1. Qué es practicar la verdad

Las palabras relevantes de Dios:

La verdad que el hombre necesita poseer se encuentra en la palabra de Dios, y es la verdad más beneficiosa y útil para la humanidad. Es el tónico y el sustento que vuestro cuerpo necesita, algo que ayuda al hombre a restablecer su humanidad normal. Es una verdad con la que el hombre debería equiparse. Cuanto más practiquéis la palabra de Dios, más rápidamente florecerá vuestra vida y más clara se volverá la verdad. Conforme crezcáis en estatura, veréis las cosas del mundo espiritual con mayor claridad y más fortaleza tendréis para triunfar sobre Satanás. Gran parte de la verdad que no entendéis se aclarará cuando practiquéis la palabra de Dios. La mayoría de las personas se conforman simplemente con entender el texto de la palabra de Dios y se enfocan en equiparse con doctrinas en lugar de profundizar su experiencia en la práctica, pero ¿no es este el camino de los fariseos? Entonces, ¿cómo puede ser real para ellos la frase “La palabra de Dios es vida”? La vida de una persona no puede madurar simplemente leyendo la palabra de Dios, sino solo cuando la palabra de Dios se pone en práctica. Si crees que entender la palabra de Dios es lo único que necesitas para tener vida y estatura, entonces tu entendimiento está distorsionado. Entender verdaderamente la palabra de Dios ocurre cuando practicas la verdad, y debes entender que “solo puedes comprender la palabra de Dios practicando la verdad”. Hoy, después de leer la palabra de Dios, solo puedes decir que la conoces, pero no que la entiendes. Algunas personas afirman que la única forma de practicar la verdad es entenderla primero, pero esto es solo parcialmente correcto, y, ciertamente, no es una afirmación del todo precisa. Antes de tener conocimiento de una verdad no la has experimentado. Sentir que entiendes algo que escuchas en un sermón no es entender realmente: solo es tomar posesión de las palabras literales de la verdad, y no es lo mismo que entender su verdadero significado. Tener un mero conocimiento superficial de la verdad no significa que la entiendas realmente o que tengas conocimiento de ella; el verdadero significado de la verdad viene de haberla experimentado. Por tanto, solo cuando experimentas la verdad puedes comprenderla y solo entonces puedes comprender sus partes ocultas. Profundizar tu experiencia es la única forma de comprender las connotaciones y entender la esencia de la verdad. Por tanto, puedes ir a cualquier parte con la verdad, pero si no hay verdad en ti, entonces no pienses en intentar convencer ni siquiera a los miembros de tu familia y, mucho menos, a las personas religiosas. Sin la verdad eres como copos de nieve que caen, pero, con ella, puedes ser feliz y libre y nadie puede atacarte. Por muy fuerte que sea una teoría, no puede superar a la verdad. Con la verdad, el mundo mismo puede tambalearse y pueden moverse los mares y las montañas, mientras que la ausencia de verdad puede conducir a que los muros de una gran ciudad se reduzcan a escombros debido a los gusanos. Esto es un hecho evidente.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica

¿Qué es lo más importante al practicar la verdad? ¿Acaso no es que primero debes entender los principios? ¿Qué son los principios? Los principios son el lado práctico de la verdad. Cuando lees una frase de las palabras de Dios, piensas que es la verdad, pero no comprendes los principios que contiene; sientes que la frase es correcta, pero no sabes de qué manera es práctica, o de qué estado se ocupa. No puedes comprender sus principios o su camino de práctica. Para ti, esta verdad que percibes es meramente una doctrina. Sin embargo, una vez que comprendes la realidad-verdad de esa frase, así como los requisitos de Dios, si comprendes verdaderamente estas cosas y eres capaz de pagar el precio y ponerlas en práctica, entonces obtendrás esa verdad. A medida que obtienes esa verdad, poco a poco, tu carácter corrupto se resuelve y dicha verdad se obra en ti. Cuando eres capaz de poner en práctica la realidad de la verdad, y cuando tu cumplimiento del deber, cada una de tus acciones y tu conducta como persona están basados en los principios de la práctica de tal verdad, ¿acaso no has cambiado? Por encima de todo, te has convertido en alguien que está en posesión de la realidad-verdad. ¿No es igual alguien que está en posesión de la realidad-verdad que alguien que actúa con principios? ¿Y no es igual alguien que actúa con principios que alguien que está en posesión de la verdad? ¿Acaso alguien que está en posesión de la verdad no es también capaz de conformarse a la voluntad de Dios? Así es como se relacionan estas cosas.

Extracto de La comunión de Dios

Practicar la verdad no consiste en decir palabras vacías y recitar frases hechas. En lugar de eso, implica que, independientemente de lo que te encuentres en la vida, siempre que tenga que ver con los principios de la conducta humana, las perspectivas sobre los acontecimientos, las cuestiones de la creencia en Dios, los principios-verdad o la actitud con la que uno cumple con su deber, todo el mundo debe hacer una elección: cada uno debe tener una senda en la que practicar. Por ejemplo, si tu punto de vista original es que no debes ofender a nadie, sino mantener la paz y evitar que nadie quede mal, para que en el futuro todos puedan llevarse bien, entonces, constreñido por este punto de vista, cuando veas a alguien hacer algo malo, cometer un error o un acto que vaya en contra de los principios, preferirás encargarte de corregirlo tú mismo en lugar de enfrentarte a esa persona. Constreñido por tu punto de vista, te vuelves reacio a ofender a nadie. No importa en presencia de quién estés, al encontrarte lastrado por la idea de afectar la imagen de los demás, por las emociones y las relaciones, o por los sentimientos que han crecido durante muchos años de interacción, siempre dirás cosas agradables para proteger la dignidad de esa persona. Cuando hay cosas que te parecen insatisfactorias, te limitas a descargar tu ira a sus espaldas y a manifestarte en privado, en lugar de dañar su imagen. ¿Qué opinas de tal conducta? ¿Acaso no es la de alguien que dice sí a todo, que es tranquilo y astuto? Eso infringe los principios; ¿no es una bajeza actuar de esa manera? Los que actúan así no son buenas personas ni son nobles. No importa cuánto hayas sufrido ni el precio que hayas pagado, si te comportas sin principios, entonces habrás fallado y no obtendrás la aprobación de Dios, no serás recordado por Él ni le complacerás. Al darte cuenta de esto, ¿te sientes afligido? (Sí). La angustia que sientes es una prueba de que todavía amas la verdad, de que tienes un corazón de amor por la verdad, la voluntad de amarla, y de que tu conciencia todavía es perceptiva. […] La percepción te proporciona la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, y entre las cosas positivas y las negativas. Con la percepción y la capacidad de practicar el discernimiento, es fácil odiar esas cosas negativas y detestar las opiniones incorrectas y el carácter corrupto. Esto se debe a que, como mínimo, ya tienes lo más fundamental: un sentido de conciencia. Es algo muy valioso, al igual que la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, junto a poseer esa porción de humanidad que ama la justicia y las cosas positivas. Estas son las cosas más preciosas; las tres cosas más deseables y valiosas que una persona puede tener, y una vez que las posee, se puede poner la verdad en práctica. Dejemos de lado por ahora las dos últimas. Mientras tengas una conciencia perceptiva, ¿despertará en ti sentimientos y opiniones la persona maligna que comete flagrantemente un acto malvado que causa una perturbación y un trastorno? (Sí). Si tienes opiniones y sentimientos, has cumplido uno de los requisitos más básicos para practicar la verdad. Si eres capaz de percibir y sentir que lo que han hecho es un acto malvado, y das un paso adelante para actuar, ¿acaso no es eso practicar la verdad? ¿En qué consiste practicar la verdad? (En exponer, denunciar y detener estos actos). Sí. Cuando surgen tales cosas y cumples con tu responsabilidad de acuerdo con los principios, eso es practicar la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Realizar bien el deber requiere, por lo menos, conciencia

Si eres capaz de practicar la verdad, todo lo que te suceda en la vida, todas las personas con las que tengas contacto y todo el trabajo que Dios te confíe has de cotejarlos con las verdades que entiendes con el fin de ponerlas en práctica. Es decir, cuando algo sucede, ¿mediante qué métodos debes actuar y cuál debe ser el fundamento teórico y la base de tu existencia? Las palabras de Dios. Supongamos, por ejemplo, que se te encarga un deber; debes tener una senda de práctica en tu forma de realizarlo, lo que primero requiere una base en la teoría de la verdad. ¿Cómo debe llevarse a cabo este deber para estar de acuerdo con la voluntad de Dios? No debes ser descuidado ni superficial; esto es lo mínimo a cumplir en cuanto al aspecto pasivo. Pongamos, por ejemplo, que estás lavando los platos. Es un deber que has aceptado. Le das a cada plato un rápido enjuague con agua y ahí te detienes. ¿Acaso es eso practicar la verdad? Crees haberlo hecho. Has lavado los platos; los has enjuagado. Entonces, ¿en qué pensabas mientras los lavabas? ¿En qué consistía tu principio para lavar los platos? Si sigues un principio al hacerlo, entonces estás practicando la verdad. Siendo así, ¿qué has de hacer para practicar la verdad cuando te encargan una tarea que es tu deber? ¿Existe un principio? Dicho principio es la base teórica. En primer lugar, no debes ser descuidado ni superficial; lo primordial es respetar este principio. ¿Qué debes tener en mente y qué debes hacer para no acabar siendo descuidado o superficial? Se han de seguir varios pasos. Observas que el plato está sucio y con restos, no basta con enjuagarlo, pues podría haber bacterias, así que necesitas usar detergente para matarlas, enjuagar el plato varias veces para que quede limpio, y hacer una inspección a fondo. En esto consiste no ser descuidado y superficial. Se trata de tener un principio en mente y hacer las cosas de acuerdo con él. No te limitas a echarle un vistazo rápido al plato y a enjuagarlo, y terminas ahí el trabajo, ignorando si quedan grasa o bacterias, al tiempo que piensas: “Me pidieron que lo hiciera y eso hago; así que no estoy siendo descuidado ni superficial”. Eso no es practicar la verdad, sino un mero despliegue de energía, hacer servicio, emplearse en una labor física. Has terminado de lavar los platos; ¿cómo va a ser eso no practicar la verdad? ¿Cómo se ha convertido esto en un simple “despliegue de energía”? Si no actúas de acuerdo con los principios, no estás practicando la verdad, e implica que has realizado la tarea sin ceñirte a los principios-verdad; no existía ningún principio en tu corazón, has obrado según tus propias inclinaciones, humor, emociones, imaginaciones y opiniones. “Voy a darle un enjuague rápido, con eso basta, ¿para qué voy a usar detergente? No hay bacterias. Úsalo y ya está, no habrá ningún problema”. ¿Acaso no opinas así? Así es como piensas, entonces actúas de acuerdo con tus propias opiniones; eso no es practicar la verdad. Para actuar de acuerdo con los principios-verdad, debes pensar lo siguiente: “No debo ser descuidado ni superficial, el principio debe ser lavarlo y matar las bacterias, para que sea seguro e higiénico para la gente que lo use”. Ese es un principio, y si haces todo en base a este principio, no serás descuidado o superficial, serás diligente, harás el mejor trabajo posible, en cuyo caso dedicarás todo tu corazón y tu mente a cumplir con tu deber. En esto consiste practicar la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La parte más importante de creer en Dios es poner la verdad en práctica

¿Cuáles son los criterios exactos para poner en práctica la verdad? ¿Cómo se evalúa y precisa si estás poniendo en práctica la verdad? ¿Cómo determina Dios si eres una persona que acepta Sus palabras cuando las oye? Él observa si, desde que crees en Él y escuchas sermones, se ha producido algún cambio en tu estado interno, en tu desobediencia a Él y en la esencia de los diversos aspectos de tu carácter corrupto. Se fija en si los has sustituido por la verdad, y en si han cambiado tu conducta y tus acciones externas o la esencia de tu carácter corrupto en el fondo de tu corazón. Dios te evalúa en función de estas cosas. Tras haber escuchado sermones y comido y bebido de las palabras de Dios durante todos estos años, ¿tus cambios son meramente superficiales o esenciales? ¿Se ha transformado tu carácter? ¿Han cambiado tus ideas falsas sobre Dios, tu desobediencia a Él y tu forma de plantearte las comisiones y los deberes que Él te confía? ¿Ha disminuido tu desobediencia a Dios? Cuando ocurre algo que revela que eres desobediente, ¿eres capaz de hacer introspección? ¿Eres capaz de obedecer? ¿Te has vuelto más leal a las comisiones y los deberes que Dios te confía, y es pura esta lealtad? Desde que escuchas sermones, ¿se han purificado tus motivaciones, ambiciones, deseos e intenciones? ¿Acaso estos no son criterios de evaluación? También tienes ideas falsas sobre Dios: ¿sigues aferrado a tus nociones iniciales, a tus fantasías ambiguas y abstractas y a tus conclusiones? ¿Todavía tienes quejas y otras emociones negativas? ¿Se han producido cambios en estas cosas? Si no se ha producido ninguna transformación en estos aspectos, ¿qué clase de persona eres? Esto demuestra una cosa: no eres una persona que practique la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo al practicar las palabras de Dios se pueden obtener una transformación en el carácter

Mucha gente tiene determinadas conductas externas; por ejemplo, es capaz de abandonar familia y profesión y cumplir con el deber y, por tanto, cree estar practicando la verdad. Sin embargo, Dios no reconoce que esté practicándola. Si todo lo que haces tiene una motivación personal y está adulterado, no estás practicando la verdad; simplemente exhibes una conducta superficial. En sentido estricto, es probable que Dios condene tu conducta; no la elogiará ni recordará. Si se analiza esto con mayor profundidad, estás haciendo el mal y tu conducta se opone a Dios. Visto desde fuera, no estás interrumpiendo ni perturbando nada y no has hecho ningún daño real ni has violado ninguna verdad. Parece ser lógico y razonable, pero la esencia de tus acciones corresponde a hacer el mal y resistirse a Dios. Por lo tanto, deberías determinar si ha habido un cambio en tu carácter y si estás poniendo en práctica la verdad al ver los motivos que están detrás de tus acciones a la luz de las palabras de Dios. No depende de una perspectiva humana sobre si tus actos se adecúan a la imaginación y las intenciones humanas o se adaptan a tus gustos; esas cosas no son importantes. Más bien depende de que Dios diga si te estás ajustando o no a Su voluntad, si tus acciones poseen o no la realidad-verdad y si cumplen o no con Sus requisitos y estándares. Medirse con los requisitos de Dios es lo único exacto. La transformación del carácter y la práctica de la verdad no son tan fáciles y sencillas como las personas imaginan. ¿Entendéis esto ahora? ¿Tenéis alguna experiencia con esto? Cuando se trata de la esencia de un problema, puede que no la entendáis; vuestra entrada ha sido excesivamente superficial. Corréis de acá para allá todo el día del amanecer al ocaso, os levantáis temprano y os acostáis tarde, pero ni habéis logrado la transformación de vuestro carácter de vida ni podéis captar lo que implica dicha transformación. Esto significa que vuestra entrada es demasiado superficial, ¿no es cierto? Independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, puede que no percibáis la esencia y las cosas profundas que tengan que ver con conseguir la transformación del carácter. ¿Puede decirse que tu carácter ha cambiado? ¿Cómo sabes si Dios te alaba o no? Como mínimo, te sentirás excepcionalmente firme en tu corazón con respecto a todo lo que haces, sentirás que el Espíritu Santo te guía, te esclarece, y obra en ti cuando cumples con tus deberes, cuando llevas a cabo cualquier obra en la casa de Dios, o en momentos normales; tu conducta va de la mano de las palabras de Dios, y cuando poseas cierto grado de experiencia, sentirás que lo que hiciste en el pasado era relativamente adecuado. Si después de ganar experiencia durante un período de tiempo sientes que algunas de las cosas que hiciste en el pasado no fueron adecuadas, si estás insatisfecho con ellas, y si en realidad no hubo verdad en las cosas que realizaste, esto demuestra que lo único que hiciste fue resistirte a Dios. Demuestra que tu servicio estuvo lleno de rebeldía, de resistencia y de conductas humanas.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

Si crees en Dios, pero no buscas la verdad, podrías creer diez años sin experimentar ninguna transformación. Acabarás pensando que esto es precisamente lo que significa creer en Dios; pensarás que es más o menos igual a como vivías antes en el mundo y que no tiene sentido estar vivo. Esto muestra realmente que, sin la verdad, la vida está vacía. Tal vez seas capaz de pronunciar algunas palabras de doctrina, pero todavía te sentirás desconsolado e incómodo. Si la gente conoce un poco a Dios, sabe vivir con sentido y es capaz de hacer cosas que satisfacen a Dios, le parecerá que esta es la vida real, la única manera de vivir con sentido, y que ha de vivir así para satisfacer un poco a Dios y sentirse complacida. Si es capaz de satisfacer conscientemente a Dios, de poner en práctica la verdad, aborrecerse, abandonar sus ideas y ser obediente y considerada hacia la voluntad de Dios —si es capaz de hacer todas estas cosas conscientemente—, esto es lo que significa poner en práctica la verdad de forma correcta y sincera, y difiere mucho de lo anterior, cuando las personas se fiaban de sus fantasías y se atenían a doctrinas y normas. En efecto, es agotador hacer cualquier cosa cuando no comprenden la verdad, es agotador atenerse a doctrinas y normas, es agotador no tener objetivos y hacer las cosas a ciegas. Solo con la verdad pueden ser libres —esto no es ninguna mentira— y hacer las cosas fácilmente y de buena gana. Aquellos que tienen este tipo de estado son poseedores de la verdad, aquellos cuyo carácter se ha transformado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo buscando la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter

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