Naturaleza y consecuencias del problema de reconocer únicamente a Dios sin reconocer la verdad
Las palabras relevantes de Dios:
Cualquiera que no crea en Dios encarnado, es decir, cualquiera que no crea en el Dios visible o Su obra y Sus palabras y, en su lugar, adore al Dios invisible en el cielo, es una persona que no tiene a Dios en su corazón. Estas personas son rebeldes y se resisten a Dios. Carecen de humanidad y razón, por no hablar de la verdad. Además, para estas personas, el Dios visible y tangible con mayor razón no puede ser creído, sin embargo, consideran que el Dios invisible e intangible es el más creíble y también el más regocijante. Lo que ellos buscan no es la verdad de la realidad ni tampoco la verdadera esencia de la vida, mucho menos la voluntad de Dios. Más bien, buscan la emoción. Lo que quiera que sea que les permita conseguir más sus propios deseos, esto es, sin duda, lo que creen y lo que buscan. Solo creen en Dios con el fin de satisfacer sus propios deseos, no de buscar la verdad. ¿No son estas personas malhechoras? Confían demasiado en ellas mismas y no creen para nada que Dios en el cielo destruirá a tales “buenas personas” como ellas. En cambio, creen que Dios les permitirá permanecer y, más aun, las recompensará generosamente porque han hecho muchas cosas para Dios y han mostrado bastante “lealtad” hacia Él. Si también fueran a buscar al Dios visible, en cuanto sus deseos no se cumpliesen, devolverían el golpe contra Dios o montarían en cólera. Estas personas se muestran viles como “perros sucios” que siempre buscan satisfacer sus propios deseos; no son personas íntegras, que buscan la verdad. Tales personas son las llamadas personas malvadas que siguen a Cristo. Esas personas que no buscan la verdad no pueden creer la verdad y son las más incompetentes para percibir el resultado futuro de la humanidad porque no creen ninguna obra o palabra del Dios visible y esto incluye que no pueden creer en el destino futuro de la humanidad. Por lo tanto, aunque sigan al Dios visible, todavía hacen el mal y no buscan la verdad para nada, ni tampoco practican la verdad que Yo exijo. Esas personas que no creen que van a ser destruidas son, por el contrario, las mismas que van a ser destruidas. Todos ellos creen ser tan listos y creen que ellos mismos son los que practican la verdad. Piensan que su conducta malvada es la verdad y por lo tanto la atesoran. Estas personas malvadas confían mucho en sí mismas; toman la verdad como si fuera doctrina y toman como verdad sus actos malvados, pero al final solo pueden cosechar lo que han sembrado. Entre más las personas confíen en sí mismas y entre más arrogantes sean, más incapaces son de alcanzar la verdad; entre más las personas crean en el Dios en el cielo, más se resisten a Dios. Estas son las personas que van a ser castigadas. Antes de que la humanidad entre en el reposo, cada clase de persona será castigada o recompensada según si han buscado la verdad, si conocen a Dios y si pueden someterse al Dios visible. Aquellos quienes han prestado servicio al Dios visible pero no lo conocen ni se someten a Él, carecen de la verdad. Estas personas son malhechoras y los malhechores, sin duda, serán objeto de castigo; además, van a ser castigados de acuerdo con su conducta malvada. Dios existe para que los humanos crean en Él, y también Él es digno de su obediencia. Los que solo tienen fe en el Dios ambiguo e invisible son personas que no creen en Dios y son incapaces de someterse a Él. Si estas personas todavía no pueden creer en el Dios visible en el momento en que Su obra de conquista se termine, y siguen siendo desobedientes y resistiéndose al Dios que es visible en la carne, estos “ambigüistas”, sin duda, serán objetos de la destrucción. Es como algunos entre vosotros, cualquiera que verbalmente reconoce al Dios encarnado pero no puede practicar la verdad de la sumisión al Dios encarnado, finalmente será objeto de la eliminación y destrucción. Además, cualquiera que verbalmente reconoce al Dios visible y come y bebe de la verdad que expresa Él, mientras busca al Dios ambiguo e invisible, tendrá aún más posibilidades de ser destruido en el futuro. Ninguna de estas personas podrá permanecer hasta el tiempo del reposo, que vendrá después de que haya terminado la obra de Dios, ni podrá haber ni un solo individuo parecido a estas personas que permanezca en ese tiempo de reposo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo
En el presente vivo en la tierra, entre el hombre. Las personas experimentan Mi obra, observan Mis declaraciones, y junto con esto confiero todas las verdades a todos Mis seguidores quienes reciben vida de Mí y encuentran así un camino por el que pueden andar. Porque Yo soy Dios, Dador de la vida. Durante los muchos años de Mi obra, las personas han ganado mucho y han renunciado a mucho, pero insisto en que no creen verdaderamente en Mí. Esto se debe a que la gente reconoce que soy Dios solamente con sus bocas, pero no está de acuerdo con las verdades que Yo hablo, y practican aún menos las verdades que les exijo. Es decir, las personas solo reconocen la existencia de Dios, pero no la de la verdad; las personas solo reconocen la existencia de Dios, pero no la de la vida; las personas solo reconocen el nombre de Dios, pero no Su esencia. Los desprecio por su fervor, porque solo dicen palabras bonitas para engañarme; ninguno de ellos me adora verdaderamente. Vuestras palabras contienen la tentación de la serpiente; y aún peor, son extremadamente engreídas, una verdadera proclamación del arcángel. Es más, vuestras acciones están desgastadas y harapientas hasta un grado deplorable; vuestros deseos desmesurados e intenciones codiciosas son ofensivas para los oídos. Todos os habéis convertido en polillas en Mi casa, objetos aborrecidos de los que hay que deshacerse. Porque ninguno de vosotros ama la verdad, sino que anheláis recibir las bendiciones, ascender al cielo y contemplar la magnífica imagen de Cristo ejerciendo Su poder en la tierra. Pero ¿os habéis puesto a pensar cómo alguien como vosotros, tan profundamente corrupto, que no tiene ni idea de quién es Dios, podría ser digno de seguir a Dios? ¿Cómo podríais ascender al cielo? ¿Cómo podríais ser dignos de contemplar escenas tan magníficas, cuyo esplendor no tiene precedente?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Muchos son llamados, pero pocos son escogidos
Vuestros muchos años de conducta ante Mí me han dado una respuesta sin precedentes, y la pregunta a esta respuesta es: “¿Cuál es la actitud del hombre ante la verdad y el Dios verdadero?”. El esfuerzo que he dedicado al hombre prueba Mi esencia de amar al hombre y cada una de las acciones y hechos del hombre ante Mí prueban su esencia de aborrecer la verdad y oponerse a Mí. En todo momento me preocupo por todos los que me siguen; sin embargo, los que me siguen en ningún momento son capaces de recibir Mis palabras; son completamente incapaces de aceptar siquiera Mis sugerencias. Esto es lo que más me entristece de todo. Nadie ha sido capaz de entenderme y, más aún, ninguno ha sido capaz de aceptarme, aunque Mi actitud es sincera y Mis palabras son amables. Todos intentan hacer el trabajo que les he encomendado de acuerdo con sus propias ideas; no buscan Mis intenciones y mucho menos preguntan por Mis exigencias. Siguen afirmando que me sirven con lealtad al tiempo que se rebelan contra Mí. Muchos creen que las verdades que les son inaceptables o que no pueden practicar no son verdades. Para tales personas, Mis verdades se vuelven algo que debe ser negado y desechado. Al mismo tiempo, me reconocen como Dios de palabra, pero también me consideran un extraño que no es la verdad, el camino o la vida. Nadie conoce esta verdad: Mis palabras son la verdad que jamás cambia. Soy el suministro de vida para el hombre y la única guía para la raza humana. El valor y el significado de Mis palabras no se determinan basándose en si son reconocidas o aceptadas por el hombre, sino en la esencia de las palabras mismas. Incluso aunque ni una sola persona en esta tierra pudiera recibir Mis palabras, el valor de Mis palabras y su ayuda para el hombre son inestimables para cualquier persona. Por lo tanto, cuando me enfrento con las muchas personas que se rebelan en contra de Mis palabras, las refutan o las desdeñan por completo, Mi posición es simplemente esta: dejar que el tiempo y los hechos sean Mis testigos y muestren que Mis palabras son la verdad, el camino y la vida. Dejar que muestren que todo lo que he dicho es correcto y que eso es de lo que el hombre debe estar provisto y, además, que eso es lo que el hombre debe aceptar. Voy a dejar que todos los que me siguen conozcan este hecho: los que no pueden aceptar completamente Mis palabras, los que no pueden practicar Mis palabras, los que no pueden encontrar un propósito en Mis palabras y los que no pueden recibir la salvación por causa de Mis palabras, son los que han sido condenados por Mis palabras y, además, han perdido Mi salvación y Mi vara nunca se apartará de ellos.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Deberíais considerar vuestros hechos
Dios ha hecho toda esta obra, y la gente la ha experimentado y ha sido testigo con sus propios ojos de todos estos pasos de la obra de Dios. Se mire cómo se mire, la obra realizada por Dios y las palabras que Él dice son incuestionables para el hombre, y este no debe ponerlas en duda. Independientemente de lo normal y corriente que sea este cuerpo carnal, de lo poco notable que le parezca a la gente, deben aceptar las palabras de Dios como la verdad. Algunos dicen: “Como Tu carne es tan insignificante y ordinaria, como la persona que eres es tan incapaz de inspirar obediencia o admiración en nosotros, y no puedes sernos de mayor beneficio, debemos tratarte como a una persona corriente”. ¿Qué opináis de ese punto de vista? Otros dicen: “Debido a que algunas de las cosas que has hecho nos han dejado poco convencidos, nos han dado nociones y nos resultan incomprensibles, y porque has dicho algunas cosas que son inaceptables para nosotros, no puedes representar al Dios del cielo, y por eso debemos luchar contra ti hasta el final. Si nos pides que difundamos el evangelio, no lo haremos, si nos pides que cumplamos con nuestro deber, no lo haremos, y si nos pides que aceptemos Tus palabras como la vida y la verdad, tampoco lo haremos. Lucharemos hasta el final contra la persona que eres; a ver qué puedes hacernos Tú a nosotros”. En los corazones de estas personas que en absoluto aceptan la verdad, hay mil —diez mil— razones para negar la obra de Dios, para negar que las palabras de Dios son la verdad, para negar Su carne encarnada. Pero hay una cosa que puede que no tengan tan clara: da igual cuántas razones tengan, si no aceptan estas verdades, no se salvarán. Está bien que no aceptéis la persona que soy o la obra de Dios y no reconozcáis estas palabras de Dios, pero si no adoptáis estas palabras como la verdad y las ponéis en práctica, esto os digo con toda honestidad: nunca os salvaréis ni pasaréis jamás por la puerta del reino de los cielos. Porque si eludís estas palabras de Dios, estas verdades y a esta persona que obra, este Cristo, entonces da igual cuánta doctrina entendáis o cuánta obra hayáis hecho, no recibiréis nada; no sois más que un pedazo de basura. No importa bajo qué bandera cumpláis vuestro deber, bajo qué nombre creáis en Dios: no se os puede salvar. Y si no se os puede salvar, ¿qué bendiciones podéis recibir? Algunos compiten con el Dios del cielo, otros con el Dios de la tierra, algunos disputan las palabras de Dios y otros la verdad, pero nunca disputan su propio destino. ¿Acaso no es esto una vileza? Todos esos villanos son tan aborrecibles, tan malvados. Son todos unos incrédulos, oportunistas, sinvergüenzas, y esta es la esencia de los anticristos.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden a cambio de su propia gloria (VI)
Vuestra lealtad es sólo de palabra, vuestro conocimiento es simplemente intelectual y conceptual, vuestras labores son para obtener las bendiciones del cielo y, por tanto, ¿cómo debe ser vuestra fe? Incluso hoy, seguís haciendo oídos sordos a todas y cada una de las palabras de la verdad. No sabéis qué es Dios, qué es Cristo, cómo venerar a Jehová, cómo entrar en la obra del Espíritu Santo ni cómo distinguir entre la obra de Dios mismo y los engaños del hombre. Solo sabes condenar cualquier palabra de la verdad expresada por Dios que no se conforma a tus propios pensamientos. ¿Dónde está tu humildad? ¿Y tu obediencia? ¿Y tu lealtad? ¿Y tu actitud de buscar la verdad? ¿Y tu reverencia a Dios? Os digo, aquellos que creen en Dios por las señales son sin duda la categoría que será destruida. Los que son incapaces de recibir las palabras de Jesús, que ha vuelto a la carne, son sin duda la progenie del infierno, los descendientes del arcángel, la categoría que será sometida a la destrucción eterna. Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia de que “El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo” se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca. Son demasiado tozudos, confían demasiado en sí mismos, son demasiado arrogantes. ¿Cómo puede recompensar Jesús a semejantes degenerados? El regreso de Jesús es una gran salvación para aquellos que son capaces de aceptar la verdad, pero para los que son incapaces de hacerlo es una señal de condenación. Debéis elegir vuestro propio camino y no blasfemar contra el Espíritu Santo ni rechazar la verdad. No debéis ser personas ignorantes y arrogantes, sino alguien que obedece la dirección del Espíritu Santo, que anhela y busca la verdad; sólo así os beneficiaréis. Os aconsejo que andéis con cuidado por el camino de la creencia en Dios. No saquéis conclusiones apresuradas; más aún, no seáis despreocupados y descuidados en vuestra creencia en Dios. Deberíais saber que, como mínimo, los que creen en Dios deben ser humildes y reverenciales. Los que han oído la verdad pero la miran con desdén son insensatos e ignorantes. Los que han oído la verdad, pero sacan conclusiones precipitadas o la condenan a la ligera, están asediados por la arrogancia. Nadie que crea en Jesús es apto para maldecir o condenar a otros. Deberíais ser todos personas con razón y que aceptan la verdad. Quizás, habiendo oído el camino de la verdad y leído la palabra de vida, creas que solo una de cada 10.000 de estas palabras está en sintonía con tus convicciones y con la Biblia, y entonces deberías seguir buscando en esa diezmilésima parte de esas palabras. Sigo aconsejándote que seas humilde, no te confíes demasiado y no te exaltes mucho. Con esta exigua reverencia por Dios en tu corazón, obtendrás mayor luz. Si examinas detenidamente y contemplas repetidamente estas palabras, entenderás si son o no la verdad, y si son o no la vida. Quizás, habiendo leído sólo unas pocas frases, algunas personas condenarán ciegamente estas palabras, diciendo: “Esto no es nada más que algún esclarecimiento del Espíritu Santo”, o “Este es un falso Cristo que ha venido a engañar a la gente”. ¡Los que dicen tales cosas están cegados por la ignorancia! ¡Entiendes demasiado poco de la obra y de la sabiduría de Dios, y te aconsejo que empieces de nuevo desde cero! No debéis condenar ciegamente las palabras expresadas por Dios debido a la aparición de falsos Cristos durante los últimos días ni ser personas que blasfeman contra el Espíritu Santo, porque teméis al engaño. ¿No sería esto una gran lástima? Si, después de mucho examen, sigues creyendo que estas palabras no son la verdad, no son el camino ni la expresión de Dios, entonces serás castigado en última instancia y te quedarás sin bendiciones. Si no puedes aceptar esa verdad hablada de forma tan llana y clara, ¿no eres indigno entonces de la salvación de Dios? ¿No eres alguien que no está suficientemente bendecido como para regresar ante el trono de Dios?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra
Los que quieren obtener la vida sin confiar en la verdad de la que Cristo habló son las personas más absurdas de la tierra, y los que no aceptan el camino de la vida que Cristo trajo están perdidos en la fantasía. Y así digo que aquellos que no aceptan al Cristo de los últimos días Dios los detestará para siempre. Cristo es la puerta para que el hombre entre al reino durante los últimos días, y no hay nadie que pueda evitarle. Nadie puede ser perfeccionado por Dios excepto por medio de Cristo. Tú crees en Dios y por tanto debes aceptar Sus palabras y obedecer Su camino. No puedes simplemente pensar en obtener bendiciones sin ser capaz de recibir la verdad o de aceptar la provisión de la vida. Cristo viene en los últimos días para que a todos los que verdaderamente creen en Él les pueda proveer la vida. Su obra es en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y Su obra es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no eres capaz de reconocerlo y en cambio lo condenas, blasfemas y hasta lo persigues, entonces estás destinado a arder por toda la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios. Porque este Cristo es Él mismo la expresión del Espíritu Santo, la expresión de Dios, Aquel a quien Dios le ha confiado hacer Su obra en la tierra. Y por eso digo que si no puedes aceptar todo lo que el Cristo de los últimos días hace, entonces blasfemas contra el Espíritu Santo. La retribución que deben sufrir los que blasfeman contra el Espíritu Santo es obvia para todos. También te digo que si te resistes al Cristo de los últimos días y si reniegas de Él, entonces no habrá nadie que pueda soportar las consecuencias en tu lugar. Además, a partir de este día no tendrás otra oportunidad para obtener la aprobación de Dios; incluso si tratas de redimirte tú mismo, nunca más volverás a contemplar el rostro de Dios. Porque al que tú te resistes no es un hombre, lo que niegas no es algún ser diminuto, sino a Cristo. ¿Sabes cuáles serán las consecuencias de esto? No habrás cometido un pequeño error, sino que habrás cometido un crimen atroz. Y así les aconsejo a todos que no tengan una reacción violenta contra la verdad, o hagan críticas descuidadas, porque solo la verdad te puede dar la vida y nada excepto la verdad te puede permitir volver a nacer y contemplar el rostro de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.