I

Escuchar la voz de Dios me eleva ante Él.

Comer y beber Su palabra me da sustento.

Al fin asisto al banquete de bodas del Cordero.

Esta es la mayor bendición de mi vida.

Cada día, como y bebo la palabra de Dios y comparto la verdad.

Mi corazón se ilumina cada vez más al entender la verdad.

La palabra de Dios aclara la senda y el rumbo a tomar en la vida;

solo entonces encuentro la verdadera vida.

Practico las palabras de Dios y busco ser honesto.

Cumplo bien mi deber y de forma centrada para satisfacer a Dios.

Con el mismo sentir, lo proclamamos y damos testimonio de Él;

nuestro corazón se ha llenado de alegría y dulzura.

II

El juicio de la palabra de Dios purifica mi corrupción.

Sus pruebas y refinamientos purifican mi amor.

He obtenido la verdad y vivo la realidad.

Ganar la aprobación de Dios es la mayor bendición.

No importa cómo me trate Dios, todo es bueno

y para ayudarme a crecer y madurar en la vida.

Con un corazón sumiso, veo la buena voluntad de Dios.

En las pruebas y tribulaciones, la palabra de Dios me guía.

En mi experiencia, he visto el cariño y la hermosura de Dios.

Paso a paso, la palabra de Dios me guía para vencer a Satanás.

Ofrezco mi lealtad para satisfacer las intenciones de Dios

y doy un rotundo testimonio de Él.