42. Por qué se dice que solo los que han transformado el carácter son elegibles para servir a Dios

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Servir a Dios no es una tarea sencilla. Aquellos cuyo carácter corrupto permanece inalterado no pueden servir nunca a Dios. Si tu carácter no ha sido juzgado ni castigado por las palabras de Dios, entonces tu carácter aún representa a Satanás, lo que prueba que sirves a Dios por tus propias buenas intenciones, que tu servicio está basado en tu naturaleza satánica. Tú sirves a Dios con tu temperamento natural y de acuerdo con tus preferencias personales. Es más, siempre piensas que las cosas que estás dispuesto a hacer son las que deleitan a Dios, y que las cosas que no deseas hacer son las que son odiosas para Dios; obras totalmente según tus propias preferencias. ¿Puede esto llamarse servir a Dios? En última instancia, tu carácter de vida no cambiará ni un ápice; más bien, tu servicio te volverá incluso más obstinado, haciendo así que se arraigue profundamente tu carácter corrupto, y de esta manera, desarrollarás reglas en tu interior sobre el servicio a Dios que se basan principalmente en tu propio temperamento, y experiencias derivadas de tu servicio según tu propio carácter. Estas son las experiencias y lecciones del hombre. Es la filosofía del hombre para los asuntos mundanos. Las personas como estas se pueden clasificar como fariseos y funcionarios religiosos. Si nunca despiertan y se arrepienten, seguramente se convertirán en los falsos Cristos y los anticristos que desorientan a las personas en los últimos días. Los falsos Cristos y los anticristos de los que se habló surgirán de entre esta clase de personas. Si aquellos que sirven a Dios siguen su propio temperamento y actúan en base a su propia voluntad, corren el riesgo de ser expulsados en cualquier momento. Aquellos que aplican sus muchos años de experiencia adquirida al servicio a Dios con el fin de ganarse el corazón de los demás para sermonearlos, constreñirlos y enaltecerse a sí mismos, y que nunca se arrepienten, nunca confiesan sus pecados, nunca renuncian a los beneficios de su posición; estas personas caerán delante de Dios. Son de la misma especie que Pablo, presumen de su primacía y hacen alarde de sus calificaciones. Dios no traerá a este tipo de personas a la perfección. Este servicio interrumpe la obra de Dios. Las personas siempre se aferran a lo viejo. Se aferran a las nociones del pasado, a todo lo de tiempos pretéritos. Este es un gran obstáculo para su servicio. Si no puedes desecharlas, estas cosas acabarán con tu vida entera. Dios no te elogiará en lo más mínimo; ni siquiera si te rompes las piernas mientras corres o si te quiebras la espalda a causa de tu labor, ni siquiera si eres martirizado en tu servicio a Dios. Muy por el contrario: Él dirá que eres un hacedor del mal.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La necesidad de depurar el servicio religioso

Hay mucha menos desviación en la obra de quienes han pasado por la poda, el juicio y el castigo, y la expresión de su obra es mucho más exacta. Los que confían en su naturalidad para obrar cometen errores muy importantes. La obra de las personas sin perfeccionar expresa demasiado de su propia naturalidad, lo que plantea un gran obstáculo para la obra del Espíritu Santo. Por muy bueno que sea el calibre de una persona, también debe experimentar la poda y el juicio antes de poder llevar a cabo la obra encomendada por Dios. Si no han sufrido tal juicio, su obra, por muy bien que la hagan, no puede estar de acuerdo con los principios de la verdad y es siempre un producto de su propia naturalidad y bondad humana. La obra de los que han pasado por la poda y el juicio es mucho más exacta que la obra de los que no han sido podados y juzgados. Los que no han sufrido el juicio no expresan nada sino carne y pensamientos humanos, mezclados con mucha inteligencia humana y talento innato. Esta no es la expresión exacta que el hombre hace de la obra de Dios. Los que siguen a tales personas son llevados ante ellos por su calibre innato. Como expresan demasiado la perspectiva y la experiencia del hombre, que están casi desconectadas de la intención original de Dios y se desvían demasiado de ella, la obra de este tipo de personas no puede llevar a la gente delante de Dios sino más bien delante del hombre. Así que los que no han sufrido el juicio y el castigo no están calificados para llevar a cabo la obra de la comisión de Dios. La obra de un obrero calificado puede llevar a las personas al camino correcto y concederles una mayor entrada a la verdad. Su obra puede llevar personas delante de Dios. Además, la obra que hace puede variar de individuo a individuo y no está sujeta a reglas, lo que permite a las personas libertad y liberación, y la capacidad de crecer poco a poco en la vida y tener una entrada más profunda en la verdad. La obra de un obrero no calificado se queda demasiado corta; su obra es necia. Solo puede llevar a las personas a las reglas, y lo que demanda de las personas no varía de individuo a individuo; no obra de acuerdo con las necesidades reales de las personas. En este tipo de obra hay demasiadas reglas y demasiadas doctrinas y esto no puede llevar a las personas a la realidad o a la práctica normal del crecimiento en la vida. Solo les puede permitir adherirse a unas cuantas reglas inútiles. Este tipo de guía solo puede llevar a las personas a descarriarse. Te guía para que te vuelvas como él; te puede llevar a lo que él tiene y es. Para que los seguidores disciernan si los líderes están calificados, la clave es examinar el camino por el que lideran y los resultados de su obra, y ver si los seguidores reciben principios de acuerdo con la verdad, y si reciben los caminos de práctica adecuados para su transformación. Debes distinguir entre la diferente obra de diferentes tipos de personas; no debes ser un seguidor necio. Esto afecta la cuestión de la entrada de las personas. Si no eres capaz de distinguir el liderazgo de qué persona tiene un camino y cuál no, te desorientarán fácilmente. Todo esto tiene relación directa con tu propia vida. Hay demasiada naturalidad en la obra de las personas no perfeccionadas; se mezcla con demasiada voluntad humana. Su ser es la naturalidad, con lo que nacieron. No es la vida después de haber sido podado o la realidad después de haber sido transformado. ¿Cómo puede una persona así apoyar a los que están buscando la vida? La vida que el hombre tiene originalmente es su inteligencia o su talento innatos. Esta clase de inteligencia o talento están bastante alejados de las demandas exactas que Dios le hace al hombre. Si un hombre no ha sido perfeccionado y su carácter corrupto no ha sido podado, habrá una gran brecha entre lo que expresa y la verdad: lo que expresa estará mezclado con cosas vagas tales como su imaginación y experiencia unilateral. Además, independientemente de cómo obre, las personas sienten que no hay un objetivo general y ninguna verdad adecuada para la entrada de todas las personas. La mayoría de lo que se de manda a las personas supera sus habilidades, es como pedir peras al olmo. Esta es la obra de la voluntad humana. El carácter corrupto del hombre, sus pensamientos y nociones impregnan todas las partes de su cuerpo. El hombre no nace con el instinto de practicar la verdad ni tampoco tiene el instinto de entender directamente la verdad. Si se añade a eso el carácter corrupto del hombre, cuando esta clase de persona natural obra, ¿no causa interrupciones? Pero un hombre que ha sido perfeccionado tiene la experiencia de la verdad que las personas deben entender, y el conocimiento de su carácter corrupto, de modo que las cosas vagas e irreales en su obra disminuyan poco a poco, las adulteraciones humanas se reducen y su obra y servicio se acercan cada vez más a los estándares requeridos por Dios. Así, su obra ha entrado en la realidad verdad y también se ha vuelto realista. Los pensamientos en la mente del hombre en particular bloquean la obra del Espíritu Santo. El hombre tiene una imaginación rica, una lógica razonable y ha tenido una larga experiencia manejando asuntos. Si estos aspectos del hombre no sufren la poda y la corrección, todos son obstáculos para la obra. Por lo tanto, la obra del hombre no puede lograr el mayor grado de precisión, sobre todo la obra de las personas no perfeccionadas.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la obra del hombre

Aquellos cuyo carácter se ha transformado sienten temor de Dios y su rebeldía contra Él poco a poco disminuye. Además, en el cumplimiento de sus deberes ya no necesitan que otros se preocupen por ellos ni el Espíritu Santo tampoco tiene que hacer siempre la obra de disciplina en ellos. Pueden básicamente someterse a Dios y sus opiniones sobre las cosas concuerdan con la verdad. Todo esto equivale a haberse vuelto compatible con Dios. Supón que alguien te entrega alguna obra. No necesitas que nadie te dirija, que te supervise. Simplemente la puedes llevar a cabo solo con la palabra de Dios y la oración. Durante esta obra, no eres superficial ni arrogante o santurrón, ni haces cosas a tu manera; no reprimes a nadie, y eres capaz de ayudar compasivamente a los demás. Puedes ayudar a cualquiera a obtener provisión y beneficio, y puedes guiar a la gente a entrar en el camino correcto de la creencia en Dios. Además, durante esta obra, no buscas tu propio estatus ni tus intereses, ni tomas para ti nada que no te hayas ganado, ni te defiendes a ti mismo; independientemente de cómo te traten los demás, los tratas de forma adecuada. Entonces te convertirás en una persona de una estatura relativamente buena. A nadie le resulta fácil encargarse de alguna obra y llevar al pueblo escogido de Dios a la realidad de Su palabra. No se puede hacer sin la realidad verdad. Muchas personas que confían en grandes dones cuando trabajan se derrumban y fracasan. No se puede confiar en las personas que no tienen la verdad, menos aún si su carácter no ha cambiado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo buscando la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter

Las personas que han experimentado un cambio en su carácter han comprendido la verdad, poseen discernimiento en todos los asuntos, saben cómo actuar de acuerdo con las intenciones de Dios, con los principios-verdad, cómo hacer para satisfacer a Dios, y entienden la naturaleza de la corrupción que revelan. Cuando sus propias ideas y nociones se manifiestan, son capaces de discernir y rebelarse contra la carne. Así es como se manifiesta un cambio en el carácter. La principal manifestación de la gente que ha experimentado un cambio en el carácter es que las personas han llegado a comprender claramente la verdad, y cuando llevan a cabo las cosas, ponen en práctica la verdad con relativa precisión y su corrupción no se revela tan a menudo. Generalmente, aquellos cuyo carácter ha cambiado parecen ser particularmente razonables y tener discernimiento y, debido a su entendimiento de la verdad, no revelan tanta santurronería ni arrogancia. Pueden desentrañar y discernir gran parte de la corrupción que se ha revelado en ellos, así que no dan pie a la arrogancia. Son capaces de tener una comprensión exacta de cuál es su lugar y qué cosas razonables hacer, de cómo ser diligentes, de qué decir y qué no decir, y de qué decir y qué hacer a qué personas. Así pues, las personas cuyo carácter ha cambiado son relativamente razonables y solo tales personas viven verdaderamente una semejanza humana. Al entender la verdad, pueden hablar y ver las cosas de acuerdo con la verdad, y se guían por principios en todo lo que hacen; no están sujetas a la influencia de ninguna persona, acontecimiento o cosa, y todas tienen su propio punto de vista y pueden mantener los principios-verdad. Su carácter es relativamente estable, no nadan entre dos aguas, e independientemente de las circunstancias en las que se encuentren, entienden cómo llevar a cabo su deber de manera adecuada y cómo comportarse para satisfacer a Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado no están centrados en qué hacer externamente para que los demás piensen bien de ellos; han obtenido claridad interna respecto a qué hacer para satisfacer a Dios. Por tanto, desde fuera puede parecer que no son entusiastas o que no han hecho nada importante, pero todo lo que hacen tiene sentido, es valioso y da resultados prácticos. Aquellos cuyo carácter ha cambiado poseen sin duda muchas realidades-verdad y esto puede confirmarse por sus perspectivas sobre las cosas y sus principios de acción. Los que no han obtenido la verdad no han sufrido absolutamente ningún cambio en su carácter-vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

En el ámbito de la religión, muchas personas sufren bastante a lo largo de toda su vida: someten su cuerpo y cargan su cruz, e, incluso, ¡siguen sufriendo y soportando incluso al borde de la muerte! Algunos siguen ayunando en la mañana de su muerte. Durante toda su vida se niegan a sí mismos buena comida y ropa, enfocándose sólo en sufrir. Son capaces de someter su cuerpo y rebelarse contra su carne. Su espíritu para soportar el padecimiento es elogiable. Pero su pensamiento, sus nociones, su actitud mental y, de hecho, su vieja naturaleza, ninguno de estos ha sido en absoluto objeto de poda. Carecen del verdadero conocimiento de sí mismos. Su imagen mental de Dios es la tradicional de un Dios vago. Su determinación de sufrir por Él procede de su celo y el buen temperamento de su humanidad. Aunque creen en Él, no lo conocen ni saben Su voluntad. Simplemente trabajan y sufren ciegamente por Dios. No le dan ningún valor al discernimiento, se preocupan poco por cómo asegurarse de que su servicio cumpla realmente la voluntad de Dios, y menos aún, son conscientes de cómo lograr conocer a Dios. El Dios al que sirven no es Dios en Su imagen inherente, sino un Dios que han imaginado, un Dios del que han oído hablar, o del que solamente han leído en leyendas escritas. Luego usan su fértil imaginación y su devoción para sufrir por Dios y emprender la obra de Dios que Él quiere llevar a cabo. Su servicio es demasiado impreciso, tanto que prácticamente ninguno de ellos es realmente capaz de servir conforme a la voluntad de Dios. Independientemente de con cuánto gusto sufran, su perspectiva original sobre el servicio y la imagen mental que tienen de Dios siguen inalteradas, porque no han pasado por el juicio, el castigo, el refinamiento y el perfeccionamiento de Dios ni nadie los ha guiado haciendo uso de la verdad. Aun si creen en Jesús el Salvador, ninguno de ellos ha visto jamás al Salvador. Sólo lo conocen a través de leyendas y habladurías. En consecuencia, su servicio sólo equivale a servir aleatoriamente con los ojos cerrados, como un ciego que sirve a su padre. Al final, ¿qué puede lograrse con ese servicio? ¿Y quién lo aprobaría? De principio a fin, su servicio sigue siendo el mismo; sólo reciben lecciones creadas por el hombre y basan su servicio únicamente en su naturalidad y sus preferencias. ¿Qué recompensa podría traer esto? Ni siquiera Pedro, quien vio a Jesús, sabía cómo servir conforme a la voluntad de Dios; sólo llegó a saberlo al final, en su vejez. ¿Qué dice esto acerca de esos ciegos que no han experimentado la más mínima poda y que no han tenido a nadie que los guíe? ¿No es el servicio de muchos entre vosotros hoy como el de estas personas ciegas? Todos los que no han recibido juicio, ni poda y que no han cambiado, ¿acaso no han sido conquistados de forma incompleta? ¿De qué sirven tales personas? Si tu pensamiento, tu conocimiento de la vida y tu conocimiento de Dios no muestran un cambio nuevo y en verdad no obtienes nada, ¡entonces nunca conseguirás nada destacado en tu servicio! Sin una visión y un nuevo conocimiento de la obra de Dios, no eres conquistado. Tu forma de seguir a Dios será entonces como la de aquellos que sufren y ayunan: ¡será de poco valor! ¡Precisamente porque hay poco testimonio en lo que hacen digo que su servicio es fútil! Durante toda la vida esas personas sufren y pasan tiempo en prisión; siempre están soportando, amando, y siempre cargan con la cruz; son ridiculizados y el mundo los rechaza; experimentan todo tipo de dificultades y, aunque son obedientes hasta el final, siguen sin ser conquistados y no pueden ofrecer testimonio de su conquista. Han sufrido mucho pero, en su interior, no conocen en absoluto a Dios. No se ha podado ninguno sus viejos pensamientos, sus viejas nociones, sus prácticas religiosas, su conocimiento producido por el hombre ni sus ideas humanas. No hay ni una pizca de nuevo conocimiento en ellos. Ni un poco del conocimiento que tienen de Dios es verdadero o preciso. Han malinterpretado Su voluntad. ¿Le sirve esto a Dios? Fuera cual fuera tu conocimiento de Dios en el pasado, si sigue siendo el mismo hoy y sigues basando tu conocimiento de Dios en tus propias nociones e ideas sin importar lo que Él haga, es decir, que si no posees un entendimiento nuevo y verdadero de Dios y si no logras conocer la verdadera imagen y el verdadero carácter de Dios, y si tu conocimiento de Dios sigue siendo guiado por un pensamiento feudal supersticioso y sigue naciendo de la imaginación y nociones humanas, entonces no has sido conquistado. Las muchas palabras que ahora te digo tienen el fin de hacerte saber, de dejar que este conocimiento te lleve a un conocimiento nuevo y preciso. También tienen el fin de podar las viejas nociones y conocimiento que albergas, para que puedas adquirir nuevo conocimiento. Si verdaderamente comes y bebes Mis palabras, tu conocimiento cambiará considerablemente. Siempre que comas y bebas las palabras de Dios con un corazón sumiso, tu perspectiva cambiará por completo. Siempre que seas capaz de aceptar los repetidos castigos, tu vieja mentalidad cambiará poco a poco. Si tu vieja mentalidad se sustituye totalmente con la nueva, tu práctica también cambiará en consecuencia. De esta manera, tu servicio estará cada vez más enfocado y podrá cumplir cada vez más la voluntad de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (3)

A ojos de Dios, todo lo que hace cada persona que cree en Dios no se corresponde con la verdad, es incompatible con la palabra de Dios y hostil a Él. Quizá tampoco seáis capaces de aceptar esto y digáis: “Servimos a Dios, lo adoramos, hacemos nuestro deber en Su casa. Hemos hecho mucho, todo según las palabras y los requisitos de Dios, y de acuerdo con los arreglos de la obra. ¿Cómo se puede afirmar que nos resistimos y traicionamos a Dios? ¿Por qué siempre criticas nuestro entusiasmo? Nos costó mucho dejar de lado a nuestras familias y carreras, y tuvimos la determinación de seguir a Dios; así pues, ¿cómo puedes hablar sobre nosotros de esta manera?”. La finalidad de este modo de hablar es asegurar que todo el mundo lo entienda; no es el caso de que alguien que se comporte bastante bien, deje algo de lado o sufra algunas adversidades vaya a cambiar su naturaleza traidora. ¡En absoluto! Es necesario sufrir, como lo es cumplir el deber, pero el mero hecho de que seas capaz de hacer esas dos cosas no significa que tu carácter corrupto haya dejado de existir. Esto se debe a que no se ha producido ningún cambio real en el carácter-vida de nadie y a que todo el mundo todavía dista mucho de satisfacer las intenciones de Dios y de cumplir Sus requisitos. La fe en Dios de las personas está demasiado adulterada y su carácter corrupto se revela en exceso. A pesar de que muchos líderes o trabajadores sirven a Dios, también se resisten a Él. ¿Qué significa esto? Que intencionadamente van en contra de las palabras de Dios y no practican según Sus deseos. De manera deliberada, vulneran la verdad e insisten en actuar según su voluntad, para lograr sus planes y objetivos, traicionar a Dios y establecer su propio reino independiente, en el que lo que ellos digan es indiscutible. Esto es lo que significa servir a Dios, pero también resistirse a Él. ¿Lo entendéis ahora?

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La senda de práctica para la transformación del carácter

Una vez que entiendas realmente la verdad y empieces a amarla desde tu interior, te resultará fácil hacer cosas conformes a ella. Desempeñarás tu deber y practicarás la verdad con normalidad, incluso sin esfuerzo y con alegría, y sentirás que supondría un grandísimo esfuerzo hacer algo negativo. Esto se debe a que la verdad ha adoptado un papel dominante en tu corazón. Si realmente entiendes las verdades sobre la vida humana, entonces tendrás una senda a seguir respecto a la clase de persona que hay que ser, cómo ser una persona franca y directa, una persona honesta, y alguien que dé testimonio de Dios y lo sirva. Y una vez entiendas estas verdades, nunca más podrás cometer actos malvados que desafíen a Dios ni tampoco jugarás un papel de falso líder, falso colaborador o anticristo. Aunque Satanás te engañe o alguien malvado te incite, no lo harás; sin importar quién trate de coaccionarte, de todas formas no actuarás así. Si la gente recibe la verdad y esta se convierte en su vida, llegarán a detestar el mal y a sentir aversión dentro de sí por las cosas negativas. Le resultaría difícil cometer el mal, ya que se ha transformado su carácter de vida y Dios la ha perfeccionado.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo buscando la verdad puede uno lograr un cambio en el carácter

Himnos relacionados

Sólo los íntimos de Dios son dignos de servirlo

Anterior: 41. Cómo servir a Dios y dar testimonio de Él de acuerdo con Su intención

Siguiente: 43. Por qué Dios solo puede perfeccionar a quienes lo aman verdaderamente

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

Ajustes

  • Texto
  • Temas

Colores lisos

Temas

Fuente

Tamaño de fuente

Interlineado

Interlineado

Ancho de página

Índice

Buscar

  • Buscar en este texto
  • Buscar en este libro

Conéctate con nosotros en Messenger