17. Noción del mundo religioso: “El Señor instaura a los pastores y ancianos”
El mundo religioso se basa en estas palabras de la Biblia: “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios” (Hechos 20:28), para creer que el Señor instauró a los pastores y ancianos y que estos deberían asumir el mando y tener la última palabra respecto al regreso del Señor.
Palabras de la Biblia
“Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, […]. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos” (Mateo 16:17-19).
“Jesús le dijo: Apacienta mis corderos” (Juan 21:15).
“Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás” (Mateo 4:10).
“Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
“Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová” (Jeremías 17:5).*
“Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13).
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros” (Mateo 23:15).
“Dejadlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14).
Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días
Cuando Dios selecciona a una persona para que lo sirva, Él siempre tiene Sus propios principios. Servir a Dios no es en absoluto como la gente lo imagina, no es una simple cuestión de entusiasmo. Hoy veis que todos los que sirven ante Dios lo hacen con Su guía y con la obra del Espíritu Santo, y porque son personas que buscan la verdad. Estas son las condiciones mínimas para todos aquellos que sirvan a Dios.
Servir a Dios no es una tarea sencilla. Aquellos cuyo carácter corrupto permanece inalterado no pueden servir nunca a Dios. Si tu carácter no ha sido juzgado ni castigado por las palabras de Dios, entonces tu carácter aún representa a Satanás, lo que prueba que sirves a Dios por tus propias buenas intenciones, que tu servicio está basado en tu naturaleza satánica. Tú sirves a Dios con tu temperamento natural y de acuerdo con tus preferencias personales. Es más, siempre piensas que las cosas que estás dispuesto a hacer son las que deleitan a Dios, y que las cosas que no deseas hacer son las que son odiosas para Dios; obras totalmente según tus propias preferencias. ¿Puede esto llamarse servir a Dios? En última instancia, tu carácter de vida no cambiará ni un ápice; más bien, tu servicio te volverá incluso más obstinado, haciendo así que se arraigue profundamente tu carácter corrupto, y de esta manera, desarrollarás reglas en tu interior sobre el servicio a Dios que se basan principalmente en tu propio temperamento, y experiencias derivadas de tu servicio según tu propio carácter. Estas son las experiencias y lecciones del hombre. Es la filosofía del hombre de vivir en el mundo. Las personas como estas se pueden clasificar como fariseos y funcionarios religiosos. Si nunca despiertan y se arrepienten, seguramente se convertirán en los falsos Cristos y los anticristos que engañan a las personas en los últimos días. Los falsos Cristos y los anticristos de los que se habló surgirán de entre esta clase de personas. Si aquellos que sirven a Dios siguen su propio temperamento y actúan en base a su propia voluntad, corren el riesgo de ser expulsados en cualquier momento. Aquellos que aplican sus muchos años de experiencia adquirida al servicio a Dios con el fin de ganarse el corazón de los demás para sermonearlos, controlarlos, y enaltecerse a sí mismos, y que nunca se arrepienten, nunca confiesan sus pecados, nunca renuncian a los beneficios de su posición; estas personas caerán delante de Dios. Son de la misma especie que Pablo, presumen de su primacía y hacen alarde de sus calificaciones. Dios no traerá a este tipo de personas a la perfección. Este servicio interrumpe la obra de Dios. Las personas siempre se aferran a lo viejo. Se aferran a las nociones del pasado, a todo lo de tiempos pretéritos. Este es un gran obstáculo para su servicio. Si no puedes desecharlas, estas cosas acabarán con tu vida entera. Dios no te elogiará en lo más mínimo; ni siquiera si te rompes las piernas mientras corres o si te quiebras la espalda a causa de tu labor, ni siquiera si eres martirizado en tu servicio a Dios. Muy por el contrario: Él dirá que eres un hacedor del mal.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La necesidad de depurar el servicio religioso
Aquellos en las iglesias que predican y tienen estatus, posición y prestigio son un grupo de personas formadas en seminarios teológicos para contar con conocimiento y teorías de esa índole, y forman en esencia el bloque principal que sostiene el cristianismo. El cristianismo forma a tales personas para subirse al púlpito y predicar, para difundir el evangelio y hacer obra por todas partes. Creen que con talentos como los de esos estudiantes de teología, pastores predicadores y teólogos, la existencia del cristianismo está garantizada hasta hoy en día, y tales personas se convierten en el valor y capital de su existencia. Si el pastor de una iglesia es un graduado de un seminario teológico, debate bien sobre la Biblia, ha leído algunos libros espirituales y posee algo de conocimiento y elocuencia, aumentará la asistencia a esa iglesia y se hará más famosa que otras. ¿Qué valoran esas personas en el cristianismo? El conocimiento, en concreto el teológico. ¿De dónde procede el conocimiento? ¿Acaso no se transmite desde la antigüedad? Han existido escrituras desde los tiempos antiguos, se han pasado de generación en generación, y así es como las lee y aprende todo el mundo hasta el día de hoy. La gente divide la Biblia en varias secciones, recopilan distintas versiones y animan al estudio y al aprendizaje, pero su estudio de la Biblia no es entender la verdad para conocer a Dios ni tampoco entender las intenciones de Dios para temerlo y evitar el mal; en su lugar, es estudiar el conocimiento y los misterios de la Biblia, averiguar qué acontecimientos y en qué momento han cumplido con cuál profecía del Apocalipsis, y cuándo llegarán los grandes desastres y el milenio; eso es lo que estudian. ¿Tiene su estudio relación con la verdad? (No). ¿Por qué estudian cosas que no tienen nada que ver con la verdad? Porque, mientras más estudian, sienten que comprenden más, y mientras más se dotan de palabras y doctrinas, más altas se vuelven sus cualificaciones. A medida que se elevan sus cualificaciones, más grandes les parecen sus capacidades, y más creen que se las bendecirá por su fe, que irán al cielo después de la muerte, o que a los vivos se los pillará por el aire para encontrarse con el Señor. Estas son sus nociones religiosas, que no concuerdan en absoluto con las palabras de Dios.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son malvados, insidiosos y mentirosos (III)
Los pastores y ancianos del mundo religioso son todas personas que estudian el conocimiento y la teología bíblicos; son fariseos hipócritas que se resisten a Dios. […] ¿Son realmente creyentes aquellos en el cristianismo y el catolicismo que estudian la Biblia, teología e incluso la historia de la obra de Dios? ¿Son diferentes a los creyentes y seguidores de Dios sobre los que Él habla? A ojos de Dios, ¿son creyentes? No, estudian teología, estudian a Dios, pero no lo siguen ni dan testimonio de Él. Su estudio de Dios es el mismo que el de aquellos que estudian historia, filosofía, derecho, biología o astronomía. Lo que pasa es que no les gusta la ciencia u otras materias, en concreto, lo que les gusta es estudiar teología. ¿Qué desenlace provoca que busquen fragmentos de aquí y de allá de la obra de Dios para estudiarlo? ¿Pueden descubrir la existencia de Dios? No, nunca. ¿Pueden entender las intenciones de Dios? (No). ¿Por qué? Porque viven en palabras, en conocimiento, en filosofía, en la mente humana y en los pensamientos humanos. Nunca verán a Dios ni los esclarecerá el Espíritu Santo. ¿Cómo los cataloga Dios? Como incrédulos, como no creyentes. Estos no creyentes e incrédulos se mezclan con la supuesta comunidad cristiana, se comportan como creyentes en Dios, como cristianos, pero ¿idolatran en realidad a Dios? ¿Poseen verdadera sumisión? (No). ¿Eso por qué? Una cosa está clara: en su interior, un número considerable de ellos no cree en la existencia de Dios ni en que Él creara el mundo y que sea soberano sobre todas las cosas, y menos todavía que Dios se pueda hacer carne. ¿Qué quiere decir esta falta de creencia? Implica duda y negación. Adoptan incluso una actitud de no esperar que las profecías expresadas por Dios, en especial aquellas relativas a los desastres, se vayan a hacer realidad o vayan a suceder. Esta es su actitud hacia la creencia en Dios, y es la esencia y la verdadera cara de su supuesta fe. Estas personas estudian a Dios porque están particularmente interesadas en la materia y en el conocimiento de la teología, y en los hechos históricos de la obra de Dios; son un mero grupo de intelectuales que estudian teología, que no creen en la existencia de Dios, así que, ¿cómo reaccionan cuando Dios viene a obrar, cuando se cumplen las palabras de Dios? ¿Cuál es su primera reacción al oír que Dios se ha hecho carne y ha empezado una nueva obra? “¡Imposible!”. Condenan a cualquiera que predique el nuevo nombre de Dios y Su nueva obra, e incluso quieren matarlo o eliminarlo. ¿Qué clase de manifestación es esa? ¿Acaso no es la de un típico anticristo? ¿Qué diferencia hay entre ellos y los fariseos, los sumos sacerdotes y los escribas antiguos? Son hostiles hacia la obra de Dios, hacia Su juicio en los últimos días, hacia que Dios se haga carne, y más si cabe, son hostiles a que se cumplan las profecías de Dios. Creen: “Si no te haces carne, si tienes la forma de un cuerpo espiritual, entonces tú eres dios; si te encarnas y te conviertes en una persona, entonces no eres dios y no te reconocemos”. ¿Qué implica esto? Significa que, mientras estén aquí, no permitirán que Dios se haga carne. ¿Acaso no es el típico anticristo? Es un auténtico anticristo.
La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son malvados, insidiosos y mentirosos (III)
Hay algunos que leen la Biblia en grandes iglesias y la recitan todo el día, pero ninguno de ellos entiende el propósito de la obra de Dios. Ninguno de ellos es capaz de conocer a Dios y mucho menos es conforme a la voluntad de Dios. Son todos personas inútiles y viles, que se ponen en alto para sermonear a Dios. Se oponen deliberadamente a Él mientras llevan Su estandarte. Afirman tener fe en Dios, pero aun así comen la carne y beben la sangre del hombre. Todas esas personas son diablos que devoran el alma del hombre, demonios jefes que perturban deliberadamente a aquellos que tratan de entrar en la senda correcta y obstáculos en el camino de quienes buscan a Dios. Pueden parecer de “buena constitución”, pero ¿cómo van a saber sus seguidores que no son más que anticristos que llevan a la gente a levantarse contra Dios? ¿Cómo van a saber sus seguidores que son diablos vivientes dedicados a devorar a las almas humanas?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él
Mira a los líderes de cada religión y denominación: son todos arrogantes y santurrones, y sus interpretaciones de la Biblia carecen de contexto y están guiadas por sus propias nociones y figuraciones. Todos confían en los dones y el conocimiento para hacer su obra. Si fueran incapaces de predicar nada, ¿les seguirían las personas? Después de todo, poseen cierto conocimiento y pueden predicar ciertas doctrinas, o saben cómo ganarse a los demás y cómo usar algunos trucos. Usan tales cosas para engañar a las personas y llevarlas ante ellos. Esas personas creen en Dios solo de nombre, pero, en realidad, siguen a estos líderes. Cuando se encuentran con alguien que predica el camino verdadero, algunos de ellos dicen: “Tenemos que consultarle a nuestro líder respecto a las cuestiones de fe”. Fíjate que la gente necesita la aprobación y el consentimiento de los demás cuando se trata de creer en Dios y aceptar el camino verdadero; ¿no es esto un problema? ¿En qué se han convertido, pues, esos líderes? ¿Acaso no se han vuelto fariseos, falsos pastores, anticristos y obstáculos para que las personas acepten el camino verdadero? Esas personas son de la misma clase que Pablo.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Las personas que creen en Dios deben obedecerle y adorarle. No exaltes ni admires a ninguna persona; no pongas a Dios en primer lugar, a las personas a las que admiras en segundo y, en tercer lugar, a ti. Ninguna persona debe tener un lugar en tu corazón y no debes considerar que las personas —particularmente a las que veneras— están a la par de Dios o que son Sus iguales. Esto es intolerable para Él.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los diez decretos administrativos que el pueblo escogido de Dios debe obedecer en la Era del Reino
Algunas personas no se regocijan en la verdad y, mucho menos, con el juicio. En cambio, se regocijan en el poder y las riquezas; a tales personas se les llama buscadores de poder. Buscan exclusivamente las denominaciones que tienen influencia en el mundo y solo buscan a pastores y maestros que provienen de seminarios. A pesar de haber aceptado el camino de la verdad, son, en parte, escépticos, e incapaces de entregar todo su corazón y toda su mente, y de su boca salen palabras de gastarse por Dios, pero sus ojos se enfocan en los grandes pastores y maestros, y no le prestan atención a Cristo. Su corazón está obsesionado con la fama, la fortuna y la gloria. Piensan que no es posible que una persona tan pequeña pueda ser capaz de conquistar a tantos, que alguien tan común y corriente sea capaz de perfeccionar al hombre. Ellos no creen en absoluto que estos “don nadie” que están entre el polvo y el estiércol sean el pueblo escogido por Dios. Ellos creen que si tales personas fueran los objetos de la salvación de Dios, el cielo y la tierra estarían de cabeza y todos los hombres se reirían a mandíbula batiente. Ellos creen que si Dios eligió a tales “don nadie” para ser perfeccionados, entonces esos grandes hombres se convertirían en Dios mismo. Sus perspectivas están manchadas de incredulidad; ciertamente, más que incrédulos, son simplemente bestias absurdas. Y es que solo valoran la posición, el prestigio y el poder, y solo tienen en alta estima a los grandes grupos y denominaciones. No tienen la menor consideración hacia quienes son dirigidos por Cristo; simplemente son traidores que le han dado la espalda a Cristo, a la verdad y a la vida.
Lo que tú admiras no es la humildad de Cristo, sino a esos falsos pastores de destacada posición. No adoras la belleza ni la sabiduría de Cristo, sino a esos licenciosos que se regodean en la inmundicia del mundo. Te ríes del dolor de Cristo, que no tiene lugar donde reclinar Su cabeza, pero admiras a esos cadáveres que cazan ofrendas y viven en el libertinaje. No estás dispuesto a sufrir junto a Cristo, pero te lanzas con gusto a los brazos de esos anticristos temerarios a pesar de que solo te suministran carne, palabras y control. Incluso ahora tu corazón sigue volviéndose a ellos, a su reputación, su estatus, su influencia. Además, continúas teniendo una actitud por la cual la obra de Cristo te resulta difícil de soportar y no estás dispuesto a aceptarla. Por eso te digo que te falta fe para reconocer a Cristo. La razón por la que lo has seguido hasta el día de hoy es solo porque no tenías otra opción. En tu corazón siempre se elevan muchas imágenes nobles; no puedes olvidar cada una de sus palabras y obras ni sus palabras ni sus manos influyentes. En vuestro corazón, ellos son supremos por siempre y son héroes por siempre. Pero esto no es así para el Cristo de hoy. Él permanece por siempre insignificante en tu corazón y por siempre indigno de tu temor. Porque Él es demasiado común, tiene muy poca influencia y está lejos de ser elevado.
En cualquier caso, Yo digo que todos los que no valoran la verdad son incrédulos y traidores de la verdad. Tales hombres nunca recibirán la aprobación de Cristo. ¿Has identificado ahora cuánta incredulidad hay dentro de ti y cuánta traición a Cristo tienes? Te exhorto: puesto que has elegido el camino de la verdad, debes consagrarte totalmente; no seas ambivalente o poco entusiasta. Debes entender que Dios no pertenece al mundo ni a ninguna persona, sino a todos aquellos que creen verdaderamente en Él, a todos los que lo adoran y a todos aquellos que se consagran a Él y le son fieles.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres un verdadero creyente en Dios?
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