La encarnación de Dios El juicio de los últimos días Las tres etapas de la obra de Dios Sobre los nombres de Dios Conocer al único Dios verdadero La Era de la Gracia y la Era del Reino Conocer a Cristo La obra de Dios y la obra del hombre Distinguir al Cristo verdadero de los falsos Cristos Conocer la obra de Dios y Su carácter La Biblia y Dios Interpretación de la Trinidad Conocer la voz de Dios El verdadero significado del arrebatamiento La Iglesia de Dios y la religión La esencia desobediente a Dios del mundo religioso y de los poderosos La esencia y la causa de la maldad del mundo Acerca de los grandes desastres El desenlace de cada tipo de persona La promesa de Dios y el destino del hombre
  • 20 tipos de verdades del Evangelio
    • La encarnación de Dios
    • El juicio de los últimos días
    • Las tres etapas de la obra de Dios
    • Sobre los nombres de Dios
    • Conocer al único Dios verdadero
    • La Era de la Gracia y la Era del Reino
    • Conocer a Cristo
    • La obra de Dios y la obra del hombre
    • Distinguir al Cristo verdadero de los falsos Cristos
    • Conocer la obra de Dios y Su carácter
    • La Biblia y Dios
    • Interpretación de la Trinidad
    • Conocer la voz de Dios
    • El verdadero significado del arrebatamiento
    • La Iglesia de Dios y la religión
    • La esencia desobediente a Dios del mundo religioso y de los poderosos
    • La esencia y la causa de la maldad del mundo
    • Acerca de los grandes desastres
    • El desenlace de cada tipo de persona
    • La promesa de Dios y el destino del hombre
La Era de la Gracia y la Era del Reino

Las diferencias entre el camino del arrepentimiento en la Era de la Gracia y el camino de la vida eterna en los últimos días

En la Era de la Gracia, Jesús hizo mucho de esa obra, como curar enfermedades, expulsar demonios, imponer Sus manos sobre el hombre para orar por él y bendecirlo. Sin embargo, continuar haciéndolo no serviría para nada en el presente. El Espíritu Santo obraba de esa forma en ese momento, porque era la Era de la Gracia, y se mostró suficiente gracia al hombre para su disfrute.