Jesús fue crucificado como ofrenda para redimir al hombre. Nosotros hemos aceptado al Señor y obtuvimos la salvación. ¿Por qué todavía tenemos que aceptar el juicio y purificación de Dios Todopoderoso?
Respuesta: En la Era de Gracia, el Señor Jesús hizo la obra de redención. Esa no fue la obra del juicio final para salvar a todos los hombres. La obra de redención fue un sacrificio para expiar los pecados del hombre a través de Jesús. Él nos salvó de las garras de Satanás. Nos hizo arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar la salvación. Nos hizo aptos para ir ante Dios y disfrutar de Su gracia y bendición. Ese fue el significado de la redención. Pero mucha gente no lo entendió. La gente piensa que con la redención de Jesús toda la humanidad se salvó y entró en el reino de los cielos. Esa idea ha salido de la imaginación del hombre. Fuimos redimidos por el Señor Jesús. Eso sí es cierto. ¿Pero, esto cambió nuestra naturaleza pecaminosa? Que Dios nos haya perdonado, ¿significa que nos hemos santificado? Entonces, ¿por qué seguimos pecando? ¿Pueden los pecadores obtener la aprobación del Señor? Poca gente ha considerado este problema, y nunca hemos visto a nadie entender verdaderamente esta cuestión. El Señor Jesús nos redimió de un estado de pecado. Él nos perdonó, nos concedió la salvación y todo ello es un hecho. Pero después, en la medida en que creemos y seguimos al Señor, traicionamos Sus enseñanzas y nos rendimos ante nuestros deseos carnales al pecar. Hacemos cosas como mentir cometer fraudes y engañar, nos dedicamos a intrigar y buscamos fama y fortuna. Sucumbimos ante la vanidad y la codicia y seguimos las tendencias malignas del mundo. Además, en tiempos duros y amargos, no entendemos a Dios y hasta le culpamos e incluso le abandonamos y le traicionamos. Cuando la obra de Dios no coincide con lo que los hombres pensamos la juzgamos a la ligera condenando a Dios. A la vez que seguimos a Dios también adoramos y seguimos al hombre. La gente vive en un ciclo de pecado y arrepentimiento y es difícil escapar de él. No podemos librarnos de nuestro cautiverio y controlar nuestra naturaleza satánica. Es la realidad. Y a pesar de que la obra de redención del Señor Jesús ya está hecha, los pecados de la gente son perdonados y ya no son maldecidos por violar las leyes de Dios, y pueden venir para orar ante Dios, y también para disfrutar de la gracia divina, eso no significa que la obra de Dios de salvar a la humanidad haya concluido, porque la naturaleza pecadora aún está entre nosotros. La gente está controlada por su naturaleza satánica para resistirse y traicionar a Dios. La gente no conoce a Dios y no le pueden temer, ni tampoco pueden rechazar la maldad, y menos aún, alcanzar la completa obediencia a Dios. Esta gente no ha sido ganada por Dios. Todos sabemos que Dios es santo y justo. Los no santificados no verán al Señor. Dios no admitirá a los impuros y pervertidos dentro del reino de los cielos. Esto está decidido por la justicia de Dios. Así que en los últimos días, Dios, de acuerdo con Su directriz para salvar a la humanidad, llevará a cabo Su obra de juicio y de castigo, eliminará los grilletes y las restricciones de la perversa humanidad y las causas fundamentales de su pecado, y ayudará a la humanidad a escapar de la influencia de Satanás, serán salvados y entrarán al reino de Dios. Veamos dos pasajes más de Dios Todopoderoso.
Dios Todopoderoso dice: “Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de los apelativos y la identidad).
“Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser purificado” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)).
En los últimos días, Dios salvará completamente al hombre de la influencia de Satanás, hará que el hombre regrese a Dios y que sea compatible con Cristo, convirtiéndole en gente santa que teme a Dios y obedece a Dios. La única forma de lograrlo es a través de la obra del juicio y castigo de Dios en los últimos días. Únicamente a través del juicio y las revelaciones de la palabra de Dios, la gente conocerá al fin la verdad de cómo han sido pervertidos por Satanás y la esencia de su naturaleza, y conocerán la justicia, la majestuosidad y la intolerancia de la ofensa al carácter de Dios. Esta es la única vía de que la gente sienta remordimiento y arrepentimiento, para tener voluntad para odiar la carne y traicionar a Satanás y temer a Dios en su corazón, y escapar de verdad de la influencia de las tinieblas de Satanás, volviéndose a Dios y siendo ganado por Dios. Únicamente será esa gente la que finalmente sea salvada y pueda entrar en el reino de Dios.
Extracto del guion de la película de “Desde el trono fluye el agua de la vida”
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