Qué es dejar todo atrás y seguir a Dios

3 Jun 2018

Versículos bíblicos como referencia:

“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26).

“Cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33).

“En verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, que no reciba muchas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero, la vida eterna” (Lucas 18:29-30).

Las palabras relevantes de Dios:

Este es el momento en el que Mi Espíritu lleva a cabo una gran obra y es el momento en el que comienzo Mi obra entre las naciones gentiles. Más aún, es el momento en el que clasifico a todos los seres creados, poniendo a cada uno en su categoría respectiva, para que Mi obra pueda proceder con mayor rapidez y efectividad. Y, así, lo que os pido sigue siendo que cada uno ofrezca todo su ser a toda Mi obra y, además, que discernáis claramente y tengáis la certeza de toda la obra que Yo he realizado en ti, y que pongas todas tus fuerzas en Mi obra para que esta pueda ser más efectiva. Esto es lo que debes entender. Desistid de pelear entre vosotros, de buscar buna senda de retorno o las comodidades de la carne, las cuales retrasarían Mi obra y tu maravilloso futuro. Lejos de protegerte, hacer eso traería destrucción sobre ti. ¿No sería esto una necedad de tu parte? Aquello que hoy disfrutas con avidez es, precisamente, lo que está arruinando tu futuro, mientras que el dolor que hoy sufres es justamente lo que te protege. Debes ser claramente consciente de estas cosas a fin de evitar caer preso de las tentaciones de las que te será difícil liberarte y evitar tropezar en la densa niebla y ser incapaz de encontrar el sol. Cuando la densa niebla se disipe, te encontrarás en medio del juicio del gran día.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de difundir el evangelio es también la obra de salvar al hombre

Hay una frase en la Biblia que dice: “Cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33). ¿Qué significa renunciar a todas las posesiones? ¿Qué significa aquí “todas”? Posición, fama y fortuna, familia, amigos, propiedad… esto es lo que se incluye en la palabra “todas”. Entonces, ¿qué cosas tienden a ocupar un lugar importante en tu corazón? Para algunos son los hijos, para otros los padres o la riqueza y la propiedad. Algunos aprecian la posición, la fama y la fortuna. Si atesoras estas cosas, entonces te controlarán. Si no las atesoras y renuncias a ellas a conciencia, entonces no podrán controlarte. Depende solamente de la actitud que tengas hacia ellas y de cómo manejes tales cuestiones.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios de práctica relativos a la sumisión a Dios

Si puedes dedicar tu corazón, tu cuerpo y todo tu amor verdadero a Dios, ponerlos delante de Dios, serle completamente obediente y ser absolutamente considerado con Su voluntad, no por la carne, no por la familia y no por tus propios deseos personales, sino por los intereses de la casa de Dios, tomando la palabra de Dios como el principio y fundamento de todo, entonces, al hacer esto, todas tus intenciones y perspectivas estarán en el lugar correcto y serás una persona ante Dios que recibe Sus elogios. A Dios le gustan las personas que son absolutas con Él, las que le son leales únicamente a Él. Aquellos a quienes Dios aborrece son los que son tibios con Él y se rebelan contra Él. Aborrece a quienes creen en Él, y siempre quieren disfrutarle, pero luego son incapaces de erogarse completamente por Él. Aborrece a quienes afirman amarlo, pero se rebelan contra Él en sus corazones; aborrece a quienes usan palabras pomposas y elocuentes para engañar. Los que no tienen una dedicación genuina a Dios o no se han sometido de verdad a Él son personas traicioneras, demasiado arrogantes por naturaleza. Los que no pueden ser auténticamente sumisos ante el Dios normal y práctico son incluso más arrogantes, y ellos en especial son la progenie obediente del arcángel. Las personas que se erogan de verdad por Dios ponen todo su ser ante Él, se someten genuinamente a todas Sus declaraciones y son capaces de poner en práctica Sus palabras. Hacen de las palabras de Dios el fundamento de su existencia, y son capaces de buscar con sinceridad en las palabras de Dios para averiguar qué partes practicar. Así es la gente que vive realmente ante Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Aquellos que de verdad aman a Dios son los que pueden someterse completamente a Su practicidad

Debes sufrir adversidades por la verdad, debes entregarte a la verdad, debes soportar humillación por la verdad y, para obtener más de la verdad, debes padecer más sufrimiento. Esto es lo que debes hacer. No debes desechar la verdad en beneficio de una vida familiar pacífica y no debes perder la dignidad e integridad de tu vida por el bien de un disfrute momentáneo. Debes buscar todo lo que es hermoso y bueno, y debes buscar un camino en la vida que sea de mayor significado. Si llevas una vida tan vulgar y no buscas ningún objetivo, ¿no estás malgastando tu vida? ¿Qué puedes obtener de una vida así? Debes abandonar todos los placeres de la carne en aras de una verdad y no debes desechar todas las verdades en aras de un pequeño placer. Personas como estas no tienen integridad ni dignidad; ¡su existencia no tiene sentido!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio

Hoy, no crees las palabras que digo ni les prestas atención; cuando llegue el día en que esta obra se esparza y veas la totalidad de ella, lo lamentarás y, en ese momento, te quedarás boquiabierto. Existen bendiciones, pero no sabes cómo disfrutarlas; y existe la verdad, pero no la buscas. ¿No haces que los demás te menosprecien? En la actualidad, aunque el siguiente paso de la obra de Dios todavía está por comenzar, no hay nada excepcional acerca de las cosas que se te piden y lo que se te pide vivir. Hay tanta obra y tantas verdades; ¿no son dignas de que las conozcas? ¿Son el juicio y el castigo de Dios incapaces de despertar tu espíritu? ¿Son el castigo y el juicio de Dios incapaces de hacer que te odies? ¿Estás contento de vivir bajo la influencia de Satanás, en paz y disfrutando y con un poco de comodidad carnal? ¿No eres la más vil de todas las personas? Nadie es más insensato que los que han contemplado la salvación, pero no buscan ganarla; estas son personas que se atiborran de la carne y disfrutan a Satanás. Esperas que tu fe en Dios no acarree ningún reto o tribulación ni la más mínima dificultad. Siempre buscas aquellas cosas que no tienen valor y no le otorgas ningún valor a la vida, poniendo en cambio tus propios pensamientos extravagantes antes que la verdad. ¡Eres tan despreciable! Vives como un cerdo, ¿qué diferencia hay entre ti y los cerdos y los perros? ¿No son bestias todos los que no buscan la verdad y, en cambio, aman la carne? ¿No son cadáveres vivientes todos esos muertos sin espíritu? ¿Cuántas palabras se han hablado entre vosotros? ¿Se ha hecho solo poco de obra entre vosotros? ¿Cuánto he provisto entre vosotros? ¿Y por qué no lo has obtenido? ¿De qué tienes que quejarte? ¿No será que no has obtenido nada porque estás demasiado enamorado de la carne? ¿Y no es porque tus pensamientos son muy extravagantes? ¿No es porque eres muy estúpido? Si no puedes obtener estas bendiciones, ¿puedes culpar a Dios por no salvarte?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio

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