21. Cómo superar la tentación de Satanás
Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días
La construcción del reino se dirige directamente al ámbito espiritual. Es decir, el estado de la batalla del reino espiritual se hace directamente evidente entre todo Mi pueblo, y esto alcanza para demostrar que, no sólo en la iglesia, sino que también y aún más en la Era del Reino, cada persona está siempre en guerra. A pesar de su cuerpo físico, el reino espiritual se le revela directamente, y tiene contacto con la vida del reino espiritual. Por lo tanto, cuando vosotros comencéis a ser leales, debéis prepararos adecuadamente para la siguiente etapa de Mi obra. Debéis entregar vuestro corazón por completo; sólo entonces podréis satisfacer Mi corazón. No me importa lo que sucedió previamente en la iglesia; hoy, es en el reino lo que importa. En Mi plan, Satanás ha estado siempre acechando tras cada uno de Mis pasos y, como el contraste de Mi sabiduría, siempre ha intentado encontrar formas y medios para interrumpir Mi plan original. ¿Pero podría Yo sucumbir a sus intrigas engañosas? Todo en el cielo y en la tierra está a Mi servicio; ¿podrían las intrigas engañosas de Satanás ser diferentes? Es precisamente allí donde interviene Mi sabiduría; es precisamente eso lo que es maravilloso de Mi obra, y es el principio en que se basa el funcionamiento de todo Mi plan de gestión. Incluso aun durante la era de edificación del reino, Yo no evito las intrigas engañosas de Satanás, sino que continúo adelante con la obra que debo cumplir. Entre el universo y todas las cosas, he elegido las obras de Satanás como Mi contraste. ¿Acaso no es esta una manifestación de Mi sabiduría? ¿No es esto precisamente lo que es maravilloso acerca de Mi obra?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 8
Todo lo que Dios hace es necesario, y posee un sentido extraordinario, porque todo lo que lleva a cabo en el hombre concierne a Su gestión y la salvación de la humanidad. Naturalmente, la obra que Dios realizó en Job no es distinta, aunque Job fuera perfecto y recto a los ojos de Dios. En otras palabras, independientemente de lo que Él hace o de los medios por los que lo hace, del coste o de Su objetivo, el propósito de Sus acciones no cambia. Su propósito consiste en introducir en el hombre las palabras, los requisitos y las intenciones de Dios para él; dicho de otro modo, esto es introducir en el ser humano todo lo que Él cree positivo según Sus pasos, permitiéndole comprender Su corazón y entender Su esencia, así como someterse a Su soberanía y Sus disposiciones, para que él pueda alcanzar el temor de Dios y apartarse del mal; todo esto es un aspecto del propósito de Dios en todo lo que Él hace. El otro aspecto es que, siendo Satanás el contraste y el objeto de servicio en la obra de Dios, el hombre queda a menudo en sus manos; este es el medio que Él usa para permitirles a las personas ver en las tentaciones y ataques de Satanás la maldad, la fealdad y lo despreciable de Satanás, provocando así que las personas lo aborrezcan y sean capaces de conocer y reconocer aquello que es negativo. Este proceso les permite liberarse gradualmente del control de Satanás, de sus acusaciones, perturbaciones y ataques hasta que, gracias a las palabras de Dios, su conocimiento de Él, su sumisión a Dios, así como su fe en Él y su temor de Dios, triunfen sobre los ataques y las acusaciones de Satanás. Solo entonces se habrán liberado por completo del poder de Satanás. La liberación de las personas significa que Satanás ha sido derrotado, que ellas han dejado de ser comida en su boca y que, en lugar de tragárselos, Satanás ha renunciado a ellos. Esto se debe a que esas personas son rectas, tienen fe, sumisión, y le temen a Dios, y porque rompen del todo con Satanás. Acarrean vergüenza sobre este, lo convierten en un cobarde, y lo derrotan por completo. Su convicción al seguir a Dios, su sumisión a Él y su temor de Él derrotan a Satanás, y hacen que este las abandone completamente. Sólo las personas como estas han sido verdaderamente ganadas por Dios, y este es Su objetivo supremo al salvar al hombre. Si desean ser salvados y totalmente ganados por Dios, entonces todos los que le siguen deben afrontar tentaciones y ataques, tanto grandes como pequeños, de Satanás. Los que emergen de estas tentaciones y ataques, y son capaces de derrotar por completo a Satanás son aquellos a los que Dios ha salvado. Es decir, los salvos por Él son los que han pasado por Sus pruebas, y han sido tentados y atacados por Satanás innumerables veces. Estos entenderán Sus intenciones y Sus requisitos, pueden someterse a Su soberanía y a Sus disposiciones, y no abandonan el camino de temer a Dios y apartarse del mal en medio de las tentaciones de Satanás. Los salvados en Él son honestos, bondadosos, diferencian entre el amor y el odio, tienen sentido de la justicia, son racionales, capaces de preocuparse por Dios y valorar todo lo que es de Él. Satanás no puede atar, espiar, acusar a estas personas ni maltratarlas; son completamente libres, han sido liberadas y puestas por completo en libertad. Job era exactamente ese hombre de libertad, y esta es justo la relevancia de que Dios lo ha entregado a Satanás.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II
Cuando las personas aún no se han salvado, Satanás perturba a menudo sus vidas y hasta las controla. En otras palabras, los que no son salvos son prisioneros de Satanás, no tienen libertad; él no ha renunciado a ellos, no son aptos ni tienen derecho de adorar a Dios, y Satanás los persigue de cerca y los ataca despiadadamente. Esas personas no tienen felicidad ni derecho a una existencia normal, ni dignidad de los que hablar. Sólo serás salvo y libre si te levantas y luchas contra él, usando tu fe en Dios, tu sumisión a Él y tu temor de Él como armas para librar una batalla a vida o muerte contra él, y lo derrotas por completo, haciéndole huir con el rabo entre las patas, acobardado cada vez que te vea y abandonando completamente sus ataques y sus acusaciones contra ti. Si estás decidido a romper totalmente con Satanás, pero no estás equipado con las armas que te ayudarán a derrotarlo, seguirás estando en peligro. Si el tiempo pasa y él te ha torturado tanto que no te queda ni una pizca de fuerza, pero sigues siendo incapaz de dar testimonio, sigues sin liberarte por completo de las acusaciones y los ataques de Satanás contra ti, tendrás poca esperanza de salvación. Al final, cuando se proclame la conclusión de la obra de Dios, seguirás estando en sus garras, incapaz de liberarte, y por tanto no tendrás nunca oportunidad ni esperanza. La implicación es, pues, que esas personas serán totalmente cautivas de Satanás.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II
Cuando Job pasó por primera vez por sus pruebas, fue despojado de todas sus propiedades y de sus hijos, pero el resultado no fue que cayera o dijera algo que supusiera pecar contra Dios. Había vencido las tentaciones de Satanás, sus bienes materiales y sus hijos, y la prueba de perder todas sus posesiones materiales, es decir, que fue capaz de someterse a Dios a medida que le quitaba cosas y también fue capaz de ofrecerle gracias y alabar a Dios por lo que Dios hizo. Esta fue la conducta de Job durante la primera tentación de Satanás, y también su testimonio durante la primera prueba de Dios. En la segunda prueba, Satanás extendió su mano para afligir a Job, y aunque este experimentó un dolor mayor que el que hubiera sentido jamás, su testimonio seguía siendo suficiente para que todos quedaran atónitos. Usó su fortaleza, su convicción y su sumisión a Dios, así como su temor de Él, para derrotar una vez más a Satanás, y su conducta y testimonio fueron una vez más aprobados y favorecidos por Dios. Durante esta tentación, Job usó su conducta real para proclamarle a Satanás que el dolor de la carne no podía alterar su fe y su sumisión a Dios ni quitarle su devoción hacia Él ni su corazón temeroso de Dios; no renunciaría a Él ni abandonaría su perfección y rectitud por enfrentarse a la muerte. La determinación de Job hizo de Satanás un cobarde, su fe lo dejó apocado y temblando, la intensidad con la que luchó contra Satanás durante su batalla a vida o muerte alimentó en este un odio y un resentimiento profundos, su perfección y su rectitud lo dejaron sin nada más que poder hacerle, hasta el punto de que Satanás abandonó sus ataques sobre él y dejó de acusarlo delante de Jehová Dios. Esto significaba que Job había vencido al mundo, a la carne, a Satanás, a la muerte; era total y completamente un hombre que pertenecía a Dios. Durante estas dos pruebas, Job se mantuvo firme en su testimonio, vivió realmente su perfección y rectitud, y amplió el alcance de sus principios de vida de temer a Dios y apartarse del mal. Habiendo pasado por estas dos pruebas, en Job nació una experiencia más rica que lo hizo más maduro y experimentado, más fuerte, y de mayor convicción; aumentó su confianza en lo correcto y el valor de la integridad a la que se asía con firmeza. Las pruebas de Jehová Dios sobre Job le proporcionaron un profundo entendimiento, un hondo sentido de la preocupación de Dios por el hombre, y le permitieron sentir lo precioso de Su amor. Desde ese momento, a su temor de Dios se añadieron la consideración hacia Él y el amor por Él. Las pruebas de Jehová Dios no sólo no distanciaron a Job de Él, sino que acercaron su corazón a Él. Cuando el dolor carnal que Job soportó alcanzó su punto álgido, la preocupación que sintió de parte de Jehová Dios no le dio más elección que maldecir el día de su nacimiento. No planeó esa conducta con gran antelación, sino que fue una revelación natural surgida de la consideración y del amor hacia Dios desde el interior de su corazón; fue una revelación natural producida por su consideración y su amor hacia Dios. Es decir, al aborrecerse a sí mismo, ya no estaba dispuesto a atormentar a Dios ni podía soportarlo; su consideración y su amor alcanzaron el punto de la abnegación. En ese momento, Job elevó su adoración, su anhelo de Dios y su consagración a Él de toda la vida, hasta el nivel de la consideración y el amor. Al mismo tiempo, también elevó su fe en Dios, su sumisión a Él y su temor de Él hasta el nivel de la consideración y del amor. No se permitió hacer nada que dañase a Dios, ninguna conducta que pudiera herirlo ni causarle dolor, pesar, o incluso tristeza a Dios por culpa suya. A Sus ojos, aunque Job seguía siendo el de antes, su fe, su sumisión y su temor de Él le habían producido una satisfacción y un disfrute completos. En este momento, Job había alcanzado la perfección que Dios esperaba que alcanzara, se había convertido en alguien verdaderamente digno de ser llamado “perfecto y recto” a Sus ojos. Sus hechos justos le permitieron vencer a Satanás y mantenerse firme en su testimonio de Dios. También lo perfeccionaron, y permitieron que el valor de su vida se incrementara y trascendiera más que nunca, e hicieron que él fuera la primera persona a la que Satanás ya no atacara ni tentara más. Como Job era justo, Satanás lo acusó y lo tentó; como era justo, le fue entregado; y como era justo, lo venció y lo derrotó, y se mantuvo firme en su testimonio. De ahí en adelante, Job pasó a ser el primer hombre que nunca más sería entregado a Satanás. Job compareció realmente delante del trono de Dios, y vivió en la luz, bajo Sus bendiciones, sin el espionaje o la ruina de Satanás… A los ojos de Dios, se había convertido en un hombre de verdad; había sido liberado…
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II
Job había sufrido los estragos de Satanás, pero aun así no renegó del nombre de Jehová Dios. Su esposa fue la primera en salir a escena y desempeñar el papel de Satanás en una forma que es visible a los ojos del hombre, atacó a Job. El texto original lo describe así: “Entonces su mujer le dijo: ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Estas fueron las palabras habladas por Satanás disfrazado de ser humano. Eran un ataque y una acusación, así como una instigación, una tentación, y una difamación. Habiendo fracasado en el ataque a la carne de Job, Satanás atacó directamente su integridad, con el deseo de usarlo para que la abandonase, renunciase a Dios, y dejase de vivir. Satanás también quiso usar esas palabras para seducir a Job: si este renegaba del nombre de Jehová, no tendría que soportar más aquel tormento; podría liberarse de la tortura de la carne. Frente al consejo de su esposa, Job la reprendió diciendo: “Como habla cualquier mujer necia, has hablado. ¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:10). Job conocía estas palabras desde hacía mucho, pero, en este momento se demostraba que su conocimiento era verdadero.
Cuando su esposa le aconsejó maldecir a Dios y morir, lo que quiso decir fue: “Tu Dios te trata así, ¿por qué no lo maldices? ¿Qué haces viviendo aún? Tu Dios es muy injusto contigo, pero sigues diciendo ‘bendito sea el nombre de Jehová’. ¿Cómo puede traer el desastre sobre ti cuando tú bendices Su nombre? Apresúrate y reniega del nombre de Dios, y no le sigas más. De esta forma acabarán tus problemas”. En este momento, se produjo el testimonio que Dios deseaba ver en Job. Ninguna persona ordinaria podía dar ese testimonio ni leemos algo así en ninguna de las historias de la Biblia; pero Dios lo había visto mucho antes de que Job pronunciara estas palabras. Dios deseaba, simplemente, usar esta oportunidad para permitirle a Job que les demostrara a todos que Él estaba en lo cierto. Ante el consejo de su esposa, Job no sólo no abandonó su integridad ni renunció a Dios, sino que también le dijo a su mujer: “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?”. ¿Tienen mucho peso estas palabras? Aquí, sólo hay un hecho capaz de demostrar el peso de las mismas. Es su aprobación en el corazón de Dios, que Él las deseara, que eran lo que Él quería oír, y el desenlace que Él anhelaba ver; estas palabras son también la esencia del testimonio de Job. En esto se demostraban su perfección, su rectitud, su temor de Dios, y que se apartaba del mal. Lo valioso de Job residía en que siguió pronunciando esas palabras aun siendo tentado, y cuando todo su cuerpo estuvo cubierto de llagas, cuando soportó el mayor tormento, y cuando su esposa y familiares le aconsejaron. Dicho de otro modo, él creía en su corazón que, independientemente de las tentaciones, o de lo dolorosas que fueran las tribulaciones o el tormento, aunque la muerte tuviera que venir sobre él, no renunciaría a Dios ni rechazaría el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Ves, pues, que Dios ocupaba el lugar más importante en su corazón, y que en este sólo estaba Él. Por esto leemos en las Escrituras descripciones suyas como: “En todo esto Job no pecó con sus labios”. No sólo no pecó con sus labios, sino que en su corazón no se quejó de Dios. No pronunció palabras hirientes de Dios ni tampoco pecó contra Dios. No sólo su boca bendijo el nombre de Dios, sino que también lo hizo en su corazón; su boca y su corazón eran uno. Este fue el verdadero Job que Dios veía, y por esta razón lo valoró.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II
La fe, la sumisión y el testimonio de Job de su victoria sobre Satanás han sido una fuente de inmensa ayuda y aliento para los seres humanos. En Job ven esperanza para su propia salvación, y perciben que a través de la fe, la sumisión y el temor de Dios es totalmente posible derrotar a Satanás, y prevalecer sobre él. Ven que mientras se sometan a la soberanía y las disposiciones de Dios, y siempre que posean la determinación y la fe para no abandonarle después de haberlo perdido todo, pueden acarrear vergüenza y derrotar sobre Satanás, y que sólo necesitan poseer la determinación y la perseverancia de mantenerse firmes en su testimonio —aunque esto signifique perder su vida— para que este se acobarde y se retire apresuradamente. El testimonio de Job es una advertencia para las generaciones posteriores, y les indica que si no derrotan a Satanás, nunca podrán librarse de sus acusaciones y perturbaciones ni podrán escapar jamás de sus abusos y ataques. El testimonio de Job ha esclarecido a las generaciones posteriores. Este esclarecimiento enseña a las personas que solo siendo perfectas y rectas serán capaces de temer a Dios y apartarse del mal; les enseña que sólo temiendo a Dios y apartándose del mal pueden dar un testimonio fuerte y resonante de Dios; sólo si dan un testimonio fuerte y resonante de Dios, nunca más podrán ser controladas por Satanás y vivir bajo la dirección y protección de Dios, y sólo entonces serán verdaderamente salvas. Todos los que procuran la salvación deberían emular la personalidad de Job y la búsqueda de su vida. Lo que él vivió durante toda su vida y su conducta en medio de sus pruebas es un preciado tesoro para todos los que buscan el camino de temer a Dios y apartarse del mal.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II
Pedro me fue fiel por muchos años, sin nunca refunfuñar ni tener ningún tipo de queja; incluso Job nunca se le igualó y, a lo largo de los siglos, todos los santos han quedado muy por debajo de Pedro. Él no sólo buscó conocerme, sino que también llegó a conocerme durante el tiempo en que Satanás llevaba a cabo sus esquemas engañosos. Esto llevó a que Pedro me sirviera durante muchos años, siempre de acuerdo con Mi voluntad, y por esta razón nunca fue explotado por Satanás. Pedro aprendió una lección a partir de la fe de Job; sin embargo, también percibió claramente sus deficiencias. Aunque Job había sido un hombre de inmensa fe, carecía de conocimientos relacionados con el reino espiritual, y, por tanto, pronunció muchas palabras que no correspondían a la realidad; esto demuestra que el conocimiento de Job era superficial, e incapaz de ser perfecto. Por lo tanto, Pedro siempre se concentró en obtener un sentido del espíritu, y siempre prestó atención a observar la dinámica del reino espiritual. Como resultado, no sólo fue capaz de averiguar una parte de Mis deseos, sino que también logró un atisbo de los esquemas engañosos de Satanás. A causa de esto, el conocimiento que tenía de Mí fue mayor que cualquier otro a lo largo de los siglos.
De la experiencia de Pedro no es difícil deducir que, si los seres humanos desean conocerme, tienen que enfocarse en realizar una consideración cuidadosa dentro de su espíritu. No te pido que te “dediques” en cierta medida a Mí externamente; esto es una preocupación secundaria. Si tú no me conoces, entonces toda la fe, el amor y la lealtad de los que hablas no son más que ilusiones; son pura espuma, y con seguridad te convertirás en alguien que hace grandes alardes en Mi presencia, pero que no se conoce a sí mismo. Por lo tanto, una vez más serás atrapado por Satanás y te volverás incapaz de liberarte; te convertirás en el hijo de la perdición y en objeto de destrucción. Sin embargo, si tú eres frío e indiferente hacia Mis palabras, entonces, sin duda, te opones a Mí. Esto es un hecho, y harías bien en mirar a través de la puerta al reino espiritual, a los muchos y variados espíritus que Yo he castigado. ¿Cuál de ellos, frente a mis palabras, no fue negativo e indiferente y se negó a aceptarlas? ¿Cuál de ellos no fue sarcástico respecto de Mis palabras? ¿Quién de ellos no intentó encontrar defectos en Mis palabras? ¿Quién entre ellos no usó Mis palabras como “arma defensiva” para “protegerse”? Ellos no usaron el contenido de Mis palabras como medio para conocerme, sino simplemente como juguetes para entretenerse. Al hacer esto, ¿acaso no se estaban oponiendo a Mí directamente? ¿Quién es Mi palabra? ¿Quién es Mi Espíritu? Tantas veces os he formulado estas preguntas; sin embargo, ¿habéis alcanzado alguna vez una percepción más alta y clara sobre ellas? ¿Alguna vez las habéis experimentado de verdad? Os recuerdo una vez más: ¡Si no conocéis Mis palabras ni las aceptáis ni las ponéis en práctica, entonces, inevitablemente, os convertiréis en objetos de Mi castigo! ¡Con seguridad os convertiréis en víctimas de Satanás!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 8
Cuando Dios declaró “el estado de la batalla del reino espiritual se hace directamente evidente entre todo Mi pueblo”, quiso decir que cuando las personas se embarcan en el camino correcto y comienzan a conocer a Dios, cada persona no solo es tentada internamente por Satanás, sino que este también puede tentarlas en la iglesia misma. Sin embargo, esta es una senda que todos deben tomar, por lo que nadie debería alarmarse. La tentación de Satanás puede presentarse en diversas formas. Alguien puede desatender o abandonar lo que Dios dice y podría decir cosas negativas para menoscabar la actitud positiva de otras personas; sin embargo, por lo regular esa persona no hará que otros se pongan de su parte. Esto es difícil de discernir. La razón principal de esto es que esa persona podría seguir siendo proactiva en cuanto a asistir a las reuniones, pero no tienen claridad respecto a las visiones. Si la iglesia no se protege contra ella, entonces la iglesia entera podría verse influenciada por su negatividad, y responderle a Dios con tibieza, y por tanto, no prestarle atención a Su palabra, y esto significaría caer directamente en la tentación de Satanás. Esa persona podría no resistirse a Dios directamente, pero como no puede comprender las palabras de Dios y no conoce a Dios, puede llegar a quejarse o a tener el corazón lleno de resentimiento. Esa persona podría decir que Dios la ha abandonado, y que, por tanto, es incapaz de recibir esclarecimiento e iluminación. Tal vez desea marcharse, pero tiene un poco de miedo, y podría afirmar que la obra de Dios no procede de Él, sino que es, más bien, la obra de los espíritus malignos.
¿Por qué menciona Dios a Pedro con tanta frecuencia? ¿Y por qué dice que ni siquiera Job se le equipara? Decir esto no solo hace que las personas presten atención a los actos de Pedro, sino también hace que dejen a un lado todos los ejemplos que tienen en su corazón, ya que ni siquiera el ejemplo de Job —quien tuvo la mayor fe— podrá bastar. Solo de esta manera puede lograrse un mejor resultado, donde las personas son capaces de dejar a un lado todo en un esfuerzo por imitar a Pedro y, al hacerlo, dar un paso más en el conocimiento de Dios. Dios les muestra a las personas la senda de práctica que Pedro tomó para conocer a Dios, y el objetivo de hacerlo es darles a las personas un punto de referencia. Luego, Dios pasa a predecir una de las formas en las que Satanás tentará a las personas, cuando dice: “Sin embargo, si tú eres frío e indiferente hacia Mis palabras, entonces, sin duda, te opones a Mí. Esto es un hecho”. En estas palabras, Dios predice las astutas estrategias que Satanás tratará de utilizar; son una advertencia. No es posible que todos sean indiferentes a las palabras de Dios; sin embargo, algunas personas caerán presas de esta tentación. Así pues, al final, Dios reitera con énfasis, “¡Si no conocéis Mis palabras ni las aceptáis ni las ponéis en práctica, entonces, inevitablemente, os convertiréis en objetos de Mi castigo! ¡Con seguridad os convertiréis en víctimas de Satanás!”. Este es el consejo de Dios para la humanidad, pero, al final, como Dios lo predijo, parte de las personas inevitablemente serán víctimas de Satanás.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Interpretaciones de los misterios de “las palabras de Dios al universo entero”, Capítulo 8
Mateo 4:8-11 Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras. Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás”. El diablo entonces le dejó; y he aquí, ángeles vinieron y le servían.
Habiendo fracasado el diablo Satanás en sus dos artimañas anteriores, intentó una más: mostró todos los reinos del mundo y su gloria al Señor Jesús y le pidió que le adorase. ¿Qué percibes sobre los auténticos rasgos del diablo a partir de esta situación? ¿No es Satanás el diablo absolutamente descarado? (Sí). ¿En qué sentido es descarado? Dios lo creó todo, pero Satanás le dio la vuelta y le mostró todas las cosas a Dios diciendo: “Mira las riquezas y la gloria de todos estos reinos. Si me adoras, te los daré todos”. ¿No es esto una completa inversión de papeles? ¿No es Satanás un desvergonzado? Dios lo creó todo, ¿pero lo hizo acaso para Su propio disfrute? Dios le dio todo a la humanidad, pero Satanás quería apropiarse de ello, y después de hacerlo le dijo a Dios: “¡Adórame! Adórame y te lo daré todo”. Este es el feo rostro de Satanás; ¡es absolutamente desvergonzado! Él ni siquiera conoce el significado de la palabra “vergüenza”, y esto no es más que otro ejemplo de su perversidad. Ni siquiera conoce lo que es la vergüenza. Satanás sabe muy bien que Dios lo creó todo, que Él lo administra y lo domina todo. Todas las cosas le pertenecen a Dios, no al hombre y, mucho menos, a Satanás, pero el diablo Satanás afirmó con absoluto descaro que se lo daría todo a Dios. ¿No es este otro ejemplo de Satanás haciendo una vez más algo absurdo y vergonzoso? Esto hace que Dios aborrezca aún más a Satanás, ¿verdad? Sin embargo, independientemente de lo que Satanás intentó hacer, ¿se lo creyó el Señor Jesús? ¿Qué dijo el Señor Jesús? (“Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás”). ¿Tienen estas palabras un significado práctico? (Sí). ¿Qué clase de significado práctico? Vemos la perversidad y la desvergüenza de Satanás en su discurso. Por tanto, si los hombres adoraran a Satanás, ¿cuál sería el resultado? ¿Obtendrían la riqueza y la gloria de todos los reinos? (No). ¿Qué obtendrían? ¿Se volvería la humanidad tan desvergonzada e irrisoria como Satanás? (Sí). Los hombres no serían diferentes de Satanás entonces. Por tanto, el Señor Jesús pronunció estas palabras que son importantes para todos y cada uno de los seres humanos: “Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás”. Esto significa que salvo por el Señor, salvo por Dios mismo, si serviste a otro, si adoraste a Satanás el diablo, te complacerías en la misma inmundicia que él. Entonces compartirías la desvergüenza y la perversidad de Satanás y, como él, tentarías a Dios y lo atacarías. ¿Cuál sería entonces tu final? Dios te aborrecería, te derribaría y te destruiría. Después de haber intentado tentar al Señor Jesús varias veces sin éxito, ¿lo intentó de nuevo Satanás? No lo volvió a intentar y se acabó marchando. ¿Qué demuestra esto? Demuestra que la naturaleza perversa de Satanás, su malicia, su absurdidad y su ridiculez no merecen mencionarse delante del rostro de Dios. El Señor Jesús derrotó a Satanás con tan solo tres frases, tras lo cual este huyó con el rabo entre las piernas, demasiado avergonzado para mostrar de nuevo su rostro; y nunca más tentó al Señor Jesús. Como el Señor Jesús había derrotado esta tentación de Satanás, ahora podía continuar con facilidad la obra que debía hacer y las tareas que tenía delante de Él. Si se aplicara ahora todo lo que el Señor Jesús dijo e hizo, ¿conllevaría en esta situación algún sentido práctico para todos y cada uno de los seres humanos? (Sí). ¿Qué clase de sentido práctico? ¿Derrotar a Satanás es algo fácil de hacer? ¿Deben tener las personas un entendimiento claro de la naturaleza perversa de Satanás? ¿Deben tener las personas un entendimiento preciso de las tentaciones de este? (Sí). Cuando experimentes las tentaciones de Satanás en tu vida, si fueras capaz de llegar a comprender su naturaleza perversa, ¿serías capaz de derrotarlo? Si sabes de su absurdidad y ridiculez, ¿seguirías del lado de Satanás y atacarías a Dios? Si entendieras cómo se revelan a través de ti la malicia y la desvergüenza de Satanás, si reconocieras y entendieras claramente estas cosas, ¿seguirías atacando y tentando a Dios de esta forma? (No, no lo haríamos). ¿Qué haríais? (Nos rebelaríamos contra Satanás y lo abandonaríamos). ¿Es eso algo fácil de hacer? No es fácil. Para hacerlo, las personas deben orar y presentarse con frecuencia delante de Dios, y siempre examinarse a sí mismos. Deben someterse a la disciplina de Dios así como a Su juicio y castigo. Solo así escaparán poco a poco de que los desoriente y controle Satanás.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único V
En la actualidad, ¿existen muchas tentaciones para las personas que viven en esta sociedad? Las tentaciones os rodean por todas partes, todo tipo de corrientes malignas, todo tipo de discursos, de pensamientos y puntos de vista, de seducciones y tentaciones por parte de personas de cualquier condición, de rostros diabólicos portados por personas de toda índole. Todas estas son tentaciones a las que te enfrentas. Por ejemplo, la gente puede hacerte favores, hacerte rico, hacerse amiga tuya, tener citas contigo, darte dinero, proporcionarte un trabajo, invitarte a bailar, mostrarte cortesía o darte regalos. Todas estas cosas son posibles tentaciones. Si las cosas no van bien, caerás en la trampa. Si no estás equipado internamente con algo de verdad y careces de estatura real, no serás capaz de ver estas cosas como lo que son, y todas serán trampas y tentaciones para ti. En cierto sentido, si no posees la verdad, no serás capaz de detectar los trucos de Satanás, y no podrás ver los rostros satánicos de los distintos tipos de personas. No serás capaz de vencer a Satanás, abandonar la carne y llegar a obedecer a Dios. En otro aspecto, al carecer de la realidad de la verdad, serás incapaz de combatir todas las corrientes y puntos de vista malvados y los pensamientos y dichos absurdos. Cuando te enfrentes a ellos, será como una repentina ola de frío. Puede que tan solo cojas un resfriado leve, o puede que algo más serio, incluso puede que sufras una pulmonía potencialmente mortal[a]. Tal vez pierdas la fe por completo. Si estás falto de la verdad, unas pocas palabras de Satanás y los demonios del mundo de los incrédulos te dejarán confundido y desconcertado. Te cuestionarás si debes o no creer en Dios y si tal fe es correcta. Puede ser que, al reunirte hoy, te halles en un buen estado, pero entonces mañana vas a casa y ves dos episodios de una serie de televisión. Te has dejado llevar. Por la noche, te olvidas de orar antes de dormir, y tu mente está completamente ocupada con la trama de la serie de televisión. Si sigues viendo la televisión durante dos días, ya tienes el corazón alejado de Dios. Ya no deseas leer la palabra de Dios ni comunicar acerca de la verdad. Ni siquiera quieres orar a Dios. En tu corazón, siempre estás diciendo: “¿Cuándo podré hacer algo? ¿Cuándo podré empezar alguna causa importante? Mi vida no tiene que ser en vano”. ¿Es ese un cambio de actitud? Al principio, querías entender más sobre la verdad para poder difundir el evangelio y dar testimonio de Dios. ¿Por qué has cambiado ahora? Con solo ver películas y series de televisión, permites que Satanás se apodere de tu corazón. Tu estatura es muy pequeña. ¿Crees que posees la estatura necesaria para resistir estas mareas malvadas? Ahora Dios te muestra Su gracia y te lleva a Su casa para que cumplas con tu deber. No olvides tu estatura. Actualmente, eres una flor en un invernadero, incapaz de resistir el viento y la lluvia del exterior. Si la gente no puede reconocer y resistir estas tentaciones, Satanás puede tomarlos cautivos en cualquier momento, en cualquier lugar. Tal es la pequeña estatura y el lamentable estado del hombre. Como no posees la realidad de la verdad y careces de comprensión de esta, todas las palabras de Satanás son como veneno para ti. Si las oyes, quedarán atrapadas en tu corazón. En tu corazón dices: “Me taparé los oídos y sellaré mis ojos”, pero no puedes escapar de la tentación de Satanás. No vives en el vacío. Si oyes las palabras de Satanás, no podrás resistirte. Caerás en la trampa. De nada servirán tus oraciones y maldiciones. No te puedes resistir. Estas cosas pueden influir en tus pensamientos y en tus acciones. Pueden bloquear la senda de tu búsqueda de la verdad. Pueden incluso controlarte, impedir que te gastes por Dios, volverte pasivo y débil, y alejarte de Dios. Al final, no tendrás ningún valor y perderás toda esperanza.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El único camino posible es la lectura frecuente de las palabras de Dios y la contemplación de la verdad
Nota al pie:
a. Pulmonía, un término usado en la medicina tradicional china que se refiere a un resfriado interno grave, potencialmente mortal, causado por elementos externos.
Aceptar a Cristo y seguirlo, sea en el país que sea, conlleva un cierto grado de persecución y tribulación. Es necesario actuar siempre con precaución, orar a Dios y confiar en Él, y también hay que ser sabio e inteligente. Independientemente del país y del entorno social en el que te encuentres, Dios siempre habrá dispuesto y organizado un entorno adecuado para ti. Todo depende de si uno persigue la verdad o no. Un entorno cómodo comporta tentaciones para las personas, pero la persecución y la tortura también implican tentaciones y pruebas. Entonces, ¿los entornos cómodos conllevan pruebas? Sí, también conllevan pruebas de Dios. Dios ha dispuesto este entorno cómodo para ti, y todo depende de cómo lo experimentes: puedes caer de lleno en las trampas y la tentación de Satanás, o bien puedes ser capaz de triunfar sobre él en todos los sentidos y dar testimonio de Dios, manteniéndote firme en tu lealtad y cumpliendo con tus deberes. Todo depende de cómo lo experimentes y de las decisiones que tomes. Los hermanos y las hermanas de la China continental viven en un entorno algo más difícil, y Dios les ha dado una carga un poco más pesada y ha dispuesto un entorno para ellos un tanto más hostil, pero Él también les ha dado más. Cuanto más duro es el entorno y más difíciles son las pruebas que Dios ha preparado, más ganan estas personas. Pero, en un entorno cómodo, las personas también experimentan tentaciones y se enfrentan a pruebas en todas partes, y Dios también te ha dado mucho. Si eres capaz de vencer sobre la tentación cada vez que se te presente, entonces vas a ganar exactamente lo mismo que tus hermanos y hermanas que sufren persecución y tortura. Esto también requiere perseguir la verdad y tener estatura para vencer. Por ejemplo, cosas como estar con tu familia, comer y beber bien, divertirse y disfrutar, o algunas tendencias sociales que reconfortan la carne y provocan depravación son todas ellas tentaciones para ti. Cuando te enfrentes a estas tentaciones, no solo llamarán tu atención, sino que también te perturbarán y seducirán. Cuando sigas las cosas mundanas y las tendencias, vendrán las tentaciones de Satanás, aunque también podría decirse que es cuando llegan las pruebas de Dios. Deberás decidir la manera en la que respondes ante estas tentaciones y pruebas, y es en este momento que Dios pone a prueba a las personas y muestra quiénes son en verdad. Este es el momento en el que debería surtir efecto lo que Dios te ha dicho y las verdades que has entendido. Si eres una persona que persigue la verdad y tienes una fe verdadera en Dios en tu corazón, entonces serás capaz de vencer estas tentaciones, mantenerte firme y dar testimonio de Dios en las pruebas que Él ha preparado para ti. Si, en lugar de amar la verdad, lo que amas es el mundo, las modas, la comodidad y los placeres de la carne, si lo que amas es una vida vacía, entonces seguirás estas cosas mundanas. Sentirás admiración por estas cosas, que te atraerán y te poseerán. Poco a poco, tu corazón irá perdiendo interés por creer en Dios, sentirás aversión por la verdad y, entonces, cuando llegue la tentación, Satanás te atrapará. Ante una prueba como esta, habrás perdido tu testimonio. Hay muchas personas que han escuchado muchos sermones y que cumplen con sus deberes, pero que aún se sienten vacías por dentro. Todavía les encanta seguir a estrellas del pop y a personas famosas, estar al día en las modas, ver programas de entretenimiento en la televisión o incluso mirar compulsivamente espectáculos toda la noche hasta el punto de que se vuelven nocturnas. Algunos jóvenes hasta juegan a videojuegos. Es decir, no dudan en pagar cualquier precio y persiguen con fanatismo estas modas. ¿Y por qué lo hacen? Pues porque no han alcanzado la verdad. Las personas que no han alcanzado la verdad tienen una cierta sensación de que no parece haber mucha diferencia entre creer en Dios y no creer en Él. Aún sienten que sus corazones están vacíos y que sus vidas no tienen sentido. Si siguen las modas, se sienten más realizadas, sienten que su vida es un poco más rica y que su día a día es algo más feliz. Si creen en Dios y dejan de seguir las modas, siguen sin encontrarle sentido a su vida y sienten que está vacía. Esto es debido a que no aman la verdad. Puede decirse con toda certeza que estas personas no comprenden la verdad en lo más mínimo y que no tienen la realidad-verdad, por lo que no pueden vivir sin seguir las modas. Algunas personas nunca han perseguido la verdad y se sienten perturbadas hasta cuando cumplen con sus deberes. Son incapaces de mantenerse firmes cuando se enfrentan a tentaciones y en última instancia tienen que desistir. Algunas personas empiezan a cumplir con sus deberes con entusiasmo y resolución, pero al enfrentarse a tentaciones ya no quieren cumplirlos, se vuelven superficiales y carecen de devoción. Esto no da ningún testimonio. Si pueden abandonar sus deberes tan pronto como se enfrentan a tentaciones y elegir lo que sea que más les guste, entonces no están dando ningún testimonio. Si se presenta otra tentación, podrían negar a Dios, querer seguir modas mundanas y abandonar la iglesia. O al presentarse otra tentación, empiezan a dudar de Dios y ya no están seguras ni tan siquiera de si Él existe, e incluso pueden llegar a creer que han evolucionado a partir de los simios. Estas personas han quedado totalmente capturadas por Satanás. Atrapadas en todas estas tentaciones, no oran a Dios ni buscan la verdad. Solo piensan en el destino de su carne y, por consiguiente, no se mantienen firmes en su testimonio. Poco a poco, son arrastradas por Satanás al infierno y al abismo de la muerte. Dios ha entregado esta persona a Satanás y ya no tiene ninguna posibilidad de salvación. Decidme, ¿no es importante perseguir la verdad? (Sí). La verdad es muy importante. ¿Para qué sirve la verdad? Cuando menos, puede ayudarte a reconocer los planes de Satanás cuando te enfrentas a la tentación, a saber qué debes hacer y qué no, y qué es lo que debes escoger. Como mínimo, te permitirá saber todas estas cosas. Lo más importante es que la verdad te permitirá mantenerte firme ante la tentación. Serás capaz de mantenerte firme, imperturbable e inquebrantable, al tiempo que ejecutarás el deber que Dios te ha encomendado, siendo fiel a este y capaz de rechazar a Satanás. Podrás mantenerte firme en tu testimonio al enfrentarte a las pruebas, tal como hizo Job. Esto es lo que debería ganarse, como mínimo.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
En la tierra, toda clase de espíritus malvados están incesantemente al acecho de un lugar donde descansar e incesantemente buscan cadáveres humanos que puedan ser consumidos. ¡Pueblo mío! Debéis permanecer bajo Mi cuidado y protección. ¡Nunca seáis disolutos! ¡Nunca os comportéis de modo imprudente! Debes ofrecer tu lealtad en Mi casa, y solo con lealtad puedes contraatacar el engaño de los diablos. Bajo ninguna circunstancia debes comportarte como lo hiciste en el pasado, haciendo una cosa delante de Mí y otra a Mis espaldas; si actúas de esta forma, estás más allá de la redención. ¿Acaso no he pronunciado suficientes palabras como estas? Precisamente porque la vieja naturaleza del hombre es incorregible, he tenido que recordárselo repetidamente a las personas. ¡No os aburráis! ¡Todo lo que digo es para asegurar vuestro destino! Lo que Satanás necesita es precisamente un lugar sucio e inmundo; cuanto más desesperanzadoramente incorregibles y disolutos seáis, negándoos a someteros a la moderación, más aprovecharán esos espíritus inmundos cualquier oportunidad de infiltrarse en vosotros. Si habéis llegado a este punto, vuestra lealtad no será sino un parloteo ocioso, sin ninguna realidad, y los espíritus inmundos devorarán vuestra determinación y la transformarán en rebelión y en estrategias satánicas que utilizará para perturbar Mi obra. A partir de entonces, Yo podría aniquilaros en cualquier momento. Nadie comprende la gravedad de esta situación; las personas simplemente hacen oídos sordos a lo que oyen y no son cautas en lo más mínimo. No recuerdo lo que se hizo en el pasado. ¿Sigues esperando que Yo sea indulgente contigo y “olvide” una vez más? Aunque los seres humanos se han opuesto a Mí, Yo no lo usaré contra ellos, pues su estatura es demasiado pequeña y, por ello, no les he puesto grandes exigencias. Solo exijo que no sean disolutos y que se sometan al control. Seguro que cumplir esta estipulación no escapa a vuestra capacidad, ¿verdad?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 10
En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre ellas, como nacidas de disposiciones humanas o de la perturbación humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra y todo lo que acontece es una apuesta hecha por Satanás ante Dios y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres y la perturbación de estos. Detrás de cada paso de la obra que Dios hace en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de todo ello hay una batalla. Por ejemplo, si tienes prejuicios hacia los hermanos y hermanas, tendrás palabras que querrás decir —palabras que sientes que pueden ser desagradables para Dios—, pero que, si no las dices, te producirán una incomodidad interna y, en ese momento, una batalla se desatará dentro de ti: “¿Hablo o no hablo?”. Esa es la batalla. Por tanto, en todo aquello con lo que te encuentres hay una batalla, y cuando se produce una en tu interior, gracias a tu cooperación y tus sufrimientos reales, Dios obra en ti. En última instancia, eres capaz de poner el asunto a un lado dentro de ti y el enojo se extingue de forma natural. Ese es el efecto de tu cooperación con Dios. Todo lo que las personas hacen exige un determinado precio en sus esfuerzos. Sin dificultades reales no pueden satisfacer a Dios; ni siquiera se acercan a ello, ¡y solo están repitiendo eslóganes vacíos! ¿Pueden estos eslóganes vacíos satisfacer a Dios? Cuando Él y Satanás luchan en el ámbito espiritual, ¿cómo deberías satisfacer a Dios? Y ¿cómo deberías mantenerte firme en el testimonio de Él? Deberías saber que todo lo que te ocurre es una gran prueba y es el momento en que Dios necesita que des testimonio. Aunque parezcan no ser importantes desde fuera, cuando estas cosas ocurren muestran si amas o no a Dios. Si lo haces, serás capaz de mantenerte firme en tu testimonio de Él y, si no has puesto en práctica el amor a Dios, esto muestra que no eres alguien que pone en práctica la verdad, que no tienes la verdad ni tienes la vida, ¡que eres cascarilla! Todo lo que acontece a las personas tiene lugar cuando Dios necesita que se mantengan firmes en el testimonio que dan de Él. Aunque, de momento, no te está ocurriendo nada importante y no estás dando un gran testimonio, cada detalle de tu vida diaria tiene relación con el testimonio de Dios. Si puedes obtener la admiración de los hermanos y hermanas, tus familiares y todos a tu alrededor; si un día llegan los incrédulos y admiran todo lo que haces y ven que todo lo que Dios hace es maravilloso, habrás dado testimonio. Aunque no tienes percepción y tu calibre es pobre, por medio de tu perfeccionamiento por parte de Dios puedes satisfacerlo y ser consciente de Su voluntad, lo cual muestra a otros la gran obra que Él ha hecho en personas del calibre más pobre. Cuando las personas llegan a conocer a Dios y se vuelven vencedores delante de Satanás y leales a Dios en gran medida, nadie tiene más agallas que este grupo de personas, y este es el más grande testimonio. Aunque eres incapaz de hacer una gran obra, puedes satisfacer a Dios. Otros no pueden poner a un lado sus nociones, pero tú sí; otros no pueden dar testimonio de Dios durante sus experiencias reales, pero tú puedes usar tu estatura y tus acciones reales para retribuirle por Su amor y dar un testimonio rotundo de Él. Sólo esto puede considerarse amar realmente a Dios. Si eres incapaz de esto, no darás testimonio entre tus familiares, entre los hermanos y hermanas ni ante las personas del mundo. Si no puedes dar testimonio ante Satanás, este se reirá de ti, se burlará de ti, te tratará como un juguete, te pondrá frecuentemente en ridículo, y te volverá loco. En el futuro, pueden sobrevenirte grandes pruebas; pero hoy, si amas a Dios con un corazón sincero e independientemente de cuán grandes sean las pruebas por delante, de lo que te acontezca, puedes mantenerte firme en tu testimonio, puedes satisfacer a Dios y después tu corazón será consolado y no tendrás miedo por muy grandes que sean las pruebas que te encuentres en el futuro. No podéis ver qué pasará en el futuro; solo podéis satisfacer a Dios durante las circunstancias presentes. Sois incapaces de hacer cualquier gran obra y deberíais centraros en satisfacer a Dios experimentando Sus palabras en la vida práctica y dando un testimonio sólido y rotundo que avergüence a Satanás. Aunque tu carne permanece insatisfecha y habrá sufrido, habrás satisfecho a Dios y avergonzado a Satanás. Si siempre practicas de esta forma, Dios abrirá una senda delante de ti. Cuando, un día, venga una gran prueba, otros caerán, pero seguirás siendo capaz de mantenerte firme: debido al precio que has pagado, Dios te protegerá de forma que puedas mantenerte firme y no caer.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él
¿Qué pruebas sois capaces de sobrellevar en la actualidad? ¿Os atrevéis a decir que tenéis una base, que os podéis mantener firmes al enfrentaros con tentaciones? Las tentaciones que supone ser cazado y perseguido por Satanás, por ejemplo, o del estatus y el prestigio, del matrimonio o la riqueza, ¿sois capaces de superar esas tentaciones? (Más o menos, podemos superar algunas de ellas). ¿Cuántos niveles de tentaciones existen? ¿Y qué nivel podéis superar? Por ejemplo, puede que no te asustes cuando oigas que han arrestado a alguien por creer en Dios, y puede que tampoco lo hagas al ver que arrestan y torturan a otros, sin embargo, si te arrestan a ti, si te encuentras en esa situación, ¿eres capaz de mantenerte firme? Se trata de una gran tentación, ¿verdad? Digamos, por ejemplo, que conoces a alguien de bastante buena humanidad, que es apasionado en su fe en Dios, que ha renunciado a la familia y a su carrera para cumplir con su deber y que ha sufrido muchas adversidades. De repente, llega un día en que es arrestado y sentenciado a prisión a causa de su fe en Dios, y te enteras de que a continuación fue golpeado hasta la muerte. ¿Es eso una tentación para ti? ¿Cómo reaccionarías si te ocurriera a ti? ¿Cómo lo experimentarías? ¿Buscarías la verdad? ¿Cómo la buscarías? Ante semejante tentación, ¿cómo conseguirías mantenerte firme, entender la intención de Dios y, a partir de ahí, ganar la verdad? ¿Has considerado tales cosas alguna vez? ¿Son tentaciones fáciles de superar? ¿Son algo extraordinario? ¿Cómo se deben experimentar las cosas que son excepcionales y contradicen las nociones y figuraciones humanas? Si no tienes senda alguna, ¿eres propenso a quejarte? ¿Eres capaz de buscar la verdad en las palabras de Dios y ver la esencia de los problemas? ¿Puedes usar la verdad para determinar cuáles son los principios de práctica adecuados? ¿No es eso lo que deben hacer aquellos que persiguen la verdad? ¿Cómo puedes conocer la obra de Dios? ¿Cómo debes experimentarla a fin de obtener los frutos del juicio, la purificación, la salvación y la perfección de Dios? ¿Qué verdades deben entenderse para resolver las innumerables nociones y agravios de la gente contra Dios? ¿Cuáles son las verdades más útiles de las que debes dotarte, aquellas que te permitirán mantenerte firme ante las diversas pruebas? ¿Cuál es vuestra estatura ahora mismo? ¿Qué nivel de tentaciones podéis superar? ¿Tenéis alguna idea? Si no la tenéis, es que se trata de algo cuestionable. Acabáis de decir que “más o menos podéis superar algunas de ellas”. Eso son palabras confusas. Debéis tener claro cuál es vuestra estatura, de qué verdades os habéis dotado ya, qué tentaciones sois capaces de superar, qué pruebas podéis aceptar, y qué verdades y conocimientos de la obra de Dios debéis poseer y qué senda debéis escoger ante las distintas pruebas para satisfacer a Dios; debéis tener una idea definida sobre todo eso. Cuando te encuentras con algo que no encaja con tus nociones y figuraciones, ¿cómo lo experimentas? La cuestión a considerar es cómo debes dotarte de la verdad —y de los aspectos de esta— a fin de afrontar esa situación sin problemas, para no solo resolver tus nociones, sino también lograr un verdadero conocimiento de Dios. ¿No es ese el objetivo? ¿Qué tipo de tentaciones experimentáis normalmente? (Estatus, fama, beneficio, dinero, relaciones entre hombres y mujeres). Básicamente, esas son las más comunes. Y respecto a vuestra estatura actual, ¿en qué tentaciones sois capaces de controlaros y manteneros firmes? ¿Poseéis auténtica estatura para superar esas tentaciones? ¿Podéis garantizar con seguridad que cumpliréis adecuadamente con vuestro deber y que no haréis nada que vulnere la verdad o que trastorne, perturbe, sea desafiante y rebelde o moleste a Dios? (No). Entonces, ¿qué debéis hacer para cumplir con vuestro deber adecuadamente? Para empezar, debéis examinaros a vosotros mismos en todas las cosas para ver si vuestras acciones están de acuerdo o no con los principios-verdad, comprobar si estas son superficiales, y si existen elementos rebeldes o de resistencia. Si los hay, debéis buscar la verdad para resolverlos. Además, si hay cosas que no conocéis sobre vosotros mismos, debéis buscar la verdad para resolverlas. Si se os poda, debéis aceptarlo y someteros. Mientras que las personas hablen de manera que se ajuste a los hechos, de ningún modo podéis discutir e incurrir en falacias con ellas; solo entonces podréis llegar a conoceros a vosotros mismos y arrepentiros con sinceridad. La gente debe cumplir los requisitos de estos dos aspectos de las cosas y tener una entrada sincera. De ese modo, podrán lograr un entendimiento de la verdad y entrar en la realidad, además de cumplir con su deber a un nivel aceptable.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Entregando el corazón a Dios, se puede obtener la verdad
En la vida cotidiana, la gente entra en contacto con todo tipo de personas, acontecimientos y cosas, y si no tiene la verdad y no ora y la busca, le cuesta rechazar la tentación. Por ejemplo, en las relaciones entre hombres y mujeres. Algunas personas no pueden resistirse a dichas tentaciones y caen en cuanto se enfrentan a este tipo de situaciones. ¿No demuestra esto que tienen una estatura excesivamente pequeña? Quienes no tienen la verdad son así de lamentables y no dan testimonio alguno. Algunas personas caen en la tentación cuando se enfrentan a situaciones relacionadas con el dinero. Cuando ven a otra persona con dinero, se quejan: “¿Por qué él tiene tanto dinero y yo soy tan pobre? ¡No es justo!”. Se quejan cuando les sucede esto y no son capaces de aceptarlo de Dios ni de someterse a Sus instrumentaciones y disposiciones. También hay quienes siempre se fijan en el estatus, y cuando se enfrentan a este tipo de tentación no pueden vencerla. Por ejemplo, un incrédulo quiere contratarlos para un cargo oficial y darles numerosos beneficios, y son incapaces de mantenerse firmes. Piensan: “¿Debería hacerlo?”. Oran, reflexionan, y entonces: “¡Sí, he de hacerlo!”. Se han decidido y no tiene sentido que busquen más. Es evidente que han decidido aceptar dicho cargo oficial y recibir sus beneficios, pero también quieren retroceder y creer en Dios, temerosos de perder las bendiciones de la fe en Él. Así pues, le oran: “Dios mío, te pido que me pruebes”. ¿En qué falta que te pruebe? Ya has decidido aceptar tu cargo oficial. No te mantuviste firme en esta cuestión y ya has caído. ¿Todavía te hace falta que te prueben? No eres digno de que Dios te pruebe. Tú, con tu estatura vergonzosamente pequeña, ¿estarías a la altura? Hay hasta personas despreciables que compiten por cualquier beneficio. El Espíritu Santo está justo a su lado, observándolas para ver qué opiniones expresan y cuál es su actitud, y comienza a probarlas. Hay quienes piensan para sus adentros: “No lo quiero, aunque esta sea la bondad de Dios para conmigo. Ya tengo bastante y Dios me muestra una bondad excesiva. No me importa estar bien alimentado y bien vestido, solo me importa buscar la verdad y poder recibir a Dios. La verdad que he recibido me la dio Dios a cambio de nada. No soy digno de estas cosas”. El Espíritu Santo escruta el corazón de estas personas y les da más esclarecimiento aún, con lo que comprenden más, están más fortalecidas y les resulta más clara la verdad. Las personas despreciables, sin embargo, ven que se da algún privilegio y piensan: “Pelearé por él antes que nadie. Si se lo dan a otro, y no a mí, les echaré una buena bronca y les complicaré la vida. Les demostraré quién soy, ¡y veremos a quién se lo dan la próxima vez!”. El Espíritu Santo ve de qué clase son y las deja en evidencia. Su fealdad queda revelada y esta clase de personas deben ser castigadas. Por muchos años que crean, no les servirá de nada. ¡No pueden recibir nada! Muchas veces, cuando el Espíritu Santo muestra bondad a la gente, esta la recibe cuando no la espera. Si Dios no te muestra bondad, tu castigo también tendrá lugar cuando no lo esperes. Así de peligrosas son las cosas para quienes no buscan la verdad.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Al creer en Dios, lo más crucial es recibir la verdad
Si no eres consciente de las tentaciones que encuentras, sino que las abordas mal y no sabes elegir lo correcto, estas tentaciones te causarán sufrimiento y tristeza. A modo de ejemplo, supongamos que el trato especial que te dan los hermanos y hermanas incluye los beneficios sustanciales de alimentarte, vestirte, alojarte y proveer para tus necesidades diarias. Si aquello de lo que disfrutas es mejor que lo que ellos te ofrecen, lo menospreciarás, y tal vez rechaces sus atenciones. No obstante, si te encontraras con un hombre rico y este te regalara un traje fino diciendo que no lo usa, ¿podrías mantenerte firme ante semejante tentación? Podrías meditar la situación, diciéndote: “Es rico, y estas ropas no son nada para él. Además, no las usa. Si no me las da a mí, las va a dejar guardadas en algún lugar. Así que me las voy a quedar”. ¿Qué piensas de esta decisión? (Ya está disfrutando de los beneficios del estatus). ¿Por qué es esto gozar de los beneficios del estatus? (Porque aceptó cosas delicadas). ¿Es disfrutar de los beneficios del estatus aceptar las cosas delicadas que te ofrecen? Si te ofrecen algo corriente, pero es justo lo que necesitas y, por eso, lo aceptas, ¿eso también se considera disfrutar de los beneficios del estatus? (Sí. Siempre que la persona acepte cosas de los demás para satisfacer sus deseos egoístas, sí se considera). Al parecer no lo tienes claro. ¿Alguna vez pensaste en esto?: sino fueras líder y no tuvieras estatus, ¿de todos modos te haría ese obsequio? (No lo haría). Por supuesto que no lo haría. Te hace ese regalo porque eres líder. Ha cambiado la naturaleza de la cosa. No es beneficencia normal, y allí radica el problema. Si le preguntaras: “Si yo no fuera líder, sino simplemente un hermano o una hermana corrientes, ¿me harías ese regalo? Si algún hermano o hermana necesitara este artículo, ¿se lo darías?”. Te respondería: “No podría. No puedo regalar cosas a discreción a cualquiera. Te lo doy a ti porque eres mi líder. Si no tuvieras este estatus especial, ¿por qué te haría un regalo así?”. Fíjate en que no has entendido la situación. Le creíste cuando él te dijo que ya no usaba ese traje fino, pero te estaba engañando. Su objetivo es que aceptes su regalo para que, en lo sucesivo, seas bueno con él y le des un trato especial. Esa es la intención detrás de su obsequio. Lo cierto es que tú por dentro sabes que él jamás te haría ese regalo si no tuvieras estatus, pero de todos modos lo aceptas. Con la lengua dices “Gracias a Dios. He recibido este obsequio de Él, es Su benevolencia para conmigo”. No solo disfrutas de los beneficios del estatus, sino que también gozas de las cosas del pueblo escogido de Dios, como si fueran lo que te corresponde. ¿No es desvergonzado? Si el hombre no tiene sentido de la conciencia y carece de toda vergüenza, eso es un problema. ¿Se trata solo de una cuestión de comportamiento? ¿Sencillamente está mal aceptar cosas de los demás y está bien rechazarlas? ¿Qué deberíais hacer ante tal situación? Debes preguntarle al obsequiador si lo que está haciendo se ajusta a los principios. Dile: “Busquemos la guía de la palabra de Dios o las normas administrativas de la iglesia y veamos si lo que estás haciendo concuerda con los principios. Si no, no puedo aceptar ese regalo”. Si esos recursos informan al dador que su acción vulnera los principios pero igualmente desea darte el regalo, ¿qué deberías hacer? Debes actuar conforme a los principios. La gente corriente no logra superarlo. Anhelan ansiosos que los otros les den más, y desean gozar de una trato más especial. Si eres una persona correcta, deberías orar a Dios de inmediato ante tal situación y decir: “Oh Dios, lo que enfrento el día de hoy sin duda es señal de Tu benevolencia. Es una lección que has dispuesto para mí. Estoy dispuesto a buscar la verdad y actuar de acuerdo con los principios”. Las tentaciones que enfrentan quienes tienen estatus son enormes y, una vez que llega la tentación, es verdaderamente difícil de superar. Necesitas de la protección y la asistencia de Dios; debes orarle y también debes buscar la verdad y hacer introspección a menudo. Así, te sentirás centrado y en paz. Sin embargo, si esperas a recibir tales obsequios para orar, ¿te sentirás igualmente centrado y en paz? (Ya no). ¿Qué pensará Dios de ti? ¿Complacerán tus acciones a Dios o le disgustarán? Detestará tus acciones. ¿Se trata el problema solo de si aceptas una cosa? (No). Entonces, ¿dónde está el problema? El problema radica en las opiniones y la actitud que adoptes al enfrentar tal situación. ¿Decides por ti mismo o buscas la verdad? ¿Tienes algún estándar de conciencia? ¿Temes a Dios de corazón? ¿Le oras cada vez que te enfrentas a la situación? ¿Buscas primero satisfacer tus deseos, u oras y buscas la voluntad de Dios? Este asunto te revela. ¿Cómo deberías abordar tal situación? Debes practicar con principios. En primer lugar, por fuera, debes rechazar estas prestaciones materiales especiales, estas tentaciones. Incluso si te ofrecen algo que deseas en particular o que es precisamente lo que necesitas, igualmente debes rechazarlo. ¿Qué quiere decir cosas materiales? Comprende alimentos, vestimenta y refugio, y artículos de uso diario. Estas prestaciones materiales especiales deben rechazarse. ¿Por qué debes rechazarlas? ¿Hacer eso tiene que ver solo con tu forma de actuar? No, tiene que ver con tu actitud cooperativa. Si quieres practicar la verdad, satisfacer a Dios y rechazar la tentación, primero debes tener tal actitud. Con ella, serás capaz de rechazar la tentación y tendrás la conciencia en paz. Si te ofrecen algo que quieres y lo aceptas, tu corazón sentirá el reproche de tu conciencia en cierta medida. No obstante, debido a tus excusas y justificaciones, dirás que te corresponde recibir eso, que lo mereces. Y así, tu cargo de conciencia no será tan preciso ni evidente. En ocasiones, tus pensamientos y puntos de vista pueden influir en tu conciencia, de modo que el remordimiento no sea evidente. Así pues, ¿es tu conciencia un estándar confiable? No lo es. Esta es una alarma que alerta a la gente. ¿Qué clase de alerta emite? Que no hay seguridad en confiar solamente en lo que percibe la conciencia; también se deben buscar los principios verdad. Eso es lo confiable. Si la gente no tiene la verdad que la limite, puede caer en la tentación y dar distintas razones y excusas que le permitan satisfacer su anhelo de gozar de los beneficios del estatus. Por tanto, como líder, por dentro debes atenerte a este único principio: siempre rehusaré, siempre evitaré y rechazaré totalmente cualquier trato especial. El rechazo total es el requisito previo para evitar el mal. Si cuentas con este requisito previo, ya te encuentras bajo la protección de Dios en cierta medida. Y si practicas con tales principios y te aferras a ellos, ya estás practicando la verdad y complaciendo a Dios. Ya caminas por la senda correcta. Cuando vas por la senda correcta y ya complaces a Dios, ¿sigues necesitando de la prueba de tu conciencia? Actuar de acuerdo con los principios y practicar la verdad es superior a los estándares de conciencia. Si alguien tiene la determinación de cooperar y es capaz de actuar según los principios, ya ha complacido a Dios. Este es el estándar que Dios exige a los hombres.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo resolver las tentaciones y la esclavitud del estatus
Debéis presentaros a menudo ante Dios, comer y beber y meditar acerca de Sus palabras, aceptar Su disciplina y Su guía, y aprender la lección de la sumisión; esto es muy importante. Debes ser capaz de someterte a todos los ambientes, personas, acontecimientos y cosas que Dios ha dispuesto para ti y, cuando se trate de asuntos que no puedas comprender del todo, debes orar con frecuencia mientras buscas la verdad; solo comprendiendo las intenciones de Dios podrás encontrar el camino a seguir. Debes tener un corazón temeroso de Dios. Haz lo que debas con cuidado y cautela, y vive ante Dios con un corazón sumiso a Dios. Preséntate en silencio ante Él a menudo, y no seas disoluto. Por lo menos, cuando te suceda algo, primero guarda silencio, luego corre a orar, y busca llegar a comprender las intenciones de Dios mediante la oración, la búsqueda y la espera. ¿No es esta una actitud de temor a Dios? Si temes y te sometes a Dios de corazón, y eres capaz de guardar silencio ante Él y de captar Sus intenciones, entonces con este tipo de cooperación y práctica, estarás protegido, y no serás tentado ni harás nada que trastorne o perturbe la obra de la iglesia. Busca la verdad en los asuntos que no puedas ver con claridad. No emitas juicios ni condenas a ciegas. De esta manera, Dios no te aborrecerá ni te desdeñará. Si tienes un corazón temeroso de Dios, tendrás miedo de ofenderlo, y si te ocurre algo que te tiente, vivirás ante Dios aterrado e inquieto, y anhelarás someterte a Él y satisfacerlo en todo. Solo una vez que tengas tal práctica y seas capaz de vivir a menudo en tal estado, guardar silencio ante Dios y presentarte con frecuencia ante Él, serás capaz de evitar la tentación y las cosas malvadas de forma inconsciente. Sin un corazón temeroso de Dios o que no se presenta ante Él, serás capaz de cometer algunas maldades. Tienes un carácter corrupto y no puedes dominarlo, por lo tanto, eres capaz de hacer el mal. ¿Acaso no serán graves las consecuencias si haces algo tan malo que constituya un trastorno y una perturbación? Como mínimo, se te podará y, si lo que has hecho es grave, Dios te desdeñará y te rechazará, y serás expulsado de la iglesia. Sin embargo, si posees un corazón sumiso a Dios, y tu corazón a menudo puede guardar silencio ante Él, y si temes y te sientes terror hacia Dios, ¿acaso no serás capaz de mantenerte alejado de muchas cosas malvadas? Si le temes y dices: “Dios me aterroriza, tengo miedo de ofenderlo, de trastornar Su obra y de ganarme Su aversión”, ¿no es normal que tengas esta actitud y este estado? ¿Qué es lo que habrá causado tu terror? Tu terror habrá surgido de un corazón temeroso de Dios. Si tienes el terror de Dios en tu corazón, entonces rechazarás y evitarás las cosas malvadas cuando las veas, y así estarás protegido. ¿Puede alguien que no posea terror a Dios en su corazón temerle? ¿Puede evitar el mal? (No). Aquellos que no son capaces de temer a Dios y no sienten terror hacia Él, ¿acaso no son personas audaces? ¿Se puede refrenar a las personas audaces? (No). Y los que no pueden refrenarse, ¿acaso no hacen lo que se les ocurre en el fragor del momento? ¿Qué hacen las personas cuando actúan por propia voluntad, movidos por su fervor y su carácter corrupto? Tal y como Dios las ve, cosas malvadas. Así pues, debéis ver claramente que es bueno que el hombre tenga terror de Dios en el corazón; con este, uno puede llegar a temer a Dios. Cuando uno tiene a Dios en su corazón y es capaz de temerle, podrá mantenerse alejado de las cosas malvadas. Este tipo de personas tienen esperanza de salvarse.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación
Durante la obra de la provisión y sustento de Dios continuos para el hombre, Él le comunica a este Sus intenciones y todos Sus requisitos, y le muestra Sus hechos, Su carácter, y lo que Él tiene y es. El objetivo es equipar al hombre con una estatura, y permitirle obtener diversas verdades suyas mientras este le sigue, verdades que son las armas que Él proporciona para luchar contra Satanás. Equipado así, el hombre debe afrontar las pruebas de Dios. Él tiene muchos medios y vías para ponerle a prueba, pero cada uno de ellos requiere la “cooperación” del enemigo de Dios: Satanás. Es decir, habiéndole dado las armas con las que luchar contra Satanás, Dios le entrega el hombre a este y le permite “probar” su estatura. Si el hombre puede romper las formaciones de batalla de Satanás, escapar de su cerco y seguir viviendo, habrá superado la prueba. Pero si es incapaz de hacerlo, y se rinde a Satanás, no habrá superado la prueba. Cualquiera que sea el aspecto del hombre que Dios examine, el criterio de Su examen consiste en ver si se mantiene o no firme en su testimonio cuando Satanás le ataque, o si abandona o no a Dios, capitula y se rinde a él cuando este lo tiene atrapado. Puede decirse que, que el hombre pueda ser o no salvado, depende de que él pueda superar y derrotar a Satanás; y que él pueda ganar o no la libertad, depende de que sea capaz de levantar, por sí mismo, las armas que Dios le ha dado para superar la esclavitud de Satanás, haciendo que este abandone por completo la esperanza y lo deje en paz. Si Satanás pierde la esperanza y renuncia a alguien, quiere decir que nunca más intentará quitarle esa persona a Dios, nunca más la acusará ni la perturbará, no la torturará ni atacará más gratuitamente; Dios sólo ganará verdaderamente a alguien así. Este es todo el proceso por el cual Dios gana a las personas.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II
Testimonios vivenciales relacionados
Una victoria en plena prueba de Satanás
Himnos relacionados
Debes dar testimonio de Dios en todas las cosas
Dios ganará a aquellos que venzan totalmente a Satanás