Solo hay entrada en la vida en la práctica de la verdad
¿Por dónde debería empezar una persona a la hora de dar el primer paso para la entrada en la vida? ¿Qué ha de tener una persona para alcanzar la entrada en la vida? ¿Cuáles son las cosas más cruciales e importantes que debe perseguir y obtener para entrar en las realidades-verdad? ¿Habéis considerado alguna vez tales cuestiones? ¿Qué es la entrada en la vida? La entrada en la vida es un cambio en la vida diaria de una persona, en sus acciones, en su dirección de vida y en el objetivo de su búsqueda. Habiendo sido necio e ignorante en el pasado, y habiendo actuado siempre de acuerdo con los pensamientos, nociones e imaginaciones de la carne, ahora una persona puede llegar a entender que debe actuar de acuerdo con las palabras de Dios, a través de Su desenmascaramiento, riego y provisión. Además, esta persona ha experimentado una transformación como resultado de las palabras de Dios, en la vida cotidiana, respecto a sus puntos de vista y su estilo de conducta y en lo referente a su dirección y objetivos en la vida. Esta es la entrada en la vida. ¿Cuál es la base de la entrada en la vida? (Las palabras de Dios). Así es. La entrada en la vida es inseparable de las palabras de Dios y es inseparable de la verdad; cada palabra que pronuncia Dios es la verdad. ¿Qué se manifiesta en las personas que han logrado la entrada en la vida? (Son capaces de confiar en las palabras de Dios para vivir). Así es. Son capaces de confiar en las palabras de Dios para vivir. Sus acciones, discurso y pensamientos respecto a problemas, puntos de vista, posturas y perspectivas dependen de las palabras de Dios y de la verdad. Son manifestaciones de haber alcanzado la entrada en la vida. Por consiguiente, ¿con qué está conectada primordialmente la entrada en la vida? (Con las palabras de Dios). Está conectada con las palabras de Dios y la verdad. Por tanto, ¿podría ahora definirse a una persona con entrada en la vida como alguien que persigue la verdad, y a una persona que de veras persigue la verdad como alguien con entrada en la vida? (Sí). ¿Cuál es el objetivo de definir las cosas de esta manera? ¿En qué dirección deberíamos apuntar nuestra enseñanza? (En la de perseguir la verdad). Perseguir la verdad es el tema principal que quiero compartir hoy. En el momento presente, no tenéis demasiado clara la relación entre la entrada en la vida y perseguir la verdad, no os resulta muy evidente. Siempre estoy hablando sobre la entrada en la vida y la transformación del carácter, y sobre diseccionar la senda de Pablo. ¿Cuál es el tema principal en torno al cual gira todo esto? Perseguir la verdad. No importa si disecciono la senda que siguió Pablo o hablo sobre la senda hacia la perfección que siguió Pedro; da igual de lo que hable, al final, ¿qué clase de senda tengo como objetivo que siga todo el mundo? (La senda de perseguir la verdad). Cuando las personas son capaces de perseguir la verdad, de entrar en las realidades-verdad, de vivir según las palabras de Dios, de entender Sus intenciones y de hacer las cosas de acuerdo con los principios de las palabras de Dios, ¿acaso no están claros los objetivos que persiguen y las sendas que recorren? (Sí). Perseguir la verdad es un tema que a la gente le resulta imposible evitar cuando cree en Dios, busca transformar su carácter y persigue la salvación. Solo aquellos que persiguen la verdad son auténticos creyentes y pueden lograr la salvación. Algunas personas tienen pasión y están dispuestas a gastarse para Dios, pero no persiguen necesariamente la verdad. Aunque todo el mundo está dispuesto a perseguirla, algunas personas son de poco calibre, les falta capacidad de comprensión y no pueden captar la verdad. Algunos no tienen entendimiento espiritual; da igual cómo escuchen los sermones, nunca los entienden, ni tampoco las palabras de Dios cuando las leen. Siempre comprenden las cosas de manera distorsionada y tratan de aplicar preceptos. Son personas que no tienen entendimiento espiritual. Hay gente en la iglesia con entendimiento espiritual y otra que no lo tiene; la hay también de pobre calibre, que carece de capacidad de comprensión, y están aquellos de buen calibre que cuentan con una comprensión pura de las palabras de Dios; los hay que persiguen la verdad y los hay que no. Todos estos diferentes tipos de personas cuentan con estados y manifestaciones diferentes, y has de ser capaz de discernirlos entre sí con claridad.
Para empezar, hablemos del primer tipo de persona, de aquellas que no tienen entendimiento espiritual. Por ejemplo, hablamos sobre un aspecto de la verdad y, al terminar de hablar sobre este aspecto de la verdad y sobre los estados, actitudes, intenciones y manifestaciones de las personas, hay algunas que no entienden lo que se ha dicho, sobre lo que se ha hablado, que no se pueden comparar a sí mismas con ello ni saben qué relación tienen su comportamiento y manifestaciones, su carácter corrupto y su esencia-naturaleza con la verdad sobre la que se ha hablado. Además, no saben qué tiene esto que ver con las cosas que persiguen en su vida, o por qué se ha predicado este sermón; lo único que entienden de este es doctrina, e interpretan preceptos en él. Cuando alguien les pregunta qué han entendido, dicen: “Aunque se hablaron sobre muchos temas hoy, el eje principal era el mismo: si ocurre algo, ora más”. Hay otros que dicen: “Entiendo. Dios hace que la gente sea buena, que no haga cosas malas y realice muchas buenas acciones. A Dios le gusta esto”. Todavía hay otros que aseguran: “Dios le dice a la gente que debe gastarse para Él y dar mucho de sí mismos”. ¿Han entendido las palabras de Dios? (No). Todos ellos piensan que han entendido Sus palabras, pero en realidad van a tientas por la oscuridad y solo se han agarrado a una frase de ellas. Su entendimiento es demasiado unilateral y no entienden qué quiso decir Dios en absoluto. Para aquellos que no entienden las palabras de Dios, da igual cuánto diga, lo único que ven son preceptos, doctrina, una clase de teoría, de perspectiva o de dicho. En lo que respecta a ponerlo en práctica, ¿cómo lo hacen? Por ejemplo, cuando hablamos sobre la verdad de someterse a Dios, tras escuchar, afirman: “Haré cualquier cosa que me pida Dios. Esto es lo que significa escuchar Sus palabras y someterse a Él”. ¿Acaso no es demasiado simplista? Esto es lo único que pueden entender. No entienden qué manera de practicar las palabras de Dios es la auténtica sumisión a Él, cómo buscar Sus intenciones y alcanzar la sumisión a Él, cómo seguir la guía del Espíritu Santo y cómo practicar la verdad de acuerdo con las palabras de Dios, ni mucho menos cómo colocarse a Su lado y proteger la obra de la iglesia. Mientras más tenga algo que ver con las verdades que son clave para someterse a Dios, más incapaces son de captarlo. Lo único que saben hacer es seguir preceptos. Esto es lo que significa no tener entendimiento espiritual. Además de seguir preceptos y quedarse atascada en la rutina de su propio pensamiento, la gente que no tiene entendimiento espiritual es impermeable a la razón. ¿Cuál es la principal expresión de la gente que no tiene entendimiento espiritual? (Seguir preceptos). Así es. A menudo adoptan una frase o un acontecimiento y lo designan como precepto o un modo a seguir. ¿Tratan entonces estas personas la verdad de la misma manera? (Sí). Aquellos que no tienen entendimiento espiritual recuerdan un aspecto de las manifestaciones de la verdad que has compartido hoy; designan esas palabras y comportamientos como preceptos que se deben practicar, y recuerdan sin falta cada uno de ellos. Luego, la próxima vez, al encontrarse en una situación diferente, si nadie comparte, aplicarán esos métodos y preceptos anteriores indiscriminadamente, y los pondrán en práctica. Esta es una manifestación concreta de las personas que no tienen entendimiento espiritual. ¿Cómo se sienten tales personas cuando siguen preceptos? (Cansadas). No se sienten cansadas; si fuera así, pararían. Les parece que practican la verdad; no sienten que sigan una serie de preceptos ni que no tengan entendimiento espiritual. Menos aún sienten que no han entendido la verdad o que carecen de comprensión de lo que son los principios-verdad. Al contrario, creen que han entendido el lado práctico de la verdad, además de los principios de este aspecto de ella. Al mismo tiempo, creen que han entendido las intenciones de Dios y que, si pueden actuar conforme a sus preceptos, habrán entrado en este aspecto de la realidad-verdad, satisfecho las intenciones de Dios y puesto la verdad en práctica. ¿Acaso no es esto lo que piensan aquellos que no tienen entendimiento espiritual? (Sí). ¿Esta manera de pensar concuerda con los estándares que requiere Dios? ¿Practicar siguiendo preceptos es en realidad una manifestación de perseguir la verdad? (No). ¿Por qué no? (Porque cuando sucede algo no buscan la verdad y no dedican esfuerzo a contemplar el asunto; se limitan a aferrarse tercamente a la manera en la que han hecho siempre las cosas). Así actúan el tipo de personas que no tienen entendimiento espiritual; se aferran tercas a viejas costumbres, son holgazanas, no buscan la verdad cuando algo sucede ni piensan sobre las cosas ni tampoco investigan. Además, aunque investiguen, ¿son capaces de entender lo que significa? (No). ¿Por qué no? (Porque no tienen entendimiento espiritual). Correcto. En resumen, las personas como estas no tienen entendimiento espiritual y nunca entenderán la verdad.
En realidad, en el fondo, la gente que no tiene entendimiento espiritual está dispuesta a perseguir la verdad, pero lo plantean de la manera equivocada. Para ser precisos, confían principalmente en seguir preceptos, no salirse de lo establecido y atenerse a la doctrina, o en aplicar las maneras de hacer las cosas de los demás e imitar sus palabras. ¿Cuál es entonces la esencia de esta clase de persona? ¿Por qué consideran el seguir los preceptos como practicar la verdad, y piensan que practicarla así es perseguir la verdad? ¿Por qué se da este problema? Existe una raíz, ¿sois capaces de verla? (Tratan sus puntos de vista, nociones y figuraciones como la verdad. No entienden las palabras de Dios y no han captado de veras Sus intenciones). Esto es parte de ello. ¿Qué más? (Son arrogantes y sentenciosos, y cuando sucede algo no buscan la verdad. Tratan las cosas que piensan que son correctas como la verdad). Así son algunas personas que no tienen entendimiento espiritual, pero esta no es la raíz del problema. ¿Qué hizo que personas así se manifestaran de esta manera? Aquellos que no tienen entendimiento espiritual y a los que les gusta seguir los preceptos escuchan sermones con mucha atención, sobre todo cuando conciernen a su práctica. Por ejemplo, cómo cumplir su deber y cómo hacer bien lo que deben. Prestan atención, pero el problema principal es que no pueden hacer comparaciones entre su estado y lo que oyen en el sermón. Por ejemplo, si este habla sobre la rebeldía de las personas, después de escucharlo, piensan: “¿Rebelde? ¡Yo no lo soy! Si a las personas no se les permite ser rebeldes, entonces, si me encuentro con una situación como esta en el futuro, no debería alzar la voz. Solo debería sobrellevarlo e interpretar el tono y las expresiones de las personas. Me fijaré en lo que dice la gente a mi alrededor y en cómo hacen las cosas y seguiré el ejemplo. Entonces no seré rebelde, ¿verdad?”. Después de escuchar un sermón, las conclusiones que sacan son apenas un compendio de su propia lógica y sus métodos de práctica. No tienen respuesta a todos los estados que se exponen en el sermón, y no pueden establecer comparaciones consigo mismos. Su mente está atolondrada. ¿Qué quiero decir con “atolondrada”? No saben de qué habla en realidad el sermón. Por dentro piensan: “¿Sobre qué se está hablando? ¿Por qué no se dice de manera más sencilla? Hoy se habla sobre este asunto y mañana será otro”. Desde su perspectiva, practicar la verdad es fácil: haced solo lo que se os pide. En lo que se refiere a todos los estados y actitudes corruptas que se ponen al descubierto en el sermón, no pueden compararse con ellos. Se muestran imprecisos y se quedan en blanco cuando se trata de qué pensamientos, ideas y diversas actitudes corruptas revelan las personas en cada tipo de circunstancia durante el proceso de entrada en la vida. No pueden distinguir los detalles ni establecer comparaciones consigo mismos. ¿Cómo se sienten las personas que no pueden realizar comparaciones consigo mismas después de escuchar la verdad? (Piensan que se refiere a otras personas y que no tiene nada que ver con ellas). Eso es. Esta es la característica principal, no pueden hacer comparaciones consigo mismas. Cuando ven palabras que desenmascaran los estados corruptos de la gente, creen que solo se refieren a otros. Son capaces de admitirlo cuando los problemas promedio y comunes que tienen las personas se ponen al descubierto, pero, en cuanto a las palabras que se refieren a las actitudes corruptas o a la esencia de las personas, rotundamente no las aceptan; no lo admitirán bajo ninguna circunstancia, es como si admitirlo significara que estuvieran condenados. Este es el problema que tienen en común todas las personas que no tienen entendimiento espiritual. Cuando se enfrentan a que Dios desenmascare todo tipo de estados y manifestaciones de las personas, y todas las maneras en que se revela su esencia-naturaleza, ni aceptan nada de eso ni se comparan con ello, ni tampoco reflexionan. En cambio, a menudo toman estas palabras y estos problemas y los proyectan en otras personas, creen que no tienen nada que ver con ellos. No solo es que la gente como esta no acepte la verdad, sino que no cuentan con procesos normales de pensamiento, sus palabras son evasivas y dan rodeos, y no te responden a la pregunta que les has hecho. Por ejemplo, si les preguntas si han comido ya, dicen que no quieren agua; si les preguntas si tienen sueño, contestan que no tienen sed. Se hallan a menudo en esta clase de estado atolondrado y en un marco mental embrollado. Así es como se manifiestan las personas que no tienen entendimiento espiritual. Hay personas que no tienen entendimiento espiritual en todas las iglesias. Aunque tienen problemas en común, existen también sutiles diferencias. ¿Hay algunas personas que carecen por completo de entendimiento espiritual? (Sí). Aquellos que llevan menos de tres años creyendo en Dios son muy difusos en asuntos como creer en Dios, la entrada en la vida, perseguir la verdad, perseguir la transformación de sus actitudes y ser perfeccionados. Solo confían en la pasión para llevar a cabo su deber, hacer esto o aquello por Dios, y se encuentran en la etapa de dedicar esfuerzo y contribuir con mano de obra. No entienden los asuntos relacionados con la entrada en la vida ni tienen en absoluto concepto alguno de la entrada en la vida y de perseguir la verdad. Solo les gusta hacer cosas que son visibles desde fuera, y apoyarse en su pasión para hacerlo. Son personas que carecen por completo de entendimiento espiritual. ¿Puede aquel que en esta etapa carece por completo de entendimiento espiritual categorizarse como alguien que no persigue la verdad? (No). No lleva el tiempo suficiente creyendo en Dios, así que todavía no se le puede etiquetar. Dado que sigue aún en una etapa apasionada, no entiende nada sobre los objetivos del plan de gestión de Dios, la senda de las personas hacia la salvación o las diferentes sendas que sigue cada tipo de persona, así que su falta de entendimiento espiritual es perdonable; es algo normal. Sin embargo, respecto a aquellos que ya han entendido qué es la entrada en la vida y ya han empezado a familiarizarse con todas las verdades relativas a la entrada en la vida y la transformación de las actitudes, ¿hay algunos entre ellos que carezcan por completo de entendimiento espiritual? (Sí). Siguen existiendo. Aunque alguien que carezca por completo de entendimiento espiritual esté dispuesto de corazón a perseguir la verdad, no es capaz de lograrlo, por lo que se puede decir con certeza que en ningún caso las personas que carecen por completo de entendimiento espiritual son personas que persiguen la verdad, y sus manifestaciones no serán en absoluto las de alguien que persigue la verdad.
¿De qué maneras diferentes se manifiestan las personas que poseen entendimiento espiritual y aquellas que no lo tienen? Las que no tienen entendimiento espiritual no son conscientes e ignoran fundamentalmente las verdades sobre las que Dios ha hablado, además de los estados, el contexto e indicaciones de Sus palabras, y no pueden compararse a sí mismas con ello. Aquellos que tienen entendimiento espiritual son justo lo contrario. Por ejemplo, si hablo sobre la rebeldía de las personas y que en ella hay intransigencia, egoísmo y terca necedad, así como malentendidos sobre Dios y resistencia y oposición contra Él, cuando hablo sobre estados relativos a este tema, no importa si doy un ejemplo, hablo sobre un aspecto de la verdad, toco un estado que existe en tu corazón o hablo sobre temas relativos a los principios-verdad; si de veras entiendes lo que oyes, entonces eres una persona con entendimiento espiritual. Si entiendes lo que oyes y eres capaz de ponerlo en práctica, eres alguien que practica la verdad. Cuando las personas que tienen entendimiento espiritual oyen las palabras de Dios, son capaces de una comprensión pura, e incluso pueden entender la verdad. No importa de lo que hable Dios, son capaces de mantener el ritmo y de establecer comparaciones entre su estado y las palabras de Dios, y pueden encontrar una senda para practicar. Esta es la manifestación de tener entendimiento espiritual. Después de que las personas que tienen entendimiento espiritual lean las palabras de Dios, su corazón resplandece y obtienen algo de ello. Su espíritu es particularmente libre, y sienten que hay una senda que pueden seguir. Por tanto, cada vez que escuchan un sermón ganan algo de este y, cada vez que leen las palabras de Dios, salen enriquecidos. Así es como se manifiesta el entendimiento espiritual. No importa lo que comparta Dios, después de que aquellos que tengan entendimiento espiritual lo oigan, las imágenes aflorarán en su mente y, cuando Dios desenmascara los estados de las personas, pueden realizar comparaciones. Cuando Él habla acerca de malentendidos sobre Dios, ellos lo aplican a su estado y se dan cuenta de que: “Esta exigencia mía y estas figuraciones que tengo son en realidad malentendidos sobre Dios”. Han hecho la conexión. Cuando Él habla sobre la resistencia y oposición hacia Dios, si tienen estas mismas emociones, viven en los mismos estados y albergan en su interior estas actitudes y esencias, pueden establecer una comparación entre ellos. ¿Qué clase de cosas pueden usar para hacer comparaciones? Pensamientos, ideas o las acciones y comportamientos que exhiben; todo ello se puede usar para establecer comparaciones. Cuando las personas entienden lo que dice Dios y de qué habla exactamente, y saben qué comportamiento, revelaciones, manifestaciones, estados y esencias de los que poseen coinciden con los estados que Dios ha puesto al descubierto y de los que se habla en los sermones, entonces han manifestado entendimiento espiritual. ¿Podéis distinguir si tenéis o no entendimiento espiritual? (A veces sí y otras no). Esto se puede remediar, pero, si no tienes ninguno en absoluto, entonces eso augura problemas. Si sabes de qué hablan las palabras de Dios la mayor parte del tiempo, aunque no puedas establecer comparaciones contigo mismo, pero sabes que tienes estados de esa clase, o los has percibido en otros, y conoces este aspecto de la verdad y cómo deberías entrar en ella, entonces ya cuenta como tener entendimiento espiritual. Sin embargo, ¿es esta clase de persona capaz de manifestar entendimiento espiritual cada vez que oye un sermón? No, a veces tiene entendimiento espiritual y a veces no. Porque la entrada en la vida afecta a muchos aspectos de la verdad. Hay algunas verdades que entiendes y en las que has entrado, y otras que no entiendes y en las que no has entrado. Hay algunas verdades que no te has encontrado en absoluto y de las que ni siquiera has oído hablar. Ahora la has oído, si bien es complicado saber si eres capaz de comprenderla o no, e incluso puede que tengas nociones o malentendidos al respecto. Sin embargo, esto es normal. Si hay algunos aspectos de la verdad que entiendes, entonces estos son aspectos en los cuales tienes entendimiento espiritual; si hay algunos aspectos de la verdad que no entiendes, entonces estos son aspectos en los que no tienes entendimiento espiritual; si hay algunos aspectos de la verdad de los que nunca has oído hablar y que siguen resultando bastante ajenos, o sobre los que incluso tienes nociones, entonces se trata de aspectos en los que tu carencia de entendimiento espiritual es incluso mayor. Has de pasar por un periodo de experiencia hasta que comprendas la verdad antes de lograr el entendimiento espiritual en esos aspectos. Por ejemplo, algunas personas tienen malentendidos sobre Dios, pero todavía piensan: “No he malinterpretado a Dios; nunca lo he hecho. ¡Mi amor por Él no podría ser más grande! ¿Cómo iba entonces a malinterpretarlo?”. Estas son las palabras que dicen aquellos que no tienen entendimiento espiritual. Si dices: “La gente suele malinterpretar a Dios, pero no pueden controlarlo; los malentendidos afloran en cualquier momento y lugar. Sin embargo, de momento, parezco no ser consciente de ningún aspecto en el que haya malinterpretado a Dios o haya estado en contradicción con Él. Necesito examinar las cosas con lupa, tener experiencias y orar a Dios y pedirle que instrumente situaciones para revelarme estas cosas”. Es lo ideal. Es el deseo que debes tener en mente: te debes seguir esforzando por mejorar. Si alguien dice: “Nunca he malinterpretado a Dios. Se está refiriendo a otras personas”, el hecho de que puedan decir algo tan absurdo muestra que no tienen entendimiento espiritual. ¿Qué actitudes revelan primordialmente aquellos que no tienen entendimiento espiritual? Arrogancia y una terca necedad. ¿Qué es la terca necedad? Significa que eres tan necio como terco. ¿Cómo se manifiesta en términos concretos? (No son conscientes de las actitudes corruptas que todos los demás son capaces de ver, y piensan que ellos no las tienen. Son también especialmente sentenciosos y creen que están por completo en lo cierto). No solo piensan que no tienen este aspecto de la corrupción, también piensan que les va bien. Su carácter arrogante los controla por dentro, y piensan que nunca harían algo así. Da igual lo que digan los demás, mientras ellos no se hayan dado cuenta, ni hayan visto ni experimentado algo, creen que no hace falta reflexionar, entender ni aceptarlo. Esta es la terca necedad. ¿Cuál es otra manera de describirla? Es cuando eres impermeable a la razón. ¿Existen otros términos? (Estupidez). Sí, la terca necedad está ampliamente conectada con la estupidez; ambas son necias y tercas. Por ejemplo, otros dicen: “Deberías tener cuidado. Beber agua fría todo el tiempo puede ralentizar la digestión y darte dolor de estómago”. Y responden: “Mi cuerpo tiene una salud excelente. No me pasa nada malo. Te preocupas por nada”. ¿No es esto terca necedad? (Sí). Parecen muy tercos y necios porque, a pesar de no haber experimentado algo, son muy sentenciosos. ¿Por qué digo que son tercos y necios? Porque carecen de experiencia y, sin embargo, se atreven a contradecir lo que dice alguien que sí la tiene. No confirman la exactitud de esas palabras ni extraen ninguna lección de ellas, sino que creen que tienen mucha razón y no aceptan lo que dicen los demás. Esto es terco y necio, además de arrogante y sentencioso. En su entrada en la vida, Pedro fue capaz de aprender de los fracasos de los demás. ¿Qué dicen las palabras de Dios? (Dios dice que Pedro “asimiló lo que fue bueno de los tiempos pasados y rechazó lo que fue malo” [La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo conocer la realidad]). Los tercos y necios no son siquiera capaces de aceptar las cosas que suceden justo delante de sus ojos ni aprenden de ellas. La gente considera que esto es ser estúpido, pero en realidad se trata de un problema de carácter, es una consecuencia de un carácter arrogante.
Volvamos al tema de cómo se manifiestan aquellos que tienen entendimiento espiritual y cómo se manifiestan los que no lo tienen. ¿Cuál acabo de decir que era la manera principal en la que se manifiestan aquellos que tienen entendimiento espiritual? Decidme. (Aquellos que tienen entendimiento espiritual son capaces de entender qué estados humanos son desenmascarados por las palabras de Dios, y establecen comparaciones con sus propios pensamientos, ideas, acciones y conductas en su vida cotidiana. Entienden lo que dice Dios). Has tocado la mayoría de los puntos principales. Cuando las personas que tienen entendimiento espiritual leen las palabras reveladoras de Dios, son capaces de establecer comparaciones consigo mismas y saben a qué verdades se refieren las palabras de Dios, en qué deben entrar las personas, qué actitudes humanas son desenmascaradas por Sus palabras y qué estados y manifestaciones humanas dejan estas en evidencia. Son capaces de compararse a sí mismos con todas estas cosas y ser conscientes de ellas. De este modo se manifiesta el entendimiento espiritual. Antes, cuando hablé sobre cómo se manifiestan las personas que tienen entendimiento espiritual, formulamos una pregunta, que era si tienen entendimiento espiritual en todos los asuntos. ¿Lo tienen? (No. En algunos asuntos son capaces de compararse con los estados desenmascarados por las palabras de Dios y, por tanto, manifiestan entendimiento espiritual; mientras que en asuntos que todavía no han experimentado son incapaces de establecer comparaciones consigo mismas, así que no tienen entendimiento espiritual). Si todavía no han experimentado algo y no son capaces de establecer comparaciones consigo mismas, entonces no tienen entendimiento espiritual. ¿Y si hay cosas que han experimentado, pero no entienden las verdades que contienen y por tanto no las aceptan o no las reconocen como la verdad? ¿Cuenta eso como entendimiento espiritual? (No). Eso tampoco es tener entendimiento espiritual. ¿Y si no entienden que lo que oyen es la verdad? ¿Cuenta eso como tener entendimiento espiritual? (No). ¿Alguno de vosotros os manifestáis de estas formas? Por ejemplo, en lo que respecta a verdades relativas a la sumisión, hay quien dice: “Hemos de ser sumisos en este asunto. Las personas no tienen nada sobre lo que jactarse, y es su deber y su obligación ser sumisas”. Tras oír esto, piensas para tus adentros: “¿Qué clase de verdad es esta? ¿También hay que ser sumiso en este tema? Según yo lo veo, ¡aquí no hace falta ser sumiso!”. ¿Acaso no te falta entendimiento espiritual en tal asunto? (Sí). En realidad, esto no tiene nada que ver con lo profundas o lo superficiales que sean tus experiencias; es puramente una cuestión de si tienes o no entendimiento espiritual. Pondré un ejemplo. Cuando se le puso a prueba, ¿qué dijo Job? (“Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” [Job 1:21]).* Una vez que la gente le oye decir esto, ¿es capaz de entender la verdad que contiene? (No). Por tanto, ¿tienen entendimiento espiritual en este asunto? (No). No. Cualquier persona es capaz de experimentar los dos asuntos de que Dios dé y Dios quite, ¿verdad? (Sí). Ya los has experimentado, pero no entiendes la verdad que contienen, por tanto, ¿tienes entendimiento espiritual sobre estos asuntos? (No). No lo tienes. ¿Qué verdad contienen las palabras que dijo Job? (Que Dios es soberano y gobierna sobre todas las cosas). Dios es soberano sobre todos los asuntos y todas las cosas, y en Él reside la decisión de dar o de quitar. Entonces, ¿qué deberían practicar las personas? (La sumisión). Correcto. Deberían someterse, aceptar y elogiar la soberanía de Dios. Cuando entienden estas palabras y la verdad que ellas contienen, entonces tienen entendimiento espiritual acerca de este asunto. Si la gente no entiende la verdad contenida en estas palabras, es que no tienen entendimiento espiritual sobre ello. En este momento, ¿tenéis entendimiento espiritual de las palabras de Job? (No). Si lo que comprendes es doctrina, dices: “Job tuvo una buena experiencia. Dios dijo que Job era una persona justa, así que no cabe duda de que todo lo que hizo fue conforme a la verdad y pudo satisfacer las intenciones de Dios”. Entiendes la doctrina. Por tanto, ¿cuándo se convertirá esta doctrina en tu realidad-verdad? (Cuando Dios instrumente de veras las circunstancias en las que se me quitan cosas, y sea capaz de agradecérselo y alabarlo, someterme a Él y no quejarme, y de ahí en adelante practicar este aspecto de la verdad). Eres capaz de practicarlo, pero ¿consiste tu práctica en seguir preceptos y copiar a los demás, o en un verdadero entendimiento de la soberanía de Dios en lo profundo de tu corazón? Aquí radica una diferencia, ¿no es así? ¿Cuál consiste en entrar en la realidad-verdad? Hay muchas personas que, al ver el ejemplo que dio Job, son capaces de decir las mismas cosas que dijo este, pero, al hacerlo, ¿se limitan a copiarle o es que sus palabras, como las de Job, se pronuncian tras varias décadas de experiencia, una vez conscientes de la verdad y del hecho de que Dios es soberano sobre el género humano? ¿Cuál de estas es la realidad-verdad? (La que proviene de la experiencia es la realidad). Solo aquello que sientes y entiendes mediante la experiencia es la realidad-verdad; copiar cosas que dicen los demás no es la realidad. La frase que dijo Job contenía en ella un aspecto de realidad, pero, cuando la gente dice la misma frase copiando sus palabras, se convierte en una consigna que usan para revestirse y disfrazarse de personas espirituales. Estas personas son fraudes religiosos. Algunos a los que eligen para convertirse en líderes en la iglesia y que cuentan con responsabilidad y estatus hablan a menudo con los hermanos y hermanas acerca de estas palabras que dijo Job: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”.* ¿Cómo se siente la gente que escucha? Sienten que: “Estas palabras provienen de Dios. Surgieron a partir del esclarecimiento del Espíritu Santo y de la guía de Dios. Son extremadamente prácticas”. Menos de un año después, se relega a esos líderes por no hacer obra real, por demorar la entrada en la vida de los escogidos de Dios y retrasar el progreso de la obra de la iglesia, y después se vuelven negativos y se quejan. La gente así dice las mismas palabras que Job, pero no han experimentado lo mismo que él ni poseen un entendimiento, una experiencia o una comprensión profundos de estas palabras. Por tanto, cuando hablan, ¿copian o son sinceros? (Copian). En cuanto a lo que piensan en el fondo, cuando hablan, sus palabras incluyen sentimientos personales, y son sinceras. Albergan un deseo, que es que, cuando Dios les conceda cosas, siempre puedan alabarlo y agradecerle las bendiciones y dones que les ha concedido, y que, cuando Dios se las quite, no se quejen de ningún modo, sino que sean capaces de alabar a Dios como lo hizo Job y agradecerle Su guía y soberanía. Sin embargo, esto no es más que un deseo, no es algo que hayan experimentado aún. Cuando su posición y su título han desaparecido y son solo creyentes normales, ¿predican con el ejemplo? (No). No puedo asegurar que no prediquen con el ejemplo en absoluto, pues eso depende del tipo de persona que sean. Los que persiguen la verdad se sirven de estas palabras para evaluar su propio comportamiento, las usan como guía para su experiencia y son capaces de establecer comparaciones consigo mismos, y encuentran una senda de práctica en ellas. No se alteran demasiado ni se vuelven muy negativos, y pueden cumplir su deber con normalidad. Por el contrario, la gente que no persigue la verdad y que en su lugar repite consignas se halla en problemas; se manifiestan de manera diferente. ¿Cuáles son las maneras más obvias en las que habéis visto que se revelen las personas de este tipo? (Después de que los releguen, algunos líderes no tratan de conocerse a sí mismos ni se someten. Creen que relegarlos fue injusto y se vuelven negativos y se quejan. La siguiente vez que hay una elección se esfuerzan por recuperar el poder, y al final se convierten en un anticristo y se les expulsa). Este es el caso más grave. ¿Qué otras manifestaciones se dan? (Algunos se limitan a trabajar en un empleo normal después de que los releguen, y no cumplen un deber). ¿Qué clase de persona es esta? ¿Por qué antes alardeaban y repetían consignas? Repetían estas cosas para que los demás los oyeran, y usaron estas consignas, doctrina y palabras agradables para adornarse, ganarse a la gente y hacer que los adoraran. Ese era su objetivo. ¿Qué otras manifestaciones hay? (Antes de que los releguen, algunos líderes y obreros dan la impresión aparente de perseguir con ahínco y dicen: “Jehová dio y Jehová quitó”,* pero, tras relegarlos, son negativos y no pueden recomponerse, e incluso arremeten y se enfadan con la gente, creen que todo lo que se gastaron y dieron de sí mismos con anterioridad fue en vano, como si la casa de Dios les debiera algo). La gente que dice estas cosas y actúa de tal modo tiene un grave problema. Para empezar, uno debe discernir la naturaleza de que digan estas cosas. No persiguen la verdad; copian las palabras de Job, se fabrican una preciosa corona para su cabeza y se hacen pasar por personas espirituales para alardear y desorientar a la gente. ¿Acaso no es esta una manifestación de jugar con la verdad y de blasfemar contra Dios? Decidme, ¿qué tipo de personas, cuando pierden su fama, ganancia y estatus, reaccionan de manera especialmente fuerte, se meten de lleno en la negatividad, dejan de llevar a cabo su deber, empeoran una situación que ya era mala al considerarse a sí mismos una causa perdida, e incluso dejan de creer? (Aquellos de pobre humanidad y las personas malvadas). Eso es. Los de pobre humanidad y las personas malvadas sin duda no son personas que persiguen la verdad, pero, si aquellos con buena humanidad no persiguen la verdad, ¿se manifestarán también de esa manera? Lo harán, sin duda. Aparte de que las personas malvadas se manifiesten de esta manera, hay otra situación conectada directamente con lo que persigue la gente y la senda que recorren. Aunque en apariencia parezca que las personas que no aman la verdad poseen algo de humanidad, nada bueno saldrá de ahí, y todas tienen esencias malvadas, son capaces de vulnerar la verdad y resistirse a Dios y, si tienen estatus, son capaces de hacer el mal. Hay otro problema más grave, y es que las personas así son especialmente proclives a perseguir el estatus. Si no se les permite tener estatus ni ser líderes, es como si les hubieran quitado la vida. ¿Son capaces de aceptarlo? Cuando tienen estatus, por mucho que sufran o maltrato que soporten, están dispuestas. Sin embargo, uno no puede decir que sean personas que persigan la verdad solo porque estén dispuestas o porque aguantan un sufrimiento y pagan un precio. Eso estaría mal. Lo que persiguen es la fama, la ganancia y el estatus; lo que persiguen son los beneficios del estatus. ¿En qué se asemeja esto a Pablo? (Pablo perseguía una corona). Eso es cierto. Perseguía una corona, la de la justicia. Esto es lo que persiguen las personas como Pablo; tratan la búsqueda de una corona como una búsqueda apropiada, como la de la verdad. Después de esto, ¿tendréis algo de discernimiento respecto a la gente de esta clase? (Sí). Supongamos que alguien arremete contra la gente y se enfada con ella después de que lo releguen y de perder su estatus, y no presta ninguna atención a los hermanos y hermanas que ve ni habla con ellos y, cuando se le pide que difunda el evangelio, dice: “No voy a difundir el evangelio. ¡No voy a prestarte servicio! Piensas en mí cuando me necesitas, pero me apartas de una patada y me relegas cuando no. ¡No soy tan estúpido!”. ¿Qué clase de palabras son estas? ¿Son fáciles de discernir? ¿Cómo va a ser un creyente? No es ningún tipo de verdadero creyente ni de buena persona. ¿Qué tipo de personas tienen una reacción más fuerte después de que las releguen? (Las que persiguen la fama, la ganancia y el estatus). Acabáis de decir ahora que las personas de este tipo tienen una pobre humanidad o que no persiguen la verdad ni la entrada en la vida. ¿Guarda esto relación con la esencia de este problema? (No). Lo que decís parece tener cierto sentido, pero no está conectado con la esencia de este problema. No es la esencia de este problema. Acabáis de decir que la razón por la que algunas personas se quejan y se dan por vencidas después de que las releguen es porque su humanidad es pobre. ¿Por qué digo que esto es doctrina? Porque ciertas personas tienen una humanidad bastante buena y se entregan y se gastan con sinceridad, es solo que no persiguen la verdad y siempre persiguen la reputación y el estatus. En consecuencia, cuando al final las relegan, reaccionan de un modo muy fuerte. Esto demuestra que las maneras en las que se manifiestan no son simplemente problemas de pobre humanidad, sino de su carácter; ¡su carácter está muy gravemente corrupto! Algunos lo resumen en una frase y dicen: “Esta persona no persigue la verdad. Esa es la razón”. Se trata de una afirmación demasiado amplia. Hay muchas maneras en las que se puede manifestar el hecho de no perseguir la verdad, ejemplo de ello es quejarse, no cumplir tu deber de manera leal, etcétera. No se pueden explicar todos los problemas solo con la frase “no persiguen la verdad”. Es demasiado general y no es concreta. Es una explicación que se basa en la doctrina.
Ahora voy a hablar sobre cómo se manifiesta la carencia de entendimiento espiritual. ¿Qué actitud adoptan hacia la verdad aquellos que no tienen entendimiento espiritual? ¿Cómo abordan su propio estado, sus manifestaciones y la corrupción que revelan? ¿Son capaces de poseer las manifestaciones de una persona que persigue la verdad? (No). ¿Cuál es el mayor problema que se da aquí? (No entienden qué manifestaciones o estados humanos dejan en evidencia las palabras de Dios, y son incapaces de usar estas cosas para establecer comparaciones consigo mismos). Lo principal es que no pueden establecer comparaciones consigo mismos. ¿Se puede decir que entienden la verdad si no son capaces de establecer comparaciones consigo mismos? (No). Cuando tú hablas de una cosa, ellos siempre dicen algo completamente opuesto; siempre están en tu contra y debaten contigo. No hay un enfoque común en el problema que debates con ellos, y no es el mismo asunto, pero aun así se sienten bastante justificados. Así es como se manifiestan aquellos que no tienen entendimiento espiritual. Los que no tienen entendimiento espiritual no pueden entender la verdad. ¿Son capaces de perseguir la verdad? (No). Esto es problemático. Si no son capaces de perseguir la verdad, ¿pueden entonces tener entrada en la vida? (No). Es imposible que aquellos que no persiguen la verdad tengan entrada en la vida; eso es incuestionable. Si una persona ha creído en Dios durante varios años, pero no entiende la verdad en absoluto, ¿es alguien que persiga la verdad? Desde luego que no lo es. Hay quienes dicen: “Eso no es siempre así. Aunque algunas personas no entienden la verdad, son muy apasionadas y renuncian a todo para gastarse para Dios. ¿Cómo no van a ser alguien que persigue la verdad?”. ¿Es correcto este punto de vista? A la hora de evaluar si una persona persigue la verdad, uno no puede solo fijarse en si renuncia a todo para gastarse para Dios. Lo principal en lo que hay que fijarse es a qué le da importancia su corazón. Si es a practicar la verdad, entrar en ella y ganarla, y es eficaz en su entrada en la vida, entonces se trata de alguien que persigue la verdad. Si renuncia y se gasta para obtener una corona y una recompensa, y ha renunciado y se ha gastado durante muchos años, ha sufrido mucho, pero no ha sido capaz de entender la verdad o de entrar en la realidad ni de entender a Dios, entonces, ¿de veras su renuncia y su gasto es la búsqueda de la verdad? Queda patente que no es alguien que persigue la verdad, dado que su renuncia y su gasto no han causado que entienda la verdad o entre en las realidades-verdad. Por tanto, el hecho de que renuncie y se gaste no significa que persiga la verdad. La gente así es como Pablo. Pablo se pasó media vida predicando y obrando para el Señor, pero no ganó la verdad ni tampoco se ganó al Señor. Por tanto, ¿puedes decir que Pablo fue alguien que perseguía la verdad? En lo que respecta a si una persona persigue la verdad, es crucial que uno se fije en si tanto el objetivo que persigue como su intención le dan importancia a ganar la verdad. Si de veras le da importancia a dedicar esfuerzo a la verdad y se ha mostrado eficaz en cosas como practicar la verdad y entrar en la realidad, solo entonces se trata de alguien que persigue la verdad. Todo el que de veras persigue la verdad es capaz de practicarla, y solo aquellos que practican la verdad son los que cuentan con entrada en la vida. Si alguien dice ser una persona que persigue la verdad, pero no la practica, ¿diríais que esa persona tiene entrada en la vida? Desde luego que no. ¿Cómo puede alguien que no practica la verdad tener entrada en la vida? Es del todo imposible. Si cree que es alguien que persigue la verdad y tiene entrada en la vida, deberías preguntarle: “¿Cuál es la prueba de tu entrada en la vida?”. No basta con fiarse de su palabra. Si no hay pruebas, lo que dice no se sostiene. Si dices que eres alguien que persigue la verdad, ¿cuántas verdades entiendes? ¿Cuántas verdades has puesto en práctica? ¿En qué aspectos de las realidades-verdad has entrado? ¿Puedes hablar sobre tu testimonio vivencial? Si no puedes, estás engañando y desorientando a la gente al decir que eres una persona que persigue la verdad. ¿Por qué digo que Pablo no era alguien que persiguiera la verdad? Porque las cartas que escribió no contenían ningún testimonio en absoluto de experiencia vivencial: no era capaz de hablar sobre un verdadero entendimiento de Dios, ni mucho menos de amor o de sumisión al Señor Jesús. Ni siquiera contaba con un entendimiento de su propio carácter corrupto. Solo decía que era el peor de los pecadores. Lo decía partiendo del hecho de que lo castigaron por resistirse al Señor Jesús. Al decir que era el peor pecador, simplemente admitió el hecho de que había pecado al resistirse fanáticamente al Señor Jesús. ¿Significa esto que entendió de veras su propio carácter y esencia corruptos? (No). Por eso digo que, en lo que respecta a qué constituye perseguir la verdad, y a qué clase de persona tiene entrada en la vida, se debe determinar en función de si entiende la verdad y la practica, en lugar de simplemente según lo que dice ella. ¿Entendéis lo que digo ahora? ¿Por qué estamos compartiendo en tanto detalle? ¿Es necesario? (Sí). ¿Por qué es necesario? Estoy compartiendo así para diseccionar vuestros puntos de vista falaces, arreglar las cosas que erróneamente creéis que son ciertas, ayudaros a encontrar una salida, a desprenderos de cosas que pensáis de manera equivocada que son ciertas, y luego entrar en la senda de la auténtica búsqueda de la verdad. La gente tendrá entonces de veras entrada en la vida, y será capaz de lograr la auténtica búsqueda de la verdad. Aquellos que no tienen entendimiento espiritual no entienden los asuntos de la entrada en la vida ni de transformar las actitudes. Creen que ya han transformado muchos aspectos de sí mismos, y han logrado la entrada en la vida. Por ejemplo, han cambiado algunos malos hábitos: ya no comen ni duermen demasiado, no son holgazanes y son más hacendosos que antes, así que piensan que esto significa que tienen entrada en la vida. Hay otros que piensan en cómo solían regañar siempre a los demás, pero ahora no lo hacen; son capaces de decirles cosas buenas y constructivas y a veces pueden ayudarlos. Dado que pueden hacer tales cosas, consideran que ya están practicando la verdad y que han sufrido una transformación. Hay quienes piensan que tienen entrada en la vida porque pueden renunciar a la búsqueda de la fama, la ganancia, el estatus y los placeres físicos. Este es un problema común a todas las personas. Han practicado lo que entienden, lo que consideran correcto y bueno según sus nociones, y ya han hecho frente a muchos malos hábitos y rasgos problemáticos de la carne, o han cambiado el régimen de su estilo de vida debido a que creen en Dios y persiguen la verdad. Al mismo tiempo, han renunciado a muchos beneficios carnales, han renunciado a su familia y a su trabajo, y han abandonado su matrimonio y el mundo secular. Creen que se han transformado y se han salvado, y dicen: “¿Podría desprenderme de todo esto si no creyera en Dios? ¿Podría sufrir una transformación tan grande?”. ¿No es este el mayor malentendido que cometen los creyentes? (Sí). Sin tener en cuenta si la gente tiene entendimiento espiritual o no, todos caen en este malentendido. ¿Por qué digo que es un malentendido? ¿Por qué digo que aquí existe un problema grave? Sobre todo porque la gente cree en Dios, pero no entiende Su intención, lo cual significa que no comprenden qué es exactamente lo que Dios exige de ellos. En su lugar, piensan de acuerdo con nociones y figuraciones humanas, creen que poder desprenderse de su familia, de su trabajo, de sus sentimientos, del mundo secular, de los enredos de la carne e incluso de su propiedad significa que tienen entrada en la vida. Esto es un malentendido. En realidad, la intención de Dios es que, cuando las personas creen en Dios, deben corregir su carácter corrupto, arreglar su problema de resistirse a Dios y resolver la raíz de los pecados que cometen. Para hacer esto, las personas deben entender la verdad y comprender el carácter de Dios antes de ser capaces de despojarse de su carácter corrupto y alcanzar la verdadera sumisión a Dios. Esto es lo que Dios exige de la gente, y también la obra que Él realiza de salvar a las personas. Puesto que no saben nada de la obra de Dios, ni perciben la meta y el efecto que Él quiere lograr a través de esta obra, sustituyen la verdad por nociones y figuraciones humanas e interpretan las búsquedas de las personas y lo que son capaces de lograr como la intención de Dios y lo que Él exige de ellas. Este es el malentendido que tiene la gente cuando cree en Dios. Estas cosas que son capaces de conseguir solo evidencian su pasión y, cuando renuncian a cosas, lo que buscan en realidad es realizar una transacción con Dios: lo hacen a cambio de una recompensa y una corona. Creen que las transacciones como esta merecen realmente la pena y que van a salir ganando. Esa es la razón por la que renuncian a todo. Renunciar a cosas no significa que tengan las realidades-verdad, ni que sean capaces de someterse a Dios. Si bien renuncian y se gastan, ¿entienden de veras la verdad? (No). Si no entienden la verdad, ¿están su renuncia y su gasto mancillados? No cabe duda. Entonces, ¿qué persiguen en concreto al gastarse y sufrir así? A la gente como esta nunca le importó qué es la verdad o cuáles son las exigencias de Dios, siempre les parece que nada de esto tiene que ver con ellos. En sus corazones, cualquier cosa que piensen que es acertada, que es buena, y que es la entrada en la vida, eso es lo que practican y, después de hacerlo, piensan que Dios lo ha conmemorado. Tratan estas cosas como fichas con las que negociar y como capital. ¿Son manifestaciones de que persiguen la verdad? (No). Se trata de un malentendido en el que cae la gente que no persigue la verdad. Es una de las maneras en las que interpreta las cosas la gente que malinterpreta la entrada en la vida. Entonces, ¿cómo se evalúa y se prueba que estas cosas no son manifestaciones de que persigan la verdad, y que no tienen entrada en la vida? ¿Qué hechos se pueden usar para verificar que estas cosas que dicen son equivocadas? (Actúan sin los principios-verdad). Esto es parte de ello. Actúan en función de lo que se imaginan. En apariencia, parecen auténticos creyentes; son capaces de renunciar a cosas y de gastarse, pero no tienen principios en sus acciones. ¿Por qué no tienen principios? Porque no persiguen la verdad. Las perspectivas desde las que contemplan las cosas son todavía las mismas nociones y figuraciones con las que empezaron. Hay un mayor problema que tiene la gente así: ¿se someten a los entornos que Dios instrumenta? ¿Entienden por qué Dios instrumenta estos entornos? (No). ¿Es esto suficiente para probar que no tienen auténtica entrada en la vida? (Sí). Han hecho muchos cambios en sus malos hábitos y rasgos problemáticos, y han realizado muchos sacrificios. En definitiva, cuando se les pone a prueba, no solo no entienden la intención de Dios, sino que todavía son capaces de quejarse y no pueden someterse. ¿Qué problema es este? Es que no tienen entrada en la vida. Aquellos que no la tienen no poseen las realidades-verdad, ¿no es cierto? (Sí). Cuando suceden cosas, confían por completo en sus propias nociones, figuraciones y preferencias naturales. Cuando te pones de veras serio con ellos y les pides que se sometan, no son sumisos en absoluto; solo confían en las razones, excusas y figuraciones humanas, buscan toda clase de maneras de defenderse y logran su objetivo de no someterse a Dios y negar Su obra. Hay incluso personas que son tan extremas que no solo son incapaces de someterse, sino que aun así intentan pensar en todos los modos de probar que sus propias nociones y figuraciones son correctas, que los métodos y sendas en los que piensan son correctos, y que las acciones y las instrumentaciones de Dios no lo son necesariamente. Esto revela que no tienen entrada en la vida; todo lo que hacen y todo lo que dan o cambian de sí mismos no es entrada en la vida, solo son hábitos malvados que ya no existen. Han cambiado un poco sus hábitos personales, su régimen y su forma de vida, e incluso puede que haya cambiado el temperamento de algunas personas; hablan con mayor amabilidad y de una manera más educada, y su comportamiento externo puede resultar más estándar, pero a la hora de hacer las cosas carecen de realidad-verdad y nunca llevan a cabo nada de acuerdo con las palabras de Dios o la verdad; todo son sus propias figuraciones y deseos personales. No poseen un verdadero entendimiento de Dios; solo saben hablar acerca de un poco de teoría espiritual, y se han quedado atrapados en las nociones, figuraciones y sentimientos humanos. ¿Qué pensáis, son lamentables estas personas? (Sí). ¿Y hay muchas así? (Sí). ¿Cómo sabéis que hay tantas? (Porque yo soy una de ellas). Esto os toca la fibra, ¿verdad? Entonces contad vuestras experiencias al respecto. (Voy a compartir una. Un hermano llamó la atención sobre mis defectos delante de muchos otros hermanos y hermanas, y en ese momento me sentí humillado. A fin de recuperar mi orgullo, intenté defenderme y justificarme. No acepté los comentarios del hermano). El orgullo te limitaba. ¿Por qué el orgullo siempre limita a las personas? Porque la gente que tiene dignidad tiene la piel fina, ¿es eso? (No). En realidad, lo hacen porque quieren mantener una imagen perfecta a ojos de los demás. Les importa su estatus y quieren mostrarse particularmente perfectos, libres de defectos. Quieren dejar una impresión perfecta en la mente de la gente, así como no permitir que perciban la verdad sobre cómo son en realidad. Esta es la consecuencia de un carácter arrogante. ¿Se ha resuelto ahora este problema? (Todavía no. Lo sigo revelando a menudo). Si una persona es capaz de reflexionar sobre sí misma y reconocer su propio carácter corrupto, resultará fácil cambiar. Si no reflexiona sobre sí misma, si es incapaz de reconocer su propio carácter corrupto y si está insensibilizada a sus problemas y carece de consciencia, entonces le será difícil cambiar. Si ya posee consciencia y percibe que su carácter arrogante es grave, que sus búsquedas están descarriadas y que aún se halla lejos de perseguir la verdad, pero cuando la podan se muestra negativa durante unos días y siempre busca maneras de recobrar el orgullo en cualquier situación, ¿puede cambiar una persona así? Es difícil que logre cambiar. Entonces, ¿cómo debe resolver este problema? Con solo aceptar la verdad y reflexionar sobre sí misma aún alberga esperanzas de arreglar el problema. Si no puede aceptar la verdad, no tiene forma de solucionar el problema. La clave es que la gente debe tener la determinación y el deseo de perseguir la verdad. Cuando posean un corazón con una enorme sed de verdad, podrán amarla y aceptarla y tendrán fuerzas para practicarla y rebelarse contra la carne. Solo al aceptar la verdad pueden arreglar por completo el problema de un carácter corrupto y, una vez que este se haya arreglado, podrán practicar la verdad y tendrán entrada en la vida.
Aquellas personas que no tienen entendimiento espiritual, que siempre malinterpretan la verdad y la entrada en la vida, piensan que perseguir la verdad es fácil, que no es más que modificar unos pocos malos hábitos o unos rasgos problemáticos, o renunciar de vez en cuando a cosas que van en su propio interés, que, mientras no cometan maldad y perseveren en su fe hasta el final, han obtenido la vida y pueden intercambiar esas cosas por las recompensas y las bendiciones de Dios. ¿Persiguen la verdad aquellos que basan su creencia en Dios en puntos de vista como estos? (No). ¿Pueden tener entrada en la vida los que no persiguen la verdad? (No). Hay muchas personas que no tienen nada claro en qué consiste la entrada en la vida. Piensan que uno tiene entrada en la vida solo con dedicar un poco de esfuerzo, llevar a cabo algunos deberes, cambiar ciertos malos hábitos y rasgos problemáticos, hacer lo que se les dice y someterse un poco. Ven la entrada en la vida de una manera demasiado simplista. Al creer en Dios de este modo, ¿transformarán su carácter-vida? (No, solo cambian en apariencia, su esencia no ha cambiado). Ahora habéis cambiado un poco, pero ¿se producen cambios en vuestro comportamiento externo, o bien en vuestro carácter-vida? ¿Habéis encontrado una salida a vuestros puntos de vista incorrectos sobre la entrada en la vida y habéis empezado a obtenerla? ¿Sois capaces de evaluar qué partes de vosotros mismos han cambiado y cuáles no? Si se os encargó cumplir un deber y en principio fuisteis incapaces de someteros, ¿hasta qué punto sois capaces ahora de hacerlo? Por ejemplo, pongamos que eres un hermano, si se te pide que prepares comida y laves los platos todos los días para los demás hermanos y hermanas, ¿te someterías? (Eso creo). Tal vez lo hicieras a corto plazo, pero, si se te pidiera que llevaras a cabo ese deber a largo plazo, ¿te someterías? (Podría someterme a veces, pero es posible que con el tiempo no pudiera hacerlo). Esto significa que no te has sometido. ¿Qué provoca que la gente no se someta? (Se debe a que albergan en su corazón nociones tradicionales. Creen que los hombres deberían trabajar fuera de casa y las mujeres ocuparse de las tareas domésticas, que cocinar es un trabajo de mujeres y que un hombre se rebaja por cocinar. Por eso no es fácil someterse). Eso es. Hay discriminación sexual en lo que respecta a la división de las labores. Los hombres piensan: “Nosotros deberíamos estar fuera de casa ganándonos la vida. Tareas como cocinar y lavar deben hacerlas las mujeres. A nosotros no se nos debería obligar a hacerlas”. Sin embargo, ahora se dan circunstancias especiales y se te pide que las hagas, así que, ¿qué haces? ¿Qué complejos debes superar para poder someterte? Este es el quid de la cuestión. Debes superar tu discriminación sexual. No existe ningún trabajo que deban hacer los hombres y tampoco otro que deban hacer las mujeres. No dividas las labores de este modo. El deber que cumple la gente no debe determinarlo su sexo. Puedes dividir las labores de esta manera en tu propia casa y en tu vida cotidiana, pero esto tiene que ver con tu deber, ¿cómo debes interpretarlo entonces? Deberías recibir este deber de Dios y aceptarlo, y cambiar los puntos de vista incorrectos que tienes dentro. Deberías decir: “Es cierto que soy un hombre, pero soy miembro de la iglesia y un ser creado a ojos de Dios. Llevaré a cabo lo que me encargue la iglesia; las cosas no se dividen en función del sexo”. Primero debes desprenderte de tus puntos de vista incorrectos, y luego aceptar tu deber. ¿Es aceptar tu deber verdadera sumisión? (No). En los días sucesivos, si alguien dice que tu comida está demasiado salada o que le falta sabor, u opina que algo no te salió bien y no quiere comérselo, o te pide que prepares algo nuevo, ¿lo podrás aceptar? Llegado ese punto, te sentirás incómodo y pensarás: “Soy un hombre con amor propio, ya me he rebajado a prepararle la comida a estos hermanos y hermanas, y aun así señalan todos estos problemas. No me queda nada de orgullo”. Llegado este punto, no te quieres someter, ¿verdad? (No). Esta es una dificultad. Cuando no te puedes someter, el motivo es que un carácter corrupto se está revelando y causando problemas, y eso te hace incapaz de practicar la verdad y someterte a Dios. Llegado este punto, tu corazón estará en conflicto; tus pensamientos te controlan y te hacen creer que te has rebajado, y te sientes molesto en tu interior. ¿Qué deberías hacer en ese momento? (Buscar la verdad). ¿Cómo buscas la verdad? Has de orar: “Dios, da igual lo que me pidan los demás, yo lo trataré como mi deber. Da igual a quién sirva o para quién haga cosas en apariencia, lo aceptaré todo de Dios. Este es mi deber y debo someterme; no necesito mi orgullo. En la casa de Dios, los deberes no se dividen entre los de alto o bajo nivel, los de alto o bajo estatus, los deberes para hombres o para mujeres, los de los viejos o de los jóvenes. Solo están los deberes que se hacen bien y los que no, aquellos que se hacen con lealtad y los que no”. Después de que te hayas desprendido de tu orgullo, estatus, posición y dignidad, ¿te has desprendido por completo de ti mismo? (No). En ti se producirá todavía una reacción. A veces la gente te faltará al respeto, pensará que eres estúpido y te tratará como a alguien inferior, diciendo: “¡Un hombre que es tan feliz cocinando no va a llegar a nada! Yo nunca lo haría”. Te conducirán en la dirección equivocada, te inculcarán ideas y nociones incorrectas e influirán en tu práctica. Consideran una forma de humillación cosas positivas como que le des importancia a la entrada en la vida, seas una persona normal y seas leal a tu deber, y por tanto te tratan como a un inferior y te juzgan. Si no eres capaz de asimilarlo, caerás de inmediato en la negatividad y pensarás que este deber siempre te hace rebajarte delante de los demás y que la gente te trate como alguien inferior y te mandonee. Entonces, no te volverás a someter, ¿verdad? Cuando nadie te trata como alguien inferior ni te juzga, crees que ya eres capaz de someterte, que ya tienes entrada en la vida y posees algo de realidad-verdad y de estatura. ¿Es correcta esta manera de pensar? Entonces, cuando alguien te juzga y desafía tu estatura, ¿por qué te vuelves negativo y piensas esto?: “¿Cuánto tiempo más me he de pasar cocinando antes de que esto se acabe? Esta persona siempre me menosprecia. No está bien que lo haga, ¡no puedo aceptarlo!”. Ha vuelto a aparecer el problema. Cuando no puedes aceptarlo, ¿también te quejas al mismo tiempo y dices esto?: “¿Cómo puede asignarme el líder esta clase de deber a mí? ¿Por qué me escogió a mí en concreto en vez de a otro? ¿Parezco fácil de intimidar? La gente me intimida, el líder no me mira con buenos ojos y Dios no me protege”. Tu carácter rebelde ha vuelto a asomar la cabeza. ¿Qué problema hay aquí? ¿Podría ser que tu estatura es demasiado pequeña? Ni siquiera puedes soportar esta pequeña afrenta, y eso hace que te vuelvas negativo y te quejes. ¿En esto consiste tener realidades-verdad? No tienes ninguna realidad-verdad. Existe un método muy sencillo para resolver este problema, y es que en tu corazón debes pensar: “No importa quién me menosprecie o me mire con desdén, debería llevar a cabo mi deber. No puedo abandonar la comisión de Dios. No lo hago por otros ni tampoco para que los demás me aprecien, ¿de qué sirve que lo hagan? He de cumplir bien mi deber para satisfacer a Dios”. Así es como debes pensar en tu corazón. Ahora, cuando cocinas, ¿no te sientes más seguro de ti mismo? ¿Se ha resuelto el problema entonces? En realidad, no por completo. En última instancia, te hallas en un estado constante de conflicto, cayendo sin cesar en la debilidad y la negatividad y luego volviéndote a levantar; se te está templando sin parar. Has examinado todos los estados y no estás dispuesto a vivir siempre de una manera tan gravosa. No quieres que estas dificultades te asolen siempre, que te perturben o te limiten. Quieres cumplir bien tu deber, de una manera fácil y sencilla. Así que ¿cómo consigues esto? Debes buscar la verdad de manera constante, atenerte continuamente a tu convicción, y practicar de acuerdo con las palabras de Dios es siempre lo correcto. Dices: “Nadie puede perturbarme. Este es mi deber, esta es la comisión que Dios me encomendó, esta es mi responsabilidad y mi obligación. Da igual quién se burle de mí, quién me haga dudar de mi cordura o me tiente, no sirve de nada. Para mí es un honor poder cumplir mi deber y, si puedo hacerlo, toda la gloria va para Dios. Si no puedo lidiar con ello, entonces me habré humillado. Quien me tome a broma y menosprecie este deber no es alguien que persiga la verdad”. ¿Acaso no es un hecho? (Así es). Es un hecho. Cuando se puso a prueba a Job, Satanás lo perturbó y tentó, pero ¿dudó Job? (No). Porque la verdad y las palabras y el camino de Dios se encontraban en su corazón. Cuando te enfrentas a circunstancias y pruebas, el que seas capaz de defender la verdad y la comisión que Dios te encomendó depende de hasta qué punto conozcas, comprendas y aceptes la verdad. Algunas personas siempre dudan de la verdad y no pueden llegar hasta una posición de certeza respecto a ella o, en cuanto a su deber, nunca están seguros de cómo deben hacer algo ni de si es la manera correcta de hacerlo. Jamás son capaces de atenerse a aquello que es correcto; algunas personas, acontecimientos y cosas siempre les perturban y, cuando se les acercan personas malas, malvadas, demonios o satanases y les dicen cosas que los tientan o perturban, se vuelven débiles y se desorientan. ¿No significa esto que su estatura es pequeña? (Sí). ¿Es fácil arreglar la corta estatura? En teoría, sí. Depende de si eres capaz de estar seguro de que el camino que sigues lo guía Dios. Cuando cumples tu deber, debes practicar la verdad y aceptar la comisión de Dios. Esto es crucial. Lo único que hay que temer es que en tu corazón tengas una visión sesgada de tu deber y pienses que este te hace rebajarte y no vale para nada. Cuando cuentas con puntos de vista sesgados y, además, otros te perturban, se vuelve aún más problemático. No puedes cumplir bien tu deber si tienes el corazón lleno de confusión. Cuando se puso a prueba a Job, había mucha gente a su alrededor que lo perturbaba. ¿Qué fue lo que dijo su mujer? (“Maldice a Dios y muérete” [Job 2:9]). Con lo cual quiso decir: “No creas. Si aquello en lo que creías fuera realmente dios, ¿por qué te sucederían estas cosas?”. ¿Qué dijo Job? (“Como habla cualquier mujer necia, has hablado” [Job 2:10]). Job condenó a su mujer porque ya tenía la certeza de que Dios era el Dios verdadero, de que Él hizo esto, de que se trataba de Su soberanía y era obra de las manos de Dios. Job estaba muy seguro, así que, una vez que la gente de hoy entiende la verdad, ¿por qué no pueden atenerse al camino verdadero y mantenerse firmes en su testimonio? Porque los corazones de la gente están demasiado mancillados; no solo no entienden la verdad, sino que no son personas que amen la verdad ni la busquen. Por tanto, por muchas palabras y doctrinas que pueda decir la gente o por muchas consignas rotundas que puedan escupir, en última instancia, no pueden mantenerse firmes. En cuanto alguien de la iglesia dice algo ligeramente diferente, o alguien dice cosas que perturban o desorientan, o que condenan y humillan, les parece que se están burlando de ellos y los están humillando, y se quedan completamente destruidos. Alguien ha transformado su carácter si se manifiesta de esta manera, si se halla en constante conflicto interior y ajusta sin cesar sus puntos de vista, pero, al mismo tiempo, también acepta continuamente la soberanía y las disposiciones de Dios, continúa comprendiendo la verdad, entra poco a poco en diferentes facetas de esta, entra en todas las verdades, y al final es capaz de evitar que cualquier tipo de persona, acontecimiento y cosa lo perturbe, afecte o controle, y cree firmemente que los principios-verdad que practica son correctos.
En el momento presente, cuando cumplís vuestro deber, ¿es todavía posible que os limiten toda clase de personas, acontecimientos y cosas? ¿Sois capaces de ateneros a la verdad y de hacer las cosas de acuerdo con los principios? (No). Entonces, ¿con qué dificultades soléis encontraros? (A veces, cuando veo que otras personas hacen cosas que dañan los intereses de la casa de Dios, lo señalo, pero, cuando veo que no lo aceptan o que su actitud es mala, temo que surja una discusión, así que doy mi brazo a torcer). ¿Ceder es bueno o malo? (Es malo, pero temo que si insisto en el asunto se desencadenará una discusión y se destruirá la paz, y la gente no tendrá una buena impresión de mí). Si quieres evitar discusiones, ¿es ceder la única vía? ¿En qué situaciones se puede ceder? Si se trata de asuntos menores, como tu interés o tu orgullo, no hay necesidad de discutir por ellos. Puedes optar por ser tolerante o por ceder. Sin embargo, en asuntos que pueden afectar el trabajo de la iglesia y perjudicar los intereses de la casa de Dios, hay que atenerse a los principios. Si no observas este postulado, no eres leal a Dios. Si optas por ceder y abandonar los principios-verdad para cubrir las apariencias o preservar tus relaciones interpersonales, ¿no es egoísta y vil de tu parte? ¿No es una señal de ser irresponsable en tu deber y desleal a Dios? (Sí). Por tanto, si llega un momento en el transcurso de tu deber en que todo el mundo está en desacuerdo, ¿cómo debes practicar? ¿Discutir con todas tus fuerzas va a resolver el problema? (No). Entonces, ¿cómo debes resolverlo? En esta situación, una persona que comprenda la verdad debe dar un paso adelante para resolver la cuestión, poniendo, en primer lugar, el asunto sobre la mesa y dejando que ambas partes digan lo que piensan. Luego, todos deben buscar la verdad juntos y, tras orar a Dios, destacar la verdad pertinente en Sus palabras para hablar de ella. Una vez que hayan hablado de los principios-verdad y hayan ganado en claridad, ambas partes podrán someterse. Han de aprender a someterse a la verdad. Si la mayoría de la gente es capaz de someterse a la verdad, pero hay unos pocos que no se someten a ella o a los que no se les puede hacer entrar en razón, entonces se trata de personas que no aceptan la verdad y su naturaleza es la de las personas malvadas, y el pueblo escogido de Dios las discernirá con facilidad. Esta es la mejor manera de resolver el problema de las discusiones en la iglesia. Usar la verdad para resolver los problemas es un principio importante, y uno no puede ceder sin principios. Si, a fin de preservar tus relaciones personales, tu orgullo y tus propios intereses, eres capaz de sacrificar los intereses de la casa de Dios, estás cediendo ante Satanás. Esto carece de principios y es desleal a Dios. Si cada persona lucha para salvar sus propias apariencias y enfatiza sus propias razones, ¿es esta la actitud de buscar la verdad? ¿Se trata de la actitud que uno debe tener en su deber? (No). Para que una persona alcance la lealtad en su deber, no debería luchar por reputación o por el interés propio, debería permitir que Dios posea la autoridad y dejar que la verdad sea su dueña; los intereses de la casa de Dios y la eficacia de la obra son lo primero y lo principal. ¿No es correcto este principio? (Sí). Si todos sois capaces de ceñiros a este principio, ¿qué queda por discutir con la gente? No habrá discusiones. Aquellos que siempre protegen sus propios intereses y no practican en absoluto la verdad no son buenas personas, y aquellos que siempre venden los intereses de la casa de Dios para ganarse el favor de otros son incluso peores. Todos son unos incrédulos y son personas que traicionan a Dios. Si una persona entra en conflictos y debates con otras para proteger los intereses de la casa de Dios y la eficacia del trabajo de la iglesia, y su actitud es un poco inflexible, ¿os parece un problema? (No). Porque su intención es correcta: proteger los intereses de la casa de Dios. Es una persona que está del lado de Dios y se atiene a los principios-verdad, una persona en la que Dios se deleita. Una actitud fuerte y decidida a la hora de proteger los intereses de la casa de Dios es señal de una postura firme y de adhesión a los principios, cosa que recibe la aprobación de Dios. La gente puede creer que hay un problema en esta actitud, pero no es gran cosa; no tiene nada que ver con la revelación de un carácter corrupto. Recordad que lo más importante es atenerse a los principios-verdad.
La entrada en la vida es lo más fundamental. ¿Con qué está conectada principalmente la entrada en la vida? (Con perseguir la verdad). Eso es. Está conectada principalmente con perseguir la verdad. Solo aquellos que persiguen la verdad tienen entrada en la vida. Si la gente quiere tener entrada en la vida, eso atañe a practicar la verdad. ¿Cómo discierne uno si alguien persigue la verdad? ¿Qué tipo de persona no persigue la verdad? ¿Lo sabéis? El primer tipo del que hablé fue el de las personas que no tienen entendimiento espiritual. ¿Cuál es la esencia de las personas que no tienen entendimiento espiritual? (Después de leer palabras de Dios que desenmascaran las actitudes corruptas de las personas, son incapaces de asociar las palabras de Dios con sus propios estados y manifestaciones; creen que Dios habla sobre otra gente). Lo fundamental es que son incapaces de compararse con las palabras de Dios, ¿pero esto lo saben? (No). Los que no tienen entendimiento espiritual son incapaces de darse cuenta de estas cosas. Aún tienen alegre el corazón, creen que entienden muchas de las palabras de Dios, pero en realidad para ellos cada palabra es un mero precepto. Piensan: “Si Dios me obliga a hacer algo, lo haré. Si me hace renunciar a algo, renunciaré; si hace que me gaste, eso haré. Al someterme a Dios de este modo, estoy salvado”. Tras creer de esta manera durante varios años, creen que tienen capital, tal como dijo Pablo: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:7-8). Da igual cómo lo plantees, Pablo carecía de entendimiento espiritual. Es una auténtica pena. Ya suponía un problema que no tuviera entendimiento espiritual, pero además no perseguía la verdad. Trataba toda su doctrina, consignas, figuraciones, nociones, conocimiento y filosofías propias como si fueran la verdad, y los usaba como base para expandir sus propias búsquedas. En consecuencia, hiciera lo que hiciera, no vivía las realidades-verdad ni estaba de acuerdo con las intenciones de Dios. ¡Su problema era grave! Pablo se lleva la palma en lo que se refiere a falta de entendimiento espiritual, ¿verdad? (Sí). ¿Aman la verdad aquellos que no tienen entendimiento espiritual? En absoluto, porque los que no tienen entendimiento espiritual son incapaces de captar la verdad y, si no la captan, de ninguna manera pueden amarla. ¿Cómo se manifiestan los que no tienen entendimiento espiritual? La principal manifestación es que, por mucho que la gente hable con ellos sobre las palabras de Dios, siguen sin entender y, por muy claramente que hablen sobre la verdad con ellos, siguen siendo incapaces de captarla. Esto está directamente conectado con poseer un calibre demasiado bajo. ¿Pueden las personas que no tienen entendimiento espiritual perseguir la verdad? No podrían ni aunque quisieran. Aquellos que no tienen entendimiento espiritual no son capaces de entender de qué está hablando Dios, no saben qué estados desenmascara Él ni pueden establecer comparaciones consigo mismos. Tratan todas las palabras de Dios como preceptos, frases, consignas y doctrina, y nunca saben qué palabras de Dios son la verdad. ¿Qué problema hay aquí? Que su calibre es demasiado bajo, no poseen capacidad de comprensión en absoluto y manifiestan una carencia de entendimiento espiritual.
El segundo tipo es el de las personas que tienen entendimiento espiritual. Las personas que tienen entendimiento espiritual pueden entender la verdad, establecer comparaciones consigo mismas cuando comen y beben de las palabras de Dios y comprender lo que estas desenmascaran, qué verdades hay en ellas y qué exige Dios. ¿Equivale la capacidad de comprensión a tener entrada? (No). Entonces, ¿a qué me refiero cuando digo que son capaces de entender? ¿A qué alude? (Pueden establecer comparaciones entre las palabras de Dios y ellos mismos). La capacidad de establecer comparaciones consigo mismos es parte de ello. Admiten las actitudes corruptas del hombre y todas las clases de estados que desenmascara Dios. Por tanto, ¿son capaces de saber qué exige Dios? En cierta medida, deberían conocer las exigencias de Dios, conocer qué principios se expresan en Sus palabras y cuáles son Sus intenciones. Tienen claras estas cosas y las entienden; por eso se dice de ellas que tienen entendimiento espiritual. Cuando las personas que tienen entendimiento espiritual comen y beben de las palabras de Dios, son capaces de establecer comparaciones consigo mismas, entienden a qué se refieren las palabras de Dios y cuáles son Sus exigencias. Esto demuestra que este tipo de persona posee el calibre y la capacidad para comprender la verdad. Por tanto, ¿poseer este calibre y capacidad significa necesariamente que tengan entrada en la vida? (No). Existen varios supuestos diferentes. Hay quienes pueden entender las palabras de Dios y poseen el calibre y la capacidad para comprender Sus palabras, pero nunca han establecido comparaciones consigo mismos. Tan solo establecen comparaciones entre las palabras de Dios y otras personas, buscan defectos en los demás, les echan en cara sus deficiencias, les critican sus estados e intentan leerles la mente, como si fueran un detector. Cuando no tienen nada más que hacer, le dan vueltas a lo que piensan los demás, tratan de detectar lo que piensan en el corazón, qué pensamientos e ideas albergan en él, cuál es su intención, su objetivo, su motivación, qué esperanzas tienen y qué actitudes corruptas revelan al hacer las cosas. ¿Cuál es su objetivo al detectar todo esto? Establecer comparaciones entre las palabras de Dios y otras personas, a fin de resolver luego los problemas de estas. Por ejemplo, el entorno en el que vive Fulano de Tal, cómo son sus antecedentes familiares, cuántos años ha creído en Dios, qué problemas suele tener, con qué debilidad cuenta al perseguir la transformación de su carácter, con qué dificultades se encuentra a menudo cuando suceden las cosas, en qué situaciones le resulta fácil volverse negativo, cómo de bien cumple su deber, cómo aborda las palabras de Dios y si tiene una vida espiritual normal; captan todas esas cosas con claridad. Son muy inteligentes, pero por desgracia no aplican esa inteligencia en los lugares adecuados. Resuelven los problemas de otras personas, pero ellos mismos no practican la verdad. Este tipo de persona es a menudo un líder u obrero, o alguien con cierto grado de responsabilidad. ¿Resulta problemático el método de búsqueda que tiene esta clase de persona? (Sí). Este método de búsqueda es problemático y de una manera muy grave. ¿Cómo de grave? Deberíamos hablar sobre ello. Este tipo de persona tiene entendimiento espiritual, es capaz de comprender las palabras de Dios y sabe cómo establecer comparaciones con ellas, pero nunca las ha comparado consigo misma; en su lugar, las compara con otros. ¿Cuál es su objetivo al hacer esto? (Alardear). Eso es. Alardea para satisfacer sus deseos y ambiciones, para asegurar más su estatus, y para volverse más capaz de capturar los corazones de la gente. El hecho de que pudiera hacer esto tiene conexión con su naturaleza, y está directamente vinculado a lo que persigue al creer en Dios. Si se le juzgara por el hecho de dedicarse de todo corazón a las cosas y desempeñar al máximo su trabajo, así como por el hecho de ser capaz de captar muy bien todos los diversos estados que tienen los demás, ¿se podría decir que se trata de una persona que persigue la verdad? No necesariamente. Entonces, ¿cómo se puede distinguir si alguien persigue la verdad? Si se muestra especialmente responsable en lo que respecta a la entrada en la vida de los hermanos y hermanas, si pone mucho corazón y empeño en las cosas, si realiza muy bien sus tareas, si busca la verdad a menudo en cuanto a cualquier tipo de estado que tengan los hermanos y hermanas, y luego resuelve los problemas, al poder cumplir su deber así, ¿se trata de un líder cualificado? A juzgar por estas manifestaciones y revelaciones suyas, ¿puede uno estar seguro de que persigue la verdad? (No necesariamente). ¿Por qué? (Puede resolver los problemas de otras personas, pero nunca se ha comparado con las palabras de Dios). Si nunca ha resuelto sus propios problemas, ¿cómo resuelve los de los demás? (Confía en palabras y doctrinas para resolverlos). Entiende algunas palabras y doctrinas, tiene algo de inteligencia, de buena memoria, reacciona rápido a las cosas y, en cuanto oye un sermón, es capaz de acudir de inmediato a alardear ante los demás. A juzgar por estas cosas, ¿tiene entrada? (No). Resolver las dificultades de otras personas sin resolver nunca las propias no es una manifestación de perseguir la verdad. Solo se sirve de doctrina y de las palabras de Dios, o de toda clase de tácticas y métodos, para persuadir y convencer a otros; se sirve de las palabras y doctrinas que entiende, o imita y copia palabras de experiencia vital para ayudar a la gente a salir de la adversidad. Emplea estos métodos para resolver las dificultades de otros, en lugar de recurrir a lo que él mismo ha sufrido y a sus experiencias reales para hacerlo. Esto prueba que esta persona no es alguien que persiga la verdad. ¿Qué es lo que aporta a otras personas? (Doctrina). ¿Por qué lo consideramos doctrina? Porque no proviene de sus propias experiencias, no es algo por lo que haya pasado realmente y no se trata de su verdadero entendimiento. ¿Con qué riega realmente a los demás? Con doctrina, frases y palabras que los persuaden y consuelan. Usa además métodos, tácticas e inteligencia humanas y, pase lo que pase, cree que responder las preguntas de las personas es resolver problemas y que esto es llevar a cabo la obra. A juzgar por sus manifestaciones, por las cosas que aporta a los demás, por la manera que tiene de obrar y por la senda que sigue, ¿es esta persona alguien que persiga la verdad? (No). No se trata de alguien que persiga la verdad. ¿Acaso no es un poco deshonesto servirse de la verdad para resolver problemas cuando él mismo no tiene entrada? (Sí). Es deshonesto, es hipócrita y engaña a los demás. Por tanto, ¿pueden las personas así cumplir bien su deber? (No). ¿Por qué no? Porque no persiguen la verdad, y existe una conexión directa entre cumplir bien el deber de uno y entender la verdad. Por ejemplo, uno debe entender la verdad para regar la iglesia, para resolver problemas y para lidiar con ellos; y entenderla es incluso más necesario para tener discernimiento sobre las personas. Cada faceta de la obra de la iglesia tiene que ver con la verdad; si alguien no la entiende, tampoco realizará bien la obra esencial de la iglesia y su desempeño solo resultará aceptable en las tareas generales. Por tanto, si un líder no persigue la verdad, por muy ocupado que esté, por mucho que vaya de aquí para allá o por mucho que sufra, no hará una buena labor y será incapaz de cumplir bien su deber en la plena medida de sus funciones y responsabilidades. En su trabajo, corre de un lado a otro sin motivo, observa dónde hay problemas y luego los arregla de una manera simplista. Cuando alguien tiene algún tipo de dificultad, le comparte un poco de doctrina y, cuando otro está negativo y débil, lo anima y lo exhorta; estas son las cosas que hace. Cree que, si está pendiente de las personas a las que lidera, siempre y cuando todos se mantengan ocupados y nadie permanezca ocioso, está llevando bien a cabo su trabajo, y que, si puede ir por todas partes inspeccionando y dirigiendo el trabajo, sin nadie que lo denuncie ni lo desenmascare, si le es posible predicar y hablar dondequiera que vaya y si logra que todo funcione con fluidez y sin impedimentos, eso significa que está cumpliendo bien sus responsabilidades y su deber. Esto es hacer el trabajo desde una posición de estatus, sin usar la verdad para resolver los problemas en un sentido práctico. Le concede importancia a realizar el trabajo y, a la vez, es posible que no se preocupe por su estatus; lo único que hace es obcecarse en emplear doctrina y consignas para exhortar a tal persona o animar a tal otra, se obceca en mantenerse ocupado con esta tarea. Piensa que, mientras no esté ocioso, no pasa nada. Lo primero es no holgazanear, lo segundo es ser hacendoso y lo tercero es ser capaz de soportar el sufrimiento. Se pasa el día de un lado a otro; si hay algún problema en alguna parte, hay que resolverlo lo antes posible, y siempre debe preguntar por ahí si alguien tiene algún problema. Cree que hacer esto es perseguir la verdad. En realidad, ¿poseer estas manifestaciones significa necesariamente que persiga la verdad? ¿Implica necesariamente que tenga entrada en la vida? Esto todavía es cuestionable. Es la primera manifestación de las personas que tienen entendimiento espiritual pero no persiguen la verdad.
La segunda manifestación de las personas que tienen entendimiento espiritual pero no persiguen la verdad es que, si bien son capaces de entender las palabras de Dios, de comprender el lado práctico de lo que dicen Sus palabras, y pueden compararse con ellas, pero nunca ponen nada de eso en práctica. Este tipo de gente no hace las cosas de acuerdo con las palabras de Dios ni conforme a los principios-verdad, ni tampoco se restringe. Cuando algo sucede, simplemente quieren que la gente se someta a ellos y los escuche, pero no quieren someterse a la verdad. Tratan la práctica de la verdad y someterse a ella como la responsabilidad, la obligación y el deber de otras personas, y como algo que deben hacer los demás. Se tratan a sí mismos como si estuvieran aparte. No importa cuánto entiendan ni cuántas palabras de Dios sean capaces de relacionar consigo mismos, consideran que todo lo que dice Dios va dirigido a otros y no tiene nada que ver con ellos. Entonces, ¿qué es lo que hacen? También están muy ocupados. Acuden a la iglesia y ven quién los critica, y después toman nota de ello. Luego, se devanan los sesos para pensar en maneras de “arreglarlo”. Dicen: “Vamos a abrirnos y a compartir. Cualquier cosa que pienses en tu interior, cualquier opinión que tengas sobre mí y cualquier crítica que me hagas, házmelo saber y haré todo lo posible por cambiar y hacer las cosas de otra manera”. ¿Cuál es su objetivo al cambiar? Agradar a los demás. Además de esto, observan quién los critica y quién no se somete a ellos, y luego buscan pasajes relevantes de las palabras de Dios para “arreglarlo”. Dicen: “Dios es el amo cuando la casa de Dios elige líderes y obreros. En la casa de Dios, la verdad es la autoridad. A quienquiera que los hermanos y hermanas elijan líder, es lo que deseaba Dios y debéis someteros a ello. No te sometes a mí, sino a la guía del Espíritu Santo y a la verdad. ¡Si no te sometes, se te castigará!”. Al oír esto, hay quienes saben que el líder malinterpreta las palabras de Dios y tergiversa los hechos para desorientar a la gente, y no lo escuchan. Cuando el líder nota que estas personas no se someten lo bastante a él, piensa: “Te niegas a someterte a mí, ¿verdad? Tengo otras maneras de tratar contigo. No voy a andarme con remilgos”. El líder le dice a la gente que no se somete a él: “¿Has terminado la tarea que te encomendé?”. Y alguien le responde: “Falta un poco para terminarla. No va a producirse ninguna demora”. El líder dice: “¿Cómo no va a haber demora si falta un poco aún? A ojos de Dios, un poco es mucho. Esta es una manifestación de deslealtad. ¿A esto llamas llevar a cabo tu deber?”. ¿Es esto lo que quiere decir el líder en realidad? ¿Qué objetivo tiene en el corazón? Quiere forzar a los demás a la sumisión, derrotarlos y bajarles los humos, pero no puede expresarlo de manera explícita. Si lo hiciera, los hermanos y hermanas lo calarían y desenmascararían, así que ha de buscar una razón y una excusa honradas para hacer las cosas; debe reprimir a las personas de manera “respetable y razonable”, de modo que después de haberlo hecho no sea evidente para los demás, la gente en cuestión obedezca y el líder logre su objetivo de fortalecer su posición y consolidar su estatus. ¿Qué carácter es este? (Es insidioso y retorcido). Es insidioso, retorcido, venenoso y hace las cosas en aras del estatus. No presta atención a aquello que no tiene relación con su estatus y no le dedica su corazón, pero, en lo que respecta a las cosas que afectan a su fama, ganancia, estatus, orgullo y a su posición en la iglesia, se aferra a ellas y no las suelta, y empieza a ponerse serio. Cuando habla sobre la verdad en las reuniones habituales, a veces se conoce a sí mismo, se compara con las palabras de Dios y desenmascara su propio carácter corrupto, pero detrás existe un objetivo, una intención: lo hace todo para que los demás lo admiren, lo envidien y lo veneren, y para consolidar su estatus. Posee ambiciones y un objetivo. Si no es en aras de su estatus, no dice ni una palabra; si no es con el fin de asegurar ese estatus, no hace nada; todo lo que hace es en aras de su estatus. Se romperá la espalda por ello, pero, si es en aras de la obra de la iglesia, cuando descubre problemas, no los resuelve ni los aborda cuando otros los denuncian, y no levanta un dedo para ocuparse de nada; ve que hay otra gente ocupada cumpliendo su deber, pero no hace nada en absoluto. ¿Qué clase de persona es esta? (Alguien rastrero y vil que solo vive por la fama, la ganancia y el estatus). ¿Aquellos que solo viven por el estatus persiguen la verdad? ¿Son capaces de hacerlo? (No). Es difícil de decir. Si cuentan con un poco de sentido de la conciencia, de sentido de la vergüenza, de dignidad y de talante, y son capaces de aceptar la verdad después de experimentar algo de castigo y juicio que los poden o que los pongan a prueba y los refinen, entonces es posible que den un giro a las cosas. Sin embargo, si son insensibles, memos, intransigentes y no aceptan la verdad en absoluto, por mucho que entiendan, ¿les sirve de algo? (No). Por mucho que entiendan, no se les conmoverá el corazón. Por muy ocupados que parezcan desde fuera, por mucho tiempo que se pasen corriendo por las calles, por mucho que se sacrifiquen, renuncien y se esfuercen, ¿se puede considerar que los que solo hablan y actúan en aras del estatus son los que persiguen la verdad? De ninguna manera. Por el estatus, pagarán cualquier precio. Por el estatus, padecerán cualquier dificultad. Por el estatus, no se detendrán ante nada. Intentarán encontrar los trapos sucios de otros, incriminarlos o hacérselo pasar mal, pisoteando a los demás. Ni siquiera temen el riesgo de recibir castigo o represalias; actúan en aras del estatus sin pensar en las consecuencias. ¿Qué buscan estas personas? (Estatus). ¿Dónde está la similitud con Pablo? (En que van en pos de la corona). Van en pos de la corona de justicia, del estatus, la fama y la ganancia, y, en vez de perseguir la verdad, consideran legítima la búsqueda de estatus, la fama y la ganancia. ¿Cuál es la principal característica de estas personas? Que, en todos los sentidos, actúan en aras del estatus, la fama y la ganancia. Este tipo de persona, que hace las cosas en aras de la fama, la ganancia y el estatus es la más capaz de desorientar a los demás. Cuando la conoces, no puedes calarla. Ves que la doctrina de la que habla suena bien, lo que dice parece práctico, el trabajo que organiza es muy adecuado, parece que tiene algo de calibre y lo admiras bastante. Este tipo de persona también está dispuesta a pagar un precio cuando cumple su deber. Trabaja duro todos los días, pero nunca se queja de cansancio. No tiene ni un ápice de fragilidad. Cuando los demás se muestran débiles, él no. Además, no ansía las comodidades de la carne ni es quisquilloso con la comida. Cuando la familia anfitriona le prepara algo especial, lo rechaza y no se lo toma. Solo come platos corrientes. Quien ve a personas así las admira. Entonces, ¿cómo se puede discernir si hacen cosas en aras del estatus? Primero, hay que fijarse en si es una persona que persigue la verdad. ¿Dónde quedará esto patente? (En su intención y punto de partida al hacer las cosas). Eso es una parte de ello. Quedará patente sobre todo en la meta que persigue. Si es en aras de obtener la verdad, le dará importancia a leer las palabras de Dios a menudo, a entender la verdad y a conocerse a sí mismo por medio de las palabras de Dios. Si habla con frecuencia sobre conocerse a sí mismo, le será posible darse cuenta de que carece de demasiadas cosas, de que no posee la verdad, y se esforzará con naturalidad para perseguirla. Mientras más se conozca la gente a sí misma, más podrá perseguir la verdad. Es obvio que aquellos que siempre dicen y hacen cosas en aras del estatus no son personas que persiguen la verdad. Cuando los podan, no lo aceptan; tienen mucho miedo de dañar su reputación. Por tanto, ¿son capaces de aceptar las palabras de juicio y castigo de Dios y hacer introspección? ¿Pueden entender realmente las desviaciones en su propia experiencia? Si no cuentan con ninguna de estas manifestaciones, se puede tener la certeza de que no son personas que persiguen la verdad. Decidme, ¿qué otras manifestaciones tienen aquellos que no aman la verdad y que persiguen estatus? (Cuando otros los critican, no lo aceptan y en su lugar se ponen a la defensiva, se justifican y alegan razones. Hablan con el fin de mantener su orgullo y preservar su estatus. Si alguien no los apoya, lo atacan y lo juzgan). Cuando la gente ataca y juzga a los demás, y habla y se defiende en aras de su propio orgullo y estatus, la intención y el objetivo detrás de sus acciones están claramente equivocados, y viven por entero para el estatus. ¿Puede el tipo de persona que dice y hace todo en aras del estatus ser considerado con las intenciones de Dios? ¿Puede aceptar la verdad? En absoluto. Creen que, si tienen consideración con las intenciones de Dios, deben practicar la verdad y si practican la verdad han de sufrir y pagar un precio. Entonces, perderán el goce que proviene del estatus y serán incapaces de disfrutar de los beneficios de este. Por tanto, eligen limitarse a perseguir la fama, la ganancia y el estatus, y persiguen obtener recompensas. ¿De qué otras maneras se manifiesta la gente que persigue el estatus? ¿Qué otras cosas hacen? (Si ven a algunos individuos con talento a su alrededor que son más propensos a perseguir la verdad y a los que merece la pena formar, y a los que los hermanos y hermanas se sienten más inclinados a apoyar, entonces, movidos por miedo a que tales sujetos se alcen y los sustituyan y amenacen su estatus, piensan maneras de reprimir a estos individuos con talento y buscan toda clase de razones y excusas para derribarlos. La manera más común es etiquetarlos de demasiado arrogantes y sentenciosos, de que siempre constriñen a los demás, y obligan a la gente a creer que tales cosas son ciertas, y no permiten que la casa de Dios ascienda o cuide a tales individuos). Esta es la manifestación más común. ¿Quieres añadir algo más? (Siempre les gusta dar testimonio de sí mismos y alardear. Siempre hablan sobre cierta cosa maravillosa sobre sí mismos; nunca mencionan su lado más feo y, si hacen algo mal, no reflexionan sobre sus acciones ni las diseccionan). Siempre se refieren a cómo sufren y pagan un precio, a cómo las guía Dios, y muestran la obra que han realizado. Esto forma parte también de la forma en que se manifiesta la protección y la consolidación del estatus. Los que persiguen el estatus y hacen las cosas en aras de este poseen otro rasgo muy llamativo, y es que, pase lo que pase, deben tener la última palabra. Persiguen el estatus porque quieren tener la última palabra. Quieren ser los que lleven la voz cantante y la única persona con autoridad. Sea cual sea la situación, todo el mundo debe escucharlos, y cualquiera que tenga un problema debe acudir a ellos para buscar y pedir orientación. Lo que quieren es disfrutar de los beneficios del estatus. Sea cual sea la situación, deben tener la última palabra. No importa si lo que dicen está bien o mal, aunque esté mal, han de tener la última palabra igualmente y hacer que los demás los escuchen y obedezcan. Este es un problema grave. Sea cual sea la situación, han de tener la última palabra; no importa si se trata de una situación que entiendan o no, han de meter las zarpas y tener la última palabra. Con independencia del asunto que estén compartiendo los líderes y obreros, deben tomar la decisión y no queda margen para que nadie más hable. Sea cual sea la situación que sugieran, han de obligar a todo el mundo a aceptarla y, si otros no la aceptan, se enfadan y los podan. Si alguien tiene alguna crítica u opinión, aunque sea correcta y conforme a la verdad, piensan en toda clase de maneras de ponerle objeciones. Se les da especialmente bien la sofistería, persuaden a los demás con labia hasta que al final los obligan a hacer las cosas a su manera. Han de tener la última palabra en todo. Nunca pactan con sus colaboradores ni con sus compañeros de trabajo, no son democráticos. Basta con esto para demostrar que son demasiado arrogantes y sentenciosos, no pueden aceptar la verdad en absoluto y no se someten a ella para nada. Si pasa algo importante o fundamental y son capaces de dejar que todo el mundo haga una evaluación y exprese su opinión, y al final se decide un método de práctica acorde a la opinión de la mayoría y se asegura que no va a dañar a la obra de la casa de Dios, que será beneficioso para la obra al completo; si esta es su actitud, se trata entonces de alguien que protege la obra de la casa de Dios y que puede aceptar la verdad, puesto que hay principios detrás de hacer las cosas de esta manera. Sin embargo, ¿harían las cosas de esta manera aquellos que persiguen estatus? (No). ¿Cómo las harían? Si algo ocurriera, no les importaría el consejo que les dieran los demás. Ya habrían tenido una solución o una decisión en mente mucho antes de que nadie diera ningún consejo. En el fondo, ya habrían decidido que iban a hacer eso. Llegado este punto, diga lo que diga la gente, les importa un comino. Aunque alguien los reprenda, les trae sin cuidado. No tienen consideración alguna por los principios-verdad, ya beneficie a la obra de la iglesia o los hermanos o las hermanas sean capaces de aceptarlo. Ni se les pasa por la cabeza considerar tales cosas. ¿Qué es lo que consideran? Han de tener la última palabra, quieren ser los que tomen las decisiones en este asunto; debe hacerse a su manera; han de tener en cuenta si este asunto beneficia o no a su estatus. Esta es la perspectiva desde la que contemplan los asuntos. ¿Se trata de alguien que persigue la verdad? (No). Cuando alguien que no persigue la verdad hace las cosas, siempre se preocupa por su propio estatus, fama y ganancia; siempre tiene en cuenta en qué le benefician. Este es su punto de partida a la hora de hacer las cosas.
Algunas personas tienen entendimiento espiritual pero no persiguen la verdad. Desde luego, hay alguna gente así. En cuanto a sus manifestaciones principales, el primer tipo consiste en hacer cosas por hacerlas; les gusta trabajar y no pueden quedarse quietas. Mientras estén ocupadas haciendo algo, son felices, se sienten realizadas y les parece que son reales. El segundo tipo de manifestación es hacer las cosas en aras del estatus. La gente de este tipo tiene ambiciones y deseos particularmente fuertes. Siempre quieren controlar y ganarse a los demás, y siempre desean reemplazar a Dios. ¿Con cuál de las búsquedas de Pablo tiene que ver el deseo de reemplazar a Dios? (Con su búsqueda de convertirse en Cristo). Su objetivo al perseguir estatus no es simplemente ser alguien que destaque por encima del resto, alguien con estatus al que los demás veneran. Su objetivo final es ser capaz de ganarse a la gente y controlarla, hacer que los demás los veneren y los traten como a Dios, y lograr que todo el mundo los siga, se someta a ellos y crea en ellos. ¿Qué implica todo esto? Que en el corazón de las personas se convertirán en Dios. Esta no es la búsqueda de la verdad, sino más bien la búsqueda de Satanás. Obviamente, perseguir el estatus no es la búsqueda de la verdad, así como tampoco lo es perseguir obra o reputación. ¿Qué otras manifestaciones existen? (Persiguen bendiciones). Eso es. Pagan un precio, se gastan, sufren y pueden renunciar a su propio interés en toda clase de asuntos, pero lo hacen a fin de ser bendecidos. Solo se manifiestan de esta manera en aras de ser bendecidos y de tener un buen destino. Esto tampoco es la búsqueda de la verdad. Es la tercera manera en la que se manifiestan las personas que tienen entendimiento espiritual pero no persiguen la verdad. Igual que Pablo, hacen las cosas y sufren para ser bendecidos y en aras de su destino, sin escatimar en ningún gasto. Está claro cuál es su objetivo al hacer las cosas: se centran exclusivamente en aquello que sea lo más importante y esencial para recibir bendiciones. Mientras logren la aprobación y el apoyo de los hermanos y hermanas, no pasa nada. Se concentran únicamente en cómo los ve todo el mundo, en cómo los ve lo Alto y en si se encuentran en el corazón de Dios. Mientras sea seguro que van a ser bendecidos y recompensados, no pasa nada. Sin embargo, nunca se sirven de la verdad para evaluar lo que hacen ni tampoco renuncian nunca al deseo de ser bendecidos. No se someten a las instrumentaciones y disposiciones de Dios. Si hacen algo mal y los podan, si lo Alto no está satisfecho con ellos y perciben que no hay esperanzas de que los bendigan ni tal vez de recibir un buen destino, se volverán negativos y se rendirán, no querrán llevar a cabo su deber. Los hay incluso que simplemente no quieren creer; consideran que no tiene sentido creer en Dios. Los tres métodos de búsqueda que acabo de mencionar son todos sendas que siguen aquellos que no persiguen la verdad. Hay un buen número de personas así en todas las iglesias, y ninguna de ellas ama la verdad. Da igual qué deber cumplan, siempre lo vinculan a su propio interés personal, a recibir bendiciones y recompensas, y nunca a su entrada en la vida, a entender la verdad o a transformar su carácter. Da igual durante cuántos años hayan creído en Dios o cuántos lleven cumpliendo sus deberes, nunca han perseguido el autoconocimiento ni la entrada en la vida, ni tampoco amar a Dios ni someterse a Él. Hagan lo que hagan, no buscan la verdad. Da igual qué corrupción revelen, no establecen conexiones entre esto y la verdad en las palabras de Dios. Hagan lo que hagan, sus intenciones son egoístas y vulgares, todas apuntan a asegurarse bendiciones y ganancia personal. No importa cómo los poden, no reflexionan sobre sí mismos y todavía piensan que tienen razón. La gente de este tipo rara vez se muestra negativa. No les asusta ningún grado de sufrimiento si eso significa que van a ser bendecidos y entrar en el reino. Sin duda son perseverantes, pero les resulta muy difícil aceptar la verdad. Prefieren morir que hacer introspección y ganar conocimiento sobre sí mismos, y a ellos les parece que lo hacen bastante bien. Aquellos que tienen entendimiento espiritual pero no persiguen la verdad exhiben otra manifestación. Hay quienes han escuchado muchos sermones, pero no están interesados en las verdades que expresa Dios ni en Sus palabras que desenmascaran los diversos estados de las personas. Aunque entienden estas cosas, no les interesan. Por tanto, ¿por qué creen todavía en Dios si no les interesa? No cabe duda de que en su interior tienen una especie de pensamiento impreciso y nada realista. Afirman: “No sé qué es capaz de hacer el Dios en la tierra. No sabría decirlo. Parece que sobre todo puede hablar sobre la verdad. No acabo de entender estas supuestas verdades, pero, en cualquier caso, las cosas que Él dice están bastante bien y hacen que la gente siga la senda correcta. Sin embargo, no sabría decir si en realidad Él es Dios o no”. Si dudan tanto de Dios, ¿por qué permanecen en Su casa en lugar de marcharse? Porque mantienen un punto de vista y una fantasía indefinidos en el corazón. Piensan: “Si sigo matando el tiempo aquí, puede que al final escape de la muerte y acabe entrando en el cielo y recibiendo grandes bendiciones”. Por tanto, mientras los demás persiguen un cambio de carácter y aceptan la poda, ellos están allí orando al Dios en el cielo mientras dicen: “Oh, Dios, guíame entre estas dificultades y haz que sea capaz de aceptar que me poden. Estoy dispuesto a someterme a Tus instrumentaciones y disposiciones”. Oyes las palabras con las que oran y no están mal, pero nunca admiten tener un carácter corrupto o haberse equivocado. En su corazón, solo reconocen al Dios en el cielo. En cuanto al Dios en la tierra —el Dios encarnado— y a Sus palabras de juicio, no les prestan ninguna atención, como si tales cosas no tuvieran nada que ver con ellos. Así de simple y vacía es su fe en Dios. No importa cómo hablen los demás sobre el carácter corrupto de los humanos y la necesidad de perseguir un cambio en el carácter, ellos reflexionan: “¿Cómo es que vosotros estáis tan corrompidos y yo no?”. Creen que son perfectos e intachables, que no tienen un carácter corrupto. A veces tienen prejuicios o menosprecian a los demás, pero eso lo consideran normal, creen que solo es un mal pensamiento y que desaparecerá si lo reprimen. O, cuando ven a otras personas rebelarse contra Dios, piensan: “Yo nunca me he rebelado contra Dios. El amor que siento por Él en mi corazón nunca ha flaqueado”. Solo dicen estas pocas frases y no hacen introspección ni saben cómo comportarse de acuerdo con los principios. ¿Persiguen la verdad las personas así? (No). Entonces, ¿por qué aún tienen tan buena opinión sobre sí mismos y creen que esta forma de creer en Dios no es mala? ¿Qué pasa aquí? Esto demuestra que no aman la verdad. De acuerdo con las nociones de las personas, ¿qué tipo de personas son? ¿De qué manera se manifiestan? Son elocuentes, astutos, aprenden rápido y tienen una gran capacidad para entender las cosas. Comprenden lo que dices en cuanto las palabras salen de tu boca, y son especialmente rápidos para comprender doctrina. Sin embargo, no importa lo que entiendan, la dirección y el objetivo de su búsqueda de recibir bendiciones permanecen inalterados. Además, tratan las verdades que entienden como teorías teológicas, o como una especie de dogma o enseñanza. No creen que sean la verdad, y por tanto no las practican ni experimentan, ni mucho menos las aplican a su vida. Solo aceptan y predican las doctrinas que les gustan y que concuerdan con sus nociones y figuraciones, pensando que han obtenido algo. Lo que más ganan de creer en Dios es el hecho de ser capaces de predicar doctrinas e impresionar a mucha gente. En cuanto a si practican la verdad o cuentan con algo de autoconocimiento, creen que esos son asuntos triviales de poca importancia, y que ser capaz de predicar doctrinas espirituales, responder a preguntas y hacer que otros los admiren es lo más fundamental y lo que los cualifica para disfrutar de los beneficios del estatus. Por tanto, no prestan atención a practicar la verdad, no hacen introspección y solo están satisfechos por ser capaces de predicar sermones elevados. Este problema es relativamente grave, incluso lo es más en aquellos que no tienen entendimiento espiritual, porque saben claramente que se trata de la verdad, pero no la practican ni la experimentan. Se trata de alguien que siente aversión por la verdad y juega con ella. ¿Acaso la naturaleza de este problema no es muy seria?
Ahora sois capaces de discernir a las personas que tienen entendimiento espiritual pero no persiguen la verdad, ¿no es cierto? ¿Os manifestáis de algún modo como este tipo de persona? (Sí, sobre todo porque hago cosas en aras del estatus). Decir cosas por estatus y hacerlas por estatus; todo gira en torno al estatus, esto es problemático. ¿Es posible perseguir la verdad así? ¿Cuáles son las manifestaciones de hacer cosas en aras del estatus? Principalmente, implica concentrarse en el propio rostro, imagen y dignidad, además de en el estatus que uno mantiene en el corazón de los demás; es decir, en si los demás lo admiran y lo veneran. Haga lo que haga, solo presta atención a estos aspectos, nunca ensalza a Dios ni da testimonio de Él. Por ejemplo, cuando alguien que no persigue la verdad conoce a un nuevo creyente, por dentro piensa: “Apenas llevas unos años creyendo en Dios, no entiendes nada”, y lo menosprecia. Si el nuevo creyente quiere buscar la verdad, primero le valorará su apariencia, su manera de hablar y si es de su agrado. Si el nuevo creyente tiene escaso calibre, no estará dispuesto a hablar con él sobre la verdad; solo le ofrecerá unas pocas palabras de ánimo y ahí quedará todo. ¿Qué problema se da aquí? (Cree que lleva muchos años siendo creyente y posee capital, así que saca a relucir su veteranía). Este capital es una manifestación para reafirmar su estatus. Al tener capital, se siente legitimado para hablar desde una posición de estatus, un estatus que se ha concedido a sí mismo y que nadie le ha otorgado. ¿Aquellos que obran y hablan de esta manera son los que persiguen la verdad? (No). ¿Os manifestáis vosotros de este modo? Decís: “Creo en Dios desde hace diez años. ¿Acaso no es un insulto que me pongan de compañero a alguien que solo cree desde hace dos? Ni siquiera quiero hablar con él. Una única palabra bastaría para dejarme agotado. ¡No entiende nada!”. Esto surge de estar dominado por un carácter arrogante. Si no contaras con un corazón que valora el estatus, no clasificaras a las personas de acuerdo con la experiencia o la veteranía ni pensaras que tienes capital, ¿los tratarías entonces de esta manera? Resulta claro que, debido al carácter corrupto en tu interior, las manifestaciones de tu manera de tratar a las personas no benefician a los demás, lo cual deja en evidencia tu carácter corrupto, tus búsquedas y lo que habita en el fondo de tu corazón. Hay otra manifestación de actuar en aras del estatus. Por ejemplo, algunas personas han adquirido conocimiento profesional o son expertas en cierto campo. Sin embargo, al debatir sobre ese campo, si otros hablan primero, se alteran y piensan: “¿Cómo podéis hablar sin sentido? ¡No reconoceríais la grandeza ni aunque la tuvierais delante!”. Afirman: “Me he graduado en esa materia en la universidad y he dedicado toda mi investigación a esos temas. Después de graduarme, trabajé varios años en ese campo. Hace más de diez años abandoné esta profesión, desde que creo en Dios, pero recuerdo todo al respecto con los ojos cerrados. No me gusta hablar de ello, parece que esté alardeando”. ¿Qué te parecen estas palabras? Son propias de académicos no creyentes, y se dicen en base a filosofías satánicas, por lo que parecen unos entendidos y se ganan la aprobación de todos. Aseguraban que no querían alardear, pero eso es exactamente lo que están haciendo, solo que de una manera más hábil. Mencionaron el capital que tienen, la cantidad de años que estudiaron esta profesión y lo que obtuvieron; usan este método para enviar el mensaje de que son expertos en ese campo. ¿Ser un experto en un campo implica necesariamente que lo entiendas? ¿Es este el enfoque que debes tomar si eres un experto que obra en la casa de Dios? (No). Entonces, ¿qué deberías hacer? (Buscar la verdad, conversar y buscar junto a los hermanos y hermanas). Todo el mundo debe buscar en comunión. Dices: “He de ser honesto. Trabajé en esta profesión durante varios años y sé un poco al respecto, pero desconozco los principios relativos a cómo hace uso la casa de Dios de esta profesión. No sé si el conocimiento que tengo es útil en la casa de Dios, podemos hablarlo juntos. Os contaré un poco acerca de los fundamentos de este campo”. Esta es una manera racional de hablar. Aunque son unos entendidos en la profesión, son humildes y no son orgullosos. No fingen, de verdad quieren hacer un buen trabajo y compartir con todo el mundo lo que han aprendido y lo que saben, sin guardarse nada. Esto lo hacen en aras de cumplir bien su deber, con independencia de cómo otros los vean o los traten. Cumplen su deber completamente en aras de satisfacer a Dios, y de obtener la verdad y vivir una semejanza humana. Por tanto, en cualquier aspecto del cumplimiento del deber, consideran los intereses de la casa de Dios y tienen en mente la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Hagan lo que hagan, primero comparten con todo el mundo y luego lo debaten colectivamente para llegar a un consenso, dejando que los hermanos y hermanas contribuyan con sus ideas y su esfuerzo, todos unidos para completar bien la tarea. ¿Qué os parece este enfoque? Solo las personas que persiguen la verdad lo harían de esta manera. Aunque creen en Dios de igual modo, aquellos que persiguen la verdad se manifiestan de manera diferente a aquellos que no. ¿Qué clase de persona es repugnante? (Los que no persiguen la verdad son repugnantes). No hace falta alardear si sabes un poco sobre alguna profesión, como tampoco hace falta menospreciar o limitar a otros por ello. Algunas personas se colocan a sí mismas en un pedestal cuando se convierten en líder u obrero, caminan y hablan con un porte pretencioso, hasta se dan aires de autoridad. Su manera de hacer las cosas es incluso más repugnante. Aunque tengas algo de estatus, no hace falta jactarse ni ser altanero. Deberías actuar con responsabilidad para guiar a los hermanos y las hermanas a cumplir bien su deber. Esta es tu responsabilidad y lo que deberías conseguir. Además, si tienes humanidad y eres leal, debes responsabilizarte a la hora de hacer las cosas. ¿Cómo debes hacerlo? Al hablar con claridad sobre estos ámbitos que la gente no entiende, ámbitos donde las personas son propensas a cometer errores y desorientarse, y al rectificar cualquier error y desviación que surjan, te aseguras de que todo el mundo pueda hacer las cosas con el método correcto, de forma que ya no cometan errores ni los limiten los demás. De este modo, habrás cumplido bien con tu responsabilidad. Esto es ser responsable y leal en tu deber. Una vez que hayas logrado esto, ¿podría decir todavía alguien que persigues estatus? No. Los principios que practicas ya son correctos, como lo es tu senda. Estas son las manifestaciones de aquellos que persiguen la verdad; así es como deben practicar. Lo contrario no es más que un sinfín de comportamientos deplorables. El hecho de querer alardear y que los tengan en alta consideración, pero también contenerse y ocultar lo que saben, por miedo a que si otros obtienen conocimientos respecto a tales cosas no puedan exhibirse ni volver a ser tenidos en alta consideración, ¡demuestra mucha rebeldía! Se desentienden de los intereses de la casa de Dios e incluso se quedan a observar y se ríen para sus adentros: “¡Si no hablo yo, a ver si alguien puede explicar este asunto con claridad! Si digo algo, no va a ser todo. Hoy diré un poco, mañana otro poco, y no os diré la verdad todavía. Os dejaré reflexionar por vuestra cuenta. ¡A mí no es tan fácil sacarme algo! Si os digo todo lo que comprendo, si os ayudo a comprenderlo a vosotros, entonces me quedaré sin nada y seréis mejores que yo. ¿Cómo me contemplaréis entonces?”. ¿Qué clase de criatura pensaría así? ¡Esta persona es venenosa! No es buena para nada. ¿Es una persona honesta? (No). ¿Alguno de vosotros ha hecho esto? (Yo sí. Sobre todo, después de haber difundido el evangelio durante un periodo más largo y obtenido algunos resultados, sentía que tenía capital y algunos activos. Cuando otros me preguntaban si sabía de algún buen método o disponía de alguna buena experiencia que compartir, me negaba a hacerlo. Vivía según el dicho venenoso de Satanás: “Una vez que el alumno sabe todo lo que sabe su maestro, este perderá su sustento”. Temía que otros me sobrepasaran y luego perder el estatus). Tener miedo de que otros te roben el protagonismo no es algo fácil de superar. La reputación y el interés propio son objetivos por los que la gente lucha toda su vida, pero son también como dos puñaladas en el corazón, ¡te costarán la vida!
Algunas personas que han hecho algo que beneficia a la obra de la iglesia y a los hermanos y hermanas creen que han realizado una contribución y poseen algo de estatus en la iglesia. Cada vez que se hallan delante de otros, mencionan estas cosas buenas que han hecho para que todo el mundo tenga una percepción y un entendimiento completamente nuevos acerca de ellos, una comprensión de su capital y su estatus, de su reputación y de su lugar en la iglesia. ¿Por qué hacen esto? (Para alardear y hacer ostentación). ¿Y qué sentido tiene hacer ostentación? El de consolidarse. ¿Y qué pueden lograr al consolidarse? (Que los demás los admiren). Lograr que la gente los admire, hable bien de ellos y los venere. Después de conseguir estas cosas, ¿cómo se sienten por dentro? (Lo disfrutan). Disfrutan de los beneficios del estatus. ¿Perseguís vosotros también estas cosas? ¿Qué causa estos pensamientos, ideas y maneras de pensar que tiene la gente? ¿Qué hace que surjan? ¿Cuál es su origen? El origen es el carácter corrupto del hombre. Es el carácter corrupto del hombre el que causa que la gente se revele a sí misma de este modo y hace surgir esta clase de búsquedas. Algunos suelen sentirse superiores en la casa de Dios. ¿De qué maneras? ¿Qué provoca que se sientan así de superiores? Por ejemplo, algunos saben hablar una lengua extranjera y creen que eso significa que tienen un don y talento, y que, si la casa de Dios no contara con ellos, es probable que le resultara muy difícil expandir su obra. En consecuencia, quieren que la gente los admire dondequiera que vayan. ¿Qué método emplea este tipo de persona cuando conoce a otros? En su interior, les asignan toda clase de rangos diferentes a las personas que cumplen diferentes deberes en la casa de Dios. Los líderes están en la cúspide, aquellos con talentos especiales van en segundo lugar, luego las personas con talentos promedio y, en la base, aquellos que cumplen toda clase de deberes de apoyo. Algunos tratan la capacidad de cumplir los deberes importantes y especiales como capital, como si equivaliera a poseer realidades-verdad. ¿Qué problema hay aquí? ¿Acaso no es absurdo? Cumplir algunos deberes especiales los vuelve arrogantes y altaneros, y menosprecian a todo el mundo. Cuando conocen a alguien, lo primero que hacen siempre es preguntar qué deber cumple. Si esa persona cumple un deber corriente, la menosprecian y creen que no es digna de su atención. Cuando esta persona quiere compartir con ellos, de cara a la galería se muestran de acuerdo, pero por dentro piensan: “¿Quieres compartir conmigo? Eres un donnadie. Mira el deber que cumples, ¿cómo vas a ser digno de hablar conmigo?”. Si el deber que la persona cumple es más importante que el suyo, la adulan y la envidian. Cuando ven a los líderes u obreros, son serviles con ellos y los adulan. ¿Tienen principios a la hora de tratar a las personas? (No. Las tratan de acuerdo con el deber que cumplen y los distintos rangos que les asignan). Clasifican a las personas según su experiencia y veteranía y en función de sus talentos y dones. ¿Qué hecho se revela en cómo clasifican a las personas de este modo? Revela las búsquedas de una persona, su entrada en la vida, su esencia-naturaleza y la calidad de su humanidad. Cuando algunos ven a un líder superior, lo saludan con un gesto de cabeza, se inclinan un poco y se muestran educados. Al ver a alguien que tiene algunas capacidades, que posee dones, al que se le da bien hablar, que ha cumplido deberes importantes en la casa de Dios o al que lo Alto ha ascendido y lo considera importante, hablan de una manera especialmente educada. Cuando ven a alguien de bajo calibre o que lleva a cabo un deber corriente, lo menosprecian y lo tratan como si fuera invisible; su trato es diferente. ¿Qué piensan por dentro? “Alguien como tú sigue siendo de clase baja aunque crea en Dios, pero pretendes hablar como si estuvieras al mismo nivel que yo y compartir conmigo acerca de la entrada en la vida y sobre ser una persona honesta. ¡No eres apto para hacer eso!”. ¿Qué carácter es este? Arrogancia, crueldad y perversidad. ¿Hay muchas personas de este tipo en la iglesia? (Sí). ¿Pertenecéis vosotros a ese tipo? (Sí). Tratar a las personas de manera diferente en función de quién sean; ninguna de estas cosas es una manifestación propia de aquellos que persiguen la verdad. ¿Qué persiguen? (Estatus). El comportamiento, las revelaciones y las manifestaciones habituales de las personas pueden mostrar todos los pensamientos, puntos de vista, intenciones y búsquedas que tienen, además de la senda en la que se encuentran. Lo que persigues es aquello que revelas y manifiestas regularmente, tu búsqueda se deja en evidencia. Aunque las personas de este tipo tengan entendimiento espiritual, puedan entender las palabras de Dios, establezcan conexiones con Sus palabras y las comparen con sus propios estados, pase lo que pase no buscan la verdad ni lo abordan usando la verdad de las palabras de Dios como sus principios. En su lugar, lo abordan y actúan en función de sus propias nociones, figuraciones, intenciones, objetivos y deseos, así como de sus propias preferencias. ¿Pueden las personas así entrar en las realidades-verdad? (No). Su corazón todavía alberga los principios y métodos que tienen los no creyentes para lidiar con el mundo; todavía clasifican a las personas de acuerdo con su experiencia y veteranía, y les asignan toda clase de rangos diferentes en la casa de Dios. No usan la verdad para evaluarlas, sino que en su lugar lo hacen mediante los puntos de vista y los estándares de aquellos que no creen. ¿Es esto la búsqueda de la verdad? (No). Aunque parezca que entienden la verdad cuando hablan y predican, ¿se puede ver el menor ápice de realidad-verdad en cómo cumplen su deber? (No). Entonces, ¿son personas con entrada en la vida? (No). Hay demasiadas cosas corruptas dentro de ellos, y se quedan demasiado cortos a la hora de cumplir bien con los requerimientos para la salvación. Si siempre tratan estas cosas como capital, ¿cuántas de las palabras de Dios que comprenden pueden poner en práctica? ¿Contiene realmente su corazón la verdad o las palabras de Dios? Para ellos, ¿qué peso tiene la entrada en la vida y transformar su carácter? ¿Qué es lo que se ha arraigado exactamente en su corazón? Desde luego, son todas filosofías satánicas y cosas heredadas del hombre, así como sus nociones y figuraciones sobre creer en Dios. Si estas cosas se arraigan demasiado profundamente en el corazón de las personas, les resultará extremadamente difícil aceptar la verdad. Siempre consideran cómo los ve lo Alto, si lo Alto los aprecia, si están en el corazón de Dios y si Él los conoce. Contemplan a otras personas de la misma manera, se fijan en si lo Alto los aprecia y en si Dios está complacido con ellos; tratan a las personas de manera diferente en función de quiénes sean. Si su corazón siempre da importancia a estas cosas, ¿cuánto efecto puede tener la verdad en ellos? ¿Qué persigue en realidad la gente que siempre vive en estos estados y en estas filosofías para los asuntos mundanos? ¿Pueden entrar en las realidades-verdad? (No). Entonces, ¿acorde a qué viven su vida? (A las filosofías satánicas para los asuntos mundanos). Viven de acuerdo con filosofías satánicas, pero piensan que tienen conocimiento, que son eruditos y sabios, y sienten bastante goce en su interior. ¿Cómo ven la casa de Dios? (Como una sociedad). La ven como una sociedad. No han abandonado todavía este punto de vista. Por tanto, ¿cómo arreglan estos asuntos? No es solo una cuestión de que las personas lean las palabras de Dios y sean capaces de reconocer los hechos que Dios pone al descubierto. Deben también experimentar la poda, las pruebas y el refinamiento. Necesitan además conocer su esencia-naturaleza, observar con claridad la esencia del capital, los dones, el conocimiento y las cualificaciones, desprenderse de estas cosas, aceptar las verdades en las palabras de Dios y vivir de acuerdo con la verdad. Solo entonces se puede solucionar el problema de una naturaleza corrupta.
Perseguir la verdad no es un asunto fácil. La gente debe aprender a ver las cosas de acuerdo con las palabras de Dios. En el pasado, las personas tenían muchos puntos de vista incorrectos. Si no buscan la verdad, no serán conscientes de ellos y seguirán como antes, creyendo que están en lo cierto y siendo arrogantes y sentenciosos, sin admitir su error ni siquiera después de podarlos. Es muy difícil cambiar la perspectiva desde la que las personas que no persiguen la verdad contemplan las cosas. Por ejemplo, cuando algunos se enteran de que hay alguien en la iglesia que solía dirigir una empresa, surgen en su corazón sentimientos de respeto y admiración. Envidian, encumbran, admiran e incluso veneran a una persona así. Esa persona tiene estatus en sus corazones. ¿Qué se debería hacer ante esta situación? Deberías discernir a tal persona y tratarla de acuerdo con los principios-verdad, y comprobar si es alguien que ama y persigue la verdad, alguien que merezca respeto. Si, tras relacionarte con ella y discernirla, descubres que no es esa clase de persona, dejarás de admirarla en tu corazón y no la tendrás en alta estima. Deberías tratarla y relacionarte con ella de manera normal. ¿Qué significa tratarla de manera normal? Significa que puedas hacerlo correctamente. Los corazones de las personas están llenos de sus propias preferencias, deseos y búsquedas, y sus valores quedan en evidencia por muchos pequeños comportamientos. Si hay alguien al que veneran, al referirse a él, sus palabras serán especialmente consideradas y educadas, y se expresarán de una manera particularmente respetuosa. ¿Qué indica esto? Que tal persona tiene estatus en sus corazones y la admiran. Aparte de estas cosas, dicen otras. A menudo aseguran: “Esta persona solía ser un alto cargo. No sería adecuado tratarla como a alguien corriente si viene a la casa de Dios”. En su mente, creen que la casa de Dios no da importancia a los individuos con talento. Semejante personaje de la élite fue capaz de volverse humilde y acudir a la casa de Dios, de ser creyente y cumplir con un deber, sin embargo, nadie lo admiraba ni lo ascendió, y lo Alto no le dio una importancia especial al presentárselo a los hermanos y hermanas. Al preguntarles cómo van los deberes de esta persona, dicen: “Antes era dueña de una empresa y tenía varios miles de subordinados. Hacer este poco de trabajo no le supone nada. No hay nadie en la casa de dios con un mayor calibre. Pertenece a la élite. En la casa de dios no hay élites”. ¿Qué manera de hablar es esa? Creen que el mundo secular tiene élites, pero la casa de Dios no. La gente en la casa de Dios posee la verdad; ¿la posee la gente del mundo secular? Dices que en el mundo secular existen las élites, entonces, ¿por qué no crees en ellas? ¿Por qué has acudido aquí para creer en Dios? Tienes nociones acerca de Él y deberías volver a toda prisa al mundo secular. ¿Acaso el hecho de ser capaces de decir cosas semejantes significa que se trata de la voz de Satanás? Es la voz de Satanás. Creen en Dios y vienen a Su casa, pero ensalzan a Satanás. Casi han dicho: “Si cierta persona famosa cree en dios, será el que tenga un mayor calibre. Si no se le puede perfeccionar, entonces al resto de nosotros no nos quedan esperanzas. No somos nada para ellos”. Según su corazón y sus ojos, la gente que cree en Dios no es tan buena como la gente famosa, los empresarios y altos cargos del mundo secular. Solo ellos son élite y los que tienen peso. Cuando lees entre líneas lo que dicen, ¿acaso se trata de gente que persiga la verdad? (No). No importa cuántos sermones escuchen; sus puntos de vista, pensamientos y opiniones del mundo y de las personas famosas y las élites no cambian. ¿Han obtenido la verdad? ¿Tienen entrada en la vida? (No). ¿Qué es esta persona? (Un incrédulo). Es un incrédulo. ¡Es un Judas y un traidor! En su mente, ni Dios ni la verdad son lo más elevado, sino el poder, el prestigio, la fama y la ganancia mundanos. Una persona así es un traidor. Estos son los pensamientos y puntos de vista de Judas. Son los pensamientos y la lógica de Satanás. Aunque estas personas son capaces de entender la verdad, sus pensamientos y puntos de vista no van a cambiar. Lo que persiguen es reputación, estatus y poder. Cuando estás cerca de alguien así, la expresión que tiene al hablar contigo no es la adecuada y te despierta cierta sensación: que es difícil acercarse a él y que la gente común le parece invisible. Por eso es capaz de tener tantas nociones sobre Dios. Por muchas verdades que Dios pueda expresar, en su corazón siempre existe una barrera entre él y Dios. Piensa que la humanidad normal del Dios encarnado es corriente, que no es en absoluto genial ni poderosa. Por eso es capaz de venerar el conocimiento y los dones, y de idolatrar a los grandes personajes. Cuando personas arrogantes, engreídas y vanidosas como esta, llenas de un carácter satánico, ven a Cristo, que tiene una humanidad normal y está lleno de verdad, ¿cómo pueden inclinarse y adorarlo? En su interior, piensan: “Eres dios. Solo tienes la verdad. No tienes conocimiento. Yo tengo dones; mi conocimiento es más avanzado que el tuyo; mis talentos son más avanzados que los tuyos; mi capacidad para lidiar con las cosas es más fuerte que la tuya, y se me da mejor que a ti hablar con el mundo exterior”. Cuando llevan a cabo alguna obra en la iglesia, poseen algo de capital o hacen alguna contribución, tienen incluso una menor consideración de Dios. ¿Es esta una persona que persigue la verdad? (No). Aquellos que no persiguen la verdad exhiben un sinfín de feos comportamientos y no poseen ni pizca de razón. Así que suelen quedarse atrapados en los fenómenos externos de las personas, los acontecimientos y las cosas. A veces piensan que Dios tiene razón, y otras veces creen que está equivocado; a veces creen que Dios existe, y otras veces que no hay Dios; a veces creen que Dios es Aquel que es soberano sobre los cielos, la tierra y todas las cosas, y otras veces dudan de que lo sea. Su corazón siempre se encuentra en conflicto y en lucha. Aunque el segundo tipo de persona tiene entendimiento espiritual y comprende la verdad en el sentido más superficial de su significado —el de las meras palabras y doctrina, lo cual cuenta todavía como tener algo de capacidad de comprensión—, aunque sean capaces de entender algunas verdades, nunca las ponen en práctica. ¿Cuáles son sus manifestaciones? La búsqueda de obra, de ser bendecidos, de satisfacer su propia fe imprecisa, de sustento espiritual, y de reputación y estatus. Este es el segundo tipo de persona.
El tercer tipo son las personas que tienen entendimiento espiritual y persiguen la verdad. Las personas que tienen entendimiento espiritual pueden comprender lo que dicen las palabras de Dios, tomar los diversos estados que se desenmascaran en ellas y compararlos consigo mismas, así como reconocer qué tiene de problemático su estado. Sin embargo, ser capaz de establecer comparaciones no significa que seas alguien que persigue la verdad. Si después de establecer comparaciones contigo mismo, practicas y entras, solo entonces eres alguien que persigue la verdad. Si las personas son capaces de comprender las palabras de Dios y usar los principios de aquellas que comprenden como fundamento para entrar verdaderamente, ¿cómo se manifiesta la gente así en cuanto a perseguir la verdad? Por un lado, pueden aceptar la comisión de Dios y cumplir bien su deber. Por otro, pueden buscar la verdad a la hora de enfrentarse a las circunstancias que disponga Dios y lograr la sumisión. Otro aspecto es que le dan importancia a examinar cada aspecto de sus estados y revelaciones en su vida diaria, y entonces son capaces de establecer comparaciones consigo mismos conforme a las palabras de Dios, de resolver problemas y ser capaces de llegar a un punto en el que cuenten con principios en su manera de abordar toda clase de asuntos, y tengan una senda de práctica en todos ellos. Por ejemplo, en la vez anterior que compartí y diseccioné los siete grandes pecados de Pablo, debéis establecer comparaciones con vosotros mismos, entenderlo realmente, así como practicar y entrar. Establecer comparaciones y la entrada en la vida están estrechamente conectados lo uno a lo otro. Ser capaz de establecer comparaciones contigo mismo es la puerta a la entrada en la vida. Cómo entres después de atravesar esa puerta es algo que dependerá de si comprendes este aspecto de la verdad. Cuando entiendes un aspecto de la verdad, puedes entrar en un aspecto de la realidad y, cuando entiendes dos aspectos de la verdad, puedes entrar en dos aspectos de la realidad. Si solo entiendes la doctrina y no tienes los principios de entrada, entonces serás incapaz de entrar en la realidad. Por tanto, es fundamental que antes entiendas muchas verdades. ¿Cómo puedes entenderlas? Debes leer muchas palabras de Dios, meditarlas, establecer conexiones entre ellas y tu vida real y los deberes que cumples, y encontrar principios de práctica y una senda de práctica. Entonces, será fácil entrar en la realidad. Si existe algún problema real, debes compararlo con pasajes relevantes de las palabras de Dios y resolverlo. Si tienes nociones o malentendidos sobre Dios, entonces es incluso más necesario establecer comparaciones con Sus palabras, ser capaz de discernir de qué manera estas nociones o malinterpretaciones son realmente equivocadas, y de qué naturaleza son los problemas. Has de ser capaz de diseccionar estos problemas, y luego buscar las verdades correspondientes para solucionarlos. Esta es la senda a la entrada en la vida. Pablo hizo mucha obra, ¿pero contaba con una senda a la entrada en la vida? En absoluto. ¿Cuál fue el primero de los siete grandes pecados de Pablo? Consideró como objetivos adecuados la búsqueda de una corona y de bendiciones. ¿En qué sentido es un error tratar la búsqueda de bendiciones como un objetivo? Se opone completamente a la verdad y no es congruente con la intención de Dios de salvar a las personas. Dado que recibir bendiciones no es un objetivo adecuado al que la gente deba aspirar, ¿cuál es un objetivo adecuado? La búsqueda de la verdad, la búsqueda de la transformación del carácter y la capacidad de someterse a todas las instrumentaciones y disposiciones de Dios: estos son los objetivos a los que la gente debe aspirar. Supongamos, por ejemplo, que ser podado suscita en ti nociones y malinterpretaciones y que te vuelves incapaz de someterte. ¿Por qué no puedes someterte? Porque crees cuestionado tu destino o tu sueño de recibir bendiciones. Te vuelves negativo, te acongojas y tratas de evitar cumplir con el deber. ¿Por qué? Porque hay un problema en tu búsqueda. ¿Y cómo se debe resolver? Es imprescindible que, de inmediato, abandones estas ideas erróneas y busques la verdad para resolver el problema de tu carácter corrupto. Debes decirte: “No debo desistir, he de seguir cumpliendo bien el deber de un ser creado y hacer a un lado el deseo de recibir bendiciones”. Cuando renuncias al deseo de recibir bendiciones y recorres la senda de perseguir la verdad, se te quita un peso de encima. ¿Y podrás estar negativo todavía? Aunque aún haya momentos en que lo estés, no dejas que esto te constriña, en el fondo sigues orando y luchando, cambiando del objetivo de tu búsqueda —de recibir bendiciones y tener un destino, a la búsqueda de la verdad—, y piensas para tus adentros: “La búsqueda de la verdad es el deber de un ser creado. No hay mayor cosecha que comprender ciertas verdades hoy día, esta es la mayor bendición de todas. Aunque Dios no me quiera, yo no tenga un buen destino y mis esperanzas de recibir bendiciones se hagan añicos, continuaré cumpliendo adecuadamente con el deber, tengo esa obligación. Sea cual sea el motivo, no afectará a mi cumplimiento del deber ni a mi cumplimiento de la comisión de Dios; este es mi principio de conducta”. Con esto, ¿no has trascendido las limitaciones de la carne? Algunos pueden decir: “Bueno, ¿y qué si sigo siendo negativo?”. Entonces busca de nuevo la verdad para resolverlo. Por muchas veces que caigas en la negatividad, si simplemente sigues buscando la verdad para resolverla, y sigues esforzándote por ella, poco a poco saldrás de tu negatividad. Y un día, sentirás que no sientes el deseo de obtener bendiciones y que no estás constreñido por tu destino y desenlace, y que es más fácil y eres más libre viviendo sin estas cosas. Sentirás que la vida que tenías antes, en la que cada día vivías con el propósito de obtener bendiciones y tu destino, era agotadora. Todos los días, hablando, trabajando y devanándote los sesos con el fin de ganar bendiciones… ¿y al final qué te habría conseguido eso? ¿Qué valor tiene una vida así? No buscaste la verdad, sino que desperdiciaste los mejores días en cosas insignificantes. Al final, no obtuviste ninguna verdad, y no pudiste hablar de ningún testimonio vivencial. Hiciste el ridículo, te avergonzaste y fracasaste por completo. ¿Y cuál es realmente la causa de esto? Tu intención de obtener bendiciones era demasiado fuerte, tu desenlace y tu destino ocupaban tu corazón y te limitaban demasiado. Sin embargo, cuando llegue el día en que salgas de la esclavitud de tus perspectivas y tu destino, podrás dejarlo todo atrás y seguir a Dios. ¿Cuándo serás capaz de abandonar por completo esa esclavitud? A medida que tu entrada en la vida se vaya profundizando sin cesar, lograrás un cambio en tu carácter, y será entonces cuando podrás abandonarla por completo. Algunos dicen: “Puedo liberarme de esas cosas cuando quiera”. ¿Es esto coherente con la ley natural? (No). Otros dicen: “Me he dado cuenta de todo esto de la noche a la mañana. Soy una persona sencilla, no soy complicada ni frágil como el resto de vosotros. Tenéis demasiadas ambiciones y deseos, lo que demuestra que estáis más profundamente corrompidos que yo”. ¿Es esa la situación? No. Toda la humanidad tiene la misma naturaleza corrupta, sin diferencia de profundidad. La única diferencia entre ellos radica en si tienen o no humanidad, y en qué tipo de persona son. Aquellos que aman y aceptan la verdad son capaces de tener un conocimiento relativamente profundo y claro de su propio carácter corrupto, y otros piensan erróneamente que tales personas están profundamente corrompidas. Los que no aman ni aceptan la verdad siempre piensan que no tienen corrupción, que con unos cuantos comportamientos buenos más, serán personas santas. Este punto de vista es evidentemente inválido: no es, de hecho, que su corrupción sea superficial, sino que no entienden la verdad y no tienen un conocimiento claro de la esencia y la verdad de su corrupción. En resumen, para creer en Dios, uno debe aceptar la verdad, practicarla, entrar en su realidad y lograr cambios en su carácter-vida antes de poder alterar la dirección y la senda incorrectas de su búsqueda, y antes de poder resolver por completo el problema de buscar las bendiciones y caminar por la senda de los anticristos. De esta manera, uno puede ser salvado y perfeccionado por Dios. Todas las verdades que Dios expresa para juzgar y purificar al hombre obran con este fin.
¿Hay algunos ahora entre vosotros que todavía albergáis el deseo de ser Dios? (No). ¿Eso es porque no os atrevéis o porque no os quedan esperanzas ni disponéis de los antecedentes y el entorno adecuados? Es difícil de decir. Para empezar, está claro que no hay nadie que desee perseguir activamente ser Dios. Sin embargo, si en circunstancias especiales hubiera personas que te veneraran, te ensalzaran, te hicieran cumplidos a menudo y te elogiaran, si tuvieras estatus en su corazón y, de manera inconsciente, te instauraran como una especie de imagen perfecta y poderosa —aunque no dieran testimonio de que fueras Dios y supieran que eras humano, te seguirían venerando, obedeciendo y tratando como si fueras Dios—, ¿cómo te sentirías en tu interior? ¿Acaso no sentirías un goce y una satisfacción excepcionales? (Sí). Esto es suficiente para probar que todavía tienes este deseo. Todo aquel con un carácter corrupto tiene el deseo de ser Dios. Es solo que, cuando nadie te trata como Dios, te parece que no eres apto. Cuando sientes que estás cualificado, que el entorno es correcto y las condiciones son suficientes, te encumbrarás hasta esa posición. O tal vez no lo hagas tú mismo, pero, cuando otros te encumbren de un modo unánime, ¿seguirás siendo modesto? Aceptarías que te encumbren “sin reservas”. ¿Qué está pasando aquí? La naturaleza de Satanás se ha afianzado muy en el fondo de las personas, y sigue sin resolverse; las personas nunca quieren ser personas, sino que siempre quieren ser Dios. ¿Puede alguien ser Dios solo con desearlo? Satanás siempre quería ser Dios, ¿y qué ocurrió? Se le expulsó del cielo a la tierra. Tal fue el destino de Satanás por querer ser Dios. Decidme, ¿cómo me siento respecto a Mi propia identidad, estatus y esencia? Desde luego que no lo sabéis. No siento nada; todo es muy normal. Dios encarnado es especialmente práctico y normal. No hay nada de sobrenatural en Él, no tiene ningún sentimiento en particular. Tú sabes lo que piensas, sabes lo que te gusta, sabes en qué familia naciste, la edad que tienes y cuánta educación has recibido, sabes qué aspecto tienes. Pero ¿lo normal es saber cuál es tu esencia interior o no saberlo? (Lo normal es no saberlo). Lo normal es no tener sentimiento alguno al respecto. Tener sentimientos al respecto sería sobrenatural. No sería propio de la carne ni sería humanidad normal. La sobrenaturalidad es anormal. Aquellos que siempre se comportan de maneras anormales y tienen sentimientos anormales son espíritus malvados, no seres mortales. Algunos me preguntan si sé quién soy. Decidme, ¿acaso lo sabría yo? ¿Debería saberlo? Dispongo de la lógica y de las maneras de pensar de la humanidad normal. Tengo pensamientos normales y una vida rutinaria normal de la carne. Tengo la conciencia, la racionalidad y el juicio de la humanidad normal, y cuento con los principios para comportarme, lidiar con los asuntos y relacionarme con otros que tiene la humanidad normal. Todo esto está claro. En cuanto a cómo hacer las cosas, cómo tratar a las diferentes personas, cómo ayudarlas y a cuáles, poseo todos esos principios. Vivir con humanidad normal y hacer las cosas que me corresponden es humanidad normal. No hay nada de sobrenatural en ello. Dios no hace cosas sobrenaturales. Es normal que Yo no lo sepa. Si lo supiera, eso sería un problema. ¿Por qué? Si lo supiera, llevaría una carga, habría demasiadas cuestiones involucradas, y unas estarían reñidas con otras, porque la parte que Yo supiera no pertenecería a la carne ni al mundo material, sería sobrenatural y estaría reñida con los asuntos de este mundo. Del mismo modo que algunas personas pueden observar estas cosas que ocurren en el reino espiritual. Viven en la carne y en el mundo material, sin embargo, ven un mundo no humano, inmaterial. Son capaces de ver dos mundos y de decir algunas cosas extrañas. Esto no es normal. Esto influirá en los pensamientos y el trabajo de otras personas. Aparte de esto, para las personas que creen en Dios y persiguen la verdad, todavía es necesario que sepan algo respecto a los asuntos del reino espiritual. Hay muchas cosas que las personas no tienen manera de saber, pero no pierden nada por no saberlas; está bien tanto saberlas como no. Dios ya ha acotado el rango de cosas que los seres mortales pueden entender, saber y sentir. Dios no dice ni una frase menos de lo que necesitas saber; te lo dice todo y no deja carencias en tu conocimiento. Sin embargo, bloquea por completo aquello que no necesitas saber. No te lo dirá, ni tampoco inquietará tus pensamientos ni tu mente. Otro aspecto es que, para los seres mortales, los asuntos del reino espiritual son una especie de misterio, un fenómeno extraño o cuestiones de un mundo diferente. En su corazón, la gente quiere saber un poco sobre ellos, ¿pero que puedes hacer con ese conocimiento? ¿Lo puedes constatar? ¿Puedes ser parte de ello? Muchos asuntos del reino espiritual son secretos y no se pueden revelar antes de tiempo. Esto es algo en lo que nadie puede tomar parte, basta con conocer una cantidad limitada. Dios es soberano sobre este mundo y esta raza humana, y hay demasiados misterios. Lo que debemos entender son las palabras y las verdades de Dios, así como Sus intenciones; debemos entrar en las realidades-verdad, alcanzar la sumisión a toda la soberanía de Dios a la que pueden tener acceso las personas, entenderla y reconocerla y luego ser capaces de temer a Dios, reconocerlo como tu Creador, admitir el hecho de que Dios es soberano sobre todas las cosas y, en definitiva, ser capaces de pronunciar esas palabras que dijo Job: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* ¿Qué deben experimentar las personas para lograr este resultado? Deben experimentar el juicio y castigo, la poda, las pruebas y el refinamiento, así como toda clase de circunstancias que disponga Dios y, por medio de ellas, conocer Sus acciones, Su carácter, entender la esencia del Creador y ser capaces de extraer comparaciones entre ellos mismos y las palabras de Dios que han leído o los sermones que han oído. Al final, da igual cómo los trate Dios, ya les dé o les quite, alcanzan un justo y preciso entendimiento de las acciones de Dios, y se someten a ellas y las aceptan de una manera adecuada a la racionalidad de los seres creados. Esto es lo que Dios aspira a conseguir.
Volvamos al tema de la charla de hoy. Las manifestaciones de las personas que persiguen la verdad y las de aquellas que no la persiguen pertenecen básicamente a estos tres tipos. He realizado una detallada distinción entre estos tres tipos de personas: el primer tipo son aquellos que no tienen entendimiento espiritual, el segundo son las personas que tienen entendimiento espiritual pero no persiguen la verdad, y el tercer tipo son las que tienen entendimiento espiritual y persiguen la verdad. De estos tres tipos de personas, ¿cuál tiene esperanzas de entrar en las realidades-verdad y puede lograr la salvación? (El tercer tipo). ¿Qué tipo de persona mantiene esperanzas de entrar en las realidades-verdad, lo que implica que pueden desarrollarse y cambiar para ser una persona que tenga las realidades-verdad? (El segundo tipo). En este caso, ¿se ha sentenciado a muerte a efectos prácticos al primer tipo de persona? ¿Pueden los que no tienen entendimiento espiritual llegar a tenerlo, o al menos tener un entendimiento a medias? Existe algo de esperanza en que aquellos que no tienen entendimiento espiritual pasen a tenerlo a medias; en cierto modo, eso es mejor que no tenerlo en absoluto. De estos tres tipos de personas, ¿cuál tiene mayores esperanzas de salvarse? (El tercer tipo). ¿Qué pasa con el segundo tipo? (Depende de su búsqueda personal. Si realmente es capaz de darle la vuelta a las cosas, de arrepentirse y perseguir la verdad, es posible que le queden esperanzas de salvarse). Permitidme que me sincere con vosotros. Todavía no tenéis del todo claro el segundo tipo de persona. Aunque el segundo tipo tiene entendimiento espiritual, ninguna de esas personas persigue la verdad, y eso es crucial. Al margen de si tienen entendimiento espiritual o no, mientras no persigan la verdad, no pueden lograr la salvación en absoluto. Lo que quiero enfatizar aquí es al primer tipo de personas, aquellos que no tienen entendimiento espiritual. Digamos que no tienen entendimiento espiritual, pero tienen una buena humanidad y se gastan para Dios voluntariamente, prestan atención a lo que Él dice y tienen un corazón sumiso, lo que pasa es que no tienen capacidad de comprensión respecto a la verdad, pero pueden entender algunas de las palabras de Dios y compararse con ellas, así como luego practicarlas y entrar en ellas. Tales personas tienen esperanzas de salvarse. Pueden llegar poco a poco a tener entendimiento espiritual al pasar por tal experiencia durante un tiempo. A medida que leen con mayor detenimiento las palabras de Dios, más los esclarece el Espíritu Santo; son capaces de comparar cualquier cosa que entiendan de las palabras de Dios con sus propios estados, aceptar la poda, el juicio y el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, pagar el precio por esto y, al final lograr alguno de los cambios correspondientes en su carácter. Tales personas también se cuentan entre los que persiguen la verdad. Dado que se considera que persiguen la verdad, ¿tienen esperanzas de salvarse? (Sí). Así es, por tanto, no se puede relegar a la muerte a tales personas. Al contrario, es difícil de decir cuál será el desenlace para esta clase de personas que pueden entender la verdad y compararse con ella pero nunca entran en ella. ¿Cuál es la raíz de este problema? (Su actitud hacia la verdad). Es su actitud hacia la verdad, que es de irreverencia y desdén. ¿Qué significa “desdén”? Significa no aceptar la verdad, menospreciarla. Significa no reconocer las palabras de Dios como la verdad y no tomárselas en serio. Da igual cuánto entiendan o lo que oigan, no practican la verdad y, por mucho que se comparen con ella, incluso aunque sepan qué clase de personas son, siguen sin arrepentirse. Pese a que saben que el aspecto más crucial de creer en Dios es practicar la verdad, la palabra “práctica” es irrelevante para tales personas. Salvarlas no resulta fácil.
Bueno, ¿cómo deberíamos definir perseguir la verdad? ¿Qué es exactamente perseguir la verdad? ¿Quién me lo puede decir? (Ser capaz de aceptar las palabras de Dios, usarlas para hacer introspección y establecer comparaciones con uno mismo, así como tener entrada en la vida. Solo esto cuenta como perseguir la verdad). Eso es. Alguien solo es una persona que persigue la verdad si es capaz de aceptarla y practicarla. Si no acepta las palabras de Dios ni es capaz de reflexionar sobre sí mismo, entonces no tendrá entrada en la vida ni se trata de una persona que persiga la verdad. Por tanto, hay una relación directa entre perseguir la verdad y la entrada en la vida. Si una persona es capaz de decir muchas palabras y doctrinas, pero nunca ha practicado la verdad, ni tiene verdadera fe en Dios y, aunque sepa con claridad que algo es Su soberanía y Sus disposiciones y proviene de Dios, no se somete, sino que se resiste, juzga y se sigue rebelando, y vive todavía de acuerdo con filosofías satánicas y hace las cosas en función de sus propias preferencias, entonces no es alguien que persiga la verdad. Algunas personas tienen entendimiento espiritual y pueden comprender las palabras de Dios, pero no aman la verdad, así que no la practican; tales personas no persiguen la verdad. Algunas están dispuestas a hacerlo, pero su calibre es demasiado escaso y no pueden llegar a la verdad. En consecuencia, pese a creer en Dios durante muchos años, no pueden entender la verdad. ¿Son tales personas las que persiguen la verdad? No. ¿Qué principales manifestaciones tienen las personas que no persiguen la verdad? Las manifestaciones más destacadas son que no leen las palabras de Dios ni están dispuestas a orarle, y mucho menos a hablar sobre la verdad, e incluso no están dispuestas a asistir a las reuniones o escuchar los sermones. Cuando escuchan sermones, les parece que cada palabra va dirigida a ellos y los desenmascara, como si les clavaran algo en el corazón, y se sienten incómodos. Por tanto, cada vez que es momento de escuchar un sermón, solo quieren dormir o mantener conversaciones triviales. Hay bastante gente así. Solo creen en Dios para ser bendecidos, no para aceptar la verdad, ganarla, desechar su propia corrupción, vivir una semejanza humana o alcanzar la salvación por parte de Dios. La raíz del problema es, sobre todo, que no aman la verdad ni les interesa. Creen en Dios solo para obtener bendiciones. Este es el único foco de su anhelo. En aras de obtener bendiciones, pueden contribuir con mano de obra y renunciar a cosas, pero no pueden aceptar la verdad ni están interesados en ella. Creen que basta con entender doctrinas, que hacer menos malas acciones significa que han cambiado, y que contribuir con mano de obra, renunciar a cosas y encima sufrir los cualifica para ser bendecidos. Este es su punto de vista de creer en Dios. Por tanto, por muchos años que crean, por mucha doctrina que entiendan y puedan predicar, y por muchas palabras que se alinean con la verdad que salgan de su boca, nunca son capaces de practicar la verdad, las actitudes que revelan siguen siendo obstinadas, indulgentes y desatadas, protegen su propio orgullo e intereses a cada ocasión, son especialmente egoístas y vulgares e, incluso cuando las reprenden o las podan, no pueden aceptarlo y no tienen ni un ápice de sumisión. Tales personas hacen lo que les place; no lo consultan con nadie antes de pasar a la acción, y si lo hacen es porque no les queda otro remedio y solo en aras de la formalidad. Hablan de manera indirecta, yéndose por las ramas y, al final, obligan igualmente a los demás a hacer lo que dicen. ¿Qué carácter se revela en esta manera de hacer las cosas? (Falsedad). Esto no solo es falsedad, es algo incluso más grave. Da igual lo agradables que suenen sus palabras cuando aconsejan a los demás, al explicarles que se trata de las disposiciones de la casa de Dios y hacer que otros se sometan, en lo que respecta a ellos mismos, no es así como se desempeñan. En su lugar, son intransigentes y rebeldes, no son sumisos y son incapaces de someterse a las instrumentaciones y disposiciones de Dios. Aparte de esto, ¿cómo se manifiestan al relacionarse con los demás? Obran de acuerdo con filosofías para los asuntos mundanos, buscando una ventaja en cada ocasión y protegiendo sus relaciones personales. Las personas de este tipo tienen un carácter especialmente traicionero. ¿A qué se reduce eso? A perversidad. No suele ser fácil para nadie reconocer sus actitudes perversas. Cuando aquellos con actitudes perversas hablan con otros, siempre hay un elemento de verificación y de sondeo de información. No dicen las cosas directamente e, incluso si llegan a abrirse, su único objetivo es que digas lo que piensas; nunca divulgan nada sobre sí mismos que sea real. Hay quien dice: “¿Cómo puedes decir que nunca divulgan nada sobre sí mismos que sea real? Siempre comparten con los demás acerca del carácter corrupto que revelan”. ¿De qué vale ese rato de charla? No le dicen a nadie lo que de verdad tienen en mente. Además, se sirven de toda clase de tácticas y métodos, de palabrería de toda índole para encubrir y disfrazar vigorosamente quiénes son, mostrando una falsa imagen a los demás. Si alguien llega a conocer cómo son de verdad y las cosas malas que han hecho, se limitan a fingir y pronunciar unas pocas palabras de remordimiento, adoptando métodos que desorientan a las personas para hacerles creer que se han arrepentido y han cambiado. Si vuelven a hacer algo malo y se ponen al descubierto sus malas acciones, con lo que la gente ve que en realidad son personas malvadas, se devanarán los sesos y pensarán en todo tipo de maneras de ocultar este hecho y hacer que los sigan tratando como a un hermano o hermana. ¿Qué carácter es este? Uno perverso. No solo es que las personas que tienen este tipo de carácter perverso no acepten la verdad de ninguna manera, sino que se les da bien fingir y siempre se les ocurre una defensa o una justificación inteligente. Son unos fariseos hipócritas. Lo que más temen las personas así es que la gente hable sobre la verdad, que abra su corazón para conocerse a sí misma y diseccionarse, o que pongan al descubierto la verdad sobre un determinado asunto, y de este modo las desenmascaren. Cada vez que alguien habla sobre la verdad, se molestan especialmente y no quieren escuchar; su corazón se resiste a ello y les echa para atrás. Esto pone por completo al descubierto el feo aspecto que poseen de sentir aversión por la verdad. Además de entender la verdad pero no practicarla, este tipo de persona tiene otro problema, que es el de adoptar una actitud de resistencia y desdén hacia las cosas positivas y los puntos de vista correctos, en especial hacia las palabras que coinciden con la verdad. En lo que respecta a cualquier cosa positiva o palabras que se ajusten a la verdad, no las aceptarán mientras no sea lo que ellos consideran bueno o no lo hayan dicho ellos sino otra persona. ¿Qué carácter es este? Se trata de necedad, intransigencia y estupidez. ¿Cómo se debe evaluar si una persona persigue la verdad? Lo primero en lo que hay que fijarse es en lo que revela y manifiesta en su cumplimiento común de su deber y en sus acciones. A partir de esto, puedes ver el carácter de la persona. A partir de su carácter, se puede ver si ha logrado algún cambio o ha ganado alguna entrada en la vida. Si alguien no revela más que actitudes corruptas cuando actúa y no posee ninguna de las realidades-verdad, sin duda no es alguien que persiga la verdad. ¿Los que no la persiguen tienen entrada en la vida? No, desde luego que no. Las cosas que hacen cada día, cuando corren de un lado a otro, sus esfuerzos, sufrimientos, el precio que pagan, da igual lo que hagan, todo es ser mano de obra, y son contribuyentes de mera mano de obra. Independientemente del número de años que una persona haya creído en Dios, lo que más importa es si ama la verdad. Lo que una persona ama y busca se puede ver en lo que más le gusta hacer. Si la mayoría de las cosas que una persona hace se ajustan a los principios-verdad y a las exigencias de Dios, entonces es alguien que ama y persigue la verdad. Si pueden practicar la verdad, y las cosas que hacen cada día son para cumplir con su deber, entonces tienen entrada en la vida, y poseen las realidades-verdad. Sus acciones pueden ser inapropiadas en ciertos asuntos, o pueden no comprender los principios-verdad con exactitud, o pueden tener prejuicios obstinados a este respecto, o a veces pueden ser arrogantes y sentenciosos, insistir en sus propios métodos y no aceptar la verdad, pero, si después son capaces de arrepentirse y practicarla, esto demuestra sin duda que tienen entrada en la vida y persiguen la verdad. Si lo que alguien revela en el cumplimiento de su deber no es más que actitudes corruptas, una boca llena de mentiras, soberbia, capricho, una altanería abrumadora, que es una ley para sí mismo y que hace lo que le da la gana, etcétera, y, si por muchos años que haya creído en Dios o muchos sermones que haya oído, al final no se produce el más mínimo cambio en estas actitudes corruptas, entonces ciertamente no se trata de alguien que persiga la verdad. Hay muchas personas que han creído en Dios durante muchos años, que no son exteriormente personas malvadas, y que hasta tienen algunas buenas conductas. Creen en Dios con bastante pasión, pero su carácter-vida no cambia en absoluto, y no tienen ni siquiera un pequeño testimonio vivencial que compartir. ¿Acaso no son lamentables estas personas? Después de tantos años de creer en Dios, no pueden hablar del más mínimo testimonio vivencial. Esto es ser estrictamente la mano de obra. ¡Son verdaderamente lamentables! En resumen, para evaluar si una persona persigue la verdad y tiene entrada en la vida, debes fijarte en su carácter y esencia, tal como los revelan y expresan, y ver si hay algún cambio en su carácter. Decir siempre palabras y doctrinas y recurrir al disfraz y al engaño no es algo que pueda sostenerse durante mucho tiempo. Solo se hacen daño a sí mismos, sin engañar a nadie. Los que no aceptan la verdad ni la persiguen tarde o temprano serán revelados y descartados. Solo aquellos que aceptan y practican la verdad pueden obtener la entrada en la vida y experimentar un cambio de carácter.
He terminado de hablar sobre qué es la entrada en la vida, qué es perseguir la verdad y todas las diferentes manifestaciones de las personas que persiguen la verdad. La gente debería comparar estas cosas consigo misma y, una vez que entienda la verdad, ha de ponerlas en práctica. ¿Cuál es la dificultad más grande para la mayoría de los que creen en Dios? El hecho de que entienden la verdad, pero no la practican. Aunque pueden compararse con las palabras de Dios tras leerlas y son capaces de obtener algo de conocimiento sobre sí mismos, ¿por qué no pueden poner la verdad en práctica? La mayoría de las personas no pueden encontrar el motivo. Por ejemplo, todo el mundo tiene actitudes arrogantes, todos son especialmente arrogantes y sentenciosos. Casi todos son capaces de reconocer esto, ¿pero pueden evitar revelar arrogancia? Conseguirlo no es sencillo. Aunque puedan compararse con las palabras de Dios cuando las leen, reconozcan que tienen un carácter corrupto y tengan una senda de práctica, lo complicado es que, cada vez que hacen algo, a menudo tienen sus propias preferencias, intenciones y metas, y son incapaces de ver que están todas conectadas a su carácter corrupto. Han de aprender a discernir estas cosas y deben entender la verdad, solucionar lo que haga falta y desprenderse de lo necesario. Es decir, no deberían seguir haciendo nada en aras de sus intenciones, deseos, orgullo, estatus e intereses. Deben interrumpir el rumbo de sus maldades y abstenerse de pronunciar ninguna otra frase o realizar ningún otro acto por su propio interés. Si haces esto, ya habrás ganado un corazón de arrepentimiento y habrás empezado a transformar tu faceta negativa. Si tomas incluso más la iniciativa y, aparte de no hablar para tu propio beneficio, también te es posible diseccionarte, permitiendo que los hermanos y hermanas perciban la manifestación de tu carácter arrogante de modo que puedan aprender de ello, extraigan algunas lecciones, se beneficien de ello y encuentren una senda de práctica, eso sería incluso mejor. ¿Qué es lo difícil? Desprenderte de todas tus intenciones, objetivos, ambiciones, deseos e intereses, no hacer las cosas por tu propio beneficio y ni andar ocupado y de un lado para otro por el mismo motivo. Pablo dijo que había finalizado su carrera. ¿Para quién corría la carrera? (La corría para poder ser bendecido y obtener una corona). Sin embargo, Pablo carecía de este entendimiento. Es probable que siguiera pensando que corría la carrera para Dios y para completar Su comisión, desde luego no para su propio beneficio. Por eso se atrevió a alardear y dar testimonio de sí mismo de una manera tan jactanciosa y descarada. Resultaba obvio que se defendía y se justificaba a sí mismo. Al mismo tiempo, esta es también la misma prueba de que daba testimonio de que, para él, vivir era cristo. Estaba dando testimonio de sí mismo descaradamente y se resistía a la verdad; estaba blasfemando contra la verdad. Ahora hay muchas personas que veneran a Pablo, cuyos corazones están llenos de ambiciones y deseos, y todos quieren dar testimonio de sí mismos: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:7-8). Al hacer esto, ¿acaso no están dando rienda suelta a sus deseos y ambiciones, dejando que se inflen continuamente, revelándolos en toda situación para que se hagan realidad? Si no puedes sobreponerte a tus deseos, estás completamente acabado; serás incapaz de entrar en las realidades-verdad. ¿Cuál es el quid de esta cuestión? (Debemos rebelarnos contra nuestras intenciones). Rebelarte contra tus intenciones es una manera negativa de practicar. Debes también ser capaz de desenmascararlas de un modo activo, como se desenmascara a otras personas. Si dices algo como: “Os diré la verdad sobre mí: tengo excesivas ambiciones y deseo conquistaros. Ahora mismo me estoy abriendo a todos vosotros. Estoy dispuesto a rebelarme contra la carne; no seré el cómplice de Satanás. Mi objetivo al ponerme al descubierto de esta manera es permitiros ver con claridad mi verdadera cara, de modo que no me veneréis”. ¿Qué efecto tendría esta manera de practicar? No cabe duda de que te admiraría todo el mundo. ¿No sería esto mucho mejor que la reverencia y la alta estima que conseguirías a cambio de usar toda clase de tácticas vulgares? (Sí). Al menos esto es positivo. Aunque todo el mundo sintiera algo de admiración por ti, ¿serías un ejemplo para ellos? Tal vez para algunos, pero debes buscar maneras de obligarlos a abandonar ese comportamiento. Ponte siempre al descubierto y di: “Además soy rebelde, y mi rebeldía es más grave que la vuestra. También soy falso y perverso. Aquella vez que hablé tenía un objetivo en mente, hacer que me admirarais y no me menospreciarais”. Cuando todo el mundo oye esto, no solo no te menospreciarán en su corazón, sino que van a respetarte más si cabe. Esta es una forma de practicar de manera abierta. Solo los que aman la verdad harán esto; los que no la aman son incapaces de hacerlo, pase lo que pase. Si piensas en tu corazón que hacer esto es realmente bueno y un gran privilegio, que agrada a Dios, y aspiras a actuar de esta manera; si tienes un fuerte deseo en tu corazón, crees que debes hacerlo y que este es el tipo de persona que debes ser, una persona abierta, honesta y que no dice mentiras, alguien que se rebela completamente contra su carácter corrupto y contra Satanás, solo entonces serás el tipo de persona que vive realmente en la luz. Y si te atrae y te encanta ser este tipo de persona, entonces podrás amar la verdad, entrar en ella, y desprenderte de aquellas cosas que son de Satanás. Sin embargo, si sigues interesado en tus intenciones, objetivos, ambiciones, deseos e intereses, y aún tienes un persistente apego a perseguir el conocimiento, la fama, la ganancia y el estatus, entonces estas cosas todavía ocupan un lugar en tu corazón. Dices: “Deja que me lo tome con calma hasta que tenga la estatura apropiada, y luego veremos”. A esto se le llama ser indulgente contigo mismo y ser incapaz de rebelarte por completo contra ti. Al ser indulgente contigo mismo de esta manera, tu entrada en la vida se hace lenta, y no solo no se han resuelto tus problemas de ansiar los placeres carnales y los beneficios del estatus, sino que se han vuelto cada vez más obstinados. Entonces, ¿se puede depurar a fondo aquello que pertenece a Satanás dentro de tu corazón? ¿Se puede volver todavía más profunda tu experiencia de vida y que tu vida siga creciendo? ¿Puedes lograr aún ser perfeccionado por Dios? Ya has caído en los placeres carnales y los beneficios del estatus te han atado con fuerza, ¿todavía eres capaz de liberarte de ellos? No quieres liberarte, te conviertes lentamente en alguien que desorienta a los demás. Eso resultará problemático y tu pecado será grave. ¿Por qué acabaron las cosas de esa manera para Pablo? Porque no persiguió la verdad en absoluto. Siempre perseguía sus ideales y anhelos, y quería controlar al pueblo escogido de Dios de modo que todos lo siguieran e hicieran lo mismo que él. También quería servirse del trabajo arduo y de pagar un precio como una ventaja para hacer un trato con Dios y obtener recompensas y una corona. Al final, Dios lo castigó. Si la senda que alguien sigue es exactamente la misma que la senda de Pablo, entonces ya es un caso perdido y está completamente acabado. Cualquiera que sea del mismo tipo de persona que Pablo es un anticristo que no se arrepentirá pase lo que pase. Si solo tienes alguno de los estados que tenía Pablo, pero el objetivo que persigues es ligeramente diferente al suyo, entonces debes arrepentirte de inmediato y tal vez lo hagas a tiempo. Si haces como Pablo, lo veneras y eres exactamente lo mismo que él, entonces no solo eres un incrédulo, sino que quieres ser Dios y ser Cristo. ¿No es esto querer colocarse al mismo nivel que Dios? En tu corazón, adoras al dios vago en el cielo; quieres estar al mismo nivel que Cristo, e incluso tratas tus dones y tu conocimiento como vida, y las búsquedas inadecuadas como adecuadas. Los objetivos que persigues y la forma en que lo haces se acercan cada vez más a lo que era Pablo y coinciden con sus búsquedas con cada vez una mayor perfección. Esto te augura problemas; no tienes remedio alguno ni se te puede salvar. Debes hacer como hizo Pedro y seguir la senda de perseguir la verdad, rebelarte a conciencia contra la carne y contra esas cosas que pertenecen a Satanás, y solo entonces tendrás esperanzas de ser salvado. ¿Disponéis ahora de una senda para recibir la salvación? (Ponernos al descubierto constantemente y desprendernos de nosotros mismos). Primero, debes desprenderte de tus intenciones, objetivos, ambiciones y deseos personales. Ya busques de forma activa o de forma negativa y pasiva, debes desprenderte de estas cosas y aprender a someterte. Esto es de suma importancia. Si cuando algo te sucede decides actuar de cierta manera, primero debes evaluar para qué actúas así. Si es por orgullo y estatus, entonces detente ahí y aminora los pasos que estás dando para pasar a la acción. Debes orar: “Dios, no estoy dispuesto a hacer esto. Quiero rebelarme contra ello, pero no soy lo bastante fuerte. Te ruego que me concedas fortaleza, me protejas y detengas en seco mis fechorías”. Entonces, sin darte cuenta, dispondrás de la fortaleza. A veces, la capacidad de algunos para superar el pecado, rebelarse contra la carne y contra su carácter corrupto viene de su deseo y su voluntad, y de su aspiración de amar la verdad. A veces, requiere de la obra de Dios y de confiar en Él; la gente no puede abandonar a Dios. A veces entiendes la verdad, tienes una senda que seguir y crees que vives con independencia, pero, cuando te enfrentas a nuevas circunstancias, no sabes cómo practicar; debes orarle a Dios y confiar en Él. Las vidas de las personas están llenas de altibajos. Es posible decir que no pueden estar nunca sin Dios. Da igual cuántas verdades comprendan, no pueden dejar a Dios. Da igual cuántos momentos de negatividad tengan, o cuántos de pasividad, al final no pueden abandonar el liderazgo y la guía de Dios. Cuantas más veces te sometas a Dios, más aumentarán tus realidades-verdad. A medida que aumenten, esto implica que tu entrada en la vida se volverá más y más profunda. Cuanto más profunda sea, eso significa que tu carácter está cambiando cada vez más. Cuando se haya transformado mucho tu carácter, eso significa que has ganado estatura. Tu estatura es representativa de tu entrada en la vida. Cuando tienes estatura, puedes superar el control y las ataduras que ejerce sobre ti tu carácter corrupto, tu capacidad para superar el pecado se volverá más fuerte y en tu corazón habrá fortaleza. No solo vas a tener un deseo, una esperanza y una aspiración emocionales, sino que no vas a permanecer en este nivel. En cambio, ascenderás y te harás adulto, te convertirás en alguien con la verdad y con humanidad. Esta es la senda de perseguir la verdad, y es además el resultado de hacerlo. ¿Sois capaces de ver adónde os dirigís? ¿Percibís esperanza? (Sí). Eso es bueno.
La entrada en la vida es un proceso que nunca termina. Debes experimentar una vida entera para beneficiarte de ella y experimentar cambios. Aunque camines por la senda de perseguir la verdad, si todavía ansías los placeres carnales y los beneficios del estatus, tropezarás y te caerás igualmente. Ahora tu senda es correcta y has encontrado tu rumbo. Ya has discernido con claridad esas cosas que son incorrectas, pasivas, opuestas y negativas. Existe una barrera entre tales cosas y tú. En cuanto a las positivas, también las has entendido y has obtenido bastante de ellas, y ya puedes comprender y aceptar muchas. Lo que falta después de obtener discernimiento sobre estas cosas y acciones equivocadas, perversas y negativas es desterrarlas de tu corazón, abandonarlas y rebelarte contra ellas por completo, y luego practicar de acuerdo con los principios de la verdad. De esta manera, tendrás entrada en la vida. En realidad, la entrada en la vida no es difícil; solo depende de si realmente amas la verdad. Si es así, estas cosas negativas no podrán derrotarte. Puede que estés pasivo y débil durante un tiempo, pero te seguirá siendo posible continuar avanzando. Si no amas la verdad o no lo haces con mucha fuerza, centrándote solo en las formalidades externas, gastándote un poco y entregando una parte de ti, pudiendo levantarte temprano e irte a dormir tarde para cumplir tu deber; si solo permaneces en la etapa de contribución de mano de obra, sin querer alcanzar un entendimiento de la verdad ni entrar en la realidad, conformándote solo con gastarte para Dios y no cometer transgresiones importantes, y te encallas y no avanzas, ¿cuáles serán las consecuencias de todo esto? No recibirás en absoluto la aprobación de Dios. Si quieres que tu búsqueda de la verdad tenga éxito y realmente quieres ganar la vida, no se trata de un asunto sencillo. Has de desprenderte de tus propios intereses y abandonar todas las búsquedas inadecuadas, como perseguir la fama, la ganancia y el estatus, perseguir bendiciones o perseguir una corona o recompensas. Hay que desprenderse de todo esto. Si realmente amas la verdad y disfrutas al reflexionar sobre las palabras de Dios, para ti la entrada en la vida no será un tema difícil. Mientras entiendas la verdad, dispondrás naturalmente de una senda y no tendrás demasiadas dificultades.
21 de junio de 2018