Palabras sobre la vivencia de los fracasos, las caídas, las pruebas y la refinación

Fragmento 59

En su creencia en Dios, lo que las personas buscan es obtener bendiciones para el futuro; este es el objetivo de su fe. Todo el mundo tiene esta intención y esta esperanza, pero la corrupción en su naturaleza debe resolverse por medio de pruebas y refinamiento. En los aspectos en los que no estás purificado y revelas corrupción, en esos aspectos debes ser refinado: este es el arreglo de Dios. Dios crea un entorno para ti y te fuerza a ser refinado en ese entorno para que puedas conocer tu propia corrupción. Finalmente, llegas a un punto en el que preferirías morir para renunciar a tus planes y deseos y someterte a la soberanía y el arreglo de Dios. Por tanto, si las personas no pasan por varios años de refinamiento, si no soportan una cierta cantidad de sufrimiento, no serán capaces de deshacerse de la limitación de la corrupción de la carne en sus pensamientos y en su corazón. En aquellos aspectos en los que la gente sigue sujeta a la limitación de su naturaleza satánica y en los que todavía tiene sus propios deseos y sus propias exigencias, esos son los aspectos en los que debe sufrir. Solo a través del sufrimiento pueden aprenderse lecciones; es decir, puede obtenerse la verdad y comprenderse las intenciones de Dios. De hecho, muchas verdades se entienden al experimentar pruebas dolorosas. Nadie puede entender las intenciones de Dios, reconocer la omnipotencia de Dios y Su sabiduría o apreciar el carácter justo de Dios cuando se encuentra en un entorno cómodo y fácil o cuando las circunstancias son favorables. ¡Eso sería imposible!

Fragmento 60

Hay personas que han experimentado algunos fracasos en el pasado, como haber sido reemplazadas por no realizar ningún trabajo real como líder o por codiciar los beneficios del estatus. Tras ser reemplazadas varias veces, algunas de ellas experimentan un verdadero cambio. Por lo tanto, ¿es bueno o malo que hayan sido reemplazadas? (Es bueno). Cuando las personas son reemplazadas por primera vez, sienten que se les viene el mundo encima. Es como si les hubieran roto el corazón. Ya no pueden controlar sus emociones ni saben adónde ir. Sin embargo, tras la experiencia, piensan: “No fue para tanto. ¿Por qué mi estatura era tan pequeña antes? ¿Cómo pude haber sido una persona tan inmadura?”. Eso demuestra que han progresado en la vida y que han entendido algo de las intenciones de Dios, de la verdad y del propósito de la salvación del hombre por parte de Dios. Ese es el proceso de experimentar la obra de Dios. Debes admitir y aceptar estos métodos que Dios usa en Su obra, a saber, podarte constantemente o emitir veredictos sobre ti, decir que no hay esperanza para ti y que no estarás entre las personas que se salvarán e incluso condenarte y maldecirte. Puede que te sientas negativo, pero a través de la búsqueda de la verdad, la introspección y el autoconocimiento, podrás volver a levantarte pronto, seguir a Dios y cumplir tu deber con normalidad. Eso es lo que significa crecer en la vida. Por lo tanto, ¿es bueno o malo ser reemplazados más veces? ¿Es correcto este método que Dios usa en Su obra? (Lo es). Sin embargo, a veces, las personas no lo reconocen y no pueden aceptarlo. Sienten que se las está tratando de forma injusta, sobre todo cuando son reemplazadas por primera vez. Siempre están razonando con Dios, quejándose de Él, incapaces de superar este obstáculo. ¿Por qué no pueden superarlo? ¿Es porque buscan problemas con Dios y la verdad? Es porque las personas no entienden la verdad, no saben cómo reflexionar sobre sí mismas y no buscan problemas en su interior. Siempre se niegan a obedecer de corazón y empiezan a desafiar a Dios cuando son reemplazadas. No pueden aceptar el hecho de haber sido reemplazadas y están llenas de resentimiento. Para entonces, su carácter ya se ha corrompido gravemente, pero cuando reflexionan sobre ese asunto más tarde, se dan cuenta de que lo correcto fue que los reemplazaran; al final, resultó ser algo bueno que les permitió progresar un poco en la vida. Cuando vuelvan a encarar ser reemplazadas en el futuro, ¿volverán a cuestionarlo de esa manera? (Lo harán cada vez menos). Es normal que mejoren poco a poco. Si nada cambia, significa que no aceptan la verdad en absoluto y que son incrédulos. Entonces, se los pone completamente en evidencia, se los descarta y no tienen forma de alcanzar la salvación.

Los fracasos, traspiés y reemplazos son cosas que todas las personas deben experimentar durante el proceso de alcanzar la salvación y ser hechas perfectas, por lo que no debes preocuparte en exceso por ellos. Cuando ves a personas que sufren y se vuelven negativas porque han sido reemplazadas, no te burles, ya que puede que algún día serás tú quien sea reemplazado y te encuentres en peor estado que ellas. Si algún día sois reemplazados, ¿os volveréis negativos y lloraréis con amargura? ¿Os quejaréis? ¿Querréis renunciar a vuestra fe? Dependerá de si has aceptado la verdad en el tiempo que lleves creyendo en Dios, de cuántas verdades hayas entendido realmente y de si las verdades que crees que has entendido son tu realidad. Si estas verdades se han convertido en tu realidad, tendrás la estatura necesaria para superar esa prueba y ese refinamiento; si no posees la realidad-verdad, ser reemplazado será un desastre para ti y, si termina mal, te derrumbarás y no podrás volver a levantarte. Hay quienes tienen algo de conciencia y dicen: “He disfrutado tanto de la gracia de Dios, he escuchado sermones durante muchos años y Dios me ha dado mucho amor. No puedo olvidarme de eso. Como mínimo, debo devolverle a Dios el amor que me ha dado”. Luego, cumplen sus deberes de manera negativa y pasiva, sin esforzarse por alcanzar la verdad y sin ningún tipo de entrada en la vida. Si consigues aferrarte a tu deber, se podría considerar que tienes algo de conciencia; eso es lo mínimo que deberías lograr. Sin embargo, si cumples tu deber de forma superficial, no sigues los principios ni alcanzas ninguna entrada en la vida y no obtienes ningún resultado con tu deber, ¿estás cumpliendo tu deber? Si siempre cumples tu deber de forma superficial, ¿podrás mantenerte firme cuando acaezcan desastres? ¿Puedes asegurar que no traicionarás a Dios? Por eso debes tener, como mínimo, conciencia y razón para cumplir tu deber; los verdaderos resultados solo se obtienen si uno cumple su deber conforme a su conciencia y razón. Ese es el estándar mínimo. Si ni siquiera puedes alcanzar ese estándar, te estarás comportando con superficialidad, podrás engañar y traicionar a Dios y ni siquiera contribuirás con mano de obra de forma adecuada. Aunque no hayas abandonado la casa de Dios, Él ya te habrá descartado hace mucho tiempo. Una persona así es insalvable. Eso se debe a la falta de conciencia y razón de esa persona, que siempre cumple su deber de forma superficial. Las ampollas en tus pies las ha causado la senda que has transitado, por lo que no puedes culpar a los demás de sufrirlas. Si, al final, no eres salvado, sino que eres maldito y acabas como Pablo, no podrás culpar a nadie más que a ti mismo. Esa es tu propia senda y tu propia elección. Lo principal para saber si la gente puede salvarse o no es, por encima de todo, si tiene conciencia y razón. Si la gente es capaz de seguir esta línea, tiene conciencia y razón. La gente que es así tiene esperanza de salvación. Si se extralimita de esto, será descartada. ¿Cuál es vuestro límite? Tú dices: “Aunque Dios me golpee, reprenda y rechace y no me salve, no tendré ninguna queja. Seré como un buey o un caballo: seguiré siendo mano de obra hasta el fin, retribuyendo el amor de Dios”. Todo eso suena bien, pero ¿de veras puedes lograrlo? Si realmente tienes ese talante y esa determinación, te lo digo claramente: tienes esperanza de salvación. Si no tienes ese talante, si no tienes esta conciencia y esta razón, aunque quieras ser mano de obra, no podrás mantenerte firme hasta el final. ¿Sabes cómo actuará Dios contigo? No. ¿Sabes cómo te probará Dios? Tampoco. Si careces de un punto de referencia de conciencia y razón que guíen tu comportamiento, no tienes la forma correcta de abordar la búsqueda y tu forma de ver la vida y tus valores no están en consonancia con la verdad, entonces, cuando te encuentres con reveses, fracasos o pruebas y refinamientos, no sabrás mantenerte firme, en cuyo caso estarás en peligro. ¿Qué papel desempeñan la conciencia y la razón? Si dices: “He oído tantos sermones que, de hecho, comprendo algo la verdad. Sin embargo, no la he puesto en práctica, no he satisfecho a Dios, Dios no me respalda; y si, al final, Él me abandona y ya no me quiere, esta será Su justicia. Aunque Dios me castigue y maldiga, no lo abandonaré. Dondequiera que vaya, soy un ser creado por Dios, siempre creeré en Dios, y aunque tenga que trabajar como un buey o un caballo, nunca dejaré de seguir a Dios y no me importa cuál sea mi final”; si tienes realmente esta determinación y esta conciencia y razón, sabrás mantenerte firme. Si os falta esta determinación y nunca habéis pensado en estas cosas, sin duda tenéis un problema de talante, de conciencia y razón. Eso se debe a que, en el fondo, nunca habéis querido cumplir vuestro deber con Dios. Lo único que hacéis es exigirle bendiciones. Siempre estáis calculando mentalmente qué bendiciones recibiréis por esforzaros o por padecer dificultades en la casa de Dios. Si lo único que hacéis es calcular estas cosas, a ti te resultará muy difícil mantenerte firme. Que puedas salvarte o no depende solamente de si tienes conciencia y razón. Si no tienes conciencia y razón, no eres apto para salvarte, pues Dios no salva a demonios ni a bestias. Si decides ir por la senda de búsqueda de la verdad y vas por la senda de Pedro, el Espíritu Santo te dará esclarecimiento y guía para comprender la verdad, provocará situaciones que te harán experimentar muchas pruebas y refinamientos para ser hecho perfecto. Si no optas por la senda de búsqueda de la verdad, sino por la de Pablo, el anticristo, lo lamento: Dios continuará probándote y examinándote. No obstante, es innegable que no resistirás el examen de Dios; cuando te ocurra algo, te quejarás de Él, y cuando enfrentes las pruebas, lo abandonarás. En ese momento, tu conciencia y razón no servirán de nada, y serás descartado. Dios no salva a quienes no tienen conciencia ni razón; son los requisitos mínimos.

Como mínimo, debes alcanzar el estándar de la conciencia y la razón. Es decir, si Dios ya no te quisiese, ¿cómo deberías tratarlo? Deberías decir: “Dios me ha dado este aliento. Dios me ha elegido. Hoy, he llegado a conocer al Creador y a entender muchas verdades, pero no las he puesto en práctica. La aversión por la verdad está en mi naturaleza y no tengo conciencia. Sin embargo, independientemente de que pueda practicar la verdad en el futuro o de que sea salvado, siempre reconoceré a Dios y que el Creador es justo. Este hecho es inmutable. Uno no debería dejar de reconocer a Dios y al Creador solo porque no tenga esperanzas de salvarse ni de alcanzar un desenlace o destino. Ese sería un pensamiento rebelde. Si yo pensase así, debería ser maldito. No importa lo que Dios haga, uno debe someterse; eso es lo que significa poseer razón. Mi estatura es demasiado pequeña para someterme y debería ser castigado si me rebelo contra Dios o lo traiciono. Sin embargo, no importa cómo me trate Dios, mi determinación de seguirlo no cambiará. Siempre seré un ser creado por Dios. Independientemente de que Dios me acepte, estoy dispuesto a ser un peón, un servidor y un contraste bajo Su soberanía. Debo tener esta determinación”. No importa si piensas esto ahora, si has pensado de esta manera alguna vez o si has tomado esta decisión, debes poseer esta razón de cualquier manera. Si no posees esta razón o este tipo de humanidad, la salvación son solo palabras huecas para ti. ¿No es esto un hecho? Así es. Te han informado del estándar mínimo indispensable. Cuando tienes problemas, deberías pensar más en este asunto. Es algo bueno para ti y es una manera de protegerte. Si no posees realmente este aspecto de la humanidad, estás en gran peligro. Debes orar: “Dios, nunca te he tratado como Dios. Solo te he tratado como el aire, como algo vago e invisible. Al afrontar este problema hoy, siento que he sido descartado y carezco de un buen destino. Independientemente de cómo determines mi desenlace, estoy dispuesto a someterme a Ti. Debo seguirte y no puedo abandonarte. Quienes te abandonan y viven bajo el poder de Satanás no son humanos. Son diablos. No quiero ser un diablo. Quiero ser humano. Quiero seguir a Dios, no a Satanás”. Si puedes orar por esto todos los días y seguir progresando, tu corazón tendrá cada vez mayor claridad y obtendrás una senda de práctica. Cuando las personas de carácter rebelde se enfrentan a dificultades, su corazón se vuelve intransigente y no están dispuestas a esforzarse para obtener la verdad. Incluso si cometen un error, no les importa. Hacen lo que quieren. Empiezan a volverse obstinadas, depravadas y ya no quieren orar. ¿Qué debe hacerse entonces? Existe un principio muy básico que puede protegerte. Cuando te sientas más negativo y débil, si hay palabras en tu corazón que se rebelan contra Dios, se resisten a Él, blasfeman contra Él o lo juzgan, no las digas en voz alta ni hagas nada que incite a que otras personas se opongan a Dios. De esa manera, cuando ores a Dios y le pidas que te proteja, podrás superar las dificultades. Eso es lo más importante. Cuando tienes una racionalidad normal y sales de estados negativos, depravados, indulgentes o resistentes, puedes pensar para ti mismo: “Afortunadamente, no hice esas cosas al principio. Si las hubiera hecho, habría sido un pecador condenado por los siglos de los siglos y culpable de un mal imperdonable”. ¿Cómo es esa senda? (Es buena). ¿Qué tiene de buena? (Evita que la gente ofenda el carácter de Dios). No ofendas el carácter de Dios. Cuando dices algo en voz alta que ofende el carácter de Dios, ¿puedes retractarte? Una vez que se pronuncia una palabra, se convierte en un hecho consumado. Dios condena ese acto. Una vez que Dios te condena, estás en problemas. Cuando una persona cree en Dios, no importa cuánto sufra, se esfuerce o cómo elija creer, su propósito no es que Dios los maldiga o condene, sino escuchar al Creador decir: “Dios te aprueba. Puedes sobrevivir y eres objeto de la salvación de Dios”. Es difícil conseguir eso. No es fácil, por lo que la gente debe cooperar. Nunca digas nada que sea perjudicial para tu propia salvación. Debes contenerte en momentos críticos y no hacer nada que cause problemas. Déjame que te diga lo siguiente: una vez que causas problemas y Dios te condena, nunca podrás enmendar el haber ofendido el carácter de Dios. No hagas ni digas nada indiscriminadamente. Debes restringirte y no debes dejarte llevar. Cuando hayas conseguido restringirte, demostrarás que tienes un límite. Si te restringes, Dios verá que admites Su existencia, crees en Su soberanía y tienes un corazón temeroso de Dios hasta el final. No has dicho nada que haya ofendido a Dios ni has cometido ningún acto pecaminoso. Dios puede escrutar tus pensamientos más íntimos. Dado que tienes un corazón algo temeroso de Dios, aunque tengas pensamientos absurdos, no los has manifestado en voz alta ni has hecho nada para oponerte a Dios. Dios considerará aceptable tu comportamiento. ¿Cómo te tratará Dios? Dios te seguirá guiando para sacarte de tales apuros. Entonces, ¿aún tienes esperanzas de obtener la salvación? Eso es algo tan excepcional de poseer. ¿Qué deberías hacer cuando tienes problemas? Debes restringirte y no dejarte llevar nunca. Cuando te dejas llevar, es por tus emociones impulsivas. Tu naturaleza arrogante está a punto de estallar y te sientes lleno de agravios y justificaciones. Te vuelves demasiado resentido y sientes la necesidad de manifestar tu opinión. En ese momento, es imposible restringirse, lo que revela el lado más desagradable de tu carácter satánico y es muy probable que ofendas el carácter de Dios. ¿Cuál es la finalidad de restringirse? Es tener cuidado con las palabras que uno dice, los actos que realiza y los pasos que da con el fin de protegerse, de no ofender el carácter de Dios y de guardarse una última esperanza de salvación. Por lo tanto, es necesario que te restrinjas. No importa cuánto creas que has sido perjudicado ni cuánto dolor y tristeza sientas en el corazón, debes restringirte. ¡Es un esfuerzo que vale muchísimo la pena! Si te restringes, en ningún caso te arrepentirás de haberlo hecho. Este tipo de práctica es beneficiosa para las personas en general, tanto si la emplean para creer en Dios como a modo de truco secreto para protegerse a sí mismas. A veces, las personas de carácter corrupto exhiben cierto nivel de locura en el que sus actos no tienen racionalidad ni principios. Ni siquiera sabes cuándo volverá a exacerbarse tu carácter corrupto. Cuando estallas y dices algo que rechaza y condena a Dios, ya es demasiado tarde y no servirá de nada que te arrepientas. Las consecuencias serán inimaginables. Puede que seas descartado y el Espíritu Santo deje de obrar en ti. ¿No significa eso que ya se habrá acabado todo para ti? No tendrás ninguna esperanza de obtener la salvación.

Fragmento 61

Toda persona, en mayor o menor medida, ha cometido transgresiones. Cuando no sabes que algo es una transgresión, lo considerarás con cierta confusión en tu mente y, tal vez, continuarás aferrándote a tus propias opiniones, prácticas y formas de comprenderlo, pero, un día, ya sea a través de leer las palabras de Dios, hablar con tus hermanos y hermanas o por una revelación de Dios, te darás cuenta de que es una transgresión y una ofensa contra Dios. ¿Qué actitud vas a tener, entonces? ¿Sentirás remordimiento genuino o razonarás y discutirás, aferrándote a tus propias ideas, creyendo que si bien lo que hiciste no concuerda con la verdad, tampoco es un problema tan grande? Esto se relaciona con la actitud que tienes hacia Dios. ¿Qué actitud tuvo David con respecto a su transgresión? (Remordimiento). Remordimiento, lo que significa que se odió a sí mismo de corazón y ya no volvería a cometer tal transgresión. Entonces, ¿qué hizo? Oró, pidiéndole a Dios que lo castigara, y exclamó: “¡Si vuelvo a cometer este error, que Dios me castigue y haga que me muera!”. Esa fue su decisión; era verdadero remordimiento. ¿Puede la gente común lograr esto? Para la gente corriente, ya es bastante bueno no intentar dar argumentos o poder admitir tácitamente sus errores. ¿No querer volver a sacar a relucir el asunto por miedo a hacer el ridículo es verdadero remordimiento? Es estar angustiado y molesto por querer mantener las apariencias, no por remordimiento. El verdadero remordimiento es odiarse a uno mismo por haber hecho el mal, sentir dolor y malestar por haber sido capaz de hacer el mal, culparse e incluso maldecirse. Es poder jurar después que no se volverá a hacer tal mal y estar dispuesto a aceptar el castigo de Dios y a sufrir una muerte miserable si alguna vez se volviera a cometer el mal. Este es el verdadero remordimiento. Si uno siempre siente en su corazón que no ha hecho ningún mal y que sus acciones simplemente no estaban de acuerdo con los principios o que fueron causadas por una falta de sabiduría, y cree que si actúa en secreto entonces nada saldrá mal, ¿puede sentir verdadero remordimiento al pensar así? De ninguna manera, porque no conoce la esencia de su maldad. Incluso si se detesta un poco a sí mismo, solo se odia por ser imprudente y por no gestionar bien la situación. En realidad, no se da cuenta de que la razón por la que es capaz de hacer el mal se debe a un problema con su esencia-naturaleza, que se debe a su falta de humanidad, su mal carácter y su inmoralidad. Las personas así nunca experimentarán el verdadero remordimiento. ¿Por qué las personas necesitan reflexionar sobre sí mismas ante Dios cuando han hecho algo malo o cometido transgresiones? Esto se debe a que conocer la propia esencia-naturaleza no es fácil. Aunque es fácil admitir que uno ha cometido un error e identificar dónde reside dicho error, no es fácil saber la fuente de los errores de uno y exactamente qué tipo de carácter se ha revelado. Por lo tanto, la mayoría de las personas, cuando han hecho algo malo, solo admiten que se equivocaron, pero no sienten remordimiento en su corazón ni se odian a sí mismos. De esta manera, no alcanzan el verdadero arrepentimiento. Para alcanzar el verdadero arrepentimiento se debe abandonar el mal que se ha hecho y poder garantizar que no se volverá a hacer nunca más. Solo entonces se podrá lograr el verdadero arrepentimiento. Si siempre abordas los asuntos basándote en tus propias nociones y figuraciones, sin reflexionar ni conocerte a ti mismo, y simplemente sales del paso de una manera superficial, entonces no te has arrepentido realmente y tampoco has cambiado en absoluto. Si Dios quiere ponerte en evidencia, ¿cómo deberías abordar esto? ¿Cuál será tu actitud? (Aceptaré el castigo de Dios). Aceptar el castigo de Dios es el tipo de actitud que debes tener. Al mismo tiempo, debes aceptar el escrutinio de Dios. Es mejor así, para que puedas conocerte verdaderamente a ti mismo y arrepentirte sinceramente. Si una persona no siente verdadero remordimiento, le resultará imposible dejar de hacer el mal. En cualquier momento y lugar, será capaz de volver a las andadas, de vivir en función de su carácter satánico e, incluso, de cometer los mismos errores una y otra vez. Por consiguiente, no es alguien que se haya arrepentido de verdad. De esta manera, queda en evidencia por completo. Así pues, ¿qué puede hacer la gente para liberarse totalmente de las transgresiones? Debe buscar la verdad para resolver los problemas y también debe ser capaz de practicarla. Esta es la actitud correcta que la gente debe tener hacia la verdad. Entonces, ¿cómo se debe practicar la verdad? Sin importar las tentaciones o las pruebas que afrontes, debes orar a Dios sinceramente en tu corazón y someterte a Sus instrumentaciones. Algunas pruebas también son tentaciones; ¿por qué Dios permite que te enfrentes a tales cosas? No es accidental ni casual que Dios deje que te sucedan esas cosas. Así, Él te pone a prueba y te examina. Si tú no aceptas este examen, si no prestas atención a este asunto, ¿no queda en evidencia tu actitud hacia Dios en ese momento? ¿Cuál es tu actitud hacia Él? Si sostienes una postura indiferente y despectiva hacia los entornos que Dios te presenta y las pruebas que te da, y no oras ni buscas, ni encuentras una senda de práctica con ello, esto revela que no tienes una actitud sumisa hacia Dios. ¿Cómo puede Él salvar a alguien así? ¿Es posible que Dios lo perfeccione? De ninguna manera. Esto se debe a que no tienes una actitud sumisa hacia Dios y, aunque Él disponga un entorno determinado para ti, no lo experimentarás ni cooperarás con él. Esto demuestra tu desprecio hacia Dios, que no te tomas en serio Su obra y que incluso eres capaz de dejar de lado Sus palabras y las verdades, lo que implica que no estás experimentando la obra de Dios. En ese caso, ¿cómo puedes lograr la salvación? Aquellos que no aman la verdad no pueden experimentar la obra de Dios. No hay manera de alcanzar la salvación creyendo en Dios de este modo. Esto significa que la actitud que uno tenga hacia Dios y la verdad es muy importante y está directamente relacionada con la posibilidad de ser salvado. Quienes no prestan atención a esto son necios e ignorantes.

Fragmento 62

Se ha dicho que “el que sigue hasta el final sin duda será salvado”, ¿pero es esto fácil de poner en práctica? No lo es, y muchos que son cazados y perseguidos por el gran dragón rojo se vuelven demasiado tímidos o temerosos para seguir a Dios. ¿Por qué sucumbieron? Porque carecen de auténtica fe. Algunas personas pueden aceptar la verdad, orar a Dios, confiar en Él, y se mantienen firmes en las pruebas y tribulaciones, mientras que otras no pueden seguir hasta el final. En cierto punto, durante estas pruebas y tribulaciones, sucumbirán, perderán su testimonio y serán incapaces de recomponerse y continuar. Todas las cosas que surgen cada día, sean grandes o pequeñas, que pueden sacudir tu determinación, ocupar tu corazón o limitar tu capacidad de cumplir con tu deber y tu progreso hacia delante requieren un tratamiento diligente; debes examinarlas cuidadosamente y buscar la verdad. Todos estos problemas deben resolverse a medida que experimentas. Algunas personas se vuelven negativas, se quejan y abandonan sus deberes cuando se encuentran con dificultades, y son incapaces de volverse a poner de pie después de cada revés. Todas estas personas son necios que no aman la verdad y no la obtendrán aunque vivan toda una vida de fe. ¿Cómo podrían seguir hasta el final tales necios? Si te pasa lo mismo diez veces pero no ganas nada con ello, entonces eres una persona mediocre e inútil. Las personas astutas y las que tienen verdadero calibre que tienen comprensión espiritual son buscadoras de la verdad; aunque le pase algo diez veces, en tal vez ocho de esos casos serán capaces de lograr algún esclarecimiento, aprender alguna lección, entender algo de verdad y hacer algún progreso. Cuando le acaecen las cosas a un necio diez veces, a uno que no tiene comprensión espiritual, ni una sola va a beneficiar a su vida, ni lo va a cambiar, ni le hará conocer su feo rostro; en cuyo caso será su fin. Caen cada vez que les ocurre algo, y cada vez que caen necesitan de alguien que los apoye y los persuada. Si no los apoyan o persuaden, no pueden levantarse, y cada vez que ocurre algo, hay peligro de que caiga y se degenere. ¿No es este el final para ellos? ¿Existen otras razones para que estas personas inútiles sean salvadas? La salvación de Dios para la humanidad es una salvación de aquellos que aman la verdad, de la parte de ellos con voluntad y determinación, y de la parte de ellos que anhela la verdad y la rectitud en su corazón. La determinación de una persona se refiere a la parte de ella dentro de su corazón que anhela la rectitud, la bondad y la verdad, y que posee conciencia. Dios salva esta parte de la gente, y a través de ella Él cambia su carácter corrupto para que puedan comprender y obtener la verdad, para que su corrupción pueda ser purificada y su carácter-vida pueda transformarse. Si no posees estas cosas en ti, no puedes ser salvado. Si dentro de ti no existe amor por la verdad y si no aspiras a la rectitud y a la luz, si cuandoquiera que te encuentres con cosas malignas no tienes la voluntad para desecharlas ni la determinación para padecer dificultades; si, además, tu conciencia está adormecida, si tu capacidad de recibir la verdad también lo está, si no logras percibir la verdad o los acontecimientos que surjan, y si no tienes discernimiento en todas las cosas y ante cualquier cosa que pueda acaecerte, eres incapaz de buscar la verdad para resolver problemas y eres siempre negativo, entonces no existe forma alguna de que te salves. Tal persona no tiene nada por lo que se la pueda recomendar, nada en lo que a Dios le merezca la pena obrar. Su conciencia está adormecida, su mente confusa, no ama la verdad ni anhela la rectitud en el fondo de su corazón, y no responde por muy clara o transparentemente que hable Dios acerca de la verdad, no muestra la menor reacción, es como si su corazón ya estuviera muerto. ¿Acaso no han acabado las cosas para ellos? Una persona a la que le quede aliento puede salvarse mediante la respiración artificial, pero si la persona ya ha muerto y su alma ha partido, la respiración artificial será inútil. Si, ante los problemas y las dificultades, una persona se encoge y los evita, no busca la verdad en absoluto, y opta por ser negativa y negligente en su trabajo, entonces se revela como lo que realmente es. Esas personas no tienen ningún testimonio vivencial. Son solo gorrones, peso muerto, son inútiles en la casa de Dios, y están totalmente condenados. Solo aquellos que pueden buscar la verdad para resolver los problemas son personas con estatura, y solo ellos pueden mantenerse firmes en el testimonio. Cuando te encuentres con problemas y dificultades, debes enfrentarte a ellos con la cabeza fría, reaccionar frente a ellos de la manera correcta, y tomar una decisión. Debes aprender a utilizar la verdad para resolver los problemas. Ya sea que las verdades que comprendas habitualmente sean profundas o superficiales, debes hacer uso de ellas. Las verdades no son meras palabras que salen de tu boca cuando te sucede algo, ni se utilizan expresamente para resolver los problemas de los demás; en cambio, deben utilizarse para resolver los problemas y las dificultades que tienes. Eso es lo más importante. Y solo cuando resuelvas tus propios problemas podrás resolver los de los demás. ¿Por qué se dice que Pedro es un fruto? Porque hay cosas de valor en él, cosas que merecen la pena perfeccionar. Buscaba la verdad en todas las cosas, tenía determinación y era de una voluntad firme; tenía razón, estaba dispuesto a sufrir dificultades, amaba la verdad en su corazón, no se dejó ir pasara lo que pasara, y fue capaz de aprender lecciones de todas las cosas. Todos estos son puntos fuertes. Si no tienes ninguno de estos puntos fuertes, eso implica problemas. No te resultará fácil obtener la verdad ni ser salvado. Si no sabes experimentar o no tienes experiencia, no podrás resolver las dificultades de los demás. Como eres incapaz de practicar y experimentar las palabras de Dios, no tienes idea de qué hacer cuando te sucede algo, te alteras y rompes a llorar cuando te encuentras con problemas, y te vuelves negativo y huyes cuando sufres algún pequeño contratiempo, y eres incapaz de reaccionar de la manera correcta. Por eso, te resulta imposible lograr la entrada en la vida. ¿Cómo puedes proveer a los demás sin entrar en la vida? Para proveer a la vida de las personas, debes tener una clara enseñanza de la verdad y ser capaz de tener una clara enseñanza de los principios de la práctica para resolver los problemas. Para alguien que tiene corazón y espíritu, basta con decir un poco y lo entenderá. Pero no es suficiente con entender un poco de la verdad. Debe tener también la senda y los principios de práctica. Solo esto le ayudará a practicar la verdad. Incluso cuando las personas tienen entendimiento espiritual, y solo se necesitan unas pocas palabras para que las entiendan, si no ponen en práctica la verdad no habrá entrada en la vida. Si no pueden aceptar la verdad, entonces todo habrá terminado para ellos, y nunca podrán entrar en las realidades-verdad. Puedes sostener la mano de algunas personas mientras les enseñas, y parecerán entender en ese momento, pero en cuanto las sueltas, se confunden de nuevo. No se trata de alguien que tenga entendimiento espiritual. Si, independientemente de los problemas que encuentres, eres negativo y débil, no tienes ningún testimonio en absoluto, y no cooperas en lo que debes hacer y en lo que debes cooperar, eso demuestra que no tienes a Dios en el corazón, y que no eres una persona que ama la verdad. Poco importa cómo la obra del Espíritu Santo conmueva a las personas, simplemente al experimentar la obra de Dios durante muchos años, al escuchar tantas verdades, al tener un poco de conciencia y al confiar en el autocontrol, las personas deberían al menos ser capaces de cumplir con las normas mínimas y no ser reprendidas por sus conciencias. La gente no debería estar tan adormecida y débil como lo está ahora, y es simplemente impensable que se encuentre en este estado. Tal vez hayáis pasado los últimos años aturdidos, sin perseguir la verdad en absoluto ni hacer ningún progreso. Si no es el caso, ¿cómo podéis seguir estando tan adormecidos y perezosos? Cuando estás así, se debe enteramente a tu propia necedad e ignorancia, y no puedes culpar a nadie más. La verdad no es parcial respecto a ciertas personas sobre otras. Si no aceptas la verdad ni la buscas para resolver los problemas, ¿cómo vas a cambiar? Algunas personas sienten que su calibre es demasiado bajo y que carecen de la capacidad de comprensión, por lo que se autolimitan, y sienten que, por mucho que persigan la verdad, no serán capaces de cumplir con los requisitos de Dios. Piensan que, por mucho que se esfuercen, es inútil, y eso es todo, por lo que siempre son negativos, y el resultado es que, incluso después de años de creer en Dios, no han obtenido ninguna verdad. Sin hacer el esfuerzo de perseguir la verdad, dices que tu calibre es demasiado pobre, renuncias a ti mismo, y siempre vives en un estado negativo. Por consiguiente, no comprendes la verdad que debes entender ni practicas la verdad dentro de tu capacidad; ¿no eres tú el que se obstaculiza a sí mismo? Si siempre dices que tu calibre no es lo suficientemente bueno, ¿no es esto evadir y eludir la responsabilidad? Si puedes sufrir, pagar un precio y obtener la obra del Espíritu Santo, entonces podrás inevitablemente comprender algunas verdades y entrar en algunas realidades. Si no acudes a Dios ni confías en Él, y renuncias a ti mismo sin esforzarte ni pagar un precio, y simplemente te rindes, entonces eres un bueno para nada y careces de la más mínima conciencia y razón. No importa si tu calibre es pobre o excepcional, si tienes un poco de conciencia y razón deberías completar adecuadamente lo que debes hacer y tu misión; ser un desertor es algo terrible y es traicionar a Dios. Es irredimible. Perseguir la verdad requiere una voluntad firme, y las personas que son demasiado negativas o débiles no conseguirán nada. No serán capaces de creer en Dios hasta el final y, si desean obtener la verdad y conseguir un cambio de carácter, aún tendrán menos esperanza. Solo aquellos que tienen determinación y persiguen la verdad la pueden obtener y serán perfeccionados por Dios.

Fragmento 63

Hay personas que se enferman con frecuencia, pero por mucho que oren a Dios no se mejoran. Sin importar cuánto deseen librarse de su enfermedad, no pueden. Algunas veces, incluso pueden enfrentarse a enfermedades que ponen en peligro sus vidas y se ven forzadas a encararlas. De hecho, si uno realmente tiene fe en Dios en su corazón, debe saber antes que nada que la duración de la vida de una persona está en manos de Dios. El momento del nacimiento y la muerte de una persona está predestinado por Dios. Cuando Dios provoca que las personas padezcan una enfermedad, hay una razón detrás de ella y tiene un significado. A ellas les parece una enfermedad, pero, en realidad, lo que se les ha concedido es gracia, no enfermedad. Lo primero que deben hacer es reconocer y estar seguras de este hecho, y tomarlo en serio. Cuando las personas sufren una enfermedad, pueden acudir a menudo delante de Dios y asegurarse de hacer lo que deben, con prudencia y precaución, y cumplir su deber con mayor cuidado y diligencia que los demás. En lo que respecta a las personas, esto es una protección, no unos grilletes. Es la forma negativa de manejar las cosas. Además, Dios ha predeterminado la duración de la vida de cada persona. Una enfermedad puede parecer terminal desde el punto de vista médico, pero desde la perspectiva de Dios, si tu vida debe continuar y aún no ha llegado tu hora, no podrías morir aún si lo quisieras. Si Dios te ha encargado una comisión, y tu misión no ha terminado, no morirás ni siquiera de una enfermedad que supuestamente es fatal: Dios no te llevará todavía. Aunque no ores ni busques la verdad, o no te ocupes de tratar tu enfermedad o incluso si aplazas el tratamiento, no vas a morir. Esto es especialmente cierto para aquellos que han recibido una comisión de Dios. Cuando la misión de tales personas aún no se ha completado, sin importar la enfermedad que les sobrevenga, no han de morir de inmediato, sino que han de vivir hasta el momento final del cumplimiento de la misión. ¿Tienes esta fe? Si no la tienes, solo ofrecerás algunas oraciones superficiales a Dios diciendo: “¡Dios! Tengo que terminar la comisión que me has encomendado. Quiero pasar mis últimos días con total lealtad a Ti, para no quedarme con remordimientos. ¡Debes protegerme!”. Aunque ores de esta forma, si no tomas la iniciativa de buscar la verdad, no tendrás la voluntad ni la fuerza de ejercer la lealtad. Como no estás dispuesto a pagar el precio real, a menudo usas esta clase de excusa y este método para orar a Dios y negociar con Él; ¿es esta una persona que persigue la verdad? Si tu enfermedad se curara, ¿podrías realmente cumplir bien con tu deber? No necesariamente. Lo cierto es que no importa si tu negociación está destinada a que tu enfermedad se cure y evitar que mueras, o si tienes alguna otra intención u objetivo con ella, desde el punto de vista de Dios, si puedes cumplir con tu deber y sigues siendo útil, si Dios ha decidido utilizarte, entonces no morirás. No podrás morir, aunque lo desees. Pero si causas problemas, y cometes toda clase de actos malvados y exasperas el carácter de Dios, morirás rápidamente; tu vida se verá truncada. El tiempo de vida de todas las personas lo determinó Dios antes de la creación del mundo. Si son capaces de obedecer las disposiciones e instrumentaciones de Dios, entonces, ya sea que sufran o no enfermedades, y ya sea que tengan buena o mala salud, vivirán la cantidad de años predeterminada por Dios. ¿Tienes esta fe? Si solo reconoces esto basado en la doctrina, entonces no tienes fe verdadera y es inútil decir palabras que suenen bien; si confirmas desde lo más profundo de tu corazón que Dios hará esto, tu enfoque y tu forma de conducirte cambiarán naturalmente. Por supuesto, las personas deben tener sentido común en cuanto a mantener su salud durante su vida, independientemente de si se enferman o no. Este es el instinto que Dios le ha dado al hombre. Es la razón y el sentido común que se debe poseer dentro del libre albedrío que Dios le ha dado. Si llegas a enfermarte, debes tener sentido común con respecto a la atención médica y el tratamiento para lidiar con esta enfermedad; esto es lo que debes hacer. Sin embargo, tratar tu enfermedad de esta manera no significa que desafías el lapso de vida que Dios ha establecido para ti, ni garantiza que puedas vivir ese lapso de vida. ¿Qué significa esto? Se puede decir de esta manera: desde un punto de vista pasivo, si no tomas con seriedad tu enfermedad, si cumples con tu deber como corresponde y descansas un poco más que los demás, si no has retrasado tu deber, entonces tu enfermedad no empeorará y no te matará. Todo depende de lo que Dios haga. En otras palabras, si desde el punto de vista de Dios, la duración predeterminada de tu vida aún no ha transcurrido, entonces, incluso si te enfermas, Él no te permitirá morir. Si tu enfermedad no es terminal, pero tu tiempo ha llegado, entonces Dios te llevará cuando Él quiera. ¿No está esto completamente a merced del propósito de Dios? ¡Está a merced de Su predeterminación! Así es como debes considerar este asunto. Tú puedes hacer tu parte e ir al médico, tomar algún medicamento, cuidar tu salud y hacer ejercicio, pero debes comprender en tu interior, que la vida de una persona está en las manos de Dios, la duración de la vida de una persona está predeterminada por Dios, y nadie puede ir más allá de lo que Dios ha predeterminado. Si ni siquiera posees esta pequeña medida de comprensión, en verdad no tienes fe y en realidad no crees en Dios.

Algunas personas hacen todo lo posible, y usan diversos métodos para tratar sus enfermedades, pero, sin importar qué tratamiento se use, no pueden curarse. Mientras más se tratan, más se agrava su enfermedad. En lugar de orar a Dios para averiguar exactamente qué está sucediendo con la enfermedad, y buscar la causa subyacente, toman el asunto en sus propias manos. Terminan empleando muchos métodos y gastando bastante dinero, pero aun así, no se curan de su enfermedad. Luego, una vez que han abandonado el tratamiento, la enfermedad se cura por sí sola inesperadamente después de un tiempo y no saben cómo sucedió. Algunas personas desarrollan una enfermedad común y realmente no les preocupa, pero un día su afección empeora y mueren repentinamente. ¿Por qué sucede esto? Las personas no pueden comprenderlo; en realidad, desde el punto de vista de Dios, esto se debe a que la misión de esa persona en este mundo ya se había completado, y Él se la llevó. A menudo se dice: “Las personas no mueren si no están enfermas”. ¿Es esto realmente cierto? Ha habido personas que, al someterse a examen en el hospital, no se les encontró ninguna enfermedad. Estaban totalmente sanas, pero resulta que murieron unos pocos días después. A esto se le llama “morir sin enfermedad”. Hay muchos casos de personas así. Esto significa que una persona ha llegado al final de su vida, y que ha sido llevada de vuelta al reino espiritual. Algunas personas han sobrevivido al cáncer y a la tuberculosis y aun así han vivido hasta los setenta u ochenta años. Hay bastantes personas así. Todo esto depende de los designios de Dios. Tener este entendimiento es profesar una verdadera fe en Dios. Si estás físicamente enfermo y necesitas tomar algún medicamento para controlar tu afección, entonces deberías tomarlo, o hacer ejercicio con regularidad, relajarte y manejarlo con calma. ¿Qué clase de actitud es esta? Esta es una actitud de fe genuina en Dios. Supón que no tomas el medicamento, no te inyectas, no te ejercitas, no cuidas tu salud, y luego sigues muerto de preocupación, orando todo el tiempo: “Oh, Dios, tengo que cumplir con mis deberes de forma adecuada, mi misión no está completa, no estoy listo para morir. Quiero cumplir bien con mis deberes y completar Tu comisión. Si muero, no podré completarla. No quiero quedarme con algún remordimiento. Dios, por favor, escucha mis oraciones; déjame vivir, así puedo cumplir bien con mis deberes y completar Tu comisión. Deseo alabarte por siempre y ver Tu día de gloria lo antes posible”. Según todas las apariencias externas, no tomas medicamentos ni te inyectas, y pareces muy fuerte y lleno de fe en Dios. En realidad, tu fe es más pequeña que un grano de mostaza. Estás muerto de miedo y no tienes fe en Dios. ¿Cómo es que no tienes fe? ¿Cómo pasó esto? Los seres humanos simplemente no entienden la actitud, los principios y las maneras que tiene el Creador de tratar con Sus criaturas, por lo que usan su propia perspectiva, nociones y figuraciones limitados para adivinar lo que Dios hará. Quieren apostar con Dios para ver si los sanará y les permitirá vivir una larga vida. ¿No es esto una tontería? Si Dios te permite vivir, no morirás sin importar cuán enfermo te sientas. Si Dios no te permite vivir, incluso si no estás enfermo, morirás si eso es lo que debe ser. La duración de tu vida está predeterminada por Dios. El auténtico conocimiento y la verdadera fe consisten en saber esto. Entonces, ¿acaso Dios hace que la gente enferme al azar? No es al azar; es una manera de refinar su fe. Es el sufrimiento que la gente debe soportar. Si Él hace que enfermes, no trates de escapar de ello; si Él no te enferma, tampoco se lo pidas. Todo está en manos del Creador, y las personas deben aprender a dejar que la naturaleza siga su curso. ¿Qué es la naturaleza? Nada en la naturaleza es aleatorio; todo viene de Dios. Esto es verdad. Entre los que sufren la misma enfermedad, algunos mueren y otros viven; todo esto fue predeterminado por Dios. Si logras vivir, eso demuestra que aún no has completado la misión que Dios te encomendó. Debes trabajar duro para completarla y valorar este tiempo; no lo desperdicies. Esto es así. Si estás enfermo, no intentes escapar de la enfermedad, y, si no lo estás, no pidas estarlo. En cualquier caso, no puedes conseguir lo que quieres con solo pedirlo ni puedes escapar de algo solo por quererlo. Nadie puede cambiar lo que Dios ha decidido hacer.

Antes de ser clavado en la cruz, el Señor Jesús ofreció una oración. ¿Qué palabras usó exactamente? (“Si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras” [Mateo 26:39]). Como miembros de la humanidad creada, todas las personas deben someterse a este proceso de búsqueda porque no entienden las intenciones de Dios. Se trata de un proceso normal. Sin embargo, no importa cómo busques ni cuán largo, arduo o difícil pueda ser el proceso de búsqueda, nada de lo que Dios determinó hacer desde el principio ha cambiado y jamás ha decidido cambiarlo. Las personas pueden buscar y esperar, y Dios les permite pasar por un proceso por el cual puedan obtener comprensión, conocimiento y claridad sobre lo que es realmente cierto, pero Él nunca alteraría una sola decisión. Por tanto, no debe parecerte que las cosas te suceden al azar, o que, cuando de alguna manera escapas al desastre y a una muerte segura, es por mera suerte y coincidencia. No es así. Dios tiene un plan preestablecido y disposiciones específicas para cada ser creado, desde el más grande hasta el más pequeño, desde el macroscópico (planetas y el cosmos) hasta la pequeña humanidad creada, e incluso, los microorganismos. Esta es la omnipotencia de Dios. Algunas personas que enferman dicen que su enfermedad proviene del agotamiento por alguna actividad o por haber comido algo en mal estado por accidente. No busquéis tales razones; todas ellas son actitudes negativas y de resistencia. Debes enfrentarte con una actitud positiva a los ambientes, personas, acontecimientos y cosas que Dios ha dispuesto para ti. No busques razones objetivas; en cambio, debes buscar y entender cuál es exactamente la intención y la actitud de Dios al presentarte esta situación, y qué actitud debes tener como ser creado al enfrentarte a ello. Esta es la senda que debes buscar. Cuando una persona sobrevive, nunca es al azar ni es inevitable; las disposiciones, los deseos y la soberanía del Creador siempre están ahí. Nada está vacío. ¿Crees que las palabras de Dios, Sus intenciones y la verdad están vacías? ¡No lo están! Cuando las personas no han captado las intenciones de Dios, son propensas a ciertas nociones y figuraciones, y sienten que esas nociones y figuraciones son correctas y que deben estar en línea con los deseos de Dios. Las personas no saben cuáles son los deseos de Dios, por eso sienten: “Mi forma de pensar es correcta. Tengo fe genuina. Temo y me someto a Dios, soy una persona que ama a Dios”. De hecho, Dios detesta por completo tus nociones y figuraciones. Mientras piensas en cuánta razón tienes, en realidad no entiendes la verdad en absoluto ni la has obtenido. Cuando un día veas todos estos asuntos con claridad y te des cuenta de que, en última instancia, todas estas cosas son gobernadas, dispuestas y ordenadas por el Creador, habrás aprendido tus lecciones de todas las personas, acontecimientos y cosas que has encontrado, y habrás logrado los resultados que te mereces. Solo entonces entenderás verdaderamente las intenciones de Dios y te darás cuenta de que todo lo que Dios hace es para salvar a las personas, y que la buena voluntad y los esfuerzos sinceros de Dios están contenidos en ello. Cuando tengas este entendimiento, debes agradecer y alabar a Dios, sin sentir nunca: “Dios me ha ordenado realizar este deber, por lo que debo ser muy importante en el corazón de Dios. Dios no puede abandonarme y no me dejará morir”. Esto es erróneo. Dios tiene un método en todo lo que hace. ¿Qué significa eso? Dios ordena cuándo una persona nacerá, cuándo morirá y cuántas misiones tendrá en esta vida. Dios ha ordenado la duración de tu vida. Él no terminará tu vida antes de tiempo debido a tu mal desempeño en esta vida, ni extenderá tu vida varios años debido a tu buen desempeño en esta vida. Esto es lo que se llama tener un método. Con respecto a aquellas malas personas que cometen todo tipo de malas acciones en el mundo, que han causado gran daño al mundo, que cometieron muchas acciones dañinas que pusieron en peligro a otros durante un período determinado, algunos dicen: “Dios es ciego. ¿Por qué no destruye a estas personas?”. ¿Sabes cuál es la causa de esto? ¿Cuál es la causa subyacente detrás de esto? La causa subyacente es esta: las figuras positivas juegan un papel positivo, y las figuras negativas juegan un papel negativo. Todas tienen una misión, todas tienen un papel, el nacimiento y la muerte de todas ha sido predestinado hace mucho tiempo; Dios nunca alteraría esto. Cuando naciste, viniste a este mundo en el momento oportuno, ni un minuto o segundo fuera de lo planificado; cuando mueras y tu alma parta, tampoco será ni un minuto ni un segundo fuera de lo planificado. Dios no cambiará el lapso de vida que fue originalmente destinado para una persona a causa de su gran contribución a la humanidad, permitiéndole vivir unos veinte o treinta años más. Dios nunca hizo esto ni lo hará en el futuro. Tampoco hará que una persona muera antes de lo planificado solo por ser especialmente dañina para la humanidad. Dios nunca hará esto. Esta es la regla y la ley de los cielos, y Dios nunca la infringirá. ¿Qué habéis visto de este asunto? (Nadie puede cambiar las cosas que Dios ha ordenado). Dios mismo nunca alteraría ni cambiaría las cosas que ha ordenado o planeado. Esto es un hecho; además, a partir de este asunto, vemos el poder y la sabiduría de Dios. Dios ya ha planeado completamente el génesis, el nacimiento, el tiempo de vida y el final de todos los seres creados, así como su misión en la vida y el papel que desempeñan en toda la humanidad. Nadie puede cambiar estas cosas, tal es la autoridad del Creador. El nacimiento de cada ser creado, su misión en la vida, cuándo finalizará su tiempo de vida, todas estas leyes han sido ordenadas hace mucho por Dios, al igual que ordenó la órbita de cada uno de los cuerpos celestes; cuál siguen, durante cuántos años, cómo lo hacen y qué leyes lo rigen. Todo esto fue ordenado por Dios hace mucho tiempo, sin que haya habido cambios en miles ni en decenas o cientos de miles de años. Está ordenado por Dios, y es Su autoridad. ¿Qué pasa entonces con el hombre, esa criatura diminuta? Pongamos a un lado al hombre y hablemos primero de los perros. Dios ha ordenado que vivan aproximadamente diez años, y que deben morir cuando lleguen a esa edad. ¿Puede ser cambiado este lapso de tiempo? (No). No vamos a analizar los casos especiales. El lapso de vida de un pequeño animal, que los seres humanos ni siquiera pueden cambiar, está predestinado por Dios; entonces, ¿cómo no será así para el hombre? Así es que, no importa lo que las personas pidan, lo último que deberían pedir es una extensión de su vida. Las bendiciones e infortunios de la vida de una persona, y cuándo esta morirá, son predestinados por Dios. Nadie puede cambiarlos, y ninguna cantidad de peticiones tendrá efecto alguno. Puedes pedir a Dios que te ilumine sobre algunas cosas, como lo que experimentas, lo que reconoces y lo que puedes obtener de un ambiente. Es decir, puedes buscar la verdad y orar a Dios para la entrada en la vida y un cambio en el carácter-vida. Si tu sinceridad puede conmover a Dios, podrás obtener la obra del Espíritu Santo. Esto es lo que Dios está dispuesto a hacer. Pero debes ser razonable. No le puedes pedir a Dios longevidad o inmortalidad, porque la duración de tu vida está ordenada por Dios. Las personas no pueden cambiarlo, y ninguna cantidad de peticiones hará la diferencia. Siempre y cuando esté ordenado por Dios, Él no lo cambiará. Si reconoces que Dios es el Creador, que Dios es tu Soberano, tu Dios y tu Señor, entonces nunca debes pedir estas cosas. ¿Qué les dice Dios a las personas que pidan? ¿Qué dice el Padrenuestro? “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). ¿Qué más deberías pedir? ¿Lo sabes? Debes realizar tus deberes como ser creado dentro de la obra de gestión de Dios. Debes completar las comisiones que Dios te ha encomendado, cumplir con tu misión en forma adecuada, evitar que fracase, ser merecedor de la vida y existencia que Dios te ha dado, y no permitir que esta vida sea desperdiciada o en vano. En esta vida, debes llegar a conocer al Creador, vivir a semejanza de un ser creado y satisfacer los deseos del Creador; estas son las cosas que debes pedir. Qué pedir y qué no pedir, qué peticiones están en consonancia con las intenciones de Dios y cuáles no, si lo que deseas pedir se te puede conceder; estos asuntos deben quedar claros en tu corazón primero. No actúes tontamente. Si lo que estás pidiendo ya ha sido ordenado por Dios, entonces tus oraciones son en vano. ¿No es una tontería entonces que ores por ello? ¿No es esto confrontar con Dios? Dios te hace vivir hasta los ochenta años, pero exiges vivir hasta los cien; Dios te hace vivir hasta los treinta años, pero exiges llegar a los sesenta. ¿No es esto rebeldía? ¿No es esto resistir a Dios? Las personas deben ser razonables y no hacer tonterías.

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