Qué es hipocresía

23 Sep 2019

Las palabras relevantes de Dios:

Como los fariseos son hipócritas, todo lo que se manifiesta y se revela en ellos es falso; todo es pretensión: no es su verdadero rostro. Su verdadero rostro está oculto dentro de su corazón; está fuera de la vista. Si las personas no buscan la verdad y si no la entienden, entonces ¿en qué se han convertido las teorías que han adquirido? ¿Acaso no se convierten en las letras y doctrinas a las cuales se refieren las personas a menudo? Las personas utilizan las denominadas doctrinas correctas para camuflarse y para presentarse con una apariencia muy agradable. Dondequiera que van, a las personas les parecen correctas y buenas las cosas de las que hablan, lo que dicen y su conducta externa. Todos están alineados con las nociones y gustos de los humanos. A ojos de los demás, son tanto devotos como humildes, capaces de tener paciencia y tolerancia, y de amar a los demás y a Dios. Pero en realidad, todo esto es falso. Todo es una farsa y una forma de mostrarse al exterior. Por fuera, parecen leales a Dios, pero en realidad solo están actuando para que otros los vean. Cuando nadie mira, no tienen ni pizca de lealtad y todo lo que hacen es superficial. En apariencia, han abandonado a su familia y su carrera, parece que trabajen duro y se esfuercen, pero en realidad ¡están beneficiándose en secreto de la iglesia y robando las ofrendas! ¡Todo lo que revelan externamente, su conducta, todo es falso! En eso consiste un fariseo hipócrita. ¿De dónde vienen estas personas, los “fariseos”? ¿Surgen entre los incrédulos? Todos ellos surgen entre los creyentes. ¿Por qué estos creyentes se transforman así? ¿Podría ser que las palabras de Dios los transformaron de esta manera? (No). ¿Cuál es la razón? Se debe a la senda que han tomado. Han adoptado las palabras de Dios como una herramienta con la cual armarse; se arman con estas palabras y las tratan como capital con el que asegurarse un sustento y conseguir algo a cambio de nada. No hacen más que predicar doctrinas, pero nunca han puesto en práctica esas palabras. ¿Qué clase de personas son las que continúan predicando palabras y doctrinas a pesar de nunca haber seguido el camino de Dios? Son unos fariseos hipócritas. Su cantidad pequeña de supuesto buen comportamiento y buenas maneras de expresarse y esa pequeñez que han abandonado y entregado, es completamente forzado, todo es un acto que montan. Son completamente falsos; todos esos actos son una pretensión. En el corazón de estas personas no existe la más mínima reverencia hacia Dios y ni siquiera tienen una verdadera fe en Dios. Más que eso, pertenecen a los incrédulos. Si las personas no buscan la verdad, caminarán por este tipo de senda y se convertirán en fariseos. ¿No es eso aterrador?

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Seis indicadores de crecimiento vital

En Israel, “fariseo” solía ser una especie de título. En cambio, ¿por qué ahora es una etiqueta? Porque los fariseos se han convertido en representantes de un tipo de persona. ¿Cuáles son las características de este tipo de persona? Cantan eslóganes, son hábiles para fingir, para presentarse a sí mismos, para ocultar su verdadero ser, y afectan gran nobleza, gran santidad y rectitud, una gran imparcialidad y honor. A consecuencia de ello, no practican la verdad en lo más mínimo. ¿Cómo actúan? Leen las escrituras, predican, enseñan a los demás a hacer el bien, a no hacer el mal, a no oponerse a Dios, y se comportan bien delante de los demás, pero a sus espaldas roban las ofrendas. El Señor Jesús dijo que “coláis el mosquito y os tragáis el camello”. Esto significa que todo su comportamiento parece bueno en la superficie; cantan eslóganes ostentosamente, hablan de teorías elevadas, y sus palabras suenan agradables, sin embargo, sus acciones son un caos desordenado, totalmente opuestas a Dios. Su comportamiento y apariencia externa es todo fingido, un absoluto fraude; en sus corazones no tienen el menor amor por la verdad ni por las cosas positivas. Detestan la verdad, detestan todo lo que viene de Dios, y detestan las cosas positivas. ¿Qué es lo que aman? ¿Aman la honestidad y la justicia? (No). ¿Cómo puedes decir que no aman estas cosas? (El Señor Jesús difundió el evangelio del reino de los cielos, el cual no solo rehusaron aceptar, sino que condenaron). En ausencia de su condena, ¿te habrías dado cuenta? Antes de que el Señor Jesús viniera a obrar, ¿qué te habría revelado que no amaban la imparcialidad y justicia? No te hubieras dado cuenta, ¿verdad? Todo su comportamiento es fingido, y usan esta pretensión de buen comportamiento para abusar de la confianza de otros. ¿No es esto hipocresía y engaño? ¿Pueden tales estafadores amar la verdad? ¿Cuál es el propósito oculto de su buen comportamiento? Una parte de su propósito es engañar a los demás, la otra es embaucarlos, ganarlos y que estos los adoren para, al final, recibir recompensas. ¿Cómo de astutas deben ser sus técnicas para poder llevar a cabo una estafa tan grande? Entonces, ¿aman tales personas la imparcialidad y la justicia? Por supuesto que no. Aman el estatus, aman la fama y la fortuna, y desean recibir recompensas. En absoluto ponen en práctica las palabras de enseñanza de Dios para guiar a la gente. No viven siquiera un poco de estas palabras; simplemente se adornan y disfrazan para engañar a la gente y ganársela, para reforzar su propio estatus y reputación. Una vez aseguradas estas cosas, las usan para conseguir capital y una fuente de ingresos. ¿No es esto despreciable? Se puede ver en todos estos comportamientos suyos que su esencia no es amar la verdad, ya que nunca la ponen en práctica. ¿Cuál es la señal de que no ponen en práctica la verdad? Esta fue la mayor señal: el Señor Jesús vino a obrar y todo lo que dijo era correcto, todo lo que dijo era la verdad. ¿Cómo trataron eso? (No lo aceptaron). ¿No aceptaron las palabras del Señor Jesús porque creían que eran erróneas, o no las aceptaron a pesar de saber que estaban en lo cierto? (No las aceptaron a pesar de saber que estaban en lo cierto). ¿Y qué podría causar esto? No aman la verdad, y aborrecen las cosas positivas. Todo lo que el Señor Jesús dijo era cierto, sin ningún error, y aunque no pudieron encontrar ninguna falta en las palabras del Señor Jesús para usarlas en Su contra, lo condenaron y luego conspiraron: “Que lo crucifiquen. Es Él o nosotros”. De esta manera, se pusieron en contra del Señor Jesús. Aunque no creían que el Señor Jesús fuera el Señor, era una buena persona que no infringió la ley legal ni la ley de Jehová[a]; ¿por qué condenaron al Señor Jesús? ¿Por qué lo trataron así? Se puede ver lo malvadas y maliciosas que son estas personas, ¡son extremadamente malvadas! El rostro malvado que ponen de manifiesto los fariseos no podría ser más diferente de su camuflaje de bondad. Hay muchos que no pueden discernir cuál es su verdadero rostro y cuál es la falsedad, sin embargo, la aparición y la obra del Señor Jesús los reveló a todos. Con lo bien que se disfrazan los fariseos, lo amables que parecen desde fuera, si los hechos no se hubieran revelado, nadie podría verlos tal como son.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La parte más importante de creer en Dios es poner la verdad en práctica

En el término “suplantar la personalidad”, lo decisivo es “personalidad”. Por tanto, ¿de qué personalidad se invisten los anticristos? ¿Quiénes fingen ser? Suplantan la personalidad, naturalmente, para conseguir estatus y reputación. No se puede disociar la suplantación de esas cosas; de lo contrario, ellos no podrían fingir de esa manera, no sería posible que cometieran semejante necedad. Dado que dicha conducta se considera bochornosa, abominable y repulsiva, ¿por qué la llevan a cabo de todos modos? Sin duda, tienen unos objetivos y motivaciones, unas intenciones y motivaciones. Para que los anticristos adquieran estatus en la mentalidad de la gente, deben hacer que esta tenga buen concepto de ellos. ¿Y cómo se consigue que la gente haga eso? Aparte de imitar conductas y expresiones que según las nociones de la gente se consideran buenas, los anticristos también imitan ciertas conductas e imágenes que la gente considera elevadas para que los demás los admiren. Lo que la gente suele encontrarse en las iglesias es a algunos que fingen ser espirituales para que los demás piensen que creen en Dios desde hace muchos años y son muy espirituales. ¿Y acaso no cree la gente que aquellos que son espirituales son maravillosos y magníficos? (Sí). Sea cual sea el tipo o la clase de persona que imiten los anticristos, seguramente será de una clase que la gente considera buena, magnífica y noble; si no, no suplantarían su personalidad. ¿Tendría la gente buen concepto de ellos si imitaran a Satanás? Si suplantaran a un matón, un mafioso, un hampón o una ramera, ¿tendría la gente buen concepto de ellos? (No). Si dijeran que son unos fariseos o unos judas, ¿no los rechazaría la gente? (Sí). A dichos individuos se les considera claramente negativos, malos. Los anticristos nunca los suplantarían. Entonces, ¿por quién se hacen pasar? Por aquellos que, según lo que piensa la gente, se consideran magníficos, buenos y maravillosos. En primer lugar, en las iglesias hay quienes creen en Dios desde hace muchos años, tienen experiencia espiritual y testimonio, han recibido la gracia y las bendiciones de Dios, han experimentado señales y prodigios, han contemplado grandes visiones y han tenido experiencias singulares; también hay gente que fanfarronea mucho delante de los demás y puede hacerlo durante dos, tres o más horas; hay personas cuyos modos, métodos y principios de actuación están de acuerdo con las normas de la iglesia, y luego hay quienes parecen tener gran fe en Dios. A estas personas se les conoce como personas espirituales. ¿Y cómo suplantan los anticristos a las personas espirituales? Sencillamente, hacen justo estas mismas cosas para que la gente los considere espirituales. Y cuando hacen estas cosas, ¿tienen lugar espontáneamente, de corazón? No. Los anticristos solamente imitan, siguen las normas. Y parte de lo que hacen les parece a otros un buen comportamiento. Por ejemplo, se apresuran a orar cuando se encuentran con un problema, pero lo hacen de forma totalmente mecánica. En realidad, no buscan ni oran de verdad; simplemente procuran que la gente diga que aman a Dios, que tienen gran veneración por Él y que acuden a la oración cuando se encuentran con algún problema. Además, por muy gravemente que enfermen, no van a tratarse ni toman medicación cuando deberían. La gente les dice: “Si no tomas medicación, tu enfermedad podría empeorar. Hay un tiempo para la oración y un tiempo para la medicación. Solo has de seguir tu fe y no abandonar el deber”. Ellos responden: “Muy bien; tengo a Dios, no temo”. En apariencia fingen estar tranquilos, imperturbables y llenos de fe, pero por dentro se mueren de pánico; en privado toman una pastilla tras otra y a escondidas echan a correr al médico en cuanto sienten alguna molestia. Si los descubren tomando un medicamento y les preguntan qué es, dicen: “Lo que tomo son suplementos dietéticos. Me dan energía y así no causo demoras cuando cumplo con mi deber”. También comentan: “La enfermedad es una prueba de Dios. Cuando vivimos rodeados de enfermedades, enfermamos; cuando vivimos rodeados de las palabras de Dios, la enfermedad desaparece. No debemos vivir rodeados de enfermedades; si vivimos rodeados de las palabras de Dios, esta enfermedad desaparecerá”. Eso es lo que suelen enseñar a la gente a primera vista, empleando las palabras de Dios para ayudar a los demás. Sin embargo, cuando les sucede algo, tratan de resolverlo en privado por sus propios medios. De cara al exterior, siguen diciendo: “ampárate en Dios en todas las cosas” y “todo está en las manos de Dios”. Ahora bien, eso no es realmente lo que hacen en privado. No tienen fe verdadera. Cuando se encuentran con un problema, delante de otras personas oran y destacan que se someten a la soberanía y el carácter de Dios, que este problema viene de Él y la gente no debería quejarse. Sin embargo, entretanto, piensan para sí: “Si tengo tanta dedicación y trabajo tanto en mi deber, ¿cómo ha podido sobrevenirme esta enfermedad? ¿Y por qué no la ha contraído nadie más?”. No se atreven a expresar ninguna queja, pero en su interior surgen dudas sobre Dios; les parece que no todo lo que hace Dios está bien. En apariencia, no obstante, dan la impresión de que nada va mal, de que, a pesar de haber enfermado, la enfermedad todavía no parece hacer mella en ellos, de que aún pueden cumplir con el deber, aún son fieles y todavía pueden esforzarse por Dios. Cuando se dice que son unos suplantadores, se demuestra que su conducta está viciada. La fe y obediencia de una persona así son falsas, al igual que su lealtad. Aquí no hay obediencia ni fe verdaderas, y ni mucho menos se amparan sinceramente en Dios ni abandonan ningún asunto en Sus manos. No les importa lo que disponga Dios ni cuál es Su voluntad; no analizan su propia corrupción ni qué problema tienen, ni tratan de resolver sus problemas, sino que fingen de cara al exterior que nada los detiene, que son capaces de someterse, que tienen fe y saben mantenerse firmes. Para sus adentros, sin embargo, piensan: “¿Me sobrevino esta enfermedad porque Dios me odia? Y ya que me odia, ¿soy hacedor de servicio? ¿Me está utilizando Dios para prestar servicio? ¿Sigo teniendo un final? ¿Está utilizando Dios esto para desenmascararme, para impedirme que cumpla con este deber?”. Eso piensan para sus adentros, mientras de cara al exterior se fingen espirituales, afirman que “detrás de esto están las buenas intenciones de Dios” y no se quejan cuando les sucede algo. No se quejan abiertamente, pero su mente se tambalea cual mar tempestuoso; aparecen, todas de golpe, las quejas, dudas y preguntas acerca de Dios. En apariencia siguen leyendo las palabras de Dios y están prestos a cumplir con el deber, pero dentro de su corazón ya han abandonado su deber. ¿No es eso lo que implica fingir?

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden a cambio de su propia gloria (X)

Sea cual sea el entorno o el lugar donde cumplan con el deber, los anticristos dan la impresión de no ser débiles, de amar a Dios al máximo, de estar rebosantes de fe en Dios y no haber estado nunca negativos, con lo que ocultan a los demás la actitud y opinión verdaderas que albergan en lo más hondo del corazón acerca de la verdad y de Dios. De hecho, en lo más hondo del corazón, ¿realmente se creen omnipotentes? ¿Realmente se creen libres de toda debilidad? No. Entonces, sabiendo que tienen debilidad, rebeldía y un carácter corrupto, ¿por qué hablan y se comportan así delante del resto? Su objetivo es obvio: sencillamente, preservar su estatus entre y ante los demás. Creen que si, delante de los demás, ellos son abiertamente negativos, dicen abiertamente cosas débiles, revelan rebeldía y hablan de que se conocen a sí mismos, esto es algo que perjudica su estatus y reputación, que va en detrimento de ellos. Por lo tanto, antes morir que anunciar que están débiles y negativos y que no son perfectos, sino que solo son personas corrientes. Piensan que, si admiten que tienen un carácter corrupto, que son personas corrientes, criaturas pequeñas e insignificantes, perderán su estatus en la mentalidad de la gente. Por eso, pase lo que pase, no pueden renunciar a este estatus, sino que hacen lo imposible por afianzarlo. Cada vez que se topan con un problema, dan la cara; sin embargo, al ver que podrían desenmascararlos, que podrían descubrirlos, enseguida se esconden. Si hay margen de maniobra, si todavía tienen la oportunidad de alardear, de fingir que son expertos, que saben de este asunto, lo entienden y pueden resolver este problema, no tardan en aprovechar la oportunidad de ganarse el aprecio de los demás, de advertirles que están especializados en esta área. Si, en una situación, alguien les pregunta qué entienden de un asunto y qué opinan, son reticentes a hablar y dejan que primero hablen los demás. Hay motivo para su reticencia: no es que no tengan opinión, sino que tienen miedo de quedar mal por decir lo que piensan o de decir algo ignorante o trivial con lo que nadie estará de acuerdo. Este es uno de los motivos. Otro es que no tienen opinión y no se atreven a hablar al azar. Por estos dos motivos, o muchos otros, no se atreven a hablar para expresar su punto de vista, temen dejar su verdadero rostro al descubierto, tienen miedo de revelar su verdadera estatura y su auténtico punto de vista y de que eso repercuta en la imagen mental que la gente tiene de ellos. Por tanto, cuando la gente comparte sus puntos de vista, sus ideas y su entendimiento, toman las afirmaciones de una persona o de ciertas personas, afirmaciones más inteligentes y defendibles, y las utilizan como propias, las sintetizan y las comparten con todos, con lo que se ganan su posición elevada en la mentalidad de la gente. A la hora de expresar realmente un punto de vista, nunca se sinceran sobre su verdadero estado ante la gente ni le dan a entender lo que piensan en realidad, cómo están de aptitud, humanidad y capacidad de comprensión, y si tienen auténtico conocimiento de la verdad. Así, al tiempo que presumen y fingen ser espirituales y personas perfectas, hacen lo imposible por disimular su verdadero rostro y su verdadera estatura. Nunca revelan sus debilidades a los hermanos y hermanas ni reconocen sus defectos y puntos débiles; por el contrario, hacen lo imposible por disimularlos. La gente les pregunta: “Hace muchísimos años que crees en Dios; ¿has dudado de Él alguna vez?”. Responden: “No”. Les preguntan: “¿Lloraste cuando murieron algunos familiares tuyos?”. Contestan: “No, no derramé una sola lágrima”. Les preguntan: “Llevas creyendo en Dios todos estos años, has renunciado a muchísimas cosas y te has esforzado muchísimo; ¿te has arrepentido alguna vez?”. Responden: “No”. Les preguntan: “Cuando no había nadie que te cuidara cuando estabas enfermo, ¿te inquietaste? ¿Extrañaste tu hogar?”. Y contestan: “En ningún momento”. Se presentan como personas muy decididas, tenaces, capaces de sacrificarse y esforzarse; sencillamente inexpugnables, sin fallos. ¿Y cómo reaccionan si les comentas sus fallos, sincerándote y hablando con ellos como con un hermano o hermana normal? Hacen lo imposible por defenderse y justificarse, por salvar la situación, por deslegitimar lo que has dicho, por hacer que te retractes y acabes reconociendo que no tienen este problema y que siguen siendo las personas espirituales perfectas que la gente cree que son. ¿No es todo apariencia? Quien se crea perfecto y omnipotente solo está fingiendo. ¿Por qué afirmo que solo está fingiendo? ¿Por qué los meto a todos en el mismo saco? ¿Hay alguien perfecto? ¿Hay alguien omnipotente? ¿Qué significa “omnipotente”? ¿Significa “todopoderoso”? No hay nadie omnipotente en el universo; únicamente Dios, y solamente Él es todopoderoso. Entonces, ¿qué son las personas que afirman ser omnipotentes y todopoderosas? Son el arcángel, unos demonios y los anticristos entre los hombres. Los anticristos fingen ser omnipotentes, perfectos. ¿Se conocen a sí mismos los anticristos? (No). Si no es así, ¿pueden hablar de su autoconocimiento? (Algunos hipócritas lo hacen). Correcto; estas personas fingen al hablar de que se conocen a sí mismas. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre lo que dicen de su autoconocimiento y el verdadero autoconocimiento? (Los hipócritas hablan de su autoconocimiento para que tengan buen concepto de ellos, para mostrar su lado bueno. Aquellos que verdaderamente se conocen a sí mismos hablan de su carácter corrupto y lo analizan, con lo que llegan a conocerse realmente y a manifestar determinados remordimientos mediante comer y beber las palabras de Dios). Hay diferencia. Cuando los anticristos dicen que se conocen a sí mismos, se explican y defienden con cosas suyas que todo el mundo conoce y ve para que la gente crea que tienen razón, tenga buen concepto de ellos y piense que se conocen a sí mismos incluso cuando no tienen grandes problemas y, pese a ello, pueden presentarse ante Dios para admitir sus errores y arrepentirse. ¿Cuál es su objetivo? Engañar a la gente. En realidad no analizan su carácter corrupto para que la gente pueda aprender de ellos en modo alguno. ¿Qué consecuencia tiene que utilicen su autoconocimiento para que la gente tenga mejor concepto de ellos? Que engañan a la gente. ¿Qué tiene esto de autoconocimiento? Es burlarse de la gente, utilizar la teoría y práctica del autoconocimiento para engañarla y para que los demás tengan mejor concepto de ellos.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden a cambio de su propia gloria (X)

No hay nada que se les dé mejor a los anticristos que cultivar ciertos buenos comportamientos y dichos, además de atenerse a ciertas reglas; ese es su fuerte. Y ese fuerte es algo que llevan en los huesos, es decir, es su esencia. En lo que destacan no es en la búsqueda y las aspiraciones positivas de lo más profundo del corazón de las personas, sino en lo que meramente parece bueno y correcto desde fuera. Su esencia y carácter, lo que sucede en lo más profundo de su ser, es precisamente lo opuesto a su comportamiento exterior. Hay algunos anticristos, por ejemplo, que al hablar e interactuar con los demás parecen amables y humildes, que nunca dicen cosas hirientes, que siempre tratan de preservar la dignidad de los demás, que no exponen sus defectos ni los juzgan o condenan al azar, que, cuando estos se desaniman y se sienten débiles, tienden una oportuna mano de ayuda. Dan la impresión de ser cálidos y amables, buenas personas. Cuando la gente está en dificultades, a veces ayudan con palabras y también prestan un poco de fuerza; incluso hay veces que acuden al rescate donando algo de dinero o bienes materiales. Visto desde fuera, ¿es bueno este comportamiento? En la mente de la mayoría de las personas, esta es la clase de persona con la que quieren tener contacto y relacionarse; tales personas no constituyen ningún tipo de amenaza o molestia para los demás, e incluso pueden ser capaces de proporcionarles ayuda, ya sea material o mental, o también una asistencia de tipo doctrinal para entrar en la vida, etcétera. Visto desde fuera, estas personas no hacen nada malo y no molestan a los demás. Parecen aportar una armonía excepcional a cualquier grupo en el que se encuentren; bajo su dirección y mediación, todos parecen estar contentos, la gente se lleva bien, no hay peleas ni disputas, y disfrutan de una excelente relación entre ellos. Cuando están presentes, todo el mundo piensa en lo bien que se llevan, en lo unidos que están. Cuando se marchan, algunos empiezan a discrepar entre sí al reunirse, se excluyen unos a otros y se vuelven celosos y pendencieros; pero una vez que el anticristo se mete entre ellos para mediar, todos dejan de reñir. Los anticristos parecen ser hábiles en su trabajo, pero hay una cosa que muestra claramente en qué consiste ese “trabajo”. Bajo su dirección y liderazgo, la gente ha aprendido a socializar, a hablar con dulzura y a halagar a los demás, a decirles cosas bonitas a la cara, a no decir la verdad y no herir los sentimientos de la gente. ¿En qué han convertido a la iglesia? En un grupo social. Cuando los anticristos han llevado a los hermanos y hermanas por esta senda, consideran que merecen un gran reconocimiento, que han hecho algo verdaderamente meritorio para los hermanos y hermanas, una obra de gran importancia, y que han sido de enorme ayuda para los hermanos y hermanas. A menudo les enseñan a ser humildes, a ser refinados y elegantes en su discurso, la postura que deben adoptar cuando están sentados o de pie, hacia dónde deben apuntar la mirada cuando hablan y cómo deben vestir. Lo que suelen enseñar a los hermanos y hermanas no es cómo entender la verdad, ni cómo entrar en la realidad-verdad. Más bien, les enseñan a seguir las reglas y a comportarse bien. Bajo su tutela, las interacciones entre las personas no se basan en la verdad ni en los principios-verdad, sino en la filosofía interpersonal de ser “un buen tipo”. Por fuera, nadie hiere los sentimientos de nadie ni menciona sus defectos. Sin embargo, tampoco le dicen a los demás lo que piensan realmente, no abren sus corazones para compartir su propia corrupción y desobediencia, ni comparten sus propios defectos y transgresiones; en cambio, a un nivel superficial, parlotean sobre quién ha sufrido y pagado un precio, quién ha sido leal en el cumplimiento de su deber, quién ha sido capaz de beneficiar a los hermanos y hermanas, quién hace grandes contribuciones en la casa de Dios, quién ha sido encarcelado y sentenciado; tales son las cosas de las que hablan. Los anticristos no solo utilizan el buen comportamiento para crearse un disfraz y camuflarse, practicando la humildad de puertas hacia fuera, junto a la paciencia, la tolerancia, el ayudar a la gente de cualquier manera posible; además también intentarán al mismo tiempo dar un ejemplo personal que contagie a los demás con este buen comportamiento y provoque que lo imiten. El objetivo de este buen comportamiento no es otro que hacer que la gente se fije en ellos. Cuando la mayoría de la gente en la iglesia está discutiendo su propio carácter corrupto, y cuando alguno de los hermanos y hermanas reconoce que otro tiene un carácter corrupto y es capaz de tratarlo, solo los anticristos son humildes y pacientes, solo ellos son tolerantes con todos, no tratan ni podan a nadie ni exponen sus defectos, y se llevan armoniosamente con todo el mundo: solo ellos son la gente buena de la iglesia. Este es uno de los falsos comportamientos que adoptan los anticristos.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden a cambio de su propia gloria (X)

Algunas personas solo se arman con ciertas verdades para emergencias o para negarse a sí mismas y ayudar a otros, y no para resolver sus propios problemas; podemos denominarlas “personas altruistas”. Consideran a los demás como marionetas de la verdad y a sí mismas como los maestros de la verdad; enseñan a otros a aferrarse a la verdad y a no ser pasivos, cuando ellas mismas son meros espectadores desde la banda. ¿Qué tipo de personas son estas? Se arman a sí mismas con algunas palabras de verdad, pero solo las usan para sermonear a otros, mientras que ellas no hacen nada en absoluto para impedir enfrentarse a su propia destrucción. ¡Qué patéticas! Si sus palabras pueden ayudar a otros, ¿por qué no pueden ayudarse a sí mismas? Deberíamos considerarlas hipócritas ya que no tienen realidad. Proporcionan palabras de verdad a los demás y les piden que las pongan en práctica, mientras que ellas mismas no hacen esfuerzo alguno para practicarlas. ¿Acaso no son despreciables? Claramente, no pueden hacerlo ellas mismas y, sin embargo, obligan a otros a poner las palabras de verdad en práctica. ¡Qué método tan cruel! No están usando la realidad para ayudar a otros; no están usando el amor para proveer para los demás. Tan solo están engañando y haciendo daño a las personas. Si esto sigue así, con cada persona que transmita las palabras de verdad a la siguiente, ¿acaso no acabarán todas hablando únicamente las palabras de la verdad mientras que ellas mismas son incapaces de practicarla? ¿Cómo pueden cambiar tales personas? No reconocen en absoluto sus propios problemas; ¿cómo puede haber una senda para que sigan adelante?

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los que aman la verdad tienen una senda por delante

Algunas personas tienen inclinación por atraer la atención hacia sí mismas. Puede que digan en presencia de los hermanos y hermanas que están en deuda con Dios, pero a espaldas de ellos no practican la verdad y actúan de manera totalmente diferente. ¿Acaso no son estos los fariseos de la religión? Una persona que verdaderamente ama a Dios y posee la verdad es una que es leal a Dios, pero no alardea públicamente de ello. Una persona así está dispuesta a practicar la verdad cuando surgen problemas y no habla o actúa de una forma que vaya en contra de su conciencia. Esta clase de persona demuestra sabiduría cuando surgen problemas y es una persona de principios en sus acciones, sin importar las circunstancias. Una persona de esta clase puede ofrecer un verdadero servicio. Hay algunos que a menudo hablan de boquilla sobre su deuda con Dios, pasan sus días con el ceño fruncido por la preocupación, tienen un aire afectado y aparentan ser dignos de lástima. ¡Qué despreciables! Si le preguntaras: “¿Puedes decirme de qué manera estás en deuda con Dios?”, se quedarían sin palabras. Si eres leal a Dios, no hables de esto públicamente, sino que mejor demuestra tu amor por Dios por medio de la práctica real y órale con un corazón sincero. ¡Todos aquellos que tratan con Dios de manera verbal y mecánicamente son unos hipócritas! Algunos, cada vez que oran, hablan de su deuda con Dios y comienzan a llorar aunque no les conmueva el Espíritu Santo. Las personas como estas están poseídas por rituales y nociones religiosos; viven por esos rituales y nociones, siempre creyendo que esas acciones agradan a Dios y que Él se inclina a favor de la piedad superficial o las lágrimas de tristeza. ¿Qué bien puede venir de los que son así de absurdos? Con el fin de demostrar humildad, algunos fingen gentileza cuando hablan en presencia de los demás. Algunos son deliberadamente serviles en la presencia de otras personas, actúan como corderos sin una pizca de fuerza. ¿Es esta una forma de actuar propia del pueblo del reino? El pueblo del reino debe ser alegre y libre, inocente y abierto, honesto y adorable, y vivir en un estado de libertad. Debe tener integridad y dignidad, y ser capaz de dar testimonio dondequiera que vaya; tales personas son amadas tanto por Dios como por el hombre. Los novatos en la fe tienen demasiadas prácticas externas; primero deben someterse a un período de ser tratados y rotos. Las personas que tienen una honda fe en Dios no son distinguibles externamente de los demás, pero sus acciones y hechos son encomiables. Solo de tales personas se puede considerar que están viviendo la palabra de Dios. Si predicas el evangelio todos los días a varias personas con el fin de llevarlas a la salvación, pero al final sigues viviendo conforme a reglas y doctrinas, no puedes traerle gloria a Dios. Tales personas son figuras religiosas, además de unos hipócritas.

Cada vez que esas personas religiosas se congregan, puede que pregunten: “Hermana, ¿cómo has estado estos días?”. Ella contestará: “Me siento en deuda con Dios y no soy capaz de satisfacer Su voluntad”. Otro podía decir: “Yo también siento que estoy en deuda con Dios y que soy incapaz de satisfacerlo”. Estas pocas frases y palabras por sí solas expresan las cosas viles que hay dentro de ellos. Tales palabras son sumamente detestables y en extremo repugnantes. La naturaleza de tales personas se encuentra en oposición a Dios. Aquellos que se enfocan en la realidad comunican lo que tienen en mente, sea lo que sea, y abren sus corazones en la comunicación. No participan en demostraciones de falsedad, sin mostrar tales cortesías ni cumplidos vacíos. Siempre son francos y no observan reglas seculares. Algunas personas tienen inclinación por las demostraciones externas, incluso hasta el punto de carecer por completo de sentido. Cuando alguien canta, comienzan a bailar sin siquiera darse cuenta de que se les quema el arroz en la cazuela. Tales personas no son piadosas ni honorables y son demasiado frívolas. Todas estas son manifestaciones de la falta de realidad. Cuando algunas personas comunican sobre asuntos de la vida espiritual, aunque no hablan de deberle nada a Dios, en el fondo conservan un amor verdadero por Él. Tu sentimiento de deuda con Dios no tiene nada que ver con otras personas; estás en deuda con Dios, no con la humanidad. ¿De qué te sirve hablar constantemente de esto con los demás? Debes darle importancia a entrar en la realidad, no a cualquier fervor o demostración externos.

¿Qué representan las buenas acciones superficiales de los seres humanos? Representan la carne, ni siquiera lo mejor de las prácticas externas representan la vida; solo pueden mostrar tu propio temperamento individual. Las prácticas externas de la humanidad no pueden cumplir el deseo de Dios. Hablas constantemente de tu deuda con Dios; sin embargo, no puedes proveer la vida de los demás ni inspirar a otros para que amen a Dios. ¿Crees que estas acciones tuyas van a satisfacer a Dios? Sientes que tus acciones concuerdan con la voluntad de Dios y que son del espíritu, ¡pero en realidad son todas absurdas! Crees que lo que te agrada a ti y lo que estás dispuesto a hacer son precisamente esas cosas en las que Dios se deleita. ¿Pueden representar a Dios tus gustos? ¿Puede representar a Dios el carácter de una persona? Lo que te agrada a ti es precisamente lo que Dios aborrece y tus hábitos son lo que Dios detesta y rechaza. Si te sientes en deuda, entonces ve y ora ante Dios; no hay necesidad de hablar de esto con los demás. Si no oras ante Dios y en lugar de eso llamas la atención constantemente en presencia de los demás, ¿puede esto satisfacer la voluntad de Dios? Si tus acciones siempre existen solo en apariencia, esto quiere decir que eres vanidoso hasta el extremo. ¿Qué clase de seres humanos son aquellos que solo llevan a cabo buenas acciones superficiales y están desprovistos de realidad? ¡Tales hombres son fariseos hipócritas y figuras religiosas! Si no os desprendéis de vuestras prácticas externas y sois incapaces de hacer cambios, entonces los elementos de hipocresía en vosotros crecerán aún más. Mientras mayores sean vuestros elementos de hipocresía, más resistencia hay hacia Dios. Al final, con toda seguridad, ¡tales personas serán eliminadas!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. En la fe, uno debe centrarse en la realidad; participar en rituales religiosos no es fe

Nota al pie:

a. El texto original no contiene las palabras “de Jehová”.

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.

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