En la actualidad, muchas personas en el mundo religioso sienten que no hay luz en las predicaciones de los pastores. Ven cómo la fe de los creyentes se va apagando, cómo la gente solo habla de los placeres físicos y va detrás de las tendencias del mundo, e incluso cómo algunas hacen negocios en las iglesias. Les preocupa que su iglesia sea falsa y que vayan a ser abandonados por el Señor cuando regrese. Pero también hay algunos que creen que no es posible que sus iglesias sean falsas porque celebran eventos tan animados como concursos de la Biblia, la Sagrada Comunión y varios festivales. Entonces, ¿cómo podemos identificar a las iglesias falsas?
Versículos bíblicos como referencia:
“Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas. Y les dijo: Escrito está: ‘Mi casa será llamada casa de oración’, pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones” (Mateo 21:12-13).
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: ‘El Amén, el Testigo fiel y verdadero, el Principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque dices: ‘Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad’; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y pobre, ciego y desnudo’” (Apocalipsis 3:14-17).
“Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad” (Apocalipsis 18:2-3).
Las palabras relevantes de Dios:
Una vida espiritual normal no se limita a prácticas como orar, cantar himnos, participar en la vida de la iglesia y comer y beber de las palabras de Dios. Más bien, implica vivir una nueva y dinámica vida espiritual. Lo que importa no es cómo se practica, sino qué fruto da la práctica. La mayoría de la gente cree que una vida espiritual normal implica necesariamente orar, cantar himnos, comer y beber de las palabras de Dios o reflexionar sobre ellas, sin que importe que tales prácticas tengan algún efecto o conduzcan a un verdadero entendimiento. Estas personas se centran en seguir procedimientos superficiales sin preocuparse por los resultados; viven en los rituales religiosos, no dentro de la iglesia, y ni mucho menos son personas del reino. Al orar, cantar himnos, y comer y beber de las palabras de Dios solo siguen reglas, lo hacen por obligación y para estar al día con las tendencias, no por voluntad propia ni de corazón. Por mucho que estas personas oren o canten, sus esfuerzos no darán ningún fruto, ya que solo practican las reglas y los rituales de la religión, no las palabras de Dios. Se centran solo en darle importancia a cómo practican, y tratan las palabras de Dios como reglas a seguir. Estas personas no están poniendo en práctica las palabras de Dios, solo están satisfaciendo la carne y actuando para que otras personas las vean. Todas estas reglas y rituales religiosos tienen un origen humano; no provienen de Dios. Dios no sigue reglas ni está sujeto a ninguna ley. En su lugar, Él hace cosas nuevas cada día, y así logra una obra práctica. Lo mismo sucede con la gente de la Iglesia de las Tres Autonomías, que se limitan a prácticas como asistir a diario a los servicios matutinos, ofrecer oraciones por la tarde y oraciones de gratitud antes de las comidas, y a dar gracias por todo; hagan lo que hagan y por mucho tiempo que lo hagan, no tendrán la obra del Espíritu Santo. Cuando las personas viven entre reglas y anclan su corazón a métodos de práctica, el Espíritu Santo no puede obrar, ya que su corazón está ocupado por reglas y nociones humanas. Por lo tanto, Dios es incapaz de intervenir y obrar en ellas, y solo pueden seguir viviendo bajo el control de las leyes. Tales personas nunca podrán recibir el elogio de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de una vida espiritual normal
En cada etapa de la obra de Dios existen también las correspondientes exigencias para el hombre. Todos los que están dentro de la corriente del Espíritu Santo poseen la presencia y disciplina del Espíritu Santo, y los que no están dentro de la corriente del Espíritu Santo están bajo el mando de Satanás y carecen de la obra del Espíritu Santo. Las personas que están en la corriente del Espíritu Santo son las que aceptan la nueva obra de Dios y cooperan en la nueva obra de Dios. Si las que están dentro de esta corriente no pueden cooperar ni poner en práctica la verdad que Dios exige durante este tiempo, serán disciplinadas y, en el peor de los casos, el Espíritu Santo las abandonará. Las que aceptan la nueva obra del Espíritu Santo vivirán dentro de la corriente del Espíritu Santo, y recibirán el cuidado y la protección del Espíritu Santo. Las que están dispuestas a poner en práctica la verdad, el Espíritu Santo las esclarece, y las que no están dispuestas a poner en práctica la verdad, el Espíritu Santo las disciplina y hasta pueden ser castigadas. Independientemente de qué clase de persona sean, siempre que estén dentro de la corriente del Espíritu Santo, Dios asumirá la responsabilidad de todas las que aceptan Su nueva obra por el bien de Su nombre. Los que glorifican Su nombre y están dispuestos a poner en práctica Sus palabras, recibirán Sus bendiciones; los que lo desobedecen y no ponen en práctica Sus palabras recibirán Su castigo. Las personas que están en la corriente del Espíritu Santo son las que aceptan la nueva obra y, como han aceptado la nueva obra, deben cooperar de manera adecuada con Dios y no deben actuar como rebeldes que no llevan a cabo su deber. Esta es la única exigencia que Dios le hace al hombre. No así a las personas que no aceptan la nueva obra: ellas están fuera de la corriente del Espíritu Santo y la disciplina y la amonestación del Espíritu Santo no se les aplican. Estas personas viven todo el día dentro de la carne, viven dentro de sus mentes y todo lo que hacen es según la doctrina que se produce fruto del análisis y la investigación de sus propios cerebros. Esto no es lo que requiere la nueva obra del Espíritu Santo, mucho menos es la cooperación con Dios. Los que no aceptan la nueva obra de Dios son despojados de la presencia de Dios y, además, están desprovistos de las bendiciones y de la protección de Dios. La mayoría de sus palabras y acciones se aferran a las exigencias del pasado de la obra del Espíritu Santo; son doctrina, no la verdad. Tal doctrina y reglas son suficientes para probar que la reunión de estas personas no es más que religión; no son los elegidos ni los objetos de la obra de Dios. La asamblea de todos los que están entre ellos solo se puede llamar un gran congreso de religión y no se puede llamar iglesia. Este es un hecho inalterable. No tienen la nueva obra del Espíritu Santo; lo que hacen parece oler a religión, lo que viven parece estar repleto de religión; no poseen la presencia y la obra del Espíritu Santo, mucho menos son elegibles para recibir la disciplina o el esclarecimiento del Espíritu Santo. Todas estas personas son cadáveres inertes y gusanos desprovistos de espiritualidad. No tienen conocimiento de la rebelión y oposición del hombre, no tienen conocimiento de toda la maldad del hombre, mucho menos conocen toda la obra de Dios y la actual voluntad de Dios. ¡Todas son ignorantes, personas viles, son escoria, no aptas para ser llamadas creyentes! Nada de lo que hacen tiene relación con la gestión de Dios, mucho menos puede perjudicar los planes de Dios. Sus palabras y acciones son demasiado repugnantes, patéticas y simplemente indignas de mención. Nada de lo que hagan los que no están dentro de la corriente del Espíritu Santo tiene algo que ver con la nueva obra del Espíritu Santo. Por esto, no importa qué hagan, carecen de la disciplina del Espíritu Santo y, además, del esclarecimiento del Espíritu Santo. Porque todas ellas son personas que no tienen amor por la verdad y el Espíritu Santo las ha rechazado y aborrecido. Se les llama hacedores de maldad porque caminan en la carne y hacen lo que les place bajo el anuncio de Dios. Mientras Dios obra, le son deliberadamente hostiles y corren en dirección opuesta a Él. El fracaso del hombre en cooperar con Dios es sumamente rebelde en sí mismo; entonces ¿no recibirán particularmente su justa retribución aquellas personas que deliberadamente se oponen a Dios?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre
El servicio que está divorciado de las declaraciones actuales del Espíritu Santo es un servicio que es de la carne y de las nociones y es imposible que sea acorde a la voluntad de Dios. Si las personas viven rodeadas de nociones religiosas, entonces no pueden hacer nada que sea digno de la voluntad de Dios y aunque sirvan a Dios, sirven en medio de su imaginación y de sus nociones y son totalmente incapaces de servir según la voluntad de Dios. Los que no pueden seguir la obra del Espíritu Santo no entienden la voluntad de Dios y los que no entienden la voluntad de Dios no pueden servirlo. Dios quiere un servicio que sea según Su corazón; no quiere un servicio que sea de las nociones y de la carne. Si las personas no pueden seguir los pasos de la obra del Espíritu Santo, entonces viven en medio de nociones. El servicio de tales personas interrumpe y perturba y tal servicio va en contra de Dios. Así, los que no son capaces de seguir los pasos de Dios no pueden servirlo; los que no pueden seguir los pasos de Dios muy probablemente se oponen a Él y no son compatibles con Él. “Seguir la obra del Espíritu Santo” quiere decir entender la voluntad de Dios hoy, poder actuar de acuerdo con los requisitos actuales de Dios, poder obedecer y seguir al Dios de hoy, y estar en consonancia con Sus más nuevas declaraciones. Solo alguien así sigue la obra del Espíritu Santo y está en la corriente del Espíritu Santo. Tales personas no solo pueden recibir la alabanza de Dios y pueden verlo, sino que también pueden conocer Su carácter en Su última obra y pueden conocer las nociones del hombre y su desobediencia y su naturaleza y esencia; además, durante su servicio, pueden poco a poco lograr cambios en el carácter. Solo las personas como estas son las que pueden ganar a Dios y las que genuinamente han encontrado el camino verdadero. La obra del Espíritu Santo elimina a aquellas personas que no son capaces de seguir la última obra de Dios y que se rebelan contra Su última obra. Que esas personas abiertamente se opongan a Dios se debe a que Él ha hecho una nueva obra y la imagen de Dios no es la misma a la que estas personas tienen en sus nociones; como resultado de esto, se oponen abiertamente a Dios y lo juzgan, lo que la hace que Dios las aborrezca y las rechace. Tener el conocimiento de la última obra de Dios no es una tarea fácil, pero si las personas deciden obedecer la obra de Dios y persiguen la obra de Dios, entonces tendrán la oportunidad de verlo y tendrán la oportunidad de obtener la nueva guía del Espíritu Santo. Los que de manera intencional se oponen a la obra de Dios no pueden recibir la iluminación del Espíritu Santo o la guía de Dios. Por lo tanto, que las personas puedan recibir o no la última obra de Dios depende de la gracia de Dios, depende de su búsqueda y depende de sus intenciones.
Todos los que pueden obedecer las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra de Dios son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son eliminados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas nociones y obedecer, hoy, la obra de Dios. Este grupo de personas, que hoy aceptan la obra más nueva, fue predestinado por Dios antes del tiempo, y son las personas más benditas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis Su aparición y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que este grupo de personas, vosotros. Todo esto gracias a la obra de Dios, gracias a la predestinación y elección de Dios y gracias a Su gracia; si Dios no hablara y pronunciara Sus palabras, ¿vuestras condiciones podrían ser como son hoy? Así, que toda la gloria y la alabanza sean para Dios, porque todo esto se debe a que Él os alza.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conoce la obra más reciente de Dios y sigue Sus huellas
Durante el curso de la entrada del hombre, la vida siempre es aburrida, está llena de los elementos monótonos de la vida espiritual, como orar, comer y beber las palabras de Dios, o reunirse, y así las personas sientan siempre que creer en Dios no produce un gran disfrute. Tales actividades espirituales siempre se llevan a cabo sobre la base del carácter original de la humanidad, que Satanás ha corrompido. Aunque las personas pueden recibir en ocasiones el esclarecimiento del Espíritu Santo, su pensamiento, su carácter, su estilo de vida y sus hábitos originales siguen enraizados en su interior y, por tanto, su naturaleza sigue sin cambiar. Las actividades supersticiosas en las que se involucran las personas son lo que Dios más aborrece. Incluso ahora, muchos siguen siendo incapaces de desprenderse de ellas, y piensan que son decretos de Dios y, hasta la fecha, no han podido deshacerse de ellas. Asuntos como los arreglos de las fiestas de boda o el ajuar para las jóvenes parejas, los regalos en efectivo, los banquetes y maneras similares con las que se celebran las ocasiones felices; las viejas frases se fueron transmitiendo y todas las actividades supersticiosas sin sentido, que se realizan por los muertos y las exequias funerarias, todas estas cosas son aún más detestables para Dios. Él odia incluso el día de adoración (incluyendo el Sabbat, que guarda el mundo religioso), y las relaciones sociales y la comunicación mundana entre los hombres son cosas que Él aborrece y rechaza todavía más. Ni siquiera la Fiesta de la Primavera y el Día de Navidad, de todos conocidos, han sido decretados por Dios, por no mencionar los juguetes y las decoraciones para todas estas festividades sagradas (copla antitética, petardos, farolillos, la Santa Comunión, regalos y celebraciones navideñas). ¿Acaso estas festividades no son ídolos en la mente de las personas? El partimiento del pan en el Sabbat, el vino y el lino fino todavía lo son enfáticamente más. Todos los diversos días de fiestas tradicionales en China, como la festividad del día del dragón que levanta la cabeza, el festival del barco dragón, la fiesta de mitad del otoño, la de Laba y la del día de Año Nuevo, y las fiestas del mundo religioso, como la Pascua, el día del Bautismo, el día de Navidad, todas estas festividades injustificables han sido organizadas y transmitidas desde los tiempos antiguos hasta la actualidad por muchas personas. La rica imaginación y la ingeniosa idea de la humanidad son las que han permitido su transmisión hasta hoy. Parecen estar libres de defectos, pero en realidad son trucos que Satanás le hace a la humanidad. Cuántos más Satanás vivan en una localidad, y más obsoleta y atrasada sea esta, más profundamente arraigadas están las costumbres feudales. Estas cosas atan en corto a las personas, sin permitirles movilidad alguna. Muchas de las festividades del mundo religioso parecen exhibir gran originalidad y parecen crear un puente hacia la obra de Dios, pero en realidad son los lazos invisibles de Satanás que atan a las personas para evitar que lleguen a conocer a Dios, las ingeniosas estratagemas suyas. De hecho, cuando una etapa de la obra de Dios ha acabado, Él ya ha destruido las herramientas y el estilo de ese tiempo, sin dejar rastro alguno. Sin embargo, los “creyentes devotos” siguen adorando a esos objetos materiales tangibles, pero relegan al fondo de su mente lo que Dios tiene sin estudiarlo más, aparentemente llenos del amor a Dios, pero habiéndole echado en realidad fuera de la casa mucho antes y habiendo sentado a Satanás en la mesa para adorarlo. Los retratos de Jesús, la Cruz, María, el Bautismo de Jesús y la Última Cena, son cosas que las personas veneran como al Señor de los Cielos, mientras claman una y otra vez “Señor, Padre celestial”. ¿No es todo esto una broma? Hasta hoy, Dios odia muchos dichos y actos similares que se han transmitido entre la humanidad; le obstruyen gravemente a Dios el camino por delante y, además, causan inmensos reveses a la entrada de la humanidad. […]
La mejor manera de cambiar el carácter humano es corregir las cosas profundamente envenenadas que están en las profundidades del corazón de las personas, permitiéndoles empezar a modificar su pensamiento y su moralidad. En primer lugar, los seres humanos necesitan ver con claridad que todos estos ritos, actividades, fechas, y festividades religiosas son detestables para Dios. Deberían liberarse de estos lazos de pensamiento feudal y erradicar todos los vestigios profundos de su propensión a la superstición. Todos estos forman parte de la entrada de la humanidad. Tenéis que entender por qué Dios conduce a la humanidad a salir del mundo secular y a alejarse de las normas y las regulaciones. Esta es la puerta para vuestra entrada y, aunque estas cosas no tengan nada que ver con vuestra experiencia espiritual, son las cosas principales que os bloquean la entrada, vuestro conocimiento de Dios. Forman una red que enreda a las personas.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (3)
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