28. Discernimiento de las personas en base a las palabras de Dios
Hace poco, Meng Jie, mi supervisora, me dijo que Li Ping no aceptaba la verdad, que siempre sobreanalizaba a las personas y cosas, y perturbaba la vida de la iglesia. Los hermanos y hermanas compartían con ella y la ayudaban, pero ella seguía sin cambiar de rumbo. Meng Jie me pidió que escribiera una evaluación sobre ella. Me sorprendió un poco. No esperaba que Li Ping llegara a este punto. Al principio, me costó aceptarlo. La familia de Li Ping había creído en el Señor por generaciones. Ella servía al Señor en la iglesia desde su adolescencia y había aceptado esta etapa de la obra de Dios durante más de 20 años. Ahora, tenía un poco más de 50 años y seguía soltera. Su renuncia, entrega, autocontrol y sufrimiento parecían reflejar una verdadera fe en Dios. Ahora la definían como una incrédula por sobreanalizar a las personas y cosas. ¿No era demasiado duro? Al recordar cuando interactuaba con Li Ping en el pasado, su humanidad no parecía mala; solo que discutía sobre lo que estaba bien o mal cuando surgían problemas. ¿Acaso las personas así no deberían tener la oportunidad de permanecer en la iglesia y trabajar? Más tarde, oí decir a Meng Jie que, debido al comportamiento persistente de Li Ping, ya se había determinado que era una incrédula. También me recordó que me examinara para ver qué me impedía discernir su verdadera intención y me dijo que buscara la verdad para resolverlo.
Luego, trabajé conscientemente en este problema en mi búsqueda, y recordé todas las veces que Li Ping y yo habíamos interactuado. En 2019, Li Ping y yo nos juntamos para hacer nuestro deber. En ese momento, una hermana de nuestro grupo, Yingxin, no estaba trabajando bien con Li Ping. Yingxin quería hablar de eso con Li Ping, pero Li Ping se negó. Yingxin se puso algo negativa, y cuando la líder preguntó por su estado y el de Li Ping, Yingxin dijo sinceramente que las dos no trabajaban bien juntas. Li Ping pensó que al decir esto, Yingxin había dañado su reputación, y empezó a tener fuertes prejuicios contra ella. Después, tergiversó los hechos y dijo que Yingxin la había acusado adrede para excluirla del grupo. Antes de una reunión, Yingxin sugirió que primero habláramos sobre nuestros estados y luego hiciéramos una lectura enfocada de las palabras de Dios a partir de nuestros estados. Li Ping pensó que Yingxin se refería a ella y decía que no prestaba suficiente atención a la entrada en la vida, y por eso dijo enojada que no tenían tiempo para eso. También hubo una reunión de revisión en la que Yingxin dijo que los resultados del trabajo de la iglesia habían bajado últimamente y nos recordó a todos que buscáramos las razones de esto. Una vez más, Li Ping pensó que esto era sobre ella y dijo impetuosamente: “Si creéis que no sirvo para nada, denunciadme a la supervisora y haced que me transfieran”. Pasamos un rato compartiendo con ella y no pudimos hablar del trabajo con normalidad. En ese momento, la hermana Luo Wen acababa de unirse al grupo, y cuando surgían dificultades y problemas en su trabajo, solía consultarlos con Yingxin. Li Ping vio que Luo Wen tenía en alta estima a Yingxin, y le dijo cara a cara que Yingxin estaba usando medios deshonestos para ganarse su favor y que debía excluirla. Cuando Luo Wen oyó esto, se enfadó tanto que se echó a llorar. Sentía que no era fácil trabajar con Li Ping y ya no quería hacer su deber aquí. Li Ping no solo no reflexionó sobre sí misma, sino que incluso dijo que si Luo Wen quería irse, era su decisión. A veces, discutíamos juntas en la habitación sobre el trabajo, y Li Ping sospechaba y pensaba que hablábamos mal de ella a sus espaldas. Por eso, a menudo estaba en desacuerdo con las hermanas del grupo. De hecho, estos estados suyos venían ocurriendo desde hacía mucho tiempo. Nuestra supervisora compartió con ella y la ayudó varias veces, pero nunca cambió de actitud. En ese entonces, yo acababa de unirme al grupo y compartí con ella que debía enfocarse en buscar la verdad y aprender las lecciones, pero ella discutía sobre lo que estaba bien o mal y se excusaba. Yo estaba muy confundida. Había creído en Dios durante años, así que ¿por qué no aceptaba nada de Él cuando le ocurrían cosas y, en cambio, siempre buscaba razones externas, sobreanalizando a las personas y cosas? Entonces pensé: “Tal vez ella solo está en un mal estado en este momento. Si compartimos y la ayudamos más, podría cambiar su estado y dejar de sobreanalizar a las personas y cosas”. Más tarde, debido a que Li Ping y Yingxin no trabajaban bien juntas, nuestra supervisora nos puso a Li Ping y a mí en el mismo grupo. Al principio, no pensé que después de ser separada de Yingxin, Li Ping siguiera centrándose tanto en ella, pero cada vez que mencionaba a Yingxin, Li Ping volvía a sacar temas relacionados con ella y los contaba. Sus palabras estaban llenas de juicios implícitos sobre Yingxin. Sin embargo, no podía ver su esencia con claridad y pensaba que solo era algo temporal, que quizás lo superaría con el tiempo. Más tarde, Li Ping fue transferida a otro grupo para cumplir con su deber. Los hermanos y hermanas informaron que ella seguía actuando así, que siempre que algo afectaba su orgullo, causaba un alboroto interminable y no podía trabajar bien con los demás. También influía en el estado de otros y retrasaba el trabajo del grupo. Nuestra supervisora compartió con ella muchas veces y le dijo que se centrara en buscar la verdad y aprender las lecciones, pero ella nunca lo aceptó y persistió en defenderse, causando trastornos y perturbaciones en el trabajo. Hasta que fue despedida, seguía debatiendo sobre lo que estaba bien o mal, sin autoreflexionar ni intentar conocerse a sí misma.
Más tarde, oí a hermanos y hermanas hablar de algunos de sus comportamientos. Su tendencia a sobreanalizar a las personas y cosas era bastante notoria. No solo hacía que la gente se sintiera limitada, sino que perturbaba el trabajo de la iglesia. Pensé: “¿Cómo clasifica Dios tales comportamientos?”. Con respecto a este problema, leí algunas palabras relevantes de Dios: “¿Acaso no es vil que a algunas personas les guste hilar fino y hacer cosas inútiles cuando algo les sucede? Este es un gran problema. La gente lúcida no comete este error, pero así es como son las personas absurdas. Siempre imaginan que los demás les dificultan las cosas, que se lo ponen difícil adrede, así que siempre antagonizan con ellos. ¿No es una desviación? No se esfuerzan cuando se trata de la verdad, prefieren discutir sobre cosas sin importancia cuando les sucede algo, y exigen explicaciones, tratan de salvar las apariencias, y siempre utilizan soluciones humanas para abordar tales asuntos. Este es el mayor obstáculo para la entrada en la vida. Si crees en Dios de este modo, o si practicas así, jamás alcanzarás la verdad porque nunca compareces ante Dios. Nunca compareces ante Dios a recibir todo lo que Él ha dispuesto para ti ni usas la verdad para abordar todo esto, y en cambio utilizas soluciones humanas para abordar las cosas. Por tanto, a ojos de Dios, te has apartado demasiado de Él. No solo se ha apartado tu corazón de Él: todo tu ser no vive en Su presencia. Así ve Dios a quienes siempre analizan en exceso las cosas e hilan fino. […] Os digo que, sin importar el deber que realice un creyente en Dios —ya sea que se ocupe de asuntos externos o de un deber relacionado con las diversas tareas o áreas profesionales de la casa de Dios—, si no acude a Dios con frecuencia y no vive en Su presencia, y si no se atreve a aceptar Su escrutinio ni busca la verdad de Dios, entonces es un incrédulo y no se diferencia de un no creyente” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se vive a menudo ante Dios es posible tener una relación normal con Él). “Cuando se trata de un asunto que implica fama, ganancia o prestigio, insisten en aclarar quién tiene razón o no, quién es superior o inferior, y tienen que discutir para convencer. Los demás no quieren oírlo. La gente dice: ‘¿Puedes simplificar lo que dices? ¿Puedes ser directo? ¿Por qué tienes que ser tan trivial?’. Sus pensamientos son muy complicados y retorcidos, y viven una vida sumamente agotadora sin darse cuenta de los problemas de fondo. ¿Por qué no pueden buscar la verdad y ser honestos? Porque sienten aversión por la verdad y no quieren ser honestos. Entonces, ¿en qué basan su vida? (Filosofías para los asuntos mundanos y métodos humanos). La dependencia de los métodos humanos para actuar suele llevar a resultados en los que uno acaba siendo objeto de burla o en los que se revela un aspecto desagradable de uno mismo. Y así, al examinarlas más de cerca, sus acciones, las cosas que se pasan el día haciendo, están todas relacionadas con su propia imagen, fama, ganancia y vanidad. Es como si vivieran en una telaraña, tienen que justificar o inventar excusas para todo, y siempre hablan por su propio bien. Su pensamiento es enrevesado, dicen muchas tonterías, sus palabras son muy caóticas. Siempre están discutiendo sobre lo que está bien y lo que está mal, no paran de hacerlo. Si no están tratando de quedar bien, están compitiendo por la reputación y el estatus, y nunca hay momento en el que no estén viviendo para estas cosas. ¿Y cuál es la consecuencia final? Puede que hayan ganado prestigio, pero todo el mundo está harto de ellos. La gente los ha descubierto y se ha dado cuenta de que están desprovistos de la realidad-verdad, de que no son personas que crean sinceramente en Dios. Cuando los líderes y obreros u otros hermanos y hermanas emplean unas pocas palabras para podarlos, se niegan obstinadamente a aceptar, insisten en tratar de justificar o poner excusas y tratan de escurrir el bulto. Durante las asambleas se defienden, se ponen a discutir y provocan problemas entre los escogidos de Dios. En su corazón, piensan: ‘¿Acaso no hay ningún lugar en el que pueda argumentar mi punto de vista?’. ¿Qué clase de persona es esta? ¿Se trata de alguien que ama la verdad? ¿Es alguien que cree en Dios? Cuando oyen a alguien decir algo que no concuerda con sus intenciones, siempre quieren discutir y exigen una explicación; se enmarañan en cuanto a quién tiene razón y quién no, no buscan la verdad ni tratan lo dicho según los principios-verdad. No importa lo simple que sea un asunto, tienen que complicarlo mucho, solo se buscan problemas, ¡merecen estar tan agotados!” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). De las palabras de Dios, vi que quienes sobreanalizan a las personas y cosas reconocen doctrinalmente que Dios tiene soberanía sobre todo, y que Él arregla sus circunstancias diarias. Pero, cuando se enfrentan a estas circunstancias reales, no las aceptan de Dios, ni buscan la verdad ni aprenden las lecciones. En cambio, creen que alguien les está dificultando las cosas y, para redimir su orgullo y reputación, siempre debaten sobre lo que está bien y mal, causando un alboroto interminable. Todo lo que aportan a los demás y al trabajo de la iglesia son perturbaciones. La esencia de estas personas es la de los incrédulos. Por ejemplo, mira a Li Ping. Cuando era compañera de Yingxin, era evidente que las dos no trabajaban bien juntas y que eso ya había afectado su deber. Yingxin informó la situación real a la líder, con la esperanza de buscar ayuda, pero Li Ping no aceptó esto de Dios, sino que pensó que Yingxin estaba presentando una queja contra ella. Después, siempre vigilaba de cerca a Yingxin. Al reunirse o discutir el trabajo, si Yingxin señalaba algún problema o hacía una sugerencia razonable, Li Ping no podía abordarlo correctamente, sino que creía que Yingxin se refería a ella y, por tanto, se oponía adrede a Yingxin. Incluso causaba problemas a propósito, diciendo que si pensábamos que no era buena, debíamos decirle a la líder que la transfiriera a otro deber. Todo esto nos hacía sentir limitadas, y afectaba la vida y el trabajo de la iglesia. La hermana Luo Wen acababa de unirse al grupo y no estaba familiarizada con los principios ni con las habilidades profesionales, así que fue a hablar con Yingxin. Li Ping sospechaba que Luo Wen la despreciaba y se ponía de parte de Yingxin, y la excluía. Cuando las hermanas discutían normalmente sobre el trabajo, Li Ping también sospechaba que todos la juzgaban a sus espaldas, e incluso buscaba defectos en la gente a propósito y era dura con ellos. Esto llevó a que la gente no pudiera cumplir normalmente con sus deberes. Todo esto era bastante común y sencillo, cosas que la gente normal podía entender si lo pensaba un poco. Pero ella sobreanalizaba a las personas y cosas y se enredaba; sus pensamientos eran sumamente complicados. Después, todos compartimos las palabras de Dios y la ayudamos, pero ella nunca mostró ninguna intención de buscar. En cambio, se excusaba y se defendía, y discutía sobre lo que estaba bien y mal, tratando de demostrar su punto de vista.
En el pasado, siempre pensé que su sobreanálisis de las personas y cosas era un mal estado temporal. Ahora veía que tener una revelación de corrupción momentánea y tener la esencia de un incrédulo son dos cosas distintas. Es como si algunas personas tuvieran manifestaciones de sobreanalizar a las personas y cosas, pero solo fueran temporalmente incapaces de entender la intención de Dios en algunos asuntos concretos. O ponen excusas y se defienden para salvar las apariencias, pero al orar y buscar, o con la charla y la ayuda de hermanos y hermanas, llegan a entender la intención de Dios y ya no analizan tanto. Las personas así aceptan la verdad y no tienen la esencia de los incrédulos. En cambio, los incrédulos no aceptan nada de Dios, les ocurra lo que les ocurra. Aunque se trate de un asunto muy pequeño que los demás pueden entender fácilmente, ellos siempre analizan a las personas y cosas y no pueden aceptar la charla y la ayuda de los hermanos y hermanas. Esto revela que son reacias a la verdad por naturaleza y comprenden las cosas de forma absurda. Al recordar el comportamiento de Li Ping, así era ella exactamente cuando trabajaba con Yingxin hace dos o tres años. Más tarde, ella y Yingxin se separaron, y aunque en apariencia no parecía estar discutiendo de forma tan obvia sobre el bien y el mal, cada vez que se mencionaba a Yingxin, empezaba a debatir sobre el asunto nuevamente. Era evidente que no se había desprendido de ello en absoluto. Se juntara con quien se juntara, siempre que algo involucrara su orgullo y estatus, lo discutiría sin cesar, provocando a la gente solo perturbaciones. Pasaron varios años y seguía igual; no había arrepentimiento ni cambio alguno. Su esencia era la de una incrédula que sobreanalizaba las personas y cosas.
Antes, creía que, como Li Ping parecía entusiasta, hacía caridad y ayudaba a la gente, y era capaz de renunciar a sí misma y entregarse, eso significaba que tenía buena humanidad y que debía tener otra oportunidad. Más tarde, me di cuenta de que no sabía discernir entre la humanidad buena y la mala. Luego, leí algunas palabras de Dios sobre este tema. Dios dice: “Cuando a las personas les ocurren cosas diversas, se dan todo tipo de manifestaciones en ellas que muestran la diferencia entre la buena y la mala humanidad. Por tanto, ¿cuáles son los criterios para medir la humanidad? ¿Cómo debe medirse la clase de persona que es alguien y si puede salvarse o no? Esto depende de si aman la verdad y de si son capaces de aceptarla y practicarla. Todas las personas albergan nociones y rebeldía en su interior, todas tienen actitudes corruptas, así que se encontrarán con momentos en los que lo que pide Dios no concuerda con sus propios intereses y han de hacer una elección; se trata de cosas que todos experimentarán a menudo, nadie puede evitarlas. Todos se verán también en momentos en los que malinterpreten a Dios y tengan nociones sobre Él, o en los que tengan quejas de Él y sean reacios o rebeldes hacia Él; pero al tener las personas diferentes actitudes hacia la verdad, la forma en que abordan todo esto es diferente. Algunas personas nunca hablan de sus nociones, sino que buscan la verdad y las resuelven por sí mismas. ¿Por qué no hablan de ellas? (Tienen un corazón temeroso de Dios). Así es, tienen un corazón temeroso de Dios. Temen que hablar de ellas tenga un efecto negativo, y se limitan a tratar de resolverlo en su corazón, sin implicar a nadie más. Cuando se encuentran con otros en un estado similar, utilizan sus propias experiencias para ayudarlos. Eso es ser bondadoso. Las personas de buen corazón son cariñosas con los demás, están dispuestas a ayudarlos a resolver sus dificultades. Se basan en principios cuando hacen cosas y ayudan a los demás, lo hacen para solucionar sus problemas de modo que beneficie a estas personas, y no dicen nada que no les vaya a resultar beneficioso. Eso es amor. Las personas así tienen un corazón temeroso de Dios, y sus acciones se basan en principios y son prudentes. Esos son los criterios para medir si la humanidad de las personas es buena o mala” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La actitud que ha de tener el hombre hacia Dios). A partir de las palabras de Dios, entendí que las personas con buena humanidad aman la verdad, están dispuestas a aceptarla y tienen un corazón bondadoso. Estas personas, cuando se relacionan con otros, pueden ponerse en el lugar de los demás y considerar cómo hablar y actuar para edificar a los demás. Si tienen nociones sobre Dios o desarrollan prejuicios contra las personas, no las expresan imprudentemente. Más bien, buscan la verdad para resolverlos. No dicen cosas que no sean beneficiosas para la gente. Este tipo de personas tienen un corazón temeroso de Dios y poseen principios en su forma de hablar y de actuar. Son personas con buena humanidad. Si comparamos esto con el comportamiento de Li Ping, según las palabras de Dios, cada vez que algo afectaba su reputación y estatus, mostraba su descontento. No consideraba si sus palabras lastimarían a sus hermanos y hermanas ni en las consecuencias que podrían acarrear. Cuando otros señalaban sus problemas, ella no los aceptaba en absoluto, y después se centraba en eso y no lo soltaba. Li Ping había creído en Dios durante más de 20 años; ¿no entendía nada de esto? En el pasado, solo me fijaba en su apariencia. Pensaba que, dado que había creído en Dios durante mucho tiempo, tenía un corazón afectuoso hacia la gente, era capaz de renunciar a sí misma y entregarse, y a menudo hacía caridad y ayudaba a la gente, debía de tener una buena humanidad. Pero cuando la gente le señalaba sus problemas y compartía con ella, no lo aceptaba en absoluto y, lo que es más, le daba la vuelta a las cosas y atacaba y juzgaba a los demás. Esto no era verdadera buena humanidad.
Al poner al descubierto las palabras de Dios, obtuve cierto discernimiento sobre la humanidad de Li Ping y su comportamiento incrédulo. Sin embargo, cuando pensé en cómo había creído en Dios durante décadas y era capaz de renunciar, entregarse y soportar el sufrimiento, y en cómo la iban a echar ahora, sentí cierta compasión por ella. Más tarde, leí un pasaje de las palabras de Dios: “Algunas personas dicen: ‘Si uno come y bebe de las palabras de Dios y comunica sobre la verdad todos los días, si es capaz de cumplir con su deber con normalidad, si hace todo lo que la iglesia dispone y nunca causa perturbaciones ni trastornos, y aunque haya veces que viole los principios-verdad, no lo hace conscientemente o con intención, ¿acaso eso no demuestra que está persiguiendo la verdad?’. Esta es una buena pregunta. Mucha gente tiene esta idea. En primer lugar, hay que entender si alguien podría alcanzar una comprensión de la verdad y obtenerla practicando constantemente de esta manera. ¿Qué opináis? (Si bien practicar de esta manera es correcto, se parece más a un ritual religioso: se trata de seguir preceptos. No puede conducir a la comprensión de la verdad ni a la obtención de esta). Entonces, ¿de qué tipo de conductas se trata en realidad? (Son conductas superficialmente buenas). Me gusta esa respuesta. Son simplemente buenas conductas que surgen después de que una persona llega a creer en Dios, sobre la base de su conciencia y razón, tras ser influenciada por distintas enseñanzas buenas y positivas. Pero no son más que buenas conductas y están lejos de ser la búsqueda de la verdad. ¿Cuál es, entonces, la causa de estas buenas conductas? ¿Qué es lo que las origina? Surgen de la conciencia y la razón de la persona, de su moralidad, de los sentimientos favorables que tiene hacia la fe en Dios y de su autocontrol. Como son buenas conductas, no tienen ninguna relación con la verdad y, sin duda, no son lo mismo. Tener buenas conductas no es lo mismo que practicar la verdad, y si una persona se comporta bien eso no significa que cuente con la aprobación de Dios. Las buenas conductas y la práctica de la verdad son dos cosas diferentes, no tienen ninguna relación entre sí. Practicar la verdad es una exigencia de Dios y está totalmente de acuerdo con Sus intenciones; la buena conducta procede de la voluntad del hombre y conlleva sus intenciones y motivos; es algo que el hombre considera bueno. Aunque las buenas conductas no son malas acciones, contravienen los principios verdad y no tienen nada que ver con la verdad. Por muy buenas que sean tales conductas, o por mucho que concuerden con las nociones y figuraciones del hombre, no guardan relación con la verdad. Así que ninguna medida de buena conducta puede lograr la aprobación de Dios. Dado que la buena conducta se define de esta manera, es obvio que las buenas conductas no guardan relación con la práctica de la verdad. Si hubiera que clasificar a la gente por su conducta, estas buenas conductas serían, a lo sumo, nada más que actos de unos trabajadores leales. No tienen absolutamente nada que ver con la práctica de la verdad ni con la sumisión sincera a Dios. No son más que un tipo de conducta y son completamente irrelevantes para la transformación del carácter de la gente, para su sumisión y aceptación de la verdad, para su temor de Dios y su evitación del mal o para cualquier otro elemento práctico que realmente ataña a la verdad. ¿Y, entonces, por qué se denominan buenas conductas? He aquí una explicación que, naturalmente, también es una explicación de la esencia de esta cuestión: estas conductas provienen exclusivamente de las nociones de la gente, de sus preferencias, de su voluntad y de los esfuerzos fruto de su propia motivación. No son manifestaciones del arrepentimiento que proviene de lograr el verdadero autoconocimiento aceptando la verdad y el juicio y el castigo de las palabras de Dios, ni son comportamientos o acciones de la práctica de la verdad que surgen cuando la gente intenta someterse a Dios. ¿Lo entiendes? Significa que estas buenas conductas no implican de ninguna manera un cambio en el carácter de la persona, o en lo que resulta de atravesar el juicio y el castigo de las palabras de Dios, o el verdadero arrepentimiento que surge de llegar a conocer el propio carácter corrupto. Ciertamente no se relacionan con la verdadera sumisión del hombre a Dios y a la verdad; mucho menos se relacionan con tener un corazón de temor y amor a Dios. Las buenas conductas no tienen nada que ver con estas cosas; son simplemente algo que viene del hombre y que el hombre considera bueno. Sin embargo, hay muchas personas que ven estas buenas conductas como una señal de que alguien practica la verdad. Esto es un grave error, una visión y una comprensión absurdas. Estas buenas conductas no son más que una representación del ceremonial religioso e implican actuar por inercia. No tienen ninguna relación con la práctica de la verdad. Puede que Dios no las condene de forma rotunda, pero no las aprueba en absoluto, eso es seguro” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (1)). Al meditar sobre las palabras de Dios, entendí que el hecho de que Li Ping haya creído en el Señor durante más de 10 años, aceptado la obra de Dios de los últimos días durante más de 20 años y siempre se entregara con entusiasmo, renunciara a su familia y abandonara su carrera durante este tiempo, eran solo ejemplos de su entusiasmo superficial y buen comportamiento. No estaban a la altura de practicar la verdad. Después de creer en Dios, muchas personas muestran algunos comportamientos buenos, pero debido a que su naturaleza no es una de amar la verdad y porque no pueden aceptar el juicio y castigo de las palabras de Dios, su carácter de vida no cambia en absoluto, incluso después de años de creer en Dios. Al final, Dios seguirá abandonando y descartando a estas personas. Mostrar un buen comportamiento no significa que uno esté practicando la verdad. Si uno solo muestra un buen comportamiento, pero nunca acepta ni practica la verdad, entonces esa persona es capaz de oponerse a Dios en cualquier momento o lugar. Es como en la religión, donde había muchas personas que creían en el Señor toda su vida, trabajando duro, renunciando y entregándose. Sin embargo, cuando Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, vino a trabajar, expresar la verdad y salvar a la humanidad, lo condenaron, se opusieron a Él y lo rechazaron. Despreciaron las verdades que Él expresó. Por muy buena conducta que mostraran, Dios no los aprobó. Los condenó como personas que se oponían a Dios. Pensé en los fariseos, que servían a Jehová Dios en el templo y viajaban por mar y tierra para predicar y trabajar. A los ojos de los demás, su comportamiento era muy bueno, e incluso no se les podía encontrar ningún fallo, pero cuando el Señor Jesús apareció para obrar, se opusieron, lo condenaron e incluso lo crucificaron. Su esencia-naturaleza era odiar la verdad y a Dios. El Señor Jesús los condenó como la progenie de la serpiente y, al final, Dios los castigó y maldijo a todos. De esto, vi que al observar solo el buen comportamiento superficial de las personas y no discernir su actitud hacia la verdad, ¡era muy fácil dejarse desorientar!
Luego, pensé: “Entonces, ¿cómo se debe considerar exactamente a las personas reveladas como incrédulas, como Li Ping? ¿Qué personas pueden permanecer en la iglesia para trabajar y cuáles deben ser echadas? ¿Qué principios implica esto?”. Leí este pasaje de la palabra de Dios: “Si son incrédulos, si no son creyentes, pero están dispuestos a trabajar y pueden ser obedientes y someterse, entonces, aunque no busquen la verdad, no los molestes ni los eches. En lugar de eso, permíteles que continúen trabajando, y si puedes ayudarles, entonces hazlo. Si ni siquiera tienen el deseo de trabajar, y empiezan a ser superficiales y a cometer maldades, entonces ya hemos hecho todo lo que era necesario. Si quieren marcharse, entonces que lo hagan, y no les eches de menos cuando se hayan ido. Están en el punto en el que deberían irse, y esas personas no merecen tu compasión, pues son incrédulos. Lo que es más lamentable es que hay algunas personas que son increíblemente necias, que siempre albergan sentimientos personales hacia aquellos que son expulsados, que siempre los echan de menos, que hablan en su favor, que luchan por ellos, y que incluso lloran y oran e imploran por ellos. ¿Qué os parece lo que hace esta gente? (Es muy necio). ¿Por qué? (Los que se van son incrédulos, no aceptan la verdad, y simplemente no vale la pena orar por ellos ni extrañarlos. Solo aquellos a quienes Dios da oportunidades y albergan esperanzas de salvarse merecen las lágrimas y oraciones de los demás. Si alguien ora por un incrédulo o un diablo, entonces es muy necio e ignorante). Un aspecto es que ellos no creen de verdad que hay un Dios, son incrédulos; otro aspecto es que la esencia-naturaleza de estas personas es la propia de un no creyente. ¿Cuál es el significado implícito aquí? Es que no son personas en absoluto, sino que su esencia-naturaleza es la de un diablo, la de Satanás, y que estas personas se oponen a Dios. Así son las cosas en cuanto a su esencia naturaleza. Sin embargo, hay otro aspecto, y es que Dios selecciona a las personas, no a los diablos. Así que, dime, ¿son estos diablos el pueblo escogido de Dios y los ha seleccionado Él? (No). No son el pueblo escogido de Dios, así que si siempre andas con enredos emocionales con estas personas y te entristece que se vayan, ¿no te convierte eso en necio? ¿No es eso oponerse a Dios? Si no tienes sentimientos profundos hacia los verdaderos hermanos y hermanas y sin embargo los albergas hacia estos diablos, ¿entonces qué eres? Como poco, eres atolondrado, no contemplas a las personas de acuerdo con las palabras de Dios, aún no te comportas con el planteamiento correcto y no manejas los asuntos con principios. Eres una persona confusa” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Cómo perseguir la verdad (4)). Dios habla muy claramente sobre cómo debe considerarse a las personas reveladas como incrédulas. Si son obedientes, sumisas y están dispuestas a trabajar, aunque no persigan la verdad, pueden seguir trabajando si no causan trastornos ni perturbaciones. Si no trabajan como es debido, se vuelven superficiales o hacen el mal y trastornan o perturban el trabajo de la iglesia, no aceptan ni se arrepienten cuando los hermanos y hermanas los exponen y los podan, y causan más pérdidas que ganancias al cumplir con su deber, entonces deben ser depurados. Dios salva al hombre, y la conciencia del hombre debe tener un límite. Aunque uno no persiga la verdad, al menos no debería causar trastornos ni perturbaciones. La esencia de todos los que pueden hacer el mal, trastornar y perturbar la obra de la casa de Dios es la de los demonios y Satanás. Aunque esas personas permanezcan en la iglesia, no servirán para nada. Hay que depurarlas. Comparé esto con el comportamiento de Li Ping: había creído en Dios durante muchos años y, después de que le ocurrieran cosas, no buscó la verdad y se persistía en sobreanalizar a las personas y cosas, perturbando a los hermanos y hermanas y el trabajo de la iglesia. Los hermanos y hermanas compartieron con ella y la ayudaron muchas veces, pero ella no despertó ni se arrepintió en lo más mínimo. Su esencia-naturaleza era de aversión y odio a la verdad, y se reveló como una incrédula. Que la iglesia depurara a Li Ping revelaría por completo la justicia de Dios. En el pasado, a la hora de juzgar a Li Ping, no lo hacía basándome en las palabras de Dios, sino en mis propias nociones y figuraciones. Pensaba que, dado que era capaz de renunciar, entregarse, soportar el sufrimiento, contenerse y mostrar un cierto buen comportamiento, era alguien que tenía verdadera fe en Dios. Por lo tanto, con mis buenas intenciones, quería conseguir que se quedara en la iglesia. ¡Estaba muy ciega! Dios nunca dijo que todos los que mostraban un buen comportamiento tuvieran verdadera fe en Dios. Dios mide a las personas en función de su esencia-naturaleza y de su actitud hacia la verdad, así como de la senda que han recorrido siempre. La obra de Dios ha llegado ya a la fase final de clasificación de las personas según su clase. La gente que ama y puede aceptar la verdad, la gente que le tiene aversión y la odia, la gente que es trigo y la gente que es mala hierba: Dios va a revelarlos a todos. Dios descartará a los incrédulos, a las personas malvadas y a los anticristos que tienen aversión a la verdad y la odian. Ahora bien, todavía sentía simpatía por Li Ping, a quien se reveló que era una incrédula; ¿no estaba oponiéndome a Dios ni resistiéndome a Él? ¡Era muy tonta! Debía discernirla y rechazarla en mi corazón y proporcionar rápidamente sus conductas de incrédula a la iglesia para proteger el trabajo de la casa de Dios. No podía seguir siendo una atolondrada.
Poco después, informé a la iglesia sobre los comportamientos de Li Ping como incrédula, y en poco tiempo, la echaron. Al experimentar este proceso de echar a Li Ping, adquirí cierto discernimiento hacia los incrédulos, así como un entendimiento de las ideas falaces que tenía. Entendí que alguien no tiene verdadera fe en Dios solo porque muestra algún buen comportamiento. Si alguien no ama ni acepta la verdad tarde o temprano será revelado y descartado. Vi que solo era preciso discernir a las personas basándome en las palabras de Dios.