Hemos creído años en el Señor y hemos guardado Su nombre. Leemos la Biblia, oramos y confesamos nuestros pecados. somos humildes, pacientes y amables con los demás. Hacemos obras de beneficencia, trabajamos para el Señor difundiendo el evangelio y damos testimonio de Él. ¿Eso no es practicar las palabras del Señor? ¿No es seguir Su camino? No nos pueden decir que nuestra fe no es verdadera o que somos incrédulos. Pablo menciona en una parte de la Biblia: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia […]” (2 Timoteo 4:7-8). Por tanto, creo que nuestra fe en el Señor recibirá Su elogio. Y cuando Él llegue, nos arrebatará al reino de los cielos.

1 Mar 2021

Respuesta: Muchos creyentes piensan que si siguen el nombre del Señor, leen la Biblia, oran y se reúnen con frecuencia, si sacrifican todo por el Señor y trabajan para Él, son verdaderos creyentes. Piensan que si creen en el Señor de esta forma, serán arrebatados al reino de los cielos cuando Él regrese. ¿Es creer en Dios tan fácil como piensan las personas? Si la gente cree así en Dios, ¿de verdad podrá recibir Su elogio? Los fariseos denunciados y condenados por el Señor Jesús, ¿también creían en Dios de ese modo? Ellos oraban con frecuencia y trabajaban mucho, e incluso viajaban a los confines de la tierra para difundir el evangelio. Entonces, ¿por qué su fe no obtuvo la aprobación del Señor, ¿Por qué más bien mereció Su condena y su maldición? Quienes leído la Biblia comprenden que, aunque los fariseos leían bien la Biblia y oraban con frecuencia, difundían el evangelio de Dios, sufrían bastante, amaban a los demás y en apariencia eran verdaderos creyentes, en realidad, no tenían un sitio para Dios en sus corazones ni lo engrandecían. Su fe no se centraba en buscar la verdad de las palabras de Dios ni en comprender Su voluntad, mucho menos en practicar Sus palabras y seguir Sus mandamientos. Sólo se centraban en divulgar conocimientos bíblicos y teoría teológica, en celebrar ceremonias religiosas, seguir normas que los glorificaban y en hacer que los idolatraran. Durante muchos años creyeron así en Dios, sin conocerlo de verdad. Ellos no se volvieron sumisos ni reverentes con Él. De ahí que, cuando el Señor Jesús realizó Su obra, ellos no buscaron la verdad. Sólo lo valoraban según sus propias nociones y fantasías. No importaba lo profundo de la prédica del Señor Jesús ni de cuánta autoridad y poder tenía Su obra, ellos simplemente no la buscaron ni estudiaron. Siguieron oponiéndose contra el Señor Jesús, y luego lo clavaron en la cruz Ellos fueron castigados y maldecidos. A esa fe de los fariseos ¿podría llamarse verdadera fe en Dios? ¿Acaso Dios aceptó esta fe de los fariseos? ¡Correcto! El Señor Jesús no sólo no los aprobó, sino que los condenó y maldijo diciéndoles: “Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!(ver Mateo 23:13-36). ¿No fue lo que dijo? Los fariseos sólo confiaban en sus propias nociones y fantasías, creían en el Dios impreciso del cielo. No creían en el Señor Jesús encarnado que expresaba la verdad. Les aburría la verdad y la detestaban. Creían en Dios, pero también se oponían a Él.

Veamos las comunidades religiosas actuales. Muchos pastores y ancianos se aferran al nombre del Señor, oran en Su nombre, leen la Biblia, lo abandonan todo por Él y trabajan para Él; pero cuando Dios Todopoderoso expresa la verdad para realizar Su obra del juicio, ellos definen la obra de Dios según sus nociones y fantasías. Creen que las palabras y la obra de Dios están en la Biblia y que todo lo demás es una herejía. Saben que las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad y que conquistan a los hombres, pero no las buscan ni estudian. Solo difunden rumores y mentiras, condenando y blasfemando a Dios Todopoderoso. Es verdad. No se detienen ante nada para impedir que los creyentes busquen el camino verdadero. Denuncian a la policía a quienes den testimonio de Dios en los últimos días. Díganme ¿en qué se diferencian estos pastores y ancianos de los fariseos que se oponían al Señor Jesús? Son gente que conoce el camino verdadero, pero se opone a él. ¿No son ambos enemigos de Dios que odian la verdad? Eso nos muestra que el hecho de que la gente crea en el Señor, pero sólo se aferre a Su nombre, trabaje para Él y parezca devota, no significa que practique ni que siga las palabras del Señor. Ni significa que sean verdaderos creyentes que sirven al Señor. Cierto. Que parezcan devotos no significa que engrandezcan al Señor en su corazón y que lo reverencien y obedezcan; tampoco significa que comprenden la verdad ni que lo conocen. Si las personas creen en el Señor, pero no practican Su verdad ni experimentan Sus palabras, no importa cuántos años crean en Él o cómo se esfuercen en trabajar por Él, no podrán obtener Su aprobación, Esto es especialmente cierto en el caso de los pastores y ancianos del mundo religioso. Aunque trabajen para la obra del Señor, siguen oponiéndose a Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días. Esto basta para demostrar que son unos malvados que se oponen a Dios. La obra de Dios de los últimos días los deja al descubierto como anticristos. Sin duda sufrirán la maldición y el castigo de Dios. Como dijo el Señor Jesús: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’(Mateo 7:22-23). Las palabras de Dios Todopoderoso también son muy claras. “No me importa lo meritorio que sea tu trabajo duro, lo impresionantes que sean tus cualificaciones, lo cerca que me sigas, lo renombrado que seas ni cuánto hayas mejorado tu actitud; mientras no hayas cumplido Mis exigencias, nunca podrás conseguir Mi elogio. Desechad todas esas ideas y cálculos vuestros tan pronto como sea posible, y empezad a tomaros en serio Mis requisitos. De lo contrario, convertiré a todas las personas en cenizas con el fin de terminar Mi obra; y, en el peor de los casos, convertiré en nada Mis años de obra y sufrimiento, porque no puedo llevar a Mi reino o a la era siguiente a Mis enemigos ni a esas personas que apestan a maldad y tienen la apariencia de Satanás(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las transgresiones conducirán al hombre al infierno). Las palabras de Dios son verdades inmutables. Que los creyentes puedan recibir Su elogio no depende de cuánto trabajen ni depende de cuánto sufran, depende de si ellos practican Sus palabras y lo obedecen. No obstante, Pablo dijo: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia […]” (2 Timoteo 4:7-8). Estas palabras son las nociones y fantasías de Pablo y no concuerdan con las palabras de Dios ni con la verdad. ¡Son opuestas a las palabras de Dios!

¿Qué significa tener verdadera fe en Dios y cómo puede nuestra fe obtener Su aprobación? Esta es una pregunta esencial. Tiene que ver con la posibilidad de que nuestra fe en Dios pueda salvarnos y entrar en Su reino. Antes, nuestra fe solo se enfocaba en trabajar para el Señor, Y de ese modo podríamos entrar a su reino cuando Él regresara. Ahora todo el mundo se da cuenta de que este es un camino de fe equivocado. Nadie del mundo religioso sabe lo que es la verdadera fe en Dios o cómo debemos creer para recibir Su aprobación. Nadie comprende a fondo estas cuestiones. Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, ha revelado todos los misterios y verdades de la fe en Dios. Dios Todopoderoso habla muy claro sobre lo que es la verdadera fe en Dios. Dios Todopoderoso dice: “Aunque muchas personas creen en Dios, pocas entienden qué significa la fe en Él y qué deben hacer para conformarse a Su voluntad. Esto se debe a que, aunque están familiarizadas con la palabra ‘Dios’ y con expresiones como ‘la obra de Dios’, no conocen a Dios y, menos aún, Su obra. No es de extrañar, por tanto, que todos los que no conocen a Dios estén confusos en su creencia en Él. Las personas no se toman en serio la creencia en Dios, y esto se debe, totalmente, a que creer en Dios les es muy poco familiar; es totalmente extraño para ellos. De esta forma, no están a la altura de las exigencias de Dios. Es decir, si las personas no conocen a Dios ni Su obra, no son aptas para que Él las use, y, menos aún, pueden satisfacer Su voluntad. ‘Creer en Dios’ significa creer que hay un Dios; este es el concepto más simple respecto a creer en Él. Aún más, creer que hay un Dios no es lo mismo que creer verdaderamente en Él; más bien es una especie de fe simple con fuertes matices religiosos. La fe verdadera en Dios significa lo siguiente: con base en la creencia de que Dios tiene la soberanía sobre todas las cosas, uno experimenta Sus palabras y Su obra, purifica su carácter corrupto, satisface la voluntad de Dios y llega a conocerlo. Sólo un proceso de esta clase puede llamarse ‘fe en Dios’. Sin embargo, las personas consideran a menudo que la creencia en Dios es un asunto simple y frívolo. Las personas que creen en Dios de esta manera han perdido el significado de creer en Él y, aunque pueden seguir creyendo hasta el final, jamás obtendrán Su aprobación, porque marchan por la senda equivocada. Hoy siguen existiendo quienes creen en Dios según letras y doctrinas huecas. No saben que carecen de la esencia de la creencia en Dios, y no pueden obtener Su aprobación. Aun así, siguen orando a Dios para recibir bendiciones de seguridad y suficiente gracia. Detengámonos, calmemos nuestro corazón y preguntémonos: ¿Puede ser que creer en Dios sea realmente la cosa más fácil en la tierra? ¿Puede ser que creer en Dios no signifique nada más que recibir mucha gracia de Él? Las personas que creen en Dios sin conocerlo o que creen en Dios y, sin embargo, se oponen a Él, ¿son realmente capaces de satisfacer la voluntad de Dios?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio).

Puedes pensar que creer en Dios consiste en sufrir o en hacer todo tipo de cosas por Él; podrías pensar que el propósito de creer en Dios tiene como fin que tu carne esté en paz o que todo en tu vida funcione sin problemas, o que te sientas cómodo y a gusto con todo. Sin embargo, ninguno de estos son propósitos que la gente debería vincular a su creencia en Dios. Si crees por estos propósitos, entonces tu perspectiva es incorrecta y resulta simplemente imposible que seas perfeccionado. Las acciones de Dios, el carácter justo de Dios, Su sabiduría, Su palabra, y lo maravilloso e insondable que Él es, todas son cosas que las personas deben tratar de entender. Como posees este entendimiento, debes utilizarlo para librar a tu corazón de todas las demandas, esperanzas y nociones personales. Solo eliminando estas cosas puedes cumplir con las condiciones exigidas por Dios, y solo haciendo esto puedes tener vida y satisfacer a Dios. El propósito de creer en Dios es satisfacerlo y vivir el carácter que Él requiere, para que Sus acciones y Su gloria se manifiesten a través de este grupo de personas indignas. Esta es la perspectiva correcta para creer en Dios, y este es también el objetivo que debes buscar. Has de tener el punto de vista correcto sobre creer en Dios y debes buscar obtener Sus palabras. Necesitas comer y beber las palabras de Dios y debes ser capaz de vivir la verdad, y, en particular, debes ser capaz de ver Sus obras prácticas, Sus maravillosas obras en todo el universo, así como la obra práctica que hace en la carne. La gente puede, a través de sus experiencias prácticas, apreciar cómo Dios hace Su obra en ellos y cuál es Su voluntad respecto a ellos. El propósito de todo esto es eliminar el carácter satánico corrupto de las personas. Al haberte deshecho de toda la inmundicia e injusticia en tu interior; y al haberte despojado de tus malas intenciones, y haber desarrollado fe verdadera en Dios; solo con fe verdadera puedes realmente amar a Dios. Puedes amar genuinamente a Dios sobre los cimientos de tu creencia en Él. ¿Puedes conseguir amar a Dios sin creer en Él? Ya que crees en Dios, no puedes estar confundido al respecto. Algunas personas se llenan de vigor tan pronto como ven que la fe en Dios les traerá bendiciones, pero luego se quedan sin energía en cuanto ven que tienen que enfrentarse a los refinamientos. ¿Eso es creer en Dios? Al final, debes lograr una obediencia completa y total delante de Dios en tu fe. Crees en Dios, pero todavía le exiges; tienes muchas nociones religiosas que no puedes abandonar, intereses personales que no puedes soltar e, incluso, buscas las bendiciones de la carne y quieres que Dios rescate tu carne, que salve tu alma; estos son todos comportamientos de personas que tienen la perspectiva equivocada. Aunque las personas con creencias religiosas tienen fe en Dios, no buscan cambiar su carácter ni buscan el conocimiento de Dios; en cambio, solo buscan los intereses de la carne. Muchos entre vosotros tenéis creencias que pertenecen a la categoría de convicciones religiosas; esa no es la verdadera fe en Dios. Para creer en Dios, las personas deben poseer un corazón preparado para sufrir por Él y la voluntad de entregarse. A menos que cumplan estas dos condiciones, su fe en Dios no es válida, y no podrán lograr un cambio en su carácter. Solo las personas que genuinamente buscan la verdad, que tratan de conocer a Dios y buscan la vida son las que verdaderamente creen en Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento).

Dios Todopoderoso ha revelado los misterios y verdades de la fe. Muchos creen en Dios sin saber lo que es la verdadera fe en Dios, tampoco lo conocen a Él, y menos Su obra. ¡Esta clase de fe tan confundida, nunca obtendrá el elogio de Dios! Dios Todopoderoso aclara lo que es la fe verdadera. “La fe verdadera en Dios significa lo siguiente: con base en la creencia de que Dios tiene la soberanía sobre todas las cosas, uno experimenta Sus palabras y Su obra, purifica su carácter corrupto, satisface la voluntad de Dios y llega a conocerlo. Sólo un proceso de esta clase puede llamarse ‘fe en Dios’”. ¡Dios Todopoderoso habla muy claro de la fe real! La gente que cree en Dios realmente cree en Sus palabras; O sea que practica sus palabras y experimenta Su obra. Así comprenderá realmente la verdad y llegará a conocer a Dios. Esta es la verdadera fe en Dios. En el mundo religioso, sólo hablamos de cómo trabajar y sufrir por el Señor, y no de cómo practicar ni experimentar Sus palabras. Por eso, sin importar los años que llevemos creyendo en Dios, nunca comprenderemos la verdad. Si creemos así en Dios, ¡Él no nos reconocerá! El Señor Jesús dijo: “Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’(Mateo 7:22). ¿Qué dijo después el Señor Jesús? “Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’(Mateo 7:23). Esto demuestra que creemos y trabajamos para Señor según nuestra propia voluntad, sin practicar ni experimentar Sus palabras. Esta fe no sólo no recibe el elogio de Dios, sino que también la condena. Cuando yo era un creyente del mundo religioso, no practicaba las palabras del Señor ni en experimentaba Su obra; sólo me arrepentía ante Él después de haber pecado y pedía Su perdón. Cuando tenía problemas, oraba al Señor para pedirle ayuda. Creía que, si memorizaba unos pasajes bíblicos, me apegaba a las palabras de la Biblia y cumplía las normas, estaba creyendo en el Señor. Yo pensaba que para creer plenamente en el Señor bastaba sacrificarse y trabajar fervientemente para Él. Yo creía que lo amaba y que le era leal. Y que a Su regreso, sin duda yo entraría a Su reino. Esto duró hasta que acepté la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y vi lo que Él dice: “Muchos de los que siguen a Dios solo se preocupan por cómo obtener bendiciones o evitar el desastre. […] Esas personas solo tienen un único objetivo al seguir a Dios, y es recibir bendiciones. No pueden tomarse la molestia de prestar atención a nada que no involucre directamente este objetivo. Para ellas, no hay meta más legítima que creer en Dios para obtener bendiciones; es la esencia del valor de su fe. Si algo no contribuye a este objetivo, no las conmueve en absoluto. Esto es lo que ocurre con la mayoría de las personas que creen en Dios actualmente. Su objetivo y su intención parecen legítimos porque, al mismo tiempo que creen en Dios, también se esfuerzan por Él, se dedican a Él, y cumplen su deber. Entregan su juventud, abandonan a su familia y su profesión e, incluso, pasan años ocupados lejos de casa. […] En esto descubrimos un problema no identificado previamente: la relación del hombre con Dios es, simplemente, de puro interés personal. Es la relación entre el receptor y el dador de bendiciones. Para decirlo con claridad, es similar a la relación entre empleado y empleador. El primero solo trabaja para recibir las recompensas otorgadas por el segundo. En una relación como esta, no hay afecto; solo una transacción. No hay un amar y ser amado; solo caridad y misericordia. No hay comprensión; solo engaño y reprimida indignación. No hay intimidad; solo un abismo que no se puede cruzar. Ahora que las cosas han llegado a este punto, ¿quién puede cambiar ese rumbo? ¿Y cuántas personas son capaces de entender realmente lo grave que se ha vuelto esta relación? Considero que, cuando las personas se sumergen en el gozo de ser bendecidas, nadie puede imaginar lo embarazosa y desagradable que es una relación así con Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice III: El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios). Dios Todopoderoso va al punto y revela la verdadera naturaleza de los hombres: Creen en Él para recibir bendiciones. Acabo de darme cuenta de que los motivos de mi fe eran muy impuros. Buscaba bendiciones, recompensas y el arrebatamiento al reino de los cielos. Mientras pudiera disfrutar de las bendiciones del reino de los cielos, soportaría todo sufrimiento y pagaría cualquier precio, pero no me centraba en practicar ni experimentar las palabras del Señor, no procuraba conocer a Dios. Como resultado, mi vida no tenía la verdad de las palabras de Dios. Llevaba años creyendo en el Señor sin conocerle ni un poco. Pensaba que mi fe podría recibir el elogio del Señor, y que a Su regreso me elevaría al reino de los cielos. Era un ignorante sin vergüenza. Dios encarnó dos veces para realizar la obra de redención y salvación de la humanidad. Lo hizo para otorgar la verdad a la humanidad. Esto les permitirá aceptar las palabras de Dios como su vida, los liberará del control de Satanás y los hará obedientes a Dios. Yo no comprendía la voluntad de Dios ni buscaba la verdad y, sin duda, no buscaba conocer a Dios, únicamente buscaba la gracia y las recompensas. Aunque sacrificara algo, sólo lo hacía a cambio de las bendiciones del reino de los cielos. ¿Cómo creía en Dios? ¿Cómo lo amaba y le era fiel? Es claro que yo sólo quería hacer un trato con Él; solo quería utilizarlo y timarlo. En el juicio de las palabras de Dios Todopoderoso, ¡por fin he visto cuánto me pervirtió Satanás! ¡Yo era egoísta y astuto, y carecía de humanidad! ¡Era despreciable y sólo miraba por mis intereses! ¡No era apto para vivir ante Dios! Dios es el Creador de todo y yo soy Su creación. Es apropiado que yo crea en Dios, y sacrifique todo por Él. Ese es mi deber, mi responsabilidad como un ser creado. Yo carecía de razón y conciencia. Mis sacrificios o mi sufrimiento sólo eran un intento de hacer un trato con Dios; yo quería bendiciones y que me compensara. Esta fe con la que engañaba a Dios, ¿cómo no va a merecer Su odio y rechazo? ¿Cómo podría Dios permitir que yo, una criatura satánica, entrara en Su reino? En esta ocasión, estuve de rodillas ante Dios, orando arrepentido. No importa lo que Dios haga conmigo, ni qué desenlace me tenga preparado, yo me someteré a Su plan de buen grado. Aunque sólo rinda servicio a Dios, buscaré la verdad y cumpliré con mi deber como creación suya. Al experimentar los juicios, castigos, refinamientos y pruebas de Dios Todopoderoso, he cambiado de idea sobre mi fe en Él y he comenzado a buscar y a practicar la verdad. Estoy tomando el camino con el que puedo ganar la salvación. ¡Estos son los efectos de experimentar el juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días! ¡Gracias a Dios Todopoderoso por salvarme!

El juicio y castigo de Dios Todopoderoso en los últimos días, por fin veo que Satanás me corrumpió profundamente. ¡Yo era demasiado arrogante e irracional! Exteriormente, aparentaba que podía difundir el evangelio, trabajar, soportar el sufrimiento, hablar de la Biblia y memorizar pasajes. Pensaba que conocía a Dios y actuaba con arrogancia y con superioridad moral. En realidad, no oraba a Dios ni buscaba la verdad. Sólo actuaba ciegamente conforme a mis ideas. Sobre todo, en mi idea del regreso del Señor. Con mis nociones y fantasías limitaba a Dios a la Biblia. Pensaba que todas las palabras y la obra de Dios estaban en la Biblia, y que fuera de ella no había palabra suya. Me obstinaba en pensar que quien creía en el Señor debía aferrarse a la Biblia y pensaba: ¿Cómo puede creer en el Señor quien no se apega a la Biblia? Y cuando llegó a mí la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, no la busqué ni la investigué. Incluso seguía a los pastores y ancianos que la negaban y juzgaban. Fui arrogante y perdí la razón justo ante Dios. ¿Ese comportamiento era de fe en Dios? ¡No era más que maldad! ¿Yo era diferente a los fariseos que se oponían al Señor Jesús? Era como ellos.

Vi algo que había dicho Dios Todopoderoso: “Como crees en Dios, debes poner tu fe en todas Sus palabras y en toda Su obra. Es decir, como crees en Dios, debes obedecerle. Si no puedes hacerlo, entonces no importa si crees en Dios o no. Si has creído en Él muchos años, pero nunca le has obedecido y no aceptas todas Sus palabras, y, en cambio, le pides que se someta a ti y actúe según tus propias nociones, entonces eres el más rebelde de todos; eres un incrédulo. ¿Cómo podría una persona así obedecer la obra y las palabras de Dios, que no se ajustan a las nociones del hombre? Los más rebeldes de todos son los que intencionalmente desafían a Dios y se le resisten. Ellos son Sus enemigos y los anticristos(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que obedecen a Dios con un corazón sincero, con seguridad serán ganados por Él). “Los que no son cautos cuando se encuentran con la nueva obra del Espíritu Santo, que hablan hasta por los codos, que son rápidos para juzgar, que dan rienda suelta a su temperamento para negar la idoneidad de la obra del Espíritu Santo y que también la insultan y blasfeman contra ella, ¿no ignoran estas personas irrespetuosas dicha obra? ¿No son, además, personas de gran arrogancia, inherentemente soberbias e ingobernables? […] Estas personas irrespetuosas y permisivas están fingiendo creer en Dios y, cuanto más sean así, más probable es que ofendan Sus decretos administrativos. ¿No caminan por esta senda todos esos arrogantes, desenfrenados innatos, que nunca han obedecido a nadie? ¿Acaso no se oponen a Dios día tras día, a Él, que siempre es nuevo y nunca viejo?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios). Cada frase de Dios Todopoderoso se me clavó en el corazón. Su juicio expuso mi naturaleza: creo en Dios, pero me opongo a Él. Sentí sobre mí la ira de Dios. Sentí Su carácter justo y majestuoso, que no admite ofensa. Temblé de miedo y sólo pude postrarme ante Él, arrepentido de mis malvados actos. Tantos años creyendo en el Señor, ¿cómo puedo seguir siendo tan arrogante y engreído? ¿Por qué no tengo veneración hacia Dios? Cuando Su obra no coincidía con mis nociones, la juzgaba y renegaba de ella a voluntad. No buscaba la verdad ni obedecía a Dios. ¿No soy una persona arrogante que cree en Dios, pero que se opone a Él? Mi conducta ofendió el carácter de Dios hace mucho tiempo. De no ser por Su misericordia y Su salvación, me habría enviado al infierno hace mucho. ¿Cómo pude tener la oportunidad de escuchar la voz de Dios y de aceptar Su juicio en los últimos días? ¡Sentí que Dios me había salvado realmente! Esta vez me odié y me maldije a mí mismo más que nunca. Entonces decidí que, como sea que Dios me juzgue, me castigue, me pruebe o refine, yo con gusto lo aceptaré y obedeceré. Leyendo a Dios Todopoderoso y experimentando Su juicio y Su castigo, comprendo muchas verdades que antes no comprendía. Estoy comprendiendo mejor mi propia naturaleza satánica, que se opone a Dios y lo traiciona. También conozco algo de la esencia santa de Dios y de Su carácter justo, que no admite ofensa. Inconscientemente, he empezado a venerar a Dios y a tener sed de la verdad. Ahora soy mucho más discreto que antes, y no soy tan arrogante y engreído. Cuando me confronto con algo, puedo renegar de mí mismo, buscar la verdad y practicarla. Mi carácter de vida se ha ido transformando. Son los efectos de experimentar el juicio y castigo por la palabra de Dios. Ahora por fin comprendo lo que es la verdadera fe en Dios. ¡Comprendo su verdadero valor y significado! ¡Esto es algo que nunca lograron los creyentes de la Era de la Gracia! En la Era de la Gracia, la mayoría de los creyentes imitaban a Pablo. Trabajábamos por el Señor, y preferíamos la prisión antes que negar Su nombre. Este tipo de fe, ¿puede transformar nuestro carácter de vida? ¿Nos permitirá obedecer y amar a Dios realmente? Por último, ¿nos permitirá esta fe derrotar a Satanás de verdad? ¿Puede satisfacer a Dios? Dios les pide a los hombres que practiquen y experimenten Sus palabras. ¿Por qué lo hace? Lo hace para transformar su carácter de vida y salvarlos de la influencia de Satanás. Permite que los seres humanos lo conozcan y obedezcan. Es lo que puede alcanzar la verdadera fe en Dios. Muchos creen que solo trabajando mucho por Dios, pueden ganar su aprobación. Cuando el Señor regrese, serán arrebatados al reino de los cielos. Pensemos en ello La obra de Dios está sobre nosotros. ¿Esto es así para que, después de sufrir por difundir Su obra, le preguntemos: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia […]”? ¿Es esto lo que Dios exige a los hombres? ¿Es esta la voluntad de Dios? Si entendemos así la fe en Dios, ¿no estaremos malinterpretándolo?

Dicho esto, ¿ahora comprenden lo que es la verdadera fe en Dios? ¿Está bien creer en Dios sin experimentar Su juicio y purificación en los últimos días? ¿Podemos conocer a Dios si no experimentamos el juicio y castigo de Su palabra? ¿Podemos comprender la voluntad de Dios, obedecerlo y adorarlo si creemos en Él sin practicar Sus palabras ni experimentar Su obra? Por tanto, si realmente queremos conocer a Dios y transformar nuestro carácter, ¡debemos experimentar la obra del juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días! Dios Todopoderoso dice: “Si las personas permanecen ancladas en la Era de la Gracia, nunca se liberarán de su carácter corrupto, y, mucho menos, conocerán el carácter inherente de Dios. Si las personas viven siempre en medio de una gracia abundante pero no tienen el camino de vida que les permita conocer o satisfacer a Dios, entonces nunca lo obtendrán verdaderamente en su creencia en Él. Este tipo de creencia es, sin duda, deplorable. […] cuando hayas experimentado cada paso de la obra de Dios encarnado en la Era del Reino, sentirás que los deseos que has tenido durante muchos años se han realizado finalmente. Sentirás que es hasta ahora que has visto realmente a Dios cara a cara, que hasta ahora has contemplado Su rostro, oído Sus declaraciones personales, apreciado la sabiduría de Su obra y percibido, verdaderamente, cuán real y todopoderoso es Él. Sentirás que has obtenido muchas cosas que las personas en tiempos pasados nunca han visto o poseído. En este momento, sabrás claramente qué es creer en Dios y qué es cumplir con Su voluntad. Por supuesto, si te aferras a los puntos de vista del pasado y rechazas o niegas la realidad de la segunda encarnación de Dios, entonces te quedarás con las manos vacías y no obtendrás nada, y, en última instancia, serás declarado culpable de oponerte a Dios. Los que son capaces de obedecer la verdad y someterse a la obra de Dios serán reclamados bajo el nombre del segundo Dios encarnado: el Todopoderoso. Serán capaces de aceptar la guía personal de Dios, obtendrán verdades mayores y más elevadas, además de vida real. […](La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio).

Extracto del guion de la película de “La fe en Dios”

Siguiente: Hemos creído muchos años en el Señor. Aunque podemos predicar y trabajar para el Señor y sufrir mucho, siempre seguimos siendo capaces de mentir, engañar y defraudar. Todos los días hablamos en defensa propia. (suspira) Con mucha frecuencia somos arrogantes, santurrones, ostentosos y condescendientes con los demás. Vivimos pecando y arrepintiéndonos, incapaces de escapar a las ataduras de la carne, no digamos ya de experimentar y practicar la palabra del Señor. (suspira) No hemos vivido ninguna realidad de la palabra del Señor. En nuestro caso, ¿acaso podemos ser llevados al reino de los cielos? Algunos dicen que aunque pequemos y nos ate la carne, el Señor nos ve libres de pecado. Siguen la palabra de Pablo: “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:52). y piensan que el Señor nos transformará inmediatamente cuando venga y que nos llevará al reino de los cielos. Creen que quienes reciben la salvación por la fe pero siguen pecando constantemente no son aptos para entrar en el reino de los cielos. Esto se basa principalmente en la palabra del Señor Jesús: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). “[…] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). Estos son dos puntos de vista contrapuestos que nadie tiene claros, por favor, habladnos.

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