3. Noción del mundo religioso: “Cuando el Señor regrese, al instante cambiará de forma a la gente y la santificará”

Dado que Pablo dijo en la Biblia “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:52), el mundo religioso cree que, cuando venga Dios, Él los cambiará de forma al instante, los santificará y los arrebatará directamente al reino de los cielos.

Palabras de la Biblia

“No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).

“Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26).

“El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza” (Mateo 11:12).

“Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad” (Apocalipsis 22:14).

“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).

“No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. […] Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. […] Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad” (Juan 17:15-19).

“El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48).

“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17).

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

A pesar de que el hombre pueda haber sido redimido y perdonado de sus pecados, sólo puede considerarse que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre, que vive en un cuerpo de carne, no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando, interminablemente, su carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayor parte de la humanidad peca durante el día y se confiesa por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para el hombre, no podrá salvarlo del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto. […] No resulta fácil para el hombre ser consciente de sus pecados; no tiene forma de reconocer su propia naturaleza profundamente arraigada, y debe depender del juicio por la palabra para lograr este resultado. Sólo así puede el hombre ser transformado gradualmente a partir de ese momento.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)

Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísmo y mezquindad, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de los apelativos y la identidad

En la obra de los últimos días, la palabra es más poderosa que la manifestación de señales y maravillas, y la autoridad de la palabra sobrepasa la de las señales y las maravillas. La palabra revela todas las actitudes corruptas enterradas en lo profundo del corazón del hombre. No tienes forma de reconocerlas por ti mismo. Cuando te sean reveladas por medio de la palabra, llegarás a descubrirlas de forma natural; no serás capaz de negarlas, y estarás totalmente convencido. ¿No es esta la autoridad de la palabra? Este es el resultado alcanzado por la obra actual de la palabra. Por tanto, el hombre no puede salvarse totalmente de sus pecados por medio de la curación de la enfermedad y la expulsión de los demonios, y no puede ser hecho totalmente completo por medio de la manifestación de señales y maravillas. La autoridad para sanar enfermedades y expulsar demonios sólo le otorga gracia al hombre, pero la carne del hombre sigue perteneciéndole a Satanás y el carácter satánico corrupto permanece dentro del hombre. En otras palabras, lo que no se ha purificado sigue perteneciéndole al pecado y la inmundicia. Sólo después de que el hombre se haya purificado por medio de la palabra podrá ser ganado por Dios y ser santificado. Cuando los demonios fueron echados fuera del hombre y él fue redimido, esto sólo significó que él fue arrebatado de las manos de Satanás y devuelto a Dios. Sin embargo, si Dios no lo ha purificado ni cambiado, sigue siendo un hombre corrupto. Dentro del hombre todavía existen la inmundicia, la oposición y la rebeldía; el hombre sólo ha vuelto a Dios por medio de Su redención, pero no tiene el más mínimo conocimiento de Él y todavía es capaz de resistirse a Él y traicionarle. Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya habían sido plantados en su interior, y, después de miles de años de ser corrompido por Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza establecida que se resiste a Dios. Por tanto, cuando el hombre ha sido redimido, no se trata más que de un caso de redención en el que se le ha comprado por un alto precio, pero la naturaleza venenosa que existe en su interior no se ha eliminado. El hombre que está tan sucio debe pasar por un cambio antes de volverse digno de servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser purificado. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es la de la conquista, así como la segunda etapa en la obra de la salvación. El hombre llega a ser ganado por Dios por medio del juicio y el castigo por la palabra, y es por medio del uso de la palabra para refinar, juzgar y revelar que todas las impurezas, las nociones, los motivos y las aspiraciones individuales dentro del corazón del hombre se revelan completamente.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)

La obra de Dios durante los últimos días es obra práctica. Durante la era de Jesús, Él no vino a perfeccionar al hombre, sino a redimirlo y, por tanto, manifestó algunos milagros para hacer que las personas le siguieran. Y es que Él vino principalmente a completar la obra de la crucifixión, y mostrar señales no formaba parte de la obra de Su ministerio. Realizó tales señales y prodigios para que Su obra fuera más eficaz; era trabajo extra y no representaba la obra de toda la era. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, Dios también mostró algunas señales y prodigios, pero la obra que Dios realiza hoy es obra práctica, y, definitivamente, no manifestaría señales y prodigios ahora. Si mostrara señales y prodigios, Su obra práctica se desordenaría, y Él no podría hacer ni una obra más. Si Dios dijera que se usara la palabra para perfeccionar al hombre, pero también mostrara señales y prodigios, ¿quedaría claro, entonces, que el hombre cree de verdad en Él, o no? Dios no hace, pues, tales cosas. En el hombre hay demasiado de religión; Dios ha venido durante los últimos días a expulsar todas las nociones religiosas y las cosas sobrenaturales que hay en el hombre, y a hacer que este conozca la realidad de Dios. Ha venido a quitar la imagen de un Dios que es abstracto e imaginario; una imagen de un Dios que, en otras palabras, no existe en absoluto. Así pues, ¡lo único valioso ahora es que tengas conocimiento de la realidad! La verdad lo supera todo. ¿Cuánta verdad posees hoy? ¿Acaso es Dios todo lo que muestra señales y maravillas? Los espíritus malignos también pueden manifestar señales y prodigios; ¿son, todos ellos, Dios? En su fe en Dios, lo que el hombre busca es la verdad, y lo que persigue es la vida y no señales y prodigios. Este debería ser el objetivo de todos los que creen en Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todo se logra por la palabra de Dios

Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al realizar Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido acerca de Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad

Dios realiza la obra de juicio y castigo para que el hombre pueda conocerle, y por el bien de Su testimonio. Sin Su juicio sobre el carácter corrupto del ser humano, el hombre no podría conocer Su carácter justo que no permite ofensa, y no podría apartarse de su viejo conocimiento de Dios para adoptar el nuevo. Por el bien de Su testimonio y de Su gestión, Él hace pública Su totalidad, capacitando así al hombre para lograr el conocimiento de Dios, que su carácter sea transformado y que dé resonante testimonio de Él por medio de Su aparición pública. El cambio en el carácter del hombre se logra a través de distintos tipos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Su corazón. El cambio en el carácter del hombre significa que se ha liberado de la atadura de Satanás y de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y una muestra de la obra de Dios, que ha llegado a ser un testigo suyo y alguien que es conforme a Su corazón. Hoy, el Dios encarnado ha venido a hacer Su obra en la tierra, y exige que el hombre logre conocerle, obedecerle, y dé testimonio de Él; que conozca Su obra práctica y normal, que obedezca todas Sus palabras y Su obra que no concuerdan con los conceptos del hombre, y dé testimonio de toda Su obra de salvación del hombre, y todos los hechos que Él hace para conquistar al hombre. Los que dan testimonio de Dios tienen que poseer un conocimiento de Él; solo este tipo de testimonio es preciso, práctico y el único que puede avergonzar a Satanás. Dios usa a aquellos que han llegado a conocerle pasando por Su juicio y Su castigo, por Su trato y Su poda, para que den testimonio de Él; Él usa a los que han sido corrompidos por Satanás para que den testimonio de Él; así también usa a aquellos cuyo carácter ha cambiado y que se han ganado, así, Sus bendiciones, para que den testimonio de Él. No necesita que el hombre lo alabe de palabra, ni necesita la alabanza y el testimonio de quienes son de la clase de Satanás, que no han sido salvados por Él. Solo aquellos que conocen a Dios son aptos para dar testimonio de Él y aquellos cuyo carácter ha sido transformado también lo son. Dios no permitirá que el hombre acarree vergüenza sobre Su nombre deliberadamente.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él

Deberíais ser capaces de ver la voluntad de Dios y deberíais ver que la obra de Dios no es tan simple como la creación de los cielos y la tierra y de todas las cosas. Esto es porque la obra del presente es la transformación de los que han sido corrompidos, que están aletargados hasta un grado extremo; es para purificar a los que fueron creados pero procesados por Satanás. No es la creación de Adán o Eva, y menos todavía es la creación de la luz o la creación de toda planta y animal. Dios purifica las cosas que han sido corrompidas por Satanás y luego las vuelve a ganar. Se convierten en cosas que le pertenecen a Él y se convierten en Su gloria. Esto no es como el hombre imagina, no es tan sencillo como la creación de los cielos y la tierra y de todas las cosas en ellos, o la obra de maldecir a Satanás y enviarlo al abismo, más bien es la obra de transformar al hombre, de transformar lo que es negativo en positivo, hacer que las cosas negativas que no le pertenecen a Él en cosas positivas que sí le pertenecen. Esta es la verdad detrás de esta etapa de la obra de Dios. Debéis entender esto y evitar simplificar las cosas en exceso. La obra de Dios no es como ninguna obra ordinaria. Su maravilla y sabiduría están más allá de la mente del hombre. Dios no crea todas las cosas durante esta etapa de obra, pero tampoco las destruye. En cambio, Él transforma todas las cosas que creó y purifica todas las cosas que han sido contaminadas por Satanás. Y así Dios se embarca en una gran empresa, que constituye toda la importancia de la obra de Dios. ¿Ves que la obra de Dios es realmente tan simple en estas palabras?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?

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