Puesto que Pablo dijo que toda la Biblia estaba inspirada por Dios, ¡no puede equivocarse!, porque era un apóstol de Dios. Dios le dijo a la gente a través de Pablo que toda la Biblia estaba inspirada por Dios y era la palabra de Dios. ¿Cómo os atrevéis a negar ese hecho?
Respuesta: El tema que mencionas es muy representativo. A continuación, vamos a hablar de si las epístolas escritas por Pablo y otros apóstoles fueron inspiradas por Dios y si pueden representar la palabra de Dios. Así sabremos cómo valorar esas cartas de los apóstoles. Antes de dialogar, vamos a leer dos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: “Las epístolas paulinas del Nuevo Testamento son epístolas que Pablo escribió para las iglesias y no son inspiraciones del Espíritu Santo ni Sus declaraciones directas. Son simplemente palabras de exhortación, consuelo y aliento que escribió para las iglesias durante el transcurso de su obra. Así, también, son un registro de gran parte de la obra de Pablo en esa época. Se escribieron para todos los hermanos y hermanas en el Señor, para que los hermanos y hermanas de las iglesias de esa época siguieran su consejo y vivieran de acuerdo con el camino de arrepentimiento del Señor Jesús. De ninguna manera dijo Pablo que, en las iglesias de esa época o del futuro, todos deben comer y beber las cosas que él escribió ni que todas sus palabras venían de Dios. De acuerdo con las circunstancias de la iglesia en esa época, él simplemente tenía comunión con los hermanos y las hermanas, los exhortaba e inspiraba fe en ellos, y simplemente predicaba o recordaba a las personas y las exhortaba. Sus palabras estaban basadas en su propia carga, y apoyaba a las personas por medio de ellas. […] Todo lo que dijo que era edificante y positivo para las personas fue correcto, pero no representaba las declaraciones del Espíritu Santo ni podía representar a Dios. ¡Es un entendimiento atroz y una blasfemia enorme que las personas traten los registros de las experiencias de un hombre y las epístolas de un hombre como las palabras habladas por el Espíritu Santo a las iglesias! […] Su identidad fue simplemente la de un apóstol obrero, y fue simplemente un apóstol enviado por Dios; no fue un profeta ni un adivino. Para él, su propia obra y la vida de los hermanos y hermanas eran de la mayor importancia. Por tanto, no podía hablar en nombre del Espíritu Santo. Sus palabras no eran las palabras del Espíritu Santo, y mucho menos podría decirse que fueran las de Dios, porque Pablo no era nada más que una criatura de Dios y, ciertamente, no era Su encarnación. […] Si las personas consideran las epístolas o las palabras como las de Pablo como declaraciones del Espíritu Santo, y las adoran como a Dios, sólo puede decirse que no discriminan correctamente. Dicho con mayor severidad, ¿no es esto simplemente blasfemia? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? ¿Y cómo podrían las personas postrarse ante los registros de sus epístolas y ante las palabras que habló como si fueran un libro sagrado o un libro celestial? ¿Podría el hombre pronunciar a la ligera las palabras de Dios? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? Así pues, ¿qué dices? ¿Podrían las epístolas que él escribió para las iglesias no estar contaminadas con sus propias ideas? ¿Cómo no iban a estar contaminadas con ideas humanas? […] Si dices que sus epístolas son las palabras del Espíritu Santo, entonces eres absurdo ¡y estás cometiendo blasfemia! Las epístolas paulinas y las otras epístolas del Nuevo Testamento equivalen a las memorias de figuras espirituales más recientes: están a la par de los libros de Watchman Nee o de las experiencias de Lawrence, y así por el estilo. Es simplemente que los libros de figuras espirituales recientes no están recopilados en el Nuevo Testamento, pero la esencia de estas personas era la misma: fueron personas usadas por el Espíritu Santo durante cierto período, y no podían representar directamente a Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (3)).
Por las palabras de Dios Todopoderoso podemos ver que, aunque las cartas de los apóstoles coincidían en su mayor parte con la voluntad de Dios, coincidir con la voluntad de Dios no es lo mismo que ser palabra de Dios. Las epístolas de Pedro y Pablo aparecieron después de la resurrección y ascensión del Señor Jesús. Cuando esas cartas se enviaron a las iglesias, ¿cómo las valoraron los hermanos y hermanas de aquella época? Dirían: “Estas cartas son del hermano Pedro, esas son del hermano Pablo”. Los hermanos y hermanas de ese tiempo no considerarían esas epístolas como palabras de Dios porque los apóstoles nunca habían dicho que ellos fueran Dios. Solo afirmaban ser discípulos que seguían al Señor Jesús. Así pues, los hermanos y hermanas de aquel tiempo consideraron sus epístolas y sus palabras como las palabras de un hermano. Pedro y Pablo nunca habían dicho que sus palabras estaban inspiradas por Dios y eran palabras de Dios. Este es el trasfondo histórico. Pero hoy en día consideramos las cartas y las palabras de los apóstoles como palabras de Dios, y hasta las equiparamos a las palabras de Dios. Eso va contra los hechos históricos. Las cartas de los apóstoles solo se escribieron para ayudar a las iglesias con su responsabilidad y para apoyar a las iglesias de aquel tiempo. Sus epístolas no podían representar las palabras de Dios. Las palabras de Dios son palabras de Dios y las palabras del hombre son palabras del hombre. Si no discernimos en la Biblia qué palabras son de Dios y cuáles son del hombre, esto es un grave problema. De hecho, solo una parte de las palabras de la Biblia son palabras de Dios. Solo las palabras que dijo Jehová personalmente, las palabras que Jehová reveló a Moisés, las palabras que Jehová dejó que transmitieran los profetas, y las palabras que dijo Jesús personalmente son verdaderas palabras de Dios. Podemos ver que hay una marca especial en todas las palabras de los profetas. Ellos decían: “Así dijo el SEÑOR” y “Así dice el SEÑOR”. Eso muestra que transmitían palabras de Dios. Y la gente podía ver claramente que ellos simplemente repetían palabras de Dios. Así pues, solo las palabras de Dios transmitidas por los profetas las palabras de Jehová que se recogieron y las palabras de Jesús recogidas por los apóstoles, son verdaderas palabras de Dios. En la Biblia, solo esa parte son verdaderas palabras de Dios. Excepto esa parte, las palabras pronunciadas por los apóstoles y las cosas recogidas por los siervos de Dios son testimonios del hombre y palabras del hombre.
Si basándonos en una sola palabra de las cartas de los apóstoles, decimos que la Biblia está inspirada por Dios y que toda ella es la palabra de Dios, esto no es correcto. En la época de los apóstoles, nadie consideraba las cartas de los apóstoles Pedro y Pablo como palabras de Dios. Y nadie consideraba a los apóstoles como Cristo. Y esos apóstoles nunca se atrevieron a llamarse a sí mismos Cristo. Solo Cristo representa a Dios y al Espíritu Santo. Así pues, no deberíamos considerar las palabras de los apóstoles como palabras de Dios. Las palabras de los apóstoles no representan a Dios, ni mucho menos al Espíritu Santo. Además, Dios nunca ha declarado que la Biblia sea eso. El Señor Jesús solo aceptó que la Biblia era testimonio de Dios, pero no dijo que fuera inspirada por Dios y fuera toda palabra de Dios. Además, el Espíritu Santo nunca había declarado a nadie que la Biblia fuera eso. Solo el Espíritu Santo y la encarnación de Dios tienen claro el trasfondo de la Biblia. Nadie más puede entenderla. La Biblia es una narración de la obra de Dios escrita por aquellos que le servían y es testimonio de experiencias humanas. Es solo la expresión humana de las palabras de Dios o el testimonio de la obra de Dios a través de la experiencia de los hombres, después de ser inspirados e iluminados por el Espíritu Santo. Todo eso no lo escribió Dios personalmente. Eso es un hecho. Aunque los registros y las cartas de los apóstoles tenían la inspiración del Espíritu Santo, no podían representar las palabras de Dios. Así pues, el punto de vista de que “toda la Biblia está inspirada por Dios y que toda ella es palabra de Dios” es erróneo. Va en contra de los hechos.
La palabra de Dios es la verdad. En toda su vida, una persona solo puede vivir una parte limitada. Por muy bien que conozca a Dios, no puede expresar la palabra de Dios. Por muy poderoso que sea su testimonio, no se puede meter en el mismo saco que la palabra de Dios, porque la esencia del hombre es muy diferente a la de Dios. El hombre nunca puede expresar la palabra de Dios. Hasta los profetas solo podían transmitir la palabra de Dios. Aunque fueran utilizador por el Espíritu Santo, no podían expresar las palabras de Dios. Solo podían hablar de sus experiencias y testimonios. Cristo tiene esencia divina, así que, naturalmente, lo que él expresa son palabras de Dios. La esencia del hombre es la humanidad y, naturalmente, lo que expresa son experiencias y conocimientos del hombre. Aunque coincidan en la verdad, no se pueden meter en el mismo saco que la palabra de Dios. La gente va contra el hecho histórico e insiste en que las palabras del hombre en la Biblia son palabras de Dios. Eso es engañar al hombre, oponerse a Dios, ¡y blasfemar contra Dios!
Extracto del guion de la película de “Revelar el misterio de la Biblia”
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