Cómo perseguir la verdad (8)
Con anterioridad hemos hablado sobre el primer aspecto fundamental de cómo perseguir la verdad, que es desprenderse. Respecto a desprenderse, hemos hablado sobre el primer aspecto de práctica, que consiste en desprenderse de varias emociones negativas. Nuestro objetivo al hablar sobre las diversas emociones negativas de las personas y analizarlas es, ante todo, abordar las ideas y puntos de vista incorrectos y distorsionados escondidos bajo dichas emociones negativas. ¿Es eso cierto? (Sí). Es decir, al resolver las emociones negativas en el corazón de las personas, nuestra meta es abordar las ideas y puntos de vista negativos que guardan en lo más hondo de su corazón hacia diversas personas, acontecimientos y cosas. Ciertamente, las diversas emociones negativas de las personas también podrían resolverse al exponer y analizar distintas emociones negativas y al aportar a la gente la comprensión, los pensamientos y puntos de vista correctos. De este modo, nadie se verá atormentado o limitado por ideas y puntos de vista erróneos y distorsionados cada vez que le ocurra algo, ya sea en su vida cotidiana o en su senda de vida, y en su lugar afrontará cada día, y a las personas, acontecimientos y cosas que le ocurran a diario, con ideas y puntos de vista positivos y correctos que concuerden con la verdad. Así, cuando alguien se encuentre con personas, acontecimientos y cosas en la vida real, no responderá con impulsividad, sino que vivirá dentro del ámbito de la conciencia y la razón humanas normales, y podrá abordar y manejar racionalmente cada situación a la que se enfrente o experimente en su vida y en su senda de vida, haciendo uso de las formas precisas y correctas que ha enseñado Dios. Un aspecto de esta práctica consiste en que la gente viva bajo la guía y la influencia de ideas y puntos de vista correctos. El otro aspecto es que manejen cada situación de forma correcta bajo la guía e influencia de estas ideas y puntos de vista positivos. Claro está que la capacidad de manejar cada situación correctamente no es el objetivo final. El objetivo final es lograr lo que aquellos que creen en Él deben lograr, es decir, temer a Dios y alejarse del mal, someterse a Dios y a Sus arreglos e instrumentaciones, someterse a cada entorno que Él ha dispuesto, y ciertamente someterse al destino propio, sobre el cual Él es soberano, y vivir de forma racional entre todas las personas, acontecimientos, y cosas, en todos los entornos. En resumen, ya sea que estemos compartiendo y analizando las emociones negativas de las personas o las ideas y puntos de vista negativos, todo esto se relaciona con la senda que un ser creado debe transitar, la senda de vida que Dios requiere de una persona normal. Y, por supuesto, también se relaciona con los principios que un ser creado debe tener, en lo referente a cómo contempla a las personas y las cosas, cómo se comporta y actúa. Desprenderse de diversas emociones negativas consiste, en apariencia, en resolver las emociones negativas de las personas y abordar las ideas y puntos de vista negativos y falaces que se ocultan tras esas emociones negativas. Sin embargo, de hecho, también podría decirse que se trata esencialmente de guiar a las personas, proveerlas y ayudarlas, o de enseñarles cómo comportarse y cómo ser una persona sincera y corriente, alguien racional, la persona que Dios requiere que sean, la que Él ama y la que agrada a Dios cuando se encuentra con diversos entornos, personas, acontecimientos y cosas. Es igual que otros aspectos de los principios-verdad, en el sentido de que todos están relacionados con el comportamiento propio. A simple vista, el tema de desprenderse de diversas emociones negativas parece implicar una emoción completamente mundana o un estado en el que la gente está viviendo en el momento. Pero en realidad, estas emociones y estos simples estados están relacionados con la senda que recorren las personas y los principios según los que se comportan. Desde la perspectiva de una persona, puede que parezcan insignificantes y que no sean dignos de mención. Sin embargo, dado que están relacionados con los puntos de vista de la gente y con las perspectivas y planteamientos que adoptan cuando se encuentran con diversas personas, acontecimientos y cosas, estos tienen que ver con el comportamiento propio. Más en concreto, se refiere a cómo contemplar a las personas y las cosas, cómo comportarse y cómo actuar. Al referirse a esto, tales emociones negativas y las ideas y puntos de vista negativos se deben examinar y se ha de reflexionar sobre ellos constantemente en la vida cotidiana de la gente. Ciertamente, también es necesario que las personas sean capaces de corregirse a sí mismas a tiempo, en cuanto descubran durante el proceso de reflexión que tienen emociones negativas o ideas y puntos de vista negativos y falaces, y que sean capaces de reemplazar sin demora estas emociones negativas e ideas y puntos de vista falaces por pensamientos y puntos de vista positivos y correctos que concuerden con los principios-verdad. Esto les permite contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar con las palabras de Dios como fundamento y con la verdad por criterio. También es una forma de transformar las actitudes de las personas para que se alineen con Dios, y de este modo alcanzar el temor a Dios y alejarse del mal. Las cosas anteriores sobre las que hemos hablado son básicamente los detalles clave del primer aspecto, “desprenderse”, en “Cómo perseguir la verdad”. Claro está que entre las diversas emociones humanas, también hay ciertas cosas negativas específicas y menores, o algunas emociones negativas especiales que no son para nada representativas, y que también se relacionan con algunos pensamientos y puntos de vista negativos o falaces. Se puede decir que estas emociones negativas o pensamientos y puntos de vista falaces causan un mínimo efecto en las personas, por lo que no hablaremos en detalle sobre ellos de forma individual.
Todas las emociones negativas sobre las que hemos hablado antes pueden representar en esencia los problemas que existen en la vida real de las personas y en su senda de vida. Estas emociones implican diversos puntos de vista sobre cómo contemplar a las personas y las cosas, y cómo comportarse y actuar. Estos diversos pensamientos y puntos de vista negativos sobre cómo contemplar a las personas y las cosas y cómo comportarse y actuar se relacionan con instrucciones más amplias, con principios fundamentales y con la búsqueda de la verdad por parte de los individuos. Por consiguiente, estas son cosas de las que la gente debería desprenderse y abordar dentro de sus pensamientos y puntos de vista. Restan algunos asuntos particulares, no representativos o más personalizados, como la comida, la ropa, la vida personal, etc., que no afectan a los principios fundamentales de cómo uno contempla a las personas y las cosas, y cómo se comporta y actúa, y podría decirse que no implican hacer una distinción entre cosas positivas y negativas. Por tanto, no entran en el ámbito del tema sobre el que estamos hablando. Por ejemplo, cuando alguien dice: “Me gustan las cosas negras”, eso es su libertad, su gusto y preferencia personal. ¿Implica esto algún principio? (No). No tiene relación con la forma en que uno contempla a las personas y las cosas, y mucho menos con la forma en que se comporta y actúa. Por ejemplo, alguien corto de vista que lleva gafas dice: “Me gustan las monturas de borde dorado”. Y otra dice: “Las monturas doradas están muy pasadas de moda. Prefiero las gafas sin montura”. ¿Se trata esto de principios sobre cómo contemplar a las personas y las cosas, y cómo comportarse y actuar? (No). No tiene nada que ver con eso. Otros dicen: “Las tareas domésticas diarias y la limpieza me generan emociones negativas. Me parecen siempre una molestia y mi vida se vuelve agotadora. Incluso comer es fastidioso. Tardo más de una hora en preparar la comida y, después todavía tengo que fregar los platos, limpiar las ollas y ordenar la cocina, cosas que también son especialmente molestas”. Otros dicen: “La vida es un fastidio. Hay que cambiarse de ropa según la estación, y sin embargo pasas demasiado calor en verano por muy fina que sea la ropa, y demasiado frío en invierno por gruesa que te la pongas. Este cuerpo físico es un auténtico incordio”. No quieren lavarse el pelo cuando lo tienen sucio, pero si no lo hacen, les pica. Tienen un aire de dejadez y desorden. No les queda otro remedio que lavarse el pelo, pero se irritan cuando se lo lavan y piensan: “¿No sería estupendo no tener pelo? Es muy molesto tener que estar siempre cortándolo y lavándolo”. ¿Son estas emociones negativas? (Sí). ¿Hay que resolver estas emociones negativas? ¿Pertenecen a las diversas emociones negativas de las que hay que desprenderse? (No). ¿Por qué no? (Estos son solo algunos hábitos y asuntos relacionados con la vida física del cuerpo). Las mujeres, especialmente las adultas, pueden ocuparse de estos asuntos triviales cotidianos, como fregar, ordenar y limpiar lo que ensucian. Los hombres lo tienen un poco más difícil. Les suele resultar difícil cocinar, lavar la ropa y realizar las tareas domésticas. El tema de la colada les parece especialmente complicado. ¿Toca lavar? No les apetece. ¿Y si no lavan? La ropa está demasiado sucia y les preocupa que se burlen de ellos, así que se limitan a enjuagarla un poco en agua. Los hombres y las mujeres tienen enfoques y posturas ligeramente diferentes ante estos asuntos cotidianos triviales. Las mujeres tienden a ser más meticulosas y particulares, prestan atención a la limpieza y la apariencia, mientras que los hombres pueden ser un poco toscos en el manejo de estos asuntos. Pero no tiene nada de malo. No es bueno ser demasiado desordenado; sobre todo cuando convives con otras personas, ya que estarás poniendo en evidencia demasiados de tus fallos y esto provocará que no les caigas bien. Estos fallos son defectos de tu humanidad, y debes superar los que haya que superar, y resolver los que haya que resolver. Sé un poco más diligente, organiza las cosas en tu espacio vital, dobla bien la ropa y las mantas, y limpia y organiza tu entorno de trabajo de vez en cuando para no molestar a los demás: es así de sencillo. No hace falta que te sientas desafiado, ¿verdad? (No). En cuanto a la frecuencia con la que te bañas o te cambias de ropa, mientras que no afecte al estado de ánimo de los demás no pasa nada. Este es el estándar. Si no te bañas, te lavas el pelo o te cambias de ropa durante un largo periodo, empiezas a oler mal y nadie quiere estar cerca de ti, eso no está bien. Deberías lavarte y estar presentable, al menos para no afectar al estado de ánimo de los demás. No deberían tener que taparse la nariz o la boca mientras hablan contigo ni sentirse avergonzados por tu culpa. Si los demás te tratan así y a ti no te importa ni preocupa, entonces puedes seguir viviendo de esa manera. Nadie te ha hecho demasiadas exigencias. Siempre que seas capaz de aceptarlo. Pero si te sientes avergonzado, haz lo posible por gestionar tu entorno personal y tu higiene para no molestar a los demás. El objetivo es no imponer ninguna carga o estrés innecesarios en tu propia vida y tener en cuenta los sentimientos de los otros. No presiones ni fuerces tu influencia sobre los demás. Este es el requisito mínimo de la conciencia y la razón humanas normales. Si ni siquiera posees esto, ¿cómo puedes comportarte con decencia? Por tanto, estas cosas que alguien con humanidad normal debería ser capaz de alcanzar no requieren mucha explicación. La casa de Dios no necesita encargarte tareas especiales o darte órdenes específicas. Deberías ser capaz de manejarlas por ti mismo. Los asuntos personales que he mencionado antes no conllevan principios o criterios sobre cómo contemplar a las personas y las cosas, cómo comportarse y cómo actuar. Por tanto, puedes confiar en la conciencia y la razón humanas más básicas para manejarlos. Una persona con una conciencia y una razón humanas normales debería poseer este nivel de inteligencia. No hay necesidad de darle demasiada importancia y, es más, estos asuntos triviales no deberían tratarse como cuestiones que requieren comprenderse o resolverse mediante la búsqueda de la verdad, porque son cosas que cualquier persona con humanidad normal puede conseguir. Hasta un perro pequeño entiende lo que significa ser decente. Si los humanos no lo entienden, entonces no alcanzan los estándares de ser humanos, ¿verdad? (Sí). Tengo un perro como mascota. Es especialmente bonito, tiene los ojos y la boca grandes y el hocico bien formado. Una vez se peleó con su propio cachorro por la comida y este le mordió en el hocico. Le quedó una pequeña herida en medio del hocico que le afeó el aspecto. Le apliqué rápidamente un medicamento y le dije: “¿Qué podemos hacer ahora? Si a un perro tan bonito le queda una cicatriz, es una imagen muy triste”. Le dije: “A partir de ahora, no nos sigas cuando salgamos. Si la gente te ve una cicatriz en la cara, pensará que eres feo”. Al oír esto, emitió un sonido en señal de acuerdo, se quedó un momento con la mirada perdida y abrió grandes los ojos. Continué: “Te has hecho daño. La herida en el hocico es tan grande que la gente se va a reír de ti si te ve. Te hace falta descansar y curarte. No puedes seguirnos hasta que estés totalmente recuperado”. Tras oír Mis palabras, no emitió ningún otro sonido y no insistió en salir. Pensé, hasta un perro entiende lo que hay que hacer. Al cabo de un tiempo, la herida se curó y mejoró notablemente, así que le permití salir. Una hermana vio al perro y le preguntó: “Oye, ¿qué te ha pasado en el hocico?”. Al oír esto, el perro giró la cabeza y echó a correr sin mirar atrás, directo al coche, y se negó a volver. Cuando la hermana empezó a hablarle, se comportó y bebió agua cuando se lo ofreció. No huyó. Pero en cuanto le preguntó: “¿Qué te ha pasado en el hocico?”, giró la cabeza y echó a correr sin mirar atrás. Cuando volvimos a casa, le pregunté: “Tienes una herida en el hocico, ¿por qué has huido cuando la hermana te ha preguntado por ella? ¿Acaso eres tímido?”. Me miró con expresión tímida, sin parar de bajar la cabeza y sintiéndose demasiado avergonzado para mirarme directo a los ojos. Se acurrucó en Mis brazos, y se dejó acariciar y abrazar. Le dije: “No puedes pelearte más con tu cachorro. Si te haces daño y te vuelven a quedar cicatrices, te vas a volver feo. La gente se va a reír de ti. ¿Dónde vas a esconder la cara?”. Fíjate, hasta un perro de cinco años sabe lo que es la timidez. Sabe que debe esconderse de la gente porque tiene una herida en la cara y teme que se rían de él. Si un perro pequeño tiene este nivel de inteligencia, ¿no deberían tenerla también los humanos? (Sí). Los humanos deberían tenerla, es decir, debería ser algo que poseyeran dentro del ámbito de su razón. ¿Qué significa ser decente? ¿Qué significa edificarse y no resultarle desagradable o repulsivo a los demás? Debes tener este estándar dentro de ti. Es un asunto muy simple en la vida diaria y, con una conciencia y razón humanas normales, puedes manejar las cosas con precisión sin necesidad de hablar sobre verdades como resolver el carácter corrupto o las emociones negativas de las personas. Ciertamente, si vives en tu propia casa, puedes ser un poco desordenado, las normas no son tan estrictas. Sin embargo, si vives con hermanos y hermanas, debes asegurarte de que tu humanidad normal está bien mantenida. Aunque no tenemos requisitos específicos ni normas estrictas al respecto, como ser humano normal, deberías tener una idea sobre estos asuntos. Son cosas que las personas con humanidad normal deben hacer y poseer. No implican pensamientos, puntos de vista, perspectivas o planteamientos respecto a cómo contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar, y ciertamente no implican una senda, dirección u objetivo vital mayor. Por consiguiente, lo mejor para ti sería resolver estos asuntos de acuerdo con los requerimientos de la conciencia y la razón humanas normales, para que los demás no chismorreen o se sientan disgustados contigo por estas cosas. En cuanto a los hábitos personales, las aficiones, las diferencias de personalidad, o las decisiones relativas a cuestiones no relacionadas con los principios, estas cosas que no implican pensamientos y puntos de vista, eres libre de elegir y mantener tus propias costumbres. La casa de Dios no interferirá. Él ha concedido a las personas el libre albedrío y la conciencia básica y la razón, para permitir a los individuos elegir sus propios intereses, aficiones y hábitos, o los estilos de vida que se adapten a sus personalidades. Nadie tiene derecho a limitarte, atarte ni culparte. En cuanto a los asuntos que no tienen que ver con los principios-verdad o los requerimientos de Dios en Sus palabras, para ser específicos, los asuntos que no tienen relación con la forma de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar, todo el mundo tiene derecho a elegir libremente su propia forma de vida sin que nadie interfiera en ello. Si un líder, jefe de grupo o supervisor te critica o interfiere en tus asuntos personales, tienes derecho a no aceptarlo. En resumen, estos asuntos de humanidad normal no tienen nada que ver con los requerimientos de las palabras de Dios o los principios-verdad. Mientras te sientas cómodo y adecuado, y tu comportamiento no tenga ningún impacto en los demás ni los moleste, está todo bien. Por ejemplo, si te gusta vestirte bien y arreglarte, mientras no afecte a los demás, no hay problema. Pero si es tarde y los demás tienen que irse a dormir a las once y tú sigues haciendo la colada o limpiando, no es aceptable. Si estás en tu casa y no afectas a la vida de los demás, puedes quedarte despierto hasta las cuatro o las cinco de la mañana si quieres. Esa es tu libertad. Sin embargo, ahora que vives con hermanos y hermanas, tus acciones afectarán a sus rutinas y horarios cotidianos. Eso no es bueno. Al hacerlo, no estás ejerciendo correctamente tus derechos y tu libertad, sino que estás siendo obstinado, algo que se considera carecer de humanidad. En aras de tu propia libertad y para satisfacer las preferencias y deseos de tu propia carne, trastornas la vida de los demás e incluso sacrificas su tiempo de descanso. Este comportamiento no concuerda con la conciencia y la razón humanas normales. Debe cambiar. Esto se relaciona con los principios de la conducta propia. No se trata de que haya algo malo en tu estilo de vida personal o en tus hábitos de limpieza. Se trata de un problema con los principios de cómo te comportas. No tienes en cuenta los sentimientos, estados de ánimo o intereses de los demás. Proteges y preservas tus propios intereses a expensas de los de los demás. Esta forma de comportarse no se ajusta a los requerimientos de Dios para comportarse ni a los principios del comportamiento que exige Dios. Por tanto, todas las preferencias, intereses, opciones de estilo de vida, hábitos, libertades, derechos, etc., de la humanidad normal deben permanecer dentro del ámbito de la conciencia y la razón de una persona para ser considerados como humanidad normal. Si sobrepasan los límites de la conciencia y la razón humanas normales, entonces ya no se trata de humanidad normal, ¿verdad? (No). Dentro de los límites de la conciencia y la razón humanas normales, te comportas como una persona normal. Si vas más allá de dichos límites y sigues poniendo el énfasis en tu libertad, entonces no estás actuando como una persona normal; eres infrahumano. Esto es algo que tiene que cambiar, debería quedar claro. ¿Qué debería quedar claro? Debería quedar claro que estos asuntos personales deben tratarse dentro de los límites de la conciencia y la razón humanas normales, y que esto es un principio de conducta propia. Tus hábitos personales, exigencias, opciones de estilo de vida, etc., dependen de ti, siempre que no sobrepasen los límites mencionados. No existen requerimientos específicos al respecto.
En la primera sección de cómo perseguir la verdad, “desprenderse”, nos referimos a lo que supone desprenderse de diversas emociones negativas, como la inferioridad, el odio, la ira, la depresión, la angustia, la preocupación, la ansiedad y la represión, y estas son básicamente las principales cuestiones direccionales y las que implican principios sobre los que debemos hablar. En cuanto a las cuestiones secundarias que no tienen relación con principios o instrucciones, ya hemos hablado mucho sobre ellas. Con respecto a la reticencia, la insatisfacción, el descontento, etcétera, que sientes hacia tus propios asuntos personales, mientras no impliquen pensamientos y puntos de vista auténticos y no afecten los principios acerca de cómo uno contempla a las personas y las cosas, o cómo se comporta y actúa, se trata de tus propios asuntos personales. Debes ajustarte a ellos y abordarlos dentro del ámbito de tu conciencia y razón. Por ejemplo, tienes hambre y no te apetece cocinar, pero te sientes demasiado débil para trabajar con el estómago vacío y, cuando cocinas, te irritas. Puede que pienses: “¿Es esto una emoción negativa?”. No es una emoción negativa, sino tu pereza física y que no te gusta cocinar. Es una cuestión de tu carne corrupta. Si tus condiciones económicas te lo permiten, puedes contratar a alguien que te ayude a cocinar, pero si no tienes estos recursos económicos, solo puedes solucionarlo tú mismo. Los demás no están obligados a resolverte estos problemas vitales; es tu responsabilidad. Estas tareas mundanas de comer, vestirse y barrer y fregar forman parte de la vida humana. Son inherentes a la existencia del hombre. Los humanos son diferentes a los gatos y los perros. Cuando adoptas a un gatito o un cachorro, eres responsable de su comida y bebida. Si tiene hambre, hay que darle de comer. Sin embargo, esto no funciona con los humanos; los humanos tienen que cuidar estos aspectos de la vida por su cuenta y responsabilizarse por ellos. No suponen una carga; aprender a ocuparse de estas cosas como es debido es algo que las personas con una humanidad normal pueden conseguir. Lo que sucede es que a algunas les puede parecer que nunca antes han hecho tales cosas, sobre todo a ciertos hombres cuyos padres o familiares les ayudaron a mantenerse organizados y les mimaron tanto que nunca aprendieron a cocinar, lavarse la ropa o encargarse de las cosas de su propia vida, esto es consecuencia del entorno familiar. Sin embargo, una vez que dejan a sus padres y empiezan a vivir de forma independiente, son capaces de encargarse de todo por su cuenta, incluso de lavar la ropa y hacerse la cama. De hecho, se trata de cosas que la humanidad normal es capaz de lograr. No son tareas difíciles para ningún adulto y, desde luego, no son agobiantes. Estos problemas se resuelven fácilmente. Si tienes estándares más altos para tu calidad de vida, entonces puedes hacerlo mejor. Si tienes expectativas menos estrictas o más bajas en cuanto a tu calidad de vida, entonces puedes ser más despreocupado al respecto. Todas estas cuestiones no tienen relación con los principios.
En cuanto al primer tema importante de cómo perseguir la verdad, desprenderse de diversas emociones negativas, vamos a concluir aquí nuestra charla, ya que en esencia ha terminado. Lo siguiente en el proceso de búsqueda de la verdad, aparte de desprenderse de emociones negativas, es que uno debe además desprenderse de las búsquedas, ideales y deseos personales. Este es el segundo aspecto principal de “desprenderse” en la práctica de cómo perseguir la verdad, sobre el que vamos a hablar hoy. Desprenderse de las búsquedas, ideales y deseos de las personas, ¿lo entendéis? (Sí, lo entendemos). Acabo de mencionar los objetos de esta práctica específica de “desprenderse”, y también habéis tomado nota de ellos. Examinemos ahora el tema: ¿Qué os viene a la mente cuando hablamos de desprendernos de búsquedas, ideales y deseos personales? ¿Qué ejemplos se os ocurren? (A mí se me vienen a la cabeza los ideales que tiene la gente, aquellos sobre los que Dios nos ha hablado antes, como las personas con un talento especial, por ejemplo la interpretación, que aspiran a convertirse en celebridades o superestrellas. Otras personas que poseen habilidades para la escritura y un poco de talento literario pueden aspirar a llevar a cabo deberes relacionados con los textos en la casa de Dios y convertirse en escritores. Estos son algunos ideales que surgen en las personas). ¿Algo más? (Las personas buscan el éxito, así como sus propias perspectivas y esperanzas, y desean recibir bendiciones). Pensad un poco más, ¿qué otra cosa? ¿Qué se debe enfatizar aquí? Las búsquedas, los ideales y los deseos de los que las personas deberían desprenderse. Aparte de sus deseos lujosos y las esperanzas que depositan en sus perspectivas y su destino, en el contexto de la vida real de las personas, en las circunstancias necesarias de la existencia humana, ¿qué más está implicado en la búsqueda, los ideales y los deseos de los que las personas deben desprenderse? ¿Cuáles son algunos de los asuntos importantes de la vida que pueden afectar a tu fe en Dios y a tu búsqueda de la verdad? (Cuando las personas llegan a la edad de casarse, pueden verse sujetas a las limitaciones del matrimonio. Además, cuando la carrera profesional de una persona entra en conflicto con su fe en Dios, puede optar por buscar una carrera propia. Estos son los dos aspectos de los que también hay que desprenderse). Bien dicho. Vuestra fe en Dios durante los últimos años os ha proporcionado resultados y un reconocimiento. Habéis mencionado correctamente dos aspectos significativos: el matrimonio y la carrera profesional. Estos dos aspectos importantes se encuentran entre las cuestiones relacionadas con los asuntos perennes en la senda de la vida humana. El matrimonio es un asunto importante para todo el mundo, y la carrera profesional de una persona también es una preocupación importante, ineludible e inevitable. ¿Hay otros asuntos importantes además de estos dos? (También está el aspecto del trato con la familia, los padres y los hijos. Cuando estos asuntos entran en conflicto con la fe en Dios y la búsqueda de la verdad, a la gente le resulta difícil desprenderse de ellos). Cuando describáis algo, no utilicéis frases tan largas. Antes mencionamos el matrimonio y la carrera profesional. Entonces, ¿cómo debería llamarse este tema? (Familia). Así es, la familia también es un aspecto importante. ¿Incluye a todas las personas? (Sí). Incluye a todos los individuos, y es lo suficientemente específico y representativo. El matrimonio, la familia y la carrera profesional son cuestiones importantes que tienen que ver con el tema principal: las búsquedas, los ideales y los deseos personales. Hay un total de cuatro temas principales relacionados con desprenderse de las búsquedas, los ideales y los deseos personales. Habéis identificado correctamente tres de ellos, lo cual es estupendo. Parece que este tema requiere una plática detallada, es un tema que ya está presente en vuestras mentes y bastante relacionado con vuestras vidas o con vuestra estatura y experiencia. Hay otro tema, que en realidad es más bien simple. ¿Cuál es? Se trata de los intereses y aficiones de una persona. ¿Acaso no es simple? (Sí). ¿Por qué hablo de los intereses y aficiones de una persona? Examinad el tema más de cerca y comprobad si los intereses y aficiones están relacionados con las búsquedas, los ideales y los deseos personales que tenemos que discutir. (Sí). ¿Tiene el matrimonio relación con ellos? (Sí). ¿Y la familia? (Sí). ¿Está la carrera profesional relacionada con ellos? También. Cada uno de estos cuatro aspectos está relacionado con las búsquedas, los ideales y los deseos de una persona. Cada aspecto implica figuraciones y requerimientos específicos sobre él en lo profundo de su corazón, y las cosas que uno desea obtener en su carne y sentimientos. Cada aspecto consta de elementos específicos y búsquedas concretas, y también implica el esfuerzo que una persona realiza y el precio que paga por ellos. Cada aspecto involucra a los pensamientos y puntos de vista de una persona a lo largo de su vida, e influye en ellos, y puede afectar a su búsqueda de metas correctas. Ciertamente, también influye en cómo uno contempla a las personas y las cosas, y en cómo se comporta y actúa. Si hablara en términos generales, a vosotros os parecería poco claro y difícil de entender. Así que vamos a hablar sobre cada aspecto uno a uno, a examinarlos con detenimiento, para que poco a poco obtengáis un claro entendimiento sobre los asuntos. Cuando os queden claros, puede que la gente busque aquí los principios que debe implementar y acatar.
Vamos a hablar primero sobre intereses y aficiones. Claro está que los intereses y aficiones no tienen relación con las cosas que la gente hace a veces para divertirse, ni con sus pasatiempos temporales o intereses de estudio; no tienen nada que ver con las cosas temporales. Los intereses y aficiones a los que nos referimos aquí son los auténticos anhelos y búsquedas que residen en el ser espiritual de una persona y en lo más profundo de su alma. Llegarán incluso a emprender acciones y a hacer planes en función de estas cosas, es más, realizarán esfuerzos concretos y se esforzarán por satisfacer o seguir desarrollando sus intereses y aficiones, o para realizar un trabajo que esté en consonancia con ellos. En este contexto, los intereses y aficiones implican que los individuos se han fijado metas e ideales, e incluso han pagado un precio, han gastado energía o han emprendido acciones concretas. Por ejemplo, se han dedicado a estudiar conocimientos relevantes en aras de sus intereses y aficiones, han destinado la mayor parte de su vida diaria al estudio de este conocimiento y han obtenido experiencia práctica y una apreciación directa de ellos. Por ejemplo, algunas personas tienen el interés y la afición específicos de pintar, y estas pinturas no son tan sencillas como dibujar retratos o paisajes. Va más allá de esos simples intereses y aficiones. Exploran distintas técnicas de pintura, como bocetos, paisajes y retratos, y algunos incluso estudian pintura al óleo y tinta. El motivo por el que estudian de este modo no surge únicamente de sus intereses y aficiones, sino más bien de los ideales que han desarrollado y determinado, y de los deseos que poseen debido a su interés por la pintura. Incluso desean dedicar toda la energía de su vida a la pintura, convertirse en pintores consumados y dedicarse a esta como profesión. Antes de dedicarse a esta profesión, es necesaria una preparación y planificación exhaustivas, como asistir a escuelas especializadas para recibir educación y formación complementarias, estudiar diversos aspectos de la pintura, realizar bocetos in situ, buscar la guía de expertos y maestros artistas y participar en concursos, entre otras cosas. Todas estas actividades giran en torno a sus búsquedas, ideales y deseos. Ciertamente, estos se basan en sus intereses y aficiones. A partir de estos intereses y aficiones, han desarrollado sus búsquedas, ideales y deseos en la vida. A algunas personas les apasiona estudiar historia, tanto antigua como moderna, nacional o extranjera. A medida que crece su interés, empiezan a verse a sí mismas como personas con talento en este campo y se sienten obligadas a seguir una carrera profesional relacionada con ello. Siguen aprendiendo y ampliando su formación. Desde luego, durante este proceso sus búsquedas, ideales y deseos siguen tomando forma y solidificándose, y finalmente aspiran a convertirse en historiadores. Antes de convertirse en historiadores, la mayor parte de su tiempo y energía gira en torno a este interés y afición. También hay personas que tienen un interés particular por la economía, y disfrutan trabajando con números y estudiando cosas relacionadas con ese campo. Esperan convertirse algún día en figuras destacadas o exitosas en el sector de las finanzas. En resumen, su búsqueda también está basada en su interés y afición, y desarrollan ideales y deseos relacionados con ellos. Al mismo tiempo, también invierten su tiempo, actúan, pagan un precio y gastan energía para aprender, investigar, ampliar su formación y adquirir amplios conocimientos relacionados con sus intereses y aficiones. Otros sienten pasión por las artes, como las artes escénicas, la danza, el canto o la dirección. Después de desarrollar esos intereses y aficiones, movidos por el ímpetu que generan, sus ideales y deseos van tomando forma y solidificándose. A medida que sus ideales y deseos se van convirtiendo en sus objetivos vitales, también dedican sus esfuerzos, su trabajo y sus acciones a perseguir esos objetivos. A algunas personas les gusta trabajar en el campo de la educación. Estudian diversos aspectos de esta, como psicología y otros conocimientos pertinentes, para seguir una carrera relacionada con sus intereses y aficiones. Hay quienes disfrutan con el diseño, la ingeniería, la tecnología, la electrónica o la investigación de insectos, microorganismos y diversos comportamientos animales, patrones de supervivencia, orígenes y demás. A algunos les gusta trabajar en los medios de comunicación y aspiran a ocupar un puesto en ellos como locutores, presentadores, reporteros, etcétera. Las personas, impulsadas por sus diversos intereses y aficiones, siguen aprendiendo y explorando en profundidad, y poco a poco van adquiriendo comprensión. Sus búsquedas, ideales y deseos calan hondo en sus corazones y siguen tomando forma. Ciertamente, durante el proceso en el que sus búsquedas, ideales y deseos van poco a poco tomando forma, las personas también se esfuerzan y avanzan hacia sus ideales y deseos. En cada acción concreta invierten su energía, su tiempo, su juventud e incluso sus emociones y esfuerzos.
Sea cual sea el campo o el sector en el que se mueven los intereses y aficiones de cada uno, con independencia de la categoría a la que pertenezcan, una vez que se inicia una búsqueda y se determinan los ideales y deseos correspondientes, también se fijan los objetivos y la dirección de su vida. Cuando los ideales y deseos de una persona se convierten en sus objetivos vitales, su senda futura en este mundo queda básicamente fijada. ¿Por qué digo que queda fijada? ¿De qué tema estamos hablando? Hablamos del siguiente tema: una vez que has determinado los ideales y deseos que surgen de tus intereses y aficiones, también debes esforzarte y luchar en esa dirección, incluso hasta el punto de tener un espíritu y una mentalidad tan inquebrantables como decididos y de estar dispuesto a invertir la energía, el tiempo y el precio de toda una vida. Tu vida, destino, perspectivas e incluso tu destino final se verán inevitablemente influidos por los objetivos vitales que ya hayas determinado, así como vinculados a ellos. ¿Cuál es el aspecto principal que quiero destacar aquí? Una vez que una persona determina sus búsquedas, ideales y deseos basándose en un interés o afición concretos, ya no se quedará de brazos cruzados sin hacer nada. Gracias a los intereses y aficiones específicos, las acciones concretas empiezan a tomar forma. Simultáneamente, bajo la guía de estas acciones concretas, determinarás tus ideales y deseos. A partir de entonces, tu corazón no se detendrá y tus pies no se quedarán quietos. Estás destinado a vivir según tus ideales y deseos. Nunca te conformarás tan solo con adquirir un poco de conocimiento y dejarlo así. Como tienes tanto talento y posees tanto potencial y dones, sin duda buscarás un puesto que te convenga, o te esforzarás sin descanso por elevarte y llegar a ser extraordinario en este mundo y por encima del resto, sin ningún remordimiento. Perseguirás tus ideales y deseos con la firme convicción de la victoria, e incluso estarás dispuesto a pagar cualquier precio y a afrontar cualquier dificultad, peligro y sufrimiento para alcanzarlos. ¿Por qué la gente es capaz de hacer esto? ¿Por qué, después de desarrollar ideales y deseos basados en sus intereses y aficiones, pueden comportarse de esa manera? (Lo hacen para hacer realidad sus ideales, para perseguir cosas más elevadas y para sobresalir por encima de los demás. En consecuencia, no retroceden ante ninguna dificultad, sino que siguen buscando sus ideales y deseos). Existe un instinto innato en las personas. Si nunca saben cuáles son sus puntos fuertes, cuáles son sus intereses y aficiones, les parece que no tienen un lugar, son incapaces de tomar conciencia de su propio valor y tienen una sensación de inutilidad. Son incapaces de demostrar su valor. Sin embargo, una vez que una persona descubre sus intereses y aficiones, los convertirá en un puente o un trampolín para tomar conciencia de su propia valía. Están dispuestas a pagar el precio de buscar sus ideales, de vivir una vida más valiosa, de ser útiles, de sobresalir entre la multitud y ser vistas, de ser admiradas y validadas, y de convertirse en personas extraordinarias. De este modo, pueden vivir una vida plena, tener una carrera de éxito en este mundo y ver cumplidos sus ideales y deseos, y así vivir una vida valiosa. Cuando los individuos miran a su alrededor, entre la bulliciosa multitud, solo hay unos pocos que estén tan naturalmente dotados como ellos mismos, que se hayan fijado ideales y deseos elevados y que, en última instancia, hayan conseguido estas cosas gracias a un esfuerzo incesante. Se han forjado una carrera haciendo algo que les encanta, han alcanzado la fama, el beneficio y el prestigio que deseaban, han demostrado su valor y han tomado conciencia de su propia valía. Así es la búsqueda de las personas. Cada una, impulsada por sus propios intereses y aficiones, cuenta con sus propias búsquedas, ideales y deseos. Claro está que después de fijarlos, puede que no sean capaces de alcanzar sus ideales y deseos. Sin embargo, una vez que determinan sus ideales y deseos, una vez que tienen estas búsquedas, ciertamente no se permitirán seguir siendo corrientes. Como se suele decir, a todo el mundo le gusta pavonearse, quieren que los demás piensen que son únicos. Nadie está dispuesto a ser una persona corriente que dice: “Así será mi vida. Podría ser vaquero, agricultor, albañil o conserje. Incluso podría ser mensajero o repartidor de comida a domicilio”. Nadie tiene ese tipo de ideal. Supongamos que dices: “¿Es una especie de ideal llegar a ser un repartidor feliz?”. Todo el mundo responderá: “No, eso no es para nada un ideal. Convertirse en el dueño de una empresa de reparto, en un jefe de fama mundial, eso sí es un ideal y un deseo”. Nadie acepta de buen grado su papel de persona corriente. En cuanto una persona tiene el más mínimo atisbo de un interés o afición, si existe una posibilidad entre un millón de convertirse en una figura prominente de la sociedad o de alcanzar un éxito modesto, no se dará por vencida. Se esforzará al 120 % y pagará por ello el precio que haga falta, ¿verdad? (Sí). La gente nunca se rinde.
¿Cuál es la naturaleza de los ideales y deseos que surgen de los intereses y aficiones de las personas? No estamos poniendo aquí en evidencia sus intereses y aficiones, entonces, ¿qué estamos dejando en evidencia y diseccionando en realidad? ¿No se trata de las búsquedas, los ideales y los deseos que surgen de los determinados intereses y aficiones que tienen las personas? (Sí). ¿No estamos poniendo en evidencia los diversos comportamientos que exhiben las personas y las sendas que toman a consecuencia de sus búsquedas, ideales y deseos? ¿No es esta la esencia que estamos exponiendo? (Sí). Entonces, ¿cuáles son las sendas que toma la gente en aras de sus búsquedas, ideales y deseos? ¿A qué tipo de senda conducen las búsquedas, los ideales y los deseos de una persona? ¿Qué tipo de objetivos alcanzan? Mientras hacen realidad sus búsquedas, ideales y deseos, aparte de invertir su energía y tiempo, así como soportar más dolor y toda clase de trabajo físico, fatiga, estrés y otras adversidades similares, lo que es más importante, ¿cuál es la senda que toman? Es decir, mientras buscan la consecución de sus propios ideales y deseos, ¿cuál es la senda que deben seguir para lograr la consecución de sus búsquedas, ideales y deseos? En primer lugar, para que puedan hacer realidad sus propias búsquedas, ideales y deseos en este mundo, ¿qué deben estudiar a modo de primer paso? (Todo tipo de conocimientos). Eso es, deben aprender todo tipo de conocimientos y equiparse con esto. Cuanto más abundantes, amplios y profundos sean sus conocimientos, más cerca estarán de sus búsquedas, ideales y deseos, más probabilidades tendrán de que se les reconozca como personas experimentadas y mayor será su estatus en la sociedad. Al mismo tiempo, cuanto más abundantes, amplios y profundos sean sus conocimientos, más tiempo y energía tendrán que invertir, desde la perspectiva de la energía física. Además, tras adquirir una base de conocimientos, las personas están un paso más cerca de la consecución de sus búsquedas, ideales y deseos. Tener conocimientos suficientes es solo el primer paso, la base fundamental. Después de esto, la gente necesita sumergirse en la sociedad, en las masas, en la gran tinaja colorante o, se podría decir, la picadora de carne de la industria relacionada con sus ideales y deseos, y batallar, luchar y competir con fuerzas de todos lados, y participar en varios concursos, competiciones y seminarios. A la vez que gastan una gran cantidad de energía, las personas también tienen que adaptarse a diferentes situaciones y entornos para lograr hacer realidad sus búsquedas, ideales y deseos. Al mismo tiempo, en esta gran tinaja colorante, las personas deben confiar en sus conocimientos, y más aún en lo que han aprendido de las masas, así como en los métodos, la filosofía y las reglas de supervivencia que ya poseen, para adaptarse a las masas y a los mecanismos y reglas del juego de la sociedad. Mediante este proceso, las personas se acercan poco a poco a los objetivos de sus búsquedas, ideales y deseos. Después de sobrevivir a tantas pruebas, tantos altibajos, ¿cuál es el resultado final? Como ganadores, se llevan la corona, mientras que los perdedores se quedan sin nada. Al final, a partir de este resultado logran las búsquedas, ideales y deseos de su vida, alcanzan sus objetivos vitales y se afianzan bien en su sector. Para entonces, la gente suele haber llegado ya a la mediana edad o a la vejez, y algunos pueden incluso tener una edad avanzada, andar mal de la vista, tener calvicie, pérdida de audición y los dientes sueltos. A esa edad, aunque han alcanzado sus ideales y deseos, también han hecho muchas cosas perniciosas. Han volcado toda su vida en esto. A lo largo de su vida, a fin de convertir en realidad sus ideales y deseos han dicho muchas cosas que iban en contra de su voluntad, han cometido muchos actos que vulneraban la ética y la conciencia, y traspasaban ciertos límites, e incluso han participado en muchos actos sin conciencia e inmorales. Han engañado a otros y más de una vez los han engañado a ellos; han derrotado a otros y a ellos también los han derrotado. Tienen la fortuna de haber sobrevivido y de haberse afianzado, y sus vidas parecen perfectas, como si hubieran tomado conciencia de su propia valía y no hubieran vivido en vano. Han luchado toda su vida por sus ideales y deseos, y parece que hayan vivido una vida valiosa y con sentido. Sin embargo, no logran desentrañar la senda de la propia conducta que deberían haber tomado, carecen de cualquier tipo de lema para su vida y han luchado toda su existencia con el único fin de hacer realidad sus ideales y deseos, pugnando contra la humanidad, la sociedad e incluso contra sí mismos. Han perdido la conciencia, los límites y los principios necesarios para la propia conducta. Aunque sus ideales y deseos se han hecho realidad y, tras numerosas vueltas y revueltas, han alcanzado los objetivos que se fijaron en cada etapa de su vida, por dentro no se sienten a gusto ni realizados. Las búsquedas, los ideales y los deseos que han determinado en aras de sus propios intereses y aficiones, por decirlo llanamente, en última instancia los conducen a una senda de búsqueda de fama y beneficio. Aunque tengan la sensación de que, tras alcanzar sus objetivos definitivos, han tomado conciencia de su propia valía, de que están presentes y de que han obtenido y poseen tanto fama como beneficios, siguen ignorando el futuro, su destino y el valor de la existencia humana que la gente debería comprender de verdad. A medida que llegan a la vejez, cada vez son más conscientes de que todo lo que alguna vez buscaron es terriblemente esquivo y hueco. Esto conlleva oleadas de vacío y aprensión. Las personas no se dan cuenta hasta la vejez de que los ideales y deseos que buscaban solo han servido para satisfacer su vanidad y proporcionarles fama y beneficios temporales, que no son más que un consuelo efímero. Tal consuelo se convierte enseguida en una especie de inquietud y aprensión, porque a medida que la gente llega a la vejez, es más propensa a contemplar su futuro, lo que será de ellos y lo que les sucederá después de la muerte. Y cuando todas estas preguntas quedan sin respuesta, cuando carecen de pensamientos y puntos de vista correctos sobre estas cuestiones, la gente empieza a sentirse aprensiva e inquieta. Esta inquietud y aprensión persisten hasta que cierran los ojos y mueren. La alegría que proviene de la fama y el beneficio desaparece rápidamente del corazón humano, e incluso cuanto más intenta uno captarla y aferrarse a ella, más fácilmente se desvanece, y esta sensación de alegría se transforma más fácilmente en inquietud y miedo. En consecuencia, con independencia de los ideales y deseos que surgen de los diversos intereses y aficiones de la gente, estos conducen en definitiva a la senda de buscar la fama y el beneficio, y el objetivo final que se alcanza, lo que la gente obtiene, no es más que eso. Esta fama y beneficio solo proporcionan un consuelo temporal y la satisfacción momentánea de la vanidad carnal. Cuando las personas no comprenden la verdad, sienten que sus búsquedas, ideales y deseos son reales, les hacen sentir con los pies en la tierra, más capaces de encontrar su lugar en el mundo, de controlar la dirección de sus vidas y mantener el control sobre ellas, de ocuparse de su propio destino. Sin embargo, cuando sus ideales y deseos se hacen realidad, las personas acaban experimentando un despertar. ¿Cuál es la causa de este despertar? Se dan cuenta de que aquello a lo que han dedicado la energía de su vida es una cosa vacía que no se puede agarrar con la mano ni sentir con el corazón. Cuanto más intentan agarrarlo y aferrarse a él, más se les escapa, y esto les deja una mayor sensación de pérdida y vacío y, por supuesto, un mayor sentimiento de temor y arrepentimiento. Como las personas tienen intereses y aficiones, desarrollan ideales y deseos, y estos les forman una ilusión que les hace creer que cuentan con la capacidad de controlar su vida, de encauzar la senda de esta y de determinar su modo y objetivos de existencia. En la raíz de esta ilusión subyace el hecho de que las personas no persiguen la verdad, no sienten amor hacia ella y, por supuesto, se podría decir que la causa es que no comprenden la verdad. Cuando los individuos no comprenden la verdad a menudo buscan instintivamente cosas que puedan hacer que su carne o su espíritu se sientan satisfechos. Con independencia de lo distantes que puedan estar de ellos estas cosas, mientras sientan que pueden alcanzarlas y aferrarse a ellas, están dispuestos a pagar el precio, incluso gastando toda una vida de energía y tiempo. Como no comprenden la verdad, confunden fácilmente sus intereses y aficiones con un pilar o una especie de cualificación o capital para buscar sus objetivos vitales, y por ello están dispuestas a pagar cualquier precio. No te das cuenta de que una vez que pagas este precio, una vez que te embarcas en esta senda, estás destinado a recorrer una senda controlada por Satanás y por las tendencias mundanas y sus reglas del juego. Al mismo tiempo, estás destinado a sumergirte de manera involuntaria en la tinaja colorante de la sociedad, en la picadora de carne de esta. No importa de qué color te tiña, da igual la forma en que te triture, no importa lo distorsionada que se vuelva tu humanidad, te consuelas diciendo: “Para hacer realidad mis ideales y deseos, y por el bien de mi futuro, debo aguantar”. También te dices sin cesar: “Debo adaptarme a esta sociedad, no importa de qué color me tiña, debo aceptarla y adaptarme a ella”. Mientras te adaptas a todos estos entornos diferentes, también te adaptas a los diferentes colores de los que se te tiñe, y aceptas de forma constante diferentes versiones de ti mismo con diferentes estilos y talantes. De este modo, las personas, sin saberlo, se vuelven cada vez más insensibles, cada vez tienen un menor sentido de la vergüenza, y a su conciencia y su razón les cuesta cada vez más guiar o controlar sus pensamientos, deseos y elecciones. Al final, en mayor o menor medida, la mayoría de las personas alcanzan sus ideales y deseos cuando los buscan. Desde luego, por mucho que unos pocos individuos busquen, o por grande que sea su esfuerzo y las dificultades por las que pasen, siguen siendo incapaces de hacer realidad sus ideales y deseos. Con independencia del resultado final, ¿qué ganan los seres humanos? Los que tienen éxito obtienen fama y beneficio, mientras que los que fracasan, si bien no logran obtener esta fama y beneficio, reciben lo mismo que los que sí han tenido éxito: los diversos daños y pensamientos negativos inculcados por Satanás, por esta humanidad malvada y por todo el mecanismo social y la malvada influencia de la sociedad. De no ser así, ¿por qué la gente utilizaría con frecuencia frases como: “está de vuelta de todo”, “viejo zorro conspirador”, “serpiente curtida y astuta” o “ha capeado muchos temporales”, etcétera? Porque, mientras buscas tus ideales y deseos, también “aprendes” mucho en esta gran tinaja colorante y en esta picadora de carne que es la sociedad. Se “aprenden” cosas que no existen en tus instintos físicos; el término “aprender” debe ir entre comillas. ¿A qué se refiere “aprender”? A que la sociedad, Satanás y la humanidad malvada te adoctrinan con distintos pensamientos que desafían la conciencia y la razón humanas normales, y hacen que vivas cada vez con menos conciencia y razón, cada vez más desprovisto de vergüenza, y desprecies cada vez más a la gente normal y a los que caminan por la senda correcta. Al mismo tiempo, ¿cuál es el peor resultado? No solo despreciarás cada vez más a las personas con humanidad, conciencia y razón normales, sino que al mismo tiempo envidiarás y admirarás los actos despreciables de quienes traicionan su conciencia y moralidad, y sentirás envidia de los abundantes beneficios materiales o económicos que obtienen de sus actos despreciables y su mal comportamiento. ¿No es esta la consecuencia? (Sí). Esta es una consecuencia más aterradora, es decir, mientras las personas buscan hacer realidad sus ideales y deseos, su semblante se vuelve cada vez más sombrío y aterrador, su conciencia y su razón se pierden poco a poco, y su perspectiva moral y vital y su comportamiento se vuelven cada vez más perversos, feos, despreciables y sórdidos.
Desde el momento en que una persona desarrolla intereses y aficiones hasta el que hace realidad sus ideales y deseos, durante este proceso, se podría decir que la senda que camina y las actividades en las que participa —es decir, toda su situación de vida actual— constituyen una situación de vida que está en las garras de la sociedad y las tendencias malvadas. De hecho, también es un proceso durante el cual las personas aceptan de buen grado la manipulación, el atropello y la explotación de Satanás mientras buscan la consecución de sus ideales y deseos. Ciertamente, también es un proceso durante el cual Satanás corrompe a las personas cada vez más y más específicamente en todo. En cada situación que se te presenta, Satanás te inculca continuamente la idea de que, para alcanzar tus objetivos, debes utilizar cualquier medio necesario, abandonando las cosas que son positivas y que la humanidad normal debería defender, como la dignidad humana, la integridad personal, los límites morales, la propia conciencia y los criterios de conducta propia. A medida que te desorienta para que renuncies progresivamente a todo ello, también desafía tu conciencia, tu razón y tus límites morales, así como la poca vergüenza que te queda. Cuando termina de desafiarlos, te lleva a transigir continuamente en medio de la desorientación, la tentación, el control y el atropello de las tendencias malvadas. Durante el proceso de realizar compromisos constantes, eliges adoptar los pensamientos y puntos de vista inculcados por Satanás respecto a cómo contemplar a las personas y las cosas y cómo comportarse y actuar, y practicas activamente los pensamientos y puntos de vista que Satanás te ha impartido, así como las formas y métodos para comportarse y actuar. Te involucras en todo esto de mala gana e involuntariamente; pero, al mismo tiempo, con el fin de hacer realidad tus ideales y deseos, lo haces de manera voluntaria y activa, con una actitud muy complaciente. En resumen, durante este proceso las personas permanecen pasivas, pero desde otra perspectiva, se pliegan activamente al control y la corrupción de Satanás. Mientras buscan la consecución de sus ideales y deseos, viven todo el tiempo en la gran tinaja colorante de las tendencias malvadas de la sociedad, en sus garras. Del mismo modo, viven en una mentalidad compleja y contradictoria de estar dispuestos y de no estarlo, y en un entorno real que es a la vez complejo y contradictorio. A través de este proceso, a medida que las personas se acercan a los ideales, deseos y objetivos vitales que han estado buscando, se parecen cada vez menos a un ser humano, su conciencia se adormece cada vez más y su razón disminuye. Sin embargo, en el fondo la gente cree que tiene ideales y deseos, algunos incluso dicen que sus ideales y deseos son sus convicciones, que tener convicciones en el corazón significa que tienen creencias, y que uno debe tener creencias en la vida. Creen que son seres humanos normales porque tienen creencias, y que por lo tanto deben continuar sus búsquedas de acuerdo con sus antiguos métodos y leyes de supervivencia, y que mientras los resultados de esto sean buenos, y los acerquen a sus ideales y objetivos vitales, entonces cualquier precio que paguen por ello merece la pena, aunque signifique perderlo todo. En consecuencia, dentro de la mentalidad contradictoria de estar tanto dispuesto como no dispuesto, la gente continuará aceptando el control de Satanás, sus pensamientos, y su manipulación y engaño. Incluso cuando son muy conscientes de que han sido corrompidos por la sociedad y las tendencias malvadas, en este tipo de circunstancias, seguirán buscando sin descanso la consecución de sus ideales y el logro de sus objetivos vitales. Incluso pueden felicitarse por el hecho de que son capaces de recurrir a cualquier medio necesario y por nunca haberse rendido, y se alegran de su capacidad de persistir hasta ahora. Al observar los comportamientos que la gente muestra durante la búsqueda de sus ideales y deseos, así como las sendas que toma y sus diversas transformaciones, ¿qué clase de senda es la de buscar la consecución de los ideales y deseos de la gente? (Es una senda que conduce a la destrucción). Es una senda sin retorno, en la que cuanto más se avanza por ella, más se aleja uno de Dios. También podría decirse que se trata de una senda de destrucción. Los objetivos de la vida, aquellos a los que conducen los ideales y deseos que han determinado las personas, tienen a Satanás esperando en la línea de meta. Y a lo largo del camino hacia esas metas vitales, lo que las acompaña y las sigue no es la verdad, no son las palabras de Dios. Entonces, ¿quién es? (Es Satanás, junto con sus tendencias malvadas y diversas filosofías para los asuntos mundanos). Los acompaña Satanás, su control, corrupción, engaño y reiteradas tentaciones. Se trata de una senda sin retorno, una senda de destrucción, ¿no es así? (Así es). Porque mientras las personas buscan sus ideales y deseos, lo que en realidad buscan como meta no es la consecución de sus ideales y deseos, sino que utilizan la búsqueda de estas cosas como su fuerza motriz y fundamento para adquirir fama y beneficio. Esa es la esencia y la verdad del asunto. Esta senda solo hace que la gente anhele cada vez más la fama y el beneficio, las tendencias malvadas del mundo. Esta senda solo lleva a las personas a hundirse cada vez más, a que aumente su depravación, pierdan racionalidad y queden despojadas de conciencia, y se alejan así de las cosas positivas. Al mismo tiempo, las aleja aún más de las formas de vida más prácticas y de los objetivos vitales que debería tener alguien con una humanidad normal. Esto solo puede hacer que las actitudes corruptas de las personas se arraiguen más profundamente, y solo puede distanciarlas más de la soberanía y la instrumentación de Dios. Ciertamente, también hace que a la gente le resulte cada vez más difícil discernir entre las cosas positivas y las negativas. Esto es un hecho. Entonces, ¿cómo podemos resolver estos problemas? Una vez comprendida la esencia de las búsquedas, los ideales y los deseos humanos, ¿sobre qué deberíamos hablar? Se debería hablar sobre cómo desprenderse de las búsquedas, los ideales y los deseos de las personas, ¿verdad? (Sí).
Ahora mismo estábamos hablando acerca de que buscar la consecución de los propios ideales y deseos es una senda sin retorno, un camino que lleva a la destrucción. Entonces, ¿deberían las personas abandonar ese modo de vida? (Sí). Deben desprenderse de la manera en que viven y cambiarla; no se trata de un enfoque ni de una senda adecuados para la vida. Al no ser lo adecuado, uno debe desprenderse de ello, cambiar su forma de vivir y adoptar un enfoque correcto de la vida y la existencia. Sin duda, deben adoptar un enfoque correcto respecto a la forma en que tratan los intereses y aficiones, y las búsquedas, ideales y deseos personales. Sus talentos y dones, junto con sus intereses y aficiones, les permiten determinar sus búsquedas, ideales y deseos y, al mismo tiempo, les permiten desarrollar las metas que buscan. Estas metas no son adecuadas y conducirán a las personas a una senda sin retorno, que las aleja de Dios y las acaba conduciendo a la destrucción. Si estas no son las correctas, ¿cuál es el proceder correcto? Vamos a examinar primero si es adecuado que la gente tenga intereses y aficiones, es decir, si sus intereses y aficiones se pueden incluir en la categoría de cosas negativas. (No, no pueden incluirse). Los intereses y aficiones de las personas no son malos de por sí y, por supuesto, no se puede decir que sean negativos. No deben condenarse ni criticarse. Forma parte de la humanidad normal que la gente tenga intereses, aficiones y talentos en determinados ámbitos; todo el mundo los tiene. A algunas personas les gusta bailar, a otras cantar, dibujar, actuar, la mecánica, la economía, la ingeniería, la medicina, la agricultura, la navegación o ciertos deportes; a otras les gusta estudiar geografía, geología o aviación y, por supuesto, a otras les puede agradar el estudio de temas aún más oscuros. Con independencia de los intereses y aficiones de una persona, todos forman parte de la humanidad y de la vida humana normal. No hay que denigrarlos diciendo que son cosas negativas, ni criticarlos, y mucho menos prohibirlos. Es decir, cualquier interés y afición que tengas es legítimo. Ya que son legítimos y se les debe permitir existir, ¿cómo deben tratarse los ideales y deseos relacionados con ellos? Por ejemplo, a algunas personas les gusta la música. Dicen: “Quiero ser músico o director de orquesta”, y dejan de lado todo lo demás para ponerse a estudiar y perfeccionarse en la música, y el objetivo y la dirección de su vida pasan a ser consolidarse como un músico. ¿Es esto lo correcto? (No). Si no crees en Dios, si formas parte del mundo y te pasas la vida haciendo realidad los ideales y deseos determinados por tus propios intereses y aficiones, no tenemos nada que decir al respecto. Ahora bien, como creyente en Dios, si tienes tales intereses y aficiones y quieres dedicar toda tu existencia a hacer realidad los ideales y deseos determinados por tus propios intereses y aficiones y pagar un precio de por vida para concretarlos, ¿es esta senda buena o mala? ¿Vale la pena fomentarla? (No vale la pena). No hablemos todavía de si vale la pena fomentarla o no; todo se debe estudiar con seriedad, así que ¿cómo lo haces con el fin de determinar si este asunto está bien o mal? Has de considerar si las búsquedas, ideales y deseos que has determinado tienen alguna conexión con las enseñanzas de Dios y Su salvación y con las expectativas que Él tiene hacia ti, con la intención de Dios de salvar a la humanidad, con tu misión y tu deber, si te ayudarán a completar tu misión y cumplir con tu deber más eficazmente, o si aumentarán tus posibilidades de salvarte y te ayudarán a lograr la satisfacción de las intenciones de Dios. Como persona corriente, tienes derecho a buscar tus ideales y deseos, pero a medida que haces realidad tus propios ideales y deseos y buscas esta senda, ¿te conducirán estos por la senda de la salvación? ¿Te llevarán por la senda de temer a Dios y evitar el mal? ¿Te conducirán al final hacia la absoluta sumisión y adoración a Dios? (No). Eso seguro. Ya que no será así, como creyente en Dios, ¿son positivos o negativos los ideales y deseos determinados por tus intereses, aficiones e incluso tus talentos y dones? ¿Deberías tenerlos o no? (Son negativos; no deberíamos tenerlos). No deberías tenerlos. Entonces, ¿en qué se convierte la naturaleza de los ideales y deseos de una persona? ¿Se convierte en cosas positivas o negativas? ¿En un derecho que debes tener o en algo que no debes tener? (Se convierte en algo negativo, en algo que no debes tener). Se convierte en algo que no debes tener. Hay quien dice: “Entonces, si no debo tenerlos, significa que me estás quitando mis derechos”. No te estoy quitando tus derechos; estoy hablando de qué tipo de senda debe seguir la gente y de cómo perseguir la verdad. No te estoy quitando tus derechos; la libertad de elección es tuya, puedes elegir. Pero en cuanto a cuál es la naturaleza de este asunto y cómo debe juzgarse, contamos con una base para nuestros argumentos y no hablamos de manera aleatoria. Si tomas las palabras de Dios como base y hablas desde la perspectiva de la verdad, entonces los ideales y deseos de una persona no son cosas positivas. Ciertamente, para ser más precisos, si como creyente en Dios deseas perseguir la verdad y alcanzar la salvación, si deseas perseguir la verdad y llegar a temer a Dios, evitar el mal y someterte a Él, entonces no deberías tener los mismos ideales y deseos que la gente mundana. En otras palabras, si quieres perseguir la verdad y alcanzar la salvación, entonces debes desprenderte de tus propias búsquedas, ideales y deseos. Dicho de otro modo, si quieres perseguir la verdad y alcanzar la salvación, entonces no debes buscar tus propios ideales y deseos, y especialmente no debes utilizar la búsqueda de estos ideales y deseos con el fin de obtener fama y beneficio. ¿Se puede decir así? (Sí). Ahora está todo claro. Como creyente en Dios, ya que estás dispuesto a perseguir la verdad y deseas alcanzar la salvación, debes desprenderte de tus búsquedas, ideales y deseos, debes abandonar esta senda, que es la de la búsqueda de fama y beneficio, y desprenderte de estos ideales y deseos. No debes elegir la consecución de tus ideales y deseos como el objetivo de tu vida, sino perseguir la verdad y alcanzar la salvación.
Hay quien pregunta: “Ya que no puedo hacer realidad mis búsquedas, ideales y deseos, y me he desprendido de todos ellos, ¿qué debo hacer respecto a mis intereses y aficiones?”. Eso es asunto tuyo. Aunque puedas tener intereses y aficiones, mientras no perturben tu búsqueda normal, no interfieran en el desempeño de tu deber y el cumplimiento de tu misión, y no afecten a tus objetivos de vida o la senda que tomes, entonces puedes mantener dichos intereses y aficiones. Desde luego, también puede entenderse de esta manera: dado que estos intereses y aficiones forman parte de tu humanidad, también se podría decir que te han sido concedidos por Dios. Todos los aspectos, como la apariencia, la familia, los antecedentes y el hábitat de supervivencia de una persona han sido predestinados por Dios. Por tanto, no podemos negar que los intereses y aficiones que tienes también te han sido concedidos por Dios. Este hecho no se puede negar, es cierto. Por ejemplo, algunas personas son buenas con los idiomas, el dibujo, la música, para distinguir sonidos, colores, etcétera. Con independencia de que estas cosas sean sus habilidades especiales o sus intereses y aficiones, se puede decir que todas ellas forman parte de la humanidad. ¿Por qué Dios concede a las personas determinados intereses y aficiones? Para que su vida humana sea un poco más rica y colorida, para que pueda ir acompañada de ciertos elementos de entretenimiento y ocio sin que le afecten a la hora de caminar por la senda correcta de la vida, de modo que su vida sea menos árida, menos aburrida y monótona. Por ejemplo, cuando llega el momento de cantar himnos en las reuniones, alguien que sepa tocar un instrumento musical puede acompañar el canto tocando el piano o la guitarra. Si nadie sabe tocar, todo el mundo se vería privado de este placer. Si hay alguien dispuesto a acompañar, el resultado será mucho mejor que si se canta sin acompañamiento, y todo el mundo lo disfrutará. Al mismo tiempo, amplía los horizontes, enriquece las experiencias, la vida adquiere más sustancia, la gente siente que la vida es más bella y su estado de ánimo se vuelve más alegre. Esto es beneficioso tanto para su humanidad normal como para la senda que toman en la fe en Dios. Por ejemplo, si te gusta dibujar, cuando la vida de los hermanos y hermanas se ha vuelto monótona, puedes hacer dibujos humorísticos, y representar los rostros y las expresiones negativas de ciertas personas, así como sus comentarios negativos, en forma de caricaturas ingeniosas y humorísticas, y luego reunirlas en un pequeño folleto para compartirlo con todo el mundo, incluidos esos aguafiestas. Cuando lo vean y digan: “Vaya, ¿este del dibujo soy yo?”, les hará reír y se sentirán felices, y dejarán de ser negativas. ¿No es algo bueno? No les ha supuesto demasiado esfuerzo, pero les ha ayudado a salir de su negatividad con bastante facilidad. En tu tiempo libre, dibujar, tocar instrumentos musicales, debatir sobre arte o explorar la actuación e interpretación de diversos personajes, incluidos los distintos tipos de personas negativas, los diferentes tipos de individuos arrogantes y las diversas manifestaciones de anticristos que actúan arbitrariamente, puede ayudar a mejorar el discernimiento y ampliar los horizontes de las personas. ¿No es esto algo bueno? ¿Cómo no van a ser útiles estos intereses y aficiones? Resultan beneficiosos para las personas. Sin embargo, si surgen ideales y deseos a causa de tus intereses y aficiones, y estos te conducen hacia una senda sin retorno, entonces no son buenos para ti. Sin embargo, si aplicas tus intereses y aficiones a tu vida de un modo que sea esclarecedor para tu humanidad, que contribuya a que tu vida sea más exuberante y colorida, que te haga más ingenioso y alegre, y que vivas mejor nutrido, libre y liberado, entonces tus intereses y aficiones tendrán un efecto positivo, todos saldrán beneficiados y te proporcionarán edificación, al tiempo que no afectarán al desempeño de tu deber ni al cumplimiento de tu misión. Desde luego, en cierta medida te ayudarán a cumplir con tu deber. Cuando te sientas abatido o desanimado, cantar una canción, tocar un instrumento o poner música alegre y rítmica puede levantarte el ánimo y permitirte presentarte ante Dios en oración. Ya no albergarás negatividad, no te quejarás ni querrás abandonar. Al mismo tiempo, descubrirás tus debilidades y defectos, y te darás cuenta de que eres demasiado frágil e incapaz de soportar el endurecimiento o los contratiempos. Tocar un instrumento te ayudará a mejorar tu estado de ánimo; a esto se le llama saber vivir. ¿No han tenido estos intereses y aficiones un efecto positivo? (Sí). Los intereses y aficiones pueden considerarse herramientas que, bien utilizadas, pueden cambiar tu estado de ánimo, y esto te permite llevar una vida más normal y racional. Hasta cierto punto, pueden acelerar o facilitar tu entrada en la realidad-verdad y proporcionarte una herramienta adicional para ayudarte a desempeñar tus deberes. Ciertamente, la humanidad de algunas personas es mala y malvada; son siempre ambiciosas, poseen el carácter de un anticristo, o son anticristos. Para ellas, tener intereses y aficiones puede ser problemático, ya que podrían utilizarlos como un capital y se creen superiores, lo que sin duda alimenta su agresividad y audacia a la hora de realizar actos malvados. Por tanto, los intereses y aficiones en sí no son intrínsecamente malos o negativos. Las personas buenas y normales los utilizan para cosas positivas, mientras que los individuos malos, malvados y negativos los utilizan para acciones malvadas y malas obras. Así pues, los intereses y aficiones pueden hacerte mejor o peor, ¿no es así? (Sí). Volvamos al tema de cómo desprenderse de las búsquedas, ideales y deseos de las personas. Después de comprender la esencia de los intereses y aficiones, la gente no debe ver los intereses y aficiones de nadie a través de unas gafas de colores, y desde luego no debe rechazar a las personas con cualquier interés o afición, ya que estos forman parte de la humanidad normal y la gente debe tratarlos correctamente. A menos que tus intereses y aficiones empiecen a afectar la vida de los demás o a causarles molestias, o si los preservas a costa de afectar o perturbar a los demás, entonces es inapropiado. Aparte de esto, tus intereses y aficiones son legítimos, y se espera que la gente pueda tratarlos adecuadamente y hacer un uso y empleo razonable de ellos. Desde luego, la mejor manera y la más correcta de utilizarlos y emplearlos es dejar que tus intereses y aficiones tengan la mayor repercusión posible en el trabajo que realizas y en las obligaciones que cumples, y emplearlos al máximo sin dejar que se desperdicien. Hay quien dice: “Mis intereses y aficiones pueden desempeñar un papel importante en el cumplimiento de mis deberes, pero creo que mis conocimientos en este ámbito no son suficientes ni lo bastante amplios ahora mismo. Quiero profundizar y realizar un estudio mejor y más sistemático de los temas relacionados con esta materia, para luego aplicarlo a mis deberes. ¿Puedo hacerlo?”. Sí, puedes. La casa de Dios os anima sin cesar a seguir aprendiendo. El conocimiento es una herramienta, y si no contiene nada que corroa o erosione el pensamiento, puedes estudiarlo y profundizar en él. Puedes utilizarlo como una herramienta positiva y beneficiosa para cumplir con tus deberes, y así permitirle que sea eficaz y tenga un impacto. ¿No es esto algo bueno? ¿Acaso no es un enfoque adecuado? (Sí). Ciertamente, este método de práctica también es una forma adecuada de manejar tus intereses y aficiones, y al mismo tiempo también es una forma correcta de desprenderse de las búsquedas, los ideales y los deseos personales. Estás utilizando y empleando tus intereses y aficiones correctamente, no para alcanzar metas personales o para buscar la satisfacción de ambiciones y apetencias personales. Se trata, pues, de una forma legítima y precisa de practicar y, por supuesto, también es una forma adecuada y positiva de hacerlo. Además, también sirve como senda concreta de cómo desprenderse de búsquedas, ideales y deseos.
Hemos aclarado el asunto de cómo tratar de manera adecuada los intereses y aficiones; ahora bien, ¿a qué hace referencia realmente desprenderse? No estamos criticando o condenando a los intereses y aficiones, en cambio, estamos diseccionando las búsquedas, ideales y deseos que las personas determinan con los intereses y aficiones como su base y capital. En consecuencia, es de estas búsquedas, ideales y deseos de los que hay que desprenderse en realidad. Antes hemos hablado acerca de que debemos dejar que nuestros intereses y aficiones desempeñen un papel positivo y produzcan un efecto favorable; este es un método activo de práctica para desprendernos de las búsquedas, los ideales y los deseos personales. Por otro lado, las personas no deben buscar sus propios ideales y deseos porque tengan intereses y aficiones; esa es una forma más práctica de desprenderse. En otras palabras, un aspecto es utilizar bien tus intereses y aficiones, mientras que otro es que no deberías buscar ideales y deseos determinados a raíz de tus propios intereses y aficiones, es decir, no busques tus objetivos de vida basándote en tus intereses y aficiones. Entonces, ¿cómo podrías llegar a la conclusión de que estás empleando intereses y aficiones con normalidad, y no buscando ideales y deseos? Si tienes un interés o una afición, y lo aplicas correctamente a tu trabajo, al cumplimiento de tu deber y a tu propia vida diaria, si el objetivo de tu búsqueda no es exhibirte o tirarte flores, ni mucho menos aumentar tu propia popularidad o ganarte la estima, el elogio y la admiración de los demás, y por supuesto y sobre todo si el objetivo de tu búsqueda no es ocupar un lugar en el corazón de la gente a causa de tus intereses y aficiones, y que por ello te fijen y te sigan, entonces has llevado a cabo una aplicación positiva, correcta, apropiada y racional de tus intereses y aficiones, que se ajusta a la humanidad normal y a las intenciones de Dios, y los empleas de acuerdo con los principios-verdad. Sin embargo, si al hacer uso de tus intereses y aficiones o aplicarlos, obligas a los demás a admirarte y aceptarte, con el propósito bien marcado de exhibirte; si consigues sin ningún escrúpulo, con descaro y a la fuerza que los demás te escuchen y te acepten, y satisfagas así la vanidad que te produce exhibir tus intereses y aficiones, sin importarte cómo se sientan los demás, y utilices en última instancia tus intereses y aficiones como capital para controlarlos, para ganarte un lugar en sus corazones, y crearte prestigio entre ellos; y si acabas por lograr fama y beneficio como resultado de tus propios intereses y aficiones, entonces ese no es un uso legítimo de tus intereses y aficiones ni un empleo normal de estos. Se deben condenar tales acciones, los demás han de discernirlas y rechazarlas y, por supuesto, también deben desprenderse de ellas. Cuando aprovechas las oportunidades de desempeñar tus deberes, o te pones el pretexto de ser un líder, un responsable, o alguien con un talento excepcional, a fin de demostrarle a los demás que posees ciertos talentos y habilidades, y mostrarles que tus intereses y aficiones están por encima de los suyos, esta forma de hacer las cosas es inapropiada. Supone utilizar tus intereses y aficiones como pretexto para adquirir prestigio entre la gente y satisfacer tus propios deseos y ambiciones. Siendo más precisos, este proceso o forma de actuar equivale a explotar tus intereses y aficiones y la admiración que siente la gente por ellos para hacer realidad tus búsquedas, ideales y deseos. Es esto de lo que debes desprenderte. Hay quien dice: “Después de oír esto, aún no sé cómo desprenderme”. ¿Resulta en realidad fácil desprenderse? Cuando posees ciertos intereses y aficiones únicos, si no haces nada, estos intereses y aficiones permanecen dentro de tu humanidad y no tienen nada que ver con la senda que tomes. Sin embargo, en cuanto exhibes de manera constante tus intereses y aficiones, intentando ganar fama entre la gente o aumentar tu popularidad, darte a conocer a más personas y atraer más atención, este proceso y esta manera de proceder no constituyen meras formas de hacer las cosas. Cuando todas estas acciones y comportamientos se combinan, forman la senda que sigue una persona. Entonces, ¿qué es esta senda? Es un empeño por buscar la consecución de los propios ideales y deseos dentro de la casa de Dios, por buscar la admiración de los demás y por llegar a satisfacer tus propios deseos y ambiciones. En cuanto inicias este tipo de búsqueda, la senda en la que te encuentras se convierte en una sin retorno, una senda que conduce a la destrucción. ¿Acaso no deberías darte enseguida la vuelta, invertir estas acciones y desprenderte de ellas y de estos deseos y ambiciones? Algunos dirán: “Todavía no sé cómo desprenderme”. Entonces, no lo hagas. ¿Qué significa “no lo hagas”? Significa que debes mantener ocultos tus intereses y aficiones e intentar por todos los medios no mostrarlos. Habrá quien se pregunte: “Pero si el desempeño de mis deberes lo requiere, ¿debo mostrarlos?”. Cuando debas, cuando tengas que mostrarlos, debes hacerlo; ese es el momento adecuado. Sin embargo, si en este momento te hallas en la senda de buscar tus ideales y deseos, no los reveles. Cuando sientas el impulso de alardear de ellos, debes orarle a Dios, tomar una firme determinación, refrenar tales deseos y, al mismo tiempo, aceptar el escrutinio y la disciplina de Dios, controlar tu corazón y confinar tus deseos y ambiciones en su sitio, para que desaparezcan y no se conviertan nunca en realidad. ¿Eso es bueno? (Sí). ¿Es fácil hacerlo? No es fácil, ¿verdad? ¿Quién tiene un poco de talento pero no quiere alardear de él? No mencionemos siquiera a los que tienen alguna habilidad especial. Algunas personas saben cocinar y preparar comida, y quieren presumir allá donde van, incluso denominándose a sí mismas “Belleza del tofu” o “Reina de los fideos”. ¿Merece la pena exhibir estas habilidades menores? Si poseyeran dones excepcionales, ¿cómo de excesiva sería su arrogancia? Sin duda, acabarían en una senda sin retorno. Desde luego, aparte de las personas que toman la senda equivocada, o una sin retorno, a causa de sus intereses y aficiones, la mayoría tiene a menudo pensamientos activos motivados por sus intereses y aficiones en el proceso de creer en Dios. Mientras creen en Él y desempeñan sus deberes, en su mente le están dando vueltas sin parar a los ideales y deseos que determinaron, o puede que se recuerden continuamente a sí mismos los ideales y deseos que no han hecho realidad, repitiéndose de manera constante en sus corazones que todavía los tienen. Aunque nunca hayan pagado ningún precio específico ni adoptado ninguna práctica concreta respecto a estas cosas, estos ideales y deseos se han arraigado profundamente en sus corazones, y nunca se han desprendido de ellos.
Hemos hablado previamente acerca de que la búsqueda de la consecución de ideales y deseos, al igual que seguir la senda de este mundo, es una senda de no retorno, un camino que conduce a la destrucción, y hemos diseccionado este asunto. Esto y la búsqueda de la verdad son como dos líneas paralelas, nunca habrá un punto en el que estas líneas se crucen, y por supuesto tampoco se cruzarán nunca entre sí. Si crees en Dios y deseas perseguir la verdad y alcanzar la salvación, entonces debes desprenderte por completo de todos los ideales y deseos que antes albergabas en tu corazón. No los conserves ni los atesores; debes descartarlos. Buscar la consecución de tus ideales y deseos y perseguir la verdad se asemejan a sendas de agua y aceite. Si tienes ideales y deseos, y quieres hacerlos realidad, serás incapaz de perseguir la verdad. Si mediante la comprensión de la verdad y a lo largo de muchos años de experiencia, deseas dedicar tu mente a la búsqueda de la verdad de una manera sólida, entonces debes abandonar tus ideales y deseos pasados, y eliminarlos por completo de tu conciencia o de las profundidades de tu alma. Si quieres perseguir la verdad, tus ideales y deseos nunca se harán realidad. En cambio, trastornarán tu búsqueda de la verdad y tu entrada en la realidad-verdad, al mismo tiempo que te arrastrarán y volverán arduo y desafiante tu camino de búsqueda de la verdad. Como sabes que serás incapaz de hacer realidad tus ideales y deseos, lo mejor es que cortes de manera tajante los lazos con ellos, te desprendas por completo de ellos, los olvides y no te aferres a ninguna ilusión relacionada con ellos. Si dices: “Todavía no estoy muy interesado en la senda de perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Todavía no sé si puedo perseguir la verdad, si soy un buscador de la verdad. Todavía no tengo clara esta senda de alcanzar la salvación. Por el contrario, me he marcado una senda muy concreta hacia la búsqueda de ideales y deseos mundanos, y un plan y una estrategia muy concretos”. Si este es el caso, entonces puedes desprenderte de la senda de perseguir la verdad y desempeñar tus deberes para lanzarte a hacer realidad tus ideales y deseos. Desde luego, si no estás seguro de si has de buscar tus propios ideales y deseos o, en su lugar, perseguir la verdad, te aconsejo que mantengas la calma durante un tiempo. Permanece quizás uno o dos años más en la casa de Dios: cuanto más comas y bebas de Sus palabras, cuantos más entornos experimentes, cuanto más maduren tus perspectivas y tu enfoque de cómo ves las cosas, tu ánimo y tu estado mejorarán, lo que sin duda te supondrá una inmensa bendición. Tal vez, al cabo de un par de años, llegues a comprender ciertas verdades y adquieras una visión profunda del mundo y de la humanidad, y entonces serás capaz de desprenderte por completo de tus ideales y deseos y seguir voluntariamente a Dios durante el resto de tu vida, aceptando Sus instrumentaciones. Por grandes que sean las adversidades a las que te puedas enfrentar en la casa de Dios, serás capaz de perseverar en el cumplimiento de tus deberes y de completar tu misión. Y lo que es más importante, habrás resuelto y decidido firmemente abandonar tus ideales y deseos previos, lo que te permitirá perseguir la verdad con los pies en la tierra y sin vacilar. Sin embargo, si ahora no eres capaz de estar seguro y deseas volver a evaluar dentro de uno o dos años si puedes perseguir la verdad, la casa de Dios no te obligará ni te dirá: “Estás distraído e inestable”. Después de uno o dos años, a medida que leas más de las palabras de Dios, escuches más sermones, entiendas un poco de la verdad, y tu humanidad madure, tu perspectiva sobre cómo contemplas las cosas, tu visión de la vida, y tu visión del mundo cambiarán. Para entonces, tus elecciones serán algo más acertadas de lo que son ahora, o, usando una frase propia de los no creyentes, para entonces sabrás lo que tú mismo necesitas, qué senda debes tomar y qué clase de persona debes ser. Este es un aspecto. Supongamos que no tienes ningún interés auténtico en creer en Dios y que solo lo hiciste porque tus padres o compañeros de trabajo te presentaron el evangelio y lo aceptaste por cortesía o por no dar mala imagen. Asistes a las reuniones y desempeñas tus deberes en la casa de Dios de mala gana, al tiempo que piensas que los hermanos y hermanas de la iglesia no son malos y, al menos, no intimidan a la gente, y que la casa de Dios es un lugar de razón, donde la verdad tiene autoridad, y donde la gente no está sujeta a la opresión o a la intimidación de otros, y te parece que la casa de Dios es mejor que el mundo de los no creyentes. Sin embargo, nunca te has desprendido de tus ideales y deseos ni los has cambiado, y por el contrario, estos ideales y deseos que tenías con anterioridad se han fortalecido y aclarado en las profundidades de tu corazón, mente y espíritu. A medida que se acrecientan, te das cuenta de que, en lo que respecta a la fe en Dios, la verdad que se comparte, así como las palabras diarias, las acciones y el modo de vida, etcétera, todo te resulta cada vez más aburrido y árido. Te sientes incómodo, y ni siquiera te planteas perseguir la verdad, esto no te interesa en lo más mínimo, y en tu mente no tienes buenas opiniones en lo referente a caminar por la senda correcta en la vida, cómo comportarse adecuadamente o aquello que se considera positivo. Si eres alguien así, entonces te digo, date prisa y ve en busca de tus propios ideales y deseos. Hay un lugar para ti en este mundo, un lugar en medio de las complejas y caóticas corrientes del mal. Sin duda, harás realidad tus ideales y deseos tal como esperabas y obtendrás las cosas que deseas. No es conveniente que te quedes en la casa de Dios, no es tu lugar ideal, y ciertamente, la senda de la búsqueda de la verdad no es la que quieres tomar y, sobre todo, no es lo que necesitas. Aprovecha ahora mismo, mientras tus ideales y deseos están tomando forma, y mientras todavía eres joven y conservas las energías o los recursos para ir a luchar al mundo, date prisa y sal de la casa de Dios, ve a hacer realidad tus ideales y deseos. La casa de Dios no te detendrá. No esperes hasta el día en que pierdas la esperanza de recibir bendiciones y no tengas nada que decir acerca de tu testimonio vivencial, cuando no hayas terminado de cumplir con tus deberes de manera adecuada y finalmente despiertes a la edad de cincuenta, sesenta, setenta u ochenta años, deseando perseguir la verdad; entonces será demasiado tarde. Si no deseas quedarte en la casa de Dios, entonces caerás en la ruina. Para la gente como tú, no hay necesidad de ir en contra de tu voluntad y desprenderte de tus búsquedas, ideales y deseos. Porque la premisa que he discutido sobre desprenderse de las búsquedas, ideales y deseos personales consiste en que eres alguien que persigue la verdad o, aunque en este momento todavía no hayas empezado a perseguirla, has dedicado tu corazón a convertirte en ese tipo de persona, y no abandonarás la casa de Dios tanto si alcanzas la salvación como si no, tanto si vives como si mueres. Me dirijo a personas así. Desde luego, he de añadir una advertencia: he estado hablando hoy sobre el tema de “desprenderse de las búsquedas, ideales y deseos personales”, con la premisa de que las personas están dispuestas a perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Está dirigida específicamente a las personas que están dispuestas a perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Aparte de estas, aquellos a los que no les preocupa la senda, la dirección, la voluntad o la determinación de perseguir la verdad y alcanzar la salvación, no necesitan escuchar el tema de hoy. Esta es la advertencia que he añadido; es necesaria, ¿verdad? (Sí). Concedemos libertad a las personas, no obligamos a nadie. Cualquier principio-verdad, cualquier enseñanza, provisión, apoyo o ayuda que se da a las personas se basa en la racionalidad y en la condición de que estén dispuestas. Si no estás dispuesto a escuchar, puedes taparte los oídos y no escuchar ni aceptar, o también puedes marcharte; ambas cosas son aceptables. No se impone a nadie que acepte las enseñanzas sobre la verdad en la casa de Dios. Él concede libertad a las personas y no obliga a nadie. Dime, ¿es esto algo bueno? (Sí). ¿Hay necesidad de obligarlos? (No). No hay necesidad de obligar. La verdad trae vida, vida eterna. Si estás dispuesto a recibir la verdad, y la aceptas y te sometes a ella, entonces la recibirás. Si no la aceptas, y por el contrario la rechazas y te resistes a ella, entonces no la alcanzarás. Tanto si lo consigues como si no, debes aceptar las consecuencias. ¿Acaso no es así? (Sí).
La razón por la que hablamos sobre la necesidad de desprenderse de ciertas cosas mientras persigues la verdad es porque perseguirla y alcanzar la salvación se asemeja a participar en una maratón. A los participantes de una maratón no les hace falta fuerza física o habilidades excepcionales, pero se les exige que posean cierta resistencia y perseverancia, y se requiere de ellos que tengan fe, además de la determinación de perseverar. Ciertamente, en el proceso de participar en una maratón, aparte de estos elementos espirituales, también se requiere de las personas que se desprendan poco a poco de ciertas cargas a fin de alcanzar su destino con mayor facilidad, libertad, o de una manera que concuerde más con sus deseos. A la maratón, como deporte, no le preocupa la clasificación de los participantes que llegan a su destino, sino el rendimiento de los individuos a lo largo de la prueba, su perseverancia, su resistencia y todo lo que sufren en el proceso. ¿No es así? (Sí). En lo que respecta a la fe en Dios, perseguir la verdad y, en última instancia, alcanzar la salvación es similar a una maratón; requiere un proceso muy largo, y en este proceso también es necesario desprenderse de muchas cosas que no están relacionadas con la búsqueda de la verdad. Tales cosas no solo no están relacionadas con la verdad, sino que, lo que es más importante, pueden obstruir tu búsqueda de esta. En consecuencia, en el proceso de desprenderse de estas cosas y resolverlas, es posible que uno experimente inevitablemente cierto dolor y necesite abandonar ciertas cosas y tomar decisiones correctas. La búsqueda de la verdad requiere que la gente se desprenda de muchas cosas que se desvían de la senda de la búsqueda de la verdad y van en contra de los objetivos correctos de la vida y de la dirección hacia la que Dios guía a la gente. Todo lo que va en contra de la verdad y obstaculiza que alguien la persiga y tome la senda correcta en la vida es algo negativo, todo aquello que sea en aras de buscar fama y ganancia, o para lograr resultados tales como abundantes propiedades y dinero. Esta senda de buscar la consecución de los propios ideales y deseos depende de las habilidades de las personas, así como de sus conocimientos, sus pensamientos y puntos de vista falaces, y sus diversas filosofías para los asuntos mundanos así como sus diversos métodos, trucos y ardides. Cuanto más busca uno la consecución de sus propios ideales y deseos, más se aleja de la verdad, de las palabras de Dios y de la senda correcta que Él le ha señalado. Los llamados ideales y deseos que uno tiene en el corazón son en realidad cosas vacías, no pueden enseñarte cómo comportarte, cómo adorar y entender a Dios, o cómo someterte a Él, a Su voluntad y al Soberano, entre otras cosas positivas como esta. Cuando buscas tus ideales y deseos, no obtendrás ninguna de semejantes cosas positivas y valiosas que se corresponden con la verdad. Cualquier senda de vida orientada hacia las búsquedas, ideales y deseos de las personas tiene al final el mismo objetivo, esencia y naturaleza: todas van en contra de la verdad. Sin embargo, la senda que persigue la verdad es diferente. Guiará correctamente tu senda de vida. Esta es una forma de hablar un tanto general. Más concretamente, pondrá al descubierto tus pensamientos y puntos de vista incorrectos y distorsionados sobre cómo tratas a las personas, los acontecimientos y las cosas. Al mismo tiempo, te informará, te guiará, te proporcionará y te enseñará pensamientos y puntos de vista correctos y precisos. Desde luego, también te dirá qué tipo de pensamientos y puntos de vista debes tener cuando contemplas a las personas y las cosas, te comportas y actúas. Esta senda de búsqueda de la verdad te dice cómo comportarte, cómo vivir dentro de los límites de la humanidad normal y comportarte de acuerdo con los principios-verdad. Como mínimo, no debes caer por debajo del estándar de la conciencia y la razón: has de vivir como un ser humano y a semejanza de tal. Aparte de esto, esta senda te informa más específicamente sobre los pensamientos, puntos de vista, perspectivas y posturas que debes tener cuando contemplas cada asunto y haces cada cosa. Estos pensamientos, puntos de vista, perspectivas y posturas correctos son al mismo tiempo los criterios y principios correctos que uno debe mantener respecto a su propia conducta y actos. Cuando una persona alcanza o entra en la realidad de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar en todo de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio, esa persona se ha salvado. Una vez que una persona se salva y obtiene la verdad, su punto de vista hacia las cosas se transforma por completo y se alinea perfectamente con las palabras de Dios y de acuerdo con Él. Cuando se alcanza esta etapa, la persona ya no se rebelará contra Dios, y Él ya no la castigará ni la juzgará ni detestará. Esto se debe a que esta persona ya no es enemiga de Dios, ya no se opone a Él, y Dios se ha convertido verdadera y legítimamente en el Creador de Sus seres creados. La gente ha regresado bajo el dominio de Dios, y Él disfruta de la adoración, la sumisión y el temor que esta debe ofrecerle. Todo encaja naturalmente en su lugar. Todas las cosas creadas por Dios son para la humanidad, y la humanidad, a su vez, gestiona todas las cosas bajo la soberanía de Dios. Todas las cosas están bajo la gestión de la humanidad, todo sigue las reglas y leyes establecidas por Dios, y progresa y avanza de manera ordenada. La humanidad disfruta de todas las cosas que Dios ha creado, y todas las cosas existen de forma ordenada bajo la dirección de la humanidad. Todas las cosas son para la humanidad, y la humanidad es para todas las cosas. Todo esto es muy armonioso y ordenado, todo proviene de la soberanía de Dios y Su salvación de la humanidad. Es algo realmente maravilloso. Este es uno de los significados definitivos de desprenderse de búsquedas, ideales y deseos. Verás, aunque ahora te desprendas de tus ideales y deseos temporales, al final, lo que ganas es la verdad, es la vida, es lo más valioso. Comparados con los ideales y deseos sin valor de los que te has desprendido, estos son quién sabe cuántos miles, o incluso decenas de miles de veces más valiosos. Son prácticamente incomparables. ¿No es así? (Sí). Ciertamente, una cosa debe quedar clara: la gente debe entender que buscar ideales y deseos nunca te enseñará a comportarte. Desde el día en que naciste, tus padres te dijeron: “Debes aprender a mentir, a protegerte y a no dejar que te intimiden. Cuando alguien te intimide, debes ser fuerte, no ser débil, no dejar que los demás piensen que eres fácil de intimidar. Además, debes adquirir conocimientos y fortalecerte, para que puedas mantenerte firme en la sociedad. Debes buscar la fama y el beneficio, las mujeres deben ser independientes y los hombres deben llevar el peso del mundo”. Desde una edad temprana, tus padres te educaron de esta manera, como si te enseñaran a comportarte; pero en realidad, se esforzaban, hacían lo que fuera necesario, e incluso parecían arriesgar sus vidas para empujarte a este mundo, a esta marea malvada, para sumirte en la ignorancia sobre lo que es positivo y lo que es negativo, sobre cómo distinguir entre la justicia y el mal, cómo discernir entre las cosas positivas y las negativas. Al mismo tiempo, tus padres también te enseñaron: “Haz lo que sea necesario, no seas demasiado cortés con los demás. La tolerancia con los demás es crueldad contigo mismo”. Te han estado educando así desde que empezaste a entender las cosas, y luego en la escuela, y en la sociedad, todo el mundo te enseña las mismas cosas. No te enseñan esto para que te comportes como un ser humano, sino para que te conviertas en demonio, mientas, cometas maldades y perezcas. Solo después de creer en Dios se llega a saber que uno debe comportarse como una persona honesta y contar la verdad y los hechos. Te armas de valor y finalmente consigues decir la verdad, te aferras a tu conciencia y a tus límites morales para decirla una vez, pero la sociedad te desprecia, tu familia te culpa, incluso tus amigos te ridiculizan, y al final, ¿qué ocurre? Recibes un duro golpe, eres incapaz de soportarlo y ya no sabes cómo comportarte. Sientes que comportarte como un ser humano es demasiado difícil, que ser un demonio es más fácil. Sé un demonio y sigue la corriente del mal de esta sociedad, nadie te va a decir nada. Nadie en toda la humanidad te enseña cómo comportarte. Después de creer en Dios, oyes que cada palabra que Él dice y todo lo que Dios hace es para enseñarte cómo comportarte, cómo practicar la verdad para que puedas convertirte en un verdadero ser humano. Solo en las palabras de Dios puedes encontrar la respuesta correcta a lo que es la verdadera vida humana. Por consiguiente, cómo contemplar a las personas y las cosas, y cómo comportarse y actuar, debe estar en todo de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio. A esto se le llama actuar como una persona. Cuando entiendas la base de comportarte de acuerdo con las palabras de Dios, y comprender y entrar en los principios-verdad, entonces sabrás cómo comportarte, y te convertirás en un ser humano real. Esta es la base de la conducta propia, y solo la vida de una persona así es digna, solo estas merecen vivir y no deben morir. Por el contrario, los que actúan como demonios, esos cadáveres andantes que visten piel humana, esas personas no merecen vivir. ¿Por qué? Porque todo lo que Dios creó está preparado para la humanidad, para los seres creados por Dios, no para la especie demoníaca. Entonces, ¿por qué esas personas pueden seguir viviendo a día de hoy? ¿Acaso no participan del beneficio de aquellas a las que Dios quiso salvar? Si no fuera por la obra de salvación de Dios en esta etapa, usar a los demonios y satanases para prestar servicio, dejar que las personas escogidas por Dios disciernan las cosas negativas, y desentrañar la esencia de los demonios, Dios los habría destruido hace mucho tiempo, porque estas personas son indignas de disfrutar de todas las cosas que Dios creó, y malgastan y arruinan las cosas que Él ha hecho. ¿Cómo crees que se sentirá Dios cuando vea esto? ¿Estará de buen humor? (No). Por tanto, Dios quiere salvar de manera urgente a un grupo de personas con una humanidad normal que son auténticos seres humanos, y enseñarles cómo comportarse. Cuando estas personas alcancen la salvación, se vuelvan aptas para quedarse y no ser destruidas, entonces se cumplirá la gran obra de Dios. Es decir, con independencia de si estas cosas llegan al nivel de ser exactas y correctas, cuando sus leyes de supervivencia, sus perspectivas sobre la vida, las sendas que toman, así como sus búsquedas y las actitudes con las que tratan a Dios, la verdad y las cosas positivas, al menos no vayan en contra de la verdad, y ciertamente no lleguen tan lejos como para ofender el carácter de Dios; cuando estas personas no sean destruidas porque son capaces de someterse a Dios de una manera básica; será entonces cuando se cumpla la gran obra de Dios. ¿Qué significa que se cumpla esta gran obra? Significa que aquellos a quienes Dios ha salvado pueden existir para siempre, pueden vivir eternamente. Para decirlo en lenguaje humano, significa que esta raza humana tendrá sucesores, los antepasados de los humanos creados por Dios tendrán sucesores, y habrá humanos capaces de gestionar todas las cosas. Entonces, Dios se sentirá aliviado, será entonces cuando descanse, y ya no necesitará preocuparse de nada. Todas las cosas tienen sus propias reglas y leyes, ya establecidas por Dios, y a Él no le hace falta dedicarles ni un solo pensamiento, idea o proyecto. Todas las cosas existen dentro de sus respectivas reglas y leyes, los humanos no deben más que mantenerlas y gestionarlas. Con semejante raza humana, ¿crees que Dios tendrá que seguir preocupándose? ¿Seguirá teniendo que inquietarse? Dios descansará, y cuando descanse, habrá llegado el momento de que se cumpla Su gran obra. Desde luego, este también será un momento de celebración para los seres humanos, es decir, finalmente alcanzarán la salvación sobre la base de la senda de la búsqueda de la verdad, ya no rebelándose contra Dios, sino ajustándose a Sus intenciones. Dios se habrá ganado a los humanos, que ya no tendrán que paladear la muerte, pues para entonces ya habrán recibido la salvación. ¿No es esto algo digno de celebrarse? (Sí). Ahora bien, ya que habrá beneficios tan tremendos, y sabes que las intenciones de Dios son estas, ¿acaso no vale la pena que la gente se desprenda de los pequeños ideales y deseos que tenían anteriormente? (Sí). Lo mires como lo mires, es apropiado. Entonces, puesto que es apropiado, ¿no deberíais desprenderos? (Sí). En teoría, todo el mundo sabe que debería desprenderse, pero ¿cuál es la manera específica de hacerlo? En realidad, es muy sencillo. Implica no realizar ya ninguna acción, ningún esfuerzo, ni pagar ningún precio por tus ideales y deseos. Ya no dejas que ocupen tu mente ni te sacrificas por ellos. En lugar de eso, te vuelves hacia Dios, te desprendes de tus deseos e ideales personales, dejas de obsesionarte con ellos, e incluso los destierras de tus sueños. En cambio, tu dirección e inclinación viran poco a poco en tu corazón hacia la senda de perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Día tras día, todo lo que haces, los pensamientos, la energía y el precio que pagas, todo es en aras de perseguir la verdad y alcanzar la salvación; así es como poco a poco te vas desprendiendo.
Con respecto a la plática de hoy sobre el tema “desprenderse de las búsquedas, los ideales y los deseos de las personas”, ¿he hablado de forma exhaustiva al respecto? ¿Sabéis cómo desprenderos? Algunos podrían decir: “Oh, yo ya me estaba desprendiendo antes de que siquiera sacaras el tema”. Pero eso no es necesariamente cierto. De hecho, las personas poco a poco desentrañan la marea maligna del mundo solo mediante el proceso de perseguir la verdad, y también poco a poco desentrañan la senda de buscar fama y ganancia que toman los no creyentes y se desprenden de ella. Si todavía no has perseguido la verdad, y simplemente piensas en desprenderte en tu corazón, eso no es lo mismo que desprenderse de verdad. Estar preparándote para desprenderte y hacerlo realmente son dos cosas distintas; sigue existiendo una diferencia. Por consiguiente, lo más importante es empezar a perseguir la verdad y eso no debería cambiar, no importa cuándo, pues es lo más importante. Una vez que empiezas a perseguir la verdad, desprenderte de ideales y deseos se vuelve más fácil. Si no aceptas la verdad, pero dices: “Realmente quiero desprenderme de estos ideales y deseos. No quiero que me tiñan en la gran tinaja colorante ni que me muelan en la picadora de carne”, y si todavía quieres sobrevivir, te digo que no es posible. No hay manera, no vas a conseguir un trato tan bueno. Si no deseas perseguir la verdad, pero aun así quieres desprenderte de ideales y deseos, eso es imposible. Todas las personas normales tienen ideales y deseos, especialmente las que tienen algunos dones o talentos. ¿Dónde hay una persona que sea feliz estando sola y se resigne voluntariamente a vivir una vida mundana? En ninguna parte. Todo el mundo quiere sobresalir, llegar a ser alguien, tener cierta aura y hacer que su vida sea más cómoda. Si quieres desprenderte de los ideales y deseos personales, alcanzar la salvación y vivir una vida con sentido, debes aceptar la verdad, perseguirla y someterte a la obra de Dios; de esa manera tendrás esperanza. Escuchar las palabras de Dios y seguirlo es el único camino. Por tanto, a pesar de todos los aparentes cambios, una cosa sigue siendo esencialmente la misma: la búsqueda de la verdad. Este es el tema más importante, ¿verdad? (Sí). Muy bien, terminemos aquí la charla de hoy sobre este tema en cuestión. Adiós.
17 de diciembre de 2022