28. A qué se refiere la salvación

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

A fin de cuentas, ¿cuál es el significado principal de la fe de las personas? Salvarse. […] Dicho de manera simple, salvarse significa que podrás seguir viviendo, que se te ha devuelto la vida. Antes vivías en pecado y estabas abocado a la muerte; Dios te veía como a una persona muerta. ¿En qué se basa esta afirmación? Antes de alcanzar la salvación, ¿la gente vive bajo el poder de quién? (El de Satanás). ¿Y de qué dependen para vivir bajo el poder de Satanás? De su naturaleza y sus actitudes corruptas satánicas. Entonces, en todo su ser, tanto en la carne como en todos los demás aspectos, como en su espíritu y sus pensamientos, ¿están vivos o muertos? Desde el punto de vista de Dios, están muertos, son cadáveres andantes. Desde fuera, parece que respiras y piensas, pero lo único que te ronda la mente es la maldad, desafiar a Dios y rebelarte contra Él, diriges todos tus pensamientos a cosas que Dios detesta, odia y condena. A ojos de Dios, todas esas cosas no solo pertenecen a la carne, sino que pertenecen por completo a Satanás y a los diablos. Por tanto, a ojos de Dios, ¿es siquiera humana la humanidad corrupta? No, son bestias, diablos y satanases, ¡son satanases vivos! Todo el mundo vive según la naturaleza y el carácter de Satanás, y Dios los ve como satanases vivos, vestidos de carne humana, como diablos de carne y hueso. Dios los describe como cadáveres andantes, como muertos. Actualmente, Él está haciendo la obra de salvación, lo que significa que tomará a los cadáveres andantes que viven según el carácter corrupto de Satanás y su esencia corrupta, los muertos, y los convertirá en personas vivas. Eso significa salvarse. Uno cree en Dios para salvarse, ¿y qué es salvarse? Cuando uno logra la salvación de Dios, es como el muerto que vive. Aquel que una vez perteneció a Satanás, que estaba destinado a morir, ahora ha cobrado vida como alguien que pertenece a Dios. El que es capaz de someterse a Dios, conocerle y postrarse ante Él en adoración cuando cree y sigue a Dios, si no tiene más resistencia y rebeldía contra Él en su corazón y no va a resistirse ni atacarle más, y puede someterse realmente a Él, entonces, a ojos de Dios, es una persona viva real. […] Para que alguien en definitiva se salve y se convierta en una persona viva, debe al menos prestar atención a las palabras de Dios, ser capaz de pronunciar palabras de conciencia y razón, y debe pensar y discernir, ser capaz de entender la verdad y practicarla, de someterse a Dios y adorarle. Así es una persona viva auténtica.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con obediencia sincera se puede tener verdadera fe

Todos aquellos que viven bajo la influencia de la oscuridad son los que viven en medio de la muerte, son los que Satanás posee. Sin que Dios las salve y las juzgue y las castigue, las personas no pueden escapar de la influencia de la muerte; no se pueden convertir en los vivos. Estos “hombres muertos” no pueden dar testimonio de Dios, y Dios tampoco los puede usar, mucho menos pueden entrar al reino. Dios quiere el testimonio de los vivos, no de los muertos, y Él pide que los vivos, no los muertos, trabajen para Él. “Los muertos” son los que se oponen y se rebelan contra Dios; son los que son insensibles en espíritu y no entienden las palabras de Dios; son los que no ponen la verdad en práctica y no tienen la más mínima lealtad a Dios, y son los que viven bajo el poder de Satanás y que son explotados por Satanás. Los muertos se manifiestan oponiéndose a la verdad, rebelándose contra Dios y siendo viles, despreciables, maliciosos, brutos, engañosos e insidiosos. Incluso si esas personas comen y beben las palabras de Dios, no pueden vivir Sus palabras; aunque estas personas están vivas, sólo son cadáveres que caminan y respiran. Los muertos son totalmente incapaces de satisfacer a Dios, mucho menos de ser completamente sumisos a Él. Sólo pueden engañarlo, blasfemar contra Él y traicionarlo, y todo lo que provocan con su forma de vivir revela la naturaleza de Satanás. Si las personas quieren convertirse en seres vivientes y dar testimonio de Dios, y que Dios las apruebe, entonces deben aceptar la salvación de Dios; se deben someter gustosamente a Su juicio y castigo y deben aceptar gustosamente la poda de Dios. Sólo entonces podrán poner en práctica todas las verdades que Dios exige, y sólo entonces obtendrán la salvación de Dios y se convertirán verdaderamente en seres vivientes. Dios salva a los vivos; Dios los ha juzgado y castigado, están dispuestos a consagrarse, están felices de dar sus vidas por Dios y con gusto dedicarían todas sus vidas a Él. Sólo cuando los vivos dan testimonio de Dios, Satanás puede ser humillado; sólo los vivos pueden esparcir la obra del evangelio de Dios, sólo los vivos son conformes a la voluntad de Dios, y sólo los vivos son personas reales. Originalmente el hombre que Dios hizo estaba vivo, pero debido a la corrupción de Satanás, el hombre vive en medio de la muerte y bajo la influencia de Satanás, y así, de esta manera, la gente se ha convertido en muertos sin espíritu, se han convertido en enemigos que se oponen a Dios, se han convertido en las herramientas de Satanás, y se han convertido en los cautivos de Satanás. Todas las personas vivientes que Dios creó se han convertido en personas muertas, y por eso Dios ha perdido Su testimonio y ha perdido a la humanidad que Él creó y que es lo único que tiene Su aliento. Si Dios ha de recuperar Su testimonio, y recuperar a los que Su propia mano hizo pero que Satanás ha tomado cautivos, entonces Él los debe resucitar para que se conviertan en seres vivientes, y Él los debe reclamar para que vivan en Su luz. Los muertos son los que no tienen espíritu, son insensibles en extremo y se oponen a Dios. Son ante todo aquellos que no conocen a Dios. Estas personas no tienen la más mínima intención de someterse a Dios; sólo se rebelan contra Él y se oponen a Él, y no tienen la más mínima lealtad. Los vivos son aquellos cuyos espíritus han vuelto a nacer, que saben someterse a Dios y son leales a Dios. Poseen la verdad y el testimonio y sólo estas personas son agradables a Dios en Su casa.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres alguien que ha cobrado vida?

¿A qué se refiere principalmente la salvación? Se refiere principalmente a un cambio de carácter. Solo cuando el carácter de una persona cambia, esta se puede deshacer de la influencia de Satanás y salvarse. Por lo tanto, para aquellos que creen en Dios, el cambio de carácter es una cuestión muy importante. Cuando se cambia el carácter de una persona, vivirá con semejanza humana y alcanzará la salvación por completo. Es posible que alguien no sea muy guapo, dotado o talentoso, que hable con torpeza y no se exprese adecuadamente, o que no se vista bien, y que por fuera parezca muy ordinario; sin embargo, es capaz de buscar la verdad cuando algo le ocurre en lugar de actuar según su propia voluntad o maquinar por su propio bien, y cuando Dios le ordena llevar a cabo un deber, es capaz de someterse y cumplir bien con lo que le encomienda. ¿Qué pensáis de este tipo de persona? Aunque por fuera no tenga una apariencia atractiva o agradable, tiene un corazón que teme y se somete a Dios, y aquí es donde se revelan sus puntos fuertes. Cuando las personas lo ven, dicen: “Esta persona tiene un carácter estable, y cuando ocurren cosas puede buscar en silencio ante Dios sin ser descuidado o hacer algo tonto o estúpido. Tiene una actitud seria y responsable, es cumplidor y puede dedicarse por completo a cumplir su deber con lealtad”. Esta persona está limitada en cómo habla y actúa, tiene un raciocinio normal y, según lo que vive y el carácter que muestra, tiene un corazón temeroso de Dios. Si tiene un corazón temeroso de Dios, ¿sus acciones tienen principios? Sin duda, busca los principios y no se involucra imprudentemente en actos indebidos. Este es el resultado definitivo que se consigue al practicar la verdad y buscar un cambio de carácter. Su discurso es comedido y preciso, no habla sin cuidado, su forma de actuar reconforta y es de confiar, y posee las realidades de la sumisión a Dios y de evitar el mal. Todas estas manifestaciones se pueden ver en esta persona, la cual ha entrado en la realidad-verdad y cuyo carácter ha cambiado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

La carne del hombre es de Satanás, está llena de carácter rebelde, es deplorablemente inmundo, y es algo sucio. Las personas codician demasiado el gozo de la carne y hay demasiadas manifestaciones de la carne; por eso Dios desprecia la carne del hombre hasta cierto punto. Cuando las personas se deshacen de las cosas inmundas y corruptas de Satanás, ganan la salvación de Dios. Pero si todavía no se despojan de lo inmundo y de la corrupción, entonces siguen viviendo bajo el poder de Satanás. Las intrigas, los engaños y la tortuosidad de las personas son todas cosas de Satanás. La salvación de Dios hacia ti es para librarte de estas cosas de Satanás. La obra de Dios no puede ser errónea; toda se hace con el fin de salvar a las personas de la oscuridad. Cuando has creído hasta cierto punto y puedes despojarte de la corrupción de la carne, y esta corrupción ya no te constreñe, ¿no has sido salvado? Cuando vives bajo el poder de Satanás eres incapaz de manifestar a Dios, eres algo inmundo y no puedes recibir la herencia de Dios. Una vez que hayas sido purificado y perfeccionado, serás santo, serás una persona normal, y Dios te bendecirá y lo complacerás.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (2)

Muchos no tienen claro lo que significa salvarse. Algunas personas creen que, si llevan creyendo en Dios mucho tiempo, entonces es probable que se salven. Hay quienes piensan que si entienden muchas doctrinas espirituales, entonces es probable que se salven, y los hay que creen que, desde luego, los líderes y obreros se salvarán. Todas estas son nociones y figuraciones humanas. Lo fundamental es que la gente debe entender lo que significa la salvación. Salvarse significa, principalmente, librarse del pecado, librarse de la influencia de Satanás, y volverse a Dios y someterse a Él sinceramente. ¿Qué debéis tener para ser libres de pecado y de la influencia de Satanás? La verdad. Si la gente espera recibir la verdad, debe dotarse de muchas palabras de Dios, ser capaz de experimentarlas y practicarlas, para que pueda comprender la verdad y entrar en la realidad. Será entonces cuando podrá salvarse. No tiene nada que ver que uno pueda salvarse o no con cuánto tiempo lleve creyendo en Dios, con cuánto conocimiento tenga, con si posee dones o fortalezas, o con cuánto sufra. Lo único que guarda relación directa con la salvación es si una persona es capaz o no de recibir la verdad. Así pues, el día de hoy, ¿cuántas verdades has comprendido realmente? ¿Y cuántas palabras de Dios se han convertido en tu vida? De todas las exigencias de Dios, ¿en cuáles has logrado entrar? En tus años de fe en Dios, ¿hasta qué punto has entrado en la realidad de Su palabra? Si no lo sabes o no has logrado entrar en la realidad de ninguna de las palabras de Dios, francamente, no tienes esperanza de salvación. Es imposible que te salves. Da igual que tengas un alto grado de conocimiento o que lleves mucho tiempo creyendo en Dios, tengas buena presencia, hables bien y lleves varios años de líder u obrero. Si no persigues la verdad y no practicas ni experimentas adecuadamente las palabras de Dios, y además careces de un testimonio vivencial real, no hay esperanza de que te salves. No me importa qué aspecto tengas, cuánto conocimiento científico poseas, cuánto hayas sufrido o cuán alto sea el precio que hayas pagado. Esto te digo: si no aceptas la verdad y nunca entras en la realidad de las palabras de Dios, no te puedes salvar. Eso es seguro. Si me dices hasta qué punto has entrado en la realidad de las palabras de Dios, entonces te diré cuánta esperanza de salvación tienes. Ahora que os he hablado sobre los criterios para medir esto, deberíais ser capaces de hacerlo por vuestra cuenta. ¿Qué hecho os revelan estas palabras? Dios se sirvió de palabras para crear el mundo. Utilizó palabras para llevar a cabo todo tipo de hechos, todos los que Dios deseaba realizar, y se sirvió de palabras para consumar dos etapas de Su obra. En la actualidad, Dios está realizando la tercera etapa de Su obra, y en esta ha dicho más palabras que en cualquier otra. Esta es la vez que Dios más ha hablado en Su obra a lo largo de la historia de la humanidad. Que Dios pudiera usar palabras para crear el mundo, para llevar a cabo todos los hechos, para traerlos de la nada a la existencia y de la existencia a la nada; esa es la autoridad de las palabras de Dios, y en última instancia, Dios también se servirá de palabras para llevar a cabo el hecho de la salvación de la humanidad. Ahora todos podéis observar ese hecho. Durante los últimos días, Dios no ha realizado ninguna obra que no esté conectada a Sus palabras. Ha hablado todo ese tiempo y ha usado palabras para guiar al hombre hasta hoy. Por supuesto, mientras hablaba, Dios también ha hecho uso de palabras para preservar Su relación con aquellos que le siguen. Se ha servido de palabras para guiarlos, y estas son de enorme importancia para aquellos que desean salvarse o para los que Dios desea salvar. Dios usará esas palabras para llevar a cabo el hecho de la salvación de la humanidad. Evidentemente, ya sea en términos de contenido o número, e independientemente de qué clase sean y a qué fragmento de las palabras de Dios pertenezcan, dichas palabras tienen una enorme importancia para cada uno de aquellos que desean ser salvados. Dios está usando estas palabras para lograr el efecto definitivo de Su plan de gestión de seis mil años. Para la humanidad, ya sea la de ahora o la del futuro, tienen una enorme importancia. Esa es la actitud de Dios y ese es el objetivo y significado de Sus palabras. Entonces, ¿qué debe hacer la humanidad? Debe cooperar en las palabras y la obra de Dios, no ignorarlas. Sin embargo, ese no es el camino de la fe en Dios de algunas personas. Diga lo que diga, es como si Sus palabras no tuvieran nada que ver con ellas. Siguen persiguiendo y haciendo lo que quieren, y no buscan la verdad conforme a las palabras de Dios. Eso no es experimentar la obra de Dios. Hay otros que no prestan atención diga Él lo que diga, que tienen una única convicción en su corazón: “Haré cualquier cosa que me pida Dios. Si me dice que vaya al oeste, yo iré al oeste; si me dice que vaya al este, iré al este; si me dice que muera, dejaré que me vea morir”. Sin embargo, por otro lado, no asimilan las palabras de Dios. Piensan para sus adentros: “Hay muchas palabras de Dios. Deberían ser un poco más directas y decirme exactamente lo que tengo que hacer. Puedo someterme a Dios en mi corazón”. No importa cuántas palabras diga Dios, al final las personas así siguen siendo incapaces de entender la verdad y no pueden hablar de sus experiencias ni de sus conocimientos. Son como laicos que carecen de comprensión espiritual. ¿Creéis que Dios ama a tales personas? ¿Desea ser misericordioso con ellas? (No). Desde luego que no. A Dios no le gustan esas personas. Él afirma: “He pronunciado incontables miles de palabras. ¿Cómo es que no las has visto u oído? ¿Es que eres ciego o sordo? ¿Qué piensas exactamente en tu corazón? Para mí no eres más que alguien que está obsesionado con conseguir las bendiciones y el hermoso destino. Persigues los mismos objetivos que Pablo. Si no quieres escuchar Mis palabras, si no deseas seguir Mi camino, ¿por qué crees en Dios? No buscas la salvación, persigues el hermoso destino y el deseo de bendiciones. Y puesto que eso es lo que estás tramando, lo más adecuado para ti es ser un trabajador”. De hecho, ser un leal trabajador es también una manifestación de sumisión a Dios, pero constituye el estándar mínimo. Seguir siendo un leal trabajador es mucho mejor que hundirse en la perdición y la destrucción como un no creyente. En particular, la casa de Dios tiene necesidad de trabajadores, y ser capaz de trabajar para Dios también cuenta como bendición. Eso es mucho mejor, incomparablemente mejor, que ser lacayos de los reyes diablos. Sin embargo, a Dios no le satisface del todo que trabajes para Él, porque Su obra de juicio es para salvar, purificar y perfeccionar a las personas. Si la gente se contenta con simplemente trabajar para Dios, ese no es el objetivo que Él desea alcanzar al obrar en la gente ni el efecto que desea ver. Sin embargo, a las personas les carcome el deseo, son necias y ciegas, están hechizadas, consumidas por algún mezquino beneficio, y desechan las preciosas palabras de vida pronunciadas por Dios. Ni siquiera pueden tratarlas con seriedad, y mucho menos apreciarlas. No leer las palabras de Dios y tampoco apreciar la verdad: ¿es eso inteligente o es una estupidez? ¿Puede la gente alcanzar la salvación de esa manera? Todo eso es algo que las personas deben comprender. Solo tendrán esperanza de salvación si dejan de lado sus nociones y figuraciones y se centran en perseguir la verdad.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Atesorar las palabras de Dios es la base de la fe en Dios

Todo lo que Dios hace es necesario, y posee un sentido extraordinario, porque todo lo que lleva a cabo en el hombre concierne a Su gestión y la salvación de la humanidad. Naturalmente, la obra que Dios realizó en Job no es distinta, aunque Job fuera perfecto y recto a los ojos de Dios. En otras palabras, independientemente de lo que Él hace o de los medios por los que lo hace, del coste o de Su objetivo, el propósito de Sus acciones no cambia. Su propósito consiste en introducir en el hombre las palabras, los requisitos y las intenciones de Dios para él; dicho de otro modo, esto es introducir en el ser humano todo lo que Él cree positivo según Sus pasos, permitiéndole comprender Su corazón y entender Su esencia, así como someterse a Su soberanía y Sus disposiciones, para que él pueda alcanzar el temor de Dios y apartarse del mal; todo esto es un aspecto del propósito de Dios en todo lo que Él hace. El otro aspecto es que, siendo Satanás el contraste y el objeto de servicio en la obra de Dios, el hombre queda a menudo en sus manos; este es el medio que Él usa para permitirles a las personas ver en las tentaciones y ataques de Satanás la maldad, la fealdad y lo despreciable de Satanás, provocando así que las personas lo aborrezcan y sean capaces de conocer y reconocer aquello que es negativo. Este proceso les permite liberarse gradualmente del control de Satanás, de sus acusaciones, perturbaciones y ataques hasta que, gracias a las palabras de Dios, su conocimiento de Él, su sumisión a Dios, así como su fe en Él y su temor de Dios, triunfen sobre los ataques y las acusaciones de Satanás. Solo entonces se habrán liberado por completo del poder de Satanás. La liberación de las personas significa que Satanás ha sido derrotado, que ellas han dejado de ser comida en su boca y que, en lugar de tragárselos, Satanás ha renunciado a ellos. Esto se debe a que esas personas son rectas, tienen fe, sumisión, y le temen a Dios, y porque rompen del todo con Satanás. Acarrean vergüenza sobre este, lo convierten en un cobarde, y lo derrotan por completo. Su convicción al seguir a Dios, su sumisión a Él y su temor de Él derrotan a Satanás, y hacen que este las abandone completamente. Sólo las personas como estas han sido verdaderamente ganadas por Dios, y este es Su objetivo supremo al salvar al hombre. Si desean ser salvados y totalmente ganados por Dios, entonces todos los que le siguen deben afrontar tentaciones y ataques, tanto grandes como pequeños, de Satanás. Los que emergen de estas tentaciones y ataques, y son capaces de derrotar por completo a Satanás son aquellos a los que Dios ha salvado. Es decir, los salvos por Él son los que han pasado por Sus pruebas, y han sido tentados y atacados por Satanás innumerables veces. Estos entenderán Sus intenciones y Sus requisitos, pueden someterse a Su soberanía y a Sus disposiciones, y no abandonan el camino de temer a Dios y apartarse del mal en medio de las tentaciones de Satanás. Los salvados en Él son honestos, bondadosos, diferencian entre el amor y el odio, tienen sentido de la justicia, son racionales, capaces de preocuparse por Dios y valorar todo lo que es de Él. Satanás no puede atar, espiar, acusar a estas personas ni maltratarlas; son completamente libres, han sido liberadas y puestas por completo en libertad. Job era exactamente ese hombre de libertad, y esta es justo la relevancia de que Dios lo ha entregado a Satanás.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II

Cuando las personas aún no se han salvado, Satanás perturba a menudo sus vidas y hasta las controla. En otras palabras, los que no son salvos son prisioneros de Satanás, no tienen libertad; él no ha renunciado a ellos, no son aptos ni tienen derecho de adorar a Dios, y Satanás los persigue de cerca y los ataca despiadadamente. Esas personas no tienen felicidad ni derecho a una existencia normal, ni dignidad de los que hablar. Sólo serás salvo y libre si te levantas y luchas contra él, usando tu fe en Dios, tu sumisión a Él y tu temor de Él como armas para librar una batalla a vida o muerte contra él, y lo derrotas por completo, haciéndole huir con el rabo entre las patas, acobardado cada vez que te vea y abandonando completamente sus ataques y sus acusaciones contra ti. Si estás decidido a romper totalmente con Satanás, pero no estás equipado con las armas que te ayudarán a derrotarlo, seguirás estando en peligro. Si el tiempo pasa y él te ha torturado tanto que no te queda ni una pizca de fuerza, pero sigues siendo incapaz de dar testimonio, sigues sin liberarte por completo de las acusaciones y los ataques de Satanás contra ti, tendrás poca esperanza de salvación. Al final, cuando se proclame la conclusión de la obra de Dios, seguirás estando en sus garras, incapaz de liberarte, y por tanto no tendrás nunca oportunidad ni esperanza. La implicación es, pues, que esas personas serán totalmente cautivas de Satanás.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II

¿Qué deben poseer las personas para que se les conceda la salvación? En primer lugar, han de entender muchas verdades, y ser capaces de identificar la esencia, el carácter y la senda de un anticristo. Esta es la única manera de asegurarse de no adorar o seguir a personas mientras se cree en Dios, y la única manera de seguir a Dios hasta el final. Solo los que son capaces de identificar a un anticristo pueden creer, seguir y dar testimonio de Dios. Identificar a un anticristo no es un asunto sencillo, y exige la capacidad de ver claramente su esencia, y distinguir las intrigas, los trucos y los objetivos pretendidos detrás de todo lo que hacen. De esta manera no os dejaréis engañar o controlar por ellos, y podréis manteneros firmes, buscar la verdad de forma segura y continuar en la senda de la búsqueda de la verdad y la obtención de la salvación. Si no podéis identificar a un anticristo, entonces se puede decir que estáis en gran peligro, sois susceptibles de ser engañados y capturados por un anticristo y vivir bajo la influencia de Satanás. Es posible que en la actualidad haya algunos entre los líderes y obreros que obstaculicen, pongan trabas a las personas que buscan la verdad y sean sus enemigos. ¿Aceptáis esto? Hay algunos líderes y obreros que no se atreven a enfrentarse a este hecho ni a aceptarlo. En realidad, estas cosas sí existen en la iglesia, es solo que la gente no puede discernirlas. Si no puedes pasar esta prueba, la de los anticristos, entonces o te engañan y controlan los anticristos, o te hacen sufrir, te torturan, te expulsan, te suprimen y te abusan. En última instancia, tu pequeña y miserable vida no lo resistirá durante mucho tiempo y se marchitará; ya no tendrás fe en Dios y lo abandonarás, diciendo: “Dios no es siquiera justo; ¿dónde está Dios? No hay justicia ni luz en este mundo, y no existe la salvación de la humanidad por parte de Dios. ¡Podríamos pasarnos los días yendo a trabajar y ganando dinero!”. Niegas a Dios y ya no crees que exista; cualquier esperanza de obtener la salvación ha desaparecido por completo. Así que, si quieres llegar a donde se te puede conceder la salvación, la primera prueba que debes pasar es la de dejar al descubierto a Satanás, y también debes tener el coraje de levantarte, exponer y abandonar a Satanás. ¿Dónde está Satanás entonces? Está a tu lado y a tu alrededor; incluso podría estar viviendo dentro de tu corazón. Si estás viviendo en el carácter de Satanás, se puede decir que le perteneces. No puedes ver ni tocar a Satanás ni a los espíritus malvados del reino espiritual, pero el Satanás y los demonios vivientes que existen en la vida real están en todas partes. Toda persona que está harta de la verdad es malvada, y todo líder u obrero que no acepta la verdad es un anticristo o un falso líder. ¿Acaso no son esas personas satanases y demonios vivientes? Estas personas pueden ser las mismas que adoras y admiras; pueden ser las que te guían o las que has reverenciado, en las que has confiado, de las que has dependido y las que has esperado en tu corazón durante mucho tiempo. De hecho, sin embargo, son obstáculos que se interponen en tu camino y te impiden buscar la verdad y obtener la salvación: son falsos líderes y anticristos. Pueden tomar el control de tu vida y de la senda que recorres, y pueden arruinar tu oportunidad de obtener la salvación. Si no los identificas y los descubres, puede que te engañen en cualquier momento o que te capturen y atrapen. Por lo tanto, te encuentras en gran peligro. Si no puedes librarte de este peligro, te conviertes en la víctima del sacrificio de Satanás.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 3: Excluyen y atacan a quienes buscan la verdad

Si las personas desean ser salvadas cuando creen en Dios, lo fundamental es si tienen o no corazones temerosos de Dios, si Él ocupa o no un lugar en su corazón, si son capaces o no de vivir ante Dios y mantener una relación normal con Él. Lo esencial es si las personas son capaces o no de practicar la verdad, y alcanzar la sumisión a Dios. Tales son la senda y las condiciones para ser salvados. Si tu corazón no es capaz de vivir ante Dios, si no oras a menudo a Dios y no tienes comunicación con Él y pierdes la relación normal con Dios, nunca serás salvado, pues has bloqueado la senda de la salvación. Si no tienes ninguna relación con Dios, has llegado al final. Si Dios no está en tu corazón, entonces es inútil afirmar que tienes fe, creer solo nominalmente en Dios. No importa cuántas palabras y doctrinas seas capaz de decir, cuánto hayas sufrido por tu fe en Dios, o los dones que poseas; si Dios está ausente de tu corazón y no temes a Dios, entonces no importa cómo creas en Él. Dios dirá: “Apártate de mí, malhechor”. Serás clasificado como un malhechor. Estarás desvinculado de Dios. Él no será tu Señor ni tu Dios. Aunque reconozcas que Dios tiene soberanía sobre todo, y que es el Creador, no adoras a Dios y no te sometes a Su soberanía. Sigues a Satanás y los diablos; solo Satanás y los diablos son tus señores. Si, en todas las cosas, confías en ti mismo, y sigues tu propia voluntad, si confías en que tu destino está en tus propias manos, entonces en lo que crees es en ti mismo. Aunque pretendas creer y reconocer a Dios, Él no te reconoce. No tienes relación con Él, y por eso estás destinado a ser finalmente desdeñado por Dios, a ser castigado y descartado por Él; Dios no salva a gente como tú. Las personas que verdaderamente creen en Dios son aquellas que aceptan a Dios como el Salvador, que aceptan que Él es la verdad, el camino y la vida. Son capaces de esforzarse sinceramente por Dios y cumplir con el deber de un ser creado, experimentan Su obra, practican Sus palabras y la verdad, y caminan por la senda de la búsqueda de la verdad. Son personas que se someten a la soberanía y los arreglos de Dios, y que siguen Su voluntad. Solo cuando las personas tienen esta fe en Dios pueden salvarse; si no, serán condenadas. ¿Es aceptable que la gente tenga ilusiones cuando cree en Dios? En su fe en Dios, ¿puede la gente obtener la verdad cuando se aferra siempre a sus propias nociones y a sus figuraciones vagas y abstractas? En absoluto. Cuando la gente cree en Dios, debe aceptar la verdad, creer en Dios como Él lo pide, y someterse a Sus orquestaciones y arreglos; solo entonces puede alcanzar la salvación. No hay otro camino aparte de ese; hagas lo que hagas, no debes incurrir en ninguna ilusión. El hecho de comunicar sobre este tema es muy importante para la gente, ¿verdad? Es una llamada de atención para vosotros.

Ahora que habéis oído estos mensajes, ya deberíais entender la verdad y tener claro lo que conlleva la salvación. Lo que le gusta a la gente, por lo que se esfuerza, lo que le apasiona, nada de esto es importante. Lo más importante es aceptar la verdad. En el análisis final, ser capaz de obtener la verdad es lo más importante, y lo que puede permitirte alcanzar el temor de Dios y evitar el mal es la senda correcta. Si has creído en Dios durante varios años y siempre te has centrado en la búsqueda de cosas que no tienen relación con la verdad, entonces tu fe no tiene nada que ver con ella, y nada que ver con Dios. Puedes decir que crees y reconoces a Dios, pero Él no es tu Señor, no es tu Dios, no aceptas que Él tenga soberanía sobre tu destino, no te sometes a todo lo que Dios dispone para ti, no reconoces el hecho de que Él es la verdad, en cuyo caso tus esperanzas de salvación se han desvanecido; si no puedes caminar por la senda de la búsqueda de la verdad, caminas por la senda de la destrucción. Si todo lo que persigues, en lo que te concentras, por lo que oras y lo que pides, se basa en las palabras de Dios y en lo que Dios pide, y si tienes cada vez más la sensación de que te sometes y adoras al Creador, y sientes que Dios es tu Señor, tu Dios, si estás cada vez más contento de someterte a todo lo que Dios orquesta y dispone para ti, y si tu relación con Él es cada vez más estrecha, y cada vez más normal, y si tu amor a Dios es cada vez más puro y verdadero, entonces tus quejas y malentendidos sobre Dios, y tus deseos extravagantes hacia Él serán cada vez menos, y habrás alcanzado por completo el temor a Dios y el evitar el mal, lo que significa que ya habrás puesto el pie en la senda de la salvación.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación

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