Digresión uno: Qué es la verdad

Cantemos un himno: Toda la creación debe someterse al dominio de Dios

1  Dios creó todas las cosas y por ende hace que toda la creación venga bajo Su dominio y se someta al mismo; Él gobernará todas las cosas para que todas estén en Sus manos. Toda la creación de Dios, incluyendo los animales, las plantas, la humanidad, las montañas, los ríos y los lagos, todo debe venir bajo Su dominio. Todas las cosas en los cielos y sobre la tierra deben venir bajo Su dominio. No pueden tener ninguna elección y deben someterse todas a Sus orquestaciones. Esto fue decretado por Dios y es Su autoridad.

2  Dios lo gobierna todo y ordena y clasifica todas las cosas, cada una catalogada según su clase, con su propia posición asignada de acuerdo con los deseos de Dios. Por muy grande que sea, ninguna cosa puede sobrepasar a Dios y todas las cosas sirven a la humanidad creada por Dios; nada se atreve a rebelarse contra Dios ni a imponerle exigencias. Por tanto, el hombre, como ser creado, también debe cumplir con su deber. Independientemente de que sea el señor o el cuidador de todas las cosas, por muy alto que sea el estatus del hombre entre todas las cosas, sigue siendo un ser humano insignificante bajo el dominio de Dios, solo un ser humano insignificante, un ser creado, y nunca estará por encima de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine

¿Cuál es la verdad del himno “Toda la creación debe someterse al dominio de Dios”? ¿Qué línea es la verdad? (Todas las líneas son la verdad). ¿Qué dice la última línea? (“Por muy alto que sea el estatus del hombre entre todas las cosas, sigue siendo un ser humano insignificante bajo el dominio de Dios, solo un ser humano insignificante, un ser creado, y nunca estará por encima de Dios”). El hombre no puede estar nunca por encima de Dios, ni tampoco los seres creados; todo excepto Dios son seres creados. El hombre no puede estar nunca por encima de Dios; esa es la verdad. ¿Puede cambiar esa verdad? ¿Cambiará al final de los tiempos? (No). Esa es la verdad. ¿Quién puede decirme qué es la verdad? (La verdad es el criterio de conducta, actuación y culto a Dios por parte de la gente). Hemos charlado dos veces sobre el tema “qué es la verdad”, así que hablemos acerca de cuáles son los criterios. Lo importante aquí son los criterios. (Los criterios son los principios, leyes y normas estándar que son acertados. La base de los criterios son las palabras de Dios). ¿Quién más desea continuar? (Los criterios son los principios, leyes y normas estándar más acertados derivados de las palabras de Dios). Aquí se ha añadido la palabra “más”, pero, ¿es necesario utilizarla? ¿Qué diferencia hay entre añadir la palabra “más” y no hacerlo? Usar “más” implica que hay algo que viene en segundo, en tercer lugar, etc. ¿Qué pensáis sobre el hecho de que se añada “más”? (No es adecuado, porque la verdad es el único estándar. En cuanto se añade “más”, eso sugiere una especie de relatividad con otras cosas que están en segundo y en tercer plano). ¿Es acertada esa explicación? (Sí). También tiene sentido. Si tenéis una perspectiva y una comprensión adecuadas de la definición de “qué es la verdad” y entendéis claramente que Dios es la verdad, entonces podéis comprender si la palabra “más” debe añadirse o no, si es correcto hacerlo, qué diferencia marca su adición, qué significa no añadirla y qué implica hacerlo. Se confirma pues que no añadir “más” es correcto. ¿Qué error cometió la persona que añadió esa palabra? Pensó que, con independencia del aspecto de Dios que se describía, debía añadirse la palabra “más”. ¿En qué punto se equivocó al establecer esa comparación? ¿Qué palabra de Dios, qué verdad, se ha contradicho? (Los seres creados no pueden estar nunca por encima de Dios; añadir la palabra “más” parece sugerir que hay rangos secundarios y terciarios entre los seres creados y Dios). ¿Es eso correcto? (Sí). Tiene cierto sentido; se puede explicar de esa forma. ¿Hay alguna otra afirmación que pueda confirmar que la adición de la palabra “más” es incorrecta? (Recuerdo algo, y es que la verdad tan solo puede provenir de Dios, que solo Dios es la verdad, por lo que no puede haber expresiones relativas que indiquen un segundo, un tercer lugar, etc.). Eso también es correcto. (La verdad es el criterio de conducta, actuación y culto a Dios por parte de la gente. Puesto que las leyes, reglas y criterios tan solo pueden provenir de Dios, las personas no tienen criterios ni leyes para sus actos, ni pueden establecer reglas por sí mismas, por lo que no hay necesidad de añadir la palabra “más”). Esta explicación es un poco más práctica. ¿Algo más? (La autoridad de Dios y Su esencia son únicas. La esencia de Dios es la verdad, y nada se le puede comparar. Añadir la palabra “más” hace que parezca que la verdad deje de ser única). ¿Cómo es esta afirmación? (Buena). ¿Qué tiene de bueno? (Señala que Dios es único). “Único”; todos vosotros habéis olvidado ese término. Dios es único. ¿Pueden encontrarse en la humanidad los criterios transmitidos en cada frase pronunciada por Dios, así como cada uno de Sus requisitos para el hombre? (No). ¿Acaso el conocimiento, la cultura tradicional o los pensamientos de los seres humanos contienen esas cosas? (No). ¿Pueden generar la verdad? No, no pueden. Por lo tanto, añadir “más” sugiere que hay rangos secundarios y terciarios que distinguen lo alto de lo bajo y lo aún más bajo, y dividen las cosas en varios niveles: primero, segundo, tercero… Significa que todas las cosas correctas pueden convertirse en un criterio conforme a una secuencia determinada. ¿Puede entenderse de esa forma? (Sí). Entonces, ¿cuál es el problema con la adición de la palabra “más”? Transforma las palabras de Dios, Su verdad, en algo relativo, tan solo relativamente superior al conocimiento, las filosofías y otras cosas correctas entre los seres humanos que Él ha creado. Eso divide la verdad en rangos. Como resultado, las cosas correctas en la humanidad corrupta se convierten también en la verdad. Además, esas cosas pasan a ser asimismo los criterios para la conducta y actuación por parte de la gente, solo que a un nivel relativamente inferior. Por ejemplo, cosas como ser civilizado, educado, amable, y algunas de las cosas buenas con las que nace la gente, se convierten todas en criterios; siendo así, ¿en qué se han convertido? (En la verdad). Se han convertido en la verdad. Veréis, añadir la palabra “más” modifica la naturaleza de este criterio. Una vez que varía la naturaleza del criterio, ¿cambia también la definición de Dios? (Sí). ¿En qué se convierte esa definición? Bajo esa definición, Dios no es único; Su autoridad, poder y esencia no son únicos. Dios es simplemente la función de poder y autoridad con mayor rango entre los seres humanos. Cualquier persona humana con capacidad y prestigio puede ser considerada a la par de Dios y abordada en igualdad de condiciones con Él, aunque en un nivel algo inferior o menor. Esas figuras y líderes relativamente positivos dentro de la humanidad pueden situarse justo detrás de Dios en la jerarquía, convirtiéndose en el segundo al mando, el tercero, el cuarto, etc., con Dios como jefe. ¿Acaso una interpretación así no modifica totalmente la identidad y la esencia de Dios? Tan solo una simple palabra como “más” transforma por completo Su esencia. ¿No es esto un problema? (Sí). Entonces, ¿de qué manera estas palabras son correctas sin añadir la palabra “más”? (Exponen un hecho). ¿De qué hecho se trata? (De que Dios es la verdad, el principio, el estándar y el criterio). Que Dios es el origen de todos esos criterios. Esos criterios no existen en la humanidad corrupta, entre los seres creados. Dios es la única fuente que expresa esos criterios. Tan solo Él posee esa esencia. La realidad y los criterios de todas las cosas positivas únicamente pueden provenir de Dios. Si una persona sabe algo de los principios de conducta, actuación y culto a Dios por parte de la gente, si sabe algo de los criterios y entiende algo de la verdad, ¿puede convertirse en Dios? (No). ¿Acaso es la fuente de la verdad? ¿Es quien expresa todas las verdades? (No). Entonces, ¿se la puede llamar Dios? No. Esa es la diferencia esencial. ¿Entendéis? (Sí). Pese a que he hablado ya dos veces sobre el tema “qué es la verdad”, vuestras respuestas todavía contienen un gran error, puesto que convierten a Dios en uno más entre los seres creados, hacen que estos sean iguales a Él y nivelan la relación entre ambos. Esto modifica la naturaleza del problema y equivale a negar a Dios. Dios es el Creador, los seres humanos son seres creados; no se trata de dos funciones del mismo rango. ¿Pero qué sucede si se añade la palabra “más”? Se convierten en lo mismo en términos de esencia y rango, y tan solo se distinguen en cuanto a superioridad o inferioridad. Cuando os pregunté sobre esto con detalle, vosotros pensasteis en vuestro fuero interno: “¿No nos está subestimando? Somos todos personas con formación, ¿cómo pudimos olvidar esas pocas palabras? Podemos hablar sobre este tema sin esfuerzo sin tener siquiera que mirar nuestras notas”. El problema salió a la luz en cuanto abristeis la boca. Después de que Yo hablase, vosotros lo leísteis varias veces y aun así no fuisteis capaces de repetirlo con exactitud. ¿Cuál es el motivo de esto? Todavía no entendéis la verdad a este respecto. Alguien añadió la palabra “más” y pensó: “Ninguno de vosotros añadió ‘más’; no tenéis demasiada fe en Dios, ¿no? Mirad lo que he hecho, he añadido ‘más’. Eso demuestra que tengo estudios; ¡el tiempo que pasé en la universidad no fue en vano!”. Después de que añadiera “más”, la mayoría de vosotros no se percató del problema. Algunos de vosotros sentisteis que algo estaba mal, pero no podíais explicar por qué. Cuando otros lo explicaron, lo comprendisteis en el plano teórico y supisteis que la explicación era correcta. Pero ¿acaso lo entendisteis en términos de la verdad? (No). Os hablé sobre por qué es erróneo añadir la palabra “más” y lo comprendisteis, pero ¿realmente entendisteis la esencia del problema? (No). No lo visteis claro. ¿Por qué motivo? (No entendemos la verdad). ¿Y por qué no entendéis la verdad? ¿No habéis comprendido lo que he dicho? Si lo habéis hecho, ¿cómo es que aún no entendéis la verdad? ¿Cuántos capítulos hay acerca del tema de “Dios mismo, el único”? ¿Cuántas veces los habéis leído? ¿Entendéis realmente esas palabras? (No). No las entendéis, y por eso os habéis puesto en ridículo hoy. Esas palabras os han dejado en evidencia. ¿No es cierto? (Sí). ¿Habéis aprendido algo de esto? ¿Seguirás actuando basándote en tu percepción de tu propia inteligencia la próxima vez que te encuentres con algo así? No os atreveréis, ¿verdad? Si una persona no comprende la verdad, ningún grado de formación o conocimiento podrá servirle. Si carecieses de estudios y no supieses cómo usar esa palabra, es posible que no hubieses añadido la palabra “más” y quizá este problema no se habría planteado. Por lo menos no habrías cometido este error ni habrías hecho el ridículo. Pero puesto que tienes formación y entiendes el significado y el uso de ciertas palabras, se las aplicaste a Dios. Como resultado, has hecho que surja un problema, has convertido la inteligencia en torpeza. Si se lo aplicas a una persona, es mera idolatría y adulación, lo cual, a lo sumo, es simplemente asqueroso. Pero si se lo aplicas a Dios, el problema se vuelve grave. Pasa a ser una palabra que niega a Dios, se resiste a Él y le condena. Este es el error que los seres humanos corruptos que carecen de la verdad tienen más probabilidad de cometer. En el futuro, tened cuidado de no añadir adverbios o adjetivos de forma descuidada. ¿Por qué? Porque aquellos que tienen que ver con la identidad, esencia, palabras y carácter de Dios son los ámbitos en los que los seres humanos corruptos tienen mayores carencias, donde su comprensión es más superficial y escasa. Por lo tanto, las personas que no entienden la verdad deben tener cuidado de no actuar con imprudencia; es mejor ser prudentes.

I. Disección de la idea de “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”

Algunas personas acaban de explicar la definición y el concepto de la verdad. Entendéis la definición y el concepto, pero ¿realmente comprendéis lo que es la verdad? Necesito verificaros. ¿Cómo lo haré? Usaré vuestros puntos fuertes para poneros a prueba. ¿Y cuáles son vuestros puntos fuertes? Estáis familiarizados con el aprendizaje, las palabras y el vocabulario; con las distintas estrategias y filosofías para los asuntos mundanos que poseen las personas de cualquier multitud; también con las culturas humanas tradicionales, así como con sus nociones y figuraciones. También estáis acostumbrados a las diversas leyes y nociones conforme a las cuales viven las personas de todas las razas, etnias y nacionalidades. ¿No son esos vuestros puntos fuertes? Entre ellos hay algunas frases hechas relativamente fijadas, algunos son proverbios; algunos, dichos y otros son expresiones coloquiales pegadizas que suele usar la gente común. Haceos esta pregunta: ¿Cuáles son las cosas acerca de las cuales las personas tienen a menudo opiniones y pensamientos profundos que ellas convierten en una frase hecha? Analicemos primero unos cuantos dichos, frases hechas y leyes, así como la estrategia de la gente para los asuntos mundanos y sus nociones tradicionales, de manera que podamos entender exactamente qué es la verdad. Debatiremos sobre lo que realmente es la verdad desde un punto de vista negativo. ¿Es ese un buen enfoque? (Sí). A ver, dinos uno para empezar. (Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas). ¿Es correcta esa afirmación? (No). “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Empecemos hablando sobre ese proverbio primero. Adelante, explica lo que significa. (Quiere decir que deberías confiar en las personas a las que empleas sin mostrarte cauteloso con ellas. Si no te fías de alguien, no le des trabajo). Esa es la interpretación literal. Decidme en primer lugar, ¿la mayoría de la gente en el mundo está de acuerdo o en desacuerdo con este dicho? (De acuerdo). Está de acuerdo con él. Es justo afirmar que la mayor parte de la gente en esta sociedad acata el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” como principio para emplear a otros y se atienen a él en el trato que dispensan a las personas. ¿Algún aspecto de ese dicho es correcto? (No). Entonces, ¿por qué la mayoría de no creyentes considera que es correcto y lo acepta y aplica sin reservas? ¿Cuál es su motivación para ello? ¿Por qué lo usan? Algunos dicen: “Si vas a emplear a una persona, no puedes dudar de ella; debes confiar en ella. Debes fiarte de que tiene el talento y la calidad humana para hacer el trabajo y de que te será leal. Si dudas de ella, no le des trabajo. Como dice el dicho, ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. Ese refrán es correcto”. En realidad, ese dicho no son más que palabras endiabladas que desorientan. ¿De dónde proviene? ¿Cuál es su intención? ¿Qué maquinación esconde? (Dios, me acuerdo de que durante la última charla se mencionó que si algunas personas no querían que otras intervinieran en su trabajo, dirían: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Lo que quieren decir es: “Puesto que me diste este trabajo y me estás usando, entonces no deberías interferir en mi labor; no deberías inmiscuirte en lo que hago”). ¿Qué tipo de carácter tiene la gente que usa ese dicho? (El carácter de un anticristo, arbitrario y que sigue sus propias normas). Así es, ese es su carácter. Aquellos que usan o que inventaron ese dicho, ¿son las personas que emplean o las que son empleadas? ¿A quién beneficia más ese refrán? (A quienes son empleadas). ¿Cómo se benefician de este dicho las personas que son empleadas? Si recalcan repetidamente ese refrán a su empleador, están infundiendo un cierto tipo de pensamiento en él; eso tiene la naturaleza de una inculcación o un adoctrinamiento. Equivale a decir al empleador: una vez que emplees a alguien, debes fiarte de que te será leal. Debes confiar en que hará bien el trabajo, en que tiene esa capacidad. No debes dudar de él, puesto que hacerlo sería perjudicial para ti. Si siempre estás indeciso, si siempre estás tratando de sustituirlo por otra persona, eso puede afectar a la lealtad que te profesa. Al oír esto, ¿se vería el empleador fácilmente influido o desorientado por este dicho? (Sí). Y una vez influido o desorientado el empleador, el empleado será quien se beneficie. Si el empleador acepta esta forma de pensar, no tendrá dudas ni sospechas sobre la persona a la que emplea; no supervisará el trabajo que ha hecho esa persona ni indagará sobre él o sobre si esta persona le es leal o si tiene la capacidad de llevar a cabo esas cosas. El empleado puede así zafarse de la supervisión y vigilancia de su empleador y a continuación hacer lo que le apetezca sin seguir los deseos de este. Decidme, cuando un empleado utiliza este dicho, ¿realmente tiene calidad humana para ser totalmente leal a su empleador? ¿Es cierto que no hay ninguna necesidad de que lo supervisen? (No). ¿Por qué decimos eso? Es un hecho universalmente reconocido, desde tiempos antiguos hasta la actualidad, que los seres humanos son profundamente corruptos, tienen actitudes corruptas y son especialmente falsos y taimados; no hay personas honestas e incluso los necios mienten. Esto genera una gran dificultad a la hora de emplear a otras personas, y resulta casi imposible encontrar a alguien que sea digno de confianza, mucho menos una persona de la que uno pueda fiarse por completo. Encontrar unas cuantas personas más o menos aptas para trabajar es lo mejor que uno puede esperar. Puesto que no hay personas dignas de confianza, ¿cómo es posible entonces aplicar “ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”? No es posible, porque no hay nadie que sea fiable. Entonces, ¿cómo deberíamos usar a aquellos que son más o menos aptos para trabajar? Tan solo podemos hacerlo mediante la guía y la supervisión. Los no creyentes envían chivatos y espías para vigilar a las personas a su servicio, con el fin de garantizarse una relativa sensación de seguridad. De esa forma, las personas en la antigüedad se engañaban a sí mismas cuando decían “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Aquel que acuñó esta frase en realidad no se la aplicaba a sí mismo. Si de veras lo hubiera hecho, habría sido un inconsciente, un perfecto necio destinado únicamente a ser engañado y estafado. ¿No es esto un hecho? Hablemos sobre dónde se encuentra el defecto más significativo dentro de la frase “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. ¿Cuál es su fundamento? Que la persona empleada es totalmente fiable, leal y responsable. Debe existir una certidumbre al cien por cien de que el empleado es una persona de ese tipo para que el empleador pueda aplicar el dicho. En nuestros días no es posible encontrar individuos tan dignos de confianza; son casi inexistentes, lo que hace que el enunciado “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” resulte un disparate. Si eliges una persona que no sea de fiar y después aplicas ese dicho para poder frenar las dudas que tengas sobre ella, ¿acaso no te estás engañando a ti mismo? ¿La persona empleada es capaz de ser fiable y de hacer las cosas de manera leal y responsable simplemente porque tú no dudas de ella? En realidad, seguirá comportándose según el tipo de persona que sea, con independencia de tus dudas. Si es una persona falsa, seguirá haciendo las cosas con falsedad; si es ingenua, continuará haciendo las cosas sin malicia. Esto no depende de si albergas o no dudas con respecto a ella. Digamos, por ejemplo, que empleas a una persona falsa. En tu interior sabes que esa persona es falsa y, sin embargo, le dices: “No dudo de ti, así que ve y haz tu trabajo con confianza”; ¿acaso esa persona se convertirá en alguien ingenuo que hace las cosas sin malicia sencillamente porque tú no dudas de ella? ¿Es eso posible? Por el contrario, si empleas a una persona ingenua, ¿acaso se convertirá en alguien falso porque dudas de ella o no la entiendes? No, no lo hará. Por lo tanto, el dicho: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es sencillamente un intento de sentirse tranquilo por parte de un necio, es una sandez con la que engañarse a uno mismo. ¿Hasta qué punto llega la corrupción de la humanidad? Perseguir el estatus y el poder ha hecho que los padres y los hijos, y también los hermanos, se vuelvan unos contra otros y se maten; ha hecho que las madres y las hijas se odien. ¿Quién puede confiar en alguien? No hay nadie que sea completamente fiable, tan solo personas más o menos aptas para trabajar. Sin importar a quién emplees, la única forma de evitar errores es observar o supervisar a los empleados. Por lo tanto, la frase “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es un dicho con el que engañarse a uno mismo. Es un disparate, una falacia, y no se sostiene de ninguna forma. ¿Por qué Dios expresa la verdad y lleva a cabo la obra del juicio para purificar y salvar a la humanidad en los últimos días? Porque la humanidad ha sido profundamente corrompida. No hay nadie que se someta verdaderamente a Dios, y no hay nadie apto para que Él lo use. Por ello, Dios exige reiteradamente a la gente que sea honesta. Es porque los seres humanos son demasiado falsos, están llenos del carácter corrupto de Satanás y tienen su misma naturaleza. No pueden evitar pecar ni hacer el mal, y son capaces de resistirse a Dios y traicionarlo en cualquier momento y lugar. No hay nadie entre la humanidad corrupta que sea capaz de ser usado o que resulte de fiar. ¡Es ciertamente difícil elegir y usar a alguien de entre los seres humanos! En primer lugar, es imposible que una persona entienda realmente a otra; en segundo lugar, las personas no son capaces de calar a los demás; en tercer lugar, en circunstancias especiales, es aún más imposible que la gente controle o dirija a los demás. En este contexto, encontrar a alguien a quien usar es la tarea más difícil de todas. El dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es, por tanto, totalmente equivocado y poco práctico. Elegir y usar a alguien en función de este refrán equivale a pedir ser engañado. Cualquiera que considere que ese dicho es correcto y es la verdad es alguien de lo más estúpido. ¿Puede ese refrán resolver verdaderamente la dificultad de hacer uso de los demás? En absoluto. Es sencillamente una forma de consolarse, dejarse embaucar y engañarse a uno mismo.

A estas alturas de nuestra charla, ¿tenéis una comprensión básica de si el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es correcto o no? ¿Ese refrán es la verdad? (No). Entonces, ¿qué es? (Filosofía satánica). Más específicamente, ese dicho sirve como excusa para alguien que desee escapar o liberarse de la supervisión o la vigilancia de otro; también es una cortina de humo que todas las personas malvadas despliegan para poder proteger sus propios intereses y alcanzar sus fines. Este refrán es un pretexto para quienes albergan motivos ocultos de hacer lo que les plazca. También es una falacia propagada por ese tipo de personas para justificar su desvinculación de la supervisión, vigilancia y condena de la moral y la conciencia. Sin embargo, hay personas que creen que el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es práctico y correcto. ¿Esa gente tiene discernimiento? ¿Acaso entiende la verdad? ¿Son problemáticos los pensamientos y opiniones de esas personas? Si alguien dentro de la iglesia propaga ese dicho, lo hace con un motivo, intenta desorientar a otros. Está tratando de usar el refrán “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” para disipar los recelos o las dudas que los demás tienen sobre él. Implícitamente, esto quiere decir que desea que los demás confíen en que puede trabajar, en que es alguien apto para ser usado. ¿No son esas su intención y su meta? Deben de serlo. Piensa para sus adentros: “Nunca os fiais de mí y siempre tenéis dudas. En algún momento probablemente averiguaréis que tengo algún problemilla y me echaréis. ¿Cómo se supone que voy a trabajar si no me quito eso de la cabeza?”. Propaga esa opinión para que la casa de Dios confíe en él sin dudarlo y lo deje obrar con libertad, lo que le permite alcanzar su objetivo. Si alguien que persigue realmente la verdad ve que la casa de Dios supervisa su trabajo debería tratar de forma adecuada esta supervisión, sabiendo que lo hace por su propia protección y, más importante aún, que también es responsable de la obra de la casa de Dios. Pese a que tal vez revele su corrupción, puede orar a Dios para pedirle que lo escrute y lo proteja, o jurar ante Él que aceptará Su castigo si hace el mal. ¿No apaciguaría esto su mente? ¿Por qué propagar una falacia para desorientar a la gente y lograr su propio objetivo? Algunos líderes y obreros muestran siempre una actitud de resistencia ante la supervisión del pueblo escogido de Dios o los esfuerzos de los líderes y obreros superiores por aprender sobre su trabajo. ¿Qué es lo que piensan? “‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. ¿Por qué siempre me estáis supervisando? ¿Por qué me usáis si no os fiais de mí?”. Si les preguntas sobre su trabajo o indagas acerca de sus progresos y después te interesas por su estado personal, se pondrán aún más a la defensiva: “Este trabajo me ha sido encomendado a mí; entra dentro de mi ámbito. ¿Por qué interfieres en mi trabajo?”. Aunque no se atrevan a decirlo abiertamente, insinuarán: “Como dice el dicho, ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. ¿Por qué tienes tantas dudas?”. Incluso te condenarán y te pondrán una etiqueta. ¿Y qué pasa si no entiendes la verdad ni tienes discernimiento? Después de oír su insinuación, dirías: “¿Tengo muchas dudas? En ese caso, estoy equivocado. ¡Soy falso! Tienes razón: ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’”. ¿Acaso no te has desorientado? El dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”, ¿es acorde con la verdad? ¡No, es un disparate! Esas personas perversas son insidiosas y falsas; presentan ese refrán como si fuera la verdad para desorientar a la gente atolondrada. Una persona de ese tipo, al oír ese dicho, se desorienta de verdad, se queda confusa, y piensa: “Es cierto, he ofendido a esa persona. Lo ha dicho él mismo: ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. ¿Cómo he podido dudar de él? No se puede trabajar de esa forma. Debo motivarlo sin entrometerme en su trabajo. Puesto que lo estoy usando, necesito confiar en él y dejarlo trabajar libremente sin limitarlo. Debo dejarle margen para actuar. Él tiene capacidad para realizar el trabajo. E incluso si carece de ella, ¡todavía está el Espíritu Santo que sigue obrando!”. ¿Qué clase de lógica es esa? ¿Hay algo en ella que sea acorde a la verdad? (No). Esas palabras suenan correctas. “No podemos limitar a los demás”. “La gente no es capaz de hacer nada; es el Espíritu Santo el que lo hace todo, el que lo escruta todo. No debemos dudar, porque Dios está totalmente al mando”. Pero ¿qué tipo de palabras son esas? ¿No son atolondradas las personas que las pronuncian? No son capaces de ver las cosas como son y se desorientan con una sola frase. Se puede decir que la mayoría considera verdad el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” y se deja desorientar y atar por él. Se sienten perturbados por él y dejan que les influya al elegir o usar a gente y hasta permiten que les dicte sus actos. En consecuencia, muchos líderes y obreros tienen dificultades y dudas cada vez que revisan el trabajo de la iglesia y promocionan y usan a personas. Al final, lo único que pueden hacer es consolarse con las palabras “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Cada vez que inspeccionan o preguntan por el trabajo, piensan: “‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. Debo confiar en mis hermanos y hermanas y, después de todo, el Espíritu Santo escruta a la gente, así que no debo estar siempre dudando de los demás y supervisándolos”. Les ha influido este refrán, ¿no? ¿Qué consecuencias acarrea la influencia de esta frase? En primer lugar, si alguien suscribe esta idea de que “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”, ¿inspeccionará y guiará el trabajo de los demás? ¿Supervisará y hará el seguimiento del trabajo de la gente? Si esta persona confía en todas aquellas a las que usa y nunca las supervisa ni guía en su trabajo, ¿cumple lealmente su deber? ¿Puede llevar a cabo el trabajo de la iglesia de manera competente y completar la comisión de Dios? ¿Es leal a lo que Dios le ha confiado? En segundo lugar, esto no es simplemente que no te atengas a la palabra de Dios y a tus deberes, sino que adoptas los ardides de Satanás y su filosofía para los asuntos mundanos como si fueran la verdad, los sigues y los practicas. Obedeces a Satanás y vives de acuerdo con una filosofía satánica, ¿verdad? Esto significa que eres una persona que no se somete a Dios y ni mucho menos acata Sus palabras. Eres un canalla total. ¡Dejar de lado las palabras de Dios y, por el contrario, adoptar una frase satánica y practicarla como verdad es traicionar la verdad y a Dios! Trabajas en la casa de Dios, pero los principios para tus acciones siguen la lógica satánica y su filosofía para los asuntos mundanos; ¿qué clase de persona eres? Una que traiciona a Dios y lo deshonra gravemente. ¿Cuál es la esencia de esta acción? Condenar abiertamente a Dios y negar abiertamente la verdad. ¿No es esa su esencia? (Lo es). Aparte de no seguir la voluntad de Dios, permites que proliferen en la iglesia los diabólicos dichos de Satanás y las filosofías satánicas para los asuntos mundanos. Con ello te conviertes en cómplice de Satanás ayudándole a llevar a cabo sus actividades en la iglesia y a trastornar y perturbar la obra de la iglesia. La esencia de este problema es grave, ¿no es verdad?

A día de hoy, la mayoría de los líderes y obreros albergan el veneno de Satanás en su corazón y siguen viviendo conforme a las filosofías satánicas; hay pocas palabras de Dios que conserven poder en su corazón. La obra de muchos líderes y obreros es problemática: nunca inspeccionan ni supervisan el trabajo después de realizar los arreglos de la obra, aunque realmente sepan en su fuero interno que algunas personas no son capaces de realizar el trabajo y que sin duda surgirán problemas. No obstante, al no saber cómo resolver este problema, adoptan simplemente una perspectiva de “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” y salen del paso e incluso se sienten tranquilos. Esto lleva a una situación en la que algunas personas son incapaces de realizar trabajo real y se limitan a ocuparse de asuntos generales, actuando por inercia. Como resultado, arruinan la obra de la iglesia, y en algunos lugares incluso las ofrendas a Dios acaban siendo robadas. El pueblo escogido de Dios, incapaz de soportar esta visión, notifica el asunto a lo Alto. Al darse cuenta, el falso líder se queda perplejo y siente que se avecina el desastre. Lo Alto lo interroga: “¿Por qué no inspeccionaste el trabajo? ¿Por qué usaste a la persona equivocada?”. A lo cual el falso líder responde: “No tengo ningún conocimiento de la esencia de una persona, por lo que sencillamente sigo el principio de ‘Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas’. Nunca me habría esperado usar a la persona equivocada y causar semejante desastre”. ¿Crees correcto el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”? ¿Es verdad? ¿Por qué tendría él que utilizarlo en el trabajo de la casa de Dios y en el cumplimiento del deber? ¿Qué problema hay? Estas son claramente las palabras de los no creyentes, palabras que vienen de Satanás; entonces, ¿por qué las trata como la verdad? ¿Por qué no puede decir si están bien o mal? Estas son evidentemente las palabras del hombre, las palabras de la humanidad corrupta; simplemente no son la verdad, están totalmente en desacuerdo con las palabras de Dios, y la gente no debe adoptarlas como criterios para su actuación, para su conducta, ni para la adoración de Dios. Entonces, ¿cómo debe abordarse esta frase? Si eres realmente capaz de discernir, ¿qué tipo de principio-verdad debes emplear en su lugar para que te sirva de principio de práctica? Debería ser “cumple el deber con todo tu corazón, toda tu alma y toda tu mente”. Actuar con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente significa no estar limitado por nadie; significa tener un solo corazón y una sola mente, y nada más. Esta es tu responsabilidad y es tu deber, y debes cumplirlo bien, pues es perfectamente natural y justificado. Sean cuales sean los problemas que encuentres, debes actuar de acuerdo con los principios. Aplícalos como corresponda; si hay que podar, que así sea, y si es necesario reemplazar, que así sea. En resumen, actúa basándote en las palabras de Dios y en la verdad. ¿Acaso no es este el principio? ¿No es esto exactamente lo contrario del dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”? ¿Qué significa este refrán? Significa que si has empleado a una persona, no debes dudar de ella, debes darle carta blanca, no supervisarla y dejar que haga lo que quiera; y si dudas de ella, no debes emplearla. ¿No es eso lo que significa? Está terriblemente equivocado. La humanidad ha sido profundamente corrompida por Satanás. Toda persona tiene un carácter satánico y es capaz de traicionar a Dios y resistirse a Él. Se podría decir que nadie es de fiar. Incluso si una persona jura hasta el fin del mundo, no sirve de nada porque las personas están constreñidas por sus actitudes corruptas y no pueden controlarse. Deben aceptar el juicio y el castigo de Dios para poder resolver el problema de su carácter corrupto, y solucionar completamente el problema de su resistencia y traición a Dios; resolver la raíz de los pecados de la gente. Todos aquellos que no han pasado por el juicio y la purificación de Dios y no han alcanzado la salvación no son de fiar. No son dignos de confianza. Por tanto, cuando uses a alguien, debes supervisarlo y dirigirlo. También debes podarlo, y compartirle con frecuencia la verdad. Solo de esta manera podrás ver claramente si lo puedes seguir usando. Si hay algunas personas que puedan aceptar la verdad y aceptar la poda, que son capaces de cumplir su deber con lealtad, y que tienen un progreso continuo en su vida, entonces solo estas personas son verdaderamente aptas para ser usadas. Aquellos que son realmente aptos para ser usados tienen la confirmación de la obra del Espíritu Santo. Las personas que no tienen la obra del Espíritu Santo no son fiables; son mano de obra y jornaleros. Cuando se trata de seleccionar líderes y obreros, una proporción relativamente elevada de ellos, por lo menos más de la mitad, resultan descartados, mientras que tan solo una pequeña minoría se considera apta o adecuada para ser usada; esto es un hecho. Algunos líderes de la iglesia no supervisan ni comprueban nunca el trabajo de los demás, ni prestan atención a la obra una vez que han terminado la charla o los arreglos de la obra. Más bien se guían por el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”, e incluso se dicen a sí mismos: “Dejemos que Dios haga el resto”. A continuación, empiezan a entregarse a la comodidad y a la vida fácil, sin indagar en el asunto ni hacerle caso. Al funcionar de esa forma, ¿no están siendo superficiales? ¿Tienen algún sentido de la responsabilidad? ¿Las personas así no son falsos líderes? Dios exige que las personas cumplan su deber con todo su corazón, su alma, su mente y sus fuerzas. Lo que Él exige de la gente es la verdad. Si los líderes y obreros acatan las palabras de los demonios y de Satanás en lugar de las palabras de Dios cuando trabajan o realizan su deber, ¿no es esto una manifestación de resistencia y traición a Él? ¿Por qué debe la casa de Dios al elegir a los líderes y obreros, seleccionar únicamente personas que sean capaces de aceptar la verdad, buenas personas con conciencia y razón y aquellos que tengan buen calibre y sean capaces de asumir el trabajo? Porque la humanidad está profundamente corrompida y casi nadie es apto para ser usado. A menos que alguien cuente con años de formación y cultura, hará las cosas de forma terriblemente ineficiente y tendrá grandes dificultades para cumplir bien su deber, y deberá ser juzgado, castigado y podado numerosas veces antes de volverse adecuado para ser usado. La mayoría de la gente queda en evidencia y resulta descartada en el transcurso de su formación, y los líderes y obreros son descartados en una proporción considerablemente elevada. ¿Por qué motivo? Porque la humanidad ha sido profundamente corrompida por Satán. La mayor parte de la gente no ama la verdad ni cumple el estándar de conciencia y razón. Por ello, una gran mayoría no son aptos para ser usados. Deben creer en Dios durante varios años y entender un poco de la verdad para poder ser capaces de realizar algunos deberes. Esa es la realidad de la humanidad corrupta. Por tanto, a partir de esto, podemos concluir que el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es totalmente erróneo y no tiene ningún valor práctico, y la persona que lo acuñó era sencillamente un demonio. Podemos decir con certeza que ese dicho es una herejía y una falacia; se trata de un refrán endiablado, una filosofía satánica, y describirlo de ese modo es totalmente apropiado. Dios nunca ha dicho nada que se asemeje al dicho: “Se puede confiar en la humanidad corrupta”. Él siempre ha exigido que la gente sea honesta y ha demostrado que hay muy pocas personas honestas dentro de toda la humanidad, que todas las personas son capaces de mentir y engañar, y todas tienen un carácter falso. Además, Dios afirmó que la probabilidad de que la humanidad corrupta lo traicione es del cien por cien. Incluso si Él usa a una persona, esa persona debe pasar por años de ser podada, e incluso mientras esté siendo usada debe experimentar numerosos años de juicio y castigo para poder ser purificada. Ahora bien, decidme, ¿verdaderamente hay alguien que sea de fiar? Nadie se atreve a afirmarlo. ¿Y qué demuestra el hecho de que nadie se atreva? Que no se puede confiar en nadie. Volvamos entonces al dicho: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. ¿En qué sentido es incorrecto? ¿Qué tiene de absurdo? ¿Acaso no resulta obvio? Si alguien sigue creyendo que ese dicho es correcto o aplicable de alguna forma, entonces se trata sin duda de una persona que carece de la verdad y con seguridad es alguien absurdo. A día de hoy sois capaces de percataros del problema que tiene ese dicho y de determinar que es una falacia, y eso se debe enteramente al hecho de que habéis experimentado la obra de Dios y ahora podéis ver con mayor claridad y conocer mejor la esencia de la humanidad corrupta. Tan solo gracias a ello podéis repudiar por completo esa frase endiablada, esa herejía y esa falacia. Si no fuera por la obra de salvación de Dios, también vosotros habríais sido desorientados por ese refrán endiablado de Satanás e incluso lo usaríais como si fuera una máxima o un lema estándar. Qué lamentable sería eso; no tendríais ninguna realidad-verdad.

El refrán “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” es uno que la mayoría de las personas ha oído antes. ¿Creéis que ese dicho es correcto o incorrecto? (Incorrecto). Puesto que pensáis que es incorrecto, ¿por qué sigue teniendo capacidad de influir en vuestra vida real? Cuando os encontréis ante asuntos de esa clase, surgirá esta perspectiva. Os perturbará hasta cierto punto, y cuando lo haga, vuestra labor se verá comprometida. Por lo tanto, si crees que es incorrecto y has determinado que lo es, ¿por qué sigues estando bajo su influencia y por qué continúas usándolo para reconfortarte? (Porque la gente no entiende la verdad y se queda corta al practicar conforme a las palabras de Dios, así que adoptarán la filosofía satánica para los asuntos mundanos como principio o criterio de práctica). Ese es uno de los motivos. ¿Hay otros? (Porque ese dicho está relativamente en consonancia con los intereses carnales de las personas, y por naturaleza estas actuarán de conformidad con él cuando no comprendan la verdad). Las personas no solamente son así cuando no entienden la verdad; incluso cuando la comprenden, es posible que no sean capaces de practicar conforme a ella. Es cierto que esa frase está “relativamente en consonancia con los intereses carnales de las personas”. La gente prefiere acogerse a un truco astuto o a una filosofía satánica para los asuntos mundanos con el fin de proteger sus propios intereses carnales antes que practicar la verdad. Además, tienen un fundamento para hacerlo. ¿De qué se trata? Del hecho de que ese dicho está ampliamente aceptado por las masas como algo correcto. Cuando hacen cosas de conformidad con él, sus actos pueden ser válidos frente a todos los demás y pueden estar libres de críticas. Tanto desde una perspectiva moral o legal como desde el ángulo de las nociones tradicionales, se trata de un punto de vista y una práctica que se sostienen. Por tanto, cuando no estás dispuesto a practicar la verdad o no la entiendes, prefieres ofender a Dios, vulnerar la verdad y retirarte a un lugar donde no se traspase un límite moral. ¿Y qué lugar es ese? Es el límite moral en el que “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Retirarte a ese lugar y actuar de conformidad con ese dicho hará que te sientas tranquilo. ¿Por qué sucede eso? Porque el resto del mundo también piensa de esa forma. Además, tu corazón también alberga la noción de que donde todos son delincuentes no hay ley, y piensas: “Todo el mundo tiene esa creencia. Si practico de conformidad con ese dicho, no importará si Dios me condena, pues, en cualquier caso, no puedo ver a Dios ni tocar al Espíritu Santo. Al menos, a ojos de los demás, se me ve como una persona con rasgos humanos, alguien con una pizca de conciencia”. Eliges traicionar la verdad en beneficio de esos “rasgos humanos”, con la finalidad de que la gente te mire sin hostilidad en sus ojos. Al hacerlo, todo el mundo pensará bien de ti, no te criticarán, vivirás una vida cómoda y te sentirás tranquilo; lo que buscas es la paz de espíritu. ¿Es esa tranquilidad una manifestación del amor de una persona por la verdad? (No). Entonces, ¿qué tipo de carácter es ese? ¿Alberga falsedad? Sí, hay falsedad en él. Le has dado algunas vueltas en la cabeza, y sabes que el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” no es correcto, que no es la verdad. ¿Por qué entonces, cuando llegas a un callejón sin salida, sigues sin escoger la verdad, y acatas en su lugar un refrán filosófico derivado de la cultura tradicional, uno al que la gente es más receptiva? ¿Por qué eliges eso? La causa guarda relación con los pensamientos complejos de las personas, y cuando hay pensamientos de esa clase, ¿qué tipo de carácter interviene? (La perversidad). Aparte de la perversidad, hay otro aspecto implicado. No reconoces plenamente que el dicho sea correcto, sin embargo, eres capaz de acatarlo y dejar que te persuada y te controle. Hay una cosa cierta en todo esto: sientes aversión por la verdad, y no eres alguien que ame la verdad. ¿No es ese el carácter? (Así es). Es cierto. Los actos de las personas se encuentran bajo la influencia de numerosos puntos de vista, y aunque, en realidad, en tu corazón no creas necesariamente que dichos puntos de vista sean correctos, eres capaz de acatarlos y ceñirte a ellos, lo cual está motivado por un carácter determinado. Aunque creas que esos puntos de vista son incorrectos, estos te pueden seguir influyendo, persuadiendo y manipulando. Eso es un carácter perverso. Por ejemplo, algunas personas consumen drogas o apuestan mientras afirman que el consumo de drogas y los juegos de apuestas son algo malo, e incluso aconsejan a otros que no hagan esas cosas porque pueden perderlo todo. Creen que esas cosas están mal, que se trata de cosas negativas, ¿pero acaso pueden renunciar a ellas y dejarlas? (No). Nunca serán capaces de parar por sí mismos, e incluso afirman abiertamente: “Jugar también es una forma de ganar dinero, por lo que puedo convertirlo en una profesión”. ¿Acaso no lo están embelleciendo? En realidad, en su fuero interno piensan: “¿Qué tipo de profesión es esta? He empeñado todas las cosas de valor que poseo y he perdido todo el dinero que gané con esto. A fin de cuentas, ningún jugador puede llevar una vida normal”. Entonces, ¿por qué lo siguen embelleciendo de ese modo? Porque no pueden dejarlo. ¿Y por qué no son capaces? Porque está en su naturaleza; ya ha echado raíces en ella. Lo necesitan y no pueden rebelarse; esa es su naturaleza. Ya hemos charlado lo suficiente, creo yo, sobre el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. El hecho de que una persona se vea influida por este refrán, ¿se debe a que haya tenido un impulso temporal que la ha llevado a aceptar ese punto de vista, o a que Satanás, aprovechando un momento de descuido, haya infundido en ella dicho punto de vista, lo que la ha motivado a actuar en consecuencia? (No). El motivo tiene que ver con la naturaleza corrupta de la persona; esta elige una senda de ese tipo porque está en su naturaleza. Tras haber diseccionado el dicho: “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” de este modo, ahora fundamentalmente lo entendéis. Este refrán se describe como filosofía de Satanás para los asuntos mundanos; de ninguna manera es la verdad. ¿Guarda alguna relación con la verdad? (No). No tiene absolutamente nada que ver con ella y Dios lo condena. No es la verdad; proviene de Satanás, no de Dios. Puede decirse con certeza que ese dicho no tiene absolutamente nada que ver con la verdad ni con el criterio de conducta, actuación y culto a Dios por parte de quienes creen en Él. Ese refrán ha sido condenado por completo. Las cualidades falaces del mismo son bastante evidentes en términos comparativos, lo que hace que os resulte sencillo discernir si es correcto o no.

II. Disección de la idea de “Dormir sobre maleza y lamer la hiel”

Hablemos sobre otro dicho: “dormir sobre maleza y lamer la hiel”. ¿Quién puede explicar lo que significa? (En el dicho “dormir sobre maleza y lamer la hiel”, maleza se refiere a leña y hiel se refiere a una vesícula biliar. Habla de cómo Goujian, soberano del Reino de Yue, dormía sobre una pila de leña y lamía una vesícula biliar cada día, y de cómo quería vengarse, resurgir de las cenizas de su derrota y restablecer su reino). Has explicado el trasfondo de este dicho, es decir, la historia de la que proviene. Por lo general, al explicar un dicho, además de describir el contexto, es preciso explicar su significado más amplio, qué representa esta metáfora cuando la gente la usa en la actualidad. Explícalo de nuevo. (Es la metáfora de una persona que trabaja a destajo, lucha y se esfuerza mucho por alcanzar sus objetivos y deseos). Entonces, ¿cómo debería explicarse “maleza” y “vesícula biliar” en ese contexto? No has explicado esos dos aspectos del significado. Si nos fijamos en las palabras, “maleza” se refiere a un tipo de leña espinosa. El rey se acostaba sobre leña con espinas para dormir; entonces, solía acordarse de sus circunstancias y deshonra, así como de la misión que había asumido. Además, colgó una vesícula biliar del techo, que lamía a diario. ¿Qué sabor tiene una vesícula? (Amargo). ¡Debe ser muy amargo! Recurría a esa sensación para acordarse de no olvidar su odio, su misión ni su deseo. ¿Cuál era su deseo? La gran tarea de restablecer su reino. ¿De qué suele ser una metáfora la frase “dormir sobre maleza y lamer la hiel”? Por lo general, se trata de una metáfora acerca de una persona que se encuentra en circunstancias desafortunadas, pero que no olvida su misión ni sus deseos y es capaz de pagar un precio por sus deseos, sus ideales y su misión. Eso es más o menos lo que significa. A ojos de los laicos, el dicho “dormir sobre maleza y lamer la hiel” ¿es positivo o negativo? (Positivo). ¿Por qué se lo percibe como positivo? Puede motivar a la gente que está atravesando dificultades para que no olvide su odio ni su deshonra, y hacer que trabaje mucho y se esfuerce para volverse más fuerte. Es un dicho relativamente inspirador. A ojos de los laicos es, sin ninguna duda, un dicho positivo. Si la gente actúa conforme a él, indudablemente aquello que hace, su motivación para llevar a cabo cosas, la manera en que las hace y los principios que acata resultan correctos y positivos. Dicho así, este dicho es básicamente correcto, por tanto, ¿qué es lo que deseamos diseccionar al ponerlo sobre la mesa? ¿Qué queremos decir? (Deseamos diseccionar las maneras en que este dicho se opone a la verdad). Eso es. Queremos discernir si es la verdad o no. Puesto que este dicho es tan “correcto”, merece la pena que diseccionemos y comprobemos en qué aspectos exactos lo es. Hecho esto, tendremos una definición precisa del mismo, y podremos analizar si realmente es o no la verdad. Ese es el resultado último que deseamos lograr. El dicho “dormir sobre maleza y lamer la hiel” es una ley de supervivencia a la que se aferran las personas en circunstancias especiales. Asegurémonos primero: ¿es este dicho la verdad? (No). No empezaremos por decir si es o no es la verdad. A partir del significado literal que puede entender la gente, este dicho no tiene un sentido negativo. Entonces, ¿qué sentido positivo tiene? Puede motivar a las personas, aportarles determinación, hacer que sigan luchando, que no den marcha atrás, que no se desalienten ni sean cobardes. Por un lado, tiene un fin positivo. Sin embargo, ¿en qué circunstancias es necesario que las personas respalden los principios de actuación y conducta que refleja este dicho? ¿Hay alguna conexión entre los principios que defiende este dicho y la fe en Dios? ¿Existe algún vínculo con la práctica de la verdad? ¿Guarda relación con el cumplimiento de nuestro deber y con el hecho de seguir el camino de Dios? (No). ¿Tan rápido habéis llegado a una conclusión? ¿Cómo sabéis que no hay ningún vínculo? (Las palabras de Dios no lo dicen). Eso que habéis dicho es demasiado simplista e irresponsable. Cuando no entiendes y dices: “De todas formas, eso no figura en las palabras de Dios y no sé lo que significa ese dicho, así que no lo escucharé. Puede decir lo que quiera, pero yo no me lo creeré”. Dicha afirmación es irresponsable. Debes abordarlo de forma seria. Una vez que lo plantees con seriedad, lo entiendas por completo y tengas verdadero discernimiento al respecto, nunca tratarás ese dicho como la verdad. Ahora mismo, no te estoy haciendo negar que ese dicho sea correcto; más bien, hago que entiendas que no es la verdad y te muestro qué verdad es la que debes comprender y cómo debes defender la verdad en esas mismas circunstancias. ¿Lo entendéis? Decidme entonces qué habéis comprendido. (El dicho “dormir sobre maleza y lamer la hiel” habla de cómo debe practicar la gente en tiempos de infortunio, pero en la casa de Dios no existe el término “infortunio”. Cuando Dios pone en evidencia a las personas o las somete a pruebas, es todo parte de Su proceso para perfeccionarlas; no se trata de un infortunio. Ese dicho les dice a las personas que deben recordar en estos momentos las adversidades que sufrieron y recuperar algo de terreno en el futuro. Esa expresión carece de fundamento en la casa de Dios. Os daré un ejemplo un tanto inadecuado. Tras ser sustituidos, algunos líderes utilizan la frase “dormir sobre maleza y lamer la hiel” para motivarse, y dicen: “Aprenderé de Goujian, soberano del Reino de Yue y dormiré sobre maleza y lameré la hiel. Llegará el día en que recupere mi antiguo cargo y vuelva a convertirme en líder. ¡Ya lo veréis! Ahora me criticáis, decís que soy malo por esto y por lo otro. Algún día recobraré lo que he perdido y os haré ver de lo que soy realmente capaz. ¡Estoy seguro de que llegará el día en que la humillación que he sufrido se desvanecerá por completo!”). Este es un ejemplo excelente. ¿Os ha esclarecido? ¿Hay momentos en los que deseáis dormir sobre maleza y lamer la hiel? ¿Alguna vez pensáis en recuperar el terreno perdido? (Sí. Tengo esos pensamientos cuando la gente rebate mis opiniones. Por ejemplo, cuando estoy debatiendo algunas cosas con los hermanos y hermanas y ellos cuestionan los puntos de vista que yo planteo, en mi interior me siento rebelde y pienso: “Un día tengo que hacer un buen trabajo y enseñároslo”. Después, me dedico a trabajar con ahínco para aprender ese ámbito del trabajo, pero esa es la mentalidad equivocada). Esta no es una actitud de aceptar la verdad, buscarla ni practicarla, sino de obstinación y deseo de demostrar algo a los demás; es una actitud de no admisión de la derrota. Esta clase de actitud se considera positiva entre los seres humanos. No admitir nunca la derrota es algo así como poseer buen temperamento, y quiere decir que una persona tiene tenacidad. Entonces, ¿por qué se dice que eso no es practicar la verdad? Porque la actitud que tiene una persona así al hacer cosas, al igual que los principios y motivaciones que subyacen a sus actos, no se basan en la verdad; en lugar de eso, su fundamento es el dicho de la cultura tradicional “dormir sobre maleza y lamer la hiel”. A pesar de que se pueda decir que esa persona posee una fuerte presencia, y de que su mentalidad y actitud de querer ganar y no admitir la derrota le permitan obtener el respeto de la gente en el mundo secular, ¿qué son una mentalidad y un temperamento como esos frente a la verdad? Son algo minúsculo y sumamente horrible; algo que Dios detesta. ¿Quién más tiene algo que compartir? (Cuando llevo a cabo un deber y no estoy familiarizado con ese ámbito de trabajo, pienso que la gente no me toma en serio. Entonces, recupero secretamente el ánimo en el corazón: “Debo estudiar bien este ámbito de trabajo y conseguir que veáis que soy realmente capaz”. A veces, cuando hay personas que señalan carencias en mi deber, me esfuerzo por cambiar; soporto la adversidad, pago un precio por aprender la labor y tolero las dificultades por muchas que estas sean, pero no trato de buscar cómo cumplir bien mi deber; más bien, quiero que llegue el día en que pueda conseguir que los demás me admiren y logre ganarme su respeto. Mi estado también es parecido al del dicho de dormir sobre maleza y lamer la hiel). A raíz de lo que todos habéis compartido, me he percatado de un problema. Lleváis creyendo en Dios bastantes años, habéis renunciado a vuestras carreras profesionales y familias y sufrido una cantidad considerable de adversidades; sin embargo, habéis cosechado muy pocos frutos. Sois también capaces de resistir las dificultades y de esforzaros en vuestro deber, y podéis pagar un precio, pero ¿por qué nunca progresáis en la verdad? ¿Cómo puede ser que las verdades que comprendéis sean tan pocas y tan superficiales? Esto se debe a que no ponéis énfasis en la verdad. Siempre deseáis dormir sobre maleza y lamer la hiel, y vuestro corazón rebosa de ansias por demostrar vuestra valía. El dicho de dormir sobre maleza y lamer la hiel es un “forúnculo de gran tamaño”. ¿Pensáis que eso es algo bueno? ¿Cuál es el resultado último de dormir sobre maleza y lamer la hiel? Cuando una persona quiere demostrar que es capaz y competente, que no es inferior a los demás y que no puede perder ante nadie, dormirá sobre maleza y lamerá la hiel. En otras palabras, seguirá el dicho “Soporta las mayores adversidades para convertirte en el mejor”. Entonces, ¿de qué maneras se manifiesta el dicho dormir sobre maleza y lamer la hiel? La primera manera en que se manifiesta es en no admitir la derrota. La segunda, en soportar la humillación y llevar una pesada carga. Puede que no empleéis palabras para debatir las cosas con los demás, rebatirlos o defenderos, pero que os esforcéis en secreto. ¿Qué clase de esfuerzos hacéis? Ese podría ser el precio que pagáis: trabajar hasta muy tarde, madrugar por la mañana o leer las palabras de Dios y aprender acerca de vuestro ámbito de trabajo mientras los demás salen a divertirse, y hacer un esfuerzo extra. ¿Acaso es eso sufrir la adversidad? Eso se llama dormir sobre maleza y lamer la hiel. ¿Cuál es la tercera manera en que se manifiesta? Se manifiesta en personas que tienen una especie de ambición enorme en su interior y, debido a ella, no se quejan de sus problemas. Desean aferrarse a los objetivos que se han impuesto y quieren alcanzar, y desean mantener esa voluntad de lucha. ¿En qué consiste esa voluntad? Por ejemplo, si quieres convertirte en líder o llevar a cabo alguna tarea, debes mantener siempre esa mentalidad en tu interior; no debes olvidar nunca tu propósito, tu misión, tus aspiraciones e ideales. ¿Cómo describirías esto en una sola frase? (No pierdas de vista tu motivación inicial al hacer algo). La frase “no pierdas de vista tu motivación inicial al hacer algo” es correcta, pero no tiene la suficiente fuerza. (Alberga una gran ambición en tu corazón). Esa está mejor. Destila ese tipo de sentimiento. ¿Cómo puedes expresar esas palabras de forma más exacta y concisa? (Voluntad de lucha y aspiraciones). ¿Cómo lo dirías en una frase completa? Muchas batallas y numerosas pérdidas, pero más valiente con cada lucha. Es una voluntad de pelear “sin claudicar”. Es como dicen algunas personas: “¿Te has desanimado después de ser sustituido? A mí me han sustituido muchas veces, pero nunca me he desalentado. Siempre que fallo en algo, vuelvo a levantarme. ¡Debemos tener voluntad de lucha!”. Desde su punto de vista, esa voluntad de lucha es algo positivo. No piensan que el hecho de que las personas tengan aspiraciones, ideales y voluntad de lucha sea algo malo. ¿Cómo tratan las ambiciones y los deseos que produce el carácter corrupto de la arrogancia? Los tratan como algo positivo. Así pues, piensan que ser capaz de sufrir la adversidad que supone dormir sobre maleza y lamer la hiel para alcanzar la meta por la que luchan y el objetivo que consideran adecuado es lo correcto, que la gente lo ve con buenos ojos y que debe de ser la verdad. Estas son tres manifestaciones del dicho de dormir sobre maleza y lamer la hiel. ¿Pueden estas tres manifestaciones explicar el significado contenido en ese dicho? (Sí). Entonces, hablaré en detalle sobre ellas.

A. No admitir la derrota

Empecemos por hablar sobre la primera manifestación del dicho de dormir sobre maleza y lamer la hiel: no admitir la derrota. ¿Qué es no admitir la derrota? ¿Qué manifestaciones suelen tener las personas que demuestran que tienen una mentalidad de no admisión de la derrota? ¿Qué tipo de carácter implica no admitir la derrota? (Arrogancia e intransigencia). Presenta las dos actitudes obvias de arrogancia e intransigencia. ¿Qué más? (El deseo de ganar). ¿Es eso un carácter? Es una manifestación. Ahora estamos hablando de actitudes. (Sentir aversión por la verdad). Sentir aversión por la verdad sin duda quiere decir que no aceptan la verdad. Por ejemplo, si un líder u obrero dice que lo que haces vulnera los principios y retrasa la obra de la casa de Dios, y desea sustituirte, piensas: “¡Vaya! Yo no creo que esté haciendo nada incorrecto. Si quieres sustituirme, adelante. Si no me dejas hacerlo, no lo haré. ¡Me someteré!”. En esa sumisión hay una actitud de negarse a admitir la derrota. Eso es un carácter. Además de arrogancia, intransigencia y aversión por la verdad, ¿qué más incluye ese carácter? ¿Existe un carácter de deseo por rivalizar con Dios? (Sí). Entonces, ¿qué carácter es ese? Eso es crueldad. No sois siquiera capaces de reconocer un carácter tan cruel. ¿Por qué digo que es cruel? (Porque desean rivalizar con Dios). Tratar de rivalizar con la verdad se llama crueldad. ¡Es algo demasiado cruel! Si no fueran crueles, no intentarían rivalizar con la verdad, no tratarían de rivalizar con Dios ni de competir con Él. Se trata de un carácter cruel. El hecho de no admitir la derrota incluye arrogancia, intransigencia, aversión por la verdad y crueldad. Esas son las actitudes obvias a las que está vinculado. ¿Cómo se manifiesta el hecho de no admitir la derrota? ¿Qué mentalidades abarca? ¿Cómo piensa la gente que no admite la derrota? ¿Cuál es su actitud? ¿Qué es lo que dicen, piensan y revelan cuando se enfrentan a cosas como la sustitución? La manifestación más común se da cuando realizan un deber y lo Alto observa que no son adecuados para llevar a cabo ese deber y los sustituye. Entonces, reflexionan en el corazón: “No estoy a tu altura. No discutiré contigo. Tengo talento. El auténtico oro está destinado a brillar, ¡y yo soy una persona con talento vaya donde vaya! Con independencia de los arreglos que lo Alto disponga para mí, lo soportaré y los escucharé por el momento”. También se presentan ante Dios y oran: “Dios, te pido que me protejas para que no me queje. Te pido que protejas mi lengua y que impidas que te juzgue ni blasfeme contra Ti, y que hagas que sea capaz de someterme”. Pero seguidamente vuelven a cavilar: “No me puedo someter. Esa es la parte más difícil. No puedo aceptar ese hecho. ¿Qué debería hacer? Son los arreglos de lo Alto; no hay nada que pueda hacer yo. Tengo mucho talento, pero ¿por qué nunca puedo emplear mis talentos en la casa de Dios? Parece como si aún no hubiera leído suficiente de las palabras de Dios. ¡Debo leer más de Sus palabras a partir de ahora!”. No se doblegan ni piensan que sean inferiores a los demás, tan solo que llevan un poco menos de tiempo creyendo en Dios y que pueden compensar esa carencia. Así pues, se esfuerzan por leer las palabras de Dios y escuchar sermones. Aprenden un nuevo himno, leen un capítulo de las palabras de Dios cada día y practican la prédica. Poco a poco se van familiarizando cada vez más con las palabras de Dios y son capaces de predicar una gran parte de la doctrina espiritual y de tomar la palabra para compartir en las reuniones. ¿Existe en ello alguna motivación de no admisión de la derrota? (Sí). ¿De qué tipo de motivación se trata? (De una motivación perversa). ¡Es preocupante! ¿Cómo es que, en cuanto lo diseccionamos, lo calificáis inmediatamente de motivación perversa? ¿Acaso no son cosas buenas? Su vida espiritual es normal, no participan en asuntos seculares, no chismorrean y son capaces de recitar numerosos capítulos de las palabras de Dios y de cantar muchos himnos de memoria. ¡Son “elitistas”! Entonces, ¿por qué decís que es una motivación perversa? (Su intención es demostrar que son capaces y que no son inferiores a los demás). Eso se llama no admitir la derrota. Dado que no admiten la derrota, ¿se entienden realmente a sí mismos y reconocen sus problemas? (No). ¿Reconocen su corrupción y su carácter arrogante? (No). Entonces, ¿qué demuestran al no admitir la derrota? Quieren demostrar que son capaces y superiores, que son mejores que los demás y, en último término, que sustituirlos fue un error. Su motivación apunta en esa dirección. ¿Es eso en lo que consiste no admitir la derrota? (Sí). Esa actitud de no admitir la derrota dio lugar a esos actos suyos de resistir a la adversidad, pagar un precio, soportar la humillación y llevar una pesada carga. A primera vista, parece que realizan un enorme esfuerzo, que pueden resistir a la adversidad, pagar un precio y alcanzar finalmente sus objetivos, pero ¿cómo es que Dios no está complacido? ¿Por qué los condena? Porque Dios escruta en lo más profundo del corazón de la gente y evalúa a cada persona conforme a la verdad. ¿Cómo evalúa Dios las conductas, intenciones, manifestaciones y actitudes de cada persona? Todas esas cosas se evalúan de conformidad con la verdad. Entonces, ¿cómo evalúa y define Dios este asunto? No importa cuántas adversidades hayas sufrido ni cuán alto sea el precio que hayas pagado, ya que todo se reduce a que no te esfuerzas por alcanzar la verdad; tu intención no es someterte a la verdad ni aceptarla; en lugar de eso, empleas tu método de soportar el sufrimiento y pagar un precio para demostrar que la forma en que Dios y la casa de Dios te clasificaron y trataron fue errónea. ¿Qué implica eso? Quieres demostrar que eres una persona que nunca ha estado equivocada y que no tiene un carácter corrupto. Deseas probar que la manera en que la casa de Dios te trató no era conforme con la verdad, y que la verdad y las palabras de Dios a veces son erróneas. Por ejemplo, se produjo un error y un problema al aplicarlas a tu persona, y tu caso demuestra que las palabras de Dios no son la verdad y que no es necesario que te sometas. ¿No es ese el resultado? (Sí). ¿Aprueba Dios esa clase de resultado o lo condena? (Lo condena). Dios lo condena.

¿Es conforme con la verdad esa actitud que tiene la gente de no admitir la derrota? (No). Si decimos que esa actitud no es acorde a la verdad, y que está muy alejada de ella, ¿sería correcta esa afirmación? No, porque esa actitud no guarda ninguna relación en absoluto con la verdad. En el mundo y en el conjunto de la humanidad, ¿se alaba o se condena esa actitud de no admitir la derrota? (Se alaba). ¿En qué entornos se alaba? (En el lugar de trabajo y las escuelas). Por ejemplo, si un estudiante obtiene una nota de seis sobre diez en un examen, dirá: “No pienso admitir la derrota. ¡La próxima vez sacaré un nueve!”. Y cuando obtiene un nueve, quiere sacar un diez en la próxima ocasión. Al final lo consigue, y sus padres piensan que ese niño es ambicioso y tiene un brillante porvenir. Otro entorno, el más común de todos, son las competiciones. Hay algunos equipos que pierden una competición y llevan la marca de la vergüenza en la cara, pero no admiten la derrota. Debido a esa mentalidad y actitud de no admisión de la derrota, se esfuerzan mucho y entrenan con mayor dureza, y en la siguiente competición machacan al otro equipo y lo hacen quedar mal. En esta sociedad y entre los seres humanos, no admitir la derrota es una clase de mentalidad. ¿Qué es una mentalidad? (Es una forma de pensar que sirve a la gente de respaldo psicológico). Eso es correcto. Es una fuerza motriz que contribuye a que la gente siempre avance hacia delante con valentía, sin abatirse, ceder al desánimo o retirarse, y a alcanzar sus ideales y objetivos. Eso se llama no admitir la derrota. Es una clase de mentalidad de no admisión de la derrota. Las personas piensan que, sin esa mentalidad, sin ese “espíritu”, la vida no tiene sentido. ¿De qué depende su existencia? Su vida depende de un tipo de mentalidad. ¿De dónde proviene esa mentalidad? De las nociones y figuraciones de las personas, así como de sus actitudes corruptas. Es algo irrealizable, y las personas no pueden hacerla realidad. Desde que Dios creó a la humanidad hasta el día de hoy, sin importar cuántos años hayan pasado, hay multitud de cosas positivas, como el orden conforme al cual existen todos los seres vivos, el que rige la vida de la raza humana, aquel por el cual funcionan los cielos, la tierra, el universo y todas las cosas, etc. En función de sus pensamientos y su grado de formación, las personas deberían ser capaces de encontrar, de entre todo lo anterior, un orden que acatar y tomar como principio y fuerza motriz para su forma de actuar y comportarse, o como fundamento para ello. Sin embargo, las personas no se esfuerzan en la dirección correcta. ¿En qué dirección emplean sus fuerzas? Lo hacen en la dirección equivocada, es decir, vulneran el orden conforme al cual se desarrollan las cosas, así como también aquel por el cual todo ocurre en ciclos; siempre quieren destruir esos órdenes naturales que Dios ha dispuesto, y usar métodos y medios humanos para generar felicidad. No saben cómo se consigue la felicidad, qué misterio radica en su interior ni cuál es su fuente; no intentan encontrar el origen. En lugar de eso, tratan de usar un enfoque humano para generar felicidad, y además siempre desean hacer milagros. Intentan emplear un enfoque humano para modificar el orden normal de todas esas cosas y después alcanzar la felicidad y las metas que desean. Todo esto es anormal. ¿Cuál es el resultado último de las personas que confían en sí mismas para luchar por esas cosas, sin importar cómo lo hacen? Este mundo que Dios entregó a la humanidad para que lo gestionara ha sufrido daños. ¿Quién es la mayor víctima, ahora que ha resultado dañado? (El hombre). La humanidad es la mayor víctima. Las personas han abusado del mundo hasta este punto, pero aun así aseguran que no claudicarán nunca. ¿No hay algo que falla en su cabeza? ¿Cuál es la consecuencia final que conlleva el hecho de no claudicar nunca? Un desastre catastrófico. No se trata solo de perder una o dos competiciones o de llevar la marca de la vergüenza en la cara. Han destruido sus expectativas y echado a perder sus vías de escape. ¡Se han destruido a sí mismas! Eso es lo que sucede por no admitir la derrota.

Lo que estamos diseccionando ahora es una manifestación típica del carácter cruel y arrogante de Satanás, que consiste en no claudicar nunca. No claudicar nunca es una mentalidad. La criticamos, la ponemos al descubierto y la condenamos; sin embargo, si la condenas entre los seres humanos, ¿lo aceptará la gente? (No). ¿Por qué no? (Porque todas las personas alaban esa frase). La gente fomenta esa mentalidad. Si una persona no tiene un ápice de la mentalidad de no admitir la derrota y no claudicar nunca, los demás dirán que es un debilucho. ¿Somos unos debiluchos por no fomentar esas cosas? (No). La gente dice: “¿Cómo no vas a ser un debilucho? Vives la vida sin ninguna fortaleza. ¿De qué te sirve vivir?”. ¿Es cierta esa afirmación? Diseccionémosla primero: ¿Qué tipo de actitud es no admitir la derrota? ¿Debería adoptar esa actitud la gente con una razón normal? En realidad, si las personas tienen una razón normal, no deberían albergar esa mentalidad. Es un error tenerla. Una persona debe enfrentarse a la realidad para poder ser alguien que posea razón. Por lo tanto, el hecho de no admitir la derrota evidentemente carece de razón; quiere decir que algo no le anda del todo bien en la cabeza, y esa actitud obviamente es equivocada. En el caso de quienes creen en Dios, si hablamos con propiedad, no deben tener esa mentalidad, porque un carácter arrogante es inherente al hecho de no admitir la derrota. ¿Es fácil que la gente acepte la verdad cuando tienen un carácter arrogante? (No). Eso es un problema. Si empleas un carácter arrogante como fundamento desde el cual perseguir la verdad, ¿qué es lo que estás persiguiendo? Claramente, lo que persigues no es la verdad, porque esa búsqueda no es positiva por naturaleza, y lo que ganes sin duda no será la verdad; sino definitivamente alguna clase de “mentalidad” que ha ideado la gente. Si las personas tratan una mentalidad así como si fuera la verdad, significa que se han alejado de la senda. Entonces, si tuviéramos que corregir una mentalidad de no admitir la derrota, ¿qué diríamos? Diríamos que las personas deben enfrentarse a los problemas reales y hacer las cosas conforme a los principios-verdad, y que no deben tener una actitud de no admitir la derrota. Si no se rinden ante la derrota, ¿ante quién no se están rindiendo? (Ante Dios). No se están rindiendo ante la verdad. Más específicamente, no se rinden a los hechos verdaderos del asunto, no admiten que hicieron algo erróneo y fueron puestas en evidencia, ni que tienen un carácter arrogante. Estas cosas son ciertas. Entonces, ¿cómo se puede rebatir a esas personas? La mejor forma de rebatirlas es recurrir a la mayor de sus vergüenzas. En el mundo actual, ¿cuál es la mayor vergüenza de los seres humanos? La ciencia. ¿Qué ha aportado la ciencia al género humano? (Desastre). La ciencia, aquello que los seres humanos más alaban y de lo que están más orgullosos, ha traído consigo un desastre sin precedentes para la gente. Ahora que tenéis una pista, ¿cómo deberíais rebatir a esas personas para avergonzarlas? ¿Qué opináis? ¿Deben ser avergonzados aquellos que son de la calaña de Satanás? (Sí). Si no los avergonzáis siempre despreciarán la verdad, discriminarán a quienes creen en Dios y pensarán que los creyentes tan solo creen porque son unos debiluchos. ¿Cómo debéis rebatirlos? (Diciendo: “No eres más que una persona corriente. ¿Qué es lo que tienes para que no necesites admitir la derrota? ¿Qué hace que para ti sea correcto no darte por vencido? Aunque haya personas que son científicos, ¿qué más da? Por muy avanzada que sea la tecnología científica que desarrollen, ¿qué importa eso? ¿Pueden los científicos resolver ahora mismo todos los desastres que la ciencia ha ocasionado al género humano?”). Esa es la manera correcta de rebatirlos. Piensa en ello. ¿Es una buena manera de rebatirlos? Dices: “El género humano lleva viviendo hasta el día de hoy, pero la gente no sabe siquiera quiénes son sus antepasados, así que ¿cómo pueden no darse por vencidos? Ni siquiera sabes de dónde provienes, así que ¿qué es lo que tienes para mostrarte tan engreído? No reconoces siquiera al Dios que te creó, así que ¿cómo puedes no admitir la derrota? Dios creó a las personas, y eso es algo sumamente glorioso, pero tú no lo reconoces ni lo aceptas, sino que insistes en creer y reconocer que las personas evolucionaron a partir de las bestias. ¿Hasta dónde llega tu bajeza? Dios es muy noble y poderoso; Él afirma que es tu Creador, pero tú no reconoces que eres Su ser creado. ¿Hasta qué punto eres vulgar?”. ¿Qué replicarán? “Las personas evolucionaron a partir de los monos, pero seguimos siendo animales de un nivel superior”. “¿Acaso no seguís siendo animales y bestias, entonces? Nosotros no reconocemos que seamos animales. Somos personas, seres humanos creados por Dios. Dios creó a las personas y reconoce que tú eres una de ellas, pero tú no deseas serlo. Insistes en negar el hecho de que Dios creó a las personas. Insistes en ser una bestia. ¿De qué te sirve vivir? ¿Acaso eres digno de ello?”. ¿Hay fuerza en estas palabras? (Sí). Así es como rebatimos a esas personas. No importa si lo reconocen o no, ni si lo aceptan o no; esos son hechos. Hablaré acerca de otro asunto. La gente nunca admite la derrota, piensa que es muy competente, que tiene tecnología avanzada y sabiduría de todo tipo, pero ¿cómo trata a la naturaleza? Está en lucha constante con ella y siempre quiere subyugarla. No entiende ni por asomo cómo seguir el orden natural. ¿Qué le ha hecho en definitiva a la naturaleza la gestión del género humano? ¿Acaso no está todo ello gestionado por personas que tienen conocimientos y comprenden la ciencia? ¿No te niegas a admitir la derrota? ¿No eres una persona competente? ¿No te parece innecesaria la soberanía de Dios? El género humano y la naturaleza llevan coexistiendo miles de años, pero increíblemente el primero todavía no sabe cómo gestionar la segunda. El género humano se desarrolla en exceso, consume en demasía y contamina gravemente la naturaleza hasta el punto de que ahora los recursos naturales son cada vez más insuficientes. Además, ni el agua que beben las personas, ni la comida que ingieren ni el aire que respiran están libres de veneno. Cuando Dios creó la naturaleza al principio, todos los seres vivos, la comida, el aire y el agua estaban limpios y libres de veneno, pero después de dársela a los seres humanos para que la gestionasen, todas esas cosas acabaron envenenadas. Son las propias personas quienes tienen que “disfrutar” de esas cosas. ¿Cómo puede la gente no admitir la derrota entonces? Dios creó un mundo muy hermoso para los seres humanos y permitió que estos lo gestionaran, ¿pero cómo ha sido esa gestión? ¿Acaso saben cómo gestionarlo? El género humano abusó del mundo hasta el punto de dejarlo totalmente arruinado; no se libraron los océanos, las montañas, la tierra, el aire, ni siquiera la capa de ozono del cielo; todo ello ha quedado destrozado. ¿Quién padecerá finalmente las terribles consecuencias de todo esto? (La gente). Serán los propios seres humanos. Las personas no pueden ser más estúpidas, ¡y sin embargo piensan que son estupendas y no admiten la derrota! ¿Y por qué no la admiten? Si se le permite al género humano que siga gestionando las cosas de esa manera, ¿podrá la naturaleza recuperar su estado original? Nunca lo hará. Si el género humano confía en esa mentalidad de no admitir la derrota, el mundo y la naturaleza no harán sino empeorar, ensuciarse y desgraciarse cada vez más bajo su gestión. ¿Cuáles serán las consecuencias últimas? El género humano morirá en ese entorno que ha arruinado. Entonces, ¿quién puede cambiar todo esto en último término? Dios. Si las personas son capaces de hacer eso, una de ellas puede dar un paso adelante y tratar de cambiar el estado actual del mundo, pero ¿hay alguien que se atreva a asumir esa responsabilidad? (No). Entonces, ¿por qué la gente no admite la derrota? Las personas no son capaces siquiera de proteger el agua que beben. No fueron los leones o los tigres los que devastaron la naturaleza, y ni mucho menos los pájaros, los peces o los insectos, sino que fueron los propios seres humanos quienes la arruinaron y destruyeron. Al final, la gente recoge lo que siembra. ¿Hay alguna forma ahora de cambiar las cosas? No se pueden cambiar. Puede decirse con seguridad que, si Dios no viniese para hacer todas esas cosas, el entorno en el que vive todo el género humano no haría sino empeorar y desgraciarse cada vez más; no mejoraría. Solo Dios puede cambiar todo esto. ¿Es correcto que los seres humanos no admitan la derrota? ¿Puedes tú cambiar este entorno? Se te concedió un buen entorno, pero lo único que eres capaz de hacer es destrozarlo; no lo proteges. ¿Qué es la cadena alimenticia del mundo entero? ¿Acaso los seres humanos la entienden? No la entienden. Por ejemplo, el lobo es un animal cruel. Si el ser humano matara a todos los lobos, pensaría que ha conquistado la naturaleza. Con esa clase de determinación y de moral, y con esa mentalidad de superar el desafío, los seres humanos empiezan a matar lobos a gran escala. Tras exterminar a la mayoría de ellos de una zona de praderas, piensan que han conquistado la naturaleza y vencido a la especie del lobo. Al mismo tiempo, cuelgan pieles de lobo en sus hogares, llevan túnicas y sombreros hechos con la piel de ese animal y ponen los pellejos de los lobeznos en las puntas de sus dagas. Se hacen fotos y proclaman al mundo entero: “Hemos conquistado a esta especie que era una amenaza para el género humano: ¡los lobos!”. ¿No es un poco prematura la satisfacción que sienten consigo mismos? Visto desde fuera, parece que, como hay menos lobos, las vidas de los humanos y otros seres vivos ya no corren peligro, pero ¿cuáles son las consecuencias que esto tendrá? El género humano lo pagará muy caro. ¿Qué precio deberá pagar? Si se mata a grandes cantidades de lobos, el número de ejemplares se reducirá. Inmediatamente después, empezarán a proliferar a gran escala toda clase de conejos, ratones y demás animales de las praderas que forman parte de la alimentación del lobo. Cuando haya cantidades excesivas de esos animales, ¿cuál será la primera consecuencia? (La hierba desaparecerá). Habrá cada vez menos hierba. Cuando haya menos hierba, el suelo tendrá cada vez menos cubierta vegetal. Cuando estos animales estén presentes en un número excesivo, necesitarán comer grandes cantidades de hierba, y el ritmo de crecimiento de esta no será proporcional al número de herbívoros. Cuando esos factores no sean proporcionales, ¿qué ocurrirá? (La desertización). Sí, la desertización. Cuando la tierra carezca de cubierta vegetal, empezará a convertirse en arena y poco a poco se transformará en una zona arenosa. La mayoría de las plantas no echan raíces ni se reproducen en la arena, por lo que las tierras arenosas se extienden con rapidez y van haciéndose cada vez más numerosas, lo que por último hará que todas las praderas se conviertan en desiertos. Después de eso, el desierto empezará a invadir las zonas en las que vive la gente, y ¿cuál será el primer sentimiento que tendrán las personas? Tal vez cuando vean que la zona desértica se ha ampliado no se asusten, pero cuando llegue el día en que golpee una tormenta de arena, ¿qué daños sufrirá la humanidad? En primer lugar, soplará polvo por todas partes. Después, cuando llegue la temporada de vientos, las personas no podrán siquiera abrir los ojos porque habrá arena por todas partes. Tendrán el cuerpo cubierto de arena y la boca llena de ella. En casos extremos, puede que las viviendas, el ganado o las personas que vivan cerca del desierto queden sepultados en la arena. ¿Puede la gente detener la arena? (No). No pueden detenerla, por lo que deberán desplazarse y retirarse cada vez más hacia el interior. Al final, el tamaño de las praderas irá disminuyendo, el del desierto aumentando, y cada vez habrá menos lugares en los que pueda vivir la humanidad. Entonces, ¿habrá mejorado o empeorado el entorno en el que viven las personas? (Habrá empeorado). ¿Cuál fue el origen de este desenlace que deben padecer? ¿Qué lo desencadenó? (La matanza de lobos). Comenzó cuando mataron a los lobos. Fue algo tan insignificante como eso. Si las personas no comprenden cómo acatar ese orden ni entienden cómo protegerlo, ¿qué consecuencias habrá a la larga? La arena borrará del mapa a las personas. ¿No es eso un desastre catastrófico? Matar lobos es un tipo de conducta, pero ¿qué carácter explica dicha conducta? ¿Cuál es la esencia de ese carácter? ¿Cuál es su motivación para hacerlo? ¿Qué formas de pensar tiene la gente que den lugar a esa clase de conducta? (El deseo de subyugar la naturaleza). Eso es; desean subyugarla. Las personas piensan que los lobos son el enemigo natural de la humanidad. Los lobos suponen una amenaza para la humanidad y siempre se comen a la gente. No son nada bueno. La humanidad los denigra de esa forma, y después trata de subyugarlos y liquidarlos para que no quede uno solo con vida. A continuación, podrá vivir cómoda y tranquilamente, sin peligros de ningún tipo. Esa es la motivación que justifica que las personas empiecen a matar lobos. ¿Por qué se rige dicha motivación? Se rige por una mentalidad de no admisión de la derrota. La humanidad no sabe cómo gestionar ni regular adecuadamente a los lobos y, en lugar de eso, siempre quiere matarlos y acabar con ellos. Quiere revertir ese orden y convertirlo en otro distinto. ¿Cuál es el resultado? La gente acaba sepultada en la arena. ¿No es ese el resultado? (Sí). Ese es el resultado. De entre toda la raza humana y el mundo entero que Dios creó, en un rinconcito del planeta, que a ojos de Dios posiblemente no sea mayor que un cacahuete, sucedió este pequeño incidente, pero las personas no son capaces siquiera de verlo con claridad. Siguen compitiendo con la naturaleza y con Dios, ¡y no admiten la derrota! ¿Qué consecuencias acarrea el hecho de no admitir la derrota? (La destrucción). ¡Están provocando su propia destrucción! Este hecho es evidente ahora mismo. Una vez que se produzcan tales consecuencias, ¿cómo debería subsanarlas la humanidad? (No puede). No puede subsanarlas. Algunas organizaciones sociales y personas de buen corazón que organizan actividades de interés público se alzan e instan a la gente a mantener un ecosistema equilibrado. Su motivación y razón para hacerlo son adecuadas, y aquello que reclaman también lo es. ¿Acaso reacciona alguien? (No). El gobierno tampoco toma medidas; nadie presta atención a este asunto. Las personas conocen la causa del problema, pero después de examinarla un poco como espectadores, pasan a otra cosa. Siguen matando lobos como antes. Alguien dice: “Si sigues matándolos de esa forma, un día acabarás sepultado en la arena”, pero ellos responden: “Pues que así sea. No seré el único. ¿Qué hay que temer?”. ¿Qué carácter es ese? Un carácter adormecido y carente de pensamiento; esas personas están desprovistas de humanidad. ¿Quién no tiene miedo a morir? Entonces, ¿cómo pueden decir algo tan frívolo? No creen que algo así vaya a pasar. Piensan: “La tierra es grande. Además de desiertos, hay montañas y bosques. ¿Podrían destruirse todos tan rápidamente? ¡Todavía queda mucho tiempo! Tan solo hemos matado unos cuantos lobos y algunos lugares se han convertido en desierto, ¿y ya estáis así de asustados? Si hay que matarlos, pues los matamos”. ¿No es una estupidez? Mataron algunos lobos, y solo veinte o treinta años después, una extensión de praderas verdes cambió por completo. Si las personas esparcieran algunas semillas de hierba por ese terreno o sembraran plantas aptas para crecer en el desierto, si fueran capaces de modificar ese entorno, la humanidad compensaría sus errores y no sería demasiado tarde, pero ¿es así de sencillo en realidad? El orden que Dios estableció es el mejor y más adecuado. Las personas deben respetar ese orden para poder preservar la existencia de la tierra, y para que esos animales, plantas y la raza humana puedan continuar viviendo sobre ella, y todos los seres tengan una relación especialmente buena y coexistan de manera tanto restrictiva como simbiótica entre sí. Si se destruye una parte de dicho orden, es posible que no observes ninguna consecuencia en el plazo de diez años, pero transcurridos veinte años, cuando verdaderamente te des cuenta de los efectos, nadie será capaz de revertir la situación. ¿Qué implica eso? Que si Dios no lleva a cabo cambios significativos, a partir de ese momento, el entorno en el que vive la humanidad no hará sino empeorar cada vez más; no se desarrollará en una buena dirección. Esa será la consecuencia. ¿Cuál es el origen de esa consecuencia? La mentalidad de no admisión de la derrota que alaba la humanidad, la cual constituye la primera manifestación del dicho “dormir sobre maleza y lamer la hiel”. Tal y como lo concibe la gente, “dormir sobre maleza y lamer la hiel” es un dicho “magnífico” y “sagrado”, pero el primer efecto que tiene sobre la humanidad la idea que suscita ese dicho es el acarreo de las enormes consecuencias negativas mencionadas anteriormente. Las personas piensan: “¿No existe un orden en el mundo natural? No me parece que sea algo importante. ¿No dice la gente que es sagrado y no debería destruirse? Pues yo voy a destruirlo, ¡y ya veremos lo que pasa!”. La consecuencia negativa que la humanidad está “disfrutando” a día de hoy es lo último que desean ver. Así es como se produce la consecuencia de la postura “a ver lo que pasa”; dichos efectos se exponen ante la humanidad para que esta lo vea. Todo el mundo ha visto las escenas del “fin de los tiempos”. ¿Acaso no han recibido lo que merecían? Se lo han ganado a pulso.

La primera manifestación del dicho “dormir sobre maleza y lamer la hiel” es no admitir la derrota. ¿Qué consecuencias deben padecer las personas? Un desastre catastrófico; están cosechando las consecuencias negativas de sus actos; en lenguaje coloquial, están consiguiendo lo que pidieron, ¡y recibiendo lo que se merecen! Ahora ya sabéis si ese dicho es correcto o no en realidad, y si se trata o no de la verdad, ¿no es cierto? ¿Es ese dicho la verdad? (No). No es la verdad. Supongamos que los no creyentes vuelven a decir: “Somos personas, así que deberíamos tener algo de espíritu. ¡Deberíamos tener fortaleza!”. Reflexionas sobre ello y respondes: “Eso es muy cierto. Como creyentes, hablamos siempre de la sumisión. ¿No es eso carecer en exceso de autonomía? ¿No es de ser demasiado débiles? No tenemos ninguna fortaleza”. ¿Piensas de esa forma? Si aceptaras las cosas que he dicho hoy, nunca pensarías de esa manera. Por el contrario, dirías: “La humanidad es una causa perdida. No me extraña que Dios la aborrezca. La humanidad ya ha superado ese punto en el que se puede razonar con ella”. No aceptarías esa clase de idea. Aunque no tengas una contrarrespuesta adecuada o no resulte apropiado debatir con esas personas, en el corazón sabes que sus opiniones no son para nada la verdad. Da igual en qué medida la gente considere positiva esa clase de idea y no importa hasta qué punto los humanos de este mundo aboguen por ella y la ensalcen, a ti no te influirá. Al contrario, renunciarás a ella y la despreciarás. He terminado de hablar sobre la primera manifestación del dicho “dormir sobre maleza y lamer la hiel”. Empecé hablando sobre la verdad, ¿cómo me he desviado del tema? Lo que pienso es lo siguiente: si lo que extraes de Mi charla se limita a una definición o un concepto, nunca entenderás cuál es la parte correcta y la incorrecta de esta idea. Sencillamente estarás confundido. A veces pensarás que ese tipo de idea es correcta; otras veces creerás que es equivocada, pero no tendrás claro qué tiene de erróneo o de correcto. Además, a menudo practicarás conforme a ese “principio” y estarás siempre atolondrado. Si no puedes ver con claridad, no podrás desprenderte de esa clase de idea. Si no puedes desprenderte de ella, ¿podrás practicar la verdad sin condiciones? ¿Podrás adorar y seguir las palabras de Dios como la verdad de manera incondicional? No, no de manera incondicional. Tan solo serás capaz de pensar de forma relativa u ocasional que las palabras de Dios son correctas o que siempre lo son, y aferrarte a ello en términos de doctrina. Sin embargo, si ese supuesto conocimiento y esas palabras que parecen verdaderas pero en realidad son falsas todavía te afectan y perturban, las palabras de Dios siempre serán relativamente correctas para ti en lugar de ser la verdad absoluta.

B. Soportar la humillación y llevar una pesada carga

La segunda manifestación de dormir sobre maleza y lamer la hiel es soportar la humillación y llevar una pesada carga. Soportar la humillación y llevar una pesada carga también es una forma de pensar, una mentalidad, y una actitud frente a las cosas por las que aboga la gente mundana. En la sociedad y en el mundo, es una manera de pensar relativamente positiva, que la humanidad considera bastante optimista, dinámica y positiva. Entonces, ¿qué es lo que queremos diseccionar? ¿Qué tiene de malo soportar la humillación y llevar una pesada carga? ¿Por qué no es la verdad? Esencialmente no tiene nada que ver con la verdad. ¿Qué quiero decir cuando afirmo que no tiene nada que ver con la verdad? Que si quieres practicar la verdad, debes hacerlo de manera totalmente conforme a los principios de las palabras de Dios, y de conformidad con los estándares y particularidades que Dios exige. No deberías inmiscuir las actitudes y opiniones relativas a cómo hacer las cosas, ni los métodos y medios de las presuntas ideologías, mentalidades e integridad del hombre. Las palabras de Dios son la verdad, y no tienen ninguna relación con esas cosas. Pero entonces, ¿por qué es malo soportar la humillación y llevar una pesada carga? ¿Por qué digo que no es la verdad? ¿No merece la pena diseccionarlo? (Sí). Empecemos explicando el sentido literal de la frase; hecho esto, será más fácil entenderla. Soportar la humillación y llevar una pesada carga significa ser capaz de soportar toda la vergüenza, el dolor y la indignidad por el bien de tus responsabilidades y cargas, o de la misión que emprendes y aceptas. Ese es el significado esencial de la frase. Así pues, ¿en qué entornos y situaciones se suele usar? Si alguien dice que una persona soporta la humillación y lleva una pesada carga, en ese momento ¿se encuentra esa persona en una circunstancia en la cual su misión está finalizada y ha alcanzado el objetivo que deseaba cumplir? (No). Entonces, por lo general, al hablar de soportar la humillación y llevar una pesada carga, la gente se refiere a una persona de escasa importancia que se encuentra en una situación en la que no tiene ningún estatus ni ningún aura, ni mucho menos ningún poder. Pese a encontrarse en una situación como esa, aun así necesita cargar con sus responsabilidades y con la misión que debe completar, sin caer en el desánimo, sin comprometerse ni abandonar. ¿Acaso no es esto también un tipo de mentalidad? ¿En qué se centra esta mentalidad? En el hecho de “soportar” y “llevar”. “Soportar” significa ser paciente y resistir algo. Al mismo tiempo que alguien soporta algo, debe asumir y portar una pesada carga y una responsabilidad, asegurarse de satisfacer las expectativas de todos y no decepcionar a la persona que le encomendó esa comisión. ¿Qué clase de mentalidad es esa? (Perseverancia). Ese elemento de significado está incluido, pero se trata del nivel de significado más básico y superficial. ¿Qué más hay? Analicémoslo de esta forma. ¿Qué quiere decir “humillación” en “soportar la humillación”? (Indignidad y vergüenza). Es cuando todo el mundo que rodea a esa persona la avergüenza y hace que sienta que ha sufrido una indignidad. ¿Qué conductas en particular hacen que la gente se avergüence y sienta que ha sufrido una indignidad? (Burlarse de ella, difamarla y hacer observaciones mordaces sobre ella). Eso es, burlarse de ella y difamarla, también reírse, jugar con ella y hacer observaciones mordaces sobre ella. Entonces, ¿qué significa “pesada carga” en “llevar una pesada carga”? (Responsabilidad y una comisión). ¿Qué incluyen la responsabilidad y una comisión? Incluyen una especie de misión y un peso significativo, que puede ser un peso que otras personas han encomendado a alguien, una meta en pos de la cual alguien está luchando o bien una misión que esa persona ha ideado por sí misma. ¿Qué clase de misiones cree la gente que está emprendiendo? (Honrar a sus antepasados y destacarse del resto). (Ser la flor y nata). Todos esos son ejemplos. Fundamentalmente se trata de las propias aspiraciones de las personas. Para poder alcanzar y hacer realidad esas metas, en sus circunstancias actuales son capaces de soportar indignidades, burlas, difamaciones, observaciones mordaces e incluso el escarnio de la gente que las rodea. ¿Qué las impulsa a soportar todo eso? Por ejemplo, hay una persona que aspira a ser un general de rango superior en el ejército. Antes de que alcance el poder, un día un grupo de matones lo humilla, diciéndole: “¿Tú? ¿Un general del ejército? Ahora mismo ni siquiera tienes un caballo, ¿cómo puedes ser general? ¡Si quieres ser un general, pasa primero arrastrándote por entre mis piernas!”. Todos los que están a su lado estallan en una carcajada. Por un instante, él reflexiona para sus adentros: “No hay nada de malo en querer ser un general del ejército. ¿Por qué se burlan de mí y me someten a escarnio? Pero no puedo ser insensato y mostrar mis habilidades ahora. A juzgar por cómo van las cosas hoy, si no hago lo que dicen me darán una paliza, y si el asunto se complica podría perder la vida. Entonces, ¿cómo puedo ser un general? Para poder alcanzar mis ideales, pasar arrastrándome por entre las piernas de un matón no es nada. Sigo siendo yo, ¿no es cierto?”. En ese momento, se pone de rodillas, coloca las manos en el suelo y pasa arrastrándose por entre las piernas de ese matón como si fuese un perro. Mientras se arrastra, a su corazón le cuesta aceptar aquello y siente dolor, como si hubiera recibido una puñalada; ¡hay odio en su corazón! Piensa: “¡Un día, cuando llegue a ser general, te haré cortar en un millón de trozos!”. Eso es lo que piensa en su interior, pero por fuera debe soportarlo; no puede dejar que los demás se den cuenta de lo que está pensando. Tras pasar por entre las piernas del matón, el grupo queda satisfecho y lo deja tranquilo, salvo por una patada rápida que le dan antes de marcharse. Él se levanta, se sacude él mismo la suciedad y llega incluso a decir: “Buena patada. Te llamaré ‘jefe’ a partir de ahora”. Lo que piensa por dentro y lo que muestra por fuera son cosas totalmente distintas. ¿Cómo es capaz de hacer eso? Tan solo tiene un objetivo: “Debo seguir viviendo. Soporto todo esto para que llegue el día en que me convierta en general y pase a ser la flor y nata. Merece la pena sufrir estas adversidades y esta humillación a día de hoy. Mañana debo trabajar todavía más, y esforzarme por alcanzar mi meta. ¡Sin importar las dificultades que me encuentre, ni cuánto sufrimiento e indignidad soporte, tengo que convertirme en general! ¡Una vez que lo logre, lo primero que haré será matar a ese imbécil y resarcir la humillación que sufrí al arrastrarme por entre sus piernas!”. Con independencia de si se convertirá o no en general en el futuro, “resistencia” es su principio máximo en ese momento. ¿Hay alguna estrategia o intriga secreta inherente en esto? (Sí). Hay intrigas secretas. Lo soporta porque no puede hacer otra cosa; ¿para qué lo hace? Para que un día pueda resarcirse por toda esa indignidad. Su resistencia se basa en dichos tales como “Mientras hay vida hay esperanza” y “La venganza siempre se sirve en plato frío”; todas esas son intrigas. Fueron estas intrigas las que lo impulsaron a soportar la humillación de arrastrarse por entre las piernas del matón. Desde ese momento, el deseo en su corazón de convertirse en general es aún mayor y más intenso; de ningún modo tirará la toalla. Entonces, ¿para qué sirvieron la indignidad y la humillación que soportó? ¿Fue para defender una causa recta o para mantener una dignidad verdadera? Lo hizo por su propia ambición. ¿Es esto positivo o negativo? (Negativo). A juzgar por este nivel de significado, su “resistencia” estuvo impulsada por completo por el interés personal, el deseo y la ambición. ¿Hay verdad en esa resistencia? (No). Si no hay verdad, ¿acaso hay humanidad normal? (No). Eso no es recto ni tampoco honrado, ni mucho menos es perfecto; en lugar de ello, rebosa de deseo, intrigas secretas y cálculos; no es positivo.

La clase de pensamiento y mentalidad de soportar la humillación y llevar una pesada carga por la que se aboga en esta raza humana perversa es, en esencia, igual que la historia que acabo de contar ahora, en la que si una persona desea realizar grandes cosas, necesariamente debe ser capaz de soportar lo que una persona normal no puede. ¿A qué se refiere principalmente esa resistencia? (A soportar la vergüenza). No. ¿Son verdaderas o falsas las cosas que esta resistencia hace vivir a la gente? (Falsas). Eso es lo importante. Las cosas que viven las personas, las palabras que pronuncian y la conducta que exhiben para alcanzar sus ambiciones e ideales son todas falsas; nada de esto es voluntario; esas cosas están todas impulsadas por el requisito previo de todos esos deseos, intereses propios y las presuntas aspiraciones y metas de la gente. Esas cosas que viven las personas son todas medidas temporales; ninguna de ellas es honesta ni verdadera en lo más mínimo, ninguna se expone de manera abierta o sincera; todas ellas son medidas temporales. ¿Acaso no son todas conspiraciones engañosas? Las medidas temporales se dan cuando las personas soportan de manera provisional algo de esa forma; pronuncian temporalmente palabras agradables, persuaden y engañan, ocultan su verdadera identidad, su psique, pensamientos, opiniones e incluso su odio por el momento, sin dejar que los demás los vean. En lugar de ello, desean que las demás personas vean esa parte de ellas que es débil e incapaz, tímida y endeble. Ocultan por completo su verdadero rostro; ¿por qué lo hacen? Para poder un día forjar una gran causa, convertirse en alguien importante, pasar a ser la flor y nata, controlar a los demás y dominarlos. ¿Qué es lo que se muestra cuando las personas practican y manifiestan la frase “soportar la humillación y llevar una pesada carga”? ¿Las personas que hacen eso tienen una actitud honesta? ¿Poseen un verdadero entendimiento de sí mismas y autorremordimiento? (No). Por ejemplo, otros dicen: “¿Alguien como tú quiere ser un general?”. Reflexionan sobre ello y dicen a continuación: “No soy capaz. No seré un general. Estaba bromeando”. ¿Son verdaderas o falsas esas palabras que pronuncian? (Falsas). ¿Qué piensan en su corazón? “¡Tan solo alguien como yo puede convertirse en un general!”. Eso es lo que piensan para sus adentros, pero ¿acaso pueden expresarlo en voz alta? (No). ¿Por qué no? Para evitar que les den una paliza y para ocultar sus capacidades reales, dicen: “Estaba bromeando. No tengo la audacia suficiente como para querer ser realmente un general. Tú tienes más de general de rango superior, ¡eres un futuro teniente general! ¡Eso es incluso superior al grado de general!”. ¿Son verdaderas esas palabras? (No). ¿Dónde están sus verdaderas palabras? (En su corazón). Así es, guardan las verdaderas palabras en el corazón y no las pronuncian en voz alta. ¿Por qué no lo hacen? Les asusta recibir una paliza si las pronuncian, por lo que no lo hacen, ni tampoco las revelan; no permiten que nadie lo sepa, y ocultan siempre sus capacidades reales. ¿Qué quiere decir ocultar las capacidades reales de uno? Es cuando una persona no deja que otras vean sus auténticas habilidades; las ocultan y no permite que surjan para evitar que otras personas se pongan en guardia y actúen de manera contraria a sus intereses. ¿No es ese también el verdadero significado de dormir sobre maleza y lamer la hiel? (Sí). Dormir sobre maleza y lamer la hiel; soportar la humillación y llevar una pesada carga; no olvidar nunca los propios objetivos, deseos y odio, y no permitir nunca a la gente ver el verdadero rostro y las capacidades reales de uno. Algunas personas capaces no dicen gran cosa cuando están dentro de un grupo de personas; se muestran calladas y reticentes, e incluso cuando dicen algo, tan solo revelan la mitad de lo que piensan. Otras personas están siempre perdidas y no logran comprender ni entender lo que quieren decir realmente, y piensan: “¿Por qué hablan de manera tan inescrutable? ¿Por qué es tan difícil decir algo que salga del corazón? ¿Qué pasa aquí?”. En realidad, en su corazón hay pensamientos que no están expresando, y en ello radica un carácter corrupto. Hay otros que no hablan de esa forma, pero cuando hacen cosas siempre ocultan el verdadero alcance de sus capacidades. ¿Cuál es su finalidad al actuar de ese modo? Tienen miedo de que, si las personas capaces o personalidades arrolladoras se dan cuenta de esas capacidades, se pondrán celosas, la tomarán con ellos y les causarán daño. En los grupos, ¿acaso las personas que siempre halagan a otras, hablan bien de otras y dicen que todos los demás son mejores que ellas no son las más siniestras? (Sí). Nunca sabes cómo son realmente por dentro. Desde fuera ves que no hablan de ello, por lo que piensas que carecen de ambiciones, pero en realidad te equivocas. Algunas de ellas son personas que soportan la humillación y llevan una pesada carga. Es como en las películas, donde a menudo hay escenas como esta: algunas personas hacen con frecuencia cosas buenas cuando están fuera de casa, la ropa que llevan es vieja y está desgastada, y alguien siempre se mete con ellas cuando están dentro de grupos; así es como son cuando están frente a los demás. Sin embargo, cuando regresan a casa, acceden a un cuarto secreto. Esa habitación tiene un mapa en la pared, y ya han situado informantes para supervisar las cosas en el ochenta por ciento de las ubicaciones del mapa. Quienes interactúan con ellas a menudo siguen acosándolas, y no tienen ni idea de que albergan esas ambiciones. Un día, cuando todas las ubicaciones del mapa están bajo su control y han alcanzado su objetivo por completo, las personas que se metieron con ellas se quedan totalmente atónitas, y dicen: “Resulta que esas personas son demonios; ¡sus ambiciones son realmente desmedidas! Han fingido durante muchos años. Nadie vio cómo eran en realidad”. Ellas dicen: “Lo que hice fue soportar la humillación y llevar una pesada carga. Si no hubiera soportado como lo hice ni os hubiera despistado, si os hubiese contado todo, ¿acaso habría podido llevar a cabo una empresa tan grande?”. ¿Qué características tienen en común las personas malvadas y aquellas que tienen ambiciones extremas? Un aspecto es que su aguante y perseverancia superan los de la gente corriente. Por otra parte, sus intrigas secretas son superiores a las de la gente corriente, y si una persona normal interactúa con ellas, se la jugarán. ¿Qué quiere decir eso? Que nadie es capaz de ver claramente cómo son. Lo único que pueden ver son las cosas que dicen y hacen en la superficie. No creas que podrás hallar ninguna pista sobre lo que piensan en su fuero interno a partir de lo que hacen y dicen. ¿Acaso eso no es que te la jueguen? Aguante y perseverancia son palabras positivas en sí mismas, pero sus intrigas secretas han hecho que ambas cosas resulten negativas. También albergan ambiciones y deseos más desmesurados que los de la gente corriente. Una persona normal tiene ambiciones y deseos, pero cuando considera que no puede obtener algo se rinde y no está dispuesta a pasar por ese sufrimiento. Además, siempre deja claro contra quién quiere luchar; no tiene intrigas secretas. En cambio, esa clase de gente malvada tiene ambiciones desmesuradas y siempre está urdiendo intrigas secretas y conspiraciones engañosas. En ningún momento abandonará sus ambiciones y deseos; luchará hasta el final, hasta la muerte.

Los libros de texto cuentan la historia de cómo Goujian, soberano del Reino de Yue, dormía sobre maleza y lamía la hiel. Los padres también se la enseñan a sus hijos. Algunos niños que oyen la historia piensan: “Es genial ser una persona de la media. ¿Por qué es absolutamente necesario que la gente tenga ambiciones tan desmedidas? ¿Quién sería capaz de sufrir durmiendo sobre maleza y lamiendo la hiel? Ese no es un sufrimiento que la gente corriente pueda resistir”. Tan solo las personas con ambiciones tienen la determinación de sufrir de esa forma; hay una intriga secreta inherente en ello. Sin embargo, la humanidad aboga por una mentalidad de ese tipo. Por ejemplo, hay una frase que dice: “Por muchas adversidades e indignidad que sufran, sin importar lo pésimas que sean sus circunstancias, las personas no deben perder nunca de vista sus aspiraciones”. Esta sociedad aboga por ideas como dormir sobre maleza y lamer la hiel, y soportar la humillación y llevar una pesada carga para incitar a la gente y motivarla a luchar por su felicidad y sus objetivos, ¿por qué entonces lo criticamos como algo erróneo? La humanidad entera ha sido corrompida por Satanás. ¿Hay algún miembro de la raza humana cuyas metas estén encaminadas hacia la verdad, o hacia la dirección correcta? (No). Por lo tanto, la humanidad, cuanto más duerma sobre maleza y lama la hiel y cuanto más soporte la humillación y lleve una pesada carga, más desatadas se volverán las fuerzas de Satanás, más numerosas serán las batallas y matanzas de la humanidad, más perversa se volverá ella misma y más oscura se tornará la sociedad. Por el contrario, si eres capaz de obedecer los arreglos del Cielo y de estar de acuerdo con el orden natural de todas las cosas, si puedes aceptar las cosas según vienen, respetar ese orden y aguardar los arreglos del Cielo, entonces no necesitas soportar la humillación y llevar una pesada carga. Debes despertar y recobrar tus sentidos. Ser capaz de obedecer las instrumentaciones de Dios y Sus arreglos es correcto. Además de eso, las personas deberían al menos ser capaces de hacer todo lo que hacen de conformidad con su conciencia y, como paso superior, poder hacerlo conforme a las leyes que Dios estableció para la humanidad. Entonces, ¿necesitan las personas seguir usando una máscara y llevando una pesada carga? (No). No. ¿Vais entendiendo a lo largo de esta charla qué tipo de conducta es exactamente soportar la humillación y llevar una pesada carga? ¿Se trata de algo positivo o negativo como meta? (Negativo). Si alguien dijera que una persona soporta la humillación y lleva una pesada carga para poder convertirse en un líder, que otra persona lo hace para poder completar la comisión que Dios le otorgó y recibir una recompensa, o que otra lo hace con la intención de ser perfeccionada, ¿acaso esas palabras tienen fundamento? (No). Soportar la humillación y llevar una pesada carga es una filosofía totalmente satánica; no hay ninguna verdad en ella, y en cuanto oigas esas palabras quedará claro que están distorsionadas. Si alguien dice que esa persona soporta la humillación y lleva una pesada carga para aguardar los arreglos de Dios y someterse a Su soberanía, ¿es correcto decir eso? (No). ¿Por qué no lo es? Esas cosas no se corresponden entre sí; Dios no necesita que soportes la humillación, ni tampoco que sufras indignidad. ¿Qué diferencia fundamental hay entre soportar la humillación y llevar una pesada carga tal y como hemos hablado aquí y que la gente crea en Dios y se someta a Él? (Soportar la humillación y llevar una pesada carga es un intento de despojarse de las instrumentaciones de Dios y de Sus arreglos). Soportar la humillación y llevar una pesada carga quiere decir que las personas tienen sus propios planes, aspiraciones, deseos y metas que persiguen. ¿Son estos conformes a los estándares que Dios exige a las personas y los objetivos que Él les otorga para que persigan? (No). No. ¿Qué es lo que la gente pretende conseguir para sí misma al soportar la humillación y llevar una pesada carga? Pretende lograr su propio interés, y eso no tiene vínculo con el destino que Dios instrumenta para el hombre y sobre el cual es soberano.

Cualquiera que practique soportar la humillación y llevar una pesada carga tiene una intención y un objetivo. Por ejemplo, cuando un estudiante universitario recién graduado llega por primera vez a una empresa para hacer unas prácticas, los miembros del personal más veteranos dicen: “Los recién graduados que vienen aquí tienen que traer el café durante tres años”. Por dentro piensa: “¡Aunque sea un recién graduado, no me someteré a vosotros!”. Eso lo piensa en su interior, pero no se atreve a expresarlo en voz alta. Por fuera debe fingir una sonrisa, seguir las normas a diario, ser dócil, rebajarse y soportar que otros lo critiquen. ¿Cuál es su meta al soportar todo eso? Lo hace para poder soltar un día un bufido triunfal, convertirse en secretario del director o del jefe, y pasar por encima de quienes se metieron con él. ¿No es eso lo que piensa? Algunos dicen: “Así es como debe pensar y eso es lo que debe hacer. De lo contrario, tendrá que estar aceptando las tonterías de la gente durante el resto de su vida. ¿Quién quiere sufrir así? Además, ¿cómo van a salir adelante las personas si no tienen aspiraciones? El hombre lucha hacia arriba; el agua fluye hacia abajo; así es la vida. Un soldado que no quiere ser general no es un buen soldado”. Esas palabras se vuelven su lema, pero todo es lógica satánica. Debe soportar de esa forma para poder alcanzar su meta; día tras día, año tras año, siendo cortés y respetuoso con todo el mundo. Un día, su jefe le dice: “Tu rendimiento ha sido bueno durante estos tres años. A partir de la semana que viene te convertirás en vendedor”. Cuando oye eso, su corazón se disgusta: “¡Me he esforzado durante tres años para pasar a ser un mero vendedor! ¡Pensé que me convertiría en director ejecutivo de ventas!”. No obstante, debe dar las gracias por el ascenso. Todavía no ha alcanzado su meta, por lo que debe seguir soportando. Continúa soportando la humillación y llevando una pesada carga, siguiendo concienzudamente a su jefe, bebiendo y fingiendo sonrisas, y cuando ha soportado eso durante diez años, finalmente consigue lograr su meta. Un día, su jefe le dice: “Has hecho bien tu trabajo. Te ascenderé a asistente”. Al oír eso, se siente especialmente feliz por dentro; ¡por fin lo ha conseguido! ¿Cuál es el resultado? A sus ojos, ahora está por encima de todos los demás. ¿Acaso no ha hecho todo eso voluntariamente? (No). ¿Para quién ha hecho todo eso? (Para sí mismo). Para sí mismo. No hay nada en ello que sea positivo o deba ser adoptado, ni mucho menos algo que sea digno de alabanza y elogio. Pero esa clase de mentalidad es aquello por lo que se aboga en la sociedad a día de hoy: soportar la humillación y llevar una pesada carga, escabullirse con la cola entre las piernas. Por tanto, ¿qué tipo de frase es esa por la que aboga la gente: “soportar la humillación y llevar una pesada carga”? (Es una frase mala). ¿Por qué es mala? Las personas soportan la humillación y llevan una pesada carga simplemente debido a sus propias intenciones y motivaciones, y para satisfacer sus propias ambiciones y deseos. No lo hacen por alcanzar metas correctas. Por eso digo que nada de eso merece ser adoptado, ni tampoco alabado o aclamado, y desde luego que no merece ser conmemorado. Echemos otro vistazo a lo que pasó en un palacio en tiempos antiguos. Hubo un emperador que murió. La emperatriz se dio cuenta de que su hijo todavía era pequeño y habría sido totalmente incapaz de controlar la corte si hubiese ascendido al trono, por lo que, para asegurarse de que su hijo gobernaría realmente como emperador, soportó la humillación y llevó una pesada carga casándose con el hermano menor del difunto emperador, y entre los dos criaron al niño. ¿Cuál fue su meta al soportar la humillación y llevar una pesada carga? Lo hizo para que su hijo alcanzara el rango de emperador. Una vez asegurado ese rango para él, su estatus sería el de emperatriz viuda. Eso se llama soportar la humillación y llevar una pesada carga. ¿Qué humillación soportó? No guardó la castidad; en cuanto murió el emperador se casó enseguida con su hermano menor, lo que le otorgó una mala reputación. La gente la criticaba y la juzgaba a sus espaldas, e incluso los libros de historia no la valoran de manera favorable. ¿Acaso le importaba? De hecho, antes de casarse con su antiguo cuñado, reflexionó sobre las repercusiones, así que ¿por qué siguió adelante con ello igualmente? Lo hizo para asegurar el rango de emperador de su hijo y para proteger el suyo propio como emperatriz viuda. Ese es el único motivo por el que toleró tan mala reputación y sufrió voluntariamente esa adversidad. Eso se llama soportar la humillación y llevar una pesada carga. ¿Qué es lo que obtuvo al soportar toda esa indignidad? Lo que consiguió fue un beneficio aún mayor. Esa fue su meta al soportar la humillación y llevar una pesada carga. Una vez que obtuvo ese gran beneficio, toda esa mala reputación no significó nada. A cambio de ella, logró poder y estatus para ella y su hijo. Entonces, ¿fue positivo o negativo soportar la humillación y llevar una pesada carga? (Negativo). Si observamos únicamente su conducta, fue capaz de renunciar a sí misma y, desde la perspectiva de su hijo, hubo un aspecto altruista en las indignidades y el sufrimiento que padeció, por lo que la gente debería elogiarla y decir: “¡Qué madre tan extraordinaria!”. Pero si nos fijamos en sus deseos y ambiciones, y en su verdadera meta, la gente debería criticarla; sus acciones merecen ser juzgadas.

¿Las personas que creen en Dios necesitan soportar la humillación y llevar una pesada carga? (No). Si las personas aceptan las palabras de Dios y Su juicio, castigo, poda, pruebas y refinamiento, e incluso aceptan Sus maldiciones y Su condena de la gente, ¿acaso necesitan soportar la humillación y llevar una pesada carga? (No). Eso es seguro. Usar la frase “soportar la humillación y llevar una pesada carga” en el contexto de los creyentes carece absolutamente de cualquier fundamento y es algo que se condena. ¿Por qué es erróneo usar esa frase en ese contexto? ¿Cómo se demuestra que esa conducta no es adecuada en ese contexto? Limitarse a reconocer de palabra y en términos de la doctrina que esa frase es errónea no es aceptable; debes saber a qué verdades alude. Antes todavía pensabas que, para poder aceptar ser perfeccionada por Dios y salvada por Él, la gente tenía que aprender a soportar la humillación y llevar una pesada carga, a dormir sobre maleza y lamer la hiel, a adoptar la mentalidad de Goujian, soberano del Reino de Yue, y a pelear sin claudicar; sencillamente eras un zoquete sin capacidad para comprender la verdad. Ahora, después de Mi charla, piensas: “Esa frase no es correcta. Antes siempre solía usarla; ¿cómo pude ser tan estúpido?”. Puedes ver que no entiendes la verdad y que tu capacidad de comprensión es escasa. Debes entender qué tiene de erróneo esa frase. Una vez que seas realmente capaz de comprender qué tiene de erróneo, llegarás a entenderla por completo. Si tan solo ves claramente una parte de la frase y observas con claridad la parte negativa pero no aquella parte que la gente piensa que es positiva y proactiva, eso quiere decir que todavía no comprendes la verdad. Tras escuchar lo que acabo de compartir, ¿seréis capaces de diseccionar y analizar esas cosas conforme a Mis métodos? ¿Por qué la práctica de soportar la humillación y llevar una pesada carga no es necesaria en la casa de Dios? ¿Por qué digo que ese método y esa mentalidad están condenados por la casa de Dios y no son conformes a la verdad? (Dios, mi entendimiento es que en la casa de Dios aceptar el juicio y el castigo de Sus palabras, e incluso ser sustituido o condenado, no supone soportar una humillación. Más bien, es la manera en que obra Dios para salvar a la gente, y Su propósito es guiarnos por la senda de perseguir la verdad. Esto no tiene absolutamente nada que ver con soportar la humillación y llevar una pesada carga. Si las personas pueden comprender correctamente, sabrán que eso es el amor y la elevación de Dios, y que aceptar Su juicio y Su castigo supone el gran cuidado y protección de Dios, así como Su salvación para las personas). ¿Es correcta esa afirmación? (Sí). Si no puedes ver claramente el juicio y el castigo, entonces en tu corazón surgirán la oposición y las quejas, y practicarás la frase de la filosofía satánica, “soportar la humillación y llevar una pesada carga”, y pensarás para tus adentros: “Oh, no, debo soportar la humillación y llevar una pesada carga, y adoptar la mentalidad de Goujian, soberano del Reino de Yue”. Entonces, grabarás las palabras “soportar la humillación y llevar una pesada carga” sobre tu mesa de escritorio para incitarte a avanzar y motivarte, y las convertirás en tu lema. ¿Acaso eso no traerá problemas? Indudablemente después de la charla de hoy no haréis algo así, ¿pero acaso convertiréis otras frases en vuestros lemas, como esa que no he diseccionado: “Ocultar la propia luz y reunir fuerzas en la oscuridad”? ¿No tiene eso la misma naturaleza? Esas cosas forman parte de la cultura tradicional china. ¿Son esas cosas venenos de Satanás? Todas ellas son venenos de Satanás; son todas filosofías satánicas para los asuntos mundanos.

En el pasado, mientras trabajaba en las iglesias de la China continental, justo cuando acababa de comenzar Mi obra, la casa de Dios dispuso que algunos de los hermanos y hermanas mejoraran su alfabetización. ¿Cuál era la situación en aquella época? Había algunas personas de edad avanzada y otras que vivían en zonas más remotas. Su nivel educativo era relativamente bajo y no sabían leer bien. Por ejemplo, las palabras de Dios hablan de “calibre escaso”, del “carácter de Dios”, la “intención de Dios” y otros términos fijos, pero ellos no entendían ni sabían lo que significaban. Más adelante, la casa de Dios dijo a los hermanos y hermanas que podían trabajar en su alfabetización en el tiempo libre, y que deberían al menos conocer el significado de algunas frases fijas, nombres y términos. De lo contrario, al leer las palabras de Dios no podrían siquiera entender lo que significaban las propias palabras y frases, de modo que ¿cómo podían comprender las palabras de Dios? Y si no eran capaces de entenderlas, ¿cómo podían practicar la verdad? Después de aquello, los hermanos y hermanas comenzaron a esforzarse por aprender esas cosas. Eso es algo bueno, pero algunas personas con una comprensión distorsionada se aprovecharon de la situación. Durante las reuniones, algunos líderes hablaron exclusivamente sobre la importancia de mejorar la propia alfabetización, de cómo los hermanos y hermanas debían aprender a leer y escribir, de los beneficios de saber leer y escribir, y de lo que les pasaría si seguían siendo analfabetos. Hablaron sobre un montón de doctrinas de ese tipo. Esas cosas no son la verdad, y no es necesario hablar demasiado sobre ellas. En cuanto alguien dice esas cosas, la gente puede entenderlas; no hay necesidad de hablar sobre ellas en las reuniones como si fueran la verdad. Algunos líderes no se limitaron a emplear una gran cantidad de tiempo durante las reuniones para compartir esas cosas como si fueran la verdad, sino que también se les ocurrió un nuevo truco, poner a prueba específicamente a los hermanos y hermanas con palabras poco usadas. Si ellos no eran capaces de responder, ¿no hacía eso que los líderes parecieran muy cultos? Durante aquella época hubo algunos falsos líderes que no realizaban trabajo real; no hablaban sobre las experiencias de la vida, la verdad ni las palabras de Dios, sino que en lugar de ello hablaban exclusivamente sobre la alfabetización. ¿Cómo se llama eso? Se llama no hacer el verdadero trabajo de uno. ¿No es esto un problema? (Sí). ¿Por qué hablo sobre este asunto? ¿De qué os puede servir? ¿Sois capaces de hacer algo así? ¿Hay alguien que tenga previsto actuar de ese modo? ¡Si actuáis así, sois gente realmente atolondrada! Hay algunas personas que me ven hablar sobre estas frases hechas, se disponen para la acción y empiezan a prepararse, diciendo: “Al parecer hablar sobre la verdad es así de sencillo. Basta con compartir frases hechas. Tú puedes hablar sobre frases hechas, yo compartiré ocurrencias dobles, jerga, dichos y proverbios”. ¿No es eso no hacer el trabajo que a uno le corresponde? (Sí). ¿Qué tipo de personas son esas? ¿Acaso tienen comprensión espiritual? (No). No tienen comprensión espiritual, y no entienden la verdad. ¿Qué es lo que piensan? “Estás ahí sentado parloteando cuando no tienes nada que hacer y nos engatusas con un par de frases hechas. ¡Si siguiese Tus métodos, yo también podría compartir!”. Las personas que carecen de comprensión espiritual tan solo miran la superficie de las cosas y me imitan ciegamente. Esos líderes deberían ser sustituidos por imitar esa conducta y también se debería reemplazar a cualquiera que haga lo mismo. ¿Por qué hablo sobre esto? Estoy llamando vuestra atención al respecto antes de que adoptéis esa conducta, para que no descendáis por la senda equivocada. Yo puedo hablar sobre estas cosas, pero si lo haces tú, ¿podrías hablar de una forma comprensible? No puedes. Entonces, ¿por qué hablo sobre estos dichos y frases hechas? ¿Con qué condición lo hago? Cuando las personas entienden el concepto y la definición de la verdad, y si sobre ese fundamento profundizo más y disecciono más cosas que la gente cree que son la verdad, ellas no pueden captarlo; no saben cómo deberían cavilar sobre ello ni tampoco con qué otras cosas deberían vincularlo. Eso es porque no entendéis que os haya contado algunas historias sobre frases hechas. Era necesario hacerlo. Hay personas que piensan que, en lo relativo a la verdad, poseen un nivel universitario y se preguntan por qué vuelven a cursar estas asignaturas de primaria. No pueden comprender que esto no sea una clase de primaria, sino que ya forme parte de la universidad. Todavía no os habéis graduado para ir a la universidad, habéis permanecido en la escuela primaria, pero pensáis que ya habéis alcanzado la enseñanza superior y os sentís bien con vosotros mismos. Por desgracia, esa sensación es incorrecta; se trata de un sentimiento equivocado, puesto que estáis aún muy lejos de graduaros para acceder a la universidad. Por lo tanto, os lo recuerdo de nuevo: no hagáis las cosas de las que acabo de hablar. Compartid de forma honesta sobre lo que entendéis, y si no comprendéis, no digáis tonterías. Hablar sobre la verdad no es parlotear; nadie va a desperdiciar el tiempo escuchándote parlotear. No me imites ciegamente ni hables de Goujian, soberano del Reino de Yue, ni sobre historia moderna o antigua, porque Yo haya hablado de dormir sobre maleza y lamer la hiel. ¿De qué sirve hablar sobre esas cosas? ¿Está dispuesta la gente a escucharlas? Incluso si lo está, esas cosas no son la verdad.

Hace un instante he hablado sobre cómo las personas que creen en Dios y lo siguen no necesitan soportar la humillación y llevar una pesada carga, ni mucho menos poner eso en práctica. ¿Por qué no puede uno practicar una frase tan “buena” y una mentalidad tan “noble”? ¿Dónde está el problema? ¿Por qué no se puede poseer la mentalidad de soportar la humillación y llevar una pesada carga? Hablando en términos de doctrina, porque eso no es la verdad; esa frase no fue pronunciada por Dios; no es la exigencia de Dios a la humanidad ni tampoco es un principio de acción que Él haya dado a quienes lo siguen. ¿Por qué digo que esa frase no es la verdad ni es un principio de práctica? Echemos primero un vistazo a la palabra “humillación” en “soportar la humillación y llevar una pesada carga”. ¿Qué significa esa palabra? Indignidad y ser avergonzado. Entonces, cuando la gente cree en Dios y Él tiene soberanía sobre su porvenir, ¿al someterse a Dios está siendo humillada? ¿Está soportando una indignidad? (No). ¿Es preciso que las personas soporten y digan: “Para poder alcanzar la sumisión a Dios, debo reprimir el fuego, la ira, las quejas y los sentimientos contrarios que anidan en mi corazón. Debo soportarlo sin rechistar. Para mí, todas esas cosas son una humillación, por lo que las reprimiré”? ¿Están practicando la verdad al hacer esto? (No). ¿Qué están practicando? La rebeldía, la falsedad y el fingimiento. Para alcanzar la práctica de la verdad y la sumisión a la verdad, a la soberanía de Dios y a Sus arreglos, lo primero que debes hacer no es soportar ningún tipo de dolor, y tampoco es preciso que soportes ninguna clase de indignidad. ¿Son una humillación la soberanía de Dios y los arreglos, y las exigencias que Él tiene para ti? (No). Dios no te está humillando. Él no te humilla al dejarte en evidencia, juzgarte, castigarte, probarte o refinarte. En lugar de ello, al mismo tiempo en que desenmascara las revelaciones de tus actitudes corruptas, está haciendo que te entiendas a ti mismo, que te despojes de esas actitudes y te rebeles contra ellas, y a continuación actúes de conformidad con las exigencias de Dios. ¿Qué efecto producirá esto? Serás capaz de someterte a Dios, entender la verdad y convertirte en una persona que agrada a Dios y a la que Él aprueba. Por tanto, ¿son indignidades algunas de las cosas que experimentas durante el proceso y durante el período en que alcanzas esas cosas? ¿Hay cosas por las que Dios te humilla? (No). Cuando Dios te deja en evidencia, por ejemplo, cuando desenmascara tu arrogancia, perversidad, falsedad, intransigencia o crueldad, ¿acaso algunas de esas cosas no son hechos? (No). Todas son hechos. No importa la manera en que Dios te deje en evidencia; todo lo que Él te diga son hechos. Con independencia de si la gente es capaz de reconocer esto y de cuánto puedan entender y aceptar las personas, todas esas cosas son hechos. No son infundadas, ni son exageraciones, y desde luego no están destinadas a tenderte una trampa. Entonces, ¿esas cosas están destinadas a humillarte? (No). No solo no lo están, sino que su intención es servir de recordatorio y advertencia para no recorrer la senda de las personas malvadas y no seguir a Satanás, están destinadas a hacer que camines por la senda correcta en la vida. El resultado y el efecto que esas cosas tienen sobre ti son positivos. La naturaleza de esas acciones de Dios es totalmente adecuada. Él hace esas cosas para salvarte y son cosas completamente conformes con la verdad. Esa es la adversidad que las personas deberían sufrir, y la que tienen que padecer para poder despojarse de sus actitudes corruptas, satisfacer las intenciones de Dios y convertirse en un auténtico ser creado. La actitud que debería tener la gente es aceptar proactivamente esa adversidad, en lugar de soportarla como una indignidad. No se trata de una humillación ni una burla, ni tampoco se trata de Dios mofándose de la gente o molestándola. Es algo que surge enteramente porque la gente tiene actitudes corruptas, se rebela contra Dios y no ama la verdad. Ese dolor surge en las personas debido a las palabras de Dios y a Sus exigencias para la gente, así que ¿hay alguna parte de ese dolor que Dios otorgue adrede a las personas o les brinde adicionalmente y que estas no deberían padecer? En absoluto. Por el contrario, si las personas sufren demasiado poco de ese dolor, no pueden despojarse de sus actitudes corruptas. Sin importar lo graves que sean las actitudes rebeldes de las personas, ni hasta qué punto estas sean capaces de admitir y aceptar cuando Dios expone sus actitudes corruptas, en último término, lo que Dios otorga a la gente no es humillación, y lo que sufren las personas no es indignidad. En lugar de ello, es lo que la gente debería padecer; es el dolor que debería sufrir una persona que haya sido profundamente corrompida por Satanás; las personas deberían padecer ese dolor. ¿Por qué digo eso? Porque las personas son profundamente rebeldes hacia Dios y se han convertido en satanases. Si la gente quiere despojarse de esas actitudes corruptas y aceptar la salvación de Dios, debe sufrir esa adversidad. Esto es perfectamente adecuado y correcto; se trata de una senda que las personas deben recorrer y de una adversidad que deben padecer. No es Dios quien les da esa adversidad. Es como cuando tienes el estómago revuelto después de beber agua fría. ¿De quién es la culpa? ¿Del agua fría? (No). ¿Quién ocasionó esa adversidad? (Nosotros). Tú te lo buscaste. El resultado y el proceso que sufren las personas son cosa suya; no hay ninguna indignidad ni humillación que señalar aquí. Algunas personas no lo entienden de esa forma; no aceptan la verdad. ¿Qué es lo que piensan? “La casa de Dios me permitió ser un líder; me presentó para ese cargo y he desempeñado felizmente mi trabajo de líder. Nunca pensé que la casa de Dios me destituiría por no hacer bien mi trabajo y cometer errores. ¿En qué me he convertido? ¿Sigo teniendo integridad y dignidad? ¿Aún tengo autonomía o algo de libertad humana?”. Piensan que las personas no deberían someterse a las instrumentaciones y los arreglos de Dios sin poder elegir al respecto, y que si ellas se someten por completo significa que son necias y gente sin dignidad, que viven de una manera excesivamente débil y apesadumbrada. Por lo tanto, ese tipo de persona piensa que cuando la gente acepta el juicio, el castigo y la poda, debe sufrir una humillación y, como afirma el dicho, “Cuando el umbral es bajo, no hay más remedio que agachar la cabeza”. Fijaos, esa es otra filosofía satánica. Esa frase tan conocida hace que las personas agachen la cabeza. ¿En qué piensan? ¿Se someten voluntariamente o soportan la humillación y llevan una pesada carga? (Lo segundo). Piensan que soportan la humillación y llevan una pesada carga. No se someten voluntariamente. Su sumisión no es voluntaria, ni tampoco es pura. En lugar de ello, no tienen más remedio que someterse, por lo que conciben esa falta de elección como un tipo de humillación. Dado que esa clase de persona piensa de esa forma, ¿acaso considera que practicar la sumisión a las palabras de Dios es practicar la verdad? No, no considera que la sumisión sea la verdad. En lugar de ello, considera que soportar la humillación y llevar una pesada carga es la verdad. ¿No es distinta la naturaleza de esas dos cosas? (Lo es). Esas cosas no dejan de tener distinta naturaleza, a pesar de que tanto las personas que se someten voluntariamente como aquellas que soportan la humillación y llevan una pesada carga se someten ambas, a pesar de que ninguna de ellas se resiste ni causa problemas y externamente ambas muestran obediencia, buena conducta y parecen ser buenas personas. Las personas que se someten sinceramente consideran que la sumisión es su responsabilidad, deber y obligación; consideran que es un deber ineludible y que es la verdad. Incluso aunque no se resistan externamente, aquellos que no se someten con sinceridad piensan en su corazón que soportan la humillación y llevan una pesada carga y, a sus ojos, esa es la verdad suprema. Consideran que soportar la humillación es practicar la verdad, ¿y qué consideran que es someterse? Lo consideran soportar la humillación, no practicar la verdad. ¿No es eso lo contrario? ¿Cómo se llama eso? (Lo han entendido del revés). Lo han entendido del revés. Consideran que la verdad es una filosofía para los asuntos mundanos, y que la doctrina y las filosofías humanas para los asuntos mundanos son la verdad. ¿No es esa una inversión total del significado? (Sí). Es una inversión total del significado. ¿Cómo debería resolverse entonces este problema? Las personas deben entender que esa adversidad que sufren no es una humillación, y que nadie está tratando de humillarlas. ¿Qué es lo que causa entonces la adversidad que sufren? (Las actitudes corruptas de la gente). Eso es. Si no tuvieras actitudes corruptas, si entendieras la verdad, pudieras someterte a Dios, someterte completamente a Su soberanía y Sus arreglos, temer a Dios y apartarte del mal, no sería necesario que sufrieras esa adversidad. Por consiguiente, esa humillación no existe. Lo entiendes, ¿verdad?

Entre la adversidad y la humillación, ¿cuál es positiva? ¿Existe una diferencia entre ambas? (Sí). La adversidad es positiva. Si aceptas voluntariamente el juicio, el castigo y la poda, y sufres de buen grado esa adversidad, tu interpretación de la misma será: “Debería sufrir esa adversidad. Haga lo que haga Dios, aunque yo no lo entienda y sea difícil de aceptar para mi corazón, aunque me muestre negativo y débil, todo lo que Él hace es correcto. Tengo un carácter corrupto y no debería razonar con Dios. Por muy difícil que sea de aceptar para mi corazón, esto ha sido ocasionado por mis propios errores. Dios no se equivoca; todo lo que Él hace es correcto. Me merezco sufrir la adversidad. ¿Quién hizo que yo tuviera un carácter corrupto? ¿Quién hizo que me resistiera a Dios e hiciera el mal? Esas cosas no me las da Dios; están impulsadas por mi propia naturaleza. Debería sufrir esta adversidad”. ¿Es pues algo positivo para las personas sufrir esa adversidad? (Sí). Si las personas lo entienden de manera positiva y a partir de Dios, entonces esa adversidad es positiva. No obstante, supongamos que dicen: “Puedo someterme, pero, aunque lo haga, debo explicar claramente mi razonamiento y compartir de manera clara lo que pienso por dentro y lo que hago. No puedo limitarme a someterme de una forma tan cobarde y atolondrada. De lo contrario, me moriré por guardarme las cosas contenidas por dentro”. Siempre quieren explicar las cosas de manera clara y sencilla, explicar claramente los pormenores de las cosas, hablar sobre su razonamiento, sobre lo que piensan, acerca de cómo pagaron un precio y de lo correctos que son. No están dispuestos a ser una persona que se somete a Dios, a abstenerse de justificarse, defenderse o hablar de su propio razonamiento. No están dispuestos a comportarse de ese modo. En ese caso, ¿qué consideran que es la sumisión? Consideran que es soportar la indignidad. ¿Qué piensan en su fuero interno? “Debo soportar toda esa indignidad para que Dios pueda aprobarme y afirmar que me he sometido”. ¿Existe realmente esa “humillación”? Si no existe en absoluto, ¿por qué siguen explicando las cosas de manera clara y sencilla para poder despojarse de esa “humillación”? Eso no es la auténtica sumisión. Aunque la intención con la que haces las cosas sea correcta, Dios desea instrumentar todo de esa manera. No es necesario que te defiendas, ni tampoco que razones. ¿Hizo Job las cosas mejor que tú o no? (Las hizo mejor). Si Job hubiera razonado y se hubiera defendido cuando Dios lo puso a prueba, ¿lo habría escuchado Él? No. Eso es un hecho. ¿Sabía Job que Dios no escucha a las personas cuando se defienden? No lo sabía, pero no se defendió. Esa era su estatura; se sometió de verdad. ¿Qué hizo Job de malo para que Dios lo tratara de esa forma? No hizo nada malo. Dios dijo que Job lo temía y se apartaba del mal, y que era una persona perfecta. Si hablamos dentro del contexto de la “humillación”, Dios no debería haber hecho que Job sufriera esas indignidades, ni debería haberlo entregado a Satanás para que lo tentara y le arrebatara todas sus posesiones. Observando este caso en los términos de la lógica de las personas que no se someten, Job padeció la adversidad y sufrió una gran indignidad, y cuando afrontó esas pruebas estaba soportando la humillación y llevando una pesada carga para poder obtener posteriormente bendiciones aún mayores de Dios. ¿Fue eso cierto en realidad? (No). ¿Es así como Job pensaba y practicaba? (No). ¿Cómo practicaba? ¿Cómo abordaba esas pruebas? No necesitaba soportar, ni tampoco pensaba que estuviera sufriendo una indignidad. ¿Qué es lo que pensaba? (Dios da y Dios quita). Eso es. Las personas provienen de Dios. Dios te dio la vida y te otorgó el aliento. Provienes por completo de Él, por lo que ¿acaso todas las cosas que obtienes no son cosas que Dios te ha dado? ¿Qué motivos tienes para presumir? Dios te da todas las cosas, por lo que, si Él quiere quitártelas, ¿qué es lo que tienes que razonar tú? Cuando Dios te da algo, estás contento, cuando no te da algo, estás disgustado, te quejas de Él, se lo pides y riñes con Él. Si Dios desea darte algo o no es cosa Suya; no hay nada que las personas tengan que razonar. ¿Es así como actuó Job? (Sí). Así es como lo hizo. ¿Había un sentimiento de injusticia en su corazón? (No). No lo había. Observándolo desde la superficie, Job tenía razones suficientes para denunciar una injusticia, hacer racionalizaciones, defenderse, ponerse en contra de Dios y explicárselo todo de manera clara y sencilla. Era la persona que más merecía hacer esas cosas, ¿pero acaso las hizo? No. No dijo una palabra y se limitó a hacer unas pocas cosas: rasgó su manto, se rasuró la cabeza, y postrándose en tierra, adoró. ¿Qué tipo de persona vio en él la gente tras esta serie de acciones? Una persona que temía a Dios y se apartaba del mal, y una persona perfecta. ¿Cuál es la definición de una persona perfecta? Alguien que no emite ningún juicio sobre las acciones de Dios, que en lugar de ello lo alaba y se somete a Él, y por grande que sea la adversidad que sufre, no dice: “He sufrido una injusticia. Esto es una indignidad”. Por muy grande que sea la adversidad que sufre, nunca exhibe ni pronuncia una palabra de esa clase. ¿Cómo se llama eso? Los no creyentes lo llaman “renunciar a sí mismo”. ¿Qué lógica tiene esto? ¿Acaso se trata de eso? (No). “Renunciar a sí mismo” es una enfermedad mental y un disparate. Sin importar lo grande o doloroso que fuera el asunto con el que se encontraba Job, nunca razonaba con Dios ni reñía con Él; tan solo se sometía. ¿Cuál fue su motivo inicial para someterse? El temor de Dios. Su capacidad para someterse provenía de su comprensión de Dios. Él creía que todo proviene de Él, y que todo lo que Él hace es correcto.

Algunos líderes de grupo y supervisores que son sustituidos lloran sin parar, montan un escándalo y se ponen sentimentales. Creen que han sufrido una injusticia, se quejan de que Dios no es justo y piensan que los hermanos y hermanas deberían sentirse mal por dejarlos en evidencia y denunciarlos, y dicen: “No tenéis conciencia. Con lo bueno que he sido con vosotros, ¡y así es como me lo devolvéis! Dios no es justo. He sufrido una enorme injusticia, pero Él no me ha protegido; me han echado con dureza. ¡Todos vosotros me despreciáis, y Dios también me desprecia!”. Creen que han sido tratados de forma muy injusta y montan un escándalo. Decidme, ¿puede una persona así acabar sometiéndose? Por lo que veo, no es nada fácil. ¿Acaso no ha terminado todo para ellos? ¿Por qué montas un escándalo? Si puedes aceptarlo, hazlo. Si no puedes aceptar la verdad ni someterte a ella, entonces ¡lárgate de la casa de Dios! No creas en Dios; nadie te obliga. ¿A qué injusticia has sido sometido? ¿Por qué montas un escándalo? Esta es la casa de Dios. Si tienes lo que hay que tener, ve a montar un escándalo en la sociedad, vete a buscar a Satanás y a los reyes diablos para montarles un escándalo. No lo hagas en la casa de Dios. ¿Cuál es el problema de que te echen como líder de grupo? Puedes seguir viviendo sin serlo, ¿no es así? ¿Dejarás de creer en Dios si no eres líder de grupo? Job sufrió una enorme adversidad, pero ¿qué es lo que dijo? No pronunció ni una palabra para quejarse, e incluso alabó a Dios, diciendo: “Bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* ¿Acaso alabó el nombre de Jehová porque había recibido multitud de recompensas y beneficios? No. Sencillamente esa era su manera de entender y de practicar. ¿No tiene esto que ver también con la calidad humana de una persona? (Sí). Algunas personas tienen escasa integridad, y cuando se las ofende ligeramente creen que las han tratado de una manera extremadamente injusta, y que el mundo entero debería sentirse culpable por ello y pedirles perdón. ¡Esas personas son tan problemáticas! ¿Cómo explicaríais la palabra “indignidad”? Sufrir una indignidad es algo que suele ocurrirles a los no creyentes, pero en la casa de Dios se dice de otra manera: sufrir adversidad e indignidad para poder obtener la verdad es una adversidad que deberían padecer las personas. Tanto si se las poda como si se las sustituye, las personas que entienden la verdad no consideran que sea una indignidad. Piensan que merecen sufrir la adversidad, y que las personas no pueden someterse a ella porque tienen actitudes corruptas, pero creen que no es una indignidad. ¿Quién sufre realmente la indignidad? Es Dios quien la sufre. Él salva a la humanidad, pero la gente no lo comprende. Veréis, después de que Dios sacase a los israelitas de Egipto, ellos alabaron a los ídolos. Cuando no tenían nada que comer, se quejaron de Dios, y Él les hizo llegar maná y otros alimentos. Pasados unos cuantos días, no le prestaron atención, pero cuando se encontraron con dificultades, volvieron a buscarlo de nuevo. ¿No os parece que Él sufrió una gran indignidad? ¿No padece el Dios encarnado una gran indignidad al ser rechazado por las épocas? Las personas no son nada y no son capaces de nada. Disfrutan de una enorme gracia otorgada por Dios y de numerosas verdades proporcionadas por Él, pero cuando sufren un poco de adversidad merecida sienten que es especialmente injusto. ¿Qué injusticia padece la gente? Hay algunas personas que por lo general tienen algo de entereza, pero cuando sufren un poco de adversidad, cuando los hermanos y hermanas los podan o alguien les dice algo desagradable o nadie los apoya ni los halaga, se sienten agraviadas, piensan que han sufrido una gran adversidad y que han sido ofendidas, y se quejan: “Todos vosotros me despreciáis, y nadie me presta atención. ¡Estoy destinado a ser maltratado!”. ¿Por qué montas un escándalo? ¿De qué sirve decir esas cosas? ¿Alguna de esas palabras es acorde a la verdad? (No). Entonces, ¿a qué equivale? ¿Es esto una humillación? Eres incapaz de ver claramente la adversidad que mereces sufrir, y no la aceptas. Has escuchado muchos sermones, pero no entiendes cómo la gente debería practicar la verdad, ni cómo debería someterse. No sabes nada de eso y aun así piensas que has sufrido algún tipo de gran indignidad. ¿No estás siendo irracional? Para la gente que acepta la salvación de Dios, ¿existe acaso esa indignidad? (No). Incluso si en ocasiones los hermanos y hermanas te tratan realmente de forma injusta, ¿cómo deberías experimentarlo? Por ejemplo, hay un billete de cincuenta dólares en alguna parte, después de que tú pases al lado desaparece, y todo el mundo sospecha que lo tomaste tú. ¿Qué harías? Te sentirías agraviado y frustrado en tu interior: “Aunque sea pobre, sigo teniendo una base moral. Aún me preocupo por mi dignidad. Nunca he tomado nada que pertenezca a otra persona. Mis manos están totalmente limpias. Todos vosotros siempre me despreciáis, y soy el primer sospechoso cuando ocurre esto. Dios no ha aclarado las cosas en mi nombre. ¡Parece ser que a Él tampoco le agrado!”. Montas un escándalo. ¿Cuenta eso como humillación? (No). Entonces, ¿qué deberías hacer en esa situación? Si lo tomaste, admítelo y promete no volver a hacerlo nunca. Si no lo hiciste, di: “No lo tomé. Dios escruta lo más profundo del corazón de la gente. Quien haya tomado ese dinero lo sabe, y Dios también. No diré nada más”. No hace falta que digas: “Vosotros me despreciáis. Todos queréis meteros conmigo”. ¿De qué sirve decir esas cosas? ¿Es algo bueno decir muchas cosas de esa clase? (No). ¿Por qué no? Decir muchas cosas de esa clase demuestra un hecho: Dios no está en tu corazón; no crees en Él ni tienes verdadera fe en Él. Cuando dices la verdad sobre el asunto, Dios lo sabe. Él escruta lo más profundo del corazón de la gente, y todo lo que dicen y hacen las personas. Si otras personas quieren verlo de otra forma, es cosa suya. Tú crees que Dios sabe todas esas cosas, y que no es necesario decir mucho. ¿Es necesario que te sientas agraviado? No. ¿Qué importancia tiene este asunto? Sientes que has sufrido una injusticia cuando te difaman y juzgan por creer en Dios, pero ¿eres capaz de hablar claramente sobre ello? Al defenderte contra ellos de modo insistente, estás retrasando el asunto en cuestión. No tiene sentido, ¿no es cierto? ¿De qué sirve razonar con ellos? Eso no es practicar la verdad.

Las personas padecen mucha adversidad durante el proceso de experimentar la salvación de Dios. ¿Es indignidad la adversidad que sufre la gente? (No). Sin duda no lo es. ¿Por qué digo esto? (Porque la gente tiene actitudes corruptas, debería sufrir esa adversidad). La gente tiene actitudes corruptas; eso es parte de ello. Además, sea cual sea el aspecto de la verdad que no entiendes, y la parte dentro de ti que siga siendo negativa, puedes sacarlo a colación y hablar sobre ello. No es necesario que lo guardes contenido por dentro. ¿Cuál es el objetivo de la charla? (Resolver problemas). Buscar la verdad, llegar a entender la verdad y resolver los problemas internos. No es necesario que los guardes contenidos por dentro, que sufras indignidad ni que soportes, diciendo: “No lo entiendo, pero aun así me hacen someterme. Debo comprender antes de someterme”. Si no lo entiendes, puedes compartir. Buscar la verdad es la senda correcta, no es algo erróneo. Cuando se comparten algunas cosas y se explican claramente, la gente sabrá qué hacer. Tú deberías albergar una actitud de buscar la verdad y resolver problemas a través de la búsqueda de la verdad. Si no entiendes la verdad y te limitas a practicar la sumisión, al final serás incapaz de resolver tus problemas. Por lo tanto, aunque se te exija que te sometas, no es preciso que lo hagas de una forma atolondrada o sin principios. No obstante, hay un principio muy básico dentro de la sumisión: cuando no entiendas, primero deberías someterte, tener un corazón y una actitud sumisos. Esa es la racionalidad que debería tener la gente. Después de llevar esto a cabo, buscar lentamente. De esa forma puedes evitar ofender al carácter de Dios, gozar de protección y llegar hasta el final del camino. ¿Todas las palabras que usa Dios para dejar en evidencia, condenar e incluso juzgar y maldecir a las personas están destinadas a humillarlas? (No). ¿Necesita la gente una paciencia extrema para soportar todo eso? (No). No. Al contrario, la gente necesita una fe extrema para aceptar todo eso. Tan solo al aceptar esto puedes entender de verdad cuál es exactamente la naturaleza corrupta de Satanás, la esencia corrupta de las personas, la fuente del antagonismo de la gente contra Dios y el porqué de la incompatibilidad de las personas con Él. Debes buscar la verdad en las palabras de Dios antes de ser capaz de resolver estos problemas. Si no aceptas la verdad ni aceptas cómo las palabras de Dios afirman las cosas, por muy claro que sea su modo de hacerlo, nunca resolverás esos problemas. Incluso aunque entiendas que “Las palabras de Dios no nos humillan; tan solo nos dejan en evidencia, por nuestro propio bien”, únicamente lo reconoces en el sentido doctrinal; nunca llegarás a comprender el verdadero significado de todo lo que dice Dios, ni el efecto que está destinado a lograr. Tampoco entenderás nunca exactamente qué es la verdad de la que habla Dios. Después de compartir de esa forma, ¿acaso no es posible, hasta cierto punto, hacer que las personas tengan una actitud proactiva y positiva hacia aceptar ser podadas y sustituidas, y hacia aceptar la obra, los arreglos y la soberanía que Dios lleva a cabo que no son conformes con las nociones de la gente? (Sí). Como mínimo, las personas pensarán que todo lo que hace Dios es correcto, que no deberían entenderlo de manera negativa y que la actitud que deberían tener en primer lugar es aceptar de forma activa, someterse y después colaborar con ello. Todo lo que Dios le hace a la gente no exige una gran paciencia por su parte, lo que significa que no es necesario soportar todo eso. ¿Qué es preciso que hagas? Es necesario que aceptes, busques y te sometas. La frase “soportar la humillación” que usan los no creyentes es algo claramente abusivo hacia las personas. Nada de lo que hace Dios exige que soportes la humillación. Puedes practicar la paciencia, el amor y la humildad, así como la sumisión, aceptación, honestidad, apertura y búsqueda; esas cosas son relativamente positivas. Entonces, ¿cuál es la lógica detrás de lo que dicen los no creyentes? Es filosofía satánica, son mentiras satánicas. En definitiva, soportar la humillación no es un principio que deban respetar quienes creen en Dios. No es la verdad; es algo satánico. Soportar la humillación no es lo que Dios exige a la gente que haga, porque no existe aquí ninguna humillación. Todas las acciones de Dios dirigidas a la gente son actos de amor, salvación, cuidado y protección. Las cosas que Él dice y la obra que lleva a cabo en la gente son todas positivas y son la verdad. Ni una pizca de ellas es igual a las de Satanás, y no hay nada de los métodos y medios satánicos. Únicamente al aceptar las palabras de Dios puede purificarse la gente y ser salvada.

¿De qué maneras se manifiesta en la gente el hecho de “soportar la humillación” del que habla Satanás? Se manifiesta en forma de daño, abuso, destrucción y aplastamiento. En resumen, desata la calamidad sobre ti. Sin importar si has sufrido o no adversidad o indignidad, en pocas palabras, lo que la gente obtiene en último término de las cosas a las cuales Satanás las somete ciertamente no es la verdad. ¿Qué es lo que obtiene? Dolor. El efecto de Satanás sobre la gente son formas innumerables de humillación y mofa, así como abuso y corrupción. Entonces, ¿qué es lo que esto logra en las personas y cómo las hace sentir? Hace que soporten agravios y tengan que adaptarse para poder preservarse, e incluso consigue que se vuelvan retorcidas por dentro. Las personas aprenden a emplear toda clase de tácticas y métodos para gestionar y abordar todo esto, aprenden a echarle flores a la gente, a fingir y a decir falsedades. Cuando las personas manifiestan y ponen en evidencia todas esas cosas, ¿están dispuestos, felices y en paz sus corazones, o bien enfurecidos y dolidos? (Enfurecidos y dolidos). ¿Se incrementa o se reduce la ira en el corazón de las personas a medida que soportan más humillación en este mundo? (Se incrementa). Entonces, ¿contempla la gente a la humanidad cada vez con mayor hostilidad o con mayor amor? (Con hostilidad). La gente contempla a la humanidad con una hostilidad creciente y odia a todo el que ve. Cuando las personas son jóvenes y acaban de acceder a la sociedad, todo les parece maravilloso, y confían fácilmente en la gente. Al alcanzar la treintena, ya no confían tanto en los demás. Cuando llegan a los cuarenta, desconfían de la mayoría de las personas, y cuando ya tienen cincuenta, su corazón está lleno de odio y tienden a darse la vuelta y dañar a los demás. Antes de llenarse de odio, ¿qué es lo que soporta la gente? Todo es indignidad y dolor. Cuando no tienes la capacidad ni el poder que tienen otros y cuando los demás te dicen que eres tal o cual cosa, debes asentir rápidamente con la cabeza para mostrarte de acuerdo, y cuando te maldigan, debes escuchar. No hay nada que puedas hacer, pero ¿qué es lo que piensas para tus adentros? “¡Algún día, cuando tenga poder, te mataré con mis propias manos y borraré tres generaciones de tu linaje!”. El odio en tu corazón se vuelve cada vez más fuerte. Esa es la consecuencia que trae a la humanidad corrupta soportar la humillación y llevar una pesada carga. Las personas piensan que soportar la humillación y llevar una pesada carga, algo alabado y fomentado por la sociedad, es algo positivo, que se trata de una clase de mentalidad y una forma de pensar que permiten a la gente trabajar con ahínco y esforzarse por hacerse más fuerte. Siendo así, ¿por qué en último término su efecto es generar ira y odio en las personas? (Porque no es la verdad). Eso es. Produce esa consecuencia negativa porque no es la verdad. ¿Qué es lo que ocasiona generaciones de resentimiento y asesinatos por venganza en la sociedad y en las pandillas? (Una vez que las personas sufren indignidad, el odio en su corazón crece y asesinan para vengarse). Eso es, así es como surge el asesinato por venganza. Generación tras generación las personas se asesinan brutalmente entre sí hasta que la catástrofe acaba con la humanidad. Esa es la consecuencia. La humanidad ha vivido conforme a las filosofías y la lógica satánicas y ha evolucionado paulatinamente hasta el día de hoy bajo el poder de Satanás. La relación entre las personas es cada vez más retorcida, distante, fría y desprovista de confianza. ¿Hasta qué punto ha llegado ahora? Hasta el punto en que los corazones de dos personas que no tienen nada que ver una con otra están llenos de hostilidad y odio mutuos. En el pasado, los vecinos tenían contacto frecuente e interactuaban a menudo entre sí, pero a día de hoy una persona puede llevar muerta cinco o seis días sin que sus vecinos lo sepan; nadie se pasaría a ver cómo está. ¿Cómo se ha llegado a esto? Ha sido debido al odio mutuo. No deseas que los demás se muestren hostiles hacia ti, pero al mismo tiempo tú te muestras hostil hacia ellos: es un círculo vicioso. Se trata de una consecuencia negativa y una catástrofe que se han abatido sobre la humanidad debido a las leyes de Satanás. Las opiniones e impresiones que las personas tienen sobre los demás en su corazón son cada vez más desfavorables, por lo que van mejorando en soportar la humillación y llevar una pesada carga, y la ira y el odio crecen en su corazón, hasta que finalmente afirman: “¡Sería mejor que estuvieran todos muertos y ninguno de ellos viviera!”. ¿Acaso no están todos los corazones repletos de esa clase de odio? Desean que este mundo se destruya lo antes posible: “Toda la gente es malvada hasta el tuétano. ¡Se merece ser destruida!”. Dices que los demás son malvados hasta el tuétano, pero ¿qué hay de ti? ¿Puede ser que hayas cambiado de veras? ¿Que hayas alcanzado la salvación? A la vez que odias a los demás por ser malvados hasta la médula, deberías ser mejor que ellos. Si eres igual de malvado que la gente del mundo, entonces careces de razón. Cuando una persona con razón observa que la humanidad es malvada hasta la médula, debería perseguir la verdad y vivir la semejanza humana para satisfacer a Dios; eso es lo adecuado. De esa forma, cuando Dios destruya esta raza humana perversa, esa persona se librará.

¿Odiáis a esta raza humana perversa? (Sí). La mayoría de las personas que creen en Dios tienen algo de humanidad y de razón; su corazón tiene más bondad, ansían la luz y anhelan que Dios y la verdad tengan poder. No les gustan las cosas perversas, y tampoco las que son injustas. Deberían estar llenos de esperanza, amor y tolerancia hacia la humanidad, ¿cómo pueden entonces odiar a la humanidad? Algunas personas dicen: “Cuando rememoro la época en que estaba en la escuela, el profesor se metía conmigo, pero yo no me atrevía a hablar sobre ello; simplemente tenía que soportarlo. Entonces me decidí a estudiar mucho y llegar a la universidad en el futuro. ¡Voy a enseñaros a todos de qué pasta estoy hecho, y después seré yo quien se meta con vosotros!”. Algunos dicen: “Cuando recuerdo los tiempos en que trabajaba, la gente formidable en mi empresa siempre se metía conmigo, y yo pensaba: ‘Esperad a que llegue el día en que os supere con mis logros. ¡Entonces haré que vuestras vidas sean desdichadas!’”. Hay otros que dicen: “Recuerdo los años en que hacía negocios, el gestor de proveedores siempre me engañaba, y yo pensaba: ‘¡Cuando llegue el día en que haga una gran fortuna, me vengaré de ti!’”. Nadie lo tiene fácil en la vida, y todas las personas sufren momentos en que otros se meten con ellas; todas tienen gente a la que odian por dentro y con la que quieren ajustar cuentas. A eso ha llegado el mundo; está lleno de odio y hostilidad. La hostilidad entre las personas es demasiado extrema, no son capaces de llevarse bien ni de tener una relación amistosa. Este mundo pronto se acabará; ha llegado al final de la cuerda. Todas las personas tienen por dentro historias desgarradoras de los tiempos en que alguien se metía con ellas en algún lugar, o de la época en que otros las fastidiaban, las despreciaban, engañaban o causaban daño en alguna empresa, organización o grupo de gente. Esas cosas pasan en todas partes. ¿Qué demuestra eso? Que la humanidad ya no tiene a personas como Noé en su seno. ¿No es ese el caso? (Sí). El corazón de todos está lleno de perversidad, repleto de hostilidad hacia la verdad, las cosas positivas y la rectitud. Las personas ya están más allá de la salvación. No hay ninguna persona, ninguna enseñanza ni teoría que pueda salvar a la humanidad: así están las cosas. Algunos mantienen la esperanza: “¿Cuándo habrá una guerra mundial? Tras la guerra, todos los que merecen morir habrán fallecido, y quienes permanezcan podrán empezar de nuevo. Una nueva era dará comienzo, y se fundará un nuevo país”. ¿Es eso posible? No. Algunas personas depositan su esperanza en toda clase de religiones, pero ahora todas las religiones están en declive y se encuentran en las últimas. Todas las religiones están podridas hasta la médula y tienen mala reputación. ¿Qué quiero decir con estas palabras? Están destinadas a hacer que la gente entienda un hecho: si Dios no usara las palabras y la verdad para salvar a la humanidad, el odio y el carácter crueles que anidan en lo más profundo de los seres humanos no harían sino volverse cada vez peores y más descontrolados. En último término, la única posibilidad para la humanidad sería acabar en la autodestrucción, con las personas asesinándose brutalmente entre sí. A día de hoy, mucha gente desea evitar esta raza humana perversa e irse a vivir sola a lo más profundo de las montañas y los bosques, o a algún lugar en que no viva la raza humana. ¿Cuál es el resultado de esto? La humanidad dejará de multiplicarse y no habrá una siguiente generación. La humanidad se extinguirá después de la generación presente; no habrá descendencia. La resistencia de la humanidad ante Dios es demasiado grave y hace tiempo que eso suscitó Su ira. La humanidad no durará mucho. ¿Por qué hay tantas personas que no se casan? Porque tienen miedo de que las engañen, no creen que queden ya buenas personas y están repletas de hostilidad hacia el matrimonio. ¿Quién tiene la culpa de esto? Puedes echarle la culpa a la gente por estar demasiado corrompida, a Satanás y a los diablos, a las personas que aceptan voluntariamente la corrupción. Odias a los demás, pero ¿realmente eres tú mejor que ellos? Careces de la verdad y odiar a otros no ayuda. Si la gente carece de la verdad y no la entiende, al final llegará a un callejón sin salida, se sumirá en la catástrofe y será destruida. Ese es el final que les espera. Si Dios no salva a la humanidad, no habrá nadie en la humanidad corrupta que pueda entender la verdad.

¿Qué es exactamente la “humillación”? ¿Es preciso que los creyentes la soporten? ¿Existe esa “humillación”? (No). No existe; ¿no resuelve eso el problema? La próxima vez que oigas a alguien afirmar: “Lo primero que debes aprender como creyente es a soportar. Pase lo que pase, debes portarlo y reprimirlo por dentro”, ¿deberías decirle algo? (Sí). ¿Qué deberías decir? Di: “¿Para qué soportas? Si realmente estás soportando una indignidad, eres bastante lamentable, y eso demuestra que no entiendes la verdad. Si comprendieras la verdad, esa indignidad no existiría, y aceptarías voluntariamente y con agrado todas las circunstancias que Dios instrumenta para ti. Esa es la adversidad que la gente debería sufrir, no una indignidad cualquiera. Es Dios que te está elevando. El hecho de que podamos padecer esa adversidad demuestra que Él nos sigue dando una oportunidad y nos permite ser salvados. Si no tuviésemos siquiera la oportunidad de sufrir la adversidad o no fuésemos dignos de ello, no tendríamos ninguna oportunidad de ser salvados. No es indignidad; debes llegar a tenerlo claro, y fijarte en si lo que dices es realmente correcto. Esa indignidad no existe; somos personas corruptas y merecemos sufrir esa adversidad. Cuando estás enfermo, tomar medicamentos y someterte a una operación quirúrgica conlleva padecer cierta adversidad. ¿Cuenta como indignidad la adversidad que sufres para sanar tu enfermedad? Eso no es indignidad; se hace para curarte. Nuestra fe en Dios y nuestra experiencia del juicio y el castigo tienen la finalidad de despojarnos de nuestras actitudes corruptas y hacer que vivamos la semejanza humana, conforme a las exigencias de Dios, que nos sometamos a Él, lo adoremos y vivamos mejor y con más dignidad. Merecemos padecer esta adversidad debido a nuestras actitudes corruptas. Sufrimos esta adversidad con el fin de obtener la verdad y la vida. No podemos interpretarla como indignidad. Debemos aceptarla como nuestra responsabilidad y obligación que cumplir, como el camino que deberíamos emprender. Esa es la elevación de Dios, y debemos alabarlo por elevarnos, por la oportunidad que nos brinda. A juzgar por todo lo que hemos hecho y cómo hemos actuado, no somos dignos de padecer esta adversidad, y deberíamos ser destruidos, como la gente del mundo. Si consideramos que la adversidad que deberíamos sufrir y toda esa gracia que Dios nos ha concedido son una indignidad, ¡entonces nuestra conciencia tiene graves carencias y estamos lastimando Su corazón! No somos dignos de la salvación de Dios”. ¿No es ese el caso? (Sí). Esta parte de la doctrina es muy sencilla. ¿Acaso no debería uno ser capaz de entenderla sin que se enuncie? Al ser esclarecido de esa forma y entender esas cosas, el corazón de las personas estará más relajado, y estas no actuarán de forma irracional cuando les ocurran cosas. Algunas personas saben claramente en su corazón que esa es la verdad y que deben aceptarla, pero cuando hablan siguen diciendo que es algo realmente injusto, y continúan hablando hasta que acaban pronunciando palabras de juicio contra Dios. No hagas cosas así. Siempre que te ocurran cosas, busca la verdad. Ese es el primer asunto crucial; nunca lo pases por alto. Si reconoces que Dios es el camino, la verdad y la vida, no deberías considerar cualquier circunstancia que Él cause como la obra del hombre. En lugar de ello, deberías considerar todas las circunstancias que Él cause como una oportunidad para transformar tu carácter y aceptar la verdad.

He terminado de hablar sobre el significado de la “humillación”. A continuación, hablaré sobre la parte siguiente, sobre lo que quiere decir “llevar una pesada carga”. Hace un instante hablábamos sobre cómo la pesada carga que lleva la gente es un deseo y una ambición que anidan en lo más profundo de su corazón, una meta que aspiran a alcanzar. Cuando se trata de creyentes que son salvados por Dios y aceptan Su liderazgo, ¿acaso necesitan soportar la humillación y llevar una pesada carga? Acabo de decir que la frase “soportar la humillación” carece de fundamento en la casa de Dios. No necesitas soportar la humillación ni es necesario que sientas que aguantas tanta adversidad; no es preciso que tu corazón sienta que recibe un trato injusto ni necesitas soportar toda esa indignidad para poder satisfacer a Dios, como si fueras muy noble. No es necesario que hagas esas cosas. Entonces, ¿qué significa llevar una pesada carga? Si uno dijera que Dios hace que las personas sufran toda esa adversidad para que sean capaces de asumir responsabilidades y misiones más grandes, de recibir mayores bendiciones y un mejor destino, ¿sería sensata y razonable esa afirmación? (No). No es sensata. ¿Cómo deberíamos definirla entonces? Dios permite que las personas sean salvadas, que logren temerlo a Él y evitar el mal, y hace que vivan mejor. ¿Por quién hace eso exactamente? ¿Por el bien de las personas o por Su propio bien? (Por el bien de las personas). Por supuesto que es por el bien de las personas. Ellas son las mayores beneficiarias. Por eso digo que esto no tiene nada que ver con lo que obtiene Dios de ello, ni mucho menos con la magnitud de las bendiciones que las personas puedan recibir al sufrir esa adversidad. No es necesario que soportes, ni que tengas “grandes aspiraciones” de ese tipo, ni tampoco que renuncies a las cosas de esa manera. En realidad, no has renunciado a nada, ni tampoco has tirado nada por la borda. Al contrario, las personas son quienes más han ganado en último término. Entre otras cosas, la gente ha comprendido todos los diversos criterios para comportarse. Además, las personas son capaces de respetar todo ese orden y todas esas leyes que Dios ha establecido, y de vivir de manera ordenada. ¿Cómo es esa forma de vivir comparada con la manera en que las personas viven ahora? (Es mejor). Es mejor que como viven ahora las personas. Y de esas dos formas de vida, ¿cuál está más bendecida?, ¿cuál se parece en mayor medida a la de un verdadero ser creado? Y, más aún, ¿cuál es la vida que la humanidad debería tener? (La primera). Por supuesto que es la primera. Tras padecer esa adversidad, entiendes las intenciones de Dios y al mismo tiempo comprendes numerosas verdades. Con una comprensión de la verdad como fundamento, aprendes cómo comportarte, y hay verdad que actúa como vida dentro de tu humanidad. ¿Te hace eso más digno? En origen las personas no tienen ningún tipo de verdad. Son meros desdichados sin ningún valor, inferiores a las hormigas, y no merecen vivir, pero ahora has entendido la verdad, hablas y actúas conforme a ella. Sin importar lo que Dios te mande hacer, eres capaz de escuchar y de cumplirlo al pie de la letra; independientemente de los arreglos que Él haga para ti, eres capaz de someterte a ellos. ¿Seguirás entonces juzgándolo? ¿Te rebelarás de manera proactiva contra Él? Si alguien te instiga a que te rebeles contra Dios, ¿lo harás? (No). Si alguien cuenta mentiras sobre Él para desorientarte, ¿lo creerás? (No). No, no lo harás. Por tanto, no te rebelarás contra Dios, ni en sentido objetivo ni subjetivo. Los humanos de esa clase viven por completo bajo el dominio de Dios. ¿Necesitan aun así soportar ahora el dolor de la gente? ¿Sigue habiendo odio y dolor en su corazón? ¿Hay cosas tristes y dolorosas en su interior? (No). Ese dolor no existe. En todo lo que hacen, las personas así tienen principios y no actúan de forma indiscriminada. Por otra parte, cuando ocurren cosas, Dios tiene autoridad soberana y Satanás no puede dañarte; vives como una persona de verdad. ¿Destruiría Dios a ese tipo de seres humanos? ¿Esa clase de humanos se autodestruirían? (No). No. Son un tipo de persona totalmente distinto en comparación con los humanos corruptos de hoy. El corazón de las personas a día de hoy está repleto de odio y dolor. Son capaces de suicidarse, pelearse y matar gente o hacer cosas malas en cualquier momento o lugar, y así traen la catástrofe al mundo de los humanos. En cambio, los seres humanos que Dios ha salvado y han obtenido la verdad como vida pueden coexistir en paz sin luchas ni odios. Son capaces de someterse a los arreglos de Dios, y de hacerlo uniendo sus corazones y sus esfuerzos a cada palabra pronunciada por Él. Todas esas personas viven en la palabra de Dios, y trabajan esforzándose en una misma dirección. Con el objetivo de que se lleve a cabo la voluntad de Dios, si tú entiendes la verdad, él y ella la entienden, ellos y ellas también, ¿seguirán teniendo acaso distintas opiniones al estar todos juntos? (No). De esa forma, pueden llegar al punto en que todos vivan en la presencia de Dios, en Su palabra y conforme a la verdad, y los corazones de las personas sean compatibles. ¿Puede así seguir habiendo luchas y matanzas entre las personas? (No). No. ¿Es preciso que la gente siga soportando dolor? No hay dolor. Los seres humanos de este tipo viven una vida bendecida sin luchas ni matanzas. ¿Cómo deberían gestionar entonces las personas todas las cosas que Dios les ha encomendado? (Deberían coexistir en paz). Una parte de ello es que deberían coexistir en paz. La otra es que deberían gestionar todas las cosas de conformidad con el orden y las leyes que estableció Dios, lo que quiere decir que todo ese orden y todas esas leyes y seres vivos pertenecen a la humanidad, esta los usa y generan beneficios para ella. ¡Qué maravillosa es esta clase de humanidad! Llegados a ese punto, el entorno vital de la humanidad se entrega a los humanos para que lo gestionen. Dios establece el orden y las leyes para este mundo por el bien de los seres humanos, y después dejará de interferir en él. Si un día ves un lobo comiéndose un conejo, ¿qué harías? Debes dejar que el lobo se lo coma. No puedes impedir que un lobo coma conejos y hacerle comer hierba. ¿Qué error estarías cometiendo? (Ir en contra del orden natural de las cosas). Estarías yendo en contra del orden natural de las cosas. Los conejos comen hierba y los lobos, carne, por lo que debes respetar sus naturalezas inherentes y dejar que se desarrollen con libertad. No hay necesidad de interferir en sus actividades y estilo de vida de manera complementaria y artificial. No es preciso que gestiones esas cosas; Dios ya las ha establecido tal y como deben ser. Si hay algunos lugares en los que llueve mucho y el clima es inadecuado, los animales deben migrar. Dices: “Debemos arreglar este lugar. ¿Cómo es que siempre llueve tanto? ¡Debe de ser muy cansador para los animales estar siempre migrando!”. ¿No es esto también una estupidez? (Sí). ¿En qué sentido? ¿Acaso Dios no estableció ese clima? (Sí). Él estableció ese clima y permitió a esos animales vivir en esa zona. ¿No estableció Dios su migración? (Sí). Entonces, ¿por qué quieres entrometerte? ¿Por qué actúas ciegamente guiado por buenas intenciones? ¿Qué tiene de bueno la migración? Cuando un gran grupo de animales permanece en una zona durante medio año, se come toda la hierba. Si no llueve ni están dispuestos a marcharse, ¿qué ocurre? Será preciso que llueva todo el tiempo. Cuando la tierra esté húmeda no podrán permanecer allí, y la hierba estará empapada, por lo que tendrán que marcharse. Esa migración hace que sus cuerpos estén en forma y da a la hierba una oportunidad para crecer de nuevo. Cuando se hayan comido la mayor parte de la hierba en otro lugar, será el momento de que nieve allí y una vez más los echarán de ese sitio, por así decirlo, y tendrán que migrar rápidamente. De nuevo emprenderán el camino hasta el lugar de origen. No estará lloviendo, la hierba habrá crecido y podrán volver a comérsela. Así, este ecosistema mantiene continuamente el equilibrio de forma natural. Algunos dicen: “Los leones se comen siempre a los ñus; ¡pobres bichos! ¿No podemos hacer que los ñus sean más inteligentes?”. ¿Por qué actúas ciegamente guiado por buenas intenciones? ¿Estás tratando de demostrar que eres bueno? Tu bondad va demasiado lejos. Si los ñus fueran astutos, los leones estarían hambrientos. ¿Podrías soportar ver a los leones pasar hambre? Hay otros que dicen: “Los leones son malos. Atacan a los ciervos y las cebras. ¡Es algo tan cruel y sangriento!”. Si aniquilaras a los leones, habría demasiados ciervos y cebras. ¿Cuál sería el resultado final? Los animales se comerían toda la hierba, y los pastizales se convertirían en un desierto. ¿Podrías aceptar eso? ¿Actuarías de igual modo siguiendo esas buenas intenciones? Entonces, ¿qué deberías hacer? Dejar que se desarrollen con libertad. Así son las cosas con los animales. Dios estableció todo ese orden hace tiempo, y debes aceptarlo lo quieras o no; todo debe suceder tal y como fue ordenado. Si vas en contra del orden natural, la vida no puede mantenerse. Una vez que entiendas todas esas leyes, las respetarás, y observarás esas cosas de conformidad con ellas. A continuación, verás la sabiduría de la soberanía de Dios sobre todas las cosas. Además, todas esas leyes son inherentes a la vida. ¿De dónde salió esto? (Fue predestinado por Dios). Fue predestinado por Dios. Así es como Él lo dispuso. Los seres humanos investigan en la ciencia, la biología y toda clase de áreas de estudio. Han efectuado investigaciones durante muchos años, pero tan solo entienden la doctrina y el orden sencillos; nadie ve la sabiduría ni la soberanía de Dios en esa doctrina y en los fenómenos. ¿Por qué surgió todo ese ecosistema y esa cadena alimenticia hasta volverse tan complejos y asombrosos? Los seres humanos se limitan a aclarar un fenómeno o anunciar un hecho a las personas de este mundo, pero nadie es capaz de resumir ni de ver claramente que todo esto provino de Dios; no surgió por su cuenta. Si seguimos la corriente y afirmamos que surgió por su cuenta, ¿cómo es que nadie ha visto nunca un mono convertirse en humano en todos estos años? Todas esas leyes fueron establecidas por Dios. ¿Tienen algo que ver con que los monos se conviertan en humanos? (No). Eso no existe. Dios estableció todo ese orden y todas esas leyes. Si las personas tienen la suerte de permanecer, llegados a ese punto no solamente respetarán, mantendrán y gestionarán todo ese orden y todas esas leyes, sino que, lo que es más importante, se convertirán también en las mayores beneficiarias de todo ello. Dios preparó todo esto para la humanidad, lo estableció para las personas; todo está listo para que la gente lo disfrute. De todas las cosas, los seres creados que son personas son los más bendecidos. Las personas disponen de lenguaje y pensamiento, pueden oír la voz de Dios y entender Sus palabras, cuentan con un lenguaje con el que comunicarse con Él y son las más dotadas para entender Sus palabras. Las personas son los seres más bendecidos puesto que Dios les otorgó el mayor capital con el cual poder obtener la salvación y presentarse ante Él. En último término, todo lo que Dios ha hecho, todo ese orden y todas esas leyes que Él estableció exigirán que las personas gestionen y mantengan. Esas personas que se limitan a investigar, arruinar, perjudicar y desviar todo ese orden y todas esas leyes deben ser liquidadas. La gente ha padecido mucha adversidad. ¿Existe realmente ese hermoso destino en el que creen las personas en su corazón, ese que persiguen y anhelan? No existe en realidad. Se trata de un mero deseo y una ambición de la gente, y es distinto de lo que Dios desea darle. Son dos cosas diferentes y no tienen nada en común. Por tanto, la parte de “llevar una pesada carga” en soportar la humillación y llevar una pesada carga no existe en las personas. ¿Qué quiero decir con que no existe? Que el hermoso destino en el que crees, y aquello que deseas lograr en las ambiciones y deseos que albergas en lo más profundo de tu corazón no existen en absoluto. No importa cuánta adversidad sufras ni cuánta indignidad soportes, al final el destino que anhelas, las cosas que deseas lograr, la persona en la que quieres convertirte y el grado de bendiciones que deseas recibir carecen de fundamento. Esas no son las cosas que Dios quiere darte. ¿Qué otro problema hay aquí? Soportar la humillación y llevar una pesada carga es cuando las personas ocultan sus capacidades reales al soportar la indignidad, y después la padecen para poder alcanzar sus metas. ¿Cuáles son esas metas? Son los ideales e incluso los deseos que anidan en lo más profundo del corazón de la gente. Entonces, cuando los creyentes sufren la adversidad ¿esto tiene como objetivo satisfacer un deseo? (No). ¿Para qué sirve en ese caso? Cuando los creyentes sufren la adversidad, ¿es positiva o negativa la meta que desean perseguir y alcanzar? (Positiva). ¿Está vinculada con el deseo? (No). Entonces, ¿cuál es esa meta positiva? (Despojarse de su carácter corrupto, convertirse en una persona de verdad y poder vivir mejor). Despojarse de su carácter corrupto, convertirse en una persona de verdad y poder vivir mejor. ¿Qué más? Convertirse en una persona que se salva, y no volver a rebelarse contra Dios. ¿Queréis convertiros en alguien como Job y Pedro? (Sí). ¿No es eso una meta pues? (Sí). ¿Está vinculada esa meta con el deseo? (No). Esa meta es una búsqueda adecuada, y es el objetivo y la senda que Dios ha dado a la gente. Es lo adecuado. Por eso digo que la adversidad que padeces debido a esa meta y búsqueda adecuadas no es soportar la humillación. En lugar de ello, es lo que la gente debería perseguir, y es la senda que las personas deberían tomar. ¿Pueden acceder a esa senda las personas que piensan, en lo más profundo de su corazón, que son alguien que soporta la indignidad? No pueden, ni tampoco pueden alcanzar esa meta.

Observándola ahora, ¿la frase “soportar la humillación y llevar una pesada carga” es la verdad? (No). No es la verdad, ni tampoco es un criterio de cómo la gente debería actuar, comportarse o adorar a Dios. ¿Necesitan las personas soportar la humillación y llevar una pesada carga para que Dios las salve? (No). ¿Es correcto o incorrecto decir que una persona alcanzó la salvación al soportar la humillación y llevar una pesada carga? (Es incorrecto). ¿Por qué es incorrecto? Soportar la humillación y llevar una pesada carga no es practicar la verdad, así que ¿cómo pueden alcanzar la salvación? Eso es como decir que una persona asesinó gente, prendió fuego a cosas e hizo un montón de maldades, y finalmente se convirtió en un “líder amado por el pueblo”. ¿No es más o menos lo mismo que decir eso? (Sí). Eso es lo que quiere decir. Es evidente que estaba en la senda de la perversidad, pero se convirtió en una persona positiva. Eso es una contradicción. Si uno dijera que una persona ha soportado la humillación y llevado una pesada carga y finalmente logró la compatibilidad con Dios, o que una persona soportó la humillación y llevó una pesada carga y al final se mantuvo firme durante las pruebas o bien que otra soportó la humillación y llevó una pesada carga y con el tiempo completó la comisión de Dios, ¿cuál de esas afirmaciones es correcta? (Ninguna de ellas). Ninguna de ellas es correcta. ¿Es correcto decir que alguien ha soportado la humillación y llevado una pesada carga mientras difundía el evangelio por toda una aldea? (No). Veo que algunas personas no están seguras, y piensan: “¿Es correcto? Creo que esa afirmación es correcta, ¿no es así? Hay numerosas ocasiones en que la gente debe soportar la humillación y llevar una pesada carga mientras difunde el evangelio y da testimonio de Dios”. Usar esa frase en ese contexto es correcto, ¿verdad? (No). ¿Por qué no? Decidme. (Porque el efecto que se logra al soportar la humillación y llevar una pesada carga no es positivo). ¿Es esa la aplicación correcta? Analizad qué tiene de erróneo esa frase, diseccionadla. “Al soportar la humillación y llevar una pesada carga mientras compartían el evangelio, convirtieron a muchas personas, dieron mucho fruto y difundieron el nombre de Dios”. ¿No sabéis si esa afirmación es correcta o no? Si la aplicamos conforme a todas las afirmaciones sobre las cuales hemos hablado hoy, sería incorrecto usar esa frase en esa situación, pero si pensamos un poco más allá acerca de cómo al difundir el evangelio algunas personas reciben golpes o gritos por parte de destinatarios potenciales, que los expulsan de sus puertas, ¿cuenta esto como soportar la humillación? (No). Entonces, ¿de qué se trata? (De la adversidad que los creyentes deben padecer al difundir el evangelio). Eso es. Esa es la adversidad que la gente debe sufrir. Es su responsabilidad, su obligación, y la comisión que Dios ha dado a las personas. Lo mismo sucede con el dolor de un parto; ¿acaso no es una adversidad que es preciso padecer? (Sí). Si una mujer dijera a su hijo: “He soportado la humillación y llevado una pesada carga para traerte al mundo”, ¿sería correcto decir eso? (No). Ha sufrido una adversidad, ¿por qué entonces es incorrecto decirlo? Porque es la adversidad que debe sufrir. Por ejemplo, si un lobo cazase durante muchas horas antes de atrapar un conejo y dijera: “He soportado la humillación y llevado una pesada carga para poder comerme un conejo”, ¿sería eso correcto? (No). Para comerse un conejo, el lobo debe sacrificar algo a cambio. El conejo no va a quedarse ahí esperando a que llegue el lobo y se lo coma. ¿Qué tarea es tan sencilla? Sea cual sea la tarea, uno siempre debe realizar algún sacrificio. Eso no es soportar la humillación y llevar una pesada carga. ¿De qué forma acabamos de categorizar concienzudamente esa frase? (De forma negativa). La hemos categorizado como una frase negativa y peyorativa, como lógica de Satanás y filosofía satánica para los asuntos mundanos. No tiene nada que ver con la fe en Dios ni las cosas positivas. Si alguien dice: “He difundido el evangelio durante muchos años. ¡Realmente he soportado la humillación y llevado una pesada carga!”, eso no es adecuado. Difundir el evangelio es tu responsabilidad, y es una adversidad que se supone que debes sufrir. Incluso si no difundes el evangelio, ¿no padecerás la adversidad simplemente por vivir? Esa es la adversidad que se supone que la gente debe sufrir; es lo adecuado. La frase “soportar la humillación y llevar una pesada carga” ha sido, en esencia, erradicada de la casa de Dios. Si alguien vuelve a mencionarla, ¿cómo la interpretarás? Si alguien dice: “¡He soportado la humillación y llevado una pesada carga en prisión para no ser un judas!”, ¿es correcta esa afirmación? (No). ¿Por qué no? “Para no ser un judas” es una meta muy recta y algo muy recto que decir; por lo tanto, ¿por qué no lo es “soportar la humillación y llevar una pesada carga”? (Un creyente no debería ser un judas). Eso es. ¿Cómo de razonable es para un creyente ser un judas? ¿No resulta ridículo decir que no ser un judas es soportar la humillación y llevar una pesada carga? Dar testimonio de Dios es tu misión. Esos son el testimonio y la postura en los que los seres creados deberían mantenerse firmes. Satanás no es digno de la alabanza del hombre. Dios es el Único a quien las personas deberían adorar, y es algo perfectamente natural y justificado adorarlo. Cuando Satanás intente subyugarte a su voluntad, deberías mantenerte firme en tu testimonio de Dios, renunciar a tu vida y no ser un judas. Eso no equivale a soportar la humillación y llevar una pesada carga. Ya he explicado claramente esta frase. Si alguien vuelve a decir que ha soportado la humillación y llevado una pesada carga, ¿cómo deberíais gestionar el asunto? Lo entenderá cuando le hagas escuchar el sermón que he predicado hoy. Esa es la manera más sencilla.

C. La voluntad de pelear sin claudicar

La tercera manifestación de dormir sobre maleza y lamer la hiel es la voluntad de pelear sin claudicar. ¿Qué clase de actitud es no claudicar? Una actitud arrogante. ¿Cómo es posible que la gente nunca fracase? ¿Cómo es posible que nunca haga nada mal, nunca diga nada equivocado ni cometa ningún error? Debes admitir: “Soy una persona normal y corriente. Tengo defectos y limitaciones. Hay momentos en que hago algo equivocado y otros en que digo algo inadecuado. Soy capaz de hacer cosas que están mal y de seguir la senda incorrecta. Soy una persona corriente”. Entonces, ¿qué significa no claudicar? Es cuando alguien fracasa, se enfrenta a reveses o se extravía por la senda incorrecta pero no lo admite. Tan solo se obstina en seguir avanzando. Fracasa, pero no se desanima, ni tampoco admite sus errores. Por mucha gente que lo reprenda o condene, no desiste. Insiste en pelear, trabajar y seguir su propio rumbo en pos de sus propias metas, sin pensar siquiera en el coste. Esa es la clase de mentalidad a la que se refiere la expresión. ¿Acaso no es una buena mentalidad para motivar a la gente? ¿En qué situaciones suele usarse “no claudicar”? En cualquier tipo de situación. Allá donde haya seres humanos corruptos existe esa expresión, como también existe esa mentalidad. ¿Con qué objetivo se les ocurrió ese dicho a los humanos de la calaña de Satanás? Para que las personas nunca se entiendan a sí mismas, no reconozcan sus propios errores ni tampoco los acepten; para que no vean tan solo la parte de sí mismas que es frágil, débil e inepta, sino más bien la parte que es capaz, fuerte y valerosa, para que no se subestimen y piensen en cambio que son competentes. Siempre que pienses que puedes, entonces podrás; siempre que creas que vas a tener éxito, no fracasarás, y si puedes convertirte en la flor y nata, entonces lo harás. Siempre que tengas esa determinación y resolución, esa ambición y ese deseo, podrás lograrlo todo. Las personas no son insignificantes; son fuertes. Los no creyentes emplean un dicho: “Los grandes resultados requieren grandes ambiciones”. Hay personas a las que les encanta este dicho en cuanto lo oyen: “¡Vaya! Si quiero un diamante de diez quilates, ¿eso quiere decir que lo conseguiré? Si quiero un Mercedes, ¿eso significa que será mío?”. ¿Estará lo que obtengas a la altura de la amplitud de lo que desea tu corazón? (No). Ese dicho es una falacia. Por decirlo de forma llana, la arrogancia de quienes creen en la expresión “no claudicar” y la reconocen no conoce límites. ¿Con qué palabras de Dios entra en contradicción directa la forma de pensar de esa gente? Dios exige a las personas que se entiendan a sí mismas y se comporten de una forma sensata. Las personas tienen actitudes corruptas; sufren limitaciones y tienen un carácter que se resiste a Dios. No hay gente perfecta dentro del género humano, nadie es perfecto; tan solo hay gente corriente. ¿Cómo exhortó Dios a las personas a comportarse? (De manera educada). Las exhortó a comportarse de manera educada y a mantenerse en su lugar como seres creados de una forma sensata. ¿Ha exigido alguna vez Dios a la gente que no claudique? (No). No. Entonces, ¿qué dice Él acerca de las personas que siguen la senda incorrecta o que revelan un carácter corrupto? (Dice que hay que reconocerlo y aceptarlo). Reconocerlo y aceptarlo, a continuación comprenderlo, ser capaz de virar el rumbo y alcanzar la práctica de la verdad. Por el contrario, no claudicar es cuando la gente no entiende sus propios problemas, no comprende sus errores ni los acepta, no vira el rumbo ni se arrepiente en ningún caso, ni mucho menos acepta la soberanía ni los arreglos de Dios. No solo no trata de averiguar cuál es exactamente el destino de las personas o cuáles son las instrumentaciones o los arreglos de Dios, no solo no averigua estas cosas sino que en lugar de ello toma las riendas de su propio destino; quiere tener la última palabra. Además, Dios exige a la gente que se entienda a sí misma, que se evalúe y examine a sí misma con exactitud y que haga lo que sea que sepa hacer bien de una forma sensata y educada, con todo su corazón, mente y alma, mientras que Satanás hace que la gente emplee a fondo su carácter arrogante y le dé rienda suelta. Hace que las personas sean sobrehumanas, que sean grandiosas e incluso que tengan superpoderes; hace que la gente sea cosas que no puede ser. Por lo tanto, ¿cuál es la filosofía de Satanás? Que incluso si estás equivocado, no lo estás; que siempre que tengas una mentalidad de no admitir la derrota, una mentalidad de no claudicar, tarde o temprano llegará el día en que te conviertas en la flor y nata, en que tus deseos y metas se hagan realidad. Entonces, ¿hay algún sentido en el que no claudicar quiere decir que usarás los medios que sean para lograr algo? Para poder alcanzar tus metas, no debes reconocer que eres capaz de fracasar, no debes creer que eres una persona corriente ni debes pensar que eres capaz de seguir la senda incorrecta. Además de esto, debes emplear sin escrúpulos toda clase de métodos o intrigas secretas para hacer realidad tus ambiciones y deseos. ¿Hay algo en el hecho de no claudicar por lo cual la gente se aproxime a su destino con una actitud de espera y sumisión? (No). No. Las personas insisten en tomar por completo las riendas de su propio destino; desean controlarlo. Tanto si se trata del camino por el que irán, de si serán bendecidas o del tipo de estilo de vida que llevarán, deben tener la última palabra en todo. Los no creyentes emplean un dicho: “La oportunidad les llega a quienes están preparados”. ¿Qué tipo de dicho es ese? Hay muchas personas que pasan años preparándose, su vida entera, pero mueren sin llegar a tener siquiera una oportunidad. ¿De dónde surge la oportunidad? (De Dios). Si Dios no dispone ninguna oportunidad para ti, ¿sirve de algo cualquier cantidad de preparativos por tu parte? (No). Si Él no tiene previsto brindarte una oportunidad y no es algo que esté predestinado, por muchos años que pases preparándote, ¿de qué te sirve? ¿Se apiadará Dios de ti y te dará una oportunidad porque hayas pasado tantos años preparándote? ¿Lo hará? (No). Llegará una oportunidad si Dios la ha dispuesto para ti, y si no lo ha hecho, no la tendrás. ¿Sirve de algo no claudicar? (No). Algunos dicen: “Yo no claudico. ¡Tomo las riendas de mi propio destino!”. Sus palabras son feroces, pero que puedan o no conseguirlo no depende de ellos. Por ejemplo, hay una mujer que desea tener un niño. Da a luz a varios hijos, pero todos resultan ser niñas. Otras personas le dicen que no tenga más hijos, que no está predestinada a tener un niño, pero ella no se doblega y dice: “No me lo creo. ¡Nunca claudicaré!”. Cuando su décimo hijo vuelve a ser una niña, termina por someterse: “Parece que no estoy predestinada a tener un niño”. ¿Sigue acaso sin claudicar? ¿Todavía tiene confianza? ¿Se atreve aún a tener más hijos? No, ya no se atreve. Hay otro hombre que se dedica a hacer negocios y planea ganar quinientos mil dólares en dos años. Al principio, cuando no ingresa nada durante los primeros seis meses, dice: “No pasa nada. No ganar dinero durante el primer semestre no tiene consecuencias. Seguro que ganaré dinero en el siguiente semestre”. Tras pasar más de un año sin haber ingresado nada, sigue sin tirar la toalla: “Yo no claudico. Creo que todo depende de uno mismo; ¡tengo muchas oportunidades!”. Cuando han transcurrido dos años, no ha ganado siquiera cincuenta mil, y mucho menos quinientos mil. El hombre piensa que no ha tenido el tiempo ni tampoco la experiencia suficiente, por lo que cursa estudios durante otros dos años. Pasados cuatro años, no solamente no ha ganado quinientos mil dólares, sino que ha perdido casi todo su capital, pero sigue sin claudicar: “Estoy predestinado a tener dinero. ¿Cómo es que soy incapaz de ganar quinientos mil dólares?”. Una vez que pasen casi diez años, ¿tendrá todavía esa meta de ganar quinientos mil dólares? Si le preguntas de nuevo cuánto prevé ganar ese año, te contestará: “Bueno, bastante tendré con poder vivir de ello”. ¿Sigue acaso sin claudicar? Ha fracasado, ¿no es así? ¿De qué manera? ¿Fracasó porque su objetivo de ganancias era demasiado elevado? ¿De eso se trata? No. Tanto si se trata de sus bienes como de sus hijos, de la adversidad que sufren en sus vidas o de adónde van y cuándo, las personas no pueden decidir nada. Algunas desean entrar en la administración pública, pero nunca tienen la oportunidad; ¿acaso se puede culpar de esto a su falta de capacidad? Son capaces y calculadores, saben cómo echarle flores a la gente, así que ¿por qué es tan difícil para ellas convertirse en funcionarios públicos? Hay muchas personas menos capaces que ellas que lo han conseguido, como también lo han logrado muchas otras a las que ellas menosprecian. Esas personas saben expresarse bien, tienen verdadero talento y cuentan con una sólida formación, ¿por qué es tan difícil que se conviertan en funcionarios si así lo desean? Cuando eran jóvenes, nunca claudicaban, pero al hacerse viejas sin haber pasado de meros empleados, terminaron por tirar la toalla, y dijeron: “El cielo decide el destino del hombre. Si está predestinado, ocurrirá. Si no, no se puede conseguir por medio del esfuerzo”. Se han resignado a su destino, ¿no es cierto? ¿Qué ha pasado con su mentalidad de no claudicar? La gente resulta humillada frente a los hechos.

¿Qué es lo que aporta a la gente una mentalidad de no claudicar? Fecunda sus deseos y ambiciones. Lo que aporta a la gente no es una influencia ni una guía positivas; en lugar de ello, trae una especie de influencia negativa y adversa sobre ella. Las propias personas no saben nada acerca de su lugar en el universo, ni del destino que el Cielo ha planeado para ellas, ni tampoco de la soberanía de Dios ni de Sus arreglos. Además de eso, han adquirido lo que se denomina una muleta mental. ¿Qué es lo que acaba ocurriendo cuando las personas están en una situación en la que tan solo pueden ser desorientadas? Trabajan muchísimo para nada y hacen mucho trabajo inútil. Para poder alcanzar sus metas, por una parte sus cuerpos y mentes soportan una cantidad considerable de pérdidas y traumas, y por otra sin duda han cometido muchas maldades para poder lograr sus deseos, ambiciones y objetivos. ¿Qué consecuencia tendrá esa maldad sobre la gente en su próxima vida? Tan solo traerá castigo. Lo que un carácter corrupto trae a la gente es ambición y deseo. De las cosas que hacen las personas movidas por las ambiciones y los deseos, ¿hay algunas que sean legítimas? ¿Algunas son conformes a la verdad? (No). ¿Qué son esas cosas? Tan solo son actos malvados. ¿Qué es lo que abarca esa maldad? Ser calculador con los demás, engañarlos, hacerles daño y embaucarlos. Las personas acaban teniendo deudas excesivas con los demás, y podrían reencarnarse como animales en su próxima vida. Terminarán viviendo como un animal en la casa de aquel a quien más deban, a quien más hayan embaucado y engañado, incapaces de hablar y recibiendo las órdenes de la gente. Incluso aunque se reencarnen en una persona, padecerán una vida de adversidad interminable; deberán pagar por lo que han hecho. Esa es la consecuencia negativa que llegará como resultado. Si no estuvieran dirigidas por el dicho “no claudicar”, sus ambiciones y deseos no fecundarían, y si estos no se hicieran realidad en un plazo de dos a tres años, probablemente las personas los abandonarían, pero en cuanto Satanás aviva las llamas, sus deseos se inflan cada vez más. Ese inflamiento no es el problema en sí, pero hace que las personas se adentren por una senda perversa. Cuando alguien está en una senda así, ¿puede hacer cosas buenas? ¿Puede hacer cosas humanas? No. Empleará cualquier medio para lograr sus objetivos y metas, jurará no descansar hasta haberlos alcanzado y será capaz de cometer cualquier clase de maldades. Echad un vistazo, ¿hay casos de hijos que asesinan a sus padres para poder adquirir sus bienes? (Sí). Hay demasiados ejemplos de personas que matan a sus amigos y seres queridos con sus propias manos para satisfacer su propio interés. Cuando dos personas se encuentran la misma oportunidad ventajosa y deben pelear por ella, emplean cualquier medio a su alcance para conseguirla. ¿Cuáles son sus creencias en el momento más crucial? “Yo no claudico. De ninguna manera puedo fracasar esta vez. Si dejo pasar esta oportunidad, es posible que nunca vuelva a encontrar otra oportunidad tan buena durante el resto de mi vida. Esta vez tengo que vencer. Es indispensable que obtenga esta oportunidad. No importa quién se interponga en mi camino, ¡lo mataré sin excepción!”. ¿Qué es lo que ocurre al final? Asesinan a la otra persona. Puede que hayan logrado y satisfecho su meta y su deseo, pero también han cometido una maldad, y eso ha gestado el desastre. Es posible que su corazón no vuelva a encontrar reposo durante toda su vida, que se sientan acusadas o que permanezcan totalmente impasibles. No obstante, el hecho de que esas personas no se den ninguna cuenta no significa que Dios no haya definido este asunto. Él tiene una forma de manejarlo. Puede que esas personas hayan alcanzado su objetivo en esta vida, y que hayan salido airosas, pero en la próxima vida tendrán que pagar un precio terrible por lo que hicieron en la presente, probablemente un hecho malvado. Es posible que tengan que pagarlo en una vida, dos, tres o incluso una eternidad. ¡Es un precio demasiado terrible! Pero ¿de dónde salió esa consecuencia? Fue provocada por una sola expresión, una sola creencia. Esas personas quieren obtener esa oportunidad. No conceden la derrota, no tiran la toalla y no se permiten el fracaso. Desean asir la oportunidad con firmeza. Como resultado, se gesta el desastre. Una vez ocasionado, no bastarán uno ni dos años para compensar las consecuencias y pagar por ellas. ¿No es ese un precio demasiado elevado? La vida de las personas asciende a ochenta o noventa años, y las vidas cortas a entre cincuenta y sesenta. No importa si has adquirido beneficios personales, estatus, dinero u otras cosas materiales, disfrutarás conscientemente de esas cosas durante veinte o treinta años. Sin embargo, por esos veinte o treinta años de disfrute, es posible que tengas que pagar un precio en cada una de tus vidas durante el resto de la eternidad. ¿No es demasiado elevado ese precio? (Sí). Las personas que no creen en Dios no entienden la verdad, ni tampoco saben que Él tiene soberanía sobre todas esas cosas. Por eso son capaces de hacer tonterías para satisfacer su deseo egoísta, un deseo momentáneo y cegador guiado por el propio interés, bajo el dominio de determinadas nociones o de una lógica satánica, que les deja un remordimiento eterno. “Eterno” no significa veinte o treinta años de su vida, sino que implica que deben sufrir en cada una de sus vidas, incluyendo la presente. Las personas que no creen en Dios no entenderán esas cosas, y si las personas que sí creen en Él no comprenden la verdad ni conocen a Dios, tampoco entenderán esas cosas. Hay personas que no hacen cosas que son obviamente malvadas. Cuando las observas desde el exterior, no asesinan gente ni provocan incendios, ni tampoco ponen trampas abiertamente para otras personas, pero tienen numerosas tácticas secretas. A ojos de Dios, la naturaleza de esa maldad y de la maldad evidente es la misma. ¿Qué quiero decir con que tienen la misma naturaleza? Que desde el punto de vista de Dios, los principios que Él emplea para condenar cosas como esas son los mismos. Usa el mismo método y el mismo elemento de verdad para condenarlas. Todas esas cosas que han hecho esas personas son condenadas por Dios, independientemente de su motivación para hacerlas, y de si las hicieron en la casa de Dios o en el mundo exterior. Si crees en Dios, pero aun así haces esas cosas, ¿habrá alguna diferencia en el desenlace que Él te dará en último término con respecto al que dará a los no creyentes? Dime, ¿será Dios indulgente contigo y modificará Su carácter justo debido al hecho de que creíste en Él durante muchos años y rendiste servicio a la iglesia durante unos cuantos? ¿Creéis que eso es posible? Es absolutamente imposible. ¿Qué quiero decir con eso? Si no entiendes la verdad, la maldad que cometes es eso, maldad, y en caso de que sí la entiendas, la maldad que cometes sigue siendo maldad. Desde la perspectiva de Dios, es todo maldad. Esos dos tipos de maldad son equivalentes entre sí, no hay diferencia entre ambos. Siempre que algo no sea conforme a la verdad, es una maldad. Desde el punto de vista de Dios, no hay diferencia de naturaleza entre ambas cosas. Puesto que ambas son maldades, la gente debe pagar por el mal que causó en los dos casos; debe pagar un precio. Ese es el carácter justo de Dios. Tanto si lo dudas como si crees en ello, eso es lo que Él hace, y así es como define las cosas. ¿Qué quiero decir con esto? Mi intención es contaros a todos un hecho: no deberías dar por sentado que “Dios me escogió, por lo que gozo de favor a Sus ojos. Entiendo muchas verdades. Si cometo alguna pequeña maldad Él no la definirá ni la condenará. Puedo hacer lo que quiera. Puedo realizar esa maldad yo mismo bajo el pretexto de estar sufriendo una adversidad por practicar la verdad. En ese caso Dios no la condenará, ¿no es cierto?”. Estás equivocado. Los principios de Dios para condenar la maldad son los mismos. No importa en qué marco o dentro de qué grupo de personas tenga lugar. Él no distingue entre las diversas razas, ni entre aquellos a quienes ha elegido y aquellos a los que no. Tanto si se trata de un no creyente como de un creyente, Dios los observa bajo la misma luz. ¿Lo entendéis? (Sí).

“No claudicar” es algo que dice la gente cuando está dirigida por un carácter satánico, y es una mentalidad por la que aboga el mundo satánico. ¿De qué forma vemos esa mentalidad? (Como una enfermedad mental). Es una forma de pensar y un principio que tiene la gente para vivir y hacer cosas, por los que abogan las personas con una enfermedad mental. Incita y motiva a la gente a emplear cualquier medio a su alcance para satisfacer sus propias ambiciones y deseos, sin desalentarse nunca sea cual sea la situación, a perseguir las cosas conforme al principio “mantente firme y aférrate a ello”, y no analizar si sus deseos y ambiciones son adecuados o no; siempre que la gente tenga esa mentalidad, es digna de elogio. Si una persona investigara algo beneficioso para la humanidad, nunca claudicara, no se desanimara debido al fracaso, continuara el desarrollo en una dirección positiva y siguiera investigando para que la gente pueda vivir una vida mejor en el futuro, eso sería un poco encomiable. No obstante, ¿es esa la meta que persigue la humanidad en este mundo? ¿Quién hace cosas así de forma altruista por el bien de la humanidad? Nadie. Aunque algunas personas hagan externamente cosas con la excusa de hacer el bien para la humanidad, por detrás lo están haciendo por su propia reputación y realización profesional, para que su nombre pase a la historia. Esas son sus metas, y ninguna de ellas es adecuada. Aparte de esas cosas, ¿hacia qué acciones encamina a la gente la mentalidad de no claudicar? En primer lugar, esa mentalidad desafía los límites y los instintos de las personas. Por ejemplo, en una cancha deportiva una persona hace tres saltos mortales seguidos y su corazón no lo aguanta, pero ella dice: “Yo no claudico. Debo desafiar mis límites y también al récord Guinness. ¡Haré diez saltos mortales!”. Como resultado, al hacer el octavo salto, muere. ¿Qué es lo que sucedería si esa mentalidad no motivase su acción? (Lo haría de conformidad con sus habilidades). Eso es. ¿Qué exige Dios que haga la gente? Dios le exige que viva una humanidad normal y les permite a las personas tener debilidades. Hay un límite en lo que pueden soportar el instinto físico y los órganos de las personas. La gente debería tener claro el nivel que puede alcanzar. ¿Esa persona tenía claras las consecuencias de hacer diez saltos mortales seguidos? No las tenía claras, lo hizo ciegamente y desafió sus límites, así que ¿quién tuvo la culpa de su muerte? (Él tuvo la culpa). El origen de que esa persona intentase hacer diez saltos mortales fue que Satanás estaba siempre motivándola, diciendo: “No debes claudicar. Tirar la toalla después de cinco saltos es patético. ¡Tienes que hacer ocho!”. Él reflexionó: “Ocho tampoco es suficiente. ¡Haré diez!”. Como resultado, después del octavo salto, su corazón dejó de latir y su respiración se interrumpió. ¿Acaso Satanás no se la jugó? Naturalmente estamos usando esto como un mero ejemplo; es posible que haya alguien que pueda hacer veinte saltos mortales sin problema. Cuando las personas tienen esa voluntad de pelear sin claudicar, van peleando de un lado a otro y terminan malgastando su vida. Un escenario ligeramente mejor es si solo desperdician su vida pero sin cometer ninguna maldad. En ese caso, puede que aún tengan una oportunidad de reencarnarse en una persona en su próxima vida, y de probar de nuevo lo que es ser una persona. Sin embargo, hay quienes han cometido grandes maldades, lo cual ha gestado el desastre, por lo que deben pagar un precio terrible durante varias vidas; deben seguir compensándolo y padecer la adversidad en cada una de sus vidas. Si no lo compensan por completo durante esta vida, lo harán en la próxima, y no se sabe cuántas vidas les llevará compensarlo todo. Ese es el resultado.

Cuando algunas personas fracasan al difundir el evangelio, se niegan a aceptarlo, y dicen: “Yo no claudico. No he convertido a nadie esta vez; he fracasado. La próxima vez no puedo fallar. ¡Es indispensable que sea un testigo de Dios, y un niño varón que triunfe!”. Es algo bueno que las personas tengan esa determinación, pero ¿qué pasa con el hecho de que sean capaces de decir las palabras “no claudicar”? ¿Qué carácter es ese? ¿Acaso no es el carácter del arcángel? ¿Les hizo Dios dar testimonio de esa forma? ¿Acaso entienden la verdad? ¿Lo que hacen es dar testimonio de Dios? Lo que hacen es humillarlo. ¿Qué tipo de personas diríais que son? (Zoquetes). Son zoquetes. No comprenden la verdad, pero dicen que dan testimonio de Dios; bastaría con que no lo humillaran. ¿Qué tipo de frase es “no claudicar”? ¿Qué quiere decir? Significa no admitir nunca el fracaso. En realidad, esas personas han fracasado, pero piensan que si no admiten el fracaso habrán logrado una victoria mental. Los no creyentes tienen todos gran consideración por la clase de mentalidad según la cual las personas siguen peleando tras múltiples fracasos, y se vuelven más valientes cuantos más reveses afrontan. Si solías tener esa clase de mentalidad y dependías de ella para pelear por alcanzar una meta, ¿no es eso algo vergonzoso? ¿Qué aspectos del carácter corrupto de la gente muestra principalmente la frase “no claudicar”? ¿Qué aspectos de la esencia de las personas puede representar? ¿Acaso las personas como esas, que preferirían morir antes que claudicar y admitir la derrota, no son arrogantes y carentes de razón? El hecho de que las personas puedan ser arrogantes hasta ese punto y prefieran morir antes que admitir la derrota no es tan solo un problema de falta de razón, también les falta inteligencia, como a los bandidos. Los hay que dicen: “¿Es porque son jóvenes y temerarias?”. Hay un vínculo con ello. Existe un dicho popular en la sociedad: “Para ganar, tienes que poner toda la carne en el asador”. Esto es representativo de la mentalidad de la gente joven de dar todo de uno mismo, como hace la juventud enfadada. “Si estás dispuesto a arriesgar tu vida, eres capaz de lograr cualquier cosa”: esa es la mentalidad de no claudicar. ¿Tienen las personas mayores esa clase de espíritu? Sí, ellas también. Fijaos en los círculos políticos, compuestos casi todos ellos por adultos y gente mayor; ¡la rivalidad en ellos es feroz! Las personas tienen actitudes corruptas y viven de conformidad con ellas. Todas ellas tienen esa clase de mentalidad, en mayor o menor grado. Esto no tiene demasiado que ver con que sean viejas o jóvenes, sino que tiene un vínculo directo con su carácter. Si crees en Dios y entiendes la verdad, verás este asunto con claridad, y sabrás que esa clase de mentalidad no es conforme a los principios-verdad y que se trata de un carácter corrupto. Si no entiendes la verdad, no podrás ver esta cuestión con claridad y pensarás: “Es bueno tener voluntad de pelear; es adecuado. ¿Cómo puede alguien vivir sin algo de voluntad para pelear? Si no cuenta con ella, no le quedará espíritu en su interior para seguir viviendo. Entonces, ¿qué sentido tiene estar vivo? Alguien así se resigna ante cualquier situación desfavorable, ¡qué débil y cobarde es eso!”. Todo el mundo cree que ha de pelear por la dignidad mientras viva. ¿Cómo lo hacen? Le dan énfasis a la palabra “pelear”. Sea cual sea la situación en la que se encuentren, tratan de lograr sus metas por medio de la pelea. La mentalidad de no claudicar tiene su origen en el concepto de “pelear”. Lo que más veneran los ateos es un espíritu combativo. Pelean contra el Cielo, contra la tierra, pelean contra otras personas; eso es lo que los hace más felices. Piensan que cuanta mayor capacidad de pelea tenga una persona, más heroica es; los héroes están repletos de voluntad de pelear. De ahí es de donde surgió la mentalidad de no claudicar; ese es el núcleo de la pelea. Los demonios satánicos de toda clase no han aceptado nunca la verdad, así que ¿conforme a qué viven? Conforme a la filosofía satánica de la pelea. Pelean cada día de su vida. Hagan lo que hagan, siempre tratan de lograr la victoria mediante la pelea y alardean de su triunfo. Tratan de pelear por la dignidad en todo lo que hacen, pero ¿acaso son capaces de lograrlo? ¿Por qué están compitiendo y peleando exactamente? Es todo por la fama, la ganancia y el estatus, por su propio interés personal. ¿Por qué pelean? Para hacerse los héroes y que se les reconozca como miembros de una élite. Sin embargo, su pelea debe acabar en muerte y se les ha de castigar. De eso no cabe duda. Donde se hallen los satanases y demonios, allí hay pelea; cuando sean finalmente destruidos, también concluirá la pelea. Este será el desenlace de los satanases y demonios.

¿Debería cultivarse y fomentarse la mentalidad de tener una voluntad de pelear sin claudicar? (No). Entonces, ¿cómo debería abordarla la gente? (Debería abandonarla). La gente debería discernirla, condenarla y abandonarla. Esa expresión no es la verdad, ni tampoco es un criterio que la gente debería respetar, ni mucho menos un requisito que tenga Dios para la humanidad. No tiene ningún vínculo con Sus palabras, ni con Sus exigencias para la gente. ¿Qué es lo que Dios exige a la gente? Él no necesita que tengas la voluntad de pelear sin claudicar. Lo que Dios necesita es que la gente entienda su propia esencia corrupta, que sepa la clase y el tipo de persona que son, cuáles son sus carencias, si su calibre es alto o bajo, cuál es su capacidad de comprensión y si son o no personas que aman la verdad y aman realmente a Dios. Él necesita que te entiendas a ti mismo con exactitud de esas maneras, y a continuación que hagas lo que puedas de conformidad con tu propia estatura y según el calibre que poseas, lo mejor que puedas. ¿Contiene esto el significado de “pelear”? (No). No es necesario que pelees. Algunos dicen: “¿No puedo pelear contra mi carácter corrupto?”. ¿Es posible vencer a tu carácter corrupto a través de la pelea? ¿Se puede cambiar peleando? (No). No, no se puede cambiar. Algunas personas dicen: “¿Puedo pelear contra las fuerzas malvadas de Satanás? ¿Puedo pelear contra los anticristos? ¿Contra la gente malvada, las personas con actitudes perversas y aquellas que causan trastornos y perturbaciones?”. Sin duda eso no es correcto. ¿Por qué no lo es? Ya de por sí, pelear no es practicar la verdad. ¿En qué momento han dicho las palabras de Dios “pelea contra los anticristos”, “pelea contra los fariseos”, “pelea contra los hipócritas” o “pelea contra tu carácter corrupto”? ¿Acaso ha dicho Dios esas cosas? (No). Por el contrario, en la sociedad, el mundo satánico mantiene peleas contra los arrendadores, contra quienes detentan el poder y contra los intelectuales, así como peleas entre las masas, peleas de gallos, de perros, corridas de toros, etcétera. En cualquier caso, nada de esto es bueno. Pelear es una táctica mediante la cual Satanás hace daño a la gente y trae la calamidad a los seres vivos. No deja que la humanidad coexista en paz. En lugar de ello, crea divergencias y odio entre las personas, y luego hace que peleen entre ellas y se asesinen unas a otras mientras observa la diversión y el alboroto desde el margen. Dado que esto es un comportamiento satánico, si alguna conducta, fenómeno o asunto que tenga que ver con la pelea surge dentro de la iglesia y en la casa de Dios, ¿cómo veríais esas cosas? ¿Les daríais vuestra aprobación y visto bueno o las detendríais? (Las detendríamos). Deberíais detenerlas, explicar las cosas con claridad a las personas, hacer que las entiendan y decirles que deben actuar conforme a la verdad, de conformidad con los principios, y obrar totalmente de acuerdo con las palabras de Dios. También podéis podarlas, pero podar, reprender e incluso disciplinar no es pelear. ¿Qué significa esa palabra? Pelear es disputar por lo que es cierto y lo que no acerca de un asunto con otras personas, movidas por la impetuosidad, es discutir con la gente y ser irracional, montar un berrinche, emplear incluso intrigas secretas y conspiraciones engañosas, o usar tácticas, métodos y medios humanos para obligar a una persona a someterse, derrotarla y atormentarla repetidamente hasta que capitule. Eso se llama pelear. Pelear es meramente un tipo de conducta y acción impetuosa, y también es puramente un tipo de conducta, un método y un medio satánicos de hacer las cosas. No tiene nada que ver con la verdad. Algunos dicen: “¿Qué tiene de malo que el pueblo escogido de Dios se alce y pelee contra personas como los falsos líderes, los anticristos, los fariseos y la gente malvada? ¿Acaso no es algo bueno pelear contra ellos hasta que capitulen o se les eche? ¿No habrá a continuación calma en la casa de Dios? ¿No podrán entonces los hermanos y hermanas dedicarse a la vida de la iglesia en paz? ¿Por qué no se nos permite pelear contra esas personas?”. ¿Es correcto pelear contra esa gente? En primer lugar, una cosa es segura: pelear es algo incorrecto. ¿Por qué lo es? Dios castiga y condena a las personas malvadas, así que ¿qué importa si la gente pelea contra ellas? ¿Qué tiene de malo que la gente las humille, vaya a por ellas y las atormente cuando no tenga nada mejor que hacer, les grite, las aplaste contra el suelo y las critique? Dios establece decretos administrativos, y en ellos no hay términos que tengan que ver con pelear. Él tan solo estipula esos decretos, dentro de los cuales hay métodos y principios para gestionar a cualquier clase de persona. Los decretos dicen a la gente a qué tipos de personas se debe expulsar, a cuáles se debería echar, a qué personas se debería sustituir, cultivar, usar o salvar y a cuáles no se debería usar ni salvar. Él tan solo comunica principios a la gente. Por lo tanto, como personas, ¿cómo deberíais interpretar esas palabras de Dios? Todas esas palabras Suyas son la verdad. ¿Cuál es la verdad? Es que cuando Dios hace cualquier cosa o gestiona a cualquier tipo de persona, incluso si se trata de una persona malvada que haya hecho fechorías y haya causado una pérdida extrema a la obra y los intereses de la casa de Dios, aun así Él empleará Sus métodos para gestionarla; no hará en ningún caso uso de ningún método satánico o impetuoso para gestionarla. ¿Cómo se llama eso? Eso se llama tratar a la gente con justicia. ¿Hay pelea incluida dentro de esa justicia? No. ¿Es eso la verdad? (Sí). Por muy impetuosa, satánica y malvada que sea esa persona, tomamos las palabras de Dios como la instrucción suprema, como los principios precisos a emplear para gestionarla. No la denunciamos ni nos juntamos para atacarla, movidos por la impetuosidad; en ningún caso hacemos esa clase de cosas. Eso es lo que se denomina tratar a la gente con justicia, y esos son los principios que Dios dio a la gente.

En el mundo oriental existe la siguiente frase hecha: “La voluntad de pelear sin claudicar”. En el mundo occidental es posible que exista alguna expresión con el mismo significado. Siempre que haya sido corrompida por Satanás y viva bajo su poder, toda persona tiene un carácter satánico, es especialmente arrogante y sentenciosa, y no se somete ante nadie. Cuando está impulsada por esa clase de carácter, sin duda en la gente surgirá una mentalidad y una forma de pensar de no claudicar. Todas las personas ven ese tipo de pensamiento y de mentalidad que promulga la humanidad como algo adecuado y positivo, algo que basta para respaldar a las personas a medida que prosiguen su camino y siguen viviendo. Por muy adecuados que piensen y digan que son ese presunto pensamiento y mentalidad, todos debemos tener discernimiento al respecto. En toda la humanidad, no existe una sola raza en la que tenga poder la verdad. Por muy elevadas, antiguas o misteriosas que sean las ideas o la cultura tradicional que haya producido una raza, la educación que se haya recibido o los conocimientos que posea, una cosa es segura: nada de eso es la verdad ni guarda relación de ningún tipo con ella. Algunas personas dicen: “Parte de la moralidad o las nociones para medir el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, el blanco y el negro, contenidas en la cultura tradicional parecen bastante cercanas a la verdad”. El hecho de que suenen parecidas a la verdad no quiere decir que lo sean en cuanto a su significado. Los dichos de la humanidad corrupta se derivan de Satanás, nunca son la verdad, mientras que tan solo las palabras de Dios son la verdad. Por tanto, por muy cerca que algunas de las palabras de la humanidad parezcan estar de las palabras de Dios, no son la verdad y nunca pueden llegar a serlo; esto es indudable. Se acercan solo en cuanto a las palabras y la expresión, pero, de hecho, estas nociones tradicionales son incompatibles con las verdades de las palabras de Dios. Aunque se dé cierta cercanía en el sentido literal de estas palabras, no comparten la misma fuente. Las palabras de Dios provienen del Creador, mientras que las palabras, ideas y opiniones de la cultura tradicional provienen de Satanás y los demonios. Algunas personas dicen: “Las ideas, las opiniones y los dichos famosos de la cultura tradicional son universalmente reconocidos como positivos; incluso si son mentiras y falacias, ¿pueden convertirse en la verdad si la gente los cumple durante varios cientos o miles de años?”. En absoluto. Ese punto de vista es tan ridículo como decir que los simios evolucionaron hasta convertirse en hombres. La cultura tradicional nunca se convertirá en la verdad. La cultura es la cultura, y por muy noble que sea, no deja de ser algo relativamente positivo producido por la humanidad corrupta. Pero ser positivo no equivale a que sea la verdad, ser positivo no lo convierte en un criterio; es simplemente relativamente positivo, y nada más. Entonces, ¿nos queda claro si, detrás de esta “positividad”, el impacto de la cultura tradicional en la humanidad es bueno o malo? No cabe duda de que tiene un impacto malo y negativo en la humanidad.

En el día de hoy hemos diseccionado el dicho “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas”. Este es un tipo de filosofía para los asuntos mundanos. También diseccionamos la famosa frase hecha, con un trasfondo histórico: “Dormir sobre maleza y lamer la hiel”. ¿No bastan tan solo estas dos expresiones para proporcionaros una nueva comprensión de la cultura tradicional y las filosofías para los asuntos mundanos de la humanidad? ¿Cuál es exactamente la esencia de la cultura tradicional y las filosofías para los asuntos mundanos? En primer lugar, podéis estar seguros de que esas cosas son absolutamente negativas. Surgen de las actitudes corruptas de las personas; Satanás es su fuente. ¿Qué es lo que aportan a la humanidad? La desorientan, corrompen, atan y constriñen. Esto es cierto y no admite duda. Todo lo que traen a la humanidad es una influencia y un efecto negativos, por tanto, ¿son la verdad? (No). No son la verdad, sin embargo la humanidad sigue consagrándolas como tal. ¿Qué es lo que ocurre aquí? La gente ha sido desorientada. Puesto que Dios no ha salvado a las personas, no entienden la verdad ni han oído las cosas exactas que Él tiene que decir acerca de las expresiones y asuntos de este tipo, acaban por aceptar las ideas y las opiniones que, conforme a sus nociones, piensan que son relativamente correctas, buenas y acordes con su voluntad. Esas cosas entraron primero en su corazón y se han vuelto dominantes en su interior, por lo que la gente se aferra a ellas durante siglos y milenios. Esas culturas tradicionales que son de filosofías satánicas llevan enraizadas en el corazón de la gente desde hace mucho tiempo y han desorientado e influido a una generación tras otra. Si no aceptáis la verdad, seguiréis desorientados e influidos por esas filosofías. Hoy he diseccionado y hablado sobre “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” y “Dormir sobre maleza y lamer la hiel”. Una de esas expresiones es un dicho, la otra es una frase hecha. En las dos se puede ver con exactitud en qué consiste la cultura satánica en el mundo entero: está compuesta de herejías y falacias que desorientan a la gente, la corrompen, son perjudiciales para ella y le causan daño. Si la humanidad acata esas filosofías de Satanás, a medida que van por la vida, las personas se volverán cada vez más corruptas y perversas; se asesinarán unas a otras, pelearán entre sí y aquello no tendrá final. No habrá confianza entre las personas, amor mutuo ni coexistencia en armonía. En resumen, lo que esa cultura aporta a la humanidad son consecuencias malvadas. Bajo la guía de esas presuntas ideas y mentalidades, consigue que constantemente la humanidad cometa maldades, se resista a Dios, desafíe los límites morales de las personas y emplee cualquier medio para lograr sus fines. En último término, los seres humanos seguirán la senda de destrucción y serán castigados. Esa es la esencia de la cultura humana. Hablando de dichos, ¿cuál es vuestra opinión al respecto? Algunas personas tal vez digan: “No son ideas genuinas por las que abogue la humanidad. Las personas de la alta sociedad que poseen un nivel relativamente elevado de conocimiento no las acatan”. Ahora mismo acabamos de diseccionar una frase hecha con la cual concuerda la gente de la alta sociedad: “Dormir sobre maleza y lamer la hiel”. ¿Es de alto nivel esta frase hecha? (No). No lo es, pero esa frase hecha, esas ideas y mentalidades sin duda son elogiadas y abogadas por todos en cualquier institución de estudios superiores y en cualquier espacio de alto nivel dentro de la sociedad humana. Eso es la cultura humana. La humanidad ha sido condicionada, anestesiada y corrompida por esos aspectos de la cultura tradicional. ¿Y cuál es el resultado final? Que la humanidad se ve desorientada, refrenada y regida por la cultura tradicional, y surge de forma natural un tipo de mentalidad y de teoría por el que aboga la humanidad, que esta difunde, transmite ampliamente y consigue que la gente acepte. Por último, se apodera del corazón de todos y lleva a que respalden esa clase de idea y mentalidad, y todo el mundo se ve corrompido por esa idea. Una vez que han sido corrompidas hasta cierto punto, las personas dejan de tener nociones acerca de lo que es correcto o erróneo; ya no desean discernir lo que es justo y lo que es perverso, ni están dispuestas a seguir discerniendo qué cosas son positivas y cuáles negativas. Incluso llega un día en que no tienen claro si son realmente humanas, y hay muchas personas enfermas que desconocen si son un hombre o bien una mujer. ¿Qué tan lejos está de la destrucción una raza humana como esa? ¿Cómo es ahora la humanidad comparada con la gente en los tiempos de Noé? ¿No es incluso más perversa? La humanidad ya ha alcanzado la cúspide de la perversidad y es tan perversa que hay algunas cosas que sois incapaces de escuchar; después de oírlas, sentís repulsión. Todas las personas están enfermas hasta cierto punto. Desde fuera, sus cuerpos parecen humanos, pero las cosas que piensan en su interior no son realmente lo que las personas deberían pensar; están todas enfermas y son incapaces de virar el rumbo. ¿Qué quiero decir con esto último? Que quizá hace uno o dos siglos había más personas dispuestas a escuchar las palabras y las declaraciones de Dios. Confiaban en que en este mundo existía la rectitud, así como la justicia y la ecuanimidad. La gente estaba dispuesta a aceptar un hecho como ese y anhelaba que se hiciera realidad. Más aún, tenía la esperanza de que llegaría el día en que vendría el Salvador para salvar a la humanidad de la influencia de la oscuridad y la perversidad. No obstante, pasados uno o dos siglos, cada vez hay menos personas como esas. ¿Cuánta gente hay que pueda entender las palabras de Dios? ¿Cuánta que pueda aceptar la verdad? Incluso si mucha gente ha recibido la gracia de Dios, ¿qué importa eso? El número de personas que verdaderamente lo siguen se vuelve cada vez más reducido. Es decir, en la raza humana cada vez hay menos gente que, tras oír las palabras de Dios, se vea animada y sea capaz de amar las cosas positivas, de anhelar la luz, la rectitud y la llegada del reino de Dios, de la justicia y la ecuanimidad. ¿Qué demuestra eso? Que las filosofías, leyes, ideas y presuntas mentalidades de Satanás han desorientado y corrompido a toda la raza humana. ¿Hasta qué punto ha sido desorientada y corrompida? Todas las personas han aceptado las falacias y los dichos endiablados de Satanás como la verdad; todas ellas adoran a Satanás y lo siguen. No entienden las palabras de Dios, el Creador. No importa lo que Él diga, cuántas cosas diga ni lo claras y prácticas que sean Sus palabras; nadie lo entiende, nadie lo comprende. Todas las personas están anestesiadas y son torpes, sus pensamientos y mentes están confusos. ¿Cómo llegaron a confundirse? Satanás es quien las confundió, él ha corrompido por completo a las personas. En la sociedad de hoy existen todo tipo de ideas, ideologías y declaraciones diferentes. Las personas creen en las que escogen y siguen aquellas que han escogido. Nadie puede decirles qué hacer, ni tiene la capacidad de hacerlo. Hasta ese punto se ha llegado. Por ello, el hecho de que podáis escoger creer en Dios es una bendición. A día de hoy, sois capaces de entender lo que dice Dios, tenéis un poco de sentido de conciencia, creéis en Sus palabras, ansiáis que llegue Su reino y anheláis vivir en un reino de luz, rectitud, justicia y ecuanimidad. ¿Es algo raro que tengáis esa sinceridad? ¿De dónde la habéis sacado? Gracias a la protección de Dios y al Espíritu Santo que obra en ti para proporcionarte claridad, eres capaz de creer en Él y seguirlo. Si Dios no obrara en vosotros, ¿seríais capaces de estar aquí y ahora como creyentes? ¿Podríais haber cambiado de la forma en que habéis cambiado? Echad un vistazo, ¿acaso esos no creyentes siguen teniendo semejanza humana ahora? Es posible que no entiendas muchas verdades ahora mismo, y que en muchos casos tus opiniones sigan siendo exactamente las mismas que las de los no creyentes; piensen lo que piensen, eso mismo es lo que tú piensas. Aunque a veces no aceptes algunas de sus opiniones, no tienes discernimiento y careces de cualquier otra senda que tomar. Cuando llegue el día en que comprendas la verdad, serás capaz de discernir que sus opiniones son erróneas y perversas, y tu corazón podrá rechazarlas. Entonces verás claramente sus rostros demoníacos. Verás que son demonios vivientes, no humanos. Están disfrazados de seres humanos, pero no hacen cosas humanas. ¿Cómo puedes decir que esto es así? Las palabras que promulgan resultan todas especialmente agradables al oído y son capaces de desorientar a la gente, pero lo que hacen y llevan a cabo es extremadamente perverso y desagradable, es algo sencillamente descarado e irracional. Las presuntas ideas y mentalidades a las que se aferran son extremadamente perversas y reaccionarias, van en la dirección totalmente contraria a las palabras de Dios y la verdad, de las que son polos opuestos, pero esas personas consideran esos falsos razonamientos y herejías como la verdad y las promulgan de forma intensa y vigorosa, fomentándolas públicamente para desorientar y corromper a la humanidad, de tal manera que puedan encubrir sus diversos delitos descarados y rastreros y sus rostros desagradables. Al ver esto podéis observar claramente que todas ellas son demonios, y también bestias y espíritus impuros con los que es imposible razonar. No puedes hablarles con sensatez, ni tampoco decirles palabras buenas o verdaderas. Cuando llegue el día en que puedas ver con ese grado de claridad, sabrás que la corrupción de la humanidad es demasiado profunda; que tú estás igual de corrompido que los demás; que tan solo es en el momento presente cuando crees en Dios y entiendes algunas de las verdades con las que puedes vivir con un poco de semejanza humana, cuando puedes desvincularte de la influencia de los diablos y de Satanás, discernirlos, odiarlos y abandonarlos; que sin la salvación de Dios serías igual que ellos —no habría ninguna diferencia— y que serías capaz de cualquier clase de maldad o perversidad. Ahora persigues la verdad, trabajas y te esfuerzas mucho por alcanzarla, das importancia a la práctica y conviertes la verdad en tu propia realidad. Cuando comprendas la verdad y puedas practicarla, seas capaz de vivir la realidad de las palabras de Dios y tengas un verdadero testimonio vivencial, tu corazón estará feliz y en paz, tu mentalidad y tu estado serán cada vez más normales, tu relación con Dios más cercana y normal y tus días se volverán cada vez mejores. Si no practicas la verdad, vives siempre conforme a las filosofías satánicas, nunca entiendes a Dios y sospechas siempre de Él, tu corazón se alejará cada vez más de Dios, tu fe en Él será en vano y no obtendrás nada. Incluso aunque hayas creído en Él durante muchos años, entiendas numerosas palabras y doctrinas y no aceptes los diversos pensamientos y opiniones falaces de los no creyentes, nada de eso te servirá. Esto se debe a que no comprendes la verdad, tan solo puedes hablar acerca de algunas palabras y doctrinas y todavía no eres capaz de practicar la verdad. Puesto que esas cosas que entraron primero en tu corazón y se han vuelto dominantes en tu interior todavía tienen poder sobre ti, tan solo eres capaz de vivir conforme a ellas. No importa lo que quieras hacer ni en qué situación te encuentres, no podrás evitar ser controlado por esas filosofías satánicas. Si esas filosofías satánicas tienen poder sobre tu corazón, serás incapaz de practicar la verdad. Algunos dicen: “Yo no practico la verdad ni tampoco sigo a Satanás”. ¿Es eso posible? No hay ninguna senda intermedia. Tan solo aceptando la verdad, entendiéndola y deshaciéndote a continuación de esas cosas satánicas que entraron primero en tu corazón y se han vuelto dominantes en tu interior podrás conseguir hacer cosas de conformidad con la verdad. Cuando la verdad y las palabras de Dios tengan poder sobre tu corazón, serás capaz de forma natural de practicar la verdad en lo que dices y haces.

¿Qué considera la gente que son la lógica y los pensamientos de Satanás, y las muletas mentales que controlan cómo viven las personas? ¿Alimento psicológico? ¿Bálsamo para el alma? En realidad, esas son las cosas que corrompen a las personas, y si alguien “se las traga”, morirá. Si las personas aceptan esto continuamente y guardan cosas satánicas en su interior, ¿qué implica eso? Que no se han despojado aún de su carácter corrupto original y han procedido a aceptar más corrupción de Satanás para complementarlo. Eso significa que para ellos es el final. Es inevitable que no puedan salvarse. Deberías discernir y rechazar continuamente esas cosas, sin dejar de desecharlas en todo momento, no deberías vivir conforme a ellas y sí aceptar las palabras de Dios. Hay personas que dicen: “No aceptaré esas cosas. Las palabras de Dios entrarán en mí por sí mismas”. Eso no es posible. Debes buscar de manera proactiva la verdad y aceptarla, y a través del proceso de entenderla, obtendrás de forma natural el discernimiento sobre los falsos razonamientos y herejías, y lentamente te desprenderás de ellos. De esa manera, las palabras de Dios se convertirán poco a poco en tus principios para hacer las cosas, y cuando las hagas sabrás qué manera de hacerlas es acorde con las intenciones de Dios, practicarás la verdad de forma altamente natural y ese aspecto de tu carácter corrupto habrá cambiado. ¿Creéis que eso es difícil de hacer, o no? Realmente no es difícil. La única dificultad que presenta es que la gente no lo pone en práctica. Algunos piensan: “Esto es realmente difícil; ¡más difícil que escalar hasta los cielos! ¿No es esto pedirle peras al olmo? ¿No me pone esto en una posición complicada?”. ¿Es ese el caso? No, no lo es. Debes abordar esos asuntos correctamente y tener un discernimiento adecuado al respecto. Hoy he pasado un buen rato hablando y diseccionando solo unas pocas falacias satánicas, ¿pero son esas pocas cosas las únicas que están guardadas en el interior de las personas? (No). ¡Hay muchas más! Más adelante, hablaré sobre esos temas sucesivamente. Antes no había compartido ese aspecto, ¿acaso alguna vez habéis reflexionado vosotros mismos sobre esos temas? No. Si lo hicierais, ¿obtendríais resultados? Si hubierais podido esforzaros un poco por alcanzar la verdad, habríais tenido algo de discernimiento sobre las falacias satánicas, no seríais totalmente ignorantes como lo sois ahora. ¿Os parece repentina Mi charla de hoy sobre estos temas? ¿Hay alguien que diga: “¿No estamos hablando sobre discernir a los anticristos? ¿Cómo es que de pronto estamos compartiendo estos temas?”? Todos estos asuntos tienen que ver con el carácter corrupto de Satanás y también con el hecho de que las personas lo disciernan, y son beneficiosos para que las personas puedan entender con exactitud la verdad. Como mínimo, después de la charla, la gente sabrá que “resulta que esa expresión estupenda no es la verdad”. A partir de ahora, es posible que falacias como “Dormir sobre maleza y lamer la hiel” y “Ni dudar de aquellos a quienes empleas ni emplear a aquellos de quienes dudas” ya no tengan cabida en tu corazón. Puede que algunos de vosotros no podáis deshaceros de ellas por el momento, pero al menos tú sabes que esas expresiones no son la verdad, y la próxima vez que oigas a alguien decirlas, sabrás que son desorientadoras y no las aceptarás. Aunque tu corazón sienta que en las expresiones hay algo correcto y que no dejan de ser cosas buenas que hacer, también piensas: “Dios dijo que esas expresiones no son la verdad. No puedo actuar conforme a ellas”. ¿Supone eso un beneficio para ti? (Sí). ¿Cuál es Mi objetivo al decir esas cosas? ¿Por qué disecciono esas expresiones de esa manera? Los creyentes siempre dicen: “Debemos practicar la verdad. Todas las palabras de Dios son la verdad. Todas ellas son cosas positivas, son lo que deberíamos estar practicando”. Un día te podan, y las expresiones “Dormir sobre maleza y lamer la hiel” y “Cuando el cielo está a punto de otorgar una gran responsabilidad a una persona, su corazón debe experimentar primero el dolor” afloran en tu corazón. ¿Acaso son la verdad? ¿No es una broma? Si te pidieran que dieses testimonio de Dios, ¿cómo lo harías? Dices: “Los creyentes deben soportar la humillación y llevar una pesada carga, dormir sobre maleza y lamer la hiel y tener una mentalidad y una voluntad de pelear sin claudicar”. ¿Es eso dar testimonio de Dios? (No). Al tratar la lógica satánica como las palabras de Dios y la verdad y dar testimonio de ello, no solo no has dado testimonio de Él adecuadamente, sino que te has convertido en el hazmerreír de Satanás y has humillado a Dios. ¿Qué es lo que estás haciendo? Si Dios te condenara por ello, pensarías que es injusto, y dirías: “Me falta conocimiento. No lo entiendo. Dios nunca me ha hablado de esto”. Si Él no te condena, pero la naturaleza de tus actos es muy grave, ¿qué debería hacer Él al respecto? ¿Apartarte? (No). No es preciso hacer nada. En cuanto a Mí, me limitaré a haceros entender y saber tanto como sea posible, conforme a vuestro nivel de comprensión y a lo que soy capaz de deciros: qué es exactamente la verdad, si las expresiones que pensáis que son buenas y correctas están vinculadas a la verdad y si son o no la verdad. Debo hacer que entendáis esas cosas. Si, una vez que sepas esas cosas, sigues pensando de la misma manera y no dejas de ser igual de insistente, Dios no te apartará ni tampoco dejará de prestarte atención. Te mereces ser condenado, y Dios actuará. ¿Por qué lo hará? Si actúas de esa forma cuando no entiendes esas cosas, Dios te tratará como si fueras necio e ignorante, pero si sabes esas cosas y aun así actúas de esa manera, entonces actúas incorrectamente a sabiendas y Dios debe gestionar esto conforme a los principios.

19 de diciembre de 2019

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