24. Cómo resolver las actitudes corruptas propias y alcanzar la purificación

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Después de varios miles de años de corrupción, el hombre es insensible y torpe; se ha convertido en un demonio que se opone a Dios; tan es así que la rebeldía del hombre hacia Dios ha sido documentada en los libros de historia e incluso el hombre mismo es incapaz de hacer un relato completo de su comportamiento rebelde, porque el hombre ha sido profundamente corrompido por Satanás y este lo ha desviado hasta tal punto que no sabe a dónde acudir. Todavía hoy, el hombre sigue traicionando a Dios: cuando el hombre ve a Dios, lo traiciona, y cuando no puede verlo, también lo hace. Hay incluso quienes, aun habiendo sido testigos de las maldiciones de Dios y de Su ira, lo traicionan. Y por eso digo que el razonamiento del hombre ha perdido su función original y también sucede lo mismo con la conciencia del hombre. […] Nacido en una tierra tan inmunda, el hombre ha sido gravemente infectado por la sociedad, influenciado por una ética feudal y educado en “institutos de educación superior”. Un pensamiento retrógrado, una moral corrupta, una visión mezquina de la vida, una filosofía despreciable para los asuntos mundanos, una existencia completamente inútil y un estilo de vida y costumbres depravados, todas estas cosas han penetrado fuertemente en el corazón del hombre, y han socavado y atacado severamente su conciencia. Como resultado, el hombre está cada vez más distante de Dios, y se opone cada vez más a Él. El carácter del hombre se vuelve más cruel día tras día, y no hay una sola persona que voluntariamente renuncie a algo por Dios; ni una sola persona que voluntariamente se someta a Dios, y, menos aún, una sola persona que busque voluntariamente la aparición de Dios. En vez de ello, bajo el poder de Satanás, el hombre no hace más que buscar el placer, entregándose a la corrupción de la carne en la tierra del lodo. Incluso cuando escuchan la verdad, aquellos que viven en la oscuridad no consideran ponerla en práctica ni tampoco muestran interés en buscar a Dios, aun cuando hayan contemplado Su aparición. ¿Cómo podría una humanidad tan depravada tener alguna posibilidad de salvación? ¿Cómo podría una humanidad tan decadente vivir en la luz?

Cambiar el carácter del hombre comienza con el conocimiento de su esencia y a través de cambios en su pensamiento, su naturaleza y su perspectiva mental: por medio de cambios fundamentales. Solo así se lograrán cambios verdaderos en el carácter del hombre. La causa profunda de que surjan actitudes corruptas en el hombre es la desorientación, la corrupción y el veneno de Satanás. El hombre ha sido atado y controlado por Satanás, y sufre el atroz daño que este le ha infligido a su pensamiento, su moral, su percepción y su razonamiento. Es precisamente debido a que las cosas fundamentales del hombre han sido corrompidas por Satanás y son diametralmente distintas a cómo Dios las creó originalmente, que el hombre se opone a Dios y no puede aceptar la verdad. Por ende, los cambios en el carácter del hombre deben comenzar con cambios en su pensamiento, su percepción y su razonamiento que cambien su conocimiento de Dios y su conocimiento de la verdad. Los que nacieron en la tierra más profundamente corrompida de todas son aún más ignorantes sobre lo que Dios es o sobre lo que significa creer en Dios. Mientras más corruptas sean las personas, menos saben sobre la existencia de Dios, y más pobres son su razonamiento y su percepción. La fuente de oposición y rebeldía del hombre contra Dios es el haber sido corrompido por Satanás. Debido a la corrupción de Satanás, la conciencia del hombre se ha insensibilizado; se ha vuelto inmoral, sus pensamientos son degenerados, y ha desarrollado una actitud mental retrógrada. Antes de ser corrompido por Satanás, el hombre se sometía a Dios de manera natural y se sometía a Sus palabras después de oírlas. Por naturaleza tenía un razonamiento y una conciencia sanos y una humanidad normal. Después de haber sido corrompido por Satanás, el razonamiento, la conciencia y la humanidad originales del hombre se fueron insensibilizando y fueron mermados por Satanás. Debido a ello, el hombre ha perdido su sumisión y amor a Dios. El razonamiento del hombre se ha vuelto aberrante, su carácter se ha vuelto como el de un animal y su rebeldía hacia Dios es cada vez más frecuente y grave. Sin embargo, el hombre todavía no conoce ni reconoce esto, y meramente se opone y se rebela a ciegas. El carácter del hombre se revela en las expresiones de su razonamiento, su percepción y su conciencia; debido a que su razonamiento y su percepción son defectuosos y su conciencia se ha vuelto sumamente insensible, entonces su carácter se rebela contra Dios. Si el razonamiento y la percepción del hombre no pueden cambiar, entonces los cambios en su carácter son imposibles de lograr, como también lo es ajustarse a la voluntad de Dios. Si el razonamiento del hombre es defectuoso, entonces no puede servir a Dios y no es apto para ser usado por Él. Un “razonamiento normal” se refiere a someterse y ser fiel a Dios, anhelar a Dios, ser incondicional hacia Él y tener una conciencia hacia Él. Se refiere a ser de un solo corazón y una sola alma con Dios y a no oponerse a Él deliberadamente. Tener un razonamiento aberrante no es así. Desde que el hombre fue corrompido por Satanás ha inventado nociones acerca de Dios y no ha sido leal hacia Dios ni lo ha anhelado, por no hablar de que no tiene una conciencia hacia Dios. El hombre se opone deliberadamente a Dios y lo juzga; es más, le lanza improperios a Sus espaldas. El hombre juzga a Dios a Sus espaldas con el conocimiento claro de que es Dios; el hombre no tiene intención de someterse a Dios, y se limita a hacerle exigencias y solicitudes ciegas. Tales personas —la gente que tiene un razonamiento aberrante— son incapaces de conocer su propio y despreciable comportamiento o de lamentar su rebeldía. Si la gente fuese capaz de conocerse a sí misma, entonces recuperaría un poco de su razonamiento; cuanto más rebeldes contra Dios sean las personas que no se conocen todavía a sí mismas, menos sanas serán en su razonamiento.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tener un carácter invariable es estar enemistado con Dios

Las personas no pueden cambiar su propio carácter; deben someterse al juicio y castigo, y al sufrimiento y refinamiento de las palabras de Dios, o ser disciplinadas y podadas por Sus palabras. Solo entonces pueden lograr la sumisión y lealtad a Dios y dejar de ser indiferentes hacia Él. Es bajo el refinamiento de las palabras de Dios que el carácter de las personas cambia. Solo a través de la revelación, el juicio, la disciplina y la poda de Sus palabras ya no se atreverán a actuar precipitadamente, sino que se volverán calmadas y compuestas. El punto más importante es que puedan someterse a las palabras actuales de Dios, obedecer Su obra, e incluso si esto no coincide con las nociones humanas, que puedan hacer a un lado estas nociones y someterse por su propia voluntad. En el pasado, el discurso sobre el cambio de carácter se refería principalmente a ser capaz de rrebelarse contra uno mismo, permitir que la carne sufra, disciplinar el cuerpo y deshacerse de las preferencias carnales, que es un tipo de cambio de carácter. Hoy, todo el mundo sabe que la verdadera expresión de un cambio de carácter es someterse a las palabras actuales de Dios y conocer de verdad Su nueva obra. De esta manera, el conocimiento anterior de Dios por parte de las personas, influenciado por sus propias nociones, puede ser eliminado y pueden conseguir un verdadero conocimiento de Dios y sumisión a Él. Solo esta es una expresión genuina de un cambio de carácter.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado son los que han entrado a la realidad de las palabras de Dios

En su vida, si el hombre quiere ser limpiado y lograr cambios en su carácter, si quiere vivir una vida que tenga sentido y cumplir su deber como ser creado, entonces debe aceptar el castigo y el juicio de Dios, y no debe dejar que se aparten de él la disciplina de Dios ni Sus azotes, para que se pueda liberar de la manipulación y la influencia de Satanás y pueda vivir en la luz de Dios. Sabe que el castigo y el juicio de Dios son la luz, y la luz de la salvación del hombre, y que no hay mejor bendición, gracia o protección para el hombre. El hombre vive bajo la influencia de Satanás y existe en la carne; si no es limpiado y no recibe la protección de Dios, entonces el hombre se hará cada vez más depravado. Si quiere amar a Dios, entonces debe ser limpiado y salvado. Pedro oró: “Dios, cuando me tratas benignamente me deleito y siento consuelo; cuando me castigas, siento aún más consuelo y alegría. Aunque sea débil y soporte un sufrimiento incalculable, aunque haya lágrimas y tristeza, sabes que esta tristeza se debe a mi rebeldía y a mi debilidad. Lloro porque no puedo satisfacer Tu voluntad, siento pena y arrepentimiento porque soy insuficiente para Tus exigencias, pero estoy dispuesto a alcanzar este ámbito; estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda para satisfacerte. Tu castigo me ha traído protección y me ha dado la mejor salvación; Tu juicio eclipsa Tu tolerancia y paciencia. Sin Tu castigo y juicio, no disfrutaría de Tu misericordia y piedad amorosa. Hoy veo más que nunca que Tu amor ha trascendido los cielos y ha superado a todas las demás cosas. Tu amor no solo es misericordia y piedad amorosa; es más que eso, es castigo y juicio. Tu castigo y juicio me han dado tanto. Sin Tu castigo y juicio, ni una sola persona sería limpiada y ni una sola persona podría experimentar el amor del Creador”.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio

Mientras experimentas la obra de Dios, por más veces que hayas fallado, caído, sido podado o puesto en evidencia, estas cosas no son malas. Independientemente de cómo hayas sido podado, o si ha sido por parte de los líderes, obreros o hermanos o hermanas, todo esto es bueno. Debes recordar que, por mucho que sufras, en realidad te estás beneficiando. Cualquier persona con experiencia puede dar fe de ello. Sí o sí, la poda o la revelación son siempre cosas buenas. No son una condena. Son la salvación de Dios y la mejor oportunidad para que llegues a conocerte. Puede traer un cambio de aires a tu experiencia de vida. Sin ello, no tendrás ni la oportunidad, ni la condición ni el contexto para poder alcanzar un entendimiento de la verdad de tu corrupción. Si entiendes realmente la verdad, y eres capaz de desenterrar las cosas corruptas ocultas en las profundidades de tu corazón, si puedes distinguirlas con claridad, entonces eso es bueno, esto ha resuelto un problema importante de entrada en la vida, y supone un gran beneficio para la transformación de carácter. Poder conocerte realmente es la mejor oportunidad para que enmiendes tus caminos y te conviertas en una nueva persona; es la mejor oportunidad de que obtengas nueva vida. Cuando realmente te conozcas, podrás ver que, cuando la verdad se convierte en la vida de alguien, es algo realmente precioso, y tendrás sed de la verdad, la practicarás y entrarás en la realidad. ¡Esto es algo verdaderamente grandioso! Si puedes aprovechar esta oportunidad y reflexionar sinceramente sobre ti mismo y obtener un conocimiento genuino de ti mismo cada vez que falles o caigas, entonces en medio de la negatividad y la debilidad, podrás volver a levantarte. Cuando hayas cruzado este umbral, entonces podrás dar un gran paso adelante y entrar en la realidad-verdad.

Si crees en la soberanía de Dios, entonces tienes que creer que los sucesos cotidianos, sean buenos o malos, no suceden al azar. No es que alguien esté siendo deliberadamente duro contigo o teniéndote en la mira; todo esto fue dispuesto y orquestado por Dios. ¿Por qué orquesta Dios estas cosas? No es para desenmascarar tal y como eres o para ponerte en evidencia y descartarte; dejarte en evidencia no es la meta final. La meta consiste en perfeccionarte y salvarte. ¿Cómo te perfecciona Dios? ¿Y cómo te salva? Comienza por hacerte consciente de tu propio carácter corrupto, y hacerte saber de tu esencia-naturaleza, de tus defectos y tus carencias. Solo si conoces estas cosas y tienes un claro entendimiento en tu corazón, puedes perseguir la verdad y, gradualmente, deshacerte de tu carácter corrupto. Esto es Dios que te está brindando una oportunidad. Esta es la misericordia de Dios. Tienes que saber cómo aprovechar esta oportunidad. No debes oponerte a Dios, confrontarte con Él ni malinterpretarlo. En particular, cuando te enfrentas con las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios dispone a tu alrededor, no sientas constantemente que las cosas no son como desearías que fueran, no desees escapar constantemente de ellas ni te quejes siempre de Dios y tampoco lo malinterpretes. Si estás haciendo esas cosas constantemente, entonces no estás experimentando la obra de Dios y eso hará que te resulte muy difícil entrar en la realidad-verdad. Sea lo que sea aquello que te encuentres y no puedas entender plenamente, cuando surja una dificultad debes aprender a someterte. Debes empezar por acudir delante de Dios y orar más. De esa manera, antes de que te des cuenta, ocurrirá un cambio en tu estado interno y podrás buscar la verdad para resolver tu problema. Así, podrás experimentar la obra de Dios. Mientras esto ocurre, la realidad-verdad será forjada dentro de ti y así es como avanzarás y pasarás por una transformación en el estado de tu vida. Una vez que hayas pasado por este cambio y poseas esta realidad-verdad, poseerás además estatura, y con la estatura viene la vida. Si alguien vive siempre basándose en un carácter satánico corrupto, entonces no importa cuánto entusiasmo o energía tenga, no podrá considerarse que posea estatura o vida. Dios obra en cada persona y, sin importar cuál sea Su método, qué clase de personas, acontecimientos y cosas usa a Su servicio o el tipo de tono que tengan Sus palabras, Él solo tiene una meta final: salvarte. ¿Y cómo te salva Dios? Él te cambia. Entonces, ¿cómo podrías no sufrir un poco? Tendrás que sufrir. Este sufrimiento puede implicar muchas cosas. En primer lugar, la gente debe sufrir cuando acepta el juicio y el castigo de las palabras de Dios. Cuando las palabras de Dios son demasiado severas y explícitas y la gente malinterpreta a Dios —e incluso tiene nociones—, eso también puede ser doloroso. A veces, Dios crea un entorno alrededor de las personas para revelar su corrupción, para hacerlas reflexionar y conocerse a sí mismas, y entonces también sufrirán un poco. A veces, cuando se las poda directamente y se las desenmascara, las personas tienen que sufrir. Es como si se estuvieran sometiendo a una operación. Si no hay sufrimiento, no se produce ningún efecto. Si cada vez que eres podado y cada vez que un entorno te pone en evidencia, eso despierta tus emociones y te alienta, entonces, mediante este proceso entrarás en la realidad-verdad y tendrás estatura. Si cada vez que eres sujeto a ser podado y a ser puesto en evidencia en un entorno, no sientes ningún tipo de dolor o incomodidad y no sientes nada, y si no te presentas ante Dios para buscar Sus intenciones y tampoco oras o buscas la verdad, ¡entonces en verdad eres muy insensible! Dios no obra en ti cuando tu espíritu no siente nada, cuando no reacciona. Dios dirá: “Esta persona es demasiado insensible y ha sido profundamente corrompida. Da igual cómo lo discipline, pode o intente tenerlo controlado, sigo sin conmover su corazón ni despertar su espíritu. Esta persona estará en problemas, no es fácil de salvar”. Si Dios dispone ciertos ambientes, personas, acontecimientos y cosas para ti; si Él te poda y aprendes lecciones de esto; si has aprendido a venir ante Dios y buscar la verdad y, sin que te des cuenta, eres esclarecido e iluminado y alcanzas la verdad; si has experimentado un cambio en estos ambientes, cosechado recompensas y progresado, y si comienzas a tener un poco de comprensión de la intención de Dios y dejas de quejarte, entonces todo esto significará que has permanecido firme en medio de las pruebas de estos ambientes y soportado la prueba. Como resultado, habrás superado este calvario. ¿Cómo considerará Dios a aquellos que resisten la prueba? Él dirá que tienen un corazón sincero, y que pueden soportar este tipo de sufrimiento, y que, en el fondo, aman la verdad y desean obtenerla. Si Dios te evalúa de esta manera, ¿acaso no eres alguien con estatura? ¿No tienes entonces vida? Y ¿cómo se logra esta vida? ¿Te la concede Dios? Dios provee para ti de varias maneras y utiliza a varias personas, acontecimientos y cosas para formarte. Es como si Dios te estuviera dando personalmente comida y bebida, entregándote en persona varios tipos de alimentos para que comas hasta hartarte y lo disfrutes; solo entonces puedes crecer y permanecer fuerte. Así es como debes experimentar y comprender estas cosas; así te sometes a todo lo que viene de Dios. Esta es la clase de estado mental y actitud que debes poseer, y debes aprender a buscar la verdad. No debes estar buscando constantemente causas externas o culpando a otros por tus problemas o buscando faltas en las personas; debes tener un claro entendimiento de las intenciones de Dios. Visto desde fuera, podría parecer que algunas personas tienen opiniones acerca de ti o prejuicios contra ti, pero no debes ver estas cosas de esa manera. Si ves las cosas desde esta clase de punto de vista, lo único que harás es poner excusas y no podrás lograr nada. Debes ver las cosas de una forma objetiva y lo aceptarás todo de parte de Dios. Cuando veas las cosas de esta manera, te resultará fácil someterte a la obra de Dios, y serás capaz de buscar la verdad y captar las intenciones de Dios. Una vez que tu punto de vista y tu estado mental sean rectificados, podrás alcanzar la verdad. Entonces, ¿por qué no lo haces? ¿Por qué te resistes? Si dejaras de resistirte, recibirías la verdad. Si te resistes, no recibirás nada y, además, herirás los sentimientos de Dios y lo decepcionarás. ¿Por qué decepcionarás a Dios? Porque no aceptas la verdad, no tienes esperanza de salvación, y Dios no es capaz de ganarte, así que ¿cómo no va a estar Él decepcionado? Cuando no aceptas la verdad, esto es igual a rechazar la comida que Dios te ha ofrecido personalmente. Dices que no tienes hambre y no lo necesitas; una y otra vez, Dios trata de animarte a comer, pero aun así no lo quieres. Prefieres pasar hambre. Crees estar saciado cuando, en realidad, no tienes absolutamente nada. Las personas así carecen de razón y son muy santurronas, en verdad no reconocen una cosa buena cuando la ven, son las más pobres y mezquinas de todas.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los acontecimientos y las cosas cercanas

Si deseas purificarte de la corrupción y someterte a una transformación de tu carácter vital, debes tener amor por la verdad y la capacidad de aceptarla. ¿Qué significa aceptar la verdad? Aceptar la verdad significa que sea cual sea el tipo de carácter corrupto que tengas o los venenos del gran dragón rojo, los venenos de Satanás, que estén presentes en tu naturaleza, cuando las palabras de Dios revelen estas cosas deberías admitirlas y someterte, no puedes hacer una elección diferente, y deberías conocerte a ti mismo en concordancia con las palabras de Dios. Esto significa ser capaz de aceptar las palabras de Dios y aceptar la verdad. Diga lo que diga Él, por muy severas que sean Sus declaraciones y sean cuales sean las palabras que emplee, puedes aceptarlas siempre que lo que Él diga sea la verdad y reconocerlas siempre que se ajusten a la realidad. Puedes someterte a las palabras de Dios sin importar la profundidad con la que las entiendas, y aceptas y te sometes a la luz revelada por el Espíritu Santo y compartida por tus hermanos y hermanas. Cuando una persona así ha buscado la verdad hasta cierto punto, puede recibirla y alcanzar la transformación de su carácter. Aunque las personas que no aman la verdad tengan un poco de humanidad, puedan hacer algunas buenas acciones, renunciar y esforzarse por Dios, están confusas respecto a la verdad y no se la toman en serio, así que su carácter de vida nunca cambia. Puedes ver que Pedro tenía una humanidad similar a la de los otros discípulos, pero destacaba en su ferviente búsqueda de la verdad. Dijera lo que dijera Jesús, él reflexionaba sobre ello a conciencia. Jesús le preguntó: “Simón Barjona, ¿me amas?”. Pedro respondió con sinceridad: “Solamente amo al Padre que está en el cielo, pero no he amado al Señor en la tierra”. Luego lo comprendió, y pensó: “Esto no es correcto; el Dios de la tierra es el Dios del cielo. ¿No es el mismo Dios así en el cielo como en la tierra? Si únicamente amo al Dios del cielo, mi amor no es verdadero; debo amar al Dios de la tierra, pues solo entonces será verdadero mi amor”. De este modo, Pedro llegó a entender el verdadero significado de la palabra de Dios a partir de lo que Jesús le había preguntado. Para amar a Dios y que este amor sea verdadero, hay que amar al Dios encarnado en la tierra. Amar a un Dios vago e invisible no es realista ni práctico, mientras que amar al Dios práctico y visible es la verdad. A partir de las palabras de Jesús, Pedro recibió la verdad y entendió la voluntad de Dios. Evidentemente, la fe de Pedro en Dios se había centrado exclusivamente en la búsqueda de la verdad. En última instancia, consiguió amar al Dios práctico, al Dios de la tierra. Pedro era especialmente concienzudo al buscar la verdad. Cada vez que Jesús le aconsejaba, reflexionaba concienzudamente acerca de Sus palabras. Puede que reflexionara sobre ellas durante meses, un año y hasta años antes de que el Espíritu Santo le diera esclarecimiento y entendiera la esencia de las palabras de Dios. Así, Pedro entró en la verdad y, al hacerlo, su carácter de vida se transformó y renovó.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre

Para corregir una actitud corrupta, primero hay que saber aceptar la verdad. Aceptar la verdad es aceptar el juicio y castigo de Dios, aceptar Sus palabras que revelan la esencia de la corrupción del hombre. Si logras conocer y analizar tus manifestaciones de corrupción, tus estados corruptos y tus intenciones y conductas corruptas sobre la base de las palabras de Dios, y eres capaz de descubrir la esencia de tus problemas, habrás logrado conocer tu carácter corrupto y habrás puesto en marcha el procedimiento para corregirlo. Por otro lado, si no practicas de esta forma, no solo no podrás corregir tu carácter intransigente, sino que tampoco tendrás manera de erradicar tus actitudes corruptas. Cada persona tiene múltiples actitudes corruptas. ¿Por dónde se debe empezar a corregirlas? En primer lugar, uno debe corregir su intransigencia, pues un carácter intransigente impide a la gente acercarse a Dios, buscar la verdad y someterse a Él. La intransigencia es el mayor obstáculo para la oración del hombre y su comunión con Dios; es lo que más estorba en la relación normal del hombre con Dios. Una vez corregido tu carácter intransigente, lo demás será fácil de corregir. Para corregir una actitud corrupta hay que comenzar por la introspección y el autoconocimiento. Corrige todas las actitudes corruptas de las que seas consciente: cuantas más conozcas, más podrás corregir; cuanto más profundo sea tu conocimiento de ellas, más a fondo podrás corregirlas. Este es el procedimiento para corregir las actitudes corruptas: orando a Dios, haciendo introspección, conociéndose a uno mismo y analizando la esencia del propio carácter corrupto por medio de las palabras de Dios hasta ser capaz de abandonar la carne y practicar la verdad. No es sencillo conocer la esencia de tu carácter corrupto. Conocerte no supone decir, a grandes rasgos, “soy una persona corrupta, un demonio, vástago de Satanás, descendiente del gran dragón rojo; soy reacio y hostil a Dios, enemigo Suyo”. Esas palabras no significan necesariamente que tengas verdadero conocimiento de tu corrupción. Puede que hayas aprendido esas palabras de otra persona y que no sepas mucho de ti mismo. El verdadero autoconocimiento no se fundamenta en el aprendizaje ni en los juicios del hombre, sino en las palabras de Dios; se trata de ver las consecuencias de las actitudes corruptas y el sufrimiento que has experimentado a causa de ellas, percibiendo que un carácter corrupto no solo te inflige daño a ti, sino también a los demás. Es descubrir que las actitudes corruptas tienen su origen en Satanás, que son los venenos y las filosofías de Satanás, y totalmente contrarias a la verdad y a Dios. Cuando hayas descubierto este problema, habrás llegado a conocer tu carácter corrupto. Luego de que algunas personas reconocen que son el diablo, Satanás, siguen sin aceptar la poda y el trato. No admiten haber hecho nada malo ni haber infringido la verdad. ¿Qué les pasa? Todavía no se conocen a sí mismas. Algunas dicen que son el diablo, Satanás, pero si les preguntaras “¿por qué dices que eres el diablo, Satanás?”, no sabrían responder. Esto demuestra que no conocen su carácter corrupto ni su esencia naturaleza. De haber sido capaces de ver que su naturaleza es la del diablo, que su carácter corrupto es el de Satanás, y de admitir que, por tanto, ellas son el diablo, Satanás, habrían llegado a conocer su esencia naturaleza. El verdadero autoconocimiento se alcanza mediante la revelación, el juicio, la práctica y la experiencia de las palabras de Dios. Se alcanza por medio de la comprensión de la verdad. Más allá de lo que diga de su autoconocimiento una persona que no comprende la verdad, este es hueco y poco práctico, ya que no es capaz de hallar ni de captar las cosas de fondo y esenciales. Para conocerse a uno mismo hay que reconocer qué actitudes corruptas reveló en casos concretos, cuál fue su intención, cómo se comportó, de qué se contaminó y por qué no pudo aceptar la verdad. Uno debe saber exponer estas cosas con claridad; será entonces cuando podrá conocerse. Cuando algunos se enfrentan a la poda y el trato, admiten que están hartos de la verdad, que recelan de Dios, lo malinterpretan y se guardan de Él. También reconocen que todas las palabras de Dios que juzgan y revelan al hombre son reales. Esto demuestra que tienen algo de autoconocimiento. Sin embargo, como no tienen conocimiento de Dios ni de Su obra porque no comprenden Su voluntad, su autoconocimiento es bastante superficial. Si alguien únicamente reconoce su corrupción, pero no ha hallado la raíz del problema, ¿pueden corregirse sus recelos, sus malentendidos y su cautela en torno a Dios? No, no pueden. Por ello, el autoconocimiento es algo más que el mero reconocimiento de la propia corrupción y de los problemas; también ha de comprender la verdad y resolver de raíz el problema de su carácter corrupto. Esa es la única manera de descubrir la verdad de la propia corrupción y alcanzar el auténtico arrepentimiento. Cuando los que aman la verdad logran conocerse a sí mismos, también son capaces de buscar y comprender la verdad para resolver sus problemas. Este tipo de autoconocimiento es el único que da resultados. Cuando una persona que ama la verdad lee una frase de las palabras de Dios que revela y juzga al hombre, antes que nada, tiene fe en que las palabras de Dios que revelan al hombre son reales y ciertas y que Sus palabras que juzgan al hombre son la verdad y plasman Su justicia. Quienes aman la verdad deben, al menos, ser capaces de reconocer esto. Si alguien ni siquiera se cree las palabras de Dios y no cree que las palabras de Dios que revelan y juzgan al hombre son la realidad y la verdad, ¿puede conocerse a sí mismo a través de Sus palabras? En absoluto; aunque lo deseara, no podría. Si eres capaz de creer firmemente que todas las palabras de Dios son la verdad y de creerlas sin importar lo que Él diga ni Su manera de hablar; si eres capaz de creer y aceptar las palabras de Dios aunque no las comprendas, te resultará fácil hacer introspección y conocerte a través de ellas. La introspección debe fundamentarse en la verdad. Eso está fuera de toda duda. Solo las palabras de Dios son la verdad; ninguna palabra del hombre y ninguna de Satanás son la verdad. Satanás corrompe a la humanidad con toda clase de doctrinas, enseñanzas y teorías desde hace miles de años, y la gente se ha vuelto tan insensible y estúpida que no solo carece del más mínimo conocimiento de sí misma, sino que, incluso, defiende herejías y falacias y se niega a aceptar la verdad. Esta clase de seres humanos son irredimibles. Quienes tienen verdadera fe en Dios creen que Sus palabras son la única verdad, son capaces de conocerse a sí mismos sobre la base de las palabras de Dios y de la verdad y, así, pueden alcanzar el auténtico arrepentimiento. Algunos no persiguen la verdad; basan su introspección exclusivamente en el aprendizaje del hombre y no admiten más que una conducta pecaminosa, mientras son incapaces de descubrir su propia esencia corrupta. Dicho autoconocimiento es un esfuerzo inútil y no da resultados. Uno debe basar su introspección en las palabras de Dios y, tras reflexionar, llegar a conocer poco a poco las actitudes corruptas que revele. Uno debe ser capaz de determinar y conocer sus defectos, su esencia humanidad, sus puntos de vista sobre las cosas, su visión de la vida y sus valores en función de la verdad, y llegar a una evaluación y un veredicto precisos sobre todas estas cosas. De este modo, puede alcanzar un conocimiento gradual de sí mismo. Pero el conocimiento de uno mismo es cada vez más profundo a medida que uno experimenta más cosas en la vida y, sin haber alcanzado la verdad, será imposible que descubra por completo su esencia naturaleza. Si una persona se conoce de verdad, puede ver que los seres humanos corruptos son, en efecto, descendientes y personificación de Satanás. Sentirá que no merece vivir ante Dios, que es indigno de Su amor y salvación, y será capaz de postrarse por completo ante Él. Los únicos que se conocen realmente son aquellos capaces de tener semejante grado de conocimiento. El autoconocimiento es una condición previa para entrar en la realidad verdad. Si alguien quiere practicar la verdad y entrar en la realidad, debe conocerse a sí mismo. Toda persona tiene actitudes corruptas y, a su pesar, siempre se ve coartada y controlada por ellas. Es incapaz de practicar la verdad o de obedecer a Dios. Así pues, si desea hacer estas cosas, primero debe conocerse y corregir su carácter corrupto. Solo mediante la corrección de un carácter corrupto se puede comprender la verdad y alcanzar el conocimiento de Dios; es entonces cuando uno puede someterse a Dios y dar testimonio de Él. Así se alcanza la verdad. El proceso de entrada en la realidad verdad implica corregir el propio carácter corrupto. ¿Y qué debe hacer uno para corregir su carácter corrupto? En primer lugar, conocer su esencia corrupta. Concretamente, esto implica saber cómo surgió el carácter corrupto de uno y qué mentiras y falacias de Satanás que aceptó propiciaron ese carácter. Una vez que uno llegue a comprender plenamente estas causas fundamentales sobre la base de las palabras de Dios y las discierna, ya no querrá vivir de acuerdo con su carácter corrupto; solo querrá someterse a Dios y vivir según Sus palabras. Siempre que revele un carácter corrupto, sabrá reconocerlo, rechazarlo y abandonar la carne. Al practicar y experimentar de esta manera, se despojará paulatinamente de la totalidad de sus actitudes corruptas.

La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (1)

Debes discernir las cosas más destacadas y obvias que se encuentran entre tus actitudes corruptas, como la arrogancia, la falsedad o la maldad. A partir de estas actitudes corruptas, reflexiona, analiza y conócete. Si puedes alcanzar el verdadero autoconocimiento y el odio por ti mismo, te será fácil despojarte de tus actitudes corruptas y poner en práctica la verdad. ¿Y cómo se practica esto en concreto? Hablemos de ello de forma sencilla, con el ejemplo de un carácter arrogante. En la vida diaria, cuando hables, actúes, abordes los asuntos, cumplas con tu deber, compartas con otros, etc.; sea cual sea el asunto en cuestión, estés donde estés o sean cuales sean las circunstancias, debes centrarte en todo momento en examinar qué tipo de carácter arrogante ha brotado de ti. Debes escarbar en todas las manifestaciones, pensamientos e ideas derivados de tu carácter arrogante de los que seas consciente y que puedas percibir, así como en tus intenciones y objetivos. En particular, siempre quieres sermonear a los demás desde lo alto, no obedeces a nadie, te consideras mejor que los demás, no admites lo que otros dicen por mucha razón que tengan, haces que los demás acepten y se sometan a lo que tú dices hasta cuando te equivocas, siempre tienes la tendencia a liderar a los demás, eres desobediente y das justificaciones cuando los líderes y obreros te podan y tratan contigo, y los condenas por falsos, siempre condenas a los demás y te enalteces, siempre te crees mejor que nadie, siempre deseas ser una persona reputada y eminente, y siempre te encanta lucirte para que te aprecien e idolatren… Mediante la práctica de la reflexión y el análisis de estas manifestaciones de corrupción, puedes llegar a conocer lo desagradable que es tu carácter arrogante, a aborrecerte y abominar de ti mismo y a odiar todavía más tu carácter arrogante. Con ello estarás dispuesto a reflexionar sobre si has dejado brotar un carácter arrogante en todos los asuntos. En parte, esto supone reflexionar sobre qué actitudes arrogantes y mojigatas dejas brotar en tu discurso, qué cosas jactanciosas, arrogantes y sin sentido dices. Por otra parte, supone reflexionar sobre las cosas absurdas y sin sentido que haces al actuar según tus nociones, fantasías, ambiciones y deseos. Este es el único tipo de introspección que puede arrojar autoconocimiento. Una vez adquirido auténtico conocimiento de ti mismo, debes buscar en las palabras de Dios las sendas y los principios de práctica para ser una persona honesta, y luego practicar, cumplir con tu deber, acercarte a los demás y relacionarte con ellos según las sendas y los principios indicados en las palabras de Dios. Cuando hayas practicado así durante un tiempo, quizá un mes o dos, notarás que se te ilumina el corazón al respecto, habrás aprendido algo de ello y habrás probado el éxito. Percibirás que tienes una senda por la que convertirte en una persona honesta y sensata y te sentirás mucho más asentado. Aunque aún no podrás hablar de un conocimiento especialmente profundo de la verdad, habrás adquirido cierto conocimiento perceptivo de ella, además de una senda de práctica. Aunque no sepas expresarlo claramente con palabras, tendrás cierto discernimiento del daño que hace un carácter corrupto a la gente y de cómo aquel distorsiona su humanidad. Por ejemplo, las personas arrogantes y engreídas suelen decir cosas jactanciosas y descabelladas, y mienten para engañar a los demás; pronuncian palabras altisonantes, gritan consignas y sueltan soflamas majestuosas. ¿No son estas diversas manifestaciones propias de un carácter arrogante? ¿No es totalmente disparatado dejar brotar estas actitudes arrogantes? Si comprendes realmente que debes de haber perdido tu razón humana normal para dejar brotar dichas actitudes arrogantes y que vivir con un carácter arrogante implica vivir con una naturaleza satánica en lugar de humanidad, habrás reconocido verdaderamente que un carácter corrupto es un carácter satánico y serás capaz de odiar de corazón a Satanás y las actitudes corruptas. Tras seis meses o un año de tal experiencia, podrás tener auténtico autoconocimiento y, si vuelves a dejar brotar un carácter arrogante, serás inmediatamente consciente y podrás abandonarlo y renunciar a él. Habrás comenzado a transformarte y podrás desprenderte poco a poco de tu carácter arrogante y llevarte normalmente con los demás. Sabrás hablar honestamente y de corazón; ya no dirás mentiras ni ninguna cosa arrogante. ¿No tendrás entonces un poco de razón y cierta semejanza con una persona honesta? ¿No habrás alcanzado esa entrada? Entonces empezarás a obtener algo. Cuando practiques la honestidad de esta manera, podrás buscar la verdad y hacer introspección sin importar qué clase de carácter arrogante dejes brotar y, después de practicar la honestidad de esta manera durante un tiempo, inconsciente y progresivamente llegarás a comprender las verdades y palabras pertinentes de Dios sobre la gente honesta. Y cuando, con esas verdades, analices tu carácter arrogante, en el fondo de tu corazón tendrás el esclarecimiento y la iluminación de las palabras de Dios y tu corazón empezará a sentirse más luminoso. Verás clara la corrupción que un carácter arrogante acarrea a las personas y la fealdad con que les hace vivir, y sabrás discernir cada uno de los estados corruptos en los que se halla la gente cuando deja brotar un carácter arrogante. A través de un mayor análisis apreciarás con más nitidez aún la fealdad de Satanás y lo odiarás más todavía. Así te será fácil desechar tu carácter arrogante.

La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (2)

Para alcanzar el verdadero arrepentimiento, uno debe corregir sus actitudes corruptas. Y, en concreto, ¿cómo debe practicar y entrar para corregir sus actitudes corruptas? He aquí un ejemplo. La gente tiene un carácter taimado, siempre está mintiendo y engañando. Si te das cuenta de eso, el principio de práctica más simple y directo para subsanar tu engaño es ser una persona honesta, decir la verdad y hacer cosas honestas. El Señor Jesús dijo: “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’”. Para ser una persona honesta hay que seguir los principios de las palabras de Dios. Esta sencilla práctica es la más eficaz; es fácil de entender y de poner en práctica. Ahora bien, como la gente está tan hondamente corrompida, como todo el mundo tiene una naturaleza satánica y vive de acuerdo con su carácter satánico, es bastante difícil que practique la verdad. Le gustaría ser honesta, pero no puede. No puede evitar mentir y actuar con picardía; y aunque sienta remordimiento tras reconocerlo, pese a ello no podrá desprenderse de las limitaciones de su carácter corrupto y seguirá mintiendo y engañando como antes. ¿Cómo debería resolverse este problema? En parte, sabiendo que la esencia del propio carácter corrupto es desagradable y despreciable y siendo capaz de odiarla de corazón; por otra parte, entrenándose en la práctica según el principio verdad “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’”. Al practicar este principio estás corrigiendo tu carácter taimado. Naturalmente, si eres capaz de practicar según los principios verdad mientras estás corrigiendo tu carácter taimado, eso es una manifestación de que estás cambiando y es el comienzo de tu verdadero arrepentimiento, y Dios lo ve con buenos ojos. Esto significa que, cuando cambies, Dios recapacitará sobre ti. En efecto, que Dios haga esto es una especie de perdón del carácter corrupto y la rebeldía del hombre. Él perdona a la gente y no se acuerda de sus pecados o transgresiones. ¿Es eso lo bastante específico? ¿Lo habéis entendido? He aquí otro ejemplo. Supón que tienes un carácter arrogante y que, te ocurra lo que te ocurra, eres muy caprichoso y siempre quieres que se haga lo que dices y que los demás te obedezcan y hagan lo que tú quieres. Entonces llega un día en que te das cuenta de que eso lo provoca un carácter arrogante. Que admitas que es un carácter arrogante es el primer paso hacia el autoconocimiento. A partir de ahí, debes buscar algunos pasajes de las palabras de Dios que revelen el carácter arrogante con los que compararte, hacer introspección y conocerte. Si descubres que la comparación es completamente acertada, admites que existe en ti el carácter arrogante revelado por Dios, y luego disciernes y descubres de dónde viene aquel, por qué surge y qué venenos, herejías y falacias de Satanás lo gobiernan, entonces, tras haber llegado al fondo de todas estas cuestiones, habrás escarbado hasta la raíz de tu arrogancia. Esto es auténtico autoconocimiento. Cuando tengas un concepto más preciso de cómo revelas este carácter corrupto, eso te facilitará un conocimiento más profundo y práctico de ti mismo. ¿Qué debes hacer a continuación? Buscar los principios verdad en las palabras de Dios y comprender qué conductas y discursos humanos son manifestaciones de una humanidad normal. Después de hallar la senda de práctica, debes practicar según las palabras de Dios, y cuando hayas cambiado por dentro, te habrás arrepentido de verdad. No solo tendrás principios en tu discurso y tus actos, sino que vivirás con semejanza humana y te desprenderás paulatinamente de tu carácter corrupto. Los demás te verán como una persona nueva: ya no serás la antigua persona corrupta de antes, sino una persona renacida en las palabras de Dios. Dicha persona es aquella cuyo carácter vital se ha transformado.

La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad 1. Qué significa perseguir la verdad (1)

El camino del cambio empieza cuando se es capaz de reconocer el propio carácter corrupto. Conocerse verdaderamente a uno mismo implica desentrañar y diseccionar a fondo la esencia de su corrupción, así como identificar los diversos estados que surgen de un carácter corrupto. Solo cuando alguien comprenda con claridad sus propias actitudes y estados corruptos, podrá odiar su carne y odiar a Satanás, lo cual dará lugar, solo entonces, al cambio de carácter. Si uno no logra reconocer estos estados y falla a la hora de establecer conexiones y relacionarlos consigo mismo, ¿puede cambiar su carácter? No puede. El cambio de carácter requiere que uno identifique los distintos estados que produce su carácter corrupto; se ha de alcanzar un punto en el que uno no se vea constreñido por ese carácter para poner la verdad en práctica; solo entonces empezará a cambiarlo. Si uno no puede reconocer el origen de sus estados corruptos y se contiene a sí mismo solo de acuerdo a las palabras y doctrinas que comprende, entonces no puede hablarse de una transformación de carácter, aunque tenga buen comportamiento y haya cambiado un poco por fuera. Puesto que no puede considerarse una transformación de carácter, ¿cuál es entonces el papel que la mayoría de la gente desempeña mientras lleva a cabo su deber? Es el papel de trabajador; se limitan a esforzarse y mantenerse atareados. A pesar de cumplir con su deber, la mayor parte del tiempo se centran únicamente en hacer las cosas; no en buscar la verdad, sino solo en realizar el trabajo. A veces, cuando están animados, le ponen más ganas; otras veces, cuando están de mal humor, aflojan un poco. Pero después, al examinarse a sí mismos, sienten remordimientos y vuelven a esforzarse, creyendo que eso es arrepentirse. En realidad, no se trata de un cambio real ni es un verdadero arrepentimiento. El verdadero arrepentimiento empieza por conocerse a uno mismo; empieza con un viraje en la conducta. Una vez que este se produce y pueden rebelarse contra la carne, poner la verdad en práctica y, en términos de comportamiento, parecer alineados con los principios, significa que ha habido un arrepentimiento auténtico. Entonces, poco a poco, alcanzan el punto de ser capaces de hablar y actuar según los principios, ajustándose por completo a la verdad. Aquí es cuando comienza el cambio en el carácter-vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El autoconocimiento es lo único que ayuda a perseguir la verdad

Si revelas corrupción en un asunto, ¿puedes practicar inmediatamente la verdad cuando te das cuenta de ello? No, no puedes. En esta etapa de entendimiento, otros te podan y tratan contigo, y luego tu entorno te obliga y te fuerza a actuar de acuerdo con los principios verdad. A veces, sigues sin resignarte a hacerlo y te dices a ti mismo: “¿Tengo que hacerlo así? ¿Por qué no puedo hacerlo como quiero? ¿Por qué siempre se me pide que practique la verdad? No quiero hacer esto, ¡estoy cansado!”. Experimentar la obra de Dios requiere pasar por el siguiente proceso: de ser reacio a practicar la verdad, a practicarla de buena gana; de la negatividad y la debilidad, a la fortaleza y a la capacidad de renunciar a la carne. Cuando las personas llegan a un determinado punto de experiencia y luego pasan por algunas pruebas, refinamiento y al final llegan a terminar comprendiendo la voluntad de Dios y algunas verdades, en ese momento estarán en cierto modo felices y dispuestas a actuar de acuerdo con los principios verdad. Al inicio, las personas son reacias a practicar la verdad. Tomemos como ejemplo el cumplimiento de los deberes propios con lealtad: tienes cierto entendimiento acerca de cumplir tus deberes y ser leal a Dios, y también tienes algo de entendimiento de la verdad, pero ¿cuándo podrás dedicarte por completo a Dios? ¿Cuándo podrás cumplir tus deberes tanto de palabra como de obra? Esto requerirá un proceso. Durante este proceso podrías padecer muchas dificultades. Tal vez algunas personas te traten y otras te critiquen. Todo el mundo tendrá sus ojos puestos en ti, te escrutarán, y será entonces cuando empieces a comprender que te equivocas, que eres tú quien lo ha hecho mal, que es inaceptable la ausencia de devoción en el cumplimiento de tu deber y que no has de ser descuidado ni superficial. El Espíritu Santo te esclarecerá desde dentro y te reprochará cuando cometas un error. Durante este proceso, llegarás a comprender algunas cosas sobre ti mismo y sabrás que tienes demasiadas impurezas, que albergas demasiados motivos personales y que tienes demasiados deseos inmoderados cuando cumples tus deberes. Una vez que hayas entendido la esencia de estas cosas, si puedes ir delante de Dios en oración y tener un arrepentimiento verdadero, podrán ser purificadas esas cosas corruptas. Si frecuentemente buscas la verdad de esta manera para resolver tus propios problemas prácticos, poco a poco pondrás los pies en la senda correcta en tu fe; empezarás a tener verdaderas experiencias de vida y tu carácter corrupto empezará a purificarse poco a poco. Cuanto más sea purificado tu carácter corrupto, más se transformará tu carácter de vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

Si las actitudes corruptas de las personas no se resuelven, no pueden entrar en la realidad de la verdad. Si no saben qué actitudes corruptas tienen, o cuál es su propia naturaleza y esencia satánica, ¿son capaces entonces de admitir sinceramente que ellos mismos son humanos corruptos? (No). Si son incapaces de admitir con sinceridad que son satánicos, que son miembros de la raza humana corrupta, ¿pueden entonces arrepentirse? (No). Si no se pueden arrepentir con sinceridad, entonces ¿no podrían pensar a menudo que no son tan malos, que son dignos, de alta posición, que tienen estatus y honor? ¿No podrían tener a menudo tales pensamientos y estados? (Sí). Entonces, ¿por qué aparecen estos estados? Todo se reduce a una frase: si las actitudes corruptas de las personas no se resuelven, entonces sus corazones están siempre trastornados, y es difícil para ellos tener un estado normal. Es decir, si tu carácter corrupto no se resuelve en algún aspecto, es muy difícil que te liberes de la influencia de un estado negativo, y muy difícil que escapes de él, hasta el punto de que puedes llegar a pensar que ese estado tuyo es correcto y concuerda con la verdad. Te aferrarás a él e insistirás y quedarás naturalmente atrapado en él, por lo que será muy difícil dejarlo atrás. Entonces un día, una vez que entiendas la verdad, te darás cuenta de que este tipo de estado te conduce a malinterpretar y resistirte a Dios, y te lleva a oponerte a Él y juzgarlo, hasta el punto de dudar de que las palabras de Dios sean la verdad, dudar de Su obra, de que Dios sea soberano sobre todas las cosas y sea la realidad y el origen de todo lo positivo. Te darás cuenta de que tu estado es muy peligroso. Esta grave consecuencia se produjo porque no tenías verdadero conocimiento de estas filosofías, ideas y teorías satánicas. Solo en este momento serás capaz de ver lo siniestro y malicioso que es Satanás; Satanás es muy capaz de engañar y corromper a la gente, haciendo que tomen la senda de resistirse a Dios y traicionarlo. Si no se resuelven las actitudes corruptas, las consecuencias son graves. Si eres capaz de tener este conocimiento, esta toma de conciencia, eso se debe por completo a que has comprendido la verdad y a que las palabras de Dios te han esclarecido e iluminado. Aquellos que no comprenden la verdad no son capaces de percibir cómo Satanás corrompe a las personas, cómo las engaña y las hace resistirse a Dios; esta consecuencia es especialmente peligrosa. A medida que las personas experimentan la obra de Dios, si no saben cómo reflexionar sobre sí mismas, discernir las cosas negativas o las filosofías satánicas, entonces no tienen forma de liberarse del engaño y la corrupción de Satanás. ¿Por qué Dios requiere que las personas lean más de Sus palabras? Para que entiendan la verdad, lleguen a conocerse a sí mismas, perciban claramente lo que da origen a sus estados corruptos y de dónde provienen sus ideas, puntos de vista y métodos para hablar, comportarse y encargarse de los asuntos. Cuando os deis cuenta de que estos puntos de vista a los que os aferráis no concuerdan con la verdad, que se oponen a todo lo que Dios ha dicho y no son lo que Él quiere; cuando Dios te hace exigencias, cuando Sus palabras recaen sobre ti y tu estado y mentalidad no te permiten someterte a Él, ni mostrar sumisión ante las circunstancias que Dios ha dispuesto, ni hacer que vivas libre y liberado en Su presencia y le satisfagas; todo esto demuestra que el estado en el que te encuentras es el equivocado. ¿Os habéis encontrado antes en esta clase de situación? Vives según las cosas que crees que son positivas, que te resultan más útiles. Sin embargo, de manera inesperada, cuando te ocurren cosas, las que crees que son las más correctas a menudo no tienen ningún efecto positivo; al contrario, te hacen dudar de Dios, te dejan sin senda, te crean malentendidos sobre Él y dan lugar a que te opongas a Dios: ¿has tenido momentos así? (Sí). Por supuesto, no te aferrarías a las cosas que crees que están mal; solo te aferrarías e insistirías en las cosas que crees que están bien, viviendo siempre en ese estado. Cuando un día comprendes la verdad, solo entonces te das cuenta de que las cosas a las que te aferras no son positivas, sino totalmente erróneas, cosas que la gente cree que son buenas, pero que no son la verdad. ¿Cuántas veces os dais cuenta de que las cosas a las que os aferráis son las equivocadas? Si sois conscientes de ello la mayor parte del tiempo, pero no reflexionáis y vuestro corazón se resiste; si sois incapaces de aceptar la verdad, de afrontarla correctamente, y podéis razonar por vosotros mismos; si este tipo de estado erróneo no da un vuelco, resulta muy peligroso. Aferrarse siempre a tales cosas hace que te resulte muy fácil caer en desgracia, así como tropezar y fracasar, y además no entrarás en la realidad de la verdad. Cuando la gente siempre razona por sí misma, eso es rebelión; significa que no tiene razón. Aunque no digan nada en voz alta, si lo guardan en su corazón, entonces el problema de fondo aún no se ha resuelto. Por tanto, ¿en qué momentos eres capaz de no oponerte a Dios? Debes dar un vuelco a tu estado y resolver la raíz de tus problemas a este respecto; debes tener claro dónde está exactamente el error en el punto de vista que defiendes; has de indagar en ello y buscar la verdad para resolverlo. Solo entonces podrás vivir en el estado correcto. Cuando vivas en el estado correcto, no tendrás malentendidos respecto a Dios ni te opondrás a Él, y mucho menos surgirán nociones en ti. En ese momento, se resolverá tu rebeldía a este respecto. Cuando se resuelva y sepas actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, ¿acaso no serán compatibles con Él tus acciones en ese momento? Si eres compatible con Dios en este asunto, ¿no concordará entonces con Su voluntad todo lo que hagas? ¿Los cursos de acción y práctica que concuerdan con la voluntad de Dios acaso no concuerdan también con la verdad? Cuando te mantienes firme en este asunto, estás viviendo en el estado correcto. Cuando vives en el estado correcto, lo que brota de ti y lo que vives ya no es un carácter corrupto; eres capaz de vivir una humanidad normal, te resulta fácil poner en práctica la verdad y eres verdaderamente sumiso.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se corrige el propio carácter corrupto es posible labrar una auténtica transformación

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