92. Principios para ser predicador
(1) Es necesario que un predicador coma y beba a menudo las palabras de Dios y se equipe con la verdad. Ha de ser capaz de detectar las deficiencias y enmendarlas a tiempo, y de resolver todo tipo de problemas con la comunicación de la verdad de acuerdo con las palabras de Dios.
(2) Es necesario comprender el verdadero estado de cada líder y diácono de la iglesia. Si se encuentra entre ellos un falso líder u obrero, se debe dejar constancia del problema y resolverlo de inmediato.
(3) Es necesario cooperar con los líderes de distrito en cada aspecto de la obra de ese distrito. Debe haber una coordinación armoniosa, así como un foco en el descubrimiento y cultivo de talento.
(4) Es necesario aprender a supervisar la obra de los líderes y obreros de distrito. Si se descubre que alguno de ellos no está haciendo una obra práctica, se le debe orientar e informar.
Las palabras relevantes de Dios:
Los que pueden liderar las iglesias, proveer de vida a las personas, y ser apóstoles para ellas, deben tener experiencias reales, deben tener un entendimiento correcto de las cosas espirituales, una apreciación correcta y experiencia de la verdad. Solo esas personas son aptas para ser obreros o apóstoles que lideran las iglesias. De otro modo, solo podrán seguir como inferiores, pero no podrán liderar y mucho menos ser apóstoles capaces de proveer de vida a las personas. Esto es así porque la función de los apóstoles no es ir de un lado para otro o pelear; es hacer la obra de ministrar la vida y liderar a otros para que transformen sus actitudes. A aquellos que desempeñan esta función se les encomienda cargar con una gran responsabilidad, una de la que no puede encargarse cualquiera. Esta clase de obra solo la pueden emprender los que tienen un ser vital; es decir, los que tienen experiencia de la verdad. No la puede emprender cualquiera que pueda abandonar, que pueda ir de un lado a otro o que esté dispuesto a esforzarse; las personas que no tienen experiencia de la verdad, que no han sido podadas o juzgadas, no son capaces de hacer este tipo de obra. Las personas sin experiencia, que no tienen realidad, no son capaces de ver la realidad con claridad porque ellas mismas carecen de esa clase de ser. Así, no solo es que este tipo de persona no sea capaz de llevar a cabo la obra de liderazgo, sino que, si siguen careciendo de verdad durante un largo periodo, se convertirán en objeto de eliminación.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la obra del hombre
Necesitas tener un entendimiento de los múltiples estados en los que las personas estarán cuando el Espíritu Santo lleve a cabo obra en ellos. En particular, quienes se coordinan para servir a Dios deben tener una comprensión mucho mejor de los múltiples estados ocasionados por la obra que el Espíritu Santo lleva a cabo en las personas. Si únicamente hablas de muchas experiencias o formas de lograr la entrada, eso demuestra que tu experiencia es demasiado parcial. Si no conoces tu verdadero estado y no comprendes el principio-verdad, no es posible que logres un cambio de carácter. Si no conoces los principios de la obra del Espíritu Santo ni comprendes el fruto que produce, será difícil que que puedas discernir la obra de los espíritus malignos. Debes poner al descubierto la obra de los espíritus malignos, así como las nociones del hombre, y penetrar directamente en el meollo del asunto; también debes señalar muchas de las desviaciones que ocurren en la práctica de las personas y los problemas que podrían tener en su fe en Dios, de modo que puedan reconocerlos. Como mínimo, no debes hacer que se sientan negativas o pasivas. Sin embargo, debes entender las dificultades que existen de un modo objetivo para la mayoría de las personas, no debes ser irracional ni “intentar enseñar a cantar a un cerdo”; esa conducta es insensata. Para resolver las muchas dificultades que experimentan las personas, primero debes comprender la dinámica de la obra del Espíritu Santo; debes comprender cómo el Espíritu Santo lleva a cabo obra en diferentes personas; debes tener un entendimiento de las dificultades que enfrentan las personas y de sus deficiencias, y debes distinguir los asuntos clave del problema y llegar a su origen, sin desviarte ni cometer ningún error. Solo esta clase de persona está calificada para coordinarse en servicio a Dios.
Que seas o no capaz de comprender los asuntos clave y ver claramente muchas cosas depende de tus experiencias individuales. La manera en la que experimentas es, también, la manera en la que guías a los demás. Si entiendes letras y doctrinas, llevarás a los demás a entender letras y doctrinas. La forma en la que experimentas la realidad de las palabras de Dios es la forma en la que guiarás a otros para que logren entrar en la realidad de las declaraciones de Dios. Si eres capaz de comprender muchas verdades y obtener una percepción clara de muchas cosas a partir de las palabras de Dios, entonces eres capaz de guiar a los demás para que también entiendan muchas verdades, y aquellos a quienes guíes tendrán un entendimiento claro de las visiones. Si te enfocas en comprender sentimientos sobrenaturales, aquellos a los que guíes harán lo mismo. Si descuidas la práctica, y, en cambio, pones énfasis en la discusión, aquellos a los que guíes también se enfocarán en la discusión y no practicarán en absoluto ni lograrán transformación alguna en su carácter; solo serán entusiastas de manera superficial, sin haber puesto en práctica ninguna verdad. Todas las personas proveen a los demás con lo que ellas poseen. La clase de persona que alguien es determina la senda a la que guía a los demás, así como el tipo de persona a la que guía. Para ser verdaderamente apto para ser usado por Dios, no solo debes tener una aspiración, sino que también necesitas una gran cantidad de esclarecimiento por parte de Dios, la guía de Sus palabras, la experiencia de ser tratado por Él y el refinamiento de Sus palabras. Con esto como base, en tiempos normales debéis prestar atención a vuestras observaciones, pensamientos, reflexiones y conclusiones, y participar en la absorción o eliminación, según corresponda. Todas estas son sendas para vuestra entrada en la realidad, y cada una de ellas es indispensable. Esta es la forma en la que Dios obra. Si entras en este método a través del cual Dios obra, todos los días puedes tener oportunidades para que Él te perfeccione. Y, en cualquier momento, independientemente de si tu entorno es duro o favorable, de si estás siendo probado o tentado, de si estás trabajando o no, y de si estás viviendo la vida como un individuo o como parte de un colectivo, siempre encontrarás oportunidades para ser perfeccionado por Dios, sin perder jamás ni una sola de ellas. Serás capaz de descubrirlas todas y, de esta forma, habrás encontrado el secreto para experimentar las palabras de Dios.
de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Con qué debería estar equipado un pastor adecuado
En su trabajo, los líderes y obreros de la iglesia deben prestar atención a dos cosas: uno es realizar su trabajo exactamente según los principios estipulados en los arreglos de la obra, nunca violar esos principios ni basar su trabajo en nada que pudieran imaginar o en sus propias ideas. En todo lo que hagan deben mostrar interés por la obra de la casa de Dios y siempre poner sus intereses primero. Otra cosa, que es la más crucial, es que en todas las cosas se deben enfocar en seguir la guía del Espíritu Santo y hacer todo estrictamente siguiendo las palabras de Dios. Si sigues pudiendo ir en contra de la guía del Espíritu Santo, o si sigues tercamente tus propias ideas y haces las cosas de acuerdo con tu propia imaginación, entonces tus acciones constituirán una resistencia muy seria contra Dios. Con frecuencia, darle la espalda al esclarecimiento y a la guía del Espíritu Santo sólo conducirá a un callejón sin salida. Si pierdes la obra del Espíritu Santo, entonces no podrás trabajar, y si te las arreglas para trabajar de alguna manera, no lograrás nada. Estos son los dos principios fundamentales que acatar mientras trabajas: uno es llevar a cabo tu trabajo exactamente de acuerdo con los arreglos de lo Alto, así como actuar de acuerdo con los principios que se han sido presentados por lo Alto; el otro es seguir la guía del Espíritu Santo que está dentro de ti. Una vez captados estos dos puntos, no tenderás tanto a cometer errores.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios fundamentales de obra para los líderes y obreros
La obra no se refiere a correr de un lado a otro para Dios, sino a si la vida del hombre y lo que este manifiesta pueden dar disfrute a Dios. La obra se refiere a que las personas utilicen su devoción a Dios y su conocimiento de Él para dar testimonio de Dios y, también, para pastorear al hombre. Esta es la responsabilidad del hombre y es lo que todos los hombres deben entender. Se podría decir que vuestra entrada es vuestra obra y que estáis buscando entrar en el transcurso de obrar para Dios. Experimentar la obra de Dios no significa, solamente, que sabes cómo comer y beber de Su palabra; lo más importante, debes saber cómo dar testimonio de Dios y poder servirle y pastorear y proveer al hombre. Esto es obra y también vuestra entrada; es lo que toda persona debe lograr. Hay muchas personas que solo se centran en correr de aquí para allá para Dios y en predicar por todas partes, pero pasan por alto su experiencia individual y descuidan su entrada a la vida espiritual. Esto es lo que ha llevado a quienes sirven a Dios a convertirse en quienes se resisten a Él.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (2)
Cuanto más consciente seas de la voluntad de Dios, mayor será la carga que lleves a cuestas, y cuanto mayor sea la carga que llevas a cuestas, más rica será tu experiencia. Cuando seas consciente de la voluntad de Dios, Él pondrá una carga sobre ti y luego te esclarecerá sobre las tareas que te ha confiado. Cuando Dios te dé esta carga, prestarás atención a todas las verdades relacionadas mientras comes y bebes de Sus palabras. Si tienes una carga relacionada con las condiciones de vida de tus hermanos y hermanas, entonces se trata de una carga que Dios te ha confiado y siempre llevarás esta carga contigo en tus oraciones diarias. Se te ha dado como carga lo que Dios hace, y estás dispuesto a llevar a cabo lo que Él quiere hacer; esto es lo que significa hacer tuya la carga de Dios. En este punto, cuando comas y bebas las palabras de Dios, te enfocarás en este tipo de asuntos y te preguntarás: ¿cómo voy a resolver estos problemas? ¿Cómo puedo facilitar que mis hermanos y hermanas alcancen la liberación y tengan gozo espiritual? También os enfocaréis en resolver estos problemas mientras impartís enseñanza, y cuando comáis y bebáis las palabras de Dios os enfocaréis en comer y beber las palabras que se relacionan con estos temas. También llevaréis una carga mientras coméis y bebéis Sus palabras. Una vez que hayas entendido las exigencias de Dios, tendrás una idea más clara de qué senda tomar. Este es el esclarecimiento e iluminación del Espíritu Santo que conlleva tu carga y también es la guía que te ha sido otorgada por Dios. ¿Por qué digo esto? Si no llevas a cuestas ninguna carga, no prestarás atención cuando comas y bebas las palabras de Dios; cuando comes y bebes las palabras de Dios mientras llevas a cuestas una carga, puedes comprender la esencia de dichas palabras, encontrar tu camino y ser consciente de la voluntad de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sé consciente de la voluntad de Dios para alcanzar la perfección
A medida que tu vida progrese, siempre debes tener una nueva entrada y un entendimiento nuevo y mayor, los cuales se van profundizando con cada paso. En esto debería entrar toda la humanidad. A través de la comunión, al escuchar los sermones, al leer la palabra de Dios o al manejar algún asunto, obtendrás un nuevo entendimiento y un nuevo esclarecimiento y no vivirás dentro de las antiguas reglas y los tiempos antiguos; siempre vivirás en la nueva luz y no te apartarás de la palabra de Dios. A esto me refiero cuando hablo de “entrar en el camino correcto”. Pagar un precio en un nivel superficial no funciona; día tras día, la palabra de Dios alcanza un ámbito superior, y todos los días aparecen cosas nuevas, y el hombre, también, debe hacer una nueva entrada cada día. A medida que Dios habla, también hace que todo lo que ha dicho dé fruto, y, si no puedes seguir el ritmo, te quedarás atrás. Debes profundizar más en tus oraciones; comer y beber la palabra de Dios no puede ser algo intermitente. Profundiza en el esclarecimiento e iluminación que recibas y tus nociones e imaginaciones deben disminuir gradualmente. También debes fortalecer tu juicio y, con lo que quiera que te encuentres, debes tener tus propias ideas al respecto y tus propios puntos de vista. Al comprender algunas cosas en el espíritu, debes obtener un mayor conocimiento de las cosas externas y captar la esencia de cualquier asunto. Si no estás equipado con estas cosas, ¿cómo podrás guiar a la iglesia? Si tan solo hablas de palabras y doctrinas sin conexión con la realidad y sin camino de ponerlas en práctica, solo podrás subsistir durante poco tiempo. Esto puede ser medianamente aceptable cuando se les habla a los nuevos creyentes, pero después de un tiempo, cuando los nuevos creyentes han tenido algo de experiencia práctica, ya no podrás proveerles nada. Entonces ¿cómo puedes ser apto para que Dios te use? Sin una nueva iluminación, no puedes obrar. Las personas que carecen de una nueva iluminación son aquellas que no saben cómo experimentar y esas personas nunca obtienen un conocimiento nuevo ni una experiencia nueva. Y, en cuanto a suministrar vida, nunca pueden cumplir con su función, ni pueden volverse aptos para que Dios los use. Esta clase de persona no es buena para nada; es un mero holgazán. En verdad, tales personas son absolutamente incapaces de cumplir con su función en la obra y son unos buenos para nada. No solo no pueden cumplir con su función, sino que, de hecho, ejercen mucha presión innecesaria sobre la iglesia. Exhorto a estos “ancianos venerables” a apresurarse y dejar la iglesia, para que los demás ya no tengan que mirarlos.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que obedecen a Dios con un corazón sincero, con seguridad serán ganados por Él
Fragmentos de sermones y comunicaciones para referencia:
Responsabilidades laborales de los dadores de sermones de distrito
La obra principal de los dadores de sermones de distrito es regar correctamente a los líderes y diáconos de las iglesias en todas partes dentro del distrito (incluyendo a los obreros que cumplen sus deberes relacionados con asuntos generales). Sus tareas específicas son las siguientes:
1. Deben regar y proveer sustento para todos los líderes y obreros de la iglesia de acuerdo con las palabras de Dios y conjuntamente con los sermones y enseñanzas sobre la entrada a la vida para resolver cualquier dificultad o problema respecto a su entrada en la vida.
2. Deben enseñar las verdades conjuntamente con las revelaciones de corrupción de las personas, así como con sus errores y desviaciones en el cumplimiento de sus deberes, resolviendo así problemas que existen en la realidad.
3. Deben obtener una buena comprensión de las condiciones auténticas y la estatura real de todos los líderes y diáconos de la iglesia mediante contactos e intercambios francos. Si se descubre que cualquiera de los siete tipos de personas está en los roles de líderes y obreros, tales situaciones se deben reportar a los líderes de distrito y estas personas deben ser reemplazadas tan pronto como sea posible.
4. Si se descubren personas con el potencial de ser cultivadas, los dadores de sermones las deben cultivar y regar y reportar al liderazgo superior. Todo esto se debe hacer sin demora.
5. Se deben esforzar por entender y tener una buena comprensión de los problemas que persisten en cada iglesia, resolviéndolos oportunamente. Con respecto a esos problemas que no se pueden resolver, se deben reportar a los líderes de distrito o a los coordinadores regionales sin esconder los hechos ni tomar las cosas a la ligera.
6. Deben proteger a los escogidos de Dios para que no los engañen y controlen los falsos Cristos, los anticristos y todo tipo de espíritus malignos. Esta es una responsabilidad ineludible de los líderes y obreros de todas las categorías de la iglesia. Si alguien que desempeña la función de líder no se responsabiliza de los escogidos de Dios o no sabe protegerlos, entonces se opone gravemente a Dios, lo traiciona y la casa de Dios debe pedirle cuentas.
Extracto de “Organización del trabajo”