5. Cómo resolver el problema de los placeres carnales de la familia

Palabras de Dios en la Biblia

“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26).

“Cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33).

“En verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres o hijos por la causa del reino de Dios, que no reciba muchas veces más en este tiempo, y en el siglo venidero, la vida eterna” (Lucas 18:29-30).

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Perniciosas influencias en lo profundo del corazón humano, como resultado de miles de años “del elevado espíritu nacional” y el pensamiento feudal han dejado a las personas atadas y encadenadas, sin una pizca de libertad. Como resultado, son personas sin aspiraciones ni perseverancia, ni deseo de progresar, sino que permanecen negativos y retrógrados, con una mentalidad de esclavos particularmente fuerte, y así sucesivamente, estos factores objetivos les han impartido una desagradable imagen, de indeleble suciedad, a la actitud ideológica, los ideales, la moralidad y el carácter humanos. Al parecer, los seres humanos están viviendo en un mundo oscuro de terrorismo y nadie busca trascenderlo, nadie piensa en avanzar a un mundo ideal. Se contentan con su suerte en la vida y pasan sus días teniendo hijos y criándolos, esforzándose, sudando, atendiendo sus quehaceres, soñando con una familia agradable y feliz, el afecto conyugal, la piedad filial por parte de los hijos, unos últimos años gozosos y vivir una vida apacible… Durante decenas, millares, decenas de millares de años hasta ahora, las personas han malgastado así su tiempo; nadie ha creado una vida perfecta. Se han limitado a masacrarse unos a otros en este mundo oscuro, luchando por fama y fortuna, en intrigas los unos contra los otros. ¿Quién ha buscado alguna vez la voluntad de Dios? ¿Alguna vez le ha prestado alguien atención a la obra de Dios? Todas estas porciones dentro de los seres humanos, ocupados por la influencia de la oscuridad, se han convertido hace mucho tiempo en naturaleza humana, de manera que es bastante difícil llevar a cabo la obra de Dios, y hoy las personas tienen aún menos ánimo de prestar atención a lo que Dios les ha confiado.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (3)

¿Quién puede en verdad esforzarse verdadera y enteramente por Mí y ofrecer su todo por Mi bien? Todos sois tibios, vuestros pensamientos dan vueltas y vueltas, pensáis en el hogar, en el mundo exterior, en la comida y en la ropa. A pesar de que estás aquí, delante de Mí, haciendo cosas para Mí, en el fondo, sigues pensando en tu esposa, tus hijos y tus padres, que están en casa. ¿Son todas estas cosas tu propiedad? ¿Por qué no las encomiendas a Mis manos? ¿No tienes suficiente fe en Mí? ¿O es que tienes miedo de que Yo haga disposiciones inapropiadas para ti? ¿Por qué siempre te preocupas de la familia de tu carne? ¡Siempre echas de menos a tus seres queridos! ¿Ocupo Yo un lugar determinado en tu corazón? Sigues hablando de permitirme tener dominio sobre ti y de permitirme ocupar todo tu ser; ¡estas son todas mentiras engañosas! ¿Cuántos de vosotros estáis comprometidos con la iglesia con todo vuestro corazón? ¿Y quién de entre vosotros no piensa en sí mismo, sino que está actuando a favor del reino de hoy? Piensa muy detenidamente en esto.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 59

Me habéis seguido todos estos años; sin embargo, nunca me habéis dado ni un ápice de lealtad. Más bien, habéis estado girando en torno a las personas que amáis y las cosas que os causan placer, tanto así que, en todo momento y dondequiera que vais, las mantenéis cerca de vuestro corazón y nunca las habéis abandonado. Cuando os sentís ansiosos o entusiasmados acerca de cualquier cosa que amáis, sucede mientras me seguís o, incluso, mientras escucháis Mis palabras. Por eso digo que estáis utilizando la lealtad que os pido, más bien, para ser leales a vuestras “mascotas” y para apreciarlas. Aunque quizá sacrifiquéis una o dos cosas por Mí, no representa vuestro todo, y no muestra que es a Mí a quien sois verdaderamente leales. Os involucráis en proyectos que os apasionan: algunas personas son leales a sus hijos e hijas; otras, a su marido, a su esposa, a las riquezas, al trabajo, a sus superiores, al estatus o a las mujeres. Nunca os sentís cansados o molestos por causa de esas cosas a las que sois leales; más bien, anheláis cada vez más poseer una mayor cantidad y calidad de estas y nunca os rendís. Yo y Mis palabras siempre estamos por detrás de las cosas que os apasionan. Y no tenéis más remedio que clasificarlas en último lugar. Hay algunos que incluso dejan este último lugar para las cosas a las que son leales, pero que aún están por descubrir. Nunca han tenido ni una pizca de Mí en su corazón. Tal vez consideráis que os pido demasiado o que os estoy acusando injustamente, pero ¿acaso alguna vez habéis pensado en el hecho de que mientras estáis pasando felizmente tiempo con vuestra familia, nunca, ni una sola vez, habéis sido leales a Mí? En momentos como este, ¿no os causa eso dolor? Cuando vuestro corazón está lleno de alegría y sois recompensados por vuestras labores, ¿acaso no os sentís abatidos por no haberos provisto con suficiente verdad? ¿Cuándo habéis llorado por no haber recibido Mi aprobación? Os devanáis los sesos y hacéis enormes esfuerzos por vuestros hijos e hijas, y, aun así, nunca estáis satisfechos; creéis que no habéis sido diligentes en su beneficio, que no habéis hecho todo lo posible por ellos. Sin embargo, conmigo siempre habéis sido negligentes y descuidados; solo estoy en vuestra memoria, pero nunca permanezco en vuestro corazón. Mi devoción y Mis esfuerzos siempre pasan desapercibidos para vosotros y nunca los habéis apreciado. Tan solo os involucráis en una breve reflexión y creéis que esto es suficiente. Esta “lealtad” no es lo que siempre he anhelado; más bien, lo que he aborrecido durante mucho tiempo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿A quién eres leal?

Lo que hay en vuestros pensamientos en todo momento no soy Yo, ni la verdad que proviene de Mí, sino vuestros maridos, esposas, hijos, hijas, o las cosas que coméis o vestís. Pensáis en cómo obtener un disfrute mayor y más alto. Aun cuando vuestro estómago esté lleno hasta reventar, ¿acaso no sois más que cadáveres? Aunque os adornéis por fuera con bellas vestiduras, ¿acaso no seguís siendo cadáveres ambulantes sin vida? Trabajáis para llenar el estómago hasta que tenéis los cabellos salpicados de blanco, pero ninguno de vosotros sacrifica ni un solo pelo por Mi obra. Estáis constantemente caminando de un lado a otro, agotando el cuerpo y devanándoos los sesos por el bien de vuestra propia carne, y por vuestros hijos e hijas, pero ninguno de vosotros muestra ninguna preocupación o interés por Mi voluntad. ¿Qué es lo que todavía esperáis obtener de Mí?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Muchos son llamados, pero pocos son escogidos

Los que siguen a Dios deben, como mínimo, ser capaces de renunciar a todo lo que tienen. Tal y como Dios dijo en la Biblia: “Cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33). ¿Qué quiere decir renunciar a todo lo que se tiene? Quiere decir renunciar a tu familia, a tu trabajo y a todas las ataduras mundanas. ¿Es fácil de hacer? Resulta muy difícil. Sin voluntad de hacerlo, es completamente imposible de conseguir. Cuando alguien tiene esa voluntad de renunciar, claramente posee la voluntad de soportar las adversidades. Si no puede soportarlas, no será capaz de renunciar a nada, por mucho que quiera. Hay quienes, después de haber renunciado a sus familias y de haberse distanciado de sus seres queridos, los echan de menos tras un tiempo de llevar a cabo su deber. Si de verdad no pueden soportarlo, quizá vayan en secreto a casa para ver cómo va todo y después regresen para llevar a cabo su deber. Algunos de los que abandonan su hogar para llevar a cabo su deber no pueden evitar echar de menos a sus seres queridos en Año Nuevo y otras fiestas, y lloran en secreto por la noche, mientras todos duermen. Después, oran a Dios y se sienten mucho mejor, tras lo cual siguen llevando a cabo su deber. Aunque estas personas hayan sido capaces de renunciar a sus familias, no son capaces de soportar tanto dolor. Si no pueden ni siquiera deshacerse de sus sentimientos hacia estas relaciones de la carne, ¿cómo van a ser capaces de entregarse realmente para Dios? Hay gente capaz de renunciar a todo lo que tiene y seguir a Dios, de renunciar a su trabajo y su familia, pero ¿cuál es su meta al hacerlo? Hay quienes intentan ganar gracia y bendiciones, y otros son como Pablo y solo persiguen una corona y una recompensa. Poca gente renuncia a todo lo que tiene para alcanzar la verdad y la vida y obtener la salvación. Así que ¿cuál de estas metas se corresponde con la voluntad de Dios? Sin duda, es la búsqueda de la verdad y la obtención de la vida. Esto está absolutamente en consonancia con la voluntad de Dios y es la parte más importante de creer en Dios. ¿Puede alguien alcanzar la verdad si no puede desprenderse de las cosas terrenales o de la riqueza? Rotundamente no. […] Solo podrás entrar en el reino de Dios si eres capaz de renunciar a todo lo que consideras más importante, con el fin de seguir a Dios y llevar a cabo tu deber, perseguir la verdad y obtener la vida. ¿Qué significa entrar al reino de Dios? Significa ser capaz de renunciar a todo lo que tienes y seguir a Dios, atender a Sus palabras y someterse a Sus disposiciones, sometiéndote a Él en todas las cosas. Significa que Él se haya convertido en tu Señor y tu Dios. Para Dios, eso significa que has entrado en Su reino y, por muchos desastres que afrontes, contarás con Su protección y podrás sobrevivir, y formarás parte del pueblo de Su reino. Tendrás el reconocimiento de Dios como Su seguidor o te ofrecerá Su promesa de perfeccionarte, pero tu primer paso debe ser seguir a Cristo. Únicamente de esta forma tendrás un rol que cumplir en la formación del reino. Si no sigues a Cristo y te quedas fuera del reino de Dios, no tendrás Su reconocimiento. Y, sin el reconocimiento de Dios, por mucho que desees ser salvado y obtener Su promesa y Su perfeccionamiento, ¿podrás llegar a alcanzarlo? No podrás. Si quieres conseguir la aprobación de Dios, antes debes estar cualificado para acceder a Su reino. Si puedes renunciar a todo lo que tienes para perseguir la verdad, si puedes buscar la verdad mientras llevas a cabo tu deber, si puedes actuar según los principios y si tienes un verdadero testimonio vivencial, estarás cualificado para entrar en el reino de Dios y recibir Su promesa. Si no puedes renunciar a todo lo que tienes para seguir a Dios, ni siquiera estás cualificado para entrar en Su reino ni tienes derecho alguno a Su bendición ni Su promesa. Hay mucha gente que ha renunciado a todo lo que tiene y que lleva a cabo su deber en la casa de Dios, pero no necesariamente serán capaces de alcanzar la verdad. Es necesario amar la verdad y ser capaz de aceptarla antes de poder alcanzarla. Sin perseguir la verdad, no es posible alcanzarla. Por no hablar de quienes solo llevan a cabo su deber en su tiempo libre: han vivido la obra de Dios de una forma tan limitada que les costará más alcanzar la verdad. Si uno no lleva a cabo su deber o no persigue la verdad, perderá la maravillosa oportunidad de obtener la salvación y el perfeccionamiento por parte de Dios. Hay quienes dicen que creen en Dios, pero no llevan a cabo su deber y se dedican a las cosas mundanas. ¿Eso es renunciar a todo lo que tienen? Si esta es la forma que tienen de creer en Dios, ¿serán capaces de seguirlo hasta el final? Fijaos en los discípulos del Señor Jesús: entre ellos se encontraban pescadores, campesinos y un recaudador de impuestos. Cuando el Señor Jesús los llamó y les dijo: “Seguidme”, dejaron sus trabajos y siguieron al Señor. No se pararon a pensar en sus empleos ni se plantearon si luego tendrían un camino para sobrevivir en el mundo, y siguieron de inmediato al Señor Jesús. Pedro se entregó de pleno corazón, y cumplió hasta el final lo que el Señor Jesús le había encomendado y llevó a cabo su deber. Estuvo buscando amar a Dios a lo largo de toda su vida y, al final, Dios lo hizo perfecto. Hoy en día hay gente que ni siquiera es capaz de renunciar a todo lo que tiene y, sin embargo, quiere entrar en el reino. ¿No es ingenua?

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

(Respondiendo preguntas de hermanos y hermanas)

(Sigo estando constreñido por mi afecto hacia mi familia durante el cumplimiento de mi deber. Los echo de menos a menudo, y eso afecta a mi desempeño. Mi estado ha mejorado un poco últimamente, pero a veces me sigue preocupando que el gran dragón rojo arreste a miembros de mi familia para amenazarme a mí, y me temo que entonces no seré capaz de mantenerme firme). Se trata de miedos infundados. Cuando pienses sobre estas cosas, tienes que buscar la verdad para encontrar una determinación. Tienes que entender que sean cuales sean las circunstancias a las que te enfrentes, Dios las ha instrumentado y dispuesto. Debes aprender a someterte a Dios y ser capaz de buscar la verdad y mantenerte firme cuando te enfrentes a situaciones. Esta es una lección que la gente ha de aprender. Debes contemplar a menudo estas cuestiones: ¿Cómo estás experimentando el riego y pastoreo de Dios durante este periodo de tiempo? ¿Cuál es tu estatura real? ¿Cómo debes desempeñar el deber de un ser creado? Tienes que averiguar tales cosas. Si puedes pensar en la amenaza del gran dragón rojo que se cierne sobre ti, entonces ¿por qué no piensas en cómo entrar en la verdad? ¿Por qué no reflexionas sobre la verdad? (Cuando me vienen estos pensamientos, oro a Dios y me comprometo a que, si un día llego a enfrentarme de veras a estas circunstancias, me mantendré fiel a Dios hasta la muerte. Sin embargo, temo que no seré capaz de conseguirlo con mi escasa estatura). Entonces oras: “Dios, temo que no seré capaz de lograrlo con mi escasa estatura. Tengo un miedo atroz. Te ruego que no hagas eso. Puedes hacerlo cuando aumente de estatura”. ¿Es esta una buena manera de orar? (No). Debes orar así: “Dios, soy de pequeña estatura y ahora tengo poca fe, tengo miedo de enfrentarme a algo. De hecho, en realidad no creo que todos los asuntos y todas las cosas estén en Tus manos. No me he puesto en Tus manos, ¡menuda rebeldía! Estoy dispuesto a someterme a Tus arreglos e instrumentaciones. Hagas lo que hagas, mi corazón está dispuesto a dar testimonio para Ti. Estoy dispuesto a mantenerme firme en mi testimonio sin deshonrarte. Por favor, haz Tu voluntad”. Debes presentar ante Dios tus aspiraciones y lo que quieras decir: así es cómo generas auténtica fe. Si incluso dudas de orar de este modo, ¡qué pequeña debe ser tu fe! Te hace falta orar a menudo de esta manera. Aunque ores así, Dios no responderá necesariamente. Él no carga a nadie con más de lo que puede soportar, pero si dejas clara tu postura y tu determinación, Dios quedará complacido. Cuando Él esté complacido, este asunto no perturbará ni constreñirá más tu corazón. “Cosas como el marido, los niños, la familia, las propiedades… todo eso está en manos de Dios. No significan nada. El universo al completo está en manos de Dios. ¿Acaso no está también mi familia en Sus manos? ¿De qué sirve que me preocupe por ellos? No tengo voz ni voto, no tengo poder ni puedo protegerlos. Su destino y todo lo relacionado con ellos está en manos de Dios”. Has de tener fe para presentarte ante Dios y orar, contar con una firme determinación y decidirte a someterte a los arreglos de Dios. Entonces, cambiará tu estado interior. Ya no tendrás más preocupaciones ni te preocuparás más. No serás excesivamente cauto ni rebosarás de aprensión en cada cosa que hagas. Mientras el resto avanza hacia delante, tú te quedas atrás, queriendo siempre escapar, ¿no es eso propio de un cobarde? Cuando el pueblo de Dios desempeña su deber en el reino y los seres creados lo hacen ante el Creador, deberían avanzar con calma y con un corazón temeroso de Dios. No deberían ir a tientas, encogerse o andar con pies de plomo. Si sabes que este estado es incorrecto y te preocupas constantemente en lugar de buscar la verdad para resolverlo, entonces te está constriñendo y atando, y no serás capaz de cumplir con tu deber. Quieres cumplir con tu deber como ser creado con todo tu corazón, toda tu mente y todas tus fuerzas, pero ¿puedes lograrlo? No puedes llegar al punto de dedicarle todo tu corazón porque este no se encuentra en tu deber, como mucho has comprometido una décima parte de él. Sin todo tu corazón, ¿cómo podrías dar toda tu mente y tu fuerza? Tu corazón no está en tu deber, y lo único que tienes es un poco de voluntad para cumplirlo. ¿Puedes realmente desempeñar bien tu deber con todo tu corazón y toda tu mente? No posees la determinación de practicar la verdad, por lo que te verás limitado por la familia y tu afecto hacia ella. Te atarán de pies y manos; controlarán tus pensamientos y tu corazón, y te quedarás corto en cuanto a la verdad y los requerimientos de Dios. Contarás con la disposición, pero te faltarán las fuerzas. Por tanto, debes orar ante Dios, entender por una parte Sus intenciones, al tiempo que además conoces cuál es tu posición como ser creado. Debes tomar la determinación y la postura que deberías adoptar y colocarlas ante Dios. Esta es la postura que debes tener. ¿Por qué otras personas no tienen esas preocupaciones? ¿Crees que no tienen familia o dificultades semejantes? De hecho, todo el mundo tiene ciertos enredos carnales y familiares, pero algunas personas pueden resolverlos orando a Dios y buscando la verdad. Tras un periodo de búsqueda, desentrañan estos afectos de la carne y los desprenden de su corazón. Entonces, estas cosas ya no son dificultades para ellos, y no los controlan ni constriñen. No afectan a su desempeño de los deberes, así que se liberan. Una línea de las palabras de Dios en la Biblia dice: “Cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33). ¿Qué es eso de renunciar a todas las posesiones? ¿Qué significa “todas”? Cosas como el estatus, la fama y la ganancia, la familia, los amigos y las propiedades, todo eso está incluido en la palabra “todas”. Entonces, ¿qué cosas ocupan un lugar importante en tu corazón? Para algunos son los niños, para otros sus padres, para algunos es la riqueza y para otros tantos el estatus, la fama y la ganancia. Si atesoras estas cosas, entonces te van a controlar. Si no las atesoras y te desprendes por completo de ellas, entonces no pueden controlarte. Simplemente depende de cuál sea tu postura respecto a ellas y cómo las manejes.

Tenéis que entender que, sin importar en qué momento o etapa esté Dios realizando Su obra, siempre necesita a un grupo de personas que trabajen junto a Él. Dios predestina que cooperen en Su obra o en difundir el evangelio. Entonces, ¿tiene Dios una comisión para cada persona que ha predestinado? Todas tienen una, al igual que también una misión y una responsabilidad. Cuando Dios te encarga una comisión, eso se convierte en tu responsabilidad. Tienes que aceptarla, es tu deber. ¿Qué es el deber? Es la misión que Dios te ha encomendado. ¿Qué es una misión? (La comisión de Dios es la misión del hombre. Uno debe vivir su vida para la comisión de Dios. Esta comisión es lo único que hay en su corazón, y no se debe vivir por nada más). La comprensión correcta es que la comisión de Dios es la misión del hombre. Aquellos que creen en Dios fueron enviados a la tierra para completar la comisión de Dios. Si lo único que buscas en esta vida es subir en la escala social, amasar fortuna, vivir una buena vida, disfrutar de estar cerca de la familia y gozar de la fama, la ganancia y el estatus, si obtienes estatus social, tu familia se vuelve prominente y todos sus miembros están sanos y salvos, pero ignoras la misión que te ha encomendado Dios, ¿tiene algún valor esta vida que estás viviendo? ¿Cómo responderás ante Dios después de morir? No podrás hacerlo, y esa es la mayor rebeldía, ¡es el mayor pecado! ¿Quién de vosotros está desempeñando ahora mismo su deber en la casa de Dios por accidente? Fuera cual fuera el trasfondo del que vinierais para cumplir con vuestro deber, nada de ello fue por casualidad. Este deber no se puede desempeñar solo buscando a unos cuantos creyentes al azar; esto fue algo que Dios predestinó antes de las eras. ¿Qué significa que algo fuera predestinado? ¿Qué en concreto? Significa que en Su plan de gestión al completo, hace mucho que Dios planeó cuántas veces estarías en la tierra, en qué linaje y familia nacerías en los últimos días, cuáles serían las circunstancias de esta familia, si serías hombre o mujer, cuáles serían tus puntos fuertes, qué nivel de educación tendrías, cómo de elocuente serías, cuál sería tu calibre y qué aspecto tendrías. Él planeó la edad en que llegarías a la casa de Dios y comenzarías a cumplir con tu deber, qué deber realizarías y en qué momento. Al principio, Dios predestinó cada uno de tus pasos. Cuando aún no habías nacido y cuando llegaste a la tierra en tus últimas vidas, Dios ya había arreglado para ti qué deber cumplirías en esta etapa final de la obra. ¡No es ninguna broma! El hecho de que seas capaz de oír aquí un sermón lo predestinó Dios. Esto no se debe tomar a la ligera. Asimismo, tu altura, tu apariencia, cómo son tus ojos, tu figura, tu estado de salud, cuáles son tus experiencias de vida y de qué deberes eres capaz de encargarte a cierta edad, y qué clase de calibre y habilidad posees; todo ello te lo predestinó Dios hace mucho, y desde luego no es algo que se esté disponiendo ahora. Dios lo predestinó para ti hace mucho, es decir, si Él tiene intención de utilizarte, ya te habrá preparado antes de confiarte esta comisión y esta misión. Entonces, ¿es aceptable que huyas de ellas? ¿Es aceptable que las hagas a medias? Ambas cosas son inaceptables; ¡eso sería defraudar a Dios! Renunciar a tu deber es la peor clase de rebeldía. Es un acto atroz. Dios ha obrado a conciencia y con seriedad, predestinando desde tiempos inmemoriales que llegaras hasta hoy y recibieras esta misión. ¿No es esta misión entonces tu responsabilidad? ¿No es lo que da valor a tu vida? Si no cumples la misión que Dios te ha confiado, pierdes el valor y el sentido de la vida; es como si hubieras vivido en vano. Dios dispuso las condiciones, el entorno y el trasfondo adecuados para ti. Te concedió este calibre y esta habilidad, te preparó para vivir hasta esta edad, y te preparó para tener todas las calificaciones que necesitarías para desempeñar este deber tuyo. Él ha dispuesto todo esto para ti, y sin embargo no te estás aplicando en cumplir bien con este deber. No puedes soportar la tentación y eliges escapar, siempre buscas vivir una buena vida y perseguir las cosas mundanas. Posees el don y la habilidad que Dios te ha concedido y sirves a Satanás con ellos, vives para Satanás. ¿Cómo hace sentir esto a Dios? Al ver defraudadas de este modo Sus esperanzas en ti, ¿acaso no te detestaría? ¿No te odiaría? Desencadenaría una enorme ira sobre ti. ¿Y se consideraría zanjado entonces este asunto? ¿Sería tan simple como imaginas? ¿Crees que si no completas tu misión en esta vida, todo acaba con tu muerte? No termina ahí, tu alma estará entonces en peligro. No desempeñaste tu deber, no aceptaste la comisión de Dios y huiste de Su presencia. Las cosas se han puesto graves. ¿Hacia dónde puedes correr? ¿Puedes escapar de las manos de Dios? ¿Cómo clasifica Dios a esta clase de persona? (Son los que lo han traicionado). ¿Cómo define Dios a aquellos que lo han traicionado? ¿Cómo clasifica Dios a las personas que han huido de Su asiento del juicio? Serán las que sufran la perdición y sean destruidas. Nunca habrá otra vida u otro renacimiento para ti, y es posible que Dios no te conceda ninguna otra comisión. Ya no hay ninguna misión para ti y no tienes oportunidad de recibir la salvación. Esto supone un serio problema. Dios dirá: “Esta persona ha escapado una vez ante Mis ojos, ha escapado de Mi asiento del juicio y de Mi presencia. No ha llevado a cabo su misión ni completado su comisión. Su vida acaba aquí. Se acabó, ha llegado a su final”. ¡Menuda tragedia! Para que hoy podáis desempeñar vuestro deber en la casa de Dios, ya sea grande o pequeño, ya sea físico o mental, y ya se trate de manejar los temas externos o el trabajo interno, nadie cumple con su deber por accidente. ¿Cómo puede ser esta tu elección? Todo esto lo dirige Dios. La comisión de Dios es el motivo primordial de que estés así de conmovido, tengas este sentido de la misión y de la responsabilidad, y puedas desempeñar este deber. Hay muchos entre los no creyentes con buena apariencia, conocimiento o talento, pero ¿acaso los favorece Dios? No. Dios no los eligió, y Él solo os favorece a vosotros. Os hace adoptar toda clase de roles, desempeñar toda clase de deberes y asumir diferentes tipos de responsabilidades en Su obra de gestión. Cuando el plan de gestión de Dios acabe por culminar y se consiga, ¡será una enorme gloria y un gran privilegio! Entonces, cuando la gente padezca algunas dificultades mientras desempeña su deber hoy en día, cuando tenga que renunciar a cosas, gastarse un poco y pagar cierto precio, cuando pierda su estatus y su fama y ganancia en el mundo, y cuando todas estas cosas hayan desaparecido, podrá parecer que Dios se lo ha quitado todo, pero han ganado algo más precioso y de mayor valor. ¿Qué ha ganado la gente de Dios? Ha ganado la verdad y vida cumpliendo con su deber. Solo cuando has desempeñado bien tu deber, has completado la comisión de Dios, vives toda tu vida para tu misión y la comisión que Dios te ha asignado, tienes un hermoso testimonio, y vives una vida con valor, ¡solo entonces eres una persona de verdad! ¿Y por qué digo que eres una persona de verdad? Porque Dios te ha escogido y te ha hecho cumplir con tu deber como ser creado dentro de Su gestión. Este es el mayor valor y significado en tu vida.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Cuando has escuchado muchos sermones, muchas verdades y muchas palabras de Dios, y ya has determinado que esta senda es la correcta, y la senda adecuada en la vida, ¿qué necesitas en este momento? Debes pedir a Dios que arregle un entorno adecuado para ti que sea edificante y útil para tu vida y que te haga crecer en ella. Es posible que este entorno no sea muy cómodo: la carne de uno debe superar las adversidades, y uno debe renunciar a muchas cosas y dejarlas al margen. Esto es algo que todos ya habéis experimentado a estas alturas. Por ejemplo, supongamos que te persiguieron y no pudiste regresar a casa, para ver a tus hijos o a tu cónyuge o para ponerte en contacto con ellos, para encontrarte con tus familiares o amigos, o para tener noticias de ellos. A mitad de la noche, comenzarías a pensar en el hogar: “¿Cómo se encuentra mi padre? Es mayor, y no tengo manera de honrarlo. Mi madre no está bien de salud y no sé cómo está ahora”. ¿No estarías siempre pensando en estos asuntos? Si estas cosas te constriñen siempre el corazón, ¿qué consecuencias tendrá esto en el cumplimiento de tu deber? Para progresar en tu vida, es beneficioso que no te impliques demasiado en los asuntos mundanales y carnales, y que no te preocupes en exceso por todo ello. Tu pensamiento y tu preocupación no tendrán ninguna utilidad, todos estos asuntos están en las manos de Dios y no puedes cambiar el destino de tus familiares. Debes entender que tu prioridad fundamental como creyente en Dios es tener en cuenta Su voluntad, cumplir tu deber, ganar la fe verdadera, entrar en la realidad de las palabras de Dios, crecer en la vida y ganar la verdad. Esto es lo que más importa. Desde fuera, parece como si las personas renunciaran activamente al mundo y a sus familias, pero ¿qué es lo que ocurre en realidad? (Es Dios quien gobierna y arregla esto). Es algo que Dios arregla, Él es quien evita que veas a tu familia. Para expresarlo de una manera más acertada, Dios te priva de ella. ¿Son estas las palabras más prácticas? (Lo son). Las personas siempre dicen que Dios gobierna y arregla las cosas, de modo que ¿cómo gobierna este asunto? Te aparta del hogar y no permite que la familia se convierta en una carga que te abrume. Por tanto, ¿hacia dónde te lleva Él? Te lleva hacia un entorno donde no existen los enredos de la carne, donde no puedes ver a tus seres queridos. Cuando te preocupas por ellos y quieres hacer algo por ellos, no puedes, y cuando quieres ofrecer tu devoción filial, tampoco. Ellos ya no suponen un enredo para ti. Dios te ha apartado de ellos y te ha privado de todos estos enredos; si no fuera así, aún mantendrías lazos filiales con ellos, los servirías y te afanarías por ellos. El hecho de que Dios te aparte de todos estos enredos externos, ¿es algo bueno o malo? (Es bueno). Es algo bueno, y no es necesario lamentarse de ello. Dado que es algo bueno, ¿qué deben hacer las personas? Deben dar gracias a Dios y decir: “¡Dios me ama mucho!”. Uno no puede superar la servidumbre del afecto por sí mismo, porque el afecto le constriñe el corazón. Todo el mundo desea estar unido a su familia y que esta se reúna, que cada miembro esté seguro, sano y feliz, y pasar todos los días así, sin separarse nunca. Pero esto tiene un lado negativo. Dedicarás toda la energía y los esfuerzos de tu vida, tu juventud, tus mejores años y todas las mejores partes de tu vida a ellos; entregarás tu vida entera en aras de la carne, la familia, los seres queridos, el trabajo, la fama y la fortuna, y todo tipo de relaciones complicadas, y en consecuencia te destruirás por completo. Por tanto, ¿cómo ama Dios al hombre? Dios dice: “No te destruyas en este barrizal. Si tienes ambos pies clavados, no podrás moverte por mucho que te extenúes. No tienes la estatura ni el valor, por no decir la fe. Yo te sacaré de allí”. Esto es lo que hace Dios y no lo consulta contigo. ¿Por qué no pide Dios la opinión de las personas? Algunos dicen: “Dios es el Creador, hace lo que quiere. Los humanos son como hormigas y gusanos, no son nada ante los ojos de Dios”. Así es como son las cosas, pero ¿es así como Dios trata a las personas? No, no es así. Dios expresa muchas verdades y las dona al hombre, con lo que permite que las personas purifiquen su corrupción y ganen una vida nueva de Él. El amor de Dios por el hombre es enorme. Estas son todas las cosas que las personas pueden ver. Dios tiene planes para ti, Su propósito al traerte aquí es hacerte embarcar en la senda correcta en la vida, vivir una vida llena de significado, una senda que no serías capaz de elegir por ti mismo. El deseo subjetivo de las personas es pasar el tiempo de sus vidas sanas y salvas, y aunque no amasen una fortuna, al menos quieren estar unidas a su familia para siempre y disfrutar de este tipo de felicidad familiar. No entienden qué deben hacer para tener en cuenta la voluntad de Dios, ni entienden cómo deben reflexionar sobre su destino futuro o sobre la voluntad de Dios para salvar a la humanidad. Pero Dios no se queja de su falta de entendimiento y no necesita decirles demasiado, porque no entienden, su estatura es demasiado pequeña y cualquier discusión solo conduciría a un callejón sin salida. ¿Por qué conduciría ahí? Porque el gran trasfondo del plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad no es algo que las personas puedan entender con una explicación formada por una o dos frases. Dado que este es el caso, Dios toma decisiones y actúa directamente, hasta que llegue el día en el que las personas finalmente entiendan.

Cuando Dios saca a parte de Su pueblo escogido fuera del entorno adverso de China continental, esto forma parte de Sus buenas intenciones, lo que todo el mundo puede ver ahora. Con respecto a este asunto, las personas deben mostrar gratitud y dar gracias a Dios a menudo por mostrarles gracia. Tú has surgido de ese entorno familiar, te has desvinculado de todas las relaciones interpersonales complicadas de la carne y te has liberado de todos los enredos mundanales y carnales. Dios te ha sacado de una trampa compleja y te ha llevado ante Su presencia y a Su casa. Dios dice: “Aquí se está en paz, este lugar es muy bueno y es apropiado para tu crecimiento. Aquí es donde residen las palabras y la orientación de Dios, y donde reina la verdad. La voluntad de Dios de salvar a la humanidad se aloja aquí y el trabajo de la salvación se centra aquí. Así pues, crece aquí tanto como quieras”. Dios te lleva a este tipo de entorno, un entorno que tal vez no contenga el consuelo de tus seres queridos, donde tus hijos no están presentes para cuidar de ti cuando enfermas y donde no hay nadie a quien puedas hacer confidencias. Cuando estás solo y piensas en el sufrimiento y las dificultades de tu carne y en todo lo que te deparará el futuro, en esos momentos, te sentirás solo. ¿Por qué te sentirás así? Una razón objetiva es que las personas tienen una estatura demasiado pequeña. ¿Cuál es la razón subjetiva? (Las personas no dejan completamente al margen a sus seres queridos carnales). Es cierto, el motivo es que las personas no pueden dejarlos al margen. Las personas que viven en lo carnal toman como placeres las diferentes relaciones y lazos familiares de la carne. Creen que no se puede vivir sin los seres queridos. ¿Por qué no piensas en cómo viniste al mundo de los hombres? Viniste solo, inicialmente, sin relaciones con otras personas. Dios trae aquí a los seres humanos uno a uno; de hecho, cuando tú viniste, estabas solo. No te sentiste solo en ese momento; entonces, ¿por qué te sientes solo cuando Dios te trae aquí ahora? Crees que echas en falta a alguien a quien poder hacer confidencias, ya sean tus hijos, tus padres o tu otra mitad (tu esposo o esposa), y por eso te sientes solo. Entonces, cuando te sientes solo, ¿por qué no piensas en Dios? ¿Es que Dios no es un compañero para el hombre? (Sí, lo es). Cuando no sientes más que sufrimiento y tristeza, ¿quién puede realmente reconfortarte? ¿Quién puede realmente resolver tus dificultades? (Dios puede). Solo Dios puede realmente resolver las dificultades de las personas. Si estás enfermo, y tus hijos están a tu lado, sirviéndote bebidas y atendiéndote, te sentirás bastante feliz, pero con el tiempo tus hijos se cansarán y nadie estará dispuesto a atenderte. ¡En momentos como ese, te sentirás realmente solo! Por tanto, cuando crees que no tienes ningún compañero, ¿es eso realmente cierto? ¡En realidad no lo es, porque Dios siempre te acompaña! Dios no abandona a las personas; Él es alguien en quien pueden confiar y encontrar cobijo en todo momento, y su único confidente. Así pues, independientemente de las dificultades y del sufrimiento que encuentres, independientemente de los agravios, o de los asuntos de negatividad y debilidad a los que te enfrentes, si compareces ante Dios y oras de inmediato, Sus palabras te confortarán y resolverán tus dificultades y todos los problemas de diversa índole que tengas. En un entorno como este, tu soledad se convertirá en la condición básica para experimentar las palabras de Dios y ganar la verdad. A medida que experimentes, poco a poco llegarás a pensar: “Mi vida sigue siendo buena después de dejar a mis padres, gratificante después de dejar a mi esposo, y tranquila y jubilosa después de dejar a mis hijos. Ya no estoy vacía. Ya no confiaré más en las personas y, en su lugar, confiaré en Dios. Él me proveerá y me ayudará en todo momento. Aunque no pueda tocarlo ni verlo, sé que Él está a mi lado en todo momento, en todos los lugares. Mientras le ore, mientras lo llame, Él me conmoverá y hará que entienda Su voluntad y vea la senda adecuada”. En ese momento, Él se convertirá verdaderamente en tu Dios, y todos tus problemas se resolverán.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Algunas personas desean tanto comprender como obtener la verdad; quieren gastarse para Dios, sin embargo, no pueden desprenderse de nada. No pueden desprenderse de su futuro, de las comodidades de la carne, de su unión familiar, de sus hijos y de sus padres, ni pueden desprenderse de sus intenciones, sus objetivos o sus deseos. No importa lo que les suceda, siempre se ponen a sí mismos, sus propios asuntos y sus propios deseos egoístas en primer lugar, y ponen la verdad en último lugar; la satisfacción de los intereses de la carne y su carácter satánico y corrupto ocupa el primer lugar, y practicar la palabra de Dios y satisfacerlo es secundario y ocupa el último lugar. ¿Acaso tales personas pueden contar con la aprobación de Dios? ¿Pueden alguna vez entrar en la realidad verdad, o satisfacer las intenciones de Dios? (Nunca pueden). ¿Es seguir el camino de Dios si, aparentemente, has cumplido con tu deber y no has estado ocioso, pero tu carácter corrupto no se ha corregido en lo más mínimo? (No lo es). Todos entendéis estas cosas, pero cuando se trata de poner en práctica la verdad, es un trabajo arduo. Tus sufrimientos y el precio que pagas se deben emplear en practicar la verdad, no en acatar preceptos y seguir procesos. No importa cuánto sufras por la verdad, vale la pena, y el sufrimiento que soportas por practicar la verdad para satisfacer las intenciones de Dios es aceptable para Él y está aprobado por Él.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Si puedes dedicar tu corazón, tu cuerpo y todo tu amor verdadero a Dios, ponerlos delante de Dios, ser completamente sumiso a Él y ser absolutamente considerado con Su voluntad, no por la carne, no por la familia y no por tus propios deseos personales, sino por los intereses de la casa de Dios, tomando la palabra de Dios como el principio y fundamento de todo, entonces, al hacer esto, todas tus intenciones y perspectivas estarán en el lugar correcto y serás una persona ante Dios que recibe Sus elogios. A Dios le gustan las personas que son absolutas con Él, las que le son leales únicamente a Él. Aquellos a quienes Dios aborrece son los que son tibios con Él y se rebelan contra Él. Aborrece a quienes creen en Él, y siempre quieren disfrutarle, pero luego son incapaces de erogarse completamente por Él. Aborrece a quienes afirman amarlo, pero se rebelan contra Él en sus corazones; aborrece a quienes usan palabras pomposas y elocuentes para engañar. Los que no tienen una dedicación genuina a Dios o no se han sometido de verdad a Él son personas traicioneras, demasiado arrogantes por naturaleza. Los que no pueden ser auténticamente sumisos ante el Dios normal y práctico son incluso más arrogantes, y ellos en especial son la progenie obediente del arcángel. Las personas que se gastan de verdad por Dios dedican todo su ser a Él y se colocan ante Dios; se pueden someter a todas Sus palabras y obra, y son capaces de poner en práctica Sus palabras. Pueden aceptar las palabras de Dios y las toman como el fundamento de su existencia, y son capaces de buscar con sinceridad en las palabras de Dios para averiguar qué partes practicar. Así es la gente que vive realmente ante Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Aquellos que de verdad aman a Dios son los que pueden someterse completamente a Su practicidad

El hombre debe buscar vivir una vida que tenga sentido y no debería estar satisfecho con sus circunstancias actuales. Para vivir la imagen de Pedro, debe tener el conocimiento y las experiencias de Pedro. El hombre debe buscar las cosas que son más elevadas y más profundas. Debe buscar un amor más profundo y más puro por Dios, y una vida que tenga valor y sentido. Solo esto es vida; solo entonces el hombre será igual a Pedro. Te debes enfocar en ser proactivo rumbo hacia tu entrada en el lado positivo y no debes permitirte pasivamente recaer en aras de la facilidad momentánea, ignorando verdades más profundas, más específicas y más prácticas. Tu amor debe ser práctico y debes encontrar maneras para liberarte de esta vida depravada y despreocupada que no es diferente a la de un animal. Debes vivir una vida que tenga sentido, una vida que tenga valor y no debes engañarte a ti mismo o tratar tu vida como un juguete con el que se juega. Para cualquiera que aspire a amar a Dios, no hay verdades imposibles de conseguir y ninguna justicia por la que no puedan permanecer firmes. ¿Cómo deberías vivir tu vida? ¿Cómo debes amar a Dios y usar ese amor para satisfacer Su voluntad? No hay asunto mayor en tu vida. Sobre todo, debes tener este tipo de aspiraciones y perseverancia, y no debes ser como esos invertebrados, esos que son débiles. Debes aprender cómo experimentar una vida que tenga sentido y cómo experimentar verdades significativas, y de esa manera no deberías tratarte a ti mismo a la ligera. Sin que te des cuenta, tu vida pasará; después de eso, ¿tendrás otra oportunidad para amar a Dios? ¿Puede el hombre amar a Dios una vez haya muerto? Debes tener las mismas aspiraciones y conciencia que Pedro; tu vida debe tener sentido y no debes jugar juegos contigo mismo. Como ser humano y como una persona que busca a Dios, tienes que considerar cuidadosamente cómo tratas tu vida, cómo te ofreces a Dios, cómo debes tener una fe más significativa en Dios y cómo, ya que amas a Dios, lo debes amar de una manera que sea más pura, más hermosa y mejor. […] Debes sufrir adversidades por la verdad, debes entregarte a la verdad, debes soportar humillación por la verdad y, para obtener más de la verdad, debes padecer más sufrimiento. Esto es lo que debes hacer. No debes desechar la verdad en beneficio de una vida familiar pacífica y no debes perder la dignidad e integridad de tu vida por el bien de un disfrute momentáneo. Debes buscar todo lo que es hermoso y bueno, y debes buscar un camino en la vida que sea de mayor significado. Si llevas una vida tan vulgar y no buscas ningún objetivo, ¿no estás malgastando tu vida? ¿Qué puedes obtener de una vida así? Debes abandonar todos los placeres de la carne en aras de una verdad y no debes desechar todas las verdades en aras de un pequeño placer. Las personas así, no tienen integridad ni dignidad; ¡su existencia no tiene sentido!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio

Hoy, no crees las palabras que digo ni les prestas atención; cuando llegue el día en que esta obra se esparza y veas la totalidad de ella, lo lamentarás y, en ese momento, te quedarás boquiabierto. Existen bendiciones, pero no sabes cómo disfrutarlas; y existe la verdad, pero no la buscas. ¿No atraes desprecio sobre ti mismo? En la actualidad, aunque el siguiente paso de la obra de Dios todavía está por comenzar, no hay nada excepcional acerca de las cosas que se te piden y lo que se te pide vivir. Hay tanta obra y tantas verdades; ¿no son dignas de que las conozcas? ¿Son el juicio y el castigo de Dios incapaces de despertar tu espíritu? ¿Son el castigo y el juicio de Dios incapaces de hacer que te odies? ¿Estás contento de vivir bajo la influencia de Satanás, en paz y disfrutando y con un poco de comodidad carnal? ¿No eres la más vil de todas las personas? Nadie es más insensato que los que han contemplado la salvación, pero no buscan ganarla; estas son personas que se atiborran de la carne y disfrutan a Satanás. Esperas que tu fe en Dios no acarree ningún reto o tribulación ni la más mínima dificultad. Siempre buscas aquellas cosas que no tienen valor y no le otorgas ningún valor a la vida, poniendo en cambio tus propios pensamientos extravagantes antes que la verdad. ¡Eres tan despreciable! Vives como un cerdo, ¿qué diferencia hay entre ti y los cerdos y los perros? ¿No son bestias todos los que no buscan la verdad y, en cambio, aman la carne? ¿No son cadáveres vivientes todos esos muertos sin espíritu? ¿Cuántas palabras se han hablado entre vosotros? ¿Se ha hecho solo poco de obra entre vosotros? ¿Cuánto he provisto entre vosotros? ¿Y por qué no lo has obtenido? ¿De qué tienes que quejarte? ¿No será que no has obtenido nada porque estás demasiado enamorado de la carne? ¿Y no es porque tus pensamientos son muy extravagantes? ¿No es porque eres muy estúpido? Si no puedes obtener estas bendiciones, ¿puedes culpar a Dios por no salvarte? Lo que buscas es poder ganar la paz después de creer en Dios, que tus hijos no se enfermen, que tu esposo tenga un buen trabajo, que tu hijo encuentre una buena esposa, que tu hija encuentre un esposo decente, que tu buey y tus caballos aren bien la tierra, que tengas un año de buen clima para tus cosechas. Esto es lo que buscas. Tu búsqueda es solo para vivir en la comodidad, para que tu familia no sufra accidentes, para que los vientos te pasen de largo, para que el polvillo no toque tu cara, para que las cosechas de tu familia no se inunden, para que no te afecte ningún desastre, para vivir en el abrazo de Dios, para vivir en un nido acogedor. Un cobarde como tú, que siempre busca la carne, ¿tiene corazón, tiene espíritu? ¿No eres una bestia? Yo te doy el camino verdadero sin pedirte nada a cambio, pero no buscas. ¿Eres uno de los que creen en Dios? Te otorgo la vida humana real, pero no la buscas. ¿Acaso no eres igual a un cerdo o a un perro? Los cerdos no buscan la vida del hombre, no buscan ser limpiados y no entienden lo que es la vida. Cada día, después de hartarse de comer, simplemente se duermen. Te he dado el camino verdadero, pero no lo has obtenido: tienes las manos vacías. ¿Estás dispuesto a seguir en esta vida, la vida de un cerdo? ¿Qué significado tiene que tales personas estén vivas? Tu vida es despreciable y vil, vives en medio de la inmundicia y el libertinaje y no persigues ninguna meta; ¿no es tu vida la más innoble de todas? ¿Tienes las agallas para mirar a Dios? Si sigues teniendo esa clase de experiencia, ¿vas a conseguir algo? El camino verdadero se te ha dado, pero que al final puedas o no ganarlo depende de tu propia búsqueda personal.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio

Este es el momento en el que Mi Espíritu lleva a cabo una gran obra y es el momento en el que comienzo Mi obra entre las naciones gentiles. Más aún, es el momento en el que clasifico a todos los seres creados, poniendo a cada uno en su categoría respectiva, para que Mi obra pueda proceder con mayor rapidez y efectividad. Y, así, lo que os pido sigue siendo que cada uno ofrezca todo su ser a toda Mi obra y, además, que discernáis claramente y tengáis la certeza de toda la obra que Yo he realizado en ti, y que pongas todas tus fuerzas en Mi obra para que esta pueda ser más efectiva. Esto es lo que debes entender. Desistid de pelear entre vosotros, de buscar buna senda de retorno o las comodidades de la carne, las cuales retrasarían Mi obra y tu maravilloso futuro. Lejos de protegerte, hacer eso traería destrucción sobre ti. ¿No sería esto una necedad de tu parte? Aquello que hoy disfrutas con avidez es, precisamente, lo que está arruinando tu futuro, mientras que el dolor que hoy sufres es justamente lo que te protege. Debes ser claramente consciente de estas cosas a fin de evitar caer preso de las tentaciones de las que te será difícil liberarte y evitar tropezar en la densa niebla y ser incapaz de encontrar el sol. Cuando la densa niebla se disipe, te encontrarás en medio del juicio del gran día.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de difundir el evangelio es también la obra de salvar al hombre

Hoy amo a cualquiera que pueda seguir Mi voluntad, a cualquiera que pueda mostrar consideración por Mis cargas y a cualquiera que pueda dar su todo por Mí con un corazón fiel y con sinceridad. Yo los esclareceré constantemente y no dejaré que se alejen de Mí. A menudo digo: “A aquellos que sinceramente se entregan por Mí, Yo te bendeciré con toda certeza en gran manera”. ¿A qué se refiere “bendecir”? ¿Lo sabes? En el contexto de la obra actual del Espíritu Santo, se refiere a las cargas que Yo te doy. En lo que respecta a todos aquellos que son capaces de llevar una carga por la iglesia y que se ofrecen sinceramente por Mí, sus cargas y su sinceridad son, ambas, bendiciones que provienen de Mí. Además, Mis revelaciones a ellos también son una bendición de Mi parte.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 82

Ahora estoy caminando entre Mi pueblo y vivo entre ellos. Hoy en día, quienes alberguen un amor genuino hacia Mí, son bendecidos. Bienaventurados quienes se someten a Mí, pues ellos con seguridad permanecerán en Mi reino. Bienaventurados quienes me conocen, pues ellos con seguridad ejercerán poder en Mi reino. Bienaventurados quienes me buscan, pues ellos con seguridad escaparán de las ataduras de Satanás y disfrutarán de Mis bendiciones. Bienaventurados quienes son capaces de rebelarse contra sí mismos, pues con seguridad serán posesión Mía y heredarán la abundancia de Mi reino. Recordaré a los que corren de un lado para otro por Mí; abrazaré con alegría a los que se esfuerzan por Mí y daré gozo a los que me presenten ofrendas. Bendeciré a los que encuentren disfrute en Mis palabras; ellos, con seguridad, serán los pilares que sostienen la viga maestra de Mi reino; con seguridad gozarán de abundancia incomparable en Mi casa, y nadie se puede comparar con ellos. ¿Alguna vez habéis aceptado las bendiciones que os han sido dadas? ¿Alguna vez habéis buscado las promesas que se hicieron por vosotros? Con toda seguridad, bajo la guía de Mi luz, os abriréis paso entre el dominio de las fuerzas de la oscuridad. En medio de la oscuridad, ciertamente no perderéis la luz que os guía. Con seguridad seréis los amos de toda la creación. Con seguridad seréis vencedores delante de Satanás. Con seguridad, cuando caiga el reino del gran dragón rojo, os erguiréis entre las grandes multitudes para dar testimonio de Mi victoria. Con seguridad permaneceréis firmes e inquebrantables en la tierra de Sinim. A través de los sufrimientos que soportéis, heredaréis Mis bendiciones, y, con seguridad, irradiaréis Mi gloria por todo el universo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 19

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