El nombre de Dios en cada era no puede representar la totalidad de Dios; por tanto, ¿qué significa Su nombre en cada era?
Respuesta: Esta es una cuestión muy crucial. Dios Todopoderoso dice: “‘Jehová’ es el nombre que adopté durante Mi obra en Israel y significa el Dios de los israelitas (el pueblo escogido de Dios) que puede tener compasión del hombre, maldecirlo y guiar su vida; el Dios que posee gran poder y está lleno de sabiduría. ‘Jesús’ es Emanuel, que significa la ofrenda por el pecado que está llena de amor, de compasión y que redime al hombre. Él hizo la obra de la Era de la Gracia y la representa, y solo puede representar una parte de la obra del plan de gestión. Es decir, solo Jehová es el Dios del pueblo escogido de Israel, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de Moisés y el Dios de todo el pueblo de Israel. Y así, en la era presente, todos los israelitas, excepto el pueblo judío, adoran a Jehová. Le hacen sacrificios en el altar y le sirven en el templo llevando las túnicas de los sacerdotes. Lo que esperan es la reaparición de Jehová. Solo Jesús es el Redentor de la humanidad, y Él es la ofrenda por el pecado que redimió a la humanidad del pecado. Es decir, el nombre de Jesús vino de la Era de la Gracia y surgió debido a la obra de redención en la Era de la Gracia. El nombre de Jesús llegó a existir para permitir que las personas de la Era de la Gracia nacieran de nuevo y fueran salvadas, y es un nombre particular para la redención de toda la humanidad. Así, el nombre de Jesús representa la obra de la redención y denota la Era de la Gracia. El nombre de Jehová es un nombre particular para el pueblo de Israel que vivía bajo la ley. En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de fundamento, sino que tiene un sentido representativo: cada nombre representa una era. ‘Jehová’ representa la Era de la Ley y es el título honorífico por el que el pueblo de Israel llamaba al Dios al que adoraban. ‘Jesús’ representa la Era de la Gracia y es el nombre del Dios de todos aquellos que fueron redimidos durante la Era de la Gracia. Si el hombre sigue anhelando la llegada de Jesús el Salvador durante los últimos días, y sigue esperando que llegue con la imagen con la que apareció en Judea, entonces todo el plan de gestión de seis mil años se habría detenido en la Era de la Redención y no podría haber progresado más. Además, los últimos días nunca llegarían y la era nunca acabaría. Esto se debe a que Jesús el Salvador es solo para la redención y salvación de la humanidad. Yo adopté el nombre de Jesús solo por el bien de todos los pecadores en la Era de la Gracia, pero no es el nombre por el cual llevaré a su fin a toda la humanidad” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El Salvador ya ha regresado sobre una “nube blanca”).
Con las palabras de Dios Todopoderoso hemos entendido el significado de los nombres adoptados por Dios en cada era. En la Era de la Ley, se llamaba Jehová y ese nombre representaba lo que Él le expresó a la humanidad en aquella era: un carácter de majestuosidad, ira, maldición y misericordia. Entonces, Dios comenzó la obra de la Era de la Ley con el nombre de Jehová. Dictó Su ley y Sus mandamientos y oficialmente condujo a la humanidad recién nacida hacia la vida en la tierra. Exigió a la gente que respetara la ley a rajatabla y que aprendiera a adorarlo y honrarlo a Él en Su grandeza. Quienes defendían la ley recibían bendiciones y gracia. Quienes vulneraban la ley morían lapidados o consumidos por el fuego del cielo. Por eso los israelitas que vivían bajo la ley la defendían a rajatabla y defendían el santo nombre de Jehová. Vivieron varios miles de años bajo el nombre de Jehová hasta que concluyó la Era de la Ley. Al final de la Era de la Ley, como la humanidad era cada vez más corrupta y pecadora, no había modo de que la gente siguiera defendiendo la ley. Todo el mundo se enfrentaba constantemente al peligro de ser castigado por vulnerar la ley, razón por la cual Dios llevó a cabo Su obra de redención con el nombre de Jesús. Inició la Era de la Gracia y puso fin a la Era de la Ley, expresando Su carácter de amor y misericordia. Asimismo, le otorgó al hombre Su generosa gracia y acabó crucificado por todos los hombres, lo que nos redimió de los pecados. A partir de entonces comenzamos a orar en el nombre de Jesús, a venerar Su santo nombre y a disfrutar de Su perdón de nuestros pecados, así como de Su generosa gracia. El nombre “Jesús” era para que la gente de la Era de la Gracia pudiera renacer y alcanzar la salvación. Tiene el significado de un sacrificio, misericordioso y amoroso, de expiación para redimir a la humanidad. El nombre “Jesús” representa la obra de redención de Dios y Su carácter de misericordia y amor. Hermanos y hermanas, con las dos etapas de Su obra que Dios ya ha concluido, vemos que el nombre que adopta en cada era tiene su propio significado concreto. Cada nombre representa la obra de Dios en esa era y el carácter que expresa en la misma. En la Era de la Gracia, cuando vino el Señor, si no lo hubieran llamado Jesús sino Jehová, la obra de Dios se habría detenido en la Era de la Ley y la humanidad corrupta jamás habría podido recibir la redención de Dios. Al final, el hombre habría sido condenado y castigado por vulnerar la ley y, cuando Dios viniera en los últimos días, si seguían llamándolo Jesús, la humanidad corrupta únicamente habría podido recibir la redención de sus pecados, pero no se habría podido purificar ni salvar para entrar en el reino de Dios. Esto se debe a que por creer en el Señor Jesús se nos perdonan los pecados, pero nuestra naturaleza interior, que es pecaminosa, continúa existiendo. Todavía pecamos a menudo, así que Dios no nos ha conquistado plenamente. Por tanto, a fin de salvar completamente a la humanidad del pecado, Dios ya está llevando a cabo otra etapa de Su obra de plena purificación y salvación de la humanidad sobre la base de la obra del Señor Jesús. El nombre de Dios debe cambiar en consonancia. En realidad, Dios profetizó hace mucho tiempo que se llamará Dios Todopoderoso en los últimos días. Podemos encontrarlo mediante un análisis minucioso. Vamos a leer Apocalipsis 1:8. “Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. capítulo 11, versículos 16-17. “Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, oh Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar”. Esto también se profetizó en Apocalipsis 4:8, 16:7 y 19:6, así como en muchos otros puntos de la Biblia. El nuevo nombre de Dios en los últimos días es el Todopoderoso, o sea, Dios Todopoderoso.
Dios es un Dios sabio y cada cosa que hace tiene enorme significado. El nombre de Dios Todopoderoso representa por completo Su obra y el carácter que Él expresa en los últimos días. Si Dios no nos desvelara personalmente estos misterios, no sabríamos estas cosas por más años que pasáramos leyendo la Biblia. Leamos juntos las palabras de Dios Todopoderoso.
Dios Todopoderoso dice: “La obra de Dios es perfectamente clara a lo largo de toda Su gestión: la Era de la Gracia es la Era de la Gracia, y los últimos días son los últimos días. Existen claras diferencias entre cada era, porque en cada una de ellas Dios hace una obra que representa a esa era. Para que se lleve a cabo la obra de los últimos días, debe haber fuego, juicio, castigo, ira y destrucción que pondrán fin a la era. Los últimos días se refieren a la era final. Durante esta, ¿no pondrá Dios fin a la era? Para finalizar la era, Dios debe traer consigo castigo y juicio. Sólo así puede Él poner fin a la era. […] Por tanto, durante la Era de la Ley, el nombre de Dios fue Jehová, y en la Era de la Gracia el nombre de Jesús representaba a Dios. Durante los últimos días, Su nombre es Dios Todopoderoso, el Todopoderoso, y usa Su poder para guiar al hombre, conquistarlo, ganarlo y, finalmente, concluir la era” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3)).
“Una vez se me conoció como Jehová. También se me llamó el Mesías, y las personas me llamaron una vez Jesús el Salvador con amor y aprecio. Hoy, sin embargo, ya no soy el Jehová o el Jesús que las personas conocieron en tiempos pasados; Yo soy el Dios que ha regresado en los últimos días, el que pondrá fin a la era. Soy el Dios mismo que surge del extremo de la tierra, repleto de todo Mi carácter y lleno de autoridad, honor y gloria. Las personas nunca se han relacionado conmigo, nunca me han conocido y siempre han sido ignorantes de Mi carácter. Desde la creación del mundo hasta hoy, ni una sola persona me ha visto. Este es el Dios que se le aparece al hombre en los últimos días, pero que está oculto entre los hombres. Él mora entre los hombres, verdadero y real, como el sol ardiente y la llama abrasadora, lleno de poder y rebosante de autoridad. No hay una sola persona o cosa que no será juzgada por Mis palabras y ni una sola persona o cosa que no será purificada por el fuego ardiente. Finalmente, todas las naciones serán bendecidas debido a Mis palabras y también serán hechas pedazos debido a ellas. De esta forma, todas las personas durante los últimos días verán que Yo soy el Salvador que ha regresado, y que Yo soy el Dios Todopoderoso que conquista a toda la humanidad. Y todos verán que una vez fui la ofrenda por el pecado para el hombre, pero que en los últimos días también me convierto en las llamas del sol que incineran todas las cosas, así como el Sol de la justicia que revela todas las cosas. Esta es Mi obra en los últimos días. Tomé este nombre y soy poseedor de este carácter para que todas las personas puedan ver que Yo soy un Dios justo, el sol ardiente, la llama abrasadora, y que todos puedan adorarme, al único Dios verdadero, y para que puedan ver Mi verdadero rostro: no soy solo el Dios de los israelitas ni soy solo el Redentor, soy el Dios de todas las criaturas en todos los cielos, la tierra y los mares” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El Salvador ya ha regresado sobre una “nube blanca”).
Hermanos y hermanas, en los últimos días, y bajo el nombre de Dios Todopoderoso, Dios realiza Su obra del juicio de la Era del Reino. Con Sus palabras ha revelado la corrupta naturaleza humana y juzgado nuestra maldad para que, leyéndolas, podamos conocer nuestra naturaleza y esencia, veamos de verdad hasta qué punto nos ha corrompido Satanás, comprendamos la raíz de nuestra corrupción y conozcamos la justicia de Dios y Su carácter, que no tolera las ofensas de la humanidad. Él, además, nos señala un camino y un rumbo para que transformemos nuestro carácter, de modo que abandonemos el mal, busquemos la verdad, logremos transformar nuestro carácter y alcancemos Su salvación. Dios ha venido a realizar la obra de juzgar y purificar a la humanidad, dividiéndonos por tipos, premiando el bien y castigando el mal, para salvar completamente a la humanidad corrupta del dominio de Satanás y poner fin a Su plan de gestión de seis mil años. En los últimos días, Dios ha aparecido ante la humanidad con Su carácter de justicia, majestuosidad e ira, que no tolera ofensa. Ha desplegado a la vista de todos Su carácter inherente y lo que Él tiene y es. Ha venido a juzgar y castigar toda la corrupción y la injusticia de la humanidad para salvarnos por completo del pecado y restablecer la santidad original del hombre. Quiere que todo el mundo vea no sólo Su sabiduría al crear los cielos, la tierra y todas las cosas, sino, más aún, la sabiduría de Su obra práctica en la humanidad. No se limitó a crear todas las cosas, sino que también las gobierna. No solamente fue capaz de sacrificarse en expiación de la humanidad, sino que también puede perfeccionarnos, transformarnos y purificarnos. Él es el primero y el último. Nadie puede entender Sus maravillas ni Sus actos, por lo que lo más adecuado es llamar a Dios por Su nombre de Dios Todopoderoso. La actual obra del Espíritu Santo es simplemente la de defender la obra llevada a cabo bajo el nombre de Dios Todopoderoso. Quienes oren al nombre de Dios Todopoderoso y verdaderamente adoren a Dios Todopoderoso pueden recibir la obra del Espíritu Santo y disfrutar del alimento de vida y del riego que abundantemente les otorga Dios. Los que no, caerán en la oscuridad y se perderán. Hoy en día, las iglesias que continúan estancadas en la Era de la Gracia están desoladas. Los creyentes se están volviendo indiferentes en su fe, los predicadores no tienen nada que predicar y la gente no se emociona cuando ora a Dios. Por otro lado, cada vez más personas sucumben a las tentaciones del mundo. El principal motivo de esto que no han aceptado el nombre de Dios Todopoderoso ni han ido al compás de la nueva obra de Dios.
Extracto del guion de la película de “¡¿Ha cambiado el nombre de Dios?!”
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