Cómo perseguir la verdad (4)

Tras haber creído en Dios todos estos años, ¿habéis sentido el cambio constante que se produce en las personas y cosas a vuestro alrededor, y en la situación del mundo exterior? En particular, en los últimos años, ¿habéis presenciado grandes cambios? (Sí). Esto lo habéis visto. ¿Y habéis llegado a alguna conclusión al respecto? (La obra de Dios se aproxima a su fin). Eso es, la obra de Dios sin duda se aproxima a su fin, y las personas, acontecimientos, cosas y entornos a vuestro alrededor se hallan en constante estado de cambio. Por ejemplo, antes había diez miembros en este grupo, ahora sois ocho. ¿Qué les pasó a los otros dos? Se expulsó a uno y al otro se lo sustituyó en su deber. Las diferentes clases de personas en la iglesia están sufriendo cambios constantemente y siempre se las está poniendo en evidencia. Al principio, algunas personas se muestran muy entusiastas, pero pasado un tiempo se vuelven de repente débiles y tan negativas que no pueden seguir adelante. El entusiasmo, la energía feroz y la supuesta lealtad que tenían en los comienzos ya no existen, su determinación para soportar el sufrimiento ha desaparecido, no tienen interés en creer en Dios en absoluto, y de pronto parecen personas totalmente distintas, y nadie sabe por qué. Los entornos también están en constante cambio. ¿Qué cambios se están produciendo en el entorno de las personas? En algunos lugares, el ambiente es hostil y la persecución es severa, por lo que la gente ya no puede reunirse ni ponerse en contacto con sus hermanos y hermanas; en ciertos lugares, el entorno es algo mejor y más seguro; en otros, el contexto para cumplir con el propio deber y las condiciones de vida son algo más ventajosos, tranquilos y estables que antes, y allí la gente es mucho mejor que la que había antes; todos se gastan sinceramente para Dios, hay más personas capaces de soportar el sufrimiento y pagar el precio, todos los proyectos de obra avanzan con mayor fluidez, el trabajo progresa con más eficacia, y los resultados y efectos que se observan son más optimistas y satisfactorios. Además, se mejoran constantemente los planes, las formas y los modos y métodos en que se llevan a cabo los proyectos de obra. En resumen, aunque la gente ve surgir continuamente a todo tipo de personas, acontecimientos y cosas malos y negativos, no cabe duda de que también surgen a cada instante otras buenas, correctas y positivas. Cuando la gente vive en un entorno social de este tipo, con diversas cosas positivas y negativas alternando y cambiando constantemente a su alrededor, de hecho, los que se benefician en última instancia son aquellos que desean con fuerza a Dios, persiguen y anhelan la verdad. Son aquellos que anhelan la luz y la justicia, mientras que aquellos que no persiguen la verdad, que se abandonan al vicio y que sienten aversión por ella quedan en evidencia, son descartados y se renuncia a ellos en lo relativo a diferentes personas, acontecimientos, cosas y entornos. Con todos estos entornos, personas y acontecimientos diferentes que quedan en evidencia, y con nuevos entornos, personas y acontecimientos que aparecen sin cesar, ¿cuál es la intención de Dios? Tras haber creído en Dios todos estos años, ¿lo entendéis? ¿Os parece al menos que Dios está instrumentando todo esto, y que Él siempre ha estado guiando estas cosas? (Sí). El propósito y el sentido de Dios al hacer todo esto es permitir que aquellos que lo siguen aprendan las lecciones, crezcan en perspicacia y experiencia, y de ese modo entren poco a poco en la realidad-verdad. ¿Lo habéis conseguido vosotros? No importa lo ocupada que esté la gente con el trabajo, o lo ventajoso u hostil que sea su entorno, el objetivo de su fe en Dios es perseguir la verdad sin ningún cambio. Las personas no deben olvidarse de perseguir la verdad porque estén ocupadas con el trabajo, en otras cosas, o porque quieran evitar su entorno hostil, u olvidarse de que todas estas situaciones las ha dispuesto Dios, o de que la intención de Dios es que aprendan las lecciones de estas diversas situaciones, que aprendan a discernir entre todo tipo de personas, acontecimientos y cosas, que comprendan la verdad, que crezcan en perspicacia y conozcan a Dios. Todos deberíais recapitular a conciencia si habéis logrado o no estas cosas.

El trabajo de la iglesia ha sido muy intenso en los últimos años, por lo que los traslados y reasignaciones, así como la revelación, el descarte y la depuración de los miembros de cada grupo han sido bastante frecuentes. Durante la cumplimentación de esta labor, el traslado de miembros de los equipos ha sido especialmente frecuente y de amplio alcance. Sin embargo, con independencia de cuántos traslados se produzcan o cuánto cambien las cosas, la determinación de perseguir la verdad en aquellos que de verdad creen en Dios y lo desean no cambia, su deseo de alcanzar la salvación no cambia, su fe en Dios no decae, y siempre avanzan en una buena dirección y han seguido perseverando en el cumplimiento de sus deberes hasta el día de hoy. Hay quienes son incluso mucho mejores y que, mediante constantes reasignaciones, encuentran su lugar correcto y aprenden a buscar los principios al cumplir con su deber. Sin embargo, aquellos que no persiguen la verdad, que no tienen amor por las cosas positivas y que sienten aversión por la verdad, no rinden bien. En la actualidad, algunas personas se obligan a seguir cumpliendo con sus deberes, cuando en realidad su estado interior ya es un completo desastre, están totalmente deprimidas y son muy negativas. Sin embargo, todavía no han abandonado la iglesia, y aparentan creer en Dios y seguir cumpliendo con sus deberes, pero en realidad sus corazones han cambiado, y se han apartado de Dios y lo han abandonado. Algunos se casan y vuelven a casa para vivir su vida, y dicen: “No puedo permitirme desperdiciar mi juventud. Solo se es joven una vez, y no puedo desperdiciar mi juventud. Creo de corazón que hay un dios, pero no puedo ser tan ingenuo como vosotros, que sacrificáis vuestra juventud para perseguir la verdad. Se supone que debo casarme y vivir mi vida. La vida es corta, y solo somos jóvenes unos pocos años. La vida se acaba en un abrir y cerrar de ojos. No puedo desperdiciar mi juventud aquí. Antes de que se acabe mi juventud, puedo despreocuparme y vivir la vida al máximo durante unos años”. Algunas personas siguen persiguiendo su sueño de hacerse ricos; otras continúan persiguiendo una carrera en el funcionariado y cumplen su sueño de ser funcionarios o burócratas; otras aspiran a la prosperidad de tener hijos, por lo que se casan con una mujer que pueda dárselos; a algunas las acosan por su fe en Dios, las persiguen durante años hasta que se debilitan y enferman, y entonces abandonan sus deberes y regresan a casa para vivir los años que les quedan. La situación de cada uno es diferente. Algunos se marchan por voluntad propia y sus nombres se borran de la lista, otros son incrédulos a los que se echa, y otros cometen todo tipo de hechos malvados y son expulsados. ¿Qué se esconde en el interior de todas estas personas expulsadas? ¿Cuál es su esencia? ¿La habéis visto con claridad? ¿Te sientes profundamente conmovido cada vez que oyes las historias de estas personas? Tal vez pienses: “¿Cómo han podido acabar así? ¿Cómo es posible que hayan sucumbido a ese fin? Antes no eran así, eran maravillosos, ¿cómo han podido cambiar tan deprisa?”. Estas cosas no se pueden descifrar ni comprender por mucho que las medites. Reflexionas sobre ello durante un tiempo y piensas: “Esta persona no ama las cosas positivas; es un incrédulo”. Pasado algún tiempo, las cosas que hacen, su desempeño, comportamiento, algunas de sus palabras y comentarios, y sus búsquedas se difuminan en tu propia mente o en la conciencia de la gente, las acabas olvidando, y poco a poco tus sentimientos hacia ellas desaparecen. Cuando esas personas, acontecimientos o cosas vuelven a aparecer, piensas de nuevo: “Oh, es impensable. ¿Cómo es posible? Antes no eran así. No me lo explico”. Vuelves a sentir las mismas cosas y tienes la misma comprensión. Decidme, ¿es una lástima que se ponga en evidencia y se descarte a estas personas? (No). ¿No las echáis de menos? (No). ¿No lucháis por su causa? (No). Entonces debéis de ser muy despiadados. ¿Cómo es que os falta tanta empatía? Han abandonado la iglesia; ¿por qué no luchas ni sientes simpatía o compasión por ellos? ¿Cómo es que no les tienes piedad? ¿Eres incapaz de sentir compasión? ¿Eres despiadado? (No). Decidme, ¿es esta la manera apropiada en la que casa de Dios debe ocuparse de tales personas? (Sí). ¿En qué sentido es apropiada? Decidme. (Estas personas han creído en Dios durante tantos años y han oído tanta verdad que el hecho de que se comporten ahora de ese modo y que traicionen a Dios y se alejen de Él demuestra que son incrédulos que no merecen nuestra lástima ni que se les eche de menos). Entonces, cuando empezaron a creer en Dios, estaban llenos de entusiasmo, renunciaron a sus casas, a sus trabajos, e hicieron ofrendas a menudo y desempeñaron trabajos arriesgados por la casa de Dios. Los miraras como los miraras, todos se entregaban sinceramente por Dios. Entonces, ¿por qué han cambiado ahora? ¿Es porque a Dios no le agradaban y los estuvo usando desde el principio? (No). Dios les da oportunidades a todos y los trata con justicia e igualdad. Todos ellos vivieron la vida de iglesia, comieron y bebieron las palabras de Dios, y vivieron siendo provistos, regados, y pastoreados por Él, entonces ¿cómo es que cambiaron tanto? Su comportamiento cuando empezaron a creer en Dios y el que tuvieron al dejar la iglesia fue semejante al de dos personas diferentes. ¿Ha sido Dios el responsable de que pierdan la esperanza? ¿La casa de Dios o Sus obras les han hecho sentir una gran decepción? ¿Dios, Sus palabras o Su obra han herido su dignidad? (No). ¿Cuál es la razón entonces? ¿Quién puede explicarlo? (Creo que estas personas llegaron a creer en Dios dominadas por su deseo de recibir bendiciones y solo creían en Dios para recibirlas. En el momento en que vieron que esto no sucedería se apartaron de Él). ¿Acaso no tienen una bendición justo delante de ellos? Todavía no es el momento de dejar de cumplir con sus deberes, así que ¿por qué tienen tanta prisa? ¿Cómo es que ni siquiera pueden entender esto? (Dios, creo que, cuando estas personas llegaron por primera vez a creer en Él, confiaron en su entusiasmo y buena intención, y eran capaces de hacer algunas cosas, pero ahora la casa de Dios se toma cada vez más en serio todo su trabajo. Exige que la gente haga las cosas de acuerdo con los principios-verdad. Sin embargo, estas personas no aceptan la verdad, se descontrolan haciendo lo que les da la gana en el cumplimiento de sus deberes, y a menudo son podados. Entonces, consideran cada vez más que no pueden seguir saliendo del paso como hasta ahora, hasta que finalmente abandonan la casa de Dios. Creo que esta es una de las razones). No pueden seguir saliendo del paso así, ¿es esto cierto? (Sí). No pueden seguir saliendo del paso así, esto se dice de las personas que van tirando. Hay quienes llegan a creer en Dios y no salen del paso, son muy fervorosas, tratan este asunto con mucha seriedad, así que ¿cómo es que no siguieron adelante? (Porque, por su propia naturaleza, estas personas no aman la verdad. Comenzaron a creer en Dios para recibir bendiciones. Ven que en la casa de Dios siempre se habla de la verdad, y sienten aversión por la verdad y se resisten a ella, y cada vez están menos dispuestos a asistir a las reuniones y a escuchar los sermones, y así es como quedan en evidencia). Este es un tipo de situación, y hay mucha gente así. También hay quienes siempre cumplen con sus deberes de manera superficial, que nunca cumplen bien con su deber ni se responsabilizan de él, sea cual sea. No es que no sean capaces o que su calibre no esté a la altura de la tarea, sino que son desobedientes y no hacen las cosas de acuerdo con los requisitos de la casa de Dios. Siempre hacen las cosas como les da la gana, hasta que al final causan trastornos y perturbaciones porque se descontrolan y hacen lo que les apetece. No se arrepienten por más que se los pode, y por eso acaban siendo expulsados. Estas personas expulsadas tienen un carácter increíblemente odioso y una humanidad arrogante. Dondequiera que vayan, quieren tener la última palabra, miran a todos por encima del hombro y actúan como tiranos, hasta que finalmente son expulsados. Cuando a algunas personas se las sustituye y descarta, estas sienten que nada les va bien, vayan donde vayan, y ya nadie les valora ni les presta atención. Ya nadie les tiene en alta estima, ya no pueden tener la última palabra, no pueden conseguir lo que quieren, y no albergan esperanzas de alcanzar ningún estatus, y mucho menos de recibir bendiciones. Sienten que ya no tienen esperanzas de salir del paso en la iglesia, ya no les interesa, y por eso deciden marcharse; hay muchas personas así.

También están aquellos cuya razón para marcharse es la misma que la de la mayoría de los que son descartados. No importa cuánto tiempo lleven creyendo en Dios, lo que han experimentado en persona y lo que han visto en la casa de Dios es que las reuniones en Su casa tratan todo el tiempo sobre leer las palabras de Dios y compartir sobre la verdad, hablar sobre conocerse a uno mismo, practicar la verdad, aceptar el juicio y castigo, aceptar ser podado, cumplir con el deber propio según los principios-verdad, hablar sobre el cambio de carácter y desechar las actitudes corruptas. El contenido sobre la obra que realiza Dios, ya se comparta en la vida de iglesia o se trate de un tema que se cubre en los sermones y la charla que se da desde lo Alto, todo es la verdad, todo son palabras de Dios y todo es positivo. Sin embargo, estas personas no aceptan la verdad en absoluto. Al principio, creyeron en Dios para recibir bendiciones y sacar ventaja. Al mirar su esencia-naturaleza, no solo no aman las cosas positivas o la verdad, sino que, lo que es incluso más grave, les repugna extremadamente y son hostiles hacia las cosas positivas y la verdad. Por esa razón, mientras la casa de Dios más comunica sobre la verdad, mientras más habla sobre practicarla, mientras más habla de perseguir la verdad y hacer cosas de acuerdo con los principios, más intranquilos y repulsivos se sienten por dentro, y menos dispuestos están a escuchar. Decidme, ¿qué les gusta oír a estas personas? ¿Lo sabéis? (Les gusta oír temas sobre destinos y recibir bendiciones, y sobre que la obra de difundir el evangelio alcance niveles sin precedentes). Estas son algunas cosas que quieren oír. También les gusta gritar consignas, predicar doctrina y hablar sobre teología, teoría y misterios. De vez en cuando, hablan sobre cuándo llegará la obra de Dios a su fin, cuándo acontecerán los grandes desastres, cuál será el destino futuro de la humanidad, cómo se destruirán gradualmente las fuerzas malvadas cuando lleguen los desastres, cómo realizará Dios algunas señales y prodigios, y también cómo se expandirán y crecerán sin cesar las fuerzas y la escala de la casa de Dios, y también de cómo se pavonearán presumiendo de ello. Además, lo más importante para ellos es que se les ascenderá constantemente y se les dará uso en la casa de Dios. De esta manera, podrán seguir saliendo del paso en ella durante un tiempo, pero mientras lo hacen, nada de la obra que hace Dios o Su casa es lo que ellos quieren que sea, y lo único que oyen y ven son asuntos relacionados con la verdad. En sus corazones, por tanto, sienten una aversión total por la vida de iglesia; no les interesa, se sienten inquietos, incapaces de quedarse, y eso es algo que les atormenta. Algunas personas encuentran una excusa, una razón y un pretexto y hallan la manera de abandonar la iglesia, diciendo: “Cometeré una maldad, desahogaré alguna negatividad y haré algo malo. Entonces me echarán de la iglesia y me expulsarán, así que estaría perfectamente justificado que abandonara la iglesia”. Luego están los que entregan sus libros de las palabras de Dios, recogen sus cosas y se marchan cuando van a tramitar sus permisos de entrada en el extranjero, sin siquiera despedirse. Estas personas son como gamberros y rameras, y no hacen las cosas como la gente normal. Lo que piensan las mujeres virtuosas y la gente normal y lo que dicen cuando están cerca de otras personas son cuestiones serias sobre cómo vivir la vida. Cómo vivir una buena vida, cómo hacer que toda la familia pueda comer bien, vestir ropa decente y tener un buen lugar donde vivir, cómo educar a sus hijos para que se conviertan en adultos y cómo conseguir que sus hijos sigan la senda correcta: esas son las cosas en las que piensan. Sin embargo, esos gamberros y esas rameras nunca piensan en estas cosas. Si hablas de estos asuntos con ellos, se enfadan contigo, te odian y se distancian de ti. Entonces, ¿en qué piensan? ¿Será que siempre están pensando en comer, beber y divertirse? (Sí). Siempre están pensando en comer, beber y divertirse, y en cosas lujuriosas. Cuando hablan con gente normal sobre estas cosas, esta no responde; la gente normal no es como ellos, no comparten un lenguaje común y no están en la misma onda. Las cosas de las que habla la gente normal no están en su corazón, no las toleran y no quieren escucharlas. Piensan que vivir así es sentirse agraviados y vivir encadenados y sin ninguna libertad. Piensan que ir muy bien vestidos para seducir a un miembro del sexo opuesto es una manera emocionante y despreocupada de vivir, para ellos es la vida perfecta. Estas personas que abandonan la iglesia sienten envidia de la vida de los no creyentes, envidia de los placeres del pecado, y piensan que pasar sus días y vivir como lo hacen los no creyentes es la única manera de llevar una vida excitante y feliz, y la única manera de vivir sin defraudarse a sí mismos. Estos incrédulos, al igual que los gamberros y las rameras, no tienen una humanidad normal y no son personas normales. Si les pides que hagan algo positivo, se niegan rotundamente a hacerlo porque, en sus tuétanos y en su esencia-naturaleza, no aman las cosas positivas y sienten aversión por la verdad. ¿Qué cosas hacen? ¿Qué hacen en la iglesia, entre hermanos y hermanas, y en el transcurso del cumplimiento de sus deberes? Desempeñan sus deberes de manera descuidada, hablan de teorías altisonantes, siempre gritan consignas, pero en realidad no hacen nada; ese es su comportamiento normal. Nunca se entregan por completo al cumplimiento de su deber, siempre son descuidados y se limitan a actuar por inercia, solo para que los demás los vean, mientras compiten por el prestigio y los beneficios con los demás. Estas personas malvadas también causan sufrimiento a otras, las reprimen, y dondequiera que haya personas malvadas, no existe la paz ni el descanso, solo el caos. Si las personas malvadas están al cargo, no solo el trabajo no progresa de manera eficiente, sino que se paraliza; cuando las personas malvadas controlan una iglesia, los buenos están intimidados, la iglesia se vuelve insoportablemente caótica, la fe del pueblo escogido de Dios se tornará tibia, y este se volverá negativo y débil. Dondequiera que estén las personas malvadas, desempeñan un papel perturbador y destructivo. La manifestación más obvia de las personas malvadas es su falta de voluntad para cumplir con sus deberes. Incluso si cumplen con sus deberes, lo hacen de manera descuidada y nunca los tratan con seriedad, y además perturban a otros mientras los cumplen. Hay otro punto a destacar, y es que las personas malvadas nunca leen las palabras de Dios, nunca oran, nunca comparten sobre la verdad con otros, y ni siquiera han abierto jamás sus libros de las palabras de Dios. Algunos emiten argumentos falsos a favor de las personas malvadas, y dicen: “Aunque no han leído las palabras de Dios, siguen escuchando los sermones”. Pero ¿acaso los entienden? Simplemente no escuchan a conciencia, nunca ven los vídeos y las películas producidos por la casa de Dios, no escuchan los himnos, los testimonios vivenciales ni las grabaciones de los sermones. Les entra sueño en las reuniones, e incluso están los que se ponen a tontear con el móvil y a ver programas de entretenimiento y otros incluso ven películas para adultos. Nada de lo que hacen a lo largo del día tiene que ver con creer en Dios o perseguir la verdad. A medida que la charla de la casa de Dios sobre la verdad es cada vez más detallada, la repulsión que sienten hacia la verdad y las cosas positivas se vuelve cada vez más obvia. Se sienten inquietos, y al llegar al tope de tiempo que son capaces de tolerar, son incapaces de ver el buen destino, el buen fin y los grandes desastres que tanto anhelan, y esperan estas cosas en vano. Al esperar en vano que lleguen tales cosas, ¿no se les agita entonces el corazón? (Sí). ¿Por qué se les agita? ¿Acaso no están siempre calculando en su interior? Nunca están preparados para aceptar el juicio y el castigo de Dios, para aceptar Su soberanía y Sus disposiciones, para someterse a las disposiciones de la casa de Dios y para darlo todo en el cumplimiento de sus deberes en cualquier momento y lugar. ¿Cuál es su mentalidad? Están listos, en cualquier momento y en cualquier lugar, para empacar sus cosas e irse. Desde hace mucho tiempo están dispuestos a marcharse en cualquier momento, a despedirse de la iglesia y de los hermanos y hermanas, a hacer borrón y cuenta nueva y romper todos los lazos. Se marchan cuando alcanzan el tope de tiempo que son capaces de tolerar. ¿No es así? (Sí).

Tras ser sustituidas o descartadas, algunas personas, sin importar el motivo, siguen siendo capaces de perseverar en el cumplimiento de su deber lo mejor que pueden. Algunos no buscan la verdad en absoluto, por lo que deciden no seguir cumpliendo con su deber. Mientras lo cumplían, ya mostraban repulsión e impaciencia respecto a él, siempre queriendo escapar de la vida de iglesia y no cumplir con su deber. Debido a que estas personas no están interesadas en la verdad, no disfrutan vivir la vida de iglesia, y no están dispuestas a cumplir con su deber. Solo esperan con ansia la llegada del día de Dios, para poder recibir bendiciones; no son capaces de seguir saliendo del paso como hasta ahora, observan que los desastres son cada vez mayores, y piensan que si no buscan ahora los placeres carnales, perderán la oportunidad de hacerlo. Así que abandonan la iglesia sin ni siquiera mirar atrás, sin ninguna reticencia en absoluto. A partir de ese momento, desaparecen en el inmenso mar de gente y nadie en la iglesia oye hablar más de ellos; así es como estos incrédulos quedan en evidencia y son descartados. Cuanto más comunica la casa de Dios la verdad y exige a la gente que la practique y entre en la realidad, más repulsión sienten, y no quieren oírla en absoluto. No solo no aceptan tales cosas, sino que se resisten a ellas. Entienden muy bien la situación, saben que la gente como ellos no tiene cabida en la casa de Dios, que no se gastan de verdad por Él en su fe, que no dan todo lo que tienen en el cumplimiento de su deber, que siempre son superficiales en él, y que sienten una repulsión y aversión extremas hacia la verdad; saben también que, tarde o temprano, serán descartados, que ese será sin duda el resultado. Llevan mucho tiempo trazando sus planes, pensando: “En cualquier caso, alguien como yo seguramente no recibirá bendiciones, así que lo mejor es que me vaya ahora, disfrute de la vida en el mundo y viva la buena vida durante unos cuantos años y no me falle a mí mismo”. ¿Acaso no hacen así sus planes? (Sí). Con tales intenciones y planes, ¿puede la gente cumplir bien con su deber? No pueden. Por tanto, no importa cuántos años lleven estas personas creyendo en Dios, no sienten ninguna reticencia a separarse de Él, de la casa de Dios, de la iglesia, de los hermanos y hermanas, o de la vida de iglesia. Un día dicen que se van, y al siguiente se visten como un no creyente, de punta en blanco y usando mucho maquillaje, e inmediatamente su aspecto, su discurso y su forma de actuar son iguales que los de un no creyente. Visten atuendos extravagantes, y a ti su aspecto no te parece bien; sin embargo, siguen sin ser conscientes de cómo se muestran ante ti. ¿Cómo es que cambian tan rápidamente? (Es porque hace tiempo que han trazado sus planes, y así es su naturaleza). Así es. Hace tiempo que han trazado sus planes, no se les acaban de ocurrir en los pocos días previos a su partida, sino que determinaron que iban a hacer esto hace mucho tiempo. Han estado maquinando y planeando durante mucho tiempo cómo comerán, beberán y festejarán, cómo se comportarán y cómo vivirán. No les gusta vivir la vida de iglesia, ni cumplir con su deber, ni comunicar la verdad, y mucho menos les gusta escuchar sermones y asistir a reuniones todos los días. Están hasta la coronilla de este tipo de vida de iglesia, y si no fuera por recibir bendiciones y obtener un buen destino y escapar de los grandes desastres, no serían capaces de seguir adelante ni siquiera un día: este es su verdadero rostro. Entonces, ¿cómo debéis tratar a estas personas cuando volváis a encontraros con ellas? ¿Les implorarás con palabras llenas de tacto o les ofrecerás más apoyo y ayuda? ¿O te entristecerá verlos marchar y utilizarás tu amor para intentar cambiarlos? ¿Qué postura se toma ante ellos? (Debemos pedirles que se vayan inmediatamente y se marchen al mundo de los no creyentes). Cierto, pídeles que vuelvan al mundo y no te preocupes más por ellos. Les dices: “Piénsalo bien, para que luego no te arrepientas de tu decisión”. Ellos responden: “Lo he pensado bien, y por muchas dificultades que tenga que afrontar en el futuro, no volveré atrás ni me arrepentiré”. Tú les dices: “Pues vete. Nadie te lo impide. Todos te deseamos lo mejor y esperamos que logres tus ideales y hagas realidad los sueños que deseas. También esperamos que cuando llegue el día en que veas que otras personas se salvan, no sientas celos ni remordimientos. Hasta la vista”. ¿Acaso no es muy apropiado decirles esto? (Lo es). Por tanto, respecto a semejantes personas, un aspecto es que debes desentrañar con claridad su esencia-naturaleza; otro aspecto es que has de abordarlos de la manera apropiada. Si son incrédulos, si no son creyentes, pero están dispuestos a contribuir con mano de obra y pueden ser obedientes y someterse, entonces, aunque no persiguen la verdad, no los molestes ni los eches. En lugar de eso, permíteles que continúen siendo mano de obra, y si puedes ayudarles, entonces hazlo. Si ni siquiera tienen el deseo de contribuir con mano de obra, y empiezan a ser superficiales y a cometer maldades, entonces ya hemos hecho todo lo que era necesario. Si quieren marcharse, entonces que lo hagan, y no les eches de menos cuando se hayan ido. Están en el punto en el que deberían irse, y esas personas no merecen tu compasión, pues son incrédulos. Lo que es más lamentable es que hay algunas personas que son increíblemente necias, que siempre albergan sentimientos personales hacia aquellos que son expulsados, que siempre los echan de menos, que hablan en su favor, que luchan por ellos, y que incluso lloran y oran e imploran por ellos. ¿Qué os parece lo que hace esta gente? (Es muy necio). ¿Por qué? (Los que se van son incrédulos, no aceptan la verdad, y simplemente no vale la pena orar por ellos ni extrañarlos. Solo aquellos a quienes Dios da oportunidades y albergan esperanzas de salvarse merecen las lágrimas y oraciones de los demás. Si alguien ora por un incrédulo o un diablo, entonces es muy necio e ignorante). Un aspecto es que ellos no creen de verdad que hay un Dios, son incrédulos; otro aspecto es que la esencia-naturaleza de estas personas es la propia de un no creyente. ¿Cuál es el significado implícito aquí? Es que no son personas en absoluto, sino que su esencia-naturaleza es la de un diablo, la de Satanás, y que estas personas se oponen a Dios. Así son las cosas en cuanto a su esencia-naturaleza. Sin embargo, hay otro aspecto, y es que Dios selecciona a las personas, no a los diablos. Así que, dime, ¿son estos diablos el pueblo escogido de Dios y los ha seleccionado Él? (No). No son el pueblo escogido de Dios, así que si siempre andas con enredos emocionales con estas personas y te entristece que se vayan, ¿no te convierte eso en necio? ¿No es eso oponerse a Dios? Si no tienes sentimientos profundos hacia los verdaderos hermanos y hermanas y sin embargo los albergas hacia estos diablos, ¿entonces qué eres? Como poco, eres atolondrado, no contemplas a las personas de acuerdo con las palabras de Dios, aún no te comportas con el planteamiento correcto y no manejas los asuntos con principios. Eres una persona confusa. Si tienes sentimientos por uno de estos diablos, entonces pensarás: “Oh, pero si es muy buena persona y tenemos muy buena relación. Nos llevamos bien y me ayuda mucho. Cuando estoy débil, me consuela, y cuando hago las cosas mal, es tolerante y paciente conmigo. Es un encanto”. Era así solo contigo, así que ¿qué eres tú? ¿Acaso no eres un ser humano corrupto más? ¿Y cómo trata esa persona la verdad, cómo trata a Dios y al deber que la casa de Dios le confía? ¿Por qué no ves las cosas desde estas perspectivas? ¿Es correcto ver las cosas desde la perspectiva de tu propio interés personal, con tus ojos y sentimientos carnales? (No). Resulta evidente que no es así. Y como no es una manera acertada de ver las cosas, deberías desprenderte de ella y cambiar la perspectiva y el planteamiento desde el que consideras a esa persona. Debes intentar acercarte y manejar a esa persona tomando como base las palabras de Dios: este es el planteamiento que el pueblo escogido de Dios debe adoptar y la actitud que debe tener. No seas estúpido. ¿Crees que eres una persona bondadosa porque sientes lástima por los demás? Eres increíblemente necio, sin ningún principio. No tratas a la gente según las palabras de Dios; estás del lado de Satanás y simpatizas con él y con los diablos. Tu simpatía no se dirige al pueblo escogido de Dios ni a los que Él quiere salvar, y no va dirigida a los verdaderos hermanos y hermanas.

Estas personas incrédulas nunca están dispuestas a cumplir con su deber y siempre lo hacen como les apetece. Da igual cómo comuniques con ellos sobre la verdad, no la aceptan, e incluso si entienden un poco de esta, no la ponen en práctica. Hay otra manifestación principal que exhiben, ¿cuál es? Es que siempre han cumplido con su deber de manera descuidada, siempre son unos descuidados, y se niegan obstinadamente a arrepentirse. Son muy atentos, serios y rigurosos en sus propios asuntos, y no osan descuidarlos en absoluto. Se preocupan mucho de su comida y su ropa, de su estatus, su reputación, su autoestima, sus placeres carnales, sus enfermedades, su futuro, sus perspectivas, su jubilación e incluso de su propia muerte; todo lo fundamental lo tienen cubierto. Sin embargo, cuando se trata de asuntos relacionados con el cumplimiento de su deber, no prestan ninguna atención, y mucho menos persiguen la verdad. A algunas personas les entra sueño y se adormecen cada vez que asisten a una reunión, e incluso sienten repulsión cuando oyen Mi voz. Se sienten profundamente incómodos, inquietos, se desperezan y bostezan, se rascan las orejas y se frotan las mejillas. Se comportan como animales. Algunos dicen: “Los sermones duran mucho en las reuniones, y hay gente que no puede permanecer sentada tanto tiempo”. En realidad, a veces la reunión no ha hecho más que comenzar y ya empiezan a inquietarse, y les entra repulsión cuando escuchan. Por eso nunca escuchan sermones ni leen las palabras de Dios. En el momento en que oyen a alguien comunicando la verdad, sienten repulsión, y están hartos y cansados de ver a la gente escuchar embelesada. ¿Cuál es la esencia-naturaleza de tales personas? Visten piel humana; por fuera son humanos, pero si les quitas la piel, son diablos, no son humanos. Dios quiere que se salven muchos, que se salven los que tienen humanidad; no quiere que se salven los diablos. Dios no salva a los diablos. Recuerda esto siempre y no lo olvides. No debes asociarte con ninguno de los que visten la piel de un ser humano, pero cuya esencia-naturaleza son las de un diablo. Si no has cortado todos los lazos con una persona así, y tratas de complacerla y adularla, entonces te convertirás en el hazmerreír de Satanás, y Dios te detestará y dirá: “Tú, necio y ciego, no entiendes a nadie”. Dios no salva a los diablos, ¿entiendes? (Sí). Dios no salva a los diablos, ni los selecciona. Los diablos nunca pueden amar la verdad, ni perseguirla, y mucho menos someterse a Dios; nunca pueden someterse a Él. Creen en Dios no porque amen Su justicia y equidad, y no para poder perseguir el logro de la salvación. Expresan repulsión y desprecio por el temor de Job a Dios y porque evitara el mal, y en sus corazones sienten una tremenda repulsión y resistencia hacia el asunto de perseguir la verdad. Si no me creéis, mirad a los que os rodean que han sido expulsados y puestos en evidencia y contemplad qué es lo que hay en sus tuétanos, de qué hablan cuando nadie los escucha, qué les preocupa, cuál es su actitud hacia su propia vida, la supervivencia y las personas, acontecimientos y cosas que les rodean, así como qué dicen y qué opiniones expresan. A partir de todas estas expresiones y efusiones, puedes ver claramente lo que son, por qué son capaces de marcharse, y por qué la casa de Dios quiere echarlos. ¿No es una lección que vale la pena aprender? (Sí). ¿Y cuál es la lección que has aprendido? ¿Qué es lo que has comprendido? (Hemos aprendido a discernir y hemos comprendido que, en sus tuétanos, esta gente no ama la verdad y siente aversión por ella. Simplemente salen del paso en la casa de Dios, y se los echará tarde o temprano). Si ves las cosas de esta manera, entonces eso demuestra que has aprendido la lección.

¿Eres capaz de ver cómo los diablos y Satanás en el reino espiritual sienten aversión por la verdad y la odian? ¿Eres capaz de ver cómo los diablos y Satanás desafían a Dios y blasfeman contra Él? ¿Eres capaz de ver qué palabras, dichos y métodos usan los diablos y Satanás para atacar a Dios? ¿Eres capaz de ver lo que Dios permite a los diablos y Satanás hacer, cómo lo hacen y cuál es su postura? (No). Eres incapaz de ver nada de eso. Por tanto, cualquier cosa que diga Dios es meramente una figuración o un cuadro en tu corazón, no es un hecho. Como no has visto tales cosas por ti mismo, lo único que puedes hacer es confiar en tu imaginación y figurar semejante cuadro o alguna especie de acto. Sin embargo, cuando te encuentras con esos diablos vivientes y satanases que visten piel humana, prácticamente entras en contacto con el discurso y las acciones de los diablos y satanases, además de los hechos y pruebas de su juicio, ataque, desafío y blasfemia de Dios. Contemplarás con absoluta claridad su carácter, que siente aversión por la verdad y la odia. Estos diablos y satanases que visten piel humana atacan a Dios de igual manera que los diablos y Satanás atacan a Dios en el reino espiritual, son exactamente lo mismo, solo que los diablos y satanases que visten piel humana han adoptado una forma diferente para atacar a Dios; no obstante, su esencia sigue siendo la misma. Visten piel humana y se transforman en humanos, pero siguen acudiendo a juzgar, atacar, desafiar y blasfemar contra Dios. La forma en que estos diablos y satanases en la carne y los incrédulos juzgan, atacan y desafían a Dios, y la manera en que derriban Su obra y perturban el trabajo de la iglesia es idéntica a lo que hacen los diablos y Satanás en el reino espiritual. Por consiguiente, cuando ves a los diablos y a Satanás en el mundo desafiar a Dios, estás presenciando cómo desafían a Dios en el reino espiritual; no hay ninguna diferencia. Proceden de la misma fuente y poseen la misma esencia-naturaleza, y por eso hacen las mismas cosas. Con independencia de la forma que adopten, todos hacen lo mismo. Por tanto, estos diablos y satanases que visten piel humana desafían y atacan a Dios, y muestran una extrema repulsión y resistencia hacia la verdad, debido a su naturaleza y porque no pueden evitarlo. ¿Por qué digo que no pueden evitarlo? Parecen humanos, viven entre ellos, comen tres veces al día, estudian la educación y el conocimiento humanos, tienen las mismas aptitudes para la vida y las mismas formas de vivir que los demás; sin embargo, su espíritu interior no es el mismo que el del resto de humanos, ni tampoco su esencia. Por consiguiente, lo que determina lo que son estas personas es la esencia, la raíz y la fuente detrás de los puntos de vista que sostienen y las cosas de las que son capaces. Si atacan a Dios y blasfeman contra Él, entonces son diablos y no humanos. En la piel humana, por muy bien que suenen las cosas que dicen o por correctas que sean, su esencia-naturaleza es la de los diablos. Los diablos pueden decir cosas que suenan bien para desorientar a la gente, pero no aceptan la verdad en absoluto, y mucho menos la ponen en práctica; no cabe duda de que esto es así. Fijaos en esas personas malvadas y anticristos y en los que desafían y traicionan a Dios: ¿acaso no pertenecen a ese tipo de personas? Todos ellos son capaces de decir cosas que suenan bien, pero no de hacer nada práctico. Pueden mostrar cierto respeto y decir cosas que suenan bien a las personas con estatus y poder, especialmente a sus superiores inmediatos, pero cuando se presentan ante Dios, ni siquiera muestran un mínimo respeto por el Dios encarnado. Si les pides que se ocupen de algún asunto para Dios, en realidad no quieren hacerlo, y aunque lo hagan, será de forma descuidada. ¿Por qué son capaces de tratar así a Dios? ¿Es la verdad la que les ha fallado? ¿Dios los ha defraudado? ¿Dios ha interactuado con ellos antes? La respuesta a estas preguntas es no, y Dios ni siquiera los ha conocido. Entonces, ¿cómo es que estas personas albergan este tipo de actitud hacia Dios y la verdad? Hay una razón, y es que su esencia-naturaleza se opone de manera inherente a Dios. Por eso no pueden evitar ridiculizar y blasfemar, despreciar, juzgar y atacar a Dios en sus corazones, incluso lo hacen con una carencia total de escrúpulos; esto lo decide su esencia-naturaleza. Hacen estas cosas sin apenas esfuerzo, las palabras brotan de sus bocas, sin consideración, de forma negligente, las cosas se limitan a brotar con naturalidad. Pueden mostrar respeto hacia otras personas, así como a las que tengan estatus y a la gente común, pero desprecian completamente a Dios y a la verdad. ¿Qué son? (Diablos). Así es, son diablos, no son humanos, con independencia de su edad. Algunas personas dicen: “Tal vez solo son jóvenes y no entienden las cosas”. Piensas que son jóvenes y no entienden las cosas, pero cuando van por el mundo y la sociedad y ven a gente mayor, siempre se dirigen a ellos como es debido. Solo cuando ven a Dios no se dirigen a Él, y dicen en su lugar: “Eh”, u “Oye”, o simplemente “Tú”. No se dirigen a Dios. Saben respetar a los mayores y cuidar a los más jóvenes en la sociedad, y son civilizados y educados. Sin embargo, cuando se presentan ante Dios, no son capaces de hacer estas cosas y no entienden cómo honrarle. Entonces, ¿qué son? (Diablos). Son diablos, los típicos diablos. Son capaces de mostrarse respetuosos y corteses con las personas prestigiosas de la sociedad, con los que tienen estatus, con los que admiran, e incluso con aquellos de los que pueden obtener algún beneficio; pero cuando se presentan ante Dios, no muestran ningún respeto ni cortesía, sino que se resisten de inmediato, despreciándolo abiertamente y tratándolo con una actitud despectiva. ¿Qué son? Son diablos, los típicos diablos. Estos incrédulos, estas personas que se infiltran en la casa de Dios y luego son echados y expulsados, pertenecen todos a este tipo de personas, al cien por cien. Se resisten y tratan a Dios despectivamente de esa manera, y en lo que respecta al deber que Dios requiere que cumpla la gente, le prestan incluso menos atención. Sin importar su estatus en la sociedad, lo educados que sean, o cuál sea su edad o género, su esencia-naturaleza es la misma. Cuando están en el mundo y se topan con un funcionario que les pide hacer algo, les falta tiempo para arrastrarse y doblegarse. Les parece bien y están dispuestos a ser los esclavos del funcionario, y tratarán de adularlo de la mejor manera que se les ocurra. Si consiguen un apretón de manos o un abrazo de una celebridad o un presidente, se sienten honrados, y tal vez no vuelvan a lavarse las manos o cambiarse de ropa mientras vivan. Creen que esas celebridades y grandes personas son mayores y más importantes incluso que Dios, y por eso en sus corazones son capaces de despreciarlo. No importa lo que Dios diga o lo que haga, esta gente no lo considera digno de mención. No solo consideran que no vale la pena mencionarlo, sino que quieren modificar constantemente las palabras de Dios y cambiarlas, agregarles su propio significado, hacer que concuerden totalmente con lo que piensan: todas estas son personas con problemas con su esencia-naturaleza. Decidme, ¿es apropiado permitir que estas personas que pertenecen a los diablos, o que tienen la esencia-naturaleza de los diablos, permanezcan en la casa de Dios? (No). No lo es. No son lo mismo que el pueblo escogido de Dios. El pueblo escogido de Dios le pertenece a Dios, mientras que estas personas pertenecen a los diablos y a Satanás.

¿Qué clase de gente debe reunirse para que se les pueda llamar una iglesia? ¿Qué clase de gente se requiere y cuál pertenece a la casa de Dios? Decidme. (La que cree de verdad en Dios y persigue la verdad). Esto es un poco excesivo. Desde mi punto de vista, el límite más bajo y el estándar mínimo deben estar en aquellos dispuestos a contribuir con mano de obra. Puede que no amen a la verdad, pero eso no significa que sientan aversión por ella, hacen lo que la casa de Dios les pide que hagan sin cuestionarlo, y son obedientes y capaces de someterse. En lo que concierne a las condiciones para perseguir la verdad, es posible que haya quien piense que le falta calibre, que no disfruta haciéndolo y que no está muy interesado. Puede parecerles aceptable escuchar un sermón de vez en cuando, y a veces se quedan dormidos mientras lo escuchan, y cuando se despiertan se preguntan: “¿Qué estaba escuchando hace un momento? Se me ha olvidado. Será mejor que me ponga a trabajar. Me basta con hacer mi trabajo”. No son indisciplinados ni causan trastornos, y trabajan duro en cualquier tarea que se les asigne. Tienen un verdadero aire de sinceridad y son como viejos caballos de labranza; basta con que su dueño les diga que trabajen, y ya sea girando una piedra de molino, arrastrando un arado, trabajando en el campo o tirando de un carro, mantienen siempre un aire de auténtica sinceridad y pueden completar las tareas sin causar ningún problema. ¿Qué es lo que piensan? “Me han dicho que soy un contribuyente de mano de obra, así que seré mano de obra. No valgo nada, soy un humilde don nadie. Al ser mano de obra para Dios, Él me exalta, y no me siento agraviado en absoluto”. Como ves, esta es la actitud que tienen. Por consiguiente, se debe mantener a las personas así en la casa de Dios. Aunque tengan algunos fallos, deficiencias y malos hábitos, o estén faltas de calibre o sean necias, puedo tolerarlas e incluirlas a todas; no supone ningún problema, y así les concedo oportunidades. ¿Qué oportunidades? ¿Les doy la oportunidad de contribuir con mano de obra o de alcanzar la salvación? Ambas, por supuesto. Como seres creados, están dispuestos a contribuir con mano de obra para Dios, a ser mano de obra en la casa de Dios, y tienen derecho a hacerlo. Además, con este deseo que tienen, se les debe dar la oportunidad de alcanzar la salvación. Sin embargo, hay quien dice: “Pero no buscan alcanzar la salvación”. Si no buscan la salvación, eso es asunto suyo, pero al menos, a estas personas se les puede mostrar un favor especial y darles la oportunidad de alcanzarla, y tienen ocasión de salvarse. ¿Qué quiero decir con “tienen ocasión”? Quiero decir que su calibre es deficiente, son un poco necios, no pueden asumir un trabajo muy grande o importante en el cumplimiento de sus deberes, sino que se limitan a cumplir un deber ordinario, no desempeñan un papel muy importante en la casa de Dios, no asumen ningún trabajo relevante mientras Él expande Su obra, y no hacen ninguna gran contribución. Sin embargo, debido a que tienen este deseo de estar dispuestos a contribuir con mano de obra para Dios, se les muestra un favor especial y se les da la oportunidad de salvarse; este es el favor especial que se les concede. Dios da muchas oportunidades a todos y cada uno. ¿Acaso los trata con justicia? (Sí). Porque no importa lo débiles que sean, lo escaso de su calibre ni su necedad, son miembros de la raza humana ordinaria y corrupta, lo que sucede es que ellos no persiguen la verdad muy activamente, pero siguen siendo personas correctas. Al final, tanto si son capaces de ganar la verdad como de alcanzar la salvación, en lo que respecta a Dios, Él les otorga bondad y les muestra un favor especial, ya que son de un molde completamente diferente al de aquellos incrédulos y aquellos diablos que se oponen a Dios, y tienen una esencia diferente. Tales personas son diablos y enemigos de Dios, mientras que estas, a pesar de buscar solo contribuir con mano de obra y conformarse con ello, no oponen resistencia a Dios en sus corazones. Nunca atacarán activamente a Dios ni lo juzgarán ni blasfemarán contra Él, y albergan una actitud positiva y correcta hacia Dios, es decir, están dispuestos a contribuir con mano de obra para Dios, tanto si son capaces de alcanzar la salvación como si no. Luego hay algunos que son un poco mejores que esto, y que, durante el tiempo que son mano de obra, son capaces de poner en práctica algunas verdades en la medida de lo posible, que buscan activa y positivamente ciertos principios-verdad, y que se esfuerzan por no ir en contra de los principios. Este es el deseo y la postura que toman, y por eso Dios les concede bondad. Dios no los trata injustamente, simplemente no los abandona y siempre les da oportunidades. Cuando la obra de Dios llegue a su fin, si han logrado someterse a Él y pueden escapar de la influencia de Satanás, entonces Dios los conducirá al reino; ese es el destino que deben tener. Dios quiere salvar a estas personas y no se dará por vencido con ellas; en cuanto a cómo lo hará y cómo cumplirá estas palabras, algún día lo sabrás. ¿Cuál es la actitud de Dios hacia los diablos y satanases? (Siente aversión por ellos). Él siente aversión por ellos. No hace falta decir que siente aversión por ellos. Dios utiliza a los diablos y a los satanases para prestar servicio en el momento y lugar apropiados, en la situación adecuada, y con las cosas adecuadas, y una vez que han prestado servicio, se les echa a patadas sin ninguna consideración. Su esencia-naturaleza, que no persigue la verdad y que siente repugnancia por ella, se está exponiendo constantemente en toda clase de situaciones. Dios no les concede bondad, porque Dios los detesta por completo y está extremadamente disgustado con ellos. Sin embargo, estas personas insensatas y de escaso calibre, algunas de las cuales pueden estar incluso confusas, están dispuestas a contribuir con mano de obra para Dios, y albergan la actitud y la determinación de “desear contribuir con mano de obra para Dios y no arrepentirse nunca”. Por eso, en la vida cotidiana, Dios siempre perdonará su insensatez y tolerará su debilidad, además de protegerlas y velar por ellas. ¿Qué quiero decir cuando digo que Dios les protegerá y velará por ellas? Quiero decir que Dios les esclarecerá los significados literales de las pocas verdades que son capaces de comprender y les permitirá entenderlas; Dios está con ellas, concediéndoles paz y alegría, y cuando se topen con tentaciones, Dios dispondrá para ellas entornos adecuados para protegerlas de estas. ¿Cuáles son las principales tentaciones? Existen muchas, como el matrimonio, las relaciones inapropiadas entre hombres y mujeres, el dinero, el estatus, la fama y el beneficio, la reputación, así como un buen trabajo y salario; todas ellas son tentaciones. ¿Y de qué otras maneras protege Dios a las personas? Te cura de las enfermedades para que no sufras, evita que las personas malvadas te atrapen y te ataquen, etcétera. Además, cuando te encuentras con ciertas dificultades o algunas cosas que parecen calamitosas, Dios dispondrá algunas personas, acontecimientos y cosas para protegerte de tales calamidades y dificultades, lo que te permitirá contribuir con mano de obra para Dios en Su casa sin problemas hasta el final, como es tu deseo, ¿no es eso algo bueno? (Sí). Entonces, para que todo vaya bien y salga como deseas, ¿de dónde proviene esto? (De la protección de Dios). Correcto, proviene de la protección de Dios, de que Dios te cuide y de Su bondad. Las personas que son diablos, sin embargo, no pueden evitar hacer cosas diabólicas. Cometen errores en todo, y todas albergan malas intenciones. Es normal que caigan a menudo en la tentación; es exactamente lo que necesitan, como una gran roca que cae repentinamente del cielo, los golpea en la cabeza, los aplasta, y entonces están muertos. Aquellos que están dispuestos a contribuir con mano de obra para Dios también se encontrarán con estas cosas, pero con la protección milagrosa de Dios, este desastre no les sobreviene, pasa de largo, y en su corazón dicen: “Dios me está protegiendo, no ha llegado mi hora de morir”. Dios te mantiene vivo ya que aún le eres útil. Dios te dio la vida, y ya que estás dispuesto a contribuir con mano de obra para Dios y a ofrecerte a Él, ¿por qué no iba a protegerte? Dios sin duda te protegerá. ¿Dios quiere mucho de la gente? (No). En realidad, los que están dispuestos a contribuir con mano de obra para Dios no tienen mucho talento y su calibre no es muy grande; poseen una comprensión limitada de la verdad, hasta el punto que solo pueden entender algunas palabras y doctrinas, y aprender a hablar como lo hacen otras personas. Sin embargo, simplemente no son capaces de captar los principios-verdad, ni pueden llegar a perseguir la verdad o alcanzar la salvación. Su sumisión a Dios básicamente implica hacer lo que se les dice en la casa de Dios, y no hay manera de que puedan someterse a la verdad, eso es todo. Y por eso, dado que solo son seres humanos corruptos corrientes y están dispuestos a contribuir con mano de obra para Dios, Él no los descarta. Por tanto, esas personas que son depuradas no son buenas, desde luego. Si eres realmente una buena persona, alguien a quien Dios ha seleccionado, si realmente tienes una actitud de sumisión a Dios, el deseo y la actitud de estar dispuesto a contribuir con mano de obra para Él y nunca arrepentirte de ello, entonces Dios nunca te descartará, sino que te mostrará bondad. Esto será una bendición para ti, y Dios quiere a gente así. Él quiere a esta clase de personas que no persiguen la verdad y son incapaces de entenderla porque su calibre es deficiente, y sin embargo están dispuestas a contribuir con mano de obra para Dios. El otro tipo de personas que Dios quiere es aquel que desea perseguir la verdad y la ama, que ama la equidad y la justicia y las cosas positivas, que desea someterse a la verdad y que, una vez que ha entendido y comprendido la verdad, una vez que ha llegado a conocerla y captarla, entonces es capaz de obedecer, someterse y practicar de acuerdo con la verdad. Además, estas personas tienen la determinación de perseguir la verdad y alcanzar la salvación, y nunca han dudado de Dios. Estas son, por supuesto, aquellas a las que Dios ama y desea salvar. Sin embargo, ¿eres capaz de cumplir este estándar? ¿Y qué harás si no eres capaz de cumplirlo? Como mínimo, tu actitud hacia Dios y la verdad no debe ser la de los diablos y Satanás, al menos debes acercarte al estándar de aprobación de Dios y debes estar dispuesto a contribuir con mano de obra para Dios. Si te opones a Él de manera constante, actúas en su contra y siempre atacas y blasfemas contra Dios en tu corazón, entonces te hallarás en una situación problemática y peligrosa. Deberías tener claro en el corazón qué actitud ostentas hacia Dios, y debes categorizarte según los diferentes tipos de personas de los que he estado hablando aquí.

Es muy importante perseguir la verdad, pero eso no significa que, si las personas no persiguen la verdad, entonces no puedan llegar al final del camino; no se trata de algo definitivo. Todas las personas son seres creados, y mientras no sean diablos o satanases, entonces no atacarán activamente a Dios ni blasfemarán contra Él de forma consciente. Por tanto, Dios es justo y razonable para la humanidad ordinaria corrupta, y les da todas las oportunidades de lograr la salvación. Mientras el hombre experimenta el logro de la salvación, Dios es amable con él, lo protege y lo cuida. Entonces, ¿cuál es la actitud de Dios hacia los que son diablos o satanases? Estos ven a Dios como su enemigo y no paran de juzgarlo, atacarlo y blasfemar contra Él, de destruir Su obra, y nunca saben arrepentirse. Si interactúan con otras personas, se llevan bien con algunas, pero cuando acuden ante Dios, con Él no se llevan bien para nada, ni por un minuto o un segundo; no pueden trabajar con Dios o coexistir con Él ni llegar a un consenso con Él respecto a nada, y esto muestra que son diablos y satanases estándares. Dios no tolera en absoluto a tales personas, y la casa de Dios no mantiene a gente así. Cuando se descubre a una, se la echa; cuando se descubre a un par, se las echa; sean cuantas sean las que queden en evidencia, esas son las que son expulsadas; el día que quedan expuestas es el día que están acabadas. Como ves, cuando se promociona a las buenas personas y se les da un uso importante, entonces es cuando son perfeccionadas, bendecidas y recogen la mejor cosecha. Cuando se promociona a las personas malvadas y a los diablos y se les da un uso, de forma natural quedan expuestos y son descartados, y su último día ha llegado. Pensad en aquellos a vuestro alrededor que quedaron en evidencia, a los que se descartó o echó recientemente o al principio, y aquellos cuyo nombre acabó desapareciendo de la lista. Se los descartó al llegar a la cima de su “carrera” en la casa de Dios, su último día había llegado, y se escribió un punto final gigante en su vida de fe en Dios. Los incrédulos van y vienen en la iglesia y no son capaces de hallar un lugar adecuado para ellos, ni pueden llevar a cabo ningún deber. En el momento en que cometen algún acto malvado, quedan en evidencia, y su último día ha llegado. A los diablos les gusta hacer grandes cosas y labrarse un nombre, y el día en que más se regodean en la gloria es su día final. ¿Por qué digo esto? ¿Lo sabéis? Así son las cosas. Cuando se están deleitando más en la gloria es cuando son más complacientes, ¿y no es cuando son más complacientes que es más probable que se olviden de sí mismos? (Sí). Cuando no tienen éxito ni gloria, estos diablos mantienen la cabeza gacha. Pero el hecho de que yo diga que mantienen la cabeza gacha, no significa que sean capaces de practicar la verdad, sino que hacen las cosas con mucho cuidado y cautela, siempre con un corazón vigilante y sin un corazón temeroso de Dios. En el momento en que vislumbran una oportunidad o se sienten con un poco de poder y estatus, capaces de hacer su voluntad a su antojo, se vuelven complacientes y se dejan llevar, y piensan: “Mi momento ha llegado. Ya es hora de sacar a relucir mis habilidades y mis fortalezas y poner en juego mis capacidades”. Y se lanzan a la acción. ¿Cuál es la motivación que hay detrás de sus acciones y cuál es el origen de estas? ¿De dónde surgen la motivación y el origen de sus acciones? Surgen de los diablos, de Satanás, y de sus ambiciones y deseos salvajes. En tales circunstancias, ¿pueden las cosas que hacen estar de acuerdo con los principios-verdad? ¿Pueden tener un corazón temeroso de Dios mientras hacen las cosas? ¿Pueden manejar los asuntos de acuerdo con los requisitos de la casa de Dios? La respuesta a todas estas preguntas es no, no pueden. ¿Y cuáles son las consecuencias? (Provocan trastornos y perturbaciones). Así es, las consecuencias son que causan graves trastornos y perturbaciones, e incluso provocan importantes perturbaciones y pérdidas a la casa de Dios y a la obra de la iglesia. Entonces, de acuerdo con los principios de cómo tratar a las personas en la casa de Dios, ¿cómo se debe tratar a aquellos que provocan tales consecuencias en la obra de la iglesia? Si el asunto es menor, deben ser reemplazados, y si se trata de algo grave, entonces se los debe echar. Cuando se promociona a alguien y se le da un uso importante o se dispone que haga algún trabajo, la casa de Dios siempre hablará claramente con él sobre los principios para realizarlo. Se le explican muchos principios y detalles, y solo cuando lo ha entendido y comprendido, y lo ha escrito todo, el relevo se considera completo. Sin embargo, cuando deben hacer algún trabajo y cumplir con su deber, se ponen a ello con sus garras de diablo al descubierto y empieza a aparecer el diablo que realmente son. No hacen las cosas de acuerdo con los principios exigidos por la casa de Dios en absoluto, sino que las hacen por completo tal y como ellos quieren, como a ellos les gusta, como desean. Nadie puede controlarlos y no escuchan a nadie, y piensan: “La casa de dios, él y la verdad pueden mantenerse al margen. Aquí mando yo”. Así hacen las cosas los diablos, y es la actitud que tienen hacia el deber y la verdad. Si tienes tal actitud hacia la verdad, entonces quedarás expuesto. Si te tomas el trabajo de la casa de Dios y tu deber como algo insignificante y no haces las cosas de acuerdo con los principios que la casa de Dios te ha ordenado seguir, entonces no se te tratará con cortesía. La casa de Dios tiene principios según los que trata a las personas; los que deben ser despedidos de su puesto son despedidos, y los que deben ser echados son echados, y eso es todo lo que hay que decir al respecto. ¿No es así? ¿No es esto lo que hace la casa de Dios? ¿Y no es así como se revelan esos diablos? ¿Y no es esta su motivación para hacer las cosas, la fuente de sus acciones y la forma en que hacen las cosas? (Sí). Al tratarlos de esta manera, ¿la casa de Dios los está tratando injustamente? (No). ¿Es una manera apropiada de tratarlos? (Sí). Sin duda es muy apropiado. Una persona normal acepta su deber, recibe un ascenso y se le da un uso importante. Realizan su trabajo según sus propias capacidades y calibre y, en mayor o menor medida, de acuerdo con los principios de trabajo que entienden o que la casa de Dios les ha ordenado seguir. Aunque a menudo revelen un carácter corrupto, eso no afecta al cumplimiento normal de su deber. Sin importar las dificultades que encuentren, el estado incorrecto en que se hallen o los trastornos que sufran, al final conseguirán algunos resultados positivos en el cumplimiento de su deber, y estos resultados son aceptables para todos. Sin embargo, los incrédulos, con independencia del tiempo que lleven cumpliendo con su deber, nunca consiguen ningún resultado positivo. Siempre hacen cosas malas y tratan de arruinarlo todo, y eso no solo afecta al trabajo de la iglesia, sino que también perjudica los intereses de esta, y crea una atmósfera viciada alrededor de su trabajo y arruinándolo todo. Si un diablo trastorna y arruina algún trabajo, debe haber muchas personas entre bastidores para volver a retomar el trabajo desde cero, esto malgasta los recursos humanos y financieros de la casa de Dios, y enfurece a muchos de los escogidos de Dios. Una vez que el diablo ha sido desechado, el trabajo de la iglesia adquiere de inmediato una nueva y radiante apariencia, y los resultados del trabajo son diferentes. El diablo que causaba trastornos y perturbaciones es desterrado, la gente pasa a tener una mentalidad libre y liberada, la eficiencia del trabajo aumenta, y todos llevan a cabo sus deberes con normalidad. Por tanto, aquellos que pertenecen a los diablos y a Satanás parecen ser de fuera y, con independencia de su edad o educación, mientras sean personas malvadas, pueden realizar actos malvados, e incluso desempeñan el papel de diablos y Satanás corrompiendo y perturbando a la gente. Por ejemplo, estás preparando una olla de sopa de pollo que todo el mundo está deseando comerse, cuando de repente una mosca se posa encima. Decidme, ¿se puede seguir consumiendo esa sopa de pollo? No hay remedio, hay que tirarla y se pierden dos o tres horas de trabajo. Luego tienes que lavar la olla varias veces, e incluso después de haberla lavado, sigue sin parecerte limpia, y te quedas con una sensación de asco. ¿Qué te ha perturbado? (La mosca). Aunque la mosca es muy pequeña, su esencia contaminada es muy repugnante. Estas personas que pertenecen a los diablos son como las moscas. Se abren camino en la iglesia y causan graves trastornos en el orden normal de la vida de iglesia, y perturban la progresión normal del trabajo de la iglesia. Entonces, ¿tenéis ahora una comprensión clara sobre aquellos que son diablos? Tratar de que rindan un poco de servicio y cumplan bien su deber es más difícil que intentar encontrar una aguja en un pajar o pedirle peras al olmo. Lo más difícil es intentar que los diablos y los satanases practiquen la verdad, como lo es intentar que los incrédulos cumplan lealmente con su deber. Así son las cosas. Si te encuentras con personas que son de Satanás y con incrédulos, y necesitas pedirles que te ayuden a hacer algo de forma temporal, entonces está bien. Pero si les pides que ejecuten algún deber o que realicen algún trabajo, entonces estás siendo ciego y te están tomando por tonto. Sobre todo si les pides que hagan algún trabajo importante, entonces estás siendo aún más necio. Si de verdad no puedes encontrar a nadie adecuado para ayudarte con algo y les pides ayuda, entonces está bien que les pidas que hagan algo, pero debes vigilarlos sin desatenderte del tema. La gente así no es de fiar para nada; como no son humanos, sino diablos, no son de fiar en absoluto. Así que ahora, echa un vistazo a los responsables de los equipos o a los líderes de equipo, y a los que cumplen con deberes clave y trabajos importantes, y comprueba si son semejantes a esos diablos. Si puedes sustituirlos, hazlo en cuanto puedas; si no puedes sustituirlos porque no hay nadie adecuado para ocupar su lugar, vigílalos, supervísalos y síguelos de cerca. No debes dar a los diablos ni a los satanases la oportunidad de causar perturbaciones. Un diablo siempre será un diablo, no tienen humanidad y no tienen conciencia ni razón; debes recordarlo siempre. Todos los incrédulos pertenecen a los diablos y a Satanás, y no debes creerles. Vamos a parar aquí de hablar sobre este tema.

Cuando hablamos previamente sobre cómo perseguir la verdad, discutimos sobre dos cosas. ¿Cuál fue la primera? (Desprenderse). Una era desprenderse. ¿Qué hay de la otra? (Dedicarse). Dedicarse. Hablamos tres veces de la primera, “desprenderse”. ¿Sobre qué hablamos la última vez? (La última vez, Dios analizó las razones por las que las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación surgen en las personas desde la perspectiva de las dificultades a las que se enfrentan, y su postura ante la obra de Dios y la verdad). Existen muchas razones por las que pueden surgir las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, pero en general las causa la razón objetiva de que las personas no entienden la verdad. Esa es una razón. Hay otra, la cual es la razón primordial por la que las personas no persiguen la verdad. Cuando no entienden ni persiguen la verdad y no tienen fe auténtica en Dios, entonces no se someten realmente, y por eso surgen en ellas toda clase de emociones negativas. En la vida cotidiana, debido a las dificultades prácticas que experimentan en sus vidas y a todos los problemas diferentes que se encuentran en su pensamiento, acaban sintiendo toda clase de emociones negativas en sus entornos objetivos. En particular, las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación de las que hablamos la última vez, surgen todas porque las personas se enfrentan a todo tipo de dificultades y problemas relacionados con sus vidas carnales. Porque cuando las personas se encuentran con estos problemas, no buscan la verdad ni creen lo que dice Dios, y mucho menos buscan la verdad que deberían entender y practicar en las palabras de Dios, lo cual les permitiría desprenderse de sus puntos de vista equivocados, sus pensamientos y opiniones erróneos sobre estos asuntos, y también de sus modos incorrectos de manejar y abordar tales cosas; los días pasan, el tiempo transcurre, y las diversas dificultades a las que se enfrentan en su vida diaria generan todo tipo de pensamientos que las perturban y limitan en el fondo de sus corazones. Sin que sean conscientes de ello, estos pensamientos causan sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación respecto a sus vidas carnales y todos los diferentes asuntos que afrontan. De hecho, cuando no han acudido todavía ante Dios o no tienen comprensión de la verdad, estos asuntos harán que surjan sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación en todas y cada una de las personas, a diferentes niveles; es inevitable. Para los que viven en la carne, cualquier cosa que les suceda causará cierta perturbación e impacto en sus vidas y en sus pensamientos. Cuando esta perturbación e impacto se convierten en más de lo que pueden soportar y tolerar, o cuando sus instintos, habilidades y estatus social son insuficientes para sostenerlos o para resolver o disipar tales dificultades, la angustia, la ansiedad y la preocupación surgirán naturalmente en lo profundo de sus corazones y se acumularán allí, y estos sentimientos se convertirán en su estado normal. Preocuparse por varias cosas, como las expectativas de futuro, la comida, la bebida y el matrimonio, la supervivencia futura o la salud, la vejez y el estatus y la reputación en la sociedad es una condición compartida por toda la humanidad sobre la base de que el hombre no comprende la verdad y no cree en Dios. Sin embargo, una vez que llegan a creer en Dios, cuando comprenden un poco de verdad, la determinación de perseguirla seguirá fortaleciéndose. De esta manera, las dificultades prácticas y los problemas que encuentran disminuirán poco a poco, y las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación se debilitarán y disminuirán paulatinamente, lo cual es muy natural. Esto se debe a que, después de que han leído muchas de las palabras de Dios y han llegado a comprender algo de la verdad en su fe en Él, las personas siempre sopesarán y abordarán la esencia, el origen y la fuente de los problemas que encuentren a lo largo de sus vidas en concordancia con las palabras de Dios. Al final, llegarán a comprender que su destino y todas estas cosas que experimentan en su vida están en manos de Dios, y así entenderán desde una perspectiva general que todo esto reside bajo la soberanía de Dios y nada depende de ellos. Por tanto, lo más sencillo que puede hacer la gente es someterse: someterse a las disposiciones y a la soberanía del cielo. No han de luchar contra su destino, sino que, cuando se topen con cualquier cuestión, siempre deben buscar con talante positivo y activo las intenciones de Dios y, a partir de ahí, encontrar la manera más apropiada de resolver el problema; esto es lo más básico que la gente debe comprender. Es decir, después de empezar a creer en Dios, a raíz de las verdades que comprenden y porque básicamente se someten a Él, su angustia, ansiedad y preocupación disminuyen de forma gradual. Esto significa que estas emociones ya no podrán afligirlos tan gravemente ni hacerlos sentir confundidos o desconcertados, o que tienen un futuro sombrío e incierto, lo cual suele provocar que se sientan angustiados, ansiosos y preocupados por estas cosas. En cambio, debido a que han llegado a creer en Dios y a comprender algo de verdad, y a tener cierto discernimiento y entendimiento sobre todo tipo de cosas en la vida, o a disponer de una manera más apropiada de manejar dichas cosas, sus emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación disminuirán de manera gradual. Sin embargo, aunque hayas creído en Dios durante muchos años y hayas escuchado muchos sermones, tus emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación aún no se han eliminado ni se han debilitado. Es decir, tu actitud con respecto a cómo contemplabas a las personas y las cosas, cómo te comportabas y actuabas, tus pensamientos y puntos de vista, y la forma en que manejabas las cosas antes de llegar a creer en Dios no han cambiado. Eso quiere decir que después de llegar a creer en Él, no aceptaste la verdad ni la ganaste, ni hiciste uso de ella para resolver estos asuntos tras leer Sus palabras y escuchar los sermones, para resolver así estas emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación. Si nunca buscas la verdad para resolver estas emociones negativas, ¿no muestra esto que tienes un problema? (Sí). ¿Qué problema muestra? Llevas muchos años creyendo en Dios y sigues sintiendo que tu futuro es totalmente sombrío y lúgubre. Todavía te sientes a menudo vacío e indefenso en tu corazón, y con frecuencia te sientes perdido y sin un camino a seguir. No sabes hacia dónde se dirige tu vida, y sigues sintiéndote como si anduvieras a tientas entre la niebla, sin una senda, sin una dirección por la que avanzar. ¿Qué significa esto? Como mínimo significa que no has ganado la verdad, ¿cierto? Y si no has ganado la verdad, ¿qué es lo que has estado haciendo todos estos años? ¿Has estado persiguiéndola? (No). Si mientras has estado renunciando a cosas, gastándote y cumpliendo con tus deberes, no has estado persiguiendo la verdad ni la has usado para resolver problemas prácticos, ¿qué has estado haciendo todo este tiempo? (Permanecer ocioso y salir del paso). Hay muchos que cumplen con su deber de manera descuidada, y esas personas en realidad están siendo mano de obra. Los contribuyentes de mano de obra se conforman con poder cumplir con su deber, pagan algún precio y sufren un poco, pero no persiguen la verdad. Por eso, después de creer en Dios durante muchos años, no han cambiado en nada. Estas personas son en realidad contribuyentes de mano de obra y, si nos referimos a lo que se solía decir, podemos afirmar que se dedican a actividades religiosas. Fijaos en estas actividades religiosas en el mundo religioso: los domingos la gente va al culto y celebra reuniones, y lo normal es que oren por las mañanas, bendigan la mesa, den las gracias por todo, bendigan a la gente con sus oraciones y, al ver a alguien, le digan: “Dios te bendice, Dios te protege”. Cuando ven a un potencial candidato, le predican el evangelio y le leen un pasaje de la Biblia. Los mejores van a limpiar la iglesia, y cuando viene un predicador, lo hospedan con entusiasmo en sus casas. Cuando se encuentran a personas mayores con dificultades en sus vidas, las ayudan y se complacen en hacerlo. ¿No son todas estas actividades religiosas? Comer huevos de Pascua en Semana Santa, celebrar la Navidad y cantar himnos navideños: esas son las actividades que realizan. Vuestras actividades actuales son algo más frecuentes que las de las personas religiosas. Muchos de vosotros abandonáis vuestros hogares y cumplís con vuestro deber a tiempo completo. Realizáis vuestras devociones espirituales por la mañana, trabajáis un poco en la iglesia durante el día, acudís a reuniones regulares y leéis las palabras de Dios, y antes de iros a la cama por la noche, oráis a Dios y le pedís que os proteja, que os conceda un sueño reparador y que mantenga a raya las pesadillas, y luego volvéis a hacerlo todo igual al día siguiente. Vuestras vidas cotidianas son excepcionalmente corrientes, pero a la vez son excepcionalmente insípidas y aburridas. No ganáis ni entendéis nada durante un largo periodo, y nunca reflexionáis ni reconocéis estas emociones negativas tan básicas, ni las habéis siquiera desenterrado ni resuelto. En vuestro tiempo libre, o cuando os encontráis con algo que no es de vuestro agrado en el deber, o recibís un mensaje de casa diciendo que vuestros padres no se encuentran bien, o sucede algo desafortunado en casa, ya no tenéis ganas de cumplir con vuestro deber y os encontráis débiles durante varios días. Mientras os sentís débiles, esas emociones negativas que se han ido acumulando en vuestro interior durante tanto tiempo vuelven a estallar. Piensas en ellas día y noche, y te siguen como sombras. Incluso hay personas en las que, cuando se sienten débiles y negativas, vuelven a estallar de pronto los pensamientos y opiniones que albergaban antes de creer en Dios, y piensan: “Tal vez habría sido mejor haber ido a la universidad, haber estudiado alguna carrera y encontrado un buen trabajo; incluso podría haberme casado ya. Mis compañeros de clase fulano y mengano no parecían ser nada especiales cuando íbamos juntos al colegio, pero después fueron a la universidad. Los ascendieron cuando encontraron trabajo, y ahora tienen una vida familiar feliz y perfecta. Tienen coche y casa, y viven una vida maravillosa”. Cuando piensan estas cosas y se sumergen en estos estados negativos, surgen todo tipo de emociones negativas a la vez. Piensan en su casa, en sus madres, añoran cómo eran las cosas antes, y las cosas buenas, las malas, las dolorosas, las felices y las inolvidables inundan sus mentes, y cuando piensan en todas ellas, se entristecen y corren lágrimas por sus mejillas. ¿Qué demuestra todo esto? Demuestra que la forma en que solías vivir y la forma en que solías llevar tu vida pueden surgir de vez en cuando y perturbar tu vida actual y el estado de tu vida en este momento. Estas cosas pueden incluso dominar la forma en que vives tu vida ahora y tu postura respecto a la vida, así como tu punto de vista sobre las cosas. Perturban y dominan de manera constante tu vida. Esto no es algo que hagas de forma intencional, sino que se da el caso de que te ves envuelto de forma natural en estas emociones negativas. Puede que ahora pienses que no tienes estas emociones, pero solo porque el momento y el entorno adecuados no han llegado. En cuanto lleguen, podrás sumergirte en estas emociones negativas en cualquier momento y lugar. Ahora, cuando caes en ellas, estás en peligro, corres el peligro de volver en cualquier momento y lugar a tu manera original de vivir y de caer bajo la dominación de tus pensamientos y puntos de vista originales; eso es muy peligroso. En cualquier momento y lugar, este peligro puede despojarte de tu oportunidad y esperanza de alcanzar la salvación, y también puede alejarte de la senda de la fe en Dios. Por tanto, con independencia de lo firmes que sean ahora tu resolución y tu deseo de cumplir con tu deber, o de lo profundas y elevadas que creas que son las verdades que comprendes, o de lo grande que sea tu estatura, mientras no cambien tus pensamientos, tu perspectiva sobre la vida y la manera en que vives tu vida, y mientras tu deseo por lo que quieres en la vida no se transforme —todas estas cosas se hallan bajo la dirección de tales emociones—, entonces te encontrarás en peligro en todo momento y lugar. Cuando estos pensamientos y opiniones te pueden devorar, abrumar y arrastrarte en cualquier momento y lugar, entonces corres peligro. Por tanto, no menosprecies estas emociones negativas. En cualquier momento y lugar, pueden despojarte de tu oportunidad de alcanzar la salvación y destruir tu ocasión de salvarte, y eso no es poca cosa.

Todas las emociones negativas del hombre las causan sus diversos pensamientos, puntos de vista, formas de vida y filosofías de vida satánicas equivocados. En tu vida real también ocurren algunas cosas; sobre todo en aquellos momentos en los que no eres capaz de comprender con claridad la esencia de tales cosas, resulta muy fácil que te asustes y te sientas acorralado por la apariencia que tienen, y es sencillo sumirse en la confusión, y, por tanto, volver a caer en viejas maneras de vivir. Te protegerás a ti mismo sin ser consciente de ello, abandonarás a Dios y la verdad, y usarás tus propios métodos y las formas que consideras más tradicionales y confiables para buscar una salida, indagar cómo vivir y encontrar la esperanza para continuar viviendo. Aunque en la superficie estas emociones negativas se presentan como meras emociones, y si las describimos con palabras parece que se las subestima cuando se las interpreta de forma literal y que no son tan graves, hay quienes se aferran con fuerza a estas emociones negativas y no se desprenden de ellas, como si se aferraran a un clavo ardiendo que les salvara la vida, y están firmemente atados y encadenados a tales cosas. De hecho, estas emociones negativas los atan debido a los diferentes métodos en los que confía el hombre para su supervivencia, así como los diversos pensamientos y puntos de vista que lo dominan, y sus diversas posturas ante la vida y la existencia. Por tanto, aunque los sentimientos de depresión, angustia, ansiedad, preocupación, inferioridad, odio, ira y demás son todos negativos, la gente sigue pensando que puede confiar en ellos, y solo cuando se suman en estas emociones sienten que están seguros, y que se han encontrado a sí mismos y existen. En realidad, el hecho de que la gente se sume en estas emociones va en dirección opuesta a la verdad y se aleja mucho de ella, así como de las formas correctas de pensar, de los pensamientos y puntos de vista correctos, y de la postura y las ópticas correctas sobre las cosas que Dios les indica que tengan. Sin importar la emoción negativa que estés experimentando, cuanto más profundamente te hundas en ella, más te atará; cuanto más te ate, más sentirás la necesidad de protegerte; cuanto más sientas la necesidad de protegerte, más fuerte querrás ser y más capaz y competente, a fin de ganar oportunidades de vivir y de encontrar diversos modos de vida para sobreponerte al mundo, reclamar la victoria ante todas las dificultades a las que te enfrentas en él, y superar todos los problemas y las adversidades de la vida. Cuanto más te dejas llevar por estas emociones, más quieres controlar o resolver todas las dificultades que se te presentan en la vida. ¿No es así? (Sí). Entonces, ¿cómo surgen estos pensamientos en el hombre? Tomemos como ejemplo el matrimonio. Te sientes angustiado, ansioso y preocupado por el matrimonio, pero ¿cuál es exactamente el problema que hay detrás de todo esto? ¿Qué te preocupa? ¿De dónde proviene esa preocupación? Su origen está en que no sabes que este matrimonio ha sido arreglado y regido por el destino, y también por el cielo. Como no lo sabes, siempre quieres decidir las cosas por tu cuenta, pretendes planear, proponer y conspirar, y piensas sin parar en cosas como: “¿Qué tipo de pareja debo buscar? ¿Qué tan alto debe ser? ¿Cuál debe ser su aspecto? ¿Qué tipo de personalidad ha de tener? ¿Qué nivel de educación? ¿De qué clase de familia ha de proceder?”. Cuanto más minuciosos son tus planes, más te preocupas, ¿me equivoco? Cuanto más exigentes y numerosos son tus requerimientos, mayor es tu preocupación, ¿verdad? Y más difícil es encontrar pareja, ¿cierto? (Sí). Cuando no sabes si alguien es adecuado para ti o no, tus dificultades crecen, y cuanto mayores son tus dificultades, más graves se tornan tus sentimientos de angustia y ansiedad, ¿no lo crees? Cuanto más intensos son tus sentimientos de angustia y ansiedad, más te enredan en esas emociones. Entonces, ¿cómo resuelves este problema? Digamos que entiendes la esencia del matrimonio y el camino correcto para avanzar y la dirección a tomar, ¿cuál es entonces el enfoque adecuado que se ha de tomar respecto al matrimonio? Dices: “El matrimonio es un gran acontecimiento en la vida, y no importa la elección que se haga, pues todo ha sido predestinado hace mucho tiempo. Dios ordenó y dispuso hace mucho quién y cómo sería tu cónyuge. La gente no debe precipitarse ni confiar en sus imaginaciones, y mucho menos en sus preferencias. Confiar en las imaginaciones y las preferencias, y precipitarse son manifestaciones de ignorancia y no se corresponden con la realidad. No hay que dar rienda suelta a fantasías, y nada de lo que la gente imagina concuerda con la realidad. Lo más práctico es dejar que las cosas sigan su curso natural y esperar a la persona que Dios ha dispuesto para ti”. Así pues, con esta teoría y esta comprensión práctica como base, ¿cómo has de actuar en este asunto? Debes tener fe, esperar el momento de Dios y aguardar Su disposición. Si Dios dispone una pareja adecuada para ti en esta vida, entonces aparecerá en el momento, lugar y entorno adecuados. Sucederá cuando las condiciones sean propicias, y lo único que tienes que hacer es ser el que coopere con este asunto en ese momento, lugar y entorno. Lo único que puedes hacer es esperar a que llegue ese momento, ese lugar, ese entorno, esperar a que aparezca esa persona, a que todo eso suceda, sin mostrarte ni activo ni pasivo, sino simplemente expectante a que todo ello suceda y llegue. ¿Qué quiero decir con “esperar”? Me refiero a adoptar una postura sumisa, a no ser ni activo ni pasivo; hablo de una postura de búsqueda y sumisión, sin importunar. Una vez que hayas adoptado este tipo de actitud, ¿seguirás sintiéndote angustiado, ansioso y preocupado por el matrimonio? (No). Desaparecen tus planes individuales, tus figuraciones, deseos, predilecciones y todos tus pensamientos ignorantes que se oponen a los hechos. Entonces tu corazón se calma, y no sientes más emociones negativas respecto al asunto del matrimonio. Te sientes relajado, liberado y libre en cuanto a esta cuestión, y dejas que las cosas sigan su curso natural. Una vez que adoptas la postura correcta, todo lo que haces y expresas se vuelve racional y apropiado. Las emociones que se manifiestan desde el interior de tu humanidad normal no son naturalmente de angustia, ansiedad y preocupación, sino que son pacíficas y estables. No son emociones depresivas ni radicales, te limitas a esperar. Tu única forma de actuar y tu postura interior con respecto a este asunto es esperar y someterte: “Deseo someterme a todo lo que Dios disponga para mí. No tengo requerimientos ni planes personales”. ¿Acaso no te has desprendido entonces de estas emociones negativas? ¿Y no es con el fin de que no surjan tales emociones? Incluso si las sintieras, ¿no te desprenderías de ellas poco a poco? Entonces, ¿qué tipo de proceso es el de desprenderse de esas emociones negativas? ¿Es una manifestación de la búsqueda de la verdad? Es la demostración de que persigues y también practicas la verdad. El resultado que se obtiene al final mediante la búsqueda de la verdad es el de la práctica de esta. Se implementa a través de la práctica de la verdad. Cuando alcanzas el nivel de práctica de la verdad, tu angustia, ansiedad y preocupación ya no te van a seguir como sombras; se habrán eliminado completamente de lo más profundo de tu corazón. ¿Es el proceso de eliminar estas emociones el proceso de desprenderse? (Sí). Practicar la verdad es así de sencillo. ¿Es fácil? Practicar la verdad es una transformación de los pensamientos y puntos de vista y, más si cabe, una transformación de la propia postura que se adopta ante las cosas. Para desprenderse de una simple emoción negativa, uno debe practicar y llevar a buen término estos procesos. Primero hay que experimentar una transformación de los propios pensamientos y puntos de vista, luego una transformación de la propia postura hacia la práctica, antes de experimentar una transformación de la propia manera de practicar, y de los propios principios y la propia senda de práctica. ¿No te habrás desprendido entonces de esa emoción negativa? Es así de sencillo. El resultado final que obtienes al “desprenderte” es que ya no te sientes perturbado, perplejo y controlado por esta emoción negativa, y al mismo tiempo ya no te atormentan todo tipo de pensamientos y puntos de vista negativos causados por ella. De esta manera, vivirás sintiéndote relajado, libre y liberado. Por supuesto, sentirse relajado, libre y liberado son solo sentimientos humanos; el verdadero beneficio que la gente en realidad obtiene es que llega a comprender la verdad. La base de la existencia del hombre es la verdad y las palabras de Dios. Si las personas confían en sus figuraciones para vivir dentro de diferentes emociones negativas para su propia protección, si confían en sí mismas y en sus propias habilidades, medios y métodos para salvaguardarse, y caminan por su propia senda, entonces se habrán desviado de la verdad y de Dios, y naturalmente terminarán viviendo bajo el poder de Satanás. Por tanto, cuando te enfrentes a estas mismas dificultades y situaciones, deberás tener entendimiento en tu corazón, y pensarás con naturalidad: “No necesito preocuparme por estas cosas. No tiene sentido preocuparse. Aquellos que son inteligentes y sabios confiarán en Dios y le confiarán a Él todas estas cosas, se someterán a Su soberanía, aguardarán a todo lo que Dios disponga, y esperarán el momento, el lugar, a la persona o la cosa que Dios disponga. Lo único que el hombre debe y puede hacer es cooperar y someterse, esa es la opción más sensata”. Por supuesto, si no haces esto ni practicas de esta manera, todas las disposiciones de Dios ocurrirán de igual modo; ninguna persona, acontecimiento o situación se puede cambiar por voluntad del hombre. La angustia, ansiedad y preocupación del hombre no son más que un sacrificio sin sentido, pensamientos necios y manifestaciones ignorantes del hombre. No importa lo profundos o graves que sean tus sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación, o lo minuciosos que sean tus pensamientos sobre cierto asunto, al final todo es inútil y se ha de descartar. Los hechos y los resultados definitivos no se pueden cambiar por voluntad del hombre. Al final, el hombre debe vivir bajo la soberanía y los arreglos de Dios; nadie puede cambiar tales cosas ni liberarse de ninguna de ellas. ¿No es así? (Sí).

Ahora vamos a hablar sobre la enfermedad. Cuando se trata de la vieja carne del hombre, no importa la enfermedad que alguien contraiga, si es posible que la persona mejore o hasta qué punto la sufre; nada de eso depende del hombre, todo está en manos de Dios. Si cuando enfermas te sometes a las instrumentaciones de Dios y estás dispuesto a soportar y aceptar tal hecho, entonces seguirás padeciendo esa enfermedad. Si no aceptas este hecho, seguirás siendo incapaz de poder librarte de ella, de eso no cabe duda. Puedes afrontar tu enfermedad de manera positiva o negativa. Es decir, no importa la postura que adoptes, el hecho de que estás enfermo permanece inmutable. ¿Qué eligen las personas inteligentes? ¿Y los necios? Los necios elegirán vivir con sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación. Llegarán incluso a sumirse en estos sentimientos y no desearán volver a salir de ellos. No escucharán ningún consejo que se les dé, y se preguntarán: “Oh, ¿cómo he contraído esta enfermedad? ¿Ha sido por cansancio? ¿Por las preocupaciones? ¿O la causa fue la inhibición?”. Todos los días se preguntan cómo se pusieron enfermos y cuándo empezó, y piensan: “¿Por qué no me di cuenta? ¿Cómo pude ser tan estúpido y cumplir con mi deber con tanta honradez? Otras personas se hacen un chequeo físico todos los años, y al menos se toman la tensión y se hacen una radiografía. ¿Cómo no me di cuenta de que debía ir a hacerme un chequeo? Hay quienes viven siendo muy cautelosos. ¿Cómo he sido tan obtuso? Me entró esta enfermedad y ni siquiera me di cuenta. Oh, he de recibir tratamiento. ¿A qué tratamiento me puedo someter?”. Entonces se meten en internet y buscan cómo contrajeron la enfermedad, qué la causó, cómo tratarla con medicina china, cómo tratarla con medicina occidental y qué remedios caseros existen, buscan todo eso. Después, en casa, toman medicina china y luego occidental, siempre serios, ansiosos e impacientes por haber caído enfermos, y con el tiempo dejan de cumplir con su deber, tiran por la borda su fe en Dios, dejan de creer, y solo piensan en cómo curarse de su enfermedad; ahora ese es su único deber. Su enfermedad los consume, se angustian a diario por haber enfermado, y cuando se encuentran con alguien, le dicen: “Oh, yo contraje esta enfermedad de esta manera. Lo que me está pasando os debe servir de lección, cuando enferméis debéis ir a que os examinen y os traten. Cuidar de vuestra salud es lo más importante. Debéis ser avispados, y no vivir de una forma demasiado obtusa”. Le sueltan estas cosas a cualquiera que se cruzan. Al ponerse enfermos, cuentan con esta experiencia y aprenden esa lección. Una vez enfermos, tienen cuidado cuando comen y cuando caminan, y aprenden a cuidar de su propia salud. Al final, llegan a una conclusión: “La gente tiene que confiar en sí misma para cuidar de su propia salud. Estos últimos años no le he prestado mucha atención a mi salud, y en cuanto me distraje, contraje esta enfermedad. Por suerte, la descubrí a tiempo. Si hubiera tardado más, estaría acabado. Sería muy mala suerte enfermar y morir a tan temprana edad. Aún no he podido disfrutar de la vida, hay mucha buena comida que aún no he probado y muchos lugares divertidos que aún no he visitado”. Se ponen enfermos y esa es la conclusión que sacan. Se ponen enfermos, pero no mueren, y se creen muy listos y que han descubierto la enfermedad a tiempo. Nunca dicen que todo esto se debe a la soberanía de Dios y a que Él lo predestinó y que, si alguien no tiene que morir, nada importa la gravedad de la enfermedad, no va a morir, pero si alguien ha de morir, entonces morirá incluso aunque no caiga enfermo. Eso no lo entienden. Creen que su enfermedad los ha vuelto inteligentes, cuando en realidad su “inteligencia” se ha extralimitado y son demasiado necios. Cuando aquellos que persiguen la verdad se encuentran con la enfermedad, ¿acaso se sumen en sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación? (No). ¿Qué actitud adoptarán ante la enfermedad? (Primero, son capaces de someterse, y luego, mientras están enfermos, tratan de comprender las intenciones de Dios y reflexionan sobre qué actitudes corruptas tienen). ¿Pueden estas pocas palabras resolver el problema? Si lo único que hacen es reflexionar, ¿acaso no les seguirá haciendo falta tratar su enfermedad? (También buscarán tratamiento). Sí, si es una enfermedad que debe tratarse, una importante o que podría empeorar si no se busca tratamiento, entonces deben hacerse ver; eso es lo que hacen las personas inteligentes. Cuando los necios no están enfermos, siempre están preocupados: “Oh, ¿será que estoy enfermo? Y si estoy enfermo, ¿me pondré peor? ¿Contraeré esa enfermedad? Y si es así, ¿tendré una muerte prematura? ¿Será muy dolorosa mi muerte? ¿Viviré una vida feliz? Si contraigo esa enfermedad, ¿debería prepararme para la muerte y disfrutar de la vida lo antes posible?”. Los necios se sienten a menudo angustiados, ansiosos y preocupados por cosas como estas. Nunca buscan la verdad ni las verdades que deberían entender respecto a este asunto. Las personas inteligentes, sin embargo, tienen cierta comprensión y perspicacia sobre este asunto, ya sea cuando alguien se enferma o cuando ellas mismas aún no están enfermas. Entonces, ¿qué comprensión y perspicacia deberían tener? En primer lugar, ¿pasará de largo la enfermedad porque alguien se sienta angustiado, ansioso y preocupado? (No). Decidme, ¿acaso no está ya predestinado cuándo alguien va a enfermar de una dolencia, cómo será su salud a cierta edad y si contraerá alguna enfermedad importante o grave? Te aseguro que sí, sin lugar a dudas. Ahora no vamos a hablar sobre cómo Dios te predestina las cosas; la apariencia, los rasgos faciales, la forma de su cuerpo y la fecha de nacimiento de alguien son cosas que todo el mundo conoce bien. Esos adivinos y astrólogos no creyentes, y aquellos que pueden leer las estrellas y las palmas de las manos pueden conocer a partir de dichas palmas, rostros y fechas de nacimiento cuándo alguien va a sufrir un desastre y toparse con alguna desgracia, se trata de cosas que ya se han determinado. Entonces, cuando alguien enferma, puede parecer que la causa ha sido el agotamiento, los sentimientos de ira, o porque vive mal y está desnutrido; a primera vista es lo que puede parecer. Esta situación se aplica a todo el mundo, así que ¿por qué algunas personas de la misma edad contraen esta enfermedad y otras no? ¿Está predestinado a ser así? (Sí). Dicho sin complicaciones, está predestinado. ¿Cómo lo decimos con palabras que concuerden con la verdad? Todo queda bajo la soberanía y los arreglos de Dios. Por tanto, con independencia de cómo sea tu alimentación, tu vivienda y tu entorno vital, esto no tiene nada que ver con cuándo enfermarás o con qué enfermedad te aquejará. Las personas que no creen en Dios buscan siempre razones desde un planteamiento objetivo y hacen hincapié en las causas de la enfermedad, diciendo: “Tienes que hacer más ejercicio, y comer más verduras y menos carne”. ¿Es realmente así? Las personas que nunca comen carne pueden tener de igual modo hipertensión y diabetes, y los vegetarianos pueden tener el colesterol alto. La medicina no ha proporcionado una explicación exacta o razonable para estas cosas. Deja que te diga, todos los diferentes alimentos que Dios ha creado para el hombre son alimentos pensados para que el hombre los coma; simplemente no los comas en exceso, sino con moderación. Es necesario aprender a cuidarse la salud, pero no está bien querer siempre estudiar cómo prevenir las enfermedades. Acabamos de decir que Dios dispone cómo será la salud de una persona a cierta edad y si contraerá una enfermedad grave. Los no creyentes no creen en Él y buscan a alguien que vea tales cosas en las palmas de las manos, en las fechas de nacimiento y en los rostros, y creen en eso. Eres un creyente y a menudo escuchas sermones y charlas sobre la verdad, así que si no crees en esto, no eres más que un incrédulo. Si de verdad crees que todo está en manos de Dios, entonces debes creer que tales cosas —las enfermedades graves, las importantes, las menores y la salud—, quedan todas bajo la soberanía y los arreglos de Dios. La aparición de una enfermedad grave y cómo será la salud de alguien a cierta edad no son cosas fortuitas, y entender esto supone tener una comprensión positiva y precisa. ¿Concuerda esto con la verdad? (Sí). Concuerda con la verdad, es la verdad, debes aceptarlo, y tu postura y puntos de vista sobre este asunto se deben transformar. ¿Y qué se resuelve en cuanto estas cosas se transforman? ¿No quedan resueltos tus sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación? Al menos, tus emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación respecto a la enfermedad quedan en teoría resueltas. Dado que tu comprensión ha transformado tus pensamientos y puntos de vista, esta resuelve por tanto tus emociones negativas. Este es un aspecto: el que alguien se enferme o no, qué enfermedad grave contraerá y cómo será su salud en cada etapa de la vida no lo puede cambiar la voluntad del hombre, sino que todo está predestinado por Dios. Hay quien dice: “Entonces, ¿está bien que no quiera enfermar? ¿Está bien querer pedirle a Dios que me libre de la enfermedad? ¿Está bien querer pedirle que me aparte de tal desastre y desgracia?”. ¿Qué os parece? ¿Están bien estas cosas? (No). Lo decís con mucha seguridad, pero nadie es capaz de entender estas cosas con claridad. Tal vez alguien está cumpliendo de forma leal con su deber y tiene la determinación de perseguir la verdad, y es muy importante para algún trabajo en la casa de Dios, y Dios tal vez lo libra de esta enfermedad grave que afecta a su deber, a su trabajo, y a su energía y fuerza físicas, ya que Dios se hará responsable de Su trabajo. Pero ¿existe una persona semejante? ¿Quién es así? No lo sabes, ¿verdad? Tal vez haya personas así. Si realmente hubiera personas así, ¿no podría Dios librarlas de la enfermedad o la desgracia con una sola palabra? ¿No podría Dios hacerlo con un solo pensamiento? El pensamiento de Dios sería: “Esta persona va a encontrarse con una enfermedad en un determinado mes a esta edad. Ahora está muy ocupada con su trabajo, así que no va a contraerla. No le hace falta experimentar esa enfermedad. Que le pase de largo”. No hay razón para que esto no suceda, y requeriría solo una palabra de Dios, ¿verdad? Pero ¿quién podría recibir tal bendición? A quien posea de veras semejante determinación y lealtad y pueda realmente cumplir esta función en la obra de Dios le será posible recibir semejante bendición. Este no es el tema del que tenemos que hablar, así que no hablaremos de él ahora. Estamos hablando de la enfermedad; esto es algo que la mayoría de la gente experimentará durante su vida. Por consiguiente, el tipo de enfermedad que afligirá los cuerpos de las personas, en qué momento, a qué edad y cómo será su salud son todas cosas dispuestas por Dios y nadie puede decidir esto por su cuenta, del mismo modo que el momento en que alguien nace no es una decisión propia. Por tanto, ¿acaso no es una insensatez sentirse angustiado, ansioso y preocupado por cosas que uno no puede decidir por sí mismo? (Sí). La gente debe ocuparse de resolver las cosas que puede resolver por sí misma, y en cuanto a las que no, debe aguardar a Dios; debe someterse en silencio y pedirle a Dios que la proteja; esa es la mentalidad que debe tener la gente. Cuando la enfermedad golpea de verdad y la muerte está realmente cerca, entonces deben someterse y no quejarse ni rebelarse contra Dios o decir cosas que blasfemen contra Él o lo ataquen. En lugar de eso, las personas deben permanecer como seres creados y experimentar y apreciar todo lo que viene de Dios; no deben tratar de elegir las cosas por sí mismas. Esto debería ser una experiencia especial que enriquezca tu vida, y no es necesariamente algo malo, ¿verdad? Por tanto, cuando se trata de enfermedades, la gente debe resolver primero sus pensamientos y puntos de vista erróneos sobre el origen de estas, y entonces dejará de preocuparse del asunto. Además, la gente no tiene derecho a controlar las cosas conocidas o desconocidas, ni tampoco es capaz de hacerlo, ya que todas están bajo la soberanía de Dios. La actitud y el principio de práctica que deben tener las personas son las de esperar y someterse. Desde la comprensión hasta la práctica, todo debe hacerse de acuerdo con los principios-verdad: esto es perseguir la verdad.

Hay quienes siempre se están preocupando por su enfermedad, y dicen: “Si mi dolencia empeora, ¿seré capaz de soportarlo? Si mi estado se deteriora, ¿acabará con mi vida? ¿Me hará falta una operación? Y si me operan, ¿moriré en el quirófano? Me he sometido. ¿Me quitará Dios la vida a causa de esta enfermedad?”. ¿Qué sentido tiene pensar estas cosas? Si no puedes evitar pensar en ellas, entonces debes orar a Dios. No sirve de nada confiar en ti mismo, no cabe duda de que serás incapaz de soportarlo. Nadie quiere tener que sufrir una enfermedad, si alguien se pone enfermo, no luce una sonrisa radiante, no se siente lleno de alegría ni lo celebra. Nadie se comporta de este modo porque esa no es la humanidad normal. Cuando alguien normal se pone enfermo, siempre sufre y se deprime, y hay un límite para lo que es capaz de soportar. Sin embargo, hay algo a tener en cuenta: si las personas siempre pensaran en depender de su propia fuerza cuando están enfermas para deshacerse de la dolencia y escapar de ella, ¿al final cuál sería el resultado? Además de su enfermedad, ¿acaso no sufrirían y se sentirían aún más deprimidas? Por eso, cuanto más se vean envueltas en la enfermedad, más deben buscar la verdad, y más deben buscar la manera de practicar para ajustarse a las intenciones de Dios. Cuanto más se vean envueltas en la enfermedad, más deben presentarse ante Dios y conocer su propia corrupción y las exigencias irrazonables que le hacen a Dios. Cuanto más te veas envuelto en la enfermedad, más se pondrá a prueba tu verdadera sumisión. Por tanto, cuando estás enfermo, tu capacidad de continuar sometiéndote a las instrumentaciones de Dios y de rebelarte contra tus propias quejas y demandas irrazonables demuestra que eres alguien que de veras persigue la verdad y que realmente se somete a Dios, que das testimonio, que tu lealtad y sumisión a Dios son auténticas y pueden superar la prueba, y que tu lealtad y sumisión no son eslóganes ni doctrina. Esto es lo que la gente debe practicar cuando enferma. Cuando enfermas, esto ocurre para que se revelen todas tus exigencias irrazonables y tus figuraciones y nociones poco realistas sobre Dios, y también para poner a prueba tu fe en Dios y tu sumisión a Él. Si superas la prueba con estas cosas, entonces tendrás un testimonio verdadero y una prueba real de tu fe en Dios, de tu lealtad y de tu sumisión a Él. Esto es lo que Dios quiere, y es lo que un ser creado debe poseer y vivir. ¿Acaso no son todas estas cosas positivas? (Lo son). Todas ellas son cosas que la gente debería buscar. Además, si Dios permite que te pongas enfermo, ¿no puede también quitarte la enfermedad en cualquier momento y lugar? (Sí). Dios puede quitarte la enfermedad en cualquier momento y lugar, así que ¿acaso no puede también hacer que tu enfermedad perdure y nunca te abandone? (Sí). Y si Dios hace que esta misma enfermedad nunca te abandone, ¿puedes seguir cumpliendo con tu deber? ¿Puedes mantener tu fe en Dios? ¿Acaso no es esto una prueba? (Lo es). Si enfermas y luego te recuperas a los pocos meses, entonces tu fe en Dios y tu lealtad y sumisión a Él no se ponen a prueba, y careces de testimonio. Resulta fácil soportar la enfermedad durante unos meses, pero si esta perdura durante dos o tres años, y no cambian ni tu fe ni tu deseo de ser sumiso y leal a Dios, sino que se tornan más auténticos, ¿no demuestra esto que has crecido en la vida? ¿Acaso no recoges lo que has sembrado? (Sí). Por tanto, mientras alguien que realmente persigue la verdad está enfermo, sufre y experimenta en primera persona los innumerables beneficios que conlleva su enfermedad. No trata ansiosamente de escapar de ella ni se preocupa por el desenlace de su enfermedad si esta se prolonga, ni por los problemas que le causará, ni por si va a empeorar o va a acabar muriendo; nada de eso le preocupa. Además de no preocuparse por tales cosas, es capaz de entrar con positividad, de tener verdadera fe en Dios y de serle realmente sumiso y leal. Practicando de esta manera, llega a dar testimonio, y esto también beneficia enormemente su entrada en la vida y su cambio de carácter, y construye una base sólida para alcanzar la salvación. Esto es maravilloso. Además, la enfermedad puede ser grave o leve, pero sea como sea siempre refina a las personas. Al haber padecido una enfermedad, no pierden la fe en Dios, son sumisas y no se quejan, su comportamiento es básicamente aceptable, y luego recogen lo sembrado una vez que la enfermedad ha desaparecido, y se sienten muy satisfechas. Esto es lo que pasa cuando alguien se encuentra con una enfermedad corriente. No pasan mucho tiempo enfermos y les resulta soportable, pues la enfermedad se enmarca fundamentalmente dentro de lo que son capaces de soportar. No obstante, hay algunas enfermedades que a pesar de mejorar tras recibir tratamiento durante un tiempo, regresan y empeoran. Esto sucede una y otra vez, hasta que al final la enfermedad alcanza tal grado que ya no se puede tratar más, y todos los medios disponibles en la medicina moderna no valen de nada. ¿Qué grado alcanza la enfermedad? Alcanza un grado en el que la persona afectada puede morir en cualquier momento y lugar. ¿Qué significa esto? Significa que la vida de esa persona es limitada. No hablamos de un momento en el que no está enferma y la muerte sea algo lejano y no se tenga conciencia de ella, sino que presiente que el día de su muerte se acerca y que va a enfrentarse a ella. Enfrentarse a la muerte anuncia la llegada del momento más duro y crucial de la vida de una persona. ¿Qué hacer entonces? Aquellos que se sienten angustiados, ansiosos y preocupados se sentirán así respecto a su muerte de forma constante, hasta que finalmente llegue el momento más duro de su vida y aquello por lo que están ansiosos, angustiados y preocupados se convierta finalmente en un hecho. Cuanto más temen a la muerte, más se acerca y menos quieren enfrentarse tan pronto a ella, pero, no obstante, la muerte los ataca por sorpresa. ¿Qué deben hacer? ¿Intentar huir de la muerte, rechazarla, oponerse a ella, quejarse o intentar llegar a un acuerdo con Dios? ¿Cuál de estos métodos funcionará? No funcionará ninguno, y su angustia y ansiedad resultan inútiles. ¿Qué es lo más triste cuando les llega el momento de la muerte? Antes les encantaba comer cerdo rojo estofado, pero en los últimos años no lo han comido mucho, han sufrido enormemente y están al final de su vida. Piensan en la carne de cerdo estofada y quieren volver a comerla, pero su salud no se lo permite y no pueden hacerlo porque es demasiado grasienta. Antes les encantaba arreglarse y ponerse guapos. Ahora están a punto de morir, y lo único que pueden hacer es contemplar su armario lleno de ropa bonita, sin poder ponerse nada. Qué triste es la muerte. La muerte es lo más doloroso de todo, y cuando piensan en ella, sienten como si un cuchillo se les retorciera en el corazón y los huesos de todo el cuerpo se volvieran gelatina. Cuando piensan en la muerte, se sienten afligidos y quieren llorar, quieren sollozar, y lloran, sollozan, y les duele estar a punto de enfrentarse a la muerte. Piensan: “¿Por qué no quiero morir? ¿Por qué temo tanto a la muerte? Antes, cuando no estaba gravemente enfermo, no le tenía miedo a la muerte. ¿Quién no va a enfrentarse a la muerte? ¿Quién no muere? Entonces, déjame morir. Al pensar ahora en ello, no es tan fácil decir eso, y cuando de verdad llega la muerte, no es algo tan fácil de resolver. ¿Por qué me siento tan triste?”. ¿Os sentís tristes cuando pensáis en la muerte? Siempre que pensáis en la muerte os sentís tristes y doloridos, y aquello que os causa tanta ansiedad y preocupación acaba por llegar. Por tanto, mientras más piensas de esa manera, más miedo tienes, más impotente te sientes y más sufres. No existe consuelo para tu corazón y no quieres morir. ¿Quién puede resolver la cuestión de la muerte? Nadie puede, y desde luego no puedes hacerlo tú mismo. No quieres morir, ¿qué puedes hacer entonces? Debes morir igualmente, nadie puede escapar de la muerte. La muerte acecha a la gente; en sus corazones, no quieren morir, pero en lo único que piensan es en la muerte, y ¿no sería esto morir antes incluso de estar muertos? ¿Pueden morir realmente? ¿Quién se atreve a decir con seguridad cuándo morirá o en qué año sucederá? ¿Quién puede saber estas cosas? Hay quien dice: “Me han leído la fortuna y sé el año, el mes y el día de mi muerte, y cómo se producirá”. ¿Te atreves a decir esto con certeza? (No). No puedes saberlo con seguridad. No sabes cuándo morirás, eso es algo secundario. Lo fundamental es qué postura vas a adoptar cuando tu enfermedad te acerque de verdad a la muerte. Esta es una cuestión sobre la que deberías reflexionar y pensar. ¿Te enfrentarás a la muerte desde una posición sumisa o la abordarás desde la resistencia, el rechazo o la falta de voluntad? ¿Qué postura debes adoptar? (Una actitud de sumisión). Esta sumisión no se consigue ni se pone en práctica con solo decirlo. ¿Cómo puedes lograr esta sumisión? ¿Qué necesitas comprender para lograr la sumisión voluntaria? No es fácil, ¿verdad? (No lo es). Entonces, decid lo que hay en vuestros corazones. (Si enfermara gravemente, pensaría que, aunque de verdad muriera, todo quedaría bajo la soberanía de Dios y estaría dispuesto por Él. El hombre está tan profundamente corrompido que, si yo muriera, sería por la justicia de Dios. No es que deba vivir a toda costa; el hombre no está capacitado para exigirle tal cosa a Dios. Además de esto, pienso que ahora que creo en Dios, pase lo que pase, he visto la senda correcta en la vida y he comprendido tantas verdades que, aunque tuviera que morir pronto, todo valdría la pena). ¿Es esta la forma correcta de pensar? ¿Constituye esto una cierta teoría de apoyo? (Sí). ¿Quién más va a hablar? (Dios, si un día me enfrento realmente a una enfermedad y tal vez pueda morir, entonces de todos modos no hay manera de evitar la muerte. Así son la predestinación y la soberanía de Dios, y por mucho que me inquiete o preocupe, es inútil. Debería dedicar el poco tiempo que me queda a concentrarme en cómo cumplir bien con mi deber. Incluso si de verdad muero, no tendré nada que lamentar. Poder someterme a Dios y a sus arreglos hasta el final es mucho mejor que vivir con miedo y terror). ¿Qué os parece esta comprensión? ¿Acaso no es un poco mejor? (Sí). En efecto, así es como debes considerar el asunto de la muerte. Todo el mundo debe enfrentarse a la muerte en esta vida, o sea, la muerte es lo que todo el mundo debe afrontar al final de su viaje. Sin embargo, la muerte tiene muchos atributos diferentes. Uno de ellos es que, en el momento predestinado por Dios, habrás completado tu misión y Él traza una línea bajo tu vida carnal, y esta vida carnal llega a su fin, aunque esto no significa que haya terminado. Cuando una persona no tiene carne, su vida se acaba, ¿es así? (No). La forma en que existe tu vida después de la muerte depende de cómo trataste la obra y las palabras de Dios mientras vivías; eso es muy importante. La forma en que existas después de la muerte, o si existirás o no, dependerá de tu postura ante Dios y ante la verdad mientras estás vivo. Si mientras vives, cuando te enfrentas a la muerte y a todo tipo de enfermedades, adoptas una postura de rebeldía y de oposición ante la verdad y de sentir aversión por ella, entonces cuando llegue el momento de que tu vida carnal termine, ¿de qué forma existirás después de la muerte? Sin duda existirás de alguna otra forma, y no cabe duda de que tu vida no va a continuar. Por el contrario, si mientras estás vivo, cuando tienes conciencia en la carne, tu actitud hacia la verdad y hacia Dios es de sumisión y lealtad, y tienes una fe auténtica, entonces aunque tu vida carnal llegue a su fin, tu vida continuará existiendo en una forma diferente en otro mundo. Esta es una explicación de la muerte. Hay algo más que señalar, y es que el asunto de la muerte es de la misma naturaleza que otros. No depende de la gente elegir por sí mismos, y mucho menos se puede cambiar por la voluntad del hombre. La muerte es lo mismo que cualquier otro acontecimiento importante de la vida: se encuentra por entero bajo la predestinación y soberanía del Creador. Si alguien rogara por la muerte, no moriría necesariamente; si rogara por vivir, tampoco viviría necesariamente. Todo esto está bajo la soberanía y predestinación de Dios, y lo cambia y decide la autoridad de Dios, Su carácter justo y Su soberanía y arreglos. Por tanto, imagina que contraes una enfermedad grave, una potencialmente mortal, no morirás necesariamente: ¿quién decide si morirás o no? (Dios). Él lo decide. Y puesto que Dios decide y nadie puede decidir una cosa así, ¿por qué las personas se sienten ansiosas y angustiadas? Es lo mismo que quiénes son tus padres y cuándo y dónde naces: tampoco puedes elegir estas cosas. La elección más sabia en estos asuntos es dejar que todo siga su curso natural, someterse y no elegir, no gastar ningún pensamiento o energía en este asunto, y no sentirse angustiado, ansioso o preocupado por ello. Ya que la gente es incapaz de elegir por sí misma, gastar tanta energía y pensamientos en esta cuestión es algo insensato e imprudente. Lo que la gente debe hacer cuando se enfrenta al asunto de la muerte, que es sumamente importante, no es angustiarse, inquietarse ni temerla, pero ¿qué si no? La gente debe esperar, ¿verdad? (Sí). ¿Me equivoco? ¿Esperar significa aguardar la muerte? ¿Esperar a morir cuando nos enfrentamos a la muerte? ¿Es eso lo correcto? (No, la gente debe afrontarla con positividad y someterse). Así es, no significa esperar a la muerte. No te quedes petrificado ante la muerte y no emplees toda tu energía pensando en ella. No te pases el día pensando: “¿Moriré? ¿Cuándo moriré? ¿Qué haré después de morir?”. Limítate a no pensar en ello. Algunas personas dicen: “¿Por qué no pensar en ello? ¿Por qué no pensar en ello cuando estoy a punto de morir?”. Porque no se sabe si vas a morir o no, y no se sabe si Dios permitirá que mueras; se desconocen tales cosas. En concreto, no se sabe cuándo vas a morir, dónde morirás, a qué hora o cómo se sentirá tu cuerpo cuando eso suceda. ¿Acaso no te convierte en un necio devanarte los sesos pensando y reflexionando sobre cosas que desconoces y sintiéndote ansioso y preocupado por ellas? Puesto que te convierte en un necio, no deberías devanarte los sesos pensando en tales cosas.

Sea cual sea la cuestión de la que tenga que ocuparse una persona, siempre debe abordarla desde una postura activa, positiva, y esto es incluso más cierto respecto al tema de la muerte. Adoptar una postura activa y positiva hacia la muerte no implica aceptarla, esperarla o buscarla de un modo activo y positivo. Si no se trata de buscar la muerte, aceptarla ni esperarla, ¿qué implica entonces? (Someterse). La sumisión es un tipo de postura que se ha de adoptar ante la cuestión de la muerte, y la mejor manera de manejar esta cuestión es desprendiéndote y no pensando en ella. Hay quien dice: “¿Por qué no hay que pensar en ella? Si no lo pienso con detenimiento, ¿seré capaz de sobrellevarla? Si no lo pienso con detenimiento, ¿seré capaz de desprenderme?”. Sí. ¿Y eso por qué? Dime, cuando tus padres te tuvieron, ¿fue idea tuya nacer? El aspecto que tienes, tu edad, la profesión en la que trabajas, el hecho de que estés ahora aquí sentado y cómo te sientes en este momento, ¿ha salido todo ello de tus pensamientos? Nada de esto ha salido de tus pensamientos, sino que ha surgido con el paso de los días y de los meses, y a lo largo de tu vida normal, un día tras otro, hasta que has llegado donde estás ahora, y esto es muy natural. La muerte es exactamente lo mismo. Sin ser consciente de ello, te conviertes en un adulto, en una persona de mediana edad, en un anciano, llegan tus últimos años y luego la muerte. No pienses en ello. No puedes eludir las cosas en las que no piensas al no pensar en ellas, ni tampoco van a llegar antes de tiempo porque las pienses; la voluntad del hombre no puede cambiarlas, ¿me equivoco? No pienses en ellas. ¿Qué quiero decir cuando digo “no pienses en ellas”? Porque si se trata de algo que realmente está a punto de suceder en un futuro próximo, entonces pensar siempre en ello te hará sentir una presión invisible sobre ti. Esta presión hará que le tengas miedo a la vida y a vivir, que no adoptes una postura activa y positiva y que, en cambio, te deprimas aún más. Porque una persona que se enfrenta a la muerte no tiene interés ni adopta una postura positiva ante nada, solo se siente deprimida. Van a morir, todo ha terminado, ya no tiene sentido buscar nada ni hacer nada, ya no tienen perspectivas ni motivación, y todo lo que hacen es a modo de preparación para la muerte y en dirección a ella, así que ¿qué sentido tiene cualquier cosa que hagan? Por consiguiente, todo lo que hacen acarrea elementos y una naturaleza de negatividad y muerte. Así que, ¿es posible no pensar en la muerte? ¿Es eso fácil de lograr? Si esta cuestión es simplemente el resultado de tu propio razonamiento mental y de tu imaginación, entonces te has provocado una falsa alarma, te asustas a ti mismo, y simplemente no va a suceder en un futuro cercano, así que ¿para qué estás pensando en la muerte? Esto hace que pensar en ella sea incluso más innecesario. Lo que está previsto que ocurra, ocurrirá, lo que no, no ocurrirá por mucho o poco que pienses en ello. Temerla es inútil, al igual que preocuparse por ella. La muerte no puede evitarse preocupándose por ella, ni te pasará de largo por el mero hecho de temerle. Por tanto, un aspecto es que debes desprenderte del tema de la muerte desde tu interior y no darle importancia; debes confiársela a Dios, como si la muerte no tuviera nada que ver contigo. Es algo que Dios dispone, así que deja que Él se encargue; ¿no resulta sencillo entonces? Otro aspecto es que debes tener una actitud activa y positiva hacia la muerte. Decidme, ¿quién de entre los miles de millones de personas de todo el mundo tiene la bendición de escuchar tantas palabras de Dios, de comprender tantas verdades de la vida y de entender tantos misterios? ¿Quién puede recibir personalmente la guía y la provisión de Dios, Su cuidado y protección? ¿Quiénes están tan bendecidos? Muy pocos. Por tanto, que vosotros, que sois pocos, podáis vivir hoy en la casa de Dios, recibir Su salvación y Su provisión, hace que todo valga la pena, aunque fuerais a morir ahora mismo. ¿Acaso no sois muy bendecidos? (Sí). Mirándolo desde esta perspectiva, la gente no debe asustarse por el asunto de la muerte, ni debe sentirse constreñida por ella. Aunque no hayas disfrutado de la gloria y la riqueza del mundo, has recibido la compasión del Creador y has escuchado muchas de las palabras de Dios, ¿no es eso maravilloso? (Lo es). No importa cuántos años vivas en esta vida, todo vale la pena y no sientes remordimientos, porque has estado cumpliendo constantemente con tu deber en la obra de Dios, has comprendido la verdad, has entendido los misterios de la vida y has comprendido la senda y los objetivos que debes perseguir en tu existencia; has ganado mucho. Has vivido una vida que vale la pena. Aunque no puedas explicarlo con mucha claridad, eres capaz de practicar algunas verdades y de poseer cierta realidad, y eso demuestra que has ganado alguna provisión de vida y has comprendido algunas verdades de la obra de Dios. Has ganado mucho, una verdadera abundancia, y esa es una gran bendición. Desde el principio de la historia de la humanidad, nadie a lo largo de todas las épocas ha disfrutado de esta bendición, sin embargo, la estáis disfrutando. ¿Estáis ahora dispuestos a morir? Con semejante disposición, vuestra postura respecto a la muerte sería realmente sumisa, ¿verdad? (Sí). Un aspecto es que las personas deben tener una comprensión verdadera, deben cooperar positiva y activamente, y someterse de veras, y deben adoptar la postura correcta hacia la muerte. De este modo, ¿acaso no disminuyen en gran medida los sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación de la gente ante la muerte? (Sí). Disminuyen en gran medida. Hay quienes dicen: “Acabo de terminar de escuchar esta charla, pero no siento que estos sentimientos hayan disminuido mucho. Quizá tome algún tiempo. En particular, las personas mayores y las que padecen una enfermedad piensan mucho en la muerte”. La gente conoce sus propias dificultades. Cuando algunas personas llevan mucho tiempo enfermas, lo resumen todo y piensan: “He creído en Dios todos estos años y la gente que tuvo la misma enfermedad que yo murió hace mucho tiempo. Si se han reencarnado, ya andarán por sus veinte o treinta años. He vivido muchos años por la gracia de Dios, que me otorgó libremente. Si no creyera en Dios, hace tiempo que estaría muerto. Cuando fui al hospital a hacerme un chequeo, los médicos se quedaron sorprendidos. Qué gran ventaja y bendición tengo. Si hubiera muerto hace veinte años, no habría oído estas verdades y sermones, y no los habría entendido; si hubiera muerto así, no habría ganado nada. Aunque hubiera tenido una vida larga, todo habría estado vacío y una vida desperdiciada. Ahora he vivido todos estos años adicionales y se me ha favorecido mucho. No he pensado en la muerte en todos estos años y no la temo”. Si la gente siempre tiene miedo a la muerte, entonces siempre pensará en todas las cuestiones que tienen que ver con ella. Si la gente no tiene miedo a morir y no le aterroriza la muerte, entonces demuestra que ha sufrido más que suficiente y ya no siente terror hacia ella. Algunos dicen: “Si alguien no tiene terror a la muerte, ¿significa que la busca?”. No, eso no es correcto. Buscar la muerte implica adoptar una postura negativa, una postura evasiva, mientras que lo que he dicho antes sobre no pensar en la muerte es una actitud objetiva, positiva. Es decir, contemplar la muerte con indiferencia, no considerarla tan importante, no pensar en ella como un acontecimiento muy triste que causa ansiedad; no preocuparse ni inquietarse más por ella, no estar encadenado por la muerte, dejarla muy atrás de ti; las personas que pueden hacer esto tienen algo de conocimiento personal y experiencia sobre la muerte. Si alguien está siempre atado y constreñido por la enfermedad y la muerte, si está siempre sumido en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, si es incapaz de cumplir con su deber o de vivir con normalidad, entonces debería escuchar más los testimonios vivenciales relativos a la muerte, observar cómo la experimentan los que son capaces de contemplarla con indiferencia y cómo la comprenden desde su experiencia, y entonces será capaz de ganar algo precioso.

La muerte no es un problema fácil de resolver, y es la mayor dificultad del hombre. Te puedes sentir molesto durante un tiempo después de que alguien te diga: “Tus actitudes corruptas son muy profundas y tu humanidad tampoco es buena. Si no persigues la verdad a conciencia y cometes muchas maldades en el futuro, entonces descenderás al infierno y serás castigado”. Puede que reflexiones sobre ello y te sientas mucho mejor después de una noche de descanso, y luego ya no estés tan molesto. Sin embargo, si enfermas con una dolencia mortal y no te queda mucho tiempo de vida, entonces eso no es algo que se pueda resolver con una noche de sueño, y no puedes desprenderte tan fácilmente de ello. Se requiere que tengas temple en este asunto durante un tiempo. Aquellos que realmente persiguen la verdad pueden dejar atrás este asunto, buscar la verdad en todo y usarla para resolverlo; no hay problema que no puedan solucionar. Sin embargo, si utilizan los modos del hombre, al final solo podrán sentirse siempre angustiados, ansiosos y preocupados por la muerte. Cuando las cosas no tienen solución, toman medidas extremas para intentar resolverlas. Algunas personas adoptan un enfoque depresivo y negativo, y dicen: “Entonces moriré y ya está. ¿Quién teme a la muerte? Después de la muerte, me reencarnaré y volveré a vivir”. ¿Puedes cerciorarte de eso? Solo estás buscando palabras de consuelo, y eso no resuelve el problema. Todas las cosas, tanto lo visible como lo invisible, lo material o lo inmaterial, están controladas y las rigen las manos del Creador. Nadie puede controlar su propio destino y la única postura que el hombre debe adoptar, ya sea ante la enfermedad o la muerte, es la de comprensión, aceptación y sumisión; nadie debe confiar en sus figuraciones o nociones, no deben buscar una salida ante estas cosas, y menos aún deben rechazarlas o resistirse a ellas. Si intentas resolver a ciegas las cuestiones de la enfermedad y la muerte con tus propios métodos, cuanto más vivas, más sufrirás, más deprimido estarás y más atrapado te sentirás. Al final, seguirás teniendo que recorrer la senda de la muerte, y tu final será ciertamente el mismo que tu muerte; no cabe duda de que vas a morir. Si puedes buscar la verdad de un modo activo y, ya sea en cuanto a que comprendas la enfermedad que Dios ha dispuesto para ti o a enfrentarte a la muerte, puedes buscar positiva y activamente la verdad, buscar las instrumentaciones, la soberanía y las disposiciones del Creador respecto a este tipo de acontecimientos importantes, y lograr la verdadera sumisión, entonces eso concuerda con las intenciones de Dios. Si confías en la fuerza y los métodos del hombre para hacer frente a todas estas cosas, y te esfuerzas por resolverlas o escapar de ellas, entonces incluso si no mueres y logras evitar de forma temporal la dificultad de la muerte, puesto que no albergas la verdadera comprensión, aceptación y sumisión hacia Dios y la verdad, lo que te lleva a no dar testimonio sobre este asunto, entonces el resultado final será que cuando te encuentres de nuevo con este mismo problema, seguirá siendo una gran prueba para ti. Seguirás teniendo la posibilidad de traicionar a Dios y caer, y sin duda esto será algo peligroso para ti. Por tanto, si realmente te enfrentas ahora a la enfermedad o a la muerte, déjame decirte entonces que es mejor aprovechar esta situación práctica ahora mismo para buscar la verdad y resolver este asunto desde la raíz, en lugar de esperar a que la muerte acabe realmente por llegar y te pille desprevenido, que te haga sentir perdido, perplejo e impotente, y te lleve a hacer cosas de las que te arrepentirás durante el resto de tu vida. Si haces cosas de las que te arrepientes y sientes remordimientos, entonces esto podría hacerte perecer. Por consiguiente, da igual de qué asunto se trate, siempre has de comenzar tu entrada con la comprensión que debes tener sobre el asunto y con las verdades que debes entender. Si te sientes todo el tiempo angustiado, ansioso y preocupado por cosas como las enfermedades y vives envuelto en este tipo de emociones negativas, entonces debes empezar a buscar la verdad ahora mismo y resolver estos problemas lo antes posible.

Las emociones negativas como la angustia, la ansiedad y la preocupación tienen la misma naturaleza que otras diversas clases de emociones negativas. Son todo tipo de emociones negativas que surgen en las personas porque no comprenden la verdad y viven encadenadas por sus múltiples actitudes satánicas corruptas, o bien viven asediadas y bajo el impacto de todo tipo de pensamientos satánicos. Estas emociones negativas hacen que las personas vivan siempre con toda clase de pensamientos y puntos de vista incorrectos y que estén constantemente controladas por estos, los cuales afectan y obstruyen su búsqueda de la verdad. Por supuesto, este tipo de emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación perturban la vida de las personas, dirigen sus vidas, afectan su búsqueda de la verdad y les impiden perseguirla. Por tanto, aunque estas emociones negativas son emociones en un sentido simple, no hay que subestimar su función; el efecto que tienen en las personas y las consecuencias que provocan en la búsqueda de la verdad y en la senda que recorren son peligrosos. En todo caso, cuando alguien tiene a menudo todo tipo de emociones negativas que aparecen para perturbarlo, debe descubrir y diseccionar inmediatamente por qué surgen a menudo estas emociones negativas, y por qué estas suelen asediarlo. Además, en cierto entorno especial, estas emociones negativas hostigarán constantemente a esa persona y perturbarán en gran medida su búsqueda de la verdad. Las personas deben entender estas cosas. Una vez que hayan comprendido estas cosas, lo siguiente que deben hacer es pensar en cómo buscar y comprender la verdad en este asunto, esforzarse para que tales pensamientos y puntos de vista incorrectos no las sigan hostigando y afectando, y reemplazarlos con los principios-verdad que Dios les ha enseñado. Una vez que tales personas hayan comprendido los principios-verdad, el siguiente paso es que practiquen de acuerdo con los principios-verdad que Dios les ha enseñado. Mientras lo hacen, todas sus emociones negativas surgirán poco a poco para perturbarlos, solo para acabar por resolverse paulatinamente y para que se rebelen contra ellas, una a una, hasta que, sin que sean conscientes de ello, dejarán atrás todas estas emociones negativas. Entonces, ¿en qué se basa la resolución de las distintas emociones negativas? Depende de que la gente las analice y comprenda, de que acepte la verdad y, sobre todo, de que persiga y practique la verdad. ¿No es así? (Sí). A medida que persiguen y practican paulatinamente la verdad, resuelven y se desprenden poco a poco de todas sus emociones negativas. Así que, mirándolo ahora, ¿de cuáles creéis que es más sencillo desprenderse y cuáles creéis que son más fáciles de resolver?, ¿estas diversas emociones negativas o las actitudes corruptas? (Las emociones negativas son más fáciles de resolver). ¿Creéis que las emociones negativas son más fáciles de resolver? Esto varía de persona a persona. Una no es más difícil o más fácil que la otra, solo depende de la persona. En cualquier caso, al empezar a hablar sobre cómo desprendernos de las emociones negativas, hemos añadido algo de contenido a la búsqueda del cambio de carácter de las personas, y eso es desprenderse de las distintas emociones negativas. Desprenderse de las emociones negativas se hace principalmente para resolver algunos pensamientos y puntos de vista incorrectos, mientras que resolver las actitudes corruptas de uno requiere una comprensión de la esencia de las actitudes corruptas. Decidme, ¿qué es más fácil, resolver las emociones negativas o resolver las actitudes corruptas? De hecho, ninguno de los dos problemas es fácil de resolver. Si te muestras realmente decidido y puedes buscar la verdad, entonces cualquier problema que intentes resolver no será un problema en absoluto. Sin embargo, si no persigues la verdad y no eres capaz de percibir la gravedad de estos dos problemas, entonces no será fácil, sea cual sea ese problema que tratas de resolver. En lo que respecta a estas cosas negativas, adversas, necesitas aceptar la verdad, practicarla y someterte a ella para resolverlas y reemplazarlas por cosas positivas. Este es siempre el proceso, y siempre requiere que la gente se rebele contra las cosas negativas y acepte las positivas y activas, las que concuerdan con la verdad. Un aspecto es trabajar en tus pensamientos y puntos de vista, y otro es hacerlo en tus actitudes; uno es resolver tus pensamientos y puntos de vista, y otro es resolver tus actitudes corruptas. Por supuesto, estas dos cosas a veces surgen a la vez y están relacionadas entre sí. En cualquier caso, desprenderse de las emociones negativas es algo que la gente debe practicar cuando persigue la verdad. De acuerdo, vamos a terminar aquí la charla de hoy.

29 de octubre de 2022

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