Palabras sobre el conocimiento de la obra y el carácter de Dios
Fragmento 19
La mayoría de la gente no entiende la obra de Dios, por eso su fe es demasiado deficiente. No es fácil entender Su obra; para empezar, hay que saber que toda la obra de Dios responde a un plan y que todo se lleva a cabo según Sus tiempos. El hombre es eternamente incapaz de desentrañar lo que Dios obra y cuándo lo obra; Dios lleva a cabo cierta obra en determinado momento y no se demora; nadie puede destruir Su obra. Hacerlo según Su plan y Sus intenciones es el principio por el que Él obra y nadie lo puede cambiar. En ese principio has de ver el carácter de Dios. La obra de Dios no espera a nadie y, cuando llega el momento, debe hacerse. Todos habéis experimentado la obra de Dios en los últimos años. ¿Quién puede destruir la manera en que Él provee a la gente?, ¿quién puede impedir que pronuncie Sus palabras cuando tiene que decirlas y que lleve a cabo la obra cuando es necesario? Cuando empezaron a difundir el evangelio, la mayoría de las personas repartieron libros con las palabras de Dios en las iglesias y entre las personas religiosas. ¿Cuál fue el resultado de esto? Muy pocas de esas personas investigaron las palabras de Dios; la mayoría tuvo una actitud calumniosa, crítica y llena de hostilidad. Algunas quemaron los libros, otras los confiscaron, otras golpearon a los que difundían el evangelio y los obligaron a admitir su culpabilidad, y algunas incluso llamaron a la policía para que los arrestaran y persiguieran. En aquella época, todas las denominaciones se resistieron frenéticamente, pero al final, el evangelio del reino siguió difundiéndose por toda la China continental. ¿Quién puede trastornar la realización de la voluntad de Dios? ¿Quién puede impedir que se divulgue el evangelio del reino de Dios? Las ovejas de Dios escuchan Su voz y los que deben ser ganados por Dios lo serán tarde o temprano. Esto es algo que nadie puede destruir. Es como la frase de Proverbios que dice: “El corazón del rey está en las manos de Jehová como los ríos de agua: Él lo dirige a donde sea que Él quiera” (Proverbios 21:1).* Esto es así más aún para esas personas insignificantes, ¿no es verdad? Dios tiene sus propios planes y disposiciones sobre cuándo hará cada obra. Algunas personas siempre juzgan que es imposible que Dios haga esto o aquello, pero estas ideas no son más que figuraciones. No importa cuánto daño haga la gente o cuánto perturbe Satanás, todo quedará en nada y ellos no podrán detener la obra de Dios. La obra del Espíritu Santo determina todas las cosas, y la gente no puede conseguir nada sin ella. ¿Qué clase de razón deben tener las personas en relación con esto? Cuando alguien se da cuenta de que el Espíritu Santo no está obrando, debe desprenderse de sus propias nociones y tener cuidado de no actuar a ciegas. La opción inteligente es buscar las intenciones de Dios y esperar Su momento. Algunas personas siempre confían en sus nociones y figuraciones humanas y se anticipan a Dios, y el resultado es que el Espíritu Santo no obra y los esfuerzos que realizaron son en vano. Sin embargo, tienen que hacer lo que corresponde y cumplir su deber. No puedes esperar pasivamente por miedo a hacer algo mal, y ciertamente no puedes decir: “Dios todavía no lo ha hecho y no ha dicho aún qué quiere que haga, así que no haré nada por ahora”. ¿No es esto incumplir tu deber? Debes pensártelo bien, porque no es una cuestión menor y un solo error de pensamiento puede dañar perjudicar tus perspectivas o hundirte.
En el plan de gestión de Dios, cualquier obra que Él hace se realiza puntualmente, en el momento correcto, con gran precisión y de ningún modo según la imaginación de las personas que dicen: “¡Esto no funcionará, aquello no funcionará, esto no te llevará a ninguna parte!”. Dios es todopoderoso y nada es difícil para Él. Desde la Era de la Ley hasta la Era de la Gracia y la Era del Reino, cada paso de la obra de Dios se ha dado de forma contraria a las nociones de la gente, que piensa que todo es irrealizable. No obstante, al final todo sale bien, Satanás queda totalmente en ridículo y fracasa, y la gente cierra la boca. ¿Qué pueden hacer las personas? Ni siquiera pueden practicar la verdad, pero pueden seguir siendo arrogantes y vanidosas y creer que pueden hacer lo que quieran; sus corazones están llenos de deseos extravagantes y no dan verdadero testimonio en absoluto. Hasta hay gente que piensa: “El día de Dios llegará pronto, no tendremos que sufrir más, tendremos una buena vida, y el final está a la vista”. Dejadme que os diga que esas personas solamente se apuntan por gusto y pierden el tiempo, ¡y al final serán castigadas y no ganarán nada! Creer en Dios para ver el día de Dios y escapar al gran desastre, ¿puede ayudar a ganar la verdad y vida? Cualquiera que crea en Dios para escapar del desastre y para ver el día de Dios perecerá. Sin embargo, los que creen para perseguir la verdad y para ser salvados gracias a un cambio de carácter sobrevivirán. Estos son los verdaderos creyentes en Dios. Aquellos creyentes confundidos no ganarán nada al final, solo trabajarán en vano, y recibirán un castigo más severo. Todos tienen una grave falta de perspicacia. Los que creen en Dios, pero no se ocupan de sus tareas y siempre están pensando en cosas perversas son malhechores, son incrédulos y solo se hacen daño a sí mismos. ¿Acaso no están en las manos de Dios tanto los creyentes como los no creyentes? ¿Quién puede escapar de ellas? ¡Nadie puede escapar! Los que huyan, en definitiva deberán volver a Dios y serán castigados. Esto es obvio, ¿cómo es que la gente no lo ve claro?
Algunas personas no tienen el más mínimo conocimiento de la omnipotencia de Dios, si bien creen en Dios Todopoderoso. Están permanentemente confundidas ante las siguientes preguntas: “Puesto que Dios es omnipotente, tiene autoridad y es capaz de tener soberanía sobre todas las cosas, ¿por qué creó a Satanás y permitió que corrompiera a la humanidad durante 6000 años y llevara al mundo a un estado de caos? ¿Por qué Dios no destruye a Satanás? ¿La vida de la gente no sería mejor si Satanás fuera eliminado?”. Así es como piensa la mayoría de las personas. ¿Podéis explicar esta cuestión ahora? Esta implica la verdad en relación con las visiones. Muchos han considerado esta cuestión, pero vosotros, ahora que tenéis algo de fundamento, no dudaréis de Dios por ella. De todos modos, hay que aclarar la confusión al respecto. Hay personas que preguntan: “¿Por qué Dios permitió que el arcángel lo traicionara? ¿Es posible que Él no supiera que el arcángel era capaz de traicionarlo? ¿Falló Dios al controlarlo, lo permitió, o tenía algún propósito?”. Es normal que las personas planteen esta pregunta, y deberían saber que implica todo el plan de gestión de Dios. Él planeó que hubiera un arcángel, y permitió y dispuso esta rebelión del arcángel en Su contra —definitivamente entra en el ámbito del plan de gestión de Dios—. Él permitió que el arcángel corrompiera a la humanidad que había creado, después de que lo hubiera traicionado. No es que por la incapacidad de Dios para controlar a Satanás, la serpiente sedujo a la humanidad y Satanás la corrompió, sino que fue Dios quien se lo permitió. Solo después de haber dado Su permiso para que esto ocurriera comenzó Dios Su plan de gestión y Su obra de salvación de la humanidad. ¿Puede el hombre explicar este misterio? Una vez que Satanás hubo corrompido a la humanidad, Dios comenzó Su obra de gestión de ésta. Primero, Él llevó a cabo la obra de la Era de la Ley en Israel. Transcurridos dos mil años, realizó la obra de la crucifixión en la Era de la Gracia, y toda la humanidad fue redimida. En el tiempo de los últimos días, Él se ha encarnado para conquistar y salvar a un grupo de personas en los últimos días. ¿Qué clase de personas son aquellas que han nacido en los últimos días? Son las que han pasado por la corrupción de Satanás durante miles de años, las que han sido corrompidas hasta tal punto que ya no tienen semejanza humana. Tras pasar por el juicio, el castigo y la revelación de las palabras de Dios, tras ser conquistadas, alcanzan la verdad desde el interior de Sus palabras y Él las convence genuinamente; logran un entendimiento de Dios y pueden someterse a Él absolutamente y satisfacer Sus intenciones. Al final, el grupo de personas ganadas mediante el plan de gestión de Dios serán así. ¿Creéis que los que no han sido corrompidos por Satanás satisfarán las intenciones de Dios?, ¿o la satisfarán los que fueron corrompidos por Satanás y que al final se han salvado? Las personas a ganar por medio de todo el plan de gestión forman un grupo que entiende las intenciones de Dios, que obtiene la verdad de Dios y que posee la forma de vida y la semejanza humana que Dios requiere. Cuando Él creó a los seres humanos, estos solo tenían semejanza y vida humanas. Sin embargo, no tenían la verdad que Dios requiere de los hombres y no podían vivir con la semejanza que Él siempre ha esperado que estos tuvieran. El grupo de personas que finalmente serán ganadas es el de las que permanecerán hasta el final: las que Él gana, le complacen y le satisfacen. En el transcurso de los varios miles de años de la obra de gestión, las personas a las que Él finalmente ha salvado son las que más han ganado; la verdad que han ganado ha sido precisamente el riego y el sustento que Dios les ha concedido por medio de Su guerra con Satanás. Las personas de este grupo son mejores que las que Dios creó en el principio; aunque estaban corrompidas, eso era inevitable y es algo que está dentro del ámbito del plan de gestión de Dios. Esto revela plenamente Su omnipotencia y Su sabiduría, así como el hecho de que todo lo que Dios ha dispuesto, planeado y logrado es lo más grande en términos absolutos. Si luego te vuelven a preguntar: “Si Dios es todopoderoso, ¿cómo pudo traicionarlo el arcángel pese a todo? Después, Él lo arrojó a la tierra, donde le permitió corromper a la humanidad. ¿Qué significa esto?”. Puedes responder: “Este asunto se inscribe dentro de la preordenación de Dios y es de la máxima importancia. El hombre no es capaz de comprenderlo enteramente, pero, al nivel al que el hombre puede entender y alcanzar, es evidente que lo que hizo Dios es muy significativo. Desde luego, esto no quiere decir que Dios tenga un lapso temporal o que pierda el control y no pueda gestionar las cosas, y luego vuelva las trampas de Satanás contra este diciendo: ‘De todos modos, el arcángel cometió una traición, así que yo también puedo seguir adelante y salvar a la humanidad después de que él haya corrompido a todos’. Esto no es así en absoluto”. Por lo menos, la gente debería saber que este asunto pertenece al ámbito del plan de gestión de Dios. ¿Qué plan? En la primera etapa, hubo un arcángel; en la segunda, el arcángel cometió una traición y, en la tercera, tras cometer dicha traición, este moró entre los hombres para corromperlos, y entonces Dios empezó Su obra de gestionar a la humanidad. Cuando las personas creen en Dios deben entender la visión de Su plan de gestión. Algunas nunca comprenden este aspecto de la verdad, siempre sienten que hay demasiadas contradicciones sin solución. Como no comprenden, se sienten inseguras, y si están inseguras no tienen energía para avanzar. Sin la verdad es difícil hacer ningún progreso y, por ello, para quienes no buscan la verdad es muy penoso enfrentarse a un problema. ¿Os ha ayudado esta charla a comprender? Fue solo después de la traición del arcángel cuando Dios estableció el plan de gestión para salvar a la humanidad. ¿Cuándo empezó el arcángel su traición? Claramente hubo algunas cosas que revelaron su traición, hubo un proceso hasta la traición del arcángel; desde luego, no puede ser tan simple como el texto lo presenta. Es como la traición de Judas: hubo un proceso. Él no traicionó a Jesús poco después de empezar a seguirlo. Judas no amaba la verdad, codiciaba el dinero y siempre robaba. Dios se lo entregó a Satanás, que le dio ideas, y fue entonces que empezó a traicionar a Jesús. Judas se volvió depravado paso a paso y, en unas circunstancias específicas, cuando llegó el momento, traicionó a Jesús. Hay un patrón regular en la depravación de las personas y no es tan simple como la gente se imagina. En este momento, solo pueden entender el plan de gestión de Dios hasta este punto, pero serán capaces de comprender su significado con mayor profundidad cuando crezcan en estatura.
Fragmento 20
Existe una naturaleza satánica en todos los seres humanos corruptos. Todos ellos tienen un carácter satánico y son capaces de traicionar a Dios en cualquier momento y en cualquier lugar. Algunas personas se preguntan: “Si Dios creó a los seres humanos y estos están en manos de Dios, ¿por qué Dios no protege a los seres humanos y permite que lo traicionen? ¿Acaso no es todopoderoso?”. Y es de hecho una buena pregunta. ¿Qué problemas puedes encontrar al respecto? Dios tiene una parte todopoderosa, y también una parte práctica. La gente puede traicionar a Dios sin haber sido corrompida por Satanás. Los seres humanos no cuentan con voluntad subjetiva propia en lo tocante a cómo deben adorar a Dios, cómo renunciar a Satanás, cómo no asociarse con este y someterse a Dios. Dios posee la verdad, el camino y la vida, y es inofendible… Los seres humanos no poseen nada de eso en su interior. No desentrañan estos aspectos de la naturaleza de Satanás y no comprenden en absoluto la verdad. Y por ello pueden traicionar a Dios en cualquier momento y lugar. Es más, después de que Satanás haya corrompido a las personas, estas tienen cualidades satánicas en su interior, y les resulta más fácil traicionar a Dios. Ahí radica el problema. Si solo ves el lado práctico de Dios y no Su lado todopoderoso, te será fácil traicionarlo y ver a Cristo como una persona corriente, y no entenderás cómo es posible que exprese tantas verdades para salvar a la humanidad. Si solo ves el lado todopoderoso de Dios y no Su lado práctico, también te resultará fácil resistirte a Dios. Y si no ves ninguno de los dos lados, será aún más probable que te resistas a Dios. Por tanto, ¿acaso conocer a Dios no es lo más difícil del mundo? La gente, cuanto más conoce a Dios, más comprende Sus intenciones y entiende que todo lo que hace Dios tiene un significado. Cuando la gente tiene un verdadero conocimiento de Dios, puede alcanzar tales resultados. Aunque Dios tiene un lado práctico, la gente nunca podrá conocerlo plenamente. Dios es demasiado grande e insondable a un nivel maravilloso, mientras que el pensamiento de la gente es demasiado limitado. ¿Por qué se dice que el hombre es eternamente un niño ante Dios? Esto es lo que significa.
Cuando Dios habla o hace algo, la gente siempre lo interpreta mal: “¿Cómo es posible que Dios haga eso? Dios es todopoderoso”. La gente siempre tiene sus propias nociones. En lo referente a que Dios experimente el sufrimiento mundano, algunas personas se plantean: “¿Acaso no es Dios todopoderoso? ¿Necesita probar el sufrimiento mundano? ¿No sabe Dios cómo es el sufrimiento mundano?”. Esto concierne al lado práctico de las obras de Dios. En la Era de la Gracia, Jesús fue crucificado para redimir a la humanidad, pero el hombre no entiende a Dios y siempre alberga ciertos conceptos sobre Él, y dice: “Para redimir a toda la humanidad Dios solo tenía que decirle a Satanás: ‘Soy todopoderoso. ¿Te atreves a retenerme a la humanidad? Debes dármela’. Con estas pocas palabras todo podría haberse resuelto. ¿Acaso no tenía Dios autoridad? Solo era necesario que Dios dijera que la humanidad era redimida y que los pecados del hombre eran perdonados, y este habría quedado sin pecado. ¿No podían las palabras de Dios decidir estas cosas? Si el cielo, la tierra y todas las cosas se crearon con palabras de Dios, ¿cómo no podía solucionar Él este asunto? ¿Por qué tuvo que ser crucificado Dios mismo?”. Tanto el lado todopoderoso de Dios como Su lado práctico entran en acción aquí. Con respecto a Su lado práctico, el Dios encarnado soportó mucho sufrimiento en Sus treintaitrés años y medio de vida en la tierra, y al final fue crucificado. Él soportó el padecimiento más terrible. Después resucitó de la muerte y Su resurrección fue el aspecto todopoderoso de Dios en acción. Él no hizo indicación alguna ni derramó sangre, ni hizo llover y dijo que esto era una ofrenda por el pecado. No hizo nada así, sino que se encarnó personalmente para redimir a la humanidad y fue clavado en la cruz, de manera que la humanidad supiera de este hecho. Por medio de este hecho, la humanidad llegó a saber que Dios había salvado de verdad al hombre y esto era una prueba de ello. Cualquiera que sea la encarnación que realiza la obra o la lleve a cabo el Espíritu directamente, todo ello es necesario. Esto significa que, al hacer las cosas así, la obra se vuelve más valiosa y más importante, y solo haciendo las cosas de esta forma puede la humanidad cosechar los beneficios derivados de ella. Esto se debe a que toda la humanidad es objeto de la gestión de Dios. Antes se decía que el objetivo de esto era librar la guerra contra Satanás y humillarlo. Y, en realidad, ¿no es esto bueno para el hombre al final? Es algo que el hombre debe conmemorar y que es sumamente valioso e importante, porque lo que Dios desea formar es personas que han surgido de la tribulación con un entendimiento de Dios, que han sido perfeccionadas por Él y que han pasado por la corrupción de Satanás. Por tanto, esta obra debe hacerse sin duda de esta forma. La decisión respecto a qué método emplea Dios en cada una de las etapas de Su obra se basa en las necesidades de la humanidad. Ciertamente, la obra de Dios no se realiza utilizando métodos indiscriminados. Sin embargo, las personas pueden elegir y tienen sus propias nociones. Respecto a la crucifixión de Jesús, las personas piensan: “¿Qué tiene que ver con nosotros que Dios fuera crucificado?”. Piensan que no hay relación, pero Dios tuvo que ser crucificado con el fin de salvar a la humanidad. Ser crucificado era el peor sufrimiento de aquella época, ¿podría haber sido crucificado el Espíritu? El Espíritu no podía crucificarse y no podía ser una prefiguración de Dios, y mucho menos derramar sangre y morir. Solo podía crucificarse la encarnación, que era la prueba de la ofrenda por el pecado. Su carne tomó la semejanza de carne pecaminosa y soportó el sufrimiento por la humanidad. El Espíritu no podía sufrir por la humanidad, ni podía expiar los pecados de las personas. Jesús fue crucificado por el bien de la humanidad. Este es el lado práctico de Dios. Dios podía hacer esto y amar a la gente de este modo, mientras que los seres humanos no podían. Este es el lado todopoderoso de Dios.
Todo lo que Dios hace implica Su aspecto omnipotente y también Su aspecto práctico. La omnipotencia de Dios es Su esencia, y Su practicidad también representa Su esencia; estos dos aspectos son inseparables. El que Dios lleve a cabo obras de manera real y práctica implica Su aspecto práctico en acción, y que Él pueda obrar de esta forma también muestra Su aspecto todopoderoso. No puedes decir: “Dado que Dios obra de manera práctica, es práctico, solo tiene un lado práctico y no tiene un aspecto todopoderoso”; si dices eso, se convertirá en un precepto. Este es el aspecto práctico, aunque también existe el aspecto todopoderoso. Todo lo que Dios hace contiene estos dos aspectos, Su omnipotencia y Su practicidad, y lo hace en base a Su esencia; es una expresión de Su carácter, y una revelación de Su esencia y de lo que Él es. Las personas piensan que, en la Era de la Gracia, Dios era misericordia y amor; pero Él seguía teniendo Su ira y Su juicio. La maldición de Dios a los fariseos y a todos los judíos, ¿acaso no fue Su ira y justicia? No puedes decir que Dios era solo misericordia y amor durante la Era de la Gracia, que básicamente Él no tenía ira ni juicio o maledicencia; afirmar eso demuestra que las personas no entienden la obra de Dios. En la Era de la Gracia, Su obra fue en su totalidad una expresión de Su carácter. Todo lo que Dios hizo, que el hombre podía ver, era para demostrar que Él mismo es Dios y que es todopoderoso, para demostrar que Él mismo posee la esencia de Dios. ¿Significa la obra de juicio y el castigo de Dios durante la etapa actual que Él no tiene misericordia o amor? No. Si resumes la esencia de Dios en una sola frase o afirmación, eres demasiado arrogante y sentencioso, insensato e ignorante, y eso demuestra que no conoces a Dios. Algunas personas dicen: “Dinos la verdad sobre conocer a Dios, explícalo con claridad”. ¿Qué debería decir una persona que conoce a Dios? Dirá: “El asunto de conocer a Dios es tan profundo que no puedo explicarlo de forma clara en unas pocas frases. No puedo hacerlo comprensible, no importa cómo lo exponga. Si entiendes lo esencial, será suficiente. Nunca se puede conocer a Dios a fondo”. Una persona arrogante que no conoce a Dios dirá: “Sé qué clase de Dios es, le entiendo de verdad”. ¿Acaso no es esto presumir? ¡Cualquiera que diga esto es sumamente arrogante! Hay cosas que, si la gente no experimenta y no ha visto algunos hechos, no puede conocer ni experimentar de verdad. Es por ello que sienten que el conocimiento de Dios es bastante abstracto. Las personas que no comprenden solo oyen un tipo de afirmación, entienden su lógica, pero no la comprenden. Que no la comprendas no significa que no sea la verdad. A los que no tienen experiencia les parece abstracta, pero en realidad no lo es. Si una persona tiene experiencia de veras, será capaz de relacionar las palabras de Dios con sus contextos oportunos, y podrá aplicarlas y ponerlas en práctica. En esto consiste comprender la verdad. ¿Puedes comprender la verdad si solo escuchas el sentido literal de las palabras de Dios pero no tienes una comprensión práctica? Debes ponerlas en práctica y experimentarlas. No es fácil comprender la verdad.
Dios redimió a toda la humanidad en la Era de la Gracia. Este es el lado todopoderoso de Dios, y Su omnipotencia incluye toda Su obra práctica. Al realizar Su obra para conquistar a la gente, todas las personas se postran ante Dios y pueden aceptarle. Si la gente habla de la omnipotencia y la practicidad de Dios con independencia la una de la otra, no podrá entenderlas a fondo. Para conocer a Dios, debes conjugar tu conocimiento de Sus dos aspectos de omnipotencia y practicidad; solo entonces podrás obtener resultados. La capacidad de Dios de realizar Su obra de forma real y práctica y de purificar y corregir la corrupción de la humanidad mediante la expresión de la verdad, así como Su capacidad de guiar directamente a la gente, son cosas que muestran Su aspecto práctico. Dios expresa Su propio carácter y lo que Él es, y puede hacer las obras que los seres humanos no pueden hacer; en ello puede apreciarse Su aspecto omnipotente. Dios tiene autoridad para hacer realidad lo que dice, para hacer que Sus mandatos sean firmes y para hacer cumplir lo que ordena. A medida que Dios habla se revela Su omnipotencia. Dios es soberano sobre todas las cosas, maneja a Satanás para que este le rinda servicio, dispone ambientes para probar y refinar a la gente y para purificar y transformar su carácter; todas estas son manifestaciones del aspecto omnipotente de Dios. La esencia de Dios es tanto omnipotente como práctica; y estos dos aspectos se complementan entre sí. Todo lo que Dios hace es una expresión de Su propio carácter y una revelación de lo que Él es, y esto incluye Su omnipotencia, Su justicia y Su majestad. La obra de Dios es, de principio a fin, una revelación de Su propia esencia y una expresión de lo que Él es. Su esencia tiene dos aspectos: uno, es el aspecto de Su omnipotencia, y el otro, Su practicidad. Más allá de cuál sea la etapa de la obra de Dios que observes, existen estos dos aspectos que están presentes en todo lo que Él hace. Esta es una senda para entender a Dios.
Fragmento 21
Ya sea que Dios haga Su obra a través de Su encarnación o de Su Espíritu, todo se hace de acuerdo con Su plan de gestión. No se hace de acuerdo a métodos manifiestos u ocultos, o de acuerdo a las necesidades humanas, sino en total acuerdo con Su plan de gestión. No es como si la obra de los últimos días pudiera hacerse de la manera que a Dios le plazca. Esta etapa se realiza sobre la base de las dos etapas anteriores de Su obra. La obra de la Era de la Gracia, la segunda etapa de Su obra, permitió redimirse a la humanidad a través de la encarnación. No es imposible que el Espíritu cumpla la etapa actual de la obra de Dios. Él es capaz de hacerlo, pero es más apropiado que lo haga la encarnación, porque esto puede hacer que las personas se puedan salvar de una manera más eficaz. Después de todo, las manifestaciones de la encarnación son mejores que las manifestaciones directas del Espíritu Santo para conquistar a las personas, y son mejores para facilitar el conocimiento que tienen de Dios. Cuando el Espíritu hace Su obra, Él no siempre puede estar con las personas. No es posible que el Espíritu viva y hable directamente con las personas cara a cara como lo hace ahora la encarnación, y hay momentos en que no es posible que el Espíritu revele lo que hay dentro de las personas como lo puede hacer la encarnación. En esta etapa, la obra de la encarnación es principalmente conquistar a las personas, y después de conquistarlas, perfeccionarlas para que lleguen a conocer a Dios y puedan adorarle. Esta es la obra del fin de la era. Si en esta etapa no se tratara de conquistar a las personas, sino solo de hacerles saber que en verdad existe un Dios, entonces el Espíritu podría realizarla. Podéis pensar que si el Espíritu se encargara de esta etapa, Él podría reemplazar a la carne y hacer el mismo trabajo que ella, y que, como Dios es omnipotente, no importa si es la carne o el Espíritu el que lo llevara a cabo porque se podrían alcanzar los mismos resultados. Sin embargo, estaríais equivocados. Dios obra de acuerdo a Su gestión, a Su plan y a Sus pasos para salvar al hombre. No es como tú lo imaginas, que el Espíritu es omnipotente, que la carne es omnipotente, y que Dios mismo es omnipotente, por lo que Él puede hacer lo que quiera. Dios obra de acuerdo a Su plan de gestión, y cada etapa de Su obra consta de ciertos pasos. La forma en que esta etapa debe realizarse, y los detalles que la conforman, también forman parte del plan. La primera etapa de la obra de Dios se llevó a cabo en Israel, y esta última etapa se realiza en el país del gran dragón rojo, China. Algunas personas dicen: “¿No puede Dios llevarla a cabo en otro país?”. Según el plan de gestión de esta etapa, debe hacerse en China. El pueblo de China está atrasado, su vida es decadente y no existen los derechos humanos ni tienen libertades. Es un país donde Satanás y los demonios malignos están en el poder. El propósito de aparecer y obrar en China es salvar a las personas que viven en la parte más oscura del mundo y que han sido corrompidas de la forma más profunda por Satanás. Esta es la única manera de derrotar realmente a Satanás y obtener completamente la gloria. Si Dios apareciera y obrara en otro país no sería tan significativo. Cada etapa de la obra de Dios es necesaria, y Dios la realiza de la forma en que debe hacerse. Algunas cosas pueden lograrse mediante la obra de la carne y otras mediante la obra del Espíritu. Dios elige obrar por medio de la carne o del Espíritu según el método con el que se obtengan los mejores resultados. No es, como habéis sugerido, que cualquier forma de obrar estaría bien, que Dios podría hacerlo tomando casualmente una forma humana, y que el Espíritu también podría hacerlo sin encontrarse con ninguna persona cara a cara, y que ambos métodos podrían lograr ciertos resultados. No debéis malinterpretar esto. Dios es todopoderoso, pero también tiene un lado práctico; sin embargo, la gente no puede verlo. La gente ve a Dios como algo muy sobrenatural y no pueden comprenderlo, por lo que desarrollan conceptos y todo tipo de ideas irreales sobre Él. Muy pocas personas ven que las palabras y la obra de Dios son la verdad, que son prácticas, que son las cosas más realistas, y que el hombre puede tocarlas y verlas. Si la gente realmente tiene aptitud y capacidad de comprensión, después de experimentar durante varios años la obra de Dios, debería ser capaz de ver que todas las palabras que Dios expresa son las realidades-verdad, que hay verdades y principios en toda la obra y en las cosas que hace, y que todo lo que hace tiene un gran significado. Todo lo que Dios hace tiene significado, es necesario, y puede lograr los mejores resultados. Todo tiene un propósito definido, un plan y un significado. ¿Crees que la obra de Dios se hace basándose en palabras que se dicen de forma irreflexiva? Él tiene un lado todopoderoso, pero también tiene un lado práctico. Vuestro conocimiento es parcial. Hay errores en vuestra comprensión del lado todopoderoso de Dios, por no hablar de vuestra comprensión de Su lado práctico, donde vuestros errores son mucho mayores.
En las tres etapas de la obra de Dios, la primera la realiza el Espíritu, mientras que las dos últimas las realiza la encarnación, y cada etapa de Su obra es muy esencial. Pensemos por ejemplo en la crucifixión: si el Espíritu fuera crucificado en la cruz, no tendría ningún sentido, porque la gente no puede ver ni tocar al Espíritu, y el Espíritu no puede sentir nada ni sufrir dolor. En consecuencia, esta crucifixión no tendría ningún sentido. La etapa que tiene lugar en los últimos días es la de la conquista de las personas, que es una obra que la carne puede hacer —la encarnación no puede sustituirse por el Espíritu cuando se trata de esta obra, y la obra que hace el Espíritu no puede hacerla la carne—. Cuando Dios elige a la carne o al Espíritu para realizar cualquier etapa de Su obra, se trata de una elección absolutamente necesaria, y todo se hace para obtener los mejores resultados y alcanzar los objetivos de Su plan de gestión. Dios tiene un lado todopoderoso y un lado práctico. Obra de forma práctica en cada etapa de Su obra. La gente se imagina que Dios no habla ni piensa, y que hace lo que quiere, pero no es así. Es sabio, tiene todo lo que es, y esta es Su esencia. Cuando lleva a cabo Su obra necesita revelar y expresar Su carácter, Su esencia, Su sabiduría, y todo lo que tiene y es, para que la gente pueda entender, llegar a conocer y alcanzar estas cosas. No obra basándose en el aire, y mucho menos en las imaginaciones de la gente, sino que actúa de acuerdo con las necesidades de la obra y de acuerdo con los resultados que es necesario alcanzar. Habla de forma práctica, obra y sufre día a día, y cuando sufre, siente dolor. No es que el Espíritu esté presente durante el tiempo en que la encarnación obra y habla, y que el Espíritu se vaya cuando la encarnación no obra ni habla. Si este fuera el caso, entonces no habría sufrido, y esto no habría sido una encarnación. La gente no puede ver el lado práctico de Dios, y por lo tanto, la gente no conoce bien a Dios, y su comprensión de Él es solo superficial. La gente dice que Dios es práctico y normal, o que Dios es todopoderoso y omnipotente —todas estas palabras las han aprendido de otros, porque no tienen un conocimiento verdadero ni una experiencia real—. En cuanto a la encarnación, ¿por qué se insiste tanto en la esencia de la encarnación? ¿Por qué no en el Espíritu? El énfasis está en la obra de la carne. La obra del Espíritu es asistir y ayudar, y con esto se logran los resultados de la obra de la carne. En cada fase, la gente puede llegar a conocer un poco de Dios, pero no son capaces de abrirse paso o alcanzarlo cuando quieren saber un poco más de Él; cuando Dios dice unas pocas palabras la gente comprende solo un poco, pero su conocimiento de Él todavía no es muy claro, y no pueden captar fácilmente la parte esencial. Si pensáis que el Espíritu puede hacer todo lo que puede hacer la carne, y que el Espíritu puede ocupar el lugar de la carne, entonces nunca conoceréis el significado de la carne, la obra de la carne y lo que es la encarnación.
Fragmento 22
El contenido de “La Palabra manifestada en carne” es especialmente rico; incluye diversos aspectos de la verdad, así como algunos enunciados proféticos que predicen la situación de las eras que están por venir. De hecho, las profecías son muy generales, y la mayoría de las palabras que aparecen en este libro versan sobre la entrada en la vida, desenmascaran la naturaleza humana y hablan sobre cómo conocer a Dios y Su carácter. Y en cuanto a qué era está por venir, cuántas eras habrá y qué tipo de circunstancias enfrentará la humanidad, ¿no es cierto que no existe un proyecto concreto, una referencia específica o incluso una era en particular en este libro? Esto quiere decir que la gente no tiene que preocuparse por las eras venideras; aún no se ha llegado a ese momento y falta mucho todavía. Aunque os hablara de tales cosas, no lo entenderíais y, además, la gente no necesita comprenderlas ya mismo. Esas cosas tienen poco que ver con la transformación del carácter-vida de las personas. Lo único que tenéis que entender son aquellas palabras que ponen al descubierto la naturaleza humana. Con eso basta. En el pasado se hicieron algunas profecías, como la del Reino Milenario, la entrada de Dios y el hombre juntos en el reposo y también las relativas a la Era de la Palabra. Las palabras de profecías conciernen, todas ellas, a los tiempos venideros; las que no se mencionan son cosas muy lejanas. No necesitáis estudiar esas cosas remotas. No se os dirá aquello que no deberíais saber; lo que deberíais saber es la verdad completa que viene de Dios. Por ejemplo, el carácter de Dios expresado hacia el hombre, lo que Dios tiene y es que queda revelado por Sus palabras, el desenmascaramiento de la naturaleza del hombre a través del juicio y castigo, así como la orientación en la vida que Dios les da a las personas, porque Su obra de salvación incluye fundamentalmente estas cosas.
Cuando Dios lleva a cabo la obra de gestión de la humanidad, Su propósito consiste principalmente en conquistar y salvar a las personas y cambiar el carácter de estas. En la actualidad, la Era de la Palabra es una era realista, es la era de la verdad que conquista y salva al hombre. Después habrá más palabras; aún queda mucho por decir. Algunas personas piensan que estas palabras actuales son la totalidad de la expresión de Dios; esa es una interpretación tremendamente equivocada, porque la obra de la Era de la Palabra acaba de comenzar en China, pero llegarán más palabras después de que Dios aparezca en público y obre en el futuro. Cómo será la Era del Reino, en qué tipo de destino entrará la humanidad, qué ocurrirá tras entrar en dicho destino, cómo será entonces la vida para la humanidad, qué nivel puede alcanzar el instinto humano, qué tipos de liderazgo y de provisiones se necesitarán, etc.; todo esto está incluido en la obra de la Era de la Palabra. La naturaleza totalmente inclusiva de Dios no está solo en “La Palabra manifestada en carne”, como imaginas. ¿Pueden ser la expresión del carácter de Dios y Su obra tan sencillas como tú las imaginas? La naturaleza totalmente inclusiva, la omnipresencia, la omnipotencia y la supremacía de Dios no son palabras vacías. Si afirmas que el libro “La Palabra manifestada en carne” representa la totalidad de Dios y que estas palabras ponen fin a toda Su gestión, eso significa que lo has considerado a Él de una forma muy acotada; ¿acaso no es esto circunscribir de nuevo a Dios? Debes saber que estas palabras son una parte muy pequeña del Dios que todo lo abarca. Todos los círculos religiosos han circunscripto a Dios a la Biblia. Y hoy, ¿no lo estáis haciendo vosotros también? ¿No sabéis que circunscribirlo implica degradarlo? ¿Que así condenáis a Dios y blasfemáis contra Él? En la actualidad, la mayoría de las personas piensan: “Todo lo que Dios ha dicho durante los últimos días está en ‘La Palabra manifestada en carne’, no existen más palabras Suyas; es todo lo que Dios ha dicho”, ¿verdad? ¡Es un gran error pensar así! Las palabras que aparecen en “La Palabra manifestada en carne” son solo las iniciales de la obra de Dios en los últimos días, una parte de las palabras de esta obra, y principalmente tienen que ver con las verdades de las visiones. Más adelante también se pronunciarán palabras con relación a los muchos pormenores de la práctica. Por tanto, la publicación de “La Palabra manifestada en carne” no significa que la obra de Dios haya llegado al final de una fase, y mucho menos que Su obra de juicio en los últimos días haya alcanzado un final definitivo. Dios todavía tiene muchas palabras por expresar, e incluso una vez que estas se hayan pronunciado no es posible afirmar que toda la obra de gestión de Dios haya concluido. Cuando acabe la obra del universo entero, solo se podrá decir que el plan de gestión de seis mil años ha finalizado. No obstante, en ese momento, ¿seguirá habiendo gente en este universo? Mientras exista la vida, mientras exista la humanidad, la gestión de Dios debe continuar. Cuando se complete el plan de gestión de seis mil años, y mientras existan la humanidad, la vida y este universo, Dios seguirá gestionándolo todo, pero dejará de llamarse plan de gestión de seis mil años. Ahora se denomina la gestión de Dios. Quizá lleve un nombre diferente en el futuro; esa será otra vida para la humanidad y para Dios. No puede afirmarse que Él seguirá usando las palabras actuales para guiar a las personas, ya que tales palabras solo son adecuadas para este tiempo. Por tanto, no definas la obra de Dios en ningún momento. Algunos dicen: “Dios solo provee estas palabras a las personas y nada más; solo puede decir estas palabras”. Esto también es acotar a Dios a cierto alcance. Es como aplicar hoy en día, en la Era del Reino, las palabras pronunciadas en la era de Jesús; ¿sería adecuado? Algunas de ellas se aplicarían y otras tendrían que abolirse; por tanto, no puedes decir que las palabras de Dios nunca pueden abolirse. ¿Las personas definen las cosas de inmediato? En algunos ámbitos sí definen a Dios. Quizás un día leas “La Palabra manifestada en carne” igual que las personas leen la Biblia hoy, sin seguir las huellas de Dios. Este es el momento oportuno de leer “La Palabra manifestada en carne”; quién sabe dentro de cuántos años leerlo sea como mirar un calendario desactualizado, porque en ese momento habrá algo nuevo que sustituya lo viejo. Las necesidades de las personas surgen y se desarrollan según la obra de Dios. En ese momento, la naturaleza humana, así como los instintos y atributos que las personas deberían tener, habrán cambiado de alguna forma. Una vez que este mundo cambie, las necesidades de la humanidad serán diferentes. Algunos preguntan: “¿Hablará Dios más adelante?”. Otros llegarán a la conclusión de que “Dios no podrá hablar, porque cuando la obra de la Era de la Palabra concluya, no se podrá añadir nada más, y cualquier otra palabra será falsa”. ¿No es esto erróneo también? A la humanidad le resulta fácil cometer el error de definir a Dios; las personas tienden a aferrarse al pasado y a definirlo. Claramente, no lo conocen, pero siguen definiendo Su obra con displicencia. ¡Las personas tienen una naturaleza tan arrogante! Siempre desean aferrarse a las viejas nociones del pasado y mantienen las cosas del ayer almacenadas en su corazón. Las usan como su capital, son arrogantes y vanidosas, piensan que lo entienden todo y tienen el descaro de definir la obra de Dios. ¿Acaso al hacer esto no someten a Dios a juicio? Además, las personas no muestran consideración hacia la nueva obra de Dios. Esto muestra que les resulta difícil aceptar cosas nuevas y, sin embargo, siguen definiendo ciegamente a Dios. Son tan arrogantes que carecen de razón, no escuchan a nadie y ni siquiera aceptan Sus palabras. Esa es la naturaleza del hombre: totalmente arrogante y sentenciosa, y sin la más mínima sumisión. Así eran los fariseos cuando condenaron a Jesús. Pensaban: “Aunque estés en lo cierto, no te seguiré; Jehová es el único dios verdadero”. En la actualidad también hay algunos que dicen: “¿Él es cristo? ¡No lo seguiría, aunque realmente lo fuera!”. ¿Existen personas así? Hay muchas personas religiosas que son así. Esto demuestra que el carácter del hombre es demasiado corrupto, que las personas están lejos de la salvación.
A lo largo de los siglos, Moisés y Pedro fueron los únicos santos que realmente conocieron a Dios y a los que Él aprobó; sin embargo, ¿podían entender a Dios? Lo que ellos comprendían también era limitado. Ellos mismos no se atrevían a decir que conocían a Dios. Quienes lo conocen de verdad no lo definen, porque son conscientes de que Él es incalculable e inconmensurable. Los que no lo conocen son aquellos que tienden a definir a Dios y lo que Él tiene y es. Imaginan muchas cosas sobre Él, con facilidad desarrollan nociones sobre todo lo que Dios ha hecho. Así pues, los que creen conocer a Dios son los que más se resisten a Él, y son las personas que están en mayor peligro.
Fragmento 23
Dime, ¿es la verdad que Dios ama al hombre y tiene misericordia con él? (Es la verdad). Entonces, ¿es la verdad que Dios no ama al hombre y que incluso lo maldice y lo condena? (También eso es la verdad). De hecho, ambas afirmaciones son la verdad y son enteramente correctas. Sin embargo, no es sencillo decir: “También es la verdad que Dios no ama al hombre”, y a la gente le cuesta pronunciar tales palabras; solo pueden expresarse cuando uno conoce el carácter de Dios. Cuando ves un acto de amor de Dios, dices: “Dios ama al hombre verdaderamente. Esa es la verdad; eso es obra de Dios”, pero cuando ves que Dios ha hecho algo que no se ajusta a las nociones humanas —como airarse con los fariseos hipócritas o los anticristos y maldecirlos—, piensas: “Dios no ama al hombre; lo aborrece”. Entonces, tienes nociones de Dios y lo niegas. Así que, ¿cuál de esos dos supuestos es la verdad? Hay quienes son incapaces de explicarlo claramente. ¿Cuál es el sentir de las personas? ¿Es mejor que Dios ame al hombre o que no lo ame? Indudablemente, a todas las personas les gusta que Dios ame al hombre, de modo que afirman que el amor de Dios al hombre es la verdad. Sin embargo, no les gusta que Dios no ame al hombre, por eso dicen que no es verdad que Él no lo ame y se niegan a aceptar que “También es la verdad que Dios no ama al hombre”. ¿Cuál es, por tanto, el fundamento que utiliza el hombre para determinar si lo que Dios hace es la verdad o no lo es? Se basa por entero en las nociones y figuraciones humanas. Dios debe obrar de la manera que al hombre le gustaría que obre y si esta no se ajusta a las nociones y figuraciones del hombre, no es la verdad. Si al hombre no le gusta lo que Dios hace, entonces lo que Él hace no es la verdad. ¿Acaso quienes determinan la verdad de tal forma tienen conocimiento de ella? (No lo tienen). ¿Cuáles son las consecuencias de definir a Dios siempre en términos de las nociones humanas? ¿Llevará a someterse a Dios o a resistirlo? Ciertamente, no será a la sumisión a Dios, sino tan solo a la resistencia a Él. ¿Son aquellos que siempre tratan a Dios en función de sus nociones y figuraciones, personas que se someten a Dios? ¿O son personas que se resisten a Él? (Son personas que se resisten a Dios). Es posible comprobar este punto y es apropiado discernirlo de esta manera. Las personas piensan que el amor de Dios por el hombre debe asemejarse a un pastor que acaricia a un cordero, brindándoles calor y placer, y que debe satisfacer sus necesidades físicas y emocionales para que las personas sientan que este es el amor de Dios, ¿no es verdad? (Así lo creen, pero en realidad el juicio, el castigo y la poda de Dios son más beneficiosos para la vida de las personas). ¡Incluso eso es amor de Dios por el hombre! Después de todo este discurso, seguís creyendo que la verdad es el amor de Dios por el hombre, y que Su falta de amor hacia él no es la verdad, ¿no es cierto? (También es la verdad que Dios no ama al hombre). ¿Cómo es que Dios no ama al hombre entonces? ¿Qué sucede con esa falta de amor? Todos sabemos que Dios ama al hombre: Su carácter justo, Su juicio y Su castigo, Su castigo y Su disciplina: todo ello tiene cabida en el amor. De modo que, si Dios no ama al hombre, ¿cuál puede ser el motivo? (Debido a Su carácter justo). ¿Responden el juicio y el castigo a ese carácter justo? (Sí). Si el juicio y el castigo responden a ese carácter justo, ¿es el carácter justo de Dios para con el hombre una manifestación de amor o de falta de él? (Es una manifestación de amor). Habéis comprendido que el amor de Dios por el hombre es Su carácter justo, ¿pero acaso la falta de amor por el hombre no corresponde a ese carácter? (Sí, corresponde). ¿Cómo puede Dios tener un carácter justo y, a la vez, no amar al hombre? Permitidme que os haga otra pregunta: ¿os parece concebible que Dios no ame al hombre? ¿Puede darse semejante circunstancia? (Cuando el hombre comete toda clase de actos malignos y hiere el corazón de Dios, Dios no lo ama). Estás hablando de algo condicional, basado en unos requisitos previos, pero lo que Yo pregunto es ajeno a cualquier presuposición. El amor de Dios por el hombre debe ser, sin duda, la verdad y todo el mundo así lo entiende. Sin embargo, lo que suscita dudas en las personas es que la falta de amor de Dios por el hombre pueda ser la verdad. Si consigues aceptar este punto, podrás aceptar la mayoría de los actos de Dios y evitarás formarte nociones. En lo que a Dios respecta, ¿cuáles son algunas de las manifestaciones de Su falta de amor por el hombre? (Aún no somos conscientes de esto). No lo habéis sentido ni experimentado. ¿Qué palabras conocemos hasta ahora que puedan explicar la falta de amor de Dios por el hombre? Desagrado, aversión, odio y repugnancia; así como abandono y desdén. Esas son, fundamentalmente, las palabras. Todo el mundo entiende esas palabras, ¿pueden equipararse, pues, a la falta de amor? (Sí). Van implícitas en la manifestación de la falta de amor de Dios por el hombre. ¿Pensáis, por tanto, que son la verdad? (Sí, son la verdad). En vuestra opinión, que Dios no ame al hombre requiere una premisa: Dios lleva a cabo actos que carecen de amor por el hombre en el contexto de amar al hombre; esa es la verdad. Supongamos que tal premisa carezca tanto de un elemento de amor como de una base para él, y que entonces Dios haga cosas que carezcan de amor por el hombre, y que se manifiesten en la falta de amor por él. No podréis determinar si la falta de amor de Dios por el hombre es la verdad, ni podréis entender esas cosas plenamente. Es aquí donde reside el quid de la cuestión y, al ser esto así, debemos hablar sobre ello.
¿Pensáis que Dios, en calidad de Señor de todas las cosas creadas, creó al ser humano y, al haberlo hecho, debe ocuparse de las personas, disponiendo lo que deben comer y beber, y gobernando todas sus vidas y sus destinos? (No es así). Es decir, ¿tiene Dios la potestad de ocuparse de ti si así lo desea, y de arrojarte a la muchedumbre o a ciertos entornos si no desea ocuparse de ti, abandonándote a tu suerte? (Sí, la tiene). Dado que forma parte de la potestad de Dios, ¿no es verdad que Dios no se preocupa por el hombre? (Sí, es verdad). Eso se ajusta a la verdad. ¿Cómo cabe decir que esto es la verdad? (Dios es el Señor de toda la creación). En términos de la identidad y el estatus de Dios, y en términos de la diferencia entre Dios y el ser humano, Dios se ocupará de ti si así lo desea y, si no lo desea, no lo hará. Es decir, es apropiado que Dios se ocupe de ti si lo desea, y es razonable que no lo haga. ¿De qué depende tal cosa? Depende de si Dios lo desea o no, y esa es la verdad. Hay quienes dicen: “No, dado que Tú me creaste, debes preocuparte por lo que como y bebo; debes ocuparte de mí durante el resto de mi vida”. ¿Se ajusta eso a la verdad? Eso es irrazonable y está en desacuerdo con la verdad. Si Dios dijera: “Tras haberte creado, te aparto y ya no me ocuparé de ti”, sería potestad del Creador. Debido a que Dios pudo crearte, tiene la potestad de apartarte, ya sea a un lugar bueno o malo. Eso es potestad de Dios. ¿En qué se basa el poder de Dios? En la identidad y el estatus de Dios, de modo que puede ocuparse de ti o no hacerlo, y en ambos casos será la verdad. ¿Por qué digo que es la verdad? Esto es lo que deben entender las personas. Una vez que lo hayas entendido, sabrás quién eres, quién es el Dios en el que crees, y cuál es la diferencia entre tú y Dios. Volvamos a la cuestión de la falta de amor de Dios por el hombre. ¿Debe amar Dios al hombre? (No es así). Dado que no tiene por qué hacerlo, ¿es la verdad que Dios no ama al hombre? (Es la verdad). ¿No aclara eso las cosas? Hablemos ahora de esto: debido a que Satanás corrompió al ser humano y, por tanto, este tiene un carácter satánico y corrupto, si Dios no salva al ser humano y lo lleva a Él, ¿qué clase de relación existe entre el hombre y Dios? (No hay relación alguna). Eso no es cierto; sí que existe una relación. ¿De qué relación se trata entonces? Es una relación hostil. Eres hostil a Dios y la esencia-naturaleza es hostil a la esencia de la Suya. ¿Es razonable, pues, que Dios no te ame? ¿Es razonable que Dios te deteste, te odie y le desagrades? (Sí, es razonable). ¿Por qué es razonable? (Porque no hay nada en nosotros digno del amor de Dios y nuestras actitudes están demasiado corrompidas). Dios es el Creador, y tú eres un ser creado pero, como ser creado, no has seguido a Dios ni has escuchado Sus palabras. En lugar de eso, has seguido a Satanás y te has convertido en el adversario y el enemigo de Dios. Él te ama porque tiene la esencia de la misericordia: se compadece de ti y te salva. Dios tiene esa esencia. Dios tiene misericordia con el ser humano y se preocupa por él. El amor que siente por ti es una revelación de Su esencia, que es una parte de la verdad. Por otro lado, el ser humano no es digno del amor de Dios. Es arrogante, aborrece las cosas positivas, es perverso, despiadado, odia a Dios y se resiste a Él. De modo que, si tenemos en cuenta la esencia de Dios —Su santidad, Su justicia, Su fidelidad y, además, Su autoridad—, ¿cómo puede amar a semejante ser humano? ¿Puede Dios ser compatible con semejante ser humano? ¿Puede amarlo? (No puede). Dado que no puede hacerlo, cuando Dios entra en contacto con las personas y desea salvarlas, ¿de qué forma reacciona? Tan pronto como Dios entra en contacto con las personas, reacciona con desagrado, aborrecimiento y odio, y desdeña a todo aquel que practica el mal gravemente; eso no es amar. ¿Es la verdad, entonces, que Dios no ama al hombre? (Sí, es la verdad). Que Dios no ama al hombre es la verdad. ¿Es cierto que Dios no ama a quienes se resisten a Él? (Sí, es cierto). Esto es justo y razonable, y está determinado por el carácter justo de Dios, de modo que también aquí es la verdad que Dios no ama al hombre. ¿Qué es lo que determina que esto sea la verdad? Lo determina la esencia de Dios.
Dicho todo esto, ¿ama Dios al hombre? (Sí, así es). De hecho, si tomamos en consideración la esencia y la conducta del hombre, este no es digno del amor de Dios, aunque Dios puede amarlo mucho a pesar de eso. ¿Es Dios, en vuestra opinión, la verdad? ¿Es Su esencia santa? (Sí, lo es). Por otro lado, dado que el ser humano es tan abominable y su corrupción es tan profunda, ¿puede Dios amarlo sin cierto odio? Si no existe un cierto grado de odio, una mínima aversión o desagrado, la esencia de Dios queda en entredicho. Dios odia a este ser humano, lo detesta, le repugna y está harto de él, pero aun así puede salvar a las personas, y ese es el genuino amor de Dios, ¡Su esencia misma! El hecho de que Dios no ame al hombre responde a Su esencia, mientras que el hecho de que pueda amarlo también se debe a ella. Ahora que hemos aclarado eso, ¿cuál es la verdad? ¿Que Dios ama al hombre o bien que no lo ama? (Ambas cosas son la verdad). Ya lo hemos zanjado. ¿Puede hacerlo el hombre entonces? Nadie puede hacer tal cosa; nadie es capaz de eso, ni siquiera con respecto a sus propios hijos. Si tu hijo te enfada y apena constantemente, al principio te enfadarás, pero con el paso del tiempo sentirás rechazo; si te causa rechazo durante mucho tiempo, te darás por vencido por completo y, al final, cortarás cualquier lazo con él. ¿Qué es el amor humano? Es algo derivado de los afectos y el parentesco carnal, por lo que es ajeno a la verdad; es el amor que brota de las necesidades carnales y afectivas del hombre. ¿En qué se basa ese amor? Se basa en los afectos, los lazos de sangre y los intereses, y carece del menor asomo de la verdad. ¿A qué se debe entonces la falta de amor en el hombre? Cuando siente odio, aborrecimiento y repugnancia ante quien lo ha apenado, ya pierde el amor; es incapaz de seguir amando. ¿Hasta qué punto pensáis que este ser humano ha apenado a Dios? (Se trata de algo indescriptible). Sí, es del todo indescriptible. ¿Ama Dios entonces al hombre a pesar de eso? Desconoces si Dios ama al hombre, pero Dios te está salvando incluso ahora mismo, siempre obrando y hablando para guiarte y proveerte. No te dará por perdido hasta el último momento, cuando la obra se haya completado. ¿Acaso no es esto amor? (Sí que lo es). ¿Existe un amor parecido dentro del género humano? (No, no lo hay). Cuando las necesidades emocionales de las personas desaparecen, cuando sus lazos carnales quedan cercenados, y cuando ya no existe interés alguno que los vincule, dejan de amar, su amor desaparece y optan por darse por vencidos; por dejar de “invertir”. Se han dado completamente por vencidos. ¿Cómo se expresa el amor esencialmente? Lo hace por medio de cosas prácticas y con el fin de alcanzar resultados. Si estas expresiones de amor no se llevan a cabo, el amor como tal no existirá. Hay quienes afirman que Dios odia al hombre, pero eso no es del todo cierto. Dios te odia, ¿pero le ha llevado eso a hablarte menos? ¿Ha menoscabado eso la verdad que te ofrece? ¿Ha obrado menos por ti? (No, no lo ha hecho). Al afirmar, pues, que Dios te odia, demuestras una falta de conciencia; tus palabras son irrazonables. No es falso que Dios te odie, pero a la vez te ama y ha obrado en ti grandemente. Es un hecho que Dios te odia, ¿pero cuál es el motivo? Si te sometieras a Dios en todo y te volvieses como Job, ¿te odiaría Dios a pesar de todo? Ya no te odiaría; solo sentiría amor por ti. ¿Cómo se manifiesta el amor de Dios? No se asemeja al amor del hombre, que es como tener a alguien entre algodones. Dios no ama a las personas de esa forma: te permite vivir la vida normal de los seres humanos creados; te deja tener conciencia de cómo vivir, de cómo sobrevivir y de cómo adorarlo; cómo ser dueño de todas las cosas y vivir una vida con sentido; y no hacer cosas inútiles ni seguir a Satanás. ¿Acaso el significado del amor de Dios no es algo duradero y de largo alcance? Es de muy largo alcance, y las consecuencias de que Dios haga estas cosas son de una importancia mayúscula y de la mayor trascendencia para todos los seres humanos. Esto es algo que ningún ser humano puede hacer; es algo de un valor inestimable que el hombre no puede obtener a cambio de dinero o alguna cosa material. Verás, hoy día las personas entienden algunas verdades y saben cómo adorar a Dios, ¿pero acaso sabían algo de esto hace veinte o treinta años? (No, lo desconocían). No sabían cuál era el origen de la Biblia; no sabían cuál era el plan de gestión de Dios; no sabían cómo adorar a Dios y vivir de forma válida en calidad de ser creado; no sabían nada de eso. De modo que, si nos proyectamos dentro de veinte años, ¿no será el género humano mucho mejor que vosotros ahora mismo? (Sí, lo será). ¿Cómo se producirá eso? Será por causa de la salvación de Dios y Su amor infinito al hombre. El hombre ha conseguido muchas cosas debido a la paciencia, la tolerancia y la misericordia que Dios demuestra hacia él. De no ser por el gran amor de Dios, el hombre no obtendría nada.
¿Pensáis que Dios ama al hombre? (Sí, lo hace). ¿Y acaso también lo odia? (Sí, así es). ¿De qué manera? En Su corazón, Dios siente desagrado hacia el hombre y aborrece su esencia-naturaleza. Toda persona le desagrada, ¿cómo es posible, pues, que obre en el hombre a pesar de eso? Porque siente amor y quiere salvar a estas personas. ¿Acaso no odia a las personas cuando las salva? Sí, lo hace; el odio y el amor conviven de forma simultánea. Odia, aborrece y siente desagrado; sin embargo, al mismo tiempo obra para lograr la salvación del hombre. ¿Quién pensáis que puede hacer algo semejante? Nadie puede hacer algo parecido. Cuando alguien ve a una persona que le produce desagrado y aborrecimiento, desea perderlo de vista y ya no tiene nada más que decirle. Tal como dicen los no creyentes: “Cuando no hay nada en común, todo lo que se diga es una pérdida de tiempo”. ¿Cuántas palabras ha dirigido Dios al hombre? Demasiadas. ¿Dirías que Dios no ama al hombre? ¿O que no odia al hombre? (No podemos afirmar tal cosa). El odio es un hecho, tal como lo es el amor. Supongamos que dices: “Dios nos odia; no nos acerquemos a Él. No permitamos que Dios nos salve, así evitaremos ser un estorbo constante para Él”. ¿Tiene sentido eso? (No, carece de él). No tienes en cuenta el corazón de Dios, como tampoco entiendes ni conoces a Dios. En lugar de eso, al afirmar tal cosa, te estás rebelando contra Dios y apenándolo. Tienes que entender la razón por la que Dios odia al hombre y cómo lo ama. Hay motivos para el amor y el odio de Dios; cada una de esas cosas tiene un trasfondo y unos principios propios. Si dices: “Dado que Dios me salva, deberá amarme; es imposible que me odie”, ¿será eso una exigencia inaceptable? (Sí, lo será). Aun cuando Dios te odie, no aplaza tu salvación y te ofrece la oportunidad de arrepentirte a pesar de todo. No influye en que sigas comiendo y bebiendo las palabras de Dios o en que lleves a cabo tu deber y sigues disfrutando de Su gracia. ¿Por qué sigues cuestionándolo entonces? Que Dios te odie es de esperar; viene determinado por la esencia de Dios y Él no ha aplazado tu salvación. ¿No deberían las personas saber algo acerca de esta cuestión? (Sí que deberían). ¿Qué deberían saber? Deben conocer el carácter justo de Dios y Su santidad. ¿Cómo podemos conocerlos? ¿Cómo cabe describir que Dios odie tanto a esta humanidad y, sin embargo, pueda salvarla? Como misericordia abundante. Eso es lo que comprende el carácter justo de Dios. Solo Dios puede hacerlo; Satanás es incapaz de ello. Si bien no te odia, te pisotea. Si te odiase, te atormentaría a todas horas, y hasta te privaría permanentemente de la reencarnación y te dejaría hundirte en el decimoctavo círculo del infierno. ¿No es eso lo que hace Satanás? (Sí que lo es). Sin embargo, ¿trata Dios a las personas de esta forma? En modo alguno. Dios ofrece abundantes oportunidades a las personas para que se arrepientan. No temas, pues, que Dios te odie; el odio que te demuestra viene determinado por Su esencia. No te alejes de Dios por el hecho de que te odie y pienses: “No soy digno de la salvación de Dios, así que Él no tiene por qué salvarme; le evitaré cualquier molestia”, y luego te apartes de Él. Esto llevará a Dios a aborrecerte más si cabe, puesto que lo has traicionado y humillado, y has permitido que Satanás se ría de ti. ¿Pensáis que las cosas son así? (En ocasiones, cuando me siento rechazado o bien sufro algunos reveses y fracasos, siento que he apenado a Dios, y que Él ya no me salvará; mi corazón rehúye a Dios). El hecho de que apenes a Dios no es algo temporal; ya apenaste a Dios hace largo tiempo, ¡y más de una vez! Sin embargo, si te das a ti mismo por perdido equivaldrá a dejar que Dios te dé completamente por perdido y ya no te salve, y será entonces cuando lo apenes de verdad. Dios no sentencia a muerte a las personas ni saca conclusiones acerca de ellas por causa de su conducta, ya sea momentánea o durante un cierto periodo; Él no hace nada semejante. ¿Cómo habrás de conocer, por tanto, el carácter de Dios? ¿Cómo pueden arreglarse las nociones e ideas equivocadas del hombre? Desconoces lo que Dios piensa acerca de muchas cosas o cómo hacerlas coincidir con Su carácter justo y Su esencia santa. No lo entiendes, pero solo hay una cosa que debes recordar: con independencia de lo que Dios haga, el hombre está obligado a someterse; el hombre es un ser creado, hecho de barro, y debe someterse a Dios. Ese es el deber, la obligación y la responsabilidad del hombre. Esta es la actitud que deben tener las personas. Una vez que la demuestran, ¿cómo deben tratar a Dios y las cosas que Él hace? Jamás condenes, no sea que agravies el carácter de Dios. Si tienes alguna noción, enmiéndala, pero no condenes a Dios ni las cosas que hace. Si los condenas, estarás acabado: es el equivalente a colocarte en la posición contraria a Dios, sin posibilidad alguna de recibir la salvación. Quizá digas: “No estoy en la posición contraria a Dios, pero sí que le estoy malentendiendo”, o: “Mi corazón alberga pequeñas dudas acerca de Dios; tengo poca fe y demuestro debilidades y sentimientos negativos”. Todas esas cosas son asumibles; se pueden arreglar buscando la verdad; pero no condenes a Dios. Si dices: “Lo que dios ha hecho no está bien. No se corresponde con la verdad, por lo que tengo motivos para dudar, cuestionar y acusar. Me encargaré de difundir eso por todas partes y llevar a los demás a cuestionarle también”, eso causará problemas. La actitud de Dios hacia ti cambiará y, si lo condenas, estarás completamente acabado; hay demasiadas formas en las que Dios puede represaliarte. Las personas, por tanto, no deben oponerse a Dios de forma deliberada. No será demasiado grave que, de forma involuntaria, hagas algo que se resista a Él, puesto que no lo hiciste de forma deliberada ni a propósito, y Dios te ofrece la oportunidad de arrepentirte. Si lo condenas intencionadamente, aun cuando sepas que algo es obra de Dios, e incitas a todo el mundo a rebelarse al unísono, esto también causará problemas. ¿Y cuál será el resultado? Acabarás como los doscientos cincuenta dirigentes que se opusieron a Moisés. Aun sabiendo que se trata de Dios, te atreves a clamar contra Él. Dios no debate contigo: Él es la autoridad; Él abre la tierra para que te trague, y eso es todo. Jamás te verá ni escuchará tus razonamientos. Tal es el carácter de Dios. ¿Qué está manifestando el carácter de Dios en este momento? ¡Manifiesta ira! Las personas no deben clamar, pues, contra Dios ni desatar Su ira bajo ningún concepto; todo el que agravie a Dios se ganará la perdición.
Fragmento 24
Dios ama a la humanidad —es cierto y todo el mundo lo reconoce— así que, ¿de qué manera ama Dios al hombre? (Dios expresa la verdad, provee al hombre de verdad, lo pone en evidencia, lo juzga, lo disciplina, lo pone a prueba y lo refina, permitiéndole entender y alcanzar la verdad). Esto es lo que todos vosotros habéis experimentado y visto. La forma en la que Dios expresa su amor por la humanidad difiere de una era a otra. Cuando el amor de Dios se ajusta a las nociones de la gente, esta puede captarlo y aceptarlo de inmediato. Sin embargo, en ocasiones las nociones de la gente no se corresponden con el amor de Dios y esta se muestra reacia a aceptarlo. ¿Qué aspectos del amor de Dios se contraponen a las nociones de la gente? El juicio y el castigo de Dios, Su condena, Su castigo, Su ira, Sus maldiciones, etc. Nadie está dispuesto a hacerles frente, nadie puede aceptarlos, ni tampoco imaginarían jamás que el amor de Dios puede manifestarse de esa forma. Por lo tanto, ¿de qué manera catalogaba el hombre el amor de Dios originalmente? Originalmente, lo circunscribía a los hechos del Señor Jesús: curar a los enfermos, expulsar demonios, alimentar a cinco mil personas con cinco panes y dos peces, otorgar gracia abundante y buscar a quienes se habían perdido. Conforme a esta delimitación, Dios trata a la humanidad como si fuera un corderito, la acaricia muy suavemente. Para el hombre, el amor de Dios consiste en eso. Por consiguiente, cuando observa a Dios hablar con severidad e impartir juicios y castigos, destrucción y disciplina, esto entra en conflicto con la versión que imagina de Dios y, en consecuencia, desarrolla nociones, se vuelve rebelde e incluso niega a Dios. Si Dios os maldijera, afirmara que os falta humanidad, que no amáis la verdad, que no sois mejores que una bestia salvaje y que no os salvará, ¿qué pensaríais? ¿Que el amor de Dios no es verdadero, que Dios no es amoroso? ¿Perderíais la fe en Él? Algunos dicen: “Dios me juzga y me castiga para salvarme, pero si me maldice no lo aceptaré como mi Dios. Si Dios maldice a alguien, ¿acaso eso no augura su final? ¿No quiere decir que será castigado y que descenderá a los infiernos? Si no hay ningún resultado visible, ¿de qué sirve creer en Dios?”. ¿No es esta una noción distorsionada? Si en el futuro algún día Dios te maldice, ¿aún le seguirás como lo haces ahora? ¿Seguirás cumpliendo con tu deber? Es difícil decirlo. Hay personas que son capaces de perseverar en su deber; hacen hincapié en perseguir la verdad y están preparadas. Otras, en cambio, no persiguen la verdad ni le dan importancia al progreso en la vida, desatienden tales cosas. En lo único que piensan es en recibir recompensas y beneficios y en ser personas útiles en la casa de Dios. Siempre que el tiempo se lo permite, se ponen a recapitular el trabajo que han hecho recientemente, las buenas obras que han realizado para la iglesia, el alto precio que han pagado y las recompensas y coronas que deberían recibir. Ese es el tipo de cosas que recapitulan en su tiempo libre. Cuando Dios maldice a personas como estas, ¿acaso no les resulta escandaloso e inesperado? ¿Corren el riesgo de dejar de creer en Dios de inmediato? ¿Existe esta posibilidad? (Sí). La única actitud que un ser creado debe tener hacia el Creador es la sumisión, una sumisión incondicional. Esto es algo que algunas personas de hoy en día tal vez no puedan aceptar. Esto se debe a que la estatura del hombre es demasiado pequeña y no tiene la realidad-verdad. Si, cuando Dios hace cosas que están en desacuerdo con tus nociones, eres propenso a malinterpretar a Dios, incluso a rebelarte contra Él y traicionarlo, entonces estás lejos de poder someterte a Dios. El hombre, mientras lo provee y riega la palabra de Dios, está de hecho luchando por un solo objetivo, que es en última instancia la capacidad de alcanzar la sumisión incondicional y absoluta a Dios, momento en el cual tú, este ser creado, habrás llegado al nivel requerido. Hay veces en que Dios hace deliberadamente cosas que están en desacuerdo con tus nociones y van en contra de tus deseos, y que hasta pueden estar en desacuerdo con la verdad, no tener consideración hacia ti y no concordar con tus propias preferencias. Tales cosas pueden resultarte difíciles de aceptar, puede que no seas capaz de entenderlas, y da igual cómo las analices, puede que te parezcan incorrectas y no seas capaz de aceptarlas, puede que sientas que Dios no fue razonable al hacerlas pero, de hecho, Dios lo hizo a propósito. Entonces, ¿cuál es el objetivo de Dios al hacer estas cosas? Probarte y revelarte para ver si eres o no capaz de buscar la verdad, si tienes o no verdadera sumisión a Dios. No busques una base para todo lo que Dios hace y pide, y no preguntes por qué. Tratar de razonar con Dios no sirve de nada. Solo tienes que reconocer que Dios es la verdad y ser capaz de una sumisión absoluta. Solo tienes que reconocer que Dios es tu Creador y tu Dios. Esto es más elevado que cualquier razonamiento, más elevado que cualquier sabiduría mundana, más alto que cualquier moral, ética, conocimiento, filosofía o cultura tradicional humanas; más elevado, incluso, que los sentimientos, la justicia y el llamado amor humanos. Es más elevado que todo. Si esto no te queda claro, tarde o temprano llegará un día en el que te ocurra algo y caigas. Cuando menos, te rebelarás contra Dios y caminarás por una senda desviada; si al final eres capaz de arrepentirte y reconocer la belleza de Dios y la importancia en ti de Su obra, entonces todavía tendrás esperanza de salvación, pero si caes por culpa de esto y no eres capaz de volver a levantarte, no te queda esperanza. Ya sea que Dios juzgue, castigue o maldiga a las personas, todo ello es para salvarlas, y no han de tener miedo. ¿Qué deberías temer? Deberías temer que Dios diga: “Te desdeño”. Si Dios dice esto, estás en problemas. Eso significa que Dios no te salvará, que no tienes esperanza de salvación. Por eso, al aceptar la obra de Dios, la gente debe entender las intenciones de Dios. Hagas lo que hagas, no le encuentres tres pies al gato cuando se trata de las palabras de Dios, diciendo: “El juicio y el castigo están bien, pero la condena, la maldición y la destrucción, ¿acaso no significan que todo ha terminado para mí? ¿Qué sentido tiene ser un ser creado? Así que no lo voy a ser, y Tú ya no serás mi Dios”. Si rechazas a Dios y no te mantienes firme en tu testimonio, entonces Dios puede en verdad rechazarte. ¿Sabéis eso? No importa cuánto tiempo la gente haya creído en Dios, no importa cuántos caminos hayan recorrido, cuánto trabajo hayan hecho o cuántos deberes hayan cumplido, todo lo que han hecho durante este tiempo ha sido la preparación para una sola cosa. ¿Qué cosa es esa? Se han estado preparando para al final ofrecerle una sumisión absoluta a Dios, una sumisión incondicional. ¿Qué significa “incondicional”? Significa que no te justificas, y no hablas de tus propias razones objetivas, significa que no hilas fino; no eres digno de esto porque eres un ser creado. Cuando hilas fino con Dios, es que te has equivocado de lugar, y cuando intentas razonar con Él, también confundes tu lugar. No discutas con Dios, no intentes siempre averiguar la razón, no insistas en entender antes de someterte, y en no someterte cuando no entiendes. Cuando haces esto, te equivocas de lugar, en cuyo caso tu sumisión a Dios no es absoluta; es una sumisión relativa y condicionada. Los que condicionan su sumisión a Dios, ¿acaso son personas que se someten realmente a Dios? ¿Tratas a Dios como Dios? ¿Adoras a Dios como el Creador? Si no lo haces, entonces Dios no te reconoce. ¿Qué debes experimentar para alcanzar la sumisión absoluta e incondicional a Dios? ¿Y cómo debes hacerlo? Por un lado, las personas deben aceptar el juicio y el castigo de Dios, y deben aceptar ser podadas. Además, han de aceptar la comisión de Dios, deben perseguir la verdad mientras cumplen con su deber, deben comprender los diversos aspectos de la verdad relacionados con la entrada en la vida y alcanzar la comprensión de las intenciones de Dios. A veces, esto queda por encima del calibre de las personas, y carecen de la facultad de perspicacia para alcanzar el entendimiento de la verdad, y solo pueden entender un poco cuando otros tienen charla con ellos o cuando aprenden lecciones de las diversas situaciones creadas por Dios. Pero debes ser consciente de que has de tener un corazón sumiso a Dios, no debes tratar de razonar con Él o ponerle condiciones; Dios solo hace lo que corresponde, pues Él es el Creador y tú eres un ser creado. Debes tener una actitud de sumisión, y no debes querer saber siempre la razón o hablar de condiciones. Si careces incluso de la más básica actitud de sumisión, y eres incluso propenso a dudar y desconfiar de Dios, o a pensar, en tu corazón: “Tengo que ver si Él realmente me va a salvar y si Dios es realmente justo. Todo el mundo dice que Dios es amor; pues bien, debo comprobar si de verdad hay amor en lo que Dios hace en mí, si realmente se trata de amor”, si examinas constantemente si lo que Dios hace está en consonancia con tus nociones y gustos, o incluso con lo que tú crees que es la verdad, entonces te has equivocado de lugar, y te encuentras en problemas. Es probable que ofendas el carácter de Dios. Las verdades relacionadas con la sumisión son fundamentales, y ninguna verdad se puede explicar completa y claramente en solo un par de frases; todas ellas se relacionan con los diversos estados y la diferente corrupción de las personas. La entrada en la realidad-verdad no puede alcanzarse en uno o dos, o tres o cinco años. Requiere experimentar muchas cosas, experimentar gran parte del juicio y el castigo de las palabras de Dios, además de mucha poda. Tan solo cuando finalmente alcances la capacidad de practicar la verdad, tu búsqueda de la verdad resultará efectiva, y solo entonces poseerás la realidad-verdad. Solo los que la poseen cuentan con verdadera experiencia.
Fragmento 25
Varios años después de que comenzara esta etapa de la obra, hubo un hombre que creía en Dios, pero no perseguía la verdad; solo quería ganar dinero, encontrar una compañera y vivir con riquezas, y por eso se fue de la iglesia. Tras vagar durante años, regresó inesperadamente. Tenía mucho remordimiento en el corazón y derramó multitud de lágrimas. Esto demostraba que su corazón no había dejado a Dios por completo, lo que es bueno: todavía tenía la oportunidad y la esperanza de ser salvado. Si hubiera dejado de creer, si se hubiera vuelto igual que los no creyentes, habría estado completamente acabado. Si se puede arrepentir de verdad, entonces queda esperanza para él. Esto es raro y precioso. Independientemente de cómo actúe Dios en las personas, de cómo las trate, aunque las aborrezca, las deteste o maldiga, si llega un día en el que pueden dar un giro, recibiré un consuelo especial, pues eso significa que siguen teniendo ese pequeño espacio para Dios en su corazón, que no han perdido por completo su razón humana ni su humanidad, que siguen queriendo creer en Dios, y tienen al menos algo de intención de reconocerlo y de volver ante Él. A las personas que de verdad tienen a Dios en sus corazones, independientemente de cuándo dejaran la casa de Dios, si regresan y le siguen teniendo cariño a esta familia, me entrará un poco de apego sentimental y me consolaré con ello. Sin embargo, si nunca regresan, me parecerá una pena. Si pueden volver y arrepentirse sinceramente, entonces Mi corazón estará especialmente lleno de satisfacción y consuelo. El que este hombre siguiera siendo capaz de regresar implica que no había olvidado a Dios; regresó porque en su corazón todavía anhelaba a Dios. Vernos fue muy conmovedor. Cuando se marchó, sin duda era bastante negativo y su situación no era buena, pero ahora ha regresado, lo que demuestra que sigue teniendo fe en Dios. Sin embargo, no se sabe si es capaz de continuar avanzando, ya que las personas cambian con demasiada rapidez. En la Era de la Gracia, Jesús tuvo misericordia y gracia hacia las personas. Si se perdía una oveja de las cien, dejaba a las noventa y nueve y buscaba a esa. Esta línea no representa una acción mecánica ni un precepto, pero muestra la intención urgente de Dios de salvar a la humanidad, además de Su profundo amor por ella. No es una forma de práctica, sino que es una clase de carácter y de mentalidad. Así pues, algunas personas se marchan de la iglesia durante un año o seis meses, o tienen muchas debilidades y malentendidos, y sin embargo su habilidad para despertar a la realidad y ser capaces de tener conocimiento, de dar un giro y volver al camino correcto me hace sentir especialmente reconfortado, y me causa un pequeño disfrute. En este mundo de alegría y esplendor, en esta era malvada, ser capaz de reconocer a Dios y tomar de nuevo el camino correcto es algo que realmente consuela y entusiasma. Por ejemplo, si crías niños, independientemente de que sean buenos hijos o no, ¿cómo te sentirías si no te reconocieran y se fueran de casa para no volver? En el fondo, siempre te seguirías preocupando por ellos, siempre preguntándote: “¿Cuándo volverá mi hijo? Me gustaría verlo. Es mi hijo después de todo, por algo lo he criado y amado”. Siempre has pensado de esta forma, has anhelado que ese día vuelva. Todo el mundo piensa igual al respecto, por no hablar de Dios, ¿no es la Suya una esperanza aún mayor de que el hombre encuentre el camino de vuelta después de haberse desviado, de que el hijo pródigo regrese? Hoy en día, las personas tienen una estatura pequeña, pero llegará el día en que entiendan la intención de Dios, a no ser que no tengan ninguna inclinación hacia la verdadera fe, a menos que sean los incrédulos, en cuyo caso a Dios no le preocupan en absoluto.
Fragmento 26
Hay distintos tipos de personas y se diferencian por la clase de espíritu que tienen. Algunas tienen un espíritu humano y son aquellas a las que Dios ha predestinado y elegido. Otras no tienen un espíritu humano; son demonios que se han colado con engaños. Aquellas a quienes Dios no predestinó ni eligió no se pueden salvar aunque se las hayan arreglado para colarse en la casa de Dios y, a la larga, se las revelará y descartará. El que las personas sean capaces de aceptar la obra de Dios, y tras aceptarla, qué clase de senda tomen y que puedan o no transformarse depende de su espíritu y naturaleza interiores. Algunas personas no pueden evitar descarriarse; su espíritu determina que sean así y no puedan transformarse. En algunas, el Espíritu Santo no obra porque no van por la senda correcta; sin embargo, si pudieran cambiar, el Espíritu Santo todavía podría obrar. Si no lo hacen, todo habrá terminado para ellas. Se dan todo tipo de situaciones, pero Dios es justo al tratar a cada persona. ¿Cómo conocen y captan las personas el carácter justo de Dios? Los justos reciben Sus bendiciones y los malvados Su maldición. Esta es la justicia de Dios. Dios premia el bien y castiga el mal y recompensa a cada hombre según sus actos. Esto es correcto, pero en este momento hay algunos sucesos que no concuerdan con las nociones humanas, en concreto que existen aquellos que creen en Dios y lo adoran, pero mueren o reciben Sus maldiciones, u otros a los que Dios nunca ha bendecido o prestado atención; por más que lo adoran, Él los ignora. Hay muchas personas malvadas a quienes Dios no bendice ni castiga, pero son ricas, tienen mucha descendencia y todo les va bien; tienen éxito en todo. ¿Esta es la justicia de Dios? Alguna gente dice: “Adoramos a Dios, y sin embargo no contamos con Sus bendiciones, mientras que las personas malvadas que no lo adoran e incluso se resisten a Él viven mejor y con mayor prosperidad que nosotros. ¡Dios no es justo!”. ¿Qué os demuestra esto? Os acabo de dar dos ejemplos. ¿Cuál de ellos apela a la justicia de Dios? Algunos dicen: “¡Ambos son manifestaciones de la justicia de Dios!”. ¿Por qué afirman esto? Existen principios en las acciones de Dios, solo que la gente no puede verlos claramente, y al no poder hacerlo, no pueden decir que Dios no es justo. El hombre solo puede ver lo que está en la superficie; no puede percibir las cosas tal y como son. Por lo tanto, lo que Dios hace es justo, aunque no coincida con las nociones e imaginaciones del hombre. Hay muchas personas que se quejan constantemente de que Dios no es justo. Esto se debe a que no entienden la situación tal y como es. Es fácil que se equivoquen si siempre mira las cosas a la luz de sus nociones e imaginaciones. El conocimiento de las personas existe entre sus propios pensamientos y puntos de vista, en sus ideas de transacciones o dentro de sus perspectivas sobre el bien y el mal, sobre lo correcto y lo incorrecto, o sobre la lógica. Cuando alguien ve las cosas desde tales perspectivas, resulta fácil que malinterprete a Dios y dé lugar a nociones, y esa persona se resistirá y se quejará de Él. Hubo una vez un pobre que solo sabía adorar a Dios, pero Él lo ignoraba y no le daba Su bendición. Tal vez estéis pensando: “Aunque Dios no lo bendijera en esta vida, sin duda lo bendecirá en la eternidad y se lo recompensará diez mil veces. ¿No haría eso a Dios justo? Un hombre rico disfruta de bendiciones multiplicadas por cien en esta vida, y en la eternidad se topa con la destrucción. ¿Acaso no es esa también la justicia de Dios?”. ¿Cómo se debe entender la justicia de Dios? Tomemos como ejemplo la comprensión de Su obra. Si Dios la hubiera concluido tras completarla en la Era de la Gracia y no hubiera realizado la obra de juicio en los últimos días, ni tampoco hubiera salvado a conciencia a la humanidad, lo que la habría conducido a su total exterminio, ¿se podría considerar que Dios posee amor y justicia? Si aquellos que lo adoran fueran arrojados al lago de fuego y azufre, mientras que a los que no adoran a Dios y ni siquiera saben que existe se les permitiera sobrevivir, ¿qué se debería pensar respecto a eso? Cuando hablamos en el contexto de la doctrina, la gente suele decir que Dios es justo, pero si alguien se enfrenta a este tipo de situación, puede que sea incapaz de tener un discernimiento adecuado e incluso se queje de Dios y juzgue que es injusto.
La justicia y el amor de Dios se deben entender en profundidad y se han de explicar y captar a partir de las palabras de Dios y la verdad. Para conocer realmente el amor y la justicia de Dios, uno debe además vivir una experiencia real y alcanzar el esclarecimiento de Dios. La valoración de Su amor y Su justicia no debe basarse en las propias nociones e imaginaciones. Según las nociones humanas, se recompensa el bien y se castiga el mal, se recompensa a los buenos con el bien y a los malvados con el mal, y aquellos que no hacen el mal deberían ser recompensados con el bien y recibir bendiciones. Se diría que en todos los casos en que las personas no hacen el mal, deberían ser recompensadas con el bien; solo eso es la justicia de Dios. ¿Acaso no es esta la noción que tienen? Pero ¿y si no consiguen que se le recompense con el bien? ¿Dirías entonces que Dios no es justo? Por ejemplo, en los tiempos de Noé, Dios le dijo: “He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos; y he aquí, voy a destruirlos juntamente con la tierra” (Génesis 6:13). Entonces le ordenó a Noé que construyera el arca. Después de que Noé aceptara la comisión de Dios y construyera el arca, una enorme tromba de agua cayó sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, el mundo entero quedó sumergido bajo las inundaciones y, con la excepción de Noé y los siete miembros de su familia, Dios destruyó a todos los humanos de su era. ¿Qué opinas de esto? ¿Dirías que Dios no es amoroso? Para el hombre, por muy corrupta que sea la humanidad, si Dios la destruye, eso significa que Él no es amoroso; ¿tiene razón al tener esta creencia? ¿Acaso no es absurda? Dios no amaba a aquellos a los que destruyó, pero ¿puedes decir con honestidad que no amaba a aquellos que sobrevivieron y lograron Su salvación? Pedro amaba a Dios hasta lo más profundo y Dios amaba a Pedro, ¿de verdad puedes decir que Dios no es amoroso? Dios ama a los que de veras lo aman, y odia y maldice a los que se oponen a Él y se niegan a arrepentirse. Dios posee tanto amor como odio, esa es la verdad. No se debe encasillar o juzgar a Dios según las nociones e imaginaciones de la humanidad, porque estas son sus formas de contemplar las cosas y en absoluto poseen ninguna verdad. A Dios hay que conocerlo por Su postura ante el hombre, por Su carácter y esencia. En absoluto se debe tratar de definir qué esencia tiene Dios a partir del aspecto externo de las cosas que Él hace y aborda. La humanidad está profundamente corrompida por Satanás; no conoce la esencia-naturaleza de la humanidad corrupta, y mucho menos lo que la humanidad corrupta es ante Dios, ni cómo se la debe tratar conforme a Su carácter justo. Mira a Job, era un hombre justo y Dios lo bendijo. Esto fue la justicia de Dios. Satanás hizo una apuesta con Jehová: “¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No has hecho tú una valla alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene, por todos lados? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus posesiones han aumentado en la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, verás si no te maldice en tu misma cara” (Job 1:9-11). Jehová Dios dijo: “Todo lo que tiene está en tu poder; pero no extiendas tu mano sobre él” (Job 1:12). Así que Satanás fue donde Job y lo atacó y lo tentó, y Job se enfrentó a pruebas. Se le desposeyó de todo lo que tenía, de sus hijos y sus propiedades, y se le llenó el cuerpo de úlceras. Entonces, ¿contenían las pruebas de Job el carácter justo de Dios? No se puede decir con claridad, ¿cierto? Incluso si eres una persona justa, Dios tiene derecho a someterte a pruebas y permitirte dar testimonio. El carácter de Dios es justo; Él trata a todos por igual. No es que las personas justas no necesiten someterse a pruebas, aunque puedan soportarlas, o que entonces deban ser protegidas; ese no es el caso. Dios tiene derecho a hacer que las personas justas pasen por pruebas. Tal es la revelación del carácter justo de Dios. Finalmente, cuando Job terminó de pasar por las pruebas y de dar testimonio de Jehová, este lo bendijo todavía más que antes, incluso mejor que antes, y le dio el doble de bendiciones. Además, Jehová se le apareció y le habló desde el viento, y Job lo vio como si lo tuviera delante. Fue una bendición que le concedió Dios. Fue la justicia de Dios. Si cuando Job terminó de pasar por las pruebas y Jehová contempló que Job había dado testimonio de Él en presencia de Satanás y lo avergonzó, Jehová se hubiera dado entonces la vuelta para marcharse, ignorándolo, y Job después no hubiera recibido bendiciones, ¿tendría esto la justicia de Dios? No importa que Job fuera bendecido o no después de las pruebas, o que Jehová se le apareciera o no; todo esto contiene la benevolencia de Dios. Tanto aparecer ante Job como no hacerlo, ambas cosas habrían sido la justicia de Dios. ¿En qué te basas tú, un ser creado, para imponer exigencias a Dios? La gente no está cualificada para imponer exigencias a Dios. No hay nada más irracional que imponer exigencias a Dios. Él hará lo que deba hacer y Su carácter es justo. La justicia no es en modo alguno justa ni razonable; no se trata de igualitarismo, de concederte lo que merezcas en función de cuánto hayas trabajado, de pagarte por el trabajo que hayas hecho ni de darte lo que merezcas a tenor de tu esfuerzo, esto no es justicia, es simplemente ser imparcial y razonable. Muy pocas personas son capaces de conocer el carácter justo de Dios. Supongamos que Dios hubiera eliminado a Job después de que este diera testimonio de Él: ¿Sería esto justo? De hecho, lo sería. ¿Por qué se denomina justicia a esto? ¿Cómo ve la gente la justicia? Si algo concuerda con las nociones de la gente, a esta le resulta muy fácil decir que Dios es justo; sin embargo, si considera que no concuerda con sus nociones —si es algo que no comprende—, le resultará difícil decir que Dios es justo. Si Dios hubiera destruido a Job en aquel entonces, la gente no habría dicho que Él era justo. En realidad, no obstante, tanto si la gente ha sido corrompida como si no, y si lo ha sido profundamente, ¿tiene que justificarse Dios cuando la destruye? ¿Debe explicar a las personas en qué se basa para hacerlo? ¿Debe Dios decirle a la gente las reglas que Él ha ordenado? No hay necesidad de ello. A ojos de Dios, alguien que es corrupto y que es susceptible de oponerse a Dios no tiene ningún valor; cómo lo maneje Dios siempre estará bien, y todo está dispuesto por Él. Si fueras desagradable a ojos de Dios, si dijera que no le resultas útil tras tu testimonio y, por consiguiente, te destruyera, ¿sería esta también Su justicia? Lo sería. Tal vez no sepas reconocerlo ahora mismo a partir de la realidad, pero debes entenderlo en doctrina. ¿Qué opináis? ¿Es la destrucción de Satanás a manos de Dios una expresión de Su justicia? (Sí). ¿Y si Él permitiera que Satanás perdurara? No os atrevéis a decir nada, ¿verdad? La esencia de Dios es la justicia. Aunque no es fácil comprender lo que hace, todo cuanto hace es justo, solo que la gente no lo entiende. Cuando Dios entregó a Pedro a Satanás, ¿cómo respondió Pedro? “La humanidad es incapaz de comprender lo que haces, pero todo cuanto haces tiene Tu benevolencia; en todo ello hay justicia. ¿Cómo sería posible que no alabara Tu sabiduría y Tus obras?”. Ahora debes ver que la razón por la que Dios no destruye a Satanás durante la época de Su salvación del hombre es que los seres humanos puedan ver con claridad cómo Satanás los ha corrompido y hasta qué punto lo ha hecho, y cómo Dios los purifica y los salva. En última instancia, cuando la gente haya comprendido la verdad y haya visto claramente el odioso semblante de Satanás, y haya contemplado el monstruoso pecado de la corrupción de Satanás sobre ellos, Dios destruirá a Satanás, mostrándoles Su justicia. El momento en que Dios destruye a Satanás rebosa del carácter y la sabiduría de Dios. Todo cuanto Él hace es justo. Aunque los humanos no sean capaces de percibir la justicia de Dios, no deben juzgarlo a su antojo. Si alguna cosa que haga les parece irracional o tienen nociones al respecto y por eso dicen que no es justo, están siendo completamente irracionales. Tú ya ves que a Pedro le parecían incomprensibles algunas cosas, pero estaba seguro de que la sabiduría de Dios estaba presente y que esas cosas albergaban Su benevolencia. Los seres humanos no pueden comprenderlo todo; hay muchísimas cosas que no pueden entender. Por lo tanto, no es fácil conocer el carácter de Dios. A pesar de que sean muchos los que creen en Dios en el mundo religioso, pocos son capaces de conocer Su carácter. Cuando algunos intentaron difundir el evangelio y hacer leer las palabras de Dios a las personas religiosas, estas no solo no buscaron ni investigaron, sino que incluso quemaron libros de las palabras de Dios y fueron castigadas. Otras se creyeron los rumores, blasfemaron contra Dios y fueron castigadas. Hay muchos ejemplos, innumerables de hecho, en los que suceden este tipo de cosas. Algunos nuevos creyentes son arrogantes y altivos, así que no aceptan esto cuando lo oyen, les surgen nociones. Dios ve que eres necio e ignorante y te ignora, pero llegará el día en que te haga entender. Si has seguido a Dios durante muchos años y todavía te comportas de este modo, aferrándote a tus nociones aunque sean muchas, no solo sin buscar la verdad para resolver los problemas, sino además difundiendo tus nociones por todas partes y burlándote y satirizando la casa de Dios, debes recibir tu castigo. En algunos casos, puede que Dios te perdone, dado que solo eras necio e ignorante, pero si sabes que no es así y sigues actuando de esa manera deliberadamente, negándote a escuchar a pesar de los consejos que se te dan, entonces Dios debería castigarte. Solo sabes que Dios tiene un lado tolerante, pero no olvides que también tiene uno inofendible, que es Su carácter justo.
Fragmento 27
“La blasfemia y la calumnia contra Dios son pecados que no se perdonarán en esta vida ni en el mundo venidero, y aquellos que los cometan nunca se reencarnarán”. Eso significa que el carácter de Dios no tolera ofensa del hombre. Sin duda, es cierto que la blasfemia y la calumnia contra Dios no se perdonarán en esta vida ni en el mundo venidero. La blasfemia contra Dios, sea o no intencionada, es algo que ofende a Su carácter, y decir palabras blasfemas contra Dios, por la razón que sea, sin duda va a recibir condena. Sin embargo, hay quienes dicen palabras condenables y blasfemas en situaciones en las que no entienden esto, o cuando otros les han desorientado, controlado y reprimido. Tras decir estas palabras, se sienten incómodos, como si les hubieran acusado, y albergan muchos remordimientos. Después, preparan suficientes buenas obras al tiempo que adquieren conocimiento y cambian en este sentido, por lo que Dios ya no recuerda sus transgresiones anteriores. Debéis conocer con precisión las palabras de Dios y no aplicarlas con arbitrariedad, según vuestras nociones y figuraciones. Debéis entender a quién van dirigidas Sus palabras y en qué contexto habla. No debéis aplicar arbitrariamente las palabras de Dios ni definirlas de un modo casual. Aquellos que no saben experimentar no hacen introspección acerca de nada y no se comparan a sí mismos con las palabras de Dios. En cambio, los que han tenido algunas experiencias y poseen algo de percepción tienden a ser hipersensibles, comparándose arbitrariamente con las palabras de Dios cuando leen sobre Sus maldiciones o sobre cómo detesta y descarta a las personas. No entienden las palabras de Dios y siempre lo malinterpretan. Algunos no han leído las palabras actuales de Dios ni han investigado Su obra actual, y mucho menos han obtenido el esclarecimiento del Espíritu Santo. Hablaron poniendo en tela de juicio a Dios, y luego alguien les difundió el evangelio, el cual aceptaron. Después de eso, lamentan lo que hicieron y están dispuestos a arrepentirse, en cuyo caso veremos cómo serán sus conductas y manifestaciones de ahí en adelante. Si su conducta es muy deficiente desde que empiezan a creer y empeoran las cosas pensando: “Bueno, yo ya dije palabras blasfemas, calumniosas y sentenciosas de Dios, y si Él condena a esta clase de personas, mi búsqueda resultará inútil”, están acabados. Se han abandonado a la desesperación y han cavado su propia tumba.
La mayoría de la gente ha transgredido y se ha mancillado de determinadas maneras. Por ejemplo, algunas personas se han resistido a Dios y han dicho cosas blasfemas; otras han rechazado la comisión de Dios y no han cumplido con su deber, y Dios las ha despreciado; algunas personas han traicionado a Dios cuando se han enfrentado a las tentaciones; algunas lo han traicionado firmando las “Tres cartas” cuando estaban arrestadas; algunas han robado ofrendas; otros han despilfarrado las ofrendas; algunos han perturbado a menudo la vida de iglesia y han causado daño al pueblo escogido de Dios; algunos han formado camarillas y han maltratado a otros, dejando la iglesia hecha un desastre; algunos han difundido a menudo nociones y muerte, perjudicando a los hermanos y hermanas; y otros se han dedicado a la fornicación y la promiscuidad, y han sido una terrible influencia. Baste decir que todos tienen sus transgresiones y manchas. Sin embargo, algunas personas son capaces de aceptar la verdad y arrepentirse, mientras que otras no pueden y morirían antes de arrepentirse. Por tanto, se debe tratar a las personas de acuerdo con su esencia-naturaleza y con la consistencia de su comportamiento. Los que son capaces de arrepentirse son aquellos que creen realmente en Dios; pero en cuanto a los que no se arrepienten de veras, a aquellos que deben ser apartados y expulsados, eso precisamente es lo que va a sucederles. Algunas personas son malvadas, otras son ignorantes o necias y otras son bestias. Todo el mundo es diferente. Algunos malvados están poseídos por espíritus malvados, mientras que otros son lacayos de Satanás y los diablos. Algunos son especialmente siniestros por naturaleza, mientras que hay quienes son deshonestos, otros son avariciosos respecto al dinero y algunos disfrutan con la promiscuidad sexual. Cada persona tiene un comportamiento diferente, por lo que hay que considerar a todas las personas de forma integral, de acuerdo con su naturaleza y sus comportamientos habituales. Según los instintos de la carne mortal del hombre, toda persona tiene libre albedrio, sea quien sea. Puede pensar sobre las cosas según las nociones del hombre, y no posee la facultad de penetrar directamente en el reino espiritual ni modo alguno de conocer su verdad. Por ejemplo, cuando crees en el Dios verdadero y quieres aceptar esta etapa de Su nueva obra, pero no ha venido nadie a difundirte el evangelio y solo la obra del Espíritu Santo te está esclareciendo y guiando a alguna parte, entonces tu conocimiento es muy limitado. Es imposible que sepas qué obra está haciendo Dios ahora y qué conseguirá en el futuro. La gente no es capaz de entender a Dios, no tiene la facultad de hacerlo. Tampoco tiene la facultad de comprender directamente el reino espiritual ni entender en profundidad la obra de Dios, y mucho menos puede servirle por voluntad propia, igual que un ángel. A menos que Dios primero conquiste, salve y reforme a las personas mediante Sus palabras, o las riegue y las supla con las verdades que Él expresa, estas no podrán aceptar la nueva obra, alcanzar la verdad y vida ni llegar a conocer a Dios. Si Él no realiza esta obra, en su interior no tendrán nada de esto. Es algo que viene determinado por su instinto. Así, algunos se resisten o se rebelan, lo que provoca la ira y el odio de Dios, pero Él trata cada caso de manera diferente, trata con cada uno de ellos por separado, según el instinto del hombre. Cualquier obra que realice Dios es apropiada. Él sabe qué hacer y cómo hacerlo, y no cabe duda de que no va a obligar a nadie a hacer nada que no le permita su instinto. El manejo que hace Dios de cada persona se basa en las situaciones reales de las circunstancias y el trasfondo de esta en ese determinado momento, así como en las acciones y el comportamiento de esa persona y en su esencia-naturaleza. Dios nunca se equivoca con nadie. Esta es una faceta de la justicia de Dios. Por ejemplo, Eva fue seducida por la serpiente para que comiera el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, pero Jehová no le recriminó, al decirle: “Te dije que no lo comieras, ¿por qué lo hiciste igualmente? Deberías haber tenido discernimiento, deberías haber sabido que la serpiente solo te habló para seducirte”. Jehová no reprendió así a Eva. Como los seres humanos son creación de Dios, Él sabe cuáles son sus instintos y de lo que son capaces esos instintos, hasta qué punto las personas pueden controlarse a sí mismas y hasta dónde pueden llegar. Dios sabe todo esto con bastante claridad. El manejo que Dios hace de una persona no es tan sencillo como la gente se imagina. Cuando Su actitud hacia cierta persona es de aversión o repulsión, o cuando se trata de lo que esta persona dice en un contexto determinado, Él tiene un buen conocimiento de sus estados. Esto se debe a que Dios escruta el corazón y la esencia del hombre. La gente siempre piensa: “Dios solo tiene Su divinidad. Él es justo y no admite ofensas del hombre. Él no considera las dificultades del hombre ni se pone en el lugar de la gente. Si una persona se resiste a Dios, Él la castigará”. Las cosas no son así en absoluto. Si así es como alguien entiende Su justicia, Su obra y Su tratamiento de las personas, está gravemente equivocado. La determinación de Dios del desenlace de cada persona no se basa en las nociones y figuraciones del hombre, sino en el carácter justo de Dios. Él retribuirá a cada persona según lo que haya hecho. Dios es justo, y tarde o temprano se encargará de que todas las personas queden convencidas, de principio a fin.