Dais testimonio de que las palabras expresadas por Dios Todopoderoso en “La Palabra manifestada en carne” son declaraciones de la boca de Dios mismo, pero nosotros creemos que son las palabras de alguien que ha sido iluminado por el Espíritu Santo. Por lo tanto, a lo que me gustaría buscar es, ¿cuál exactamente es la diferencia entre las palabras expresadas por Dios encarnado y las palabras dichas por alguien con la iluminación del Espíritu Santo?

30 Sep 2019

Respuesta:

Todo cuanto expresa Dios Todopoderoso es la verdad y La Palabra manifestada en carne es, de hecho, el conjunto de declaraciones de Dios Todopoderoso, la segunda venida del Señor Jesús. Todos aquellos con corazón y espíritu lo aceptarán sin reservas al ver Su palabra, reconocerán que es la voz de Dios y se postrarán ante Dios. Sin embargo, todavía hay quienes creen que las palabras de Dios expresadas por Dios Todopoderoso en los últimos días están meramente escritas por un hombre inspirado por el Espíritu Santo y no creen que sean en realidad la palabra de Dios. Esto demuestra que nuestra fe en Dios no implica necesariamente que conozcamos a Dios, que no sabemos diferenciar la palabra de Dios de las palabras del hombre ni tampoco distinguimos claramente las palabras que concuerdan con la verdad de la propia verdad. De hecho, hay una diferencia muy precisa entre las palabras que concuerdan con la verdad y la propia verdad. La palabra de Dios es verdad, eso es innegable, pero las palabras del hombre, en el mejor de los casos, simplemente concuerdan con la verdad. Si comparáramos las palabras del hombre que concuerdan con la verdad con la palabra de Dios, ¿no habría alguna diferencia real? ¿En serio no se percibiría la diferencia? ¿Puede afirmarse que alguien posee la verdad si ha experimentado y conoce la palabra de Dios? Si una persona pronuncia palabras que concuerdan con la verdad, ¿quiere eso decir que expresa la verdad? Los santos de las eras anteriores manifestaron muchas cosas acordes con la verdad; ¿es posible analizarlas en los mismos términos que la verdad expresada por Dios? Quienes realmente entienden y reconocen la verdad encuentran una diferencia muy significativa entre las palabras acordes con la verdad y la propia verdad. Los únicos que las confunden son aquellos que no entienden la verdad o no la reconocen. Para distinguir las palabras que concuerdan con la verdad de la verdad, debemos saber exactamente qué es la verdad. Los que tenemos fe en el Señor hemos leído muchas de Sus palabras, reconocemos la autoridad y el poder que poseen y, además, somos capaces de percibir que sólo la palabra del Señor es la verdad. Nunca experimentaremos del todo la verdad y, por mucha experiencia o comprensión de la verdad que tengamos, jamás nos atreveríamos a afirmar que la poseemos en su totalidad ni que tenemos auténtica comprensión de Dios. En el mundo religioso hay muchos pastores y ancianos que se atreven a interpretar la Biblia, pero no a interpretar la palabra de Dios según sus deseos. Nadie en toda la humanidad se atreve a decir que entiende la palabra de Dios ni que comprende la verdad. Esto indica que la esencia de la verdad es sumamente profunda y solamente Dios la puede expresar. Cuando el hombre experimenta la obra de Dios, sólo puede comprender la verdad hasta cierto punto, adentrarse en una parte de sus realidades y decir algunas cosas que concuerdan con ella; no se puede esperar más que eso. Sin embargo, jamás podrá poseer ni expresar la verdad. Eso es un hecho. En eras anteriores, los santos manifestaron muchas cosas acordes con la verdad, pero nadie se atrevería a decir que esas palabras son la verdad. Entonces, ¿qué es exactamente la verdad? Dios expresa la verdad y únicamente Cristo es la verdad, el camino y la vida. Todo cuanto dice Dios es la verdad, todo ello representa Su carácter y lo que Él es y tiene, y Sus palabras están llenas de Su omnipotencia y sabiduría. Con Sus palabras, Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas, y utiliza Sus palabras para Su obra de salvación de la humanidad; todo se consigue por las palabras de Dios. Todos los que han experimentado la obra de Dios comprueban el poder y la omnipotencia de las palabras de Dios, lo que demuestra que sólo Dios puede expresar la verdad. El poder de la verdad y su naturaleza eterna son insondables para la humanidad; solamente la verdad es eterna y coexiste con Dios. Es eterna e inmutable. Si la humanidad recibe la verdad para que sea su vida, habrá alcanzado la vida eterna. Tiene una honda relevancia el hecho de que Dios otorgue la verdad al hombre para que este la reciba como su vida. Tal como dice Dios Todopoderoso: “En el lenguaje del hombre, la verdad es la auténtica esencia de lo humano. El hombre nunca podrá experimentar plenamente la verdad. El hombre debe vivir por la verdad. Una sola verdad puede sustentar toda la existencia de la humanidad durante varios miles de años.

La verdad es la vida de Dios mismo. Representa Su carácter, Su esencia y todo lo que hay en Él(‘¿Sabes qué es realmente la verdad?’ en “Registros de las pláticas de Cristo”).

La verdad es el más real de los aforismos de la vida, y el más alto de tales aforismos en toda la humanidad. Debido a que es el requisito que Dios exige al hombre, y a que es la obra realizada personalmente por Dios, es que se llama el ‘aforismo de la vida’. No es un aforismo que se resume de algo, ni tampoco es una famosa cita de una gran figura. Sino que es la declaración del soberano de los cielos y la tierra y de todas las cosas, a la humanidad; no son algunas palabras resumidas por el hombre, sino la vida inherente de Dios. Y por ello es que se le llama el más alto de los ‘aforismos de la vida’(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sólo los que conocen a Dios y Su obra pueden satisfacer a Dios).

La verdad viene del mundo del hombre, pero la verdad entre los hombres es transmitida por Cristo. Se origina en Cristo, es decir, en Dios mismo, y esto no es algo de lo que sea capaz el hombre(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine).

¿Por qué no es posible afirmar que las palabras del hombre que concuerdan con la verdad son la verdad? Porque las palabras del hombre acordes con la verdad simplemente representan su experiencia y conocimiento de la verdad y son consecuencia de la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo obra para dar esclarecimiento a las personas y hacer que poco a poco entiendan la verdad y se adentren en sus realidades con arreglo a su estatura espiritual real de ese momento. Cada vez que el Espíritu Santo da esclarecimiento a las personas, les proporciona nada más que una comprensión parcial de la luz de la verdad y un exiguo conocimiento de la realidad de la verdad. El Espíritu Santo nunca le brindaría al hombre la esencia completa de la verdad de un solo golpe, pues el hombre no sería capaz de alcanzarla ni de experimentarla. Lo que dice el hombre de acuerdo con la verdad es una comprensión y una experiencia de la verdad muy superficial y limitada, alejada de la esencia de la verdad. Está muy por debajo del nivel de la verdad, así que no se puede alegar que sea la verdad. Incluso si lo que dice el hombre está inspirado por el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo y concuerda plenamente con la verdad, es exclusivamente para que el hombre se ilustre y le saque provecho, pero no puede ser su vida, mientras que la verdad puede ser la vida eterna del hombre. Esto se debe a que el hombre nunca puede experimentar completamente la esencia de la verdad ni vivir plenamente a imagen de la verdad. El hombre sólo puede vivir un poco a imagen de la verdad, lo que en realidad es bastante positivo. La verdad puede ser por siempre la vida del hombre y darle la vida eterna, pero cuando la humanidad dice palabras acordes con la verdad, son una mera vía para que se instruya y su efecto solamente dura un tiempo, por lo que dichas palabras no pueden ser la vida eterna del hombre. Esta es la diferencia sustancial entre las palabras que concuerdan con la verdad y la propia verdad. Con esto vemos que incluso si el discurso del hombre tiene el esclarecimiento del Espíritu Santo y está de acuerdo con la verdad, no obstante no puede afirmarse que sea la verdad. Esto es objetivo y quienes tienen experiencia en la vida son capaces de descubrirlo y darse cuenta de ello.

Extracto de Respuestas a preguntas del guión cinematográfico

Si hemos de diferenciar entre el discurso del hombre que concuerda con la verdad y las palabras expresadas por Dios en la carne, primero debemos tener claro que Dios tiene la esencia divina de Dios y el hombre tiene esencia humana. La palabra de Dios es revelación de la vida de Dios y expresión de Su carácter, mientras que las palabras del hombre revelan la esencia humana. Sólo las expresiones directas del Espíritu Santo son la verdad y la palabra de Dios. Esto se debe a que la esencia de la vida de Dios es única y ningún hombre la posee. Sin embargo, las personas utilizadas por Dios y las que tienen la obra del Espíritu Santo son capaces de pronunciar palabras acordes con la verdad, lo cual puede edificar a otros. Esto proviene del esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, así como de la experiencia y comprensión por parte del hombre de la verdad contenida en la palabra de Dios. No obstante, esto no es expresión directa del Espíritu Santo, por lo que no es palabra de Dios.

Dios Todopoderoso dice: “La verdad es el más real de los aforismos de la vida, y el más alto de tales aforismos en toda la humanidad. Debido a que es el requisito que Dios exige al hombre, y a que es la obra realizada personalmente por Dios, es que se llama el ‘aforismo de la vida’. No es un aforismo que se resume de algo, ni tampoco es una famosa cita de una gran figura. Sino que es la declaración del soberano de los cielos y la tierra y de todas las cosas, a la humanidad; no son algunas palabras resumidas por el hombre, sino la vida inherente de Dios. Y por ello es que se le llama el más alto de los ‘aforismos de la vida’(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sólo los que conocen a Dios y Su obra pueden satisfacer a Dios).

Aquello directamente expresado por Dios es la verdad. Cualquier cosa que surja del esclarecimiento del Espíritu Santo solo se ajusta a la verdad, ya que el Espíritu Santo esclarece a las personas en base a su estatura y no puede expresarle la verdad directamente al hombre. Esto es algo que debes entender. Y cuando, según las palabras de la verdad, las personas obtienen perspectiva y conocimiento a partir de la experiencia, ¿se consideran tales perspectivas y conocimientos la verdad? A lo sumo, esto es un poco de conocimiento de la verdad. Las palabras esclarecidas por el Espíritu Santo no representan las palabras de Dios, no representan la verdad, no pertenecen a ella; son simplemente un poco de conocimiento de la verdad, un poco del esclarecimiento del Espíritu Santo. […] Todos experimentan la verdad, pero cada uno lo hace bajo circunstancias diferentes, y cada uno gana algo diferente. Sin embargo, incluso si sus conocimientos se combinaran, seguirían siendo incapaces de articular completamente una sola verdad. ¡Así de profunda es la verdad! ¿Por qué se dice que las cosas que has ganado y tu conocimiento no pueden representar la verdad? Comunicas tu conocimiento con otros, y solo hacen falta dos o tres días de contemplación antes de que lo hayan experimentado plenamente. Pero las personas pueden pasar toda una vida y aun así no experimentar plenamente la verdad; incluso si se combinara lo que cada persona experimentó, la verdad seguiría sin experimentarse plenamente. Por lo tanto, se puede ver que la verdad es extraordinariamente profunda. La verdad no puede articularse completamente en palabras. En el lenguaje del hombre, la verdad es la auténtica esencia de lo humano. El hombre nunca podrá experimentar plenamente la verdad. El hombre debe vivir por la verdad. Una sola verdad puede sustentar toda la existencia de la humanidad durante varios miles de años.

La verdad es la vida de Dios mismo. Representa Su carácter, Su esencia y todo lo que hay en Él. Si afirmas que tener un poco de experiencia significa poseer la verdad, ¿puedes representar entonces el carácter de Dios? Puedes tener cierta experiencia o cierta luz en relación con un determinado aspecto o lado de una verdad, pero no puedes proveer a los demás con ella por siempre, así que esta luz que has obtenido no es la verdad; es, simplemente, un cierto punto que las personas pueden alcanzar. Es, simplemente, la experiencia y el entendimiento apropiados que una persona debe poseer: cierta experiencia real y cierto conocimiento de la verdad. Esta luz, este esclarecimiento y este entendimiento experiencial, nunca pueden sustituir a la verdad, aunque todas las personas hubieran experimentado por completo esta verdad y juntado todas este entendimiento experiencial, todavía no podría ocupar el lugar de esa verdad. […] ¿Qué quiero decir con esto? Que la vida del hombre siempre será la vida del hombre, y que por mucho que tu entendimiento pueda estar de acuerdo con la verdad, con las intenciones de Dios y Sus requisitos, nunca podrá sustituirla. Decir que las personas han obtenido la verdad significa que poseen alguna realidad, que han ganado algún entendimiento de la verdad, han logrado alguna entrada real en las palabras de Dios, han tenido alguna experiencia verdadera con Sus palabras, y están en el camino correcto en su fe en Dios. Basta con una sola declaración de Dios para que una persona experimente durante toda una vida; aun si las personas tuvieran que experimentar varias vidas o varios miles de años, seguirían sin poder experimentar una sola verdad de manera plena y total(‘¿Sabes qué es realmente la verdad?’ en “Registros de las pláticas de Cristo”).

En cuanto a la diferencia entre las palabras del hombre que concuerdan con la verdad y la palabra de Dios, las palabras de Dios Todopoderoso dan una explicación muy clara: la verdad viene de Dios, es expresada por Cristo, es también expresión directa del Espíritu Santo y todo cuanto Dios dice es la verdad. La verdad es la propia vida de Dios mismo, expresión de Su carácter justo, revelación de todo lo que Dios tiene y es, la realidad de las cosas positivas, y representa la esencia de la vida de Dios. Sin embargo, las personas utilizadas por Dios y las que tienen la obra del Espíritu Santo son capaces de pronunciar palabras acordes con la verdad. Esto proviene del esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, así como de la experiencia y comprensión por parte del hombre de la verdad contenida en la palabra de Dios. Estas palabras acordes con la verdad constituyen la experiencia y la comprensión del hombre. Son la realidad de la verdad en la que el hombre ha logrado entrar y el resultado de la obra de Dios. Sin importar lo profunda o superficial que sea la comprensión de la verdad por parte del hombre ni lo bien que conozca a Dios, todo lo manifestado por la humanidad revela la esencia de las vidas humanas. Puesto que las palabras del hombre que concuerdan con la verdad están muy alejadas de la profundidad de la esencia de la verdad, lo que diga el hombre no puede ser considerado la verdad. Hay diferencias sustanciales inherentes entre las palabras acordes con la verdad y la verdad real. La palabra de Dios es verdad, es la esencia de la vida de Dios, por lo que es eterna e inmutable. Tal como dijo el Señor Jesús: “El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán(Lucas 21:33). Dios Todopoderoso también dice: “Mis palabras son la verdad que jamás cambia(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Deberíais considerar vuestros hechos). Esto se parece mucho a los diez mandamientos, promulgados por Dios en la Era de la Ley: a pesar de que han pasado miles de años, la humanidad todavía los sigue acatando hoy en día. Esto es debido a que la palabra de Dios es verdad, es la realidad de las cosas positivas, capaz de resistir la prueba del tiempo, y se mantendrá por toda la eternidad. No obstante, como las palabras del hombre no son la verdad, no durarán para siempre. A partir del progreso de la historia humana, sea en las áreas de la investigación científica, el derecho o las teorías sociológicas, vemos que es cuestión de tiempo que las palabras del hombre sean invalidadas o arrinconadas, o que hasta queden obsoletas en un abrir y cerrar de ojos. Aunque las palabras que dice el hombre concuerden con la verdad, sólo nos pueden ayudar, proveer y sostener de manera exclusivamente temporal. No pueden ser nuestra vida. ¿Por qué decimos que las palabras del hombre no pueden ser la vida del hombre? Porque mientras que la palabra del hombre puede concordar con la verdad, no deja de ser mera experiencia y comprensión de la palabra de Dios, está muy alejada de la esencia de la verdad y de ninguna manera puede plasmar la verdad ni convertirse en la vida del hombre como lo hace la verdad; sólo puede ayudarnos, edificarnos y sostenernos temporalmente, razón por la que la palabra del hombre acorde con la verdad no es la verdad ni puede ser la vida del hombre. Entonces, ¿por qué únicamente las palabras de Dios pueden ser la vida del hombre? Dado que la palabra de Dios es verdad y la realidad de las cosas positivas, los seres humanos nunca podemos experimentarla plenamente y cada verdad es infinita para la humanidad. Incluso si hubiéramos de experimentar la eternidad, seguiríamos sin poder afirmar que poseemos la verdad o que la hemos recibido totalmente. Esto es un hecho. Además, la verdad puede purificar, salvar y perfeccionar a la humanidad. Amparándonos en la verdad en nuestra vida, podemos vivir con auténtica semejanza humana, a imagen de la verdad, por lo que podemos llegar a conocer a Dios, someternos a Él, adorarlo y ser compatibles con Él, tal como pretendía cuando creó a la humanidad de la nada. Como dice la Biblia: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza(Génesis 1:26). La intención de Dios al crear a la humanidad no era solamente la de dotarla de un cuerpo físico, sino principalmente la de otorgarle una nueva vida. Esta nueva vida es la palabra de Dios, que es la verdad. Cuando la verdad se convierta en nuestra vida, cuando se convierta en la realidad de nuestra vida, que es cuando viviremos a imagen de la verdad y con auténtica semejanza humana, habremos cumplido la intención de Dios al crear a la humanidad. Por consiguiente, decimos que sólo la palabra de Dios y la verdad pueden ser la vida eterna del hombre. Aunque las personas utilizadas por Dios puedan tener experiencia y comprensión de la palabra de Dios y decir cosas acordes con la verdad, esto es consecuencia de la obra del Espíritu Santo. Es la salvación y el perfeccionamiento del hombre a manos de Dios. Ni las palabras acordes con la verdad de las personas utilizadas por Dios ni su verdadera entendimiento de Dios implican que posean la esencia de la verdad ni la vida de Dios. Por el contrario, esto simplemente demuestra que han recibido la verdad y que esta se ha convertido en la realidad de su vida. Esto es así porque el hombre no es la verdad, y no se atreverían a decir que realmente poseen la verdad. Así pues, por mucho que las palabras del hombre concuerden con la verdad o puedan edificarnos, no es posible afirmar que sean la verdad y tampoco son palabra de Dios.

Extracto de “Preguntas y respuestas clásicas sobre el Evangelio del Reino”

Si queremos saber por qué las palabras que se corresponden con la verdad expresadas por los hombres utilizados por Dios no son la verdad, primero debemos tener muy claro qué es en realidad la “verdad”. A lo largo de la historia, nunca se ha sabido realmente qué es la verdad. Cuando el Señor Jesús vino a este mundo en la Era de la Gracia, dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida(Juan 14:6). Sin embargo, nadie entendió el significado real de la “verdad”. Solo la venida de Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, revela por completo los misterios de la “verdad” a la humanidad.

Veamos qué dice de esto Dios Todopoderoso: “La verdad viene del mundo del hombre, pero la verdad entre los hombres es transmitida por Cristo. Se origina en Cristo, es decir, en Dios mismo, y esto no es algo de lo que sea capaz el hombre(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine).

La verdad es el más real de los aforismos de la vida, y el más alto de tales aforismos en toda la humanidad. Debido a que es el requisito que Dios exige al hombre, y a que es la obra realizada personalmente por Dios, es que se llama el ‘aforismo de la vida’. No es un aforismo que se resume de algo, ni tampoco es una famosa cita de una gran figura. Sino que es la declaración del soberano de los cielos y la tierra y de todas las cosas, a la humanidad; no son algunas palabras resumidas por el hombre, sino la vida inherente de Dios. Y por ello es que se le llama el más alto de los ‘aforismos de la vida’(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sólo los que conocen a Dios y Su obra pueden satisfacer a Dios).

En el lenguaje del hombre, la verdad es la auténtica esencia de lo humano. El hombre nunca podrá experimentar plenamente la verdad. El hombre debe vivir por la verdad. Una sola verdad puede sustentar toda la existencia de la humanidad durante varios miles de años.

La verdad es la vida de Dios mismo. Representa Su carácter, Su esencia y todo lo que hay en Él(‘¿Sabes qué es realmente la verdad?’ en “Registros de las pláticas de Cristo”).

En las palabras de Dios Todopoderoso vemos que la verdad proviene de Dios y de la manifestación de Cristo. Es decir, todas las palabras de Dios son la verdad, pues la verdad es la esencia de la vida de Dios, Su carácter, lo que Él tiene y es y la realidad de todas las cosas positivas. La verdad es eterna y nunca cambiará. Las palabras de Dios tienen autoridad y poder. Pueden purificar, salvar y perfeccionar al hombre y ser su vida eterna. Así pues, todas las palabras de Dios son la verdad. La obra y las revelaciones de Dios y lo que Él ordena, todo es verdad. Aquello que Dios decreta o dicta para que el hombre lo defienda y cumpla, así como todo lo que le exige y le manda vivir, es la verdad, la realidad de todas las cosas positivas. Por ello, en cada palabra de Dios hay verdad. En cada etapa de Su obra, Dios ha expresado muchas verdades. La valiosa vida que Dios nos otorga a los seres humanos se halla en estas verdades.

Todo cuanto Dios expresa durante la obra de Sus dos encarnaciones es la verdad, al igual que las palabras del Señor Jesús en la Era de la Gracia: Sus palabras permitieron a la humanidad ser testigo del carácter, el amor y la santa esencia de Dios. Estas son todas las valiosas verdades que ayudan a la humanidad a conocer a Dios. El amor, la misericordia, la tolerancia y el perdón del Señor Jesús hacia la humanidad, así como Su exigencia al hombre de que ame a Dios con todo su corazón, su alma y su mente, de que ame al prójimo como a sí mismo, de que sea la luz del mundo y la sal de la tierra, son cosas positivas. Son la verdad. También son la realidad de la vida que el hombre debe poseer. Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, ha venido y expresa toda la verdad del juicio, la purificación y el perfeccionamiento de la humanidad. Estas verdades son la realidad de la vida que el hombre debe llegar a poseer en la Era del Reino. Cristo de los últimos días revela al hombre el carácter de Dios, de justicia, majestad, ira e intolerancia a la ofensa. Revela los misterios del plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad, los misterios de las tres etapas de la obra de Dios, la esencia y la verdad interna de cada etapa de Su obra, así como el misterio de Su encarnación, Su manera de realizar la obra de juicio en los últimos días y lo que es el reino de Cristo. Da a conocer cómo Dios revela el fin de cada tipo de persona, premia el bien y castiga el mal. Revela el significado de la justicia de Dios, el significado de Su santidad y el significado simbólico de Su carácter, Su deleite, Su ira, Su tristeza y Su gozo. Revela lo justo y lo depravado, lo positivo y lo negativo y la esencia y la realidad de la corrupción del hombre a manos de Satanás. Dios Todopoderoso enseña al hombre a temer a Dios y evitar el mal, qué es la verdadera vida, a vivir con sentido, etc. Dios Todopoderoso ha revelado todos estos misterios y verdades al hombre para que llegue a conocerlas y comprenderlas, de modo que tema a Dios, rechace el mal, obedezca y adore a Dios. La verdad de Dios Todopoderoso es el camino de vida eterna que la humanidad debe tener. Quienes interioricen todas las verdades de Dios y vivan de acuerdo con ellas recibirán vida eterna, mientras que aquellos que se nieguen a aceptar toda verdad perecerán con toda seguridad. Así pues, todas las verdades que expresa Dios Todopoderoso en los últimos días son la obra de Dios de conclusión de una era e inicio de otra en los últimos días. Los hombres utilizados por Dios son los que Dios salva y perfecciona. Su deber en la obra de Dios consiste en colaborar con ella y guiar al pueblo elegido de Dios. Por ello, sus palabras conformes a la verdad son fruto de la obra del Espíritu Santo. Aunque estas palabras sean provechosas para la gente, no podemos denominarlas verdad, no podemos considerarlas palabra de Dios, pues las palabras del hombre provienen meramente de su conocimiento y experiencia de la verdad, solo pueden representar la perspectiva, las ideas y el entendimiento humanos, y las inmundicias humanas las diluirán irremediablemente. Además, el conocimiento y la experiencia del hombre en cuanto a la verdad son limitados. Por mucho que entre en la realidad de la verdad, no se puede decir que sea la personificación de la esencia de la verdad ni que la viva íntegramente. Por consiguiente, aunque manifieste una realidad limitada de la verdad que ha vivido, sus palabras simplemente concuerdan con la verdad. No hay que situarlas al mismo nivel que la propia verdad. Solo las palabras de Dios encarnado son la verdad. Es decir, solo Dios posee la esencia de la verdad y Él es la única verdad. Por muchos años que hayamos creído en Dios, siempre somos niños ante Él. Nunca podremos vivir a imagen de Dios. Por ello, las palabras de los hombres que utiliza Dios o de los que tienen la obra del Espíritu Santo solamente pueden considerarse palabras acordes con la verdad. No podemos considerarlas la verdad misma. Este es un hecho innegable. ¡Cuando denominamos verdad a las palabras del hombre, nos estamos oponiendo a Dios y blasfemando contra Él!

Extracto de “Preguntas y respuestas clásicas sobre el Evangelio del Reino”

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