38. Qué relación guardan el temor de Dios y la evitación del mal con la salvación

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Si las personas desean ser salvadas cuando creen en Dios, lo fundamental es si tienen o no corazones temerosos de Dios, si Él ocupa o no un lugar en su corazón, si son capaces o no de vivir ante Dios y mantener una relación normal con Él. Lo esencial es si las personas son capaces o no de practicar la verdad, y alcanzar la sumisión a Dios. Tales son la senda y las condiciones para ser salvados. Si tu corazón no es capaz de vivir ante Dios, si no oras a menudo a Dios y no tienes comunicación con Él y pierdes la relación normal con Dios, nunca serás salvado, pues has bloqueado la senda de la salvación. Si no tienes ninguna relación con Dios, has llegado al final. Si Dios no está en tu corazón, entonces es inútil afirmar que tienes fe, creer solo nominalmente en Dios. No importa cuántas palabras y doctrinas seas capaz de decir, cuánto hayas sufrido por tu fe en Dios, o los dones que poseas; si Dios está ausente de tu corazón y no temes a Dios, entonces no importa cómo creas en Él. Dios dirá: “Apártate de mí, malhechor”. Serás clasificado como un malhechor. Estarás desvinculado de Dios. Él no será tu Señor ni tu Dios. Aunque reconozcas que Dios tiene soberanía sobre todo, y que es el Creador, no adoras a Dios y no te sometes a Su soberanía. Sigues a Satanás y los diablos; solo Satanás y los diablos son tus señores. Si, en todas las cosas, confías en ti mismo, y sigues tu propia voluntad, si confías en que tu destino está en tus propias manos, entonces en lo que crees es en ti mismo. Aunque pretendas creer y reconocer a Dios, Él no te reconoce. No tienes relación con Él, y por eso estás destinado a ser finalmente desdeñado por Dios, a ser castigado y descartado por Él; Dios no salva a gente como tú. Las personas que verdaderamente creen en Dios son aquellas que aceptan a Dios como el Salvador, que aceptan que Él es la verdad, el camino y la vida. Son capaces de esforzarse sinceramente por Dios y cumplir con el deber de un ser creado, experimentan Su obra, practican Sus palabras y la verdad, y caminan por la senda de la búsqueda de la verdad. Son personas que se someten a la soberanía y los arreglos de Dios, y que siguen Su voluntad. Solo cuando las personas tienen esta fe en Dios pueden salvarse; si no, serán condenadas. ¿Es aceptable que la gente tenga ilusiones cuando cree en Dios? En su fe en Dios, ¿puede la gente obtener la verdad cuando se aferra siempre a sus propias nociones y a sus figuraciones vagas y abstractas? En absoluto. Cuando la gente cree en Dios, debe aceptar la verdad, creer en Dios como Él lo pide, y someterse a Sus orquestaciones y arreglos; solo entonces puede alcanzar la salvación. No hay otro camino aparte de ese; hagas lo que hagas, no debes incurrir en ninguna ilusión. El hecho de comunicar sobre este tema es muy importante para la gente, ¿verdad? Es una llamada de atención para vosotros.

Ahora que habéis oído estos mensajes, ya deberíais entender la verdad y tener claro lo que conlleva la salvación. Lo que le gusta a la gente, por lo que se esfuerza, lo que le apasiona, nada de esto es importante. Lo más importante es aceptar la verdad. En el análisis final, ser capaz de obtener la verdad es lo más importante, y lo que puede permitirte alcanzar el temor de Dios y evitar el mal es la senda correcta. Si has creído en Dios durante varios años y siempre te has centrado en la búsqueda de cosas que no tienen relación con la verdad, entonces tu fe no tiene nada que ver con ella, y nada que ver con Dios. Puedes decir que crees y reconoces a Dios, pero Él no es tu Señor, no es tu Dios, no aceptas que Él tenga soberanía sobre tu destino, no te sometes a todo lo que Dios dispone para ti, no reconoces el hecho de que Él es la verdad, en cuyo caso tus esperanzas de salvación se han desvanecido; si no puedes caminar por la senda de la búsqueda de la verdad, caminas por la senda de la destrucción. Si todo lo que persigues, en lo que te concentras, por lo que oras y lo que pides, se basa en las palabras de Dios y en lo que Dios pide, y si tienes cada vez más la sensación de que te sometes y adoras al Creador, y sientes que Dios es tu Señor, tu Dios, si estás cada vez más contento de someterte a todo lo que Dios orquesta y dispone para ti, y si tu relación con Él es cada vez más estrecha, y cada vez más normal, y si tu amor a Dios es cada vez más puro y verdadero, entonces tus quejas y malentendidos sobre Dios, y tus deseos extravagantes hacia Él serán cada vez menos, y habrás alcanzado por completo el temor a Dios y el evitar el mal, lo que significa que ya habrás puesto el pie en la senda de la salvación. Aunque caminar por la senda de la salvación viene acompañado de la disciplina, la poda, el juicio y el castigo de Dios, y estos te hacen sufrir mucho dolor, este es el amor de Dios que te llega. Si, cuando crees en Dios, solo buscas ser bendecido, y solo buscas el estatus, la fama y el provecho, y nunca eres disciplinado y podado, o juzgado y castigado, entonces, aunque tengas una vida fácil, tu corazón se alejará cada vez más de Dios, perderás la relación normal con Él, y tampoco estarás dispuesto a aceptar el escrutinio de Dios; querrás ser tu propio jefe, lo que demuestra que la senda que recorres no es la correcta. Si has experimentado la obra de Dios por un tiempo y tienes un sentido creciente de cómo la humanidad está tan profundamente corrompida, y es tan propensa a oponerse a Dios, y si sientes ansiedad por si llega un día en que hagas algo que se oponga a Dios, y tienes miedo de que probablemente lo ofendas y seas abandonado por Él, y por lo tanto sientes que nada es más espantoso que oponerse a Dios, entonces tendrás un corazón temeroso de Dios. Sentirás que, cuando la gente cree en Dios, no debe alejarse de Él; si se aleja de Dios, si se aleja de la disciplina de Dios y de Su juicio y castigo, entonces esto equivale a perder la protección y el cuidado de Dios, a perder Sus bendiciones, y todo habrá terminado para la gente; solo podrán volverse cada vez más depravados, serán como la gente de la religión, y seguirán siendo propensos a oponerse a Dios mientras crean en Él, y así se habrán convertido en anticristos. Si puedes darte cuenta de esto, entonces orarás a Dios: “¡Oh, Dios! Por favor, júzgame y castígame. En todo lo que hago, te ruego que me escrutes. Si hago algo que vulnera la verdad y va en contra de Tus intenciones, júzgame y castígame severamente, no puedo estar sin Tu juicio y castigo”. Esta es la senda correcta por la que deben caminar las personas en su fe en Dios.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación

Existe un dicho del que deberíais tomar nota. Creo que es de suma importancia, porque me viene a la mente numerosas veces cada día. ¿Por qué? Porque cada vez que tengo a alguien enfrente, cada vez que oigo la historia de alguien y oigo la experiencia de una persona o su testimonio de fe en Dios, siempre uso este dicho para determinar en Mi corazón si ese individuo es o no el tipo de persona que Dios quiere y que le gusta. Entonces, ¿cuál es este dicho? Ahora os tengo a todos al borde del asiento. Cuando lo revele, quizás os sintáis decepcionados, porque durante muchos años algunos han hablado de labios para afuera. Yo, sin embargo, no he hablado de labios para afuera ni una sola vez. Es un dicho que mora en Mi corazón. ¿Cuál es, entonces? Es el siguiente: “Sigue el camino de Dios: teme a Dios y apártate del mal”. ¿No es una frase extremadamente simple? No obstante, a pesar de su simpleza, las personas que tienen auténticamente un entendimiento profundo de estas palabras sentirán que conllevan un gran peso, que este dicho es muy valioso para la propia práctica, que es una línea del lenguaje de la vida que contiene la realidad verdad, que representa un objetivo vitalicio para los que buscan satisfacer a Dios y que es un camino vitalicio que debe seguir todo aquel que sea considerado con las intenciones de Dios. […] No importa cómo entendáis ahora este dicho ni cómo lo tratéis, Yo os seguiré diciendo esto: si las personas pueden practicar las palabras de este dicho y experimentarlas y llegar al estándar de temer a Dios y apartarse del mal, tienen garantizado el ser sobrevivientes y seguro tendrán un buen desenlace. Si, no obstante, no puedes alcanzar el estándar establecido por este dicho, se puede decir que tu desenlace es una incógnita.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra

En cada era de la obra de Dios, Él otorga algunas palabras a la gente y le comunica algunas verdades. Estas verdades les sirven a las personas como el camino al que deben apegarse, el que deben seguir, la senda que les permite temer a Dios y apartarse del mal, y el que las personas deberían poner en práctica y respetar en su vida y a lo largo de su viaje de vida. Por estas razones Dios hace estas declaraciones a la humanidad. Las personas deben apegarse a estas palabras que vienen de Dios, pues apegarse a ellas es recibir vida. Si una persona no se apega a ellas y no las pone en práctica, y tampoco las vive en su vida, entonces no está poniendo en práctica la verdad. Adicionalmente, si las personas no están poniendo en práctica la verdad, entonces no le están temiendo a Dios ni se están apartando del mal ni pueden satisfacer a Dios. Los que no pueden satisfacerle tampoco pueden recibir Su elogio, y este tipo de personas no tienen un desenlace.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra

Todo lo que Dios hace es necesario, y posee un sentido extraordinario, porque todo lo que lleva a cabo en el hombre concierne a Su gestión y la salvación de la humanidad. Naturalmente, la obra que Dios realizó en Job no es distinta, aunque Job fuera perfecto y recto a los ojos de Dios. En otras palabras, independientemente de lo que Él hace o de los medios por los que lo hace, del coste o de Su objetivo, el propósito de Sus acciones no cambia. Su propósito consiste en introducir en el hombre las palabras, los requisitos y las intenciones de Dios para él; dicho de otro modo, esto es introducir en el ser humano todo lo que Él cree positivo según Sus pasos, permitiéndole comprender Su corazón y entender Su esencia, así como someterse a Su soberanía y Sus disposiciones, para que él pueda alcanzar el temor de Dios y apartarse del mal; todo esto es un aspecto del propósito de Dios en todo lo que Él hace. El otro aspecto es que, siendo Satanás el contraste y el objeto de servicio en la obra de Dios, el hombre queda a menudo en sus manos; este es el medio que Él usa para permitirles a las personas ver en las tentaciones y ataques de Satanás la maldad, la fealdad y lo despreciable de Satanás, provocando así que las personas lo aborrezcan y sean capaces de conocer y reconocer aquello que es negativo. Este proceso les permite liberarse gradualmente del control de Satanás, de sus acusaciones, perturbaciones y ataques hasta que, gracias a las palabras de Dios, su conocimiento de Él, su sumisión a Dios, así como su fe en Él y su temor de Dios, triunfen sobre los ataques y las acusaciones de Satanás. Solo entonces se habrán liberado por completo del poder de Satanás. La liberación de las personas significa que Satanás ha sido derrotado, que ellas han dejado de ser comida en su boca y que, en lugar de tragárselos, Satanás ha renunciado a ellos. Esto se debe a que esas personas son rectas, tienen fe, sumisión, y le temen a Dios, y porque rompen del todo con Satanás. Acarrean vergüenza sobre este, lo convierten en un cobarde, y lo derrotan por completo. Su convicción al seguir a Dios, su sumisión a Él y su temor de Él derrotan a Satanás, y hacen que este las abandone completamente. Sólo las personas como estas han sido verdaderamente ganadas por Dios, y este es Su objetivo supremo al salvar al hombre. Si desean ser salvados y totalmente ganados por Dios, entonces todos los que le siguen deben afrontar tentaciones y ataques, tanto grandes como pequeños, de Satanás. Los que emergen de estas tentaciones y ataques, y son capaces de derrotar por completo a Satanás son aquellos a los que Dios ha salvado. Es decir, los salvos por Él son los que han pasado por Sus pruebas, y han sido tentados y atacados por Satanás innumerables veces. Estos entenderán Sus intenciones y Sus requisitos, pueden someterse a Su soberanía y a Sus disposiciones, y no abandonan el camino de temer a Dios y apartarse del mal en medio de las tentaciones de Satanás. Los salvados en Él son honestos, bondadosos, diferencian entre el amor y el odio, tienen sentido de la justicia, son racionales, capaces de preocuparse por Dios y valorar todo lo que es de Él. Satanás no puede atar, espiar, acusar a estas personas ni maltratarlas; son completamente libres, han sido liberadas y puestas por completo en libertad. Job era exactamente ese hombre de libertad, y esta es justo la relevancia de que Dios lo ha entregado a Satanás.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II

Cuando Dios quiere obtener el corazón de alguien, expone a esa persona a numerosas pruebas. En el transcurso de estas, si Dios no obtiene el corazón de esa persona o ve que tiene alguna actitud; es decir, si ve que esta persona no practica o ve que no se comporta con temor, y si tampoco ve en esa persona la actitud y la determinación de apartarse del mal, entonces, tras numerosas pruebas, Dios dejará de ser paciente con este individuo y no lo tolerará más. Ya no probará a esta persona ni obrará en ella. ¿Qué significa esto, entonces, para el desenlace de esta persona? Significa que no tiene desenlace. Tal vez esta persona no haya hecho ningún mal; tal vez no ha hecho nada perjudicial y no ha provocado perturbación alguna. Tal vez no se ha resistido abiertamente a Dios. Sin embargo, el corazón de esta persona permanece escondido de Él. Nunca ha tenido una actitud y un punto de vista claros hacia Dios, y Él no puede ver con claridad que le haya entregado su corazón ni que esta persona esté buscando temerle y apartarse del mal. Dios pierde la paciencia con estas personas y ya no pagará ningún precio por ellas y ya no será misericordioso con ellas ni obrará más en ellas. La vida de fe en Dios de esta persona ya ha terminado. Esto se debe a que, en las muchas pruebas que Dios le ha puesto, Él no ha obtenido el resultado que quiere. Existen, pues, algunas personas en las que nunca he visto el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo. ¿Cómo se puede ver esto? Estas personas pueden haber creído en Dios durante muchos años y haberse comportado superficialmente con mucho vigor. Han leído muchos libros, tratado muchos asuntos, llenado una docena de cuadernos con notas y dominado muchas palabras y doctrinas. Sin embargo, no hay un crecimiento visible en ellas, sus puntos de vista sobre Dios permanecen invisibles y sus actitudes siguen sin ser claras. En otras palabras, su corazón no puede ser visto; siempre está cerrado y sellado; sellado para Dios. Como resultado, Él no ha visto su verdadero corazón, no ha visto un verdadero temor de Dios en ellas y ni siquiera ha visto cómo siguen el camino de Dios. Si Dios todavía no ha ganado a estas personas a estas alturas, ¿podrá hacerlo en el futuro? ¡No! ¿Seguirá reclamando cosas que no pueden obtenerse? ¡No lo hará! ¿Cuál es, entonces, la actitud actual de Dios hacia estas personas? (Las desdeña y las ignora). ¡Las ignora!

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra

A Dios se le ha de temer y se ha de someterse a Él, porque Su ser y Su carácter no son los mismos que los de un ser creado y están por encima de los de un ser creado. Dios existe por sí mismo, Él es eterno, no es un ser creado y solo Dios es digno de temor y sumisión; el hombre no está calificado para esto. Así, todos los que han experimentado Su obra y verdaderamente lo conocen desarrollan corazones temerosos de Él. Sin embargo, los que no abandonan sus nociones acerca de Él, es decir, los que sencillamente no lo ven como Dios, no tienen un corazón temeroso de Él, y aunque lo siguen no son conquistados; por naturaleza son personas rebeldes. Lo que Él pretende lograr obrando así es que todos los seres creados tengan corazones temerosos del Creador, que lo adoren y se rindan incondicionalmente ante Su dominio. Este es el resultado final que toda Su obra pretende lograr. Si las personas que han experimentado esa obra no tienen corazones temerosos de Dios, aunque sea un poco, y si su rebeldía pasada no cambia para nada, entonces seguro serán descartadas. Si la actitud que una persona tiene hacia Dios es solo la de admirarlo, o mostrarle respeto desde la distancia y no amarlo en lo más mínimo, entonces ese es el resultado al que llega una persona que no tiene un corazón amante de Dios, y a esa persona le hacen falta las condiciones para ser perfeccionada. Si esa obra tan grande no es capaz de alcanzar el amor verdadero de una persona, entonces esa persona no ha ganado a Dios y no busca la verdad de un modo genuino. Una persona que no ama a Dios no ama la verdad y, por lo tanto, no puede ganar a Dios ni mucho menos recibir la aprobación de Dios. Tales personas, independientemente de cómo experimenten la obra del Espíritu Santo y de cómo experimenten el juicio, siguen siendo incapaces de tener un corazón temeroso de Dios. Estas son personas cuya naturaleza es inmutable y que tienen actitudes extremadamente odiosas. Todos los que no tengan un corazón temeroso de Dios serán descartados, serán objetos de castigo y serán castigados igual que los que hacen el mal, y han de sufrir aún más que aquellos que han hecho cosas injustas.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la obra del hombre

En su creencia en Dios, si las personas no tienen un corazón temeroso de Dios, si no tienen un corazón de sumisión a Dios, entonces no solo no podrán hacer ninguna obra para Él, sino que, por el contrario, se convertirán en quienes perturban Su obra y lo desafían. Creer en Dios, pero no someterse a Él ni temerlo y, más bien, resistirse a Él, es la mayor desgracia para un creyente. Si los creyentes son tan casuales y desenfrenados en sus palabras y su conducta como lo son los incrédulos, entonces son todavía más perversos que los incrédulos; son demonios arquetípicos. Aquellos que dan rienda suelta a su conversación venenosa y maliciosa dentro de la iglesia, que difunden rumores, fomentan la desarmonía y forman grupitos entre los hermanos y hermanas deben ser expulsados de la iglesia. Sin embargo, como esta es una era diferente de la obra de Dios, estas personas son restringidas, pues sin duda serán descartadas. Todos los que han sido corrompidos por Satanás tienen un carácter corrupto. Algunos no tienen nada más que un carácter corrupto, mientras que otros son diferentes: no solo tienen un carácter satánico corrupto, sino que su naturaleza también es extremadamente maliciosa. No solo sus palabras y acciones revelan su carácter corrupto y satánico; además, estas personas son los auténticos diablos Satanases. Su comportamiento interrumpe y perturba la obra de Dios, perturba la entrada en la vida de los hermanos y hermanas y daña la vida normal de la iglesia. Tarde o temprano, estos lobos con piel de oveja deben ser depurados; debe adoptarse una actitud despiadada, una actitud de rechazo hacia estos lacayos de Satanás. Solo esto es estar del lado de Dios y aquellos que no lo hagan se están revolcando en el fango con Satanás. Las personas que genuinamente creen en Dios siempre lo tienen en su corazón y siempre llevan en su interior un corazón temeroso de Dios, un corazón que ama a Dios. Aquellos que creen en Dios deben hacer las cosas con cautela y prudencia, y todo lo que hagan debe estar de acuerdo con los requisitos de Dios y ser capaz de satisfacer Su corazón. No deben ser obstinados y hacer lo que les plazca; eso no corresponde al decoro santo. Las personas no deben desbocarse y ondear el estandarte de Dios por todas partes al tiempo que van fanfarroneando y estafando por todos lados; este es el tipo de conducta más rebelde. Las familias tienen sus reglas, y las naciones, sus leyes; ¿acaso no ocurre con más razón en la casa de Dios? ¿Acaso no tiene estándares todavía más estrictos? ¿No tiene todavía más decretos administrativos? Las personas son libres de hacer lo que quieran, pero los decretos administrativos de Dios no pueden alterarse a voluntad. Dios es un Dios que no tolera las ofensas por parte de los humanos; Él es un Dios que condena a muerte a las personas. ¿Acaso las personas realmente no lo saben ya?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad

Que puedas salvarte no depende de tu antigüedad ni de cuántos años lleves trabajando, y ni mucho menos de cuántas acreditaciones hayas acumulado. Más bien depende de si tu búsqueda ha dado fruto. Debes saber que quienes se salvan son los “árboles” que dan fruto, no los árboles con follaje exuberante y abundantes flores que aún no dan fruto. Aunque hayas pasado muchos años vagando por las calles, ¿qué importa eso? ¿Dónde está tu testimonio? No tienes tanto un corazón temeroso de Dios como un corazón para amarte a ti mismo y a tus deseos lujuriosos; ¿acaso no es eso ser una persona degenerada? ¿Cómo va a ser ejemplo y modelo de salvación? Tu naturaleza es incorregible, eres demasiado rebelde, ¡imposible de salvar! ¿No serán esas personas las descartadas? ¿Acaso cuando termine Mi obra no será el momento en que llegará tu último día? He llevado a cabo una gran obra y pronunciado muchísimas palabras entre vosotros; ¿cuánto de esto os ha entrado de veras en los oídos? ¿A cuánto os habéis sometido? Cuando termine Mi obra será el momento en que dejarás de oponerte a Mí, de estar en contra de Mí. A medida que obro, actuáis constantemente contra Mí; jamás acatáis Mis palabras. Yo llevo a cabo Mi obra y tú realizas tu propia “obra” de crear tu pequeño reino. ¡No sois más que una manada de zorros y perros que todo lo hacen para oponerse a Mí! Siempre procuráis atraer a vuestros brazos a aquellos que os ofrecen su amor sin reservas; ¿dónde está vuestro corazón temeroso? ¡Todo lo que hacéis es engañoso! ¡No tenéis sumisión ni temor y todo lo que hacéis es engañoso y blasfemo! ¿Se pueden salvar unas personas así? Los hombres sexualmente inmorales y lascivos siempre quieren atraer a rameras coquetas para su disfrute. De ningún modo salvaré a esos demonios sexualmente inmorales. Os odio, inmundos demonios, y vuestra lascivia y coquetería os sumirán en el infierno. ¿Qué tenéis que decir? ¡Vosotros, inmundos demonios y malos espíritus, sois repulsivos! ¡Sois repugnantes! ¿Cómo podría salvarse semejante basura? ¿Todavía pueden salvarse aquellos que están atrapados en el pecado? Hoy en día, esta verdad, este camino y esta vida no os atraen; por el contrario, os atraen la pecaminosidad, el dinero, la posición, la fama, la ganancia, el disfrute de la carne, el atractivo de los hombres y los encantos de las mujeres. ¿Qué os hace aptos para entrar en Mi reino? Vuestra imagen es aún más grande que la de Dios y vuestro estatus es incluso superior al Suyo, por no hablar de vuestro prestigio entre los hombres: os habéis convertido en ídolos de la gente. ¿Tú no te has convertido en arcángel? Cuando revele los resultados de las personas, que también será cuando la obra de salvación se acerque a su fin, muchos de vosotros seréis cadáveres imposibles de salvar y deberéis ser descartados. Durante la obra de salvación soy amable y bueno con todas las personas. Cuando la obra concluya, revelaré los resultados de los distintos tipos de personas y en ese momento ya no seré amable y bueno, pues habré revelado los resultados de las personas, habré clasificado a cada una según su tipo y no servirá de nada que continúe Mi obra de salvación, ya que se habrá pasado la época de la salvación y, siendo esto así, no volverá.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (7)

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