El amor genuino por Dios es espontáneo
Todas las personas han estado sujetas al refinamiento debido a las palabras de Dios. De no haberse encarnado Dios, la humanidad no tendría la bendición de sufrir a través de este refinamiento. Para decirlo de otra manera, todos los que son capaces de aceptar las pruebas de las palabras de Dios son bendecidos. Según el calibre inherente de las personas, su conducta y sus actitudes hacia Dios no son dignas de recibir esta clase de refinamiento. Han disfrutado de esta bendición porque Dios las ha levantado. Las personas solían decir que no eran dignas de ver el rostro de Dios ni de oír Sus palabras. Que las personas reciban el refinamiento de Sus palabras hoy, se debe por completo a la exaltación de Dios y a Su misericordia. Esta es la bendición de cada persona que nace en los últimos días; ¿habéis experimentado esto? Dios predetermina en qué aspectos deben las personas experimentar el sufrimiento y los contratiempos, no se basa en los requerimientos propios de las personas. Esta es la verdad inequívoca. Cada creyente debería poseer la capacidad de aceptar las pruebas de las palabras de Dios, y sufrir en Sus palabras. ¿Tenéis esto claro? Así, a cambio de los sufrimientos que has experimentado, has recibido las bendiciones de hoy; si no sufres por Dios, no puedes obtener Su aprobación. Quizás te hayas quejado en el pasado, pero no importa cuánto lo hayas hecho, Dios no recuerda esto sobre ti. El hoy ha llegado, y no hay necesidad de investigar los asuntos del ayer.
Algunas personas afirman que intentan amar a Dios pero no pueden. Entonces, cuando oyen que Dios está a punto de marcharse, encuentran de repente su corazón amante de Dios. Algunas personas no suelen poner en práctica la verdad, y cuando oyen que Dios está a punto de marcharse airado, vienen ante Él y oran: “¡Oh Dios! Por favor no te vayas. ¡Dame una oportunidad! ¡Dios! No te he satisfecho en el pasado; me he endeudado contigo y te he resistido. Hoy estoy dispuesto a ofrecer totalmente mi cuerpo y mi corazón, para poder al fin satisfacerte y amarte. No volveré a tener esta oportunidad de nuevo”. ¿Has hecho esa clase de oración? Cuando alguien ora así, se debe a que las palabras de Dios han despertado su conciencia. Los seres humanos son todos insensibles y torpes. Están sujetos al castigo y al refinamiento, pero no saben qué está tratando de conseguir Dios con esto. Si Él no obrara de esta manera, las personas seguirían estando confundidas; ningún hombre puede inspirar sentimientos espirituales en los corazones de las personas. Solo las palabras de Dios, que juzgan y dejan al descubierto a las personas, pueden llevar ese fruto. Por tanto, todas las cosas se logran y se cumplen por las palabras de Dios, y solo por ellas se ha despertado el amor de la humanidad por Dios. Amar a Dios sólo en base a la conciencia del hombre no logrará el resultado deseado. ¿No han basado las personas su amor por Dios en su conciencia en el pasado? ¿Hubo siquiera una sola persona que amara a Dios por propia iniciativa? La gente solo ha amado a Dios mediante el aliento de Sus palabras. Algunas personas afirman: “He seguido a Dios durante muchos años, y he disfrutado mucho de Su gracia, de muchas bendiciones. He estado sometido al refinamiento y al juicio a partir de Sus palabras. Así que he llegado a entender mucho, y he visto el amor de Dios. Debo darle gracias, recompensar Su gracia. Satisfaré a Dios con la muerte, y basaré mi amor por Él en mi conciencia”. Las personas no serán capaces de sentir el encanto de Dios si solo escuchan los sentimientos de su conciencia. Si solo se apoyan en su conciencia, su amor por Dios será débil. Si sólo hablas de recompensar la gracia y el amor de Dios, no tendrás energía alguna en tu amor por Él; amarlo en base a los sentimientos de tu conciencia es un enfoque pasivo. ¿Por qué digo que es un enfoque pasivo? Es un asunto práctico. ¿Qué clase de amor es vuestro amor hacia Dios? ¿Acaso no es limitarse a intentar engañar a Dios y dejarse llevar por la inercia? La mayoría de las personas creen que, ya que no hay recompensa por amar a Dios y uno será castigado igualmente por no amarlo, entonces, en general, no pecar basta. Así que amar a Dios y devolver Su amor, en base a los sentimientos de la conciencia de uno, es un enfoque pasivo, y no es amor por Dios que venga de forma espontánea del corazón de uno. El amor por Dios debería ser un sentimiento genuino desde lo profundo del corazón de la persona. Algunas personas dicen: “Yo mismo estoy dispuesto a buscar a Dios y a seguirlo. Ahora, aunque Dios quiera abandonarme, yo no dejaré de seguirlo. Tanto si Él me quiere como si no, yo seguiré amándolo, y al final debo ganarlo. Yo le ofrezco mi corazón a Dios, e independientemente de lo que Él haga, lo seguiré durante toda mi vida. Pase lo que pase, debo amar a Dios y ganarlo; no descansaré hasta que lo haya ganado”. ¿Tienes esta clase de determinación?
La senda de creer en Dios es la misma que la senda de amarlo. Si crees en Él, debes amarlo; sin embargo, amarlo no solo hace referencia a retribuir Su amor o amarlo en base a los sentimientos de tu conciencia: es un amor puro por Dios. A veces la gente es incapaz de sentir el amor de Dios basándose solo en sus conciencias. ¿Por qué dije siempre: “Que el Espíritu de Dios conmueva nuestros espíritus”? ¿Por qué no hablé de conmover las conciencias de las personas para amar a Dios? Es porque las conciencias de las personas no pueden sentir Su encanto. Si estas palabras no te convencen, trata de usar tu conciencia para sentir Su amor. Puedes tener algún impulso en el momento, pero desaparecerá pronto. Si solo sientes el encanto de Dios con tu conciencia, tendrás el impulso cuando ores, pero poco después el impulso se desvanecerá y desaparecerá. ¿Por qué es esto? Si sólo usas tu conciencia, serás incapaz de despertar tu amor por Dios; cuando realmente sientas la belleza de Dios en tu corazón, tu espíritu será conmovido por Él, y es solo en ese momento cuando tu conciencia será capaz de desempeñar su función original. Esto significa que cuando Dios conmueve el espíritu del hombre y cuando el hombre tiene conocimiento y es alentado en su corazón, es decir, cuando ha obtenido experiencia, solo entonces será capaz de amar a Dios de forma efectiva con su conciencia. Amar a Dios con la conciencia no es incorrecto; es el nivel más bajo de amor por Dios. Amar mediante “apenas hacer justicia a la gracia de Dios” simplemente no impulsará al hombre a entrar proactivamente. Cuando las personas obtienen algo de la obra del Espíritu Santo, a saber, cuando ven y sienten el amor de Dios en su experiencia práctica, cuando tienen algún conocimiento de Dios y ven verdaderamente que Dios es tan digno del amor de la humanidad y lo amoroso que es, solo entonces son capaces de amarlo de forma genuina.
Cuando las personas se ponen en contacto con Dios con el corazón, cuando su corazón es capaz de volverse a Él por entero, este es el primer paso en el amor del hombre hacia Dios. Si quieres amarlo, primero debes ser capaz de volver tu corazón a Él. ¿Qué es volver tu corazón a Dios? Es cuando todo lo que buscas en tu corazón es en aras de amar y ganar a Dios. Esto muestra que has vuelto por completo tu corazón a Dios. Aparte de Él y de Sus palabras, no hay casi nada más en tu corazón (familia, riqueza, esposo, esposa, hijos, etcétera). Aunque las haya, estas cosas no pueden ocupar tu corazón, y no piensas en tus planes futuros, sino que solo buscas amar a Dios. En ese momento habrás vuelto por completo tu corazón a Dios. Supongamos que sigues haciendo planes para ti mismo en tu corazón y siempre estás buscando el beneficio personal, pensando siempre: “¿Cuándo puedo hacer una pequeña petición a Dios? ¿Cuándo será rica mi familia? ¿Cómo puedo conseguir buena ropa?…”. Si estás viviendo en ese estado, esto demuestra que tu corazón no se ha vuelto del todo a Dios. Si solo tienes Sus palabras en tu corazón y eres capaz de orar a Dios y de acercarte a Él en todo momento —como si Él estuviera muy cerca de ti, como si estuviera en ti y tú en Él— si estás en esa clase de estado, significa que tu corazón está en presencia de Dios. Si oras a Dios, y comes y bebes de Sus palabras cada día, siempre estás pensando en la obra de la iglesia y si muestras consideración por las intenciones de Dios, usas tu corazón para amarlo genuinamente y satisfacer Su corazón, entonces tu corazón pertenecerá a Dios. Si tu corazón está ocupado por muchas otras cosas, entonces sigue ocupado por Satanás y no se ha vuelto sinceramente a Dios. Cuando el corazón de las personas se ha vuelto hacia Dios con sinceridad, ellas tendrán un amor genuino, espontáneo por Él, y serán capaces de considerar la obra de Dios. Aunque puedan tener todavía momentos necios e irracionales, muestran preocupación por los intereses de la casa de Dios, por Su obra, y su propio cambio de carácter y las intenciones de su corazón son buenas. Algunas personas siempre afirman que todo lo que hacen es para la iglesia cuando, en realidad, están obrando para beneficiarse a sí mismas. La gente así tiene el tipo de intención equivocada. Son deshonestos y engañosos y la mayoría de las cosas que hacen son para su beneficio personal. Este tipo de persona no busca amar a Dios; sus corazones todavía pertenecen a Satanás y no pueden volverse hacia Dios. Por lo tanto, Dios no tiene forma de obtener a este tipo de persona.
Si deseas amar sinceramente a Dios y ser ganado por Él, el primer paso es volver tu corazón por completo hacia Dios. En cada cosa que haces, examínate a ti mismo y pregunta: “¿Estoy haciendo esto con base en un corazón amante de Dios? ¿Hay intenciones personales tras esto? ¿Cuál es mi meta real al hacer esto?”. Si quieres entregar tu corazón a Dios, debes someter primero tu propio corazón, abandonar todas tus intenciones propias y alcanzar un estado de estar totalmente para Dios. Esta es la senda para practicar la entrega de tu corazón a Dios. ¿A qué se refiere someter tu corazón? Es abandonar los deseos extravagantes de la propia carne, no codiciar el consuelo o los beneficios del estatus. Es hacerlo todo para satisfacer a Dios y hacer que el corazón de uno pueda ser totalmente para Él y no para el interés propio. Esto es suficiente.
El amor genuino por Dios procede de lo profundo del corazón; es un amor que solo existe sobre la base del conocimiento de Dios por parte del hombre. Cuando el corazón de alguien se vuelve completamente hacia Dios, tiene amor por Él, pero ese amor no es necesariamente puro ni completo. Esto se debe a que existe algo de distancia entre el corazón de una persona que se vuelve por completo hacia Dios, y que esa persona tenga un entendimiento y una adoración genuinos de Dios. La forma en la que el hombre consigue el amor verdadero hacia Dios, y llega a conocer Su carácter, es volver su corazón hacia Dios. Cuando el hombre le entrega su corazón verdadero a Dios, entonces empieza a entrar en la experiencia de la vida. De esta manera, su carácter empieza a cambiar, su amor por Dios crece gradualmente, y su conocimiento de Dios también se incrementa poco a poco. Por tanto, volver el corazón de uno a Dios es solo la condición previa para llegar a la senda correcta de la experiencia vital. Cuando las personas ponen sus corazones ante Dios, solo tienen un corazón de anhelo por Él, pero no de amor, porque no tienen entendimiento de Él. Aunque en esta circunstancia tienen algún amor por Él, este no es espontáneo ni genuino. Esto se debe a que cualquier cosa que deriva de la carne del hombre es producto de la emoción y no viene del entendimiento genuino. Es solo un impulso momentáneo, y no puede resultar en una adoración duradera. Cuando las personas no tienen entendimiento de Dios, solo pueden amarlo en base a sus propias preferencias y nociones individuales; ese tipo de amor no puede llamarse amor espontáneo ni amor genuino. El corazón de un hombre puede volverse genuinamente hacia Dios, y ser capaz de pensar en los intereses de Dios en todo, pero si no tiene entendimiento de Dios, no será capaz de tener un amor genuinamente espontáneo. Lo único que será capaz de hacer es cumplir algunas funciones para la iglesia, o llevar a cabo un poco de su deber, pero lo hará sin base. El carácter de esta clase de persona es difícil de cambiar; tales personas o bien no buscan la verdad o no la entienden. Aunque una persona vuelva su corazón enteramente hacia Dios, no significa que su corazón de amor por Dios sea completamente puro, porque quienes tienen a Dios en sus corazones no tienen necesariamente amor en sus corazones por Él. Esto concierne a la distinción entre alguien que busca o no el entendimiento de Dios. Una vez que la persona tiene un entendimiento de Él, eso muestra que su corazón se ha vuelto totalmente hacia Dios, que su amor genuino por Él en su corazón es espontáneo. Solo las personas de esta clase tienen a Dios en sus corazones. Volver el corazón de uno hacia Dios es una condición previa para llegar a la senda correcta, para entender a Dios, y para lograr amar a Dios. No es un indicador de completar el propio deber de amar a Dios ni de poseer un amor genuino hacia Él. La única forma de que alguien consiga el amor genuino por Dios es que vuelva su corazón hacia Él, y también es lo primero que debería hacer como una de Sus seres creados. Todos los que aman a Dios son personas que buscan la vida, es decir, personas que buscan la verdad y que quieren verdaderamente a Dios; todos tienen el esclarecimiento del Espíritu Santo y Él los ha conmovido. Todos pueden obtener la guía de Dios.
Cuando alguien es capaz de sentir que está en deuda con Dios es porque el Espíritu lo ha conmovido; los que sienten de esa manera tienden a tener un corazón de anhelo, y serán capaces de buscar la entrada en la vida. Pero si te detienes en un determinado paso, serás incapaz de adentrarte más; sigue existiendo el peligro de quedar atascado en la red de Satanás; y en cierto punto Satanás te apresará. La iluminación de Dios permite que las personas se conozcan a sí mismas y que, posteriormente, sientan que están en deuda con Dios, así como una disposición a colaborar con Él y a abandonar las cosas que no lo complacen. Este es el principio de la obra de Dios. Todos estáis dispuestos a buscar el crecimiento en vuestras vidas, y en vuestro amor a Dios; ¿te has librado, pues, de tus costumbres superficiales? Si solo te libras de tus costumbres superficiales, y te abstienes de un comportamiento perturbador y jactancioso, ¿es esto buscar de verdad el crecimiento en tu vida? Si te deshaces de toda conducta superficial, pero no entras en las palabras de Dios, esto muestra que no estás progresando activamente. ¿Cuál es la causa raíz de las conductas superficiales? ¿Tus acciones son en aras del crecimiento en tu vida? ¿Buscas pasar por uno de los hombres de Dios? Lo que sea en lo que te enfoques es lo que vivirás; si te enfocas en un comportamiento superficial, entonces tu corazón será a menudo expulsado, y no tendrás forma de buscar el crecimiento en tu vida. Dios exige un cambio en el carácter, pero tú siempre andas buscando cosas externas; ¡este tipo de persona es incapaz de cambiar su carácter! En el proceso de alcanzar la madurez en la vida, todo el mundo debe seguir una ruta. Deben aceptar el juicio, el castigo y el perfeccionamiento de las palabras de Dios. Si no tienes las palabras de Dios y solo te apoyas en tu propia confianza y voluntad, todo lo que haces se basa simplemente en el celo. Es decir, si quieres crecer en tu vida debes comer, beber, y entender más de las palabras de Dios. Todos los que son perfeccionados por Sus palabras son capaces de vivirlas; quienes no experimentan el refinamiento de Sus palabras ni el juicio de estas no pueden ser adecuados para Su uso. ¿Hasta qué punto vivís, pues, Sus palabras? Solo si coméis y bebéis las palabras de Dios, y podéis compararlas a vuestro propio estado vital, y encontráis una senda de práctica a la luz de los asuntos que Yo he mencionado, tu práctica será correcta y acorde con las intenciones de Dios. Solo alguien con este tipo de práctica tiene la voluntad de amar a Dios.