Las palabras relevantes de Dios:
En Su obra final de dar por concluida la era, el carácter de Dios es de castigo y juicio, en el que revela todo lo que es injusto para juzgar públicamente a todos los pueblos y perfeccionar a aquellos que le aman sinceramente. Solo un carácter así puede concluir la era. Los últimos días ya han llegado. Todas las cosas se ordenan según su tipo y se dividen en diferentes categorías sobre la base de sus distintas cualidades. Este es precisamente el momento en el que Dios revela los finales y los destinos de las personas. Si estas no experimentan el castigo y el juicio, su rebeldía y su injusticia no se pueda dejar en evidencia. Solo mediante el juicio y castigo se pueden revelar los finales de todas las cosas. Las personas solo muestran su verdadera cara cuando las castigan y juzgan. El mal se clasificará en el mal, el bien en el bien, y toda la gente será ordenada según su tipo. A través del castigo y del juicio se revelarán los finales de todas las cosas, de forma que los malos sean castigados y los buenos recompensados, y todas las personas se rindan ante el dominio de Dios. Toda esta obra debe lograrse por medio del castigo y juicio justos. Como la corrupción del hombre ha alcanzado su punto culminante y su rebeldía es extremadamente grave, solo el carácter justo de Dios, que se compone principalmente de castigo y juicio y se revela durante los últimos días, puede transformar y hacer completas totalmente a las personas y revelar el mal, y de esta forma todos los injustos serán castigados con severidad. Por tanto, un carácter como este está impregnado del significado de la era. El carácter de Dios es revelado y desvelado en aras de la obra de cada nueva era. Dios no revela Su carácter de manera arbitraria y sin sentido. Suponed que, durante los últimos días de la revelación de los finales de las personas, Dios siguiera amándolas con misericordia y cariño infinitos y continuara siendo amoroso hacia ellas, sin someterlas a un juicio justo, sino demostrándoles tolerancia, paciencia y perdón, y las absolviera por muy graves que fueran sus pecados, sin un atisbo de juicio justo. ¿Cuándo concluiría entonces toda la gestión de Dios? ¿Cuándo podría un carácter así guiar a la gente al destino apropiado de la especie humana? Por ejemplo, un juez que siempre es amoroso hacia las personas, un juez amoroso con una cara amable y un corazón benévolo. Ama a las personas sin importar qué crímenes hayan cometido, y es amoroso y tolerante con las personas sin importar quienes sean. En ese caso, ¿cuándo será capaz de alcanzar un veredicto recto? Durante los últimos días, solo el juicio justo puede organizar a las personas según su tipo y llevarlas a un nuevo reino. De esta forma, se pone fin a toda la era por medio del carácter justo de Dios de juicio y castigo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3)
Aunque Mis palabras sean severas, todas son la salvación del hombre, ya que solo estoy pronunciando palabras y no castigando la carne del hombre. Estas palabras hacen que el hombre viva en la luz, hacen que sepa que la luz existe, que la luz es preciosa y, más aún, que sepa cuán beneficiosas son estas palabras para él, además de que Dios es salvación. Aunque he pronunciado muchas palabras de castigo y juicio, nada ha recaído en realidad sobre vosotros. He venido precisamente a hacer Mi obra y a pronunciar Mis palabras y, aunque Mis palabras puedan ser severas, son dichas para juzgar vuestra corrupción y rebeldía. El propósito de que Yo haga esto sigue siendo salvar al hombre del poder de Satanás. El propósito es usar Mis palabras para salvar al hombre; no es dañar al hombre con Mis palabras. Mis palabras son severas para que se puedan obtener los resultados de Mi obra. Solo por medio de esta obra puede el hombre conocerse a sí mismo y puede librarse de su carácter rebelde.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la intención de Dios de traer la salvación al hombre
¿A través de qué método se logra el perfeccionamiento del hombre por parte de Dios? Se logra por medio de Su carácter justo. El carácter de Dios se compone, principalmente, de la justicia, la ira, la majestad, el juicio y la maldición, y Él perfecciona al hombre, principalmente, por medio de Su juicio. Algunas personas no lo entienden y preguntan por qué Dios solo puede hacer perfecto al hombre por medio del juicio y la maldición. Dicen: “Si Dios maldijera al hombre, ¿acaso no moriría el hombre? Si Dios juzgara al hombre, ¿acaso el hombre no sería condenado? Entonces, ¿cómo puede aun así ser hecho perfecto?”. Esas son las palabras de la gente que no conoce la obra de Dios. Lo que Dios maldice es la rebeldía del hombre, y lo que Él juzga son sus pecados. Aunque Él habla con severidad y sin contar para nada con los sentimientos del hombre, deja en evidencia todo lo que hay en su interior y, a través de algunas palabras severas, expone lo que es sustancial dentro del hombre; a través de ese juicio, le otorga al hombre un conocimiento profundo de la sustancia de la carne y, así, el hombre se somete ante Dios. La carne del hombre es del pecado y de Satanás, es rebelde y es el objeto del castigo de Dios. Así pues, para permitirle al hombre conocerse a sí mismo, deben recaer sobre él las palabras del juicio de Dios y debe emplearse todo tipo de refinamiento; solo entonces puede ser efectiva la obra de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer la hermosura de Dios
Dios usa Su juicio para hacer perfecto al hombre; Él lo ha amado y lo ha salvado, pero ¿cuánto contiene Su amor? Hay juicio, majestad, ira y maldición. Aunque Dios maldijo al hombre en el pasado, no lo arrojó por completo al abismo sin fondo, sino que usó ese medio para refinar su fe; no ejecutó al hombre, sino que actuó con la intención de hacerlo perfecto. La sustancia de la carne es aquello que es de Satanás —Dios lo dijo de forma exacta— pero los hechos que Dios lleva a cabo no se completan de acuerdo con Sus palabras. Él te maldice para que puedas amarlo y para que puedas conocer la sustancia de la carne; te castiga con el propósito de que despiertes, para permitirte que conozcas las deficiencias que hay dentro de ti y para que conozcas la indignidad absoluta del hombre. Por tanto, las maldiciones de Dios, Su juicio y Su majestad e ira, todo ello es con el fin de hacer perfecto al hombre. Todo lo que Dios hace en la actualidad y el carácter justo que revela en vosotros, todo es con el fin de hacer perfecto al hombre. Tal es el amor de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer la hermosura de Dios
Aunque para el hombre el castigo y el juicio de Dios son refinamiento, exposición sin misericordia y cosas llevadas a cabo con el fin de castigarlos por sus pecados y castigar su carne, nada de esta obra tiene la intención de condenar su carne a la destrucción. La dura exposición de la palabra tiene totalmente el propósito de guiarte por la senda correcta. Habéis experimentado personalmente mucho de esta obra y, claramente, ¡no os ha llevado a una senda mala! Todo es para hacerte vivir una humanidad normal y se puede lograr con tu humanidad normal. Cada paso de la obra de Dios se realiza en base a tus necesidades, según tus debilidades y según tu estatura real, y no se os fuerza ninguna carga insoportable. Hoy no tienes esto claro y sientes que estoy siendo duro contigo y siempre crees que la razón por la que te castigo, juzgo y reprocho cada día es porque te odio. Pero, aunque lo que recibes es castigo y juicio, esto es en realidad amor por ti, y es también la mayor protección. Si no puedes comprender el sentido más profundo de esta obra, será imposible para ti continuar experimentando. Deberías obtener consuelo de esta salvación. No te niegues a entrar en razón. Habiendo llegado tan lejos, deberías tener claro el sentido de la obra de conquista, ¡y no deberías tener opiniones sobre ello de una manera u otra!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (4)
Hoy Dios os juzga, os castiga y os condena, pero debes saber que el propósito de tu condena es que te conozcas a ti mismo. Él condena, maldice, juzga y castiga para que te puedas conocer a ti mismo, para que tu carácter pueda cambiar y, además, para que puedas conocer tu valía y ver que todas las acciones de Dios son justas y de acuerdo con Su carácter y los requisitos de Su obra, que Él obra conforme a Su plan para la salvación del hombre, y que Él es el Dios justo que ama, salva, juzga y castiga al hombre. Si solo sabes que eres de un estatus humilde, que estás corrompido y que eres rebelde, pero no sabes que Dios quiere poner en claro Su salvación por medio del juicio y el castigo que Él impone en ti hoy, entonces no tienes manera de experimentar cosas, ni mucho menos eres capaz de continuar hacia delante. Dios no ha venido a matar ni a destruir sino a juzgar, maldecir, castigar y salvar. Hasta que Su plan de gestión de 6000 años llegue a su término —antes de que revele el desenlace de cada categoría del hombre— la obra de Dios en la tierra será en aras de la salvación; el único propósito es hacer totalmente completos a aquellos que lo aman y llevarlos a rendirse ante Su dominio. No importa cómo Dios salve a las personas, todo se logra haciéndolas escapar de su antigua naturaleza satánica; es decir, Él las salva haciéndolas buscar la vida. Si ellas no buscan la vida, entonces no tendrán manera de aceptar la salvación de Dios. La salvación es la obra de Dios mismo y la búsqueda de vida es algo que el hombre debe asumir con el fin de aceptar la salvación. A los ojos del hombre, la salvación es el amor de Dios y el amor de Dios no puede ser castigo, juicio y maldiciones; la salvación debe contener misericordia, bondad amorosa y, además, palabras de consuelo y bendiciones ilimitadas otorgadas por Dios. Las personas creen que cuando Dios salva al hombre lo hace conmoviéndolo con Sus bendiciones y Su gracia, de tal modo que puedan entregar su corazón a Dios. Es decir, tocar al hombre es salvarlo. Esta clase de salvación se hace mediante un trato. Solo cuando Dios le conceda cien veces más, el hombre llegará a rendirse ante el nombre de Dios y luchará por hacer el bien por Él y darle gloria. Esto no es lo que pretende Dios para la humanidad. Dios ha venido para obrar en la tierra con el fin de salvar a la humanidad corrupta, no hay falsedad en esto. Si la hubiera, Él ciertamente no habría venido a cumplir con Su obra en persona. En el pasado, Su medio de salvación implicaba mostrar la máxima misericordia y bondad, tanto que le dio Su todo a Satanás a cambio de toda la humanidad. El presente no tiene nada que ver con el pasado: la salvación que hoy se os otorga ocurre en la época de los últimos días, durante la clasificación de cada uno de acuerdo a su tipo; el medio de vuestra salvación no es la misericordia ni la bondad, sino el castigo y el juicio para que el hombre pueda ser salvado más plenamente. Así, todo lo que recibís es castigo, juicio y golpes despiadados, pero sabed que en esta golpiza despiadada no hay el más mínimo castigo. Independientemente de lo severas que puedan ser Mis palabras, lo que cae sobre vosotros son solo unas cuantas palabras que podrían pareceros totalmente despiadadas y, sin importar cuán enfadado pueda Yo estar, lo que viene sobre vosotros siguen siendo palabras de reproche y no tengo la intención de lastimaros o haceros morir. ¿No es todo esto un hecho? Sabed esto hoy, ya sea un juicio justo o un refinamiento y castigo insensibles, todo es en aras de la salvación. Independientemente de si hoy cada uno será ordenado según su tipo o de si todos los tipos de personas serán revelados, el propósito de todas las palabras y la obra de Dios es salvar a aquellos que verdaderamente aman a Dios. El juicio justo se realiza con el fin de purificar al hombre, y el refinamiento cruel con el de limpiarlo; tanto las palabras severas como la reprensión son para purificar y salvar.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la intención de Dios de traer la salvación al hombre