¿Por qué tiene que encarnarse Dios para realizar Su obra de juicio en los últimos días? En la Era de la Ley, Dios utilizó a Moisés para que realizara Su obra; entonces, ¿por qué no puede utilizar Dios al hombre para que lleve a cabo Su obra de juicio en los últimos días?

26 Feb 2021

Respuesta: La razón por la cual Dios debe encarnarse para realizar la obra del juicio en los últimos días es un tema que preocupa a muchas personas que ansían la verdad y buscan la aparición de Dios. También es una cuestión que guarda relación con el hecho de que podamos ser arrebatados al reino de los cielos, por lo cual es muy importante comprender este aspecto de la verdad. ¿Por qué debe encarnarse Dios para realizar Su obra del juicio en los últimos días en vez de utilizar al hombre para ello? Esto viene determinado por la naturaleza de la obra del juicio. Porque la obra del juicio es la expresión de la verdad de Dios y de Su carácter justo para conquistar, purificar y salvar a la humanidad. Leamos un pasaje de la palabra de Dios Todopoderoso.

La obra del juicio es la propia obra de Dios, por lo que, naturalmente, debe ser llevada a cabo por Dios mismo; no puede ser hecha por el hombre en Su lugar. Puesto que el juicio es el uso de la verdad para conquistar al hombre, no hay duda de que Dios aún aparecería en la imagen encarnada para realizar esta obra entre los hombres. Es decir, Cristo de los últimos días usará la verdad para enseñar a los hombres alrededor del mundo y hacer que todas las verdades sean conocidas por ellos. Esta es la obra del juicio de Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad).

Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido por Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad).

Por las palabras de Dios Todopoderoso vemos que la obra del juicio de Dios en los últimos días consiste en expresar muchos aspectos de la verdad; expresar el carácter de Dios, todo lo que tiene y es; revelar todos los misterios; juzgar la naturaleza satánica del hombre, que se resiste a Dios y lo traiciona; exponer y diseccionar la palabra y la conducta del hombre y revelar a toda la humanidad la esencia santa y justa de Dios y Su carácter, que no admite ofensa. Cuando los elegidos de Dios se someten a juicio por Su palabra, es como si estuvieran cara a cara con Él, siendo expuestos y juzgados por Él. Cuando Dios juzga a los hombres, Él debe permitir que ellos vean la manifestación de Su carácter justo, como si estuvieran viendo la esencia santa de Dios y la gran luz que desciende de los cielos; y que vean que la palabra de Dios es como una espada de doble filo que penetra en el corazón y en el espíritu, causándoles un tormento indescriptible. Sólo así, el hombre puede llegar a reconocer su propia esencia pervertida y la verdad de su perversión; a sentir una profunda humillación, ocultar su rostro, avergonzado, y postrarse ante Dios verdaderamente arrepentido. Entonces podrá aceptar la verdad y vivir según la palabra de Dios, liberarse por completo de la influencia de Satanás y ser salvado y perfeccionado por Dios. Obras tales como el juicio, la purificación y la salvación del hombre sólo pueden ser realizadas personalmente por Dios encarnado.

Tras haber experimentado el juicio por la palabra de Dios Todopoderoso, nos hemos dado cuenta de que la santidad y el carácter justo de Dios no admiten ofensa por parte de los hombres. Cada letra de la palabra de Dios contiene majestad e ira, cada palabra nos golpea en lo más profundo del corazón; descubriendo completamente nuestra naturaleza satánica, que se opone a Dios y lo traiciona, así como los elementos de nuestro carácter pervertido tan enterrados en nuestros corazones que ni nosotros los vemos; permitiéndonos reconocer que nuestra naturaleza y esencia está llena de arrogancia, petulancia, egoísmo y traición y que vivimos conforme a estas cosas como demonios vivos que vagan por latierra, sin el más ligero asomo de humanidad. Dios considera esto abominable y odioso. Nos sentimos humillados y atormentados por el arrepentimiento. Vemos nuestra propia vileza y maldad y sabemos que no merecemos vivir ante Dios, por lo que nos postramos en el suelo, deseando recibir Su salvación. Al experimentar el juicio por la palabra de Dios Todopoderoso, verdaderamente presenciamos la aparición de Dios. Vemos que la santidad de Dios no puede ser profanada y que Su justicia no admite ofensa. Reconocemos las sinceras intenciones y el verdadero amor con que Dios procura salvar al hombre y vemos la verdad y la esencia de nuestra perversión a manos de Satanás. Así, empezamos a venerar a Dios en nuestros corazones, y con gusto aceptamos la verdad y obedecemos los planes que Él tiene para nosotros. De esta forma, nuestro carácter pervertido se purifica poco a poco. Los cambios que hemos logrado hoy son el resultado de la encarnación de Dios para realizar la obra del juicio. Como veis, únicamente cuando la encarnación de Dios expresa la verdad, está expresando el carácter justo de Dios y todo lo que Él tiene y es para llevar a cabo la obra del juicio; sólo entonces , el hombre ve la aparición de la luz verdadera, la aparición de Dios, y comienza a conocerlo de verdad. Sólo así puede el hombre ser purificado y salvado. Aparte de Cristo, ningún hombre puede realizar la obra del juicio en los últimos días. Leamos otro pasaje de la palabra de Dios Todopoderoso.

Dios Todopoderoso dice: “Nadie es más adecuado y está más calificado que Dios en la carne para hacer la obra de juzgar la corrupción de la carne del hombre. […] Satanás solo puede ser completamente derrotado si Dios en la carne juzga la corrupción de la humanidad. Al ser igual que el hombre poseyendo una humanidad normal, Dios en la carne puede juzgar directamente la injusticia del hombre; esta es la marca de Su santidad innata y Su atributo extraordinario. Solo Dios está calificado y en la posición de juzgar al hombre porque Él es poseedor de la verdad y la justicia y por eso es capaz de juzgar al hombre. Los que no tienen la verdad y la justicia no son aptos para juzgar a los demás(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios encarnado).

Precisamente debido a este juicio, habéis podido ver que Dios es el Dios justo, que Dios es el Dios santo. Precisamente por Su santidad y justicia, os juzga y desata Su ira sobre vosotros. El hecho de poder revelar Su justo carácter cuando ve la rebeldía del hombre, y de poder revelar Su santidad cuando ve la inmundicia del hombre, basta para demostrar que es Dios mismo, que es santo y prístino, y sin embargo vive en la tierra de la inmundicia. Si una persona se revuelca en el fango con los demás y no tiene nada santo ni un carácter justo, entonces no está cualificado para juzgar la iniquidad del hombre, ni es apto para llevar a cabo el juicio de este. Si una persona juzgara a otra, ¿no sería como si esa persona se golpeara a sí misma en la cara? ¿Cómo podrían personas igualmente sucias estar capacitadas para juzgar a sus semejantes? Solo el mismo Dios santo puede juzgar a toda la humanidad inmunda. ¿Cómo podría el hombre juzgar los pecados del hombre? ¿Cómo podría el hombre ver los pecados del hombre y estar cualificado para condenarlos? Si Dios no estuviera cualificado para juzgar los pecados del hombre, entonces ¿cómo iba a ser Dios mismo justo? Cuando se revelan las actitudes corruptas de la gente, Dios habla para juzgarla, y solo entonces la gente ve que Él es santo(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista).

En la palabra de Dios Todopoderoso vemos claramente que la obra del juicio de Dios en los últimos días debe llevarse a cabo mediante la expresión de la verdad, del carácter de Dios y de Su omnipotencia y sabiduría para conquistar, purificar y perfeccionar al hombre. Dios se aparece para realizar esta obra del juicio en los últimos días. Esta obra marca el inicio de una era y el fin de otra. Esta obra debe ser realizada por la encarnación de Dios, ningún hombre puede hacerla en Su lugar. ¿Por qué creen muchos que, Dios debería utilizar a los hombres para realizar toda Su obra, en vez de encarnarse para hacerla Él mismo? ¡Esto es increíble! ¿De verdad que la humanidad da la bienvenida a la llegada de Dios? ¿Por qué siempre hay tantas personas deseando que Dios utilice a los hombres para realizar Su obra? Esto se debe a que los hombres obran según sus nociones, sólo actúan como la gente cree que deben actuar, y, en consecuencia, adoran fácilmente a otros hombres, los colocan sobre un pedestal y los siguen, pero el modo de obrar de Dios nunca concuerda con las nociones del hombre, Él no hace las cosas como el hombre cree que deben hacerse. Así pues, al hombre le cuestamucho ser compatible con Dios. La esencia de Dios es la verdad, el camino y la vida. El carácter de Dios es santo y justo y no admite ofensa. Sin embargo, el hombre pervertido ha sido completamente corrompido por Satanás, rebosa de carácter satánico y le cuesta mucho ser compatible con Dios. Así pues, al hombre le cuesta mucho aceptar la obra de la encarnación de Dios y es reacio a estudiar e investigar; en cambio, adora al hombre, tiene una fe ciega en su obra, y la acepta y sigue como si fuera obra de Dios. ¿Qué problema hay aquí? Podría decirse que la humanidad no tiene la menor idea de lo que significa creer en Dios y experimentar Su obra, por lo que Su obra en los últimos días debe consistir en que la encarnación exprese la verdad para resolver todos los problemas de la humanidad pervertida. En cuanto a vuestra pregunta sobre el motivo por el cual Dios no utiliza al hombre para realizar Su obra del juicio en los últimos días, ¿todavía hace falta responderla? La esencia del hombre es el hombre, que no posee esencia divina, por lo que el hombre no puede expresar la verdad, el carácter de Dios ni todo lo que Dios tiene y es, ni puede realizar la obra de salvación de la humanidad. Por no hablar de que todos los hombres han sido pervertidos por Satanás y tienen una naturaleza pecaminosa, así que, ¿qué les permite juzgar a otros hombres? Puesto que el hombre inmundo y corrupto no puede purificarse ni salvarse a sí mismo, ¿cómo espera él purificar y salvar a otros? Esos hombres sólo se sentirían avergonzados cuando otros fueran reacios a aceptar su juicio. Sólo Dios es justo y santo y sólo Él es la verdad, el camino y la vida. De ahí que, la obra del juicio de Dios en los últimos días debe ser realizada por Su encarnación. Ningún hombre puede realizar esa obra, esto es así. ¿Acaso aún no entendemos esto?

Entonces, ¿por qué Dios utilizó al hombre para que realizara Su obra en la Era de la Ley? Porque la obra de la Era de la Ley y la obra del juicio de los últimos días tienen naturalezas distintas. En la Era de la Ley, los hombres eran como si hubieran acabado de nacer, y Satanás sólo les había pervertido lo mínimo. La obra de Dios Jehová consistió principalmente en promulgar leyes y mandamientos para proporcionar al hombre primitivo unas directrices sobre la forma de vivir en la tierra. Esta etapa de la obra no pretendía cambiar el carácter del hombre, no hacía falta expresar más verdades. Dios simplemente tuvo que utilizar al hombre para transmitir a los israelitas las leyes que Él había decretado, de modo que los israelitas supieran cómo cumplirlas, adoraran a Jehová y vivieran una vida normal en la tierra. Una vez hecho esto, terminó esa etapa de la obra. Por eso, Dios pudo utilizar a Moisés para realizar la obra de la Era de la Ley, no le hacía falta encarnarse para llevar a cabo la obra personalmente. Por el contrario, la obra del juicio de Dios en los últimos días pretende salvar a la humanidad, profundamente pervertida por Satanás. En este caso no bastará con divulgar unos pasajes de la palabra de Dios ni con promulgar leyes. Hay que expresar muchas verdades. Se debe expresar plenamente el carácter inherente de Dios, todo lo que Él tiene y es; es preciso ofrecer a todos los hombres la verdad, el camino y la vida, como si Dios se revelara cara a cara a toda la humanidad, permitiendo que el hombre comprenda la verdad y lo conozca, y, de ese modo, Él purifica, salva y perfecciona totalmente a la humanidad. Dios debe hacer esto personalmente a través de la encarnación, ningún hombre puede realizar esta obra en Su lugar. Dios puede utilizar profetas para divulgar algunos pasajes de Su palabra, pero Él no les permite expresar Su carácter inherente, todo lo que Él tiene y es, ni expresar toda la verdad, porque el hombre no es digno de hacerlo. Si Dios utilizara al hombre para expresar todo Su carácter y verdad, el hombre probablemente lo humillaría, porque el hombre tiene un carácter pervertido, es susceptible de demostrar sus propias nociones y fantasías, La obra del hombre debe ser impura, lo cual fácilmente humillaría a Dios y afectaría la eficacia de Su obra en general. Además, el hombre es proclive a considerar como suyo todo lo que Dios tiene y es, y a considerar la impureza de su obra como verdad. Esto lleva a malinterpretar y humillar a Dios. Además, si Dios utilizara al hombre para expresar todo Su carácter y verdad, debido a la impureza del hombre, las personas serían reacias a aceptarlo e incluso se opondrían. Entonces, Satanás encontraría defectos y lanzaría acusaciones, avivando la llama del descontento de los hombres hacia Dios, fomentando las revueltas e instigándolos a fundar su propio reino independiente. Este sería el resultado final de la obra de Dios realizada por el hombre. Sobre todo, en el caso de la salvación por parte de Dios del hombre profundamente pervertido en los últimos días, los hombres no aceptan ni obedecen fácilmente la obra de la encarnación de Dios. Así pues, si Dios utilizara a seres humanos para realizar esta obra, sería menos probable que los hombres aceptaran y obedecieran. ¿No son hechos evidentes? Mirad a los ancianos y pastores del mundo religioso, ¿existe alguna diferencia entre su oposición y su condena a la obra de la encarnación de Dios y la manera en que los sumos sacerdotes judíos y los fariseos se opusieron al Señor Jesús? La salvación de la humanidad corrupta por parte de Dios no es tarea fácil. ¡Debemos entender cómo piensa Dios!

Por un lado, la obra del juicio de Dios encarnado en los últimos días es la de juzgar, purificar y salvar a la humanidad; por otro, y lo que es más importante, Dios realiza Su obra expresando la verdad, Su carácter y todo lo que tiene y es para que toda la humanidad pueda conocerlo y comprenderlo, y para que vea la aparición de Dios hecho carne. Leamos unos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso.

Para todos aquellos que viven en la carne, cambiar su carácter requiere metas que perseguir, y conocer a Dios exige ser testigos de los hechos reales y del rostro real de Dios. Ambas cosas sólo las puede lograr la carne encarnada de Dios y sólo las puede conseguir la carne normal y real. Por esta razón, la encarnación es necesaria y toda la humanidad corrupta la necesita. Ya que a las personas se les pide que conozcan a Dios, las imágenes de Dioses ambiguos y sobrenaturales deben ser disipadas de sus corazones, y ya que se les pide que desechen su carácter corrupto, primero deben conocer su carácter corrupto. Si solo el hombre hace la obra para disipar las imágenes de los Dioses vagos de los corazones de las personas, entonces fracasará en conseguir el efecto apropiado. Las imágenes de los Dioses ambiguos que están en los corazones de las personas no se pueden exponer, desechar o expulsar por completo solo con palabras. Al hacerlo así, a la larga no será posible disipar estas cosas que están profundamente arraigadas en las personas. Sólo al sustituir estas cosas ambiguas y sobrenaturales con el Dios práctico y la inherente imagen de Dios y hacer que las personas las conozcan poco a poco, se puede lograr el efecto debido. […] Sólo Dios mismo puede hacer Su propia obra y nadie más puede hacer esta obra en Su nombre. No importa qué tan rico sea el lenguaje del hombre, es incapaz de articular la realidad y la normalidad de Dios. El hombre sólo puede conocer a Dios de una manera más práctica y solo lo puede ver con mayor claridad si Dios personalmente obra entre los hombres y muestra por completo Su imagen y Su ser. Este efecto no lo puede lograr ningún ser humano de la carne(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios encarnado).

Las imaginaciones del hombre son, después de todo, huecas y no pueden reemplazar el verdadero rostro de Dios; el carácter inherente de Dios y la obra de Dios mismo el hombre no los puede imitar. El Dios invisible en el cielo y Su obra sólo pueden ser traídos a la tierra por el Dios encarnado que personalmente hace Su obra entre los hombres. Esta es la manera más ideal para que Dios se aparezca al hombre, en la que el hombre ve a Dios y llega a conocer el verdadero rostro de Dios, y esto no lo puede lograr un Dios no encarnado(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios encarnado).

La llegada de Dios en la carne tiene el objetivo principal de permitir a las personas ver Sus hechos reales, dar forma carnal al Espíritu sin forma, y permitir que las personas lo vean y lo toquen. Así, aquellos a los que Él ya ha hecho completos lo vivirán a Él; Él los ganará y serán conformes a Su corazón. Si Dios solo hablara en el cielo y no hubiese venido realmente a la tierra, las personas seguirían siendo incapaces de conocerle; solo podrían predicar Sus hechos usando teoría vacía y no tendrían Sus palabras como una realidad. Dios ha venido a la tierra principalmente para actuar como un ejemplo y un modelo para aquellos a quienes Él debe ganar; solo así pueden las personas conocer realmente a Dios, tocarlo y verlo, y solo entonces puede Dios ganarlas de verdad(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Deberías saber que el Dios práctico es Dios mismo).

El Dios encarnado da fin a la época cuando solo la espalda de Jehová aparecía a la humanidad y también concluye la época en que la humanidad tenía la creencia en el Dios ambiguo. En particular, la obra del último Dios encarnado trae a toda la humanidad a una época más realista, más práctica y más bella. Él no solo concluye la época de la ley y la doctrina; de mayor importancia aún, revela a la humanidad un Dios que es real y normal, que es justo y santo, que abre la obra del plan de gestión y demuestra los misterios y el destino de la humanidad, que creó a la humanidad y da fin a la obra de gestión y que ha permanecido oculto por miles de años. Da fin por completo a la época de ambigüedad y concluye la época en la que toda la humanidad deseaba buscar el rostro de Dios pero no era capaz de hacerlo, termina la época en la que toda la humanidad servía a Satanás y guía a toda la humanidad siempre hasta entrar a una era completamente nueva. Todo esto es el resultado de la obra de Dios en la carne en vez de la del Espíritu de Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios encarnado).

La obra del juicio de Dios en los últimos días a través de la encarnación es verdaderamente relevante. Dios se ha encarnado en la tierra en los últimos días, viviendo entre los hombres, proclamando Su palabra a la humanidad, expresando a las masas Su carácter y todo lo que tiene y es. A quién ama Dios y a quién aborrece, hacia quién va dirigida Su ira, quién sufre Su castigo, Su estado emocional, Sus exigencias a los hombres, Sus designios sobre ellos, la actitud ideal del hombre ante la vida, sus valores, etc., Dios informa a la humanidad de todas estas cuestiones, y permite que el hombre tenga objetivos claros en la vida para que no necesite buscar sin rumbo en una religión abstracta. La aparición de la encarnación de Dios ha concluido del todo la era en la que “solo la espalda de Jehová aparecía a la humanidad” y la era de la fe del hombre en el Dios impreciso. Todos los que hemos experimentado la palabra y la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días tenemos una percepción común: a pesar de haber experimentado el juicio y el castigo de Dios, de haber soportado toda clase de pruebas y refinamientos, y de haber sufrido mucho por la persecución brutal y salvaje del el Gobierno comunista chino, hemos visto el carácter justo de Dios descender sobre nosotros, hemos visto Su majestad, Su ira, Su omnipotencia y Su sabiduría y hemos visto la manifestación de todo lo que Dios tiene y es como si hubiéramos visto al propio Dios. Aunque no hayamos visto el cuerpo espiritual de Dios, Su carácter inherente, Su omnipotencia y Su sabiduría y todo lo que tiene y es nos han sido revelados plenamente, como si Dios hubiera venido ante nosotros, cara a cara, permitiéndonos conocerlo de verdad y tener un corazón temeroso de Dios, de modo que obedezcamos los planes que Él tiene para nosotros hasta la muerte. Todos creemos que, en Su palabra y obra vemos y conocemos a Dios de forma práctica y real, hemos abandonado por completo todas las nociones y fantasías y nos hemos convertido en personas que conocen verdaderamente a Dios. Antes pensábamos que el carácter de Dios era amable y misericordioso, y creíamos que Él siempre perdonaría y disculparía los pecados del hombre. Pero, tras haber experimentado el juicio de la palabra de Dios Todopoderoso, hemos llegado a comprender de verdad que el carácter de Dios no sólo es misericordioso y amable, sino también justo, majestuoso y airado. Todo aquel que ofenda a Su carácter será castigado. Así pues, podemos venerar a Dios, aceptar la verdad y vivir según Su palabra. Al experimentar la obra del juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días, todos hemos llegado a comprender, de forma real y práctica, que el carácter de Dios es santo y justo y que no admite ofensa, hemos experimentado la misericordia y el amor de Dios, hemos llegado comprender de verdad Su omnipotencia y sabiduría, hemos reconocido que Dios se ha hecho humilde en secreto, y hemos llegado a conocer Sus sinceras intenciones, muchas cualidades amables, Su estado emocional, Su fidelidad, Su belleza y bondad, Su autoridad, Su soberanía, Su escrutinio de todo, etc. Ante nosotros ha aparecido todo lo que Dios tiene y es como si viéramos al propio Dios, lo que nos ha permitido verlo cara a cara. Ya no creemos en Dios ni lo seguimos según nuestras nociones y fantasías, sino que sentimos verdadera reverencia y adoración por Él y lo obedecemos y confiamos en Él de verdad. Hemos reconocido realmente que, si Dios no se hubiera encarnado personalmente para expresar la verdad y juzgar al hombre, nunca lo habríamos conocido ni podríamos librarnos del pecado y alcanzar la purificación. Así pues, se mire por donde se mire, la obra del juicio de Dios en los últimos días debe ser realizada por el propio Dios encarnado, nadie puede sustituirlo. Dadas las nociones y fantasías del hombre, si Dios utilizara al hombre para realizar la obra del juicio en los últimos días, Él no lograría el efecto deseado.

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