La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber

Hay muchas personas que sienten que son deficientes tras cumplir con su deber y que no poseen la realidad-verdad, por lo cual siempre se exigen escuchar más sermones y quieren que los líderes y obreros celebren más reuniones, como si eso fuera lo único que pudiera otorgarles la entrada y la madurez en la vida. Si pasan un tiempo sin asistir a una reunión o a un sermón, sienten que su corazón está vacío y desolado, como si no tuvieran nada. En su interior, es como si solo las reuniones y los sermones diarios pudieran otorgarles entrada en la vida o permitirles desarrollar la madurez espiritual. En realidad, esta forma de pensar es totalmente incorrecta. Quienes creen en Dios y lo siguen deben cumplir con el deber; solo así pueden adquirir experiencia vital. Si dices que crees en Dios sinceramente, pero no quieres cumplir con tu deber, ¿dónde está la sinceridad en tu fe en Dios? Aquellos que cumplen sinceramente con su deber son quienes tienen fe. Los que tienen fe son los únicos que se atreven a dedicar su vida a Dios y están dispuestos a descartarlo todo por esforzarse para Él. Este tipo de personas experimentan la obra del Espíritu Santo mientras cumplen con el deber; el Espíritu Santo las esclarece, las guía y las disciplina. Todo eso produce experiencia vivencial. Así pues, la entrada en la vida comienza por cumplir formalmente con el propio deber.

Si la gente es apática en el cumplimiento de su deber, o si siempre está atolondrada, ¿de qué clase de actitud creéis que se trata? ¿No es solo actuar por inercia? ¿Es esa la actitud que vosotros tenéis hacia vuestro deber? ¿Se trata de un problema de aptitud o de carácter? Todos vosotros deberíais tenerlo claro. ¿Por qué la gente es superficial cuando cumple con el deber? ¿Por qué no es leal cuando hace cosas para Dios? ¿Posee siquiera razón o conciencia? Si de veras posees conciencia y razón, cuando hagas cosas, pondrás un poco más de corazón en ellas, así como un poco más de amabilidad, responsabilidad y consideración, y podrás poner más esfuerzo. Cuando puedas poner más esfuerzo, mejorarán los resultados de los deberes que lleves a cabo. Tus resultados serán mejores y esto satisfará tanto a otras personas como a Dios. ¡Debes poner el corazón en ello! No puedes estar distraído, como si estuvieras trabajando en el mundo secular y solo ganaras dinero en función del tiempo dedicado. Si tienes esa clase de actitud, estás en problemas. No es posible que cumplas bien con el deber. ¿Qué tipo de humanidad es esa? ¿La gente sin conciencia tiene humanidad? No. Si dices que tienes humanidad y quieres poner en práctica la verdad y cumplir bien con el deber, deberías dedicar más esfuerzo a él y volcar más el corazón en ello. Afirmas tener conciencia, pero jamás vuelcas tu corazón en el deber. ¿Está teniendo efecto tu conciencia? Debes tener buen corazón. Deberíais pensar sobre estas cosas a menudo; debéis entenderlas todas. Hacer las cosas por inercia al llevar a cabo tu deber es un tabú importante. Si siempre haces las cosas por inercia al cumplir con el deber, no hay forma de que lo hagas con un nivel aceptable. Si quieres cumplir fielmente con tu deber, primero debes corregir tu problema de actuar por inercia. Deberías tomar medidas para subsanar la situación en cuanto la notes. Si estás atolondrado, nunca eres capaz de notar los problemas, siempre actúas por inercia y haces las cosas de manera superficial, entonces, no tendrás forma de cumplir bien con el deber. Por tanto, siempre debes volcar el corazón en él. ¡Ha sido muy difícil que la gente se topara con esta oportunidad! Cuando Dios les da una oportunidad ellos no la aprovechan, y entonces esa oportunidad se pierde. Incluso si desean buscarla más tarde, puede que no vuelva a presentarse. La obra de Dios no espera a nadie, como tampoco esperan las oportunidades para cumplir con el propio deber. Hay gente que dice: “Antes no cumplía bien mi deber, pero ahora sigo queriendo cumplirlo. Solo debo volver a intentarlo”. Es maravilloso tener esta clase de determinación, pero debes tener claro cómo cumplir bien con tu deber, y debes esforzarte por alcanzar la verdad. Solo quienes comprenden la verdad pueden cumplir bien con el deber. Aquellos que no comprenden la verdad no están cualificados siquiera para contribuir con mano de obra. Cuanto más clara tengas la verdad, más eficaz te volverás en el deber. Si puedes ver este asunto tal como es, entonces, te esforzarás por alcanzar la verdad, y tienes esperanzas de cumplir bien con el deber. En la actualidad no hay muchas oportunidades para cumplir con un deber, así que debes aprovecharlas cuando puedas. Es precisamente cuando te enfrentas a un deber que debes esforzarte, entonces es cuando debes ofrecerte, gastarte por Dios, y cuando se te requiere que pagues el precio. No te guardes nada, no albergues ningún plan, no dejes ningún margen de maniobra, no te concedas una salida. Si dejas margen, eres calculador o astuto y traicionero, acabarás por hacer un trabajo deficiente. Supón que dices: “Nadie me ha visto actuar con astucia. ¡Qué bien!”. ¿Qué manera de pensar es esta? ¿Crees haber engañado a la gente y también a Dios? En realidad, no obstante, ¿sabe Dios lo que has hecho o no? Él lo sabe. De hecho, cualquiera que se relacione contigo durante un tiempo conocerá tu corrupción y vileza, y aunque no lo diga abiertamente, guardará sus valoraciones sobre ti en su corazón. Muchos han sido los desenmascarados y descartados porque tantos otros llegaron a comprenderlos. En cuanto otros desentrañaron su esencia, desenmascararon a esas personas por lo que eran y las expulsaron. Por lo tanto, persigan o no la verdad, las personas deben cumplir bien con su deber, lo mejor que puedan; deben emplear su conciencia para hacer cosas prácticas. Puede que tengas defectos, pero si puedes ser efectivo al cumplir tu deber, no serás descartado. Si siempre piensas que estás bien, que con seguridad no serás descartado, si sigues sin reflexionar ni tratar de conocerte a ti mismo, e ignoras tus tareas pertinentes, si siempre eres superficial, entonces, cuando el pueblo escogido de Dios se quede sin tolerancia hacia ti, te expondrá por lo que eres, y es muy probable que seas descartado. La razón es que todos te han calado y has perdido tu dignidad e integridad. Si nadie confía en ti, ¿acaso podría hacerlo Dios? Él escruta lo más profundo del corazón del hombre: no puede confiar en absoluto en una persona así. Si alguien es una persona indigna de confianza, en ninguna circunstancia le confíes una tarea. Si no sabes cómo es una persona, o si solo has escuchado que otra gente dice que esa persona está bien en lo que hace, pero por dentro tú no estás cien por ciento seguro, entonces, lo único que puedes hacer es asignarle en primer lugar una tarea menor, nada importante. Si realiza algunas tareas menores bien, entonces puedes asignarle una tarea normal. Y solo si tiene éxito con esa tarea debes asignarle otra importante. Si lo hace mal con la tarea normal, no es una persona digna de confianza. Ya sea la tarea grande o pequeña, no se le puede confiar. Si notas que alguien es amable y responsable, jamás ha actuado por inercia, trata las tareas que los demás le han confiado como propias, tiene consideración por cada aspecto de la tarea, piensa en tus necesidades, tiene en cuenta todos los aspectos, es muy meticuloso y aborda las cosas de la manera correcta, con lo cual hace que estés especialmente satisfecho con su trabajo, entonces, ese es el tipo de persona que es digna de confianza. La gente digna de confianza es la que tiene humanidad, y la gente que tiene humanidad posee conciencia y razón, y debería resultarle muy fácil cumplir bien con su deber, pues lo trata como su obligación. Las personas sin conciencia o razón de seguro cumplirán con su deber de manera pobre y no tienen sentido de la responsabilidad hacia el deber, sea cual sea. Otros tienen siempre que preocuparse de ellas, supervisarlas y preguntarles acerca de su progreso; si no, las cosas pueden desviarse mientras cumplen con su deber, y pueden acabar mal cuando desempeñan una tarea, lo que sería un problema mayor de lo que amerita. En resumen, las personas siempre necesitan examinarse a sí mismas cuando cumplen con sus deberes: “¿He llevado a cabo este deber adecuadamente? ¿He puesto en ello mi corazón? ¿O solo he salido del paso?”. Si eres siempre superficial, estás en peligro. Cuanto menos, significa que no tienes credibilidad y que la gente no puede confiar en ti. Lo que es más grave, cuando actúas por inercia al desempeñar tu deber, y si siempre engañas a Dios, entonces, ¡estás en grave peligro! ¿Cuáles son las consecuencias de ser astuto a sabiendas? Todo el mundo puede ver que estás trasgrediendo a sabiendas, que vives solo acorde a tu propio carácter corrupto, que eres ante todo superficial, que no practicas la verdad en absoluto, ¡lo que implica que careces de humanidad! Si esto se manifiesta en todo tu ser, si evitas los errores más graves pero no paras de cometer otros más pequeños, y no te arrepientes en ningún momento, entonces eres una persona malvada, un incrédulo, y se te debería echar. Tales consecuencias son atroces, quedas totalmente en evidencia y eres descartado como un incrédulo y una persona malvada.

Cualquier deber que cumplas implica entrar en la vida. Ya sea que tu deber sea bastante habitual o impredecible, aburrido o animado, siempre debes lograr la entrada en la vida. Los deberes de algunas personas son bastante monótonos; hacen lo mismo todos los días. Sin embargo, al llevarlos a cabo, los estados que revelan estas personas no son tan homogéneos. En ocasiones, cuando están de buen humor, son un poco más diligentes y trabajan mejor. Otras veces, por alguna influencia desconocida, su corrupto carácter satánico les provoca una malicia que les acarrea opiniones incorrectas, un mal estado y mal humor, lo que hace que cumplan con el deber de manera superficial. El estado interno de las personas cambia constantemente; puede hacerlo en cualquier lugar y momento. Independientemente de cómo cambie tu estado, siempre es un error actuar en función del estado de ánimo. Imagina que lo haces un poco mejor cuando estás de buen humor, y un poco peor cuando estás de mal humor; ¿es esta una manera de hacer las cosas con principios? ¿Te permitirá esto cumplir con el deber de manera aceptable? Sea cual sea su estado de ánimo, la gente debe saber orar a Dios y buscar la verdad; solo de esta manera podrá evitar estar constreñida y los vaivenes a que la somete su estado de ánimo. Al cumplir el deber, debes analizarte siempre para ver si haces las cosas según los principios, si das la talla en su cumplimiento, si simplemente lo haces de manera superficial, si has tratado de eludir tus responsabilidades y si tienes algún problema en cuanto a tu actitud y forma de pensar. Una vez que hayas hecho introspección y te hayan quedado claras estas cosas, te será más fácil cumplir con el deber. Con independencia de lo que te encuentres al cumplir con el deber —negatividad y debilidad, o mal humor tras haber sido podado—, debes tratarlo de forma adecuada, buscar la verdad y entender las intenciones de Dios. Al hacer estas cosas tendrás una senda de práctica. Si deseas cumplir bien el deber, no debe afectarte tu estado de ánimo. Por más negativo o débil que estés, debes practicar la verdad en todo lo que hagas, con absoluto rigor y ateniéndote a los principios. Si lo haces, no solo otras personas te darán su aprobación, sino que también agradarás a Dios. Así serás una persona responsable que asume una carga; una persona buena de verdad, que realmente da la talla en el cumplimiento del deber y vive íntegramente a semejanza de una persona auténtica. Esas personas se purifican y logran la verdadera transformación cuando cumplen el deber y se puede decir que son honestas a los ojos de Dios. Solamente los honestos son capaces de perseverar en la práctica de la verdad, de actuar con principios y dar la talla en el cumplimiento del deber. Los que actúan con principios cumplen el deber meticulosamente cuando están de buen humor; no se limitan a trabajar de manera superficial ni se lucen con tanta arrogancia para que los tengan en gran estima. Cuando están de mal humor, pueden realizar sus tareas cotidianas con la misma seriedad y responsabilidad y, aunque se encuentren con algo perjudicial para el cumplimiento de su deber, que los atosigue un poco o los perturbe mientras lo ejecutan, siguen siendo capaces de sosegar el corazón ante Dios para orar, diciendo: “Por muy grande que sea el problema al que me enfrente, aunque se hunda el cielo, mientras esté vivo, estoy decidido a hacer todo lo posible por cumplir mi deber. Cada día que vivo es un día en que debo cumplir bien con el deber para ser digno de esta obligación que Dios me ha otorgado, así como de este aliento que ha soplado en mi cuerpo. Por muchas dificultades que tenga, lo dejaré todo de lado, ¡pues el cumplimiento del deber es de suma importancia!”. Aquellos a quienes no afecta ninguna persona, incidencia, cosa ni circunstancia, a quienes no limita ningún estado de ánimo ni situación externa y que priorizan los deberes y las comisiones que Dios les ha encomendado son las personas leales a Dios, que se someten sinceramente a Él. Esta clase de personas han logrado entrar en la vida y en la realidad-verdad. Esta es una de las manifestaciones más auténticas y prácticas de vivir la verdad. ¿Vivir así tranquilizaría a una persona? ¿Tendrías que preocuparte por cómo te ve Dios? ¿Cómo diríais que tendríais que actuar a fin de sentiros tranquilos? (No dejarse limitar por ninguna persona, incidencia o cosa y priorizar el propio deber. Esta es la única manera de evitar decepcionar a Dios). Correcto, ese es el secreto para estar tranquilo. ¿Habéis dominado este secreto todos? Si alguien tiene una mala actitud cuando habla contigo, e intenta dejarte de lado o buscarte defectos adrede, te sentirás triste, como si te hubieran clavado un puñal. No querrás comer y se te alterará el sueño. En cualquier caso, estarás de mal humor, y te dolerá el corazón. En ese punto, ¿qué harás? Tal vez digas: “Hoy estoy de mal humor, así que pospondré mi deber un par de días”, o “Cumpliré con mi deber, pero no tiene nada malo que lo haga con desgano y por inercia. A todo el mundo a veces las cosas no le salen como quiere, así que si yo estoy de mal humor, Dios no me va a pedir mucho, ¿verdad? Pospondré el deber por un rato hoy. No pasa nada, lo haré bien mañana. Dios lleva seis mil años realizando Su obra, ¿de verdad le importará que yo lo demore un día?”. ¿Qué clase de persona permite que las nimiedades afecten su humor, y luego necesariamente deja que afecten su deber? ¿Acaso no es un temperamento infantil y poco prometedor? Cuando algo les sucede, se enfadan, son completamente irrazonables, no cumplen con su deber, carecen de determinación y se olvidan de sus votos. ¿Qué tipo de problema es este? ¿No es un problema de terquedad? Tal vez haya gente que habitualmente no se comporte así, pero cuando están de mal humor renuncian a sus responsabilidades. Este tipo de cosas suceden con demasiada frecuencia. Hay gente que, cuando está de mal humor, recibe algo de influencia externa, así que no tiene energía al cumplir su deber y no puede volver a enfocarse. ¿Qué se debe hacer cuando esto sucede? ¿No es necesario resolver estos problemas? Algunos dicen: “No se pueden resolver. En poco tiempo, sigo sin querer hacerlo, y solo seguiré la corriente. En cualquier caso, estoy de mal humor y no quiero que nadie me hable. Dejadme estar triste un rato”. Si bien siguen aquí cumpliendo su deber, están presentes física pero no mentalmente. Es incierto hacia dónde se ha ido su corazón. No son responsables en el deber, no se esfuerzan y son débiles. Sin embargo, cuando mejora su humor, vuelven a ganar entusiasmo; son capaces de soportar la adversidad y de agotarse nuevamente, y no se molestan por lo que comen. ¿No es todo eso un poco anormal? ¿Por qué la gente se ve influenciada por tantos sentimientos y circunstancias diferentes? ¿Habéis buscado la razón alguna vez? ¿Estas cosas no os atribulan con frecuencia? ¿No os atascáis en estos estados a menudo? ¿No es este el problema que todos vosotros afrontáis? (Sí). Si estos problemas no se resuelven, las personas jamás madurarán; siempre serán niños. Por ejemplo, si alguien dice algo sin pensar en tus sentimientos, algo que está parcialmente dirigido a ti, o si habla de ti indirectamente, te sentirás un poco incómodo. Si hablas con alguien y esa persona no te presta atención, o si no tiene una expresión agradable, estarás incómodo. Si un día sucede que tu deber no marcha como lo deseas, estarás incómodo. Si tienes una pesadilla que parece un mal presagio, estarás incómodo. Si recibes malas noticias sobre tu familia, estarás incómodo, de mal humor, y no podrás hacer que mejore tu energía. Si ves que otra persona cumple bien con su deber, y recibe elogios y se la asciende a líder, eso también te hará sentir incómodo y afectará tu estado de ánimo… Todas estas cosas que son capaces de afectarte, grandes o pequeñas, pueden atraparte en la negatividad, deprimirte y afectar tu capacidad de cumplir con el deber. ¿Qué problema tienen los que se comportan de este modo? (Su carácter es inestable). Un carácter inestable es un aspecto de ello. Su humanidad es inmadura e infantil, y carecen de perspicacia. En lo que respecta a su entrada en la vida, siempre padecen las limitaciones de toda clase de personas, acontecimientos y cosas, así que no les resulta fácil practicar la verdad. Si no pueden poner en práctica la verdad, no pueden entrar en la realidad-verdad, y si no pueden entrar en la realidad-verdad, no tendrán entrada en la vida. ¿Acaso no funciona así? ¿Qué ocasiona que se vean limitados por personas, acontecimientos y cosas? Se debe a que no comprenden la verdad, porque no saben distinguir entre lo que es cierto y lo que es falso, y porque no pueden distinguir quién tiene razón y quién no. Esto hace que no sepan practicar, sin espacio para avanzar o retroceder. Esa es la consecuencia. La mayoría de los nuevos creyentes se encuentran en este estado. Cuando entiendan la verdad, puedan ver las cosas claramente y distinguir entre las personas, este problema se resolverá solo naturalmente. Sin embargo, quienes no aman la verdad no la buscan cuando les suceden cosas. Este tipo de persona será por siempre incapaz de deshacerse de las limitaciones de toda clase de personas, acontecimientos y cosas. ¿Qué clases de estados manifiestan los que a menudo padecen las limitaciones de personas, acontecimientos y cosas? Se vuelven negativos fácilmente, y cuando sufren reveses o se encuentran con dificultades, tropiezan. Estas cosas afectan su estado de ánimo y su capacidad de cumplir con el deber. Aquellos que no comprenden la verdad se ven fácilmente limitados por toda clase de personas, acontecimientos y cosas. Su entrada en la vida es muy lenta y, sin importar durante cuántos años hayan creído, no tienen un progreso visible. No han cambiado en absoluto, y son más o menos iguales a los no creyentes. Todo esto es el resultado de no la verdad. Esa es la razón. En una palabra, no importa cuántos años hayas creído en Dios, no importan tu aptitud ni tu edad, mientras que no ames la verdad ni la busques en todas las cosas, te verás fácilmente limitado por toda clase de personas, acontecimientos y cosas. No sabrás actuar adecuadamente, y tampoco sabrás practicar la verdad o atenerte a los principios. Incluso si actúas de acuerdo con las nociones de los hombres y no haces cosas malas, aún seguirás sin saber si guardas conformidad con las intenciones de Dios. Más allá de cuántos años haya creído esta clase de persona, no será capaz de hablar sobre sus testimonios vivenciales, porque no entiende cómo experimentar la obra de Dios ni comprende la verdad en lo más mínimo. La gente que no busca la verdad es así; sin importar cuánto tiempo hayan creído en Dios, no tienen ningún testimonio del cual hablar. Su estatura es demasiado pequeña y carecen de la realidad verdad.

En este momento, las personas cumplen activamente con su deber. También tienen la determinación de hacerlo, de gastarse para Dios, de renunciar a cosas por Él y de entregarse a Él. Incluso existen personas que muchas veces han jurado que entregarían su vida entera a Dios y que se gastarían para Él. Poseen todas estas cosas, pero no tienen entrada en la vida. Si alguien no tiene entrada en la vida, ante toda clase de personas, acontecimientos y cosas complicados le resultará bastante difícil mantener la situación bajo control o abordar el problema. No puede encontrar el rumbo ni una senda, y a menudo siente que no puede deshacerse de su estado negativo. Está enredado, limitado, controlado y atado por toda clase de personas, acontecimientos y cosas, no sabe cuál es la forma más correcta de practicar. Ahora, os voy a contar un principio de práctica: sin importa qué te suceda, ya sea un examen o una prueba, o si te podan, y más allá de cómo te trate la gente, primero deberías dejar esas cosas de lado y presentarte ante Dios en diligente oración, para buscar la verdad y corregir tu estado. Esto debería resolverse en primer lugar. Deberías decir: “Por muy grande que sea este asunto, aunque el mismo cielo se venga abajo, debo cumplir bien mi deber. Mientras tenga aliento, no renunciaré a él”. Así pues, ¿cómo cumples bien tu deber? No puedes simplemente actuar por inercia, o estar físicamente presente pero dejar que tu mente divague; debes enfocar tu corazón y tu mente en el deber. Por muy grandes que sean los asuntos que enfrentes, primero debes dejarlos a un lado y presentarte ante Dios para buscar la manera de cumplir bien con tu deber, para que satisfaga a Dios. Debes intentar pensar: “Ante esto que enfrento hoy, ¿cómo cumpliré bien mi deber? Antes era superficial, así que hoy debo cambiar de método y esforzarme por cumplir bien con el deber, para que nadie tenga nada que criticar. La clave es que no debo decepcionar a Dios. Debo aquietar Su corazón, para que cuando Él me vea cumplir con el deber, sepa que no solo soy obediente y sumiso, sino también leal”. Si pones esto en práctica y dedicas esfuerzo en este sentido, nada puede demorarte en el cumplimiento de tu deber ni afectar su eficacia. A medida que ores constantemente, busques la verdad e intentes comprender las palabras de Dios, serás capaz de entender y resolver fácilmente los asuntos emocionales de la carne; pero una persona no puede hacer eso a menos que acepte la verdad. Siempre y cuando comprendas la verdad, cualquier problema puede resolverse. La tristeza, el desánimo, las preocupaciones, los recelos y la negatividad de tu corazón pueden resolverse por completo. Tu estado de ánimo mejorará lentamente y estarás totalmente liberado. Si de verdad tienes dificultades reales, debes aprender a buscar la verdad y someterte. Cuando una persona se enfrenta a esta clase de cosas, eso es un examen de su estatura y revela quién es, para ver si puede poner en práctica la verdad.

A fin de cumplir con el deber con un nivel aceptable, primero debes tener la mentalidad adecuada. Cuando se revela tu carácter corrupto, asimismo debes corregir tu estado. Cuando seas capaz de abordar correctamente tu deber, cuando te hayas liberado de las limitaciones e influencias de toda clase de personas, acontecimientos y cosas, cuando puedas someterte a Dios por completo, entonces podrás cumplir bien con el deber. El secreto para hacerlo es siempre priorizar tu deber y tus responsabilidades. Durante el cumplimiento de tu deber, siempre debes examinarte: “¿Tengo una actitud superficial hacia el cumplimiento de mi deber? ¿Qué cosas me perturban y hacen que sea superficial al cumplir mi deber? ¿Lo estoy haciendo de todo corazón y con todas mis fuerzas? ¿Actuar de esta manera permitirá que Dios confíe en mí? ¿Ha sido mi corazón completamente sumiso a Dios? ¿Cumplir con el deber de este modo se conforma a los principios? ¿Cumplir con el deber así logrará los mejores resultados?”. Deberías reflexionar sobre estas cuestiones a menudo. Cuando descubras problemas, deberías buscar activamente la verdad y encontrar las palabras de Dios relevantes para resolverlos. Así, serás capaz de cumplir bien con el deber, y tendrás paz y gozo en el corazón. Si cuando cumples el deber con frecuencia surgen problemas, la mayoría de ellos provienen de problemas en tus intenciones; son los problemas de un carácter corrupto. Cuando se revela el carácter corrupto de una persona, esta tiene problemas en su interior y su estado es anormal, lo que afecta directamente su capacidad de cumplir con el deber. Los problemas que afectan la propia capacidad de cumplir con el deber son grandes y graves; pueden afectar directamente su relación con Dios. Por ejemplo, algunas personas desarrollan nociones y malentendidos sobre Dios cuando su familia padece catástrofes. Algunos se vuelven negativos cuando soportan padecimientos en su deber y nadie lo nota ni los elogia. Alguna gente no cumple bien con el deber, siempre es superficial y se queja de Dios cuando recibe la poda. Algunos no están dispuestos a cumplir con el deber porque siempre están pensando en una vía de escape. Todos estos problemas afectan directamente una relación normal con Dios. Se trata de problemas de un carácter corrupto. Todos ellos derivan del hecho de que la gente no conoce a Dios, que siempre maquina y piensa en sí misma, lo que la impide ser considerada con las intenciones de Dios o que se someta a Sus planes. Esto produce toda clase de emociones negativas. Así es precisamente la gente que no persigue la verdad. Ante problemas menores, se vuelven negativos y débiles, descargan la frustración en el cumplimiento de su deber, se rebelan contra Dios y se resisten a Él, y quieren renunciar a sus responsabilidades y traicionar a Dios. Todas estas cosas son las diversas consecuencias que producen las limitaciones de un carácter corrupto. Una persona que ama la verdad es capaz de dejar de lado su propia vida, su futuro y destino, y solo quiere perseguir y obtener la verdad. Piensa que no hay tiempo suficiente, teme no ser capaz de cumplir bien con su deber y no ser perfeccionada, así que es capaz de dejar todo de lado. Su mentalidad consiste en volverse a Dios y someterse a Él. No la atemorizan las dificultades, y si se siente negativa o débil, lo resuelve naturalmente leyendo algunos pasajes de las palabras de Dios. Las personas que no persiguen la verdad están atribuladas, y sin importar cómo les hables de ella, son incapaces de resolver por completo sus problemas. Incluso si momentáneamente recapacitan y son capaces de aceptar la verdad, de todos modos desisten posteriormente, así que es muy difícil lidiar con esta clase de persona. No se trata de que no entienda nada de la verdad, sino de que no la atesora o no la acepta en el corazón. Al final, esto hace que sea incapaz de dejar de lado su propia voluntad, su egoísmo, futuro, destino y desenlace, que siempre surgen para perturbarla. Si una persona es capaz de aceptar la verdad, entonces, a medida que la comprenda, todas esas cosas que corresponden a un carácter corrupto desaparecerán naturalmente, y tendrá entrada en la vida y estatura; ya no será un niño ignorante. Cuando una persona tiene estatura, será cada vez más capaz de entender las cosas, cada vez más capaz de discernir entre toda clase de personas, y no estará limitada por ninguna persona, acontecimiento o cosa. No se verá influenciada por nada que los demás digan o hagan. No estará sujeta a la interferencia de las fuerzas malignas de Satanás ni a que lo desorienten y perturben los falsos líderes y anticristos. Si esto sucede, ¿acaso no aumentará gradualmente la estatura de una persona? Cuando más entienda la verdad, más rápido progresará su vida, y le resultará fácil tener éxito en su deber y entrar en la realidad-verdad. Cuando tengas entrada en la vida y tu vida esté creciendo gradualmente, tu estado se volverá cada vez más normal. Las personas, los acontecimientos y las cosas que anteriormente lograban perturbarte y limitarte ya no serán un problema para ti. Ya no tendrás más dificultades al cumplir con el deber, y tu relación con Dios se volverá cada vez más normal. Cuando sepas ampararte en Dios, cuando sepas buscar Sus intenciones, cuando conozcas tu lugar, cuando sepas lo que deberías hacer y lo que no, y qué asuntos requieren o no que te hagas responsable, ¿tu estado no será cada vez más normal? Vivir así no te cansará, ¿verdad? No solo no estarás cansado, te sentirás sumamente relajado y feliz. ¿Tu corazón no se llenará de luz a consecuencia de ello? Tu mentalidad será normal, las revelaciones de tu carácter corrupto disminuirán y serás capaz de vivir en presencia de Dios, de vivir con humanidad normal. Cuando la gente vea tu perspectiva mental, pensará que ha habido una gran transformación en ti. Estarán dispuestos a compartir contigo, sentirán paz y gozo en su interior, y también se beneficiarán. A medida que aumente tu estatura, tu discurso y tus actos se tornarán más adecuados y ajustados a los principios. Cuando veas gente débil y negativa, serás capaz de ayudarlos mucho, sin cohibirlos ni sermonearlos, sino utilizando tus propias experiencias reales para ayudarlos y beneficiarlos. Así, no solo te estarás esforzando en la casa de Dios, serás una persona útil, capaz de asumir la responsabilidad y de hacer cosas más significativas en ella. ¿Acaso no es esa la clase de persona que a Dios le agrada? Si eres una persona que agrada a Dios, ¿no le agradarás a todo el mundo también? (Así es). ¿Por qué le agrada a Dios esa clase de persona? Porque es capaz de hacer cosas prácticas ante Él, no es proclive a adular, se maneja de manera práctica y es capaz de ayudar y guiar a los demás hablando sobre sus experiencias verdaderas. Es capaz de ayudar a otros a resolver cualquier problema, y cuando hay dificultades en el trabajo de la iglesia, es capaz de señalar el camino y resolver los problemas de forma activa. Esto es lo que significa cumplir fielmente con el propio deber. Es capaz de ayudar a sus hermanos y hermanas a resolver sus problemas, lo que demuestra que tiene entrada en la vida. El hecho de que pueda hacer tantas cosas prácticas demuestra que practica la verdad y que vive en presencia de Dios. Como tiene la realidad-verdad, también es capaz de conducir a los demás para que entren en ella. Si no posees la realidad-verdad o no tienes experiencias verdaderas, ¿puedes conducir a los demás ante la presencia de Dios? Si tú mismo no vives en presencia de Dios, no puedes conducir a los demás ante Él. Si solo te esfuerzas al cumplir con tu deber, sin buscar los principios-verdad en absoluto, y no estás dispuesto a satisfacer a Dios, entonces no estás viviendo en presencia Suya. Aquellos que no viven en presencia de Dios ¿son capaces de aceptar Su escrutinio? ¿Son capaces de soportar Sus exámenes? ¿Son capaces de mantenerse firmes en medio de las pruebas? (No, no son capaces de hacerlo). ¿Puede esta clase de persona dar testimonio de Dios? ¿Puede testimoniar sobre Él? (No, no puede). ¿Qué clase de persona es incapaz de dar testimonio de Dios? ¿Es alguien que de verdad cree en Dios? Como mínimo, aún no ha entrado en la realidad-verdad de las palabras de Dios, y sigue existiendo fuera de Sus palabras. Alguien que ha creído en Dios durante muchos años sin ninguna entrada en la vida, que no puede dar su testimonio vivencial, y mucho menos dar testimonio de Dios, que no puede compartir el evangelio exitosamente con nadie, es indigno de llamarse testigo de Dios. Así pues, quien tiene una estatura inmadura y carece de entrada en la vida jamás puede dar testimonio de Dios. La conclusión tácita es que esta clase de persona no vive en presencia de Dios. Si no vives en presencia de Dios, no tienes entrada en la vida y no eres testigo de Dios, ¿te reconocerá Él como uno de Sus seguidores? No lo hará. Dios te ha dado la oportunidad de cumplir con tu deber, y tú estás dispuesto a hacerlo, pero a partir de tu conducta Él ha visto que no puedes dar testimonio Suyo, incluso tras creer en Él durante tanto tiempo. No solo careces de verdadero conocimiento empírico, también vives de acuerdo con tus nociones y figuraciones, no tienes ninguna realidad-verdad y no vives en presencia de Dios. Si Él te da una prueba, no la soportas; si Él te poda, no lo toleras; si Él te juzga y castiga, renuncias a tus responsabilidades y te pones de mal humor, y Él piensa: “Esta persona es como un tigre al que nadie se atreve a tocar. Donde sea que Yo vaya a hacer Mi obra o a hablar, esta clase de persona no es digna de seguirme, no es digna de estar Conmigo”. ¿Por qué diría Él esto? Porque esta clase de persona no entiende la verdad, no tiene una comprensión pura, carece de experiencias verdaderas y no comprende las intenciones de Dios. Si no comprende las intenciones de Dios, ¿puede ser compatible con Él? Si no entiende Sus intenciones, ¿puede comprenderlas? ¿Puede aceptar la verdad? Es difícil de decir, y son todas cosas inciertas. Así pues, si esta clase de persona estuviera con Dios, tendría recelos acerca de Él en todo, y no lo comprendería, lo que daría lugar a todo tipo de malentendidos, quejas y críticas constantes acerca de Dios. Al final, esto conduciría a la traición. ¿Podría Dios querer a alguien que lo traiciona? ¿Podría Dios permitirle convertirse en Su seguidor? No podría. Si quieres que Dios te dé el visto bueno como uno de Sus seguidores, debes concentrarte primero en la entrada en la vida. Debes empezar por entenderte a ti mismo, ser capaz de desechar tu carácter corrupto, lograr la capacidad de aferrarte a tu deber y cumplirlo bien conforme a los requisitos de Dios; eso es lo primero. Centrarse en la entrada en la vida es en aras de cumplir bien con el deber, que es de lo que esencialmente se trata todo esto. Deberías empezar a buscar la entrada en la vida a partir de cumplir con tu deber y, a partir de la entrada en la vida, deberías entender y obtener la verdad paso a paso, hasta que llegues al punto en que tengas estatura, en que tu vida crezca poco a poco y tengas experiencias reales con la verdad. Entonces deberías dominar toda clase de principios de práctica, de modo que seas capaz de cumplir con el deber sin verte limitado ni perturbado por ninguna persona, acontecimiento o cosa. Así, poco a poco vivirás en presencia de Dios. No te perturbará ninguna clase de persona, acontecimiento ni cosa, y tendrás experiencia con la verdad. A medida que se incremente tu experiencia, serás más capaz de dar testimonio de Dios, y a medida que seas más capaz de dar testimonio de Dios, paulatinamente te convertirás en una persona útil. Cuando te conviertas en una persona útil, podrás cumplir con el deber con un nivel aceptable en la casa de Dios, podrás ponerte en el lugar de un ser creado y someterte a los arreglos y las instrumentaciones de Dios, y podrás mantenerte firme. Solo esta clase de persona es un ser creado aceptable que cuenta con la aprobación de Dios. Entonces serás digno de todo lo que Dios te ha dado.

¿Cuál es la clave para entrar en la realidad-verdad? Debes aprender a practicar la verdad y a manejar los asuntos de acuerdo con los principios. ¿De qué sirve siempre hacer promesas y expresar tu voluntad? Si siempre haces promesas y expresas tu voluntad, pero sigues siendo incapaz de practicar la verdad, entonces eso no sirve absolutamente de nada. Lo más crucial y lo más real es lograr la entrada en la vida durante el cumplimiento de tu deber, a partir de buscar la verdad para resolver los distintos problemas que aparecen mientras cumples el deber, y para corregir tus actitudes erróneas respecto de él. ¿Qué significa tener entrada en la vida? Tener entrada en la vida significa que tienes experiencia con la verdad y conocimiento de ella, y que eres capaz de practicarla correctamente. ¿Tenéis todos vosotros entrada en la vida en este momento? ¿Sois capaces de dar testimonio de Dios? ¿Acaso no seguís atascados en la doctrina la mayor parte del tiempo? ¿No os detenéis en la doctrina, sin realmente tener conocimiento de la verdad o experiencia con ella? Si no puedes lograr experiencias reales y conocimiento de la verdad, no puedes dar testimonio de Dios. La mayor parte del tiempo tu conocimiento es perceptual. Eres ambivalente, pues sientes que tanto una cosa como otra son correctas; cuando Dios dice algo, es como si fuera la verdad para ti, y cuando Él dice otra cosa, eso también es la verdad. Sientes que todas las palabras de Dios son la verdad, y dices amén y las elogias, pero no puedes compararte con ellas. Cuando haces las cosas, sigues estando confundido, y no sabes qué verdades utilizar para resolver tus problemas. ¿No estáis la mayoría de vosotros en este estado? Si bien entendéis mucho y podéis hablar mucho de doctrina, no podéis usarla en la vida real. Aún no sabéis practicar la verdad ni sabéis aplicar las palabras de Dios en la vida real, y suceda lo que os suceda, no sabéis buscar la verdad para resolver vuestros problemas. Esto se debe a que vuestra estatura es muy escasa. Cuando sepáis experimentar, practicar y aplicar las palabras de Dios en vuestra vida real, y cuando sepáis buscar la verdad para resolver los problemas cuando os suceda algo, vuestra vida crecerá. Saber practicar la verdad es señal de que tu vida está creciendo. Algún día, cuando seas capaz de resolver los problemas con la verdad, cuando tengas cierto conocimiento de Dios, cuando, a partir de compartir tu verdadero conocimiento de Dios, puedas dar testimonio de Su obra, Su carácter santo y justo y Su omnipotencia y sabiduría, serás capaz de dar genuino testimonio de Dios y estarás cualificado para ser usado por Él. Si entiendes mucho y eres capaz de hablar de doctrina todo el día, pero no puedes resolver nada relacionado con tus propios problemas o no sabes cómo resolverlos, eso demuestra que las cosas que entiendes no son la verdad, que no son más que palabras y doctrinas. Aunque hables de doctrina de forma muy práctica, en realidad, se trata solo de un conocimiento perceptual que aún no ha alcanzado la racionalidad. Si bien la gente se edifica tras escucharte, tiene los mismos sentimientos que tú, y tu conocimiento incluso es capaz de lograr ciertos resultados en ella, no eres capaz de hablar de ello con demasiada claridad ni de resolver los problemas en su totalidad. Esto demuestra que las doctrinas de las que has hablado son solo un conocimiento perceptual. No puedes afirmar que sean la realidad-verdad, mucho menos que hayas entrado en la realidad-verdad. Ahora bien, ¿cómo resuelves el problema de hablar de palabras y doctrinas? Requiere que reflexiones sobre los distintos tipos de corrupción que se revelan en ti mientras cumples con el deber, que reflexiones sobre los orígenes de cada problema que enfrentes, que luego busques la verdad, y que uses las palabras de Dios para resolver por completo el carácter corrupto que has revelado. Ya sea que lo que reveles sea arrogancia y sentenciosidad o tortuosidad y engaño, ya sea egoísmo y desprecio o superficialidad y mentira a Dios, debes reflexionar sobre estas actitudes corruptas hasta percibirlas con claridad. Así, sabrás qué problemas existen mientras cumples con el deber y qué tan lejos estás de alcanzar la salvación. Solo cuando puedas ver claramente tu carácter corrupto serás capaz de conocer en qué radican las dificultades y los obstáculos en el cumplimiento de tu deber. Solo entonces serás capaz de resolver los problemas de raíz. Por ejemplo, supongamos que no asumes responsabilidad en el cumplimiento de tu deber y, en cambio, siempre actúas de manera superficial, lo que perjudica tu trabajo, pero a ti te preocupa tu imagen, así que no estás dispuesto a hablar sinceramente de tu estado y tus dificultades ni a practicar el autoexamen y autoconocimiento, y por el contrario siempre buscas excusas para lidiar con las cosas superficialmente. ¿Cómo deberías resolver este problema? Debes orar a Dios y hacer introspección, diciendo: “Oh Dios, si hablo de ese modo, es solo para proteger mi imagen. Es mi carácter corrupto el que habla. No debería hablar así. Debo sincerarme, mostrarme tal como soy, y contar en voz alta qué pienso verdaderamente en mi interior. Prefiero sufrir la humillación y que se resienta mi imagen antes que satisfacer mi propia vanidad. Solo quiero satisfacer a Dios”. De esta manera, al rebelarte contra ti mismo y contando en voz alta qué piensas verdaderamente en tu interior, practicas ser una persona honesta y, además, no actúas en función de tu voluntad ni proteges tu imagen. Eres capaz de poner en práctica las palabras de Dios, practicar la verdad de acuerdo con Sus intenciones, cumplir con seriedad tu deber y plenamente tus responsabilidades. Así, no solo practicas la verdad y cumples bien con tu deber, también defiendes los intereses de la casa de Dios y se satisface Su corazón. Esta es una forma justa y honrosa de vivir, digna de ser llevada ante Dios y los hombres. ¡Qué maravilla! Practicar de esta manera es un tanto difícil, pero si tus esfuerzos y tu práctica se orientan en esta dirección, aunque fracases un par de veces, sin duda tendrás éxito. ¿Y qué significa para ti el éxito? Significa que cuando practicas la verdad, eres capaz de dar este paso que te libera de las ataduras de Satanás, un paso que te permite rebelarte contra ti mismo. Significa que eres capaz de dejar de lado la vanidad y el prestigio, de dejar de buscar tu propio beneficio y dejar de hacer cosas egoístas y despreciables. Cuando pones esto en práctica, le muestras a la gente que eres alguien que ama la verdad, que anhela la verdad, la rectitud y la luz. Este es el resultado que logras al practicar la verdad. Al mismo tiempo, también le causas vergüenza a Satanás. Satanás te corrompió, te hizo mirar por ti mismo, te hizo egoísta, te hizo pensar en tu propio prestigio. Pero ahora, estas cosas satánicas ya no pueden atarte, te has liberado de ellas, ya no estás controlado por la vanidad, el prestigio o tus propios intereses personales, y practicas la verdad, por lo que Satanás acaba totalmente humillado y no hay nada que pueda hacer. Entonces ¿acaso no sales victorioso? Cuando sales victorioso, ¿no te mantienes firme en tu testimonio de Dios? ¿Acaso no peleas la buena batalla? Cuando has peleado la buena batalla, tienes paz y alegría y una sensación de tranquilidad en tu corazón. Si a menudo tienes un sentimiento de culpabilidad en tu vida, si tu corazón no halla descanso, si no tienes paz ni alegría, y a menudo te sientes abrumado por la preocupación y la ansiedad por todo tipo de cosas, ¿qué demuestra esto? Simplemente que no practicas la verdad, que no te mantienes firme en tu testimonio de Dios. Cuando vives en medio del carácter de Satanás, es posible que falles en practicar la verdad con frecuencia, que la traiciones, que seas egoísta y vil; solo defiendes tu imagen, tu reputación, tu estatus y tus intereses. Vivir siempre para ti mismo te acarrea un gran dolor. Tienes tantos deseos egoístas, enredos, grilletes, recelos y preocupaciones que no albergas la menor paz ni alegría. Vivir en aras de la carne corrupta es sufrir de manera excesiva. Quienes persiguen la verdad son diferentes. Cuanto más entienden la verdad, más libres son y más se liberan; cuanto más practican la verdad, más paz y alegría tienen. Cuando obtengan la verdad, vivirán por completo en la luz, gozarán de las bendiciones de Dios y no sufrirán en modo alguno.

En este momento, ¿en qué estado vivís todos vosotros mayormente? ¿Vivís en un estado positivo o negativo la mayor parte del tiempo? (Vivimos en un estado negativo la mayor parte del tiempo). Para alguien que siempre vive en un estado negativo, persistir en cumplir su deber sin renunciar a sus responsabilidades no es algo sencillo. Todos vosotros a menudo sois pasivos, pero no sabéis cómo resolverlo. En ocasiones, requiere de mucho esfuerzo resolver vuestro estado pasivo, y cuando las cosas no resultan como queréis, nuevamente os volvéis pasivos. Siempre os revolcáis en vuestra pasividad y no podríais levantaros aunque quisierais; no podéis cumplir bien con ningún deber, y sois tan incompetentes que nadie puede ayudaros. ¿No cansa vivir así? (Sí). Entonces, ¿cómo lidiáis plenamente con el problema de la pasividad? Decididamente debéis comprender un poco de la verdad. La cantidad de doctrina de la que podáis hablar no resolverá vuestros problemas. Una vez que alguien comprenda realmente la verdad, y una vez que sea capaz de resolver toda pasividad o las dificultades que enfrente, no le resultará tan agotador cumplir con su deber. Una persona solo puede ser libre y estar liberada obteniendo la verdad. En este momento, aquello de lo que todos vosotros más carecéis es de la verdad, pero obtenerla no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana. Debéis tener un conocimiento genuino de la obra de Dios, y ser capaces de ver el carácter corrupto de la gente con claridad. Esto lleva tiempo, y debéis buscar la verdad a fin de comprenderlo. Todos vosotros podéis sentir el dolor de vivir con un carácter corrupto, lo comprendéis profundamente. ¿Habéis experimentado la paz y felicidad que se producen en vuestro corazón tras entender la verdad, cuando sois capaces de practicar la verdad y observar los principios-verdad? ¿Tenéis muchas experiencias como esa? Si estas experiencias son realmente abundantes, eso implica que poseéis completamente la realidad-verdad. Tendréis la sensación de vivir en la luz y en presencia de Dios. Si ocasionalmente disfrutáis de un poco del esclarecimiento de Dios, estaréis muy complacidos. Si ocasionalmente os amparáis en Dios en lugar de la gente, y Dios os otorga un poco de luz, un camino a seguir en el cual no habíais pensado y se resuelve el asunto, estaréis muy complacidos. No basta con tener estas pequeñas experiencias con frecuencia; debéis continuar esforzándoos por alcanzar la verdad. Por un lado, debéis entender la verdad sobre las visiones, tener una comprensión perfectamente clara de la obra de Dios y conocer verdaderamente el carácter de Dios. Así, cuando nuevamente encontréis dificultades al cumplir con vuestro deber, al menos eso no dará lugar a nociones ni a rebeldía. Este es un aspecto de las cosas. Asimismo, debéis esforzaros por alcanzar la entrada en la vida. Deben resumirse las verdades que deben practicarse y en las que debe entrarse, como llegar a conocerse a uno mismo, ser honesto, aprender a someterse a Dios, cómo ampararse en Él, cómo cumplir fielmente con el deber, cómo discernir entre toda clase de personas, cómo tratar a Satanás, qué sabiduría se debería poseer, etc. La única manera de temer a Dios y evitar el mal, y de convertirse en una persona perfecta, es experimentar estos diferentes aspectos de la verdad y entrar en ellos. Así pues, ¿en cuántos aspectos de la realidad-verdad habéis entrado ahora? ¿En qué aspectos de la realidad-verdad no habéis entrado aún? Debéis llevar un registro de esto en el corazón. Cuando hayáis entrado en muchas verdades relativas a la práctica, vuestra vida ya habrá crecido, y tendréis verdadera estatura. Cuando vuestra estatura haya aumentado hasta cierto nivel, seréis capaces de ingresar al camino de ser perfeccionados por Dios y tendréis real estatura. No es un asunto que se pueda apresurar: Roma no se construyó en un día. En este momento, ¿qué es lo más crucial e importante que tenéis que resolver? Que debéis cumplir bien con vuestro deber y tener entrada en la vida al hacerlo. Eso es clave. No podéis simplemente esforzaros, debéis volcar el corazón en ello. Dios no quiere que vendas tu trabajo al cumplir con el deber de un ser creado; en cambio, Él quiere que le ofrezcas tu sinceridad. Al cumplir con tu deber, debes tener entrada en la vida. Solo tendrás vida una vez que tengas entrada en la vida, solo podrás madurar cuando tengas vida, y quienes tienen vida son los únicos que poseen la verdad.

10 de agosto de 2015

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