27. La diferencia entre una buena conducta y la transformación del carácter

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Una transformación en el carácter se refiere, principalmente, a la transformación en la naturaleza de una persona. Las cosas propias de la naturaleza de una persona no pueden percibirse mediante las conductas externas. Están directamente relacionadas con el valor y el significado de su existencia, con la perspectiva que tiene una persona sobre la vida y sus valores, están relacionadas con las cosas que se encuentran en lo profundo de su alma y con su esencia. Si una persona es incapaz de aceptar la verdad, no pasará por una transformación en estos aspectos. Solo al experimentar la obra de Dios, al entrar plenamente en la verdad, al cambiar sus valores y su perspectiva sobre la existencia y la vida, al alinear su punto de vista sobre las cosas con la palabra de Dios y al volverse capaz de someterse por completo a Él y serle leal, puede decirse que el carácter de alguien se ha transformado. Actualmente, puede parecer que haces cierto esfuerzo, puedes ser resiliente ante las dificultades mientras cumples con tu deber, puedes ser capaz de llevar a cabo los arreglos de la obra desde lo Alto o puedes ir dondequiera que se te pida que vayas. A simple vista, puede parecer que eres bastante obediente, pero cuando ocurre algo que no está de acuerdo con tus nociones, tu rebeldía sale a la luz. Por ejemplo, no te sometes a que te poden y te traten y eres aún menos sumiso cuando ocurre un desastre; incluso encuentras dentro de ti la forma de culpar a Dios. Por lo tanto, esa pizca de obediencia y de cambio en el exterior es solo un pequeño cambio en el comportamiento. Se da un poco de cambio, pero no es suficiente para contar como la transformación de tu carácter. Puedes ser capaz de recorrer muchas sendas, sufrir muchas penurias y soportar grandes humillaciones; puedes sentirte muy cerca de Dios, y el Espíritu Santo puede hacer alguna obra en ti. Sin embargo, cuando Dios te pide que hagas algo que no es conforme con tus nociones, es posible que no te sometas, sino que busques excusas, te rebeles y te resistas a Dios, y en momentos difíciles incluso le cuestiones y luches contra Él. Esto sería un problema grave. Mostraría que todavía tienes una naturaleza que se resiste a Dios, que no entiendes realmente la verdad, y que no has experimentado ningún cambio en tu carácter de vida. Después de haber sido descartadas o expulsadas, algunas personas aún tienen el valor de juzgar a Dios y decir que no es justo. Incluso discuten con Dios y contraatacan, difundiendo por todas partes sus nociones sobre Dios y su insatisfacción respecto a Él. Estas personas son demonios que se resisten a Dios. Las personas que tienen una naturaleza diabólica no cambiarán nunca y deben ser abandonadas. Solo aquellos que pueden buscar y aceptar la verdad en cada situación y someterse a la obra de Dios tienen la esperanza de obtener la verdad y lograr un cambio de carácter. En tus experiencias, debes aprender a discernir entre estados que exteriormente parecen normales. Puedes sollozar y llorar durante la oración, o sentir que tu corazón ama mucho a Dios y que está muy cerca de Él, pero estos estados son solo obra del Espíritu Santo y no significan que seas alguien que ama a Dios. Si puedes amar y obedecer a Dios incluso cuando el Espíritu Santo no está obrando y cuando Dios hace cosas que no concuerdan con tus propias nociones, solo entonces eres una persona que realmente ama a Dios. Solamente entonces eres una persona cuyo carácter de vida ha cambiado. Tan solo una persona así posee la realidad verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

¿Qué significa una transformación del carácter? Ocurre cuando, al experimentar la obra de Dios, una persona que ama la verdad acepta el juicio y castigo de Sus palabras y experimenta toda clase de sufrimiento y refinamiento. Tal persona es purificada de los venenos satánicos que tiene en su interior y se libera por completo de su carácter corrupto de modo que pueda someterse a las palabras de Dios y todas Sus orquestaciones y arreglos para nunca volver a rebelarse o resistirse a Él. Esto es una transformación del carácter. […] Una transformación en el carácter significa que, debido a que ama y puede aceptar la verdad, una persona llega a conocer finalmente su naturaleza, que es desobediente a Dios y se opone a Él. Comprende que el ser humano está muy profundamente corrupto, comprende la absurdez y la astucia del hombre y el estado empobrecido y lamentable de la humanidad, y acaba entendiendo la esencia naturaleza de esta. Sabiendo todo esto, se vuelve capaz de negarse a sí mismo y abandonarse por completo, de vivir de acuerdo con la palabra de Dios, y de practicar la verdad en todas las cosas. Se trata de alguien que conoce a Dios y cuyo carácter se ha transformado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo conocer la naturaleza del hombre

Los cambios en el carácter y en la conducta son diferentes en esencia, y los cambios en la práctica también lo son; todos ellos son distintos en esencia. En su creencia en Dios, la mayoría de las personas hacen especial hincapié en la conducta, como resultado de lo cual se producen ciertos cambios en esta. Después de haber empezado a creer en Dios, dejan de fumar y de beber, y ya no discuten con los demás, prefiriendo ejercer la paciencia cuando sufren una pérdida. Experimentan algunos cambios de comportamiento. Algunas personas sienten que, cuando creen en Dios, comprenden la verdad al leer la palabra de Dios; han experimentado la obra del Espíritu Santo y tienen un verdadero gozo en su corazón, lo que les vuelve particularmente fervorosos, y no hay nada que no puedan abandonar o sufrir. No obstante, después de haber creído durante ocho, diez o incluso veinte o treinta años, al no haberse producido cambio alguno en su carácter-vida, al final retroceden a las antiguas costumbres, crece su arrogancia y su vanidad y empiezan a competir por el poder y la ganancia, codician el dinero de la iglesia y envidian a aquellos que se han aprovechado de la casa de Dios. Se vuelven parásitos y alimañas de la casa de Dios e incluso a algunos se los revela y descarta por ser falsos líderes y anticristos. ¿Y qué demuestran estos hechos? Los cambios que son meramente de comportamiento son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter-vida de las personas, tarde o temprano muestran su verdadera cara. Esto se debe a que los cambios de conducta proceden de su fervor, y acompañado de un poco de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, se vuelve extremadamente fácil para ellas ser fervientes o mostrar buenas intenciones por poco tiempo. Como afirman los no creyentes: “Hacer una buena obra es fácil; lo difícil es llevar toda una vida de buenas obras”. ¿Por qué son las personas incapaces de hacer buenas obras a lo largo de su vida? Porque son por naturaleza malvadas, egoístas y corruptas. Su naturaleza dirige su conducta; sea cual sea su naturaleza, así es la conducta que revelan, y solo aquello que se revela de forma natural representa la propia naturaleza. Las cosas falsas no pueden perdurar. Cuando Dios obra para salvar al hombre no lo hace para adornarlo con una buena conducta; la finalidad de la obra de Dios consiste en transformar el carácter de las personas, en hacerlas nacer de nuevo como nuevas personas. El juicio, el castigo, las pruebas de Dios y Su refinamiento para el hombre sirven para cambiar su carácter, de forma que pueda lograr una sumisión y una lealtad absolutas respecto a Él, así como llegar a la adoración normal hacia Él. Este es el objetivo de la obra de Dios. Comportarse bien no es lo mismo que someterse a Él, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la guía del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo esclarece o guía algo de lo que las personas hacen, esto no es una revelación de su vida. No han entrado todavía en las realidades-verdad y su carácter-vida no ha cambiado en absoluto. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que se someta a Dios ni que ponga en práctica la verdad. Los cambios en la conducta no representan un cambio en el carácter-vida y no pueden considerarse revelaciones de ella.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Lo que el hombre considera un cambio de carácter solo es un cambio de conducta, y eso es algo diferente y una senda distinta del cambio de carácter del que Dios habla. ¿Puede lo que el hombre considera un cambio de carácter asegurar que las personas no desobedecerán, no se opondrán ni traicionarán a Dios? ¿Puede hacer que finalmente se mantengan firmes en el testimonio y satisfagan la voluntad de Dios? El cambio de carácter del que Dios habla significa que, a través de practicar la verdad, a través de experimentar Su juicio y castigo, y por el hecho de que Él poda a las personas, las pone a prueba y las refina, estas logran comprender la voluntad de Dios y los principios verdad, y entonces viven según estos principios y adquieren un corazón que obedece y teme a Dios, sin ningún malentendido sobre Él, y con un conocimiento y una adoración de Dios verdaderos. De lo que Dios habla es un cambio en el carácter de una persona, pero ¿a qué se refiere el cambio de carácter del que el hombre habla? Se refiere a mejorar la conducta, a parecer educado y calmado, y a no ser arrogante; significa hablar de una manera refinada y disciplinada, sin ser desagradable ni malvado, y expresarse y comportarse con conciencia, razón y criterios morales. ¿Hay alguna diferencia entre el cambio de carácter del que el hombre habla y el cambio de carácter que Dios requiere? ¿Cuál es la diferencia? El cambio de carácter del que el hombre habla es un cambio en la conducta externa, un cambio que se ajusta a las nociones y la figuración humanas. El cambio de carácter que Dios requiere consiste en deshacerse del carácter corrupto de cada uno, es un cambio en el carácter vital que se produce al comprender la verdad, un cambio en las perspectivas sobre las cosas de cada uno, un cambio en la actitud y los valores sobre la vida de cada uno. Hay una diferencia. Independientemente de si te ocupas de personas o de cosas, tus motivos, los principios de tus acciones y tu criterio de evaluación deben estar de acuerdo con la verdad, y debes buscar los principios verdad; esta es la única manera de lograr un cambio de carácter. Si siempre te evalúas según criterios de conducta, si siempre centras los cambios en tu conducta externa, y crees que vives con semejanza humana y que cuentas con la aprobación de Dios solo porque te portas un poco bien, estás completamente equivocado. Puesto que tienes actitudes corruptas, y te puedes oponer a Dios y corres el riesgo de traicionarlo, si no buscas la verdad para resolver tu propio carácter corrupto, independientemente de lo buena que pueda ser tu conducta externa, no podrás alcanzar una obediencia a Dios verdadera, y no podrás temer a Dios y apartarte del mal. ¿Puede la mera buena conducta externa generar un corazón temeroso de Dios? ¿Puede hacer que una persona tema a Dios y se aparte del mal? Si la gente no puede temer a Dios y apartarse del mal, entonces, por mucha buena conducta que tenga, eso no significa que tenga una obediencia a Dios verdadera. Por tanto, por mucha buena conducta que uno tenga, eso no implica un cambio de carácter.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La buena conducta no implica que se haya transformado el carácter

Si una persona tiene muchos comportamientos buenos, no significa que posea las realidades-verdad. Solo practicando la verdad y actuando según los principios se pueden poseer las realidades-verdad. Solo temiendo a Dios y evitando el mal se pueden poseer las realidades-verdad. Algunas personas tienen entusiasmo, pueden hablar sobre doctrina, seguir los preceptos y hacer muchas buenas acciones, pero lo único que se puede decir de ellas es que poseen un poco de humanidad. Aquellos que pueden hablar sobre doctrina y siempre observan los preceptos no necesariamente pueden practicar la verdad. Aunque lo que dicen es correcto y parece que no tiene problemas, no tienen nada que decir en lo que respecta a la esencia de la verdad. Por tanto, por mucha doctrina que alguien pueda decir, no significa que comprenda la verdad, y por mucha doctrina que entienda, no puede resolver ningún problema. Todos los teóricos religiosos pueden explicar la Biblia, pero al final, todos fracasan porque no aceptan toda la verdad que Dios ha expresado. Las personas que han experimentado un cambio en su carácter son diferentes; han comprendido la verdad, poseen discernimiento en todos los asuntos, saben cómo actuar de acuerdo con las intenciones de Dios, con los principios-verdad, cómo hacer para satisfacer a Dios, y entienden la naturaleza de la corrupción que revelan. Cuando sus propias ideas y nociones se manifiestan, son capaces de discernir y rebelarse contra la carne. Así es como se manifiesta un cambio en el carácter. La principal manifestación de la gente que ha experimentado un cambio en el carácter es que las personas han llegado a comprender claramente la verdad, y cuando llevan a cabo las cosas, ponen en práctica la verdad con relativa precisión y su corrupción no se revela tan a menudo. Generalmente, aquellos cuyo carácter ha cambiado parecen ser particularmente razonables y tener discernimiento y, debido a su entendimiento de la verdad, no revelan tanta santurronería ni arrogancia. Pueden desentrañar y discernir gran parte de la corrupción que se ha revelado en ellos, así que no dan pie a la arrogancia. Son capaces de tener una comprensión exacta de cuál es su lugar y qué cosas razonables hacer, de cómo ser diligentes, de qué decir y qué no decir, y de qué decir y qué hacer a qué personas. Así pues, las personas cuyo carácter ha cambiado son relativamente razonables y solo tales personas viven verdaderamente una semejanza humana. Al entender la verdad, pueden hablar y ver las cosas de acuerdo con la verdad, y se guían por principios en todo lo que hacen; no están sujetas a la influencia de ninguna persona, acontecimiento o cosa, y todas tienen su propio punto de vista y pueden mantener los principios-verdad. Su carácter es relativamente estable, no nadan entre dos aguas, e independientemente de las circunstancias en las que se encuentren, entienden cómo llevar a cabo su deber de manera adecuada y cómo comportarse para satisfacer a Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado no están centrados en qué hacer externamente para que los demás piensen bien de ellos; han obtenido claridad interna respecto a qué hacer para satisfacer a Dios. Por tanto, desde fuera puede parecer que no son entusiastas o que no han hecho nada importante, pero todo lo que hacen tiene sentido, es valioso y da resultados prácticos. Aquellos cuyo carácter ha cambiado poseen sin duda muchas realidades-verdad y esto puede confirmarse por sus perspectivas sobre las cosas y sus principios de acción. Los que no han obtenido la verdad no han sufrido absolutamente ningún cambio en su carácter-vida. ¿Cómo se logra exactamente una transformación de carácter? Satanás ha corrompido profundamente a los seres humanos, todos se oponen a Dios, y todos tienen esa naturaleza de resistencia a Dios. Él salva a las personas convirtiendo a aquellos que tienen la naturaleza de resistencia a Dios y que pueden oponerse a Él en los que pueden someterse a Dios y temerle. Esto es lo que significa ser alguien cuyo carácter se ha transformado. No importa lo corrupta que sea una persona o cuántas actitudes corruptas posea, mientras pueda aceptar la verdad, aceptar el juicio y el castigo de Dios y aceptar varias pruebas y refinamientos, tendrá una verdadera comprensión de Dios, y al mismo tiempo será capaz de ver claramente su propia esencia-naturaleza. Cuando se conozcan verdaderamente a sí mismos, serán capaces de odiarse a ellos mismos y a Satanás, y estarán dispuestos a rebelarse contra Satanás y a someterse completamente a Dios. Una vez que una persona tenga esta determinación, podrá perseguirla verdad. Si las personas tienen un verdadero conocimiento de Dios, si su carácter satánico está purificado y las palabras de Dios se arraigan en ellas y se han convertido en su vida y en la base de su existencia, si viven según las palabras de Dios y han cambiado completamente y se han convertido en personas nuevas, entonces esto constituye una transformación en su carácter-vida. Un cambio en el carácter no significa tener una humanidad madura y experimentada, ni que las actitudes externas de las personas sean más dóciles que antes, que antes solían ser arrogantes, pero ahora se comunican razonablemente, o que no solían escuchar a nadie, pero ahora pueden escuchar a los demás un poco. No se puede decir que esos cambios externos sean transformaciones en el carácter. Por supuesto, las transformaciones en el carácter incluyen tales manifestaciones, pero el ingrediente clave es que su vida ha cambiado por dentro. Esto se debe enteramente a que las palabras de Dios y la verdad se han arraigado dentro de ellos, gobiernan en su interior y se han convertido en su vida. Su visión de las cosas también ha cambiado. Pueden calar directamente lo que sucede en el mundo y con la humanidad, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cuál es la esencia del gran dragón rojo y cómo este se opone a Dios. Pueden odiar al gran dragón rojo y a Satanás en su corazón, y pueden volverse completamente hacia Dios y seguirlo. Esto significa que su carácter-vida ha cambiado, y Dios los ha ganado. Los cambios en el carácter-vida son fundamentales, mientras que los cambios en el comportamiento son superficiales. Solo aquellos que han logrado cambios en el carácter-vida son los que han obtenido la verdad, y solo ellos han sido ganados por Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Ahora simplemente reconoces que las palabras de Dios son buenas y correctas y, si nos fijamos en tu comportamiento exterior, no haces nada que vaya de forma obvia en contra de la verdad, ni mucho menos que juzgue la obra de Dios. Además, eres capaz de someterte a la organización del trabajo de la casa de Dios. Esto supone pasar de ser un no creyente a un seguidor de Dios con la decencia de un santo. Pasas de ser alguien que vive con decisión según las filosofías, conceptos, leyes y conocimientos de Satanás a ser alguien que, tras oír las palabras de Dios, las acepta, siente que son la verdad y la persigue, alguien capaz de abrazar las palabras de Dios como su vida. Es ese tipo de proceso, sin más. Durante este periodo, tu comportamiento y tus maneras de hacer las cosas van a sufrir algunos cambios. Por mucho que cambies, para Dios, lo que se manifiesta en ti no son más que cambios en tu comportamiento y tus métodos, en tus deseos y aspiraciones más profundos. No son más que cambios en tus pensamientos y puntos de vista. Puede que ahora seas capaz de ofrecer tu vida a Dios cuando reúnas fuerzas y cuentes con el impulso, pero no puedes lograr la sumisión absoluta a Dios en una cuestión que te parezca especialmente desagradable. Esta es la diferencia entre un cambio en el comportamiento y un cambio en el carácter. Tal vez la amabilidad en tu corazón te permita darle tu vida y todo a Dios, y decir: “Estoy preparado y dispuesto a renunciar a la sangre de mi vida por Dios. ¡En esta vida no tengo remordimientos ni quejas! He renunciado al matrimonio, a las expectativas mundanas, a toda la gloria y las riquezas, y acepto estas circunstancias que Dios ha dispuesto. Puedo soportar todo el ridículo y la calumnia del mundo”. Sin embargo, en el momento en que Dios disponga una circunstancia que no se ajuste a tus nociones, es posible que te alces y clames contra Él, que te resistas a Dios. Esta es la diferencia entre un cambio en el comportamiento y uno en el carácter. Además, también es posible que puedas entregarle tu vida a Dios y renunciar a la gente que más amas, o a aquello que más quieres, de lo que tu corazón menos soportaría separarse, pero, cuando se te reclama que le hables a Dios desde el corazón y seas una persona honesta, te resulta bastante difícil y no eres capaz de hacerlo. Esta es la diferencia entre un cambio de comportamiento y uno de carácter. Por otro lado, tal vez no ansíes las comodidades de la carne en esta vida, ni comer buena comida ni llevar ropa de calidad, y trabajes a diario sin descanso y hasta la extenuación en tu deber. Puedes soportar toda clase de padecimientos que la carne te imponga, pero, si las disposiciones de Dios no concuerdan con tus nociones, entonces eres incapaz de entender y surgen en ti quejas contra Dios y malentendidos sobre Él. Tu relación con Dios se vuelve cada vez más anormal. Siempre te resistes y eres rebelde, incapaz de someterte por completo a Dios. Esta es la diferencia entre un cambio de comportamiento y uno de carácter. Estás dispuesto a renunciar a tu vida por Dios, así que ¿por qué no puedes decirle ni una palabra honesta? Estás dispuesto a dejar de lado todo lo que no seas tú mismo, así que ¿por qué no puedes ser particularmente leal a la comisión que Dios te ha encargado? Estás dispuesto a renunciar a tu vida por Dios, así que, cuando confías en tus sentimientos para hacer cosas y defender tus relaciones con los demás, ¿por qué no eres capaz de hacer introspección? ¿Por qué no te plantas y defiendes la obra de la iglesia y los intereses de la casa de Dios? ¿Es así alguien que vive ante Dios? Ya has hecho un juramento ante Dios para gastarte por Él durante toda tu vida y aceptar cualquier sufrimiento que se te presente, así que ¿por qué relegarte una sola vez de tu deber hace que te hundas tanto en la negatividad que no puedas salir del agujero en muchos días? ¿Por qué tienes el corazón tan lleno de resistencia, agravios, malentendidos y negatividad? ¿Qué sucede? Esto demuestra que lo que más ama tu corazón es el estatus, lo cual conecta con tu debilidad vital. Por tanto, cuando se te relega, te caes y no te puedes levantar. Esto basta para probar que, aunque tu comportamiento haya cambiado, tu carácter-vida no lo ha hecho. Es la diferencia entre un cambio en el comportamiento y uno en el carácter.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo si se corrigen las propias nociones es posible emprender el camino correcto de la fe en Dios (3)

La parte más difícil de creer en Dios es lograr cambios de carácter. Tal vez puedas permanecer soltero toda tu vida, puede que jamás comas buena comida ni uses buena ropa, incluso algunos pueden decir: “No importa que sufra toda la vida, o que esté solo toda la vida, lo toleraré; con Dios, estas cosas no significan nada”. Les resulta fácil superar y resolver el dolor y el sufrimiento de la carne. ¿Qué no les resulta fácil de superar? El carácter corrupto del hombre. El carácter corrupto no puede resolverse simplemente manteniéndolo bajo control. A fin de cumplir adecuadamente con su deber, de satisfacer la voluntad de Dios y de entrar en el reino, la gente es capaz de sufrir el dolor de la carne; pero ¿ser capaz de sufrir y pagar un precio significa que haya habido un cambio en su carácter? No. Al analizar si se ha producido un cambio en el carácter de una persona, no hay que fijarse en cuánto sufrimiento soporta ni en lo bien que aparenta comportarse; en cambio, debes fijarte en cuál es el punto inicial, los motivos y las intenciones detrás de sus actos, cuáles son los principios detrás de su conducta, y cuál es su actitud hacia la verdad. Solo es correcto analizarlo de acuerdo con estos aspectos.

Después de llegar a creer en Dios, algunos dejan de seguir las tendencias mundanales o de prestar atención a sus ropas y su aspecto. Son capaces de sufrir y esforzarse mucho, y de dominar y abandonar la carne. Pero, a la hora de cumplir su deber, interactuar con otras personas y manejar asuntos, casi nunca son honestos. No les gusta ser honestos, siempre quieren destacar y distinguirse, y hay una intención detrás de todo lo que dicen y hacen. Calculan sus actos de manera concienzuda y meticulosa para mostrar a los demás lo buenos que son, para ganarse el corazón de las personas y lograr que estas los prefieran y los adoren, hasta el punto de que recurran a ellos cada vez que les ocurra algo. Al hacer esto, alardean. ¿Qué clase de carácter emanan? Es un carácter satánico. ¿Existen muchas personas que sean así? Todo el mundo es así. Por fuera, siguen todas las reglas, pueden sufrir un poco y, en cierto modo, están dispuestos a esforzarse. Pueden abandonar algunas cosas mundanales, tienen cierta determinación y voluntad para perseguir la verdad, y han puesto los pies en la senda de creer en Dios. Lo que ocurre es que su carácter corrupto permanece intacto. No han cambiado en absoluto. Aunque comprendan la verdad, no pueden llevarla a la práctica. Eso es lo que significa no haber cambiado en absoluto. Actuar obstinadamente en todos los ámbitos es la manera de comportarse de los que viven en un carácter satánico. Cuando la intención tras sus acciones es errónea, no oran a Dios, no niegan su propia voluntad, no buscan los principios verdad, ni buscan a otras personas ni comparten con ellas. Hacen lo que quieren, lo que les apetece; actúan de manera temeraria y sin control. Aparentemente, es posible que no hagan el mal, pero tampoco practican la verdad. Siguen su propia voluntad en sus acciones y viven en un carácter satánico. Esto quiere decir que no aman la verdad ni tienen un corazón temeroso de Dios, y que no viven ante Dios. Es posible que algunos de ellos incluso comprendan las palabras de Dios y la verdad, pero no pueden llevarlas a la práctica. Esto se debe a que no pueden superar sus propios deseos y ambiciones. Saben perfectamente que lo que hacen está mal, que es una interrupción y una perturbación, que Dios lo aborrece; sin embargo, lo hacen una y otra vez, y piensan: “¿Acaso el sentido de creer en Dios no es recibir bendiciones? ¿Qué tiene de malo que busque bendiciones? He sufrido bastante durante los años que he creído en Dios; he dejado mi trabajo y he abandonado mis expectativas en el mundo para ganar la aprobación y las bendiciones de Dios. Por todo el sufrimiento que he soportado, Dios debería acordarse de mí. Debería bendecirme y dotarme de buena suerte”. Estas palabras encajan en los gustos humanos. Todo el mundo que cree en Dios piensa de esta manera, siente que estar un poco contaminado por la intención de recibir bendiciones no es un problema tan grave. Pero si analizas estas palabras detenidamente, ¿están en consonancia con la verdad o con parte de la realidad verdad? Todas estas acciones de abandono y sufrimiento son solo ejemplos de buenas conductas humanas. Están motivadas por la intención de recibir bendiciones y no representan la práctica de la verdad. Si se tuvieran que aplicar los criterios morales del hombre para evaluar el comportamiento de estas personas, se considerarían diligentes y austeras, laboriosas y rigurosas. En ocasiones, están tan absortas en el trabajo que se olvidan de comer y dormir, y algunas incluso están dispuestas a devolver los objetos perdidos a sus propietarios, a ser serviciales y caritativas, a tratar a los demás con comprensión y generosidad, a no ser miserables o quisquillosas e, incluso, a regalar a otros las cosas que más aprecian. El hombre alaba todas estas conductas, que permiten reconocer a la buena gente. Estas personas parecen ilustres, admirables y merecedoras de aprobación; en sus acciones, son escrupulosamente morales, justas y razonables. Devuelven las bondades de otros y se preocupan por la hermandad, hasta tal punto que se sacrificarían por cualquiera de sus amistades, y soportarían sufrimiento e irían hasta el fin del mundo por sus seres queridos. A pesar de que muchos alabarían a este tipo de buenas personas, ¿realmente pueden aceptar la verdad y practicarla? ¿Realmente darían la vida para exaltar a Dios y dar testimonio de Él? No necesariamente. Entonces, ¿se las puede considerar buenas personas? Si intentas juzgar si alguien teme a Dios y se aparta del mal, o si tiene la realidad verdad, ¿sería acertado evaluarlo siempre en función de las nociones, las figuraciones, la ética y la moralidad humanas? ¿Estaría eso en consonancia con la verdad? Si las nociones, las figuraciones, la ética y la moralidad humanas fueran la verdad, entonces Dios no tendría ninguna necesidad de expresar la verdad, ni necesitaría hacer la obra de juicio y castigo. Debes ver claramente que el mundo y la humanidad son oscuros y malvados, que están completamente desprovistos de la verdad y que la humanidad corrupta necesita la salvación de Dios. Debes ver claramente que Dios en sí solo es la verdad, que únicamente Sus palabras pueden purificar al hombre, que solo Él puede salvar al hombre y que, por muy buena que sea la conducta de una persona, no es la realidad verdad y no llega de ninguna manera a ser la verdad en sí. A pesar de haberse generalizado y de que las personas las reconocen, estas buenas conductas no son la verdad, y nunca lo serán, ni pueden cambiar nada. ¿Lograrías que una persona que se sacrifica por sus amistades e iría hasta el fin del mundo por ellas aceptara a Dios y a la verdad? De ninguna manera, porque esa persona es un ateo. ¿Lograrías que una persona llena de nociones y figuraciones sobre Dios se sometiera verdaderamente a Él? De ninguna manera, porque cuando alguien está lleno de nociones, le cuesta mucho aceptar la verdad y someterse a ella. Por sí sola, ¿la buena conducta puede hacer que una persona sea capaz de someterse verdaderamente a Dios? ¿Puede verdaderamente amarlo? ¿Puede exaltarlo y dar testimonio de Él? En absoluto. ¿Puedes garantizar que todo el mundo que predica y trabaja para el Señor acabará amando verdaderamente a Dios? Eso sería absolutamente imposible. Por tanto, independientemente de las buenas conductas que tenga una persona, eso no significa que se haya arrepentido y haya cambiado verdaderamente, y aún menos que su carácter vital haya cambiado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La buena conducta no implica que se haya transformado el carácter

Todos los humanos corruptos viven para sí mismos. Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda; este es el resumen de la naturaleza humana. La gente cree en Dios para sí misma; cuando abandona las cosas y se esfuerza por Dios, lo hace para recibir bendiciones, y cuando es leal a Él, lo hace por la recompensa. En resumen, todo lo hace con el propósito de recibir bendiciones y recompensas y de entrar en el reino de los cielos. En la sociedad, la gente trabaja en su propio beneficio, y en la casa de Dios cumple con un deber para recibir bendiciones. La gente lo abandona todo y puede soportar mucho sufrimiento para obtener bendiciones. No existe mejor prueba de la naturaleza satánica del hombre. La gente cuyo carácter se ha transformado es distinta, cree que el sentido proviene de una vida acorde con la verdad, que el fundamento de ser humano es someterse a Dios, temerlo y apartarse del mal, que aceptar la comisión de Dios es una responsabilidad que es perfectamente natural y justificada, que solo aquellos que cumplen bien con el deber de un ser creado son aptos para ser llamados humanos y que, si ellos no son capaces de amar a Dios y retribuir Su amor, no son aptos para ser llamados humanos. Ellos sienten que vivir para uno mismo es vacío y carente de sentido, que las personas deben vivir para satisfacer a Dios, para cumplir bien con sus deberes y vivir una vida significativa, de manera que, incluso cuando llegue la hora de su muerte, se sentirán contentas y no tendrán el menor remordimiento, y que no habrán vivido en vano. Al comparar estos dos tipos de situaciones diferentes, se puede ver que la última es una persona cuyo carácter se ha transformado. Si se transforma el carácter-vida de una persona, su perspectiva sobre la vida también lo hará sin duda. Al tener ahora diferentes valores, nunca más vivirá para sí misma y nunca volverá a creer en Dios con el propósito de obtener bendiciones. Tal persona podrá decir: “Conocer a Dios vale mucho la pena. Si muero después de haber conocido a Dios, ¡habrá sido maravilloso! Si puedo conocer a Dios, y someterme a Dios, podré vivir una vida con sentido y no habré vivido en vano, ni moriré con remordimientos; no tendré quejas”. La perspectiva de la vida de esta persona se ha transformado. La razón principal de un cambio en el carácter-vida de uno porque uno posee la realidad-verdad, uno ha obtenido la verdad, y tiene conocimiento de Dios; entonces, la perspectiva propia sobre la vida ha cambiado y los valores no son los mismos de antes. La transformación comienza desde el corazón de uno, y desde el interior de la propia vida; sin duda alguna, no es un cambio externo. Después de haber empezado a creer en Dios, algunos nuevos creyentes dejan atrás el mundo secular. Cuando después se encuentran con no creyentes, estos creyentes no tienen mucho que decir y rara vez contactan a sus familiares y amigos no creyentes. Los no creyentes dicen: “Esta persona ha cambiado”. Así que los creyentes piensan: “Mi carácter-vida se ha transformado; estos no creyentes dicen que he cambiado”. ¿Se ha transformado realmente el carácter de esa persona? No. Lo que manifiestan son solo cambios externos. No ha habido ningún cambio real en su vida y su naturaleza satánica sigue arraigada dentro de su corazón, completamente intacta. En ocasiones, el fervor se ha apoderado de las personas por la obra del Espíritu Santo; pueden tener lugar algunos cambios externos y pueden hacer algunas buenas obras. Sin embargo, esto no es lo mismo que lograr una transformación en el carácter. Si no posees la verdad y tu idea de las cosas no ha cambiado, hasta el punto de que no es diferente de la de los no creyentes, y si tu perspectiva sobre la vida y tus valores no se han alterado tampoco y ni siquiera tienes un corazón temeroso de Dios, que es lo mínimo que deberías poseer, entonces no podría estar más lejos de conseguir un cambio de carácter. Para conseguir un cambio en el carácter, lo fundamental es buscar el entendimiento de Dios y tener un entendimiento verdadero de Él. Por ejemplo, Pedro; cuando Dios quiso entregarlo a Satanás, él dijo: “Incluso si me entregas a Satanás, sigues siendo Dios, eres todopoderoso y todo está en Tus manos. ¿Cómo podría no alabarte por las cosas que haces? Pero si pudiera conocerte antes de morir, ¿no sería mejor?”. Él sentía que, en la vida de las personas, conocer a Dios era lo más importante; después de esto, cualquier tipo de muerte estaría bien, y cualquier forma en la que Dios la manejara también. Él sentía que conocer a Dios era la cosa más crucial; si no obtenía la verdad, nunca podría estar satisfecho, pero tampoco se quejaría contra Dios. Solo odiaría el hecho de no haber perseguido la verdad. Dado el espíritu de Pedro, su ferviente búsqueda de conocer a Dios demuestra que su visión de la vida y de los valores había cambiado. Su profundo anhelo de conocer a Dios demuestra que realmente había conocido a Dios. Por eso, a partir de esta afirmación, uno puede ver que su carácter cambió, que él era una persona cuyo carácter se había transformado. Muy al final de su experiencia, Dios dijo que él era quien tenía mayor entendimiento de Él, y quien lo amaba de verdad. Sin la verdad, el carácter-vida de uno nunca puede cambiar de verdad. Solo si podéis perseguir de veras la verdad y entrar en la realidad-verdad, podréis lograr un cambio en vuestro carácter-vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

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