus perspectivas sobre las cosas y sus acciones con principios. Los que no poseen la verdad no han tenido absolutamente ningún cambio en su carácter. Un cambio en el carácter no significa tener una humanidad madura y experimentada. Se refiere, principalmente, a casos en los que algunos de los venenos satánicos en la naturaleza de una persona cambian como resultado de alcanzar el conocimiento de Dios y de comprender la verdad. Es decir, esos venenos satánicos se limpian y la verdad expresada por Dios echa raíces en estas personas, y se convierte en su vida y en el mismo fundamento de su existencia. Solo entonces se convierten en personas nuevas y, así, experimentan una transformación en el carácter. Una transformación en el carácter no significa que el carácter externo de las personas sea más dócil que antes; que solían ser arrogantes, pero que ahora se comunican razonablemente o que no solían escuchar a nadie, pero ahora pueden escuchar a los demás. No se puede decir que esos cambios externos sean transformaciones en el carácter. Por supuesto, las transformaciones en el carácter incluyen tales estados y expresiones, pero el ingrediente clave es que su vida ha cambiado por dentro. La verdad expresada por Dios se convierte en su vida misma, los venenos satánicos internos se han eliminado, y sus perspectivas han cambiado por completo y ninguna de ellas está alineada con la perspectiva del mundo. Estas personas pueden ver claramente las argucias y los venenos del gran dragón rojo como son en realidad; han comprendido la verdadera esencia de la vida. Por tanto, los valores de su vida han cambiado y este es el tipo de transformación más fundamental y la esencia de un cambio en el carácter.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La diferencia entre los cambios externos y los cambios en el carácter
No es sencillo lograr la transformación del propio carácter; no supone simplemente algunos cambios de conducta, adquirir algo de conocimiento de la verdad, saber hablar algo sobre la experiencia propia con cada aspecto de la verdad ni cambiar algo o volverse un poco obedientes después de haber sido disciplinados. Estas cosas no constituyen una transformación del carácter de vida. ¿Por qué digo esto? Aunque hayas cambiado un poco, sigues sin poner en auténtica práctica la verdad. Tal vez te comportas así porque estás en un entorno adecuado durante un tiempo y en una situación favorable, o porque tus circunstancias actuales te han apremiado. Además, cuando tu estado de ánimo es estable y el Espíritu Santo está obrando, eres capaz de practicar. Si estuvieras pasando por pruebas y sufrieras en ellas como Job o como Pedro, a quien Dios pidió que muriera, ¿podrías decir: “Aunque muriera después de conocerte, estaría bien”? La transformación del carácter no tiene lugar de la noche a la mañana, y una vez que entiendes la verdad no sabes ponerla en práctica necesariamente en cada entorno. Esto atañe a la naturaleza del hombre. A veces puede parecer que pones en práctica la verdad, pero, en realidad, la naturaleza de tus actos no lo demuestra. Mucha gente tiene determinadas conductas externas; por ejemplo, es capaz de abandonar familia y profesión y cumplir con el deber y, por tanto, cree estar practicando la verdad. Sin embargo, Dios no reconoce que esté practicándola. Si todo lo que haces tiene una motivación personal y está adulterado, no estás practicando la verdad; simplemente exhibes una conducta superficial. En sentido estricto, es probable que Dios condene tu conducta; no la elogiará ni recordará. Si se analiza esto con mayor profundidad, estás haciendo el mal y tu conducta se opone a Dios. Visto desde fuera, no estás interrumpiendo ni perturbando nada y no has hecho ningún daño real ni has violado ninguna verdad. Parece ser lógico y razonable, pero la esencia de tus acciones corresponde a hacer el mal y resistirse a Dios. Por lo tanto, deberías determinar si ha habido un cambio en tu carácter y si estás poniendo en práctica la verdad al ver los motivos que están detrás de tus acciones a la luz de las palabras de Dios. No depende de una perspectiva humana sobre si tus actos se adecúan a la imaginación y las intenciones humanas o se adaptan a tus gustos; esas cosas no son importantes. Más bien depende de que Dios diga si te estás ajustando o no a Su voluntad, si tus acciones poseen o no la realidad-verdad y si cumplen o no con Sus requisitos y estándares. Medirse con los requisitos de Dios es lo único exacto. La transformación del carácter y la práctica de la verdad no son tan fáciles y sencillas como las personas imaginan. ¿Entendéis esto ahora? ¿Tenéis alguna experiencia con esto? Cuando se trata de la esencia de un problema, puede que no la entendáis; vuestra entrada ha sido excesivamente superficial. Corréis de acá para allá todo el día del amanecer al ocaso, os levantáis temprano y os acostáis tarde, pero ni habéis logrado la transformación de vuestro carácter de vida ni podéis captar lo que implica dicha transformación. Esto significa que vuestra entrada es demasiado superficial, ¿no es cierto? Independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, puede que no percibáis la esencia y las cosas profundas que tengan que ver con conseguir la transformación del carácter. ¿Puede decirse que tu carácter ha cambiado? ¿Cómo sabes si Dios te alaba o no? Como mínimo, te sentirás excepcionalmente firme en tu corazón con respecto a todo lo que haces, sentirás que el Espíritu Santo te guía, te esclarece, y obra en ti cuando cumples con tus deberes, cuando llevas a cabo cualquier obra en la casa de Dios, o en momentos normales; tu conducta va de la mano de las palabras de Dios, y cuando poseas cierto grado de experiencia, sentirás que lo que hiciste en el pasado era relativamente adecuado. Si después de ganar experiencia durante un período de tiempo sientes que algunas de las cosas que hiciste en el pasado no fueron adecuadas, si estás insatisfecho con ellas, y si en realidad no hubo verdad en las cosas que realizaste, esto demuestra que lo único que hiciste fue resistirte a Dios. Demuestra que tu servicio estuvo lleno de rebeldía, de resistencia y de conductas humanas.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter
¿En qué etapa se encuentra ahora vuestra entrada en la vida? Ya has comprendido que tu punto de vista es equivocado, pero puede que aun confíes en él para vivir, y que lo uses para medir la obra de Dios y juzgar y meditar sobre todo lo que Él hace, Su soberanía y las circunstancias que dispone para ti, y puede que trates la soberanía de Dios por medio de tu punto de vista y tus métodos. ¿Es eso practicar la verdad? ¿Se logra este resultado después de cambiar el carácter propio? No. Ahora solo reconoces que las palabras de Dios son buenas y ciertas y, al considerar tu comportamiento exterior, no haces cosas que contradigan la verdad, y mucho menos que juzguen la obra de Dios. También puedes someterte a los arreglos de la obra de la casa de Dios. Una persona así ha pasado de ser un incrédulo a un seguidor de Dios con la decencia de un santo. Pasas de ser alguien que vive según las filosofías de vida de Satanás y según los conceptos, principios y conocimientos de Satanás a ser alguien que, habiendo oído las palabras de Dios, siente que son buenas, son ciertas y son la verdad, alguien que quiere vivir según las palabras de Dios y que las acepta y las considera como su vida. No es nada más que esa clase de proceso. Durante este período, tu comportamiento y tu manera de hacer las cosas sufrirán ciertamente algunos cambios y serán totalmente diferentes a los que tenías antes. Sin embargo, da igual de qué forma difieran ni cuántas cosas sean diferentes, para Dios lo que se manifiesta en ti no son más que cambios en tu comportamiento y tus métodos, cambios en tu pensamiento y tus puntos de vista, cambios en tus deseos más íntimos y en tus aspiraciones, nada más que eso. Puede que ahora puedas, haciendo un esfuerzo, ofrecerle a Dios tu vida, pero no puedes lograr una obediencia absoluta a Dios en un asunto que te resulte particularmente desagradable. Esta es la diferencia entre un cambio de comportamiento y un cambio de carácter. Tal vez, tu bondadoso corazón te permita comportarte de tal manera que le rindas de inmediato tu vida a Dios, y digas: “Estoy preparado y dispuesto a entregarle a Dios la sangre de mi vida. En esta vida, ¡no me arrepiento ni me quejo! He renunciado al matrimonio, a las perspectivas mundanas, a toda la gloria y las riquezas, y acepto estas circunstancias que Dios ha dispuesto. Puedo soportar y sobrellevar todas las burlas y calumnias del mundo”. Sin embargo, basta con que Dios exponga circunstancias que no encajan con tus ideas para que le grites y te resistas a Él. Esa es la diferencia entre un cambio de comportamiento y un cambio de carácter. También es posible que puedas dar tu vida por Dios y renunciar a las personas y las cosas que más amas, o a aquello de lo que tu corazón no puede soportar separarse; pero cuando se te llama a decir una palabra honesta a Dios y ser una persona honesta, te resulta muy difícil y eres incapaz de hacerlo. Esta es la diferencia entre un cambio de comportamiento y un cambio de carácter. Por otra parte, tal vez no anheles la comodidad carnal en esta vida ni la buena comida ni ponerte ropa cara, puede que trabajes cada día con harapos y hasta el agotamiento. Puedes soportar todas las miserias que te causa la carne, pero si los arreglos de Dios no concuerdan con tus nociones, eres incapaz de entender, y surgen en ti los agravios contra Dios y los malentendidos sobre Él, y en ese momento, la relación entre ti y Dios se volverá cada vez más tensa hasta que desees rechazarlo y traicionarlo y seas incapaz de someterte completamente. Esa es la diferencia entre un cambio de comportamiento y un cambio de carácter. Puedes renunciar a tu vida por Dios, así que ¿por qué no eres capaz de decirle una palabra honesta? Puedes dejar de lado todo lo que no seas tú, así que ¿por qué no puedes ser singularmente leal a la comisión y la tarea que Dios te ha encargado? Puedes dar tu vida por Dios, así que, ¿por qué, cuando revelas tus sentimientos y mantienes tus relaciones con los demás, eres incapaz de posicionarte para defender la obra de Dios y Sus intereses? Has hecho un voto ante Dios para dedicarle a Él tu vida entera y aceptar cualquier sufrimiento que se te presente, así que ¿por qué el hecho de ser apartado de tu deber hace que te hundas tanto en la negatividad que no puedas salir del agujero durante muchos días? Tu corazón está lleno de oposición a Dios y de quejas y malentendidos, todo es negativo. ¿Qué está pasando? Esta es la diferencia entre un cambio de comportamiento y un cambio de carácter.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se corrigen las propias nociones es posible tomar el buen camino de la fe en Dios (3)
¿Con base a qué vivían antes las personas? Todas ellas viven para sí mismas. Cada hombre por sí mismo y sálvese quien pueda; este es el resumen de la naturaleza humana. La gente cree en Dios para sí mismos; abandonan las cosas, se esfuerzan por Él y le son fieles, pero aun así, todo lo que hacen es para sí mismos. En resumen, su único propósito es ganarse bendiciones para sí mismos. En la sociedad, todo se hace para beneficio personal; se cree en Dios solamente para lograr bendiciones. La gente lo abandona todo y puede soportar mucho sufrimiento para obtener bendiciones. Todo esto es una prueba empírica de la naturaleza corrupta del hombre. Sin embargo, las personas que han experimentado un cambio en su carácter son diferentes; creen que la manera en que se vive con sentido, en que se cumple con los deberes de una persona para ser dignos de ser llamados humanos, en que se adora a Dios, y en que se satisface y somete a Dios, todo esto es el fundamento de lo que significa ser un humano y es una obligación ordenada por el Cielo y reconocida por la tierra. De otra manera, ellas no serían dignas de ser llamadas humanas; sus vidas estarían vacías y no tendrían significado. Ellas sienten que las personas deben vivir para satisfacer a Dios, para cumplir bien con sus deberes y para vivir una vida significativa, de manera que, incluso cuando llegue la hora de su muerte, se sentirán contentas y no tendrán el menor remordimiento, y que no habrán vivido en vano. Al comparar estos dos tipos de situaciones diferentes, se puede ver que la última es una persona cuyo carácter se ha transformado y, al haberse modificado su carácter vital, su perspectiva sobre la vida también lo hizo sin duda. Al tener ahora diferentes valores, nunca más vivirá para sí misma y nunca volverá a creer en Dios con el propósito de obtener bendiciones. Tal persona podrá decir: “Si muero después de haber conocido a Dios, ¿qué es la muerte para mí? Si puedo conocer a Dios, podré vivir una vida con sentido y no habré vivido en vano, ni moriré con remordimientos; no tendré quejas”. ¿No es esta una perspectiva cambiada sobre la vida? Por tanto, la causa principal de un cambio en el carácter de la vida de uno es poseer la verdad dentro y tener conocimiento de Dios; entonces, la perspectiva propia sobre la vida ha cambiado y los valores no son los mismos de antes. La transformación comienza desde el interior y desde la propia vida; sin duda alguna, no es tan solo un cambio externo. Después de haber empezado a creer en Dios, algunos nuevos creyentes dejan atrás el mundo secular. Cuando después se encuentran con incrédulos, estos creyentes no tienen mucho que decir y rara vez contactan a sus familiares y amigos incrédulos. Los incrédulos dicen: “Esta persona ha cambiado”. Así que el creyente piensa: “Mi carácter se ha transformado realmente; estos incrédulos dicen que he cambiado”. ¿Se ha transformado realmente el carácter de esa persona? Lo que manifiesta son solo cambios externos. No ha habido ningún cambio real en su vida y su naturaleza satánica sigue arraigada dentro de ellos, completamente intacta. En ocasiones, el fervor se ha apoderado de las personas por la obra del Espíritu Santo; pueden tener lugar algunos cambios externos y pueden hacer algunas buenas obras. Sin embargo, esto no es lo mismo que lograr una transformación en el carácter. Si no posees la verdad y tu idea de las cosas no ha cambiado, hasta el punto que no es diferente de la de los incrédulos, y si tus valores y perspectiva sobre la vida no se han alterado tampoco y ni siquiera tienes reverencia hacia Dios, que es lo mínimo que deberías poseer, entonces no podría estar más lejos de conseguir un cambio de carácter.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La diferencia entre los cambios externos y los cambios en el carácter
Cuando las personas experimentan hasta que llegue el día en que su perspectiva de la vida y el sentido, la base de su existencia, hayan cambiado por completo, cuando han sido alteradas hasta los huesos y se han convertido en alguien diferente, ¿no es esto increíble? Este es un gran cambio, un cambio transcendental. Solo cuando no estés interesado en la fama y la fortuna, el estatus, el dinero, el placer, el poder y la gloria del mundo y puedas dejarlos ir fácilmente, tendrás la semejanza de un ser humano. Aquellos que, al final, serán hechos completos son un grupo de personas como este; viven para la verdad, viven para Dios y viven para aquello que es justo. Esta es la semejanza de un verdadero ser humano.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Hay que comprender que existen similitudes y diferencias entre las naturalezas de las personas
Si una persona puede satisfacer a Dios al tiempo que lleva a cabo su deber, si basa sus palabras y sus acciones en principios y puede entrar la realidad-verdad en todos los aspectos de la verdad, entonces es una persona perfeccionada por Dios. Puede decirse que la obra y las palabras de Dios han sido completamente eficaces para esta persona, que las palabras de Dios se convirtieron en su vida, que obtuvo la verdad y que pudo vivir según las palabras de Dios. Después de esto, la naturaleza de su carne —es decir, el fundamento mismo de su existencia original— se sacudirá y se derrumbará. Después de que uno tiene las palabras de Dios como su vida, se convierte en una nueva persona. Si las palabras de Dios se vuelven su vida, si la visión de la obra de Dios, Sus requisitos hacia la humanidad, Sus revelaciones a los humanos y los estándares para una vida verdadera que Dios le exige al hombre cumplir se convierten en su vida, si vive conforme a estas palabras y a estas verdades, entonces esta persona es perfeccionada por las palabras de Dios. Tal persona ha renacido y se ha convertido en alguien nuevo a través de Sus palabras. Esta es la senda por la cual Pedro buscó la verdad; fue la senda de ser perfeccionado, perfeccionado por las palabras de Dios y de ganar la vida a partir de ellas. La verdad expresada por Dios se convirtió en su vida, y solo entonces él pasó a ser una persona que obtuvo la verdad.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro