13. La relación entre cumplir un deber y ganar la entrada en la vida

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Si quieres que Dios te dé el visto bueno como uno de Sus seguidores, debes concentrarte primero en la entrada en la vida. Debes empezar por entenderte a ti mismo, ser capaz de desechar tu carácter corrupto, lograr la capacidad de aferrarte a tu deber y cumplirlo conforme a los requisitos de Dios; eso es lo primero. Centrarse en la entrada en la vida es en aras de cumplir bien con el deber, que es de lo que esencialmente se trata todo esto. Deberías empezar a buscar la entrada en la vida a partir de cumplir con tu deber y, a partir de la entrada en la vida, deberías entender y obtener la verdad paso a paso, hasta que llegues al punto en que tengas estatura, en que tu vida crezca poco a poco y tengas experiencias reales con la verdad. Entonces deberías dominar toda clase de principios de práctica, de modo que seas capaz de cumplir con el deber sin verte limitado ni perturbado por ninguna persona, acontecimiento o cosa. Así, poco a poco vivirás en presencia de Dios. No te perturbará ninguna clase de persona, acontecimiento ni cosa, y tendrás experiencia con la verdad. A medida que se incremente tu experiencia, serás más capaz de dar testimonio de Dios, y a medida que seas más capaz de dar testimonio de Dios, paulatinamente te convertirás en una persona útil. Cuando te conviertas en una persona útil, podrás cumplir con el deber con un nivel aceptable en la casa de Dios, podrás ponerte en el lugar de un ser creado y someterte a los arreglos y las instrumentaciones de Dios, y podrás mantenerte firme. Solo esta clase de persona es un ser creado aceptable que cuenta con el elogio de Dios. Entonces serás digno de todo lo que Dios te ha dado.

¿Cuál es la clave para entrar en la realidad verdad? Debes aprender a practicar la verdad y a manejar los asuntos de acuerdo con los principios. ¿De qué sirve siempre hacer promesas y expresar tu voluntad? Si siempre haces promesas y expresas tu voluntad, pero sigues siendo incapaz de practicar la verdad, entonces eso no sirve absolutamente de nada. Lo más crucial y lo más real es lograr la entrada en la vida durante el cumplimiento de tu deber, a partir de buscar la verdad para resolver los distintos problemas que aparecen mientras cumples el deber, y para corregir tus actitudes erróneas respecto de él. ¿Qué significa tener entrada en la vida? Tener entrada en la vida significa que tienes experiencia con la verdad y conocimiento de ella, y que eres capaz de practicarla correctamente. ¿Tenéis todos vosotros entrada en la vida en este momento? ¿Sois capaces de dar testimonio de Dios? ¿Acaso no seguís atascados en la doctrina la mayor parte del tiempo? ¿No os detenéis en la doctrina, sin realmente tener conocimiento de la verdad o experiencia con ella? Si no puedes lograr experiencias reales y conocimiento de la verdad, no puedes dar testimonio de Dios. La mayor parte del tiempo tu conocimiento es perceptual. Eres ambivalente, pues sientes que tanto una cosa como otra son correctas; cuando Dios dice algo, es como si fuera la verdad para ti, y cuando Él dice otra cosa, eso también es la verdad. Sientes que todas las palabras de Dios son la verdad, y dices amén y las elogias, pero no puedes compararte con ellas. Cuando haces las cosas, sigues estando confundido, y no sabes qué verdades utilizar para resolver tus problemas. ¿No estáis la mayoría de vosotros en este estado? Si bien entendéis mucho y podéis hablar mucho de doctrina, no podéis usarla en la vida real. Aún no sabéis practicar la verdad ni sabéis aplicar las palabras de Dios en la vida real, y suceda lo que os suceda, no sabéis buscar la verdad para resolver vuestros problemas. Esto se debe a que vuestra estatura es muy escasa. Cuando sepáis experimentar, practicar y aplicar las palabras de Dios en vuestra vida real, y cuando sepáis buscar la verdad para resolver los problemas cuando os suceda algo, vuestra vida crecerá. Saber practicar la verdad es señal de que tu vida está creciendo. Algún día, cuando seas capaz de resolver los problemas con la verdad, cuando tengas cierto conocimiento de Dios, cuando, a partir de compartir tu verdadero conocimiento de Dios, puedas dar testimonio de Su obra, Su carácter santo y justo y Su omnipotencia y sabiduría, serás capaz de dar genuino testimonio de Dios y estarás cualificado para ser usado por Él. Si entiendes mucho y eres capaz de hablar de doctrina todo el día, pero no puedes resolver nada relacionado con tus propios problemas o no sabes cómo resolverlos, eso demuestra que las cosas que entiendes no son la verdad, que no son más que palabras y doctrinas. Aunque hables de doctrina de forma muy realista, en realidad, se trata solo de un conocimiento perceptual que aún no ha alcanzado la racionalidad. Si bien la gente se edifica tras escucharte, tiene los mismos sentimientos que tú, y tu conocimiento incluso es capaz de lograr ciertos resultados en ella, no eres capaz de hablar de ello con demasiada claridad ni de resolver los problemas en su totalidad. Esto demuestra que las doctrinas de las que has hablado son solo un conocimiento perceptual. No puedes afirmar que sean la realidad verdad, mucho menos que hayas entrado en la realidad verdad. Ahora bien, ¿cómo resuelves el problema de hablar de palabras y doctrinas? Requiere que reflexiones sobre los distintos tipos de corrupción que se revelan en ti mientras cumples con el deber, que reflexiones sobre los orígenes de cada problema que enfrentes, que luego busques la verdad, y que uses las palabras de Dios para resolver por completo el carácter corrupto que has revelado. Ya sea que lo que manifiestes sea arrogancia y santurronería o tortuosidad y engaño, ya sea egoísmo y maldad o superficialidad y mentira a Dios, debes reflexionar sobre estas actitudes corruptas hasta percibirlas con claridad. Así, sabrás qué problemas existen mientras cumples con el deber y qué tan lejos estás de alcanzar la salvación. Solo cuando puedas ver claramente tu carácter corrupto serás capaz de conocer en qué radican las dificultades y los obstáculos en el cumplimiento de tu deber. Solo entonces serás capaz de resolver los problemas de raíz. Por ejemplo, supongamos que no asumes responsabilidad en el cumplimiento de tu deber y, en cambio, siempre actúas de manera superficial, lo que perjudica tu trabajo, pero a ti te preocupa tu imagen, así que no estás dispuesto a hablar sinceramente de tu estado y tus dificultades ni a practicar el autoexamen y autoconocimiento, y por el contrario siempre buscas excusas para lidiar con las cosas superficialmente. ¿Cómo deberías resolver este problema? Debes orar a Dios y hacer introspección, diciendo: “Oh Dios, si hablo de ese modo, es solo para proteger mi imagen. Es mi carácter corrupto el que habla. No debería hablar así. Debo sincerarme, mostrarme tal como soy, y contar en voz alta qué pienso verdaderamente en mi interior. Prefiero sufrir la humillación y que se resienta mi imagen antes que satisfacer mi propia vanidad. Solo quiero satisfacer a Dios”. De esta manera, renunciando a ti mismo y contando en voz alta qué piensas verdaderamente en tu interior, practicas ser una persona honesta y, además, no actúas en función de tu voluntad ni proteges tu imagen. Eres capaz de poner en práctica las palabras de Dios, practicar la verdad de acuerdo con Su voluntad, realizar tu deber con seriedad y cumplir plenamente con tus responsabilidades. Así, no solo practicas la verdad y cumples bien con tu deber, también defiendes los intereses de la casa de Dios y se satisface Su corazón. Esta es una forma justa y honrosa de vivir, digna de ser llevada ante Dios y los hombres. ¡Qué maravilla! Practicar de esta manera es un tanto difícil, pero si tus esfuerzos y tu práctica se orientan en esta dirección, aunque fracases un par de veces, sin duda tendrás éxito. ¿Y qué significa para ti el éxito? Significa que cuando practicas la verdad, eres capaz de dar este paso que te libera de las ataduras de Satanás, un paso que te permite renunciar a ti mismo. Significa que eres capaz de dejar de lado la vanidad y el prestigio, de dejar de buscar tu propio beneficio y dejar de hacer cosas egoístas y mezquinas. Cuando pones esto en práctica, le muestras a la gente que eres alguien que ama la verdad, que anhela la verdad, la justicia y la luz. Este es el resultado que logras al practicar la verdad. Al mismo tiempo, también le causas vergüenza a Satanás. Satanás te corrompió, te hizo mirar por ti mismo, te hizo egoísta, te hizo pensar en tu propio prestigio. Pero ahora, estas cosas satánicas ya no pueden atarte, te has liberado de ellas, ya no estás controlado por la vanidad, el prestigio o tus propios intereses personales, y practicas la verdad, por lo que Satanás acaba totalmente humillado y no hay nada que pueda hacer. Entonces ¿acaso no sales victorioso? Cuando sales victorioso, ¿no te mantienes firme en tu testimonio de Dios? ¿Acaso no peleas la buena batalla? Cuando has peleado la buena batalla, tienes paz y alegría y una sensación de tranquilidad en tu corazón. Si a menudo tienes un sentimiento de culpabilidad en tu vida, si tu corazón no halla descanso, si no tienes paz ni alegría, y a menudo te sientes abrumado por la preocupación y la ansiedad por todo tipo de cosas, ¿qué demuestra esto? Simplemente que no practicas la verdad, que no te mantienes firme en tu testimonio de Dios. Cuando vives en medio del carácter de Satanás, es posible que falles en practicar la verdad con frecuencia, que la traiciones, que seas egoísta y vil; solo defiendes tu imagen, tu reputación, tu estatus y tus intereses. Vivir siempre para ti mismo te acarrea un gran dolor. Tienes tantos deseos egoístas, enredos, grilletes, recelos y preocupaciones que no albergas la menor paz ni alegría. Vivir en aras de la carne corrupta es sufrir de manera excesiva. Quienes buscan la verdad son diferentes. Cuanto más entienden la verdad, más libres son y más se liberan; cuanto más practican la verdad, más paz y alegría tienen. Cuando obtengan la verdad, vivirán por completo en la luz, gozarán de las bendiciones de Dios y no sufrirán en modo alguno.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber

Hay muchas personas que sienten que son deficientes tras cumplir con su deber y que no poseen la realidad verdad, por lo cual siempre se exigen escuchar más sermones y quieren que los líderes y obreros celebren más reuniones, como si eso fuera lo único que pudiera otorgarles la entrada y la madurez en la vida. Si pasan un tiempo sin asistir a una reunión o a un sermón, sienten que su corazón está vacío y desolado, como si no tuvieran nada. En su interior, es como si solo las reuniones y los sermones diarios pudieran otorgarles entrada en la vida o permitirles desarrollar la madurez espiritual. En realidad, esta forma de pensar es totalmente incorrecta. Quienes creen en Dios y lo siguen deben cumplir con el deber; solo así pueden adquirir experiencia vital. Si dices que crees en Dios sinceramente, pero no quieres cumplir con tu deber, ¿dónde está la sinceridad en tu fe en Dios? Aquellos que cumplen sinceramente con su deber son quienes tienen fe. Los que tienen fe son los únicos que se atreven a dedicar su vida a Dios y están dispuestos a descartarlo todo por esforzarse para Él. Este tipo de personas experimentan la obra del Espíritu Santo mientras cumplen con el deber; el Espíritu Santo las esclarece, las guía y las disciplina. Todo eso produce experiencia vivencial. Así pues, la entrada en la vida comienza por cumplir formalmente con el propio deber.

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Cualquier deber que cumplas implica entrar en la vida. Ya sea que tu deber sea bastante habitual o impredecible, aburrido o animado, siempre debes lograr la entrada en la vida. Los deberes de algunas personas son bastante monótonos; hacen lo mismo todos los días. Sin embargo, al llevarlos a cabo, los estados que revelan estas personas no son tan homogéneos. En ocasiones, cuando están de buen humor, son un poco más diligentes y trabajan mejor. Otras veces, por alguna influencia desconocida, su corrupto carácter satánico les provoca una malicia que les acarrea opiniones incorrectas, un mal estado y mal humor, lo que hace que cumplan con el deber de manera superficial. El estado interno de las personas cambia constantemente; puede hacerlo en cualquier lugar y momento. Independientemente de cómo cambie tu estado, siempre es un error actuar en función del estado de ánimo. Imagina que lo haces un poco mejor cuando estás de buen humor, y un poco peor cuando estás de mal humor; ¿es esta una manera de hacer las cosas con principios? ¿Te permitirá esto cumplir con el deber de manera aceptable? Sea cual sea su estado de ánimo, la gente debe saber orar a Dios y buscar la verdad; solo de esta manera podrá evitar el control y los vaivenes a que la somete su estado de ánimo. Al cumplir con el deber, debes analizarte siempre para ver si haces las cosas según los principios, si das la talla en su cumplimiento, si simplemente lo haces de manera superficial, si has tratado de eludir tus responsabilidades y si tienes algún problema en cuanto a tu actitud y forma de pensar. Una vez que hayas hecho introspección y te hayan quedado claras estas cosas, te será más fácil cumplir con el deber. Con independencia de lo que te encuentres al cumplir con el deber —negatividad y debilidad, o mal humor tras haber sido tratado—, debes tratarlo de forma adecuada, buscar la verdad y entender la voluntad de Dios. Al hacer estas cosas tendrás una senda de práctica. Si deseas cumplir bien con el deber, no debe afectarte tu estado de ánimo. Por más negativo o débil que estés, debes practicar la verdad en todo lo que hagas, con absoluto rigor y ateniéndote a los principios. Si lo haces, no solo otras personas te darán su aprobación, sino que también agradarás a Dios. Así serás una persona responsable que asume una carga; una persona buena de verdad, que realmente da la talla en el cumplimiento del deber y vive íntegramente a semejanza de una persona auténtica. Esas personas se purifican y logran la verdadera transformación cuando cumplen con el deber y se puede decir que son honestas a los ojos de Dios. Solamente los honestos son capaces de perseverar en la práctica de la verdad, de actuar con principios y dar la talla en el cumplimiento del deber. Los que actúan con principios cumplen meticulosamente con el deber cuando están de buen humor; no se limitan a trabajar de manera superficial ni se lucen con tanta arrogancia para que los tengan en gran estima. Cuando están de mal humor, pueden realizar sus tareas cotidianas con la misma seriedad y responsabilidad y, aunque se encuentren con algo perjudicial para el cumplimiento de su deber, que los atosigue un poco o los perturbe mientras lo ejecutan, siguen siendo capaces de sosegar el corazón ante Dios para orar, diciendo: “Por muy grande que sea el problema al que me enfrente, aunque se hunda el cielo, mientras esté vivo, estoy decidido a hacer todo lo posible por cumplir mi deber. Cada día que vivo es un día en que debo cumplir bien con el deber para ser digno de esta obligación que Dios me ha otorgado, así como de este aliento que ha soplado en mi cuerpo. Por muchas dificultades que tenga, lo dejaré todo de lado, ¡pues el cumplimiento del deber es de suma importancia!”. Aquellos a quienes no afecta ninguna persona, incidencia, cosa ni circunstancia, a quienes no limita ningún estado de ánimo ni situación externa y que priorizan los deberes y las comisiones que Dios les ha encomendado son las personas leales a Dios, que se someten sinceramente a Él. Esta clase de personas han logrado entrar en la vida y en la realidad verdad. Esta es una de las manifestaciones más auténticas y prácticas de vivir la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber

A fin de cumplir con el deber con un nivel aceptable, primero debes tener la mentalidad adecuada. Cuando se manifiesta tu carácter corrupto, asimismo debes corregir tu estado. Cuando seas capaz de abordar correctamente tu deber, cuando te hayas liberado de las limitaciones e influencias de toda clase de personas, acontecimientos o cosas, cuando puedas someterte a Dios por completo, entonces podrás cumplir bien con el deber. El secreto para hacerlo es siempre priorizar tu deber y tus responsabilidades. Durante el cumplimiento de tu deber, siempre debes examinarte: “¿Tengo una actitud superficial hacia el cumplimiento de mi deber? ¿Qué cosas me perturban y hacen que sea superficial al cumplir mi deber? ¿Lo estoy haciendo de todo corazón y con todas mis fuerzas? ¿Actuar de esta manera permitirá que Dios confíe en mí? ¿He sometido por completo mi corazón a Dios? ¿Cumplir con el deber de este modo concuerda con los principios? ¿Cumplir con el deber así logrará los mejores resultados?”. Deberías reflexionar sobre estas cuestiones a menudo. Cuando descubras problemas, deberías buscar activamente la verdad y encontrar las palabras de Dios relevantes para resolverlos. Así, serás capaz de cumplir bien con el deber, y tendrás paz y gozo en el corazón. Si cuando cumples el deber con frecuencia surgen problemas, la mayoría de ellos provienen de problemas en tus intenciones; son los problemas de un carácter corrupto. Cuando se manifiesta el carácter corrupto de una persona, esta tiene problemas en su interior y su estado es anormal, lo que afecta directamente su capacidad de cumplir con el deber. Los problemas que afectan la propia capacidad de cumplir con el deber son grandes y graves; pueden afectar directamente su relación con Dios. Por ejemplo, algunas personas desarrollan nociones y malentendidos sobre Dios cuando su familia padece catástrofes. Algunos se vuelven negativos cuando soportan padecimientos en su deber y nadie lo nota ni los elogia. Alguna gente no cumple bien con el deber, siempre es superficial y se queja de Dios cuando recibe la poda y el trato. Algunos no están dispuestos a cumplir con el deber porque siempre están pensando en una vía de escape. Todos estos problemas afectan directamente una relación normal con Dios. Se trata de problemas de un carácter corrupto. Todos ellos derivan del hecho de que la gente no conoce a Dios, que siempre maquina y piensa en sí misma, lo que impide que piense en la voluntad de Dios o que se someta a Sus planes. Esto produce toda clase de sentimientos negativos. Así es precisamente la gente que no busca la verdad. Ante problemas menores, se vuelven negativos y débiles, descargan la frustración en el cumplimiento de su deber, desobedecen a Dios y se resisten a Él, y quieren renunciar a sus responsabilidades y traicionar a Dios. Todas estas cosas son las diversas consecuencias que producen las limitaciones de un carácter corrupto. Una persona que ama la verdad es capaz de dejar de lado su propia vida, su futuro y destino, y solo quiere buscar y obtener la verdad. Piensa que no hay tiempo suficiente, teme no ser capaz de cumplir con su deber y no ser perfeccionada, así que es capaz de dejar todo de lado. Su mentalidad consiste en volverse a Dios y someterse a Él. No la atemorizan las dificultades, y si se siente negativa o débil, lo resuelve naturalmente leyendo algunos pasajes de las palabras de Dios. Las personas que no buscan la verdad están atribuladas, y sin importar cómo les hables de ella, son incapaces de resolver por completo sus problemas. Incluso si momentáneamente recapacitan y son capaces de aceptar la verdad, de todos modos desisten posteriormente, así que es muy difícil lidiar con esta clase de persona. No se trata de que no entienda nada de la verdad, sino de que no la atesora o no la acepta en el corazón. Al final, esto hace que sea incapaz de dejar de lado su propia voluntad, su egoísmo, futuro, destino y desenlace, que siempre surgen para perturbarla. Si una persona es capaz de aceptar la verdad, entonces, a medida que la comprenda, todas esas cosas que corresponden a un carácter corrupto desaparecerán naturalmente, y tendrá entrada en la vida y estatura; ya no será un niño ignorante. Cuando una persona tiene estatura, será cada vez más capaz de entender las cosas, cada vez más capaz de discernir entre toda clase de personas, y no estará limitada por ninguna persona, acontecimiento o cosa. No se verá influenciada por nada que los demás digan o hagan. No estará sujeta a la interferencia de las fuerzas malignas de Satanás ni al engaño y las perturbaciones de falsos líderes y anticristos. Si esto sucede, ¿acaso no aumentará gradualmente la estatura de una persona? Cuando más entienda la verdad, más rápido progresará su vida, y le resultará fácil tener éxito en su deber y entrar en la realidad verdad. Cuando tengas entrada en la vida y tu vida esté creciendo gradualmente, tu estado se volverá cada vez más normal. Las personas, los acontecimientos y las cosas que anteriormente lograban perturbarte y limitarte ya no serán un problema para ti. Ya no tendrás más dificultades al cumplir con el deber, y tu relación con Dios se volverá cada vez más normal. Cuando sepas ampararte en Dios, cuando sepas buscar Su voluntad, cuando conozcas tu lugar, cuando sepas lo que deberías hacer y lo que no, y qué asuntos requieren o no que te hagas responsable, ¿tu estado no será cada vez más normal? Vivir así no te cansará, ¿verdad? No solo no estarás cansado, te sentirás sumamente relajado y feliz. ¿Tu corazón no se llenará de luz a consecuencia de ello? Tu mentalidad será normal, las manifestaciones de tu carácter corrupto disminuirán y serás capaz de vivir en presencia de Dios, de vivir con humanidad normal. Cuando la gente vea tu perspectiva mental, pensará que ha habido una gran transformación en ti. Estarán dispuestos a compartir contigo, sentirán paz y gozo en su interior, y también se beneficiarán. A medida que aumente tu estatura, tu discurso y tus actos se tornarán más adecuados y ajustados a los principios. Cuando veas gente débil y negativa, serás capaz de ayudarlos mucho, sin cohibirlos ni sermonearlos, sino utilizando tus propias experiencias reales para ayudarlos y beneficiarlos. Así, no solo te estarás esforzando en la casa de Dios, serás una persona útil, capaz de asumir la responsabilidad y de hacer cosas más significativas en ella. ¿Acaso no es esa la clase de persona que a Dios le agrada? Si eres una persona que agrada a Dios, ¿no le agradarás a todo el mundo también? (Así es). ¿Por qué le agrada a Dios esa clase de persona? Porque es capaz de hacer cosas prácticas ante Él, no es proclive a adular, se maneja de manera práctica y es capaz de ayudar y guiar a los demás hablando sobre sus experiencias verdaderas. Es capaz de ayudar a otros a resolver cualquier problema, y cuando hay dificultades en el trabajo de la iglesia, es capaz de señalar el camino y resolver los problemas de forma activa. Esto es lo que significa cumplir fielmente con el propio deber.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida comienza con el cumplimiento del deber

Dejadme deciros esto: lo que el hombre debe hacer es llevar a cabo su deber, y si es incapaz de llevar a cabo su deber, esto es su rebeldía. Es por medio del proceso de llevar a cabo su deber que el hombre es cambiado gradualmente, y es por medio de este proceso que él demuestra su lealtad. Así pues, cuanto más puedas llevar a cabo tu deber, más verdad recibirás y más real será tu expresión. Los que solo cumplen con su deber por inercia y no buscan la verdad, al final serán descartados, pues esas personas no llevan a cabo su deber en la práctica de la verdad y no practican la verdad en el desempeño de su deber. Ellos son los que permanecen sin cambios y serán maldecidos. No solo sus expresiones son impuras, sino que todo lo que expresan es malvado.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La diferencia entre el ministerio de Dios encarnado y el deber del hombre

Algunas personas no saben cómo experimentar la obra de Dios y tampoco saben cómo aplicar Sus palabras en el cumplimiento de sus deberes ni en la vida real. Siempre confían en asistir a muchas reuniones para ganar la verdad y crecer en la vida. Sin embargo, esto es poco realista y es un argumento que hace agua. La vida se gana experimentando las palabras de Dios y experimentando el juicio y el castigo. Quienes saben cómo experimentar Su obra son capaces, más allá del deber que cumplan, de comprender y practicar la verdad, de aceptar que se los pode, de entrar en la realidad-verdad, de lograr un cambio en su carácter y de ser perfeccionados por Dios en el cumplimiento de sus deberes. Quienes son holgazanes y avaros de comodidades no están dispuestos a llevar a cabo los deberes y no experimentan la obra de Dios cuando cumplen con ellos, y reclaman sin cesar que la casa de Dios les provea de reuniones, sermones y charlas sobre la verdad. Como consecuencia, después de diez o veinte años de creer y luego de haber escuchado innumerables sermones, siguen sin comprender la verdad y siguen sin ganarla. No saben cómo experimentar la obra de Dios, no comprenden qué es creer en Dios y no saben cómo experimentar la palabra de Dios para conocerse a sí mismos y ganar la verdad y la vida. Son personas que tienen ansias de comodidades y evitan llevar a cabo sus deberes; por lo tanto, se las pone en evidencia y descarta por la manera en la que los llevan a cabo. Ahora bien, todas esas personas que ejecutan sus deberes con satisfacción y que le dan importancia a la búsqueda de la verdad tienen alguna entrada en la vida cuando cumplen con sus deberes, reflexionan para conocerse a sí mismas cuando revelan corrupción, y cuando se enfrentan a dificultades en el cumplimiento de sus deberes, buscan la verdad y comparten sobre esta para resolver los problemas. Sin darse cuenta, después de cumplir con sus deberes durante varios años, cosechan recompensas claras, son capaces de hablar acerca de algún testimonio vivencial, poseen cierto conocimiento de la obra de Dios y de Su carácter, y, de este modo, logran cambios en su carácter-vida. Actualmente, en todas partes las iglesias se están purgando de personas malvadas y de quienes causan trastornos y perturbaciones. Quienes permanecen son, por lo general, aquellas personas que son capaces de persistir en el cumplimiento de sus deberes, que tienen cierto grado de lealtad y que le dan importancia a la búsqueda de la verdad para resolver los problemas. Son la clase de personas que logran mantenerse firmes en su testimonio. Debéis aprender a aplicar las palabras de Dios en la vida real y en los deberes que lleváis a cabo, practicándolas y haciendo uso de ellas, y luego, cuando surjan los problemas y las dificultades, debéis buscar la verdad para resolverlos. Además, debéis aprender a considerar la voluntad de Dios cuando ejecutéis vuestros deberes y debéis esforzaros en practicar la verdad y en manejar las situaciones según los principios, cualquiera que sea el asunto. Debéis aprender a practicar el amor hacia Dios y, con un corazón amante de Dios, considerar Su carga y llegar a un punto en el que podáis satisfacerlo. Únicamente estas personas aman a Dios de verdad. Si actúas de esta manera, incluso si no comprendes la verdad del todo, seguirás siendo capaz de llevar a cabo tus deberes de forma adecuada y no solo podrás corregir tu actitud superficial, sino que también aprenderás a poner en práctica el amor hacia Dios, a someterte a Él y a satisfacerlo en el cumplimiento de tus deberes; esta es la enseñanza de la entrada en la vida. Si logras practicar la verdad y actuar de esta manera según los principios, cualquiera que sea el asunto, entonces entrarás en la realidad-verdad y tendrás una entrada en la vida. Sin importar cuán ocupado estés al llevar a cabo tus deberes, cuando cosechas los frutos de la entrada en la vida, cuando creces en la vida y cuando te sometes a la instrumentación y disposición de Dios, encuentras gozo en el cumplimiento de tus deberes. No te sentirás cansado, más allá de lo atareado que te encuentres. Tu corazón siempre estará feliz y en paz, y te sentirás especialmente enriquecido y tranquilo. Sin importar las dificultades que puedan surgir, si vas en busca de la verdad, el Espíritu Santo te brindará esclarecimiento y te guiará. En ese momento, recibirás la bendición de Dios. Además, independientemente de que estés o no ocupado mientras cumples con tus deberes, es importante que realices, de forma ocasional, ejercicios adecuados y actividades físicas razonables, ya que estos fomentan la circulación, contribuyen a mantener los niveles de energía elevados y son efectivos al momento de prevenir ciertas enfermedades ocupacionales. Esto es muy beneficioso para el buen cumplimiento de tus deberes. Por lo tanto, cuando lleves a cabo tus deberes, si logras aprender muchas lecciones, comprender muchas verdades, conocer a Dios en verdad y, al final, temer a Dios y rechazar el mal, entonces estarás en completa consonancia con Su voluntad. Si eres capaz de alcanzar el amor hacia Dios, de dar testimonio de Él y de lograr la unidad de corazón y voluntad con Dios, estarás en camino a ser perfeccionado por Él. Estas son las personas que reciben la bendición de Dios, ¡y es una dicha extraordinaria! Si te entregas a Dios de forma genuina, recibirás, sin duda alguna, bendiciones abundantes de Su parte. ¿Es posible que quienes no se entregan a Dios y no cumplen con sus deberes conquisten la verdad? ¿Esas personas son capaces de alcanzar la salvación? Es difícil saberlo. La bendición solo se gana al ejecutar los propios deberes y al experimentar la obra de Dios. Es en el transcurso del cumplimiento de los propios deberes que se aprende a experimentar la obra de Dios, a experimentar el juicio y el castigo, las pruebas y el refinamiento, y a ser podados. Esto es lo que más merece la pena ser bendecido. Siempre que uno ame la verdad y la persiga, con el tiempo, la ganará, cambiará su carácter-vida, obtendrá la aprobación de Dios y se convertirá en alguien bendecido por Él.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

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