70. Cómo dejé de lado mis emociones de odio

Por Li Jia, China

Li Xin era mi compañera en la supervisión de la redacción de textos, pero al cabo de un tiempo la sustituyeron porque no era capaz de hacer trabajo práctico. No pudo aceptar el hecho de que la hubieran sustituido y no paraba de luchar por estatus y de competir conmigo. Notaba que Li Xin tenía una mala actitud hacia mí; me ignoraba cuando hablaba con ella y no era proactiva al discutir el trabajo, lo que causó retrasos en el progreso de algunos proyectos. Además, se mofaba de las deficiencias de mi trabajo, se jactaba de la manera en que solía trabajar conmigo y señalaba mi corrupción con comentarios despectivos. Me sentía un poco limitada y siempre creía que me preocupaba demasiado el prestigio. Pensaba que era una trabajadora menos competente que ella y que no era apta para ejercer de líder de grupo. Me volví un poco negativa e incluso sopesé dimitir y dejar a Li Xin al cargo. Más tarde, gracias a la enseñanza y la ayuda de mi líder, mi estado mejoró un poco, pero seguía sintiéndome limitada cuando trabajaba con Li Xin. Después, cuando mi líder se dio cuenta de que Li Xin podía ser obstinada, luchaba a menudo por estatus y atacaba y excluía a los demás, analizó y sacó a la luz sus problemas. Al principio, fui capaz de tener un trato correcto con Li Xin, y además la ayudé y guie amorosamente para que reflexionara sobre sus problemas, pero luego, cuando vi lo que escribió en su reflexión, me desquicié por completo. Escribió que no solo me atacaba y me excluía a la cara, sino que también me criticaba a mis espaldas ante otros miembros y el líder. Yo estaba muy angustiada y molesta y me preguntaba cómo podía tratarme de ese modo. ¿Acaso no estaba destruyendo mi reputación a mis espaldas? Me resultaba inaceptable que me tratara así después de haber compartido con ella y haberla ayudado amorosamente cuando estaba negativa y débil. Pensé en lo tonta que fui por haber sido tolerante y paciente con ella y por reflexionar solo sobre mí misma, y empecé a tenerle un poco de odio a Li Xin. ¿Por qué siempre era indulgente con los demás? ¿Acaso eso no me hacía parecer una inútil pusilánime? Esta vez no podía perdonarla tan fácilmente, Tenía que demostrarle que podía ser dura y que no se podía jugar conmigo.

Aquellos dos días me sentí especialmente deprimida y me sumí en sentimientos de rabia y odio. En ocasiones, cuando Li Xin intentaba hablarme de trabajo, quería conversar con ella normalmente, como antes, pero entonces me invadían todos los recuerdos de lo que había pasado y me asaltaba una ardiente convicción: “No puedo ceder ante ella tan fácilmente, tengo que ser fuerte. ‘A las buenas personas las acosan, igual que a los caballos mansos los montan’. No puedo mostrarme demasiado amable y simpática con ella. Me ha tratado muy mal, así que ¿por qué no puedo hacerla sufrir un poco?”. Después de eso, cada vez que Li Xin me hablaba, yo le respondía con normalidad, pero adoptaba una expresión fría y un poco cortante, y también evitaba el contacto visual. Durante ese tiempo, me sentía terriblemente inquieta, y solo quería estar a solas, en paz y tranquilidad. Intentaba no pensar en ello, pero no podía apartar aquellas ideas de mi mente. Más tarde, reprimí esas emociones negativas y pude conversar normalmente con Li Xin sobre el trabajo, pero siempre me daban ganas de descargar mi frustración, rabia y odio contra ella. Estaba muy dolida y molesta y no sabía cómo rectificar mi estado. Solo podía acudir a Dios con mis pensamientos más íntimos, orarle una y otra vez: “Oh, Dios, después de lo que me hizo Li Xin, estaba muy enfadada. Sentía algo de odio hacia ella e incluso deseaba buscar venganza. Oh, Dios, no quiero vivir conforme a mi carácter corrupto, y quiero relacionarme normalmente con Li Xin, pero es que no puedo, mi estatura es demasiado pequeña. Te ruego que me ayudes y me guíes”.

Después vi este pasaje de las palabras de Dios: “Si alguien te ha hecho daño antes, y lo tratas de la misma manera, ¿está esto en consonancia con los principios-verdad? Si como te han hecho daño, y mucho, intentas tomar represalias y castigarles, ya sea por medios justos o viles, esto es justo y razonable según los incrédulos, y no hay nada que criticar. No obstante, ¿qué forma de actuar es esa? Se trata de impulsividad. Te han hecho daño mediante un comportamiento que es la revelación de una naturaleza satánica corrupta, pero si tomas represalias contra ellos, ¿no es tu forma de actuar la misma que la suya? La mentalidad, el punto de partida, y la fuente detrás de tu represalia son los mismos que los de ellos; no hay diferencia. Por tanto, la naturaleza de tus acciones es ciertamente impulsiva, natural y satánica. Al notar que es satánica e impulsiva, ¿no deberías cambiar esta forma de actuar tuya? ¿Deberías cambiar el origen, las intenciones y las motivaciones detrás de tus acciones? (Sí). ¿Cómo los cambias? Si lo que te ocurre es algo menor, aunque te incomode, cuando no afecta a tus propios intereses, no te causa un daño grave, no te hace odiarlo ni te hace arriesgar la vida para tomar represalias, entonces puedes deponer tu odio sin basarte en la impulsividad. En cambio, puedes basarte en tu racionalidad y humanidad para gestionar este asunto de un modo adecuado y tranquilo. Puedes explicarle el tema con franqueza y sinceridad a tu interlocutor y resolver tu odio. Sin embargo, si este es tan profundo que llegas al punto de desear tomar represalias y a sentir un amargo odio, ¿puedes tener paciencia? Cuando eres capaz de no confiar en la impulsividad y puedes decir con calma: ‘Debo ser racional. Debo vivir según mi conciencia y razón, y según los principios-verdad. No puedo responder al mal con el mal, debo mantenerme firme en mi testimonio y avergonzar a Satanás’, ¿acaso no es este un estado diferente? (Sí). ¿Qué tipo de estados habéis tenido en el pasado? Si otra persona te roba algo o se come algo tuyo, eso no debe generar un odio grande y profundo, por lo que no considerarás necesario discutir con ellos el asunto hasta ponerte colorado; es indigno de ti y no vale la pena. En este tipo de situación, puedes manejar el asunto racionalmente. ¿Ser capaz de manejar el asunto racionalmente equivale a practicar la verdad? ¿Es equivalente a tener la realidad-verdad al respecto? Por supuesto que no. La racionalidad y la práctica de la verdad son dos cosas distintas. Si te encuentras con algo que te enfurece particularmente, pero eres capaz de afrontarlo de forma racional y calmada, sin revelar impulsividad ni corrupción, esto es algo que requiere que comprendas los principios-verdad y confíes en la sabiduría para abordarlo. En una situación así, si no oras a Dios ni buscas la verdad, es fácil que surja en ti la impulsividad, incluso la violencia. Si no buscas la verdad, sino que solo adoptas métodos humanos y tratas el asunto según tus preferencias, no podrás resolverlo predicando un poco de doctrina o sentándote y desnudando tu corazón. No es tan sencillo(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se corrige el propio carácter corrupto es posible labrar una auténtica transformación). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, empecé a sentirme bastante culpable. Como pensaba que Li Xin había dañado mi reputación al criticarme ante los demás, quería vengarme de ella y complicarle la vida. ¿En qué diferían mis acciones de las suyas? ¿Acaso no dejaba que mis emociones y mi carácter corrupto dictaran mis acciones? ¿No era Satanás el origen de todo esto? ¡No estaba practicando la verdad! Siempre me había tenido por alguien amable y tolerante y no solía ser mezquina y calculadora con la gente. Solo tras leer las palabras de Dios me di cuenta de que esa no era mi verdadera estatura. Solo no era mezquina en cuestiones en las que no me jugaba nada. No me parecía necesario enredarme demasiado en asuntos triviales y sin importancia. Si fuera demasiado mezquina, parecería indigna y cerrada de mente. Era capaz de tratar tales asuntos de manera razonable y parecía magnánima e indulgente. Al principio, cuando Li Xin tuvo una mala actitud conmigo, pude tratarla adecuadamente y comprender su situación. Me parecía normal que revelara corrupción y me las arreglé para ser bastante indulgente. Pero cuando supe que Li Xin me había criticado delante de otros miembros del equipo y del líder, lo tomé como una gran ofensa contra mi dignidad. No pude soportarlo más y me sumí en la rabia y el odio. Me di cuenta de que en realidad no era paciente ni tolerante. Las palabras de Dios dicen: “Si te encuentras con algo que te enfurece particularmente, pero eres capaz de afrontarlo de forma racional y calmada, sin revelar impulsividad ni corrupción, esto es algo que requiere que comprendas los principios-verdad y confíes en la sabiduría para abordarlo(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se corrige el propio carácter corrupto es posible labrar una auténtica transformación). Pensé para mis adentros: “¿Qué verdades debo entender para deshacerme de estas odiosas emociones?”.

Me topé con este pasaje de las palabras de Dios durante mi búsqueda: “El ataque y las represalias son un tipo de acción y de revelación que provienen de una naturaleza satánica maliciosa. También son una clase de carácter corrupto. La gente piensa de la siguiente manera: ‘Si eres desagradable conmigo, yo te haré daño. Si no me tratas con dignidad, ¿por qué habría yo de tratarte con dignidad?’. ¿Qué tipo de mentalidad es esta? ¿No es una forma de pensar revanchista? A los ojos de una persona corriente, ¿no es esta una perspectiva válida? ¿No es sostenible? ‘Yo no ataco a menos que me ataquen; si me atacan, claro que contraataco’ y ‘Toma una dosis de tu propia medicina’ son cosas que los incrédulos dicen a menudo; entre ellos, todos estos razonamientos tienen sentido y están completamente de acuerdo con las nociones humanas. No obstante, ¿cómo deberían ver estas palabras quienes creen en Dios y persiguen la verdad? ¿Son correctas estas ideas? (No). ¿Por qué no lo son? ¿Cómo deberían discernirse? ¿Dónde se originan tales cosas? (De Satanás). Provienen de Satanás, de eso no hay duda. ¿De qué actitudes satánicas provienen? Vienen de la naturaleza maliciosa de Satanás; contienen veneno y el verdadero rostro de Satanás con toda su maldad y fealdad. Contienen esta clase de esencia-naturaleza. ¿Cuál es la naturaleza de las perspectivas, los pensamientos, las revelaciones, el discurso e, incluso, las acciones que contienen ese tipo de esencia-naturaleza? Sin ninguna duda, es el carácter corrupto del hombre; es el carácter de Satanás. ¿Concuerdan estas cosas satánicas con las palabras de Dios? ¿Están acordes con la verdad? ¿Tienen fundamento en las palabras de Dios? (No). ¿Son las acciones que deben llevar a cabo los seguidores de Dios y los pensamientos y puntos de vista que deberían poseer? ¿Concuerdan estos pensamientos y estas formas de actuar con la verdad? (No). Dado que estas cosas no concuerdan con la verdad, ¿acaso concuerdan con la conciencia y la razón de la humanidad normal? (No). Ahora puedes ver con claridad que estas cosas no concuerdan con la verdad ni con la humanidad normal. ¿Pensabais antes que estas formas de actuar y estos pensamientos eran apropiados, defendibles y tenían una base? (Sí). Estos pensamientos y teorías satánicos ocupan una posición dominante en el corazón de la gente, guían sus pensamientos, puntos de vista, conducta y formas de actuar, además de sus diversos estados; entonces, ¿puede la gente entender la verdad? No, en absoluto. Por el contrario, ¿acaso la gente no practica y se aferra a las cosas que considera correctas como si fueran la verdad? Si estas cosas son la verdad, entonces ¿por qué el apegarse a ellas no resuelve tus problemas prácticos? ¿Por qué el apegarse a ellas no produce un cambio verdadero en ti, a pesar de que has creído en Dios durante años? ¿Por qué no eres capaz de usar las palabras de Dios para discernir estas filosofías que vienen de Satanás? ¿Todavía te aferras a estas filosofías satánicas como si fueran la verdad? Si de verdad tienes discernimiento, ¿acaso no has encontrado la raíz de los problemas? Porque a lo que te aferrabas nunca fue la verdad, sino que más bien eran falacias y filosofías satánicas, ahí es donde radica el problema. Todos deberíais seguir esta senda para examinaros y escudriñaros a vosotros mismos. Observad qué cosas en vuestro interior son las que creéis que tienen fundamento, están en consonancia con el sentido común y la sabiduría mundana, y creéis que podéis colocar sobre la mesa; los pensamientos, puntos de vista, formas de actuar y fundamentos incorrectos que ya habéis tratado como la verdad en vuestro corazón, que no creéis que sean actitudes corruptas(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se corrige el propio carácter corrupto es posible labrar una auténtica transformación). Al leer las palabras de Dios, me di cuenta de que yo revelaba un carácter despiadado y malvado. Pensé en lo excesivas que fueron las críticas de Li Xin ante los demás y en cuánto dañaron mi reputación y mi estatus. Como dice el dicho: “A las buenas personas las acosan, igual que a los caballos mansos los montan”. Si lo dejaba pasar, sin duda los demás dirían que no sirvo para nada y soy una pusilánime, pensarían que podían tratarme como quisieran. No podía permitir que esto quedara sin respuesta, y quería vengarme e ignorar a Li Xin. Además pensé: Li Xin me maltrató primero. Sea cual sea mi respuesta, no estará fuera de lugar. Como poco, debería hacerle padecer lo que se siente cuando te hieren, a fin de descargar parte de mi frustración y depresión. Es como dicen, “Ojo por ojo y diente por diente” y “Si eres antipático, no me culpes por ser injusto” Mediante la revelación de las palabras de Dios, reparé en que mis pensamientos y puntos de vista derivaban todos de la impulsividad, la filosofía satánica y mi carácter corrupto. Quería atacar y vengarme de cualquiera que me dañara u ofendiera. Si yo me sentía mal, mi atacante también se sentiría mal. Me di cuenta de que era bastante despiadada y malvada. Cuando permití que mi carácter corrupto dictara mi vida, solo pensé en cómo hacerme feliz y satisfacerme a mí misma, y en cómo proteger mis intereses. No me detuve a pensar si mis acciones concordaban con la verdad o si serían dañinas para Li Xin. Me había vuelto muy egoísta y estrecha de mente. Li Xin era capaz de reflexionar y conocerse a sí misma, había reunido el valor necesario para sacar a la luz su corrupción. Mostraba su deseo de practicar la verdad y arrepentirse. Debería haberla tratado como es debido y dejar de lado mis prejuicios. Pero no solo no la animé, sino que me obsesioné con su corrupción y traté de vengarme de ella. ¿Acaso no estaba siendo rencorosa a pesar de llevar la razón? Me di cuenta de que mi humanidad era bastante pobre. Estaba sumida en sentimientos de odio, y a pesar de satisfacer mi deseo de vengarme, no me sentía más feliz ni en paz. Es más, me sentía aún peor, culpable y acusada. Experimenté de primera mano cómo vivir según un carácter corrupto conduce al sufrimiento personal y perjudica a los que te rodean. No debería haber actuado así. Reparé además en que mis puntos de vista eran iguales a los de los incrédulos. Pensaba que solo podía protegerme respondiendo al mal con el mal. A menudo, en el mundo secular, se acosa a los honestos, y lo único que les queda es dejar de lado su orgullo y hacer concesiones. Sin embargo, en la casa de Dios no hay intimidación ni acoso. No importa lo que nos pase o cómo nos traten los demás, todo sucede con el permiso de Dios, y hemos de encontrar la manera de aprender de tales cosas y practicar la verdad. Debo aceptar esto de Dios y tratar bien a Li Xin, de acuerdo con Sus palabras.

Al día siguiente, me seguía sintiendo mal al pensar en este tema y no estaba segura de cómo relacionarme con Li Xin, así que oré a Dios: “Oh, Dios, sé que no debo tratar a Li Xin con base en filosofías satánicas, pero mis conocimientos sobre este asunto son demasiado superficiales y carezco de esa sensación de liberación. No sé cómo debo tratar a Li Xin. Oh, Dios, por favor, guíame”. Después de eso, me encontré con otro pasaje. “Dios es ira, y Él no tolera que lo ofendan. Esto no quiere decir que el enfado de Dios no distinga entre causas o no tenga principios; la humanidad corrupta es la que tiene un derecho exclusivo de los estallidos de furia aleatorios y sin principios, una furia que no distingue entre causas. Una vez que el hombre tiene estatus, encontrará frecuentemente difícil controlar su estado de ánimo y disfrutará aprovechándose de oportunidades para expresar su insatisfacción y dar rienda suelta a sus emociones; a menudo estallará de furia sin razón aparente, como para revelar su capacidad y hacer que otros sepan que su estatus e identidad son diferentes de los de las personas ordinarias. Por supuesto, las personas corruptas, sin estatus alguno, también pierden a menudo el control. Su enojo es a menudo provocado por un daño a sus intereses privados. Con el fin de proteger su propio estatus y dignidad, darán frecuentemente rienda suelta a sus emociones y revelarán su naturaleza arrogante. El hombre estallará de ira y descargará sus emociones a fin de defender la existencia del pecado, y estas acciones son las formas en las que el hombre expresa su insatisfacción; rebosan de impurezas; de conspiraciones e intrigas, de la corrupción y la perversidad del hombre y, más que otra cosa, rebosan de las ambiciones y los deseos salvajes del hombre(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único II). Tras reflexionar sobre las palabras de Dios, me sentí bastante avergonzada. Observé que la esencia de Dios es justa y santa y que lleva a cabo Su obra guiándose mucho por los principios. La ira y la misericordia de Dios son especialmente puras e intachables. Fíjate por ejemplo en cómo trató Dios a las ciudades de Sodoma y Nínive. Ambas ciudades negaron a Dios y habían caído en la maldad y el libertinaje. Dios conocía sus malas acciones desde hace mucho y debió haberlas diezmado por las maldades que cometían. Ambas ciudades reaccionaron de manera muy diferente ante los mensajeros de Dios que las visitaron. Los sodomitas persiguieron salvajemente a los mensajeros y detestaban todo lo positivo. Al final, enfurecieron el carácter de Dios y el azufre ardiente los destruyó. En cambio, los ninivitas creyeron la proclamación de Jonás y se atuvieron a ella, y la ciudad entera se presentó ante Dios para arrepentirse y confesar, lo que hizo que Dios acabara por cambiar de opinión y tuviera misericordia de ellos. Dios se guía mucho por los principios al tratar a las personas. Si la gente se niega tercamente a arrepentirse, entonces Dios la condena y la destruye. En cuanto a aquellos que se arrepienten de verdad y confiesan sus pecados, Dios se retracta de inmediato de Su ira y muestra misericordia hacia ellos. A partir de la actitud de Dios hacia la humanidad, me di cuenta de que yo no actuaba ni trataba a la gente según los principios, que actuaba por completo según mi carácter corrupto. Cuando Li Xin reveló corrupción pero no dañó mucho mis intereses, no la corregí ni la ayudé y lo dejé pasar. Cuando mis intereses se vieron gravemente dañados y ya no pude soportarlo más, fui impulsiva y quise vengarme de ella, y ni siquiera fui capaz de perdonarla cuando quiso arrepentirse. Estaba sumida en sentimientos de odio y albergaba un profundo rencor. Me di cuenta de que en ambos casos había tratado a Li Xin según mi carácter corrupto, y había actuado en favor de mis propios intereses. Fui impulsiva y busqué vengarme para mantener mi reputación, estatus y dignidad, y de paso desahogué mi frustración con Li Xin. Mi rabia y mi odio eran egoístas y estrechos de mente, eran satánicos. ¡Era la revelación de mi carácter corrupto!

Más tarde, me encontré también con otros dos pasajes de las palabras de Dios: “Si ocurriera algo que despertara tu odio, ¿cómo lo contemplarías? ¿En qué te basarías para contemplarlo? (En las palabras de Dios). Exacto. Si no sabes cómo contemplar estas cosas según las palabras de Dios, solo puedes ser indulgente siempre que te sea posible, reprimir tu indignación, hacer concesiones y esperar tu momento mientras buscas la ocasión de tomar represalias; esa es la senda que tomarías. Si quieres perseguir la verdad, debes contemplar a las personas y las cosas según las palabras de Dios y preguntarte: ‘¿Por qué me trata así esta persona? ¿Cómo puede ocurrirme esto a mí? ¿Por qué es posible semejante resultado?’. Hay que contemplar esas cosas según las palabras de Dios. Lo primero que hay que hacer es saber aceptar este asunto de parte de Dios y aceptar activamente que viene de Él y que es útil y beneficioso para ti. Para aceptarlo de parte de Dios, primero debes considerarlo como algo que Él instrumenta y rige. Todo lo que sucede bajo el sol, todo lo que puedes sentir, todo lo que puedes ver, todo lo que puedes oír…, todo sucede con el permiso de Dios. Tras aceptar este asunto de parte de Dios, evalúalo según Sus palabras y averigua qué clase de persona hizo esto y cuál es la esencia de este asunto, independientemente de si lo que dijo o hizo te hirió, si tus sentimientos han recibido un duro golpe o si tu temperamento se ha visto pisoteado. Antes de nada, observa si la persona es malvada o una persona corrupta corriente discerniendo en primer lugar cómo es según las palabras de Dios, y discerniendo y tratando después este asunto de acuerdo con ellas. ¿No son estos los pasos correctos que hay que seguir? (Sí). Primero acepta este asunto de parte de Dios y contempla a las personas implicadas según Sus palabras para determinar si son hermanos y hermanas corrientes, gente malvada, anticristos, no creyentes, espíritus malignos, demonios inmundos o espías del gran dragón rojo, y si lo que hicieron fue una demostración general de corrupción o un acto malvado con la deliberada intención de perturbar y trastornar. Todo esto ha de determinarse comparándolo con las palabras de Dios. Evaluar las cosas según las palabras de Dios es el método más preciso y objetivo. Hay que diferenciar a las personas y abordar los asuntos según las palabras de Dios. Debes reflexionar: ‘Este incidente ha herido muchísimo mis sentimientos y me ha entristecido. No obstante, ¿en qué sentido me ha edificado este incidente para mi entrada en la vida? ¿Cuál es la voluntad de Dios?’. Esto te lleva al quid de la cuestión, que debes averiguar y comprender: o sea, seguir la senda correcta. Debes buscar la voluntad de Dios y pensar: ‘Este incidente me ha traumatizado en cuerpo y alma. Siento angustia y dolor, pero no puedo ser negativo ni reprochar nada. Lo principal es discernir, diferenciar y decidir si este incidente es realmente beneficioso para mí, o no, según las palabras de Dios. Si es fruto de la disciplina de Dios, y es beneficioso para mi entrada en la vida y para la comprensión de mí mismo, debo aceptarlo y someterme a ello; si es una tentación de Satanás, debo orar a Dios y abordarlo con prudencia’. ¿Supone una entrada positiva buscar y pensar así? ¿Supone contemplar a las personas y las cosas según las palabras de Dios? (Sí). A continuación, sea cual sea el asunto con el que estés lidiando o los problemas que surjan en tus relaciones con la gente, debes buscar las palabras pertinentes de Dios para resolverlos(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (9)). “Si escoges la senda correcta, cuando alguien diga algo que dañe tu imagen o tu orgullo, o insulte tu integridad y dignidad, entonces puedes optar por ser tolerante. No discutirás con esa persona utilizando ninguna clase de palabras ni te justificarás a ti mismo a propósito, tampoco desmentirás lo que dice ni la atacarás, lo cual fomenta el odio. ¿Cuál es la importancia y la esencia de ser tolerantes? Dices: ‘Algunas de las cosas que dijo no son ciertas, pero las personas que no comprenden la verdad se comportan todas así antes de alcanzar la salvación, yo también lo hacía. Ahora que comprendo la verdad, no escojo la senda de los no creyentes de discutir sobre el bien y el mal o involucrarse en la filosofía de la lucha; elijo la tolerancia y tratar a los demás con amor. Algunas de las cosas que dice no son ciertas; no les presto atención. Acepto aquello de lo que puedo ser consciente y que entiendo. Lo acepto de parte de Dios y se lo presento a Él en la oración, le pido a Dios que me presente circunstancias que revelen mis actitudes corruptas, para que así yo conozca la esencia de estas y tenga la oportunidad de atender estos problemas, superarlos de forma gradual y entrar en la realidad-verdad. En cuanto a quien habla con el fin de dañarme, ya sea que tenga razón o no, o cuál sea su motivo, por un lado, pongo en práctica el discernimiento sobre esto, y por otro, lo tolero’. Si esta persona es alguien que acepta la verdad, puedes sentarte y hablar con ella de forma pacífica. De lo contrario, si es una persona malvada, no le hagas caso. Espera hasta que haya finalizado de desempeñarse lo suficiente; cuando todos los hermanos y hermanas disciernan y vean quién es en verdad, y cuando tú también lo hagas, y cuando los líderes y obreros estén a punto de echarla y de ocuparse de esa persona malvada, entonces llegará el momento en que Dios se encargue de ella y, por supuesto, tú estarás encantado. Sin embargo, la senda que deberías escoger jamás debe ser la de participar en batallas verbales con los malhechores ni discutir con ellos o ponerte a la defensiva. En lugar de eso, debes actuar de acuerdo con los principios verdad en cualquier situación. No importa si tratas con personas que te han hecho daño o que, al contrario, son beneficiosas para ti, los principios que pones en práctica deberían ser los mismos(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (15)). Al leer las palabras de Dios, sentí con incluso mayor claridad y obtuve algunas sendas de práctica. Fui consciente de que cualquier cosa que nos ocurra es con el permiso de Dios y que debemos aprender de todas ellas. Dios nos urge a tratar a las personas con principios. Al lidiar con aquellos que nos han hecho daño, no deberíamos siempre someternos a la humillación y transigir, ni debemos sumirnos en el odio ni en buscar venganza. En vez de eso, debemos aceptar la situación de Dios, buscar Su voluntad y ocuparnos del asunto conforme a los principios verdad. Si alguien revela corrupción, y hace daño sin querer con sus palabras o acciones, debemos mostrar amorosa tolerancia e indulgencia, servirnos de sus críticas para reflexionar sobre nuestros propios problemas y centrarnos en nuestra entrada en la vida. Si alberga malas intenciones en su forma de hablar y actuar, y nos critica y nos ataca a nuestras espaldas, no podemos solo reflexionar sobre nosotros mismos, sino que también debemos discernir qué tipo de persona es, qué intenciones tiene, y señalar sus problemas. Si está dispuesto a aceptar la verdad, arrepentirse y transformarse, entonces se le debe tratar como a un hermano o hermana y compartir con él y darle apoyo. Si no acepta la verdad en absoluto y es un malhechor y un anticristo, entonces se le debe descubrir, discernir, desenmascarar y denunciar de acuerdo con la verdad, y también se le debe despreciar y rechazar. Esta es la manera adecuada de tratar a las personas según los principios verdad. El carácter corrupto de Li Xin era relativamente grave, pero aceptaba la verdad y estaba dispuesta a arrepentirse y transformarse, así que debía tratarla correctamente. Debía ser tolerante y paciente con ella y perdonarla por haberme hecho daño. En cuanto a los problemas que ella tenía y no había logrado reconocer, debía señalárselos y ayudarla, guiarla para que se conociera a sí misma y resolviera su carácter corrupto. Además, mediante esta experiencia, reflexioné sobre mí misma y llegué a conocerme. Me di cuenta de que mi estatura era demasiado pequeña y mi deseo de reputación y estatus demasiado fuerte. Cuando las palabras y acciones de Li Xin amenazaron mi estatus y reputación, deseé vengarme impulsivamente y perdí la racionalidad que debe tener una persona normal. Algunas de las críticas que me hizo Li Xin carecían de objetividad, pero otras identificaban problemas reales que tengo. Por ejemplo, en mi deber, me concentraba más en mi trabajo que en experimentar las palabras de Dios, a veces mis prioridades eran las equivocadas, etcétera. Todas esas eran mis deficiencias. Puede que hubiera perdido algo de prestigio por las críticas, pero me ayudaron a identificar los problemas con más claridad. También me sirvió para la entrada en la vida. Entonces, ¿por qué iba a reprochar y despreciar a Li Xin? Mientras más pensaba en ello, más conmovida me sentía, y mis prejuicios hacia Li Xin acabaron por desaparecer del todo.

Más tarde, durante una reunión, me sinceré con Li Xin acerca de la corrupción que había revelado y mi propia entrada en la vida. En cuanto practiqué de ese modo, la tensión entre nosotras desapareció y por fin la pude tratar adecuadamente. Más tarde, mientras colaboraba con Li Xin, me di cuenta de que su lucha por el estatus se había vuelto problemática y que ni ella misma se había dado cuenta. A veces sus críticas hacia mí carecían de objetividad. Traté de aceptar sus críticas de parte de Dios, de reflexionar sobre mis problemas y contenerme para no buscar una venganza impulsiva, a la vez que me centraba en el discernimiento y la observación. Cuando vi que el carácter corrupto de Li Xin se había agravado mucho, su humanidad era pobre, fracasaba una y otra vez a la hora de arrepentirse de verdad y estaba causando perturbaciones e interrupciones, informé de su situación al líder. Al final, trasladaron a Li Xin. Me sentí mucho más calmada y liberada al practicar de esta manera. ¡Gracias a Dios! Por medio de esta experiencia he descubierto que solo practicando la verdad y viviendo según las palabras de Dios podemos vivir realmente con apariencia humana.

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