Dios mismo, el único X

Dios es la fuente de vida para todas las cosas (IV)

Hoy estamos comunicando un tema especial. Para todos y cada uno de los creyentes, solo hay dos cosas principales que deben conocer, experimentar y entender. ¿Y cuáles son estas dos cosas? La primera es la entrada individual de cada uno en la vida, y la segunda está relacionada con conocer a Dios. ¿Pensáis que lo que hemos estado comunicando recientemente respecto a conocer a Dios es alcanzable? Es justo decir que está más allá del alcance de la mayoría de las personas. Podría ser que no os convencieran estas palabras. ¿Por qué digo esto? Porque cuando estabais escuchando lo que Yo estaba diciendo antes, independientemente de cómo lo dije o con qué palabras, literal y teóricamente vosotros fuisteis conscientes de lo que Yo estaba diciendo; no obstante, una cuestión muy grave con respecto a vosotros fue que no entendíais por qué Yo decía estas cosas, por qué hablaba de estos temas. Este es el quid de la cuestión. Y así, aunque oír estas cosas aumentó y enriqueció vuestro entendimiento sobre Dios y Sus acciones, seguís teniendo problemas para conocer a Dios. Después de oír lo que dije, la mayoría de vosotros no entiende por qué lo hice y qué relación tiene con conocer a Dios. La razón por la cual no podéis entender su conexión con conocer a Dios es porque vuestra experiencia de vida es demasiado superficial. Si el conocimiento y la experiencia de las palabras de Dios por parte de las personas permanecen en un nivel muy superficial, la mayor parte del conocimiento que tienen de Él será confuso y abstracto; todo será general, doctrinal y teórico. En teoría, parece o suena lógico y razonable, pero el conocimiento de Dios que sale de la boca de la mayoría de las personas está vacío. ¿Y por qué digo que está vacío? Porque, en realidad, no tienes claro en tu corazón si las palabras sobre conocer a Dios que salen de tu boca son o no correctas; si son o no precisas. Y así, aunque la mayor parte de las personas han oído mucha información y muchos temas respecto a conocer a Dios, el conocimiento que tienen de Él aún tiene que ir más allá de la teoría y de la doctrina confusa y abstracta. Entonces, ¿cómo puede resolverse este problema? ¿Habéis pensado alguna vez en esto? Si alguien no busca la verdad, ¿puede poseer la realidad? Si alguien no busca la verdad, no cabe la menor duda de que no posee la realidad, y, por tanto, definitivamente no tiene conocimiento o experiencia de las palabras de Dios. ¿Y pueden conocer a Dios aquellos que no conocen Sus palabras? Absolutamente no. Las dos cosas están interrelacionadas. Así pues, la mayoría de las personas dicen: “¿Cómo podría ser tan difícil conocer a Dios? Cuando hablo de conocerme a mí mismo puedo seguir hablando por horas, pero cuando se trata de conocer a Dios me quedo sin palabras. Incluso cuando puedo decir un poco, es forzado y suena aburrido; hasta a mí me suena extraño cuando me oigo decirlo”. Esta es la fuente. Si sientes que conocer a Dios es demasiado difícil, que es muy intenso para ti, que no tienes nada de qué hablar, nada real que comunicar y proveer a los demás ni a ti mismo, esto demuestra que no eres una persona que ha experimentado las palabras de Dios. ¿Qué son las palabras de Dios? ¿No son la expresión de lo que Dios tiene y es? Si no has experimentado las palabras de Dios, ¿podrías tener algún conocimiento de lo que Él tiene y es? Por supuesto que no. Estas cosas están todas interrelacionadas. Si no has experimentado las palabras de Dios, no puedes comprender Sus intenciones, y no sabrás cuál es Su carácter, lo que le gusta a Él, lo que aborrece, cuáles son Sus requisitos para el hombre, cuál es Su actitud hacia los que son buenos, y hacia los que son malos; todo esto será, sin duda, ambiguo y confuso para ti. Si crees en Dios en medio de tal oscuridad, entonces cuando aseguras ser uno de los que buscan la verdad y siguen a Dios, ¿son realistas estas palabras? ¡No lo son! Así que continuemos comunicando sobre el conocimiento de Dios.

Todos estáis ansiosos por escuchar el tema que comunicaremos hoy, ¿verdad? El tema que vamos a comunicar hoy también guarda relación con el de “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”, sobre el que hemos estado hablando recientemente. Hemos hablado mucho acerca de cómo “Dios es la fuente de vida para todas las cosas” usando diferentes medios y perspectivas para informar a las personas acerca de cómo Dios gobierna sobre todas las cosas, por qué medios domina todas las cosas y por qué principios administra todas las cosas, de forma que puedan existir en este planeta que Dios creó. También hablamos mucho sobre cómo Dios provee a la humanidad: por qué medios lo hace, qué clase de entornos vitales provee a la humanidad y por qué medios y desde qué punto de partida proporciona un entorno de vida estable para el hombre. Aunque no hablé directamente de la relación existente entre el dominio de Dios sobre todas las cosas, Su administración de las mismas y Su gestión, sí hablé indirectamente de por qué administra Él así todas las cosas, y por qué provee a la humanidad y la nutre de esta forma, todo lo cual tiene relación con la gestión de Dios. El contenido del que hablamos fue muy amplio: desde el macroentorno hasta cosas mucho más pequeñas como las necesidades básicas y la dieta de las personas; desde cómo gobierna Dios todas las cosas y las hace operar de una manera ordenada, hasta el entorno de vida correcto y apropiado que creó para las personas de cada raza, etc. Este extenso contenido está relacionado con la forma como el hombre vive en la carne. Es decir, todo se relaciona con las cosas del mundo material que son visibles a simple vista, y que las personas pueden sentir; por ejemplo, las montañas, los ríos, los océanos, las llanuras… Todas estas cosas pueden verse y tocarse. Cuando hablo de aire y temperatura, podéis usar vuestra respiración para sentir directamente la existencia del aire, y vuestro cuerpo para sentir si la temperatura es alta o baja. Las personas pueden ver con sus propios ojos y oír con sus propios oídos los árboles y la hierba, así como las aves y los animales en los bosques, las cosas que vuelan en el cielo y que caminan por la tierra, y los diversos animales pequeños que emergen de madrigueras. Aunque el ámbito de tales cosas es inmenso, entre todas las cosas sólo representan al mundo material. Las cosas materiales son las que las personas pueden ver y sentir; es decir, cuando las toques, las sentirás, y cuando tus ojos las vean, tu cerebro te presentará una imagen, un cuadro. Son cosas reales y concretas; para ti no son abstractas, sino que tienen forma; pueden ser cuadradas o redondas, altas o bajas, y cada una de ellas os da una impresión diferente. Todas estas cosas representan esa parte material de todas las cosas. Y así, ¿qué incluyen para Dios “todas las cosas” en “el dominio de Dios sobre todas las cosas”? No sólo incluyen las cosas que las personas pueden ver y tocar, sino, además, lo que es invisible e impalpable. Este es uno de los verdaderos significados del dominio de Dios sobre todas las cosas. Aunque estas cosas son invisibles e impalpables para las personas, para Dios, mientras Sus ojos puedan observarlas y estas estén en el ámbito de Su soberanía, existen realmente. Aunque para la humanidad son abstractas e inimaginables —y, además, aunque son invisibles e impalpables— para Dios existen de hecho y en verdad. Así es el otro mundo, y otra parte del ámbito, de todas las cosas que Dios gobierna. Este es el tema que estamos comunicando hoy: cómo gobierna y administra Dios el reino espiritual. Dado que este tema cubre la forma en que Dios gobierna y administra todas las cosas, tiene relación con el mundo fuera del mundo material —el reino espiritual— y, por tanto, es totalmente necesario que lo entendamos. Sólo después de que este comunicado se haya dado y sólo cuando las personas lo hayan entendido podrán comprender auténticamente el verdadero significado de las palabras “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”. Esta es la razón por la cual vamos a hablar sobre este tema. Y el objetivo de este tema es completar el tema de “Dios gobierna sobre todas las cosas, y Dios administra todas las cosas”. Cuando oigáis este tema, tal vez os pueda parecer extraño o increíble; sin embargo, independientemente de cómo os sintáis, ya que el reino espiritual es una parte de todas las cosas gobernadas por Dios, debéis aprender algo de este tema. Después de hacerlo, tendréis una apreciación, un entendimiento y un conocimiento más profundos de las palabras “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”.

Cómo gobierna y administra Dios el reino espiritual

En lo que se refiere al mundo material, si las personas no entienden ciertas cosas o fenómenos, pueden buscar la información relevante, o también pueden usar diversos canales para averiguar sus orígenes y la historia detrás de ellos. Sin embargo, cuando se trata del otro mundo del que estamos hablando hoy —el reino espiritual que existe fuera del material—, las personas no tienen absolutamente ningún medio o canal para aprender ninguna cosa sobre el mismo. ¿Por qué digo esto? Porque, en el mundo de la humanidad, todo lo que pertenece al mundo material es inseparable de la existencia física del hombre y, como las personas sienten que todo en el mundo material es inseparable de su sustento y vida físicos, la mayoría de las personas solo son conscientes, o solo ven, las cosas materiales delante de sus ojos, las cosas que les son visibles. No obstante, cuando se trata del reino espiritual —es decir, todo lo que es de ese otro mundo— es justo decir que la mayoría de las personas no creen. Como las personas no pueden verlo y creen que no hay necesidad de entenderlo ni de saber nada sobre él, por no hablar de cómo el reino espiritual es un mundo completamente diferente al material y, desde el punto de vista de Dios, está abierto —aunque para la humanidad es secreto y está cerrado— las personas, por tanto, tienen muchas dificultades para encontrar una senda para comprender los diversos aspectos de este mundo. Los diferentes aspectos del reino espiritual sobre los que voy a hablar solo conciernen a la administración y la soberanía de Dios. No voy a revelar misterios ni a contaros ninguno de los secretos que deseáis descubrir, porque esto concierne a la soberanía, la administración y la provisión de Dios y, por lo tanto, solo voy a hablar de la parte que es necesario que conozcáis.

Primero, dejad que os haga una pregunta: en vuestra mente, ¿qué es el reino espiritual? En un sentido general, es un mundo que está fuera del material, invisible e impalpable para las personas. Sin embargo, en vuestra imaginación, ¿qué tipo de reino debería ser el espiritual? Quizás, como consecuencia de no ser capaz de verlo, no podéis imaginarlo. Sin embargo, cuando oís leyendas sobre él, seguís pensando, no sois capaces de deteneros. ¿Y por qué digo esto? Hay algo que les ocurre a muchas personas cuando son jóvenes: cuando alguien les cuenta una historia aterradora —sobre fantasmas o almas— se asustan mucho. ¿Y por qué se asustan? Porque están imaginándose esas cosas; aunque no pueden verlas, sienten que están por toda su habitación, en algún rincón oculto u oscuro y tienen tanto miedo que no se atreven a dormir. Especialmente por la noche, no se atreven a estar solos en la habitación o a salir solos al patio. Ese es el reino espiritual de vuestra imaginación, y es un mundo que las personas piensan que es aterrador. De hecho, todo el mundo tiene algo de imaginación, y todo el mundo puede sentirlo un poco.

Comencemos por hablar del reino espiritual. ¿Qué es el reino espiritual? Permitidme daros una explicación breve y simple. El reino espiritual es un lugar importante, diferente del mundo material. ¿Por qué digo que es importante? Vamos a hablar sobre esto en detalle. La existencia del reino espiritual está inextricablemente vinculada al mundo material de la humanidad. Desempeña un papel importante en el ciclo humano de la vida y la muerte en el dominio de Dios sobre todas las cosas; este es su papel, y una de las razones por la que su existencia es importante. Como es un lugar indiscernible para los cinco sentidos, nadie puede juzgar con exactitud si el reino espiritual existe o no. Sus distintas dinámicas están íntimamente relacionadas con la existencia humana y, como resultado de esto, el orden de su vida también se ve inmensamente influenciado por el reino espiritual. ¿Esto involucra a la soberanía de Dios o no? Sí. Cuando digo esto, entendéis por qué estoy exponiendo este tema: porque concierne a la soberanía de Dios y Su administración. En un mundo como este, invisible para las personas, todos sus edictos celestiales, decretos y su sistema administrativo son mucho más elevados que las leyes y los sistemas de cualquier nación del mundo material, y ningún ser que vive en este mundo se atrevería a contravenirlos o violarlos. ¿Tiene esto relación con la soberanía y la administración de Dios? En el reino espiritual existen decretos administrativos claros, edictos celestiales claros y estatutos claros. En diferentes niveles y ámbitos, los asistentes se rigen por su obligación y observan normas y regulaciones, porque saben cuál es la consecuencia de violar un edicto celestial; son claramente conscientes de cómo Dios castiga el mal y recompensa el bien, y de cómo administra y gobierna Él sobre todas las cosas. Además, ven claramente cómo Él lleva a cabo Sus edictos celestiales y estatutos. ¿Son estos diferentes del mundo material habitado por la humanidad? En efecto, son inmensamente diferentes. El reino espiritual es un mundo completamente diferente al material. Como hay edictos celestiales y estatutos, concierne a la soberanía y administración de Dios y, además, a Su carácter y a lo que Él tiene y es. Después de oír esto, ¿no sentís que es muy necesario que Yo hable de este tema? ¿No deseáis aprender los secretos que contiene? (Sí, sí queremos). Tal es el concepto del reino espiritual. Aunque coexiste con el mundo material y está simultáneamente sujeto a la administración y la soberanía de Dios, la administración y la soberanía de este mundo por parte de Él son mucho más estrictas que las del mundo material. Cuando se trata de detalles, deberíamos empezar con cómo el reino espiritual es responsable de la obra del ciclo humano de la vida y la muerte, porque esta es una parte importante de la obra de los seres del reino espiritual.

En la humanidad, clasifico a todas las personas en tres tipos. El primero es el de los no creyentes, los que no tienen creencias religiosas. Se les llama no creyentes. La inmensa mayoría de ellos solo cree en el dinero, solo busca sus propios intereses, son materialistas, y solo creen en el mundo material, no en el ciclo de la vida y la muerte ni en ningún relato de deidades y fantasmas. Los catalogo como los no creyentes, y son el primer tipo. El segundo tipo son las diversas personas de fe aparte de los no creyentes. En la humanidad, divido a estas personas de fe en varios tipos principales: el primero son los judíos, el segundo los católicos, el tercero los cristianos, el cuarto los musulmanes y el quinto los budistas; hay cinco tipos. Estos son los diversos tipos de personas de fe. El tercer tipo es los que creen en Dios, y es el que os incluye a vosotros. Tales creyentes son los que siguen a Dios hoy. Estas personas se dividen en dos tipos: las personas escogidas por Dios y los servidores. Estos tipos principales se han diferenciado claramente. Por tanto, ahora sois capaces de diferenciar claramente en vuestra mente los tipos y clasificaciones de humanos, ¿verdad? El primero es el de los incrédulos; he dicho lo que son los no creyentes. ¿Cuentan como incrédulos los que creen en el Viejo Hombre en el Cielo? Muchos no creyentes solo creen en el Viejo Hombre en el Cielo; creen que este controla el viento, la lluvia y el trueno, y confían en esta entidad a la hora de plantar cultivos y de la cosecha; sin embargo, cuando se menciona la creencia en Dios son reacios a creer en Él. ¿Puede llamarse esto tener fe? Tales personas están incluidas entre los no creyentes. Entendéis esto, ¿verdad? No confundáis estas categorías. El segundo tipo son las personas de fe. El tercer tipo son los que siguen a Dios hoy. ¿Y por qué he dividido a todos los humanos en estos tipos? (Porque los distintos tipos de personas tienen finales y destinos diferentes). Ese es un aspecto. Porque, cuando estas diferentes razas y tipos de personas vuelvan al reino espiritual, tendrá cada una un lugar distinto al que ir, se verán sujetos a diferentes leyes del ciclo de la vida y la muerte, y esta es la razón por la que he catalogado a los seres humanos en estos tipos principales.

a. El ciclo de la vida y la muerte de los no creyentes

Comencemos con el ciclo de la vida y la muerte de los no creyentes. Después de morir la persona, se la lleva un alguacil del reino espiritual. ¿Qué es lo que se lleva? No su carne, sino su alma. Cuando esto ocurre, llega a un lugar que es una agencia del reino espiritual, que recibe especialmente las almas de las personas que acaban de morir. Ese es el primer lugar al que va cualquier persona después de morir, que es extraño para el alma. Después de llevarlo a este lugar, un oficial realiza las primeras comprobaciones, confirmando su nombre, dirección, edad y todas sus experiencias. Todo lo que hizo mientras estaba vivo está registrado en un libro y se verifica para comprobar su exactitud. Después de que todo se haya comprobado, la conducta y las acciones de la persona a lo largo de su vida se utilizan para determinar si será castigada o continuará reencarnándose como una persona, que es la primera etapa. ¿Da miedo esta primera etapa? No da demasiado miedo, porque lo único que ha ocurrido es que la persona ha llegado a un lugar sombrío y poco familiar.

En la segunda etapa, si esta persona ha hecho muchas cosas malas a lo largo de su vida, si ha cometido muchos actos malvados, la llevarán a un lugar de castigo para ser castigada. Ese es el lugar expresamente para el castigo de las personas. Los detalles de cómo serán castigadas depende de los pecados cometidos, y de cuántas cosas malvadas hicieron antes de morir, que es la primera situación que acontece en la segunda etapa. Por las cosas malas que hicieron y el mal que cometieron antes de morir, cuando se reencarnan después de su castigo —cuando nacen otra vez en el mundo material—, algunas personas seguirán siendo humanas y otras pasarán a ser animales. Es decir, después de que una persona vuelva al reino espiritual, recibe el castigo por el mal que ha cometido; además, por las cosas malvadas que ha hecho, en su siguiente reencarnación probablemente no será un ser humano, sino un animal. El abanico de animales en los que podrían convertirse incluye vacas, caballos, cerdos y perros. Algunas personas podrían pasar a ser un pájaro en el cielo, un pato o un ganso… Después de haberse reencarnado como un animal, cuando muere regresa al reino espiritual y, como antes, según su comportamiento antes de morir, el reino espiritual decidirá si se reencarna o no como una persona. La mayoría de las personas comete muchas maldades, sus pecados son muy graves, y por ello al reencarnarse lo hacen en un animal de siete a doce veces. De siete a doce veces, ¿es aterrador? (Sí es aterrador). ¿Qué es aterrador para vosotros? Una persona que se convierte en un animal, eso es aterrador. Y para una persona, ¿qué es lo más doloroso de transformarse en un animal? No tener lenguaje, tener solo pensamientos simples, ser capaz de hacer solamente las cosas que los animales hacen y comer lo que estos comen, tener la mentalidad simple y el lenguaje corporal simple de un animal, no ser capaz de caminar erguido, no ser capaz de comunicarse con los humanos, y ninguna conducta o actividad de los humanos tiene relación con los animales. Es decir, entre todas las cosas, ser un animal os convierte en los más inferiores de todas las cosas vivientes, y es mucho más doloroso que ser humano. Este es un aspecto del castigo del reino espiritual para aquellos que han hecho mucho mal y que han cometido grandes pecados. En cuanto a la severidad del castigo, esta se decide según el tipo de animal que pasan a ser. Por ejemplo, ¿ser un cerdo es mejor que ser un perro? ¿Vive un cerdo mejor o peor que un perro? Peor, ¿verdad? Si las personas pasan a ser una vaca o un caballo, ¿vivirán mejor o peor que un cerdo? (Mejor). ¿Será más cómodo si alguien pasa a ser un gato? Igualmente sería un animal, y ser un gato sería mucho más fácil que ser una vaca o un caballo, porque los gatos se la pasan la mayor parte del tiempo holgazaneando dormidos. Ser una vaca o un caballo es más laborioso, y por tanto si las personas se reencarnan como una vaca o un caballo, tienen que trabajar duro; parece un duro castigo. Ser un perro es un poco mejor que ser vaca o caballo, porque un perro tiene una relación más estrecha con su amo. Algunos perros, después de ser mascotas durante varios años, pueden entender mucho de lo que les dicen sus amos. Algunas veces, un perro puede adaptarse al estado de ánimo y las exigencias de su amo, y el amo trata mejor al perro, y este come y bebe mejor, y, cuando le duele algo, lo cuida todavía más. ¿Acaso el perro no disfruta de una vida feliz? Así pues, ser un perro es mejor que ser una vaca o un caballo. Y así, la severidad del castigo de una persona determina cuántas veces se reencarna como un animal y en qué tipo de animal lo hace.

Como cometieron tantos pecados cuando vivían, algunas personas serán castigadas reencarnándose en un animal entre siete y doce veces. Una vez castigadas un número suficiente de veces, cuando regresan al reino espiritual son llevadas a otro lugar. Las diversas almas que hay allí ya han sido castigadas y son del tipo que se está preparando para reencarnarse como ser humano. Este lugar clasifica cada alma en un tipo según la clase de familia en la que nacerá, la clase de papel que desempeñará una vez reencarnada, etc. Por ejemplo, algunas personas serán cantantes cuando vengan a este mundo y, por tanto, se las coloca entre los cantantes; algunas serán personas de negocios cuando lo hagan, y por tanto se las coloca entre las personas de negocios; y si alguien va a ser investigador científico cuando sea humano, se le colocará entre los investigadores científicos. Después de ser clasificadas, cada una es enviada según un tiempo diferente y una fecha escogida, tal como las personas envían correos electrónicos hoy. Y así se completará un ciclo de vida y muerte. Desde el día en que una persona llega al reino espiritual hasta el final de su castigo o hasta que haya reencarnado como animal muchas veces y se prepare para reencarnar como ser humano, este proceso está completo.

¿Y quienes ya hayan terminado de ser castigados y que no se hayan reencarnado en animales, se enviarán rápidamente al mundo material para convertirse en humanos? ¿O cuánto tiempo pasará antes de que puedan regresar entre los hombres? ¿Con qué frecuencia puede ocurrir esto? Existen restricciones temporales para esto. Todo lo que ocurre en el reino espiritual está sujeto a las restricciones y reglas temporales adecuadas; si os lo explico con números, lo entenderéis. Para quienes se reencarnan en un corto período de tiempo, cuando mueren, se prepara su renacimiento como ser humano. El tiempo más corto es tres días. Para algunas personas es tres meses, para otras son tres años, treinta años, trescientos años, y así sucesivamente. Por tanto, ¿qué puede decirse sobre estas reglas temporales, y cuáles son sus detalles? Se basan en lo que el mundo material, el mundo del hombre necesita de un alma y el papel que esta alma debe desempeñar en este mundo. Cuando las personas se reencarnan en una persona ordinaria, la mayor parte de ellas lo hacen muy pronto, porque el mundo del hombre tiene una necesidad imperiosa de tales personas corrientes y, por ello, tres días después son enviadas a una familia completamente diferente de la que tuvieron antes de morir. Sin embargo, algunas desempeñan un papel especial en este mundo. “Especial” significa que no hay una gran demanda de estas personas en el mundo del hombre; no se necesitan muchas personas para desempeñar dicho papel y, por tanto, pueden pasar trescientos años. En otras palabras, esta alma solo vendrá cada trescientos años o, incluso, una vez cada tres mil. ¿Y por qué es así? Porque durante trescientos o tres mil años, ese papel no se requiere en el mundo del hombre, y por ello se quedan en alguna parte del reino espiritual. Por ejemplo, Confucio. Él tuvo un profundo impacto en la cultura tradicional china. Su llegada tuvo un profundo efecto en la cultura, el conocimiento, la tradición y el pensamiento de las personas de aquella época. Pero una persona así no es necesaria en cada era, y por tanto tuvo que permanecer en el reino espiritual y esperar allí trescientos o tres mil años antes de reencarnarse. Como el mundo del hombre no necesitaba a alguien así, tuvo que esperar ociosamente, porque había muy pocos papeles como el suyo y poco que hacer para él. Por consiguiente, tenía que permanecer en el reino espiritual durante la mayor parte del tiempo, desocupado, hasta que lo enviaran cuando el mundo del hombre tuviera necesidad de él. Así son las normas temporales del reino espiritual para la frecuencia con la que la mayoría de las personas se reencarnan. Tanto si son personas corrientes como si son especiales, el reino espiritual tiene reglas adecuadas y prácticas correctas para el procesamiento de la reencarnación de las personas, y estas reglas y prácticas son enviadas de Dios, y ningún alguacil o ser en el reino espiritual las decide ni controla. Ahora lo entendéis, ¿verdad?

Para cualquier alma, su reencarnación, el papel que tiene en esta vida, la familia en la que nace y cómo es su vida están estrechamente relacionados con su vida pasada. Todos los tipos de persona vienen al mundo del hombre, y los papeles que desempeñan son diferentes, así como las tareas que llevan a cabo. ¿Y qué tareas son estas? Algunas personas vienen a pagar una deuda: si debían demasiado dinero a otros en su vida anterior, vienen a pagar una deuda en esta vida. En cambio, otras han venido a cobrar una deuda: las estafaron con demasiadas cosas y demasiado dinero en sus vidas anteriores, y por eso cuando llegan al reino espiritual, este les hará justicia y les permitirá cobrar su deuda en esta vida. Algunas personas han venido para pagar una deuda de gratitud: durante su vida anterior —es decir, su encarnación anterior—, alguien fue bueno con ellas, y en esta vida se les ha dado una gran oportunidad de reencarnarse y, por tanto, nacen de nuevo para saldar esta deuda de gratitud. Otras, sin embargo, han vuelto a nacer en esta vida para reclamar una vida. ¿La vida de quién? La de la persona que las mató en su vida anterior. En resumen, la vida presente de cada persona guarda estrecha relación con sus vidas anteriores, están inseparablemente conectadas. Es decir, la vida presente de cada persona se ve inmensamente afectada por la anterior. Por ejemplo, antes de morir, Zhang estafó a Li por una gran cantidad de dinero. ¿Tiene, pues, Zhang una deuda con Li? Sí. Entonces, ¿es natural que Li cobre esa deuda de Zhang? Así pues, después de morir, existe una deuda entre ellos que debe saldarse. Cuando se reencarnen y Zhang vuelva a ser humano, ¿cómo cobrará Li la deuda de Zhang? Una forma es que Li recupere la deuda naciendo de nuevo como hijo de Zhang, este gana mucho dinero y Li lo despilfarra. Por mucho dinero que gane Zhang, su hijo Li lo despilfarra. Por mucho que gane Zhang, nunca es suficiente y por alguna razón su hijo, mientras tanto, acaba siempre gastando el dinero de su padre de diferentes maneras y medios. Zhang está desconcertado: “¿Por qué mi hijo siempre me trae tanta mala suerte? ¿Por qué se comportan tan bien los hijos de otras personas? ¿Por qué no tiene ambición mi hijo? ¿Por qué es tan inútil e incapaz de ganar dinero? ¿Por qué tengo que mantenerlo siempre? Mientras tenga que mantenerlo lo haré, ¿pero por qué necesita siempre más dinero, por mucho que le dé? ¿Por qué no puede tener un trabajo diario honrado, sino que hace cualquier cosa: holgazanear, comer, beber, prostituirse y apostar? ¿Qué demonios está pasando?”. Zhang piensa entonces por un momento: “Podría ser que yo tuviera una deuda con él de una vida anterior. Bien, entonces, ¡la pagaré! ¡Esto no acabará hasta que la pague en su totalidad!”. Puede que llegue el día en que Li recupere realmente su deuda, y cuando tenga cuarenta o cincuenta años, llegará el día en que se arrepienta y piense: “¡No he hecho ni una sola cosa buena durante la primera mitad de mi vida! He despilfarrado todo el dinero que mi padre ganó; ¡debería empezar a ser una buena persona! Me armaré de valor: seré alguien honesto, que vive apropiadamente, ¡y nunca más entristeceré a mi padre!”. ¿Por qué piensa esto? ¿Por qué cambia repentinamente para bien? ¿Existe una razón para ello? ¿Cuál es la razón? (Porque Li ha cobrado su deuda; Zhang ha pagado su deuda). Y así, hay causa y efecto. La historia empezó hace mucho, mucho tiempo, antes de que ambos nacieran y esta historia de su vida pasada se ha traído hasta la presente, y ninguno puede culpar al otro. Por muchas cosas que Zhang enseñara a su hijo, este nunca escuchaba y nunca tuvo un trabajo honrado; sin embargo, el día en que se saldó la deuda, no hubo necesidad de enseñarle; su hijo entendió de forma natural. Este ejemplo es simple. ¿Hay muchos otros ejemplos de este tipo? (Sí). ¿Y qué les dice a las personas? (Que deberían ser buenos y que no deberían hacer el mal). Que no deberían hacer el mal, ¡y que habrá retribución para las maldades! La mayoría de los no creyentes comete muchas maldades, y sus fechorías acaban encontrando la retribución, ¿verdad? ¿Pero es esta retribución arbitraria? Todo lo que encuentra retribución tiene un trasfondo y una razón. ¿Piensas que no te pasará nada después de estafar a alguien? ¿Piensas que después de haberles timado no habrá consecuencias para ti, tras haberte quedado con su dinero? Eso sería imposible, ¡claro que habrá consecuencias! Independientemente de quiénes sean, o de que crean o no que existe un Dios, todas las personas tienen que ser responsables de su conducta y cargar con las consecuencias de sus acciones. Con respecto a este ejemplo simple —que Zhang sea castigado, y Li recompensado—, ¿no es esto justo? Cuando las personas hacen cosas así, se produce ese tipo de resultado. Es inseparable de la administración del reino espiritual. A pesar de ser no creyentes, la existencia de los que no creen en Dios está sujeta a este tipo de edictos y decretos celestiales, nadie puede escapar de eso y nadie puede evadir esta realidad.

Los que no tienen fe creen a menudo que todo lo que se puede ver existe, y lo que no puede verse, o está muy lejos de las personas, no. Prefieren creer que no hay un “ciclo de la vida y la muerte”, que no hay “castigo”, y por tanto pecan y cometen maldades sin escrúpulos, tras lo cual son castigados, o se reencarnan en un animal. La mayoría de las diversas personas que componen el grupo de los no creyentes caen en este círculo vicioso. Esto se debe a que desconocen que el reino espiritual es estricto en su administración de todos los seres vivientes. Tanto si crees como si no, este hecho existe, porque ni una sola persona u objeto puede escapar del alcance de lo que es observado por los ojos de Dios, y ni una sola persona u objeto pueden escapar de las reglas y limitaciones de los edictos celestiales y los decretos de Dios. Por eso este ejemplo simple dice a cada uno que independientemente de si crees o no en Dios, es inaceptable pecar y cometer maldades; y hay consecuencias. Cuando alguien que le timó dinero a otro es castigado así, ese castigo es imparcial. El reino espiritual penaliza un comportamiento habitual como este y lo castiga por los decretos de Dios y Sus edictos celestiales, y una conducta tan malvada y profundamente criminal —violar y saquear, defraudar y engañar, robar y hurtar, asesinar y provocar incendios, etc.— está aún más sujeta a una variedad de castigos de diversa severidad. ¿Y qué incluyen estos castigos de severidad variada? Algunos de ellos utilizan el tiempo para establecer el nivel de severidad; unos lo hacen por medio de diferentes metodologías, y otros a través del lugar al que van las personas cuando se reencarnan. Por ejemplo, algunas personas son malhabladas. ¿A qué se refiere “malhablado”? Significa maldecir a los demás y emplear un lenguaje malintencionado, que maldice a las personas. ¿Qué indica un lenguaje malintencionado? Significa que alguien tiene un corazón sucio. El lenguaje malintencionado que maldice a las personas procede con frecuencia de la boca de tales personas, y viene acompañado de graves consecuencias. Después de que estas personas hayan muerto y recibido el castigo adecuado, pueden volver a nacer siendo mudos. Algunas personas son muy calculadoras cuando están vivas, suelen aprovecharse de los demás, sus pequeños ardides están particularmente bien planeados, y hacen muchas cosas que dañan a los demás. Cuando vuelven a nacer, pueden hacerlo como alguien estúpido o disminuido psíquico. Algunos espían a menudo la privacidad de otros; sus ojos ven muchas cosas que no deberían conocer, y saben muchas cosas que no deberían saber, por lo que cuando vuelven a nacer, pueden ser ciegos. Algunos son muy diestros cuando están vivos, pelean frecuentemente, y cometen mucha maldad y, por tanto, cuando vuelven a nacer pueden ser discapacitados, lisiados o mancos, jorobados o con el cuello torcido. Pueden caminar con cojera o tener una pierna más corta que la otra, etc. Y así, están sometidos a diferentes castigos según el nivel de maldad que cometieron mientras vivían. ¿Y qué me decís? ¿Por qué hay personas con los ojos torcidos? ¿Hay muchas personas así? Hoy las hay en cantidad. Algunos tienen los ojos torcidos porque en su vida pasada usaron demasiado sus ojos, hicieron demasiadas cosas malas, y por eso cuando nacen en esta vida sus ojos están torcidos, y en casos graves incluso están ciegos. ¡Esto es retribución! Algunas personas se llevan bien con los demás antes de morir, hacen muchas cosas buenas por sus seres queridos, sus amigos, sus colegas o por los que tienen relación con ellas. Son caritativas y se preocupan por los demás, o los ayudan económicamente; otros tienen una buena opinión de ellas, y cuando estas personas vuelven al reino espiritual no son castigadas. Que un no creyente no sea castigado en forma alguna significa que fue una buena persona. En lugar de creer en la existencia de Dios, solo lo hace en el Viejo Hombre en el Cielo. Solo cree que hay un espíritu sobre él observando todo lo que él hace; eso es todo lo que cree. Y el resultado es que se comporta mucho mejor. Estas personas tienen un corazón bueno y caritativo, y cuando regresan finalmente al reino espiritual, este las tratará muy bien y pronto se reencarnarán. Cuando vuelven a nacer, ¿a qué tipo de familia llegarán? Aunque esta familia no será rica, será tranquila, habrá armonía entre sus miembros, pasarán días felices y serenos, todos estarán gozosos y tendrán una buena vida. Cuando alcance la edad adulta, tendrá muchos parientes, sus hijos serán talentosos y disfrutarán del éxito, y su familia disfrutará de una buena fortuna. Y ese resultado está muy conectado con la vida pasada de la persona. Lo que quiere decir que a donde una persona vaya después de morir y reencarne, que sea varón o mujer, cuál sea su misión, qué cosas afrontarán en la vida, sus contratiempos, qué bendiciones disfrutarán, a quién conocerán, qué les pasará; nadie puede predecir esto, evitarlo ni esconderse de ello. Dicho de otro modo, después de que tu vida se haya establecido, en lo que te ocurre, por mucho que intentes evitarlo, y por cualquier medio que intentes eludirlo, no tienes forma de violar el curso vital que Dios ha establecido para ti en el reino espiritual. Y es que cuando te reencarnas, el destino de tu vida ya se ha establecido. Sea bueno o malo, todos deben enfrentarse a esto, y tienen que seguir adelante; este es un asunto que nadie que vive en este mundo puede evitar, y ningún otro es más real. Bien, habéis entendido todo esto, ¿verdad?

Una vez comprendidas estas cosas, ¿habéis visto que Dios tiene una administración y controles muy exigentes y rigurosos para el ciclo de la vida y de la muerte de los no creyentes? En primer lugar, Él ha establecido diversos edictos celestiales, decretos y sistemas en el reino espiritual y, una vez declarados, estos se llevan a cabo en forma sumamente estricta, tal como Dios los estableció, por seres que ocupan diversas posiciones oficiales en el reino espiritual, y nadie se atrevería a violarlos. Por lo tanto, en el ciclo de la vida y de la muerte de la humanidad en el mundo del hombre, tanto si alguien se reencarna como animal o como un ser humano, existen leyes para ambos casos. Y al proceder estas leyes de Dios, nadie se atreve a quebrantarlas ni es capaz de hacerlo. El mundo material que las personas ven es regular y está ordenado únicamente gracias a esa soberanía de Dios, y gracias a que estas leyes existen. Solo por esa soberanía de Dios los seres humanos pueden coexistir pacíficamente con el otro mundo que es del todo invisible para ellos, y pueden vivir en armonía con él. Todo esto es inextricable de la soberanía de Dios. Tras la muerte de la vida carnal de una persona, el alma sigue viva. ¿Qué pasaría, pues, si no estuviera bajo la administración de Dios? El alma vagaría por todos lados, entrometiéndose en todas partes, y dañaría incluso a las cosas vivientes del mundo humano. Ese daño no solo se produciría contra la humanidad, sino también contra plantas y animales; sin embargo, las primeras en sufrir daño serían las personas. Si esto ocurriera, si dicha alma estuviera sin administración y realmente hiciera daño a las personas y cometiera maldades, esta alma también sería tratada de forma adecuada en el reino espiritual: si las cosas fueran graves, el alma dejaría pronto de existir, y sería destruida. De ser posible, se colocaría en algún lugar y después se reencarnaría. Es decir, la administración de las diversas almas por parte del reino espiritual se ordena y se lleva a cabo de acuerdo con unos pasos y unas reglas. Es solo gracias a esa administración que el mundo material del hombre no ha caído en el caos, que los seres humanos del mundo material poseen una mentalidad normal, una racionalidad normal y una vida carnal ordenada. Solo después de que la humanidad tenga una vida normal así serán capaces los que viven en la carne de continuar desarrollándose y reproduciéndose a lo largo de las generaciones.

¿Qué pensáis de las palabras que acabáis de oír? ¿Son nuevas para vosotros? ¿Y qué sentís después de que he comunicado estas palabras hoy? Aparte de ser nuevas, ¿sentís algo más? (Las personas deberían comportarse bien, y veo que Dios es grande y temible). (Habiendo oído la enseñanza de Dios acerca de cómo dispone Él el fin de diversos tipos de personas, en un aspecto siento que el carácter de Dios no permite ninguna ofensa, y que debería temerlo a Él; y en otro aspecto, soy consciente de qué tipo de persona agrada a Dios, y cuál no, y por tanto quiero ser una de esas que le gustan). ¿Veis que Dios tiene principios en Sus actos en este ámbito? ¿Cuáles son los principios por los cuales actúa? (Él establece el fin de las personas según todo lo que hacen). Esto es en cuanto a los diversos finales para los no creyentes de los que acabamos de hablar. Cuando se trata de los no creyentes, ¿es el principio subyacente a las acciones de Dios el de recompensar a los buenos y castigar a los malvados? ¿Existe alguna excepción? (No). ¿Veis que hay un principio en las acciones de Dios? Los no creyentes no creen realmente en Dios, no obedecen Sus orquestaciones y no son conscientes de Su soberanía, y mucho menos lo reconocen a Él. Y lo más grave, blasfeman contra Dios, y lo maldicen, y son hostiles hacia los que creen en Él. Aunque estas personas tienen semejante actitud hacia Dios, Su administración de ellas sigue sin desviarse de Sus principios; Él las administra de una forma ordenada de acuerdo con Sus principios y Su carácter. ¿Cómo considera Dios su hostilidad? ¡Como ignorancia! Y así ha hecho que estas personas —la mayoría de los no creyentes— se hayan reencarnado alguna vez como animales. Así pues, ¿qué son los no creyentes a los ojos de Dios? Son ganado. Dios administra el ganado y a la humanidad, y tiene los mismos principios para esta clase de persona. Incluso en la forma como administra a estas personas puede verse Su carácter, lo mismo que Sus leyes que subyacen a Su dominio sobre todas las cosas. Y así, ¿veis la soberanía de Dios en los principios por los cuales Él administra a los no creyentes de los que acabo de hablar? ¿Veis el carácter justo de Dios? (Lo vemos). Es decir, no importa de cuál de todas estas cosas se ocupe, Dios actúa de acuerdo con Sus propios principios y carácter. Esta es la esencia de Dios. Él no rompería descuidadamente con los decretos o edictos celestiales que estableció porque considere a este tipo de persona como ganado. Dios actúa según principios, sin el más mínimo desorden; Sus acciones no se ven afectadas en absoluto por ningún factor, y no importa lo que haga, todo se rige por Sus propios principios. Esto es porque Dios tiene la esencia de Dios mismo, que es un aspecto de Su esencia no poseída por ningún ser creado. Dios es meticuloso y responsable en Su manejo, enfoque, gestión, administración y gobierno de cada objeto, persona y cosa viviente entre todas las cosas que creó, y nunca ha sido descuidado en esto. Para aquellos que son buenos, Él es misericordioso y bueno. A los que son malvados les inflige un castigo implacable; y para los diversos seres vivientes, hace disposiciones apropiadas de una forma oportuna y regular, de acuerdo con los diferentes requisitos del mundo de la humanidad en diferentes momentos, de forma que estos diversos seres vivientes se reencarnan según los papeles que desempeñan de una manera ordenada, y se mueven entre el mundo material y el reino espiritual de una forma ordenada.

La muerte de un ser viviente, la terminación de una vida física, indica que el ser viviente ha pasado del mundo material al reino espiritual, mientras que el nacimiento de una nueva vida física indica que un ser viviente ha pasado del reino espiritual al mundo material y ha comenzado a acometer y desempeñar su papel. Tanto si es la partida como la llegada de un ser, ambas son inseparables de la obra del reino espiritual. Cuando alguien llega al mundo material, Dios ya ha formulado disposiciones y definiciones apropiadas en el reino espiritual respecto de la familia a la que esa persona irá, la era en la que llegará, la hora en que lo hará y el papel que desempeñará. Y, de esta forma, toda la vida de esta persona, las cosas que hace y las sendas que toma, procederán de acuerdo con las disposiciones realizadas en el reino espiritual, sin la más mínima desviación. Asimismo, el momento en el que termina una vida física y la manera y el lugar en que lo hace son claros y discernibles para el reino espiritual. Dios gobierna el mundo material y también el reino espiritual, y no pospondrá el ciclo normal de la vida y la muerte del alma ni podrá jamás cometer errores en las disposiciones de ese ciclo. Cada uno de los asistentes en los puestos oficiales del reino espiritual lleva a cabo sus tareas individuales, y hace lo que debería hacer, de acuerdo con las instrucciones y normas de Dios. Y así, en el mundo de la humanidad, todo fenómeno material observado por el hombre es ordenado, y no contiene caos. Todo esto se debe al gobierno ordenado sobre todas las cosas por parte de Dios, así como al hecho de que la autoridad de Dios lo domina todo. Su dominio incluye el mundo material en el que vive el hombre y, además, el reino espiritual invisible detrás de la humanidad. Por tanto, si los seres humanos desean tener una buena vida, y desean vivir en un buen entorno, además de ser provistos con todo el mundo material visible, deben serlo también con el reino espiritual, el que nadie puede ver, el que gobierna a todo ser viviente por causa de la humanidad, y que es ordenado. Por lo tanto, al decir que Dios es la fuente de vida para todas las cosas, ¿no hemos elevado nuestra conciencia y entendimiento de “todas las cosas”? (Sí).

b. El ciclo de la vida y la muerte de las diversas personas de fe

Acabamos de exponer el ciclo de la vida y de la muerte de la primera categoría: los no creyentes. Ahora, expongamos el de la segunda: las diversas personas de fe. “El ciclo de la vida y de la muerte de las diversas personas de fe” es también un tema muy importante, y es conveniente que tengáis algún entendimiento del mismo. Primero, hablemos de la fe a la que se refiere la “fe” en la expresión “personas de fe”, que son las cinco mayores religiones: judaísmo, cristianismo, catolicismo, islam y budismo. Además de los no creyentes, las personas que creen en estas cinco religiones ocupan una gran parte de la población del mundo. Entre estas cinco religiones, aquellos que han hecho una carrera de su creencia son pocos, aunque las mismas tienen muchos creyentes. Sus creyentes van a un lugar diferente cuando mueren. ¿“Diferente” de quién? De los no creyentes, las personas sin fe de las que acabamos de hablar. Después de morir, los creyentes de estas cinco religiones van a otro lugar, un lugar diferente al de los no creyentes. Pero es el mismo proceso. El reino espiritual también emitirá un juicio sobre ellos con base en todo lo que hicieron antes de morir, tras lo cual serán procesados como corresponde. ¿Pero por qué se pone a estas personas en otro lugar para procesarlas? Existe una razón importante para ello. ¿Y cuál es esta razón? Os la contaré usando un ejemplo. Pero antes de hacerlo, podéis pensar para vosotros mismos: “¡Quizá eso se deba a que tienen un poco de creencia en Dios! No son unos completos no creyentes”. Esta no es la razón del porqué. Existe una razón muy importante por la que ellos son colocados en otro lugar.

Tomemos el budismo, por ejemplo. Dejadme contaros un hecho. Un budista es, primeramente, alguien que se ha convertido al budismo, y es una persona que sabe cuál es su creencia. Cuando los budistas se cortan el pelo y se ordenan monjes o monjas, esto significa que se han apartado del mundo secular y han dejado atrás el clamor del mundo humano. Cada día recitan los sutras y cantan los nombres de los Budas, solo comen comida vegetariana, viven una vida ascética y pasan sus días acompañados solo por la luz fría y débil de una lámpara de mantequilla. Pasan toda su vida así. Cuando la vida física de un budista termina, hace un resumen de ella, pero en su corazón no sabe adónde irá tras morir, con quién se encontrará ni qué final tendrá; en su corazón no tiene claras estas cosas. No habrán hecho otra cosa que llevar una especie de fe a ciegas durante toda su vida, tras lo cual parten del mundo humano junto con sus deseos e ideales ciegos. Tal es el final de la vida física de un budista cuando dejan el mundo de los vivos; después de eso, vuelve a su lugar original en el reino espiritual. El que esta persona se reencarne o no para regresar a la tierra y continuar su autoaprendizaje depende de su conducta y práctica anterior a su muerte. Si no hizo nada malo durante su vida, rápidamente se reencarnará y será enviada a la tierra de nuevo, donde esta persona se convertirá otra vez en monje o monja. Es decir, practica el autoaprendizaje durante su vida física de acuerdo con cómo lo hizo la primera vez, tras lo cual regresa al reino espiritual una vez concluida su vida física, donde es examinada. Después de esto, si no hay problemas, puede volver una vez más al mundo del hombre y convertirse una vez más al budismo y continuar así con su práctica. Después de reencarnarse de tres a siete veces, regresará una vez más al reino espiritual al que va cada vez que su vida física acaba. Si sus diversas cualificaciones y su conducta en el mundo humano han concordado con los edictos celestiales del reino espiritual, desde este punto en adelante permanecerá allí; ya no se reencarnará más como un ser humano ni habrá riesgo alguno de que sea castigada por hacer el mal en la tierra. No experimentará este proceso nunca más. En su lugar, según sus circunstancias, adoptará una posición en el ámbito espiritual. Esto es a lo que los budistas se refieren como “alcanzar la budeidad”. Lograr la budeidad significa, principalmente, lograr la realización como un oficial del reino espiritual, sin que en adelante haya más oportunidad de reencarnación o castigo. Más aún, significa no sufrir más la aflicción del ser humano después de reencarnarse. ¿Existe, pues, alguna oportunidad para ella de reencarnarse como un animal? (No). Eso significa que permanecerá para asumir un rol en el reino espiritual y que ya no reencarnará más. Este es un ejemplo de alcanzar la realización de la budeidad en el budismo. En cuanto a aquellos que no consiguen la realización, cuando regresan al reino espiritual, se someten al examen y la verificación del oficial pertinente, quien comprueba que durante su vida no practicaron un autoaprendizaje diligente ni fueron meticulosos en la recitación de los sutras y el canto de los nombres de los Budas, tal como lo prescribe el budismo; en vez de ello, cometieron muchas maldades y tuvieron un comportamiento malvado. Posteriormente, en el reino espiritual, se celebra un juicio por sus acciones malvadas, tras lo cual con toda certeza serán castigados. No hay excepciones en esto. Así pues, ¿cuándo alcanzará la realización esta clase de persona? En la vida en la que no hagan el mal; cuando, tras retornar al reino espiritual, se vea que no hicieron nada malo antes de morir. Continúan reencarnando y siguen recitando los sutras y cantando los nombres de los Budas, pasando sus días con la luz fría y débil de una lámpara de mantequilla, absteniéndose de matar a ningún ser viviente ni comer carne. No participan en el mundo del hombre, dejando sus problemas muy atrás, y no teniendo disputas con otros. Mientras tanto, si no han hecho el mal, tras volver al reino espiritual y después de que todas sus acciones y su comportamiento se hayan examinado, son enviados una vez más al mundo humano, en un ciclo que se repite de tres a siete veces. Si no tienen una mala conducta durante este tiempo, entonces su logro de la budeidad no se verá afectado y no se retrasará. Este es un rasgo del ciclo de la vida y la muerte de todas las personas de fe: pueden “alcanzar la realización” y asumir una posición en el reino espiritual. Esto es lo que los hace diferentes de los no creyentes. Primeramente, cuando todavía viven en la tierra, ¿cuál es la conducta de los que pueden hacerse cargo de una posición en el reino espiritual? Deben asegurarse de no cometer ningún mal en absoluto: asesinato, incendios provocados, violación o saqueo; si cometen fraude, engaño, hurto o robo, entonces no pueden alcanzar la realización. En otras palabras, si tienen cualquier tipo de relación o afiliación con hacer el mal, no podrán escapar del castigo que les será impuesto por el reino espiritual. El reino espiritual hace arreglos apropiados para los budistas que alcanzan la budeidad: se les puede asignar la administración de aquellos que parecen creer en el budismo y en el Viejo Hombre en el Cielo: se les podrá dar una jurisdicción. También es posible que solo puedan administrar a los no creyentes o tener algún cargo menor. Tal asignación tiene lugar de acuerdo con la naturaleza diversa de estas almas. Este es un ejemplo del budismo.

Entre las cinco religiones de las que hemos hablado, el cristianismo es en cierto modo especial. ¿Y qué hace que los cristianos sean especiales? Son personas que creen en el Dios verdadero. ¿Cómo pueden enumerarse aquí los que creen en el Dios verdadero? Si se dice que el cristianismo es un tipo de fe, eso está, sin duda, únicamente relacionado con la fe: sería simplemente una especie de ceremonia, de religión, y algo completamente apartado de la fe de aquellos que siguen genuinamente a Dios. La razón por la que he incluido al cristianismo entre las cinco religiones principales es que se ha visto reducido al mismo nivel que el judaísmo, el budismo y el islam. La mayor parte de la gente aquí no cree que exista un Dios, o que Él gobierne sobre todas las cosas, y mucho menos creen en Su existencia. En su lugar, se limitan a emplear las Escrituras para hablar sobre teología, sirviéndose de esta para enseñar a las personas a ser amables, a soportar el sufrimiento, y a hacer cosas buenas. El cristianismo se ha convertido en este tipo de religión: solo se concentra en teorías teológicas y no tiene absolutamente ninguna relación con la obra de Dios de gestionar y salvar al hombre. Se ha convertido en la religión de aquellos que siguen a Dios, pero a los que Él en realidad no reconoce. Sin embargo, Dios también tiene un principio para encarar a tales personas. Él no las maneja ni trata con ellas con indiferencia y a discreción, tal como lo hace con los no creyentes. Las trata del mismo modo que a los budistas: si, durante su vida, los cristianos pueden practicar la autodisciplina, regirse estrictamente por los Diez Mandamientos y ceñir su propia conducta a las leyes y los mandamientos, y si pueden respetarlos toda su vida, también deberán pasar la misma cantidad de tiempo pasando por los ciclos de la vida y de la muerte antes de alcanzar verdaderamente el llamado “arrebato”. Después de conseguir este arrebato, permanecen en el reino espiritual, donde asumen una posición y pasan a ser uno de sus oficiales. De igual manera, si perpetran maldades en la tierra, si son muy pecadores y cometen demasiados pecados, es inevitable que sean castigados y disciplinados con diversa severidad. En el budismo, alcanzar la realización significa entrar en la Tierra Pura de la Felicidad Suprema, pero ¿cómo la llaman en el cristianismo? Se llama “entrar en el cielo” y ser “arrebatado”. Los que son verdaderamente arrebatados también pasan por el ciclo de la vida y de la muerte de tres a siete veces, tras lo cual, una vez muertos, vienen al reino espiritual, como si se hubieran quedado dormidos. Si cumplen con los requisitos pueden quedarse y asumir una posición y, a diferencia de las personas en la tierra, no se reencarnarán de una forma simple ni convencional.

Entre todas estas religiones, el final del que hablan y por el que se esfuerzan es el mismo que el logro de la realización en el budismo, solo que esta “realización” se alcanza por diferentes medios. Todos son del mismo tipo. A este grupo de seguidores de estas religiones, que son capaces de guardar estrictamente los preceptos religiosos en su conducta, Dios le provee un destino adecuado, un lugar apropiado al que ir, y se encarga de él apropiadamente. Todo esto es razonable, pero no es como la gente imagina. Ahora bien, habiendo escuchado lo que les ocurre a las personas en el cristianismo, ¿cómo os sentís? ¿Sentís que su sufrimiento es injusto? ¿Simpatizáis con ellos? (Un poco). No hay nada que pueda hacerse; solo pueden culparse a sí mismos. ¿Por qué digo esto? La obra de Dios es verdadera; Él está vivo y es práctico, y Su obra tiene como objetivo a la humanidad entera y a cada persona. ¿Por qué, entonces, no aceptan esto? ¿Por qué se oponen y persiguen a Dios tan frenéticamente? Deberían considerarse afortunados de tener un final como este; ¿por qué sentís pena por ellos? Que se les trate de esta forma demuestra una gran tolerancia. Teniendo en cuenta su grado de oposición a Dios, deberían ser destruidos, pero Él no lo hace; simplemente trata al cristianismo de la misma forma que a cualquier religión ordinaria. ¿Es, pues, necesario entrar en mayores detalles sobre las otras religiones? El ethos de todas estas religiones es que las personas sufran más dificultades, no hagan el mal, lleven a cabo buenas acciones, no insulten a los demás, no los juzguen, se aparten de las disputas y sean buenas personas; la mayoría de las enseñanzas religiosas son así. Por lo tanto, si estas personas de fe —estos seguidores de diversas religiones y denominaciones— son capaces de guardar estrictamente sus preceptos religiosos, no cometerán grandes errores o pecados durante el tiempo que estén en la tierra, y después de reencarnarse de tres a siete veces, estas personas, los que son capaces de guardar estrictamente los preceptos religiosos, en general se quedarán para asumir una posición en el reino espiritual. ¿Hay muchas personas así? (No, no hay). ¿En qué se basa tu respuesta? No es fácil hacer el bien ni regirse por reglas y leyes religiosas. El budismo no permite a las personas comer carne; ¿podrías hacerlo? Si tuvieras que vestir túnicas grises y recitar sutras y cantar los nombres de los Budas en un templo budista todo el día, ¿podrías hacerlo? No sería fácil. El cristianismo tiene los Diez Mandamientos, los mandamientos y las leyes, ¿son fáciles de guardar? No lo son, ¿verdad? Consideremos no insultar a los demás, por ejemplo: las personas simplemente son incapaces de obedecer esta regla. Incapaces de frenarse, maldicen, y después de hacerlo ya no pueden retractarse. ¿Y qué hacen entonces? Confiesan sus pecados por la noche. A veces, después de maldecir a otros, sigue habiendo odio en sus corazones, y hasta llegan tan lejos como planear cuándo van a hacerles más daño a esas personas. En resumen, para los que viven en este dogma muerto, no es fácil dejar de pecar o cometer maldades. Por lo tanto, en cada religión, solo unas pocas personas pueden realmente alcanzar la realización. ¿Das por sentado que como muchas personas siguen estas religiones, gran parte serán capaces de quedarse para asumir un papel en el reino espiritual? No son tantas; solo unas pocas son en verdad capaces de lograrlo. Generalmente es así para el ciclo de la vida y de la muerte de las personas de fe. Lo que las diferencia es que pueden alcanzar la realización y esto es lo que las diferencias de los no creyentes.

c. El ciclo de la vida y la muerte de las personas que siguen a Dios

Seguidamente, hablemos del ciclo de la vida y de la muerte de los que siguen a Dios. Esto os concierne, así que prestad atención. Primero, pensad en qué categorías pueden dividirse las personas que siguen a Dios. (El pueblo escogido de Dios y los servidores). Hay dos: el pueblo escogido de Dios y los servidores. En primer lugar, hablaremos del pueblo escogido por Dios, de lo que solo hay unas pocas. ¿A qué se refiere “persona escogida por Dios”? Después de que Él creara todas las cosas y existiera la humanidad, Dios seleccionó a un grupo de personas que lo siguieron y simplemente se les llama “el pueblo escogido de Dios”. La elección de estas personas por Su parte tiene un ámbito y un sentido especiales. El ámbito es especial en cuanto a que estaba limitado a unos pocos escogidos, que deben venir cuando Él hace una obra importante. ¿Y qué significado tiene? Al ser un grupo escogido por Dios, tiene un gran significado. Es decir, Dios desea hacer completas a estas personas, y perfectas, y después de que haya terminado Su obra de gestión, Él ganará a estas personas. ¿No es grande este significado? Así pues, estas personas escogidas son de gran importancia para Dios, porque son las que Dios pretende ganar. En cuanto a los servidores, partamos desde la predestinación de Dios, y hablemos primero de sus orígenes. El significado literal de “los servidores” es alguien que sirve. Los que sirven son transitorios; no lo hacen a largo plazo ni eternamente, sino que son contratados o reclutados de forma temporal. La mayoría de ellos son escogidos de entre los no creyentes. Cuando vienen a la tierra se decreta que asumirán el papel de prestar servicio en la obra de Dios. Pueden haber sido un animal en su vida anterior, pero también uno de los no creyentes. Esos son los orígenes de los servidores.

Volvamos a las personas escogidas por Dios. Cuando mueren, van a un lugar completamente diferente al de los no creyentes y las diversas personas de fe. Es un lugar en el que están acompañados por ángeles y mensajeros de Dios, administrado personalmente por Él. Aunque, en este lugar, las personas escogidas por Dios no son capaces de mirarlo con sus propios ojos, es diferente a cualquier otro sitio en el reino espiritual; es un lugar al que este grupo de personas va después de morir. Cuando fallecen, ellas también se someten a una investigación rigurosa por parte de los mensajeros de Dios. ¿Y qué se investiga? Los mensajeros de Dios investigan las sendas que toman estas personas a lo largo de sus vidas en su creencia en Dios, se hayan opuesto o no a Él durante ese tiempo, lo hayan maldecido o no, y hayan cometido o no pecados o maldades graves. Esta investigación plantea la pregunta de si la persona se va o se queda. ¿A qué se refiere “irse”? ¿Y “quedarse”? “Irse” se refiere a si se quedan o no en las filas de los escogidos por Dios en base a su conducta. “Quedarse” se refiere a que pueden permanecer entre las personas que Dios hace completas durante los últimos días. Él tiene disposiciones especiales para los que se quedan. Durante cada período de Su obra, Dios enviará tales personas para que actúen como apóstoles o hagan la obra de reavivar las iglesias, o cuidarlas. Pero las personas que son capaces de realizar tal obra no se reencarnan con tanta frecuencia como los no creyentes, que vuelven a nacer una y otra vez; en su lugar, vuelven a la tierra de acuerdo con las necesidades y los pasos de la obra de Dios, y no son los que se reencarnan con frecuencia. ¿Existen, pues, reglas que dicten cuándo se reencarnan? ¿Vienen una vez cada pocos años? ¿Vienen con esa frecuencia? No lo hacen. Se basa en la obra de Dios, en los pasos de Su obra y Sus necesidades, y no hay reglas. La única regla es que cuando Dios lleve a cabo la etapa final de Su obra durante los últimos días, todo este pueblo escogido vendrá. Cuando vengan todos, esta será la última vez que se reencarnarán. ¿Y por qué ocurre esto? Esto se basa en el resultado que debe lograrse durante la última etapa de la obra de Dios, porque durante esta última etapa de la obra, Él hará totalmente completas a estas personas. ¿Qué significa esto? Si, durante esta fase final, estas personas son hechas completas y perfectas, no se reencarnarán como antes; el proceso de ser humano llegará a un final completo, así como también lo hará el proceso de reencarnación. Esto tiene relación con aquellos que permanecerán. ¿Adónde van entonces los que no pueden quedarse? Los que no pueden quedarse tienen un lugar apropiado al que ir. Primeramente, como consecuencia de sus fechorías, los errores y pecados cometidos, ellos también son castigados. Después de castigarlos, Dios dispondrá que estén entre los no creyentes o entre las diversas personas de fe, como convenga a las circunstancia. Es decir, existen dos posibles circunstancias para ellos: una es, después de ser castigados, viviendo quizás entre las personas de una cierta religión cuando reencarnan, y la otra es convertirse en un no creyente. Si ocurre esto último, perderán toda oportunidad. Mientras que si pasan a ser una persona de fe, si, por ejemplo, se convierten en cristianos, seguirán teniendo la opción de volver a las filas de los escogidos por Dios; existen relaciones muy complejas en esto. En pocas palabras, si una de las personas escogidas por Dios hace algo que lo ofende, será castigada como cualquier otra. Veamos a Pablo, por ejemplo, del que hablamos anteriormente. Pablo es un ejemplo de los que son castigados. ¿Estáis captando una idea de lo que estoy hablando? ¿Es fijo el ámbito de las personas escogidas por Dios? (En su mayor parte sí). Su mayor parte es fija, pero una pequeña parte no lo es. ¿Por qué? Aquí, me he referido a la razón más obvia: cometer maldades. Cuando las personas lo hacen, Dios no las quiere, y cuando Dios no las quiere, las echa en medio de diversas razas y tipos de personas, lo que las deja sin esperanza, y dificulta su regreso. Todo esto tiene relación con el ciclo de la vida y la muerte del pueblo escogido por Dios.

Después está el ciclo de la vida y de la muerte de los servidores. Acabamos de hablar acerca de los orígenes de los servidores; es decir, fueron reencarnados de no creyentes y animales en su vida pasada. Con la llegada de la última etapa de la obra, Dios ha seleccionado de los no creyentes un grupo de tales personas, y es un grupo especial. El objetivo de Dios al escoger a estas personas es que sirvan a Su obra. “Servicio” no es una palabra que suene muy elegante ni es algo que una persona esté dispuesta a hacer, pero debemos mirar a quién va dirigido. Hay un sentido especial en la existencia de los servidores para Dios. Nadie más podría desempeñar su papel, porque Dios los escogió. ¿Y cuál es el papel de estos que prestan servicio? Servir a las personas escogidas por Dios. Por lo general, su papel es servir a la obra de Dios, cooperar con esta y con la consumación de Dios de Su pueblo escogido. Independientemente de si se están esforzando, desempeñando alguna obra o acometiendo ciertas tareas, ¿cuáles son los requisitos de Dios para estas personas? ¿Es muy exigente con ellas? (No, Dios les pide que sean leales). Los servidores también deben ser leales. Independientemente de tus orígenes, o de por qué te escogió Dios, debes ser leal a Dios, a lo que Él te comisiona, así como a la obra de la que eres responsable y el deber que cumples. Si los servidores son capaces de ser leales, y satisfacer a Dios, ¿cuál será entonces su fin? Podrán permanecer. ¿Es una bendición ser alguien que presta servicio y que permanece? ¿Qué significa permanecer? ¿Qué significa esta bendición? En estatus parecen diferentes a las personas escogidas por Dios, parecen distintas. En realidad, sin embargo, ¿no es lo que disfrutan en esta vida lo mismo que las personas escogidas por Dios? Como mínimo, en esta vida es lo mismo. No negáis esto, ¿verdad? Las declaraciones de Dios, Su gracia, Su provisión, Sus bendiciones; ¿quién no disfruta estas cosas? Todos disfrutan de tal abundancia. La identidad de quien rinde servicio es la de alguien que es un servidor, pero para Dios, están entre Sus seres creados, solo que su papel es el servidor. Como seres creados de Dios, ¿existe diferencia entre quien presta servicio y las personas escogidas por Dios? En efecto, no la hay. Hablando nominalmente, hay una diferencia, en esencia también, en términos del papel que desempeñan también, pero Dios no discrimina a estas personas. ¿Por qué se las define entonces como quienes prestan servicio? Deberíais entender esto. Los servidores provienen de los no creyentes. La mención de estos nos dice que su pasado es malo: son todos ateos, en su pasado lo fueron, no creían en Dios y eran hostiles hacia Él, la verdad y las cosas positivas. No creían en Dios y no creían que hubiera un Dios, ¿pueden entender por tanto las palabras de Dios? Es justo decir que, en gran medida, no pueden hacerlo. Del mismo modo que los animales son incapaces de entender las palabras humanas, los servidores no entienden lo que Dios está diciendo, lo que Él requiere, por qué Él hace semejantes exigencias; ellos no los entienden, estas cosas son incomprensibles para ellos, que permanecen en la ignorancia. Y, por esta razón, estas personas no poseen la vida de la que hemos hablado. Sin vida, ¿pueden entender las personas la verdad? ¿Están equipadas con la verdad? ¿Están equipadas con la experiencia y el conocimiento de las palabras de Dios? (No). Tales son los orígenes de los servidores. Pero como Dios hace que estas personas presten servicio, sigue habiendo estándares para Sus exigencias hacia ellas; Él no las mira con desdén ni es indiferente con ellas. Aunque no entienden Sus palabras y no tienen vida, Dios sigue siendo bueno con ellas, y sigue habiendo estándares de Sus exigencias para ellas. Acabáis de hablar de los mismos: ser leal a Dios, y hacer lo que Él dice. En tu servicio debes servir donde seas necesario, y debes hacerlo hasta el final. Si puedes ser un servidor leal, si puedes servir hasta el final y puedes llevar a cabo la comisión que Dios te dio, entonces vivirás una vida de valor. Si puedes hacer esto, podrás permanecer. Si pones un poco más de esfuerzo, si lo intentas con más fuerza, eres capaz de doblar tus esfuerzos para conocer a Dios, puedes hablar un poco del conocimiento de Él, puedes dar testimonio de Él y si, además, puedes entender algo de Sus intenciones, puedes cooperar en Su obra y ser de alguna forma considerado hacia Sus intenciones, tú, el que presta servicio, tendrás un cambio de fortuna. ¿Y cuál será este cambio de fortuna? Dejarás de ser capaz de permanecer sencillamente. Basándose en tu conducta y en tus aspiraciones y tus búsquedas personales, Dios te convertirá en uno de los escogidos. Este será tu cambio de fortuna. Para los servidores, ¿qué es lo mejor de esto? Es que puedan llegar a ser una de las personas escogidas por Dios. Se conviertan en una de las personas escogidas por Dios, significa que ya no se reencarnan más como animal tal como ocurre con el no creyente. ¿Es eso bueno? Lo es, y son buenas noticias. Es decir, los servidores pueden moldearse. No es el caso de que cando Dios destina a un servidor a servir, él lo hará eternamente; eso no es necesariamente así. Basándose en la conducta individual, Dios lo manejará y le contestará de forma diferente.

Sin embargo, algunos de los servidores son incapaces de servir hasta el final; durante su servicio, algunos se rinden a mitad de camino y abandonan a Dios, algunos hacen muchas cosas malas, y otros incluso causan un daño y un deterioro tremendos a la obra de Dios; algunos hasta llegan a maldecir a Dios, y así sucesivamente; ¿y qué significan estas consecuencias irremediables? Cualquiera de tales actos malvados significa la finalización de su servicio. Como tu conducta durante tu servicio ha sido demasiado deficiente, como te has excedido, cuando Dios vea que tu servicio no cumple los requisitos te despojará de tu elegibilidad para servir, no te dejará hacerlo, te quitará de delante de Sus ojos y de la casa de Dios. ¿Acaso no es que no quieres servir? ¿No deseas siempre hacer el mal? ¿No eres siempre infiel? Bien, entonces hay una solución fácil: se te despojará de tu elegibilidad para servir. Para Dios, despojar a quien presta servicio de su elegibilidad para servir significa que se ha proclamado el final de esta persona, y ya no se le podrá elegir más para servir a Dios, Él ya no necesita más su servicio, y por muchas cosas agradables que diga sus palabras serán en vano. Cuando las cosas han llegado a este punto, la situación se ha vuelto irremediable; los que prestan servicio así no tienen vuelta atrás. ¿Y cómo trata Dios a estas personas? ¿Hace simplemente que dejen de servir? No. ¿Impide simplemente que permanezcan? ¿O los pone a un lado, y espera que rectifiquen? No lo hace. Dios no es tan amoroso con los servidores, de verdad. Si una persona tiene este tipo de actitud en su servicio a Dios, como consecuencia de esta actitud Él la despojará de su elegibilidad para servir, y la echará de nuevo entre los no creyentes. ¿Y cuál es el destino de quien presta servicio y ha sido echado entre los no creyentes? Es el mismo que el de estos: reencarnarse como un animal y recibir el castigo de los no creyentes en el reino espiritual. Y Dios no tendrá ningún interés personal en su castigo, porque ya no tendrán ninguna relevancia para Su obra. Este no es solo el final de su vida de fe en Dios, sino también el de su propio destino, la proclamación de este. Por tanto, si los servidores sirven deficientemente, ellos mismos tendrán que pagar las consecuencias. Si uno de ellos es incapaz de servir hasta el final o es despojado de su elegibilidad para servir a mitad de camino, será echado entre los no creyentes; y, si esto ocurre, será tratado como el ganado, y de la misma forma como las personas sin intelecto o racionalidad. Cuando lo expreso así, lo entendéis, ¿verdad?

Lo anterior es cómo Dios maneja el ciclo de la vida y de la muerte de Sus personas escogidas y de los servidores. ¿Cómo os sentís después de haber oído esto? ¿He hablado con anterioridad de este tema? ¿He hablado con anterioridad del tema de las personas escogidas por Dios y los servidores? Sí lo he hecho, pero no lo recordáis. Dios es justo con Sus personas escogidas y los servidores. Él es justo en todos los aspectos. ¿Hay algún lugar donde puedas encontrar falla en esto? Hay personas que dirán: “¿Por qué es Dios tan tolerante con los escogidos? ¿Y por qué solo es un poco paciente con los que prestan servicio?”. ¿Desea alguien defender a los servidores? “¿Puede Dios dar más tiempo a los servidores, y ser más paciente y tolerante con ellos?”. ¿Es correcto expresar esta inquietud? (No, no lo es). ¿Y por qué no? (Porque realmente se nos ha demostrado favor simplemente por el hecho de convertirnos en servidores). ¡Ya se les ha demostrado favor simplemente permitiéndoles servir! Sin el calificativo “servidores”, y sin la obra que llevan a cabo, ¿dónde estarían estas personas? Estarían entre los no creyentes, viviendo y muriendo con el ganado. ¡Qué grandes gracias disfrutan hoy, permitiéndoseles venir delante de Dios, y a Su casa! ¡Esta es una gracia tremenda! Si Dios no te hubiera dado la oportunidad de servir, nunca habrías tenido la oportunidad de venir delante de Él. Por decir lo menos, aunque seas budista y hayas alcanzado la realización, como mucho eres un recadero en el reino espiritual; nunca te encontrarás con Dios ni oirás Su voz, ni Sus palabras, ni sentirás Su amor y bendiciones para ti, y jamás podrías estar cara a cara con Él. La única cosa que los budistas tienen delante son las tareas simples. No pueden conocer a Dios en absoluto, y simplemente cumplen y se someten, ¡mientras que los servidores ganan mucho durante esta etapa de la obra! Primeramente, pueden venir cara a cara con Dios, oír Su voz, Sus palabras, y experimentar las gracias y bendiciones que Él concede a las personas. Además, pueden disfrutar las palabras y las verdades otorgadas por Dios. ¡Los servidores realmente ganan mucho! Por tanto, si como alguien que presta servicio, ni siquiera puedes hacer el esfuerzo correcto, ¿seguiría Dios manteniéndote? Él no puede mantenerte. Él no pide mucho de ti, pero tú no haces adecuadamente nada de lo que Él te pide, no te has ceñido a tu obligación. Por tanto, sin duda, Dios no puede mantenerte. Así es Su carácter justo. Él no te sobreprotege, pero tampoco te discrimina. Estos son los principios por los cuales actúa Dios. Él trata a todas las personas y seres creados de esta forma.

Cuando se trata del reino espiritual, si los diversos seres que se encuentran en él hacen algo incorrecto, si no cumplen como es debido con su tarea, Dios tiene edictos celestiales y decretos correspondientes para ocuparse de ellos; esto es irrefutable. Por tanto, durante la obra de varios miles de años de gestión de Dios, algunos alguaciles que hicieron lo incorrecto fueron exterminados; algunos siguen hoy estando retenidos y siendo castigados. Esto es a lo que debe enfrentarse cada ser en el reino espiritual. Si hacen algo erróneo o cometen maldades, se les castiga, que es lo mismo que la estrategia de Dios con Sus personas escogidas y los servidores. Y así, tanto en el reino espiritual como en el mundo material, los principios por los que Dios actúa no cambian. Independientemente de si puedes ver o no las acciones de Dios, Sus principios no cambian. En todo momento, Él ha tenido los mismos principios en Su estrategia con todas las cosas y en Su manejo de estas. Esto es inmutable. Dios será benevolente con aquellos de entre los no creyentes que vivan de una manera relativamente adecuada, y guardará oportunidades con las personas de cada religión que se comporten bien y no hagan el mal, permitiéndoles desempeñar su papel en todas las cosas gestionadas por Él, y llevar a cabo lo que deberían hacer. De forma parecida, entre los que siguen a Dios, entre Sus personas escogidas, Él no discrimina a nadie según estos principios suyos. Él es benevolente con todos los que son capaces de seguirlo sinceramente, y ama a todos los que lo hacen de forma sincera. Sencillamente, lo que Él concede a estos varios tipos de personas —los no creyentes, las diversas personas de fe y las escogidas por Él— es diferente. Tómese a los no creyentes: aunque no creen en Dios, y Él los ve como ganado, entre todas las cosas cada uno de ellos tiene alimentos para comer, un lugar propio y un ciclo normal de vida y muerte. Los que hacen el mal son castigados y los que hacen el bien son bendecidos y reciben la bondad de Dios. ¿No son así las cosas? Para las personas de fe, si son capaces de regirse estrictamente por los preceptos religiosos cada vez que vuelven a nacer, después de todos esos nuevos renacimientos Dios les hará finalmente Su proclamación. De manera similar, para vosotros hoy, ya seáis uno de los del pueblo escogido de Dios o un servidor, Dios también os alineará y determinará vuestro fin de acuerdo con las regulaciones y decretos administrativos que Él ha establecido. Entre estos diversos tipos de personas, los diversos tipos de personas de fe que pertenecen a las distintas religiones, ¿les ha proporcionado Dios un espacio para vivir? ¿Dónde está el judaísmo? ¿Ha interferido Dios en su fe? Él no lo ha hecho. ¿Y qué ocurre con el cristianismo? Él no ha interferido tampoco. Él les permite ceñirse a sus propios procedimientos, y no habla con ellos ni les da ilustración alguna; tampoco les revela nada: “Si piensas que es correcto, ¡cree entonces de esta manera!”. Los católicos creen en María, y que por medio de ella se transmitieron las nuevas a Jesús; esta es su forma de creencia. ¿Y ha corregido Dios su fe alguna vez? Él les da rienda suelta, no les presta atención y les proporciona cierto espacio en el cual vivir. ¿Ocurre lo mismo con los musulmanes y los budistas? Él también ha establecido límites para ellos y les permite tener su propio espacio de vida, sin interferir en su respectiva fe. Todo está bien ordenado. ¿Qué percibís en todo esto? Que Dios posee autoridad, pero que no abusa de ella. Él dispone todas las cosas en un orden perfecto, y es metódico; en esto reside Su sabiduría y omnipotencia.

Hoy hablamos de un tema nuevo y especial, concerniente a asuntos del reino espiritual: es un aspecto de la administración de Dios del reino espiritual y de Su dominio del mismo. Cuando no entendíais estas cosas, podíais haber dicho: “Todo lo que tiene que ver con esto es un misterio, y no tiene nada que ver con nuestra entrada en la vida; estas cosas están separadas de cómo viven realmente las personas, y no necesitamos entenderlas ni deseamos oír de ellas. No tienen relación en absoluto con conocer a Dios”. Ahora bien, ¿pensáis que pensar así supone algún problema? ¿Es un pensamiento correcto? (No). No, no lo es, y plantea graves problemas. Esto se debe a que si deseas entender cómo gobierna Dios sobre todas las cosas, no puedes limitarte a entender únicamente lo que puedes ver y obtener por medio de tu pensamiento. También debes entender algo del otro mundo que es invisible para ti, pero que está inextricablemente vinculado a este que puedes ver. Esto concierne a la soberanía de Dios, al tema de “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”; es información al respecto. Sin ella habría defectos y deficiencias en el conocimiento que las personas tienen de cómo Dios es la fuente de vida para todas las cosas. Así pues, se puede decir que lo que hemos hablado hoy ha redondeado lo que dijimos con anterioridad, así como el contenido de “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”. Una vez entendido esto, ¿podéis conocer ahora a Dios por medio de este contenido? Y lo más importante es que hoy os he transmitido una información sumamente importante sobre los servidores. Sé que os gusta de verdad escuchar temas como este, que os preocupáis realmente por estas cosas; ¿os sentís, pues, satisfechos con lo que he hablado hoy? (Sí, nos sentimos satisfechos). Puede que no tengáis una fuerte impresión de otras cosas, pero sí tenéis una impresión particularmente fuerte de lo que se ha dicho sobre los servidores, porque este tema toca el alma de cada uno de vosotros.

Las exigencias de Dios a la humanidad

a. La identidad y el estatus de Dios mismo

Hemos llegado al final del tema de “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”, y también del tema de “Dios es el único Dios mismo”. Siendo así, debemos hacer un resumen. ¿Qué clase de resumen debemos hacer? Una conclusión sobre Dios mismo. Es por ello que debe guardar relación inevitable con cada aspecto de Él, así como con la forma que tienen las personas de creer en Él. Así pues, primero tengo que preguntaros: una vez oídos estos sermones, ¿quién es el Dios en vuestra mente? (El Creador). El Dios en vuestra mente es el Creador. ¿Hay algo más? Dios es el Señor de todas las cosas. ¿Son estas palabras apropiadas? (Sí son apropiadas). Dios es el que gobierna sobre todas las cosas y las administra. Él creó todo lo que hay, lo administra, y gobierna sobre ello y provee para ello. Este es el estatus de Dios, y es Su identidad. Para todas las cosas y para todo lo que hay, la verdadera identidad de Dios es el Creador, y el Soberano de toda la creación. Tal es la identidad que posee Dios, y Él es único entre todas las cosas. Ninguna de las criaturas de Dios —tanto si están en medio de la humanidad como en el reino espiritual— puede usar ningún medio ni excusa para suplantar o reemplazar la identidad y el estatus de Dios, porque solo hay Uno entre todas las cosas que posee esta identidad, poder, autoridad y la capacidad de gobernar sobre toda la creación: nuestro único Dios mismo. Él vive y se mueve entre todas las cosas; puede ascender al lugar más elevado, sobre todas ellas. Puede humillarse haciéndose humano, siendo uno entre los que son de carne y hueso, enfrentarse cara a cara con las personas y compartir penas y alegrías con ellas, mientras al mismo tiempo, Él ordena todo lo que existe, y decide el destino de todo lo que hay, y la dirección en la que se mueve. Además, guía el destino de toda la humanidad, y su dirección. Todos los seres vivientes deben adorar, someterse y conocer a un Dios como este. Por tanto, independientemente del grupo o tipo al que pertenezcas dentro de la humanidad, creer en Dios, seguir a Dios, temerlo, aceptar Su dominio y Sus disposiciones para tu destino es la única opción, y la necesaria para cualquier persona, para cualquier ser viviente. En la singularidad de Dios, las personas ven que Su autoridad, Su carácter justo, Su esencia y los medios por los que Él provee para todas las cosas son todos completamente únicos; esta singularidad determina la verdadera identidad de Dios mismo y Su estatus. Por tanto, entre todas las criaturas, si algún ser viviente en el reino espiritual o en medio de la humanidad deseara estar en el lugar de Dios, sería imposible lograrlo, como también lo sería cualquier intento por hacerse pasar por a Dios. Esto es una realidad. ¿Cuáles son las exigencias para la humanidad de un Creador y Soberano como este, que posee la identidad, el poder y el estatus de Dios mismo? Esto debería quedarle claro a todo el mundo y todos deberían recordarlo; ¡esto es muy importante tanto para Dios como para el hombre!

b. Las diversas actitudes de la humanidad hacia Dios

El comportamiento de las personas hacia Dios determina su destino, cómo se comporta Él con ellas y cómo se ocupa de ellas. En este punto voy a daros algunos ejemplos de cómo se comportan las personas con Dios. Oigamos algo respecto a si las formas y las actitudes con las que se comportan hacia Dios son correctas o no. Consideremos la conducta de los siguientes siete tipos de personas:

1) Hay un tipo de personas cuya actitud hacia Dios es particularmente absurda. Piensan que Él es como un bodhisattva o ser santo de la tradición humana, que necesita que las personas se inclinen tres veces cuando se encuentran y quemen incienso después de haber comido. Y de esta forma, cuando en sus corazones están agradecidos a Dios por Su gracia, y le están agradecidos a Él, sienten con frecuencia tal impulso. Por eso desean que el Dios en el que creen hoy pueda, como el ser santo que anhelan en sus corazones, aceptar la conducta hacia Él en la que se inclinan tres veces cuando se encuentran y queman incienso después de comer.

2) Algunas personas ven a Dios como un Buda viviente capaz de sacar a todos los vivos del sufrimiento, y de salvarlos; ven a Dios como un Buda viviente capaz de sacarlos del mar de la aflicción. La creencia de estas personas en Dios consiste en adorarlo como a un Buda. Aunque no queman incienso, no se arrodillan ni hacen ofrendas, en sus corazones su Dios es tan solo ese Buda, que únicamente pide que sean buenos y caritativos, que no maten a ningún ser vivo, que no maldigan a otros, que vivan una vida que parezca honesta, y que no hagan nada malo; solo estas cosas. Este es el Dios en sus corazones.

3) Algunas personas adoran a Dios como alguien grande o famoso. Por ejemplo, cualesquiera que sean los medios por los que a esta persona le gusta hablar, la entonación con la que lo hace, las palabras y el vocabulario que emplea, su tono, sus gestos con las manos, sus opiniones y acciones, su comportamiento, lo copian todo, y estas son cosas que deben llegar a generar por completo en el curso de su creencia en Dios.

4) Algunas personas ven a Dios como un monarca, sienten que Él está sobre todo lo demás, y nadie se atreve a ofenderle; y si lo hacen, serán penalizadas. Adoran a un monarca así, porque los monarcas ocupan cierto lugar en sus corazones. Los pensamientos, las maneras, la autoridad y la naturaleza de los monarcas, incluso sus intereses y su vida personal, todo ello pasa a ser algo que estas personas deben entender, asuntos y temas que les conciernen y, por tanto, adoran a Dios como un monarca. Dicha forma de creencia es ridícula.

5) Algunas personas tienen una fe particular en la existencia de Dios, una fe profunda e inquebrantable. Como su conocimiento de Dios es tan superficial y no tienen mucha experiencia de Sus palabras, le adoran como a un ídolo. Este ídolo es Dios en sus corazones, algo que deben temer, ante lo que deben inclinarse, algo que deben seguir e imitar. Ven a Dios como un ídolo, uno que deben seguir toda su vida. Copian el tono con el que Dios habla, y externamente imitan a aquellos que le gustan a Él. A menudo hacen cosas que parecen ingenuas, puras y honestas, e incluso siguen a este ídolo como a un cónyuge o compañero del que nunca pueden separarse. Esa es su forma de creencia.

6) A pesar de haber leído muchas de las palabras de Dios y haber oído mucha predicación, algunos sienten en su corazón que el único principio de su conducta hacia Dios es que siempre deberían ser obsequiosos y aduladores, o bien alabar a Dios y elogiarlo de una forma poco realista. Creen que Dios es un Dios que les exige comportarse de esa forma, y que si no lo hacen pueden provocar en cualquier momento Su ira o pecar contra Él, y que como consecuencia del pecado Él los castigará. Ese es el Dios en su corazón.

7) Y después está la mayoría de las personas, que encuentra sustento espiritual en Dios. Como estas personas viven en este mundo, no tienen paz ni felicidad, y no encuentran alivio en ninguna parte. Después de encontrar a Dios, cuando han visto y oído Sus palabras, están gozosos y extasiados secretamente en su corazón. Esto se debe a que ellos creen haber encontrado por fin un lugar que les traerá felicidad, a un Dios que les proveerá sustento espiritual. Después de que han aceptado a Dios y han empezado a seguirlo, son felices, sus vidas se satisfacen, y ya no son como los no creyentes que hacen las cosas por inercia como animales, y sienten que tienen algo que esperar de ella. Así pues, piensan que este Dios puede satisfacer sus necesidades espirituales y aportarles gran felicidad tanto mental como espiritual. Sin darse cuenta, son incapaces de abandonar a este Dios que les da sustento espiritual, que aporta felicidad a su espíritu y a toda su familia. Piensan que la creencia en Dios no debe hacer nada más que aportarles sustento espiritual.

¿Existen entre vosotros las actitudes hacia Dios de estos diversos tipos de personas mencionadas anteriormente? (Sí existen). Si, en su creencia en Dios, el corazón de alguien contiene alguna de estas actitudes, ¿es capaz de venir sinceramente delante de Dios? Si alguien tiene alguna de estas actitudes en su corazón, ¿cree en Dios? ¿Cree en el único Dios mismo? (No). Como no crees en el único Dios mismo, ¿en quién lo haces? Si eso en lo que crees no es el único Dios mismo, es posible que creas en un ídolo, en un gran hombre, o en un bodhisattva; que adores a Buda en tu corazón. Además, es posible que creas en una persona corriente. En resumen, debido a las diversas formas de creencia y a las actitudes de las personas hacia Dios, estas ponen en su corazón al Dios de su propio conocimiento, le imponen su imaginación, ponen sus actitudes y sus imaginaciones sobre Dios, a la misma altura que el único Dios mismo y, posteriormente, las mantienen en alto para que sean consagradas. ¿Qué significa cuando las personas tienen actitudes tan impropias hacia Dios? Significa que han rechazado al verdadero Dios mismo y adoran a un dios falso, y significa que al mismo tiempo que creen en Dios, lo rechazan y se oponen a Él, y niegan la existencia del Dios verdadero. Si las personas siguen aferrándose a tales formas de creencia, ¿cuál será la consecuencia para ellas? Con este tipo de creencia, ¿son capaces de acercarse aún más al cumplimiento de las exigencias de Dios? (No, no lo son). Todo lo contrario; debido a sus conceptos y fantasías, las personas se alejarán todavía más del camino de Dios, porque la dirección que buscan es la opuesta a la que Él requiere de ellas. ¿Habéis oído alguna vez la historia de “ir al sur llevando el carro hacia el norte”? Este bien puede ser el caso de ir hacia el sur conduciendo el carro hacia el norte. Si las personas creen en Dios de una forma tan ridícula, entonces cuanto más intensamente lo intentes, más lejos estarás de Dios. Por tanto, os advierto esto: antes de ponerte en marcha, debes discernir si vas en la dirección correcta. Céntrate en tus esfuerzos, y asegúrate de preguntarte: “El Dios en el que creo, ¿es el Soberano de todas las cosas? ¿Es este Dios en el que creo tan solo alguien que me da sustento espiritual? ¿Es Él mi ídolo? ¿Qué pide de mí este Dios en el que creo? ¿Aprueba Dios todo lo que hago? ¿Es conocer a Dios el objetivo de todo lo que hago y busco? ¿Concuerda esto con las exigencias de Dios para mí? ¿Reconoce y aprueba Dios la senda por la que camino? ¿Está Dios satisfecho con mi fe?”. Deberías plantearte estas preguntas a menudo y repetidas veces. Si deseas buscar el conocimiento de Dios, debes tener una conciencia y unos objetivos claros antes de poder satisfacerle.

¿Es posible que, como consecuencia de Su tolerancia, Dios acepte de mala gana estas actitudes impropias de las que acabo de hablar? ¿Podría Él elogiar las actitudes de estas personas? (No). ¿Cuáles son las exigencias de Dios para la humanidad y para aquellos que le siguen? ¿Qué actitud exige Él de las personas? ¿Lo tenéis claro? Hoy he dicho mucho, he hablado mucho sobre el tema de Dios mismo, así como de los hechos de Dios y lo que Él tiene y es. ¿Sabéis ahora qué desea obtener Él de las personas? ¿Sabes qué quiere Dios de ti? Hablad. Si vuestro conocimiento de las experiencias y la práctica siguen siendo insuficiente y muy superficial, podéis decir algo respecto a vuestro conocimiento de estas palabras. ¿Tenéis un conocimiento sumario? ¿Qué pide Dios del hombre? (Durante estas varias comuniones, Dios ha insistido en requerir que conozcamos a Dios, que conozcamos Sus hechos, que sepamos que Él es la fuente de vida para todas las cosas, y que conozcamos Su estatus e identidad). ¿Y cuál es el resultado final cuando Dios pide que las personas le conozcan? (Saben que Dios es el Creador, y que las personas son seres creados). Cuando consiguen tal conocimiento, ¿qué cambios se producen en la actitud de las personas hacia Dios, en su desempeño del deber o en su carácter de vida? ¿Habéis pensado alguna vez sobre esto? ¿Podría decirse que, tras conocer a Dios y entenderle, se vuelven personas buenas? (La creencia en Dios no es buscar ser una buena persona. Más bien es la búsqueda de volverse un ser creado de Dios que esté a la altura de las expectativas y de ser una persona honesta). ¿Hay algo más? (Después de conocer a Dios verdadera y correctamente, podemos comportarnos con Dios como tal, sabemos que Dios siempre es Dios, que somos seres creados; deberíamos adorar a Dios, y estar en la posición correcta). ¡Muy bien! Oigamos a otros. (Conocemos a Dios, y somos finalmente capaces de ser personas que le obedecen y temen verdaderamente, y se apartan del mal). ¡Es correcto!

c. La actitud que Dios exige que la humanidad tenga hacia Él

En realidad, Dios no es muy exigente con la humanidad, o al menos, no tanto como las personas imaginan. Si Dios no hubiera pronunciado ninguna palabra, y si Él no hubiera expresado Su carácter ni Sus hechos, entonces conocerle sería extremadamente difícil para vosotros, porque las personas tendrían que deducir Sus propósitos y deseos, algo muy difícil de hacer. Sin embargo, en la etapa final de Su obra, Él ha pronunciado muchas palabras, ha hecho gran cantidad de obras, y ha puesto muchas exigencias al hombre. En Sus palabras, y Su gran cantidad de obra, ha informado a las personas sobre lo que le gusta, lo que aborrece y qué tipo de personas deberían ser. Después de entender estas cosas, las personas deberían tener en su corazón una definición precisa de las exigencias de Dios, porque no creen en Dios en medio de la vaguedad y ya no creen más en un Dios vago, ni tienen fe en Dios en medio de la vaguedad o la nada. En su lugar, las personas son capaces de oír las declaraciones de Dios, de entender los estándares de Sus exigencias y alcanzarlos, y Dios emplea el lenguaje de la humanidad para decir a las personas todo lo que deberían conocer y entender. Ahora, si las personas siguen sin saber qué es Dios y qué exige de ellos, si no saben por qué debe uno creer en Dios ni cómo creer o tratar con Él, entonces existe un problema en esto. Justo ahora, cada uno de vosotros habló de un ámbito en particular; sois conscientes de algunas cosas, específicas o generales. No obstante, deseo comentaros las exigencias correctas, completas y específicas de Dios para la humanidad. Son solo unas pocas palabras, y muy simples; puede que ya las conozcáis. Las exigencias correctas de Dios para la humanidad y para aquellos que lo siguen son las siguientes. Él exige cinco cosas a aquellos que lo siguen: creencia sincera, seguimiento leal, sumisión absoluta, conocimiento genuino y temor sincero.

En estas cinco cosas, Dios exige que las personas no lo cuestionen más y que no lo sigan usando su imaginación o puntos de vista confusos y abstractos; no deben seguir a Dios basado en fantasías o nociones. Él exige que cada uno de los que lo siguen lo hagan lealmente, no con poco entusiasmo o sin compromiso. Cuando Dios te pone exigencias, te prueba, te juzga, te poda, o te disciplina y te golpea, deberías someterte de forma absoluta. No deberías preguntar la causa ni poner condiciones, y mucho menos hablar de razones. Tu sumisión debe ser absoluta. Conocer a Dios es el ámbito en el que las personas son más deficientes. Con frecuencia imponen sobre Dios dichos, declaraciones y palabras que no tienen relación con Él, y creen que tales palabras son la definición más precisa del conocimiento de Dios. No saben que estos dichos, que proceden de la imaginación humana, de su propio razonamiento y conocimiento, no tienen la más mínima relación con la esencia de Dios. Por tanto, quiero deciros que, cuando se trata del conocimiento que Dios desea que tengan las personas, Él no pide simplemente que lo reconozcas junto a Sus palabras, sino también que tu conocimiento de Él sea correcto. Incluso si sólo puedes decir una frase, o sólo eres consciente de un poco, este poco de conciencia es correcto y verdadero, y es compatible con la esencia de Dios mismo. Esto se debe a que Él detesta la alabanza y los elogios hacia Él poco realistas y apresurados. Además, Él aborrece que las personas le traten como al aire. Odia que, durante el debate de temas sobre Dios, las personas hablen sin considerar los hechos, a su antojo y sin dudarlo, según lo crean adecuado; además, odia a los que creen conocer a Dios, y se jactan de ello, exponiendo temas relacionados con Él sin contención ni reservas. La última de las cinco exigencias anteriormente mencionadas era el temor sincero. Esta es la exigencia definitiva de Dios para todos los que lo siguen. Cuando alguien posee el conocimiento correcto y verdadero de Dios, es capaz de temerlo realmente y apartarse del mal. Este temor procede de las profundidades de su corazón y es voluntario, no por imposición de Dios. Él no pide que le regales ninguna buena actitud, conducta, o comportamiento externo, sino que te pide que lo temas y le tengas miedo desde lo profundo de tu corazón. Este temor se alcanza como consecuencia de cambios en tu carácter vital, de lograr el conocimiento de Dios y la comprensión de Sus hechos, de llegar a entender Su esencia, y porque has reconocido el hecho de que eres uno de Sus seres creados. Por tanto, Mi objetivo al emplear la palabra “sincero” para definir el temor aquí es que los seres humanos entiendan que su temor de Dios debería provenir del fondo de sus corazones.

Considerad ahora esas cinco exigencias: ¿hay alguno entre vosotros que pueda alcanzar las tres primeras? Me refiero a la creencia sincera, el seguimiento leal y la obediencia absoluta. ¿Hay alguno entre vosotros capaz de cumplir con estas cosas? Sé que si me refiriera a las cinco, indudablemente no lo sería nadie de vosotros; pero lo he reducido a tres. Pensad si las habéis logrado o no. ¿Es la “creencia sincera” fácil de alcanzar? (No, no lo es). No es fácil, porque las personas cuestionan frecuentemente a Dios. ¿Y qué hay del “seguimiento leal”? ¿A qué se refiere este “leal”? (No ser poco entusiasta, sino decidido). No ser poco entusiasta, sino decidido. ¡Habéis dado en el clavo! ¿Sois capaces, pues, de lograr esta exigencia? Tenéis que intentarlo con más fuerza, ¿verdad? En este momento aún tenéis que conseguirlo. ¿Y qué ocurre con la “obediencia absoluta”, la habéis conseguido? (No). Tampoco la habéis conseguido. A menudo os falta sumisión y sois rebeldes; a menudo no escucháis ni deseáis someteros, ni queréis oír. Estas son las tres exigencias fundamentales que cumplen las personas tras lograr su entrada en la vida, pero todavía tenéis que alcanzarlas. Así pues, en este momento, ¿tenéis un gran potencial? Hoy, tras haberme oído decir estas palabras, ¿os sentís angustiados? (Sí). Es correcto que os sintáis angustiados. No dejéis de sentiros angustiados, Yo me siento angustiado por vosotros. No me detendré en las otras dos exigencias; sin duda, nadie es capaz de lograrlas. Estáis angustiados. ¿Habéis determinado vuestros objetivos? ¿Qué objetivos, en qué dirección deberíais buscar y dedicar vuestros esfuerzos? ¿Tenéis un objetivo? Permitidme hablar con claridad: cuando logréis estas cinco exigencias, habréis satisfecho a Dios. Cada una de ellas es un indicador, además de un objetivo final, del grado de maduración de la entrada en la vida de una persona. Incluso si sólo escogiera una sola de estas exigencias para hablar de ella en detalle y la requiriera de vosotros, no sería fácil de lograr; debéis soportar un grado de dificultad y poner cierta cantidad de esfuerzo. ¿Y qué tipo de mentalidad deberíais tener? Tendría que ser la misma que la de un paciente con cáncer que espera para ir a la mesa de operaciones. ¿Y por qué digo esto? Si deseas creer en Dios, ganar a Dios y Su satisfacción, si no soportas un grado de dolor o pones cierta cantidad de esfuerzo, no serás capaz de conseguir estas cosas. Habéis oído mucha predicación, pero haberla oído no significa que sea vuestra; debes absorberla y transformarla en algo que te pertenezca, debes asimilarla en tu vida y traerla a tu existencia, permitiendo que estas palabras y esta predicación guíen tu forma de vivir y traigan valor existencial y sentido a tu vida. Entonces te habrá merecido la pena oírlas. Si las palabras que hablo no provocan ninguna mejora en tu vida, ningún valor a tu existencia, no tiene sentido escucharlas. Entendéis esto, ¿verdad? Una vez entendido esto, lo que queda está en vuestras manos. ¡Debéis poneros a trabajar! ¡Debéis ser serios en todas las cosas! No os hagáis un lío; ¡el tiempo vuela! La mayoría de vosotros ya ha creído en Dios durante más de diez años. Recuerda esos diez años: ¿cuánto habéis obtenido? ¿Y cuántas décadas de esta vida os quedan? No muchas. Olvídate de si la obra de Dios te espera, de si Él te ha dejado una oportunidad, de si Él realizará la misma obra otra vez; no hables sobre estas cosas. ¿Puedes retroceder tus últimos diez años? Con cada día que pasa y cada paso que das, los días que te quedan se reducen en uno. ¡El tiempo no espera a ningún hombre! Sólo ganarás a partir de tu fe en Dios si la enfocas como la cosa más grande de tu vida, más importante que la comida, la ropa o cualquier otra cosa. Si sólo crees cuando tienes tiempo, y eres incapaz de dedicar toda tu atención a tu creencia, si siempre estás atolondrado en tu fe, entonces no obtendrás nada. Entendéis esto, ¿verdad? Terminaremos aquí por hoy. ¡Hasta la próxima vez!

15 de febrero de 2014

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