79. Principios para serle devoto a Dios

(1) Es necesario experimentar el juicio y castigo de las palabras de Dios, para llegar a comprender la verdad y conocerse a uno mismo, así como librarse del propio carácter corrupto. Solo así se puede ser devoto de Cristo.

(2) Es necesario saber que hay demasiados aspectos adorables de Cristo para poder contarlos; solo así se puede atesorar la verdad-palabra de Dios en el corazón y llegar a amarlo, exaltarlo y dar testimonio de Él.

(3) Es necesario saber que Cristo es la verdad, el camino y la vida, y que la salvación solo existe a través de Él. Solo así se puede uno entregar voluntariamente a Cristo y serle fiel.

(4) Es necesario tener un amor verdadero y puro por Cristo, y llegar hasta donde se puedas someter a Él hasta la muerte. Solo así se puede ser fiel a Dios hasta el final.

Las palabras relevantes de Dios:

Lo que deseo ahora es tu lealtad y obediencia, tu amor y tu testimonio. Incluso si en este momento no sabes lo que es el testimonio o lo que es el amor, debes entregarte por entero a Mí y entregarme los únicos tesoros que tienes: tu lealtad y tu obediencia. Debes saber que el testimonio de Mi derrota de Satanás se sitúa dentro de la lealtad y la obediencia del hombre, del mismo modo que lo hace Mi testimonio de Mi conquista completa del hombre. El deber de tu fe en Mí es dar testimonio de Mí, ser leal a Mí y a ningún otro, y ser obediente hasta el final. Antes de que Yo comience el siguiente paso de Mi obra, ¿cómo darás testimonio de Mí? ¿Cómo serás leal y obediente a Mí? ¿Dedicas toda tu lealtad a tu oficio o simplemente te rendirás? ¿Preferirías someterte a cada arreglo mío (aunque sea muerte o destrucción) o huir a mitad de camino para evitar Mi castigo? Te castigo para que des testimonio de Mí y seas leal y obediente a Mí. Es más, el castigo presente es para dar inicio al siguiente paso de Mi obra y permitir que esta progrese sin obstáculos. Por lo tanto, te exhorto a que seas sabio y a que no trates tu vida o la importancia de tu existencia como arena sin ningún valor. ¿Puedes saber exactamente cuál será Mi obra por venir? ¿Sabes cómo voy a obrar en los días por venir y cómo Mi obra se desarrollará? Debes saber la relevancia de tu experiencia de Mi obra y, además, la relevancia de tu fe en Mí. He hecho tanto; ¿cómo podría rendirme a medio camino, como tú lo imaginas? He hecho una obra tan extensa; ¿cómo podría destruirla? En efecto, he venido para dar fin a esta era. Esto es cierto, pero además debes saber que voy a comenzar una nueva era, a comenzar una nueva obra y, sobre todo, a difundir el evangelio del reino. Así que debes saber que la obra presente es solo para comenzar una era y sentar los cimientos para difundir el evangelio en el futuro y poner fin a la era en el futuro. Mi obra no es tan sencilla como piensas, ni es tan inútil y sin sentido como crees. Por lo tanto, todavía debo decirte: debes entregar tu vida a Mi obra y, más aún, te tienes que dedicar a Mi gloria. Hace mucho que he anhelado que des testimonio de Mí e incluso aún más que esparzas Mi evangelio. Debes entender lo que hay en Mi corazón.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Qué sabes de la fe?

Como criaturas, las personas deberían cumplir con los deberes que les corresponden, y mantenerse firmes en el testimonio de Dios en medio del refinamiento. En cada prueba deberían defender el testimonio correspondiente, y hacerlo de manera contundente por Dios. Una persona que hace esto es una vencedora. Independientemente de cómo te refine Dios, te mantienes lleno de confianza y nunca pierdes la confianza en Él. Haz lo que el hombre debería hacer. Esto es lo que Dios exige del hombre, y su corazón debería ser capaz de regresar por completo a Él y acudir a Él en cada momento. Esto es ser un vencedor. Aquellos a los que Dios alude como “vencedores” son los que siguen siendo capaces de mantenerse firmes en el testimonio y de conservar su confianza y su devoción a Dios cuando están bajo la influencia de Satanás y mientras estén bajo su asedio, es decir, cuando se encuentren entre las fuerzas de las tinieblas. Si sigues siendo capaz de mantener un corazón puro ante Dios y tu amor genuino por Él pase lo que pase, entonces te estás manteniendo firme en el testimonio delante de Él, y esto es a lo que Él se refiere con ser un “vencedor”. Si tu búsqueda es excelente cuando Dios te bendice, pero retrocedes cuando Él no lo hace, ¿es esto pureza? Si estás seguro de que este camino es verdadero, debes seguirlo hasta el final; debes mantener tu devoción a Dios. Si has visto que Dios mismo ha venido a la tierra a perfeccionarte, debes entregarle del todo tu corazón. Si todavía puedes seguir a Dios, haga lo que haga, aunque Él determine un desenlace desfavorable para ti al final, esto es mantener tu pureza ante Dios. Ofrecer un cuerpo espiritual santo y una virgen pura a Dios significa mantener un corazón sincero ante Él. Para la humanidad, la sinceridad es pureza, y la capacidad de ser sincero hacia Dios es mantener la pureza. Esto es lo que deberías poner en práctica. Cuando debes orar, oras; cuando debes reunirte en comunión, lo haces; cuando debes cantar himnos, cantas; y cuando debes renunciar a la carne, renuncias a la carne. Cuando llevas a cabo tu deber no lo haces para salir del paso; cuando te enfrentas a pruebas, te mantienes firme. Esto es devoción a Dios. Si no respaldas lo que las personas deberían hacer, todo tu sufrimiento y tus decisiones anteriores no han sido más que esfuerzos fútiles.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes mantener tu lealtad a Dios

Los que sirven a Dios deben ser Sus íntimos; deben ser agradables a Él y capaces de mostrar la mayor lealtad a Él. Independientemente de si actúas en público o en privado, puedes obtener el gozo de Dios delante de Dios; puedes mantenerte firme delante de Él, e, independientemente de cómo te traten otras personas, siempre caminas por la senda por la que debes caminar y le prestas toda la atención a la carga de Dios. Sólo las personas que son así son íntimas de Dios. Que los íntimos de Dios sean capaces de servirle directamente se debe a que Él les ha dado Su gran comisión y Su carga, a que pueden hacer suyo el corazón de Dios y a que toman la carga de Dios como propia, y no se ponen a analizar sus perspectivas de futuro: aun cuando no tengan perspectivas ni obtengan nada, siempre creerán en Dios con un corazón amoroso. Por tanto, este tipo de persona es íntima de Dios. Los íntimos de Dios son también Sus confidentes; sólo estos podrían compartir Su inquietud y Sus pensamientos, y aunque su carne es dolorosa y débil, son capaces de soportar el dolor y abandonar lo que aman para satisfacer a Dios. Dios da más cargas a esas personas y lo que Él desea hacer queda demostrado en el testimonio de esas personas. Así, estas personas son agradables para Dios; son siervos de Dios según Su corazón y sólo ellos pueden gobernar junto a Él. Cuando hayas llegado a ser de verdad un íntimo de Dios, será precisamente cuando gobernarás junto a Él.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cómo servir en armonía con la voluntad de Dios

Como humano, para aceptar la comisión de Dios, uno debe ser devoto. Debe ser completamente devoto a Dios, y no puede serlo a medias, dejar de aceptar la responsabilidad o actuar según sus propios intereses o estados de ánimo; esto no es ser devoto. ¿A qué se refiere ser devoto? Significa que mientras cumples tus deberes, no estás influenciado y constreñido por estados de ánimo, ambientes, personas, asuntos o cosas. “He recibido esta comisión de Dios; Él me la ha dado. Esto es lo que debo hacer. Por lo tanto, lo haré considerándolo como si fuera asunto mío, de la manera que dé mejores resultados, dándole importancia a satisfacer a Dios”. Cuando tienes este estado, no solo estás siendo controlado por tu conciencia, sino que la devoción también está involucrada. Si solo te satisface conseguirlo, sin aspirar a ser eficiente y lograr resultados, y sientes que solo basta con dedicar algo de esfuerzo, entonces esto es meramente el criterio de la conciencia, y no puede contarse como devoción. Cuando eres devoto de Dios, este criterio es un poco más alto que el de la conciencia. Esto ya no es entonces solo una cuestión de dedicar algo de esfuerzo; también debes poner todo tu corazón en ello. Siempre debes considerar tu deber como tu propio trabajo, aceptar las cargas de esta tarea, sufrir reproches si cometes el menor error o si te descuidas en lo más mínimo, sentir que no puedes ser esta clase de persona, porque te hace estar en deuda con Dios. Las personas que de verdad tienen sentido común cumplen con sus deberes como si fuera su propio trabajo, sin importar si alguien los supervisa. Ya esté Dios contento o no con ellos, sin importar como Él los trate, su propia exigencia siempre es estricta a la hora de cumplir con sus deberes y completar la comisión que Dios les ha confiado. Esto se llama devoción. ¿No es este un criterio más alto que el de la conciencia? La mayoría de las veces, cuando se actúa según el criterio de la conciencia, se está influenciado por cosas externas o uno solo se limita a usar toda su propia fuerza; el nivel de pureza no es tan alto. Hablando de “devoción” y de “ser capaz de cumplir fielmente con el deber propio”, el nivel de pureza se eleva y no solo basta con esforzarse. Esto requiere que te lances a tu deber con todo el corazón, la mente, el cuerpo y el alma. A veces tu cuerpo debe sufrir un poco; debes dedicar a esto todo tu pensamiento. Cuando te encuentras en muchos ambientes, no puedes estar influenciado o constreñido por ellos, y no debes sufrir sus ataduras. Debes colocar los asuntos personales en segundo lugar; debes pagar un precio alto, renunciar a tus intereses personales, a tu orgullo, a tus emociones, a los placeres y comodidades físicos, e incluso debes renunciar a tu juventud, a tu matrimonio y a tus perspectivas. Así, habrás alcanzado la devoción.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las personas solo pueden ser verdaderamente felices si son honestas

Me habéis seguido todos estos años; sin embargo, nunca me habéis dado ni un ápice de lealtad. Más bien, habéis estado girando en torno a las personas que amáis y las cosas que os causan placer, tanto así que, en todo momento y dondequiera que vais, las mantenéis cerca de vuestro corazón y nunca las habéis abandonado. Cuando os sentís ansiosos o entusiasmados acerca de cualquier cosa que amáis, sucede mientras me seguís o, incluso, mientras escucháis Mis palabras. Por eso digo que estáis utilizando la lealtad que os pido, más bien, para ser leales a vuestras “mascotas” y para apreciarlas. Aunque quizá sacrifiquéis una o dos cosas por Mí, no representa vuestro todo, y no muestra que es a Mí a quien sois verdaderamente leales. Os involucráis en proyectos que os apasionan: algunas personas son leales a sus hijos e hijas; otras, a su marido, a su esposa, a las riquezas, al trabajo, a sus superiores, al estatus o a las mujeres. Nunca os sentís cansados o molestos por causa de esas cosas a las que sois leales; más bien, anheláis cada vez más poseer una mayor cantidad y calidad de estas y nunca os rendís. Yo y Mis palabras siempre estamos por detrás de las cosas que os apasionan. Y no tenéis más remedio que clasificarlas en último lugar. Hay algunos que incluso dejan este último lugar para las cosas a las que son leales, pero que aún están por descubrir. Nunca han tenido ni una pizca de Mí en su corazón. Tal vez consideráis que os pido demasiado o que os estoy acusando injustamente, pero ¿acaso alguna vez habéis pensado en el hecho de que mientras estáis pasando felizmente tiempo con vuestra familia, nunca, ni una sola vez, habéis sido leales a Mí? En momentos como este, ¿no os causa eso dolor? Cuando vuestro corazón está lleno de alegría y sois recompensados por vuestras labores, ¿acaso no os sentís abatidos por no haberos provisto con suficiente verdad? ¿Cuándo habéis llorado por no haber recibido Mi aprobación? Os devanáis los sesos y hacéis enormes esfuerzos por vuestros hijos e hijas, y, aun así, nunca estáis satisfechos; creéis que no habéis sido diligentes en su beneficio, que no habéis hecho todo lo posible por ellos. Sin embargo, conmigo siempre habéis sido negligentes y descuidados; solo estoy en vuestra memoria, pero nunca permanezco en vuestro corazón. Mi devoción y Mis esfuerzos siempre pasan desapercibidos para vosotros y nunca los habéis apreciado. Tan solo os involucráis en una breve reflexión y creéis que esto es suficiente. Esta “lealtad” no es lo que siempre he anhelado; más bien, lo que he aborrecido durante mucho tiempo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿A quién eres leal?

He impuesto al hombre un estándar muy estricto todo este tiempo. Si tu lealtad viene acompañada de intenciones y condiciones, entonces preferiría no tener tu supuesta lealtad, porque Yo aborrezco a los que me engañan por medio de sus intenciones y me chantajean con condiciones. Solo deseo que el hombre me sea absolutamente leal y que haga todas las cosas en aras de una sola frase, la fe, y para demostrar esa fe. Desprecio vuestro uso de halagos para alegrarme, porque Yo siempre os he tratado con sinceridad, por lo que deseo que vosotros también actuéis con una fe verdadera hacia Mí.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres un verdadero creyente en Dios?

Toda Mi preocupación continúa siendo por vuestras acciones y formas de expresarse, y es sobre ello que se fundamenta Mi determinación de vuestro fin. Sin embargo, debo dejar claro que ya no seré misericordioso con los que no me mostraron la más mínima lealtad durante los tiempos de tribulación, ya que Mi misericordia llega solo hasta allí. Además, no me siento complacido hacia aquellos quienes alguna vez me han traicionado, y mucho menos deseo relacionarme con los que venden los intereses de los amigos. Este es Mi carácter, independientemente de quién sea la persona. Debo deciros esto: cualquiera que quebrante Mi corazón no volverá a recibir clemencia, y cualquiera que me haya sido fiel permanecerá por siempre en Mi corazón.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino

Hoy, lo que a vosotros se os exige lograr no son exigencias adicionales, sino el deber del hombre y lo que todas las personas deben hacer. Si ni siquiera sois capaces de hacer vuestro deber, o de hacerlo bien, ¿no os estáis acarreando problemas? ¿No estáis cortejando a la muerte? ¿Cómo podéis todavía esperar tener un futuro y perspectivas? La obra de Dios se hace por el bien de la humanidad, y la cooperación del hombre se entrega por el bien de la gestión de Dios. Después de que Dios haya hecho todo lo que le corresponde hacer, al hombre se le exige ser pródigo en su práctica y cooperar con Dios. En la obra de Dios, el hombre no debe escatimar esfuerzos, debe ofrecer su lealtad y no debe darse el gusto de tener numerosas nociones o sentarse pasivamente y esperar la muerte. Dios puede sacrificarse por el hombre, así que, ¿por qué no puede el hombre ofrecerle su lealtad a Dios? Dios solo tiene un corazón y una mente para con el hombre, así que, ¿por qué no puede el hombre ofrecer un poco de cooperación? Dios obra para la humanidad, así que, ¿por qué el hombre no puede llevar a cabo algo de su deber por el bien de la gestión de Dios? La obra de Dios ha llegado hasta aquí; sin embargo, vosotros veis pero no actuáis, escucháis pero no os movéis. ¿No son tales personas objetos de perdición? Dios ya le ha dedicado Su todo al hombre, así que, ¿por qué es incapaz el hombre hoy de llevar a cabo su deber con ahínco hoy? Para Dios, Su obra es Su prioridad y la obra de Su gestión es de suprema importancia. Para el hombre, poner en práctica las palabras de Dios y cumplir las exigencias de Dios son su primera prioridad. Todos vosotros deberíais entender esto.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre

Si deseas dedicarte en todo lo que haces para cumplir la voluntad de Dios, entonces no puedes realizar meramente un deber; debes aceptar cualquier comisión que Dios te encomiende. Ya sea que concuerde con tus gustos o no, que corresponda a tus intereses, que sea algo que no disfrutes o que nunca hayas hecho o algo difícil, aun así, debes seguir aceptándolo y someterte. No solo debes aceptarlo, sino que debes cooperar proactivamente, aprender de ello y lograr la entrada. Incluso si sufres y no has podido destacar y brillar, aun así debes seguir mostrando tu devoción. Debes verlo como el deber que tienes que cumplir; no como un asunto personal, sino como tu deber. ¿Cómo deben entender las personas sus deberes? Es cuando el Creador, Dios, le da a alguien una tarea que tiene que realizar y, en ese momento, surge el deber de esa persona. Las tareas que Dios te da, las comisiones que Dios te da, esos son tus deberes. Cuando los persigues como tus objetivos y de verdad tienes un corazón que ama a Dios, ¿puedes seguir negándote? No debes rechazarlas. Debes aceptarlas. Esta es la senda de práctica. ¿Qué es la senda de práctica? (La dedicación absoluta en todas las cosas). Sé dedicado en todas las cosas para cumplir la voluntad de Dios. ¿Dónde está el eje central de esto? “En todas las cosas”. “Todas las cosas” no significa necesariamente las cosas que te gustan o que se te dan bien y, mucho menos, las cosas con las que estás familiarizado. Algunas veces tendrás que aprender; otras, te enfrentarás a dificultades y, otras más, deberás sufrir. Sin embargo, independientemente de la tarea de que se trate, siempre y cuando venga ordenada por Dios, debes aceptarla de Él, verla como tu deber, dedicarte a cumplirla y cumplir la voluntad de Dios: este es el camino de la práctica.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las personas solo pueden ser verdaderamente felices si son honestas

¿Qué debes hacer cuando te encuentras con un asunto y detectas que hay un problema, pero de momento no eres capaz de localizarlo y otras personas te obligan a obedecer a pesar de todo? Busca el principio correspondiente, o busca una respuesta de lo alto. También puedes comunicar con ellos. Aquellos que entienden la verdad también pueden discutir y comunicar entre sí. Algunas veces el Espíritu Santo obra y provee guía, permitiéndote entender dónde reside el problema de la solución o la teoría que han proporcionado los anticristos o aquellos que caminan por la senda de estos, y así conocer cuáles son sus siniestros planes. Si todos pasarais tiempo comunicando esto, podríais entenderlo; pero qué clase de comportamiento es no comunicar nada de esto y pensar: “No se trata de un gran problema, dejadles hacer lo que quieran; en todo caso, no somos los principales encargados de esto, no es nuestro problema. Cuando llegue el momento, tampoco tendremos que asumir la responsabilidad; si pasa algo, ¿serán ellos los que tengan que asumir la culpa?”. Esto es no tener ningún compromiso con tu deber. ¿Y no comprometerse con tu deber no es lo mismo que vender los intereses de la casa de Dios? ¡Es ser un Judas! Cuando se enfrentan a la prepotencia, el enfoque que muchas personas adoptan en última instancia es el de comprometerse y adaptarse a las cosas, lo que indica una falta de compromiso con su deber. Tanto si te enfrentas a un anticristo como a alguien que actúa de manera despreocupada y trata de obligarte a obedecer el enfoque equivocado, ¿cuál es la elección que debes hacer y la senda que debes tomar? El principio que eliges debe ser el de seguir buscando una respuesta. Si crees que lo que estás haciendo no entra en conflicto ni se aparta de las palabras de Dios y de los arreglos de obra, entonces debes perseverar. La perseverancia en la verdad es lo correcto; inclinar la cabeza para comprometerte con Satanás, con las fuerzas del mal y con la gente malvada es el comportamiento de un Judas, es hacer el mal, e indica una falta de devoción a Dios. ¡Comprometerse con Satanás es un asunto serio!

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Se comportan de forma extraña y misteriosa, son arbitrarios y dictatoriales, nunca comparten con los demás y los obligan a obedecerlos

Al inicio, las personas son reacias a practicar la verdad. Tomemos como ejemplo el cumplimiento de los deberes propios con lealtad: tienes cierto entendimiento acerca de cumplir tus deberes y ser leal a Dios, y también entiendes las verdades relacionadas, pero ¿cuándo podrás dedicarte por completo a Dios? ¿Cuándo podrás cumplir tus deberes tanto de palabra como de obra? Esto requerirá un proceso. Durante este proceso podrías padecer muchas dificultades. Tal vez algunas personas te traten y otras te critiquen. Todo el mundo tendrá sus ojos puestos en ti y será entonces cuando empieces a comprender que te equivocas, que, a decir verdad, eres tú quien lo ha hecho mal, que es inaceptable la ausencia de devoción en el cumplimiento de tu deber y que no has de ser descuidado ni superficial. El Espíritu Santo te esclarecerá desde dentro y te reprochará cuando cometas un error. Durante este proceso, comprenderás algunas cosas sobre ti mismo y sabrás que eres demasiado impuro, que albergas demasiados motivos personales y que tienes demasiados deseos inmoderados cuando cumples tus deberes. Una vez que hayas entendido la esencia de estas cosas, puedes ir delante de Dios en oración y arrepentirte verdaderamente; de esta manera podrán ser purificadas esas impurezas. Si frecuentemente buscas la verdad de esta manera para resolver tus propios problemas prácticos, poco a poco pondrás los pies en la senda correcta en tu fe. Cuanto más sea purificado el carácter corrupto de alguien, más se transformará su carácter de vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

No importa lo que Dios te pida, solo necesitas trabajar con todas tus fuerzas para lograrlo, y espero que seas capaz de ir delante de Dios y mostrarle, al final, toda tu devoción. Siempre que puedas ver la sonrisa de satisfacción de Dios mientras está sentado en Su trono, aun si esta es la hora señalada de tu muerte, debes ser capaz de reír y sonreír mientras cierras los ojos. Durante tu tiempo en la tierra debes llevar a cabo tu deber final por Dios. En el pasado, Pedro fue crucificado cabeza abajo por Dios, pero tú debes satisfacer a Dios al final y agotar toda tu energía por Él. ¿Qué puede hacer por Dios un ser creado? Por tanto, debes entregarte a Dios más temprano que tarde para que Él disponga de ti como lo desee. Mientras Él esté feliz y complacido, permítele hacer lo que quiera contigo. ¿Qué derecho tienen los hombres de quejarse?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Interpretaciones de los misterios de las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 41

Con el paso de los años, el hombre se ha curtido y ha experimentado la dureza del refinamiento y el castigo. Aunque el hombre ha perdido la “gloria” y el “romance” de tiempos pasados, sin saberlo, ha llegado a entender los principios de la conducta humana y a apreciar los años de devoción de Dios para salvar a la humanidad. El hombre comienza lentamente a aborrecer su propia barbarie. Empieza a odiar lo salvaje que es, todas las malinterpretaciones y exigencias irracionales que ha hecho de Dios. El reloj no puede volver atrás en el tiempo. Los acontecimientos del pasado se convierten en los pesarosos recuerdos del hombre, y las palabras y el amor de Dios pasan a ser la fuerza impulsora de la nueva vida del hombre. Las heridas de este se curan día tras día, su fortaleza vuelve y se pone en pie y mira el rostro del Todopoderoso… solo para descubrir que Él siempre ha estado a mi lado, y que Su sonrisa y Su hermoso rostro siguen siendo muy conmovedores. Su corazón se sigue preocupando por la humanidad que Él creó, y Sus manos siguen siendo tan cálidas y poderosas como lo fueron en el principio. Es como si el hombre regresara al jardín del Edén pero, esta vez, ya no escucha las tentaciones de la serpiente ni se aleja del rostro de Jehová. El hombre se arrodilla ante Dios, contempla Su rostro sonriente y ofrece su sacrificio más valioso: ¡Oh! ¡Mi Señor, mi Dios!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios

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