18. Cómo enfocar las relaciones familiares y carnales

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Perniciosas influencias en lo profundo del corazón humano, como resultado de miles de años “del elevado espíritu nacional” y el pensamiento feudal han dejado a las personas atadas y encadenadas, sin una pizca de libertad. Como resultado, son personas sin aspiraciones ni perseverancia, ni deseo de progresar, sino que permanecen negativos y retrógrados, con una mentalidad de esclavos particularmente fuerte, y así sucesivamente, estos factores objetivos les han impartido una desagradable imagen, de indeleble suciedad, a la actitud ideológica, los ideales, la moralidad y el carácter humanos. Al parecer, los seres humanos están viviendo en un mundo oscuro de terrorismo y nadie busca trascenderlo, nadie piensa en avanzar a un mundo ideal. Se contentan con su suerte en la vida y pasan sus días teniendo hijos y criándolos, esforzándose, sudando, atendiendo sus quehaceres, soñando con una familia agradable y feliz, el afecto conyugal, la piedad filial por parte de los hijos, unos últimos años gozosos y vivir una vida apacible… Durante decenas, millares, decenas de millares de años hasta ahora, las personas han malgastado así su tiempo; nadie ha creado una vida perfecta. Se han limitado a masacrarse unos a otros en este mundo oscuro, luchando por fama y fortuna, en intrigas los unos contra los otros. ¿Quién ha buscado alguna vez la voluntad de Dios? ¿Alguna vez le ha prestado alguien atención a la obra de Dios? Todas estas porciones dentro de los seres humanos, ocupados por la influencia de la oscuridad, se han convertido hace mucho tiempo en naturaleza humana, de manera que es bastante difícil llevar a cabo la obra de Dios, y hoy las personas tienen aún menos ánimo de prestar atención a lo que Dios les ha confiado.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (3)

Satanás ha corrompido profundamente a las personas que viven en esta sociedad real. Independientemente de si han recibido formación o no, una gran parte de la cultura tradicional está arraigada en sus pensamientos e ideas. En particular, las mujeres deben atender a sus maridos y criar a sus hijos, ser buenas esposas y madres cariñosas, dedicar su vida entera a sus maridos e hijos y vivir para ellos, asegurarse de que la familia tome tres comidas completas al día, lavar la ropa, limpiar la casa y hacer bien todas las otras tareas domésticas. Este es el estándar aceptado para ser una buena esposa y una madre afectuosa. Las mujeres también piensan que las cosas deberían hacerse de esta manera; si las hacen de otro modo, no son buenas mujeres e infringen la conciencia y los criterios de moralidad. Infringir estos criterios morales pesará mucho en la conciencia de algunas; sentirán que han decepcionado a sus maridos e hijos y que no son buenas mujeres. Pero una vez que creas en Dios y hayas leído muchas de Sus palabras, entendido algunas verdades y calado algunos asuntos, pensarás: “Soy un ser creado y debería cumplir mi deber como tal y esforzarme por Dios”. En este momento, ¿hay algún conflicto entre ser una buena esposa y una madre amorosa y cumplir tu deber como ser creado? Si quieres ser una buena esposa y una madre cariñosa, no puedes dedicar todo tu tiempo a cumplir tu deber, pero si quieres dedicarte por completo a cumplir tu deber, no puedes ser una buena esposa y una madre afectuosa. ¿Qué haces en ese caso? Si eliges cumplir bien tu deber, encargarte del trabajo de la iglesia y ser leal a Dios, debes renunciar a ser una buena esposa y una madre amorosa. ¿Qué pensarías en esta situación? ¿Qué tipo de desacuerdo surgiría en tu mente? ¿Sentirías que has decepcionado a tus hijos y a tu marido? ¿De dónde proviene este sentimiento de culpa y desasosiego? Cuando no cumples bien el deber de un ser creado, ¿sientes que has decepcionado a Dios? No tienes ningún sentimiento de culpa o reproche porque no hay el más ligero indicio de la verdad en tu corazón y en tu mente. Por tanto, ¿qué es lo que entiendes? La cultura tradicional y ser una buena esposa y una madre cariñosa. De esta manera, surgirá en tu mente esta noción: “Si no soy una buena esposa y una madre afectuosa, no soy una mujer buena ni decente”. A partir de ese momento, esta noción te atará y te encadenará, y seguirá siendo así incluso después de que creas en Dios y cumplas tu deber. Cuando haya un conflicto entre cumplir tu deber y ser una buena esposa y una madre amorosa, aunque tal vez elijas de mala gana cumplir tu deber, pues quizá tienes un poco de lealtad, seguirás sintiéndote desasosegada y culpable en el corazón. Por tanto, cuando tengas un poco de tiempo libre mientras cumplas tu deber, buscarás la oportunidad de cuidar de tus hijos y de tu marido, querrás compensarlos aún más y pensarás que eso está bien, aunque debas sufrir más, con tal de tener la conciencia tranquila. ¿Acaso no proviene todo esto de la influencia de las ideas y las teorías de la cultura tradicional sobre ser una buena esposa y una madre cariñosa? Ahora tienes un pie puesto en cada lado: quieres cumplir tu deber bien, pero también quieres ser una buena esposa y una madre afectuosa. Sin embargo, ante Dios solo tenemos una responsabilidad, una obligación, una misión: cumplir correctamente el deber de un ser creado. ¿Has cumplido bien este deber? ¿Por qué volviste a desviarte del camino? ¿Realmente no te sientes culpable ni te haces reproches en tu interior? Al cumplir tu deber, puedes alejarte del camino porque la verdad todavía no se ha asentado ni reina en tu corazón. Aunque ahora seas capaz de cumplir tu deber, en realidad aún no estás a la altura de los criterios de la verdad ni de los requisitos de Dios. ¿Puedes apreciar claramente este hecho ahora? ¿A qué se refiere Dios cuando dice que “Dios es la fuente de la vida del hombre”? El sentido de esta frase es que todo el mundo se dé cuenta de lo siguiente: la vida y el alma de todos provienen de Dios y Él las creó; no provienen de nuestros padres y, ciertamente, tampoco de la naturaleza, sino que Dios nos las ha dado. Solo nuestra carne nació de nuestros padres, del mismo modo que nuestros hijos nacen de nosotros, pero su destino está totalmente en manos de Dios. El hecho de que podamos creer en Dios es una oportunidad que Él ofrece; Él así lo decreta y es Su gracia. Por tanto, no es necesario que cumplas tus obligaciones o responsabilidades hacia nadie más; solo deberías cumplir tu deber hacia Dios como ser creado. Esto es lo que la gente debe hacer por encima de cualquier otra cosa, la acción principal que se debe llevar a cabo como asunto primordial de la vida de cada uno. Si no cumples bien tu deber, no eres un ser creado cualificado. A ojos de otros, es posible que seas una buena esposa y una madre cariñosa, una ama de casa excelente, una buena hija y un miembro destacado de la sociedad, pero ante Dios eres alguien que se rebela contra Él, que no ha cumplido en absoluto su obligación o deber, que aceptó Su comisión, pero no la completó, y que se rindió a mitad de camino. ¿Puede alguien así ganar la aprobación de Dios? Este tipo de personas no tiene ningún valor.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo reconociendo las propias opiniones equivocadas puede uno transformarse realmente

Si lo contemplamos desde la perspectiva de los hijos, su vida y su cuerpo vienen de sus padres, que además tienen la amabilidad de criarlos y educarlos, de modo que los hijos deben obedecer cada una de sus palabras, cumplir con su obligación filial y no criticarlos. El significado oculto de estas palabras es que no deberías discernir cómo son realmente tus padres. Si lo analizamos desde esta perspectiva, ¿es correcto este punto de vista? (No, es incorrecto). ¿Cómo debemos abordar este asunto de acuerdo con la verdad? ¿Cuál sería la forma correcta de expresarlo? ¿Son los padres los que les dan a los hijos su cuerpo y su vida? (No). El cuerpo carnal de una persona nace de los padres, pero ¿de dónde proviene la capacidad de estos de tener hijos? (La concede Dios y proviene de Él). ¿Y el alma de una persona? ¿De dónde viene? También viene de Dios. Entonces, en origen, las personas son creadas por Dios, y todo esto lo ha predestinado Él. Fue Dios el que predestinó que nacieras en esta familia. Él envió un alma a esta familia, y así naciste tú en ella; tienes este vínculo predestinado con tus padres, cosa que Dios predeterminó. A causa de la soberanía y la predestinación divinas, tus padres pudieron tenerte y tú naciste en esta familia. Así son las cosas en su origen. Pero ¿qué habría pasado si Dios no hubiera predestinado que las cosas sucedieran de este modo? Tus padres jamás te habrían tenido y tú jamás habrías tenido esta relación paternofilial con ellos. No habría existido un vínculo de sangre, ni afecto familiar, ni ninguna clase de conexión. Por lo tanto, es incorrecto afirmar que una persona recibe la vida de sus padres. Otro aspecto es que, desde la perspectiva del hijo, sus padres pertenecen a la generación anterior. No obstante, en lo que atañe a todos los seres humanos, los padres son iguales al resto de la gente, en la medida que son todos integrantes de la raza humana corrupta y tienen el carácter corrupto de Satanás. No se diferencian del resto de la gente ni de ti. Aunque físicamente naciste de ellos y, en términos del vínculo de carne y hueso, ellos pertenecen a la generación anterior a la tuya, en lo que respecta a la esencia-carácter humana, vivís todos bajo el poder de Satanás, que os ha corrompido, y poseéis un carácter satánico corrupto. En vista del hecho de que todas las personas tienen un carácter satánico corrupto, su esencia es la misma. Independientemente de las diferencias en cuanto a antigüedad, la propia edad o si uno llegó a este mundo antes o después, la gente tiene básicamente la misma esencia-carácter corrupta, son todos seres humanos que han sido corrompidos por Satanás y, en este sentido, no se diferencian. Sin importar que su humanidad sea buena o malvada, como tienen un carácter corrupto, adoptan las mismas perspectivas y puntos de vista en lo relativo a contemplar a las personas y las cosas y a abordar la verdad. En este sentido, no existe diferencia entre ellos. Asimismo, todos los que viven en esta raza humana maligna aceptan las diversas ideas y puntos de vista que abundan en este mundo malvado, ya sea en cuanto a palabras o pensamientos, o en lo formal o ideológico, y aceptan toda clase de ideas satánicas, ya sea a través de la educación estatal o el condicionamiento de la moral social. Estas cosas no concuerdan con la verdad en absoluto. No hay verdad en ellas, y sin duda la gente no entiende qué es la verdad. Desde este punto de vista, padres e hijos son iguales y comparten las mismas ideas y opiniones. Es solo que tus padres las aceptaron veinte o treinta años antes, mientras que tú lo hiciste un poco más tarde. Es decir, dados los mismos antecedentes sociales, siempre y cuando seas una persona normal, tanto tú como tus padres han aceptado la misma corrupción de Satanás, el condicionamiento de la moral social y las mismas ideas y puntos de vista que derivan de diversas tendencias sociales malvadas. Desde esta perspectiva, los hijos son de la misma clase que sus padres. Desde el punto de vista de Dios, dejando de lado la premisa que Él predispone, predestina y selecciona, a Sus ojos, padres e hijos son similares en tanto ambos son seres creados y ya sea que veneren o no a Dios, todos ellos se denominan en su conjunto seres creados y aceptan la soberanía, las instrumentaciones y los arreglos de Dios. Desde este punto de vista, padres e hijos en realidad tienen el mismo estatus a los ojos de Dios, y todos aceptan Su soberanía y arreglos de manera similar e idéntica. Este es un hecho objetivo. Si todos ellos son escogidos por Dios, todos tienen la misma oportunidad de perseguir la verdad. Desde luego, también tienen la misma oportunidad de aceptar el castigo y el juicio de Dios y de ser salvados. Además de las similitudes anteriores, solo hay una diferencia entre padres e hijos: la posición de los padres en la denominada jerarquía familiar es superior a la de los hijos. ¿Qué significa su posición en la jerarquía familiar? Significa que solo son una generación mayores, unos veinte o treinta años; no es más que una gran diferencia de edad. Y en virtud del estatus especial de los padres, los hijos deben guardar esta relación filial y cumplir con las obligaciones que tienen frente a sus padres. Esta es la única responsabilidad que tiene una persona respecto a sus padres. Sin embargo, como padres e hijos son todos parte de la misma raza humana corrupta, los primeros no son ejemplos morales para los segundos, ni son un referente o modelo a imitar para la búsqueda de la verdad por parte de los hijos, ni tampoco son un modelo a imitar en lo atinente a venerar y someterse a Dios. Ciertamente, los padres no son la encarnación de la verdad. Las personas no tienen ninguna obligación ni responsabilidad de considerar a sus padres como ejemplos morales y figuras a las que se debe obedecer en forma incondicional. Los hijos no deben tener temor a discernir la conducta, los actos y la esencia del carácter de sus padres. Es decir, en lo relativo a lidiar con sus padres, las personas no deben atenerse a ideas y puntos de vista tales como: “Un padre nunca se equivoca”. Este punto de vista se basa en el hecho de que los padres tienen un estatus especial, puesto que naciste de ellos con la predestinación de Dios y son veinte, treinta o incluso cuarenta o cincuenta años mayores que tú. Solo se diferencian de los hijos desde la perspectiva del vínculo de carne y hueso, en términos de su estatus y posición en la jerarquía familiar. No obstante, a causa de esta diferencia, la gente considera que sus padres no tienen defecto alguno. ¿Es esto correcto? Es incorrecto, irracional y no concuerda con la verdad. Algunos se preguntan cómo se debe tratar a los padres de uno, dado que padres e hijos tienen este vínculo de carne y hueso. Si los padres creen en Dios, se los debe tratar como creyentes; si no, se los debe tratar como no creyentes. Sean como sean los padres, se los debe tratar de acuerdo con los principios-verdad correspondientes. Si son demonios, debes decir que son demonios. Si carecen de humanidad, debes decir que carecen de ella. Si las ideas y los puntos de vista que ellos te enseñan no concuerdan con la verdad, no tienes que hacer caso a esas cosas ni aceptarlas, e incluso puedes discernirlas tal como son y ponerlas en evidencia. Si tus padres dicen: “Lo hago por tu bien”, y les da una rabieta y arman un escándalo, ¿te importará? (No, no me importará). Si tus padres no creen, sencillamente no les prestes atención y ya está. Si arman un gran escándalo, verás que no son más que demonios. Estas verdades relacionadas con la fe en Dios son las ideas y los puntos de vista que las personas más tienen que aceptar. Si no pueden aceptarlas ni admitirlas, ¿qué clase de cosas son? Si no entienden las palabras de Dios, son subhumanas, ¿verdad?

La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Cómo perseguir la verdad (13)

Más allá de cuánto te alimentaron tus padres durante tu crianza y cuánto cumplieron con sus responsabilidades hacia ti, solo estaban haciendo lo que les correspondía en el ámbito de las capacidades de un ser humano creado: era por instinto. Fijaos en los pájaros. Más de un mes antes de la época de apareamiento buscan sin cesar un lugar seguro para hacer sus nidos. Los machos y las hembras salen por turnos, cargados de diferentes tipos de plantas, plumas y ramitas para comenzar a construirlos en árboles relativamente densos. Los pequeños nidos que elaboran las distintas clases de pájaros son todos increíblemente resistentes e intrincados. Por el bien de sus crías, los pájaros se esfuerzan mucho para construir estos nidos y refugios. Una vez que lo han hecho y llega el momento de la incubación, siempre hay un pájaro presente en ellos; los machos y las hembras hacen turnos alternos durante veinticuatro horas al día y se muestran increíblemente atentos. Cuando uno de ellos vuelve, poco después el otro echa a volar. No pasa mucho tiempo hasta que algunos polluelos rompen el cascarón, asoman la cabeza y se los oye empezar a piar sobre los árboles. Los adultos vuelan de aquí para allá, traen gusanos para alimentar a sus polluelos, se marchan y al poco rato regresan con más, y muestran así un gran cuidado. Transcurridos un par de meses, algunos pajaritos han crecido un poco y pueden ponerse de pie al borde de los nidos y aletear. Sus padres vuelan de aquí para allá y se turnan para alimentar y proteger a sus polluelos. […] Criaturas vivientes y animales de toda índole poseen estos instintos y leyes, las acatan muy bien y los desempeñan a la perfección. Ninguna persona puede destruir tal cosa. También existen algunos animales especiales, como los tigres y los leones. Al alcanzar la edad adulta, estos felinos abandonan a sus padres y algunos machos se convierten incluso en rivales que llegan a morderse, enfrentarse y luchar si es necesario. Esto es normal, es una ley. No son muy afectivos ni viven enfrascados en sus sentimientos como las personas, que dicen: “Tengo que retribuir su gentileza, debo recompensarlos; he de obedecer a mis padres. Los demás me condenarán si no les muestro piedad filial, me reprenderán y me criticarán por la espalda. ¡No podría soportarlo!”. En el mundo animal no se tienen esas consideraciones. ¿Por qué dicen tales cosas las personas? Porque en la sociedad y entre los grupos de gente existen diversas ideas y consensos incorrectos. Una vez que la gente se ha visto influida, corroída y podrida por estas cosas, surgen en ella diferentes maneras de interpretar y lidiar con esta relación paternofilial, y acaba por tratar a sus padres como unos acreedores a los que nunca podrá retribuir. Cuando sus padres mueren, algunos hijos incluso se sienten culpables durante toda su vida y se creen indignos de la gentileza con la que sus padres los trataron, a causa de algo que hicieron y les causó infelicidad a estos o no resultó de la manera que ellos hubieran querido. Decidme, ¿no es esto excesivo? Viven enfrascados en sus sentimientos, de tal modo que no queda otro remedio que los invadan y perturben diversas ideas que proceden de estos. La gente vive en un entorno caracterizado por la ideología de la humanidad corrupta; por tanto, se ve invadida y perturbada por diversas ideas falaces, lo cual vuelve sus vidas más agotadoras y menos simples que las de otras criaturas vivientes. Sin embargo, dado que ahora mismo Dios está obrando y expresando la verdad a fin de contarle a la gente la auténtica naturaleza de todos esos hechos y ayudarla a conocer la verdad; una vez que alcances a entenderla, estas ideas y puntos de vista falaces ya no te supondrán una carga ni te servirán de guía para manejar la relación con tus padres. Llegado este punto, tu vida se volverá más relajada. Eso no significa que desconozcas cuáles son tus responsabilidades y obligaciones, eso lo seguirás sabiendo. Todo depende de qué perspectiva y métodos elijas para abordarlas. Una senda es seguir la ruta de los sentimientos y lidiar con estas cosas a partir de los recursos emocionales y los métodos, ideas y puntos de vista hacia los cuales Satanás guía al hombre. La otra senda es lidiar con estos aspectos en función de las palabras que le ha enseñado Dios. Cuando la gente se ocupa de estos asuntos a partir de las ideas y puntos de vista falaces de Satanás, solo puede vivir entre los enredos de sus sentimientos y nunca es capaz de distinguir lo correcto de lo incorrecto. En estas circunstancias, no le queda elección que vivir atrapada, enredada siempre en asuntos como: “Tienes razón. Yo estoy equivocado. Tú me has dado más; yo te he dado menos. Eres un desagradecido. Te has pasado de la raya”. Por consiguiente, tales personas no hablan claro en ningún momento. Sin embargo, cuando entienden la verdad y escapan de las ideas y puntos de vista erróneos y de la maraña de sentimientos, estas cuestiones se tornan simples para ellos. Si acatas un principio-verdad, una idea o un punto de vista correctos y provenientes de Dios, tu vida se volverá muy relajada. Ni la opinión pública ni el estado de tu conciencia ni la carga de tus sentimientos dificultarán ya la forma en que manejes la relación con tus padres. En cambio, tales cosas te permitirán afrontar esta relación de forma correcta y racional. […] No estoy hablando sobre esto para que traiciones a tus padres, y desde luego tampoco lo hago para que marques límites entre ellos y tú; no hace falta hacerlo, no estamos iniciando un movimiento. Solo comparto esto para transmitirte un correcto entendimiento acerca de estas cuestiones y ayudarte a aceptar una idea y un punto de vista correctos. Además, hablo sobre esto para que no te sientas atribulado ni te sientas atado de pies y manos cuando te sucedan estas cosas y, lo que es más importante, para que, cuando te encuentres con cosas semejantes, no impacten en tu desempeño del deber de un ser creado. De esta manera, Mi enseñanza logrará su objetivo.

La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Cómo perseguir la verdad (17)

¿Acaso es la verdad mostrar devoción filial hacia los padres? (No). Ser buen hijo es algo correcto y positivo, pero ¿por qué decimos que no es la verdad? (Porque la gente no tiene principios al mostrar devoción filial hacia sus padres ni es capaz de discernir qué tipo de personas son verdaderamente ellos). La manera en que se debería tratar a los padres está relacionada con la verdad. Si tus padres creen en Dios y te tratan bien, ¿deberías serles buen hijo? (Sí). ¿De qué modo les eres buen hijo? No los tratas de la misma forma que a tus hermanos y hermanas. Haces todo lo que te dicen y, si son mayores, debes quedarte a su lado para cuidarlos, lo que te impide salir a cumplir con tu deber. ¿Está bien esto? (No). ¿Qué deberías hacer en tales ocasiones? Depende de las circunstancias. Si puedes atenderlos igualmente mientras cumples con el deber en un lugar cercano a tu hogar y tus padres no se oponen a tu fe en Dios, deberías cumplir con tu responsabilidad filial y realizar algunas tareas para ayudarlos. Si están enfermos, atiéndelos; si algo les preocupa, consuélalos; si tus circunstancias económicas lo permiten, cómprales suplementos nutritivos según tu presupuesto. Sin embargo, ¿qué debes optar por hacer si estás ocupado con el deber, no hay nadie que atienda a tus padres y también ellos creen en Dios? ¿Qué verdad debes practicar? Dado que ser filial a los padres no es la verdad, sino simplemente una responsabilidad y una obligación humanas, ¿qué deberías hacer si esta obligación entra en conflicto con tu deber? (Priorizar mi deber; anteponerlo). Una obligación no es necesariamente un deber. Decantarse por el cumplimiento del deber propio es practicar la verdad, mientras que cumplir con una obligación no lo es. Si se dan las condiciones, puedes cumplir esa responsabilidad u obligación, pero si las circunstancias actuales no te lo permiten, ¿qué deberías hacer? Deberías decir: “Debo cumplir con mi deber, eso es practicar la verdad. Ser filial a mis padres es vivir según mi conciencia y no llega a ser practicar la verdad”. Por tanto, debes dar prioridad a tu deber y defenderlo. Si actualmente no tienes ningún deber, no trabajas lejos de casa y vives cerca de tus padres, busca la forma de cuidar de ellos. Haz todo lo posible para ayudarles a vivir un poco mejor y a aliviar su sufrimiento. Pero esto también depende del tipo de personas que sean tus padres. ¿Qué debes hacer si tus padres tienen poca humanidad, si te impiden constantemente creer en Dios y si continúan alejándote de creer en Dios y de cumplir con tu deber? ¿Qué verdad deberías practicar? (El rechazo). En ese momento, debes rechazarlos. Has cumplido con tu obligación. Tus padres no creen en Dios, así que no tienes la obligación de mostrarles respeto filial. Si creen en Dios, entonces tus padres son familia. Si no lo hacen, entonces camináis por sendas diferentes: Creen en Satanás y adoran al rey diablo, y caminan por su senda; son personas que recorren sendas distintas que quienes creen en Dios. Ya no sois una familia. Consideran adversarios y enemigos a los creyentes en Dios. Por tanto, eso te exime de la obligación de cuidarlos y debes cortar los lazos con ellos por completo. ¿Cuál es la verdad: ser filial a los padres o cumplir con el deber propio? Por supuesto, la verdad es cumplir con el deber propio. Cumplir con el deber propio en la casa de Dios no se limita a cumplir con la obligación propia y a hacer lo que supuestamente uno debe hacer. Se trata de cumplir con el deber de un ser creado. Aquí está la comisión de Dios; es tu obligación, tu responsabilidad. Se trata de una verdadera responsabilidad, consistente en cumplir con tu responsabilidad y tu obligación ante el Creador. Este es el requerimiento del Creador a las personas, y la gran cuestión de la vida. Pero mostrar respeto filial hacia los padres simplemente es la responsabilidad y la obligación de un hijo o una hija. En realidad, no es una comisión de Dios, y mucho menos se ajusta a Su requerimiento. Por lo tanto, entre mostrar respeto filial hacia los padres y cumplir con el deber propio, sin duda hay que cumplir con el deber de uno, y solo eso es practicar la verdad. Cumplir con el deber propio como ser creado es la verdad, y es un deber imperioso. Mostrar respeto filial hacia los padres significa ser filial a las personas. No significa que uno esté cumpliendo con su deber, ni que esté practicando la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es la realidad-verdad?

Si, a tenor de tu entorno vital y del contexto en que te hallas, la honra a tus padres no está reñida con el cumplimiento de la comisión de Dios y del deber —o sea, si el hecho de honrar a tus padres no afecta a tu leal cumplimiento del deber—, puedes practicar ambas cosas al mismo tiempo. No es necesario que te separes formalmente de tus padres ni que renuncies formalmente a ellos o los rechaces. ¿Qué situación se rige por esto? (Cuando la honra a los padres no está reñida con el cumplimiento del deber). Exactamente. Es decir, si tus padres no tratan de impedirte creer en Dios, también son creyentes y realmente te apoyan y animan a cumplir con tu deber lealmente y a llevar a cabo la comisión de Dios, entonces tu relación con ellos no es una relación carnal entre familiares en el sentido habitual del término, sino una relación entre hermanos y hermanas de la iglesia. En ese caso, aparte de relacionarte con ellos como hermanos y hermanas de la iglesia, también debes cumplir con algunas de tus responsabilidades filiales para con ellos. Debes demostrarles algo más de preocupación. Mientras eso no afecte a tu cumplimiento del deber —mientras tu corazón no se limite a ellos—, puedes llamar a tus padres para preguntarles cómo están y demostrar algo de preocupación por ellos, puedes ayudarlos a resolver algunas dificultades y a ocuparse de algunos de sus problemas en la vida, y hasta puedes ayudarlos a resolver algunas de sus dificultades en cuanto a su entrada en la vida; puedes hacer todas estas cosas. En pocas palabras, si tus padres no te impiden creer en Dios, debes mantener la relación con ellos y cumplir con tus responsabilidades hacia ellos. ¿Y por qué deberías preocuparte por ellos, cuidarlos y preguntarles cómo están? Porque, ya que eres su hijo y tienes esta relación con ellos, tienes otro tipo de responsabilidad y, a raíz de esta responsabilidad, debes preguntar por ellos un poco más y brindarles una ayuda más sustancial. Mientras eso no afecte a tu cumplimiento del deber y tus padres no obstaculicen o perturben tu fe en Dios y tu cumplimiento del deber ni te refrenen, es natural y adecuado que cumplas con tus responsabilidades para con ellos, y debes hacerlo hasta el extremo de que no te remuerda la conciencia; esta es la norma mínima que debes cumplir. Si no puedes honrar a tus padres en casa por la repercusión y los impedimentos de tus circunstancias, no tienes que atenerte a esta regla. Debes ponerte a merced de las instrumentaciones de Dios y someterte a Sus disposiciones, y no es preciso que te empeñes en honrar a tus padres. ¿Condena Dios esto? Dios no lo condena; no obliga a nadie a hacerlo. […] Si tus padres no creen en Dios, no hablan tu mismo idioma, no comparten metas y objetivos comunes contigo, no van por la misma senda que tú y hasta obstaculizan y persiguen tu fe en Dios, puedes discernir cómo son, descubrir su esencia y rechazarlos. Por supuesto, si insultan a Dios o te maldicen a ti, puedes maldecirlos de corazón. Entonces, ¿a qué alude la “honra a los padres”, de la que habla Dios? ¿Cómo debes practicarla? Si puedes cumplir con tus responsabilidades, cúmplelas ligeramente, y si no tienes esa oportunidad o los roces en tu relación con ellos son excesivos y hay tantos conflictos entre vosotros que ya no podéis veros, debes apartarte de ellos enseguida. Cuando Dios habla de honrar a esta clase de padres, quiere decir que debes cumplir con tus responsabilidades filiales desde la perspectiva de tu posición de hijo y hacer lo que debe hacer un hijo. No debes maltratar a tus padres ni discutir con ellos, no debes pegarles ni gritarles, no debes abusar de ellos y debes cumplir lo mejor que puedas con tus responsabilidades para con ellos. Estas son cosas que hay que llevar a cabo en el ámbito de la humanidad, los principios que se deben practicar en cuanto a “honrar a los padres”. ¿No son fáciles de practicar? No hace falta que trates a tus padres impetuosamente, gritando “¡diablos e incrédulos, Dios os maldice al lago de fuego y azufre y al abismo, os enviará a las profundidades del infierno!”. No es necesario, no hace falta llegar a este extremo. Si las circunstancias lo permiten y la situación lo requiere, puedes cumplir con tus responsabilidades filiales para con tus padres. Si no es necesario, o si las circunstancias no lo permiten y no es posible, puedes prescindir de esta obligación. Lo único que tienes que hacer es cumplir con tus responsabilidades filiales cuando te veas con tus padres y te relaciones con ellos. Una vez que lo hayas hecho, habrás concluido tu misión. ¿Qué te parece este principio? (Bien). Debe haber principios para tratar a todas las personas, incluidos tus padres. No puedes actuar impetuosamente ni maltratar verbalmente a tus padres solo porque persigan tu fe en Dios. Hay muchísima gente en el mundo que no cree en Dios, muchísimos incrédulos y muchísimas personas que insultan a Dios; ¿vas a maldecirlos y a gritarles a todos? Si no lo vas a hacer, tampoco deberías gritarles a tus padres. Si les gritas a tus padres, pero no a esas otras personas, vives inmerso en la impetuosidad, y a Dios no le agrada esto. No pienses que Dios estará satisfecho contigo si maltratas verbalmente y maldices a tus padres sin motivo llamándoles diablos, satanases vivientes y lacayos de Satanás y maldiciéndolos para que se vayan al infierno; eso no es así. A Dios no le parecerás aceptable ni dirá que tienes humanidad por esta falsa demostración de iniciativa. Por el contrario, Dios dirá que tus actos llevan aparejadas ciertas emociones e impulsividad. A Dios no le gustará que actúes así, es algo demasiado radical y no concuerda con Su voluntad. Debe haber unos principios en tu manera de tratar a todas las personas, incluidos tus padres; crean en Dios o no, sean o no personas malvadas, debes tratarlos con unos principios. Dios le ha señalado al hombre el siguiente principio: tratar a los demás de forma justa; eso sí, la gente tiene una responsabilidad añadida hacia sus padres. Lo único que tienes que hacer es cumplir con esa responsabilidad. Sin importar si tus padres son creyentes o no, si buscan dentro de su fe o no, si su visión de la vida y su humanidad coinciden con las tuyas o no, has de cumplir con tu responsabilidad para con ellos. No tienes que evitarlos, simplemente deja que todo siga su curso natural según las instrumentaciones y disposiciones de Dios. Si obstaculizan tu fe en Dios, debes cumplir con tus responsabilidades filiales lo mejor que puedas para que, al menos, tu conciencia no se sienta en deuda con ellos. Si no son un obstáculo para ti y respaldan tu fe en Dios, también debes practicar según los principios y tratarlos bien cuando sea lo adecuado. En resumen, en toda circunstancia, las exigencias de Dios al hombre no cambian y los principios verdad que la gente debe practicar no pueden cambiar. En estas cuestiones, simplemente tienes que guardar los principios y cumplir con las responsabilidades que te sea posible cumplir.

La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (4)

¿Según qué principio piden las palabras de Dios que la gente trate a los demás? Ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia. Ese es el principio al que hay que atenerse. Dios ama a los que persiguen la verdad y son capaces de seguir Su voluntad; esas son también las personas a las que debemos amar. Aquellos que no son capaces de seguir la voluntad de Dios, que lo odian y se rebelan contra Él, son personas detestadas por Dios, y nosotros también debemos detestarlas. Esto es lo que Dios pide del hombre. Si tus padres no creen en Él, si saben perfectamente que la fe en Dios es la senda correcta y que puede conducir a la salvación, y sin embargo siguen sin estar receptivos, entonces no cabe duda de que son personas que sienten aversión por la verdad y que la odian, y de que se resisten a Dios y lo odian. Y Él naturalmente los aborrece y los odia. ¿Podrías aborrecer a esos padres? Se oponen a Dios y lo agravian, en cuyo caso, seguramente son demonios y satanases. ¿Podrías odiarlos y maldecirlos? Todas estas son preguntas reales. Si tus padres te impiden creer en Dios, ¿cómo debes tratarlos? Tal y como pide Dios, debes amar lo que Dios ama y odiar lo que Dios odia. Durante la Era de la Gracia, el Señor Jesús dijo: “¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?” “Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”. Estas palabras ya existían en la Era de la Gracia, y ahora las palabras de Dios son incluso más claras: “Ama lo que Dios ama, y odia lo que Dios odia”. Estas palabras van directas al grano, pero las personas a menudo son incapaces de captar su verdadero sentido. Si una persona es alguien que niega y se opone a Dios, y que está maldecida por Él, pero se trata de uno de tus padres o de un familiar tuyo y, al parecer, no es una persona malvada y te trata bien, entonces podrías encontrarte con que eres incapaz de odiarla, y puede incluso que sigas en contacto cercano con ella, sin que cambie vuestra relación. Oír que Dios odia a tales personas te genera conflicto y no eres capaz de ponerte del lado de Dios y rechazarlas sin piedad. Siempre te atan los sentimientos y no puedes abandonarlas por completo. ¿Por qué pasa esto? Esto sucede porque tus sentimientos son demasiado intensos y te dificultan practicar la verdad. Esa persona es buena contigo, así que no puedes llegar a odiarla. Solo podrías odiarla si te lastimara. ¿Ese odio estaría en consonancia con los principios-verdad? Además, también te atan las nociones tradicionales, pues piensas que es uno de tus padres o un familiar, así que, si la odias, la sociedad te despreciaría y la opinión pública te denostaría, te condenaría por ser poco filial, carente de conciencia, ni siquiera humano. Crees que sufrirías la condena y el castigo divinos. Incluso si quieres odiarla, tu conciencia no te lo permite. ¿Por qué funciona así tu conciencia? Porque desde que eras niño te han inculcado una manera de pensar, a través de la herencia de la familia, de la educación que recibiste de tus padres y del adoctrinamiento de la cultura tradicional. Tienes esta manera de pensar arraigada profundamente en el corazón y te hace creer erróneamente que la devoción filial es perfectamente natural y está justificada, y que cualquier cosa que hayas heredado de tus ancestros siempre es buena. La aprendiste primero y sigue siendo dominante, lo que crea un enorme obstáculo y una perturbación en tu fe y en la aceptación de la verdad, y te deja incapacitado para poner en práctica las palabras de Dios y amar lo que Él ama y odiar lo que odia. Sabes de corazón que tu vida provino de Dios, no de tus padres, y también que ellos no solo no creen en Dios, sino que se oponen a Él, que Dios los odia y tú deberías someterte a Él, ponerte de Su lado, pero simplemente no puedes llegar a odiarlos, por más que quieras. No puedes cambiar de idea, no puedes endurecer tu corazón y no puedes practicar la verdad. ¿Cuál es la causa de eso? Satanás usa ese tipo de cultura tradicional y esas nociones de moralidad para atar tus pensamientos, tu mente y tu corazón, lo que te vuelve incapaz de aceptar las palabras de Dios; tales cosas de Satanás te han poseído y te han hecho incapaz de aceptar Sus palabras. Cuando quieres practicar las palabras de Dios, estas cosas te perturban en tu interior, hacen que te opongas a la verdad y a Sus requisitos, y te vuelven impotente para librarte del yugo de la cultura tradicional. Tras luchar durante un tiempo, cedes: prefieres creer que las nociones tradicionales de moralidad son correctas y conformes a la verdad, así que rechazas o abandonas las palabras de Dios. No aceptas Sus palabras como la verdad y no piensas en absoluto en ser salvado, pues sientes que aún vives en este mundo, y solo puedes sobrevivir apoyándote en estas personas. Incapaz de soportar el rechazo social, preferirías renunciar a la verdad y a las palabras de Dios, abandonarte a las nociones tradicionales de moralidad y a la influencia de Satanás, y optarías por ofender a Dios en lugar de practicar la verdad. ¿Acaso no es el hombre digno de pena? ¿No tiene necesidad de la salvación de Dios? Algunos han creído en Dios durante muchos años, pero aún no comprenden el tema de la devoción filial. Realmente no entienden la verdad. Nunca pueden abrirse camino a través de esta barrera de las relaciones mundanales; no tienen la valentía, ni la confianza, ni mucho menos la determinación, de modo que no pueden amar y obedecer a Dios. Algunos son capaces de ver más allá de esto, y para ellos realmente no es fácil decir: “Mis padres no creen en Dios y me impiden creer. Son demonios”. Ningún incrédulo tiene fe en que hay un Dios, o en que Él ha creado los cielos, la tierra y todas las cosas, o en que el hombre es una creación de Dios. Incluso algunos dicen: “Los padres dan la vida al hombre, y este debería honrarlos”. ¿De dónde proviene este tipo de pensamiento o punto de vista? ¿De Satanás? Han sido milenios de cultura tradicional, en los que se ha educado y desorientado al hombre de esta manera, lo que lo ha llevado a negar la creación y la soberanía de Dios. Si Satanás no desorientara y controlara a la gente, el hombre investigaría la obra de Dios, leería Sus palabras y sabría que Él lo ha creado, que le ha dado la vida, que le ha proporcionado todo lo que tiene y que es a Dios a quien debe dar las gracias. Si alguien nos hace un favor, deberíamos aceptarlo de parte de Dios, en particular en el caso de nuestros padres, que nos tuvieron y criaron; Dios ha arreglado todo esto. Él detenta la soberanía sobre todo; el hombre no es más que una herramienta de servicio. Si alguien puede dejar de lado a los padres, a su esposo (o esposa) y a los hijos para esforzarse por Dios, entonces será más fuerte y tendrá un sentido de la justicia más elevado ante Él.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo reconociendo las propias opiniones equivocadas puede uno transformarse realmente

Un día, cuando comprendas algo de la verdad, ya no pensarás que tu madre es la mejor persona ni tus padres las mejores personas. Te darás cuenta de que ellos también son miembros de la raza humana corrupta y de que sus actitudes corruptas son iguales. Lo único que los diferencia es su consanguinidad contigo. Si no creen en Dios, son lo mismo que los incrédulos. Ya no los mirarás desde la perspectiva de un familiar ni desde la de tu relación carnal, sino desde el lado de la verdad. ¿Cuáles son los principales aspectos en que debes fijarte? Debes fijarte en sus opiniones sobre la fe en Dios, en sus opiniones sobre el mundo, en sus opiniones acerca de cómo abordar los asuntos y, ante todo, en sus actitudes hacia Dios. Si evalúas estos aspectos con precisión, verás claro si son buenas o malas personas. Puede que un día veas con claridad que son personas con actitudes corruptas, igual que tú. Puede quedarte incluso más claro que no son las personas bondadosas, con verdadero amor por ti que imaginabas que eran, y que en absoluto saben guiarte hacia la verdad ni hacia la senda correcta en la vida. Puede que veas claro que lo que han hecho por ti no te resulta de gran provecho y que no te sirve de nada a la hora de tomar la senda correcta en la vida. Puede que también descubras que muchas de sus prácticas y opiniones son contrarias a la verdad, que son de la carne y que esto hace que los desprecies y sientas aversión y odio. Si llegas a ver estas cosas, entonces podrás considerar a tus padres en tu interior de la manera correcta y ya no los echarás de menos, no te preocuparán, ni serás incapaz de vivir separado de ellos. Habrán concluido su misión como padres, así que ya no los considerarás las personas más cercanas a ti ni los idolatrarás. Por el contrario, los considerarás gente normal, y en ese momento te librarás por completo de la esclavitud de las emociones y te desprenderás verdaderamente de ellas y del afecto familiar. Una vez que hayas hecho eso, te darás cuenta de que no merece la pena valorar tales cosas. Llegado ese punto, verás a los parientes, la familia y las relaciones carnales como impedimentos para comprender la verdad y para liberarte de emociones. Debido a que tienes esa relación familiar con ellos, esa relación carnal que te paraliza, te descarría y te hace creer que te tratan mejor, que son los más cercanos a ti, que te cuidan mejor que nadie y son los que más te aman, todo eso hace que no puedas discernir claramente si son buenas o malas personas. Una vez que te hayas alejado de verdad de tales emociones, aunque sigas pensando en esas personas de vez en cuando, ¿seguirás echándolas de menos con todo tu corazón, pensando en ellas y añorándolas como lo haces ahora? No. Nunca dirás: “La persona sin la que realmente no puedo estar es mi madre; es la que más me ama, me cuida y se preocupa por mí”. Cuando alcances este nivel de percepción, ¿seguirás llorando cuando pienses en ellos? No. El problema quedará resuelto. Así pues, con los problemas o asuntos que te causan dificultades, si no has obtenido ese aspecto de la verdad y no has entrado en ese aspecto de la realidad de la verdad, quedarás atrapado en tales dificultades o estados, y nunca podrás salir de ellos. Si tratas este tipo de dificultades y problemas como los fundamentales de la entrada en la vida y buscas la verdad para resolverlos, entonces podrás entrar en este aspecto de la realidad de la verdad; sin saberlo, aprenderás la lección a partir de estas dificultades y problemas. Cuando los problemas se resuelvan, te parecerá que no estás tan cerca de tus padres y familiares, percibirás con mayor claridad su naturaleza y esencia, y te darás cuenta de qué clase de personas son en realidad. Cuando veas a tus seres queridos con claridad, dirás: “Mi madre no acepta la verdad en absoluto, en realidad está harta de la verdad y la odia. En esencia, es una persona malvada, un demonio. Mi padre es un agradador y se pone del lado de mi madre. No acepta ni practica la verdad en absoluto, no es alguien que busque la verdad. A juzgar por el comportamiento de mi madre y de mi padre, los dos son incrédulos; ambos son demonios. Tengo que renunciar por completo y trazar unos límites claros con ellos”. De esta manera, te pondrás del lado de la verdad y podrás renunciar a tus padres. Cuando puedas discernir quiénes son, qué clase de personas son, ¿seguirás sintiendo algo por ellos? ¿Les seguirás teniendo afecto? ¿Seguirá existiendo una relación carnal entre vosotros? No. ¿Tendrás que refrenar tus emociones? (No). Entonces, ¿en qué te apoyas para resolver estas dificultades? Te apoyas en entender la verdad, en depender de Dios y admirarlo. Si tienes claras estas cosas en tu corazón, ¿todavía necesitas refrenarte? ¿Aún te sientes agraviado? ¿Todavía necesitas sufrir un dolor tan grande? ¿Sigues necesitando que otros comuniquen contigo y realicen un trabajo ideológico? No, porque ya has resuelto las cosas por tu cuenta, es pan comido. Volviendo al tema, ¿cómo resuelves la cuestión de no querer pensar en ellos ni echarlos de menos? (Busca la verdad para resolverlo). Son palabras mayores que suenan muy oficiales, pero habla de forma un poco más práctica. (Aplica las palabras de Dios para desentrañar su esencia; es decir, disciérnelas en base a su esencia. Entonces, podremos dejar a un lado nuestro afecto y nuestra relación carnal). Así es. Debes basar tu discernimiento de la naturaleza y esencia de las personas en las palabras de Dios. Sin la revelación de la palabra de Dios, nadie puede desentrañar la naturaleza y esencia de los demás. Solo si nos basamos en las palabras de Dios y en la verdad podremos desentrañar la naturaleza y la esencia de las personas; solo entonces podremos resolver el problema de las emociones humanas desde la raíz. Empieza por dejar atrás tus afectos y relaciones carnales; quienquiera que sea la persona por la que sientes unas emociones más fuertes, esa es la que debes analizar y discernir primero. ¿Qué te parece esta solución? (Es buena). Hay quien dice: “Discernir y analizar a las personas por las que mis sentimientos son más fuertes, ¡qué poca sensibilidad!”. El objetivo de que las disciernas no es que rompas tu relación con ellas, ni que cortes tus relaciones paternofiliales, ni que las abandones totalmente para no volver a relacionarte con ellas. Debes cumplir con tus responsabilidades hacia tus seres queridos, pero no puedes verte limitado o enredado por ellos, ya que eres un seguidor de Dios; debes poseer este principio. Si aun así te dejas limitar o enredar por ellos, no podrás cumplir bien con tu deber, ni podrás garantizar que puedes buscar a Dios hasta el final del camino. Si no fueras un seguidor de Dios o un amante de la verdad, entonces nadie te exigiría esto.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se corrige el propio carácter corrupto es posible labrar una auténtica transformación

¿Cómo trataba Job a sus hijos? Simplemente cumplía con su responsabilidad como padre, compartiendo el evangelio y hablando con ellos sobre la verdad. Sin embargo, le escucharan o no, le obedecieran o no, Job no los obligó a creer en Dios, no los arrastró pataleando y gritando ni interfirió en sus vidas. Sus ideas y opiniones eran diferentes a las suyas, así que no interfirió en lo que hacían, ni en la senda que seguían. ¿Acaso Job hablaba muy poco con sus hijos sobre creer en Dios? Desde luego, había hablado bastante con ellos sobre este tema, pero se negaron a escucharle y no lo aceptaron. ¿Qué actitud adoptó Job al respecto? “He cumplido con mi responsabilidad; en cuanto a la clase de senda que tomen, eso depende de lo que elijan, y depende de las instrumentaciones y disposiciones de Dios. Si Dios no obra en ellos ni los conmueve, no trataré de forzarlos”. Por lo tanto, Job no oró por ellos ante Dios ni lloró lágrimas de angustia por ellos, ni ayunó ni sufrió de ninguna manera. No hizo estas cosas. ¿Por qué Job no hizo nada de eso? Porque ninguna de ellas era una forma de someterse a la soberanía y a las disposiciones de Dios; todas ellas surgían de ideas humanas y eran maneras de forzar activamente el asunto. Esa fue la actitud de Job cuando sus hijos tomaron un camino distinto al de él. ¿Cuál fue su actitud cuando ellos murieron? ¿Lloró o no? ¿Dio rienda suelta a sus sentimientos? ¿Se sintió herido? No hay registro de ninguna de esas cosas en la Biblia. Cuando Job vio morir a sus hijos, ¿se sintió triste o desconsolado? (Sí). Desde el punto de vista del afecto que les tenía a sus hijos, sin duda sintió un poco de tristeza, pero aun así se sometió a Dios. ¿Cómo se manifestó esa sumisión? Job dijo: “Dios me dio estos hijos. Independientemente de que creyeran en Él o no, sus vidas están en Sus manos. Si ellos hubiesen creído en Dios y Él hubiera querido quitármelos, lo hubiera hecho de todas formas. Si no hubiesen creído en Él, Dios me los hubiera quitado igualmente si era Su voluntad hacerlo. Todo esto está en las manos de Dios; si no, ¿quién podría quitarles la vida a las personas?”. ¿Qué significa, en síntesis, eso de quitar? “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* Job mantenía esa actitud en su forma de tratar a sus hijos. Estuvieran vivos o muertos, siguió conservándola. Su método de práctica era correcto; en toda forma en que practicaba, en el punto de vista, actitud y estado con que trataba todo, siempre estaba en una posición y estado de someterse, esperar, buscar y después alcanzar el conocimiento. Esta actitud es muy importante. Si las personas no tienen nunca este tipo de actitud en nada de lo que hacen, albergan ideas personales especialmente fuertes y anteponen sus intenciones y beneficios personales a todo lo demás, ¿se están sometiendo realmente? (No). En ese tipo de personas no se puede ver la auténtica sumisión; son incapaces de lograrla.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Principios de práctica de la sumisión a Dios

Otro lado de la humanidad de Job se pone de manifiesto en este diálogo entre él y su esposa: “Entonces su mujer le dijo: ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete. Pero él le dijo: Como habla cualquier mujer necia, has hablado. ¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:9-10). Viendo el tormento que estaba sufriendo, la esposa de Job intentó aconsejarle para ayudarle a escapar de este, pero las “buenas intenciones” no obtuvieron la aprobación de Job; más bien, despertaron su enojo, porque ella negaba su fe en Jehová Dios, su sumisión a Él y también Su existencia. Esto le resultaba intolerable, porque él nunca se había permitido hacer nada que se opusiera a Dios o le hiciera daño, por no mencionar a los demás. ¿Cómo podía permanecer indiferente cuando oía a otros blasfemar contra Dios y le insultaban? Por eso llamó a su esposa “mujer tonta”. La actitud de Job hacia ella era de enojo y odio, así como de reproche y reprimenda. Era la expresión natural de la humanidad de Job que diferenciaba entre el amor y el odio, y una representación verdadera de su recta humanidad. Job poseía un sentido de la justicia que le hacía odiar las tendencias y las mareas de la maldad, así como aborrecer, condenar y rechazar la absurda herejía, los argumentos ridículos, y las afirmaciones disparatadas, y le permitía aferrarse a sus propios principios y su postura correctos cuando las masas lo rechazaron y sus seres cercanos desertaron de él.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II

Cada persona tiene su propio destino, y todo viene predestinado por Dios, nadie puede encargarse del destino de otro. Tienes que dejar de estresarte por tu familia y aprender a desprenderte y renunciar a todo. ¿Cómo se hace esto? Una manera es orando a Dios. Debes además contemplar cómo tus parientes que no creen en Dios buscan las cosas mundanas, la riqueza y las comodidades materiales. Pertenecen a Satanás y son un tipo de persona diferente del tuyo. Tendrás una vida de sufrimiento si no desempeñas tu deber y vives entre ellos. Dado que tu modo de contemplar los asuntos es diferente, no os llevaréis bien, sino que estaréis atormentados. Solo habrá dolor y nada de felicidad. ¿Puede el afecto causarte paz y alegría? Complacer a la carne no te traerá más que sufrimiento, vacío y arrepentimiento de por vida. Se trata de algo que debes captar con minuciosidad. Así que echar de menos a tu familia es unilateral, supone ser innecesariamente sentimental. Vas caminando por una senda diferente a la suya. Os diferencian tu perspectiva sobre la vida, tu visión del mundo, tu senda en la vida y los objetivos de búsqueda. Ahora no estás con tu familia, pero como la sangre os une, siempre te parece estar cerca de ellos y que sois una única familia. Sin embargo, cuando realmente vivís juntos, bastarán unos pocos días lidiando con ellos para dejarte totalmente hastiado. Están llenos de mentiras, todo lo que dicen es falso, palabrería y engaño. Su manera de comportarse y de lidiar con el mundo se basa por completo en la filosofía y en las máximas de vida satánicas. Sus pensamientos y puntos de vista son todos equivocados y absurdos, y es sencillamente insoportable oírlos. Entonces pensarás para tus adentros: “Solía tenerlos siempre en mente, y temía constantemente que no vivieran bien. Pero vivir con esta gente es realmente insufrible”. Te resultarán repulsivos. No te has dado cuenta todavía de qué tipo de personas son, así que sigues pensando que los lazos familiares son más importantes y reales que cualquier otra cosa. Sigues constreñido por el afecto. Trata de desprenderte de estos asuntos del afecto como puedas. Si no puedes, entonces pon por delante tu deber. La comisión de Dios y tu misión son lo más importante. Desempeñar bien tu deber está por encima de todo lo demás, y por ahora no te preocupes de lo relativo a tus parientes carnales. Cuando tu comisión y tu deber se hayan llevado a cabo bien, la verdad se vuelva cada vez más clara para ti, tu relación con Dios se normalice por momentos, tu corazón sumiso a Él crezca exponencialmente y tu corazón temeroso de Dios se vuelva más grande y notorio, entonces cambiará tu estado interior. Una vez que cambie tu estado, tus puntos de vista mundanos y tus afectos se desvanecerán, ya no buscarás tales cosas y tu corazón solo querrá perseguir cómo amar a Dios, cómo satisfacerlo, cómo vivir de una manera que lo complazca y cómo vivir con la verdad. Una vez que tu corazón se empeñe en este fin, todo lo que tenga que ver con los afectos de la carne se desvanecerá lentamente, y ya no podrá atarte ni controlarte.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Aquellos que arrastran a sus hijos y a sus parientes totalmente incrédulos a la iglesia son todos extremadamente egoístas y solo están exhibiendo bondad. Estas personas solo se enfocan en ser amorosas, independientemente de si creen o no y de si esa es la voluntad de Dios. Algunos llevan a sus esposas ante Dios o arrastran a sus padres ante Dios, y sin importar si el Espíritu Santo está de acuerdo o no con esto o si está obrando en ellos o no, ellos siguen ciegamente “adoptando personas talentosas” para Dios. ¿Qué beneficio se puede obtener de mostrarles bondad a estos no creyentes? Incluso si a ellos, que están sin la presencia del Espíritu Santo, les cuesta seguir a Dios, no pueden ser salvados, como se podría pensar. Aquellos que pueden recibir la salvación en realidad no son tan fáciles de ganar. Las personas que no han experimentado la obra del Espíritu Santo y las pruebas, y que no han sido perfeccionadas por Dios encarnado, son completamente incapaces de ser completadas. Por lo tanto, desde el momento en que empiezan a seguir supuestamente a Dios, estas personas carecen de la presencia del Espíritu Santo. A la vista de su condición y estado actuales, simplemente no pueden ser completadas. Así que, el Espíritu Santo decide no dedicar mucha energía en ellas ni les provee ningún esclarecimiento ni las guía de ningún modo; Él solo les permite seguir y en última instancia revelará sus resultados, esto es suficiente. El entusiasmo y las intenciones de la humanidad provienen de Satanás y de ninguna manera pueden estas cosas completar la obra del Espíritu Santo. No importa cómo sean estas personas, deben tener la obra del Espíritu Santo. ¿Pueden los humanos completar a otros humanos? ¿Por qué un esposo ama a su esposa? ¿Y por qué una esposa ama a su esposo? ¿Por qué los hijos son obedientes con sus padres? ¿Y por qué los padres adoran a sus hijos? ¿Qué clase de intenciones realmente albergan las personas? ¿No es su intención satisfacer los planes propios y los deseos egoístas? ¿Realmente tienen la intención de actuar en pos del plan de gestión de Dios? ¿Están actuando por el bien de la obra de Dios realmente? ¿Es su intención cumplir con los deberes de un ser creado? Aquellos quienes, desde que empezaron a creer, han sido incapaces de obtener la presencia del Espíritu Santo, nunca pueden ganar la obra del Espíritu Santo; estas personas son claramente objetos a destruir. No importa cuánto amor tenga uno por ellas, esto no puede reemplazar la obra del Espíritu Santo. El entusiasmo y el amor de las personas representan las intenciones humanas, pero no pueden representar las intenciones de Dios y no pueden reemplazar Su obra. Incluso si se les da la mayor cantidad posible de amor o misericordia, esas personas que supuestamente creen en Dios y fingen seguirlo y no saben lo que de verdad significa creer en Él, ni siquiera así obtendrán la simpatía de Dios ni ganarán la obra del Espíritu Santo. Incluso si las personas que con sinceridad siguen a Dios son de bajo calibre y no pueden entender muchas de las verdades, ellas pueden todavía obtener ocasionalmente la obra del Espíritu Santo; sin embargo, los que son de considerable buen calibre, pero no creen sinceramente, simplemente no pueden obtener la presencia del Espíritu Santo. No hay posibilidad en absoluto de salvación para estas personas. Incluso si leen las palabras de Dios o de vez en cuando escuchan sermones o incluso cantan alabanzas a Dios, al final no podrán sobrevivir hasta el tiempo de reposo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

Esas palabras habladas en el pasado: “Cuando alguien cree en el Señor, la fortuna está del lado de toda su familia”, son adecuadas para la Era de la Gracia, pero no tienen conexión con el destino de la humanidad. Solo fueron apropiadas para una etapa durante la Era de la Gracia. El significado de esas palabras se refería a la paz y las bendiciones materiales que la gente disfrutó; esto no quiere decir que la familia entera de quien cree en el Señor vaya a ser salvada ni tampoco que cuando alguien recibe bendiciones, su familia entera también será traída al reposo. Que se reciban bendiciones o se sufran desgracias estará determinado según la esencia de uno, no según la esencia común que uno pueda compartir con otros. Este tipo de dicho o de regla simplemente no tiene lugar en el reino. Si alguien es al final capaz de sobrevivir es porque ha cumplido los requisitos de Dios, y si alguien es al final incapaz de permanecer hasta el tiempo de reposo, es porque esta persona ha sido rebelde contra Dios y no ha satisfecho Sus requisitos. Todos tienen un destino adecuado. Estos destinos se determinan según la esencia de cada individuo y no tienen nada que ver con otras personas. La conducta malvada de un hijo o una hija no puede ser transferida a sus padres, y la justicia de un hijo o una hija no puede ser compartida con sus padres. La conducta malvada de los padres no puede ser transferida a los hijos, y la justicia de los padres no puede compartirse con los hijos. Cada cual carga con sus respectivos pecados y cada cual disfruta de sus respectivas bendiciones. Nadie puede sustituir a nadie; esto es justicia. Desde la perspectiva del hombre, si los padres obtienen bendiciones, también sus hijos deberían poder obtenerlas, y si los hijos hacen el mal, sus padres deben expiar por esos pecados. Esta es una perspectiva humana y la forma en la que el hombre hace las cosas. No es la perspectiva de Dios. El resultado de cada uno se determina de acuerdo a la esencia que surge de su propia conducta y siempre se determina apropiadamente. Nadie puede cargar con los pecados de otro; más aún, nadie puede recibir castigo en lugar de otro. Esto es incuestionable. El cuidado cariñoso de los padres por sus hijos no indica que pueden hacer obras justas en lugar de sus hijos, ni el afecto obediente de un hijo o hija por sus padres quiere decir que puede realizar obras justas en lugar de sus padres. Este es el verdadero significado detrás de las palabras: “Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada”. La gente no puede llevar a sus hijos malhechores al reposo sobre la base de su profundo amor por ellos, ni nadie puede llevar a su esposa (o esposo) al reposo sobre la base de su propia conducta justa. Esta es una norma administrativa; no puede haber excepciones para nadie. Al final, los hacedores de justicia son hacedores de justicia y los malhechores son malhechores. A los justos se les permitirá sobrevivir al final, mientras que los malhechores serán destruidos. Los santos son santos; no son inmundos. Los inmundos son inmundos y ni una parte de ellos es santa. Las personas que serán destruidas son todas malvadas y las que sobrevivirán son todas justas, incluso si los hijos de los malvados hacen obras justas e incluso si los padres de los justos hacen obras malvadas. No existe relación entre un esposo creyente y una esposa incrédula y no existe relación entre los hijos creyentes y los padres incrédulos; son dos tipos de personas completamente incompatibles. Antes de entrar al reposo, se tienen parientes físicos, pero una vez que se ha entrado en el reposo, ya no se tendrán parientes físicos de los cuales hablar. Los que cumplen su deber son enemigos de los que no; los que aman a Dios y los que lo odian se oponen entre sí. Los que entrarán en el reposo y los que habrán sido destruidos son dos clases incompatibles de seres creados. Los seres creados que cumplen su deber podrán sobrevivir y las que no cumplen su deber serán objeto de destrucción; lo que es más, esto durará toda la eternidad. ¿Amas a tu esposo con el fin de cumplir tu deber como ser creado? ¿Amas a tu esposa con el fin de cumplir tu deber como ser creado? ¿Eres diligente a tus padres incrédulos con el fin de cumplir tu deber como ser creado? La opinión humana en cuanto a creer en Dios, ¿es correcta o incorrecta? ¿Por qué crees en Dios? ¿Qué quieres ganar? ¿Cómo amas a Dios? Los que no pueden cumplir con su deber como seres creados y no pueden hacer un esfuerzo al ciento por ciento, serán objeto de destrucción. Las personas hoy en día tienen relaciones físicas entre ellas, así como asociaciones de sangre, pero en el futuro todo esto se hará pedazos. Creyentes e incrédulos no son compatibles, sino que más bien se oponen entre sí. Los que están en el reposo creerán que hay un Dios y se someterán a Él, mientras que los que son rebeldes contra Dios habrán sido todos destruidos. Las familias ya no existirán sobre la tierra; ¿cómo podría haber padres o hijos o relaciones conyugales? ¡La misma incompatibilidad entre creencia e incredulidad habrá roto por completo estas relaciones físicas!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

Una vez que la humanidad haya entrado en el reposo, los malhechores habrán sido destruidos y toda la humanidad estará en el camino correcto; toda persona estará con los de su propia especie, según las funciones que debería llevar a cabo. Solo esto será el día del reposo de la humanidad, será la tendencia inevitable para el progreso de la humanidad, y solo cuando la humanidad entre en el reposo el gran y último logro de Dios alcanzará la culminación; esta será la parte final de Su obra. Esta obra terminará con toda la vida decadente de la carne de la humanidad y con la vida de la humanidad corrupta. A partir de aquí los humanos entrarán en un nuevo reino. Aunque los humanos vivirán en la carne, habrá diferencias significativas entre la esencia de esta vida y la vida de la humanidad corrupta. La relevancia de esta existencia y la de la existencia de la humanidad corrupta también son diferentes. Aunque esta no será la vida de una nueva clase de persona, se puede decir que es la vida de una humanidad que ha recibido la salvación y una vida en que la humanidad y la razón se han recuperado. Estas son personas que alguna vez fueron rebeldes contra Dios, a las que Dios ha conquistado y después salvado; estas son personas que deshonraron a Dios y después dieron testimonio de Él. Después de haber sufrido y sobrevivido a Sus pruebas, su existencia será enormemente significativa; son personas que dieron testimonio de Dios ante Satanás y son humanos que son aptos para vivir. Los que van a ser destruidos son los que no pueden mantenerse firmes en el testimonio de Dios y no son aptos para seguir viviendo. Su destrucción será el resultado de su comportamiento malvado y esa aniquilación es el mejor destino para ellos. En el futuro, cuando la humanidad entre en el hermoso reino, no existirá ninguna de las relaciones entre esposo y esposa, entre padre e hija o entre madre e hijo que las personas imaginan encontrar. En ese tiempo, cada humano seguirá a los de su propia especie y las familias ya habrán sido destruidas. Al haber fracasado por completo, Satanás nunca más volverá a molestar a los humanos y los humanos ya no tendrán un carácter satánico corrupto. Aquellas personas rebeles ya habrán sido destruidas y solo las personas que se sometan permanecerán. Y de este modo muy pocas familias sobrevivirán intactas; ¿cómo pueden continuar existiendo las relaciones físicas? La vida pasada de la carne de la humanidad será prohibida totalmente, ¿cómo pueden todavía existir las relaciones físicas entre las personas? Sin el carácter satánico corrupto, la vida humana ya no será la antigua vida del pasado sino una nueva vida. Los padres perderán hijos y los hijos perderán padres. Los esposos perderán esposas y las esposas perderán esposos. Existen relaciones físicas actualmente entre las personas, pero ya no existirán una vez que todos hayan entrado en el reposo. Solo este tipo de humanidad tendrá justicia y santidad; solo este tipo de humanidad puede adorar a Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

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