Si el Señor Jesús ha redimido a la humanidad, ¿por qué habría de realizar una obra de juicio a Su regreso en los últimos días?
Hace 2000 años, el Señor Jesús encarnado fue crucificado para redimir los pecados de la humanidad a modo de ofrenda por el pecado y culminando Su obra redentora. Prometió que regresaría en los últimos días, así que todos los creyentes aguardan atentos la venida del Señor y piensan que, por creer en Él, les ha perdonado todos los pecados y ya no los considera pecadores. Creen estar totalmente preparados, por lo que solo han de aguardar el regreso del Señor para que los ascienda a Su reino. Por eso la gente siempre está mirando al firmamento, aguardando el día en que de pronto Él aparezca en una nube y la ascienda al cielo a reunirse con Él. Sin embargo, con gran asombro, ve que comienzan los grandes desastres sin haber recibido aún al Señor. Nadie sabe qué está pasando realmente. Aunque la gente no haya visto llegar al Señor en una nube, ha visto que el Relámpago Oriental da constante testimonio de Su regreso como Dios Todopoderoso encarnado. Él ha expresado verdades y lleva a cabo la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios. La aparición y obra de Dios Todopoderoso ha sacudido el mundo religioso entero e inspirado una tremenda reacción. La obra del juicio de Dios encarnado no coincide para nada con las nociones y fantasías de la gente. Muchos preguntan: Si el Señor Jesús ya concluyó Su gran obra de redención y Dios nos ha llamado justos, ¿por qué ha de realizar una obra del juicio en los últimos días? No les parece posible. La comunidad religiosa incluso se opone y condena a Dios Todopoderoso, negándose a investigar Su obra mientras aguarda con ansia que el Señor venga en una nube a arrebatarlos al reino y con la esperanza de escapar a los grandes desastres. Sin embargo, la obra de Dios es inabarcable, poderosa e imparable. Dios Todopoderoso ha formado un grupo de vencedores y han comenzado los desastres, al tiempo que el mundo religioso se sume en el desastre entre el llanto y el crujir de dientes. Al no haber sido arrebatados antes de los desastres, ponen su esperanza en serlo durante o después de ellos. ¿Por qué no recibieron al Señor antes de los desastres? ¿En qué se equivocaron? ¿Incumplió el Señor Jesús Su promesa y no llevó a los creyentes al reino antes de los desastres, con lo que los decepcionó totalmente? ¿O malinterpretó la gente las profecías bíblicas, se fió de sus nociones de que el Señor vendría en una nube, se negó a oír la voz de Dios y por eso no recibió al Señor y sucumbió al desastre? Actualmente todo el mundo está muy confundido acerca de por qué el Señor no ha venido en una nube a arrebatar a los creyentes antes de los desastres. Hoy compartiré cómo entiendo yo personalmente la obra del juicio de Dios encarnado en el Hijo del hombre en los últimos días.
Todo conocedor de la Biblia comprende que la mayoría de las profecías bíblicas predicen dos cosas: que el Señor regresará y que llevará a cabo un juicio en los últimos días. Realmente, estas dos cosas son una sola: que Dios vendrá en la carne en los últimos días a realizar Su obra del juicio. Seguro que algunos preguntan si hay algún fundamento bíblico para afirmar esto. Claro que lo hay. Hay muchas profecías bíblicas, 200 o más, al respecto. Veamos un ejemplo del Antiguo Testamento: “Juzgará entre las naciones, y hará decisiones por muchos pueblos” (Isaías 2:4). “Porque Él viene; porque Él viene a juzgar la tierra: juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad” (Salmos 96:13). También se dice en el Nuevo Testamento: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Además, el Señor Jesús profetizó personalmente que regresaría y llevaría a cabo una obra del juicio en los últimos días. El Señor Jesús dijo: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). “Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo” (Juan 5:22). “Y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre” (Juan 5:27). El Apocalipsis profetiza: “Diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado” (Apocalipsis 14:7). Estas profecías dejan muy claro que el Señor regresará como el Hijo del hombre y realizará la obra del juicio en los últimos días. De esto no cabe duda. Vemos que, en la Era de la Gracia, el Señor Jesús profetizó claramente que volvería en los últimos días como el Hijo del hombre para Su obra del juicio. El Apocalipsis profetiza claramente “porque la hora de Su juicio ha llegado”. Estas profecías nos enseñan que el Señor se encarna en el Hijo del hombre en los últimos días para venir personalmente entre nosotros a realizar la obra del juicio. Hace mucho que Dios lo planeó con claridad, eso es innegable. Dios Todopoderoso ha expresado verdades para la obra del juicio, ha declarado muchas palabras y formado un grupo de vencedores. Esto demuestra que estas profecías se han cumplido del todo. Echemos ahora un vistazo a la creencia religiosa habitual de que el Señor ha concluido Su obra redentora, por lo que es imposible que realice una obra del juicio en los últimos días. ¿Tiene esto algún fundamento bíblico? ¿Lo declaró el Señor Jesús? En absoluto. Esas ideas no son sino nociones y fantasías humanas, ilusiones. Son completamente contrarias a las profecías de la Biblia y no las respaldan las palabras de Dios. ¡Este razonamiento es una absoluta necedad! ¿Por qué la gente no puede buscar con ansia las palabras del Señor y las profecías bíblicas, sino que se empeña en juzgar y condenar la obra de Dios de los últimos días a raíz de sus nociones? ¿Eso no es arbitrario y arrogante? Si la Biblia contiene muchísimas profecías de la venida del Hijo del hombre y del juicio en los últimos días, ¿por qué no ve la gente la Escritura que tiene ante sus ojos? Tal como dice la Biblia, “Al oír oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible y con dificultad oyen con sus oídos; y sus ojos han cerrado, no sea que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane” (Mateo 13:14-15). Los prudentes deben buscar e investigar por qué realiza Dios la obra del juicio en los últimos días, por qué es el Hijo del hombre el que aparece para obrar. Hemos de responder estas preguntas para poder comprender realmente las profecías bíblicas.
Analicemos ahora por qué se encarna de nuevo el Señor para la obra del juicio tras redimir a la humanidad. Dios Todopoderoso ya ha desvelado este misterio. Veamos las palabras de Dios Todopoderoso al respecto. “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). “A pesar de que el hombre pueda haber sido redimido y perdonado de sus pecados, sólo puede considerarse que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre, que vive en un cuerpo de carne, no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando, interminablemente, su carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayor parte de la humanidad peca durante el día y se confiesa por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para el hombre, no podrá salvarlo del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto. […] No resulta fácil para el hombre ser consciente de sus pecados; no tiene forma de reconocer su propia naturaleza profundamente arraigada, y debe depender del juicio por la palabra para lograr este resultado. Sólo así puede el hombre ser transformado gradualmente a partir de ese momento” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)). Las palabras de Dios Todopoderoso son muy claras, ¿no? Si el Señor Jesús redimió a la humanidad en la Era de la Gracia, ¿por qué habría de volver para el juicio en los últimos días? Porque el Señor Jesús solo concluyó la obra de redención, la mitad de la obra de salvación de Dios. Así se logró la redención de los pecados del hombre, lo que nos hace aptos para orar y hablar con el Señor y para gozar de Su gracia y Sus bendiciones. Se nos han perdonado los pecados y gozamos de la paz y la alegría que nos otorga el Espíritu Santo, pero aún pecamos todo el tiempo, atrapados en un círculo de pecar, confesar y volver a pecar. Nadie puede huir de las ataduras y limitaciones del pecado, sino que vivimos luchando con él. Es doloroso y no hay forma de ser libre. Esto demuestra que, pese a que el Señor nos perdonó los pecados, pervive nuestra naturaleza pecaminosa, pervive nuestro carácter corrupto. Es probable que nos rebelemos contra Dios, nos opongamos a Él y lo juzguemos en cualquier momento. Esto es innegable. Por mucho que lleve creyendo una persona, no puede escapar al pecado y santificarse ni ser digna de estar ante Dios. Esto cumple plenamente la profecía del Señor: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’” (Mateo 7:21-23). Hebreos 12:14 dice: “la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Aquí vemos que solo aquellos que hacen la voluntad de Dios pueden entrar en el reino de los cielos. Sin embargo, ¿por qué dijo el Señor que aquellos que predican y echan fuera demonios en Su nombre son malhechores? Esto podría confundir a muchos. Significa que ellos proclaman su fe, pero no dejan de pecar y no se han arrepentido de veras. Por más que hayan predicado o exorcizado en el nombre del Señor, por muchos milagros que hayan hecho, no tienen la aprobación del Señor. A ojos del Señor, las personas así son malhechoras. Tal vez hagan cosas en el nombre del Señor, pero esto es un insulto al Señor que Él aborrece. ¿Son estas personas, cuyos pecados han sido perdonados, dignas de entrar en el reino? Por supuesto que no. Aún sueñan con el día en que el Señor venga a ascenderlas al cielo. Esta es una fantasía humana. Obviamente, que el Señor Jesús profetizara Su regreso no significaba que fuera a ascender a la gente directamente al cielo para reunirla con Él, sino que llevaría a cabo el juicio y purificaría la naturaleza pecaminosa y la corrupción de la gente, nos salvaría plenamente del pecado y de las fuerzas satánicas y nos llevaría a un hermoso destino. Esto es lo que significa la obra del juicio de Dios en los últimos días. Seguro que ya es evidente para todos que la obra redentora de la Era de la Gracia solamente pretendía redimirnos de los pecados, por lo que estos se nos perdonan. Esto solo consumó la mitad de la obra de salvación y Dios va a dar un paso más en Su obra en los últimos días. Sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús, Dios Todopoderoso expresa verdades para la obra del juicio de los últimos días a fin de purificar y salvar plenamente a la humanidad del pecado, de librarnos de las fuerzas satánicas. Aquí apreciamos que la redención del Señor Jesús allanó totalmente el camino al juicio de Dios en los últimos días. Fue una obra fundamental. Y la obra del juicio de Dios Todopoderoso es el paso clave del plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad y concluirá la era. Aceptar únicamente la obra redentora del Señor Jesús sin aceptar la obra del juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días supone detenerse en mitad de la senda de la fe, y el último paso es el paso clave que decidirá nuestro destino y nuestro resultado. No dar este paso es, de hecho, dejarlo a medio camino y malgastar los esfuerzos previos. Creo que todo el mundo entiende que el tramo final de un recorrido suele ser el más duro. Esta última fase de tu senda de fe es la más importante para decidir tu destino. Para los creyentes, lo que decide nuestro resultado y destino es la obra del juicio de Dios de los últimos días. Si no lo acepta la gente, Dios la eliminará; una auténtica tragedia. Así pues, podemos estar seguros de que, por mucho tiempo que lleve creyendo alguien, si no acepta a Dios Todopoderoso, Dios lo eliminará y será una virgen insensata, que caerá en el desastre entre el llanto y el crujir de dientes. Muchos antiguos incrédulos han aceptado directamente la obra de Dios Todopoderoso y recibido la salvación de Dios de los últimos días. Estos son los afortunados que suplen a aquellos creyentes que se nieguen a aceptar a Dios Todopoderoso y sean eliminados. ¿No sería ese el mayor lamento de los creyentes? Tras todos esos años aguardando al Señor, ven que Dios Todopoderoso realiza la obra del juicio y expresa muchas verdades, pero se niegan a aceptarlo; en cambio, esperan tercamente que el Señor venga en una nube y se apuestan esto con Dios. Al final perderán la oportunidad de salvarse. ¿No sería eso tremendamente triste para un creyente?
Puede que algunos pregunten cómo realiza Dios Todopoderoso la obra de juicio y purificación que salva plenamente a la humanidad. Hay muchas enseñanzas sobre las verdades relativas a esto, así que hoy solo veremos la idea general. Dios Todopoderoso dice: “Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al realizar Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido por Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad). Las palabras de Dios Todopoderoso son muy claras: Su juicio en los últimos días pretende, sobre todo, juzgar la esencia corrupta de la humanidad expresando la verdad para delatar nuestra corrupción, de modo que hagamos introspección y la veamos. Entonces sentimos pesar, nos odiamos y odiamos nuestra carne, lo que conlleva un arrepentimiento sincero. Esta obra del juicio no se lleva a cabo con la mera expresión de algunas verdades para que la gente las comprenda, sino que Dios expresa muchos aspectos de la verdad. Todas estas verdades pretenden juzgar, exponer, podar y tratar a la humanidad, además de probarnos y refinarnos. Especialmente aquellas palabras de Dios que juzgan y delatan la esencia corrupta del hombre revelan con precisión las actitudes satánicas de la humanidad y nuestra naturaleza y esencia. La lectura de estas palabras es muy desgarradora y van directas al corazón. Vemos lo hondamente corrompidos que estamos, que no somos dignos de ser llamados humanos. No tenemos dónde escondernos y queremos escarbar en las grietas de la tierra para huir de la ira de Dios. Experimentar este juicio es la única manera de ver la verdad de nuestra corrupción, luego nos embarga el pesar y nos sabemos indignos de las bendiciones de Dios, de que nos lleve a Su reino. Por ser tan corruptos, somos indignos de contemplar a Dios. Sin el juicio y castigo de Dios, nunca nos conoceríamos de verdad, sino que confesaríamos los pecados de boquilla sin saber que vivimos exclusivamente según nuestro carácter corrupto. No dejaríamos de rebelarnos contra Dios y de oponernos a Él, y aún creeríamos posible entrar en el cielo. Es descarado y delirante, una falta total de autoconciencia. Los que experimentamos el juicio y la purificación de Dios Todopoderoso sabemos de primera mano que Sus palabras son la verdad, ¡que no tienen precio! Solo las verdades expresadas por Dios pueden purificar nuestra corrupción y salvarnos del pecado. Solo la experiencia del juicio de Sus palabras puede purificar y transformar nuestro carácter corrupto para convertirnos en hacedores de la voluntad de Dios y dignos de entrar en el reino. La obra del juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días es lo que nos trae el camino, la verdad y la vida. Con la obra de Dios Todopoderoso podemos recibir la verdad y la vida y vivir ante Dios; ¡una inmensa bendición de Su parte!
En este punto de nuestra enseñanza, creo que la mayoría entendemos que la obra de Dios para salvar a la humanidad no es tan sencilla como pensábamos. No es solo redimirnos, perdonarnos los pecados y ya está, sino que Su obra de salvación consiste en salvarnos por completo del mal y del pecado, de las garras de Satanás, para que nos sometamos a Dios y lo adoremos. Esto solamente se logra con la obra del juicio. Dios Todopoderoso ya ha expresado muchas verdades y está realizando la obra del juicio. ¡Esta obra Suya es absolutamente formidable e incomparable! Las palabras de Dios Todopoderoso han sacudido el mundo entero y el universo. La gran obra de Dios en los últimos días es el blanco de todas las miradas y ha sacudido el mundo. Todos los que aman la verdad están estudiando la obra de Dios de los últimos días y solamente aquellos que no aman la verdad hacen oídos sordos e ignoran la obra de Dios. Sin embargo, esta jamás se ve afectada por el mundo religioso ni por los incrédulos. Avanza imparable. En un abrir y cerrar de ojos, los grandes desastres han comenzado y la obra del juicio de Dios en los últimos días está en su apogeo. Para Sus seguidores, es el juicio, que comienza por la casa de Dios, perfecciona a unos y elimina a muchos. Para otros, se trata de usar los desastres para controlar poco a poco a los malhechores opuestos a Dios, lo que pondrá punto final a esta era en que Satanás lleva las riendas. Entonces recibiremos a una nueva era y entraremos en ella, en la era en que se materializará el reino de Cristo en la tierra. Los que todavía anhelan la venida del Señor en una nube caerán en el desastre, entre el llanto y el crujir de dientes, lo que cumplirá la profecía apocalíptica: “He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él” (Apocalipsis 1:7). Dios Todopoderoso también dijo: “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malvados. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando solo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Solo aquellos que persisten en la creencia de que ‘El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo’ se verán sometidos al castigo eterno, porque solo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero y la vida. Y por tanto, solo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra).