8. Falacia del mundo religioso: “Todas las afirmaciones de que el Señor ha regresado son falsas y no se debe creer en ellas”

Según estas palabras de la Biblia: “Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre(Mateo 24:36), el mundo religioso piensa que, dado que nadie sabe qué día vendrá el Señor, todo aquel que predique que ya ha regresado predica sobre un Cristo falso y no se debe creer en él.

Palabras de la Biblia

“He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12).

“Porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros” (Juan 14:2-3).

“Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti” (Apocalipsis 3:3).

“Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24:44).

“Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación” (Lucas 17:24-25).

“Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6).

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27).

“Entonces los otros discípulos le decían: ¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en su costado, no creeré. Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez dentro, y Tomás con ellos. Y estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron” (Juan 20:25-29).

“Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13).

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros” (Mateo 23:15).

Palabras de Dios Todopoderoso de los últimos días

Como crees en Dios, debes poner tu fe en todas Sus palabras y en toda Su obra. Es decir, como crees en Dios, debes obedecerle. Si no puedes hacerlo, entonces no importa si crees en Dios o no. Si has creído en Él muchos años, pero nunca le has obedecido y no aceptas todas Sus palabras, y, en cambio, le pides que se someta a ti y actúe según tus propias nociones, entonces eres el más rebelde de todos; eres un no creyente. ¿Cómo podría una persona así obedecer la obra y las palabras de Dios, que no se ajustan a las nociones del hombre? Los más rebeldes de todos son los que intencionalmente desafían a Dios y se le resisten. Ellos son Sus enemigos y los anticristos. Su actitud siempre es de hostilidad hacia la nueva obra de Dios; nunca tienen la mínima tendencia a someterse y jamás se han sometido o humillado de buen grado. Se exaltan a sí mismos ante los demás y nunca se someten a nadie. Delante de Dios, consideran que son los mejores para predicar la palabra y los más hábiles para obrar en los demás. Nunca desechan los “tesoros” que poseen, sino que los tratan como herencias familiares a las que adorar y las usan para predicar a los demás y sermonear a los necios que los idolatran. De hecho, hay una cierta cantidad de personas de este tipo en la iglesia. Se podría decir que son “héroes indómitos”, que, generación tras generación, residen temporalmente en la casa de Dios. Consideran que predicar la palabra (doctrina) es su tarea suprema. Año tras año y generación tras generación, se dedican vehementemente a hacer que su deber “sagrado e inquebrantable” se cumpla. Nadie se atreve a tocarlos; ni una sola persona se atreve a reprenderlos abiertamente. Se convierten en “reyes” en la casa de Dios y causan estragos mientras oprimen a los demás, era tras era. Este grupo de demonios busca unirse y derribar Mi obra; ¿cómo puedo permitir que estos demonios vivientes existan delante de Mis ojos? Ni siquiera quienes obedecen a medias pueden seguir hasta el final, ¡cuánto menos estos tiranos que no tienen ni una pizca de obediencia en su corazón!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los que obedecen a Dios con un corazón sincero, con seguridad serán ganados por Él

Un discípulo, llamado Tomás, insistió en tocar las marcas de los clavos de Jesús. ¿Y qué le dijo el Señor Jesús? (“Tomás, crees porque me has visto; benditos los que no han visto, pero aun así creen” (Juan 20:29)*). “Benditos los que no han visto, pero aun así creen”.* ¿Qué significa esto en realidad? ¿Realmente no vieron nada? De hecho, a través de todas las cosas que Jesús había dicho y de toda la obra que hizo ya se había demostrado que Él era Dios y que, por tanto, la gente debería haber creído en ello. A Jesús no le hizo falta hacer más señales y prodigios ni expresar más palabras, y a la gente no le hizo falta tocar Sus marcas de los clavos para creer. La fe verdadera no se basa solo en ver, sino que, mediante una confirmación espiritual, la fe se mantiene hasta el mismísimo final y nunca surge ninguna duda. Tomás fue un no creyente que solo confiaba en lo que veía. No seáis como Tomás.

En la iglesia hay realmente algunas personas como Tomás. Dudan constantemente de la encarnación de Dios y aguardan a que Él se marche de la tierra y regrese al tercer cielo, y esperan ver a la persona real de Dios para creer de una vez por todas. No creen en Él por las palabras que ha expresado durante Su encarnación. El momento en el que este tipo de personas comiencen a creer ya será demasiado tarde, y será entonces que Dios las condenará. El Señor Jesús dijo: “Tomás, crees porque me has visto; benditos los que no han visto, pero aun así creen”.* Estas palabras significan que el Señor Jesús ya lo había condenado y que Tomás es un no creyente. Si crees verdaderamente en el Señor y en todo lo que Él ha dicho, serás bendecido. Si has seguido al Señor durante mucho tiempo, pero no crees en Su capacidad para resucitar o que Él es el Dios todopoderoso, no tienes una fe verdadera y no podrás alcanzar bendiciones. Las bendiciones solo se pueden obtener a través de la fe, y no las conseguirás si no crees. ¿Únicamente puedes creer en algo si Dios aparece ante ti, te permite verlo y te convence en persona? Como ser humano, ¿acaso eres apto para pedirle a Dios que se te aparezca de manera personal? ¿Acaso eres apto para hacer que le hable personalmente a un ser humano corrupto como tú? ¿Y qué cualificaciones tienes para necesitar que Él te explique todo con claridad para que creas? Si posees razón, creerás con tan solo leer estas palabras que Dios ha pronunciado. Si de verdad crees, no importa lo que Él haga o diga. En su lugar, al ver que estas palabras son la verdad, estarás convencido al cien por cien de que Dios dijo e hizo estas cosas, y ya estarás preparado para seguir a Dios hasta el final. No tienes que dudarlo. Las personas que están llenas de dudas son demasiado falsas. Sencillamente no pueden creer en Dios. Siempre están intentando entender esos misterios y solo creerán después de comprenderlos por completo. Su condición previa para creer en Dios es tener respuestas claras a preguntas como: ¿Cómo vino Dios encarnado? ¿Cuándo llegó? ¿Cuánto tiempo se quedará antes de tener que marcharse? ¿Dónde irá después de marcharse? ¿De qué manera se marchará? ¿Cómo obra Dios encarnado y cómo se marcha?… Quieren entender algunos misterios; están aquí para investigarlos, no para buscar la verdad. Piensan que no serán capaces de creer en Dios si no desentrañan estos misterios. Es como si su fe hubiese sido obstaculizada. El punto de vista de estas personas es un problema. Una vez que tienen el deseo de investigar misterios, no se preocupan por prestar atención a la verdad ni atender a las palabras de Dios. ¿Acaso podrían conocerse a sí mismas tales personas? No les resulta fácil conocerse a sí mismas. Con esto no se pretende condenar a cierto tipo de personas. Alguien que no acepta la verdad ni cree en las palabras de Dios no tiene una fe verdadera. Se centrará simplemente en palabras, misterios, cosas triviales o problemas en los que la gente no se había fijado y le buscará tres pies al gato. Pero también es posible que un día Dios lo esclarezca, o que sus hermanos y hermanas lo ayuden al hablarle de la verdad a menudo, y cambie de actitud. El día que esto suceda, sentirá que sus ideas anteriores eran demasiado absurdas, que fue demasiado arrogante y que se tenía excesivamente bien considerado, y se avergonzará.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo reconociendo las propias opiniones equivocadas puede uno transformarse realmente

Los pastores y ancianos del mundo religioso son todas personas que estudian el conocimiento y la teología bíblicos; son fariseos hipócritas que se resisten a Dios. […] ¿Son realmente creyentes aquellos en el cristianismo y el catolicismo que estudian la Biblia, teología e incluso la historia de la obra de Dios? ¿Son diferentes a los creyentes y seguidores de Dios sobre los que Él habla? A ojos de Dios, ¿son creyentes? No, estudian teología, estudian a Dios, pero no lo siguen ni dan testimonio de Él. Su estudio de Dios es el mismo que el de aquellos que estudian historia, filosofía, derecho, biología o astronomía. Lo que pasa es que no les gusta la ciencia u otras materias, en concreto, lo que les gusta es estudiar teología. ¿Qué desenlace provoca que busquen fragmentos de aquí y de allá de la obra de Dios para estudiarlo? ¿Pueden descubrir la existencia de Dios? No, nunca. ¿Pueden entender las intenciones de Dios? (No). ¿Por qué? Porque viven en palabras, en conocimiento, en filosofía, en la mente humana y en los pensamientos humanos. Nunca verán a Dios ni los esclarecerá el Espíritu Santo. ¿Cómo los cataloga Dios? Como incrédulos, como no creyentes. Estos no creyentes e incrédulos se mezclan con la supuesta comunidad cristiana, se comportan como creyentes en Dios, como cristianos, pero ¿idolatran en realidad a Dios? ¿Poseen verdadera sumisión? (No). ¿Eso por qué? Una cosa está clara: en su interior, un número considerable de ellos no cree en la existencia de Dios ni en que Él creara el mundo y que sea soberano sobre todas las cosas, y menos todavía que Dios se pueda hacer carne. ¿Qué quiere decir esta falta de creencia? Implica duda y negación. Adoptan incluso una actitud de no esperar que las profecías expresadas por Dios, en especial aquellas relativas a los desastres, se vayan a hacer realidad o vayan a suceder. Esta es su actitud hacia la creencia en Dios, y es la esencia y la verdadera cara de su supuesta fe. Estas personas estudian a Dios porque están particularmente interesadas en la materia y en el conocimiento de la teología, y en los hechos históricos de la obra de Dios; son un mero grupo de intelectuales que estudian teología, que no creen en la existencia de Dios, así que, ¿cómo reaccionan cuando Dios viene a obrar, cuando se cumplen las palabras de Dios? ¿Cuál es su primera reacción al oír que Dios se ha hecho carne y ha empezado una nueva obra? “¡Imposible!”. Condenan a cualquiera que predique el nuevo nombre de Dios y Su nueva obra, e incluso quieren matarlo o eliminarlo. ¿Qué clase de manifestación es esa? ¿Acaso no es la de un típico anticristo? ¿Qué diferencia hay entre ellos y los fariseos, los sumos sacerdotes y los escribas antiguos? Son hostiles hacia la obra de Dios, hacia Su juicio en los últimos días, hacia que Dios se haga carne, y más si cabe, son hostiles a que se cumplan las profecías de Dios. Creen: “Si no te haces carne, si tienes la forma de un cuerpo espiritual, entonces tú eres dios; si te encarnas y te conviertes en una persona, entonces no eres dios y no te reconocemos”. ¿Qué implica esto? Significa que, mientras estén aquí, no permitirán que Dios se haga carne. ¿Acaso no es el típico anticristo? Es un auténtico anticristo.

La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 7: Son malvados, insidiosos y mentirosos (III)

Ya que estamos buscando las huellas de Dios, nos corresponde a nosotros buscar la voluntad de Dios, Sus palabras y declaraciones; porque dondequiera que haya nuevas palabras dichas por Dios, allí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están Sus hechos. Donde está la expresión de Dios, ahí aparece, y donde aparece, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Al buscar las huellas de Dios, habéis ignorado las palabras “Dios es la verdad, el camino y la vida”. Y así, muchas personas, incluso cuando reciben la verdad, no creen que hayan encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; todavía menos puede Dios aparecer a instancias del hombre. Dios toma Sus propias decisiones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. Sea cual sea la obra que Él haga, no es necesario que la consulte con el hombre o busque su consejo, ni mucho menos que notifique de Su obra a cada persona. Este es el carácter de Dios, que debería además ser reconocido por todo el mundo. Si deseáis presenciar la aparición de Dios, seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero apartaros de vuestras propias nociones. No debes exigir que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis exigiros cómo debéis buscar las huellas de Dios, cómo debéis aceptar la aparición de Dios, y cómo debéis someteros a Su nueva obra; esto es lo que el hombre debe hacer. Ya que el hombre no es la verdad y no está dotado de la verdad, debe buscar, aceptar y obedecer.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice I: La aparición de Dios ha dado lugar a una nueva era

Hoy, Dios ha llevado a cabo nueva obra. Puede que no seas capaz de aceptar estas palabras y tal vez te puedan parecer extrañas, pero te aconsejaría que no expusieras tu naturalidad, porque sólo aquellos que realmente tienen hambre y sed de justicia delante de Dios pueden obtener la verdad, y Él sólo puede esclarecer y guiar a aquellos que son verdaderamente devotos. Los resultados se obtienen al buscar la verdad con sobria tranquilidad, no con disputas y discordias. Cuando digo que “hoy Dios ha llevado a cabo nueva obra”, me estoy refiriendo al asunto de Su regreso a la carne. Quizás estas palabras no te incomodan, quizás las desprecies o quizás hasta sean de un gran interés para ti. Cualquiera que sea el caso, espero que todos los que verdaderamente anhelan que Dios aparezca puedan enfrentar este hecho y examinarlo con detenimiento, en lugar de sacar conclusiones al respecto. Esto es lo que haría una persona sabia.

Investigar algo así no es difícil, pero requiere que cada uno de nosotros conozca esta única verdad: Aquel que es Dios encarnado poseerá la esencia de Dios, y Aquel que es Dios encarnado tendrá la expresión de Dios. Puesto que Dios se hace carne, Él traerá la obra que pretende llevar a cabo y puesto que se hace carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida y de señalarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios definitivamente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Si el hombre pretende investigar si es la carne encarnada de Dios, entonces debe corroborarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia. Y, así, a la hora de determinar si se trata de la carne de Dios encarnado, la clave yace en Su esencia (Su obra, Sus declaraciones, Su carácter y muchos otros aspectos), en lugar de fijarse en Su apariencia externa. Si el hombre sólo analiza Su apariencia externa, y como consecuencia pasa por alto Su esencia, esto muestra que el hombre es ignorante. La apariencia externa no puede determinar la esencia; es más, la obra de Dios jamás puede ajustarse a las nociones del hombre. ¿No contradecía la apariencia exterior de Jesús las nociones del hombre? ¿No eran Su rostro y Sus vestiduras incapaces de proporcionar pista alguna sobre Su verdadera identidad? ¿Acaso los antiguos fariseos no se opusieron a Jesús precisamente porque solo miraron Su aspecto exterior y no se tomaron en serio las palabras de Su boca? Tengo la esperanza de que todos y cada uno de los hermanos y hermanas que buscan la aparición de Dios, no repetirán la tragedia histórica. No debéis convertiros en los fariseos de los tiempos modernos y clavar a Dios de nuevo en la cruz. Deberíais considerar cuidadosamente cómo darle la bienvenida al retorno de Dios y tener claridad acerca de cómo ser alguien que se somete a la verdad. Esta es la responsabilidad de todo aquel que está esperando que Jesús vuelva montado sobre una nube. Deberíamos frotarnos los ojos espirituales para aclararlos y no empantanarnos en palabras de exagerada fantasía. Deberíamos pensar en la obra práctica de Dios y echar un vistazo al aspecto práctico de Dios. No os dejéis llevar demasiado ni os perdáis en fantasías anhelando siempre el día en que el Señor Jesús descienda repentinamente sobre una nube entre vosotros, y os lleve a vosotros, que nunca lo habéis conocido o visto y que no sabéis cómo hacer Su voluntad. ¡Es mejor pensar en asuntos más prácticos!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio

Vuestra lealtad es solo de palabra, vuestro conocimiento es simplemente intelectual y conceptual, vuestras labores son para obtener las bendiciones del cielo y, por tanto, ¿cómo debe ser vuestra fe? Incluso hoy, seguís haciendo oídos sordos a todas y cada una de las palabras de la verdad. No sabéis qué es Dios, qué es Cristo, cómo temer a Jehová, cómo entrar en la obra del Espíritu Santo ni cómo distinguir entre la obra de Dios mismo y los engaños del hombre. Solo sabes condenar cualquier palabra de la verdad expresada por Dios que no se conforma a tus propios pensamientos. ¿Dónde está tu humildad? ¿Y tu obediencia? ¿Y tu lealtad? ¿Y tu actitud de buscar la verdad? ¿Y tu corazón temeroso de Dios? Esto os digo, aquellos que creen en Dios por las señales pertenecen sin duda a la categoría que será destruida. Los que son incapaces de recibir las palabras de Jesús, que ha vuelto a la carne, son sin duda la progenie del infierno, los descendientes del arcángel, la categoría que será sometida a la destrucción eterna. Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malvados. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando solo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Solo aquellos que persisten en la creencia de que “El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo” se verán sometidos al castigo eterno, porque solo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero y la vida. Y por tanto, solo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca. Son demasiado tozudos, confían demasiado en sí mismos, son demasiado arrogantes. ¿Cómo puede recompensar Jesús a semejantes degenerados? El regreso de Jesús es una gran salvación para aquellos que son capaces de aceptar la verdad, pero para los que son incapaces de hacerlo es una señal de condenación. Debéis elegir vuestro propio camino y no blasfemar contra el Espíritu Santo ni rechazar la verdad. No debéis ser personas ignorantes y arrogantes, sino alguien que obedece la dirección del Espíritu Santo, que anhela y busca la verdad; solo así os beneficiaréis. Os aconsejo que andéis con cuidado por la senda de la creencia en Dios. No saquéis conclusiones apresuradas; más aún, no seáis despreocupados y descuidados en vuestra creencia en Dios. Deberíais saber que, como mínimo, los que creen en Dios deben poseer un corazón humilde y temeroso de Dios. Los que han oído la verdad pero la miran con desdén son insensatos e ignorantes. Los que han oído la verdad, pero sacan conclusiones precipitadas o la condenan a la ligera, están asediados por la arrogancia. Nadie que crea en Jesús es apto para maldecir o condenar a otros. Deberíais ser todos personas con razón y que aceptan la verdad. Quizás, habiendo oído el camino de la verdad y leído la palabra de vida, creas que solo una de cada diez mil de estas palabras está en sintonía con tus convicciones y con la Biblia, y entonces deberías seguir buscando en esa diezmilésima parte de esas palabras. Sigo aconsejándote que seas humilde, no te confíes demasiado y no te exaltes mucho. Con este poco de corazón temeroso de Dios que posees, obtendrás mayor luz. Si examinas detenidamente y contemplas repetidamente estas palabras, entenderás si son o no la verdad, y si son o no la vida. Quizás, habiendo leído solo unas pocas frases, algunas personas condenarán ciegamente estas palabras, diciendo: “Esto no es nada más que algún esclarecimiento del Espíritu Santo”, o “Este es un falso Cristo que ha venido a engañar a la gente”. ¡Los que dicen tales cosas están cegados por la ignorancia! ¡Entiendes demasiado poco de la obra y de la sabiduría de Dios, y te aconsejo que empieces de nuevo desde cero! No debéis condenar ciegamente las palabras expresadas por Dios debido a la aparición de falsos Cristos durante los últimos días ni ser personas que blasfeman contra el Espíritu Santo, porque teméis al engaño. ¿No sería esto una gran lástima? Si, después de mucho examen, sigues creyendo que estas palabras no son la verdad, no son el camino ni la expresión de Dios, entonces serás castigado en última instancia y te quedarás sin bendiciones. Si no puedes aceptar esa verdad hablada de forma tan llana y clara, ¿no eres indigno entonces de la salvación de Dios? ¿No eres alguien que no está suficientemente bendecido como para regresar ante el trono de Dios? ¡Piensa en ello! No seas imprudente e impetuoso, y no trates la creencia en Dios como un juego. Piensa en el bien de tu destino, en el bien de tus perspectivas, en el bien de tu vida, y no juegues contigo mismo. ¿Puedes aceptar estas palabras?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra

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