Cómo perseguir la verdad (13)
Ya llevamos un tiempo hablando del tema de “desprenderse” en “Cómo perseguir la verdad”. ¿Habéis considerado los diversos aspectos que este tema involucra? Respecto a las cosas de las que hablamos de las que la gente tiene que desprenderse, ¿le resulta fácil hacerlo? Tras escuchar las enseñanzas, ¿las contemplasteis e hicisteis introspección en función de su contenido? ¿Establecisteis algunas comparaciones entre tal contenido y vuestras efusiones y manifestaciones en la vida diaria? (Por lo general pienso en eso. La última vez que Dios enseñó sobre desprenderse de los efectos condicionantes que la familia ejerce sobre nosotros, me di cuenta de que, en mi vida, suelo seguir estas filosofías satánicas para los asuntos mundanos, como el dicho “El orgullo es tan necesario para la gente como respirar”, que me inculcó mi familia. Tras aceptar estas ideas, asignaba importancia a la dignidad y al estatus en todo lo que hacía, con temor a quedar mal, y no era capaz de ser una persona honesta). Todo este contenido del cual hablamos con relación a desprenderse de diversas cosas trata principalmente de los pensamientos y puntos de vista de la gente sobre distintos asuntos. Al poner de manifiesto sus pensamientos y puntos de vista incorrectos sobre dichos asuntos, la gente puede discernirlos y conocerlos con claridad y, así, es capaz de desprenderse de ellos de manera positiva y no verse constreñida por ellos. Lo más importante es no estar atado a estos pensamientos y puntos de vista, sino ser capaz de vivir y existir adoptando correctamente las palabras de Dios y la verdad como criterios propios. Si la gente quiere entrar en la realidad de las diversas verdades, debe conocer y experimentar desde todas las perspectivas. En particular, debe tener una comprensión clara de las ideas y los puntos de vista pasivos y negativos sobre distintas cosas. Solo si los discierne, puede desprenderse proactivamente de ellos y hacer que ya no la desorienten ni la aten. Por lo tanto, a fin de entrar en la realidad de las diversas verdades y lograr el resultado de perseguir la verdad, la gente debe hacer introspección frecuente; debe pensar en la manera en la que ideas y puntos de vista variados la atan y controlan en la vida diaria, o a menudo debe tratar de comprender qué pensamientos y puntos de vista tiene sobre diferentes cosas de la vida cotidiana. Asimismo, debe discernir si tales pensamientos y puntos de vista son correctos y conformes a la verdad, si son positivos y provienen de Dios, o si derivan de las intenciones humanas o de Satanás. Esta es una lección muy importante y es un aspecto de la realidad en la cual la gente debe entrar a diario en su vida cotidiana. Es decir, en la vida diaria, no importa si te encuentras o no con diversas personas, acontecimientos y cosas, siempre debes examinar los pensamientos y puntos de vista que tienes y si son correctos y conformes a la verdad; esta es una lección muy importante. En la vida diaria, fuera del tiempo normal que dedicas a cumplir con los deberes, tu entrada en este aspecto debería ocupar entre el ochenta y el noventa por ciento de tu vida. Solo así puedes esperar deshacerte de toda clase de pensamientos y puntos de vista sobre cosas negativas y entrar en la realidad-verdad. También puede afirmarse que solo puedes tener esperanza si contemplas a las personas y las cosas, te comportas y actúas en todo de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio; solo así puedes esperar alcanzar la salvación al final. En la vida cotidiana, si fuera del tiempo normal que dedicas al cumplimiento de tus deberes, tu mente está en blanco entre el ochenta y el noventa por ciento del tiempo restante, o si solo piensas y meditas sobre tu vida física, tu estatus y tu reputación, no te resultará sencillo entrar en la realidad-verdad ni lograr el resultado de perseguir la verdad. Si no te resulta fácil lograr ninguna de estas cosas, las opciones de que alcances la salvación serán muy escasas. Por consiguiente, ¿de qué depende alcanzar la salvación? En un sentido, depende de cómo obre Dios y de si el Espíritu Santo obra en ti; en otro, depende de tu diligencia subjetiva, qué tan alto sea el precio que pagues y cuánta energía y tiempo dediques a perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Si lo que piensas y haces la mayor parte del tiempo no tiene nada que ver con perseguir la verdad, lo que haces no guarda relación con ser salvado; este hecho y resultado son inevitables. Así pues, ¿qué deberíais hacer en lo sucesivo? Un aspecto es que deberíais seguir de cerca cada tema del cual se hable y, posteriormente, intentar contemplar y entender dicho tema de manera proactiva; es decir, una vez que hayamos concluido un tema, deberías aprovechar la oportunidad de inmediato para hacer introspección, a fin de adquirir un conocimiento genuino y preciso y lograr el verdadero arrepentimiento. El propósito de ser capaz de conocer este aspecto de la verdad lo antes posible tras concluir la charla al respecto, o una vez que hayas llegado a entender cierta parte de lo que hayamos hablado, es permitir que tengas la conciencia más elemental de tus propios pensamientos y puntos de vista, de modo que, más adelante, cuando te encuentres con asuntos similares en la vida diaria, tu conocimiento previo y tu comprensión de los principios-verdad se transformen en las ideas y los puntos de vista básicos que guíen tu experiencia sobre dicho asunto. Como mínimo, una vez que adquieras conciencia y que tengas un conocimiento preciso y correcto, tu actitud y tu entendimiento con relación a este asunto serán positivos y proactivos. Es decir, antes de que se produzca este acontecimiento, ya estarás vacunado y tendrás cierto grado de inmunidad, de manera que cuando realmente ocurra, tus posibilidades de fracasar serán limitadas, al igual que la probabilidad de que traiciones a Dios, y será mucho más probable que entres en la realidad-verdad. Sucede lo mismo que cuando se produce una pandemia: si no te vacunas, lo único que puedes hacer es quedarte encerrado y no salir, lo que reduce el riesgo de infección a cero. Pero si sales y circulas, y entras en contacto con el mundo exterior, debes vacunarte. ¿Elimina esta vacuna la posibilidad de infección? No, pero sí la reduce. Basta con decir que tendrás anticuerpos. El proceso de perseguir la verdad comienza conociendo las distintas verdades. Si conoces enunciados y principios correctos y positivos dentro de las distintas verdades y, al mismo tiempo, también tienes cierto conocimiento de los diferentes pensamientos y puntos de vista negativos y malos que revela cada verdad, entonces cuando vuelva a producirse un hecho similar tus elecciones ya no se basarán en los criterios de las ideas y opiniones negativas y malas que te ha inculcado Satanás, y ya no tendrás la actitud de aferrarte a tales ideas y puntos de vista. Si bien en este punto aún no has entrado en este aspecto de la realidad-verdad y tus puntos de vista pueden ser neutrales, no obstante, tras aceptar estas ideas y estos puntos de vista positivos, tendrás cierto conocimiento de las ideas y los puntos de vista negativos, de modo que cuando en lo sucesivo afrontes una cuestión similar, al menos serás capaz de distinguir entre las ideas y los puntos de vista positivos y negativos relacionados con esta clase de asunto, y contarás con ciertos criterios para abordarlo. Sobre la base de tales criterios, la gente que ama la verdad y tiene humanidad tiende a ser más proclive a practicarla y a contemplar a las personas y las cosas, a comportarse y actuar de acuerdo con el criterio de la verdad. En cierta medida, esto te ayudará enormemente a entrar en la realidad-verdad y a practicar conforme a los principios-verdad, someterte a Dios según Sus requisitos y aceptar a las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios disponga para ti. Desde este punto de vista, ¿puede afirmarse que cuantas más verdades entienda una persona, más probable es que entre en la realidad-verdad, y que cuanto más a fondo entienda las cosas negativas, más probable será que se rebele contra dichas cosas? (Sí). Por lo tanto, sin importar si estás dispuesto o no a perseguir la verdad, si te has decidido o no a perseguirla o si te encuentras o no en la senda de hacerlo, y cualquiera que sea tu calibre o la manera en que comprendas la verdad, en síntesis, si la gente quiere perseguir la verdad, si quiere entender sus criterios, practicarla y entrar en ella, es necesario discernir y comprender toda clase de cosas negativas. Estos son los requisitos previos para perseguir la verdad y entrar en la realidad-verdad.
Algunas personas no entienden la verdad, y en cuanto a los diversos temas de los que estamos hablando ahora, siempre opinan: “Nunca he pensado en estos temas ni los he experimentado. No veo la correlación entre lo que Tú estás diciendo al respecto y mis diversos problemas, mis actitudes corruptas y efusiones de corrupción; así pues, ¿qué tiene que ver que hables de estos temas con mi búsqueda de la verdad? No parece que tenga nada que ver con que yo entre en la realidad-verdad, ¿no? ¿Por qué no hablas de temas elevados y profundos relativos a la entrada positiva de la gente? ¿Por qué poner siempre de manifiesto estos asuntos triviales negativos de la vida diaria?”. ¿Es correcta o incorrecta esta opinión? (Incorrecta). Siempre que la gente que tiene tales ideas escucha hablar de esos asuntos triviales de la vida cotidiana, en especial cuando se dan ejemplos de dichos asuntos, siente repulsión y se niega a escuchar. Piensa: “Este contenido es demasiado común y superficial. No tiene nada de grandilocuente, es demasiado simple. Apenas lo escucho, lo entiendo de inmediato. Es demasiado fácil. La verdad no debería ser así, debería ser más profunda, y la gente tendría que escucharla varias veces para poder comprenderla y recordar un par de frases. De lo que hablas ahora son asuntos triviales de la vida cotidiana, así como de ciertas manifestaciones de la humanidad normal en la vida diaria. ¿Acaso no nos resulta esto demasiado superficial?”. ¿Crees que las personas que opinan así están en lo cierto? (No, están equivocadas). ¿Por qué están equivocadas? ¿En qué se equivocan? Antes de nada, ¿están los pensamientos y puntos de vista de la gente desconectados de su vida diaria? (No). ¿Sus diversas manifestaciones y actitudes están desconectadas de su vida cotidiana? (No). No, ninguna de esas cosas lo está. Las actitudes corruptas de la gente, sus pensamientos y puntos de vista, sus ideas e intenciones con relación a diferentes asuntos, su forma concreta de hacer las cosas, así como los pensamientos y las ideas que surgen de su mente son todos inseparables de sus distintas manifestaciones y efusiones en la vida diaria. Además, tales diversas manifestaciones y efusiones en la vida diaria, así como sus pensamientos, puntos de vista y posturas hacia las diferentes cuestiones que les acontecen, son cosas más específicas que atañen a su carácter corrupto. El objetivo de perseguir la verdad es modificar las opiniones y los pensamientos erróneos de la gente y, al modificarlos y al cambiar su postura hacia toda clase de personas, acontecimientos y cosas, de este modo desechar sus actitudes corruptas y su rebeldía y traición respecto a la verdad y a Dios, así como su esencia-naturaleza opositora a Él. Así, si quieres perseguir la verdad, ¿acaso no es absolutamente necesario deshacerte de tus diversos pensamientos y puntos de vista erróneos de la vida diaria y modificarlos? ¿No es lo más importante? (Sí). En consecuencia, independientemente de lo superficiales o cotidianas que puedan parecer las cosas de las que hablo, no tengas una mentalidad rebelde sobre ellas. Estas cosas sin duda no son de poca importancia. Ocupan tu corazón y tu mente, y controlan tus pensamientos y tus puntos de vista sobre toda persona, acontecimientos y cosa a la que te enfrentas. Si no modificas o no te deshaces de estos pensamientos y puntos de vista erróneos de la vida diaria, tu afirmación de que aceptas la verdad y tienes la realidad-verdad no será más que palabras vacías. Es igual que cuando se sufre de cáncer: hay que tratarlo de manera proactiva. No importa en qué órgano se encuentren las células cancerosas, ya estén en la sangre o en la piel, o estén a la vista o profundamente ocultas, basta con decir que lo primero que hay que tratar son las células cancerosas del cuerpo. Solo una vez eliminadas estas, pueden absorberse los distintos nutrientes que ingieres para que así puedan trabajar en tu interior. De este modo, todos los órganos del cuerpo pueden funcionar con normalidad. Una vez eliminada la enfermedad, tu cuerpo estará más saludable y normal. Y la gente así se cura por completo de la enfermedad. La búsqueda de la verdad por parte de la gente es el proceso de desechar las actitudes corruptas, y también el de entrar en la realidad-verdad. El proceso de desechar las actitudes corruptas consiste en que la gente modifique y se deshaga de diversos pensamientos y puntos de vista erróneos y negativos. También consiste en que se dote de distintas ideas y opiniones correctas y positivas. ¿Qué son ideas y opiniones positivas? Son cosas relacionadas con la realidad, los principios y los criterios de la verdad. A fin de entrar en la realidad-verdad, la gente debe analizar y entender, una por una, sus diversas ideas y opiniones erróneas sobre la vida, la supervivencia y el trato con los demás buscando la verdad, y luego resolverlas y desecharlas una por una. En síntesis, perseguir la verdad implica hacer que la gente deseche todos sus pensamientos y puntos de vista erróneos e incorrectos, y tener otros tantos correctos respecto a toda clase de cosas, pensamientos y puntos de vista que están en consonancia con los principios-verdad. Solo así la gente puede lograr el objetivo de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar en todo de acuerdo con las palabras de Dios y con la verdad por criterio. Este es el resultado final que logran las personas persiguiendo la verdad, y también es la realidad-verdad que finalmente pueden vivir tras alcanzar la salvación. ¿Lo entendéis? (Sí).
En la última reunión, hablamos del tema de “desprenderse” con relación a la familia. ¿De qué hablamos la vez pasada sobre el tema de la familia? (Hablamos sobre los inconvenientes e impedimentos que crea la familia en nuestra búsqueda de la verdad, así como de qué búsquedas, ideales y deseos debemos desprendernos cuando se trata de la cuestión de la familia. Dios mencionó dos cosas: una es desprenderse de la identidad que heredamos de nuestra familia, y la otra es desprenderse de los efectos condicionantes que la familia ejerce sobre nosotros). En efecto, fueron esas dos cosas. La primera es desprenderte de la identidad que heredas de tu familia. ¿Sabes cuáles son los principios-verdad que la gente debe entender en lo que a esto respecta? Tras escuchar Mis enseñanzas, si no ofrezco una síntesis concreta, ¿sabéis cómo resumir las cosas vosotros mismos? Después de que hablé de estas cosas y de los pormenores específicos al respecto, ¿resumisteis los principios pertinentes que la gente debe respetar en lo relativo a este aspecto de la verdad? Si sabes resumirlos, serás capaz de ponerlos en práctica; si no sabes, persistes en ciertas áreas de luz dispersas y desconoces cuáles son los principios-verdad involucrados, entonces no serás capaz de ponerlos en práctica. Si no sabes hacerlo, jamás entrarás en este aspecto de la realidad-verdad. Aunque descubras tus propios problemas, seguirás sin poder relacionarlos con Mis palabras, y serás incapaz de hallar los principios correspondientes que poner en práctica. El objetivo principal de hablar sobre el tema de desprenderte de la identidad que heredas de tu familia es que puedas contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar sin que te afecten las diversas influencias relacionadas con dicha identidad. Si la identidad que heredas de tu familia es distinguida, debes abordarla correctamente. No debes sentir que eres distinguido, que vales más que los demás ni que tu identidad es especial. Cuando estés con otras personas, debes ser capaz de interactuar correctamente con ellas según los principios conforme a los cuales Dios amonesta a la gente, y debes tratar a todo el mundo de forma correcta, en vez de utilizar tus ilustres antecedentes familiares como capital para alardear en todas las circunstancias y hacer que los demás te tengan en alta estima en toda situación. Suponiendo que no puedas desprenderte de la identidad que heredas de tu familia, que siempre uses tus antecedentes familiares como capital y te comportes como alguien extremadamente vanidoso, caprichoso y altisonante. Y suponiendo que siempre presumas y te exhibas frente a los demás, y constantemente hagas alarde de tus antecedentes familiares y de la identidad especial que heredas de tu familia. Y, asimismo, suponiendo que en el fondo también seas particularmente altanero y autoritario, y especialmente dominante e insolente al hablar con los demás, que siempre utilices tu identidad como capital para reprender a la gente y reprimirla —en otras palabras, que la gente piense que estás desprovisto de razonamiento normal— y que consideres a todo el mundo como unos plebeyos y, en especial, cuando estés en contacto y trates con la gente, creas que quienes son más humildes y modestos que tú no valen nada, y cuando hables con ellos te comportes de manera sumamente agresiva, prepotente y realmente muestres las garras. Y suponiendo que constantemente quieras reprender a los demás, siempre los trates como esclavos a quienes hay que dar órdenes y gritar, siempre creas que tienes una identidad distinguida, no seas capaz de llevarte bien de forma armoniosa con los demás, y seas incapaz de tratar correctamente a la gente de menor estatus que tú: todas estas son actitudes corruptas que deben desecharse. Tales actitudes corruptas ocurren y son consecuencia de que la persona tenga antecedentes familiares y un estatus social distinguidos. Por lo tanto, esta clase de persona debe reflexionar sobre sus palabras y actos, así como sobre sus pensamientos y puntos de vista, en especial, los relativos a la identidad familiar. Debe desprenderse de ellos y dar marcha atrás respecto a las diversas humanidades que vive a consecuencia de su estatus social especial. En otras palabras, esta clase de persona debe desprenderse de la identidad que ha heredado de su familia. La mayoría de la gente cree que su propio estatus social es inferior. En particular, aquellas personas que son víctimas del desprecio, la discriminación y el acoso en la sociedad suelen sentir que su identidad es modesta, y la vergüenza que les causa su especial entorno familiar les hace sentirse particularmente humildes. Este sentimiento a menudo ocasiona que se sientan inferiores e incapaces de llevarse bien con los demás de manera armoniosa y equitativa. Por supuesto, este tipo de gente también se manifiesta de diferentes maneras. Algunos admiran particularmente a quienes gozan de un estatus y una identidad distinguidos. Los adulan, los halagan, los engatusan y les besan los pies. Siempre se hacen eco a ciegas de esas personas y no tienen principios ni dignidad, están dispuestos a ser parásitos para ellos, a recibir órdenes y ser manipulados como esclavos. Sus principios para actuar tampoco concuerdan con la verdad, porque en el fondo de su mente creen que su identidad es humilde y que nacieron para ser unos desgraciados, y no son dignos de estar en pie de igualdad con quienes son ricos o tienen una identidad social noble, y que en cambio nacieron para que los traten como esclavos, que deben seguir el ejemplo de esa gente y recibir sus órdenes. No se sienten serviles. Por el contrario, creen que eso es lo normal y que así es como deben hacerse las cosas. ¿Y qué clase de ideas y puntos de vista son estos? ¿Acaso tales pensamientos y opiniones no son una especie de autodegradación? (Sí). También hay una clase de gente que ve que los ricos viven con su estilo vanidoso, caprichoso, insolente y autoritario, y que incluso los envidian enormemente y corren tras ellos; esperan que si llegaran a tener la oportunidad de dar vuelta las cosas, podrían vivir con igual capricho y vanidad que esos acaudalados. Creen que no tiene nada de malo ser caprichoso y vanidoso; al contrario, las consideran características encantadoras y románticas. Los pensamientos y puntos de vista de tales personas también son incorrectos y deben desprenderse de ellos. Sin importar tu identidad o tu estatus, todo está predestinado por Dios. Independientemente de la clase de familia o del entorno familiar que Dios haya predestinado para ti, la identidad que heredas no es ni vergonzosa ni honorable. El principio según el cual abordas tu identidad no debe basarse en el principio del honor y la vergüenza. Sin importar el tipo de familia en la que Dios te coloque ni la clase de familia de la cual Él te permita proceder, tú tienes solo una identidad ante Dios: la identidad de un ser creado. Ante Dios, eres un ser creado, así que a Sus ojos eres igual que cualquier otra persona de la sociedad con diferente identidad y estatus social. Sois todos integrantes de la humanidad corrupta y sois personas que Dios quiere salvar. Y por supuesto, ante Dios, todos tenéis la misma oportunidad de cumplir con vuestros deberes de seres creados y de perseguir la verdad y alcanzar la salvación. En este punto, en función de la identidad de ser creado que Dios te ha dado, no debes tener muy buena opinión de ella ni debes menospreciarla. En cambio, debes tratar correctamente tu identidad como criatura de Dios, debes ser capaz de llevarte bien en armonía con cualquiera en pie de igualdad y de acuerdo con los principios que Dios enseña a las personas y con los cuales las amonesta. Sin importar cuál sea el estatus o la identidad sociales de otra gente y cuáles sean los tuyos, todo aquel que entre a la casa de Dios y se presente ante Él tiene una única identidad: la de un ser creado. Por lo tanto, quienes tienen un estatus social y una identidad humildes no deben sentirse inferiores. Independientemente de si tienes o no talento, de lo grande que sea tu calibre y de que tengas o no capacidad, debes desprenderte de tu estatus social. Asimismo debes desprenderte de las ideas u opiniones sobre clasificar y calificar o catalogar a la gente como distinguida o humilde en función de su historia o sus antecedentes familiares. No debes sentirte inferior porque tu identidad y estatus sociales sean humildes. Deberías alegrarte de que, si bien tu entorno familiar no es tan poderoso y espectacular, y el estatus que has heredado es humilde, Dios no te ha abandonado. Él eleva a los humildes del estercolero y el polvo, y te otorga la misma identidad que a los demás: la de un ser creado. En la casa de Dios y ante Él, tu identidad y estatus son los mismos que los de todas las demás personas que han sido escogidas por Dios. Una vez que te des cuenta de ello, debes desprenderte de tu complejo de inferioridad y dejar de aferrarte a él. Al enfrentarte a quienes tienen un estatus social distinguido e importante, o a quienes tienen mayor estatus social que tú, no es necesario que te inclines ante ellos ni que seas sumamente simpático, ni mucho menos que los admires de modo alguno. Por el contrario, debes verlos como iguales, mirarlos a los ojos y tratarlos correctamente. Aunque, a menudo, sean autoritarios o estén henchidos de orgullo, y consideren que tienen un alto estatus social, debes tratarlos correctamente y rehusarte a dejar que te coaccionen o que te intimide su esplendor. Sin importar cómo se comporten o te traten, debes saber que, ante Dios, ellos y tú sois iguales, dado que sois todos seres creados, sois todos seres humanos que Dios ha escogido para salvar. Ellos no tienen nada de especial en comparación contigo. Sus supuestos estatus e identidad especiales no existen a los ojos de Dios, y Él no los reconoce. Por consiguiente, no hay necesidad de que estés constreñido debido a la identidad que heredas de tu familia ni de que te sientas inferior a causa de ella. Menos necesario aún es que renuncies a cualquier oportunidad de interactuar en pie de igualdad con los demás solo por tu humilde estatus social, o a los derechos, las responsabilidades y obligaciones que Dios te ha conferido en Su casa y ante Él. Y por supuesto, no debes renunciar a tu derecho a ser salvado o a la esperanza de alcanzar la salvación. En la casa de Dios, ante Él, no existe distinción entre ricos y pobres ni entre el estatus social alto o bajo, y nadie que tenga antecedentes familiares especiales merece un trato especial ni privilegios particulares. Ante Dios, todas las personas tienen una única identidad que es la de un ser creado. Además, ante Dios, la esencia-naturaleza de todos es la misma. Solo hay una clase de ser humano que Dios quiere salvar: los seres humanos corruptos. Por lo tanto, independientemente de si tu identidad o tu estatus social es noble o humilde, sois todos seres humanos que Dios quiere salvar.
Imagina que alguien te dijera: “Mira a tu familia: son tan pobres que tú ni siquiera tienes ropa decente; son tan pobres que solo fuiste a la escuela primaria y no a la secundaria; son tan pobres que lo único que comes siempre es sopa y vegetales, y nunca has probado el chocolate, la pizza o los refrescos”. ¿Cómo deberías abordar esta situación? ¿Te sentirías inferior o abatido? ¿Te quejarías por dentro de Dios? ¿Te sentirías intimidado por lo que dice esa persona? (Ya no). Ya no, pero antes sí, ¿verdad? Antes, siempre que notabas que alguien tenía una familia rica o era acaudalado y distinguido, decías: “¡Eh! Vive en un chalé y tiene auto. Ha viajado al exterior infinidad de veces. Yo ni siquiera he salido de mi pueblo jamás ni he visto nunca un tren. Él toma trenes de alta velocidad, viaja en primera clase, hace cruceros de lujo y usa marcas de diseño francesas y joyas italianas. ¿Cómo es que yo nunca he oído de ninguna de tales cosas?”. Siempre que estás cerca de esa gente, te sientes inferior. Tienes cierta seguridad cuando hablas sobre la verdad y la fe en Dios. Pero cuando hablas con esa gente de tu familia y tu vida familiar, quieres correr y escaparte, sientes que no estás a su altura y que estarías mejor muerto que vivo. Piensas: “¿Por qué vivo en una familia así? No he visto nada del mundo. Otros usan crema para manos, mientras que yo sigo usando vaselina en las mías; otros no usan ninguna crema para el rostro, sino que van directo al salón de belleza, mientras que yo ni siquiera sé dónde queda; otros viajan en un sedán, pero eso es demasiado para mí, con suerte si consigo montar en bicicleta, y a veces tengo que andar en un carro tirado por un buey o un burro”. Así pues, cada vez que hablas con esa gente, te sientes inseguro de ti mismo, te da vergüenza mencionar tu identidad y no te atreves a hacerlo. Por dentro, tienes cierto resentimiento y algo de enfado hacia Dios, piensas: “Todos ellos son seres creados como yo. Entonces, ¿por qué Dios les permite disfrutar tanto de la vida? ¿Por qué ha predispuesto que tengan esa clase de familia y estatus social? ¿Por qué la mía es tan horrorosamente pobre? ¿Por qué están mis padres en lo más bajo de la sociedad y no tienen capacidades ni habilidades? Solo pensarlo me hace enfadar. Siempre que hablo sobre esto, evito mencionar a mis padres; son muy incapaces e incompetentes. No hablemos de viajar en un sedán y vivir en una casa de campo; me conformaría con que me lleven a la ciudad a andar en los autobuses y los trenes de alta velocidad, o a jugar en los parques, pero no me han llevado allí, ¡ni siquiera una vez! No tengo ninguna experiencia en la vida. No he probado comida rica ni he viajado en autos buenos, y solo puedo soñar con volar”. Pensar en todo esto te hace sentir inferior, y este asunto a menudo te limita, por lo que generalmente pasas el rato con hermanos y hermanas cuya identidad y estatus no difieren tanto de los tuyos, y piensas: “Es cierto el dicho: Dios los cría y ellos se juntan. Mira ese grupo de gente: son todos ricos, hay altos funcionarios del Gobierno, millonarios, gente con padres extremadamente acaudalados, magnates de los negocios y estudiantes que han regresado de viajes de estudio en el exterior y posgraduados, así como ejecutivos de empresa y gerentes de hotel. Compáralos con nosotros, la chusma. Somos todos campesinos o desempleados. Nuestras familias viven en zonas rurales remotas, solo tenemos estudios primarios y no hemos visto nada del mundo. Hemos pastoreado ganado, instalado puestos callejeros y reparado zapatos. ¿Qué clase de gente somos? ¿Acaso no somos solo el populacho, la chusma? Mira ese conjunto de personas: todas tienen clase y estilo. Cuando pienso en la chusma que somos, me siento inútil y ofendido”. Incluso tras creer en Dios durante tantos años, jamás te has desprendido de este asunto, y a menudo te sientes sumamente inferior y deprimido. Es evidente que las ideas y opiniones de esta gente sobre las cosas son erróneas y afectan gravemente la exactitud de sus puntos de vista sobre las personas y las cosas, y las maneras en que se comportan y actúan. Estas ideas y opiniones se ven influenciadas por las tendencias sociales y la moral de la sociedad. Por supuesto, para ser más precisos, se trata de ideas y opiniones que derivan de los efectos condicionantes de seres humanos malvados y la cultura tradicional. Dado que son corruptos y pertenecen a las tendencias malignas, debes desprenderte de ellos y no permitir que tales ideas y opiniones te inquieten ni te limiten. Algunos dicen: “Yo nací en tal familia, y eso no se puede cambiar. Esta clase de ideas y opiniones tienen un peso constante en mi mente y es difícil desprenderse de ellas”. Sin duda es un hecho que es difícil desprenderse de ellas, pero si te la pasas dándole vueltas a una idea u opinión equivocada, jamás te desprenderás de ella. Si aceptas ideas y opiniones correctas, poco a poco te desprenderás de las incorrectas. ¿Qué quiero decir con esto? Que no es posible que te desprendas de todas ellas al mismo tiempo, de modo que puedas interactuar con gente rica o de alto estatus y riqueza en igualdad de condiciones y de forma normal. Es imposible hacerlo de una vez, pero al menos puedes liberarte de este asunto. Aunque sigas teniendo un complejo de inferioridad, incluso si eso todavía te molesta un poco en el fondo de tu corazón, ya has logrado liberarte de él en cierta medida. Obviamente, en tu posterior búsqueda de la verdad, poco a poco ganarás aun más libertad y liberación. Una vez puestos de manifiesto los distintos hechos, verás cada vez con mayor claridad la esencia de diversas personas, acontecimientos y cosas, y tu entendimiento de la verdad será cada vez más profundo. Cuando tengas una percepción más aguda de tales asuntos, tu experiencia vital y tu conocimiento sobre ellos aumentarán. A la vez, tu actitud hacia la verdad se tornará más proactiva y positiva, y las cosas negativas te limitarán cada vez menos. ¿No habrás cambiado entonces? La próxima vez que te encuentres con alguien con una identidad y un estatus totalmente diferentes de los tuyos, cuando hables y te relaciones con él, como mínimo ya no sentirás temor por dentro, no escaparás, sino que en cambio serás capaz de tratarlo de forma correcta, y ya no estarás sujeto a sus restricciones ni pensarás en lo importante y distinguido que es. Una vez que entiendas la esencia corrupta de la gente, podrás lidiar con toda clase de personas con precisión y llevarte bien, interactuar y relacionarte con todo tipo de gente de acuerdo con los principios, sin admirarla ni menospreciarla, y sin discriminarla ni tenerla en alta estima. Así, ¿lograrás poco a poco el resultado que proviene de perseguir la verdad? (Sí). Lograr este resultado hará que ames más la verdad, que te inclines más por las cosas positivas, por la verdad y por admirar a Dios y a la verdad, en vez de admirar a cualquiera de la sociedad o del mundo por su identidad y estatus distinguidos. Los objetos que admires y respetes, así como aquellos que sigas y adores serán diferentes, y pasarán gradualmente de ser cosas negativas a positivas, y a ser la verdad o, dicho con mayor precisión, a ser Dios, las palabras de Dios y Su identidad y estatus. De este modo, entrarás de a poco en la realidad-verdad en este aspecto. Es decir, en este sentido, desecharás lentamente tu carácter corrupto y las ataduras de Satanás, y poco a poco alcanzarás la salvación; en esto consiste el proceso. No es difícil; el camino se despliega frente a ti. Siempre y cuando persigas la verdad, podrás entrar en la realidad-verdad. Y en definitiva, ¿en qué realidad entrarás? Sin importar el tipo de estatus que heredes de tu familia, ya no te causará preocupación ni intranquilidad que sea noble o humilde. Por el contrario, serás capaz de cumplir bien con el deber como un ser creado, contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar como tal, vivir ante Dios como un ser creado y vivir cada día en el presente, todo ello con la identidad de un ser creado; este es el resultado que buscarás. ¿Es este un buen resultado? (Sí). Cuando la gente entra en este aspecto de la realidad, su corazón se libera y es libre. Como mínimo, ya no te preocupará la cuestión de la identidad que heredas de tu familia, y no te importará si tu estatus es alto o bajo. Si tu identidad es distinguida y algunos te admiran, eso te causará repugnancia; si tu identidad es humilde y algunos te discriminan, eso no te constreñirá ni te inquietará, y tampoco te hará sentirte triste o negativo. Ya no tendrás que sentirte preocupado, angustiado ni inferior porque has viajado en un tren de alta velocidad, has ido a un salón de belleza, has viajado al exterior, has probado comida occidental o has disfrutado de comodidades materiales exclusivas igual que los ricos, o porque no has hecho ninguna de estas cosas. Tales asuntos ya no te constreñirán ni te inquietarán, y serás capaz de tratar a toda clase de personas, acontecimientos y asuntos de forma correcta y cumplir tus deberes con normalidad. ¿Acaso en ese momento no serás libre y estarás liberado? (Sí). De este modo, tu corazón se liberará. Cuando hayas entrado en la realidad de este aspecto de la verdad y te hayas liberado de las ataduras de Satanás, te habrás convertido realmente en un ser creado que vive ante Dios y que Dios quiere. Ahora, ya debes tener más claro lo referido a la senda de desprenderse de la identidad y el estatus que heredas de tu familia.
La vez pasada también hablamos de otro tema, el de desprenderse de los efectos condicionantes que la familia ejerce sobre ti. Los efectos condicionantes de la familia de una persona comienzan desde que el individuo es joven. A medida que llega a la edad adulta, empieza a aplicar poco a poco en su vida estos pensamientos y puntos de vista condicionados. Para el momento en que ha adquirido cierta cantidad de experiencia vital, pone en práctica libremente estos diversos pensamientos y puntos de vista condicionados en ella por su familia y, sobre esta base, ha acumulado distintos principios, estilos y trucos para lidiar con las cosas, que son incluso más sofisticados, más concretos y más beneficiosos para sí misma. Podría decirse que los efectos condicionantes que ejerce la familia sirven como imprimación de la persona a medida que esta hace la transición a la sociedad y a sus grupos comunitarios, y le permite utilizar con libertad diferentes estilos y trucos para lidiar con las cosas en la vida con los demás. Dado que estos efectos condicionantes que ejerce la familia son una imprimación, están arraigados y profundamente enraizados en el corazón de cada persona. Estas cosas influencian su vida, la manera en que se comporta y actúa, y también su perspectiva sobre la vida. Pero como estos efectos condicionantes no son positivos, también son cosas de las cuales la gente debe desprenderse en su búsqueda de la verdad. No importa si los pensamientos y puntos de vista que tal condicionamiento te inculca se forman o no en las profundidades más recónditas de tu corazón, o si ocupan o no una honda posición dominante, y desde luego no importa si ya se ha confirmado que son ciertos o si ya los has practicado a lo largo de tu existencia: estos efectos condicionantes afectarán tu vida de diversas maneras, tanto en la actualidad como en el futuro, e influirán en la senda de vida que escojas y afectarán tu actitud y los principios según los cuales abordas las cosas. Puede decirse que la amplia mayoría de las familias brindan a las personas los trucos y las filosofías más elementales para los asuntos mundanos, de modo que puedan vivir y sobrevivir en la sociedad. Por ejemplo, la vez pasada hablamos sobre las cosas que los padres dicen siempre, como “El orgullo es tan necesario para la gente como respirar” y “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela”, así como “Para llegar a la cima, hay que soportar un gran sufrimiento” y “Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen”. ¿Qué más? “La armonía es un tesoro y la paciencia, una virtud” y “Por la boca muere el pez”. Estas diversas ideas y puntos de vista que tu familia condicionó en ti, sin importar si los aplicas o los practicas de manera explícita en la vida diaria, son tu imprimación. ¿Qué quiero decir con “imprimación”? Me refiero a algo que te inspira y te induce a aceptar las filosofías satánicas para los asuntos mundanos. Estos dichos de tu familia te han inculcado la manera más elemental de lidiar con el mundo y de sobrevivir, de modo que tras ingresar a esta sociedad te esfuerces por conseguir fama, beneficios y estatus, intentes simular, ocultarte y protegerte mejor y te empeñes en sobresalir entre los demás, ser el mejor y mantenerte en la cima. Para ti, estas cosas con las cuales tu familia te condiciona son reglas y trucos para lidiar con el mundo que te impulsan a ingresar a la sociedad y asimilar las tendencias malignas.
La vez pasada hablamos de los efectos condicionantes que la familia ejerce sobre las personas. Existen muchos más efectos condicionantes que estos, así que sigamos hablando de ellos. Por ejemplo, algunos padres les dicen a sus hijos: “De cada tres personas, hay al menos una que algo me puede enseñar”. ¿Quién dijo esto? (Confucio). Exacto, lo dijo Confucio. Algunos padres les dicen a sus hijos: “Debes aprender habilidades donde sea que vayas. Una vez que las aprendas, contarás con una destreza en un campo especializado, ya no tendrás que preocuparte por no tener trabajo y serás la autoridad a consultar en cualquier situación. Uno de los sabios de antaño lo expresó bien: ‘De cada tres personas, hay al menos una que algo me puede enseñar’. Cuando estés cerca de otras personas, fíjate quién tiene una destreza en un campo especializado. Apréndela en secreto sin que nadie se entere y, una vez que la domines, se convertirá en tu habilidad, serás capaz de ganar dinero para mantenerte y siempre tendrás cubiertas las necesidades básicas de la vida”. ¿Cuál es el propósito de tus padres al hacerte aprender habilidades cuando estés con los demás? (Progresar en el mundo). El propósito de aprender habilidades es fortalecerte, ser el mejor, aprender destrezas de otros en secreto y, poco a poco, reforzar tus puntos fuertes. Si tienes gran fortaleza ante los demás, contarás con un medio de vida y también con fama y fortuna. Y cuando tengas fama y fortuna, la gente te tendrá en alta estima. Si no tienes habilidades reales, nadie te tendrá en alta estima, así que debes aprender en secreto las destrezas de los demás, aprender sus puntos fuertes y habilidades, y poco a poco convertirte en alguien más fuerte que ellos; esta es la única manera de ser el mejor. Algunos padres les dicen a sus hijos: “Para presumir hay que sufrir”, igualmente con la intención de que sus hijos se ganen el respeto y la alta estima de los demás. Si te esfuerzas, eres diligente y soportas grandes dificultades para aprender habilidades sin que nadie te vea, una vez que las hayas adquirido podrás impresionar a todos con tu brillantez. Asimismo, cuando la gente te menosprecie o te hostigue, podrás hacer alarde de tus talentos y ya nadie se atreverá a hostigarte. Aunque parezcas corriente y ordinario y no hables mucho, tendrás algunas habilidades, como destrezas técnicas que están fuera del alcance de la gente común, de modo que los demás te admirarán por ello, se sentirán inferiores frente a ti y te verán como alguien que los puede ayudar. De este modo, ¿acaso no aumenta tu valía ante la gente? Y a medida que esta aumenta, ¿no te confiere eso un aspecto digno? Si quieres esforzarte por conseguir un estatus distinguido ante los demás, debes soportar dificultades y sufrir cuando nadie te ve. Sin importar cuántas dificultades soportes, simplemente aguanta y sigue adelante, y todo tu sufrimiento merecerá la pena una vez que la gente vea lo capaz que eres. ¿Cuál es el objetivo de tus padres al decirte “Para presumir hay que sufrir”? Su objetivo es que adquieras un estatus distinguido ante los demás y que te tengan en alta estima, en lugar de que te discriminen u hostiguen, de manera que no solo seas capaz de disfrutar de las cosas buenas de la vida, sino que además te ganes el respeto y el apoyo de otros. La gente con esta clase de estatus social no solo no es objeto de hostigamiento por parte del resto, sino que las cosas les resultan fáciles donde sea que vayan. Siempre que la gente te vea venir, dirá: “Ah, eres tú, ¿a qué debemos el placer de tu visita? ¡Es un gran honor verte! ¿Vienes a ocuparte de algún asunto? Yo me encargo. Ah, ¿has venido a comprar billetes? Bueno, no es necesario hacer fila. Yo te consigo la mejor ubicación. Después de todo, somos amigos”. Tú lo aceptas y piensas: “¡Guau! Esta fama que tengo de verdad hace maravillas. Los ancianos tienen razón al decir ‘Para presumir hay que sufrir’. La sociedad es así realmente, está muy centrada en la realidad. Si no tuviera esta reputación, ¿quién me prestaría atención? Si haces fila como una persona normal, los demás podrían verte con desprecio y criticarte, y tal vez ni siquiera te vendan cuando llegues al frente de la fila”. Cuando esperas en fila para ver a un médico en el hospital, alguien te ve desde el otro lado del salón y te dice: “¿No eres fulano de tal? ¿Para qué haces fila? Enseguida te consigo un especialista para que no tengas que esperar”. Tú respondes: “Aún no he pagado”. Y te dice: “No es necesario, pago yo”. Lo meditas y piensas: “Es bueno ser famoso. Soportar todo ese sufrimiento cuando nadie me veía no fue en vano después de todo. Realmente disfruto de un trato especial en la sociedad. Esta sociedad está muy centrada en la realidad, solo tienes que ser famoso para que te reciban bien. ¡Es fantástico!”. Una vez más, te regocijas porque tu sufrimiento no fue en vano, y piensas que mereció la pena padecer toda esa adversidad y ese sufrimiento cuando nadie te veía. Siempre te sorprendes: “No necesito hacer fila para ver a un médico en el hospital”, piensas. “Consigo buenos asientos cuando compro billetes de avión y recibo un trato especial en todas partes. Gracias a mi influencia, incluso puedo ingresar de manera ilegítima. ¡Es genial! Así debería ser la sociedad, la igualdad no es necesaria. La gente debería recibir en función de lo que contribuye. Si no sufres cuando nadie te ve, ¿puedes parecer digno cuando sí te están mirando? Fíjate en mí, por ejemplo. Sufrí cuando nadie me veía, para que cuando me miren pueda recibir un trato especial como este, porque lo merezco”. Siendo así, ¿de qué depende la gente si quiere relacionarse con los demás y conseguir resultados en la sociedad? Confía en que sus talentos y habilidades respaldarán su capacidad de hacer las cosas. Que alguien tenga éxito o no en lo que emprende o lo bueno que sea para conseguir resultados en la sociedad no se basa en el talento ni la humanidad de esa persona, y tampoco en si tiene la verdad. En la sociedad no hay equidad ni igualdad. Y siempre y cuando tengas suficiente diligencia, soportes el sufrimiento cuando nadie te vea y seas lo suficientemente tiránico y temible, podrás adquirir un alto estatus ante los demás. Igual que antaño, cuando la gente competía por convertirse en maestro del mundo de las artes marciales, soportaba gran sufrimiento y practicaba día y noche sin parar, hasta que finalmente dominaba todos los estilos de las diferentes escuelas de artes marciales y había desarrollado un estilo propio único, el cual practicaba a la perfección hasta que se hacía invulnerable. ¿Y qué sucedía al final? En el torneo de artes marciales, derrotaba a los luchadores de todas las escuelas principales y se ganaba el estatus de maestro del mundo de las artes marciales. A fin de parecer digno ante los demás, estaba dispuesto a soportar cualquier clase de sufrimiento, e incluso practicaba ciertas artes oscuras a puertas cerradas. Tras ocho o diez años de práctica, se hacía tan experto que nadie del mundo de las artes marciales podía derrotarlo en el cuadrilátero ni asesinarlo fuera de él, e incluso aunque tomara veneno podía expulsarlo de su cuerpo. Así, consolidaba su posición como maestro del mundo de las artes marciales y nadie podía amenazar su posición: de esto se trata parecer digno ante los demás. A fin de lograrlo, en la antigüedad las personas realizaban exámenes imperiales y ganaban honores académicos. En la actualidad, la gente va a la universidad, se postula para ingresar a posgrados y estudia un doctorado; también perseveran en los estudios a pesar de las dificultades, y se esclavizan día y noche aprendiendo conocimientos inútiles, año tras año. A veces están tan cansados que no quieren seguir estudiando, y ansían tomarse un descanso, pero sus padres los reprenden diciendo: “¿Cuándo vas a demostrar un ápice de compromiso? ¿Todavía quieres parecer digno frente a los demás? Si es así, ¿cómo vas a hacerlo sin sufrir cuando nadie te ve? No te vas a morir por no tomarte un breve descanso, ¿no? ¡Ve a estudiar! ¡Haz la tarea!”. Dicen: “Ya he terminado la tarea y he repasado las lecciones de hoy. ¿Me dejas descansar un rato?”. Pero sus padres replican: “De ninguna manera. Para presumir hay que sufrir”. Lo meditan y piensan: “Mis padres hacen todo esto por mi bien, entonces ¿por qué soy tan testarudo y me interesa tanto divertirme? Debo hacer lo que me dicen. Se dice que es peligroso no hacer caso a los mayores, así que debo escuchar a mis padres. Van a ser así el resto de su vida. Si no los honro, los voy a decepcionar. Además, todavía me falta mucho por vivir, así que ¿qué es un poco de sufrimiento a largo plazo?”. Al pensar en esto, dedican toda su energía a estudiar, repasar las lecciones y hacer la tarea. Se quedan despiertos estudiando hasta pasada la medianoche y, por muy cansados que estén, logran superarlo. En su senda vital, la gente está constantemente adoctrinada por los efectos condicionantes de la familia, a través de ideas y expresiones como “Para presumir hay que sufrir”, las cuales la animan y motivan. En aras de su futuro y sus perspectivas, y para parecer dignos ante los demás, todo el tiempo aprenden habilidades y conocimientos sin que nadie sepa. Se dotan de conocimientos y diversas destrezas para hacerse más fuertes. También se fijan en las proezas de distintas personalidades de antaño o personas exitosas para alentarse a sí mismos y despertar su espíritu de lucha. Todo esto lo hacen con el objetivo de desechar la pobreza, la mediocridad y la bajeza futuras, y de cambiar su destino de ser objeto de discriminación, a fin de convertirse en alguien superior, un miembro de la élite, y una persona a quienes los demás admiren. Estos efectos condicionantes de la familia siguen pasando por su mente una y otra vez hasta que, poco a poco, estos comentarios y dichos se convierten en ideas y puntos de vista arraigados en ellos, en su forma habitual de lidiar con el mundo, y también se convierten en su perspectiva intrínseca sobre la existencia y la meta que persiguen.
Algunos padres les dicen a sus hijos: “Debes aprender a hacer amigos. Como dice el dicho: ‘Así como una cerca necesita el apoyo de tres postes, un hombre capaz necesita el apoyo de otras tres personas’. Incluso el injuriado político de la dinastía Song, Qin Hui[a], tenía tres amigos. Donde sea que vayas, aprende a llevarte bien con los demás y a mantener buenas relaciones interpersonales. Como mínimo, debes conseguirte algunos buenos amigos. Una vez que ingreses a la sociedad, te encontrarás con toda clase de dificultades en la vida, el trabajo y el desarrollo de tus negocios. Si no tienes amigos que te ayuden, tendrás que afrontar todo tipo de dificultades y situaciones delicadas tú solo. Si conoces ciertos trucos para hacerte de algunos buenos amigos, cuando vuelvas a encontrarte con estas situaciones delicadas y dificultades, esos amigos tomarán la iniciativa de sacarte del problema y ayudarte a tener éxito en tus proyectos. Si quieres lograr grandes cosas, debes bajarte del pedestal y hacer amigos. Debes ser capaz de mantener de tu lado a toda clase de personas poderosas a fin de que estas apoyen tus proyectos y tu vida y existencia futuras. Debes poder aprovecharte de distintas personas para que te ayuden a lograr cosas y te sirvan”. Por lo general, los padres no comunican de manera explícita esta clase de idea o punto de vista ni les dicen directamente a sus hijos que tienen que aprender a hacer amigos, aprovecharse de la gente y ser capaces de encontrar amigos que los ayuden a tener éxito en sus proyectos. Sin embargo, hay algunos padres que tienen estatus y una posición en la sociedad, o que son especialmente astutos y maquinadores, y que influencian a los hijos a través de sus palabras y su conducta. Además, cuando los hijos ven y escuchan sus ideas, puntos de vista y formas de lidiar con el mundo a través de las cosas que los padres dicen y hacen en la vida diaria, esto ejerce un efecto condicionante sobre ellos. Al estar condicionado por no juzgar y discernir correctamente entre las cosas positivas y las negativas, sin darte cuenta te ves influenciado por las palabras y los actos de tus padres y aceptas sus ideas y puntos de vista, o bien estos se implantan sin que te des cuenta en lo profundo de tu corazón y se convierten en el fundamento y el principio más elementales conforme a los cuales haces las cosas. Es posible que tus padres no te digan directamente que “hagas más amigos, aprendas a hacer que la gente haga cosas por ti, te aproveches de los puntos fuertes de los demás y aprendas a sacar provecho de quienes te rodean”. No obstante, te contaminan y condicionan practicando con sus actos las ideas y los puntos de vista que predican. Así, tus padres se convierten en tus primeros maestros en este asunto, al iniciarte en lo relativo a cómo lidiar con las cosas, cómo llevarte bien con la gente y cómo hacer amigos en esta sociedad, y también en lo atinente a cuál es el objetivo de hacer amigos, por qué deberías tenerlos, qué clase de amigos deberías tener, cómo lograr establecerte en la sociedad, las cuestiones básicas y los métodos para lograrlo, y demás cuestiones. De este modo, tus padres te condicionan practicando lo que predican. Sin darte cuenta, a medida que pasas de la niñez a la vida adulta, estas ideas y puntos de vista van tomando forma poco a poco, pasan de ser una simple conciencia a pensamientos, puntos de vista y acciones concretos, de manera que, paso a paso, se implantan profundamente en tu corazón y tu alma, y se convierten en tu forma y filosofía para los asuntos mundanos. ¿Qué opinas del dicho “Así como una cerca necesita el apoyo de tres postes, un hombre capaz necesita el apoyo de otras tres personas” como manera de lidiar con el mundo? (Es mala). ¿Existen realmente los amigos de verdad en este mundo? (No). Entonces, ¿por qué una cerca necesita el apoyo de tres postes? ¿Qué sentido tiene que tenga tres postes? Hacerla más estable. No lo sería con dos postes, y uno solo no serviría de nada. Así pues, ¿a qué principio para lidiar con el mundo se refiere esto? Hasta un hombre capaz, por muy capaz que sea, no puede aplaudir con una sola mano y no llegaría muy lejos. Si quieres lograr algo, necesitas de la ayuda de la gente. Y si quieres que la gente te ayude, tienes que aprender a comportarte y a lidiar con el mundo, y a hacer muchos amigos y reunir una fuerza para conseguir resultados. Para lograr cualquier cosa, sea grande o pequeña, ya sea abrirse camino profesional, establecerse en la sociedad o lograr algo aún más importante, debes rodearte de gente en la que confíes o que tengas en alta estima, y a la que puedas utilizar para que te ayude a concretar los proyectos que quieras llevar a cabo; caso contrario, será como tratar de aplaudir con una sola mano. Desde luego, estas son las reglas para hacer cualquier cosa en este mundo, porque no existe la equidad en la sociedad, solo el complot y la puja. Si recorres la senda correcta y emprendes causas justas, nadie dará su visto bueno, eso no funcionará en esta sociedad. Independientemente de la clase de proyecto que emprendas, debes contar con gente para que te ayude y para conformar una fuerza en la sociedad. Donde sea que vayas, si hay quienes se rinden ante ti y te temen, tendrás una posición firme en la sociedad, te resultará mucho más fácil emprender tus proyectos y habrá gente que te dará luz verde. Esta es una actitud y una manera de lidiar con el mundo. Sin importar lo que quieras hacer, tus padres siempre te dirán “Así como una cerca necesita el apoyo de tres postes, un hombre capaz necesita el apoyo de otras tres personas”. Por tanto, ¿es correcto o incorrecto este principio para lidiar con el mundo? (Incorrecto). ¿Por qué es incorrecto? (Que una persona pueda lograr cosas no depende de su poder o talento, sino de la soberanía y los arreglos de Dios). Depende de la soberanía y los arreglos de Dios; este es un aspecto. Además, ¿qué objetivo tiene la gente al querer que los demás la ayuden en la sociedad? (Poder superar al resto). Exacto. El objetivo de contar con estos tres postes de apoyo es hacerte de un lugar y establecerte con firmeza. De este modo, nadie te puede derribar, e incluso si se derriba un poste, los otros dos estarán allí para sostenerte. Las personas que tienen cierto grado de poder pueden hacer cosas con facilidad en esta sociedad, sin preocuparse por la ley, los sentimientos de la gente o la opinión pública. ¿Acaso no es este su objetivo? (Sí). Así, puedes convertirte en alguien que tenga la voz de mando y que sea escuchado en la sociedad, y en alguien que ni la ley ni ninguna opinión pública pueda desestabilizarte ni inquietarte. Tendrás la última palabra en cuanto a las tendencias de esta sociedad y en cualquier grupo social. Serás la autoridad de consulta. De este modo, ¿acaso no puedes hacer lo que te plazca? Puedes ignorar la ley, los sentimientos de la gente, la opinión pública, la moralidad y la condena de la conciencia. ¿Es este el objetivo que las personas desean lograr? (Sí). Es el objetivo que desean lograr. Es el fundamento básico de los actos de la gente que le permite lograr sus ambiciones y deseos. Mira, algunos se juran lealtad fraternal en la sociedad. Entre ellos, un hermano anciano es director ejecutivo de alguna empresa, un hermano más joven es presidente de cierto grupo y otros más son políticos o jefes del hampa. Algunas personas tienen amigos que son directores de hospital, jefes de cirugía o de enfermería, y otras hacen buenos amigos en su propia industria laboral. ¿Realmente la gente hace estas amistades porque comparten las mismas opiniones e intereses? ¿O porque de verdad quieren defender juntos causas justas? (No). Entonces, ¿por qué lo hacen? Hacen estas amistades porque quieren reunir una especie de fuerza, expandirla y mejorarla, y en definitiva apoyarse en ella para hacerse de un lugar y sobrevivir en la sociedad, vivir en la cima y disfrutar de una vida de lujos y complacencia. Nadie se atreverá a hostigarlos, e incluso si han cometido delitos la ley no osará castigarlos. Y si en verdad cometen delitos, sus amigotes saldrán en su ayuda. Un amigo hablará por ellos, otro ayudará a suavizar las cosas ante la justicia y presionará a los políticos de alto rango para conseguir clemencia, de modo que saldrán de la comisaría en menos de veinticuatro horas. Por muy grave que sea el delito que cometieron, no llegará a nada y ni siquiera tendrán que pagar una multa. Al final, la gente común dirá: “¡Madre mía, esa persona es fenomenal! ¿Cómo salió del apuro tan rápido tras cometer un delito tan grave? Si fuéramos nosotros, estaríamos acabados, ¿no? Terminaríamos presos, ¿no es así? Mira los amigos que tiene. ¿Por qué nosotros no podemos hacer amigos así? ¿Cómo es que esa gente está fuera de nuestro alcance?”. Y la gente tendrá envidia. Todo esto lo causa la falta de justicia social y el surgimiento constante de tendencias malignas en la sociedad. En ella, la gente no tiene ningún sentido de la seguridad. Siempre quieren ganarse el favor de ciertas fuerzas y comparar las fuerzas de cada uno. En especial quienes viven en lo más bajo de la sociedad, aunque tengan ciertas formas de ganarse la vida, no saben cuándo se encontrarán con algún peligro o dificultad, y tienen mucho miedo de toparse con algún desastre inesperado o algún contratiempo, en especial en lo relativo a la ley, y por eso van por la vida tratando siempre de evitar tener algo que ver con la policía o la justicia. Dado que la gente no tiene sentido de la seguridad en esta sociedad, constantemente tiene que hacer amigos y encontrar aliados poderosos en quienes confiar. Mira, cuando los niños están en la escuela, tienen que hacerse de un par de amigos para jugar. De lo contrario, siempre acaban siendo hostigados cuando están solos. Y no se atreven a contarle al maestro que los hostigan, porque en cuanto lo hagan, sin duda les van a dar una paliza de regreso a casa a la salida de la escuela. Aunque los maestros sean amables contigo y tu desempeño académico sea bastante bueno, si no sabes hacer amigos o unirte a los matones que te rodean, acabarás metido en problemas si te unes al bando incorrecto. Y, en ocasiones, aunque no te unas al bando incorrecto, ellos intentarán descarriarte cuando vean que estudias mucho y, si no les haces caso, te darán una paliza o te hostigarán. Hasta los entornos escolares hacen que la gente se sienta insegura; este mundo da mucho miedo, ¿no te parece? Por consiguiente, los efectos condicionantes que la familia ejerce sobre ti en este aspecto, en un sentido, provienen del hecho de que tus padres dan el ejemplo y, en el otro, también de las inseguridades de las personas acerca de la sociedad. Como en ella no existe la equidad, ni ninguna fuerza o ventaja que pueda resguardar tus derechos humanos y tus intereses, a menudo a la gente la acosa el terror y el temor hacia esta sociedad. En consecuencia, aceptan naturalmente los efectos condicionantes de la idea de que “Así como una cerca necesita el apoyo de tres postes, un hombre capaz necesita el apoyo de otras tres personas”. Como en los entornos reales en los que existe la gente tales ideas y puntos de vista son necesarios para ayudar a su supervivencia, esto les permite pasar de una vida de soledad y aislamiento a otra en la cual sienten confianza y seguridad. Por lo tanto, en este mundo, para las personas es muy importante confiar en una fuerza y en los amigos.
Respecto a las maneras en las cuales las personas se ven condicionadas por su familia, además del dicho que acabamos de mencionar, que era: “Así como una cerca necesita el apoyo de tres postes, un hombre capaz necesita el apoyo de otras tres personas”, existen otras formas más concretas en las que la familia educa a los individuos. Por ejemplo, los padres tienden a educar a sus hijas diciendo cosas como “‘Una dama se embellece para quienes la admiran, mientras que un caballero sacrifica la vida por quienes lo comprenden’. Además, ‘En este mundo, no hay mujeres feas, solo perezosas’. Las mujeres deben aprender a quererse a sí mismas, a vestirse bien y ponerse lindas. Así, donde sea que vayas, le agradarás a los demás, y más gente hará cosas por ti y te dará el visto bueno. Si le agradas a la gente, naturalmente no te complicarán ni te dificultarán las cosas”. Algunos padres les dicen a sus hijas: “Las chicas deben aprender a vestirse bien, a maquillarse y, lo que es aun más importante, deben aprender a ser dulces”. Lo que en realidad están diciendo es que tienes que aprender a alardear de ti misma. También dicen cosas como: “No seas una mujer fuerte. ¿De qué le sirve a una mujer ser tan fuerte e independiente? Las que son así nunca se visten bien, sino que viven como hombres, van y vienen con prisa todo el día, y tampoco son dulces. Las mujeres nacieron para que los hombres las consientan. No necesitan ser independientes ni aprender ninguna habilidad. Solo tienen que aprender a vestirse bien, a complacer a los hombres y hacer bien lo que les corresponde hacer. La mujer que agrada a los hombres y que estos valoran será feliz toda la vida”. Algunas mujeres son condicionadas por sus padres en este aspecto. Por un lado, se fijan en cómo se comportan sus madres como mujeres. Por el otro, tras ser condicionadas por sus padres, se convierten en mujeres muy agradables de ver, ya que siempre se visten bien y se embellecen. ¿Existe gente así? (Sí). Las mujeres que crecen en esta clase de entorno familiar otorgan gran importancia a su aspecto, su ropa y su identidad femenina. No salen de la casa sin primero maquillarse y cambiarse. Algunas, por muy ocupadas que estén en el trabajo, necesariamente tienen que lavarse el cabello, ducharse y perfumarse antes de salir de casa; de lo contrario, no salen, y cuando no tienen nada que hacer, no hacen más que mirarse al espejo y arreglarse el cabello. ¡A saber cuántas veces por día estas mujeres se miran al espejo! Están profundamente condicionadas por ideas y puntos de vista tales como: “Una dama se embellece para quienes la admiran, mientras que un caballero sacrifica la vida por quienes lo comprenden”, así que prestan mucha atención a su figura y al aspecto de su rostro. No salen si su semblante se ve incluso un poco desmejorado a causa del cansancio y no se muestran en público si en el rostro tienen signos de acné. Si, un día, no tienen ganas de maquillarse, no salen. O bien, si se cortaron el pelo, pero no les quedó muy bien y no se ven tan lindas, no van a trabajar, no sea cosa que la gente las mire mal. Las mujeres así se pasan el día entero viviendo por tales cosas. Si tienen una picadura de mosquito en la mano, la mantienen oculta a la vista, o si la tienen en la pierna, la mantienen tapada porque no se ven lindas de falda, y tampoco salen ni pueden cumplir con el deber. Cada pequeña cosilla es susceptible de alterarlas y de detenerlas en seco, de modo que la vida se les hace sumamente dura y agotadora. A fin de mantener la dignidad de una dama y evitar ponerse feas, se esmeran y esfuerzan muchísimo por cuidarse el rostro, la figura y el peinado, y para evitar ponerse feas desechan los malos hábitos y la holgazanería de antes. Sin importar lo ocupadas que estén en el trabajo, deben vestirse bien y embellecerse de forma meticulosa y exquisita. Si no llevan las cejas bien delineadas, vuelven a maquillarlas. Si el colorete no está aplicado de manera uniforme, vuelven a aplicarlo. A menos que hayan dedicado al menos una o dos horas a maquillarse, no salen de su casa. Algunas mujeres, en cuanto se levantan por la mañana, comienzan con esta payasada de ducharse, vestirse y cambiarse. Piensan una y otra vez, se prueban esto y aquello, hasta que llega el mediodía y aún no han salido de casa. Les debe de resultar muy difícil que estas cosas sin sentido consuman su tiempo y energía escasos. No logran hacer absolutamente nada importante y, en cuanto abren los ojos, en lo único que piensan es vestirse bien y embellecerse. Algunas de estas personas están influenciadas por las ideas y los puntos de vista de la madre, a otras la madre les dice explícitamente lo que deben hacer, mientras que otras más aprenden del ejemplo que les da la madre a través de sus actos. En síntesis, todas estas son maneras en las que la familia condiciona a las personas.
Algunas familias sostienen la idea de que “A las hijas hay que criarlas como ricas, y a los hijos, como pobres”. ¿Habéis escuchado este dicho? (Sí). ¿Qué significa? Todos son niños, así que ¿por qué habría que educar a las niñas como ricas y a los niños como pobres? La cultura tradicional por lo general valora a los hombres y asigna menor importancia a las mujeres, entonces ¿por qué este dicho parece valorar a las niñas más que a los niños? Si se cría a una hija como una niña rica, ¿en qué clase de hija se convertirá? ¿En qué se convertirá? (En alguien bastante malcriado, vanidoso y autoritario). Alguien que es caprichoso, frágil, incapaz de soportar ninguna dificultad, incapaz de querer, irracional, irrazonable y que no puede diferenciar entre lo bueno y lo malo: ¿a qué puede llegar una persona así? ¿Es esta la forma correcta de educar a una persona? (No). Criar a alguien así lo perjudicará. Si crías a tu hija como una niña rica, aunque ella crezca en un entorno familiar que cubra todas sus necesidades básicas y tenga una pizca de sofisticación, ¿comprenderá los principios de comportamientos reales? Si no es así, este tipo de enfoque sobre la crianza la perjudica y la daña, en vez de protegerla. ¿Cuál es la motivación de los padres al criar a sus hijas sobre la base de este principio? Una hija criada de este modo será sofisticada y no se enamorará fácilmente de hombres que le regalen lindos vestidos, que le den algo de dinero para gastos o que no paren de hacerle obsequios y favores miserables. Por consiguiente, el hombre promedio no va a deslumbrarla. Tendría que ser extremadamente rico y un perfecto caballero, sumamente sofisticado, maquinador y calculador, a la vez que muy astuto para robarle el corazón y deslumbrarla, y para ganarse su mano en matrimonio. ¿Te parece que es bueno o malo casar a tu hija con alguien así? Sin duda no es algo bueno, ¿no? Además, si crías a tu hija como una niña rica, aparte de saber divertirse, vestirse bien y comer buena comida, ¿será capaz de discernir a las personas tal como son en realidad? ¿Contará con técnicas de supervivencia? ¿Será capaz de vivir con otras personas durante largo tiempo? No necesariamente. Tal vez le cueste mantener su vida en orden, en cuyo caso la gente así es inútil. Es malcriada, mandona y autoritaria, caprichosa e insolente, autoindulgente y despótica, inflexible e insistente, y lo único que sabe hacer es comer, beber y divertirse. Además de todo eso, no tendrá siquiera el sentido común elemental necesario para arreglárselas en la vida, lo que de manera imperceptible ocasionará problemas para su supervivencia y vida familiar futuras. No es bueno que los padres eduquen así a su hija. No le enseñaron a tener principios para comportarse, sino solo a disfrutar de la vida. Así pues, si ella no es capaz de ganar suficiente dinero en el futuro, ¿acaso no tendrá que soportar adversidades? ¿No le resultará difícil arreglárselas? ¿Será capaz de soportarlo? ¿No será frágil cada vez que encuentre dificultades en el futuro? ¿Tendrá la perseverancia necesaria para afrontar todas estas penurias? Probablemente no. Respecto a la gente que disfruta demasiado de la vida material, que está excesivamente acostumbrada a una vida de comodidad y lujo y que jamás ha sufrido por nada, ¿cuál es el mayor problema que tiene su humanidad? Que es frágil y no tiene la voluntad de soportar la adversidad, y la gente así sufrirá la perdición. Así pues, la educación que los hijos reciben de su familia, ya sea a través de los padres o de las tendencias sociales, proviene esencialmente de los seres humanos. Ya sea que estos múltiples dichos se conviertan en una idea o un punto de vista, o que se transformen en una forma de vida o de supervivencia para las personas, hacen que estas observen tales cuestiones desde una perspectiva extrema, prejuiciosa y distorsionada. En síntesis, estos dichos derivados de la familia influencian, en mayor o menor medida, la manera en la que la gente contempla a las personas y las cosas, y en la forma en que se comporta y actúa. Y dado que estas cosas influyen sobre ti, influirán asimismo en tu búsqueda de la verdad. Por lo tanto, independientemente de si estos dichos, ideas y puntos de vista de los padres de uno son nobles y altruistas, o poco cultos y estúpidos, todo el mundo debería volver a estudiarlos, evaluarlos y aprender a discernirlos tal como realmente son. Si llegan a ejercer cierta influencia sobre ti, causan alguna perturbación en tu vida y tu búsqueda de la verdad, convierten a tu vida en un verdadero desastre o te impiden buscar la verdad y aceptarla siempre que te enfrentes a personas, acontecimientos y cosas, entonces sencillamente deberías desprenderte de ellos.
En la sociedad también circulan afirmaciones con relación a los conceptos del cociente emocional, o EQ, y el cociente intelectual, o IQ. Estas afirmaciones sugieren que no es necesario que las personas tengan un coeficiente intelectual alto, solo un gran coeficiente emocional. El IQ tiene más que ver con la aptitud de una persona, mientras que el EQ está más relacionado con los trucos mediante los cuales esta lidia con el mundo. Esta es Mi comprensión elemental de estos dos términos. Tal vez tu cociente intelectual sea bastante alto y seas muy académico, tengas muchos conocimientos y seas un gran comunicador, y tu capacidad para sobrevivir sea bastante sólida, pero tu inteligencia emocional no sea elevada y no cuentes con trucos para lidiar con el mundo o, incluso si eres un tanto tramposo, tus recursos no sean muy sofisticados. En tales casos, tus conocimientos, habilidades y competencia en cierto campo especializado solo te permiten arreglártelas en la sociedad y hacerte de un medio de vida básico. A la gente con gran inteligencia emocional se le da especialmente bien ser astuta. Hará uso de diversas fuerzas en la sociedad, entornos geográficos ventajosos u oportunidades favorables, y de información ventajosa para crear expectativa y manipular las cosas, y exagerará una cosa corriente como algo que tiene cierto impacto en la sociedad o dentro de una comunidad, de modo que ella misma se haga famosa y, en última instancia, se destaque entre la multitud y se convierta en alguien con fama y estatus. Alguien así tiene gran inteligencia emocional y cuenta con trucos. Los tramposos, en esencia, son reyes demonios taimados. La sociedad actual promueve la alta inteligencia emocional, y algunas familias a menudo pueden condicionar a sus hijos de esta manera, diciendo: “Es bueno que tengas un IQ elevado, pero también debes tener alta inteligencia emocional. La necesitas para interactuar con tus compañeros de clase, colegas, familiares y amigos. Lo que más fomenta esta sociedad no es la fuerza, sino ser tramposo, saber simular, promocionarse a uno mismo y aprovecharse de todas las diversas fuerzas y condiciones ventajosas de la sociedad para que funcionen a tu favor y te sirvan, ya sea que lo hagas para conseguir amasar una fortuna o hacerte famoso. Toda la gente así tiene una inteligencia emocional elevada”. Algunas familias en particular o ciertos padres con fama y prestigio en la sociedad a menudo educan a sus hijos de este modo, y les dicen: “Un hombre que tiene inteligencia emocional le agrada tanto a hombres como a mujeres, mientras que el que no, no le agrada a nadie. Una mujer con inteligencia emocional será del agrado de una enorme cantidad de hombres y mujeres, y muchos hombres irán detrás de ella. Por el contrario, si una mujer carece de inteligencia emocional, pocos estarán interesados en ella, por muy hermosa que sea”. Al vivir en la sociedad actual, si las personas no disciernen tales afirmaciones de su familia, sin darse cuenta se verán influidas por estas ideas y puntos de vista, a menudo medirán su propio IQ y, en especial, se compararán con ciertos estándares a fin de determinar si tienen inteligencia emocional y cuánto mide realmente su EQ. Sin importar que tengas o no una comprensión clara de tales cosas, basta con decir que los efectos condicionantes de tu familia en este aspecto ya habrán comenzado a influir sobre ti. Tal vez sean imperceptibles y no ocupen un lugar prominente en tus pensamientos. Pero cuando escuches estas cosas y no las disciernas, en cierta medida ya habrás empezado a estar condicionado.
Existen otros efectos condicionantes que provienen de la propia familia. Por ejemplo, los padres a menudo les dicen a sus hijos: “Cuando estás con otras personas, no sabes cómo mantenerte alerta y siempre eres estúpido y despistado. Como dice el dicho: ‘Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz’. Así pues, cuando la gente te habla, debes aprender a escuchar lo que dice; de lo contrario, ¡acabarás traicionado y lo lamentarás!”. ¿Dicen esto a menudo los padres? ¿Qué es lo que en realidad quieren decir? No seas honesto, sé más calculador. Es decir, lee siempre entre líneas lo que la otra persona dice, escucha siempre con atención para detectar el sentido tácito que subyace a sus palabras, aprende a adivinar lo que en verdad quieren decir, y luego adopta las medidas o los trucos correspondientes en función de ese sentido implícito. No seas pasivo, de lo contrario acabarás traicionado y lo lamentarás. Desde la perspectiva de tus padres, todas estas palabras son bienintencionadas y están orientadas a protegerte para que no hagas estupideces o para que los demás no te traicionen en esta comunidad malvada, y para evitar que te engañen o hagas alguna tontería. Pero ¿es este dicho coherente con la verdad? (No). No lo es. A veces la gente es capaz de detectar significados ocultos en lo que dicen los demás. Aunque no prestes atención, de todos modos puedes detectar significados ocultos. Así pues, ¿qué debes hacer? Según este dicho que te mencionan tus padres: “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz”, debes cuidarte de los demás y estar alerta ante ellos en todo momento; al mismo tiempo que te cuidas, debes adoptar medidas de resguardo para que no te perjudiquen ni te embauquen. Y lo que es aun más importante: debes dar el primer golpe y no colocarte en una situación pasiva o un dilema. ¿Es este el objetivo final que desean lograr los padres al mencionarte este dicho? (Sí). El objetivo es que siempre que te relaciones con los demás no seas pasivo, no importa si te perjudican o no. Debes tomar la iniciativa y empuñar el cuchillo, de manera que cuando alguien quiera dañarte no solo puedas protegerte, sino también tomar la iniciativa atacándolo e hiriéndolo, y siendo más temible y despiadado que él. Este es realmente el objetivo y el significado central de las palabras de tus padres. Al analizarlo así, resulta evidente que este dicho no concuerda con la verdad y que es completamente incoherente con lo que Dios quiso expresar cuando le dijo a la gente: “sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas”. Los principios y abordajes prudentes que Dios les comunica a las personas son para ayudarlas a discernir las artimañas taimadas de los demás, para que se protejan a fin de no caer en la tentación ni relacionarse con gente malvada, para que eviten utilizar métodos malvados para lidiar con el mal y, en cambio, utilicen los principios-verdad para tratar cualquier maldad y persona malvada. Por el contrario, el método que los padres comunican a sus hijos: “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz”, trata sobre retribuir el mal con el mal. Por lo tanto, si la otra persona es malvada, tú deberías ser aun más malvado. Si sus palabras conllevan un significado oculto, tú eres superior a ella, puedes identificarlo y, a la vez, sobre la base de tal significado oculto, puedes utilizar métodos y trucos correspondientes para lidiar con ella, contraatacar, someterla y hacer que te tema, se someta a ti y sepa que no le conviene hostigarte ni meterse contigo. Esto es lo que significa contrarrestar el mal con el mal. Desde luego, la senda y el criterio de práctica que se te comunican y el resultado que se logra a través de este dicho te llevarán a hacer el mal y desviarte del camino verdadero. Cuando tus padres te dicen que te comportes así, no te están pidiendo que seas alguien que tenga la verdad o que se someta a ella, ni que seas un auténtico ser creado. Te piden que contrarrestes y derrotes el mal utilizando métodos que son incluso más malvados que los de la persona malvada que tienes enfrente. Esto es lo que ellos quieren decirte. ¿Hay algún padre que diga lo siguiente?: “Si alguien malvado te ataca, practica el control. Debes ignorarlo y discernir lo que realmente es. En primer lugar, identifica la esencia interior de la persona malvada y discierne lo que realmente es. En segundo lugar, reconoce tus propias acciones malvadas y actitudes corruptas que son similares o iguales a las suyas, y luego busca la verdad para resolverlas”. ¿Acaso hay padres que digan esto a sus hijos? (No). Si tus padres te dicen: “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz. Debes tener cuidado, de lo contrario los demás te van a traicionar y lo lamentarás, y debes aprender a golpear primero”, sin importar su intención original al decirte esto o el efecto último que se logre, te hace aun más temible, más poderoso, más imperioso, más autoritario y más desalmado, de modo que las personas malvadas te tengan miedo e incluso te eviten al verte, y no se atrevan a meterse contigo. ¿Acaso no es así? (Sí). Entonces, ¿podría decirse que el objetivo de tus padres al mencionarte este dicho no es convertirte en alguien con sentido de la justicia o que posea la verdad, y tampoco en una persona prudente que sea “astuta como las serpientes e inocente como las palomas”? Su objetivo es transmitirte que tienes que ser alguien poderoso en la sociedad, ser incluso más malvado que el resto, y ser alguien que utiliza el mal para protegerse, ¿verdad? (Sí). Tus padres, al decirte: “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz”, ya sea su intención original o el efecto final que se logre, y sea que te comuniquen los principios y métodos de práctica para hacer tales cosas, o que, en cambio, te cuenten sus pensamientos y puntos de vista sobre esas cosas, desde luego nada de esto concuerda con la verdad y es contrario a las palabras de Dios. Tus padres hacen que te conviertas en una persona malvada, no recta, ni tampoco en una persona prudente que tema a Dios y evite el mal. Ciertamente, la educación y el condicionamiento que te han impuesto tus padres no son cosas positivas ni son una senda correcta. Si bien intentaban protegerte y tenían las mejores intenciones al hacerlo, el efecto que lograron es maligno. No solo no lograron protegerte, sino que te señalaron la senda incorrecta, con lo que te llevaron a cometer el mal y convertirte en una persona malvada. No solo no lograron protegerte, sino que en realidad te perjudicaron al hacerte caer en la tentación y la falta de justicia, y al desviarte del cuidado y la protección de Dios. Desde este punto de vista, es más probable que los efectos condicionantes que tu familia ejerció sobre ti te hagan egoísta e hipócrita y que codicies la fama, el beneficio y el estatus social, que asimiles mejor las tendencias malvadas, que te faciliten artimañas más sofisticados para relacionarte con los demás, y te hagan evasivo, desalmado, imperioso y autoritario con la gente, de manera que nadie se atreva a meterse contigo ni a ponerte una mano encima. Desde el punto de vista de tus padres, han utilizado estos métodos para condicionarte a fin de que estés protegido en la sociedad, o bien, en cierta medida, para que te conviertas en una persona digna. Sin embargo, desde la perspectiva de la verdad, no te permiten ser un auténtico ser creado. Hacen que te apartes de las enseñanzas de Dios y de los métodos a través de los cuales Él te reprende para que te comportes, y asimismo hacen que te desvíes cada vez más del objetivo que Dios te manda perseguir. Independientemente de las intenciones originales de tus padres al condicionarte y educarte, en definitiva estas ideas con las que ellos te condicionaron no te han reportado más que fama, beneficios y vacío, así como todas las acciones malvadas que has vivido y revelado, y también te han provisto una confirmación adicional de la utilidad de estos efectos condicionantes en la sociedad. Y nada más.
En relación con estos dichos derivados del condicionamiento que tu familia ejerce sobre ti, como: “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz”, si se los considerara en forma aislada, no les darías mucha importancia. Te parecería que estos dichos son comunes y de uso extendido, y que tales dichos, ideas y puntos de vista no conllevan grandes problemas. Sin embargo, si los comparas con la verdad y los analizas en detalle con ella, resulta evidente que estos efectivamente implican grandes problemas. Por ejemplo, si tus padres siempre te dicen: “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz”, y tú aplicas con habilidad este modo de vida, cuando te encuentres con gente, sin darte cuenta, especularás de forma constante y subconsciente sobre cosas como: “¿Qué quiere decir con esto? ¿Por qué lo dijo?”. Y, naturalmente, especularás sobre los pensamientos de los demás, escucharás constantemente lo que dicen y te relacionarás con ellos con este modo de pensar habitual, de manera que no contemplarás la verdad, ni cómo llevarte bien con otros, cuáles son los principios para relacionarse o comunicarse con los demás, ni cómo lidiar con el sentido implícito que identificas en las palabras de la gente, cuál es el camino que Dios enseña o cómo discernir sobre este tipo de personas y cómo abordarlas, además de otros principios de práctica similares que tus padres jamás te comunicaron. Lo que ellos te dijeron fue que aprendieras a anticiparte a lo que piensan los demás, y tú has ejecutado muy bien esta manera de practicar; has alcanzado el punto en que la dominas y ya no puedes dejar de hacerlo. Por lo tanto, estas cuestiones exigen que la gente con frecuencia se calme, piense con detenimiento y dedique esfuerzo a entender las cosas. Por un lado, debes analizar y discernir estas cosas con claridad. Por el otro, cuando te encuentres en esta situación, debes hacer el esfuerzo de cambiar tu forma de pensar y de contemplar a las personas y las cosas. Es decir, debes modificar tus pensamientos y puntos de vista sobre cómo lidiar con tales asuntos. Cuando vuelvas a escuchar a alguien hablar e intentes especular sobre lo que realmente quiere decir, despréndete de esta manera de pensar y de lidiar con la gente, y reflexiona: “¿Qué quiere decir con esto? No habla de forma directa y siempre se anda con rodeos. Es una persona falsa. ¿Qué diablos era eso de lo que hablaba? ¿Cuál es la esencia de eso? ¿Puedo percibirla con claridad? Si es así, hablaré con él utilizando argumentos y puntos de vista que sean coherentes con la verdad, explicaré el asunto de forma clara y haré que entienda la verdad de este aspecto. Le ayudaré y corregiré sus pensamientos y puntos de vista incorrectos. Además, su manera de hablar es falsa. No quiero saber qué quiere decir con eso ni por qué habla con tantos rodeos. No quiero dedicar esfuerzo ni energía a tratar de especular sobre lo que realmente quiere decir. No quiero pagar ese precio ni hacer nada en este sentido. Solo tengo que reconocer que es una persona falsa. Aunque lo es, no voy a ser parte de su engaño. Por muchos rodeos que él dé, seré directo con él, diré lo que haga falta decir y las cosas como son. Como dijo el Señor Jesús: ‘Sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”’ (Mateo 5:37). Abordar el engaño con honestidad es el criterio más elevado para practicar la verdad”. Si practicas de esta forma, te desprenderás de los modos con los que tus padres te condicionaron y que te enseñaron, y tus principios de práctica también cambiarán. Entonces, serás una persona que persigue la verdad. Sin importar de qué aspectos del condicionamiento de tus padres te desprendas, cuando vuelvan a suceder cosas similares, modificarás tus pensamientos y puntos de vista incorrectos al respecto tomando las palabras de Dios con fundamento y utilizando la verdad como criterio, y las convertirás en pensamientos y puntos de vista que sean enteramente correctos y positivos. Es decir, si juzgas, contemplas y abordas este asunto con las palabras de Dios y la verdad como fundamento y criterio de práctica, estás practicando la verdad. Por el contrario, si sigues adoptando los modos que tus padres te enseñaron —o las ideas y los puntos de vista que te inculcaron— como criterio, fundamento y principios de práctica para abordar este asunto, entonces esta manera de obrar no implica la práctica ni la búsqueda de la verdad. Al final, lo que la gente gana con perseguir la verdad es valorarla y experimentarla. Si no persigues la verdad, no lograrás valorarla ni experimentarla. Lo único que lograrás es una valoración y experiencia de poner en práctica este dicho con el cual tus padres te condicionaron. Así pues, mientras otros hablan de su experiencia y valoración de las palabras de Dios, tú no logras pronunciar palabra, pues no tienes nada que decir. Solo tienes una valoración y experiencia prácticas de las ideas y los puntos de vista con los cuales tu familia te condicionó. Sencillamente no logras decir nada sobre ellos y no tienes manera de compartirlos. Por consiguiente, lo que sea que pongas en práctica es lo que, en definitiva, vas a valorar. Si lo que practicas es la verdad, lo que lograrás es valorar y experimentar las palabras de Dios y la verdad. Si pones en práctica la educación y las enseñanzas que tus padres te dieron, lo que valorarás es la experiencia del condicionamiento y la educación tradicional de tu familia, y lo único que conseguirás son las ideas que te inculca Satanás y que él te corrompa. Cuanto más intensamente valores estas cosas, más sentirás que las ideas y los puntos de vistas corruptores de Satanás son útiles y prácticos, y este te corromperá con mayor profundidad. ¿Y si practicas la verdad? Tendrás una valoración y una experiencia cada vez mayores de la verdad y de las palabras y los principios que Dios te expresa y sentirás que la verdad es lo más valioso, que Dios es la fuente de la vida humana y que Sus palabras son la vida de las personas.
Además de criarte y proveerte de alimento, ropa y educación, ¿qué te ha dado tu familia? Solo te ha dado problemas, ¿verdad? (Sí). Si no hubieras nacido en esa familia, todos los diversos efectos condicionantes que ella ejerce sobre ti tal vez no habrían existido. El condicionamiento de tu familia no habría existido, pero los efectos condicionantes de la sociedad seguirían existiendo; no puedes escapar de ellos. Sin importar desde qué perspectiva lo analices, ya sea que estos efectos condicionantes provengan de la familia o de la sociedad, tales ideas y puntos de vista básicamente se originan en Satanás. Es solo que cada familia acepta estos distintos dichos de la sociedad con diferentes grados de convicción y haciendo hincapié en distintos puntos. Luego utiliza métodos correspondientes para educar y condicionar a la siguiente generación de la familia. Las personas reciben toda clase de condicionamientos en diferente medida, según la familia de la cual provengan. Pero, de hecho, estos efectos condicionantes se originan en la sociedad y en Satanás. Solo que han sido inculcados en lo profundo de la mente de las personas a través de palabras y actos más concretos de los padres, utilizando métodos más directos que hacen que la gente esté más abierta a ellos, de modo que pueda aceptar dicho condicionamiento y este se convierta en sus principios y maneras de lidiar con el mundo, a la vez que se transforma en la base sobre la cual contempla a las personas y las cosas, se comporta y actúa. Por ejemplo, la idea y el punto de vista de los cuales acabamos de hablar: “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz” es también un efecto condicionante que proviene de tu familia. Independientemente del efecto condicionante que la familia ejerza sobre ellas, las personas lo contemplan desde la perspectiva de integrantes de la familia y, por lo tanto, lo aceptan como algo positivo y como un talismán personal que utilizan para protegerse. Esto se debe a que creen que todo lo que viene de los padres es el resultado de la práctica y experiencia de estos. De todas las personas del mundo, sus padres son las únicas que a ellos jamás les harían daño y que desean que tengan una vida mejor y quieren protegerlos. En consecuencia, la gente acepta diversas ideas y puntos de vista de sus padres sin ningún discernimiento. De este modo, acepta naturalmente el condicionamiento de esas ideas y puntos de vista. Una vez condicionada por ellos, jamás duda de dichas ideas y puntos de vista ni los discierne tal como son, porque a menudo escucha que sus padres dicen tales cosas. Por ejemplo: “Un padre nunca se equivoca”. ¿Y qué significa este dicho? Significa que, sin importar si tus padres tienen o no razón, básicamente como tú naciste de ellos y te criaron, en lo que a ti respecta, todo lo que hacen es correcto. No puedes juzgar si tienen o no razón, ni puedes rechazarlos, ni mucho menos oponerte a ellos. Esto se denomina piedad filial. Aunque tus padres se hayan equivocado, e incluso si algunas de sus ideas y puntos de vista son anticuados o erróneos, o si la manera en la que te educan y las ideas y los puntos de vista con los cuales lo hacen no son correctos ni positivos, no debes dudar de ellos ni rechazarlos, porque ya lo dice el dicho: “Un padre nunca se equivoca”. Cuando se trata de los padres, jamás debes discernir ni evaluar si tienen o no razón, porque en lo que respecta a los hijos, su vida y todo cuanto poseen proviene de sus padres. No hay nadie por encima de tus padres, así que, si tienes conciencia, no debes criticarlos. Por muy errados o equivocados que estén, o por muy imperfectos que sean, siguen siendo tus padres. Son las personas más cercanas a ti, quienes te criaron, la gente que mejor te trata y que te dio la vida. ¿Acaso no acepta todo el mundo este dicho? Y precisamente porque existe esta mentalidad, tus padres piensan que pueden tratarte de forma inescrupulosa y usar diversos métodos para inducirte a hacer toda clase de cosas e inculcarte distintas ideas. Desde su punto de vista, piensan: “Mis motivos son correctos, esto es por tu bien. Todo lo que tienes te lo he dado yo. Naciste de mí y yo te crie, así que, te trate como te trate, no estoy equivocado, porque todo lo hago por tu bien y no te lastimaría ni te perjudicaría”. Desde la perspectiva de los hijos, ¿es correcto que su actitud hacia los padres se base en el dicho “Un padre nunca se equivoca”? (No, no es correcto). Sin duda que no es correcto. Entonces, ¿cómo deberías discernir este dicho? ¿Desde cuántos aspectos podemos analizar la inexactitud de este dicho? Si lo contemplamos desde la perspectiva de los hijos, su vida y su cuerpo vienen de sus padres, que además tienen la amabilidad de criarlos y educarlos, de modo que los hijos deben obedecer cada una de sus palabras, cumplir con su obligación filial y no criticarlos. El significado oculto de estas palabras es que no deberías discernir cómo son realmente tus padres. Si lo analizamos desde esta perspectiva, ¿es correcto este punto de vista? (No, es incorrecto). ¿Cómo debemos abordar este asunto de acuerdo con la verdad? ¿Cuál sería la forma correcta de expresarlo? ¿Son los padres los que les dan a los hijos su cuerpo y su vida? (No). El cuerpo carnal de una persona nace de los padres, pero ¿de dónde proviene la capacidad de estos de tener hijos? (La concede Dios y proviene de Él). ¿Y el alma de una persona? ¿De dónde viene? También viene de Dios. Entonces, en origen, las personas son creadas por Dios, y todo esto lo ha predestinado Él. Fue Dios el que predestinó que nacieras en esta familia. Él envió un alma a esta familia, y así naciste tú en ella; tienes este vínculo predestinado con tus padres, cosa que Dios predeterminó. A causa de la soberanía y la predestinación divinas, tus padres pudieron tenerte y tú naciste en esta familia. Así son las cosas en su origen. Pero ¿qué habría pasado si Dios no hubiera predestinado que las cosas sucedieran de este modo? Tus padres jamás te habrían tenido y tú jamás habrías tenido esta relación paternofilial con ellos. No habría existido un vínculo de sangre, ni afecto familiar, ni ninguna clase de conexión. Por lo tanto, es incorrecto afirmar que una persona recibe la vida de sus padres. Otro aspecto es que, desde la perspectiva del hijo, sus padres pertenecen a la generación anterior. No obstante, en lo que atañe a todos los seres humanos, los padres son iguales al resto de la gente, en la medida que son todos integrantes de la raza humana corrupta y tienen el carácter corrupto de Satanás. No se diferencian del resto de la gente ni de ti. Aunque físicamente naciste de ellos y, en términos del vínculo de carne y hueso, ellos pertenecen a la generación anterior a la tuya, en lo que respecta a la esencia-carácter humana, vivís todos bajo el poder de Satanás, que os ha corrompido, y poseéis un carácter satánico corrupto. En vista del hecho de que todas las personas tienen un carácter satánico corrupto, su esencia es la misma. Independientemente de las diferencias en cuanto a antigüedad, la propia edad o si uno llegó a este mundo antes o después, la gente tiene básicamente la misma esencia-carácter corrupta, son todos seres humanos que han sido corrompidos por Satanás y, en este sentido, no se diferencian. Sin importar que su humanidad sea buena o malvada, como tienen un carácter corrupto, adoptan las mismas perspectivas y puntos de vista en lo relativo a contemplar a las personas y las cosas y a abordar la verdad. En este sentido, no existe diferencia entre ellos. Asimismo, todos los que viven en esta raza humana maligna aceptan las diversas ideas y puntos de vista que abundan en este mundo malvado, ya sea en cuanto a palabras o pensamientos, o en lo formal o ideológico, y aceptan toda clase de ideas satánicas, ya sea a través de la educación estatal o el condicionamiento de la moral social. Estas cosas no concuerdan con la verdad en absoluto. No hay verdad en ellas, y sin duda la gente no entiende qué es la verdad. Desde este punto de vista, padres e hijos son iguales y comparten las mismas ideas y opiniones. Es solo que tus padres las aceptaron veinte o treinta años antes, mientras que tú lo hiciste un poco más tarde. Es decir, dados los mismos antecedentes sociales, siempre y cuando seas una persona normal, tanto tú como tus padres han aceptado la misma corrupción de Satanás, el condicionamiento de la moral social y las mismas ideas y puntos de vista que derivan de diversas tendencias sociales malvadas. Desde esta perspectiva, los hijos son de la misma clase que sus padres. Desde el punto de vista de Dios, dejando de lado la premisa que Él predispone, predestina y selecciona, a Sus ojos, padres e hijos son similares en tanto ambos son seres creados y ya sea que veneren o no a Dios, todos ellos se denominan en su conjunto seres creados y aceptan la soberanía, las instrumentaciones y los arreglos de Dios. Desde este punto de vista, padres e hijos en realidad tienen el mismo estatus a los ojos de Dios, y todos aceptan Su soberanía y arreglos de manera similar e idéntica. Este es un hecho objetivo. Si todos ellos son escogidos por Dios, todos tienen la misma oportunidad de perseguir la verdad. Desde luego, también tienen la misma oportunidad de aceptar el castigo y el juicio de Dios y de ser salvados. Además de las similitudes anteriores, solo hay una diferencia entre padres e hijos: la posición de los padres en la denominada jerarquía familiar es superior a la de los hijos. ¿Qué significa su posición en la jerarquía familiar? Significa que solo son una generación mayores, unos veinte o treinta años; no es más que una gran diferencia de edad. Y en virtud del estatus especial de los padres, los hijos deben guardar esta relación filial y cumplir con las obligaciones que tienen frente a sus padres. Esta es la única responsabilidad que tiene una persona respecto a sus padres. Sin embargo, como padres e hijos son todos parte de la misma raza humana corrupta, los primeros no son ejemplos morales para los segundos, ni son un referente o modelo a imitar para la búsqueda de la verdad por parte de los hijos, ni tampoco son un modelo a imitar en lo atinente a venerar y someterse a Dios. Ciertamente, los padres no son la encarnación de la verdad. Las personas no tienen ninguna obligación ni responsabilidad de considerar a sus padres como ejemplos morales y figuras a las que se debe obedecer en forma incondicional. Los hijos no deben tener temor a discernir la conducta, los actos y la esencia del carácter de sus padres. Es decir, en lo relativo a lidiar con sus padres, las personas no deben atenerse a ideas y puntos de vista tales como: “Un padre nunca se equivoca”. Este punto de vista se basa en el hecho de que los padres tienen un estatus especial, puesto que naciste de ellos con la predestinación de Dios y son veinte, treinta o incluso cuarenta o cincuenta años mayores que tú. Solo se diferencian de los hijos desde la perspectiva del vínculo de carne y hueso, en términos de su estatus y posición en la jerarquía familiar. No obstante, a causa de esta diferencia, la gente considera que sus padres no tienen defecto alguno. ¿Es esto correcto? Es incorrecto, irracional y no concuerda con la verdad. Algunos se preguntan cómo se debe tratar a los padres de uno, dado que padres e hijos tienen este vínculo de carne y hueso. Si los padres creen en Dios, se los debe tratar como creyentes; si no, se los debe tratar como no creyentes. Sean como sean los padres, se los debe tratar de acuerdo con los principios-verdad correspondientes. Si son demonios, debes decir que son demonios. Si carecen de humanidad, debes decir que carecen de ella. Si las ideas y los puntos de vista que ellos te enseñan no concuerdan con la verdad, no tienes que hacer caso a esas cosas ni aceptarlas, e incluso puedes discernirlas tal como son y ponerlas en evidencia. Si tus padres dicen: “Lo hago por tu bien”, y les da una rabieta y arman un escándalo, ¿te importará? (No, no me importará). Si tus padres no creen, sencillamente no les prestes atención y ya está. Si arman un gran escándalo, verás que no son más que demonios. Estas verdades relacionadas con la fe en Dios son las ideas y los puntos de vista que las personas más tienen que aceptar. Si no pueden aceptarlas ni admitirlas, ¿qué clase de cosas son? Si no entienden las palabras de Dios, son subhumanas, ¿verdad? Así es como debes pensar: “Si bien eres mi padre, no tienes humanidad. ¡Me avergüenza haber nacido de ti! Ya puedo discernir cómo eres en realidad. No tienes un espíritu humano en tu interior, no comprendes la verdad, ni siquiera eres capaz de escuchar unas doctrinas tan claras y sencillas y, sin embargo, sigues haciendo comentarios desconsiderados y diciendo calumnias. Ahora lo entiendo, y he cortado lazos contigo de corazón. Pero, por fuera, todavía tengo que complacerte y cumplir con algunas de mis responsabilidades y obligaciones como hijo. Si dispongo de los medios para hacerlo, te compraré algunos productos de salud, pero si no, vendré a visitarte y nada más. No refutaré tus opiniones, digas lo que digas. Dices tonterías, y no haré nada al respecto. ¿Qué se les puede decir a los demonios como tú, que son inmunes a la razón? Teniendo en cuenta que nací de ti y todos los años que dedicaste a criarme, seguiré viniendo a visitarte y cuidarte. De lo contrario, no te prestaría ninguna atención ni querría volver a verte por el resto de mi vida”. ¿Por qué no quieres volver a verlos ni tener nada que ver con ellos? Porque entiendes la verdad, has desentrañado su esencia y todas las diversas ideas y puntos de vista falaces que tienen y, a partir de ellos, percibes su estupidez, intransigencia y perversidad; ves con claridad que son demonios y, por esto, sientes aversión por ellos, te repugnan y no quieres verlos. A causa de esa pizca de conciencia que llevas dentro, te sientes obligado a cumplir con algunas de tus responsabilidades y deberes filiales como hijo o hija, así que los visitas en Año Nuevo y los días festivos, y ya está. Siempre y cuando no te impidan creer en Dios o cumplir con tu deber, ve a visitarlos cuando tengas tiempo. Si de verdad no quieres verlos, simplemente llama para saber cómo están, envíales algo de dinero por correo cada tanto y cómprales algunas cosas útiles. Ya sea que se trate de ocuparse de ellos, visitarlos, comprarles ropa, demostrar interés por su bienestar o cuidarlos cuando estén enfermos, todo eso es solamente para cumplir con las obligaciones filiales y satisfacer las propias necesidades en función de los sentimientos y la conciencia de uno. No es más que eso, y no implica practicar la verdad. Por mucho que te repugnen, o por muy bien que puedas desentrañar su esencia, mientras vivan, debes cumplir con tus obligaciones necesarias de hijo o hija y cargar con las responsabilidades correspondientes. Tus padres te cuidaron cuando eras pequeño y, cuando envejezcan, debes cuidarlos en la medida de tus posibilidades. Que te fastidien si quieren. Siempre que no hagas caso a las ideas y los puntos de vista que intentan inculcarte, no aceptes lo que dicen ni permitas que te perturben o limiten, no hay ningún problema, y eso demuestra que tu estatura ha aumentado y que ya te mantienes firme en tu testimonio ante Dios. Él no te condenará porque te ocupes de ellos ni dirá: “¿Por qué eres tan sentimental? Has aceptado la verdad y la persigues, así que ¿cómo es posible que te sigas ocupando de ellos?”. Estas son la responsabilidad y la obligación más elementales según las cuales debes comportarte: cumplir con tus obligaciones siempre que las condiciones lo permitan. No significa que seas sentimental, y Dios no te condenará por ello. Desde luego, en este mundo, además de tus padres, que son las personas con las cuales debes cumplir tus obligaciones y responsabilidades, no tienes otras obligaciones y responsabilidades frente a nadie más: ni tus hermanos, ni tus amigotes, ni tus varios tíos y tías. No tienes ninguna obligación ni responsabilidad de hacer nada para complacerlos, congraciarte con ellos ni ayudarlos. ¿No es así? (Sí).
¿Fui claro con lo que dije sobre la afirmación de que “Un padre nunca se equivoca”? (Sí). ¿Qué son los padres? (Seres humanos corruptos). Correcto, los padres son seres humanos corruptos. Si en ocasiones echas de menos a tus padres y piensas: “¿Cómo habrán estado mis padres estos últimos dos años? ¿Me habrán extrañado? ¿Se habrán jubilado? ¿Estarán pasando dificultades en la vida? ¿Tendrán a alguien que los cuide cuando estén enfermos?”. Supongamos que piensas estas cosas y que también reflexionas: “Un padre nunca se equivoca. Mis padres solían golpearme y regañarme, pues les exasperaba que yo no cumpliera con sus expectativas, y porque me amaban con fervor. Mis padres son mejores que nadie, son quienes más me aman en el mundo. Ahora que pienso en sus malas cualidades, ya no las veo como malas, porque un padre nunca se equivoca”. Y cuanto más piensas en esto, más quieres verlos. ¿Es bueno pensar así? (No). No, no es bueno. ¿Cómo deberías pensar? Lo meditas: “Mis padres me golpeaban, me regañaban y herían mi autoestima cuando era pequeño. Nunca me dijeron una palabra amable ni me animaron. Me obligaron a estudiar, a aprender canto y baile, y a prepararme para la Olimpiada de Matemática, todas cosas que no me gustan. Eran muy molestos. Ahora creo en Dios y soy libre. Me fui de casa para cumplir con mi deber, incluso antes de terminar la universidad. Es Dios quien es bueno. No echo de menos a mis padres. Me impedían creer en Dios. Son demonios”. Luego vuelves a reflexionar: “Eso no está bien. Un padre nunca se equivoca. Mis padres son las personas más cercanas a mí, así que lo que corresponde es que los extrañe”. ¿Es correcto pensar así? (No, es incorrecto). Entonces, ¿cuál es la manera correcta de pensar? (Creíamos que, sin importar lo que hagan nuestros padres, lo hacen por consideración hacia nosotros, que son buenos con nosotros en todo lo que hacen y que jamás nos dañarán. La enseñanza que Dios acaba de compartir me hizo dar cuenta de que mis padres también son seres humanos corruptos que han aceptado diversas ideas y puntos de vista de Satanás. Sin querer, nuestros padres nos han inculcado muchos puntos de vista satánicos, con lo que nos han apartado demasiado de la verdad en nuestro comportamiento y acciones, y nos han llevado a vivir según las filosofías satánicas. Ahora que discierno un poco lo que mis padres tienen en el corazón, los extrañaré y pensaré en ellos mucho menos). Al tratar con tus padres, primero deberías dejar a un lado este vínculo de sangre de forma racional y discernir sobre ellos utilizando las verdades que ya has aceptado y comprendido. Discierne sobre tus padres sobre la base de sus pensamientos, puntos de vista y motivaciones con relación a la conducta y sobre sus principios y formas de comportarse, lo que confirmará que ellos también son personas corrompidas por Satanás. Contémplalos y discierne sobre ellos desde la perspectiva de la verdad, en lugar de pensar siempre que son nobles, desinteresados y amables contigo; si los observas así, jamás descubrirás qué problemas tienen. No contemples a tus padres desde la perspectiva de los lazos familiares o tu papel de hijo o hija. Apártate de esta esfera y observa cómo lidian con el mundo, con la verdad y con las personas, los acontecimientos y las cosas. Además, más en concreto, fíjate en las ideas y los puntos de vista con los que tus padres te han condicionado en cuanto a cómo deberías contemplar a las personas y las cosas, y comportarte y actuar; así es como debes reconocerlos y discernir sobre ellos. De esta manera, sus cualidades humanas y el hecho de que han sido corrompidos por Satanás se aclararán poco a poco. ¿Qué clase de personas son? Si no son creyentes, ¿qué actitud tienen hacia las personas que sí creen en Dios? Si lo son, ¿cuál es su actitud hacia la verdad? ¿Son gente que persigue la verdad? ¿La aman? ¿Les agradan las cosas positivas? ¿Cuál es su perspectiva sobre la vida y el mundo? Etcétera. Si puedes discernir sobre tus padres en función de estas cosas, tendrás una idea clara. Una vez que estas cuestiones estén claras, el estatus de elevados, nobles e inquebrantables que tienes en mente sobre tus padres cambiará. Y cuando eso suceda, el afecto maternal y paternal que ellos demuestran, junto con sus palabras y actos concretos y esa imagen elevada que tienes de ellos, ya no estarán tan profundamente arraigados en tu mente. El desinterés y la grandeza del amor que te tienen tus padres, así como su devoción al cuidarte, protegerte e incluso consentirte, de manera imperceptible dejará de ocupar un lugar importante en tu mente. La gente suele decir: “Mis padres me quieren mucho. Cuando estoy lejos de casa, mi mamá siempre me pregunta: ‘¿Comiste? ¿Estás respetando los horarios de las comidas?’. Papá siempre me pregunta: ‘¿Tienes suficiente dinero? Si no, te envío un poco más’. Yo respondo: ‘No hace falta, tengo’, y papá replica: ‘No, no puede ser, aunque digas que tienes dinero, de todos modos te enviaré un poco más’”. Lo cierto es que tus padres llevan una vida austera y son reacios a gastar el dinero en ellos mismos. Lo usan para mantenerte, de modo que cuentes con un poco más de dinero para gastos cuando estás lejos de casa. Tus padres siempre dicen: “Vive de manera austera en casa, pero lleva algo de dinero extra cuando viajes. Lleva un poco más cuando vayas de un lugar a otro. Si no tienes suficiente dinero, dímelo, y te enviaré un poco o te lo transferiré”. Que tus padres se preocupen de manera desinteresada, sean considerados, te cuiden e incluso te abrumen con muestras de cariño y consientan, a tus ojos siempre será una marca indeleble de su dedicación desinteresada. Esta dedicación altruista se ha convertido en un sentimiento poderoso y cálido en lo profundo de tu corazón que enlaza el vínculo que tienes con ellos. Hace que seas incapaz de desprenderte de ellos y que te preocupes por tus padres, que no dejes de inquietarte por ellos, que los eches de menos todo el tiempo, e incluso hace que siempre estés dispuesto a estar atrapado en este sentimiento y a sufrir la extorsión de su afecto. ¿Y qué clase de fenómeno es este? El amor de tus padres ciertamente es desinteresado. Sin importar cuánto ellos se preocupen por ti, que se aprieten el cinturón y ahorren para darte dinero para gastos o que te compren todas las cosas que necesitas, puede que ahora te parezca una bendición, pero no será bueno para ti a largo plazo. Cuanto más desinteresados son, mejor te tratan y más se preocupan por ti, menos capaz eres de liberarte de este afecto y de desprenderte de él u olvidarlo, y más los echas de menos. Cuando no cumplas con tu deber filial o con ninguna de las obligaciones que tienes con ellos, sentirás aun más pena por ellos. En estas circunstancias, no tienes valor para discernir sobre ellos, de olvidarte de su amor y dedicación y de todo lo que han hecho por ti, ni de considerar todo eso como algo que no merezca mencionarse; este es el efecto de tu conciencia. ¿Representa tu conciencia la verdad? (No). ¿Por qué son así tus padres contigo? Porque sienten afecto hacia ti. Así pues, ¿puede la amabilidad que te manifiestan representar su esencia-humanidad? ¿Puede representar su actitud hacia la verdad? No. Es como las madres que siempre dicen: “Eres sangre de mi sangre, sudé y me esclavicé para criarte. ¿Cómo no voy a saber lo que piensas por dentro?”. Son buenos contigo debido a estos lazos familiares estrechos y este vínculo de carne y hueso, pero ¿de verdad son buenos contigo? ¿Es este realmente su verdadero rostro? ¿Es una expresión real de su esencia-humanidad? No necesariamente. Dado que tienes un vínculo de sangre con ellos, creen que deberían ser buenos contigo y lo sienten como un deber. Pero tú, como eres su hijo, piensas que ellos son buenos contigo por amabilidad y te sientes incapaz de retribuirles alguna vez. Si no puedes retribuir plenamente su amabilidad o siquiera una mínima parte de ella, tu conciencia te va a condenar. El sentimiento que tienes cuando tu conciencia te condena, ¿concuerda con la verdad? En otras palabras, si ellos no fueran tus padres, sino gente corriente que se relaciona contigo normalmente dentro de un grupo, ¿te tratarían así? (No). Sin duda que no lo harían. Si no fueran tus padres y no tuvieran ningún lazo de sangre contigo, su forma de comportarse y su actitud contigo serían diferentes de varias maneras. Ciertamente no se preocuparían por ti, no te protegerían, ni te agobiarían con muestras de cariño, no te cuidarían ni te dedicarían nada de forma desinteresada. Entonces, ¿cómo te tratarían? Tal vez te hostigarían porque eres joven y no tienes experiencia social, o te discriminarían por tu posición y estatus bajos, y te hablarían siempre con tono burocrático y tratarían de educarte. O quizá pensarían que tienes un aspecto corriente y, si les hablaras, no te prestarían ninguna atención, y tú no podrías estar a su altura. O tal vez considerarían que no sirves para nada y no sociabilizarían ni tendrían nada que ver contigo. O bien pensarían que eres ingenuo, así que, si quisieran saber sobre algún asunto, siempre empezarían por preguntarte y tratarían de sacarte las respuestas. O quizá querrían aprovecharse injustamente de ti de alguna manera; por ejemplo, cuando compraras alguna ganga, querrían siempre que la compartieras con ellos o quedarse con parte de ella. O tal vez, si te cayeras en la calle y necesitaras que te ayudaran a levantarte, ellos ni siquiera te mirarían y, en cambio, te patearían. O bien, cuando tomaras el autobús y no les ofrecieras el asiento, te dirían: “Soy muy mayor, ¿por qué no me quieres dar tu asiento? ¿Por qué eres un joven tan ignorante? ¿Acaso no te enseñaron modales tus padres?”. E incluso te echarían una bronca. Siendo así, tienes que analizar si el amor maternal y paternal ocultos en lo profundo de tu corazón constituyen una revelación genuina de su humanidad. A menudo te conmueve su devoción desinteresada contigo y su enorme amor maternal y paternal, y sientes gran apego hacia ellos, los echas de menos y siempre quieres retribuirles con tu propia vida. ¿Cuál es la razón de esto? Si solo nace de la conciencia, el problema no es tan profundo y puede subsanarse. Pero si nace del afecto hacia ellos, es muy problemático. Te atascarás cada vez más en ello y no serás capaz de salir de ahí. A menudo estarás atrapado en este afecto y extrañarás a tus padres, y en ocasiones incluso traicionarás a Dios a fin de devolverles su amabilidad. Por ejemplo, ¿qué harías si supieras que tus padres están muy enfermos en el hospital, o que les ha sucedido algo grave, tienen una dificultad que no logran resolver y están angustiados y abatidos, o si te enteraras de que están al borde de la muerte? En ese momento, no hay manera de saber si tus afectos dominarían tu conciencia, o si la verdad y las palabras de Dios que Él te ha enseñado inducirían a tu conciencia a tomar determinada decisión. El desenlace de estos asuntos depende de cómo tiendas a observar la relación paternofilial, en qué medida hayas entrado en la verdad sobre cómo tratar a tus padres o logres verlos tal como son, qué tanto comprendas la esencia-naturaleza de la humanidad y la calidad humana y la esencia-humanidad de tus padres, así como su carácter corrupto. Lo que es más importante, el desenlace de estos asuntos depende de cómo trates las relaciones familiares y de los puntos de vista correctos que debes poseer; estas son las diversas verdades de las cuales debes dotarte antes de que te suceda alguna de estas cosas. Es posible desprenderse fácilmente de todos los demás: familiares y amigos, tíos y tías, abuelos y demás personas ajenas, ya que no ocupan un lugar importante en los afectos de uno. Es fácil desprenderse de estas personas, pero los padres son la excepción. Solo a los padres se los considera los familiares más cercanos a uno en todo el mundo. Son las personas que desempeñan un papel importante en la vida de uno y tienen un impacto significativo durante la propia existencia, así que no es sencillo desprenderse de ellos. Si hoy has entendido con cierta claridad los diversos pensamientos que surgen con el condicionamiento de tu familia, eso podría ayudarte a desprenderte del afecto por tus padres, ya que los efectos condicionantes que tu familia en su conjunto ejerce sobre ti representan solo afirmaciones intangibles, mientras que el condicionamiento más concreto en realidad proviene de tus padres. Una frase de tus padres, la actitud que tienen hacia cómo hacer alguna cosa o las formas y los medios a través de los cuales abordan algo: estas son las maneras más exactas de describir cómo estás condicionado. Una vez que hayas discernido y hayas reconocido de forma concreta las ideas, los actos y los dichos con los que tus padres te han condicionado, contarás con una evaluación y un conocimiento precisos de la esencia del papel, el talante, la perspectiva sobre la vida y las maneras de hacer las cosas que ellos tienen. Cuando tengas esta evaluación y este conocimiento precisos, sin darte cuenta, tu percepción acerca del papel de tus padres cambiará poco a poco en tu mente, y pasará de ser positiva a ser negativa. Una vez que percibas que su papel es enteramente negativo, podrás desprenderte de forma gradual del apoyo sentimental, el apego espiritual y las diversas clases de amor notable que tienen por ti. En ese momento, sentirás que la imagen que tenías de tus padres en lo profundo del corazón solía ser muy elevada, algo así como la que aparece en el ensayo “La espalda de mi padre” que estudiabas en tus libros escolares, al igual que en esa canción popular de hace muchos años, “Mamá es la mejor del mundo”, que era el tema musical de una película taiwanesa y se hizo popular en toda la sociedad de habla china; estas son las maneras en las que la sociedad y el mundo educan a la humanidad. Cuando no te das cuenta de la esencia o del verdadero rostro que subyace a estas cosas, crees que estas formas de educar son positivas. Sobre la base de tu humanidad existente, te hacen reconocer y creer en mayor medida en lo grande que es el amor de tus padres por ti y, en consecuencia, en el fondo del corazón tienes la impresión de que su amor es desinteresado, grande y sacrosanto. Por lo tanto, por muy malos que sean tus padres, su amor sigue siendo desinteresado y grande. Para ti, este es un hecho irrefutable que nadie puede negar, y nadie puede decir nada malo de ellos. Por consiguiente, no quieres discernir cómo son ni ponerlos en evidencia y, a la vez, también quieres mantener cierto lugar para ellos en el fondo del corazón, pues crees que el amor paternal es eternamente superior a todo, intachable, grande y sacrosanto, y que eso nadie lo puede negar. Este es el nivel mínimo de tu conciencia y tu comportamiento. Si alguien dice que el amor paterno no es grande ni intachable, lucharás desesperadamente contra él; esto es irracional. Cuando la gente aún no ha comprendido la verdad, la influencia de su conciencia la inducirá a aferrarse a ciertas ideas y puntos de vista tradicionales, o también dará lugar al surgimiento de otros nuevos. Sin embargo, observado desde la perspectiva de la verdad, estas ideas y puntos de vista a menudo son irracionales. Una vez que comprendes la verdad, puedes lidiar con estas cosas dentro del ámbito de la racionalidad normal. Por ende, la humanidad posee tanto conciencia como razón. Si la conciencia no logra alcanzar o estar al nivel de tales cosas, o si estas no están reguladas o no son positivas bajo los efectos de la conciencia, entonces la gente puede recurrir a la racionalidad para regularlas y corregirlas. ¿Y cómo alcanzan las personas la racionalidad? Tienen que entender la verdad. Una vez que la entiendan, tratarán todo, escogerán todo y discernirán todo de forma más precisa y exacta. Así, lograrán la verdadera racionalidad y llegarán al punto en que la razón trascienda la conciencia. Esta es una manifestación de lo que sucede una vez que una persona ha entrado en la realidad-verdad. Tal vez ahora no entiendas realmente estas palabras, pero las entenderás una vez que tengas experiencia real y comprendas la verdad. El dicho: “Un padre nunca se equivoca”, ¿proviene de la racionalidad o de la conciencia? No es racional, surge de los propios afectos bajo la influencia de la conciencia. Así pues, ¿es un dicho racional? No, es irracional. ¿Por qué lo es? Porque surge de los propios afectos y no concuerda con la verdad. Entonces, ¿en qué momento eres capaz de contemplar y tratar a los padres de forma racional? Cuando comprendes la verdad y has desentrañado la esencia y la raíz de este asunto. Una vez hecho eso, ya no tratarás a tus padres según la influencia de la conciencia, los afectos ya no intervendrán, como tampoco lo hará la conciencia, y serás capaz de contemplar y tratar a tus padres conforme a la verdad. Eso es ser racional.
¿He sido claro al hablar sobre el problema de cómo tratar a los padres? (Sí). Es una cuestión importante. Todos los integrantes de la familia dicen: “Un padre nunca se equivoca”, y no sabes si eso es correcto o no, así que simplemente lo aceptas. Entonces, cuando tus padres hacen algo que está fuera de lugar, lo meditas y piensas: “La gente dice que ‘Un padre nunca se equivoca’, así que ¿cómo voy a decir que mis padres no tienen razón? Lo que sucede en la familia, queda en la familia; no se lo cuentes a nadie, solo aguántalo”. Además de los efectos condicionantes de este dicho incorrecto, “Un padre nunca se equivoca”, existe otro dicho: “Lo que sucede en la familia, queda en la familia”. Así que piensas: “¿Quién tiene la culpa de los padres que tengo? No les puedo contar a las personas ajenas sobre este asunto vergonzoso. Debo mantenerlo en secreto. ¿Qué sentido tiene ser serio con mis padres?”. Estos efectos condicionantes de la familia están siempre presentes en la vida cotidiana de las personas, en su senda vital y en el transcurso de su existencia. Antes de comprender la verdad y obtenerla, contemplan a las personas y las cosas, se comportan y actúan en función de estas diversas ideas y puntos de vista con los cuales la familia las ha condicionado. Estos pensamientos a menudo las influencian, perturban, limitan y atan de pies y manos. Incluso las guían, y ellas con frecuencia juzgan mal a la gente y hacen cosas equivocadas, a la vez que vulneran las palabras de Dios y la verdad. Aunque hayan escuchado muchas de las palabras de Dios, e incluso si suelen orar-leer Sus palabras y compartir sobre ellas, debido a que estos puntos de vista con los cuales la familia las ha condicionado están hondamente arraigados en sus pensamientos y su corazón, no pueden discernirlos y son incapaces de resistirse a ellos. A pesar de que reciben las enseñanzas y la provisión de las palabras de Dios, siguen estando influidas por estos pensamientos, que asimismo guían sus palabras, sus actos y su forma de vivir. Por lo tanto, guiadas de forma inconsciente por estos pensamientos con los que su familia las ha condicionado, las personas a menudo no pueden evitar vulnerar las palabras de Dios y los principios-verdad. Y, sin embargo, siguen creyendo que practican la verdad y la persiguen. No saben que estos diversos dichos con los cuales la familia las ha condicionado simplemente no concuerdan con la verdad. Lo más grave es que tales dichos las conducen hacia la senda de vulnerar la verdad una y otra vez, pero no tienen idea de ello. En consecuencia, si quieres perseguir la verdad y entrar en la realidad-verdad, primero debes discernir y reconocer con claridad los diversos efectos condicionantes que provienen de tu familia, y luego esforzarte por deshacerte de los distintos pensamientos con los que esta te ha condicionado. Desde luego, puede afirmarse con certeza que debes romper con el condicionamiento de tu familia. No creas que, porque vienes de esa familia, debes hacer esto o vivir de aquella manera. No tienes ninguna responsabilidad ni obligación de heredar las tradiciones familiares ni sus diversos modos y maneras de hacer las cosas y de actuar. Tu vida proviene de Dios. Hoy, Dios te ha escogido, y la meta que quieres perseguir es la de la salvación, de modo que no puedes utilizar las diversas ideas con las que tu familia te ha condicionado como fundamento de tus puntos de vista sobre las personas y las cosas, tu comportamiento y tus actos. Por el contrario, debes contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar sobre la base de las palabras de Dios y Sus distintas enseñanzas. Solo así podrás alcanzar la salvación al final. Ciertamente, los efectos condicionantes que ejerce la familia no se limitan a los que aquí se enumeran. He mencionado solo unos pocos de ellos. Existen muchos tipos diferentes de educación familiar que provienen de distintas familias, clanes, sociedades, etnias y religiones, y que condicionan los pensamientos de los seres humanos de las más diversas maneras. Sin importar de qué etnia o cultura religiosa provenga este variado condicionamiento del pensamiento, siempre que no concuerde con la verdad y no provenga de Dios, sino de las personas, corresponde desprenderse de él, y es algo con lo cual la gente debe romper. No debe respetarlo ni mucho menos heredarlo. Todas estas son cosas que las personas deben abandonar y desechar. Solo así pueden emprender realmente la senda de perseguir la verdad y entrar en la realidad-verdad.
Estos dichos de los que hemos hablado que provienen del condicionamiento de la propia familia, en un sentido, son representativos, y en el otro, a menudo las personas hablan de ellos. En cuanto a ciertos dichos especiales y no representativos, no vamos a hablar de ellos ahora. ¿Qué pensáis de nuestra charla sobre el tema de la familia? ¿Ha sido beneficiosa en algún sentido? (Sí). ¿Es necesario hablar de este tema? (Sí). Todo el mundo tiene una familia y está condicionado por ella. Las cosas que te inculca la familia no son más que veneno y opio espiritual, y te hacen sufrir amargamente. Cuando tus padres te inculcaron estas cosas, en su momento te sentiste de maravilla, como si tomaras opio. Te sentiste completamente cómodo, como si hubieras entrado a un mundo de felicidad. Pero, pasado un rato, los efectos desaparecen, así que tienes que seguir buscando esta clase de estimulación. Este opio espiritual te trae un sinfín de problemas y perturbaciones. Al día de hoy, te resulta muy difícil deshacerte de él, y no es algo que pueda desecharse en poco tiempo. Si la gente quiere desprenderse de estas ideas y puntos de vista condicionados, debe dedicar algo de tiempo y energía a identificarlos, quitar las capas para reconocerlos y desentrañarlos. Luego, cuando surjan asuntos similares, debe ser capaz de desprenderse de estas cosas, rebelarse contra ellas y no actuar de acuerdo con los principios de tales ideas y puntos de vista, sino, por el contrario, practicar y hacer las cosas conforme a la manera que Dios les enseña a las personas. Estas pocas palabras parecen simples, pero puede tomar veinte o treinta años, o incluso toda la vida, para que la gente las ponga en práctica. Es posible que te pases toda la vida luchando contra las ideas y los puntos de vista producidos por esos dichos que tu familia te ha inculcado, apartándote de esas ideas y puntos de vista y rompiendo con ellos. Para hacerlo, debes dedicar tus sentimientos y tu energía, y también padecer algunas penurias físicas. Asimismo, debes tener un deseo enorme de Dios y una voluntad que anhele y persiga la verdad. Solo si posees estas cosas lograrás transformarte gradualmente y entrar poco a poco en la realidad-verdad. Así de difícil es obtener la verdad y vida. Cuando la gente ha escuchado muchos sermones, puede entender algunas doctrinas sobre la fe en Dios, pero no le resulta fácil lograr realmente la comprensión de la verdad y ser capaz de discernir los efectos condicionantes de la familia y las ideas y los puntos de vista de los no creyentes. Incluso si puedes entender la verdad tras escuchar los sermones, entrar en la realidad-verdad no es algo que suceda de la noche a la mañana, ¿no es así? (Sí). Bien, con esto concluimos la charla de hoy. ¡Adiós!
25 de febrero de 2023
Nota al pie:
a. El texto original no contiene la frase “el injuriado político de la dinastía Song”.